Calentamiento y Dolarización
Calentamiento y Dolarización
Calentamiento y Dolarización
El calentamiento global es resultado del aumento del efecto invernadero. El concepto comenzó a investigarse en el siglo XIX, ganó popularidad
en las décadas de 1960 y 1970 y desde entonces se ha expandido no solo por universidades y organismos públicos de todo el mundo, sino en las
preocupaciones —y las experiencias— de cada vez más habitantes del planeta. Hoy se confirma como uno de los mayores desafíos de la
civilización humana.
"Las emisiones antropogénicas recientes de GEI son las más altas de la historia", señala el último informe del IPCC. El cambio climático puede
ser originado "por procesos naturales internos o por forzamientos externos también naturales como la modulación en los ciclos solares o las
erupciones volcánicas. También puede ser causado por cambios inducidos por el hombre de forma persistente en la composición de la
atmósfera", amplía la CMNUCC. Y es, en este segundo caso, el de las causas antropogénicas, cuando se habla más específicamente del
calentamiento global. Es decir: el cambio climático puede tener causas naturales o antropogénicas, mientras que las causas del calentamiento
global son siempre producto de la actividad humana.
Los primeros estudios sobre el calentamiento global
Pedro Linares, profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería en la Universidad de Comillas y director de la Cátedra BP de Energía
y Sostenibilidad, ha participado en el informe 'Cambio climático: Bases científicas y cuestiones a debate', auspiciado por la Universidad
Politécnica de Madrid (UPM) y Fundación Naturgy.
Junto a Julio Lumbreras, profesor de la UPM y coordinador del informe, e Íñigo J. Losada, profesor y director de Investigación del Instituto de
Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria (IHCantabria), plantea una retrospectiva de la ciencia del cambio climático y su relación
con los GEI: comenzó en 1824, cuando el matemático y físico francés Jean-Baptiste Joseph Fourier propuso la idea de que la atmósfera retiene
la radiación infrarroja emitida por la Tierra, y que esa retención podía variar en función de la actividad humana. Le seguirían Eunice
Foote (1856) y John Tyndall (1859). Arrhenius (1896) calculó el impacto de la variación de estos gases en la temperatura.
Dolarización en el Ecuador
¿Qué es la dolarización?
El proceso puede tener diversos orígenes, uno es por el lado de la oferta que significa la
decisión autónoma y soberana de una nación que resuelve utilizar como moneda
genuina el dólar (tal es el caso de Panamá). Otro origen posible, por el lado de la
demanda, es como consecuencia de las decisiones de cartera de los individuos y
empresas que pasan a utilizar el dólar como moneda, al percibirlo como refugio ante la
pérdida del valor de la moneda doméstica en escenarios de alta inestabilidad de precios
y de tipo de cambio.
El uso del dólar deriva, en este último caso, de la conducta preventiva de la suma de
individuos que, racionalmente, optan por preservar el valor de su riqueza manteniéndola
en dólares y refugiándose así del devastador efecto de las devaluaciones y la alta
inflación. Cuando la dolarización es un proceso derivado de decisiones de los
individuos es muy difícil pensar en su reversión.
La sustitución de activos, que hace relación a la función del dinero como reserva de
valor, por consideraciones de riesgo y rentabilidad, se presenta cuando los activos
denominados en moneda extranjera se utilizan como parte integrante de un portafolio de
inversiones.
Entre los factores que explican los fenómenos de la dolarización, sobre todo en los
países de América Latina, y que han jugado un papel importante en el proceso están: la
inestabilidad macroeconómica, el escaso desarrollo de los mercados financieros, la falta
de credibilidad en los programas de estabilización, la globalización de la economía, el
historial de alta inflación, los factores institucionales, entre otros.
La dolarización informal
La dolarización oficial
Adoptar como política la dolarización total de una economía implica una sustitución del
100% de la moneda local por la moneda extranjera, lo que significa que los precios, los
salarios y los contratos se fijan en dólares.
La pérdida en los términos de intercambio, los desastres climáticos que afectan la producción exportable, la imposición de cuotas, aranceles y
tasas a los productos que vende el país al resto del mundo, entre otros, constituyen los denominados shocks externos. La dolarización oficial
asegura la particularización de estos shocks de manera exclusiva en el sector afectado, pues elimina las posibilidades de devaluación monetaria.
Cuando una economía se dolariza oficialmente, la tasa de inflación tiende a igualarse a la de Estados Unidos. Objetivamente, el nivel de precios
no es necesariamente igual en los dos países; los costos de transporte, los aranceles o los impuestos causan disparidades. Tampoco las tasas de
inflación son obligatoriamente iguales, pero tienden a serlo. Es preciso indicar que la velocidad de la convergencia depende de otros factores
como la flexibilidad laboral, los desajustes de partida de los precios relativos, etc.
Puesto que se elimina el riesgo cambiario y el correspondiente de expectativas inflacionarias, la tasa nominal de interés también será la tasa real
de interés. La confianza que crea el nuevo sistema monetario reduce las tasas de interés a lo largo del tiempo y esta confianza se expande a todo
el sistema económico.
Una economía pequeña como la de la mayoría de los países latinoamericanos y sin duda la ecuatoriana, es poco partícipe de los flujos de capital
que se están realizando en el mundo globalizado de la actualidad. Para lograr una mayor participación, además de la dolarización oficial, se debe
promover el ingreso de instituciones financieras internacionales. De esta manera, tanto los activos como los pasivos financieros pasan a ser parte
de una fuente gigante de liquidez y de fondos.
Una economía dolarizada formalmente incentiva la presencia de grandes bancos internacionales que permitirán el flujo de capitales de tal manera
que cualquier shock externo sería contrarrestado por esta integración financiera con el resto del mundo. Es decir, la integración financiera podría
eliminar las crisis de balanza de pagos.
Cuando se dolariza formalmente, se eliminan las transacciones de compra y venta de moneda extranjera. El diferencial entre el precio de compra
y venta del dólar es un ahorro para toda la sociedad porque la intermediación, sobre todo la especulativa que aprovecha los cambios en la
valoración de la moneda, desaparece.
Otro ahorro es la simplificación y estandarización de operaciones contables que deben hacer las empresas con actividades internacionales y las
que desean sus balances en términos reales. Aún más, muchas operaciones de defensa contra posibles devaluaciones desaparecen, lo cual
beneficia y facilita la inversión y el comercio internacional.
La dolarización formal beneficia a los asalariados, a los empleados con poco poder de negociación colectiva, a los jubilados. Además facilita la
planificación a largo plazo, pues permite la realización de cálculos económicos que hacen más eficaces las decisiones económicas.
Adicionalmente, en el mediano plazo, la estabilidad macroeconómica, la caída de las tasas de interés y el mejoramiento en el poder adquisitivo,
debido a la dolarización oficial, generarán un desarrollo de las actividades productivas y un aumento sostenido del empleo.
Una clase final de beneficios de la dolarización oficial tiene que ver con la apertura y transparencia; igualmente es una de las mejores formas de
sincerar la economía; problemas estructurales en el sector financiero son prontamente develados, ya que desaparece el riesgo moral una vez que
el Banco Central deja de ser prestamista de última instancia, rol que hasta hoy lo cumplía por mandato de la Ley.
En general se puede advertir que una dolarización formal u oficial de la economía implica beneficios importantes. Las ventajas de este sistema
son bastante claras: confianza, simpleza, estabilidad y la posibilidad de conseguir una baja inflación, lo que provocaría que bajen las tasas de
interés y se reactive el sector productivo. Mientras la reforma económica que implica la dolarización formal sea transparente y creíble, se atraerá
inversión doméstica y extranjera.
No obstante, como toda reforma económica, la dolarización formal tiene costos y sacrificios. Los principales se exponen a continuación:
El señoreaje es la diferencia que existe entre el costo intrínseco del papel más su impresión como billete y el poder adquisitivo del mismo.
Stanley Fisher, vicepresidente del Fondo Monetario Internacional, manifiesta que la pérdida del señoreaje se debe medir como el flujo anual que
se dejaría de recibir por utilizar el dólar como medio de pago. Esto sería el costo del ingreso que dejaría de percibir el Banco Central porque la
RMI normalmente está colocada en instrumentos financieros que reciben una tasa de interés. Para el caso ecuatoriano, con una reserva productiva
aproximada de 800 millones, el señoreaje podría llegar a 35 millones de dólares por año o un 0,23% del PIB.
B. Proceso de transformación
También deben considerarse los costos de transformación de las cuentas bancarias, las cajas registradoras o de los sistemas contables. Se puede
también pensar como un costo el tiempo que lleva a la población el aprender a utilizar el dólar en lugar de la moneda nacional. También existen
costos intangibles en la percepción de los ciudadanos que al dolarizarse formalmente la economía se pierde uno de los símbolos nacionales. Sin
embargo, se podría asegurar que el mundo camina hacia la utilización de pocas monedas, básicamente el euro en Europa y su área de influencia,
el dólar en las Américas, y el yen y el mismo dólar en el Extremo Oriente.
D. Problemática de shocks externos
La experiencia latinoamericana en torno al manejo del tipo de cambio es distinta en
relación a lo previsto por la teoría. Así por ejemplo, en primer lugar, las tasas de interés
después de una devaluación o flotación se han situado en niveles más altos a las
existentes antes del ajuste; en segundo lugar, la inflación se ha incrementado; y, en
tercer lugar, ha existido una fuerte contracción en la actividad económica.
Según la teoría convencional, cuando los shocks son externos o reales internos (como
un desastre ecológico o un cambio climático), el régimen de flotación es preferible
porque permite el ajuste de los precios relativos de la moneda.
Pero la evidencia empírica para los países iberoamericanos desmiente esta proposición
teórica, pues, mientras más variables son los términos de intercambio mayor es la
posibilidad de que un país adopte un sistema de cambio fijo.
Las tasas de cambio flexibles no permitirían una mejor política monetaria
estabilizadora, sino que habrían sido, más bien, contrarias a ello, ya que, los regímenes
flotantes han terminado en tasas reales de interés más altas, sistemas financieros más
frágiles y mayor sensibilidad de las tasas de interés domésticas a los movimientos de las
tasas internacionales. Un tipo de cambio flexible magnifica el impacto para los
ahorristas, quienes en vez de utilizar sus ahorros para los tiempos difíciles (caída de los
precios del petróleo que afecta de manera importante al PIB del Ecuador), se ven
doblemente castigados, al constatar que sus ahorros se reducen en términos reales.
De esta manera, el tipo de cambio flexible no funcionaría como estabilizador
macroeconómico ante shocks reales, como sugiere la teoría.
Un elemento adicional y de vital importancia para la definición de un sistema cambiario
debería ser el grado de dolarización informal de la economía. Cuando la economía está
muy dolarizada, una devaluación cambiaria puede debilitar excesivamente al sector
productivo y al sistema financiero.
Por lo tanto, las preferencias reveladas de América Latina serían las de permitir cambios
muy pequeños en la tasa de cambio, aún en períodos de grandes shocks tales como los
de 1998.
En este contexto es fácil entender el interés en la dolarización formal, pues es una
manera muy seria de comprometerse a no devaluar y así evitar la pesadilla de las
bancarrotas económicas. Es una forma de reducir el desfase en las tasas de cambio
causadas por la dolarización informal y la falta de mercados financieros a largo plazo.