CONVICCION
CONVICCION
CONVICCION
Equipo 3
Indroducción
en esta presentación vamos a explicar algunos pasos clave que se
deben de seguir,podemos decir que la convicción, en oratoria, es la
fuerza expresiva, es la energía puesta al servicio del contenido del
discurso y, en muchas situaciones, orientada a contagiar al auditorio.
Solemos ver a personas que demuestran conocimientos y que
esgrimen buenas argumentaciones pero que, no obstante, carecen de
potencia al momento de hablar, lo que les quita presencia y los puede
acercar al aburrimiento. En el peor de los casos, quienes escuchan
pueden pensar que el propio orador no está del todo convencido de lo
que afirma y esto perjudica al orador y, por añadidura, al afán de
persuasión que tal vez persiga a través de su disertación.
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Demostrar seguridad a la hora de hablar es muy bueno,
porque el convencimiento propio puede contagiar al resto y
producir un efecto en cadena, a la vez que la gente valora
mucho cuando alguien expone ideas con las que demuestra
una relación de compromiso, de sentimiento sincero. Incluso,
si la persona que habla a otros manifiesta pasión o emoción
en ciertos segmentos del discurso, eso puede colaborar
favorablemente en la recepción del mismo. Todo esto vale si el
orador no exagera o parece fingido, porque aquellos que se
emocionan demasiado no causan gran impacto, en particular
si el tema o la situación no lo ameritan a los ojos de la
mayoría.
Para empezar, vale decir que una buena dosis de concentración, por
parte del orador, es un indicador fiable de convicción. Cuando el
que habla aparece ante los ojos del público compenetrado con lo que
dice, la atención general crece y también se obtienen mayores frutos
en otros campos vitales, como es el de la credibilidad.
También es preciso calibrar muy bien el volumen de la voz. No hay
que
gritar, pero sí elevar el volumen, de tal manera que todos puedan
escuchar sin problemas lo que decimos. Quien habla con escaso
volumen, puede perder buena parte del auditorio y trasuntar timidez
o pánico, es decir, cualquier cosa
menos convicción.
Otra variable a tener en cuenta es que los gestos y los ademanes deben
acompañar al contenido de la exposición y al volumen recién apuntado. Se
busca un equilibrio, pues estar quieto totalmente o moverse en exceso, le
quitan prestancia y seriedad a cualquier pieza oratoria. Si se
decide decir algo con mucha convicción, será mejor que bajemos un poco las
cejas, que frunzamos algo el seño, porque de lo contrario el público quedará
desorientado. Entonces, en que cuando se aspira a la convicción y a la
seguridad, se debe elevar el volumen, mover con mayor firmeza los brazos y
fruncir el ceño. Esto no significa que hay que enojarse, ni poner cara de
malo, menos aún de loco, pero sí que hay que demostrar firmeza.
Puntos importantes
las recomendaciones para alcanzar convicción,
es peligroso, porque saldrá todo muy lineal y
monótono, se igualarán todos los conceptos o
ideas, privando al orador de la necesaria fuerza
Quedan en pie algunos modos muy expresiva que debe tener y demostrar en ciertos
característicos, propios de los discursos instantes; pero, por otro lado, hacerlo
efectuados por dirigentes políticos, entre indiscriminadamente es una locura, ya que no
los que se destaca aquel de elevar la voz y todo lo que uno dice es tan importante como
mostrar alta convicción para luego hacer para resaltarlo.
un silencio táctico, para que el público
congregado aplauda, grite, cante o exprese
de alguna forma su asentimiento o
conformidad.
una persona que habla con convicción, pero que lo hace con calma, respetando a los
demás, demostrando conocimiento y preocupación por la temática, respirando bien y sin
exaltarse, elevando la voz sólo cuando es preciso. Ciertas maneras hay que relegarlas para
cuando se quieren despertar determinadas pasiones en el público, cosa que ocurre muy de
tanto en tanto, o cuando se está reprendiendo a un hijo que cometió una falta grave.
Podemos estar muy convencidos de lo que decimos, pero si siempre
opinamos según la camiseta que defendemos, si jamás reconocemos errores, si a veces no
nos detenemos a reparar en los hechos o en las evidencias que marcan o recomiendan una
actitud diferente o morigerada, la gente tenderá a decodificar lo que decimos como
obcecación o fanatismo.
La profunda adhesión que podamos tener y demostrar para con una ideología
específica, no se ve disminuida porque seamos capaces de cuestionarla
reflexivamente en uno o varios aspectos. Eso no nos convierte ni en falsos ni
en detractores, sólo dignifica y hace más respetable nuestra postura ante los
ojos y los cerebros de los demás.No es bueno siempre pretender convencer a
los demás. Se debe manifestar lo que uno pretende con diferentes recursos
oratorios, pero respetando los límites que impone cada marco socio-cultural
en materia de relaciones humanas y conductas en escenarios públicos, que
también presentan matices particulares.
Conclusión
Podemos acordar que hay patrones o rasgos comunes, que son los que nos
permiten unir o agrupar a las personas en diferentes conjuntos o colectivos,
pero los absolutos, en este caso, no existen; por tal motivo, basarnos en
pocos o muchos casos para fundar una teoría, es totalmente erróneo, máxime
si lo que pretendemos es conformar un argumento que exhiba reflexión y
solidez.
Como vemos, se trata de una cuestión muy personal y absolutamente
relativa, pero no olvidemos que cuando una persona habla, para un público
amplio, para un auditorio pequeño o en una conversación íntima entre dos
sujetos, todo esto se pone a rodar en las cabezas de los que escuchan.
¡Gracias por
su atención!