Patrimonio Cultural Segunda Parte (Sección 2)
Patrimonio Cultural Segunda Parte (Sección 2)
Patrimonio Cultural Segunda Parte (Sección 2)
El presente documento presenta los programas y proyectos que adelanta la Dirección de Patrimonio del
Ministerio de Cultura tendientes a lograr el objetivo estratégico de la política pública sobre el tema de la
apropiación social del patrimonio.Inicialmente se referencian los elementos conceptuales que orientan las
actuaciones relacionadas con el patrimonio cultural en Colombia; enseguida se aborda el marco normativo
en el cual se inscriben las acciones que se adelantan, y finalmente se hace una descripción de los lineamientos
de política pública que determinan los programas y proyectos de la Dirección de Patrimonio.
ELEMENTOS CONCEPTUALES
En los útimos años el concepto de patrimonio cultural ha evolucionado de una noción estrictamente monu-
mental, orientada fundamentalmente al patrimonio mueble e inmueble, a una aproximación que vincula
y valoriza, de igual forma, el patrimonio cultural inmaterial. Esto significa que se ha pasado de una visión
que apuntaba a valorar el patrimonio a partir de las obras construidas por el hombre, a una noción que
también involucra las expresiones vivas de la cultura, posibles de entender como patrimonio en la medida
en que generan procesos de identidad en las comunidades.
La interrelación de las distintas modalidades de patrimonio ha generado nuevas categorías de valora-
ción que han permitido apreciar nuevos elementos dignos de ser considerados patrimoniales. Tal es el caso
de los paisajes culturales, en los que confluyen elementos del patrimonio cultural material e inmaterial, así
como del patrimonio natural, lo cual se concreta en sitios de inmensa riqueza cultural. La interrelación
del hombre con la naturaleza genera adaptación y expresiones autóctonas que afectan la forma como se
va conformando el paisaje.
Esta evolución del concepto de patrimonio cultural ha producido profundos cambios en la manera co-
mo se entiende el tema, y ha creado importantes retos en lo que respecta a su manejo a partir de la política
pública. Hoy, Colombia le apuesta a un enfoque integral para manejar su patrimonio.
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ELEMENTOS NORMATIVOS
Los derroteros normativos para el manejo y conservación del patrimonio cultural colombiano se encuen-
tran en la Constitución Política de 1991, en la Ley 397 de 1997 (Ley General de Cultura), y en la Ley 1185
de 2008, que modifica y adiciona, entre otros, el título II de la Ley 397 de 1997, que trata temas relacionados
con el patrimonio cultural.
La Carta Política vigente afirmó el papel de la cultura como fundamento de la nacionalidad, al considerarla
una dimensión especial de desarrollo, un derecho de la sociedad y una instancia que identifica a Colombia
como un país multiétnico y pluricultural. La Constitución garantiza los derechos culturales y proporciona
los marcos para el desarrollo legislativo del sector.
Los artículos 7, 8, 63, 70, 71 y 72 de la Constitución contemplan, en lo que respecta al patrimonio
cultural, la protección, que compete tanto al Estado como a los particulares, la libertad esencial que debe
proyectarse en la búsqueda del conocimiento y la expresión artísticos, la propiedad exclusiva y pública de
la nación sobre determinados bienes culturales y la obligación estatal de incentivar la creación y la gestión
cultural.
El 12 de marzo de 2008 se firmó la Ley 1185, que modifica y adiciona la Ley General de Cultura y dicta otras
disposiciones. Este nuevo marco legal deja en claro que los bienes del patrimonio cultural de la nación decla-
rados bienes de interés cultural (BIC) pueden pertenecer, según el caso, a la nación, a entidades públicas de
cualquier orden o a personas naturales o jurídicas de derecho privado, y reconoce el derecho de las iglesias
y confesiones religiosas a ser propietarias del patrimonio cultural que hayan creado o adquirido.
Igualmente, establece el Sistema Nacional de Patrimonio Cultural, que está conformado por el con-
junto de instancias y procesos de desarrollo institucional, planificación e información articulados entre sí,
lo cual posibilita la protección, recuperación, conservación, sostenibilidad y divulgación del patrimonio
cultural de la nación.
Se reorganiza y actualiza la competencia sobre el patrimonio arqueológico, que recae en el Instituto
Colombiano de Antropología e Historia, y se destaca que su propiedad es exclusiva del Estado, de confor-
midad con los artículos 63 y 72 de la Constitución Política, que consagra que los bienes del patrimonio
arqueológico pertenecen a la nación, son inalienables, imprescriptibles e inembargables.
Se crea el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, que sustituye al Consejo de Monumentos Na-
cionales como órgano encargado de asesorar al Gobierno nacional sobre la salvaguardia, protección y el
manejo del patrimonio cultural de la nación. Igualmente, se crean los consejos departamentales y distrita-
les de patrimonio cultural, cuyo objetivo es cumplir, respecto de los BIC del ámbito territorial respectivo,
funciones análogas a las del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural.
En lo que concierne al procedimiento de declaratoria de bienes de interés cultural, se establece que al
Ministerio de Cultura, previo concepto favorable del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, le corres-
ponde realizar dicha declaratoria y tomar a su cargo el manejo de los BIC del ámbito nacional. De igual
manera, teniendo en cuenta los principios de descentralización, autonomía y participación, se establece que
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SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
a las entidades territoriales les corresponde la declaratoria y el manejo de los BIC del ámbito departamental,
distrital, municipal y de los territorios indígenas, a través de las gobernaciones y alcaldías respectivas, previo
concepto favorable del correspondiente Consejo Departamental o Distrital de Patrimonio Cultural.
Se establece la inembargabilidad, imprescriptibilidad e inalienabilidad de los bienes de interés cultural
de entidades públicas. El Ministerio de Cultura, en el caso de los BIC del ámbito nacional, y las entidades
territoriales, en el de los respectivos bienes declarados por ellas, quedan facultados para autorizar la enaje-
nación o préstamo de dichos bienes entre entidades públicas. Así mismo, pueden autorizar a las entidades
públicas propietarias de BIC para darlos en comodato a entidades privadas sin ánimo de lucro, celebrar
convenios interadministrativos, de asociación y, en general, para celebrar cualquier tipo de contrato, inclui-
do el de concesión, que implique la entrega de dichos bienes a particulares, siempre que cualesquiera de las
modalidades que se utilicen se dirija a proveer y garantizar la protección y conservación de estos bienes.
Se establece un régimen especial de protección de los bienes de interés cultural, que recoge en gran me-
dida lo establecido en el artículo 11 de la Ley 397 de 1997, pero se enfatiza en materia del Plan Especial de
Manejo y Protección (PEMP), instrumento de planeación por medio del cual se salvaguardan y preservan
los BIC y se garantiza su protección y sostenibilidad en el tiempo. Igualmente, se establecen normas sobre
intervención, enajenación y exportación de estos bienes.
Merece especial atención el artículo 8, relacionado con el patrimonio cultural inmaterial, pues ordena la
creación de la Lista Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial y el diseño de planes de salvaguardia
obligatorios para las manifestaciones de dicha lista. Así mismo, la Ley establece obligaciones y competencias
sobre el inventario y el registro de BIC. Se crean también estímulos al patrimonio cultural y se establecen
faltas contra el mismo.
Las cinco líneas de acción del Ministerio permean de manera transversal todos los programas y proyectos
de la Dirección de Patrimonio. En esta medida, resulta relevante tenerlas en consideración:
Con la creación del Ministerio de Cultura, en 1997, se conformó la Dirección de Patrimonio, entidad rectora
de la ejecución de la política estatal en lo referente al patrimonio cultural de la nación.
La Dirección de Patrimonio estructura sus estrategias de acción a través de seis grupos de trabajo:
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En esta línea se definen las herramientas necesarias para la identificación básica, el inventario-valoración y
el registro del patrimonio cultural de la nación. Se desarrollan instrumentos de gestión para fomentar estas
acciones, que constituyen la base para el reconocimiento y apropiación del patrimonio cultural por parte
de la sociedad. Así mismo, se fomenta la investigación histórica, estética y técnica, con el fin de incrementar
el conocimiento necesario para conservar y restaurar los bienes de interés cultural.
• Programa de Inventario y Registro del Patrimonio Cultural Colombiano. El objetivo primordial del
inventario y de la valoración del patrimonio es lograr su reconocimiento como riqueza y potencial,
como base para plantear acciones a favor de la salvaguardia, el fortalecimiento y la divulgación de los
bienes materiales y de las manifestaciones culturales inmateriales que lo conforman. Esto se consigue
mediante la recopilación o el levantamiento de la información que conforma los inventarios del patri-
monio cultural. Para este efecto, el Ministerio de Cultura ha elaborado los Manuales para inventarios
de bienes culturales muebles e inmuebles, publicados en 2005 y presentados en los talleres regionales que
se llevaron a cabo durante ese año y el siguiente, y que abarcaron los 32 departamentos del país. Tam-
bién editó, en 2007, el Manual para la implementación del proceso de identificación y recomendaciones
de salvaguardia.
• Programa de Declaratoria de Bienes de Interés Cultural. Este programa está fundamentado en la valora-
ción del patrimonio y busca, a través de las declaratorias de bienes de interés cultural, que se conceda
un especial interés y protección a objetos, sitios, conjuntos urbanos, inmuebles, manifestaciones y ex-
presiones culturales que se consideran fundamentales para la construcción de la identidad pluriétnica
y multicultural de la nación colombiana en el respectivo ámbito territorial.
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Para este efecto, el Ministerio de Cultura desarrolla estrategias relacionadas con políticas educativas del
Estado, para así incidir en la creación de una sociedad que, consciente del papel que juega el patrimonio
en su existencia, lo reconozca, potencie y proyecte hacia generaciones futuras.
• Bitácora del Patrimonio Cultural y Natural. Es una herramienta pedagógica diseñada para promover
el conocimiento y apropiación del patrimonio cultural entre los estudiantes de educación preescolar,
básica y media de escuelas y colegios colombianos. Consta de cinco cartillas, diez láminas didácticas,
un video y un CD-ROM. Este proyecto se ha implementado en las 137 escuelas normales superiores
existentes en el país, y ha beneficiado aproximadamente a 50.000 estudiantes de 411 instituciones edu-
cativas repartidas en 126 municipios. El contenido del CD-ROM se puede descargar de la página web
del Ministerio de Cultura.
• Programa de Participación Vigías del Patrimonio. Es una estrategia de participación que busca integrar,
bajo el esquema de voluntariado, a las comunidades de todo el país interesadas en trabajar a favor del
patrimonio cultural. Esta labor se ve reflejada en diversas experiencias de grupos organizados que han
dedicado parte de su tiempo a recuperar, difundir y mantener vivas nuestras raíces, y de paso a reco-
nocer nuestra historia. Sus acciones se enmarcan dentro de las cuatro líneas de acción de la Dirección
de Patrimonio.
• Escuelas-Taller de Oficios Tradicionales. Las Escuelas-Taller son espacios diseñados para fortalecer la
educación para la paz y aportar en la construcción de una cultura de respeto y convivencia. Gracias
al interés y constante apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo
(AECID), del Sena y de las gobernaciones y alcaldías, desde 1997 el Ministerio de Cultura ha gestiona-
do la puesta en marcha de sendas escuelas-taller en Cartagena de Indias, Mompox Popayán y Bogotá.
Gracias a ello Colombia es uno de los pocos países que cuentan con este tipo de escuelas, abocadas a
brindar formación técnica y facilitar la inserción laboral de jóvenes en estado de alta vulnerabilidad,
de escasos recursos y niveles mínimos de educación formal, a partir de programas de educación para
el trabajo y el desarrollo humano.
A través de esta línea se diseñan los instrumentos y se crean las estrategias para proveer a las entidades te-
rritoriales de la capacidad legal, técnica y financiera necesaria para asegurar la conservación, protección,
recuperación y sostenibilidad del patrimonio cultural, con el fin de incorporarlo al desarrollo económico
y social del país.
• Intervención de bienes de interés cultural. En esta línea se implementan acciones para formular, asesorar
y gestionar proyectos y obras de intervención, mantenimiento y restauración de bienes de interés cul-
tural, con el fin de garantizar su preservación en el tiempo. A los recursos de inversión con que cuenta
el Ministerio para este fin, se suman los de transferencias que llegan directamente a las regiones (Ley
715), los recursos provenientes de la Estampilla Procultura y, una fuente muy importante, los recau-
dados por de la adición al IVA a la telefonía móvil, los cuales llegan directamente a los departamentos
y al Distrito Capital.
• Campaña Nacional contra el Tráfico Ilícito de Bienes Culturales. El Estado reconoce el derecho que
tienen los diversos grupos humanos que habitan el territorio colombiano, de valorar y proteger los
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testimonios materiales e inmateriales de su memoria local, a través de los cuales se reconocen como
colectividad y fortalecen su identidad. Esos testimonios están continuamente expuestos a riesgos de
deterioro y desaparición, en especial los bienes muebles del patrimonio cultural, debido a la facilidad
con que pueden ser movilizados, por lo cual son susceptibles de ser robados, comercializados y traficados
ilegalmente. El objetivo de esta campaña es articular diferentes instancias sectoriales e institucionales
para planificar, consolidar y desarrollar procesos que posibiliten tanto el intercambio cultural entre
las naciones como las acciones tendientes a frenar el tráfico ilícito de bienes culturales, de acuerdo con
los principios de descentralización y autonomía administrativa, dando cumplimiento a la Convención
de la UNESCO de 1970, a la Decisión 588 de 2004 de la Comunidad Andina, a los convenios y com-
promisos internacionales adquiridos por Colombia, al Plan Nacional de Cultura y a los objetivos de la
Dirección de Patrimonio. En 2005 se suscribió el Convenio Interadministrativo de Cooperación No.
1881-01 para contrarrestar el tráfico ilícito de bienes culturales, en el cual participan once entidades
gubernamentales y dos privadas. El trabajo interinstitucional ha consolidado diversas estrategias para
proteger el patrimonio cultural mueble colombiano, contribuyendo a consolidar la política del Estado
en esta materia.
• Plan Nacional de Recuperación de Centros Históricos (PNRCH). El PNRCH es el instrumento de pla-
neación diseñado por el Ministerio de Cultura para recuperar y revitalizar los centros históricos. Se
lleva a cabo mediante la formulación e implementación de los planes especiales de manejo y protec-
ción, instrumentos de planeación definidos con la participación de actores públicos y privados de los
ámbitos nacional, departamental y local, lo cual garantiza la sostenibilidad de dichos centros. Implica
una metodología que se aplica según las realidades y necesidades particulares de cada centro histórico,
y cuenta durante todo el proceso con la participación de la comunidad.
Fortalecimiento institucional
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SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
Bibliografía
Constitución Política de Colombia de 1991, artículos 7, 8, 63, 70, 71 y 72.
Departamento Nacional de Planeación, Documento Conpes 3.162, “Lineamientos para la
sostenibilidad del Plan Nacional de Cultura 2001-2010”, Bogotá, DNP, 10 de mayo de
2002.
——, Documento Conpes 3.255, lineamientos de política para la distribución del 25% de los
recursos territoriales provenientes del incremento del 4% del IVA a la telefonía móvil”,
Bogotá, DNP, 4 de noviembre de 2003.
——, Plan Nacional de Desarrollo 2006-2010, “Estado comunitario: desarrollo para todos”, Bo-
gotá, DNP, 2006.
Ley 1185 de 2008.
Ley 397 de 1997 (Ley General de Cultura).
Ministerio de Cultura, Plan Nacional de Cultura 2001-2010. “Hacia una ciudadanía democrática
cultural: un plan colectivo desde y para un país plural”, Bogotá, Ministerio de Cultura,
2002.
221
2. Política de salvaguardia del Patrimonio
Cultural Inmaterial
DEFINICIONES
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C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
inherentes— que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconocen como
parte integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de
generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su
entorno, su interacción con la naturaleza y su historia. Este patrimonio contribuye a promover el res-
peto de la diversidad cultural y la creatividad humana, y a través de él la comunidad consigue concretar
un sentimiento de identidad y continuidad. La Convención de Patrimonio Cultural Inmaterial sólo
tiene en cuenta las manifestaciones o expresiones compatibles con los instrumentos internacionales
de derechos humanos existentes y con los imperativos de respeto mutuo entre comunidades, grupos e
individuos y de desarrollo sostenible (Convención PCI, Artículo 2).
• Sistema Nacional de Cultura. Comprende el conjunto de instancias, espacios de participación y proce-
sos de desarrollo institucional, planificación, financiación, formación e información articulados entre
sí, que posibilitan el desarrollo cultural y el acceso de la comunidad a los bienes y servicios culturales
(Decreto 1589 de 1998).
• Identificación e inventario. Es el proceso de reconocimiento, documentación, registro y análisis de la
información sobre las manifestaciones de patrimonio cultural inmaterial.
ANTECEDENTES
El patrimonio cultural inmaterial abarca un vasto campo de la vida social y está constituido por un com-
plejo conjunto de activos sociales, de carácter cultural, que le dan a un grupo humano sentido, identidad y
pertenencia. Comprende no sólo los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas de un
grupo humano, que hunden sus raíces en el pasado y que se perpetúan en la memoria colectiva, sino tam-
bién los apropiados socialmente en la vida contemporánea de las comunidades y colectividades sociales.
Comprende además los instrumentos, los objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes a
dichos activos sociales.
De acuerdo con la Ley 1037 de 2006, esta modalidad de patrimonio, que se transmite de generación en
generación, es recreada constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su inte-
racción con la naturaleza y su historia. El mismo contribuye a promover el respeto de la diversidad cultural
y la creatividad humana, y a través de él la comunidad consigue concretar un sentimiento de identidad y
continuidad.
La preocupación pública por proteger el patrimonio cultural inmaterial es un hecho relativamente
nuevo, que surge a partir de la toma de conciencia sobre la importancia de su salvaguardia como garantía
de la creatividad permanente de la sociedad, de su valoración como parte constitutiva de la identidad na-
cional y de la percepción social de su fragilidad y pérdida.
Colombia ingresó en la UNESCO el 31 de octubre de 1947 y firmó la Convención sobre el Patrimo-
nio Mundial el 24 de mayo de 1983.1 El interés surgido en Colombia por la cultura inmaterial se tradujo
en medidas legales orientadas a su protección y fomento. Es así como la Ley 397 de 1997, o Ley General
de Cultura, incluyó como parte del patrimonio cultural las manifestaciones de cultura inmaterial. Por su
1
El reconocimiento de los componentes inmateriales de la cultura cobra realidad con la adopción por la UNESCO, en 1989, de la Recomendación
sobre la Salvaguardia de la Cultura Tradicional y Popular, antecedente de la Convención sobre PCI de 2003.
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SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
Recientemente fue sancionada la Ley 1185 de 2008, que modifica la Ley General de Cultura y que
propone en uno de sus capítulos la salvaguardia, protección, recuperación, conservación, sostenibilidad y
divulgación del PCI, con el propósito de que sirva de testimonio de la identidad cultural nacional, tanto
en el presente como en el futuro.
La expedición de una política para la salvaguardia del PCI es un mandato de la Convención para la Sal-
vaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial y una necesidad del país que se puede sintetizar en los si-
guientes puntos:
• El Ministerio de Cultura, como órgano rector del Sistema Nacional de Cultura, está en la obligación de
atender y orientar la creciente demanda y las numerosas iniciativas nacionales, regionales y locales para
salvaguardar las manifestaciones de patrimonio cultural inmaterial que están en desuso, desprotegidas
o en riesgo de desaparición, razón por la cual se hace necesario expedir directrices de política flexibles
y coherentes, ajustadas a las leyes y acordes con la realidad del país.
• La Ley 1037 de 2006 (Convención de Salvaguardia del PCI) y la Ley 1185 de 2008 no han sido regla-
mentadas aún, y existen numerosos vacíos conceptuales, metodológicos y legales que deben ser lle-
nados para promover y garantizar una adecuada y eficaz salvaguardia de la riqueza cultural del país,
manifiesta en su patrimonio cultural inmaterial, y para garantizar los derechos colectivos asociados a
este patrimonio.
• Como una derivación del punto anterior, en torno al PCI se presenta una confluencia de políticas y
programas de otros sectores de la acción pública y algunos traslapes temáticos que pueden generar
ambigüedades y problemas de competencias, en especial con el Ministerio del Ambiente, Vivienda y
Desarrollo Territorial, responsable del tema del conocimiento tradicional asociado a los recursos biológi-
cos (Artículo 8J y conexos del Convenio de la Diversidad Biológica, ratificado mediante la Ley 165 de
1994).2
2
Otros ministerios relacionados con el tema son: Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, que se encarga de las decisiones de la Comuni-
dad Andina de Naciones (CAN) y que trata los temas del componente intangible asociado a los recursos biológicos y los derechos de propiedad
intelectual; el Ministerio de Agricultura, que tiene bajo su responsabilidad los llamados derechos del agricultor del Tratado FAO, y el Ministerio
de Seguridad Social, que se encarga de los aspectos relacionados con la medicina tradicional y popular.
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C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
• Son colectivas, es decir, pertenecen o identifican a un grupo social particular (colectividad, comuni-
dad) y se transmiten principalmente de generación en generación como un legado, tradición cultural
o parte de su memoria colectiva.
• Son tradiciones vivas que se recrean constantemente, de manera presencial, por la experiencia, y en
especial por comunicación oral.
• Son dinámicas, es decir, son expresiones de la creatividad y del ingenio de las comunidades y colectivi-
dades sociales, y de su capacidad de recrear elementos culturales propios y de adaptar y reinterpretar
elementos de otras comunidades o colectividades y de la cultura universal. No obstante estar afirma-
das en la identidad y la tradición de los pueblos, estas expresiones cambian, se recrean en el tiempo y
adquieren particularidades regionales y locales propias.
• Tienen un valor simbólico derivado de su significado social y de su función como referente de tradi-
ción, memoria colectiva e identidad. Por esta razón, son valoradas como un activo social que debe ser
conservado, transmitido y protegido.
• Son integrales, en el sentido que la Convención de PCI de 2003 les da, al reconocer “la profunda in-
terdependencia que existe entre el patrimonio cultural inmaterial y el patrimonio material cultural y
natural”.
• Tienen normas consuetudinarias que regulan su acceso, recreación y transmisión, y están inscritas en
una red social particular, y por ende en una estructura de poder.
En términos generales, las manifestaciones de PCI son la expresión de procesos sociales complejos,
dinámicos y no exentos de conflictos. Por esta razón, el PCI da cuenta, como se afirma en el Plan Nacional
de Cultura, de los valores, memorias, luchas y gestas de los pueblos, patrimonio que debe tratarse y pre-
servarse con dignidad y respeto.
ELEMENTOS DE DIAGNÓSTICO
No se cuenta con un diagnóstico integrado sobre el estado actual del PCI, tarea muy difícil de realizar por
la amplitud y complejidad de los campos que abarca. Existen algunas aproximaciones conceptuales en los
trabajos del Observatorio MIA del Icanh, y un diagnóstico institucional hecho para el Crespial.3 De resto,
la extensa producción etnográfica y los estudios culturales realizados en el país dan cuenta de aspectos
parciales y particulares sobre el estado del PCI.
Se suele señalar que junto a la creciente globalización económica y la expansión de modelos de vida de
la sociedad industrializada moderna, se vienen dando procesos de homogeneización cultural que muchas
veces se han traducido en no deseadas pérdidas lingüísticas y de acervos culturales, tales como las tradi-
ciones musicales, artesanales y culinarias, la medicina popular y los conocimientos tradicionales sobre la
biodiversidad.
3
Rocío Rubio, Aproximación al estado del arte del patrimonio cultural inmaterial en Colombia, Cusco, Crespial, 2005.
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SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
[…] que los procesos de mundialización y de transformación social por un lado crean las condiciones
propicias para un diálogo renovado entre las comunidades, pero por el otro también traen consigo, al igual
que los fenómenos de intolerancia, graves riesgos de deterioro, desaparición y destrucción del patrimonio
cultural inmaterial […]
Y concluye que esta situación se debe, de manera particular, a la falta de recursos para salvaguar-
darlo.
Sobre la situación actual de los procesos culturales relacionados con el PCI se pueden señalar los si-
guientes aspectos:
• Las condiciones cambiantes del país, que se expresan en una acelerada urbanización, así como una cada
vez mayor integración económica de las regiones al mercado producen cambios culturales, algunos
de los cuales son positivos, mientras otros se traducen en pérdidas del PCI por desvalorización social,
pérdida de referentes culturales y desuso.
• La irrupción de fenómenos como la expansión de cultivos ilícitos, la presencia de grupos armados ile-
gales y los desplazamientos de la población han generado profundos cambios en la vida social, y por
ende en el PCI de las regiones y comunidades, especialmente las rurales.
• La desvalorización de la propia cultura y la pérdida de autoestima de las comunidades son fenómenos
que suelen darse en contextos conflictivos como el desplazamiento forzado, la pobreza y la exclusión
social.
• No obstante los factores de presión antes descritos, se presentan casos relevantes de afirmación y resis-
tencia cultural en los que se rescatan, resignifican y recrean tradiciones y nuevas expresiones culturales,
especialmente artísticas, que enriquecen el PCI.
• Algunas manifestaciones son tenidas y valoradas, fuera de contexto, como “folclor” o elementos idea-
lizados de la identidad regional, o son banalizadas por su utilización comercial y no son consideradas
ni reconocidas como manifestaciones vivas del PCI.
• En el sector ambiental se ha venido planteando la necesidad urgente de documentar y salvaguardar los
conocimientos tradicionales asociados a los recursos biológicos, en especial los saberes de las comu-
nidades indígenas, afrodescendientes y campesinas. En estas comunidades también existe conciencia
sobre la importancia de conservar sus sistemas de conocimiento amenazados por factores de cambio
y por la ruptura de mecanismos tradicionales de transmisión del conocimiento.
• Los emprendimientos para que las comunidades consigan un aprovechamiento económico de este
patrimonio tienen limitaciones por la falta de claridad sobre el tema de los derechos colectivos de propie-
dad y la distribución de beneficios derivados de su acceso. En el marco del Convenio de la Diversidad
Biológica, de las Decisiones Andinas de la CAN y de las recomendaciones de la OMPI se han estableci-
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C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
do lineamientos para la adopción de un régimen sui generis de protección del PCI y del conocimiento
tradicional.
• La ruptura generacional obra muchas veces en detrimento de los procesos y manifestaciones del PCI,
en especial en sociedades tradicionales rurales y en grupos humanos especializados en diferentes tradi-
ciones artesanales, musicales o festivas. Los jóvenes no valoran o no ven oportunidades en el aprendizaje
y la recreación de las manifestaciones tradicionales, y los “mayores”, que conocen, practican y recrean
estas manifestaciones, no cuentan con incentivos o condiciones favorables para su transmisión y en-
señanza.
• Uno de los cambios no deseados es la pérdida de las lenguas nativas por presión social y cultural o por
desuso. Estas pérdidas se traducen en un empobrecimiento cultural de los pueblos indígenas, rom y
afrodescendientes con lenguas criollas, y constituye para la nación y para la humanidad una pérdida
invaluable de sistemas cognitivos y lingüísticos milenarios. También el castellano, lengua mayoritaria,
sufre transformaciones que deben ser conocidas y evaluadas en función de la significación, creación y
transmisión del PCI.
• Muchas manifestaciones, como los carnavales y fiestas populares, expresan tensiones entre elites sociales,
grupos de interés y amplios sectores de la población. La apropiación de las manifestaciones por las elites,
la exclusión y privatización de las mismas, y la creciente banalización y comercialización de su acceso
o disfrute, tienden, en ocasiones, a desvirtuar su naturaleza.
• No se cuenta con una política clara de investigaciones sobre el PCI. La información existente sobre
esta modalidad de patrimonio es insuficiente y está dispersa. El Ministerio de Cultura ha desarrollado
un módulo para el PCI en el Subsistema de Información de Patrimonio y Artes (SIPA), pero no hay
claridad sobre la operación de un sistema en red.
• Las declaraciones de manifestaciones como bienes de interés cultural por el órgano legislativo se han
convertido en un hecho frecuente;4 sin embargo, muchas de estas declaratorias están mal documen-
tadas y no tienen fines claros, lo que hace ineficientes las medidas o contribuyen más a desvirtuar las
manifestaciones que a salvaguardarlas.
• Los recursos del sector cultural dirigidos al PCI son limitados y carecen de un horizonte programá-
tico claro por la falta de una política y de un plan de acción con objetivos a mediano y largo plazo. La
planeación ha obedecido más a la demanda que a una planificación por objetivos. No hay directrices
claras ni asistencia técnica y administrativa para que los entes departamentales, distritales y municipales
hagan un uso eficaz de los recursos destinados al sector cultural, como aquellos provenientes del IVA
de telefonía móvil y de la Estampilla Procultura (Ley 666 de 2001).
4
La Ley 5 de 1992 les da facultades a los parlamentarios para presentar proyectos de ley con el objeto de declarar diversas manifestaciones, tan-
gibles e intangibles, como patrimonio cultural de la nación (Rocío Rubio, Aproximación al estado del arte del patrimonio cultural inmaterial
en Colombia, op. cit.).
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SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
Las repercusiones culturales, ambientales y sociales de los proyectos de desarrollo que se realizan o afec-
tan lugares sagrados de las comunidades indígenas y locales llevaron, en el seno del CDB, a una reflexión
en torno a la necesidad de tener en cuenta los conocimientos tradicionales de las comunidades indígenas
y locales en los procesos de evaluación de los impactos ambientales de las obras e iniciativas de desarrollo,
con el fin de proteger y salvaguardar los lugares de alto valor cultural y los conocimientos tradicionales.
Como resultado de esta iniciativa se adoptaron, en el marco del CDB, las Directrices Voluntarias de Akwé:
Kon (2004), que plantean la necesidad de establecer principios éticos que apoyen la conservación y salva-
guardia de los sitios sagrados y los conocimientos tradicionales.
La Política de PCI considera urgente adoptar medidas de política social y estrategias que prevengan
estos impactos y que salvaguarden el patrimonio cultural de las comunidades. Con este fin, se acordará con
el MAVDT la reglamentación de estas Directrices Voluntarias para incidir, desde la cultura, en la reglamen-
tación de los estudios de impacto ambiental y social de los proyectos de desarrollo.
El tema de los derechos de propiedad intelectual (DPI) es una cuestión crucial en los debates sobre el PCI.
Las manifestaciones son fundamentalmente de naturaleza colectiva y se considera que están por fuera
del sistema de derechos de propiedad intelectual, concebidos para la propiedad y autoría individual. Se
piensa también que los DPI serían insuficientes para proteger estos derechos, por no poder cumplir con
los requisitos que exigen muchos de los sistemas existentes.5 En este sentido, el mayor obstáculo está en
la dificultad para determinar la titularidad del derecho sobre las manifestaciones de PCI, por ser éstas de
carácter colectivo. Además, el problema se complejiza cuando se considera que muchas manifestaciones
son compartidas por grupos locales o étnicos diferentes, e incluso entre grupos de varios países. En la ac-
tualidad, la OMPI está examinando la posibilidad de adoptar un régimen sui generis de propiedad para
comunidades tradicionales.6
La orientación general de la Política de PCI en esta materia se dirige al desarrollo del Documento
Conpes 3.553 de 2008, a partir de lo establecido en el Artículo 13 de la Ley 397 de 1997, que señala que “…
con el fin de proteger lenguas, tradiciones, usos y costumbres y saberes, el Estado garantizará los derechos
de autoría colectiva de los grupos étnicos…”, norma que es extensible a todas las manifestaciones de PCI y
a sus gestores colectivos.
5
Como señala un estudio realizado por la Universidad Nacional de Colombia, “los conocimientos colectivos de los pueblos indígenas, afroco-
lombianos y comunidades locales son cultural, espiritual, social y económicamente importantes. Sin embargo, a diferencia de otras formas
de conocimientos (‘científicos’, ‘occidentales’ o ‘modernos’), no gozan de protección efectiva por parte del Estado colombiano. La naturaleza
y el contexto de las creaciones intelectuales de las comunidades no permiten una protección integral y adecuada mediante instrumentos de
propiedad intelectual tales como patentes de invención, derechos de autor, derechos de obtentor de variedades vegetales, marcas, entre otros”
(Universidad Nacional de Colombia, UNIJUS, Informe final, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 2007).
6
En 1998 la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) recibió el mandato de hacer un análisis de los aspectos de propiedad
intelectual relacionados con la protección de los conocimientos tradicionales y el folclor. Durante el vigésimo sexto período de sesiones de su
Asamblea General, celebrado del 25 de septiembre al 3 de octubre de 2000, los Estados miembros decidieron crear un órgano especial para
examinar cuestiones de propiedad intelectual relacionadas con los recursos genéticos, los conocimientos tradicionales y el folclor. En 1998
y 1999 la OMPI realizó misiones exploratorias en 28 países a fin de determinar las necesidades y expectativas en materia de propiedad inte-
lectual de los titulares de conocimientos tradicionales.
229
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
La institucionalidad relacionada con el PCI es aún débil y está en construcción; sin embargo, a continua-
ción se describen de manera sucinta las principales instituciones que tienen relación con el PCI y que son
actores decisivos en el Sistema Nacional de Cultura, y por ende en la presente política:
• Ministerio de Cultura,7 Dirección de Patrimonio Cultural. La responsabilidad que el Estado tiene con
relación al manejo del patrimonio cultural colombiano corresponde al Ministerio de Cultura. En el
Ministerio, la Dirección de Patrimonio es la encargada de los aspectos relacionados con el PCI. Esta
Dirección cuenta con un Grupo de PCI que desarrolla un plan de acción anual.
El Ministerio cuenta además con un Comité de Patrimonio Cultural Inmaterial, creado por la Reso-
lución Ministerial No. 0263 del 12 de marzo de 2004, presidido por el Viceministerio. Este Comité,
que se reúne periódicamente para tomar decisiones sobre el Plan de Acción de PCI, está conformado
además por la Dirección de Patrimonio (que ejerce la Secretaría Técnica), la Dirección de Etnocultura
y Fomento Regional del Ministerio y la Dirección del Icanh.
En el Ministerio de Cultura existen otras dependencias que se relacionan con el PCI, como la mencio-
nada Dirección de Etnocultura; la Dirección de Artes, que coordina el Plan Nacional para las Artes; el
Grupo de Difusión y Fomento, que ha creado una importante estrategia de apropiación a través del
Programa Vigías del Patrimonio y el Programa Nacional de Concertación de Actividades Artísticas y
Culturales, que viene apoyando importantes iniciativas de las comunidades de base.
Como unidades administrativas del Ministerio de Cultura se cuenta con el Museo Nacional y la Bi-
blioteca Nacional, así como con los siguientes institutos adscritos: el Archivo General de la Nación, el
Instituto Caro y Cuervo, el Instituto Colombiano para el Deporte (Coldeportes) y el Instituto Colom-
biano de Antropología e Historia (Icanh).
El Ministerio de Cultura es la cabeza del Sistema Nacional de Cultura, establecido en las normas y defi-
nido como “el conjunto de instancias, espacios de participación y procesos de desarrollo institucional,
planificación, financiación, formación e información articulados entre sí, que posibilitan el desarrollo
cultural y el acceso de la comunidad a los bienes y servicios culturales”. El Sistema Nacional de Cultura
está conformado por
[…] el Ministerio de Cultura, las entidades y oficinas culturales territoriales, los fondos mixtos para la
promoción de la cultura y las artes, y las demás entidades públicas o privadas, civiles o comerciales, que
desarrollan, financian, fomentan, ejecutan o promueven actividades culturales y artísticas, en los ámbitos
locales, regionales y nacional, tales como las bibliotecas, los museos, los archivos, las casas de cultura, las
asociaciones y agrupaciones de los creadores, gestores y receptores de las diversas manifestaciones culturales,
así como las empresas e industrias culturales […]8
7
El Ministerio de Cultura, establecido en 1997, se formó a partir del Instituto Colombiano de Cultura (Colcultura). “Entre las acciones em-
prendidas por Colcultura, con estrecha relación con el patrimonio cultural inmaterial, es necesario mencionar: i) Aluna y Yuruparí que, en
cierto modo, registraron las jornadas regionales de cultura popular y ii) el Programa Crea, que proyectó escenarios de diálogo entre culturas
y regiones. Una depuración, clasificación y sistematización de los productos de ambas acciones darían un material significativo a valorar en
términos de patrimonio cultural inmaterial” (Rocío Rubio, Aproximación al estado del arte del patrimonio cultural inmaterial en Colombia, op.
cit.).
8
Decreto 1589 de 1998.
230
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
Otros puntos de apoyo del Sistema, en lo que respecta al PCI, son los consejos de patrimonio cultural,
los comités directivos de las manifestaciones declaradas patrimonio o bienes de interés cultural, y las
organizaciones culturales.
• Organismos adscritos al Ministerio de Cultura relacionados con el PCI.
231
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
En lo que concierne al PCI, este Ministerio ha abordado el tema de la protección de los conocimientos tra-
dicionales de las comunidades locales en torno a la conservación y el uso sostenible de los recursos bioló-
gicos, actividad que hace parte de los compromisos adquiridos por el país en el marco del Convenio sobre
la Diversidad Biológica. Esta actividad la comparte con los desarrollos que han logrado los institutos de
investigación, como el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt (IAVH)
y otras entidades, como la Universidad Nacional de Colombia - Instituto de Genética y el grupo de investi-
gación Política y Legislación en Biodiversidad, Recursos Genéticos y Conocimiento Tradicional (Plebio).
En el MAVDT, la Oficina de Participación y Educación Ambiental es la encargada del tema del conoci-
miento tradicional, en cumplimiento del Artículo 8J del CDB, y además está desarrollando una iniciativa
financiada por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF) para la formulación de un proyecto que
incluye los conocimientos tradicionales asociados a los recursos fitogenéticos. Esta oficina es el soporte
técnico de un Comité Nacional de Conocimiento Tradicional que se ha venido reuniendo y que se espera
sea formalizado en el año 2009.
Este instituto, adscrito al MAVDT, tiene a su cargo la investigación científica y aplicada de los recursos bió-
ticos y de los hidrobiológicos en el territorio continental de la nación. Este instituto viene desarrollando
una propuesta técnica de protección del conocimiento tradicional asociado a la biodiversidad, al tiempo
que publica documentos y realiza importantes estudios de caso. El Instituto Humboldt opera una base de
datos y una página web interactiva sobre conocimiento tradicional asociado a la biodiversidad llamada
“Yoscua”, a la que está asociada la Red de Uso Sostenible, organización de la sociedad civil para la inves-
tigación y conservación de los usos de la diversidad biológica, en especial aquellos tradicionales y que se
hacen de manera sostenible.
Este Ministerio se relaciona con el PCI a través de las acciones de dos de las organizaciones a su cargo:
• Artesanías de Colombia. Es una empresa de economía mixta adscrita al Ministerio de Comercio, In-
dustria y Turismo, que busca el mejoramiento tecnológico y el desarrollo del sector artesanal, y que
impulsa la comercialización de artesanías colombianas. Su misión es contribuir al mejoramiento inte-
gral del sector artesanal, estimulando el desarrollo profesional del recurso humano y garantizando la
sostenibilidad del medio ambiente y la preservación del patrimonio cultural vivo, con el fin de elevar la
competitividad del sector.
• Delegatura para la Propiedad Industrial. Es un organismo de carácter técnico adscrito al Ministerio
de Comercio, Industria y Turismo, que goza de autonomía administrativa, financiera y presupuestal
para administrar el Sistema de Propiedad Industrial. Como parte de la Superintendencia de Industria
y Comercio, su función principal es el registro de la Propiedad Industrial.
232
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
Este Ministerio tiene relación con el PCI a través de las disposiciones de la Dirección Nacional de Dere-
cho de Autor. Éste es un organismo del Estado colombiano estructurado jurídicamente como una unidad
administrativa especial adscrita al Ministerio del Interior y de Justicia. La Dirección Nacional de Derecho
de Autor es el órgano institucional que se encarga del diseño, dirección, administración y ejecución de las
políticas gubernamentales en materia de derechos de autor y otros conexos. En tal calidad, responde al
llamado institucional de fortalecer la debida y adecuada protección de los diversos titulares del derecho
de autor y los derechos conexos, contribuyendo a la formación, el desarrollo y sustentación de una cultura
nacional de respeto por los derechos de los diversos autores y titulares de las obras literarias y artísticas.
De este Ministerio tienen relación con el conocimiento médico tradicional la Dirección General de Pro-
moción Social, que tiene una oficina de asuntos étnicos y de género, y el Instituto Nacional de Vigilancia
de Medicamentos y Alimentos (Invima).
El Invima es un establecimiento público del orden nacional, de carácter científico y tecnológico, con
personería jurídica, autonomía administrativa y patrimonio independiente, perteneciente al Sistema de
Salud, adscrito al Ministerio de la Protección Social y sujeto a las disposiciones generales que regulan su
funcionamiento. Su misión es garantizar la salud pública en Colombia, ejerciendo inspección, vigilancia y
control sanitario de carácter técnico y científico sobre los asuntos de su competencia.
Ministerio de Educación
A este Ministerio le corresponde formular la política nacional de educación, regular y establecer los cri-
terios y parámetros técnicos cualitativos que contribuyan al mejoramiento del acceso, calidad y equidad
de la educación, en todos sus niveles y modalidades, y garantizar el derecho de los colombianos a la edu-
cación con criterios de equidad, calidad y efectividad. Los asuntos étnicos se atienden en la Dirección de
Cobertura y Calidad, Subdirección de Poblaciones, que tiene entre sus funciones establecer orientaciones
y apoyar investigaciones tendientes al fomento de innovaciones educativas pertinentes a las necesidades,
los intereses y características de los grupos étnicos, jóvenes y adultos iletrados, personas con necesidades
educativas especiales o con talentos excepcionales, y poblaciones rurales y de frontera; y elaborar propuestas
para la inclusión, en los planes nacionales y territoriales de desarrollo, de programas de apoyo al acceso e
integración educativa de los grupos poblacionales en condiciones de vulnerabilidad.
La Universidad Nacional, a través de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales, y su Unidad de In-
vestigaciones Jurídico Sociales Gerardo Molina (Unijus) y del Grupo de Investigación Plebio, ha desarrollado
para el MAVDT una propuesta técnico-jurídica para la protección de los conocimientos tradicionales.
233
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
Organismos de planeación
El Consejo Nacional de Política Económica y Social (Conpes) es la máxima autoridad nacional de planeación
y se desempeña como organismo asesor del Gobierno en todos los aspectos relacionados con el desarrollo
económico y social del país. Sus directrices se expiden a través de la aprobación de documentos sobre el
desarrollo de políticas generales que son adoptadas en sus sesiones. El Conpes actúa bajo la dirección del
Presidente de la República y lo componen los ministros de Relaciones Exteriores, Hacienda, Agricultura,
Desarrollo, Trabajo, Transporte, Comercio Exterior, Medio Ambiente y Cultura, el director del Departa-
mento Nacional de Planeación (DNP), los gerentes del Banco de la República y de la Federación Nacional
de Cafeteros, así como el director de Asuntos para las Comunidades Negras del Ministerio del Interior y
de Justicia, y el jefe de la Dirección Nacional para la Equidad de la Mujer. El DNP desempeña las funciones
de Secretaría Ejecutiva del Conpes, y por lo tanto es la entidad encargada de coordinar y presentar todos
los documentos que se discuten en sesión.
El Conpes ha adoptado varios documentos de política en el campo de la cultura, pero no de manera
específica sobre el PCI. Recientemente expidió el Documento Conpes 3.553 de 2008, que versa sobre de-
rechos de propiedad intelectual. En su Estrategia 3 se refiere a los conocimientos tradicionales e incluye al
Ministerio de Cultura en algunas de sus actividades.
Organismos internacionales
• Convenio Andrés Bello de Integración Educativa, Científica, Tecnológica y Cultural. El CAB fue creado,
con carácter de tratado público internacional, en 1970, por Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Perú
y Venezuela, y posteriormente adhirieron a él Panamá (1980), España (1981), Cuba (1998), Paraguay
(2000), México (2005) y República Dominicana (2006). Es un organismo internacional interguberna-
mental que goza de personería jurídica internacional y cuya finalidad es contribuir a ampliar y fortalecer
el proceso dinámico de la integración de los Estados en los ámbitos educativo, científico-tecnológico
y cultural.
• Centro Regional para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de América Latina (Crespial).
El Crespial tiene su sede en Cusco, Perú,9 y de él hacen parte Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Chile,
Ecuador y Perú. Esta entidad surgió como resultado de los compromisos asumidos en la XIII Cumbre
Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno realizada en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, en no-
viembre de 2003, bajo el auspicio de la UNESCO y en desarrollo de la Convención para la Salvaguardia
del Patrimonio Cultural Inmaterial.
El Crespial tiene los siguientes objetivos: articular, intercambiar y difundir las actividades de salva-
guardia del patrimonio cultural inmaterial de los Estados participantes; promover la aplicación y el
seguimiento de la Convención de la UNESCO para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial
y de otros instrumentos jurídicos internacionales vigentes en ese ámbito; promover y reforzar la coope-
ración entre los países de la región y respaldar las capacidades nacionales en ese ámbito; sensibilizar a
los Estados participantes para que las comunidades estén asociadas a las actividades de salvaguardia de
9
La primera reunión, en la que se concretó la creación del Crespial, se realizó el 22 y 23 de agosto del 2005 en Cusco, Perú (Declaración de
Yucay). La segunda reunión se celebró en Brasilia, Brasil, entre el 16 y el 19 de mayo de 2006 (Declaración de Brasilia). Uno de los mandatos
de esta declaración determina la necesidad de actualizar los estudios sobre el estado del PCI en los países miembros.
234
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
su patrimonio cultural inmaterial. Además, busca generar una red de intercambio que permita formu-
lar políticas de salvaguardia y promoción del patrimonio cultural inmaterial en los países de América
Latina a partir de la identificación, valoración y difusión del patrimonio de sus pueblos. El Crespial
concibe el patrimonio cultural inmaterial como una herramienta fundamental para el desarrollo de los
pueblos; por ello considera necesario fortalecer las capacidades técnicas de los Estados en la gestión de
este patrimonio y apuesta por la participación de las poblaciones portadoras de estos conocimientos
en las acciones de salvaguardia y protección de su patrimonio inmaterial.
La institucionalidad pública, en lo que se refiere al conocimiento, salvaguardia y fomento del PCI, es aún
débil y existen vacíos legales que deben ser subsanados con urgencia. Entre los vacíos legales está el tema
de las competencias, los derechos de propiedad intelectual, los regímenes de acceso al PCI y la distribución
de beneficios; la prevención y sanción de la piratería cultural, y la consulta y el consentimiento fundamen-
tado previo, entre otros temas.
No hay claridad sobre las competencias en campos que se cruzan con otros ministerios. Esto es muy
importante en el caso de los Ministerios de la Protección Social, y de Comercio, Industria y Turismo, y en
especial del MAVDT, que tiene bajo su responsabilidad el desarrollo el artículo 8J y normas conexas del
CDB. Por estas razones, es urgente la definición de directrices claras y acuerdos intersectoriales para inte-
resar a otros sectores, buscar su cooperación y prevenir los impactos negativos sobre el PCI.
Es importante coordinar acciones con otras instituciones y organizaciones sociales que tratan el tema
del patrimonio cultural inmaterial entre sus actividades, como el Instituto Amazónico de Investigaciones
Científicas y el Instituto de Investigaciones Ambientales del Pacífico (IIAP); universidades como la de Los
Andes, Externado de Colombia, Jorge Tadeo Lozano, de Antioquia, del Valle y del Magdalena, por mencio-
nar algunas. Igualmente, es importante trabajar con entidades como la Corporación para la Promoción
y Difusión de la Cultura, institución privada que viene realizando encuentros anuales para promover y
difundir el patrimonio folclórico de los países andinos, así como con otras organizaciones sociales, pú-
blicas y privadas que vienen haciendo un trabajo sistemático sobre el PCI desde distintas vertientes del
pensamiento y diferentes disciplinas.
La situación del Grupo de PCI de la Dirección de Patrimonio del Ministerio de Cultura es precaria,
pues aún no tiene un estatus formal dentro de la estructura administrativa del Ministerio.10
La política de patrimonio cultural inmaterial es concordante con las siguientes bases legales:
10
“[…] es preciso decir que es significativo el trabajo del grupo en el contexto institucional del Ministerio. Sin embargo, hay en éste un riesgo
en cuanto a su capacidad de respuesta y continuidad. En efecto, el Grupo de Patrimonio Cultural es un grupo ad hoc. Por ende, no cuenta
con una cuota presupuestal, ni estabilidad institucional...” (Rocío Rubio, Aproximación al estado del arte del patrimonio cultural inmaterial en
Colombia, op. cit.).
235
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
libertades individuales, el bien común —que está por encima de los intereses particulares—, la equidad
social y el respeto y garantía a la diversidad cultural. Entre estos altos fines sociales, la Constitución
Política de Colombia incluye la obligación del Estado y de los particulares de proteger las riquezas cul-
turales y naturales de la nación, como uno de sus fundamentos, y consagra el respeto y reconocimiento
de la diversidad étnica y cultural de los colombianos. Igualmente, la Carta Política de 1991 establece
que las lenguas y dialectos de los grupos étnicos son también oficiales en sus territorios y determina la
igualdad de las personas ante la ley, y el derecho de todos a gozar de los mismos derechos, libertades y
oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua,
religión, opinión política o filosófica.
La comunicación intercultural está cimentada en la misma Constitución Política. La Carta hace un
reconocimiento de los grupos étnicos y garantiza su existencia y el ejercicio de sus derechos políticos,
sociales, culturales y territoriales como sociedades diferenciadas. En su Artículo 70 establece, entre otras
cosas, que
• Ley General de Cultura. Otro pilar de la Política es la Ley 397 de 1997, o Ley General de Cultura, que
incluye dentro del patrimonio cultural las manifestaciones de cultura inmaterial. Según esta norma,
[…] la cultura es el conjunto de rasgos distintivos, espirituales, materiales, intelectuales y emocionales que
caracterizan a los grupos humanos y que comprende, más allá de las artes y las letras, modos de vida, dere-
chos humanos, sistemas de valores, tradiciones y creencias. La cultura, en sus diversas manifestaciones, es
fundamento de la nacionalidad y actividad propia de la sociedad colombiana en su conjunto, como proceso
generado individual y colectivamente por los colombianos […]
El Estado garantiza a los grupos étnicos y lingüísticos, a las comunidades negras y raizales y a los pueblos
indígenas el derecho a conservar, enriquecer y difundir su identidad y patrimonio cultural, a generar el
conocimiento de las mismas según sus propias tradiciones y a beneficiarse de una educación que asegure
estos derechos. […] El Estado protegerá el castellano como idioma oficial de Colombia y las lenguas de los
pueblos indígenas y comunidades negras y raizales en sus territorios. Así mismo, impulsará el fortalecimien-
to de las lenguas amerindias y criollas habladas en el territorio nacional y se comprometerá en el respeto y
reconocimiento de éstas en el resto de la sociedad.
Las directrices generales de las políticas culturales están contenidas en la Ley en sus artículos 2 y 5. El
Artículo 2 señala que el objetivo primordial de la política cultural es “la preservación del patrimonio
cultural de la nación y el apoyo y estímulo a las personas, comunidades e instituciones que desarrollen
o promuevan las expresiones artísticas y culturales en los ámbitos locales, regional y nacional”.
236
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
La política estatal en lo referente al patrimonio cultural de la nación, tendrá como objetivos principales
la protección, la rehabilitación y la divulgación de dicho patrimonio, con el propósito de que éste sirva de
testimonio de la identidad cultural nacional, tanto en el presente como en el futuro.
[…] al formular su política cultural, tendrá en cuenta tanto al creador, al gestor como al receptor de la cultura
y garantizará el acceso de los colombianos a las manifestaciones, bienes y servicios culturales en igualdad
de oportunidades, concediendo especial tratamiento a personas limitadas física, sensorial y síquicamente,
de la tercera edad, la infancia y la juventud y los sectores sociales más necesitados.
El patrimonio cultural de la nación está constituido por todos los bienes y valores culturales que son expre-
sión de la nacionalidad colombiana, tales como la tradición, las costumbres y los hábitos, así como el conjunto
de bienes inmateriales y materiales, muebles e inmuebles, que poseen un especial interés histórico, artístico,
estético, plástico, arquitectónico, urbano, arqueológico, ambiental, ecológico, lingüístico, sonoro, musical,
audiovisual, fílmico, científico, testimonial, documental, literario, bibliográfico, museológico, antropológico
y las manifestaciones, los productos y las representaciones de la cultura popular.
En el Artículo 13, sobre los derechos de los grupos étnicos, establece que
Con el fin de proteger lenguas, tradiciones, usos y costumbres y saberes, el Estado garantizará los derechos
de autoría colectiva de los grupos étnicos, apoyará los procesos de autoeducación y estimulará la difusión
de su patrimonio a través de los medios de comunicación.
La difusión está relacionada también con los artículos 20 y 21, sobre difusión de las expresiones cultu-
rales y el derecho preferencial a la radio y televisión públicas.
El Artículo 14 establece la obligación de la nación y de las entidades territoriales de registrar el patri-
monio cultural, registro que debe ser reglamentado por el Ministerio de Cultura.
El artículo 57 de la Ley General de Cultura establece que el Sistema Nacional de Cultura estará coordi-
nado por el Ministerio de Cultura, para lo cual fijará las políticas generales, dictará normas técnicas y
administrativas a las que deberán sujetarse las entidades de dicho sistema.
• Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial (2003). Su finalidad, de acuerdo al
Artículo 1, comprende los siguientes objetivos:
237
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
– Adoptar las medidas necesarias para garantizar la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial
presente en su territorio.
– Entre las medidas de salvaguardia, identificar y definir los distintos elementos del patrimonio
cultural inmaterial presentes en su territorio, con participación de las comunidades, los grupos y
las organizaciones no gubernamentales pertinentes (Artículo 11). Para asegurar la identificación
con fines de salvaguardia, el Estado confeccionará, con arreglo a su propia situación, uno o varios
inventarios del patrimonio cultural inmaterial presente en su territorio. Dichos inventarios se ac-
tualizarán regularmente (Artículo 12).
La Convención integra a las medidas de salvaguardia, la valorización y el desarrollo del elemento iden-
tificado como parte del PCI. Dice el Artículo 13 que para asegurar la salvaguardia, el desarrollo y la
valorización del patrimonio cultural inmaterial presente en su territorio, cada Estado parte hará todo
lo posible por:
– Adoptar una política general encaminada a realzar la función del patrimonio cultural inmaterial
en la sociedad y a integrar su salvaguardia en programas de planificación.
– Designar o crear uno o varios organismos competentes para la salvaguardia del patrimonio cultural
inmaterial presente en su territorio.
– Fomentar estudios científicos, técnicos y artísticos, así como metodologías de investigación, para
la salvaguardia eficaz del patrimonio cultural inmaterial, y en particular del patrimonio cultural
inmaterial que se encuentre en peligro.
– Adoptar las medidas de orden jurídico, técnico, administrativo y financiero adecuadas para:
11
Pueden también mencionarse, como antecedentes de la Convención de PCI 2003, los siguientes convenios y reglamentaciones: el Tratado
sobre Defensa y Conservación del Patrimonio Histórico de 1933 (adoptado en 1936) y la Ley 163 de 1959, sobre Medidas sobre Defensa y
Conservación del Patrimonio Históricos, Artístico y Monumentos Públicos de la Nación, ley esta última que crea el Consejo Nacional de Mo-
numentos y echa los fundamentos de la defensa del patrimonio cultural, y el Decreto 1264 de ese mismo año, que la reglamenta. Incluye la Ley
163 los bienes de interés científico por su importancia relacionada con la flora, la fauna, la geología y la paleontología. La Convención para la
Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural de 1972 (adoptado en 1983 mediante la Ley 45) introduce un sistema de cooperación
internacional que identifica e incorpora bienes del patrimonio nacional a un orden mundial (mundialización del patrimonio). Este conjunto
de normas tiene un sesgo “patrimonialista” orientado a la salvaguardia de los monumentos, bienes muebles e inmuebles de interés histórico,
una manera de reforzar los valores simbólicos de los bienes culturales, como parte constitutiva de la nacionalidad.
238
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
En el marco de sus actividades de salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial, cada Estado parte tratará
de lograr una participación lo más amplia posible de las comunidades, los grupos y, si procede, los individuos
que crean, mantienen y transmiten ese patrimonio y de asociarlos activamente a la gestión del mismo.
La Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad tiene como antecedente
inmediato la Lista del Patrimonio Mundial. Esta Lista busca la visibilidad de este patrimonio, la sensi-
bilización sobre su importancia y su salvaguardia mediante el fomento del diálogo en el respeto de la
diversidad cultural.
El Artículo 16 se refiere a la creación de una Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de
la Humanidad, para dar a conocer mejor el patrimonio cultural inmaterial, lograr que se tome mayor
conciencia de su importancia y propiciar formas de diálogo que respeten la diversidad cultural. Un
comité elaborará y someterá a la aprobación de la Asamblea General los criterios por los que se regirán
la creación, actualización y publicación de dicha Lista Representativa, la cual mantendrá al día y hará
pública.
El Artículo 17 se refiere a la elaboración de la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial que requiere me-
didas urgentes de salvaguardia. Señala el artículo que
Con objeto de adoptar las medidas oportunas de salvaguardia, el Comité […] inscribirá ese patrimonio en
la Lista a petición del Estado parte interesado. El Comité elaborará y someterá a la aprobación de la Asam-
blea General los criterios por los que se regirán la creación, actualización y publicación de esa Lista, y en
casos de extrema urgencia, así considerados a tenor de los criterios objetivos que la Asamblea General haya
aprobado a propuesta del Comité, este último, en consulta con el Estado parte interesado, podrá inscribir
un elemento del patrimonio en cuestión en la lista mencionada.
239
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
12
El Comité hizo su primera reunión ordinaria los días 18 y 19 noviembre de 2006 y consideró un proyecto preliminar de directrices operativas
(Decisión 1.COM 5). En sus reuniones posteriores, Chengdu (China), 23-27 de mayo de 2007; Tokio (Japón), 3-7 de septiembre de 2007; y
Sofía (Bulgaria), 18-22 de febrero de 2008, el Comité elaboró una versión de estas directrices para ser presentadas en la Segunda Asamblea.
240
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
De acuerdo con los principios de la Convención de Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial
(UNESCO 2003, Ley 1036 de 2006), el Ministerio de Cultura de Colombia ha querido formular una polí-
tica pública sobre el patrimonio cultural inmaterial, cuyos principios, ámbitos, competencias, objetivos y
estrategias se presentan a continuación.
JUSTIFICACIÓN
PRINCIPIOS DE LA POLÍTICA
La política de PCI parte de un conjunto de principios derivados del orden constitucional y la Ley General
de Cultura,13 en donde se establece que es una obligación del Estado y de las personas valorar, proteger y
difundir el patrimonio cultural de la nación,14 y en donde se reconoce, valora y respeta la diversidad cul-
tural como fundamento de la nación.15 Los siguientes son los fundamentos y principios que orientan la
política de PCI:
13
La Política parte de la directriz contenida en el Plan Nacional de Cultura, que señala que “[…] debemos construir una ciudadanía democrá-
tica cultural, no sólo por la naturaleza multicultural de nuestro país —para que en él quepan sin exclusión alguna los distintos pueblos y las
distintas culturas—, sino porque es la única forma de crear una sociedad plural, a partir de las especificidades, necesidades y proyectos de
todos los individuos, grupos y sectores. Esa pluralidad es la única garantía de construir un proyecto colectivo de convivencia, paz y equidad”
(Ministerio de Cultura, Plan Nacional de Cultura 2001-2010, “Hacia una ciudadanía democrática cultural: un plan colectivo desde y para un
país plural”, Bogotá, Ministerio de Cultura, 2002, p. 13).
14
Ley 397 de 1997, Artículo 1, numeral 5.
15
“La cultura, en sus diversas manifestaciones, es fundamento de la nacionalidad y actividad propia de la sociedad colombiana en su conjunto,
como proceso generado individual y colectivamente por los colombianos. Dichas manifestaciones constituyen parte integral de la identidad
y la cultura colombianas” (Ley 397 de 1997, Artículo 1, numeral 2).
16
Ley 397 de 1997, Artículo 1, numeral 3.
241
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
17
La política de PCI se inspira también en el Plan Nacional de Cultura 2001-2010, que se propuso como objetivo “[…] propiciar la construcción
de una ciudadanía democrática cultural que, desde las especificidades culturales de los sujetos, tenga una presencia efectiva en el escenario
de lo público y desde allí forje las bases para una convivencia plural” (Ministerio de Cultura, Plan Nacional de Cultura 2001-2010, “Hacia una
ciudadanía democrática cultural: un plan colectivo desde y para un país plural”, op. cit., p. 13).
18
La Declaración de Yamato de 2004 sobre Enfoques Integrados para Salvaguardar el Patrimonio Material e Inmaterial, en su punto 4 reconoce
que “la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial es tan importante como la protección del patrimonio cultural material y natural y que
el patrimonio cultural inmaterial debe ser tomado en consideración y salvaguardado por sus propios méritos”.
19
Tema que también desarrolla la Convención sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales de la UNESCO
en su “principio de apertura y equilibrio”, que garantiza que, cuando los Estados adopten medidas para favorecer la libertad de las expresiones
culturales, procurarán promover también, de manera adecuada, la apertura a otras culturas del mundo.
242
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
• Es una política flexible y en construcción permanente. Los procesos culturales en los cuales están inser-
tas las manifestaciones de PCI son dinámicos, y las situaciones sociales en cuyo contexto social se dan,
son también cambiantes. Por esta razón, la política es flexible y debe ser revisada y ajustada periódica-
mente.
• Convoca a la participación social. Una condición fundamental de los planes, programas y proyectos
culturales de carácter público es la convocatoria y participación de las comunidades. La participación
permite la apropiación de los procesos culturales y hace viable la permanencia y salvaguardia efectiva
de las manifestaciones.20 La política reconoce el papel fundamental de la sociedad civil y propenderá
por crear condiciones favorables para el desarrollo de sus propias iniciativas culturales en un marco de
respeto por la diversidad, la pluralidad y los valores de la convivencia.
• La política reconoce que de acuerdo al principio de diversidad, es necesario llevar a cabo procesos de
“negociación” de la alteridad que promuevan la convivencia.
• La política busca crear un entorno institucional favorable para la salvaguardia y fomento y desarrollo
de los procesos y manifestaciones relacionados con el patrimonio cultural inmaterial.
• Según la Carta Política, la gestión pública es un sistema descentralizado; por lo tanto, la gestión del
PCI debe corresponder a esta directriz y aplicar el principio de coordinación entre los niveles nacional,
departamental, distrital y municipal, incluyendo los resguardos indígenas y los territorios colectivos de
comunidades negras (Artículo 8 de la Ley 397).
• El Estado reconoce y garantiza a los grupos étnicos y lingüísticos, a las comunidades negras y raizales,
y a los pueblos indígenas, el derecho a conservar, enriquecer y difundir su identidad y patrimonio cul-
tural, a generar el conocimiento de los mismos según sus propias tradiciones y a beneficiarse de una
educación que asegure estos derechos (Ley 397, Artículo 1, numeral 6).
• El Estado, con el fin de proteger lenguas, tradiciones, usos y costumbres, y saberes, garantizará los
derechos de autoría colectiva de los grupos étnicos, apoyará los procesos de etnoeducación y estimu-
lará la difusión de su patrimonio a través de los medios de comunicación (Artículo 6 de la Ley 397 de
1997).
• La política busca afianzar los mecanismos de cooperación e integración cultural, en el marco de la
UNESCO y en especial con los países de la Comunidad Andina de Naciones, los países del Caribe y con
los países que comparten la cuenca amazónica.
ÁMBITO DE LA POLÍTICA
La línea divisoria entre el patrimonio material (bienes culturales) y el inmaterial (manifestaciones) es difusa,
ya que en realidad se puede afirmar que se trata de un continuo. El patrimonio inmaterial está referido de
manera principal al conocimiento, el lenguaje, la creatividad y la transmisión del pensamiento.
La política tiene como ámbito las manifestaciones de PCI, así como los procesos sociales, culturales y
ambientales en los que están insertas. Busca la salvaguardia integral de las manifestaciones de PCI, teniendo
en cuenta los factores sociales, económicos y ambientales que inciden en su estado de conservación y en
su sostenibilidad. En estos procesos culturales cobran especial importancia las condiciones que permiten
y regulan la transmisión, el acceso y sostenibilidad de las manifestaciones.
20
La participación social tiene como fundamento la naturaleza del Estado, definido en la Constitución Política como una democracia partici-
pativa.
243
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
• Los idiomas, entendidos como vehículo del patrimonio cultural inmaterial y la tradición oral. El idioma
es el principal campo del patrimonio cultural inmaterial por ser el medio de expresión y comunica-
ción de los sistemas de pensamiento y un factor de identidad e integración de los grupos humanos.
La diversidad cultural está estrechamente relacionada con la diversidad lingüística; así lo reconoce la
Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural en su Plan de Acción (2001). El
concepto de idioma comprende las lenguas nativas existentes en el país y los distintos modos regionales
del castellano.
Incluye además otros sistemas y contextos simbólicos, como los gestos, los lenguajes gráficos, sistemas
de silbidos, de gritos y cantos de trabajo (vaquería, caza y navegación, entre otros) y de sonidos, como
el maguaré amazónico, que facilitan la interacción y comunicación.
En este ámbito se incluye el PCI asociado a la tradición oral, como las leyendas, poesía, cuentos, adivi-
nanzas y hechos históricos contenidos en las narraciones populares. De manera específica se consideran
las narraciones de origen de los pueblos indígenas actuales, por tratarse de legados vivos que contienen
leyes de origen, normas de comportamiento y la cosmovisión de estos pueblos.
• Organización social. Comprende las formas de organización rurales y urbanas tradicionales, las orga-
nizaciones de solidaridad e intercambio de trabajo, las normas de convivencia de las comunidades, las
normas de control social y de justicia (derecho consuetudinario) de los grupos étnicos y sus planes de
vida y etnodesarrollo, entre muchos otros hechos culturales. La política de PCI reconoce y apoya estas
formas de organización social, pero no interviene en el fuero interno de las comunidades y colectivi-
dades.
• Conocimiento tradicional sobre la naturaleza y el universo. El PCI se relaciona también con el conoci-
miento que los grupos humanos han generado y acumulado con el tiempo en su relación con el medio
ambiente y en especial con los procesos y recursos biológicos. La estrecha relación existente entre el
conocimiento tradicional sobre la naturaleza de los pueblos indígenas, afrodescendientes y campesi-
nos que viven en medios silvestres, y la conservación de la biodiversidad, es un hecho que reconoce el
Convenio sobre la Diversidad Biológica, y que ha dado lugar a numerosos desarrollos políticos y nor-
mativos. Caben en este campo, por su interés cultural, los conocimientos tradicionales asociados a la
navegación y a la astronomía tradicional.
La política de PCI establecerá puentes de comunicación, coordinación y cooperación con la Política de
Conocimiento Tradicional del MAVDT, en especial en lo relativo a los sitios sagrados, paisajes culturales
y áreas de especial interés cultural.
• Medicina tradicional. La medicina que practican las comunidades tradicionales y que forma parte de la
cultura popular, constituye una valiosa expresión del patrimonio cultural inmaterial, ya que combina
niveles y manifestaciones de diferentes saberes tradicionales, así como prácticas del ejercicio de esta
medicina por especialistas en el diagnóstico y la prevención de enfermedades, la herbolaria medicinal,
la preparación y prescripción de medicamentos, y otras acciones propias de las prácticas curativas. La
medicina tradicional con frecuencia integra el tratamiento de enfermedades, aspectos psicológicos y
espirituales, e incluso aspectos ambientales.
Por su naturaleza, es un tema del ámbito del Ministerio de la Protección Social y de las instituciones
encargadas de la salud. La política de PCI establecerá puentes de comunicación, coordinación y coope-
ración con las directrices de política que establezca el Ministerio de la Protección Social, en especial en
244
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
21
Algunas comunidades indígenas, cono los ingas, sionas y cofanes del piedemonte putumayense, son reconocidos en el ámbito nacional por
sus prácticas medicas. La venta de productos naturales por parte de los inganos y las curaciones con yagé de sionas y cofanes hacen parte de
la identidad de estos pueblos.
245
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
• PCI asociado a los eventos de la vida cotidiana. La vida cotidiana está permeada por innumerables ma-
nifestaciones de PCI que tienen por ámbito principal el hábitat humano, la alimentación, los roles de
género, y como eje el ciclo vital de las personas. Comprende saberes, prácticas y valores relacionados con
la socialización de las personas y la transmisión de conocimientos en el ámbito familiar y comunitario,
como reglas de comportamiento y cortesía; los modos y métodos de transmisión de saberes, prácticas y
destrezas propias de la vida familiar y comunitaria, devociones y prácticas religiosas, costumbres y ritua-
les asociados al ciclo vital de las personas y al parentesco. De igual manera, el PCI asociado a prácticas
tradicionales de transformación, conservación, manejo y consumo de alimentos; patrimonio vincula-
do con la construcción de la vivienda; el PCI relacionado con la elaboración de utensilios domésticos;
los conocimientos y prácticas de jardinería y cultivos vinculados con la vivienda; los conocimientos y
prácticas relativos a la familiarización, domesticación y cría de animales domésticos y el patrimonio
inmaterial relacionado con el vestuario y la ornamentación corporal.
• PCI asociado a los paisajes y espacios de alto valor cultural. Comprende, además de los paisajes culturales
o paisajes transformados de alto valor cultural, sitios sagrados, áreas de alta diversidad lingüística y sitios
urbanos de alto valor como referentes culturales o hitos de la memoria ciudadana. Entre los espacios
de alto valor cultural se encuentran áreas que, según los valores y tradiciones de un grupo humano, se
considera, tienen un especial significado espiritual o histórico, o son fuente de inspiración o soporte
de conocimientos y tradiciones ancestrales. La protección de los paisajes culturales y los sitios sagrados
se ha venido reclamando de manera urgente, considerando los siguientes aspectos:
– Tienen una importancia vital para salvaguardar la diversidad cultural y biológica para las genera-
ciones presentes y futuras.
– Tienen un gran significado para el bienestar espiritual de los pueblos indígenas y las comunidades
locales
– Su salvaguardia contribuye a promover y proteger la diversidad cultural y biológica, especialmente
frente a la fuerzas homogeneizadoras de la globalización.22
– Los sitios sagrados naturales y los paisajes culturales no pueden ser entendidos, conservados y ma-
nejados sin tener en cuenta las culturas que los han modelado.
– Permiten un manejo mejor y más integral del PCI.
La tabla No. 1, al final del presente documento, muestra las responsabilidades institucionales en las dis-
tintas áreas y campos. En el caso de las manifestaciones relacionadas con el conocimiento, uso y manejo
de recursos biológicos (conocimiento tradicional), tema central en el Convenio de la Diversidad Biológica,
es necesario advertir que es objeto de una política especial de competencia del Ministerio del Ambiente,
Vivienda y Desarrollo Territorial, política con la cual es fundamental tener una estrecha relación por el
traslape y relación de manifestaciones, ya que, por ejemplo, en el caso de algunos pueblos indígenas, es
imposible escindir los cantos, bailes y la tradición oral de los conocimientos tradicionales sobre los re-
cursos biológicos. Igual sucede con los conocimientos tradicionales asociados a los recursos fitogenéticos
22
Declaración de Tokio, UNESCO, 2005.
246
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
Para el Ministerio de Cultura todas las manifestaciones de PCI son importantes; sin embargo, la amplitud
y complejidad de estas manifestaciones hace necesario establecer un esquema de prioridades y un ejercicio
de focalización para hacer un mejor y más eficiente uso de los recursos públicos y lograr mayor eficacia
en las acciones.
La política tiene como eje el fortalecimiento de la capacidad social de gestión del patrimonio cultural
inmaterial por parte de las comunidades y colectividades. Hacia este objetivo deben apuntar las principales
actividades de la presente política.
La política dará prioridad, en lo relativo al tipo de manifestaciones, a las siguientes:
Para la focalización de las acciones se atenderán de manera primordial las manifestaciones tradicio-
nales en riesgo grave de desaparecer, lo que hace necesario diseñar y validar una metodología que permita
establecer los niveles de presión y riesgo, tarea que será encomendada al Icanh.
El Ministerio de Cultura, con el apoyo del Sistema Nacional de Cultura y Patrimonio, emprenderá
una discusión constructiva para adoptar un sistema de regionalización cultural, actividad que se realizará
con el concurso y participación activa de las secretarías de cultura, los fondos mixtos y las universidades
regionales.
La política dará especial importancia a la transmisión de conocimientos relacionados con las manifes-
taciones de PCI y la formación de las personas que las recrean, y a la conformación de redes sociales para
247
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
En el marco del reconocimiento y respeto de la diversidad étnica y cultural de la nación, la política tiene
como objetivo el fortalecimiento de la capacidad social de gestión del PCI para su salvaguardia y fomento,
como condición necesaria del desarrollo y el bienestar colectivos.
• Apoyar los procesos sociales de organización, planeación y gestión cultural de las comunidades y co-
lectividades, en los ámbitos local, regional y nacional, para preservar, proteger, revitalizar y divulgar las
manifestaciones de su patrimonio cultural inmaterial. (Artículos 2 23 y 5 24 de la Ley 397 de 1997).
• Fortalecer el Sistema Nacional de Cultura para el desarrollo de metodologías y estrategias participativas
e integrales de identificación, recuperación, salvaguardia y gestión del patrimonio de cultura inma-
terial.
• Fomentar el conocimiento sobre el patrimonio cultural inmaterial en un marco de participación y
comunicación intercultural.
• Contribuir a la sostenibilidad y salvaguardia efectiva del PCI.
• Promover en el sistema educativo formal y no formal la valoración y apropiación social y sensibilización
sobre las manifestaciones del PCI.
• Incorporar en las políticas, planes y programas de desarrollo la dimensión de la salvaguardia del patri-
monio cultural inmaterial.
• Generar herramientas de comunicación y de divulgación sobre PCI con las comunidades, los grupos
y las instituciones, para crear conciencia sobre la importancia de su fomento y salvaguardia.
ESTRATEGIAS DE LA POLÍTICA
• Fortalecimiento de la gestión social del PCI. Esta estrategia tiene como objetivo fortalecer y fomentar los
procesos participativos de gestión, recuperación, salvaguardia y fomento del patrimonio cultural in-
material. El eje de la estrategia es el fortalecimiento de las comunidades locales y de sus organizaciones
23
El Artículo 2 de la Ley 397 de 1997 establece como fin de la política la preservación del patrimonio cultural inmaterial de la nación y el apoyo
y estímulo a las colectividades y comunidades que desarrollan, promueven o se identifican con sus manifestaciones culturales en los ámbitos
locales, regionales y nacionales.
24
el Artículo 5 de la Ley 397 de 1997 establece que la política tiene como objetivos principales la protección, conservación, rehabilitación y di-
vulgación del patrimonio inmaterial de la nación con el propósito de que éste sirva de testimonio de la identidad cultural nacional, tanto en
el presente como en el futuro.
248
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
para la gestión, salvaguardia y fomento de su PCI como un derecho, un activo social que enriquece la
vida cotidiana y los eventos sociales de las comunidades y colectividades, y como un factor de desarrollo
sostenible. Esto implica, además de las actividades de sensibilización y capacitación, el apoyo a progra-
mas, proyectos y actividades de las comunidades y colectividades tendientes al fomento y salvaguardia
del PCI, que permitan además la circulación de las manifestaciones, el reconocimiento a sus gestores,
recreadores e intérpretes colectivos, y el apoyo a los emprendimientos culturales comunitarios.
En esta estrategia cobra especial importancia la Red de Vigías del Patrimonio y los consejos departa-
mentales, regionales y nacionales para las artes y el patrimonio, lo mismo que el asesoramiento a las
organizaciones regionales y locales para el levantamiento de autodiagnósticos, inventarios y diseño de
estrategias locales de salvaguardia del PCI.
En esta estrategia se dará especial atención al fomento regional, para lo cual el Ministerio de Cultura
formulará las directrices ministeriales para la inclusión de iniciativas de inventario, registro, fomento
y salvaguardia del PCI en los planes de desarrollo y en los planes de ordenamiento territorial (POT),
así como para el fomento y la consolidación de iniciativas de integración y cooperación entre entes
territoriales y el apoyo a iniciativas de cooperación binacional en áreas de frontera.
• Promoción y fomento del conocimiento sobre el PCI. La política se orientará a fortalecer el conocimiento
del PCI en los ámbitos nacional, regional y local mediante acciones como el fomento de los estudios
científicos, técnicos y artísticos sobre PCI, la conformación de redes de investigadores sobre el tema,
el fomento de estudios sociales sobre PCI, la creación o consolidación de un fondo de fomento para la
investigación en PCI y el establecimiento de becas y pasantías de investigación.
La política, en desarrollo de lo dispuesto en la Ley 397, Artículo 1, numeral 6, que garantiza el derecho de
los grupos étnicos a generar conocimientos sobre su patrimonio cultural según sus propias tradiciones,
apoyará y fortalecerá los procesos de investigación endógena, lo que comprende la creación de capaci-
dades y la práctica investigativa realizada por las personas o grupos de una colectividad o comunidad
sobre sus manifestaciones culturales. Esto implica el apoyo a las iniciativas locales de investigación,
sistematización y recuperación del saber tradicional, la concertación y el desarrollo de códigos de ética
y protocolos concertados de investigación en PCI.
Igualmente se propone la socialización y divulgación de los resultados de las investigaciones mediante
la producción anual de un informe sobre el estado del PCI y los avances en su salvaguardia, para lo cual
será de mucha utilidad la revitalización de la Revista Colombiana de Folclor, sobre la cual se recomienda
mantener su nombre.
• Salvaguardia efectiva del PCI. La salvaguardia del PCI es un propósito central de la política.25 Esta es-
trategia se orienta a promover medidas efectivas para garantizar la viabilidad del Patrimonio Cultural
Inmaterial, comprendidas la identificación, documentación, investigación, recuperación, preservación,
protección, promoción, valoración, transmisión y revitalización integral del mismo.
En desarrollo de la estrategia de salvaguardia, el Ministerio generará metodologías participativas de
planeación y gestión del PCI, incluida la generación de espacios de diálogo intercultural con las comu-
nidades y colectividades, lo que comprende el diseño y aplicación de metodologías participativas de
25
Como lo expresa la Corte Constitucional, la salvaguardia de las expresiones culturales inmateriales “[…] permite proteger las diversas costum-
bres y cosmovisiones de los grupos humanos asentados en los territorios de los Estados, en especial de aquellas cuya expresión y transmisión
se vale de herramientas no formales (tradiciones orales, rituales, usos, conocimientos de la naturaleza, etc.) y que, por ser en muchas ocasiones
expresión de grupos minoritarios, tienen un alto riesgo de perderse o de ser absorbidas por las culturas mayoritarias” (Sentencia C-120/08).
249
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
– Preservar los territorios de los grupos étnicos y comunidades locales, y la biodiversidad en ellos
existente, base de su vida material y cultural.
– Fortalecer las organizaciones comunitarias.
En el primer caso hay un interés del Ministerio de Cultura en contribuir a la protección y recuperación
de los sitios sagrados de los territorios étnicos, y en el segundo, al fortalecimiento de las lenguas nativas
y los contenidos de los programas y estrategias educativas.
Se dará especial impulso a la investigación y el fomento de la diversidad lingüística, tal como lo dispone
el Artículo 1 de la Ley 397 de 1997 en su numeral 7:
El Estado protegerá el castellano como idioma oficial de Colombia y las lenguas de los pueblos indígenas
y comunidades negras y raizales en sus territorios. Así mismo, impulsará el fortalecimiento de las lenguas
250
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
La directriz general de la política de PCI es la de apoyar y contribuir a las iniciativas culturales de los
grupos étnicos relacionadas con el PCI que estén incluidas en los planes de vida o planes de etnodesa-
rrollo.26
Igualmente se buscará dar un enfoque especial a los planes y programas dirigidos a los adultos mayores
como portadores de tradiciones y valores relacionados con el PCI, y a las mujeres por su papel especial
en la transmisión de este patrimonio y su contribución constante al mantenimiento de la memoria
colectiva. También se tendrá en cuenta a la niñez y la juventud atendiendo a su desarrollo, formación
y valores, y considerando los impactos del proceso de globalización e internacionalización de la so-
ciedad, razón por la cual los procesos culturales y educativos deben procurar afianzar su identidad y
pertenencia, y a la vez atender a su necesidades de participación, de manera crítica y creativa, en otras
culturas y en los valores universales de la cultura.
• El PCI como un factor estratégico del desarrollo sostenible. Esta estrategia pretende armonizar las estra-
tegias de desarrollo económico con el fortalecimiento y salvaguardia del patrimonio cultural inmate-
rial, mediante acciones como la prevención y moderación de los impactos negativos de los procesos
de desarrollo en el PCI, lo cual implica la formulación de directrices ministeriales, la coordinación
intersectorial, la adopción y el desarrollo de las directrices de Awé: Kon (en coordinación con el Minis-
terio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial), y el diseño y puesta en marcha de un sistema de
alerta frente a amenazas y riesgos que afecten el PCI. En esa dirección, una de las tareas del Ministerio
de Cultura, a través del Grupo de Patrimonio de Cultura Inmaterial, y del Icanh es la construcción de
un sistema de indicadores que permita establecer los niveles de riesgo y amenaza, y la viabilidad de la
salvaguardia.
También se buscar fomentar la contribución del PCI a la generación de ingresos y al bienestar comu-
nitario, a partir del reconocimiento de distintas visiones del desarrollo y considerando que las iniciati-
vas comunitarias creativas en el campo de las artes y la gastronomía y el turismo cultural,27 entre otros
campos, transmiten ideas, valores y modos de vida que reflejan el patrimonio cultural y espiritual de las
comunidades y colectividades. La política apoya la creatividad colectiva y la conformación de empresas
comunitarias creativas, buscando con ello generar condiciones seguras para que al sector comunita-
rio se dirijan recursos, incentivos y medios que faciliten, sin menoscabo de su integridad cultural, su
participación en cada uno de los eslabones de la cadena productiva, y la obtención de beneficios. Para
el efecto, el Ministerio de Cultura producirá directrices ministeriales encaminadas a fomentar empren-
dimientos culturales comunitarios basados en el PCI.
Otro objetivo de esta estrategia es proteger los derechos colectivos de las comunidades creadoras o iden-
tificadas con las manifestaciones de PCI, y salvaguardar los derechos de propiedad intelectual de quienes
recrean e innovan a partir de este legado patrimonial. En esta dirección, y en el marco del Documento
26
Los planes de vida y etnodesarrollo son las bases de un conjunto de derechos emergentes y de líneas de acción definidas por las mismas comu-
nidades. Considera el Ministerio que es un deber apoyar y acompañar la formulación e implementación de los planes de vida y etnodesarrollo,
en sus componentes culturales.
27
El turismo integra dos dimensiones: la cultura y el desarrollo económico. Se buscará manejar las tensiones existentes entre estas dos dimen-
siones, fortaleciendo los emprendimientos de turismo a escala comunitaria y a partir de las comunidades, haciendo un seguimiento efectivo,
aprovechando sus potencialidades y previniendo sus impactos negativos.
251
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
Conpes 3.533 de 2008, que contempla las bases de un plan de acción para la adecuación del sistema de
propiedad intelectual a la competitividad y productividad nacional, se contribuirá a la formulación de
un régimen sui generis de protección de los derechos intelectuales y patrimoniales de carácter colectivo
relacionados con el PCI, a la participación activa en el Comité Nacional de Conocimiento Tradicio-
nal, del MAVDT, a la protección de los derechos de autor de los ejecutantes e innovadores que recrean
las manifestaciones del PCI, y se fomentará y se brindará asistencia técnica y legal a los realizadores,
ejecutantes e innovadores para que registren y documenten sus manifestaciones frente a la Dirección
Nacional de Derechos de Autor.
• Comunicación y divulgación del PCI. Esta estrategia busca sensibilizar y fomentar el respeto y el interés
por la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial en el marco del ejercicio de los derechos cultura-
les, mediante acciones tales como sensibilizar a las comunidades, grupos e instituciones locales sobre la
importancia y el valor de su patrimonio cultural inmaterial, lo cual implica la documentación, publica-
252
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
• Reglamentación de la Ley 1185 de 2008. Existen algunos vacíos legales que deben subsanarse con la re-
glamentación de la Ley 1185 de 2008, para lo cual el Ministerio de Cultura promoverá el debate público
divulgando el proyecto en su página web y otros medios.
• Armonización de la presente política. El Ministerio de Cultura velará por la armonización de la presente
política con otras políticas sectoriales, como se explica en el gráfico No. 2.
• Identificación, inventario y registro. Las entidades territoriales, de acuerdo con el Artículo 14 de la Ley
397, están en la obligación de llevar el registro del patrimonio cultural. En desarrollo de este mandato
legal, el Ministerio de Cultura apoyará técnicamente a los departamentos, distritos, municipios y au-
toridades étnicas en los procedimientos de identificación e inventario de sus manifestaciones de PCI.
El Ministerio de Cultura, en colaboración con el Icanh, antes de la expedición del Decreto 1185 había
empezado a desarrollar una metodología de identificación y había elaborado un instrumento previó al
Plan de Salvaguardia, conocido como Proceso de Identificación y Recomendaciones de Salvaguardia.
También, mediante la Resolución 0168 de 2005, definió los criterios de declaración de una manifestación
como bien de interés cultural. La resolución ya no tiene vigencia, y el instrumento de identificación, así
como las recomendaciones de salvaguardia, deben ajustarse en función de la reglamentación de la Ley
1185 y la presente política.
28
Como señala la Corte Constitucional, “[…] el conocimiento y divulgación de ese patrimonio constituye sin duda una forma de aprender a
respetar y aceptar la diferencia, de evitar las exclusiones y los fundamentalismos, y un referente para las futuras generaciones en el proceso
constante de recreación simbólica de la realidad, el desarrollo de las identidades a partir de criterios diferentes y la realización del ser humano
en la cultura, a través de nuevas y particulares expresiones” (Sentencia C-120/08).
253
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
Gráfico No. 2. Armonización del marco institucional relacionado con la política de patrimonio cultural
Convención
UNESCO sobre
Patrimonio Cultural Política sobre el Salvaguardia de las mani-
Ministerio de Cultura Inmaterial (2003) Patrimonio Cultural festaciones de Patrimo-
Inmaterial nio Cultural Inmaterial
Ley 397 de 1997
Ley 1185 de 2008
[…] como componente fundamental para el conocimiento, salvaguardia y manejo del patrimonio cultural
inmaterial, corresponde al Ministerio de Cultura, en coordinación con el Instituto Colombiano de Antro-
pología e Historia, definir las herramientas para la identificación de las manifestaciones. La identificación
de las manifestaciones a que se refiere este artículo se hará con la participación activa de las comunidades.
El inventario y registro son dos procedimientos que hacen parte del proceso general de salvaguardia. El
inventario es en realidad un proceso de investigación que debe ser realizado por las comunidades o colec-
tividades que recrean o se identifican con la manifestación, mediante el cual se da cuenta de lo que existe
y de su estado. El gráfico No. 3 muestra cómo el punto de partida de un inventario es un acuerdo social en
el que:
254
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
Acuerdo social
Restringido a la comunidad
Registro
Público
Sobre estas bases, se considera que la identificación e inventario deben partir de un acuerdo social, en
el cual se adoptan normas claras sobre el proceso de recolección de información, cuya metodología, de
carácter participativo, será diseñada y divulgada por el Ministerio de Cultura y el Icanh, contemplando
diferentes niveles de inventario, tal como se indica en el gráfico No. 3.
Una directriz fundamental de la identificación y el inventario es que deben contribuir a generar capa-
cidades en las regiones y localidades.
El registro es la consignación sistemática de la información y la documentación en una base de datos,
con el fin de conservarlas y utilizarlas de manera adecuada. El sistema de registro está relacionado con el
avance del conocimiento sobre el PCI y con la inclusión de la información relacionada con una manifes-
tación incorporada en la Lista Representativa de PCI.
El sistema de registro tiene como propósito facilitar a las comunidades y colectividades la recupera-
ción, sistematización y conservación de la información sobre su PCI; el sistema de registro debe además
255
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
Gráfico No. 4. Armonización del marco institucional relacionado con la política de patrimonio cultural
Inventario
Categoría
Atributos básicos
naturaleza y el universo
• Medicina tradicional
• PCI asociado a procesos productivos Descripción Sociales (quién)
culturales
• Otra
Metadatos
El registro en bases de datos debe permitir la inclusión de información con carácter confidencial, códigos
de ética y protocolos de acceso a la información convenidos con las comunidades y colectividades, lo que
facilitaría una mayor participación de comunidades que consideran que alguna información relacionada
con su PCI de carácter religioso, “sagrado”, o de acceso restringido a especialistas del conocimiento, no
debe ser de dominio público, pero que tienen interés en documentar y preservar este patrimonio en estos
medios para las generaciones del futuro.
256
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
El SIPA de la Dirección de Patrimonio del Ministerio de Cultura, en coordinación con el Archivo Gene-
ral de la Nación, se encargará de elaborar las directrices ministeriales en esta materia y de promover redes
informáticas con otros Ministerios y otras iniciativas de la sociedad civil para identificar y documentar las
manifestaciones de PCI. Sus funciones serían sistematizar y preservar la información relacionada con las
manifestaciones, y apoyar y asesorar a los grupos o comunidades en la conformación y el manejo de sus
propios sistemas de información sobre su PCI. Esta red se conformará y apoyará sin menoscabo de los de-
rechos intelectuales de autor, individuales o colectivos, o de las fuentes que dan origen a la información.
CRITERIOS QUE DEBEN SER TENIDOS EN CUENTA PARA LA INCLUSIÓN EN LA LISTA REPRESENTATIVA
257
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
• No debe tener en sí misma un fin comercial. La manifestación de PCI per se no debe tener un fin comer-
cial o de lucro; esto no excluye el hecho de que exista, al margen de la manifestación, alguna actividad
productiva o comercial (turismo, venta de artesanías, etc.) relacionada con la misma.
• Respeto por los derechos humanos. La manifestación de PCI no debe atentar contra los derechos huma-
nos fundamentales.
• Respeto por la naturaleza. Esta condición para figurar en la Lista Representativa Nacional determina
que la manifestación no debe fomentar la crueldad contra los animales ni atentar contra el medio am-
biente.
De manera preventiva, el Ministerio de Cultura podría incluir en la Lista Representativa de PCI, mani-
festaciones que estén en peligro de extinción o de sufrir grave deterioro, y debería proceder de inmediato
a la elaboración, concertación y puesta en marcha de su PES. Las manifestaciones incorporadas a la Lista
Representativa Nacional con carácter de urgencia tendrán prelación en los planes de inversión.
LAS MANIFESTACIONES DECLARADAS BIEN DE INTERÉS CULTURAL ANTES DE LA EXPEDICIÓN DE LA LEY 1185
La Ley 1185 de 2008 establece que cualquier declaratoria de una manifestación de PCI como bien de interés
cultural del ámbito nacional anterior a su promulgación, quedará incorporada a la Lista Representativa de
Patrimonio Cultural Inmaterial. Esta incorporación deberá ser perfeccionada mediante la elaboración del
PES correspondiente, si no lo tiene, o su ajuste y actualización, si ya existe.
El Ministerio de Cultura deberá llevar el registro de las manifestaciones en la Lista Representativa Nacional.
Sin embargo, se podría estudiar la posibilidad de delegar esta función, de acuerdo con su especialidad, en
las entidades adscritas. De esta manera, las manifestaciones relacionadas con la tradición oral podrían ser
registradas, por ejemplo, en una lista que llevaría el Instituto Caro y Cuervo; las relacionadas con la mú-
sica podrían ser registradas en el Archivo Sonoro de la Biblioteca Nacional; las relativas a las expresiones
gráficas, la danza y otras artes populares le corresponderían al Museo Nacional; y las relacionadas con los
espacio culturales, al Icanh.
La Ley 1185 de 2008 señala que con la inclusión de una manifestación cultural en la Lista Representativa
de Patrimonio Cultural Inmaterial se aprobará un Plan Especial de Salvaguardia orientado al fortalecimien-
to, revitalización, sostenibilidad y promoción de la respectiva manifestación, y que el Ministerio de Cultura
reglamentará para todo el territorio nacional el contenido y alcance de los PES.
258
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
259
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
alguno de propiedad sobre la manifestación, sobre el plan especial de salvaguardia o sobre la información
documental anexa.
La UNESCO ha diseñado como mecanismo la inscripción de una manifestación en dos listas: una como
PCI y otra como PCI con carácter urgente, por requerir medidas perentorias de salvaguardia, porque su
viabilidad corre peligro a pesar de los esfuerzos de la comunidad, el grupo, los individuos y el Estado. El
propósito de la salvaguardia es permitir a la comunidad, el grupo o personas interesadas, seguir practican-
do, disfrutando y transmitiendo la manifestación.
La UNESCO define dos requisitos básicos para la inscripción: la propuesta de inscripción del elemen-
to se debe presentar con la participación más amplia posible de la comunidad, el grupo o los individuos
interesados, y con su consentimiento libre, previo e informado. De igual forma, el elemento debe figurar
en un inventario del patrimonio cultural inmaterial de los Estados.29
El Ministerio de Cultura asesorará y coordinará la conformación de los expedientes de candidatura
ante la UNESCO con los siguientes criterios:
• Debe existir interés nacional por mostrar ante el mundo la manifestación, como expresión y valor de
la identidad nacional.
• El expediente debe haber sido elaborado con la participación activa de las comunidades locales o co-
lectividades, y con su consentimiento informado previo.
• Debe contarse con un PES viable y efectivo.
• La manifestación y sus gestores y recreadores deben obtener un beneficio claro y manifiesto, económi-
co o no, como resultado de la declaración, y se deben prever los impactos posibles que resulten de la
misma.
29
Procedimiento de presentación de propuestas de inscripción en la Lista de la UNESCO:
• Solicitud presentada al Comité en un formulario especial. En caso de extrema urgencia, el Comité podrá invitar a que se presente una pro-
puesta de inscripción de acuerdo con un calendario acelerado.
• Examen de las propuestas de inscripción por un organismo consultivo o por personas de probada competencia en el ámbito del patrimonio
cultural inmaterial, para ver si se ajustan a los criterios de inscripción la viabilidad del elemento y la factibilidad y suficiencia del plan de sal-
vaguardia. Se analizará igualmente el riesgo de que desaparezca debido a la falta de medios para salvaguardarlo y protegerlo o a los procesos
de mundialización y transformación social. Las propuestas de inscripción en ningún caso serán examinadas por un nacional.
• Informe de evaluación que contenga una recomendación dirigida al Comité sobre la conveniencia o inconveniencia de inscribir el elemento
que se propone.
• Evaluación y decisión del Comité sobre si se procede o no a inscribir el elemento en la Lista de Salvaguardia.
260
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
Colombia cuenta a la fecha con ocho bienes inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Respecto del PCI, se han declarado como Patrimonio Mundial el Espacio Cultural del Palenque de San
Basilio y el Carnaval de Barranquilla.
Para la política de PCI resulta prioritaria la atención integral al Espacio Cultural del Palenque de San
Basilio, para lo cual se solicitará al DNP la adopción de un documento Conpes.
El Ministerio de Cultura, en coordinación con la Dirección Nacional de Derechos de Autor del Ministerio
del Interior y Justicia, la Delegatura para la Propiedad Industrial del Ministerio de Comercio, y el MAVDT, y
en el marco del Documento Conpes 3.533 de 2008, velará por que los conocimientos, prácticas, tecnologías
e innovaciones que las colectividades y comunidades han desarrollado a partir de las manifestaciones de su
patrimonio colectivo de cultura inmaterial, sean debidamente protegidos mediante un régimen sui generis,
en el que los derechos de autoría colectiva de las creaciones relacionadas con el PCI se consideren de carác-
ter inalienable, se protejan las manifestaciones de la “piratería cultural” y se garantice que las comunidades
o colectividades obtengan beneficios de su PCI. La razones principales del régimen sui generis surgen del
carácter colectivo del PCI,30 del hecho de provenir de tradiciones culturales, y de la manera como las ma-
nifestaciones se desenvuelven independientemente de las personas y de las generaciones que las recrean.
Los beneficios derivados del PCI pueden ser monetarios y no monetarios, lo que incluye retribucio-
nes de orden moral y simbólico que reafirman y enaltecen la manifestación, así como compensaciones en
bienes y servicios. Se dará especial importancia a las denominaciones de origen, las marcas y los emblemas
relacionados con el PCI.
Las casas de la cultura31 y los museos locales darán especial importancia a las manifestaciones de PCI,
a las representaciones vivas del PCI y a los hitos de la memoria colectiva. El Museo Nacional, el Icanh y
el Grupo de PCI del Ministerio de Cultura diseñarán un programa y unas directivas ministeriales para el
fomento e implementación de los museos locales.
INSTRUMENTOS ECONÓMICOS
La inversión del Ministerio de Cultura es complementaria a la inversión y los esfuerzos de los entes terri-
toriales y de las comunidades y poblaciones. El Ministerio de Cultura creará la cuenta presupuestal del
Programa Nacional de Fomento y Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial en su Plan Decenal de
Cultura 2010-2020 y en su plan de inversiones. El grupo de PCI trabajará con la Oficina de Planeación del
Ministerio en la proyección financiera, los programas, subprogramas y proyectos, y en la proyección de los
costos y las fuentes de financiación.
30
Como señala la OMPI, el recurso resultante de la creatividad e innovación humanas en el contexto tradicional se reproduce y se transforma
de manera que trasciende y es independiente de la creatividad e innovación individual. Y es a partir de la innovación individual que se derivan
los derechos actuales de propiedad intelectual (OMPI/GRTKF/IC/1/3).
31
Dice el Artículo 23 de la Ley 397 de 1997: “El Estado, a través del Ministerio de Cultura, apoyará a las casas de la cultura como centros pri-
mordiales de educación artística no formal, así como de difusión, proyección y fomento de las políticas y programas culturales a nivel local,
municipal, distrital, departamental, regional y nacional. Así mismo, las casas de la cultura tendrán que apoyar procesos permanentes de de-
sarrollo cultural, que interactúen entre la comunidad y las entidades estatales para el óptimo desarrollo de la cultura en su conjunto. Para los
efectos previstos en este artículo, el Ministerio de Cultura y las entidades territoriales celebrarán los convenios a que haya lugar.
261
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
Se hará un diagnóstico de la inversión pública en actividades relacionadas con el PCI para establecer
directrices y mecanismos que permitan un mejor uso de los recursos provenientes del Sistema General de
Participación, la participación en los ingresos provenientes de la telefonía móvil y de la estampilla Procul-
tura, y para identificar nuevas fuentes y alternativas de financiación.
INSTRUMENTOS INSTITUCIONALES
Tabla No. 1. Áreas del Patrimonio Cultural Inmaterial, sus campos principales e instituciones relacionadas
Áreas Campos Instituciones relacionadas
Mincultura: Instituto Caro y Cuervo /
Lingüística
Mineducación
1. Idioma como vehículo Narraciones de origen de los pueblos indígenas Mincultura: Icanh
del patrimonio cultural in-
material y de la tradición Hechos históricos transmitidos mediante la tradición Mincultura: Icanh
oral oral
Narraciones: poesía, cuentos, chistes, adivinanzas y otras
Mincultura: Instituto Caro y Cuervo, Icanh
expresiones de tradición oral
Mininterior / Mincultura: Dirección de
Derecho consuetudinario
Etnocultura, Icanh
2. Organización social
Mininterior / Mincultura: Dirección de
Formas tradicionales de organización social
Etnocultura, Icanh
PCI asociado al conocimiento de la naturaleza: ecología
MAVDT / Colciencias / Mincultura: Icanh
3. Conocimiento tradicio- tradicional
nal sobre la naturaleza y el Etnoastronomías Colciencias / Mincultura: Icanh
universo Conocimientos tradicionales relacionados con la nave-
Colciencias / Mincultura: Icanh
gación
Métodos y prácticas de diagnóstico Ministerio de Seguridad Social
MAVDT / Ministerio de Seguridad Social /
Conocimientos botánicos de uso medicinal
4. Medicina tradicional Colciencias / Mincultura: Icanh
Conocimientos y prácticas de prevención y tratamiento
Ministerio de Seguridad Social
de enfermedades
32
Es recomendable darle un mayor peso institucional al Grupo de PCI como una dependencia orgánica del Ministerio y de la Dirección de Patri-
monio, y no como un grupo coyuntural. De igual manera, debería ampliarse la conformación del Comité de PCI en función de las estrategias,
las actividades y los retos de la política de PCI.
262
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
263
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
La política de PCI está estrechamente articulada con la gestión local y regional, para lo cual debe habi-
litarse y fortalecerse la capacidad de las secretarías e instancias encargadas de la cultura en estos ámbitos.
Por ello, debe ponerse en acción un programa de fortalecimiento y apoyo a las iniciativas de salvaguardia
del PCI, con eventos periódicos de trabajo regionales y del orden nacional, para poder obtener una apro-
piación efectiva de la presente política de PCI y sus instrumentos.
RECOMENDACIONES
• Adoptar las directrices de política contenidas en este documento para la salvaguardia del PCI.
• Emprender un proceso sistemático de consulta a escala nacional y regional de este documento de po-
lítica de PCI, con el fin de ajustarlo y traducir sus iniciativas en un plan de trabajo.
264
3. Política para promover la apropiación social del
patrimonio a través de la participación comunitaria
CONTEXTO GENERAL
Los lineamientos que se presentan en este documento están orientados a facilitar el encuentro entre el Esta-
do y las comunidades para la construcción de una visión incluyente del patrimonio cultural, que reconoce
las especificidades de los diferentes grupos o sectores que habitan en nuestro país.
El término patrimonio nos remite a aquellos bienes y manifestaciones que constituyen el legado cultural
que se transmite de generación en generación. Es una herencia que fortalece la memoria e historia de una
colectividad y, por ende, su identidad. En esta medida, la preservación del patrimonio cultural depende de
su valoración y apropiación por las colectividades.
El Convenio Andrés Bello dice que el patrimonio es un “activo de la memoria”, por lo cual, los grupos
sociales deben “incorporarlo a sus necesidades, contaminándolo de su nueva forma de estar en el mundo,
proyectándolo así hacia el futuro”.1 Así mismo, el CAB plantea que se debe tener en cuenta una serie de
principios, tales como:
1
En “Somos patrimonio: resumen del texto final de la Reunión Internacional de Expertos en Patrimonio Cultural y Natural”, Bogotá, Convenio
Andrés Bello, 1999.
265
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
[…] el efectivo rescate del patrimonio incluye su apropiación colectiva y democrática, o sea: crear condi-
ciones materiales y simbólicas para que todas las clases puedan compartirlo y encontrarlo significativo. [De
esta manera,] convertir lo que es significativamente importante para la comunidad en patrimonialmente
relevante, constituye una estrategia espontánea y eficaz de preservación.2
En esta medida, como afirma Ana María Groot,3 el valor del patrimonio está dado “en lo que una co-
lectividad concreta se reconoce, y reconoce como parte de su historia y vida cultural”. Es asumir que el
patrimonio hace parte fundamental de la vida colectiva, “como parte de sus bienes y valores”.
La política cultural para el manejo del patrimonio está conformada por un conjunto de normas, planes,
programas y proyectos mediante los cuales el Estado busca impulsar y propiciar la recreación, investigación,
preservación, difusión y apropiación social de los bienes y manifestaciones culturales que conforman el
patrimonio de los colombianos.
• Constitución Política de 1991, Artículo 2. “Son fines esenciales del Estado: […] facilitar la participación
de todos en las decisiones que los afectan y en la vida económica, política, administrativa y cultural de
la nación. Artículo 8. Es obligación del Estado y de las personas proteger las riquezas culturales y natu-
rales de la nación”.
• Ley 397 de 1997, Título II, Patrimonio cultural de la nación, Artículo 5. “Objetivos de la política estatal
en relación con el patrimonio cultural de la nación. La política estatal en lo referente al patrimonio
cultural de la nación, tendrá como objetivos principales la protección, la conservación, la rehabilitación
y la divulgación de dicho patrimonio, con el propósito de que éste sirva de testimonio de la identidad
cultural nacional, tanto en el presente como en el futuro”.
• Plan Decenal de Cultura, Campo de creación y memoria, Política 9: “Fomentar la apropiación creativa
de las memorias. Estrategias: preservar y conservar el patrimonio tangible e intangible. Proteger las
memorias y los patrimonios en riesgo”.
• Documento Conpes 3.255 de 2003, Literal i) Apropiación social del patrimonio cultural: “[…] La promo-
ción y difusión por medio de campañas de sensibilización, educación y formación de la comunidad en
torno al conocimiento, valoración, protección y disfrute del patrimonio cultural y natural”.
• Ley 1185 de 2008, Artículo 4°, Objetivos de la política estatal en relación con el patrimonio cultural de la
nación. La política estatal en lo referente al patrimonio cultural de la nación tendrá como objetivos
principales la salvaguardia, protección, recuperación, conservación, sostenibilidad y divulgación del
mismo, con el propósito de que sirva de testimonio de la identidad cultural nacional, tanto en el pre-
sente como en el futuro.
2
Néstor García Canclini, “Los usos sociales del patrimonio cultural”, en Encarnación Aguilar Criado, Patrimonio etnológico: nuevas perspectivas
de estudio, Sevilla, Consejería de Cultura, Junta de Andalucía, 1999, pp. 16-33.
3
“Arqueología y patrimonio: conocimiento y apropiación social”, en Revista Academia Colombiana de Ciencias, vol. XXX, No. 114, marzo de
2006.
266
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
Facilitar el encuentro entre el Estado y las comunidades para la construcción de una visión incluyente del
patrimonio cultural de la nación.
En esta medida, los lineamentos de la política cultural para promover la apropiación social del patri-
monio están enmarcados tres campos de acción:
Campo Acción
Participación: acciones públicas y privadas que inciden en Conformación de grupos voluntarios.
la manera como los ciudadanos perciben, reconocen y usan
sus entornos sociales y urbanos, generando una visión de Creación de espacios de participación comunitaria.
futuro compartida.
Realización de jornadas comunitarias y/o pedagógicas.
Educación: procesos formativos (formales y no formales)
Formación o capacitación en centros educativos como colegios, uni-
que fomenten en la población el conocimiento y la valora-
versidades, etc.
ción del patrimonio cultural.
Producción de materiales pedagógicos.
Elaboración de materiales de divulgación para medios de comunica-
Información: herramientas de comunicación que faciliten ción impresos, sonoros, audiovisuales y virtuales.
la valoración social del patrimonio.
Elaboración de planes de sensibilización, protección y salvaguardia.
A través de la participación se logra la interacción de la ciudadanía con el Estado y entre grupos o perso-
nas en los procesos encaminados a la definición y ejecución de políticas para el manejo de lo colectivo. Así
mismo, es un elemento fundamental para desarrollar la investigación y la documentación dirigidas a la
recuperación, el aprovechamiento y cuidado del patrimonio.
La participación es un derecho y un deber de los ciudadanos, por eso es necesario que en toda política
pública, estén presentes los diferentes mecanismos participativos, para lograr la intervención activa de los
diferentes grupos sociales en la toma de decisiones y en la implementación de programas y proyectos esta-
tales relacionados con su valoración y con la apropiación social del patrimonio cultural.
En este sentido, el Ministerio de Cultura, a través de la Dirección de Patrimonio, ha propuesto el Pro-
grama Vigías del Patrimonio Cultural, a través del cual niños, jóvenes y adultos pueden unirse alrededor de
un propósito común: valorar y proteger nuestro extenso y diverso legado cultural.
El Programa Vigías del Patrimonio Cultural es una estrategia de participación que busca integrar, bajo
el esquema de voluntariado, a las comunidades de todo el país interesadas en trabajar a favor del patrimo-
nio cultural, labor que se ve reflejada en las diversas experiencias de grupos organizados que han dedicado
parte de su tiempo a recuperar, difundir, mantener vivas nuestras raíces y a reconocer nuestra historia.
Además de la normatividad cultural, el Programa se soporta en:
• Derechos culturales, tales como el de participar en la vida cultural, disfrutar los valores de la cultura
propia y de otros pueblos, o los derechos y deberes para con el patrimonio cultural, la identidad y el
conocimiento.
267
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
• Mecanismos de participación ciudadana: conjunto de acciones y reglas mínimas compartidas que ge-
neran sentido de pertenencia, facilitan la convivencia humana y conducen al respeto del patrimonio
común y al reconocimiento de los deberes y derechos ciudadanos.
• Ley 720 de 2001, por medio de la cual se reconoce, promueve y regula la acción voluntaria de los ciu-
dadanos colombianos.
OBJETIVO
QUIÉNES PARTICIPAN
Grupos de voluntarios organizados que, a partir de su creatividad y con el acompañamiento del Ministerio,
realizan diversas acciones o actividades relacionadas con la valoración, salvaguardia, protección y disfrute
del patrimonio cultural.
268
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
– Velar por la preservación del legado cultural de las comunidades, para mantenerlo vivo y enrique-
cerlo para las generaciones venideras.
– Cumplir con los lineamientos establecidos por la Dirección de Patrimonio y los que propongan los
departamentos y regiones.
– Trabajar en la construcción de un país que resalte los valores culturales y la diversidad étnica y
cultural del país.
– Presentar anualmente un plan de trabajo que dé cuenta de las actividades programadas y los tiem-
pos de realización.
– Reportar a los coordinadores y al Grupo de Difusión y Fomento de la Dirección de Patrimonio,
cualquier cambio que se presente en los datos suministrados en el formulario único de inscripción
(cambios de dirección, de integrantes, de coordinador del grupo, de correos electrónicos, etc.).
– Actualizar anualmente la información del grupo de vigías y reportarla al Ministerio a través de los
coordinadores departamentales, y éstos al del nodo. De lo contrario no continuarán siendo parte
de la red.
– Los grupos de vigías del patrimonio oficialmente inscritos en el Programa cuentan con el aval del
Ministerio de Cultura y de las entidades territoriales, pero bajo ninguna circunstancia representan
a la institución.
– Los distintivos del Programa (chalecos, camisetas, gorras, etc.) deben ser portados únicamente
cuando el grupo esté realizando labores previamente consignadas en el plan de trabajo.
– No se permitirá el uso del logo del Ministerio de Cultura sin el consentimiento de un funcionario
de la Dirección de Patrimonio.
– Los vigías del patrimonio solamente representarán el Programa si están desarrollando las activi-
dades inscritas en el formulario único de inscripción y si éste ha sido aprobado por el Ministerio
de Cultura.
• Conocimiento y valoración del patrimonio cultural. Comprende, entre otros, planes de trabajo encami-
nados a la realización de listas preliminares, identificación de patrimonio cultural, estudios históricos
de bienes de interés cultural.
• Formación y divulgación del patrimonio cultural. Realización de propuestas creativas que busquen for-
mar ciudadanos conscientes de la importancia que representa su patrimonio.
• Conservación, protección, recuperación y sostenibilidad del patrimonio. Propuestas encaminadas a la
protección, conservación y disfrute del patrimonio.
De acuerdo con estas tres líneas, los grupos de vigías pueden diseñar y desarrollar propuestas y planes
de trabajo referentes a la preservación, salvaguardia y difusión del patrimonio cultural. El Ministerio de
269
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
Cultura presta asesoría técnica para la constitución de los grupos y para la formulación de sus propuestas
de trabajo.
• Capacitación. Formación a través de talleres y conferencias que se ofrecen a los integrantes de los gru-
pos de vigías y a los coordinadores departamentales y regionales, con el fin de brindar herramientas
que les permitan cualificar y mejorar sus proyectos, como, por ejemplo, talleres sobre presentación de
proyectos. Así mismo, los grupos son incluidos en otros proyectos educativos o pedagógicos que realiza
la Dirección u otras dependencias del Ministerio (por ejemplo, implementación del Proyecto Bitácora
del Patrimonio).
• Difusión. Circulación de información relacionada con eventos y actividades de interés para los grupos,
como seminarios, conferencias, convocatorias, etc.
• Estímulos. Como mecanismos para reconocer y promover la labor desarrollada por los grupos, se realiza
cada año el Encuentro Nacional de Grupos de Vigías y el Encuentro de Coordinadores, que permiten
dinamizar y fortalecer el Programa, así como facilitar el intercambio de experiencias. En este mismo
sentido se creó el Premio Nacional a Experiencias Exitosas del Programa Vigías del Patrimonio.
• Los proyectos y acciones de los vigías son presentados y desarrollados por grupos y no individual-
mente.
• El Programa se abre a grupos académicos interdisciplinarios, comunidades indígenas y afrocolombia-
nas, gestores culturales, amas de casa, historiadores, guías de turismo, profesores, bibliotecarios, niños
y población de la tercera edad, entre otros.
• Se crea una estructura organizativa para la descentralización del Programa, mediante la conformación
de nodos regionales.
• Se implementa el formulario único de inscripción para el ingreso y seguimiento de los grupos.
• Se da inicio a la realización de encuentros nacionales de grupos de vigías y encuentros de coordinadores
de nodo.
• Se crea la Red Nacional de Vigías del Patrimonio, con el fin de visibilizar el trabajo de los grupos y po-
sibilitar el intercambio de información.
270
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
Nodos regionales
Caribe Occidental
Atlántico
Archipiélago de San Andrés y Providencia
Bolívar
Córdoba
Sucre
Caribe Oriental
Cesar
Guajira
Magdalena
Noroccidente
Antioquia
Caldas
Quindío
Risaralda
Suroccidente
Cauca
Nariño
Valle del Cauca
Bogotá
Boyacá
Cundinamarca
Norte de Santander
Santander
271
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
Huila
Tolima
Putumayo
Caquetá
Orinoquia
Arauca
Casanare
Guaviare
Meta
Vichada
Pacífico
Amazonia
Amazonas
Guainía
Vaupés
272
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
Organigrama
Coordinador
nacional
Coordinador Coordinador
grupo departamental
Equipo coordinador
Tiene como fin consolidar en los departamentos y municipios el Programa de Vigías del Patrimonio como
mecanismo de participación ciudadana en torno al patrimonio cultural. Está conformado por el coordi-
nador nacional y los coordinadores regionales y departamentales.
– Brindar a los integrantes de los grupos de vigías y a los coordinadores regionales y departamentales,
herramientas que les permita cualificar y mejorar su labor y proyectos, como por ejemplo, talleres
sobre presentación de proyectos y fuentes de financiación. Así mismo, facilitar la participación de
los grupos en otros proyectos educativos o pedagógicos que realizan la Dirección de Patrimonio u
otras dependencias del Ministerio.
– Circular información relacionada con eventos y actividades de interés para los grupos, como se-
minarios, conferencias, convocatorias, etc.
– Ofrecer herramientas que posibiliten el intercambio y el acopio de información sobre las actividades
que realizan los grupos y el desarrollo del Programa, tales como blogs o plataformas virtuales.
– Realizar cada año el Encuentro Nacional de Coordinadores de Grupos de Vigías y el Encuentro de
Coordinadores de Nodo, como mecanismos que permitan reconocer y promover la labor desarro-
llada por los grupos, así como dinamizar y fortalecer la Red.
– Crear y proponer incentivos que motiven la continuidad de las actividades llevadas a cabo por los
grupos de Vigías reconocidos. Por ejemplo, el Premio Nacional a Experiencias Exitosas del Pro-
grama Vigías del Patrimonio, mediante el cual se reconoce y premia el trabajo desarrollado por los
grupos.
– Consolidar y mantener actualizada la información de los grupos de vigías del patrimonio.
273
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
– Difundir el Programa de Vigías del Patrimonio entre las instituciones de cultura a escala departa-
mental, distrital y municipal para motivar su implementación.
– Apoyar al coordinador nacional en la difusión de las actividades realizadas por los grupos y en las
acciones de capacitación.
– Tender puentes entre los ámbitos local, regional y nacional.
– Promover la formación de nuevos grupos.
– Propiciar enlaces con otras experiencias y prácticas de apropiación social del patrimonio cultural
en el país y el mundo.
– Servir de enlace en los departamentos que no cuentan con coordinador.
– Apoyar a los coordinadores departamentales en la implementación del Programa en sus territo-
rios.
– Apoyar la difusión de planes, programas, proyectos y actividades que realiza el Ministerio de Cul-
tura.
– Coordinar, acompañar, capacitar, apoyar y promover la conformación de grupos de vigías del pa-
trimonio en su departamento.
– Estar informado de los proyectos que se estén llevando a cabo en su región, hacer su seguimiento
y un balance final.
– Informar periódicamente a los coordinadores regional y nacional de las modificaciones que se
presenten en los grupos y los nuevos grupos que se conformen en su departamento.
– Mantener actualizada la base de datos de los grupos de vigías del patrimonio del departamento y
remitirla periódicamente al coordinador de nodo regional.
– Gestionar y promover ante las entidades territoriales la inclusión del Programa en los planes de
desarrollo y de acción de las gobernaciones y de las alcaldías, cabildos indígenas y consejos comu-
nitarios de comunidades negras.
– Promocionar y orientar los encuentros departamentales a favor del patrimonio.
– Prestar asesoría técnica y temática a los grupos de vigías del departamento, para la elaboración y/o
desarrollo de proyectos culturales.
– Mantener una relación permanente con el encargado de cultura y los gestores culturales de su de-
partamento.
– Apoyar la difusión de planes, programas, proyectos y actividades que realiza el Ministerio de Cul-
tura.
Antioquia, Atlántico, Bolívar, Boyacá, Cauca, Caldas, Cesar, Córdoba, Chocó, Cundinamarca, Huila, Guajira,
Magdalena, Meta, Norte de Santander, Quindío, Santander, Sucre, Tolima, Valle del Cauca y Bogotá.
274
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
Los departamentos que aún no cuentan con grupos de vigías son: Amazonas, Arauca, Archipiélago de
San Andrés y Providencia, Caquetá, Casanare, Guainía, Guaviare, Nariño, Putumayo, Risaralda, Vichada
y Vaupés.
Genera espacios de diálogo para el reconocimiento del otro, en los cuales el Ministerio de Cultura y la
sociedad civil encuentran un lugar de convergencia para construir en conjunto una visión incluyente del
patrimonio cultural.
Propicia la articulación de esfuerzos de organizaciones y entes territoriales en el ámbito nacional, regio-
nal y local para proteger, recuperar y disfrutar el patrimonio cultural, así como garantizar la permanencia
de ese legado y su protección para futuras generaciones.
Son las entidades públicas y privadas que promueven, difunden y apoyan el fortalecimiento del Programa
en el país. En su orden: Ministerio de Cultura; gobernaciones e instituciones departamentales de cultu-
ra, alcaldías y casas de la cultura; academia (universidades y Asociación de Facultades de Arquitectura) y
escuelas-taller de oficios tradicionales.
275
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
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NORMATIVIDAD
276
4. Política nacional de museos
Los museos del país son depositarios de bienes muebles, representativos del
patrimonio cultural de la nación. El Ministerio de Cultura, a través del Museo Nacional,
tiene bajo su responsabilidad la protección, conservación y desarrollo de los museos
existentes y la adopción de incentivos para la creación de nuevos museos en todas las
áreas del patrimonio cultural de la nación. Así mismo estimulará el carácter activo de los
museos al servicio de los diversos niveles de educación como entes enriquecedores de la
vida y de la identidad cultural nacional, regional y local.
INTRODUCCIÓN
En Colombia, el interés por salvaguardar y exhibir el patrimonio data del siglo XIX: el 28 de julio de 1823
el Congreso de la República expidió la ley de creación del Museo Nacional.1 Como primera sede se escogió
la antigua casa de la Expedición Botánica, también conocida como “Casa de los Secuestros”. El Museo se
creó con el fin de exhibir la colección de historia natural reunida por José Celestino Mutis durante los viajes
que realizó por el entones territorio de la Nueva Granada como responsable de la Expedición Botánica. A
estas piezas se sumaron más adelante otras de carácter arqueológico, histórico y artístico, y en la actualidad
las colecciones de este museo ascienden a más de 20.000 objetos que dan cuenta del patrimonio nacional
desde los vestigios de los primeros pobladores del territorio, pasando por testimonios de los diferentes pe-
riodos de la historia patria y de la actual etnografía indígena y afrocolombiana, hasta las manifestaciones
artísticas desde la Colonia hasta el presente.
Sin embargo, pasaron muchos años sin que surgieran otras iniciativas de esta naturaleza; recién en 1881
se creó el Museo de Antioquia, una institución en la que se exhibían colecciones conformadas por objetos
testimoniales de importantes momentos históricos, junto con piezas de arte precolombino, rocas, mine-
1
El 4 de julio de 1824 se abrió por primera vez al público el Museo Nacional, cuando el entonces vicepresidente de la República, general Fran-
cisco de Paula Santander, lo declaró oficialmente creado.
277
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
rales, colecciones numismáticas, algunos retratos de próceres y otros objetos curiosos. Entre 1900 y 1940
se crean otros 20 museos, 13 de ellos con colecciones de ciencias naturales, lo que evidencia un marcado
interés por este tipo de acervo, que podría explicarse por el hecho de que fueron fundados por institucio-
nes educativas (colegios de comunidades religiosas o universidades) que posiblemente los utilizaron como
una herramienta de apoyo para la educación de sus estudiantes, lo que ha permitido que se desarrolle una
labor de investigación de sus colecciones y se cuente con un inventario de las mismas. Más adelante, en la
década de los cincuenta, aparecen en el panorama los museos de arte; sin embargo, sólo hacia 1970 esta
tendencia se afianza y continúa la creación de este tipo de instituciones. La gran mayoría de ellas depen-
de de entidades privadas sin ánimo de lucro creadas específicamente para este fin, elemento que en gran
medida contribuye a garantizar su permanencia, debido a que tienen objetivos más claramente definidos.
Posteriormente, en la década de los ochenta, se presenta un crecimiento inusitado del número de museos.
Predominan en este contexto los que tienen colecciones históricas y arqueológicas, creados con el objetivo
ofrecer una narración de la historia local y regional desde diferentes perspectivas, como son la vida y obra
de personajes ilustres, la historia económica local, la recuperación de las artes y tradiciones populares, o
mediante el acopio de antigüedades expuestas de manera aleatoria. Una parte importante de estos museos
pertenece a municipios, lo que en gran medida podría contribuir a su inestabilidad institucional, dado que
están sujetos al cambio de quienes representan los poderes locales, y además, porque el presupuesto que
destinan las alcaldías para su funcionamiento es muy reducido.
A pesar de que muchos museos de historia local en parte se sustentan en colecciones arqueológicas,
desde 1939 existe una tradición de museos exclusivamente arqueológicos iniciada por el Museo del Oro
del Banco de la República, líder en el cuidado de este tipo de patrimonio en el país, cuyo fin es dar cuenta
de las comunidades indígenas del pasado, tanto del periodo prehispánico como del colonial. En 1942 se
funda el primer museo de arte religioso, y desde entonces hasta la fecha se han creado 28 entidades más de
esta índole, a cargo, en su mayoría, de la Iglesia y administrados por comunidades religiosas, arquidiócesis,
diócesis o parroquias. Salvo casos excepcionales, estas entidades se identifican más con salas de exhibición
que con museos propiamente dichos, en la medida en que no existe ni la voluntad ni la capacidad de destinar
un personal que dinamice las colecciones existentes. Sin embargo, esto no las exime de su responsabilidad
por el cuidado del patrimonio que albergan. El Ministerio de Cultura ha insistido en la importancia de
realizar un exhaustivo inventario de estos bienes como medida que facilite la recuperación de los robados
por las bandas que se dedican al tráfico ilícito de este tipo de patrimonio, uno de los más vulnerables. Por
otro lado, en 1984 la Universidad Nacional funda el primer museo interactivo: el de la Ciencia y el Juego.
A partir de esta experiencia se han creado más centros de este tipo, dirigidos en especial al público infantil
y juvenil, caracterizados por utilizar la interactividad como un medio para acercar al público a la ciencia
y sus misterios.
Además, a lo largo de la historia de los museos en el país, se han creado unos pocos etnográficos, que
en su mayoría dependen de comunidades religiosas, hecho que no sorprende, pues son el resultado de las
incursiones de misioneros en territorios indígenas con el fin de evangelizar a la población. Así mismo,
existen algunos museos que cuentan con colecciones de artes decorativas, así como otros que tienen colec-
ciones que no es posible incluir en ninguno de los grupos mencionados o que no han enviado información
suficiente a la Red Nacional de Museos para ubicarlos con exactitud.2
2
Es importante anotar que la recolección de la información para la consolidación de la base de datos de la Red Nacional de Museos se hizo con
base en las seis grandes categorías de colecciones establecidas por la UNESCO.
278
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
A partir de 1992, cuando comienza a gestarse un nuevo proyecto de Museo Nacional, también se planteó
la necesidad de conocer el sector museal del país, para lo cual se emprendió la tarea de investigar cuántos
museos existían en Colombia y cuáles eran sus características. El resultado de la investigación dio como
resultado la publicación, en 1995, del primer Directorio de museos de Colombia, en el cual se dio cuenta de
325 entidades abiertas al público y 36 en proceso de creación.
El elevado número de museos ratificó la percepción que desde el Museo Nacional se tenía de la nece-
sidad de incluir estas instituciones de manera específica en la legislación cultural colombiana, ya que si
bien la Constitución Política, en el Artículo 72, determina que el patrimonio cultural debe estar bajo la
protección del Estado, hasta entonces el sector de los museos no se mencionaba específicamente en una
ley. Es así como se abogó para que en la Ley General de Cultura, por medio de la cual se creó el Ministerio
de Cultura, se hiciera referencia específica a los museos del país y sus labores. De esta manera, la ley, en su
Artículo 5, señala que
[…] la política estatal en lo referente al patrimonio cultural de la nación tendrá como objetivos principales la
salvaguardia, protección, recuperación, conservación, sostenibilidad y divulgación del mismo, con el propó-
sito de que sirva de testimonio de la identidad cultural nacional, tanto en el presente como en el futuro.3
Además se incluyeron siete artículos que formalizarían las acciones del Estado en lo que respecta al
desarrollo de los museos del país.
Esta ley designó al Museo Nacional como ente rector de los museos públicos y privados, lo que significó
que entre sus funciones figuraran las encaminadas a dar cumplimiento a los artículos 49 a 55, en los que
se legisla sobre el desarrollo de los museos. Entre estas funciones se encuentran el fomento de los museos
del país, la investigación científica y el incremento de las colecciones, la especialización y tecnificación del
personal que los atiende, la protección y seguridad del patrimonio cultural que albergan, el fomento y
apoyo de programas de conservación y restauración de las colecciones que tienen, el control de las colec-
ciones y gestión de los museos públicos y privados y la generación de recursos para la financiación de sus
actividades.
Para esto se creó la Red Nacional de Museos, un programa que desde entonces viene adelantando ac-
ciones tendientes a conocer el sector y a contribuir con el fortalecimiento y difusión de estas instituciones.
Esta tarea se reforzó con el Plan Estratégico 2001-2010, “Bases para la construcción del Museo Nacional
del futuro”, elaborado de forma participativa entre 1998 y 2001. En esos años se realizaron una consulta
nacional, cuatro seminarios y simposios internacionales, cinco coloquios nacionales, veintidós mesas inter-
nas de trabajo y ocho sesiones de planeación, actividades en las que participaron más de tres mil personas,
entre asistentes y quienes contestaron la consulta nacional. En este Plan se definieron tres áreas estratégicas
derivadas de la misión del Museo Nacional:
3
La Ley 1185 de 2008 modificó la Ley 397 de 1997. Con esta modificación, ahora el Artículo 4 señala que “[…] la política estatal en lo referente
al patrimonio cultural de la nación tendrá como objetivos principales la salvaguardia, protección, recuperación, conservación, sostenibili-
dad y divulgación del mismo, con el propósito de que sirva de testimonio de la identidad cultural nacional, tanto en el presente como en el
futuro”.
279
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
• Realización de seminarios y talleres de capacitación sobre temas museológicos. Con el ánimo de respon-
der a la necesidad de formación de los trabajadores de los museos colombianos, se han realizado 16
seminarios en las ciudades de Pereira, Pasto, Cúcuta, Cartagena, Sogamoso, Santa Marta, Armenia,
Cali, Villa del Rosario, Villa de Leyva, Barranquilla, Bogotá y Medellín. Estos eventos han contado con
la participación de alrededor de 915 personas.
• Apoyo al registro y catalogación de las colecciones de los museos del país por medio del Plan Nacional de
Gestión de Colecciones. En respuesta a la evidente necesidad de apoyar a los museos en la realización
del inventario, registro y catalogación científica de sus colecciones, en 1998 se puso en marcha un plan
para facilitarles las herramientas necesarias para realizar esa tarea. De esta manera, se han entregado a
67 museos de 19 departamentos un software para la gestión integral de las colecciones, un computador,
una impresora y un estabilizador, lo que ha posibilitado el registro y catalogación de 68.412 objetos4
pertenecientes a sus colecciones. Además, en 2004 el Museo Nacional y la Red Nacional de Museos
desarrollaron su propio software de gestión integral de colecciones, denominado “Colecciones colom-
bianas”, que es entregado gratuitamente a los museos que manifiesten su interés por participar en el
Plan.
• Asesorías para la formulación de planes museológicos. En 2006 la Red Nacional de Museos desarrolló una
metodología para la elaboración de planes museológicos. Esta metodología se ha aplicado mediante
asesorías presenciales en siete museos del país. Como resultado, ellos cuentan con un plan de acción de
corto, mediano y largo plazo que permite orientar las actividades de los museos hacia el cumplimiento
de sus misiones y visiones.
• Apoyo en la renovación de guiones museológicos y de montajes museográficos. En los últimos años, la Red
Nacional de Museos ha prestado asistencia técnica para la renovación de los guiones museológicos y
para la renovación museográfica de seis de estas instituciones.
• Conformación de redes departamentales de museos que permitan incrementar la capacidad de gestión de
los museos del país. A partir de 2006 la Red Nacional de Museos comienza a desarrollar una metodolo-
gía para apoyar la conformación de redes departamentales de museos. Esta metodología se comenzó
a aplicar en 2007 con el inicio del proceso de conformación de las redes departamentales de Norte
de Santander, Boyacá y Cauca. En el marco de este proyecto, se realizaron diagnósticos integrales y
ejercicios de planeación en 47 museos participantes en estos departamentos. Así mismo, se realizaron
talleres de planeación con la metodología de marco lógico y se elaboraron planes operativos anuales.
En la actualidad se están realizando las gestiones para comenzar la conformación de redes en Tolima,
Atlántico y Antioquia. Además, se continúa con el apoyo de las redes de Norte de Santander, Boyacá y
Cauca.
• Desarrollo del portal www.museoscolombianos.gov.co. Para contribuir a la difusión de los museos co-
lombianos, mediante la publicación del Directorio de museos y del registro de piezas de las colecciones
4
Dato actualizado a junio de 2008.
280
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
de algunos de ellos y la creación de una alternativa de comunicación con los mismos, en 2004 se puso
en marcha la página web de los museos colombianos. En este espacio se divulgan las exposiciones y
eventos que los museos realizan y se informa al sector sobre cursos, becas y noticias de interés. Semes-
tralmente se elabora el Boletín de los Museos, medio que ofrece información detallada sobre temas de
utilidad para los museos y destaca los logros de esas instituciones.
• Administración, mantenimiento y gestión cultural de los museos pertenecientes al Ministerio de Cultura
ubicados fuera de Bogotá. El Ministerio de Cultura, a través de la Red Nacional de Museos, suscribe
anualmente convenios de asociación con entidades regionales sin ánimo de lucro para garantizar la
administración, el mantenimiento y la gestión cultural de nueve museos pertenecientes al Ministerio,
ubicados fuera de Bogotá y que no cuentan con planta de personal.
• Exposiciones itinerantes iconográficas. Consciente de la necesidad de que todos los colombianos tengan
acceso a los bienes y valores de la cultura e identidad nacional, desde 1997 se viene desarrollando un
programa de exposiciones itinerantes iconográficas consistente en enviar a todos los municipios del
país un juego de 10 afiches que presentan la vida, obra e iconografía de grandes personajes que han
contribuido a forjar la historia colombiana. Hasta el momento se han realizado cinco exposiciones sobre
Policarpa Salavarrieta, Antonio Nariño, Francisco José de Caldas, Simón Bolívar y José María Córdova
y la exposición iconográfica sobre José Celestino Mutis.
Los proyectos mencionados están dirigidos a todos los museos registrados en la base de datos de la Red
Nacional de Museos, lo que no significa que la Red pueda tener intervención directa en los museos que
no pertenecen al Ministerio de Cultura. Si bien estos proyectos son la base para una política nacional de
museos, hace falta llegar a un acuerdo sobre la definición de lo que es una entidad museal en el contexto
colombiano, para definir los requisitos mínimos que una institución de este tipo debe cumplir para ser
reconocida por el Ministerio de Cultura.
En Colombia existen 376 museos abiertos localizados en 26 departamentos y el Distrito Capital, los cuales
han constituido importantes colecciones que forman parte integral del patrimonio cultural de los colom-
bianos, en las categorías de arqueología, arte, ciencia y tecnología, ciencias naturales, etnografía e historia.
Además, existen 30 museos cerrados y 34 en proceso de creación.5
Los departamentos que cuentan con mayor número de museos son Antioquia (67), Valle del Cauca (30),
Boyacá (30), Santander (25) y el Distrito Capital (53). Así mismo, cabe resaltar que los departamentos de
Amazonas, Chocó, Caquetá, Guainía, Vichada, Arauca y Sucre sólo cuentan con dos o menos museos.
De los 376 museos abiertos que existen en Colombia, 43% están constituidos como entidades priva-
das, 5% corresponden a entidades mixtas y el 52% restante son entidades públicas. Entre estos últimos
se encuentran los nueve museos que pertenecen al Ministerio de Cultura y que están ubicados fuera de
Bogotá, los cuales, como ya se mencionó, no cuentan con planta de personal que garantice su adecuado
funcionamiento y el desarrollo de actividades misionales.
5
Información registrada en la Base de Datos de la Red Nacional de Museos, que se actualiza permanentemente.
281
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
A pesar de la gran cantidad de museos existentes en Colombia, su desarrollo ha sido muy desigual e
inequitativo, pues existen grandes diferencias entre los museos de uno y otro departamento y entre los de las
capitales y los que se encuentran en los demás municipios. Muchas de estas instituciones están más cerca de
ser salas de exhibición que museos, dado que este concepto implica cumplir con unos requisitos mínimos,
como prestar un servicio a la comunidad en forma permanente y tener catalogadas sus colecciones.
Entre las causas de la desigualdad en el desarrollo del sector de los museos se encuentran el descono-
cimiento de la esencia de estas entidades, la carencia de personal con un nivel educativo suficiente para
desarrollar en forma adecuada las actividades propias de un museo, la escasez de recursos para desarrollar
actividades misionales, la falta de comunicación e intercambio de experiencias exitosas con otros museos
del país.
Además, las limitaciones de la mayoría de ellos radican en su escasa capacidad para gestionar recursos
de las distintas fuentes existentes, la ausencia de planes estratégicos que les permitan determinar una misión
y orientar todas sus actividades al cumplimiento de la misma y, en muchos casos, la reducida capacidad
para renovar sus exposiciones y diseñar actividades, productos y servicios de alto impacto. Esta situación
es más grave si se tiene en cuenta que al menos la mitad de los museos del país no conocen exactamente
el costo anual de operación de sus instituciones y no están capacitados para formular proyectos,6 lo que
dificulta aún más la gestión de recursos de las fuentes públicas y privadas.
En un intento de diagnóstico realizado por la Red Nacional de Museos entre 2003 y 2004, se envió a
todos los directores de los museos del país un formato para recoger información que permitiera determi-
nar su nivel de conocimiento de los conceptos básicos para el funcionamiento de un museo y conocer la
situación real de sus instituciones en cuanto a sedes, guiones y montajes, personal, actividades educativas,
financiación y capacidad de gestión.
Del total de museos, 131 respondieron el cuestionario total o parcialmente; del análisis de la informa-
ción se pudo establecer que sólo el 50% de estas entidades cuenta con un guión museológico elaborado por
un especialista en el tema. Además, sólo el 23% del total que respondieron el cuestionario han realizado
consultas con la comunidad para realizar sus guiones, por lo que es de suponer un bajo nivel de legitimidad
de los mismos entre las comunidades objetivo de sus actividades. Por otro lado, en cuanto al manejo de
los objetos que preservan, sólo el 16% de los que respondieron el diagnóstico cuentan con un inventario y
fichas donde se consignen números de registro.
Así mismo, la mayor parte de los museos del país no tiene acceso a las nuevas tecnologías de información
y comunicación (TIC). De los 131 que respondieron el cuestionario de diagnóstico, el 56% cuenta con un
equipo de cómputo, y sólo el 33% tiene acceso a Internet, lo que dificulta el acceso a la más reciente infor-
mación sobre temas museológicos y la comunicación con instituciones afines del orden local y nacional.
Además, con este diagnóstico se confirmaron problemáticas comunes, como la escasez de personal,
falta de formación profesional, inexistencia de inventarios, escasa relación con la comunidad, ausencia de
ejercicios de planeación y desconocimiento de los costos de funcionamiento de la institución. Pero sobre
todo se corroboró que muchas personas siguen aferradas a la idea de que un museo es un lugar que se
limita a exhibir una colección de objetos, sin ningún orden y en muchas ocasiones sin ninguna relación
entre ellos.
6
Diagnóstico realizado por la Red Nacional de Museos.
282
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
A pesar de que la situación descrita es el denominador común de muchos museos que dependen de
alcaldías, organizaciones sin ánimo de lucro, comunidades religiosas y particulares, en el país existen otros
tantos que llevan a la práctica de manera exitosa sus actividades misionales. Estos en general son museos de
arte moderno, universitarios y algunos de historia y arqueología; están localizados en las grandes ciudades
y dependen tanto de instituciones públicas como privadas.
Este panorama permite establecer que debe recorrerse un largo camino para que los museos colombia-
nos se consoliden como instituciones con altas capacidades organizacionales y con una estabilidad financiera
básica que les permita realizar sus programas misionales. Reconocido esto, es necesario desarrollar una
serie de acciones que permitan elevar el nivel de formación del personal que trabaja para estas entidades en
las diversas áreas de museología, museografía y gestión administrativa y financiera. Además, la tecnología
debe ser el centro de apoyo de la gestión de los museos de las distintas regiones del país.
CONCEPTUALIZACIÓN
[…] una institución permanente, sin fines lucrativos, al servicio de la sociedad y de su desarrollo, abierta al
público, y que efectúa investigaciones sobre los testimonios materiales del ser humano y de su medio am-
biente, los cuales adquiere, conserva, comunica y exhibe, con propósitos de estudio, educación y deleite.7
Esta definición establece cinco funciones básicas —investigar, coleccionar, conservar, exhibir y comuni-
car— que deben operar de manera integrada para cumplir tres propósitos: educación, estudio y deleite.
En los últimos años la comunidad museal ha elaborado nuevas propuestas de definición de lo que son
y deben hacer los museos. Del análisis de ellas se deduce que un museo debe tener dos componentes sus-
tanciales en su misión: preservación del patrimonio y la memoria, y servicio a la comunidad. Parte de estas
nuevas propuestas comprenden cambios en el concepto tradicional de museo, que reconocen su aporte al
desarrollo social. Hoy en día conceptos como inclusión, reconocimiento, diversidad, identidad y participación
de la comunidad son inherentes a la nueva práctica museal.
Bajo estos criterios, el museo debe procurar trabajar con la comunidad/sociedad en la preservación,
investigación y comunicación del patrimonio y memoria que conservan, generando conocimiento sobre
éstos en la medida de sus capacidades. Por medio de la preservación del patrimonio y la memoria, y de su
labor educativa, los museos contribuyen a generar sentido de pertenencia y a la formación de ciudadanos
tolerantes y respetuosos y se convierten, entonces, en foros o espacios de conversación, de encuentro e
intercambio, de construcción de ciudadanía, de socialización de identidades, una puerta que conduce a
la investigación e inspira nuevas ideas, y en instituciones fundamentales para el desarrollo de la industria
turística.
De esta manera, una política cultural referida a los museos, en pleno siglo XXI, exige una mirada
orientada a la inclusión, el reconocimiento, la diversidad, la identidad y la participación de la comunidad,
la profesionalización de los trabajadores de los museos y la conservación del patrimonio y la memoria.
Esta Política Nacional de Museos definirá lo que debe ser la entidad museo, de acuerdo con la realidad
7
Estatutos del Consejo Internacional de Museos, Artículo 2, parágrafo 1.
283
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
colombiana y con las nuevas propuestas sobre lo que es y debe hacer una institución museal, con el fin de
establecer las características mínimas que ésta debe tener para que pueda ser reconocida como tal por el
Ministerio de Cultura y pueda acceder a los beneficios de la Política.
En este sentido, las consideraciones mínimas que deben estar presentes en la definición de una entidad
museal serían: conservación del patrimonio y la memoria, y servicio a la comunidad (inclusión, apropiación,
participación, educación, entretenimiento y reconocimiento). Por lo tanto, la propuesta de definición de
una institución museal en el contexto colombiano, la cual será sometida a discusión nacional, y de la que
parte este documento base de política, es: los museos son espacios para la preservación del patrimonio y
las memorias, en los que se generan procesos de participación, inclusión, apropiación, reconocimiento,
recuperación de identidad, educación y entretenimiento de la sociedad.
Además, los museos de Colombia deberán tener las siguientes características mínimas para ser reco-
nocidos por el Estado y ser beneficiarios de esta Política:
• Ser entidades públicas o vinculadas a una entidad pública, o ser entidades constituidas como personas
jurídicas sin ánimo de lucro o estar vinculadas a una entidad con estas características.
• Tener colecciones o algún tipo de testimonio sobre un patrimonio o memoria que se quiere conservar
para la sociedad.
• Desarrollar actividades mínimas de conservación preventiva de los objetos que preserva de acuerdo
con normas del Ministerio de Cultura.
• Tener un inventario de los objetos que preserva elaborado en la ficha diseñada por la Red Nacional de
Museos.
• Recopilar información detallada sobre los objetos y ponerla a disposición del público.
• Prestar servicios al público en un horario claramente establecido y respetado, que debe estar disponible
en un lugar visible.
• Registrar el número de personas que visitan el museo al año.
• Tener un libro de visitantes y demostrar mejoras a partir de los comentarios registrados.
OBJETIVOS DE LA POLÍTICA
• Definir la entidad museo, de acuerdo con la realidad colombiana y con las nuevas propuestas sobre lo
que es y debe hacer una institución museal.
• Establecer las características mínimas que un museo debe tener para que pueda ser reconocido como
tal por el Ministerio de Cultura y pueda acceder a los beneficios de la Política.
• Establecer alianzas con entidades estatales y educativas para desarrollar acciones que contribuyan al
fortalecimiento de los museos del país.
• Mejorar el nivel de conocimiento, formación y práctica museal del personal de los museos del país.
• Fortalecer la capacidad de gestión de los museos.
• Promover el acceso al patrimonio y la memoria de los colombianos mediante la adecuada conservación
y divulgación de las colecciones de los museos.
• Promover la idea de museos como entidades con responsabilidad social, lo que implica una estrecha
interacción con la comunidad.
• Establecer un sistema de información e indicadores para el sector.
284
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
LÍNEAS DE ACCIÓN
• Establecimiento de las características mínimas que un museo debe tener para que pueda ser reconocido
como tal por el Ministerio de Cultura y pueda acceder a los beneficios de la Política.
– Continuar con el proceso de diagnóstico integral de todos los museos del país.
– Desarrollar acciones para que los museos que no cumplen los requisitos mínimos lo logren en un
periodo de tiempo determinado.
– Establecer criterios conjuntos con otras áreas del Ministerio para destinar recursos de apoyo a los
museos del país.
• Creación de redes departamentales de museos para mejorar los servicios que éstos prestan a la comu-
nidad en las regiones.
– Programa de capacitación.
– Apoyo a creación de becas en las universidades que cuentan con programas de formación profe-
sional en museología.
• Reconocimiento de los museos como una herramienta de apoyo a la educación formal en el país: ges-
tión con el Ministerio de Educación para que en los PEI se contemple la inclusión de los museos como
complemento de los currículos.
• Inventario, registro y catalogación de las colecciones de los museos del país.
• Establecimiento de criterios para apoyar proyectos museológicos de los museos del país.
– Crear un banco de proyectos donde se recojan y analicen las propuestas de los museos del país para
su fortalecimiento y desarrollo.
– Apoyo en la gestión de recursos de cooperación internacional, y de otras fuentes, para la realización
de los proyectos seleccionados en el banco.
– Asesoría a las propuestas seleccionadas.
285
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
• Respaldo a la presencia activa de los museos en los planes de desarrollo, las políticas locales y el Sistema
General de Cultura mediante la inclusión de los museos en los planes de desarrollo departamentales y
municipales.
ACTORES
• Ministerio de Cultura.
• Museo Nacional de Colombia.
• Red Nacional de Museos.
• Ministerio de Educación.
• Ministerio de Comunicaciones.
• Viceministerio de Turismo.
• Museos del país.
• Académicos.
• Expertos de Centroamérica y del Caribe.
• Estudiantes.
• Maestros.
• Sociedad civil.
286
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
Bibliografía
Constitución Política de 1991.
ICOM, Estatutos del Consejo Internacional de Museos, Viena, 2007.
Ley 397 de 1997, Ley General de Cultura.
Ley 1185 de 2008, modificatoria de la Ley General de Cultura.
Ministerio de Cultura, Plan Estratégico 2001-2010, “Bases para la construcción del Museo Na-
cional del futuro”, Bogotá, Ministerio de Cultura, 2002.
287
5. Políticas para la diversidad
PRESENTACIÓN
En concordancia con las transformaciones institucionales que se propuso el Ministerio de Cultura para el
año 2008, y en respuesta a la necesidad de contar con soportes conceptuales y técnicos que den sustento a
las entidades públicas en su tarea de atender los asuntos que afectan el ejercicio de los derechos culturales
de los grupos étnicos y sectores o colectivos sociales que se afilian a una identidad cultural en particular, la
Dirección de Etnocultura y Fomento Regional adelantó durante el primer trimestre de ese año un trabajo
de reflexión y análisis de los antecedentes y desarrollos normativos, académicos e institucionales sobre el
tema, recogiendo en particular los resultados de su labor de concertación y diálogo con diferentes organi-
zaciones, colectivos y comunidades de grupos étnicos.
En la primera parte de este documento se relacionan de manera sucinta los antecedentes institucio-
nales que permiten observar la forma en que el Ministerio de Cultura, en cumplimiento de las actividades
asumidas a partir de la estructura institucional establecida en la Ley General de Cultura, ha dado respuesta
a la tarea de
[…] garantizar a los grupos étnicos y lingüísticos, a las comunidades negras y raizales, el derecho a conservar,
enriquecer y difundir su identidad y patrimonio cultural, a generar el conocimiento de las mismas según
sus propias tradiciones y a beneficiarse de una educación que asegure estos derechos.1
De igual manera, en esta primera sección se presenta una breve descripción de los sectores poblacionales
que la Dirección de Etnocultura y Fomento Regional ha priorizado para su trabajo, atendiendo a dos cate-
gorías generales que facilitan la comprensión y atención de las múltiples identidades existentes en el país:
1
Ley 397 de 1997, Artículo 1, Numeral 6.
289
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
• Sectores sociales que reivindican opciones de vida, formas de ser, actuar, crear y recordar a partir de su
etnia, género, opción sexual, edad, donde se ubican los grupos étnicos (indígenas, afrodescendientes y
rom), los jóvenes, los adultos mayores, las mujeres, la población LGBT,2 entre otros.
• Grupos en situación de vulnerabilidad, en los que se incluyen colectividades que por una combinación
de factores ven afectada, o en riesgo, su vida o subsistencia. Se considera vulnerables a diversos grupos
de la población, entre los que se encuentran las niñas, los niños y jóvenes que viven en la calle, los des-
plazados (principalmente mujeres), la población carcelaria, los colectivos o individuos en procesos de
reincorporación, las personas en situación de discapacidad, entre otros.
ANTECEDENTES INSTITUCIONALES
Desde su creación en el año 1997, el Ministerio de Cultura se ha nutrido, enriquecido y renovado al incor-
porar en su quehacer perspectivas de análisis acordes con los debates contemporáneos sobre la cultura,
pero también enfoques de acción atentos a la diversidad de universos simbólicos presentes en el país. Por
ello, la atención a los grupos étnicos y a sectores sociales —vinculados por edad, cultura o condición de
vulnerabilidad— ha sido un asunto debatido y tratado de diversas maneras, tal y como lo registra el marco
2
LGBT es una sigla que se usa como término colectivo para referirse a las personas lesbianas, gays, bisexuales y trans. El término trans alude a
travestis, transexuales y transgéneros.
3
Función establecida en el Decreto 1746 de 2003 para el Ministerio de Cultura.
290
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
normativo que adecua la estructura de esta entidad, así como los diferentes programas y proyectos que se
han adelantado a lo largo de estos años.
Aunque el Ministerio de Cultura no ha estado ajeno a la configuración de nuevas identidades a partir de
categorías asociadas al territorio, el género, la sexualidad o la situación de vulnerabilidad, se puede afirmar
que la acción institucional, en términos de las poblaciones, ha estado centrada en los grupos étnicos y en
la niñez y juventud. Este énfasis particular deriva de la estructura de Ministerio propuesta en el Artículo
5 de la Ley General de Cultura, 397 de 1997, en la cual se establecen seis direcciones nacionales, entre las
cuales se encuentran una de Etnocultura y Fomento Regional, una de Infancia y Juventud y cuatro más que
manejan las áreas de Patrimonio, Comunicaciones, Artes y Cinematografía.
Así, para dar cumplimiento a la tarea señalada en la Ley General de Cultura de “garantizar a los grupos
étnicos y lingüísticos, a las comunidades negras y raizales, el derecho a conservar, enriquecer y difundir su
identidad y patrimonio cultural, a generar el conocimiento de las mismas según sus propias tradiciones y
a beneficiarse de una educación que asegure estos derechos”,4 en el momento de reglamentar la estructura
interna del Ministerio, en agosto de 1997 se creó la Dirección de Etnocultura con la función de formular
políticas, planes y programas etnoculturales tendientes a “identificar, preservar, promover y divulgar las
manifestaciones culturales de los grupos étnicos y asesorar y coordinar a los grupos étnicos para la con-
servación de la riqueza arqueológica, los derechos colectivos y los procesos de etnoeducación”.5 Dos años
después, en 1999, esta Dirección fue fusionada con la de Fomento y Desarrollo Regional, la cual pasó a
denominarse Dirección de Etnocultura y Fomento Regional6 y a incorporar funciones relacionadas con
el fomento de las manifestaciones culturales de los grupos étnicos, la formación y divulgación para la re-
cuperación y conservación de prácticas culturales y los procesos de planeación y gestión en las entidades
territoriales y resguardos indígenas para promover el reconocimiento de la diversidad, fortalecer procesos
identitarios e impulsar diálogos culturales.
Posteriormente se precisan las funciones de esta Dirección,7 haciendo énfasis en primer lugar en los
temas relacionados con la participación y organización del sector cultural, la articulación inter e intrainsti-
tucional, la asesoría a los procesos de planeación y gestión, el reconocimiento y valoración de la diversidad
étnica y cultural y el diálogo intercultural. De igual manera, se establecen funciones relacionadas con el
fomento a las empresas culturales y la definición de medidas conducentes a estimular la creación, el fun-
cionamiento y mejoramiento de espacios públicos para la realización de actividades culturales.
Otras dependencias del Ministerio de Cultura también han contribuido al cumplimiento de la tarea
de garantizar el derecho de conservar y enriquecer la identidad cultural de los grupos étnicos, mediante
el desarrollo de acciones que propenden por el fomento de las expresiones artísticas y culturales de estos
grupos. En este sentido se destaca el apoyo de la Dirección de Comunicaciones a la creación y difusión de
programas en diversos formatos para medios masivos de comunicación sobre la diversidad cultural del
país y la creación y puesta en funcionamiento de emisoras indígenas; el trabajo de la Dirección de Artes
para ampliar el mapa sonoro, visual y narrativo del país al incorporar los aportes de las culturas indígenas,
raizales y afrodescendientes y ponerlos en diálogo con las prácticas artísticas contemporáneas a través de
laboratorios de investigación, curadurías, residencias, talleres, becas y procesos de creación y formación
4
Ley 397 de 1997, Artículo 1, Numeral 6.
5
Decreto 1970 de 1997, Artículo 24.
6
Decreto 1126 de 1999.
7
Decreto 1746 de 2003.
291
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
de formadores, entre otros; la inclusión de títulos de autores afrocolombianos en el fondo bibliográfico del
Programa Nacional de Lectura y Bibliotecas liderado por la Biblioteca Nacional, así como el desarrollo de
los proyectos del Museo Nacional que buscan estudiar y divulgar el carácter multiétnico y pluricultural de
la nación y el apoyo del Instituto Colombiano de Antropología e Historia a diferentes instituciones públicas
en el cumplimiento de sus mandatos constitucionales a partir de los resultados de las investigaciones que
adelanta en torno a conflictos interculturales e interétnicos.
De igual manera, es importante señalar la inclusión de líneas específicas para la atención de la pobla-
ción de los grupos étnicos en los programas de Estímulos y de Concertación. En el año 2005 el Programa
Nacional de Concertación abrió la línea denominada “Proceso de recuperación de la memoria cultural de
los pueblos indígenas”, para apoyar proyectos encaminados a recuperar, reafirmar, proteger y transmitir
los valores y las prácticas culturales de los pueblos indígenas en temas relacionados con historia, lenguas,
cosmovisiones, tradición oral, medicina tradicional, música, danza y formas tradicionales de organización
social; y para la convocatoria del año 2008 incorporó la línea “Fortalecimiento cultural a contextos pobla-
cionales específicos”, que apoya proyectos que promueven la creación, memoria, producción y circulación
artística y cultural, generados o dirigidos a la población afrocolombiana, rom o raizal.
En el año 2006, el Programa de Estímulos incluyó en su portafolio el Premio a Experiencias Educativas
a Favor de la Diversidad y el Diálogo Intercultural; en 2007 la Beca de Investigación Literaria para Pueblos
Indígenas “Oralitura”, y en 2008, con el objetivo de incrementar las oportunidades de formación avanzada
a los miembros de las comunidades afrodescendientes e indígenas de Colombia y de promover el conoci-
miento sobre lenguas afrodescendientes, amplió la oferta de becas para estudios de posgrado en Estados
Unidos, en cooperación con Fulbright Colombia, e incluyó una Beca de Investigación de Lenguas Afro-
colombianas. Finalmente, en este breve recuento de la acción institucional en torno a los grupos étnicos,
cabe señalar la iniciativa que se adelanta desde el Despacho de la Ministra para conformar el Programa de
Protección de la Diversidad Etnolingüística, que busca implementar, en concertación con los representantes
de las comunidades y otras entidades oficiales, una política pública de protección y fomento de las lenguas
de los grupos étnicos presentes en Colombia.
Por otra parte, los temas relacionados con niñez y juventud fueron asumidos por la Dirección de In-
fancia y Juventud desde su creación, en 1997,8 Dirección que ha asesorado al Ministerio en la formulación
de políticas culturales para estos sectores poblacionales con el objeto de fomentar la formación artística,
estimular la socialización de las manifestaciones culturales de este grupo etario y fortalecer el desarrollo del
sector artístico que trabaja con y para la infancia y la juventud mediante acciones directas y convenios con
entidades del orden nacional como el ICBF, encargado de la formulación y ejecución de políticas sociales
para mejorar la calidad de vida de la niñez. La labor realizada por esta Dirección ha permitido también que
este tema se incorpore en los planes y programas que implementa el Ministerio de Cultura para la ejecución
de sus políticas, al priorizar como población beneficiaria a la niñez y la juventud.
Durante el año 2004 la Dirección de Infancia y Juventud incorporó dentro de sus labores el trabajo
con la población en condición de discapacidad, a raíz de la conformación de los grupos de enlace sectorial
(GES), creados a escala nacional para establecer diálogos y coordinación interinstitucional sobre formas
8
El decreto 1970 de 1997 establece para esta Dirección funciones relacionadas con la concertación de políticas y programas culturales para la
niñez y la juventud, el fomento, estímulo y desarrollo de investigación y procesos pedagógicos artísticos no formales, con la difusión de ma-
nifestaciones, servicio y hacedores culturales, entre otras. Estas funciones se precisaron con el Decreto 1746 de 2003, que incluyó la asesoría
en el diseño y formulación de políticas, el diseño y ejercicio de políticas de fomento a la educación artística en coordinación con el Ministerio
de Educación, y la creación artística por medio de estímulos a creadores y gestores.
292
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
DIVERSIDAD CULTURAL
9
Constitución Política de 1991, Artículo 16, sobre el libre desarrollo de la personalidad.
10
Constitución Política de 1991: Artículo 10, sobre el derecho a conservar su lengua; Artículo 68, sobre el derecho a que la formación educativa
respete y desarrolle su identidad, y artículo 330, sobre el derecho a ser gobernados por sus propias autoridades según usos y costumbres de la
comunidad.
11
Corte Constitucional, Sentencia T-605 de 1992.
12
El bandé, el palenquero, la lengua criolla de las comunidades de San Basilio de Palenque y la de los raizales del Archipiélago de San Andrés,
Providencia y Santa Catalina.
293
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
[…] a la existencia de diferentes grupos étnicos, sino también a las características culturales de los habi-
tantes de las diferentes regiones del país y a las diferencias de género, edad, creencias religiosas, opiniones
políticas, etc., existentes a lo largo y ancho del territorio nacional.13
Así como a los indígenas y demás grupos étnicos se les reconoce hoy el derecho a ser distintos, también
a las mujeres, a los niños y jóvenes y a todos los individuos en general, porque la Constitución busca esta-
blecer un terreno sólido para que el pluralismo prospere no sólo en la esfera de las identidades colectivas
sino también en los espacios de encuentro individuales.
El Informe de desarrollo humano 2004 del PNUD plantea que el reconocimiento y la acogida de diversas
etnias, religiones, idiomas y valores que por mucho tiempo fueron considerados amenazas para la armonía
social, constituyen un elemento ineludible en el panorama político del siglo XXI, puesto que desde con-
textos muy diversos y de modos diferentes la gente se moviliza en torno a sentimientos de carácter étnico,
religioso o cultural y exige el reconocimiento, la valoración y acogida de su identidad por la sociedad en
su conjunto.14
De tal forma que hoy en día la libertad de las personas de escoger sus identidades —y de llevar la vida
que valoran— constituye parte fundamental del desarrollo humano, puesto que para vivir una vida plena
es importante la posibilidad de elegir lo que uno es sin perder el respeto por los demás o verse excluido de
otras alternativas y del conjunto de condiciones materiales que hacen posible que la gente participe en la
sociedad sin tener que desprenderse de los vínculos culturales que ha escogido. Sin embargo, y pese a los
desarrollos normativos, para que estos postulados sean una realidad aún hay mucho camino por recorrer.
En la práctica existen formas de exclusión cultural que niegan el reconocimiento y no dan cabida a los
estilos de vida escogidos por grupos en particular, e insisten en que los individuos de una sociedad deben
vivir exactamente como sus demás miembros, y también hay personas que son discriminadas o sufren
desventajas de oportunidades sociales, políticas y económicas debido a su identidad cultural.
Si bien el país reconoció su condición de nación multiétnica y pluricultural, y consagró el enfoque de
derechos que plantea que los individuos deben reivindicar sus legítimas aspiraciones, reconocerse, asu-
mirse y ser considerados como sujetos de derechos fundamentales, inalienables e irrenunciables, aún hay
mucho que aprender para poner en comunicación los múltiples rostros y voces que nos definen como
diversos y para reconocer y valorar la diversidad cultural como una gran fuerza que promueve formas de
vida, imaginarios y sistemas de interacción social que enriquecen y fortalecen la sociedad. Así mismo, es
necesario que el reconocimiento y la valoración que el Estado haga de la diversidad se desarrolle en fun-
ción del fortalecimiento de la sociedad civil, expresado en el pleno ejercicio de sus derechos culturales y
su activa participación ciudadana.
El reconocimiento de la diversidad étnica y cultural plantea la necesidad de tener en cuenta que cada gru-
po poblacional tiene diversos intereses y concepciones de desarrollo y de cambio social, pero también que
13
Silvio Aristizábal, Conocimiento local y diversidad étnica y cultural, Bogotá, Universidad Nacional Abierta y a Distancia, 2000.
14
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Informe sobre desarrollo humano 2004. La libertad cultural en el mundo diverso de hoy,
México, PNUD, Mundiprensa, 2004.
294
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
la constitución de estos grupos o franjas de población en las sociedades contemporáneas responde a una
multiplicidad de dimensiones y variables sociales y culturales y que en un mismo individuo confluyen,
dialécticamente, diversas identidades, y en una misma cultura confluyen diversas identidades, que deben
ser tenidas en cuenta a la hora de que la institucionalidad pública establezca sus acciones.
Para efectos de la reflexión, el Ministerio de Cultura ha establecido dos categorías que permiten orga-
nizar la intervención de esta institución y determinar los alcances de las mismas:
• Sectores sociales que reivindican opciones de vida, formas de ser, actuar, crear y recordar a partir de su
etnia, género, opción sexual, edad, entre otras.
• Grupos en situación de vulnerabilidad, es decir, grupos o colectividades que por su menor disponibilidad
de activos materiales y no materiales, quedan expuestos a sufrir alteraciones bruscas y significativas en
sus niveles de vida.
Estas dos categorías no son excluyentes, pues en la práctica se ve que la falta de condiciones para que se
concrete la libertad cultural individual y colectiva incide de manera desfavorable en algunos de los grupos
o comunidades que se movilizan y constituyen sus identidades en torno a afinidades de carácter étnico o
cultural. Por otra parte, es necesario tener en cuenta que en las sociedades contemporáneas las identidades
se estructuran de manera compleja, estratégica, móvil y cambiante.
• Grupos étnicos. De acuerdo con la información suministrada por el DANE,15 en Colombia residen
1.392.623 indígenas; 4.311.757 afrocolombianos y 4.858 personas del pueblo rom o gitano, que corres-
ponden al 3,43%, 10,62% y 0,01% de la población total del país, respectivamente. Estas poblaciones
que se autorreconocen como afrocolombianos, indígenas y rom, constituyen sus identidades a partir
de su pertenencia a un grupo étnico específico, pero también a partir de los significados y valores que
atribuyen a sus prácticas económicas, simbólicas, sociales o epistémicas y a la aceptación de un ori-
gen, una historia, una cultura y una lengua. Es decir, a los modos particulares de ser, estar y concebir
el mundo. En este sentido, cada uno de los grupos étnicos que coexisten en el país son portadores de
experiencias, cosmovisiones y órdenes sociales sustentados en condiciones históricas culturales espe-
cíficas, que pueden ser fuentes de intercambio, creatividad e innovación.
Hablar de cada uno de ellos supone tener en cuenta una multiplicidad de hechos, tales como sus largos
procesos de poblamiento y movilidad, sus relaciones con la cultura occidental, los períodos de coloni-
zación, los auges extractivos, la expansión del sistema de economía de mercado y la intensificación del
conflicto armado, que han generado profundas transformaciones en sus territorios y sistemas culturales,
incidido de manera negativa en su calidad de vida y puesto en riesgo sus posibilidades de establecer
interacciones culturales armoniosas en las nuevas condiciones de intensificación de los intercambios
con el mundo que los rodea.
15
Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Colombia una nación multicultural: su diversidad étnica, Bogotá, DANE, Dirección de
Censos y Demografía, 2007.
295
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
• Rom o gitanos. La población rom reside principalmente en los departamentos de Atlántico, Bolívar,
Valle del Cauca, Norte de Santander, Santander, Nariño y en la ciudad de Bogotá. Las ciudades donde
se encuentran las principales kumpanias16 son: Barranquilla, Cartagena, Cali, Cúcuta, Girón e Ipiales.
Según estimaciones del Proceso Organizativo del Pueblo Rom (Prorom), desde la llegada de los pri-
mero gitanos a América, junto con los conquistadores españoles, hasta la actualidad, se pueden contar
seis momentos de migración intensa: las primeras migraciones fueron promovidas por los gobiernos
europeos para resolver la presencia rom en sus países; posteriormente, y para huir de las persecuciones
que impuso la legislación colonial, los rom ingresaron en las colonias españolas, donde permanecieron
como “arrochelados”; luego, en el marco de las guerras de Independencia, se dieron nuevas migraciones
de rom que buscaban lugares más tolerantes para vivir; después, en el escenario de las leyes abolicio-
nistas, los rom ingresaron al continente huyendo de la esclavitud bajo la que se encontraban en Europa
del Este, y durante el período de las dos guerras mundiales, muchos llegaron huyendo de los horrores
de éstas. El sexto momento se da desde la Segunda Guerra Mundial hasta hoy, y se caracteriza por la
dispersa y pequeña inmigración de rom hacia Colombia provenientes de países vecinos.
Algunos de los elementos constitutivos del zakono, identidad étnica y cultural propia, son la larga tradición
nómade17 que hoy en día cuenta con nuevas formas de itinerancia; un idioma propio, el romanés o romaní
shib; una organización social basada en la configuración de grupos de parentesco o patrigrupos; autori-
dades o instituciones como los Sere Romengue o Jefes de Familia, la Kriss o Tribunal conformado por los
Sere Romengue […], unas funciones cotidianas de la familia extensa, especialmente en lo que a actividades
económicas se refiere; un sentido de la estética tanto físico como artístico y una peculiar interpretación de
los fenómenos naturales…18
Los oficios tradicionales, como son el manejo de metales, la quiromancia y el comercio informal en los
que se ocupa la mayoría de la población rom, se han visto afectados por reglamentaciones y normas
sobre manejo del espacio público que administraciones municipales han implementado recientemente
y que chocan con la dimensión espacial y la apropiación simbólica de los lugares que habita y utiliza
económicamente el pueblo rom. De igual manera, y dado el recelo tradicional que los rom han tenido
frente al sistema educativo de la sociedad mayoritaria, aproximadamente el 70% no han pisado las aulas
de una escuela, lo que ha generado bajos niveles de escolaridad y altos niveles de analfabetismo.
• Población afrodescendiente, raizal y palenquera. Los tres grupos diferenciados de población afrocolom-
biana, palenqueros y raizales, basándose principalmente en la persistencia de unas prácticas y mani-
festaciones culturales de procedencia africana, han constituido espacios donde se recrea y se actualiza
un ser común y los elementos de una identidad, que lejos de estar eternamente fijados en un pasado
esencializado, están sujetos al juego continuo de la historia. De tal forma que cuando se hace referencia
a la población afrocolombiana, se asume como tal aquella que “hace presencia en todo el territorio
16
Conjunto de patrigrupos familiares pertenecientes ya sea a una misma vitsa o linaje, o a diferentes que han establecido alianzas entre sí, prin-
cipalmente mediante intercambios matrimoniales, y cuya interacción y relaciones generan una apropiación espacial.
17
Que debe entenderse, según los rom, como una actitud mental más que como una amplia movilidad geográfica.
18
Prorom, Tras el rastro de Melquiades: memoria y resistencia de los rom en Colombia, Bogotá, Colección O Lasho Drom, 2005.
296
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
nacional, de raíces y descendencia histórica, étnica y cultural africana, nacidos en Colombia, con su
diversidad racial, lingüística y folclórica”.19
La población afrocolombiana hoy se encuentra distribuida en todo el territorio nacional. Sin embargo,
existen regiones con mayor presencia debido a procesos históricos y demográficos.20 Así, en las regiones
de la costa pacífica se mantienen asentamientos que se caracterizan por la conservación de prácticas
culturales ancestrales definidas por una territorialidad propia, y en todos los departamentos de la fran-
ja costera del Caribe colombiano se encuentran núcleos humanos de afrocolombianos. En los valles
interandinos existen también importantes asentamientos en Risaralda, Caldas, Quindío y Antioquia;
y en menor escala en otros departamentos de la Orinoquia y Amazonia, producto principalmente de
procesos más recientes de migración. De igual manera, en los centros urbanos, como Bogotá, Cali y
Medellín, se encuentran grandes conglomerados de afros cuya presencia se explica por una dinámica
propia de movilidad social, acelerada en los últimos años por el desplazamiento producto del conflicto
armado y la presencia de grupos ilegales en sus territorios ancestrales. En el archipiélago de San Andrés,
Providencia y Santa Catalina se encuentran los raizales, que constituyen un grupo con características so-
cioculturales y lingüísticas diferenciadas, con un fuerte mestizaje e identidad anglo-afro-caribeña.21
Si bien existen situaciones y contextos sociales, culturales y territoriales particulares para cada uno de
los grupos de afrocolombianos que habitan el país, en el Documento Conpes 3.310 de 2004, “Política
de acción afirmativa para la población afrocolombiana”, se presentan algunos datos de la Encuesta de
Calidad de Vida 2003 que reflejan las condiciones sociales y económicas de esta población. Este docu-
mento señala que
[…] la tasa de desocupación de la población afrocolombiana es superior a la del resto de la población en tres
puntos, 14% frente a 11%. En materia de educación, la población afrocolombiana se encuentra en situación
de desventaja en secundaria debido a que la cobertura para este grupo es de 62%, frente al 75% para el resto.
A su vez, solamente el 14% de los afrocolombianos ingresan a la educación superior, porcentaje inferior al
de la población no afro (26%). Comparado a escala regional, la menor tasa de cobertura en secundaria y
en superior la presenta la región pacífica. En salud, la situación para la población afro es más crítica que la
del resto de población, presentando mayores porcentajes de población no asegurada (51% afrocolombiana
versus 35% resto), y menor población afiliada al régimen subsidiado y contributivo con un 21% y un 25%
para la población afrocolombiana, respectivamente, frente a un 23% y 36% del resto de la población. En lo
que corresponde a vivienda propia, se evidenció que los afrocolombianos tienen tasas de vivienda propia
mayores que los no afro, 62% y de 55%, respectivamente. Sin embargo, al estudiar las características de las
viviendas propias de los afrocolombianos, se encontró que éstas tienen materiales de paredes y pisos más
precarios y están ubicadas en estratos más bajos.
19
Definición contenida en el documento “Marco conceptual para la elaboración del plan integral a largo plazo para la población afrocolombiana
y raizal”.
20
Más de la mitad de la población afrocolombiana del país (57,28%) se concentra en los departamentos del Valle del Cauca, Antioquia, Bolívar
y Chocó, y el 17,48% reside en los departamentos de Nariño, Cauca y Atlántico. En el departamento del Chocó, el 82,12% de la población es
afrocolombiana, en el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina el porcentaje de afrocolombianos es de 56,98%, de los cuales
el 69,09% corresponde a la población raizal, oriunda de este departamento. En Bolívar, el 27,61% de la población es afrocolombiana; en el
Valle del Cauca el 27,20% y en el Cauca el 22,20%.
21
Dilia Robinson Davis, Plan integral de largo plazo de la población afrocolombiana. Eje temático: desarrollo social-género, Bogotá, DNP, 2007.
297
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
Por otro lado, el índice de desarrollo municipal permite establecer que el indicador de desarrollo pro-
medio de los 67 municipios con población negra o afrocolombiana, correspondiente a 2002, se situó
en 30,6, y fue inferior al promedio nacional de 7,5 puntos. El porcentaje de personas con necesidades
básicas insatisfechas en las cabeceras de estos 67 municipios es superior en 19 puntos porcentuales al
promedio de los 1.098 municipios del país, ubicado en 40%. A su vez, la cobertura de los servicios bá-
sicos domiciliarios es menor que la nacional, y el recaudo tributario por habitante es, en promedio, la
mitad del recaudo por habitante nacional.
Los afrocolombianos, raizales y palenqueros, como grupo étnico, cuentan con sistemas de parentesco,
representaciones colectivas, configuraciones epistémicas e intercambios económicos y sociales propios,
ajustados a las dinámicas connaturales de su cultura, y en la medida en que los procesos de movilidad
y migración se incrementan, se han ido actualizando y adaptando de acuerdo con las circunstancias,
brindando —y alimentándose de— convivencia a otros universos mentales distintos. Hoy en día, en
contextos urbanos y rurales, el variado universo cultural sincrético y la rica experiencia cultural del
pueblo afrocolombiano se manifiesta en sus relaciones con el medio natural,22 por medio de sus expre-
siones sonoras, visuales, corporales, usos culinarios y celebraciones religiosas, entre otras. No obstante,
las condiciones sociales y económicas que inciden en su calidad de vida, así como factores asociados al
conflicto armado y a la ubicación en territorios estratégicos para el desarrollo de proyectos económi-
cos, debilitan las posibilidades para que los afrocolombianos reivindiquen sus legítimas aspiraciones a
reconocerse, asumirse y ser considerados como sujetos de derechos fundamentales.
• Pueblos indígenas. La mayoría de los integrantes de los 87 pueblos indígenas existentes en el país habitan
en el área rural, en 710 resguardos legalmente constituidos, en parcialidades indígenas o en territorios
no delimitados legalmente. Los departamentos que tienen un mayor porcentaje de población indígena
son, en su orden, Vaupés (66,65% de su población), Guainía (64,90%), La Guajira (44,94%), Vichada
(44,35%) y Amazonas (43,43%), Cauca (21,55%) y Putumayo (20,94%).
A lo largo de cientos de años cada uno de los pueblos indígenas, en su contexto específico, han desarro-
llado formas particulares de interacción con la naturaleza, patrones de residencia, lenguas, cosmovi-
siones, esquemas organizativos y estructuras sociales basados en el respeto a la tierra y a sus mayores.
Aunque el parentesco no es la única expresión de la organización social, para las sociedades indígenas aún
constituye un elemento fundamental en el mantenimiento de su sistema cultural y de su especificidad co-
mo grupos étnicos […] Las diversas formas de agruparse y relacionarse entre sí, en particular los sistemas
de parentesco median sus relaciones individuales y grupales, la manera en que se distribuyen los bienes, la
estratificación de su vida social, sus formas de socialización y sus sentimientos de identidad frente al grupo
al que se sienten pertenecientes.23
De igual manera es importante señalar que estos pueblos han desarrollado una compleja relación con el
medio natural circundante, donde no suelen hacerse separaciones entre el suelo y sus recursos, tal como
lo hace el derecho occidental. No es simplemente un factor productivo, y tampoco un bien inmueble
22
Por ejemplo, para los afrocolombianos de la región del Pacífico la tierra tiene un valor cultural. Ellos imaginan, perciben y establecen relaciones
con el territorio, es decir, la tierra y sus recursos naturales, incluyendo el paisaje, cruzadas por códigos específicos de configuración simbólica
y de manejo del territorio.
23
Enrique Arango y Raúl Sánchez, Los pueblos indígenas de Colombia en el umbral del nuevo milenio, Bogotá, DNP, 2004.
298
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
comercializable. La tierra y sus recursos constituyen una unidad, un enlace continuo entre la sociedad,
la naturaleza y el mundo espiritual. El territorio es el lugar de los ancestros y la morada de los dueños
o amos de las plantas y los animales, y base para su reproducción biológica y cultural, de tal forma que
de esta relación particular se derivan, entre otros, jerarquías y formas de autoridad particulares que
rigen la vida en estos espacios, sistemas agrícolas, conocimientos botánicos y concepciones de buena
vida.
Aunque no es posible pensar en los pueblos indígenas como un solo grupo homogéneo, ya que las di-
námicas y procesos históricos, sociales, culturales, económicos y territoriales los configuran de manera
distinta, se puede señalar que algunos de los asuntos problemáticos que afrontan se derivan de
[…] su ubicación en territorios estratégicos para la dinámica del conflicto armado, y en parte por la mar-
ginación y discriminación que han sufrido […] También los pueblos indígenas se han visto afectados por
proyectos productivos de gran envergadura en sus territorios colectivos, por normas que desfavorecen la ex-
plotación campesina tradicional, por el desarrollo de grandes proyectos de infraestructura que pueden afec-
tar negativamente el medio ambiente y, en ocasiones, por las fumigaciones aéreas de cultivos ilícitos.24
En el “Informe anual de derechos humanos” de las Naciones Unidas se señala que las regiones más
afectadas son Arauca, Cauca, Chocó, Córdoba, Guajira, Nariño, Putumayo y Valle del Cauca; que la agu-
dización del conflicto armado afecta gravemente los derechos individuales y colectivos de la población
indígena y que la etnia nómada nukak makú, del departamento del Guaviare, en peligro de extinción
y con un alto porcentaje de sus miembros desplazados, se encuentra en una situación humanitaria
crítica, que exige una atención muy específica por sus particularidades culturales.
Muchas reformas que recientemente se le han hecho a la Constitución y sus posteriores desarrollos
legislativos han reconocido los derechos colectivos a la propiedad sobre las tierras para los pueblos in-
dígenas, así como algunos derechos al uso de sus lenguas nativas, a la educación y a elegir representantes
especiales al Congreso. No obstante las desventajosas formas de articulación con las economías locales y
comunitarias, los circuitos comerciales mayores, especialmente extractivos, y los inequitativos términos
de intercambio entre productos agrícolas, forestales y pesqueros y los productos transformados, así
como el rezago histórico en la atención pública de las necesidades básicas de las comunidades perte-
necientes a grupos étnicos, inciden de manera negativa en la calidad de vida de estas poblaciones y en
su posibilidad de pervivencia. De igual manera, el desconocimiento que tanto la sociedad mayoritaria
como las entidades del Estado tienen de sus especificidades culturales, genera tensiones entre formas
de autoridad tradicionales y las instituidas por el Estado —como son los capitanes y gobernadores—
que con el paso del tiempo, y por su reconocimiento legal, se constituyen en autoridades y desdibujan
la figura tradicional de los mayores. En este mismo sentido apunta el debate sobre el acceso y la pro-
tección del conocimiento tradicional de los pueblos indígenas y su legado cultural de conocimientos
y prácticas sobre los ecosistemas y sus especies, que ha generado tensión y conflictos entre los sistemas
de propiedad intelectual y la noción de patrimonio basado en la responsabilidad colectiva que estos
pueblos promueven.
24
Naciones Unidas, “Informe anual del alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos e Informes de la Oficina del alto
comisionado y del secretario general (Informe de la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre la situación
de los derechos humanos en Colombia)”, 28 de febrero de 2008.
299
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
Se agrupan en esta categoría grupos o sectores sociales que experimentan dificultades para acceder y con-
trolar los recursos necesarios para satisfacer sus necesidades, situación que genera y perpetúa prácticas
discriminatorias y que conduce a condiciones de marginamiento y exclusión cultural, social y económica.
La vulnerabilidad25 corresponde entonces a la carencia o ausencia de elementos esenciales para la subsis-
tencia y el desarrollo personal, e insuficiencia de las herramientas necesarias para abandonar situaciones
de desventaja, estructurales o coyunturales. No obstante, hablar de vulnerabilidades implica tener en cuenta
su reverso, esto es, que las personas cuentan también con capacidades propias, que hay que tomar como
punto de partida.
En conjunto, las personas más vulnerables son aquellas que, debido a factores estructurales de largo
plazo, a procesos de corto plazo generadores de crisis o tensiones, y a sus propios determinantes personales,
tienen acceso escaso e inseguro a los bienes básicos (bienes productivos e ingresos reducidos, sistema de
sustento inseguro, derechos limitados); escasos recursos personales (salud, educación), materiales (reser-
vas, ahorros) y sociales (capital social, redes, información) para hacer frente a una situación que pone en
riesgo sus sistemas de sustento o su vida.
El trabajo que el Estado adelanta con estas poblaciones incorpora, entonces, la realización de acciones
positivas que disminuyen las condiciones de discriminación y modifican las circunstancias iniciales de
vulnerabilidad en que viven los grupos sociales considerados, y la generación de condiciones de equidad
para cada grupo poblacional desde la perspectiva de su propia diferencia. El Ministerio de Cultura tendrá
mayor injerencia en el primer aspecto, puesto que mediante su gestión puede contribuir a la transforma-
ción de imaginarios y representaciones que reproducen y mantienen las condiciones de discriminación, y
a la generación de condiciones de equidad.
• Población en situación de discapacidad. En el Decreto No. 40 de 1995 se establece que una persona con
discapacidad es toda aquella que, como consecuencia de una o más deficiencias físicas, psíquicas o
sensoriales, congénitas o adquiridas, previsiblemente de carácter permanente y con independencia de
la causa que las hubiera originado, vea obstaculizada, en a lo menos un tercio, su capacidad educativa,
laboral o de integración social.
El DANE,26 en un análisis de los datos preliminares del Censo 2005 sobre limitaciones permanentes,
señala que “del total de personas que reportaron alguna limitación, el 71,2% presentan una limitación,
el 14,5% dos limitaciones, el 5,7% tres limitaciones y el 8,7% tres o más limitaciones”.27 El perfil de las
personas en condición de discapacidad (PCD) se caracteriza por tener bajo nivel educativo, percibir y
25
La vulnerabilidad es un concepto complejo que abarca variados componentes que se manifiestan de forma diferente en cada persona. Siguiendo
a autores como Chambers, Cannon, y Blaikie, se ve que tales componentes integran las dos dimensiones con que cuenta la vulnerabilidad: el
riesgo y la falta de capacidades. La primera alude a la exposición a situaciones que generan riesgo de verse afectado por ellas, es decir, inseguri-
dad; la segunda, a la falta de capacidades, que dificulta el acceso a los recursos, los servicios públicos o la ayuda.
26
Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Boletín Censo General 2005, Discapacidad-Colombia, actualizado a 30 de noviembre
de 2007.
27
Del total de personas que reportaron alguna limitación, 29,3% tienen limitaciones para moverse o caminar, el 14,6% para usar brazos y ma-
nos, el 43,4% para ver a pesar de usar lentes o gafas, el 17,3% para oír aun con aparatos especiales, el 13% para hablar, el 11,7% para entender
o aprender, 9,4% para relacionarse con los demás por problemas mentales o emocionales, el 9,9% para bañarse, vestirse o alimentarse por sí
mismo y el 18,8% presentan otra limitación.
300
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
vivir con menos de un salario mínimo mensual, estar desempleadas, ubicarse en los estratos uno y dos,
hacer parte de los hogares calificados como pobres y vivir en el área rural.28
De los tres millones de personas, aproximadamente, que presentan limitaciones permanentes, el 33,3%
no tiene nivel educativo y 29,1% tiene niveles básicos de primaria incompleta. En el caso de la educa-
ción superior, se encuentra que cerca del 2,34% de la población discapacitada tiene algún nivel, ya sea
técnico, tecnológico o profesional, el 1% tiene culminados sus estudios superiores, y el 0,1% ha cursado
estudios de postgrado. Las razones para tan bajos niveles educativos radican en las pocas posibilidades
para el acceso a la educación, el imaginario social, la marginalidad histórica de esta población y el escaso
acompañamiento académico adecuado para su desempeño.
Con respecto a las características socioeconómicas, se observa que cerca del 78,7% de la población
habita en zonas de bajos ingresos económicos y con dificultades de acceso al transporte y a los equipa-
mientos urbanos. Casi el 30% de las PCD no tienen protección social en salud y por tanto no reciben
rehabilitación. A ello se suma que un alto porcentaje de quienes no asisten a rehabilitación refieren
como razón la inaccesibilidad de los servicios.
Estudios recientes aseguran que
[…] a pesar de la cantidad de normas con las que se ha pretendido establecer los principios para la auto-
nomía e igualdad de oportunidades, es todavía incipiente el desarrollo en la práctica. Se necesitan ajustes
en algunos aspectos normativos relacionados con desarrollo de servicios sociales y culturales, normas
específicas en materia de prevención y rehabilitación funcional, integración educativa y eliminación de la
discriminación por razón de discapacidad.29
28
Janeth Hernández Jaramillo e Iván Hernández Umaña, “Una aproximación a los costos indirectos de la discapacidad en Colombia”, en revista
Salud Pública, No. 7 (2), 2005, pp. 130-144.
29
Grupo de Investigación en Derechos Humanos, “La discapacidad desde el horizonte de los derechos humanos”, en Programa de Divulgación
Científica, fascículo 13, Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario, s.f.
30
Según datos de la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes), 3.662.842 personas habían sido desplazadas por la
violencia hasta el 25 de octubre de 2005.
31
Realizada por la Comisión de Seguimiento a la Política Pública sobre Desplazamiento. Primer informe a la Corte Constitucional, enero de
2008.
301
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
– El 89,4% de los grupos familiares ha sido víctima de un desplazamiento forzado por la violencia,
mientras que el 9,4% lo ha sido hasta de dos desplazamientos y el 1,2% restante hasta por más de
dos desplazamientos.
– El 54,2% de los grupos familiares ha sido expulsado de una zona rural, el 23,7% de una cabecera
municipal y el 21% de un centro poblado (corregimiento, caserío o inspección).
– Hay bajos niveles de intención de retorno o de reubicación entre los grupos familiares. Sólo el 3,1%
desea regresar a su sitio de origen, mientras que el 76,4% desea permanecer en el lugar de asenta-
miento actual, el 6,7% prefiere reubicarse en otro municipio y el 2,7% salir del país.
Este mismo informe señala que existe un alto grado de vulnerabilidad de los hogares desplazados, refle-
jado en el tamaño relativamente alto con relación al promedio nacional (5,1% personas vs. 3,9% para
el conjunto de la población colombiana); la elevada presencia de hijos e hijas (54,2% vs. 41,8% para la
población colombiana) y de niños/as y jóvenes (54,3% menor de 20 años vs. 40,3% para la población
colombiana); la baja diferencia de edad promedio de los jefes y sus cónyuges (40 años) con relación
a la de otros miembros del hogar (14); la significativa incidencia de embarazos durante el último año
en la población femenina en edad fértil; la cuantiosa presencia de población perteneciente a minorías
étnicas (3,7% de indígenas, 21,2% de afrodescendientes y 0,2% de otras minorías étnicas); la elevada
proporción de hogares que cuentan con algún miembro en condición de discapacidad (17,5%); la
alta tasa de analfabetismo de la población mayor de 15 años (13,9%), la baja escolaridad (4 años en
promedio) y la alta tasa de dependencia económica. Así mismo, es notable la mayor proporción de
mujeres desplazadas (54%) con relación a los hombres (46%). Es por estos hechos que la Dirección de
Etnocultura y Fomento Regional considera necesario priorizar a las mujeres y a los grupos étnicos de la
población en situación de vulnerabilidad como sectores que ameritan una atención urgente y efectiva,
sin que ello signifique desatender a los demás grupos poblacionales.
Por otra parte, estudios recientes han develado que además de las limitaciones arriba mencionadas
existen imaginarios y representaciones que asocian a la población en situación de desplazamiento como
actores del conflicto armado, y que por tanto llevan consigo inseguridad y delincuencia a los lugares
donde se desplazan. En ciudades como “Bogotá, Cartagena y Medellín se gestan imaginarios del otro
desplazado como bandido, damnificado, víctima, expresados a través de discursos en los cuales el des-
plazamiento es definido como epidemia social”.32 Este aspecto es muy importante porque los conceptos,
ideas o imágenes que evocan a estos grupos de población tienden a soportar jerarquías y relaciones de
poder que determinan relaciones de exclusión, afectan el ejercicio de los derechos e impiden la tras-
formación de las situaciones de vulnerabilidad.
La mayoría de los informes realizados sobre el desplazamiento en el país indican la importancia de re-
conocer las diferencias étnicas y culturales para equilibrar el impacto que produce el desplazamiento.
Se señala que en general que no es lo mismo un proceso de retorno de las comunidades étnicas, que
tienen, en relación con su territorio, un sentido de pertenencia diferente del que tiene un campesino
sobre el lugar donde ha producido su vida de trabajo. No es lo mismo el restablecimiento de las comu-
nidades afrocolombianas que se encuentran a las orillas, a lo largo y ancho de los ríos, por ejemplo en
el Pacífico colombiano, que el desarrollo que se tiene sobre los campesinos que se encuentran asentados
32
Andrés Salcedo, “Políticas de la movilidad y la diferencia”, en Gerardo Ardila (ed.), Colombia: migraciones, transnacionalismo y desplazamiento,
Bogotá, Centro de Estudios Sociales, Universidad Nacional de Colombia, 2006, pp. 359-380.
302
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
en la zona andina. No es lo mismo un proceso de desarrollo de las mujeres cabeza de familia, que los
procesos de restablecimiento donde el jefe de hogar sigue siendo el hombre. Entender estas diferencias
y entender que cada grupo poblacional tiene sobre sí mismo una propia mirada, debe facilitar y favo-
recer la equidad.
• Población en proceso de reincorporación. La Alta Consejería para la Reintegración (ACR)33 indicaba en
marzo de 2007 que entre agosto de 2002 y febrero de 2007, 43.300 personas se desmovilizaron y que el
mayor número de desmovilizados colectivos se encontraba ubicado en los departamentos de Antioquia,
Córdoba y Cesar, mientras que en Bogotá, Cundinamarca y Antioquia se encontraba el mayor número
de desmovilizados individuales. A febrero de 200834 esta cifra ascendió a 46.317 personas, de las cuales
31.700 correspondían a desmovilizados colectivos y 14.600 a desmovilizados individuales. De la cifra
total de desmovilizados, cerca del 80% (37.360) hace parte del proceso de reintegración y el 61% de
éstos está ubicado en Antioquia (10.440), Córdoba (3.828), Bogotá (3.807), Cesar (2.707) y Magdalena
(2.193).
Los desmovilizados son en su mayoría hombres, con un promedio de edad de 30 años y con niveles
educativos muy bajos. Las cifras indican que entre los desmovilizados individuales, el 85% corresponde
a hombres y el 15% a mujeres; 3% son analfabetas, el 46% cuenta con estudios de primaria y el 23%
de secundaria, 35% son solteros y 65% están en unión libre. Entre los desmovilizados colectivos, 93%
son hombres y 75% mujeres; 4% son analfabetas, 41% tienen estudios de primaria y 51% de secunda-
ria; 32% son solteros y 68% están en unión libre. El ICBF atiende a 540 menores de edad en sus planes
institucional, sociofamiliar y de la Red de Protección.
En la “Encuesta nacional ciudadanía y conflicto en Colombia”, realizada en diciembre del año 2006,35 se
registró una percepción pesimista y desconfianza del colombiano medio sobre los avances del proceso
de desmovilización. La encuesta señaló que el 44,3% de los encuestados muestra disposición de recibir
en su vecindario a un ex “para”, pero la tendencia en las dos encuestas realizadas —una en 2005 y otra en
2006— es proclive al deterioro de la aceptación de reinsertados de cualquier grupo. Sólo el 39% de los
encuestados muestra disposición de vincular a una empresa a personas reincorporadas. Estos datos se
complementan con los ofrecidos por la Alta Consejería respecto al mismo período, los cuales muestran
que 70% de los reincorporados colectivos no tienen trabajo, el 96% no ha tenido acceso a proyectos
productivos y el 66% no ha tenido formación ocupacional, y entre aquellos que la han recibido se han
presentado altos niveles de deserción.36
• Población carcelaria.Los datos registrados en el boletín virtual “Población interna discriminada por
sexo y situación jurídica”,37 del 30 de marzo de 2008 del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario
(Inpec), indican que en los 605 establecimientos penitenciarios del país, la población carcelaria asciende
a 65.596 personas (61.761 hombres y 3.825 mujeres). Del total de hombres, sólo 20.929 se encuentran
33
Alta Consejería para la Reintegración, “Presentación Alta Consejería para la Reintegración Proantioquia”, Medellín, Alta Consejería para la
Reintegración, 28 de marzo de 2007.
34
Alta Consejería para la Reintegración, “Una estrategia de reintegración: un reto que requiere la participación de todos”, Medellín, Alta Con-
sejería para la Reintegración, febrero de 2008.
35
Indepaz y la Universidad de los Andes, “Encuesta nacional ciudadanía y conflicto en Colombia”, Bogotá, Indepaz, Universidad de los Andes,
febrero de 2007.
36
Foro “El proceso de reinserción en Colombia”, convocado por Indepaz, Pax Christi y la revista Semana, Bogotá, marzo 7 de 2007. Disponible
en http://209.85.165.104/search.
37
Disponible en www.inpec.gov.co/portal/pls.
303
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
sindicados, mientras que casi la mitad de las mujeres (1.499) lo están. Para esa fecha se registraban
40.652 hombres condenados y 2.313 mujeres en igual situación.
El informe de Naciones Unidas sobre derechos humanos, cuando trata el problema de la población
carcelaria señala que
El hacinamiento en los centros penitenciarios es en promedio del 20,6%, con índices más críticos en algunas
unidades. […] [Es urgente] lograr una mejor atención de las necesidades básicas de los reclusos tales como
salud, alimentación, agua, asesoría y representación jurídica, visitas familiares, educación y proyectos de
trabajo y una ampliación del modelo educativo y formación para el trabajo que se viene implementando
en algunos lugares […] De igual manera llama la atención sobre la necesidad de dar trato diferencial en
las prisiones a mujeres, indígenas, afrodescendientes, homosexuales, bisexuales y personas transgénero, e
internos con VIH-sida.38
MARCO LEGAL
El desarrollo de unas líneas de política para la diversidad y la decisión de crear una Dirección de Pobla-
ciones en el Ministerio de Cultura obedecen, entre otras razones, a la necesidad de dar un mayor alcance
a lo consagrado en la Constitución Política39 y en la Ley General de Cultura en cuanto al reconocimiento
y valoración que hacen de los diversos estilos de vida y a la responsabilidad que otorgan al Estado, al ser
declarado como Estado Social de Derecho, en la provisión de condiciones para el ejercicio pleno, la pro-
tección y el restablecimiento de los derechos culturales. Así mismo se fundamenta en la función otorgada a
esta cartera, mediante el Decreto 1746 del 2003, de fomentar y preservar la pluralidad y diversidad cultural
de la nación.
Se relacionan a continuación normas e instrumentos jurídicos enfocados a la promoción, garantía y
protección de los derechos de sectores sociales que constituyen sus identidades a partir de la existencia de
vínculos étnicos, territoriales, culturales y/o de su situación de vulnerabilidad. Estas normas expresan la
necesidad de que las diversas entidades desarrollen programas adaptados culturalmente, que partan de
entender las características, problemáticas, intereses e interpretaciones particulares que tengan los sectores
sociales y que redunden en una adecuación de las modalidades de atención, entre otros aspectos.
• Ley 60 de 1993. Estipula que los resguardos indígenas se beneficiarán de un porcentaje de los recursos
presupuestales del país; en consecuencia, participarán de los ingresos corrientes de la nación mediante
transferencias proporcionales a su población.
• Ley 70 de 1999. Establece la demarcación y titulación de los territorios colectivos de comunidades negras
y trata temas relacionados con el medio ambiente y la conformación de los consejos colectivos, entre
otros asuntos.
38
Naciones Unidas, “Informe anual del alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos e Informes de la Oficina del alto
comisionado y del secretario general (Informe de la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre la situación
de los derechos humanos en Colombia)”, op. cit.
39
La Carta tiene cerca de 30 artículos que se refieren a los grupos étnicos y a sus diversas y particulares culturas.
304
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
• Resolución 022 del 2 de septiembre de 1999, expedida por la Dirección General de Etnias del Ministerio
del Interior y de Justicia, que
[...] reconoce que el pueblo rom de Colombia habita el país ininterrumpidamente desde antes del estable-
cimiento de la República y que por consiguiente es un grupo étnico que ha realizado aportes importantes al
proceso de conformación de la nacionalidad colombiana […] [y] Que para atender las demandas y reivindi-
caciones propias del pueblo rom de Colombia, las distintas entidades públicas deben hacer las adecuaciones
institucionales que se requieran a fin de incorporar la existencia de este grupo étnico.
• Ley 387 de 1997. Adopta medidas para la prevención del desplazamiento forzado, y la atención, pro-
tección, consolidación y estabilización socioeconómica de los desplazados internos por la violencia en
Colombia.
• Sentencia T025 de 2004. Declara un estado de cosas inconstitucional40 y concluye que por
[…] las condiciones de vulnerabilidad extrema en las cuales se encuentra la población desplazada, así como
por la omisión reiterada de brindarle una protección oportuna y efectiva por parte de las distintas autori-
dades encargadas de su atención, se han violado a la población desplazada en general, sus derechos a una
vida digna, a la integridad personal, a la igualdad, de petición, al trabajo, a la salud, a la seguridad social, a
la educación, al mínimo vital y a la protección especial debida a las personas de la tercera edad, a la mujer
cabeza de familia y a los niños.
• Ley 975 de 2005. establece las “disposiciones para la reincorporación de miembros de grupos armados
organizados al margen de la ley…” y “…para acuerdos humanitarios”. Norma que rige la actuación de
todas las entidades públicas y privadas para los temas relacionados con la población reintegrada.
INSTRUMENTOS DE LA UNESCO
• Declaración universal sobre diversidad cultural. Conjunto de principios para la creación de una sociedad
más pacífica y equitativa, basada en el respeto mutuo y la tolerancia. Reconoce la diversidad cultural
como patrimonio común de la humanidad y como fuerza de innovación, intercambio y creatividad.
• Informe de la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las For-
mas Conexas de Intolerancia. Documento que sintetiza los compromisos, las recomendaciones y las
propuestas de cooperación internacional con relación a la superación del racismo y las demás formas
de discriminación racial. Dicha Conferencia, entre otras disposiciones, reconoce que
[…] el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia se producen por
motivos de raza, color, linaje u origen nacional o étnico y que las víctimas pueden sufrir formas múltiples o
40
Debido a que dicha violación de los derechos ha venido ocurriendo de manera masiva, prolongada y reiterada y no es imputable a una única
autoridad, sino que obedece a un problema estructural que afecta a toda la política de atención diseñada por el Estado, y a sus distintos com-
ponentes, en razón a la insuficiencia de recursos destinados a financiar dicha política y a la precaria capacidad institucional para implemen-
tarla.
305
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
agravadas de discriminación por otros motivos conexos, como el sexo, el idioma, la religión, las opiniones
políticas o de otra índole, el origen social, la situación económica, el nacimiento u otra condición.41
[…] al comenzar el tercer milenio, la lucha mundial contra el racismo, la discriminación racial, la xeno-
fobia y las formas conexas de intolerancia, en todas sus formas y manifestaciones odiosas y en constante
evolución, es un asunto prioritario para la comunidad internacional, y que esta Conferencia ofrece una
oportunidad única e histórica de evaluar y determinar todas las dimensiones de esos males devastadores de
la humanidad con vistas a lograr su eliminación total, entre otras cosas mediante la adopción de enfoques
innovadores y holísticos y el fortalecimiento y la promoción de medidas prácticas y eficaces a los niveles
nacional, regional e internacional.42
MARCO CONCEPTUAL
La cultura es un extendido, finísimo y eficaz mecanismo de producción y reproducción del orden social
que opera, de maneras más o menos visibles, a través de clasificaciones, límites y jerarquías simbólicas. Por
lo mismo el cambio cultural representa siempre, de alguna forma, un desplazamiento de estos límites, un
quebrantamiento y recomposición de estas jerarquías; en breve, una reclasificación del espacio cultural y
la aparición de nuevas formas de apropiación y uso del mismo.43
La Constitución de 1991, al hablar de nación pluriétnica y multicultural reconoce que Colombia está
constituida por una radical heterogeneidad simbólica y que por lo tanto es producto de la existencia de
múltiples formas de aprehender y constituir el mundo social. La Carta Constitucional favorece la cons-
trucción de imaginarios sociales que dan cuenta de la convivencia de diversas identidades y de su riqueza
cultural. El reconocimiento de grupos étnicos (afrocolombianos, indígenas, rom) y de sectores de población
afiliados a asuntos de género, sexualidad, condición de vulnerabilidad o edad, como sujetos sociales titu-
lares de derechos y, en esa medida, participantes en la toma de decisiones respecto de lo que les concierne
individual y socialmente, implica establecer relaciones y desarrollos institucionales especializados que se
encarguen de atender de manera integral asuntos relacionados con la promoción de condiciones para que
los derechos puedan ser ejercidos, protegidos y/o restablecidos en concordancia con los principios de no
discriminación, respeto por la diferencia y autonomía en el marco de un Estado Social de Derecho.
Reconocer y respetar la diversidad implica también contar con las garantías para “ser lo que somos y ser
diferentes de los otros que nos rodean […] pero también tener la responsabilidad de respetar las maneras
en que los otros son diferentes de nosotros”44 y la amplitud mental para dejarse transformar en esta rela-
ción. Es decir, el reconocimiento y el respeto llevan implícitos el reto de crear las condiciones de inclusión
social y políticas para que los ciudadanos y ciudadanas históricamente excluidos participen en la vida social
41
Tomado del sitio web de la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intole-
rancia, disponible en http://www.unhchr.ch/huridocda/huridoca.nsf/(Symbol)/A.Conf.189.12.Sp?Opendocument.
42
Ibid.
43
José Joaquín Brunner, “Chile: ecología social del cambio cultural”, en Carlos Catalán y Pablo Torche (eds.), Consumo cultural en Chile: miradas
y perspectivas, Santiago, Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Instituto Nacional de Estadísticas y La Nación, 2005.
44
Unesco, Declaración universal sobre diversidad cultural, op. cit.
306
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
económica, cultural, ambiental y democrática y en la construcción de un proyecto colectivo del país. Este
reto se podrá alcanzar en la medida en que las relaciones de inequidad, exclusión y poder que se dan entre
los ciudadanos y ciudadanas, y entre ellos y las instituciones, así como los significados y representaciones
culturales que sustentan diferencias socio-culturales entre los colombianos (género, étnico-raciales, de clase
y condiciones físicas y mentales, entre otras) sean reconocidas y tenidas en cuenta.
Por ello es tan importante visualizar la cultura como un proceso dinámico, abierto, relacional y siempre
en permanente creación. Es decir, como un proceso de construcción de la realidad en el que juegan los pro-
pósitos, los intereses y las emociones de las sociedades que las viven y a través del cual se crean jerarquías,
clasificaciones y formas de dominación que se ejercen en la cotidianidad. De igual manera es necesario
repensar los conceptos e ideas que las personas asocian a las identidades de grupos étnicos tales como indí-
genas, gitanos, afrocolombianos o a poblaciones como los desplazados o discapacitados, ya que las imágenes
que evocan a estos grupos no son fijos, han cambiado en la historia y lo seguirán haciendo, puesto que son
el producto de un acuerdo de tipo cultural e histórico que constituye a los sujetos y las relaciones que se
dan entre ellos. Esto obliga a adoptar una visión de la identidad que incorpore dimensiones completamente
distintas y hasta ahora radicalmente opuestas, ya que como afirma Jesús Martín-Barbero,
[…] hasta hace muy poco decir identidad era hablar de raíces, de raigambre, territorio, y de tiempo largo,
de memoria simbólicamente densa. […] Pero decir identidad hoy implica también —si no queremos con-
denarla al limbo de una tradición desconectada de las mutaciones perceptivas y expresivas del presente—
hablar de redes y de flujos, de migraciones y movilidades, de instantaneidad y desanclaje.45
Las ideas que circulan en el país y que comparten sus habitantes sobre indígenas, afrocolombianos, gitanos,
discapacitados, desplazados, reinsertados y/o población carcelaria, entre otros grupos de personas, orien-
tan la formulación de políticas que desarrolla el sector público y que determinan las relaciones que tanto
ciudadanos como instituciones establecen con ellos.
Las representaciones y significados que se movilizan dentro de estos grupos, entre varios de ellos o en
la sociedad en general, movilizan sentimientos y emociones, tanto positivas como negativas, y conforman
barreras que delimitan las diferencias y marcan relaciones de inclusión y exclusión.46
Al considerar estos colectivos sociales se tiende a suponer que sabemos con claridad quiénes son y
cuáles son sus expectativas de vida, ya que aparecen ante nosotros como un hecho definitivo. No obstante,
ninguna de estas categorías encierra en sí un conjunto delimitado y finito de significados, ni se definen cada
45
Jesús Martín-Barbero, “La globalización en clave cultural: una mirada latinoamericana”, texto presentado en el Coloquio Internacional Bogues
2002 Efectos Globalismo y Pluralismo, Montreal, 22-27 de abril de 2002.
46
Stuart Hall (ed.), Representation: Cultural Representations and Signifying Practices, Londres, Sage Publications, 1997, cap. 1, pp. 13-74. Dispo-
nible en http://socioeconomia.univalle.edu.co/profesores/docuestu/download/
307
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
una independiente de la otra. Son más bien el resultado de acuerdos sociales específicos de cada sociedad
y de cada momento histórico que están sujetos a cambio, tanto de un contexto cultural a otro como de un
período a otro.
En este contexto, las políticas para la diversidad deberán propender por la consolidación de un soporte
institucional que le permita al Ministerio de Cultura atender de manera pertinente a grupos, colectivos,
comunidades y pueblos que articulan sus intereses, su percepción como seres humanos y sus perspectivas
de futuro desde ámbitos diversos —tales como la etnia, el género, la sexualidad y su condición de vulnera-
bilidad, entre otros—, y contribuir a la producción de nuevos sentidos e interpretaciones de estos grupos
en el contexto nacional.
PRINCIPIOS
ESTRATEGIAS
• Consulta permanente a los sectores académico, institucional y a las organizaciones y pueblos involu-
crados en los procesos y construcción social del conocimiento sobre las poblaciones.
• Articulación. Garantiza los enlaces, vínculos y coordinación entre diferentes dependencias del Minis-
terio de Cultura y entre éste y otras entidades de la administración pública nacional y departamental,
así como también la construcción de relaciones intersectoriales que favorezcan el reconocimiento y el
ejercicio de la diversidad cultural.
• Transversalización del enfoque diferencial. Permite una lectura y análisis que incluye las múltiples inter-
pretaciones y escenarios que hacen parte de estos procesos así como la generación de corresponsabilidad
en la formulación y ejecución de las políticas.
• Gestión como proceso dinámico y relacional. Permite generar y fortalecer las capacidades para que actores
públicos y privados valoren y desarrollen prácticas de interlocución, control social y concertación en
la formulación y ejecución de proyectos culturales que les afectan.
308
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
Las ideas y estereotipos que reducen diferencias, como los de género, sexualidad, etnia, clase y edad, entre
otros, a grandes generalizaciones y conjuntos de características, soportan jerarquías y relaciones de poder
que afectan el ejercicio de los derechos de los colombianos.
Por ello es necesario el desarrollo de líneas de políticas para la diversidad que contribuyan al reconoci-
miento de la pluralidad de identidades que coexisten en el país y de las circunstancias de vulnerabilidad o
de debilidad manifiesta que generan exclusiones sociales y culturales; también deben garantizar el ejerci-
cio pleno de los derechos culturales, de manera que se logre la igualdad real y efectiva que se señala en la
Constitución Política y en la Ley General de Cultura.
Esta línea de política tiene como propósito generar las condiciones para que la población colombiana en
su conjunto comprenda y reconozca el papel de la diversidad cultural en la sociedad actual. El respeto y la
valoración de la pluralidad de identidades que caracterizan a la nación colombiana requieren el desarrollo
de políticas de inclusión y aceptación que aseguren integral y universalmente, desde el reconocimiento de
las diferencias por condiciones de sexo, edad, grupo étnico, capacidades diferenciadas o condiciones de
vulnerabilidad, hasta el ejercicio pleno de los derechos culturales. Cuenta con los siguientes programas:
A través de ella se busca fomentar la construcción de espacios y formas de diálogo que estimulen la cohesión
social, las prácticas democráticas, la vitalidad de la sociedad civil, la participación y la interacción de los
diversos pueblos, colectividades y grupos sociales que habitan el país a partir del reconocimiento de todos
éstos como sujetos titulares de derechos. Cuenta con los siguientes programas:
• Escenarios sociales e institucionales para la diversidad. Están integrados por un conjunto de proyectos
que buscan fortalecer la institucionalidad pública y las formas de organización de los grupos poblacio-
nales que reivindican opciones de vida y las poblaciones en situación de vulnerabilidad para facilitar
el encuentro y el diálogo en la construcción de lo público.
• Etnodesarrollo y planeación cultural. Reúnen proyectos que pretenden incorporar la perspectiva del
etnodesarrollo en los procesos de planeación y el enfoque poblacional en procesos de coordinación
institucional.
309
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
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310
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
NORMATIVIDAD
PÁGINAS WEB
http://www.codhes.org/
http://www.inpec.gov.co/portal /pls
http://www.unhchr.ch/huridocda/huridoca.nsf/(Symbol)/A.Conf.189.12.Sp?Opendocument
311
6. Programa Protección a la Diversidad Etnolingüística
El Ministerio de Cultura, en concertación con los representantes de los pueblos concernidos, ayudará a
construir una política de protección y fomento de las lenguas de los grupos étnicos presentes en el país.
• Sensibilizar a las poblaciones de los grupos etnolingüísticos sobre el valor de su lengua vernácula y las
ventajas que implican la conservación y ampliación de su uso.
• Promover entre la opinión pública, a través de los medios de comunicación, una cultura de aceptación
y valoración de la diversidad del patrimonio lingüístico de la nación.
• Favorecer proyectos e iniciativas que busquen el fortalecimiento del uso de las lenguas, su adaptación
a los ámbitos de uso de la vida moderna y su transmisión a las nuevas generaciones.
• Contribuir a una real oficialización de las lenguas en “los territorios donde se hablan”, tal y como reza
el Artículo 10 de la Constitución.
• Recoger una adecuada documentación de estas lenguas, dando atención prioritaria a las que están en
peligro de extinción.
• Avanzar en el conocimiento científico interno de las lenguas, favoreciendo la capacitación de hablantes
nativos para que adelanten las tareas investigativas.
• Avanzar en el conocimiento del estado de vitalidad de las lenguas y detectar en cada caso los obstáculos
a su transmisión y a su fortalecimiento para adecuar las políticas proyectadas a las situaciones particu-
lares.
• Elaborar e impulsar mecanismos de fortalecimiento institucional (Ley de Lenguas, creación de una
instancia asesora permanente, etc.) para ayudar al Estado a desarrollar una política consistente y du-
radera en el área, en concertación con los representantes de los pueblos que hablan lenguas propias.
313
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
• Un autodiagnóstico del estado de vitalidad de las 68 lenguas realizado por las propias comunidades de
hablantes con la orientación del Programa y el apoyo técnico del Gobierno Autónomo del País Vasco
(España) y de la Universidad Externado de Bogotá. En 2008 ya se empezaron a realizar las encuestas
sociolingüísticas en 20 lenguas. Ellas son: wayuunaiki, ette, palenquero de San Basilio, cuna, wounan,
cofán, ticuna, cubeo, tucano, curripaco, puinave, sáliba, sikuani o guahibo, más el páez y el guambiano,
que empezaron el proceso en el año 2007 y las cuatro lenguas del pirá-paraná que lo hicieron a fines
de 2008. Estas encuestas desembocarán en la presentación de otros tantos informes (libros blancos)
sobre cada una de las lenguas, informes que contendrán una evaluación sociolingüística del estado de
cada lengua (prácticas, actitudes) y propuestas de medidas de fortalecimiento en cada frente de acción
(escuela, medios de comunicación, alfabetización y aprendizaje de adultos, ampliación de ámbitos de
uso, uso oficial, investigación, creación de centros de archivos, etc.).
• Un congreso nacional de socialización de los primeros resultados de las encuestas (abril de 2009, en
Bogotá) y de reflexión colectiva sobre políticas lingüísticas, que contará con la participación de repre-
sentantes de las 68 lenguas nativas de Colombia.
• El refuerzo de la oferta del Ministerio de Cultura en cuanto a concursos, premios, becas para que in-
corporen un mayor número de proyectos dirigidos al estudio y el fortalecimiento de las lenguas nativas
y de su tradición oral.
• En colaboración con el Archivo General de la Nación, la constitución en él de una sección de “archivos
de lenguas”, conectada vía Internet con otras fuentes documentales existentes en la red sobre lenguas
indígenas.
• La adecuación y mejora de la red existente de emisoras radiofónicas en lenguas nativas.
• En colaboración con el Ministerio de Educación, el diseño de nuevos currículos escolares y de nuevos
programas de formación de educadores bilingües para lograr una mejor integración de la lengua ver-
nácula en el ámbito escolar.
• La presentación, ante el Congreso Nacional, de una ley que proteja las lenguas de grupos étnicos.
• La constitución de un consejo nacional de lenguas de grupos étnicos que permita relacionar a represen-
tantes de los grupos etnolingüísticos con expertos y funcionarios para asesorar el Gobierno Nacional
en la política lingüística dirigida a estas poblaciones.
• Para cada grupo étnico: refuerzo del lazo social y consolidación de los valores colectivos frente a la deses-
tructuración producida por el conflicto y la modernización compulsiva. Dinamización y revitalización
de procesos creativos en estos nichos culturales.
• Para Colombia: avances en los tres objetivos siguientes del “Milenio para el Desarrollo” (Millennium
Development Goals [MDG]).
314
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
Además del español, en Colombia se hablan 65 lenguas indígenas americanas, dos lenguas criollas (estas
últimas creadas y desarrolladas por comunidades de afrodescendientes en San Basilio de Palenque de
Bolívar y en las islas de San Andrés y Providencia) y el romaní de los pueblos gitanos inmigrantes. Estas
lenguas son extremadamente variadas en su estructura, tipo y origen (se piensa que las lenguas indígenas
pertenecen a 13 familias distintas, y ocho de esas lenguas son aisladas). Son el resultado de la adaptación
de distintos grupos humanos que entraron en el territorio de lo que ahora es Colombia a lo largo de los
últimos 15.000 a 20.000 años, y representan, por lo tanto, un patrimonio cultural y espiritual, una memoria
invaluable. Pocos países tienen, con relación a su tamaño, una variedad tan grande. Así como sobresale en
el mundo por la diversidad de su flora y de su fauna, Colombia se distingue también por la diversidad de
sus lenguas, situación que origina obligaciones de protección y fomento, en beneficio del país y de toda la
humanidad.
El conocimiento de esta riqueza ha sido más bien escaso. La conciencia de su valor y los estudios cientí-
ficos apropiados se han venido consolidando desde hace 30 años. Esta nueva conciencia y este nuevo interés
provienen básicamente de tres causas que rebasan el ámbito colombiano:
En términos numéricos, la población que habla lenguas aborígenes en Colombia es escasa, pues posi-
blemente no pase de 800.000 personas. La importancia de esta realidad es más cualitativa que cuantitativa,
pero no por ello es menos significativa, pues si la diversidad cultural colombiana es en general digna de
cuidado, es deber especial de las instituciones atender al resultado de esta diversidad cuando ha dado lugar
a la creación y consolidación multisecular de un vehículo lingüístico propio. Una lengua es producto cul-
tural eminente y también condición para producir cultura. Es así mismo baluarte de identidad y elemento
favorable a la cohesión social y a la gobernabilidad. En el caso de los pueblos indígenas instalados en sus
territorios desde épocas muy remotas, la lengua conserva la memoria de conocimientos colectivos valiosos
relacionados con el medio ambiente y su aprovechamiento armonioso.
Existen aproximadamente 6.000 lenguas en el mundo. Esta riqueza humana está en peligro. Los expertos
calculan que el 90% de ellas puede desaparecer en este siglo. De las 68 lenguas indígenas y criollas habla-
das en Colombia, más de la mitad tienen menos de mil hablantes y están por lo tanto en una situación de
preocupante precariedad. Las otras lenguas, algo más habladas, no están en condiciones de menor riesgo.
315
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
Las condiciones de vida más frecuentes de estas poblaciones, es decir, la pobreza, la irrupción brutal de la
modernidad con las explotaciones consabidas, los conflictos armados, etc., las fragilizan en exceso y suelen
llevar en muchos casos a la pérdida de transmisión de las tradiciones que organizaban la vida colectiva de
determinadas comunidades, entre ellas su lengua.
316
7. Programa para la Conmemoración del Bicentenario
de las Independencias
PRESENTACIÓN
El país se apresta a conmemorar los 200 años de las diversas dinámicas sociales que dieron lugar a nuestra
independencia de España y a la instauración del sistema democrático que nos ordena como comunidad.
Estos eventos, por lo tanto, tienen carácter fundacional en la memoria colectiva de los colombianos y, por
ello, vinculan el presente con ese momento, ya mítico, de la época de los padres del Estado y de la nación
colombiana.
Cumplir el doble centenario hace más importante la conmemoración. El siglo, como escala de medi-
ción histórica, nos asombra, pues crea un lapso que está en el límite de la existencia humana: más allá de
los cien años solo pueden seguir existiendo las sociedades, las culturas y las creencias, no el ser humano
como individuo. En este sentido, sólo la memoria pública se convierte en el garante de recuerdos que se
hacen colectivos porque significan y dan sentido a una comunidad que dura más que sus miembros. Es
inevitable, entonces, que un país que en su forma presente cuenta ya con dos centenares de años, esto es,
varias generaciones de seres humanos, debe preocuparse por mantener y actualizar su memoria común:
sólo con ella puede darle sentido a ese transcurso de tiempo que, a pesar de los cambios que contiene, no
deja de ser una única duración: la Colombia republicana.
Esta conmemoración, por lo anteriormente expuesto, se sale de los cauces y disciplinas de la vida coti-
diana; así mismo, supera el calendario público anual de celebraciones, pues sólo cada cien años se recuerdan
unos eventos, unas fundaciones, con especial atención y con mayor boato. La función de la fiesta, en este
sentido, es vigorizar al tiempo que refrescar la memoria común.
El Ministerio de Cultura entiende así la importancia de esta conmemoración y por ello formula un
programa especial de actividades. Éstas siguen un solo concepto: nuestra historia debe tener futuro. La me-
moria, por lo tanto, se convierte en la condición tanto de la reflexión sobre la democracia que hemos venido
construyendo en estos 200 años, como en el patrimonio con el que debemos enfrentar el porvenir.
317
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
LA HISTORIA Y LA MEMORIA
En 1872 se dio un curioso debate entre Miguel Antonio Caro y José María Quijano Otero. El primero afirmó
que la celebración de la Independencia debía ser el 16 de julio de cada año, pues ese día del año 1813 Cun-
dinamarca proclamó su independencia de España; Quijano Otero, por el contrario, defendió como tesis,
apoyado ya en la tradición, que la celebración debía ser el 20 de julio, en conmemoración de los sucesos de
1810 ocurridos en Santafé. Este último se impuso y, por consiguiente, quienes lo seguían, especialmente
en el Congreso de la Unión, pues aprobaron la Ley No. 2854 de 16 de mayo de 1873, por la cual se declaró
el 20 de julio como aniversario de la Independencia nacional.1
Del párrafo anterior, tres asuntos llaman de inmediato la atención: primero, que se quisiera proponer
la fecha correspondiente a Cundinamarca como la de la celebración de la fiesta nacional; igualmente, el
20 de julio en sus orígenes hace relación a un hecho local, de allí que fuera impugnado por muchas otras
localidades en los años iniciales de nuestra vida republicana; segundo, la tradición, esto es, el hecho de que
para 1873 ya se hubiera generalizado en muchos lugares de la nación la celebración de esta fecha como fiesta
patria; tercero, no tanto la necesidad de una ley para establecer tal día como una fiesta nacional, lo que de
todas formas tarde o temprano debía darse, sino lo tardío de la misma, 1873. En este sentido, la elección
del 20 de julio como fiesta nacional fue el resultado de una construcción social que tomó varios decenios
en tomar forma e imponerse sobre todo el conjunto del territorio nacional.
Sin duda, la Constitución de 1886 recogió lo que esta dinámica social significó en el siglo XIX: el triunfo
de un Estado democrático de claro talante centralista tanto en su forma de gobernarse como de entender
la nación. De esta manera, el país andino, y en él Bogotá, se convirtió en el núcleo del proyecto civilizador
que se desprendió de la Carta del 86. El 20 de julio adquirió así el significado que mantuvo vigente hasta
los últimos decenios del siglo XX: la fiesta del centralismo político, del unanimismo ideológico, de la ho-
mogeneidad cultural.
En 1910, el primer centenario de la Independencia celebró el progreso. Lo hizo de una manera que para
nosotros resulta peculiar, no así para la generación que la vivió. Los actos se centraron en Bogotá, sin que
esto signifique que no hubiera discursos, desfiles e inauguraciones en muchas otras ciudades y poblados
del país; pero fue sobre todo la Feria Exposición realizada en el Parque de la Independencia, en Bogotá, lo
que centró la atención y los esfuerzos del sector público y privado. Y allí, la industria, la agricultura, las ar-
tes y las técnicas fueron elegidas para significar la independencia. Esto es, si nos independizamos fue para
mejorar, entendiendo por esto los triunfos de la Revolución Industrial, los de la Revolución de la Unión
Americana y, con los anteriores, los ideales liberales presentes en la filosofía y en el pensamiento político y
científico que desde finales del siglo XVII venían imponiéndose en Occidente.
La Constitución de 1886 fue entendida por la generación de 1910 como el requisito de esta celebración.
Todo esto quedó como una larga, difícil y sangrienta preparación, incluido por supuesto el violento fin de
siglo y sus secuelas sobre Panamá y el régimen del Quinquenio. La historiografía hizo de este fenómeno
el principio para edificar el pasado que las nuevas generaciones debían aprender, esto es, recordar. En este
sentido, todo lo sucedido con anterioridad a 1886 fue convertido en preparación: los personajes centrales
de la gesta independentista fueron presentados como padres fundadores, acompañados ahora de nuevos
héroes, aquellos que en las guerras civiles dieron su vida por la construcción del centralismo; el juicio sobre
1
Santiago Díaz Piedrahita, “20 de julio de 1810, referente obligado y conmemoración legítima”, en Cuadernos del Bicentenario, Comité Bicen-
tenario José Manuel Restrepo, Bicentenario: ¿qué celebrar?, Bogotá, Academia Colombiana de Historia, 2007, pp. 14-15.
318
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
los presidentes anteriores a Núñez se edificó sobre el mismo principio de contribución a la consolidación
del Estado colombiano de 1886. Así quedó consignado por Henao y Arrubla en su texto de 1910. Este nuevo
pasado se acompañó de una liturgia civil, los actos del 20 de julio, que se reglamentaron y así se reprodu-
jeron por décadas en muchas partes del país.
Un siglo más tarde, ese pasado ya no es necesariamente el nuestro y, en especial, el de nuestros hijos,
el de las nuevas generaciones. Este fenómeno, en términos historiográficos, poco tiene de extraño. Es hoy
aceptado que con alguna frecuencia una nueva generación hace sus propias preguntas y realiza, por lo tan-
to, una lectura diferente de lo que le importa de ese inmenso océano que es lo acontecido para cada grupo
humano. Aunque duró casi un siglo la interpretación que del pasado se hizo en torno a la Constitución
de 1886, lo cierto es que ya encontramos revisiones en épocas tan tempranas como el decenio de 1930,
para mencionar sólo el caso de un gran intelectual como Luis Eduardo Nieto Arteta, o los debates sobre el
significado de la Independencia en las páginas del Boletín de Historia y Antigüedades, decano de las publi-
caciones históricas colombianas.
Los textos de educación fueron los encargados de mantener como tradición la perspectiva del pasado
colombiano que heredamos de las generaciones de fines del siglo XIX e inicios del XX. No resulta extraño
encontrar, entonces, que los primeros síntomas de un gran cambio se encuentran precisamente en esos
mismos textos. Desde la década de 1970 fueron introducidos libros de historia para la educación secunda-
ria que revisaban lo que se erigió en verdad a comienzos del siglo XX. Por supuesto, desde antes existía el
debate en la universidad. ¿Qué fue lo diferente?
Hoy podemos argumentar que el movimiento que se gestó de una u otra manera en los años setenta
del siglo XX alcanzó una de sus cimas en la Constitución de 1991. De nuevo, este hecho marcó la necesi-
dad de otorgarle un marco histórico, un pasado, a esta nueva situación. Grandes sectores de la sociedad no
se entendían a sí mismos ni entendían a los demás dentro de los parámetros de la Constitución de 1886.
No sólo se debía erigir un Estado sobre fundamentos diferentes, sin negar la herencia pero entendiéndola
ahora como patrimonio, esto es, el capital con el cual erigir la propia vida, sino que se debían responder
las preguntas que ahora interesaban: aquellas que hacen referencia a la descentralización del Estado y de la
política, a la pluralidad ideológica y a la heterogeneidad cultural.
La conmemoración del bicentenario de las Independencias tiene, entonces, como referente una Cons-
titución, pero no es la de 1886. No deja de ser interesante esta constatación: cada celebración centenaria de
los sucesos fundadores de 1810 tiene como referente inmediato una Constitución, y es ésta la que informa
el contenido de lo celebrado. La nuestra es la de 1991.
Es a partir de lo que ella significa para nosotros que debemos llenar de sentido la efeméride. Así lo hi-
cieron los responsables del primer centenario y así lo debemos hacer nosotros. De esta manera, lo que nos
corresponde es construir nuestra memoria. Esto es, valorar hoy nuestra diversidad, reconocer lo que nos
congrega y celebrar la democracia. En síntesis, proyectar hacia el mañana el legado de ser colombianos.
EL PROPÓSITO
Para muchas de las comunidades del país, así como para sectores de jóvenes, académicos y etnias, la cele-
bración del 20 de julio no tiene la fortaleza que era incuestionable para nuestros padres. El pasado común
que resulta de dicha construcción decimonónica está hoy en cuestión, no porque el 20 de julio sea una
efeméride sin sentido sino porque las raíces de su significado están variando: son reconocibles hoy otras y
debemos estar atentos a esta transformación, a riesgo de perder en su totalidad el valor social de esta fiesta,
319
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
que se quiere nacional. Por ello, conmemorar en pluralidad y la democracia será construir una historia con
futuro.
Para el Ministerio de Cultura, el año 2010 será nuestra conmemoración de habernos constituido en
comunidad de seres libres, aceptando nuestra responsabilidad ante el otro, pues lo reconocemos igual-
mente independiente, esto es, distinto; nuestra conmemoración de habernos constituido en una nación
cuya construcción social encuentra su valor en la aceptación del otro; nuestra conmemoración de un pa-
sado común, pero reconociendo ahora que su significado es dinámico y plural; nuestra conmemoración
del Estado, al aceptar que en sus instituciones y reglas de vida se señala el modo de convivir y consolidar
un proyecto colectivo de nación, respetando lo particular; en esencia, nuestra conmemoración del futuro,
que no encuentra otra posibilidad que su despliegue en la libertad, la comunidad, la convivencia y el pa-
trimonio común.
Fortalecer y actualizar la memoria de esta construcción colectiva, que sirve de fundamento para la re-
flexión sobre la democracia que seguimos construyendo y que se nutre de la variedad de experiencias vividas
por las diversas comunidades presentes en nuestra nación, es el propósito que el Ministerio de Cultura se
ha impuesto para la conmemoración del bicentenario de las independencias en 2010.
LOS PRINCIPIOS
Los principios que inspiran el programa del Ministerio de Cultura para esta conmemoración, fundados en
la Carta de 1991, son los siguientes:
LOS OBJETIVOS
Son objetivos del programa del Ministerio de Cultura para la conmemoración de las independencias:
• Asegurar condiciones propicias para que la cultura encuentre en la memoria de los pueblos el sustento
de sus significados y dinamismos.
• Integrar a la construcción de nuestra memoria las preguntas actuales sobre lo acontecido durante los
últimos 200 años, y materializar dicha construcción en acciones que recuperen y acrecienten el patri-
monio material e inmaterial de los colombianos.
320
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
• Propiciar expresiones en las artes, las letras y el pensamiento que, al tiempo que recogen críticamente
las diversas manifestaciones de la cultura nacional, las difunden creativamente en el ámbito regional,
nacional e internacional.
• Generar condiciones institucionales para que las diferentes manifestaciones y contenidos de la me-
moria colectiva sean recuperados, registrados, estudiados y difundidos a escala municipal, regional y
nacional.
• Revitalizar la fiesta cívica como expresión de la ciudadanía en un acto incluyente, participativo, tolerante
y plural, capaz de expresar en la diversidad el gran valor que tiene ahora, para nosotros, el reconoci-
miento de lo propio.
El Ministerio de Cultura, dados el propósito y los objetivos que se ha fijado con relación a la conmemora-
ción del bicentenario de las independencias, adelantará acciones que considera pertinentes, ordenadas a
partir de un elemento nuclear, los lugares de la memoria, que ordena los ejes de acción del programa: los
centros de la memoria, las expresiones de la memoria y las diversidades de la memoria.
Los centros de la memoria son, ante todo, una estrategia de integración cultural en el territorio. En este
sentido, los centros son al mismo tiempo un concepto, una metodología, una oferta creativa y un lugar físico
que propone el Ministerio organizar, en correspondencia con las autoridades y la comunidad local, en la
esfera municipal. Estos centros son un concepto, pues ellos son espacios donde la memoria de la comunidad
adquiere valor y significado patrimonial al tiempo que se convierten en materia para la creación, el desa-
rrollo sostenible y la construcción del futuro de la comunidad; son una metodología, pues en los centros
se crean y reproducen condiciones para recoger, registrar, valorar, crear, expresar y difundir esa memoria
transformada en patrimonio; son una oferta creativa, pues la memoria cultural no es entendida como un
referente al pasado sino como patrimonio, esto es, el material con el cual se construyen las visiones de lo
propio y de lo diferente y se expresan los modos y peculiaridades del ser colectivo; y son un espacio físico,
pues en dichos centros se crean las condiciones para que diversos actores y la comunidad en su conjunto
encuentren donde salvaguardar, examinar, expresar, crear y difundir el patrimonio colectivo.
Las expresiones de la memoria son manifestaciones concretas de la capacidad de creación que en las
artes, en las letras y en el pensamiento formal tienen las diversas comunidades e individuos colombianos,
fundados para ello en los materiales que la memoria común les entrega y a los cuales se quiere que accedan
libre y críticamente. En este sentido, el Ministerio de Cultura propone generar proyectos de creación que
al tiempo que se nutren de la riqueza local se enlacen en redes y sistemas de carácter regional y nacional.
Las diversidades de la memoria son el reconocimiento que el Ministerio de Cultura hace de la formi-
dable y profunda variedad que en Colombia adquieren las manifestaciones de su patrimonio cultural. Sin
desmedro de las acciones que el Ministerio adelante con relación al patrimonio inmueble en sus ámbitos
nacional, departamental o municipal, para la conmemoración del bicentenario se hará especial énfasis en
lo relativo al patrimonio inmaterial, a las variedades de la memoria local, a las manifestaciones culturales
de las poblaciones indígenas y afrocolombianas y a las varias lenguas nativas que aún están vivas en nues-
tro país.
Centros, expresiones y diversidades no son, en síntesis, otra cosa que variadas manifestaciones de eso
que el Ministerio quiere denominar lugares de la memoria. Éstos son el reconocimiento de que es tarea in-
soslayable del Ministerio, si su objeto es la cultura, propiciar las condiciones conceptuales, metodológicas,
321
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
instrumentales e institucionales, así como políticas y presupuestales, para que la memoria, entendida como
patrimonio, se constituya y mantenga como un valor común para todos los colombianos. No son abstractos
tales lugares, pues encuentran su condición de existencia tanto en los espacios y actores municipales, en sus
historias y prácticas colectivas, como en el archivo, la biblioteca, el museo, el teatro, el centro de cultura,
en fin, el escritorio, el atril, el papel, los instrumentos y técnicas requeridos para la expresión y la creación,
y las organizaciones que para dar lugar a actos de recuperación, creación y difusión cobran forma en los
diferentes cobijos de la geografía nacional.
322
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
En desarrollo de las actividades misionales del Ministerio de Cultura, éste apoyará o adelantará otras
acciones que, sin estar directamente relacionadas con los mencionados ejes de acción, crea pertinente con
relación a la conmemoración del bicentenario de las independencias de Colombia. Sin embargo, el apoyo
que se brinde, o las acciones que se emprendan, deben estar relacionados con la memoria como patrimonio
cultural de los colombianos.
El Programa para la Conmemoración de las Independencias del Ministerio de Cultura propone adelantar
cada uno de los ejes de acción propuestos mediante las siguientes actividades específicas:
• Centros de la memoria
• Expresiones de la memoria
323
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
escénicas, que conformarán la programación de reapertura del Teatro de Cristóbal Colón, a partir
del 20 de julio de 2010, y que además se presentarán en otros escenarios del país. Estos montajes
servirán de presentación colombiana del bicentenario en el exterior y facilitarán el intercambio
con obras producidas en otros países latinoamericanos.
– La Memoria en Movimiento. Organización y puesta en marcha de cuatro Centros de Movimiento,
en cuatro regiones diferentes del país, que faciliten la producción y fortalezcan el campo de la in-
vestigación artística de la creación en danza.
– Voces del Bicentenario. Generar la conformación de 32 corales departamentales y una gran coral
nacional que pongan en movimiento una estrategia de participación infantil y juvenil a través del
canto colectivo y permitan dar nueva valoración y significación a las formas de expresión local y
regional.
– Sello Bicentenario. Es un programa que implementa una política para la promoción de prácticas
editoriales y producción de pensamiento popular, artístico, histórico y científico a través de libros
y publicaciones digitales. El proyecto comprende tres campos: investigación de prácticas y necesi-
dades editoriales; formación en oficios del campo editorial y estímulo a la producción de ediciones
locales mediante una convocatoria nacional previa selección departamental.
– Televisión del Bicentenario. Producir 30 relatos televisivos en distintos formatos, en coordinación
con 9 canales regionales de televisión, 6 canales de televisión universitaria y 26 centros de produc-
ción universitaria, la Red de Realizadores Profesionales de Televisión y los canales nacionales y
privados, así como la Dirección de Cinematografía del Ministerio de Cultura. Además, para realizar
este programa se convocaría a los centros municipales de creación y memoria.
– Gran Concierto Nacional. Iniciativa de la Presidencia de la República y del Ministerio de Cultura
que busca construir un significado diferente a la conmemoración del 20 de julio mediante el re-
conocimiento de la diversidad de prácticas musicales de las regiones del país. Convoca a todos los
municipios del país (en 2008 fueron 1.020 los municipios participantes) y para el año 2010 tendrá
su énfasis particular en el proyecto Voces del Bicentenario.
– Pesquisas, encuentros y exposiciones. Grupo de seis acciones que propician el adelanto del cono-
cimiento histórico formal sobre el bicentenario de las independencias y la difusión en los museos
del patrimonio asociado al mismo. Estas acciones son las siguientes:
- Cinco becas de investigación histórica y publicación de resultados que sobre temas de la Inde-
pendencia convoca el Instituto Colombiano de Antropología e Historia.
- La copia digital del fondo Pablo Morillo y otros documentos que reposan en archivos españoles,
así como cuatro becas para adelantar investigaciones en estos fondos documentales.
- La renovación integral del Museo de la Independencia y del Museo de Arte Colonial, el fortale-
cimiento de los 376 museos del país por medio de acciones encaminadas a elevar la capacidad
de gestión de sus recursos y colecciones, y la puesta en marcha del proyecto Representaciones
de la independencia: exposición central del Museo Nacional para la conmemoración del bicen-
tenario de las Independencias.
- El Ministerio de Puertas Abiertas: arreglo de las diferentes sedes del Ministerio para presentar
en ellas a la ciudadanía las actividades que adelanta y ejemplos del patrimonio cultural de la
nación.
324
SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
- Diseño y ejecución de una exposición de carteles sobre la Independencia para exponer en todos
los municipios colombianos.
- Apoyo del Ministerio a congresos o reuniones académicas de carácter nacional e internacional
que, con sede en Colombia y con motivo del bicentenario, tengan como objeto la memoria, la
historia, la cultura o el patrimonio.
• Diversidades de la memoria
– Rutas de turismo cultural. Creación y lanzamiento de tres rutas de turismo cultural, además de la
Ruta Mutis, así como la puesta en marcha de tres propuestas de Caminos Reales, en desarrollo del
concepto de rutas de turismo cultural, y elaboración, difusión y asistencia técnica de la metodolo-
gía para la concepción, organización y el funcionamiento del turismo cultural para las regiones en
concordancia con la Política de Turismo Cultural.
– Mil pueblos, una historia con futuro. Invitación a cada uno de los municipios del país a presentar,
mediante un proceso de investigación participativa, un texto que presente asuntos relevantes de
su memoria colectiva. Estos textos podrán ser narraciones de tipo histórico o literario, textos ex-
plicativos y de soporte a creaciones artísticas, o relatos posibles de ser convertidos en guiones para
televisión o cine.
– El río Magdalena: pueblos y expediciones. Periplo por al menos 10 municipios ribereños entre las
poblaciones de Girardot y Barranquilla, con el fin de integrar los recursos urbano-arquitectónicos
de dichos municipios con los planes de desarrollo municipal y los planes de ordenamiento territo-
rial, de tal manera que tras su puesta en valor se conviertan, a través de proyectos estratégicos, en
factor de mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes.
– Variedades de la memoria. Apoyo a seis proyectos relacionados con patrimonio inmaterial y las
lenguas y poblaciones indígenas y afrodescendientes.
– Apoyo a la construcción del Archivo Audiovisual de Colombia. Adelantado por la Fundación Patri-
monio Fílmico en asocio con la Dirección de Cinematografía del Ministerio de Cultura, el Programa
para la Conmemoración del Bicentenario apoyará la construcción y el montaje de dos módulos de
conservación para matrices de cine, especialmente los negativos y copias únicas en acetato y una
especializada para los soportes fotoquímicos (cine) en nitrato de celulosa, y un área de procesos
técnicos.
– Sede de producción sinfónica, Teatro de Cristóbal Colón. Apoyo a la primera fase (diseño) del
edificio anexo al Teatro Colón, que constará de pisos subterráneos para parqueaderos, un centro
de producción para la Asociación Nacional de Música Sinfónica, salas de ensayo y estudio para
artistas, y demás espacios y elementos necesarios para el buen funcionamiento de este centro.
– Sede urbana del Seminario Andrés Bello. Apoyo a la edificación, por parte del Instituto Caro y
Cuervo, de la nueva sede, de carácter contemporáneo, de tres niveles y sótano para un programa
arquitectónico que comprenderá cuatro aulas de clase tipo “seminario alemán”, un auditorio para
150 personas, cinco oficinas para académicos, una cafetería y un sótano con capacidad de parqueo
para 20 automóviles.
325
C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
– Evaluación del Plan Decenal de Cultura 2000-2009 y elaboración del nuevo plan para el período
2010-2019. Apoyo al Despacho de la Ministra en el diseño, organización y puesta en marcha de las
acciones necesarias para llevar a buen término el proceso de evaluación del plan decenal de cultura
vigente y la elaboración del próximo, que debe estar aprobado para 2010.
Lugares de la memoria
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SEGUNDA PARTE : POLÍTICAS
Despacho de la
Ministra
Comité
Consultivo
del Programa
Coordinación
ejecutiva del Programa
Bicentenario
Lugares de la
Memoria
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C OMPENDIO DE P OLÍTICAS C ULTURALES
Funciones y responsabilidades
• Dirección de Patrimonio
• Dirección de Comunicaciones
• Biblioteca Nacional, Museo Nacional,
Archivo General de la Nación
328
El análisis y discusión social del conjunto de políticas recogidas en esta sección del
compendio son fundamentales para consolidar políticas culturales de la memoria,
que tengan en cuenta la diversidad de los actores sociales y culturales que com-
ponen la nación, como también la larga y rica historia de su patrimonio material e
intangible. La apropiación social garantiza, por otra parte, que los textos de la me-
moria (desde los monumentos y los artefactos hasta las fiestas y las ceremonias de
la celebración) aporten a la construcción de las identidades el dialogo entre culturas,
las tareas de conservación y sobre todo la proyección hacia el futuro.