3er Reporte de Lectura

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Barrera Rivera Leonardo Oliveira

Virgilio. “Libro II: La Caída de Troya.” En Eneida, traducido por Javier De Echave-
Sustaeta, pp. 35-69. Madrid: Editorial Gredos, 2000.
Reporte de lectura número 3, jueves 26 de septiembre de 2024

ENEIDA, CANTO II: LA CAIDA DE TROYA

Resumen personal:
Existe una frase muy celebre que dice; “La historia la escriben los vencedores.” Este texto
del poeta Virgilio busca justamente lo contrario, todo el mundo ha oído hablar de la Ilíada
y la Odisea, la historia del caballo de Troya es conocida por todos, pero a diferencia de
esos relatos, la historia de la invasión griega a la ciudad troyana vista desde la
perspectiva de los troyanos es uno de los temas que no entran mucho en el bagaje cultural.
La historia resumida a continuación es un desgarrador relato desde el punto de vista de un
soldado troyano que junto con varios personajes tratan de desafiar a los dioses y cambiar
el destino, ignorando que han sido abandonado por estos y una gran tragedia se cierne
sobre Troya.
Resumen del texto:
El segundo capitulo de este libro empieza con un preliminar, en el cual a grandes
rasgos y en muy resumidas cuentas, narra lo que a continuación va a pasar en este capitulo
cuyo narrador es el troyano Eneas, quien relata la caída de su ciudad y su huida junto a su
pueblo hacia el destierro, lo interesante a resaltar es la manera en la cual el autor de este
preliminar que supongo que es De Echave-Sustaeta logra condensar a la perfección el
contenido del poema sin entrar en detalles para abrir el apetito del lector curioso para que
pueda disfrutar de esta magna obra literaria que narrara la caída de un valeroso pueblo a
manos de sus enemigos.
El Canto número dos, llamado: “La Caída de Troya” empieza con una narración del
padre Eneas, quien es observado por quien parece ser el pueblo troyano; Eneas se lamenta
de la desgracia que sufrió su pueblo a manos de los llamados dánaos, quienes urdieron una
trampa que seria la responsable de la destrucción de Troya; a pesar del dolor que siente
Eneas en su corazón y de su visible deseo de no recordar lo sucedido, decide empezar a
narrar como es que ocurrió aquella fatídica y cruel caída de la ciudad amurallada. Algo que
llama la atención en esta primera parte del texto es la mención del héroe griego Ulises el
cual es llamado el del alma de piedra, aunque desconozco el motivo por el cual es llamado
por este nombre.
Eneas empieza entonces a relatar como los jefes de los dánaos hartos de la guerra,
decidieron construir un caballo de madera de proporciones enormes con el fin de esconder
en el hueco de su vientre a varios soldados fuertemente armados. Tras concluida esta
hazaña, los dánaos dejarían el caballo de madera con su interior lleno de soldados en la
playa frente a las puertas de la muralla; el resto, se iría a esconder en la playa desierta de la
isla de Ténedos, la cual estaba a la vista de la gran ciudad amurallada de Troya.
Los troyanos, al no ver señal de sus enemigos decidieron ingenuamente abrir las
puertas de su ciudad y salir a la playa, donde antes habían acampado sus enemigos y donde
personajes como Aquiles habían estado presentes; sin embargo, para ellos lo más
impresionante es aquel enorme caballo de madera: Timetes, un troyano que deseaba
vengarse contra el rey Príamo por haber matado a su mujer e hijo de corta edad, insta en
meterlo a la ciudad y quede instalado en el alcázar, mientras que Capís y aquellos más
avisados propondrían lanzarlo al mar, que se le prenda fuego o que sea escudriñado
atentamente, esto causando división entre el pueblo troyano que estaba en ese momento
presente en aquella playa desértica.
Es entonces que entre la multitud se adelanta Laoconte quien seguido de un tropel,
baja corriendo mientras que advierte a sus vecinos el peligro que puede representar este
enorme caballo de madera, nadie sabe la verdadera naturaleza de ese caballo de madera,
según Laoconte, los griegos no son de fiar y por lo tanto los regalos dados por ellos
tampoco, diciendo esto, arrojaría su lanza hacia el vientre del caballo rompiendo las huecas
cavidades que tenia el caballo; es en este punto que Eneas se lamenta el no haberle echo
caso a Laoconte, pues de haberlo hecho, Troya seguiría de pie.
Es en este momento que unos pastores dárdanos (otra forma de referirse a los
troyanos, ya que se cree que Dárdano fue el fundador.) llegan ante la presencia del rey con
un mozo atado de manos. Este resulta ser nada mas y nada menos que un soldado aqueo, el
cual empieza su narración contando la historia del famoso Palamedes, quien, acusado de
traición por Ulises, ya que este había revelado que estaba fingiendo locura, hurgo un plan
que terminaría con la ejecución de Palamedes, quien es pariente el hombre que ahora está
ante Príamo; el cautivo menciona que está en esta guerra por su padre y que al alcanzar
cierta nombradía, Ulises celoso empezó a conspirar contra él, sin embargo no le interesa si
los troyanos le creen o no, el sabe que a los aqueos los miden a todos con la misma vara.
Aquel hombre cautivo continua su farsa diciendo que los griegos muchas veces
quisieron emprender la retirada, pero aquel mar embravecido les impedía aquello, y
temerosos no se aventuraban a irse, sin embargo, cuando el caballo estuvo terminado, las
nubes se oirían por todo el haz del cielo y sorprendidos mandarían a Euríplio a consultar al
oráculo de Fobos, regresando con una funesta noticia: Si con la sangre de una doncella
habían aplacado la ira de las tormentas antes de arribar a la costa troyana, con sangre de una
vida de alguien originario de Argos las tormentas se calmarían para permitirles irse de allí.
Al oír eso la gente se alarma, y tras 10 días de meditación, Calcante habla y con
Ulises designaron como sacrificio al cautivo que ahora estaba frente a los mismos troyanos.
Sin embargo este soldado logro escapar del sacrificio y ocultarse en los juncos de la
ciénega, esperando a que se fueran los griegos y resignado a no ver nunca mas a su familia
la cual pagara la pena de la huida del maniatado hombre con su propia vida; el hombre
termina su relato rogándole al rey Príamo que lo deje vivir y que se apiade de él, que ha
tenido que vivir todas esas penurias que había relatado en ese momento, Eneas narra como
en vista de las lágrimas del prisionero le perdonaron la vida y se apiadaron de él; Príamo
ordena que lo desaten y con afabilidad le da la bienvenida al pueblo troyano, no sin antes
preguntarle mas acerca del caballo de madera: ¿Por qué lo habían construido?, ¿De quién
había sido la idea?, ¿Era una ofrenda o una táctica bélica? Como respuesta aquel hombre
engañoso alzaría sus manos al cielo y diría una gran farsa la cual calmaría las sospechas
que tenían los troyanos de aquel misterioso caballo de madera y al mismo tiempo instarlos
a que metieran dentro de las murallas aquella ofrenda a Minerva, siendo así que su destino
estaría sellado.
Tras esto narrado, Eneas se dispone a contar otro triste acontecimiento ocurrido y es
que estando Laoconte, sacerdote de Neptuno listo para sacrificar en el altar a un toro, sin
embargo del mar emergen un par de serpientes las cuales se lanzan reptando hacia
Laoconte, no sin antes atacar a su hijo al cual rodean con sus cuerpos, Laoconte al intentar
salvar a su hijo es también rodeado por las serpientes las cuales lo atacan sin piedad hasta
terminar con su vida, cuando su sangriento deber es concluido, estas se dirigen hasta el altar
de Tritonia donde se ocultan bajo el ruedo de su escudo, alarmando a los troyanos, ya que
Laoconte había pagado con su vida al profanar aquella ofrenda con su lanza arrojada al
vientre, es entonces que los troyanos toman la decisión de tomar al caballo y llevarlo hasta
el templo de la diosa e implorar con plegarias el poder de aquella diosa. Cabe la pena
mencionar que Laoconte lucho hasta el ultimo aliento para salvar su vida y la de su hijo,
siendo esta hazaña escrita plasmada en una magnifica estatua griega encontrada en unos
viñedos en Roma en el año 1506 D.C.
Eneas prosigue su relato con la entrada triunfal del caballo de madera a la ciudad de
Troya: este era desplazado sobre troncos y siendo arrastrado por unas sogas de cáñamo,
alrededor del caballo iban niños y niñas entonando sacos cantos mientras que el caballo es
llevado hasta el centro de la ciudad, donde es colocado en el alcázar; Eneas habla de la hija
de Príamo, Casandra quien recibió de Apolo, enamorado de ella, el don de la profecía,
Casandra advierte de lo que esta por venir, pero por mandato de un dios, los teucros ignoran
las advertencias ignorando que su ciudad iba a caer con el ocaso del sol de hasta entonces
un maravilloso día.
Las horas pasarían y con ello, la noche llegaría, los troyanos en las murallas estaban
profundamente dormidos, desde la isla de Ténedos avanzarían las naves griegas hasta llegar
a la playa; por su parte el soldado griego que había logrado engañar a los troyanos,
conocido como Sinón, siendo protegido por los dioses abriría la compuertas del vientre de
aquel caballo de madera, bajando por una cuerda: los capitanes Tesandro y Esténelo;
Ulises, Acamante y Toante; Neoptólemo, nieto de Peleo; los guías Macaón y Menelao; y
finalmente Epeo. Ellos juntos empiezan a invadir la dormida y embriagada ciudad, matando
a los guardianes y dejando salir al resto de las tropas escondidas en aquel enorme caballo de
madera.
Es entonces que, en sueños, Eneas se ve cara a cara con Héctor, el caudillo troyano
quien con un aspecto más de cadáver que de ser vivo le advierte a Eneas lo que esta
pasando en la ciudad: los griegos han entrado y han empezado una invasión, es entonces
que, a la apartada morada del padre de Eneas, Anquieses, se oye el estruendo del chocar de
las armas mas y mas cerca y sobresaltado, despierta Eneas quien subiendo al punto mas alto
del tejado pone atención al sonido que llega a sus oídos: el griterío de los hombres y el
sonido de las trompetas, en el mar Sigeo se puede ver el reflejo de las llamas que están
arden con fuerza en aquella ciudad. Eneas ha oído y visto suficiente, tomando sus armas y
sin ningún plan en mente, parte de la casa de su padre para ir al alcázar con un puñado de
soldados, siente que la ira lo invaden y piensa que el morir en combate es algo honroso.
Es entonces que Eneas se topa con Panto, hijo de Otris, sacerdote de Febo en el
alcázar, quien llevaba en manos objetos sagrados y los dioses vencidos además de llevarse
consigo a su pequeño nieto; Eneas le pregunta donde están las tropas, pero el hombre da
una respuesta que lo desconcierta, la ciudad esta casi en su totalidad sitiada, hay miles de
soldados griegos, Sinón esta prendiendo todo en llamas y los soldados dánaos dominan la
ciudad, sin embargo Eneas lejos de acobardarse toma valor y se lanza hacia donde se oyen
los gritos y los alaridos, dejándose llevar por la Furia vengadora que hierve dentro de él.
Eneas se encuentra en el camino al combate a compañeros de armas y a varios
soldados y tras darles un discurso que motiva sus corazones, siguen sus camino hacia el
campo de batalla, topándose con unos dánaos dirigidos por un tal Andrógeo quien los
confunde como sus aliados, los troyanos aprovechan esto y tras matarlo a el y a sus
hombres toman su equipo y haciéndose pasar por soldados dánaos siguen su camino hacia
la zona de combate, logrando matar a varios enemigos quienes no esperaban el ataque del
enemigo portando sus armaduras y escudos, no es si no hasta que llegan al alcázar que tras
salvar a Casandra que se estaba viendo raptada, y seguir el combate, son alcanzados por
flechas de su propio bando que los confunden como enemigos, sin embargo su suerte se
agota del todo al ser reconocidos como troyanos por los dánaos y empieza una cruenta
lucha de la que solo huyen de allí Ífito y Pelias, aquella lucha había sido una derrota para
los troyanos.
Es entonces que los gritos provenientes del palacio llaman la atención de Eneas y de
sus compañeros quienes presurosos acuden al lugar encontrándose con una lucha feroz que
no parece tener fin, el caos reina en el lugar y la muerte esta a cada paso, pareciera que
realmente es el fin, que Troya va a caer junto a su rey, y Eneas y sus hombres no pueden
mas que tratar de defender a su rey, sin embargo, la lucha parece completamente perdida,
los dánaos intentan entrar al palacio con punta de ariete y tras varios intentos, la puerta es
destruida y los dánaos entran al palacio empezando una masacre de guardias. Ahora bien,
Virgilio parece que se adelanta al lector y nos revela el amargo final del anciano rey Príamo
quien ceñido con una armadura y portando sus armas, ve como su hijo es asesinado frente a
él por Pirrio, y batiéndose en singular combate, el gran rey de Troya es decapitado,
cumpliéndose su destino al ver como aquella ciudad era destruida y su reinado terminado.
Ante esto, varios soldados deciden dar todo por terminado e inmolándose se lanzarían a las
ardientes llamas que había en aquel enorme palacio, definitivamente todo había acabado.
Tras este amargo relato, Eneas se encuentra con Helena, hija de Tíndaro en el
templo de Vesta y al acercarse a ella le reclama todo lo que acaba de pasar, sin embargo
ante sus palabras cargadas de furia aparecería la diosa Venus, quien calmando la ira de
Eneas le prometía que lo llevaría a el sano y salvo a la casa de su padre y dicho y hecho,
siendo guiado por aquella diosa, Eneas cruza una ciudad en llamas, envuelta en el caos, la
muerte y la destrucción hasta llegar hasta el umbral de su casa paterna; Eneas quiere huir a
los montes con su padre, sin embargo este no parece querer irse, y le dice a su hijo que sea
el quien se marche, el esta muy viejo y desea morir en esa ciudad antes de huir. Pero, la
familia de Eneas se niega a dejarlo allí, pero tras mucho insistir de su hijo y por
intervención divina, él padre de nuestro héroe partiría con él y su familia emprendiendo así
la huida de la ciudad de Troya.
En aquella huida, pueden ver el fuego de la ciudad a los lejos, toda la familia de
Eneas, teniendo algo de suerte al principio, pero esa suerte se vería acabada con los griegos
acercándose a ellos, siendo esta presencia advertida por el padre de Eneas, por desgracia, en
la huida, Eneas perdería de vista a su esposa Creúsa, la cual no llegaría con él a la mansión
sagrada de la vetusta Ceres; aquella noche, Eneas lo había perdido todo, su ciudad, su rey, y
a su amada esposa, cuyo estado mas adelante en la obra se nos seria revelado como
fallecida. Sin embargo, Eneas se embarca en su búsqueda hacia la ciudad de Troya,
gritando el nombre de su amada por las calles, finalmente esta se le aparecía ante sus ojos y
reprendiéndolo, le instaría a irse de allí lo más pronto posible: debería surcar el mar hasta
llegar a Hesperia donde lo espera la fortuna, un reino y una reina. Le dice a Eneas que deje
de llorar y le pide que guarde en su alma el cariño hacia su amado hijo Julo, y sin más
Creúsa se desvanecería en el aire ante los llorosos ojos de su esposo quien intentaría tomar
en sus brazos aquel espíritu que frente a él desaparecería para siempre después de darle
aquellas palabras de consuelo que calmarían la angustia y la ansiedad de su alma.
Esta lectura finaliza con el final de la noche y Eneas reuniéndose con mas
supervivientes de aquella masacre ocurrida en la ciudad de Troya, siendo estos un gran
número, todos dispuestos al destierro, congregándose con ánimo y recursos listos para
seguir a Eneas, viendo juntos el amanecer de un nuevo día, y con su padre a cuestas, Eneas
partiría al monte, dando de esta manera finalizada el segundo canto del libro de la Eneida.

Conclusión personal:
Con un pequeño sentimiento de esperanza, es como finaliza el segundo canto de la
Eneida, Eneas durante todo el texto se la pasa lamentándose por lo acontecido, sin
embargo, es consciente de que no puede hacer nada para cambiar lo acontecido y solo
queda levantarse una vez mas y luchar por lo que realmente importa: Su familia. Esta obra
como lectura realmente me fascino y atrapo mi imaginación de manera espectacular, si bien
al principio es algo difícil de entender, siento que esta versión consultada es una realmente
buena y abrió mi curiosidad para seguir leyendo más de estos poemas; las emociones que
trasmiten, el valor histórico y el legado que hay entre sus paginas es algo completamente
incalculable.

Vocabulario:
Argivos:
1. adj. Natural de Argos, ciudad de Grecia. U. t. c. s.
2. adj. Natural de la Argólida, provincia de Grecia. U. t. c. s.
3. adj. Perteneciente o relativo a Argos, a la Argólida o a los argivos.
4. adj. Perteneciente o relativo al argivo (‖ dialecto). Léxico argivo.
5. adj. p. us. Natural de la Grecia antigua. U. t. c. s.
6. adj. p. us. Perteneciente o relativo a la Grecia antigua.
7. m. Dialecto dorio que se hablaba en Argos.
Alcázar:
1. m. fortaleza (‖ recinto fortificado).
2. m. Casa real o habitación del príncipe, esté o no fortificada.
3. m. Mar. Espacio que media, en la cubierta superior de los buques, desde el palo mayor
hasta la popa o hasta la toldilla, si la hay.
Porfía:
1. f. Acción de porfiar.
1. intr. Discutir obstinadamente y con tenacidad.
2. intr. Importunar repetidamente con el fin de conseguir un propósito.
3. intr. Intentar con tenacidad el logro de algo para lo que se encuentra resistencia.
Vaticina:
1. tr. Pronosticar, adivinar, profetizar.
Domeñar:
1. tr. Someter, sujetar y rendir.
Brío:
1. m. pujanza. U. m. en pl.
2. m. Espíritu, valor, resolución.
3. m. Garbo, desembarazo, gallardía, gentileza.
Encono:
1. m. Animadversión, rencor arraigado en el ánimo.
2. m. Col. Llaga con supuración.
Ínfulas:
1. f. Cinta de lana blanca con dos tiras caídas a los lados con que se ceñían la cabeza los
sacerdotes griegos y romanos y que en algunos casos se ponía también en la cabeza de las
víctimas de los sacrificios. U. m. en pl.
2. f. Cada una de las dos cintas anchas que penden por la parte posterior de la mitra
episcopal.
3. f. pl. Vanidad pretenciosa.
Lozanos:
1. adj. Dicho de una planta: Vigorosa y frondosa. U. t. en sent. fig.
2. adj. Dicho de una persona: De aspecto saludable.
Goznes:
1. m. Herraje articulado con que se fijan las hojas de las puertas y ventanas al quicial para
que, al abrirlas o cerrarlas, giren sobre aquel.
2. m. Bisagra metálica o pernio.

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