Material Teórico TP
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LA ADOLESCENCIA
La adolescencia
La adolescencia es la etapa de la vida en que se producen los procesos de maduración biológica, psicológica y social de
la persona, hasta convertirse en adultos/as, e idealmente finaliza con la incorporación en forma plena a la sociedad.
El inicio de esta etapa ocurre cuando comienzan los cambios en el cuerpo. Fenómenos biológicos que interactúan con
fenómenos psicológicos. Los factores sociales: familia, escuela, comunidad, influyen también de manera significativa. Será
esa misma sociedad la que evaluará, en cada cultura, cuándo se puede considerar que el proceso ha terminado y el
adolescente ha dado paso al adulto, capaz de hacerse cargo de sus propias capacidades y necesidades.
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Psicología
Los límites de la adolescencia no se pueden precisar con exactitud, pero si recordarás su iniciación. Cuando casi de un
día para el otro advertiste que tu voz estaba cambiando, que los brazos habían crecido demasiado, la cara estaba más flaca
y la nariz más grande, los gestos se hacían extraños, los bellos empezaban a crecer y aprecian los granitos. Esto te
sorprendía, algunas cosas te agradaban, otras no. De pronto tomaste conciencia de un cuerpo distinto, dedicabas horas a
mirarte al espejo, o sacarte fotos (selfie) tratando de habituarte a tu nueva apariencia.
En cuento a la finalización de la etapa adolescente, es más difícil aún de precisar, como se dijo anteriormente se produce
cuando se logra la adaptación social, vocacional, sexual y se esclarecen las ideas.
EL PROCESO DE LA ADOLESCENCIA
La adolescencia es una sucesión de cambios continuos. Si bien no podemos hablar de etapas definidas, ya que en cada
persona ocurren de distinto modo, es posible hacer una distinción entre los períodos de mayor significación.
Adolescencia media (MENTE): Entre los 14 a 17 años. Comienzan a evidenciarse cambios a nivel psicológico y en la
construcción de su identidad (¿Quién soy?), cómo se ven y cómo quieren que los vean. En esta búsqueda
pueden presentarse sentimientos de inestabilidad emocional, cambios de humor, apatía, que suelen ser
transitorios. Es parte de este proceso tomar distancia de los padres para ir ganando más autonomía e
independencia. El adolescente en esta etapa comienza a tomar decisiones (música, ropa, gustos, amigos,
etc.)
Desde el punto de vista intelectual hay un cambio importante en el tipo de pensamiento (del
concreto al abstracto) que posibilita una nueva forma de interpretar el mundo. Comienzan a poder
manejar conceptos más complejos y se forma la actitud crítica con respecto al contexto que los rodea.
Esto hace que muchas veces desarrollen el espíritu de oposición (rebeldía hacia los adultos
especialmente hacia los padres) como una manera de buscar su propia identidad.
Desde la pubertad comienza a cobrar una enorme importancia la relación con el grupo de pares. Se llama así el grupo
de amigas o amigos de igual edad y con intereses compartidos que se utilizan como “espejos” para contemplar las propias
transformaciones. Igualmente, el grupo familiar es de suma importancia durante esta etapa. Amigos y familia cumplen dos
funciones distintas y necesarias. No deberían competir entre ellos.
Adolescencia Tardía (SOCIAL): 18 a 25 años. Durante este período se produce una estabilización de la estructura
psíquica. Comienzan a sentirse más cómodos con su cuerpo, buscando la aceptación para definir así su identidad. Se
preocupan cada vez más por su futuro y sus decisiones están en concordancia con ello. Los grupos ya no son lo más
importante y comienzan a elegir relaciones individuales o grupos más pequeños. Se definen roles en las áreas de la
sexualidad y del trabajo. El pensamiento deja de ser omnipotente y se hace más acorde con la realidad.
En relación a el “fin” de la etapa adolescente, inherente a la posibilidad y logro de una inserción social activa del sujeto
a la vida productiva, es un proceso cuya duración varía por factores que atañen a experiencias personales, familiares y
sociales, como así también a factores que devienen del momento histórico – social en el que se enmarca dicho proceso.
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Psicología
A la largo de la etapa de la adolescencia, el adolescente debería de manera implícita y/o explicita ir pensando e ideando
su proyecto de vida. El proyecto de vida tiene que ver con las aspiraciones que todas las personas tienen a medida que van
creciendo. Esto se relaciona con distintos aspectos de la vida como por ejemplo, que se quiere estudiar, dónde le gustaría
vivir, si quieren o no formar una familia, etcétera. Estos aspectos pueden cambiar a lo largo del tiempo, debido las
necesidades de cada persona, a la influencia de las personas que nos rodean, y a las oportunidades que se van presentando.
Un proyecto de vida nos marca un propósito anhelado que queremos lograr, un sitio o un lugar al que queremos llegar.
Construimos un proyecto porque queremos desarrollar a pleno nuestras capacidades y mejorar nuestra calidad de vida.
Concretar el proyecto no es un camino fluido siempre existen obstáculos de diversa índole. Tendremos que forzarnos
por vencer las dificultades.
- Crear las relaciones amorosas más apasionadas para romperlas tan abruptamente como se empezaron.
- Compartir con entusiasmo la vida grupal, y al mismo tiempo sentir ganas de estar solos.
- Fluctuar entre una sumisión ciega y una rebeldía desafiante.
- Ser materialista e idealista a la vez.
- Oscilar entre el mayor optimismo y el pesimismo más negro.
- Trabajar con infatigable entusiasmo o caer en una apatía total.
CONCLUYENDO...
La adolescencia es un momento crucial en la vida del hombre y constituye la etapa decisiva de un proceso de
desprendimiento que comenzó con el nacimiento. En este período fluctúa entre una dependencia extrema y una
independencia extrema y sólo la madurez le permitirá más tarde ser más independiente dentro de un marco de necesaria
dependencia.
Este es un período de contradicciones, confuso, ambivalente, doloroso, caracterizado por fricciones en el medio familiar
y social.
Durante el proceso adolescente cada uno intenta desarrollar un sentido de identidad, es decir encontrar una forma de
ser propia, distinta de la de los padres y profesores, más parecida a la de los amigos. Empieza a tener importancia las charlas,
las reuniones, las salidas, las fiestas. Se constituyen los grupos de pares.
Los valores familiares son muchas veces criticados/rechazados permanentemente y es por ello que la aceptación de sus
pares es de gran importancia. Las actividades sociales: deportes, charlas, fiestas, permiten al adolescente adaptarse a
distintas situaciones sociales. Este proceso de aprendizaje ayuda a su madurez antes de unirse a la comunidad adulta.
Durante este período el adolescente tiene tareas evolutivas definidas como actitudes, funciones y conocimientos que
la persona tiene que adquirir. El desempeño exitoso de dichas tareas facilitará su adaptación y los prepará para otras tareas
vinculadas a la adultez. Como contrapartida, la falta de adquisición de estas tareas traerá aparejado desadaptación,
ansiedad, desaprobación social e ineptitud para enfrentar tareas más difíciles en las etapas evolutivas siguientes.
Si bien estas tareas tienen una base psicofísica, su concreción se relaciona directamente con condicionamientos socio
culturales.
Revisá las tareas evolutivas de los adolescentes y reflexioná acerca de cuales de ellas estás trabajando más intensamente
en esta etapa de tu adolescencia. Elaborá un breve ralato sobre tu experiencia.
Anota dudas interrogantes certezas.
La Adolescencia MEDIA
DATOS. Cuando hablamos de adicciones, la mayoría de nosotros, de manera automática, pensamos en adiciones con
sustancia: Alcohol, tabaco, cannabis, cocaína… Sin embargo, hoy en día, también existen adicciones que no están relacionadas
con ninguna sustancia en concreto. Hablamos de adicción a las compras, a internet, a juegos de azar (tanto presencialmente
como online), juegos en la compu, en el celular, adicción al trabajo, pornografía, redes sociales… A lo largo de los últimos años,
se ha observado un ligero aumento de los consumos de riesgo de alcohol y otras sustancias, especialmente en jóvenes, junto a
una baja percepción del riesgo y “normalización” social del consumo lúdico de sustancias
El alcohol es la sustancia psicoactiva que más consumen los estudiantes de entre 14 y 18 años. El 76,9% ha consumido
bebidas alcohólicas en alguna ocasión en su vida, y aproximadamente 2 de cada 3 jóvenes (67%) admite haber tomado alcohol
en los últimos 30 días. La edad con la que comienzan el consumo de alcohol ronda los 14 años. Tras el tabaco, el cannabis
constituye la tercera droga más extendida entre los estudiantes de 14 a 18 años. Casi 3 de cada 10 (31,1%) admiten haberlo
consumido en alguna ocasión, mientras que aquellos que consumieron en los últimos 30 días representan el 18,3% de los
alumnos. El consumo empieza, por término medio, antes de cumplir los 15 años.
Por su parte, la prevalencia de consumo de hipnosedantes (tranquilizantes/somníferos) con o sin receta, resulta la cuarta más
elevada de entre las sustancias analizadas.
Puede comenzar como un juego, un desafío entre amigos por curiosidad, o simplemente porque te incitan o invitan a hacerlo.
Caer en una adicción trae consecuencias negativas en el organismo, por sobre todo, en su órgano más importante: el cerebro.
Ninguna persona está exenta de caer en una adicción. Sin embargo, no todos se convertirán en adictos. ¿Qué es la
adicción?
Se considera que una persona es adicta cuando se desarrolla una dependencia psicológica, es decir, una conducta repetitiva
y compulsiva con respecto al uso de una sustancia. Coexisten la dependencia psicológica y física –que es la respuesta del cuerpo
ante esa sustancia-.
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Psicología
En sí, la definición de adicción aplica a la compulsión y repetición
Los científicos han desarrollado en los últimos años estudios detallados de cómo la adicción interrumpe las vías y los
procesos que subyacen al deseo, la formación de hábitos, el placer, el aprendizaje, la regulación emocional y la cognición.
La adicción causa cientos de cambios en la anatomía del cerebro, la química y la señalización de célula a célula, incluso en
las brechas entre las neuronas llamadas sinapsis, que son la maquinaria molecular para el aprendizaje. Aprovechando la
maravillosa plasticidad del cerebro, la adicción remodela circuitos neuronales para asignar valor supremo a la cocaína o a la
heroína a expensas de otros intereses como la salud, el trabajo, la familia o la vida misma.
Hay un efecto del sistema de recompensa, donde la persona obtiene un beneficio por el uso de la sustancia. Luego eso se
vuelve indispensable y necesario para vivir. El primer cambio notorio de una persona adicta: los circuitos cerebrales de
recompensa. "Se la llama neurotransmisión dopaminérgica y consiste en que la droga va sustituyendo las recompensas naturales
del organismo, como pueden ser la comida o las relaciones sexuales. La droga, el cigarrillo o el alcohol utilizan el mismo
mecanismo para hallar una sensación de placer en el cuerpo.
Las personas que desarrollan una adicción, van desarrollando el concepto de tolerancia en su organismo, por lo que van a
necesitar cada vez más droga o el cambio a otra más fuerte, ya que el efecto de una cantidad pautada o tipo de estupefaciente
ya probado, no va a alcanzar para llegar al placer.
En conclusión, el consumo de algunas sustancias produce una liberación de dopamina que puede ser mucho mayor y
su efecto más duradero que el que producen algunas conductas que usualmente producen placer como por ejemplo comer,
escuchar música y la actividad sexual. De esta manera, se sobreestimula el circuito de recompensa a través de una liberación
incrementada de Dopamina "enseñando" al cerebro a repetir esta conducta y motivando a la persona a continuar consumiendo".
Patrones de comportamiento
Las personas que consumen drogas tienen un patrón de comportamiento muy variado. Desde acciones sutiles, que tal vez no
son perceptibles, hasta situaciones marcadas que muestran un deterioro evidente. Respuestas a veces retraídas o por el
contrario, más extrovertidas y hasta violentas. Depende del tipo de droga que se consume y también de la personalidad del
individuo. Estos cambios de conducta comienzan a generar un deterioro a las relaciones sociales de esas personas. De repente
tienen problemas de pareja o con la familia. Tienen conflictos en la escuela, colegio o hasta laborales de más grande. Y cambian
los vínculos afectivos. Cambia su entorno.
EL AMOR
El amor desde el punto de vista de la psicología
¿Qué es necesario en una relación de amor?, ¿Qué clases distintas de amor hay? ¿Existe el amor eterno?
El amor, es una emoción humana y compleja que nos cuesta comprender e interpretar.
Son muchas las preguntas que se despliegan en torno a las relaciones amorosos: las causas que la originan, los factores
que contribuyen a su mantenimiento, porqué y de qué manera puede terminar, etc.
La experiencia afectiva está conformada por un conjunto de variables que se entrelazan de manera compleja. Es difícil
precisar qué es el amor y unificar su terminología.
El amor nos afecta en todos los sentidos y cuando conocemos a esa persona especial, nos cambia la vida por completo.
De hecho, modifica significativamente el modo en el que percibimos la realidad y hace que tomemos decisiones de un
modo diferente del habitual, que orientemos nuestras relaciones con los demás de otra forma, y que reorganicemos
nuestras prioridades acerca de lo que importa en la vida.
Al enamoramos, las intensas emociones y la pasión que nos envuelve afecta a nuestra mente y nuestro cuerpo.
La psicología identifica las características que distinguen una relación superficial de una más íntima: compañía,
confianza, sostén y ayuda reciproca. En el amor estas características toman un grado intenso, único de especial intimidad.
En cambio, en la atracción no hay una necesidad de vinculación, cuidado e intimidad; su nota sobresaliente es la valoración
positiva del otro (“Que lindos ojos”)
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Psicología
En la relación de pareja, cada miembro de la pareja puede percibir el nivel de los tres componentes del amor del otro
de un modo muy diferente a como uno mismo juzga su propio nivel de implicación. Por lo tanto, pueden surgir
discrepancias en un triángulo entre lo que experimenta un miembro y lo experimentado por el otro. Además, a lo largo
del tiempo, estos tres componentes van evolucionando de modo diferente, de tal forma que la relación que tenemos con
nuestra pareja puede cambiar con el paso del tiempo. Cada uno de los tres elementos básicos del amor tiene una evolución
temporal diferente. La intimidad se desarrolla gradualmente conforme avanza la relación y puede continuar siempre
creciendo, aunque es un crecimiento más rápido en las primeras etapas. La pasión, por su parte es muy intensa al principio
y crece de forma vertiginosa, pero suele decrecer conforme la relación avanza, estabilizándose en niveles moderados. El
compromiso, por último, también crece más lento que la intimidad al principio, y se estabiliza cuando las recompensas y
costes de la relación aparecen con nitidez. Hay que tener en cuenta que en la mayor parte de las relaciones amorosas,
ninguno de los componentes se desarrolla aisladamente de los otros dos.
Sin embargo, el ciclo amoroso no es constante y hace que mientras el amor romántico comienza con altas dosis de
pasión y una creciente intimidad, se vaya transformando en amor compañero dónde baja la pasión, se mantiene la
intimidad y aumenta el compromiso. Esta etapa dura de 5 a 12 meses (Enamoramiento) y, más adelante, se produce una
sensación de habituación en la que la sensación de exaltación va sustituyéndose por otra de calma y seguridad, y se va
consolidando el apego. Con el paso del tiempo, las personas se habitúan a estar con el otro, a que no falte, y ya no se vive
la misma pasión porque hay una mayor seguridad respecto a la relación, aún así, la pasión no desaparece definitivamente,
ya que puede reavivarse, incorporando elementos novedosos en la relación.
Enamoramiento: La ilusión
El enamoramiento es un sentimiento muy intenso, que puede desarrollarse rápidamente y que tiene mucho que ver con
la cascada neuroquímica que se produce en nuestro cerebro.
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Psicología
En esta casada neuroquímica intervienen neurotransmisores como la dopamina, la serotonina o la noradrenalina, por lo
que suele decirse que al amor (en realidad debería ser el enamoramiento) es como una droga.
El enamoramiento suele producir emociones muy intensas y la persona vive una especie de transformación en la que su
percepción cambia. Por eso dicen que el enamoramiento es ciego, pues la persona idealiza a su enamorado/a, no deja de
pensar en él o ella y se siente lleno de energía. Pero esta etapa tiene una duración determinada, y el cerebro, igual que
ocurre con las drogas, se habitúa. Es ahí donde las relaciones continúan vivas o no, donde se demuestra el amor más
maduro y racional y en el que toca trabajar para que la pareja no se rompa.
En un primer momento en que se desarrolla un vínculo amoroso los protagonistas de esta relación interactúan entre sí de
un modo característico y diferenciado del verdadero amor. En esta primera etapa cada cual piensa en el otro desde un
costado idealizado al punto que termina por engrandecer la figura del otro. Es allí cuando alguien puede escuchar de un
enamorado: “¡no puede ser tan perfecto!”.
Como podemos apreciar el otro se eleva al pedestal de la perfección, se lo sobrevalora y sobrestima, comenzando a
forjarse la gran ilusión de que el partenaire viene a completarnos, de que sólo él y nada más que él es esa media naranja
que estábamos buscando. Las características personales del otro pasan a un segundo plano, de ahí que las diferencias no
tienen su espacio y si se expresan, se las desmienten. Tanto el presente como el pasado se dan por conocidos, es por eso
que estamos acostumbrados a escuchar; “es como si lo conociera de toda la vida”.
Al toparnos con esas diferencias que denotan la existencia de un otro separado a nosotros, con sus características
personales, emerge entonces la angustia y con ella la desilusión. “El otro, en verdad, no me completa”. Es en este punto
cuando el partenaire cae del pedestal. Comienzan a aparecer peleas, discusiones y desencuentros.
En una pareja entonces no hay nada parejo, sino que lo que se construye es un estar juntos que nunca es ser uno, se trata
de un vínculo en el que dos personas pueden encontrarse aunque haya un desencuentro de deseos personales.
Para poder amar primero hay que enamorarse y después superar el desenamoramiento.
Amar significa entonces lidiar con el hecho de que somos seres en los que la falta es una constante y que no existe nadie
ni nada que nos colme completamente como para dejar de desear. Es gracias a esa imposibilidad de que el otro nos de
todo, que podemos seguir deseando y deseando- lo.
Por lo tanto, ¿dónde está la clave del éxito? Si bien en el amor no hay garantía alguna, para alcanzar una relación amorosa
que perdure en el tiempo es necesario dar lugar a un intervalo entre el yo y el yo del otro, jugar con un equilibrio entre la
presencia y la ausencia, así como no sólo reconocer las diferencias, sino también aceptarlas y poder convivir con ellas.
Sólo recién allí podremos aventurarnos a pensar en una relación duradera.
Se puede amar para toda la vida, pero el foco no debería estar puesto en el futuro, sino en el día a día. Sería algo así como
hoy te estoy amando. Este gerundio da cuenta de que el amor nunca se acaba de construir y de reinventarse. Es un proceso
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Psicología
vivo, activo. No se puede perdurar amando por decreto “para toda la vida”. Solo es posible sostener el amor cuando son
dos quienes lo alimentan.
Es imposible pensar el amor sin obstáculos ni conflictos, así como es un error pensar que los conflictos se superan gracias
al amor. El amor es el resultado de esas pruebas superadas punto de no haber diferencias o crisis, seguramente, la relación
se está amalgamando con sumición, Al menos con resignación, y sin defender los propios valores de cada una de las partes
Todos soñamos con un compañero con el que compartir la vida. Nadie entre en una relación para que se acabe. Lo que
ocurre en esta posmodernidad que vivimos es que se tire la toalla demasiado rápido.
Estamos genéticamente programados para amar y los genes se activan gracias a la química cerebral: la oxitocina despierta las
primeras instancias de la seducción, el encuentro y la permanencia, o sea que el amor es un sentimiento que tiene sus bases
orgánicas en el cerebro y no precisamente en el corazón. Luego que toda la química activada se apacigüe, el amor, quedará a
expensas del intelecto y la voluntad. Es decir que más allá del flechazo de cupido directo al cerebro, es saludable entender que
este sentimiento es una construcción en el tiempo, constituido por etapas, instancias o momentos.
La Salud
La salud es un proceso dinámico, en movimiento, que no se refiere solo a lo físico ni a la ausencia de enfermedad. Tampoco
se trata de una relación unicausal entre fenómenos biológicos y responsabilidades individuales. La salud integral, entendida
como un proceso físico, mental y social, tiene que ver con cómo vive cada persona, sus gustos, aspiraciones, preocupaciones,
su historia de vida, su entorno. Es una realidad social y cultural; un campo en tensión donde se juegan diversas dimensiones
que la atraviesan y la construyen constantemente.
La salud mental
La Salud Mental es un estado de bienestar que afecta en la manera en que piensas, regulas tus sentimientos y te comportas,
no sólo es la ausencia de enfermedad. Es encontrarse bien, saber disfrutar, afrontar la vida de manera saludable, incluyendo
sus sinsabores.
Este estado emocional depende de muchos factores externos e internos. Algunas situaciones vitales pueden producir un
alto impacto en nosotros y desequilibrar nuestra salud mental. La elaboración de las mismas estará relacionada con las
condiciones de vida anterior la estructura psíquica y el acompañamientos afectivo y eventualmente terapéutico, en caso de
ser necesario.
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• Emociones: La capacidad de reconocer, entender y gestionar nuestras emociones de manera saludable.
• Pensamientos: Tener pensamientos claros y realistas, sin que nos abrumen o nos impidan disfrutar de la vida.
• Comportamiento: Actuar de manera coherente con nuestros valores y creencias, y tomar decisiones que nos
beneficien a largo plazo.
• Capacidad para afrontar el estrés: Poder manejar situaciones difíciles y recuperarse de los desafíos.
La inteligencia emocional
Dentro de lo que nosotros podemos hacer para mejorar nuestra salud mental esta la regulación emocional (Inteligencia
emocional). Una de las bases de la inteligencia emocional es el «trialismo» formado por la emoción, el pensamiento y
la acción, la única que depende únicamente de nosotros mismos es la última.
Para llegar a una gestión emocional adecuada, hay que pasar por tres fases fundamentales: la toma de consciencia, la
regulación emocional y la gestión de la conducta.
Para el primer proceso, es importante conocer, al menos, las emociones básicas que se acaban de mencionar. Entonces, la
clave está en poner nombre a la emoción o las emociones que te están influyendo en ese momento.
Una vez situada la emoción, llega el siguiente proceso. En este punto, es necesario que analices cómo y por qué ha
surgido esa emoción. ¿Qué aliciente externo (hecho) y qué interpretación interna (pensamiento) te han llevado a sentirte
de una determinada manera? En otras palabras, reflexiona sobre lo que ha ocurrido antes de la aparición de dicha emoción.
Por último, hay que hacer el proceso inverso: analizar el después. ¿Qué consecuencias está provocando tu estado
emocional? ¿A qué conductas te lleva? ¿Qué te pide el cuerpo en este momento?
Regulación emocional
El siguiente paso en la gestión de las emociones es regularlas. En otras palabras, se trata de ver cómo puedes interpretar
esa información que acabas de obtener en el punto anterior. Tienes tres opciones:
No tenemos el control de nuestras emociones. Por ello, es imposible luchar contra ellas. De hecho, si las gestionamos de
esta forma, llegaremos a la frustración, puesto que el estado emocional persistirá e, incluso, se magnificará.
Por otra parte, la evasión puede ser una técnica interesante en situaciones de carga emocional muy intensa, para tratar de
pasar el primer choque que te ha provocado una situación. No obstante, la emoción no desaparece de este modo. Tarde o
temprano tienes que asumir que sigue ahí y gestionarla.
Entonces, llegamos a la aceptación emocional. Esta es la opción más adecuada en la mayoría de situaciones. Pero aceptar
va más allá de observar la emoción y su causa. La clave está en la rendición.
Es esencial que te rindas ante la emoción que te abarca. Esto no implica sucumbir ante ella y ante las conductas extremas
que te pide llevar a cabo. Significa asumir su existencia, aceptar que no va a irse cuando tú quieras, que esa batalla está
perdida.
En consecuencia, lo que te toca es GESTIONAR el diálogo interno. En esencia, este abarca la valoración que haces sobre
tus pensamientos, emociones y acciones. Es decir, la manera en que interpretas tu situación actual.
A partir de esta rendición, puedes actuar y tomar decisiones en base a lo que sí controlas: tu interpretación y tus acciones.
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Psicología
Gestión de la conducta
Por último, llegamos a la gestión de tus comportamientos. La acción.
Este es el punto en el que te enfocas en esa parte que sí depende completamente de ti. Para ello, es importante
que consideres dos cuestiones:
Entonces… no puedes luchar contra lo que sientes, no puedes hacer que desaparezca mágicamente. El objetivo de este
punto es no dejar que la emoción se magnifique y tome el control.
Lo anterior es aplicable tanto a emociones «positivas» como «negativas». Tan perjudicial es que la ira te domine como que
la alegría aumente demasiado y se transforme en euforia desatada.
• ¿Qué conductas o acciones me pide tomar mi emoción? (recuperando esta pregunta del apartado de toma
de consciencia)
• ¿Cuáles son las acciones alternativas que me permite esta situación?
•
La segunda pregunta será clave, ya que servirá como punto de partida para el plan de acción. Este plan define los
parámetros por los que se guiará tu conducta. A partir de entonces, solo queda un paso: ponerte en marcha.
Un resumen rápido
La meta que te recomiendo tener en mente es automatizar este proceso, es decir, convertirlo en un hábito. Para ello, será
necesario que comiences a aplicarlo de manera consciente, teniendo éxito en algunas situaciones y tropezando en otras,
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pero sindejar de persistir. De esta manera, podrás integrar esta habilidad en tu vida, lo cual te beneficiará en todos los
ámbitos de la misma.
Puede haber un problema de salud mental cuando los patrones o cambios en el pensamiento, los sentimientos o el
comportamiento causan angustia o alteran la capacidad de funcionamiento de una persona, alterando la capacidad para:
Entre los problemas de Salud Mental con más prevalencia en la población joven encontramos:
La depresión, la ansiedad y el trastorno del sueño. En los últimos años va en incremento los problemas de concentración.
Existen algunos tips que te pueden ayudar a la hora de determinar si es necesario que te prestes más atención o pidas
ayuda:
IMPORTANTE
Es necesario tener en cuenta que somos seres emocionales y que la vida no es lineal, por lo que en muchas ocasiones
tendremos que afrontar situaciones que nos producirán malestar. No debemos patologizar la vida, es decir, no todo malestar
está relacionado con un trastorno, de manera que el estar tristes, tener sentimientos encontrados, pasar momentos de
debilidad NO implican tener un problema de Salud Mental. Es muy conveniente y saludable pedir ayuda profesional si lo
crees necesario.
Muchas personas evitan el pensar en su salud mental por vergüenza o miedo. Si hay algo que te preocupa en relación a
este tema, no dudes en pedir consejo.
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Recuerda: Buscar ayuda no es una señal de debilidad, sino de fortaleza. Al reconocer y abordar los problemas de salud
mental, puedes mejorar tu calidad de vida y construir un futuro más saludable.
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