Información A la fuente del olivo

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A la fuente del olivo

1.-Autor
La fuente del Olivo es una canción popular cordobesa compuesta por Luis
Bedmar, compositor, profesor y director de orquesta nacido en Cúllar-Baza,
Granada, en 1932. Desde 1952 reside en Córdoba donde ha echado raíces
familiares y profesionales. Estudió en el Conservatorio Superior de Música de
Córdoba, recibiendo clases de directores y compositores como Rodolfo Halffter,
Cristobal Halffter, Gerardo Gombau, Miguel Querol, Franco Donatoni. Fue
profesor de Solfeo y Armonía y de Conjunto Coral e Instrumental del Conservatorio Superior de Música de
Córdoba durante muchos años. Ha creado, entre otras composiciones, 20 obras orquestadas, 19 sinfónicas, 10
canciones populares, 20 canciones de cuna, villancicos y corales. Ha obtenido importantes premios nacionales
e internacionales de composición e interpretación, entre los que cabe citar: Premio Nacional de Villancicos
"Ciudad de Hospitalet" (1971); Premio Nacional de Interpretación Coral (1966); primer premio en el Concurso
de Composición para Autores de Habla Hispana, de la Real Academia de Córdoba; primer premio en el
Concurso de Composición de Misas, organizado por el III Certamen Internacional Católico de Sevilla.

2.-Letra
A la fuente del olivo
madre llévame a beber,
a ver si me sale novio,
que yo me muero de sed.

El Patio de los Naranjos


de la mezquita es jardín
y la fuente del olivo,
lo que más me gusta a mí.
a la fuente quiero ir.

A la fuente del olivo


llegó un sultán a beber
y en vez de salirle novia
le salieron 33.
¡Válgame San Rafael!
3.-Claves para entender el texto
La letra de la canción hace referencia a la fuente situada en el Patio
de los Naranjos de la Mezquita Catedral de Córdoba, y es el patio
más grande y más antiguo de la ciudad. Su nombre se debe a los 98
naranjos que contiene, plantados en hileras a finales del siglo XVIII.

La Fuente (o caño) del Olivo, nombre popular con que se conoce a la


Fuente de Santa María, es una monumental fuente barroca de la
segunda mitad del siglo XVII con un pilón de forma rectangular,
construido en piedra negra con cuatro artísticos pilares en sus
ángulos y un caño en cada uno. Uno de estos caños es popularmente
conocido como Caño del Olivo por el ejemplar casi milenario de este
árbol que tiene junto a él.

Su privilegiada situación y belleza artística proporcionan a la fuente


de Santa María abundante literatura y algunas leyendas. En 1921 testimoniaba Ricardo de Montis que “mujeres de
todos los barrios, aun de los más distantes, acuden continuamente a llenar los ventrudos y limpios cántaros en el
cañito de la oliva porque, según una creencia muy generalizada, el agua de éste es distinta y mucho mejor que la de
los otros caños”. Efectivamente, aún se aprecia cómo la piedra del poyo contiguo al caño del Olivo es la más
desgastada por el roce de los millares de cántaros que durante más de dos siglos de él se abastecieron, como
ilustran postales de principios del siglo pasado, en las que aparece una fuente muy concurrida por bellas mujeres
morenas que a ella acudían con sus cántaros y entablaban animadas tertulias mientras aguardaban turno. En sus
Horas en Córdoba Azorín entra en el Patio de los Naranjos y observa que «cada media hora una moza con un
cántaro aparece y lo llena en la fuente; el agua hace un son ronco y precipitado al caer en el cántaro...»

La fuente no sólo da agua sino que también proporciona inspiración a cantares y poetas. Así, los poderes amorosos
que la tradición popular atribuye al caño del Olivo inspiraron a Miguel Salcedo Hierro un pasodoble que se hizo muy
popular en los años cuarenta, Cortés Molina, un calé de rumbo cautivado por una de aquellas muchachas que
acudían a la fuente a por agua, a la que el gitano le canta apasionadamente: «Yo me estoy quemando vivo / en el
fuego de tu cara: /junto al caño del Olivo / deja que beba de tu agua clara». Más recientemente Luis Bedmar le
dedica a la fuente esta composición con aroma de copla popular: «A la fuente del Olivo / madre llévame a beber / a
ver si me sale novio / que yo me muero de sed». Junto al caño se inclina el centenario olivo que le da nombre.
Sostiene una leyenda que quien beba de él se casará.

Finalmente, la canción habla de San Rafael. Muchos cordobeses creen que el arcángel San Rafael es el patrono de
Córdoba, cuando realmente son los mártires Acisclo y Victoria. San Rafael es el custodio de Córdoba desde que se
le atribuyó su protección contra una epidemia de peste.

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