Martina Villaverde - El Ascenso de Los Totalitarismos

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LA POSGUERRA Y EL ASCENSO DE LOS TOTALITARISMOS

Con la Gran Guerra se inició el desplome del edificio de la civilización decimonónica (del siglo XIX). A diferencia
de las guerras anteriores, impulsadas por motivos específicos, la Primera Guerra Mundial persiguió los objetivos
ilimitados propios de la “era imperialista”, en la cual se había producido la fusión de la política con la economía.

Finalizada la guerra, Alemania, Francia y Gran Bretaña, debieron aceptar su condición de potencias de segundo
orden ante el avance de los Estados Unidos.

Para el historiador Eric Hobsbawm, la guerra no solo fue destructiva sino también absurda, ya que arruinó tanto
a vencedores como a vencidos, precipitando a los países derrotados a la revolución, y a los vencedores, a la
bancarrota y al agotamiento material.

Gran Bretaña, por ejemplo, no volvió a ser la misma. Su economía se había arruinado al luchar en una guerra que
quedaba fuera del alcance de sus recursos. Las duras imposiciones que le aplicaron a Alemania después de la
derrota, imposibilitaron la recuperación de su economía y la estabilidad política europea de acuerdo con los
valores de la democracia liberal. Así lo comprendió el economista británico John Maynard Keynes cuando
señalaba que, si no se reconocía el peso de la economía alemana en Europa, sería imposible recuperar la
estabilidad del continente. Pero eso era lo último que pensaban quienes habían luchado para eliminar a
Alemania.

El hecho es que el impacto de la guerra no fue solo económico. La mayoría de los que habían participado en ella
sentían un profundo rechazo por lo que había ocurrido. Sin embargo, algunos veteranos desarrollaron un
sentimiento de superioridad que definiría la actitud de los grupos ultraderechistas de posguerra. Adolf Hitler fue
uno de aquellos hombres para quienes la experiencia fue decisiva en su vida.
Actividades de profundización

1. Lee con atención el siguiente documento y responde:

Las consecuencias de la Gran Guerra


“Cuando se piensa en las consecuencias de la Gran Guerra que acaba de terminarse […], alguien puede preguntarse
si la estrella de Europa no palidece y si el conflicto no ha iniciado en ella una crisis vital que presagia su decadencia.
Al diezmar la multitud de hombres […]; al malgastar sus riquezas materiales […]; al distraer durante varios años los
espíritus y los brazos del trabajo productivo hacia la bárbara destrucción; al despertar por este abandono las
iniciativas latentes o adormecidas de sus rivales, ¿no habrá ocasionado la guerra un golpe fatal a la hegemonía de
Europa sobre el mundo?
Ya el final del siglo XIX había revelado la vitalidad y la potencia de algunas naciones extraeuropeas; una, como los
Estados Unidos, nutrida de la misma sangre de Europa; otras, como Japón, conformadas por sus modelos y sus
consejeros. Al avanzar rápidamente el desarrollo de estos recién llegados, al producirse el empobrecimiento de las
virtudes productivas de Europa, al crearse de este modo un profundo desequilibrio entre ellos y nosotros, ¿no ha
abierto la guerra para nosotros una crisis de hegemonía y de expansión?”
Demangeon, Albert. El declive de Europa. 1920.

a) ¿Cuál es la idea principal del texto?


b) ¿En qué se basa el autor para argumentar dicha idea?

2. Reflexiona acerca del fascismo italiano:


a) ¿Qué fueron y quiénes conformaban los Fasci di Combattimento?
b) ¿Cómo se produjo el acceso al poder del régimen fascista?

3. Lee el siguiente texto y luego responde las preguntas.

“Una buena parte de la clase media vio con recelo cómo campesinos y obreros utilizaban su fuerza para conseguir
mejoras salariales que ellos eran incapaces de alcanzar. Poco a poco, la subida de los precios condujo a legiones de
funcionarios, profesionales y rentistas a situaciones de miseria. El avance de las fuerzas obreras y la actitud y los
discursos de políticos del Partido Socialista hicieron pensar a mucha gente que la revolución era inminente. Además,
la oposición de los socialistas a la guerra y su clara actitud antimilitarista provocaron aun gran resentimiento en el
seno del ejército, tanto entre oficiales en activo como entre los que lo habían sido durante la guerra. La incapacidad
de los partidos gobernantes (liberales, moderados radicales) para contrarrestar a los socialistas y garantizar gabinetes
estables y eficientes hizo que la burguesía industrial, los grandes propietarios agrícolas, las clases medias, los
funcionarios, el ejército y la misma Corona comenzasen a pensar que cualquier solución que permitiera restablecer
el orden era preferible al ascenso imparable de las fuerzas obreras socialistas. Sólo teniendo en cuenta este clima de
consentimiento podemos entender la facilidad con que el Partido Fascista y Mussolini consiguieron el poder.”
García, Margarita y Gastell, Cristina, Actual. Historia del Mundo Contemporáneo.
Bachillerato Primer Curso. Barcelona, Editorial Vicens Vives, 2000, p. 175.

a) ¿Por qué la clase media apoyó al fascismo?


b) ¿Cuál era “el clima de consentimiento” al que se refieren los autores?

4. ¿Cómo construyó Hitler el apoyo social al modelo nazi?


5. Reflexiona acerca del nazismo:
a) ¿Cuáles eran los principales aspectos de la propuesta política del Partido Nazi?
b) ¿Cómo se produjo el acceso al poder de los nazis? ¿Qué medios utilizaron?
6. Lee el siguiente texto y responde:

“Somos un partido antiparlamentario, que rechazamos la Constitución de Weimar y las instituciones republicanas
por ella creadas; somos enemigos de una democracia falsificada, que incluye en la misma línea a los inteligentes y a
los tontos, a los aplicados y a los perezosos; vemos en el actual sistema de mayoría de votos y en la organizada
irresponsabilidad la causa principal de nuestra creciente ruina. Vamos al Reichstag para procurarnos armas en el
mismo arsenal de la democracia. Nos hacemos diputados para eliminar el credo de Weimar con su propio apoyo. Si
la democracia es tan estúpida que nos facilita dietas o pases de libre circulación, es asunto suyo […]. También
Mussolini fue al Parlamento. Y, a pesar de ello, no tardó en marchar con sus camisas negras sobre Roma”.
Joseph Goebbels, 1928.

a) ¿Por qué Goebbels rechaza la democracia?


b) ¿Qué uso tiene para él el Parlamento?

Actividades de análisis

1. Responde:
a) ¿Qué elementos te parece que permitieron el ascenso del fascismo en Italia y del nazismo en
Alemania? ¿Qué similitudes puedes encontrar entre las situaciones previas a la organización de
los regímenes autoritarios en ambos países?

2. Lee el siguiente fragmento y realiza las preguntas:

“El término ‘totalitarismo’ fue acuñado en Italia el 23 de mayo de 1923 y fue usado al principio como un término
antifascista de insulto. Para dar vueltas las cosas y volverlas contra sus oponentes, Mussolini se apoderó del término
en junio de 1925 hablando de la ‘fiera voluntad totalitaria’ de su movimiento. A partir de ese momento fue usado
como una autodescripción positiva por Mussolini y otros fascistas italianos, y luego, más adelante, por los legalistas
alemanes y por los nazis. Gentile, el principal ideólogo del fascismo italiano, también empleó el término en
numerosas ocasiones, aunque en un sentido más estatista: implicaba un Estado que todo lo abarca y que habría de
superar la división Estado-sociedad de las débiles democracias pluralistas. Las dos ideas, las del estatismo y la
implicación mussoliniana de la dinámica voluntad revolucionaria del movimiento, coexistieron una al lado de otra”.
Kershaw, Ian. La dictadura nazi. Problemas y perspectivas de interpretación.
Buenos Aires, Siglo XXI, 2004.

a) Identifica el origen del término “totalitarismo”.


b) ¿Por qué se pueden considerar los regímenes de Mussolini y de Hitler como totalitarios?

3. Lea el siguiente texto sobre una de las ideas que caracteriza el pensamiento fascista; en esta ocasión, a
través de las palabras de Mussolini. Luego, conteste las preguntas.

“Además de combatir al socialismo, el fascismo ataca a todo el conjunto de las ideologías democráticas, y las
rechaza tanto desde el punto de vista de sus premisas teóricas como de sus aplicaciones e instrumentaciones
prácticas. El fascismo niega que el número por el simple hecho de ser número, pueda dirigir las sociedades humanas;
niega que este número pueda gobernar mediante una consulta periódica; afirma la desigualdad irremediable, fecunda
y beneficiosa de los hombres, que no se puede nivelar mediante un hecho mecánico y extrínseco como es el sufragio
universal. Se pueden definir como regímenes democráticos aquellos en los que, de tanto en cuando, se da al pueblo
la ilusión de ser soberano, pero la verdadera y efectiva soberanía reside en otras fuerzas [...]”
Mussolini, B. La doctrina del fascismo. 1932.
a) Explique las ideas que desarrolla Mussolini en este párrafo.

4. El siguiente es un discurso de Adolf Hitler pronunciado el 13 de Abril de 1923. Lean atentamente y luego
respondan a las consignas:

“¡Compatriotas, hombres y mujeres alemanes!


En el invierno del año 1919-1920, nosotros los nacionalsocialistas formulamos por primera vez públicamente la
pregunta al Pueblo Alemán: ¿Quién es culpable de la guerra? En vista de la orientación del gobierno de entonces de
los héroes de noviembre, «diputados del pueblo», así como por la total confusión de las masas seducidas por éstos,
esto era una empresa arriesgada.
Y, en efecto, también recibimos de inmediato de todas partes la respuesta estereotipada de despreciable
auto-denigración: «Lo confesamos, los culpables de la guerra somos nosotros» […]. Toda la revolución ha sido
hecha artificialmente en base a esta mentira sencillamente monstruosa. […] Se necesitaba esta calumnia del sistema
imperante hasta ese entonces para poder justificar con ello delante del pueblo la propia acción infame. La masa
criminalmente azuzada y engañada estaba pronta a creer desaprensivamente todo lo que los nuevos hombres del
gobierno le decían.
[…] En asombrosa colaboración logran aquí como allá la democracia y el marxismo, con la probada conducción
superior de los judíos que manejan los hilos, llevar a los alemanes y rusos, que originariamente tienen sentimientos
recíprocos amistosos, a un antagonismo completamente insensato, incomprensible. Si el pueblo alemán no tenía
motivo ni para odiar ni envidiar a Rusia ¿quién podía tener un interés tan ardiente en este azuzamiento artificial?
¡era el judío!
Él generó y alimentó este odio hasta el día de la orden de movilización sonsacada al zar. ¡que era pues todo este
liberalismo, nuestra prensa, la bolsa, la francmasonería… Instrumentos del judío! […] Para la destrucción de Rusia,
el judío ¿De qué podía servirse sino solamente de Alemania? Terminar más tarde con esta Alemania, eso lo
considero un juego de niños […]
[…] ¿Quién espeta las más odiosas calumnias? […] ¡Buscar el conflicto y aprovecharlo, es también aquí la intención
claramente reconocible del judaísmo mundial!
¿Qué razón tuvo finalmente Norteamérica de ir a la guerra contra Alemania? Pues bien: con el estallido de la Guerra
Mundial tan largamente anhelada por Judá todas las grandes firmas judías de los Estados Unidos llegaron a ser
proveedoras de guerra. Ellos aprovisionaron al «mercado» de guerra europeo en una medida tal como quizás no lo
habían soñado, ¡una cosecha gigantesca! Pero a la voracidad insaciable del judío nada le fue suficiente. […]
Ahora bien: ¿Por qué los judíos han estado contra Alemania? Esto al presente, demostrado claramente por un
sinnúmero de realidades, es perfectamente evidente. Ellos usaban la antiquísima táctica de las hienas: cuando los
combatientes desfallecen, entonces echa mano. ¡Entonces cosecha! En la guerra y en las revoluciones Judá alcanzo
lo casi inalcanzable. ¡Cientos de miles de piojosos judíos del este llegan a ser «europeos» modernos! […]
[…] ¡Pero de lo que el pueblo alemán se percata, lo que diariamente tiene ante sus ojos en la forma más crasa, es el
desenfreno, la intemperancia en el comer y en el beber y la especulación, de los que hace ostentación el abierto
escarnio del judío! El así llamado estado libre alemán se ha transformado en el refugio donde estas sabandijas
pueden enriquecerse desenfrenadamente. Así tuvieron que ser derribadas Rusia y Alemania, a fin de alcanzar el
cumplimiento de una vieja profecía. Así todo el mundo fue sacudido. Así han sido aplicados brutalmente todos los
medios de la mentira y propaganda contra el estado de los últimos idealistas: ¡los alemanes! ¡y así Judá gano la
Guerra Mundial! ¿O quiere usted afirmar que el «pueblo» francés, el inglés y el norteamericano han ganado la
guerra? Ellos todos, vencedores al igual que vencidos, son los derrotados.
Ahora quizás surja todavía la pregunta de si hoy es conveniente hablar sobre la culpa de la guerra. ¡Por cierto, hasta
tenemos la obligación de hablar de ello! ¡Por que los asesinos de nuestra Patria, que a través de todos los años
traicionaron y vendieron a Alemania, son los mismos que como criminales de noviembre nos han arrojado al
infortunio más hondo! ¡Tenemos la obligación de hablar sobre ello porque en un futuro próximo junto con el poder
también tendremos la ulterior obligación de colgar a estos corruptores, canallas e incursos en alta traición en la
horca, donde deben estar! ¡Que nadie crea que quizás ellos han cambiado! ¡Al contrario, estos canallas de noviembre
que hoy aún pueden moverse libremente entre nosotros, ellos también hoy actúan contra nosotros!
¡Del conocimiento viene la voluntad de resurgir! Han quedado dos millones en la lucha. También ellos tienen
derechos, no solamente nosotros los sobrevivientes. Hay millones de huérfanos, lisiados y viudas entre nosotros.
¡También ellos tienen derechos! Para la Alemania de hoy ninguno ha muerto ni ha quedado lisiado, huérfano o
viuda. ¡Tenemos la deuda con estos millones de construir una nueva Alemania!”.
Adolf Hitler, 1923

a) ¿Cuáles son las ideas principales que Adolf Hitler intenta demostrar en su discurso?
b) ¿Qué sensaciones les produce leer este discurso? Fundamenten su respuesta.

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