HONORARIOS DOCTRINA LEGAL STJRN

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Honorarios profesionales.

Doctrina legal. Superior Tribunal de Justicia de Río Negro

Ricardo Apcarian
Referencias temáticas de los fallos citados.

1- Los honorarios y la vía recursiva extraordinaria. Tratamiento de


excepción.
-STJRNS1 Se 15/91 “Paparatto”
-STJRNS1 Se 52/06 “Río Negro Fiduciaria S.A.”
-STJRNS4 Se 80/14 "Cooperativa de Electricidad Bariloche Ltda.”
-STJRNS4 Se 175/15 "Apoderada Lista 22 Barrio Parque Independencia”
-STJRNS3 Se 12/15 “M., D. O. C/ Berkley International ART S.A.”

2- Aplicación de la Ley Arancelaria en el tiempo.


-STJRNS1 Se 73/17 “Transportadora Gas del Sur S.A.”

3- Necesidad de estar matriculado en la Provincia de Río Negro para


adquirir derecho a la regulación de honorarios judiciales.
-STJRNS1 Se 05/17 “Peralta”

4- Monto base para la regulación de honorarios. Art. 20 de la Ley


Arancelaria.
4.a. Sentencia condenatoria. Admisión total de la demanda.
-STJRNS1 Se 15/91 “Paparatto”
-STJRNS1 Se 23/23 “Paz”

4.b. Rechazo total de la demanda.


4.b.1) – Pauta general.

-STJRNS1 Se 52/06 “Río Negro Fiduciaria S.A.”


-STJRN S1 Se 13/07 “Scotiabank Quilmes S.A.”
-STJRNS1 Se 36/08 “Baquero Lazcano”
-STJRNS3 Se 28/16 “Morete”
-STJRNS1 Se 146/23 “Luprod”

4.b.2) Rechazo total de la demanda. El supuesto particular de pluralidad


de demandados. El precedente STJRN S3 Se 107/19 “Formaro”.

4.b.3) Demanda que prospera contra unos demandados y es rechazada


contra el tercero citado en garantía. Base de cálculo. Monto único. Art. 20
LA.
-STJRNS3 Se 130/20 “Marin”

4.c. Rechazo parcial de la demanda.

4.c.1) Pautas para la regulación. Necesidad de ponderar la existencia de


actividad profesional útil en relación a los rubros desestimados.
-STJRNS3 Se 46/17 “Martin”
-STJRNS1 Se 57/17 “Jara”.
-STJRNS3 Se 112/17 "Rabanal”
-STJRNS1 Se 62/19 “García Mariano”
-STJRNS3 Se 47/17 “Fernandez Martín”
-STJRN S3 Se 48/17 “Escudero Alberto”

4.c.2) Supuestos en los que se presume la utilidad de la actividad


profesional del letrado de la demandada.
-STJRNS3 Se 48/17 “Escudero Alberto”
-STJRNS3 Se 46/19 “Dias Sancho”
-STJRNS3 Se 47/17 “Fernandez Martin”

4.c.3) Vencimiento parcial y mutuo. Pautas para evaluar la calidad de


vencido en el pleito.
-STJRNS3 Se 46/19 “Dias Sancho”
-STJRNS3 Se 76/21 “Paz”
4.d. Nulidad de Convenios y Actos administrativos.
-STJRNS1 Se 25/16 “Schmidt”
-STJRNS1 Se 92/16 “Antolin”
-STJRNS1 Se 20/18 “Microomnibus 3 de Mayo S.A.”

4.e. Acción de Colación.


-STJRNS1 Se 50/17 “Carniel”

5- Aplicación del Tope previsto en el art. 77 CPCyC – Art. 505 CC (730


CCC).

5.a. Distintos Supuestos.


-STJRNS1 Se 26/16 “Mazzuchelli”
-STJRNS3 Se 18/1) "Perouene”
-STJRNS1 Se 57/17 “Jara”

5.b. Aplicación a pedido de parte (no de oficio).


STJRNS1 Se 102/19 “Mourelle”

5.c. Tope y honorarios mínimos.


STJRNS1 Se 24/21 “Credil”

6- Reducción de honorarios. Art. 1627 CC (actual Art. 1255 CCC).


-STJRNS1 Se 35/13 “Jones”
-STJRNS1 Se 11/14 “Lago”

7- El mínimo arancelario. Facultades de los jueces. Interpretación


armónica de las normas que establecen los mínimos y el tope del 25 %.
-STJRNS1 Se 52/19 “Agencia de Recaudación”

8- Juicio ejecutivo. Arts. 8 y 41 Ley G 2212. Alcances de la remisión. Escala


aplicable.
-STJRNS1 Se 25/17 “Agencia de Recaudación”
9- Procesos de estructura monitoria. Ejecución de Sentencia. Mínimo de la
escala legal.
-STJRNS1 Se 22/23 “Dres. Iglesias Daniel y Rezzo María Amalia”

10- Queja por denegación de casación-


-STJRNS1 Se 36/23 “Municipalidad de Allen”

11- La audiencia del art. 24 LA. Formalidades de la notificación.


-STJRNS1 Se 41/14 “Brusain”

12- El recurso de apelación de los honorarios. Su interposición fundada.


Necesidad de dar traslado.
-STJRNS1 Se 52/18 “Botbol”

13- Retribución de los trabajos posteriores a la sentencia definitiva.


Supuestos de procedencia.
-STJRNS1 Se 23/23 “Paz”

INTRODUCCION.

Si bien lo relacionado a honorarios profesionales es -en principio-


materia reservada a los jueces de mérito y de tratamiento excepcional en
instancia extraordinaria, igualmente el Superior Tribunal de Justicia de la
Provincia de Río Negro ha construido una base importante de
jurisprudencia fijando doctrina legal en cuanto a la interpretación que
debe asignársele a diversos artículos de la norma arancelaria G N° 2212,
que suelen merecer distintas soluciones en los tribunales inferiores.

La idea entonces que anima este trabajo es compartir tales criterios,


ordenándolos temáticamente para hacer más fluida -no ya entretenida- su
lectura, y más fácil la ubicación del precedente si fuera ése el interés del
lector.

1) Los honorarios y la vía recursiva extraordinaria.


Como anticipara más arriba, la materia arancelaria está excluida, en
principio, de la vía recursiva extraordinaria, y la apertura de los recursos
se encuentra estrechamente vinculada a errores jurídicos en la aplicación
de la normativa, o a defectos de fundamentación. De hecho, en cada
oportunidad que ingresó al análisis del recurso, el tribunal aclaró
previamente que lo hacía por configurarse una hipótesis de excepción,
ratificando a renglón seguido que es facultad de los jueces de mérito todo
lo vinculado a la apreciación de las labores de los letrados, y aplicación de
la escala prevista en la Ley Arancelaria.

Veamos:

Ya en el viejo precedente: STJRNS1 Se 15/91 “Paparatto” se sostuvo:

“Para admitir la procedencia formal del intento, debo decir que es reiterada la doctrina de
este Superior Tribunal, en el sentido que los honorarios son cuestiones de derecho cuando el
reproche esencial está dirigido contra la incorrecta aplicación de normas arancelarias y la
simultánea omisión de otras que resultarían pertinentes (conf. “Giacomelli” del 7-11-84;
“Pil” del 20-9-85 entre otras) con lo cual estimo que la casación prospera en caso de haber
mediado error jurídico en la aplicación de aquellas normas. En el presente el recurrente
centra su agravio en la violación del art. 19 de la L.A. por lo que conforme lo dicho entiendo
habilitada la vía y entro al análisis del fondo de la impugnación.”

Con un poco más de detalle el criterio se ratificó también en

STJRNS1 Se 52/06 “Río Negro Fiduiciaria S.A.” :

“Previo a incursionar en el estudio particularizado de los agravios vertidos en el escrito


recursivo, resulta oportuno recordar los principios generales imperantes en la vía de
excepción, cuando acceden a esta instancia recursos cuya materia recae en la temática de los
honorarios. Sobre el particular este Superior Tribunal ha dicho que: “...la regulación de los
honorarios judiciales de los profesionales es irrevisable en casación, ya sea en lo que atañe a
su monto como respecto de las bases adoptadas para fijarlos, salvo violación de las normas
legales pertinentes” (S.C.B.A., Se 033231, del 30.11.84, cit. en: “BENTEVENGA” S.T.J.R.N.,
Se. N* 5/93); así también que: “...todo aquello que suponga impugnación de bases
computables a los fines de la regulación, no es revisable por vía del recurso de casación.”
(Se. N* 47/00, in re: “GARCIA”). Sin embargo, en autos el recurrente centra su agravio en
la incorrecta aplicación de normas arancelarias, por lo que tratándose de una cuestión de
derecho, se encuentra habilitada la vía extraordinaria.”

Con la actual integración, el Superior Tribunal de Justicia sostuvo la

línea doctrinaria en diversos precedentes. Así, en autos: STJRNS4 Se 80/14

"Cooperativa de Electricidad Bariloche Ltda.” dijo:

“Ya en cuanto a la regulación de honorarios ha de repararse que este Superior Tribunal de


Justicia ha reiterado en diversas causas que la regulación de honorarios es de incumbencia
de los jueces de grado. Y no resultando arbitraria o irrazonable la misma, corresponde su
confirmación”. (Conf. STJRNS4 Se. 146/12 “PUIG”).

“En tal entendimiento, conforme las disposiciones existentes aplicables a todos los
profesionales por su labor técnica en juicio, es facultad del juez determinar los mismos en
base a la valoración del trabajo profesional, estableciendo el porcentaje a aplicar a esos
fines.”

“Por lo expuesto y no advirtiendo arbitrariedad o irrazonabilidad y considerando que –tal


como lo entendió la Cámara- el monto era indeterminado en función de haber desistido la
parte actora del reclamo económico por los daños y perjuicios y pretender tan solo el control
de legitimidad del acto administrativo y el consecuente pedido de nulidad de mismo,
corresponderá el rechazo de los recursos impetrados.”

El criterio se mantuvo inalterado en casos posteriores. Así, en

STJRNS4 Se 175/15 "Apoderada Lista 22 Barrio Parque Independencia” se


expresó:

“Respecto del recurso interpuesto a fs. 52, concedido en los términos del art. 244 CPCyC
(apelación arancelaria), cabe también remitirse al criterio inveterado de este Superior
Tribunal de Justicia que asigna a los jueces de grado la facultad de ponderar el trabajo
profesional y establecer en consecuencia los honorarios correspondientes; siendo en
principio irrevisable lo resuelto salvo hipótesis de arbitrariedad o absurdo que no se
vislumbra en el presente caso (cf. STJRNS4 Se. 80/14 “COOPERATIVA”; Se 61/15
“COOPERATIVA DE ELECTRICIDAD BARILOCHE LTDA.).”
Y finalmente en STJRNS4 Se 12/15 “M., D. O. C/ Berkley International

ART S.A.” se sostuvo:

“Con respecto al agravio referido a la regulación de honorarios, estimamos oportuno dejar


debidamente a salvo el criterio que este Cuerpo ha mantenido desde larga data, acerca de la
excepcionalidad del tratamiento de los honorarios por vía del recurso extraordinario, por
cuanto esa materia, en principio, resulta privativa de los jueces de grado y solo cabe su
examen cuando se acredite la violación de normas legales aplicables o falta de
fundamentación suficiente; supuestos estos que no se configuran en los presentes.”

2) Aplicación de la Ley Arancelaria en el tiempo.

En el precedente: STJRNS1 Se 73/17 “Transportadora Gas del Sur

S.A.” el Tribunal resolvió, por mayoría, que la regla para la regulación de


honorarios profesionales en juicio era la aplicación de la ley vigente al
momento de la realización de los trabajos.

El caso en cuestión no involucraba una sucesión de leyes. Se trataba


de la regulación de honorarios de un perito, realizada en base a una ley
que fue dictada con posterioridad a la realización de los trabajos en el
expediente, pero con anterioridad al dictado de la sentencia.

Se dijo allí:

“Es reiterada la doctrina de la Corte Suprema de Justicia de la Nación de acuerdo a


la cual ‘cuando una situación se ha desarrollado en forma íntegra al amparo de
determinadas normas mal puede valorarse el mérito, la extensión, la cuantificación del
trabajo de acuerdo al nuevo régimen legal (Fallos…), sin que obste a ello la circunstancia de
hallarse pendiente la determinación de sus honorarios, toda vez que la regulación judicial
sólo agrega un reconocimiento -y cuantificación- de un derecho preexistente a la retribución
del trabajo profesional (conf. Fallos…)” (voto del Dr. Sergio Barotto, por la
mayoría).

“A mayor abundamiento, hago notar que la Dra. Aida Kemelmajer de Carlucci enseña -con
citas jurisprudenciales varias- que es regla para la regulación de honorarios profesionales
en juicio, la aplicación de la ley vigente al momento de la realización de los trabajos
correspondientes (en su obra “La Aplicación del Código Civil y Comercial a las relaciones y
situaciones jurídicas existentes”, Editorial Rubinzal-Culzoni, 1a edición, Santa FE, 2015,
pags. 114/17)” (voto del Dr. Sergio Barotto).

La minoría, en cambio, se expidió por aplicar la ley vigente al


momento de la regulación:

“Frente a una situación jurídica que carecía de norma específica, la aplicación de la ley
5069, sancionada con posterioridad a la tarea pericial resulta apropiada para regular los
honorarios que se peticionan sin que ello pueda considerarse violatorio del derecho de
propiedad del deudor.” (voto de la Dra. Adriana Zaratiegui).

“Si bien con el trabajo pericial realizado nace el derecho a la regulación pretendida por la
perito…, es recién al efectuarse esta solicitud que nace el derecho a su efectivo cobro. En tal
razonamiento, entiendo que la Leu 5069 vigente al momento de requerirse la regulación de
honorarios nos permite cuantificarlos de manera clara, otorgando un marco normativo
concreto y específico no contemplado con anterioridad a su petición.” (voto de la Dra.
Adriana Zaratiegui).

3) Necesidad de estar matriculado en la Provincia de Río Negro para

adquirir derecho a la regulación de honorarios judiciales.

Si bien por otras razones la cuestión fue decidida en sentido diverso,

en autos: STJRNS1 Se 05/17 “Peralta”, se estableció como doctrina legal


que no correspondía regular honorarios a aquéllos abogados que, por no
estar matriculados en la Provincia, se encontraban impedidos de ejercer
en ella su profesión.

“Debe advertirse que: a) El artículo 142 de la Ley Orgánica de este Poder Judicial (Ley K
Nº 2430) prescribe que: “Nadie puede ejercer en causa judicial profesión alguna, sin estar
inscripto en la matrícula respectiva”; b) Que el Artículo 143 de la misma Ley Orgánica
dispone que: “Para ejercer la profesión de abogado en la provincia, se requiere: (…) b)
Inscribirse en la matrícula respectiva y estar colegiado en la Circunscripción Judicial de su
domicilio, de conformidad y con los alcances de la Ley Provincial G Nº 2.897” y c) Que a su
vez esta última norma, en su Art. 2, dispone que “La carga establecida en el artículo 149
(ahora 143), inciso b) de la ley Nº 2430 será cumplida por ante el Colegio de Abogados
donde los profesionales tengan el deber de colegiarse, en razón del domicilio o del
desempeño habitual de su profesión”, con lo cual, si bien no surge de modo expreso que el
control de la matriculación lo sea a efectos de proceder a regular honorarios por ejercicio
profesional, de una interpretación integral del complejo normativo reseñado no se puede
desconocer que la lógica consecuencia que provoca el impedimento del ejercicio de la
profesión por falta de matrícula es la no regulación de los estipendios profesionales. Además,
una apreciación en el sentido que pretende el recurrente implicaría introducir una excepción
a la regla de matriculación que las normas citadas no contemplan, y que al mismo tiempo
desnaturalizaría el sentido y espíritu de una legislación sancionada con el cometido
público de controlar el ejercicio de la profesión de abogado por un órgano que registra la
matrícula”.

Como se anticipó, el caso fue resuelto en sentido contrario al que


surge del sumario, pero ello por otras razones. Se habían regulado los
honorarios profesionales con el dictado de la sentencia de primera
instancia (el juez no advirtió entonces la falta de matriculación),
adquiriendo luego firmeza los mismos; y recién al momento de
promoverse su ejecución, por una simple providencia (strictu sensu) se dejó
sin efecto aquélla regulación inicial, con el argumento de no estar
matriculado en la provincia el profesional. El STJ entendió que –no
obstante lo indicado como doctrina legal- el abogado había adquirido en el
expediente en cuestión el derecho a cobrar tales emolumentos, con
fundamentos de orden constitucional y procesal.

4) Monto base para la regulación de honorarios. Art. 20 de la Ley

Arancelaria.

El art. 20 de la Ley A 2212 es, quizás, el que mayores dificultades


interpretativas y decisiones contradictorias ha generado en la
jurisprudencia de los distintos tribunales de la provincia.

Como primera definición, el máximo tribunal provincial ha dicho


claramente que el monto del proceso es único, cualquiera sea el resultado
del proceso; esto es, que la demanda haya sido admitida en su totalidad,
sólo parcialmente o directamente rechazada. Es claro que cada uno de
estos supuestos impone determinados matices a la decisión, pero está
establecido en la doctrina legal que aún en los casos de vencimiento
parcial y mutuo, no pueden utilizarse dos bases diferentes para regular los
honorarios de una y otra parte, conforme el éxito de las pretensiones y
defensas planteadas.

Un tratamiento diferencial, como se verá, merecen los intereses


reclamados en la demanda.

4.a) Sentencia condenatoria. Admisión total de la demanda.

Este supuesto no trae ningún inconveniente en la doctrina del


Superior Tribunal de Justicia, y se mantiene incólume el criterio sentado

hace ya muchos años en el conocido caso: STJRNS1 Se 15/91 “Paparatto”.

Traigo entonces a colación lo que se dijo en aquella oportunidad:

“[…] A los fines de la regulación corresponde integrar el monto base con los intereses
previstos en la condena. En primer lugar tendremos en cuenta que como dice Serantes Peña
(“Aranceles de Honorarios para Abogados y Procuradores”, pag. 67) “Es lógico que los
intereses integren el monto del juicio a los efectos regulatorios, ya que el esfuerzo del
profesional, corrientemente, se centra en obtener el reconocimiento o declaración del
derecho en orden a la obligación principal; pero al hacerlo así queda involucrado todo
aquello que, como fruto o accesorio, seguirán la suerte del pronunciamiento sobre la
existencia de una obligación principal (CC art. 523). Es decir que en la actividad profesional
que persigue el reconocimiento de la existencia de una obligación principal esta implícito el
despliegue de aquélla, por lo que resulta accesorio en el caso que corresponda (conf.
CNCom. C, LL 1984-B-267)”.

“Se ha dicho que “Monto del juicio, pues, lo constituye en definitiva ese capital, que señala
la sentencia más sus intereses cuyo comienzo de computación también se determina de
manera concreta...” (Eduardo Arando Lavarello “Monto del juicio a los fines de la
regulación de honorarios” LL Tomo 134 Secc. doctrina p. 1359). En igual sentido Vicente F.
García “Cómputo a los fines arancelarios de los intereses que juntamente con el capital,
incluye la condena en los juicios en que se demanden sumas de dinero” trabajo publicado en
LL 1975 B Secc. doctrina 1283 donde se expresa: ”En suma nos inclinamos en el sentido de
que para la determinación de la cuantía de los juicios en que se demandan sumas de dinero,
a los fines de la regulación de honorarios de los profesionales intervinientes en el mismo, el
monto respectivo se halle integrado, además del capital reclamado, por los intereses
solicitados en la demanda como accesorios, devengados durante la tramitación de la
contienda, solución que tiende a una más justa retribución de la labor de aquéllos”. También
ED 87-167; 83-518; 91-443; 91-199, entre otros”.

La doctrina ha sido reiteradamente ratificada y no han existido


planteos que ameriten un nuevo estudio de la cuestión por parte del
máximo tribunal de la provincia.

En ese mismo sentido, en autos “Paz” (STJRNS1 Se 23/23) se discutió


la inclusión de los intereses devengados con posterioridad al dictado de la
sentencia definitiva, a fin de establecer el monto base sobre el cual aplicar
el porcentaje establecido en concepto de honorarios, y así determinar los
complementarios solicitados por el letrado de la parte actora.

Luego de ratificar la doctrina del precedente “Paparatto” se


sostuvo: “…Si la demanda prospera, los honorarios regulados siguen la suerte del capital
y deben ser ajustados en igual medida. Se adopte o no el criterio práctico sugerido por la
Alzada a los tribunales de primera instancia -esto es, que los letrados liquiden por sí los
ajustes de intereses sobre su crédito arancelario, como lo hacen con el capital- no existen
dudas que el incremento porcentual en ambos ítems debe ser similar. De lo contrario, se
desvirtúa la pauta porcentual con la cual se retribuyó la labor de los profesionales al
determinarse los honorarios en la sentencia, con directa afectación del derecho de
propiedad, en el alcance que le fuera asignado por el máximo Tribunal del país a partir del
precedente “Bourdieu, Pedro Emilio c/ Municipalidad de la capital” (Fallos: 145:307).
Cierto es que en estas actuaciones la regulación efectuada en Primera Instancia mo-
dificada luego en más por el Tribunal de Alzada, incluyó los intereses devengados hasta ese
momento en la base de cálculo; pero el expediente tuvo luego un largo derrotero procesal
para el tratamiento de los recursos interpuestos precisamente por la demandada y citada en
garantía -hoy recurrentes-, y la firmeza de la condena se configuró recién con el rechazo del
recurso de casación.
Así, si de acuerdo a lo establecido en el art. 50 L.A. los honorarios son exigibles
treinta días después de notificado el auto regulatorio firme va de suyo que, al momento de
estar expedito el crédito del letrado de la actora, en una economía fuertemente inflacionaria
como la que se vive en este país, aquel monto del proceso fijado a la fecha de la sentencia de
Primera Instancia y los honorarios regulados en consecuencia, se encontraban fuertemente
depreciados. De modo que, admitir la posición de la recurrente implicaría -en los hechos-
trasladar al acreedor el perjuicio derivado del envilecimiento de la moneda producido
durante todo el lapso de tiempo que insumió el tratamiento de los recursos interpuestos por
la misma parte deudora. Resultado que, además, no se condice con el lo decidido en el
pronunciamiento citado de este Cuerpo, conforme al cual “ha de procurarse -dentro de la
ley- una retribución integral de la labor profesional afectada también por la pérdida
constante del poder adquisitivo de nuestra moneda” (STJRNS1 “Paparatto“, ya
citado).

4.b Rechazo total de la demanda.

4.b.1) – Pauta general.

A diferencia del anterior, esta hipótesis si ha merecido distintas


interpretaciones en el propio Superior Tribunal de Justicia, con la actual
integración.

Para tener un panorama más o menos completo de lo que constituye


hoy doctrina legal, es preciso remontarse a algunos precedentes de años
anteriores, que han sido ratificados en cuanto a lo decidido y suelen ser
citados como referencia en los actuales fallos sobre la materia.

Así, en autos: STJRNS1 Se 52/06 “Río Negro Fiduciaria S.A.” se dijo:

“Ingresando en el análisis de la cuestión planteada en autos, en relación con la alegada


violación del art. 19 L.A., en primer lugar resulta imperioso precisar la diferencia existente
entre el caso sub examine y el precedente “PAPARATTO”, que a criterio del recurrente el
sentenciante de grado habría infringido.”
“De tal modo […] surge una primera diferencia sustancial con el caso materia del recurso

de autos, y la misma consiste en que los intereses que se reclamaban que integrasen el monto

base para la regulación de honorarios (en “Paparatto”), se habían incluído en la

condenación, es decir fueron demandados y reconocidos expresamente en la sentencia

quedando incluídos en la condena. En cambio aquí se hizo lugar a una excepción de

inhabilidad de título deducida por los demandados, con lo cual, no hay una condena, no se

analizó la procedencia del reconocimiento del capital demandado, y por ende, mucho menos

de los intereses reclamados; dado que al haber prosperado la excepción de inhabilidad de

título, el reclamo sustancial objeto del litigio y el reclamo de intereses no fue acogido ni

desestimado, puesto que ni siquiera fue tratado.”

“De manera entonces que la primera condición de procedencia para la integración de los

intereses al monto base para el cálculo de los honorarios de los letrados intervinientes,

reside en mi opinión, en la circunstancia de que los mismos hayan integrado la condena.

Esto significa que previamente han formado parte de los términos de la demanda promovida;

es decir, integraron el objeto de la pretensión por lo que esa necesaria petición concreta

obliga al juzgador a pronunciarse al respecto (art. 163, inc. 6*, Cód. Procesal); sólo en tales

condiciones, corresponde su inclusión ya que, como hemos visto no son ajenos a la actividad

profesional.”

“Se impone además analizar la norma del artículo 19 de la Ley de Aranceles N* 2212, cuya

aplicación se persigue en autos. Dicho artículo establece en su segundo párrafo que: “En los

casos de rechazo total o parcial de la demanda y/o reconvención, los montos desestimados

formarán parte del monto base a los efectos regulatorios en la medida en que hubiere

existido actividad útil respecto de los mismos, aplicándose la escala del art 7. Ahora bien, lo

transcripto no constituye un standard de aplicación automática, puesto que si bien el

principio contenido en la citada norma consiste en computar los “montos desestimados”;

también impone al juez de grado la realización de una tarea valorativa a fin de establecer si
la labor profesional desarrollada por el letrado de la parte demandada ha resultado “útil”

para lograr el rechazo de los rubros en cuestión, y esto se concatena con lo anterior, cual es

la necesidad de que el letrado haya realizado de modo específico una actividad destinada a
demostrar la improcedencia del rubro en cuestión, en ejercicio de la defensa de su cliente y

haya logrado un resultado exitoso. Es entonces indispensable la existencia de “tarea

profesional útil” y su pertinente merituación por el grado, por consistir ello en una labor

propia del mérito.”

Sienta aquí el STJ, en el voto del Dr. Alberto Balladini que he

transcripto, la siguiente doctrina: a) Como principio general, los intereses

se adicionan al monto base cuando exista condena que imponga su pago;

b) Cuando la demanda es desestimada, sólo se podrían adicionar a la base

de cálculo en la medida en que a su respecto haya existido actividad

profesional útil de los letrados, tarea que corresponde, según el voto, a los
jueces de la instancia de mérito. Dicho ello, el recurso fue rechazado, aun

cuando la valoración requerida por el art. 19 LA (hoy art. 20) no había sido

efectuada por el juez de la causa.

El sentido de la decisión fue sostenido luego en el año 2007 STJRNS1

Se 13/07 “Scotiabank Quilmes S.A.” y lo hizo en los siguientes términos:

“De manera entonces que […] la primera condición de procedencia para la integración de

los intereses al monto base para el cálculo de los honorarios de los letrados intervinientes,

reside en la circunstancia de que los mismos hayan integrado la condena. En consecuencia,

ante la ausencia de condena -tanto respecto del capital como de los intereses-, por cuanto en

autos se declaró la caducidad de instancia, resulta correcta, por aplicación de la doctrina

legal del S.T.J. imperante -la cual conforme al art. 43 de la Ley Provincial N* 2430 es

obligatoria para los Tribunales Inferiores-, la exclusión de los intereses en el monto base

fijados en la liquidación de fs. 82 para la regulación de los estipendios profesionales”.

En el año 2008, el Superior Tribunal de Justicia dicta otra sentencia

reiteradamente citada en relación al tema honorarios. Se trata del fallo


STJRNS1 Se 36/08 “Baquero Lazcano”:
“De manera entonces que, conforme a la doctrina legal que emana de los precedentes

citados, la primera condición de procedencia para la integración de los intereses al monto

base para el cálculo de los honorarios de los letrados intervinientes, reside en la

circunstancia de que los mismos hayan integrado la condena. En consecuencia, ante la

ausencia de condena –tanto respecto del capital como de los intereses-, por cuanto en autos

se rechazo la demanda, resulta inaplicable la doctrina legal “Paparatto” invocada, debiendo


excluirse del monto base del proceso (para la regulación de los honorarios

profesionales), los intereses reclamados en la demanda.”

“En definitiva, considerando que en autos el monto del proceso fijado a los efectos de la

regulación de los honorarios profesionales se ha fijado en violación del artículo 19 de la Ley

de Aranceles 2212, esto es, sin respetar los montos desestimados ni ponderar si existió

actividad profesional útil de los recurrentes respecto de los mismos, corresponde hacer lugar

parcialmente al recurso de casación deducido, dejar sin efecto la regulación de honorarios

practicada oportunamente por las labores desarolladas por los Dres [ …], y remitir las

presentes actuaciones al Tribunal de origen para que se realice una nueva regulación

conforme a derecho. Ello, en tanto este Tribunal de derecho se halla impedido de ponderar la

labor desplegada por los profesionales intervinientes, en las instancias inferiores, a fin de

practicar una nueva regulación de honorarios. Es que tanto la merituación acerca de la

existencia de actividad profesional útil de los recurrentes, a fin de la desestimación de la

demanda y la fijación del monto del proceso (conf. Art. 19, segunda parte L.A.) como para

extraordinario de determinar la aplicación de la escala prevista por el art. 7 de la ley 2212

dependen en definitiva de los factores y/o pautas de apreciación contenidos en el art. 6 de la

citada ley de aranceles, las que constituyen cuestiones de hecho y por ende de exclusiva

incumbencia de los jueces de grado y ajenas al recurso casación.”

Como se puede apreciar, en este precedente se ratifica la doctrina


desde lo substancial, pero a diferencia de lo decidido en “Río Negro

Fiduciaria S.A. C/ De Tomasi, Carlos…”, y pese a que la situación procesal

era prácticamente similar, no se rechaza el recurso sino que se declara la

nulidad de la decisión por haber regulado honorarios el tribunal de mérito,


“sin respetar los montos desestimados ni ponderar si existió actividad profesional útil de los

recurrentes respecto de los mismos”.

En el año 2016, el Cuerpo se volvió a expedir sobre la incorporación

o no de los intereses en la base de cálculo en supuestos de rechazo total


de la demanda en el precedente STJRNS3 Se 28/16 “Morete”.

En votación dividida, ratificó la pauta conceptual de los casos más


arriba citados; esto es, que –en principio- la incorporación de los intereses
en la base de cálculo de los honorarios resulta sólo procedente en la
hipótesis de admisión de la demanda. En el supuesto de rechazo, sólo
cabría adicionarlos al monto demandado si, como surge del art. 20 de la
Ley G 2212 (antes art. 19), hubiere existido actividad útil del letrado para
obtener un resultado acorde a su parte.

Por la mayoría votaron los Dres. A. Zaratiegui, E. Mansilla y L. Piccinini:

“En los supuestos en los que prospera la demanda, los intereses integran la base regulatoria,
desde que ésta debe guardar proporción con los valores en juego, ya que de lo contrario no
se atiende a la realidad económica del litigio, ni se pondera debidamente el complejo de las
tareas profesionales cumplidas. Es decir que la pretendida incorporación de los intereses a
la base regulatoria resulta procedente únicamente en la hipótesis de admisión de la
demanda, pero no cuando se la rechaza como ha ocurrido en autos. De manera entonces que
la primera condición de procedencia para la integración de los intereses al monto base para
el cálculo de los honorarios de los letrados intervinientes reside, en nuestra opinión, en la
circunstancia de que los mismos hayan integrado la condena (in re: "RIO NEGRO
FIDUCIARIA SA", Se. Nº 52 del 28.06.06, registro de la Secretaría N° 1 de este STJRN)."
(STJRNS3: "RAILAF" Se. 121/08).”

“Entendemos que ante el silencio de la norma y la jurisprudencia reinante en la materia sólo


cabría adicionar los intereses al monto demandado si como surge del mismo dispositivo de la
Ley G 2212, "... hubiere existido actividad útil ..." , aquí se impone al juez de grado la
realización de una tarea valorativa con el fin de establecer si la labor desarrollada por los
letrados ha sido "útil" para obtener un resultado acorde con sus intereses, merituación que
constituye una labor propia del mérito e irrevisable en esta instancia de legalidad. Pauta
que los jueces tendrán que evaluar considerando el esfuerzo especial que determinará la
procedencia de incorporar los intereses a la base regulatoria, ello ante la falta de mención
en la ley arancelaria. En tal sentido es requisito la necesidad de que el letrado haya
realizado de modo específico una actividad destinada a demostrar la improcedencia de los
intereses, en ejercicio de la defensa de su cliente y haya logrado un resultado exitoso.”

“Luego el letrado impugna los porcentajes aplicados por la Cámara por considerar baja la
estimación que hiciera el tribunal de la labor profesional desarrollada, toda vez que en una
escala del 11 al 20 sólo aplica el 12%, art. 8 L.A.. Si bien el fallo al regular los honorarios
del letrado recurrente menciona la normativa que ha regido su determinación, ello no resulta
acorde a la aplicación del mínimo porcentaje (o casi) si se tiene en cuenta el éxito obtenido
al arribar al resultado final del presente litigio. En razón de ello corresponde declarar
parcialmente admisible el recurso extraordinario deducido, y en el mismo acto hacer lugar
parcialmente al recurso y dejar sin efecto la regulación de honorarios practicada
oportunamente por las labores desarrolladas por el doctor Guillermo Ceballos, y remitir las
presentes actuaciones al Tribunal de origen para que se realice una nueva regulación
conforme a derecho, toda vez que este Cuerpo se halla impedido de ponderar la labor
desplegada por el profesional interviniente, en la instancia de origen, a fin de practicar una
nueva regulación de honorarios. Es que tanto la merituación acerca de la existencia de
actividad profesional útil del aquí recurrente, a fin de la desestimación de la demanda -ello
sin dejar de observar lo manifestado en el presente sobre el monto del proceso- para
determinar la escala prevista por el art. 8 de la ley G 2212, dependen en definitiva de los
factores y/o pautas de apreciación contenidos en el art. 6 de la citada Ley de Aranceles, las
que constituyen cuestiones de hecho y por ende ajenas al recurso extraordinario de
inaplicabilidad de ley.” (el resaltado en negritas y subrayado es mío).

Por la minoría, los Dres. R. Apcarián y S. Barotto:

“Se advierte sin mayor dificultad que el texto de la ley arancelaria no establece una
prohibición o restricción que obste a la consideración de los intereses para definir el "monto
del proceso" en todos los supuestos y cualquiera sea la suerte de la pretensión. Sólo dice que
en caso de rechazo, "los montos desestimados formarán parte del monto base a los efectos
regulatorios". Va de suyo entonces que si se demanda el pago de una suma determinada de
dinero o indemnización con más sus intereses, estos últimos forman parte del reclamo y
deberían ser incluídos o computados a la hora de cuantificar los "montos desestimados".”
“En la medida en que la norma no establece distinción alguna -ni sería desde mi óptica
razonable que lo hubiera hecho-, no existen razones jurídicamente atendibles que habiliten al
juez a incluir los intereses en el monto base cuando la demanda prospera, y a excluirlos
cuando se rechaza. El trabajo profesional del abogado debe ser ponderado con las mismas
pautas e idénticos criterios en uno y otro caso, dado que, haciendo mías las palabras del Dr.
Augusto C. Belluscio al votar en el plenario "Multiflex" (La Ley Online AR/JUR/258/1975),
tanto se beneficia quien obtiene una sentencia de condena, como quien se libera de la
pretendida obligación de pagarlos, y tanto se perjudica el que deba pagarlos como el que no
puede obtener su pago.”

“Los intereses no mudan su naturaleza en función de la suerte de la pretensión; siempre son


accesorios y también en todos los casos se suman como indicativos de los valores
económicos en disputa, asumiendo inclusive su función resarcitoria -de la mora- una
trascendencia mayor en el contexto macro económico actual. En función de lo expuesto, y en
tanto lo que la norma arancelaria pretende es una razonable proporción entre los importes
en disputa y el arancel del abogado, no pueden desde mi óptica ponderarse al momento de la
regulación-pautas objetivas distintas según cual fuere la suerte de la pretensión; al menos sin
agravio a la garantía de igualdad consagrada en el art. 16 Constitución Nacional.”

“A todo evento, entiendo que los intereses deberán ser computados a los fines de la
determinación del monto base de regulación de honorarios, en tanto y en cuanto dichos
accesorios hayan sido peticionados; es decir, cuando la litis también se haya constituido en
derredor de los mismos. Si no ha habido reclamo de intereses, no será posible computarlos al
momento de la determinación del monto base a partir del cual se regularán honorarios
profesionales pues, de actuarse en sentido contrario, el juez estaría expidiéndose sobre
cuestiones no traídas al debate jurisdiccional y se vulneraría claramente el "principio de
congruencia".”

En el año 2023 el tema fue puesto nuevamente a consideración del

Tribunal, en el precedente “Luprod” (STJRNS1 Se 146/23).

Al fundar el voto, sostuve allí: “Desde mi perspectiva, resulta sumamente


complejo deslindar en el análisis del trabajo profesional, el esfuerzo dedicado con
exclusividad al ítem ‘intereses’, sin considerar el capital subyacente. Por lo general, las
acciones del abogado afectan tanto al cpital como a los intereses asociados, ya que estos
últimos funcionan como accesorios del primero. Los intereses no mudan su naturaleza en
función de la suerte de la pretensión, siempre actúan como accesorios y se suman para
indicar el valor económico en disputa. De hecho, su función de compensación por morosidad
adquiere aún mayor relevancia en el actual escenario macroeconómico.

“De allí que, en diversos precedentes, el Superior Tribunal ha adoptado un criterio


más flexible a la hora de mensurar la utilidad del trabajo, infiriéndolo del éxito obtenido en
la defensa de los intereses de la parte demandada (STJRN Se 48/17 “Escudero”; Se 46/19
“Sancho”; Se 47/17 “Fernández”).

“En el caso que nos ocupa, es claro que la parte demandada hizo un planteo técnico
puntual y específico en relación a los intereses (Punto V.2 de la contestación de demanda),
que fue obviado al momento de evaluar el trabajo de los representantes de la Provincia de
Río Negro. Por consiguiente, incluso bajo la óptica del voto mayoritario en el caso
“Morete”, la Cámara de Apelaciones incurre en un error de juzgamiento al establecer los
honorarios profesionales en contravención de lo dispuesto por el art. 20 de la ley de
aranceles…”

4.b.2) Rechazo total de la demanda. El supuesto particular de

pluralidad de demandados. El precedente STJRNS3 Se 107/19 “Formaro”.

Un tratamiento distinto se asignó, en cambio, al supuesto en que la


demanda prospera íntegramente contra uno de los demandados (por
ejemplo, el empleador) y es rechazada también en su totalidad contra el
codemandado (la aseguradora de riesgos del trabajo).

A regular los honorarios, la cámara del trabajo determinó distintos


montos bases, asi para la regulación de honorarios de los letrados de la
parte actora y codemandada perdidosa fijó el capital de condena con más
una estimación global de intereses considerando las etapas procesales
cumplidas, alcance, extensión y utilidad de los trabajos profesionales
desarrollados, y para los letrados de la codemandada sólo el monto del
capital reclamado, sin adicionar los intereses por considerar que no son
accesorios de condena, omitiendo efectuar la ponderación que exige el
art. 20 LA.
La mayoría del STJ revocó la decisión y, en lo que ahora interesa,
sostuvo:

“Es […] evidente que la regulación efectuada por la Cámara contradice la doctrina legal
vigente (art. 42 LO), en tanto: a) por un lado, omite la ponderación que exige el art. 20 LA en
relación a los letrados recurrentes, limitándose a excluir los intereses de la base de cálculo
por "no ser accesorios de condena", cuando se imponía ponderar si existió o no actividad útil
respecto de los ítems desestimados y; b) por el otro, más trascendente aun en el caso, adopta
una base de cálculo distinta para determinar sus honorarios, excluyendo los intereses,
cuando la situación del expediente imponía adoptar tambien a su respecto el monto de la
sentencia condenatoria dictada contra la restante demandada.”

“Ello asi, por las particularidades de la causa, pues se trata de una sola pretensión
interpuesta contra dos demandadas, que es acogida íntegramente respecto de una y
rechazada en su totalidad en relación a la representada por los letrados agraviados,
acogiéndose la defensa de falta de legitimación pasiva planteada por ellos conjuntamente
con la cuestión de fondo.”

“En dicho contexto, es evidente que el único monto base para la regulación de todos los
honorarios profesionales era el de la sentencia de condena, pues ese fue el valor total
discutido en el litigio. La solución dispuesta por el tribunal de mérito, en cambio, además de
contrariar la doctrina legal vigente al tomar dos montos distintos como base de cálculo, nos
conduce al absurdo de que los letrados que intervinieron por la demandada vencedora
obtuvieron una regulación inferior a los de la parte actora vencida a su respecto, lo que
introduce la decisión en la doctrina de la arbitrariedad.”

4.b.3) Demanda que prospera contra unos demandados y es


rechazada contra el tercero citado en garantía. Base de cálculo. Monto
único. Art. 20 LA.

En el precedente STJRNS3 Se 130/20 “Marin”, el tribunal del juicio


condenó en forma solidaria a la empresa y sindicato demandado y, en lo
que ahora interesa declaró la ausencia de responsabilidad de la
aseguradora traída en garantía, con costas a la primera nombrada por
haber solicitado su citación al proceso. Al momento de regular los
honorarios correspondientes a los abogados de la citada adoptó un monto
base que se corresponde con el importe de la demanda sin intereses, con
aplicación de doctrina legal fijada por el Superior Tribunal de Justicia en el

precedente "Morete" STJRNS3 Se 28/16.

En el recurso interpuesto por los letrados se alegó que el decisorio


violenta, no aplica o aplica erróneamente los arts. 6, 20 y 23 de la Ley G
N° 2212, el art. 34 inc. 4 de la Ley P N° 4142, los arts. 14 bis, 16, 17 y 18
de la Constitución Nacional y los arts. 29 y 40 inc. 2 de la Constitución
Provincial.

El Superior Tribunal de Justicia revocó la decisión, con base en los


argumentos que -en parte- a continuación se transcriben:

“La incorporación de los intereses en la base de cálculo de los honorarios resulta


procedente en la hipótesis de admisión de la demanda y en el supuesto de rechazo, sólo
cabría adicionarlos, si hubiere existido actividad útil del letrado para obtener un resultado
acorde a su parte (cf. STJRNS3: Se. 28/16 "Morete", Se. 86/19 "Formaro"). Por lo tanto,
teniendo en cuenta que el caso de autos se trata de una sentencia condenatoria donde fue
admitida la demanda en su totalidad (artículo primero de la parte resolutiva), y que los
letrados de la aseguradora citada en garantía no solo realizaron una actividad útil,
interviniendo en cada etapa del proceso sino que también resultaron vencedores, entiendo
que la solución dispuesta por el Tribunal de mérito en el punto sexto de la parte resolutiva de
la sentencia en crisis se aparta de los postulados del art. 20 de la ley arancelaria, que
dispone que el monto del proceso -a los fines regulatorios- es el que resulta de la sentencia o
transacción. Nótese además que, en el caso de autos, el mismo Tribunal no ha definido la
pretensión de una de las codemandadas de condena a la aseguradora como "rechazo de la
demanda" contra ella, que podría tornar eventualmente aplicable la disposición de la
segunda parte del art. 20 mencionado, sino que se ha cuidado de establecer la declaración de
"ausencia de responsabilidad" de la misma en la condena dispuesta (artículo sexto de la
parte resolutiva). Entonces, en el caso de autos ha habido sentencia condenatoria cuya
cuantía deberá constituirse en la base regulatoria para todos los honorarios de los letrados
intervinientes”.

4.c.) Rechazo parcial de la demanda.


4.c.1) Pautas para la regulación. Necesidad de ponderar la existencia
de actividad profesional útil en relación a los rubros desestimados.

El supuesto de rechazo parcial de la demanda es el que ha generado


mayores complicaciones a la hora de interpretar y aplicar el art. 20
(antiguo 19) de la Ley Arancelaria.

En STJRNS3 Se 46/17 “Martin”, al tratar un recurso interpuesto por el


letrado de la parte demandada –vencedora en su mayor extensión- el
Superior Tribunal de Justicia resolvió:

“El monto base fijado en la sentencia a los efectos de la regulación de honorarios, se ha


determinado en violación del artículo 20, segunda parte de la Ley de Aranceles G N° 2212,
ello es así, por cuanto el Tribunal tomó como base regulatoria el monto de condena a la
empresa representada por el recurrente sin hacer ningún mérito ni dar fundamento alguno
sobre la actividad profesional útil desarrollada por el letrado en orden a la consecución del
resultado del pleito; estableciendo dicho monto sin respetar la manda del art. 20 de la Ley G
N° 2212, ni la doctrina legal dictada al respecto, en cuanto este Cuerpo tiene establecido
como criterio que: "En los casos de rechazo total o parcial de la demanda los montos
desestimados formarán parte del monto base a los efectos regulatorios en la medida en que
hubiere existido actividad útil respecto de los mismos". (Voto de la Dra. Zaratiegui).

“Considerando que en autos se ha tomado como monto base a los efectos de la regulación de
los honorarios profesionales solo un porcentaje del monto del proceso por el cual se condena
a la empresa representada por el accionante, se lo ha fijado en violación del artículo 20 de la
Ley de Aranceles 2212, esto es sin respetar los montos desestimados ni ponderar si existió
actividad profesional útil del recurrente respecto de los mismos, cabe tener presente en el
caso lo dicho por este Cuerpo al manifestar que corresponde hacer lugar al recurso de
casación deducido, dejar sin efecto la regulación de honorarios practicada oportunamente
por las labores desarrolladas por el letrado y remitir las presentes actuaciones al Tribunal
de origen para que se realice una nueva regulación conforme a derecho.” (Cf. STJRNS1:
"BAQUERO LAZCANO Se. 36/08). (Voto de la Dra. Zaratiegui).

“En consonancia con lo dispuesto en el art. 20 de la Ley Arancelaria, ha sostenido este


Superior Tribunal de Justicia que cuando la demanda progresa de modo parcial, la situación
es equiparable a la de vencimiento mutuo. Por la parte de la demanda que se admite, el
vencido es el demandado; y por la parte de la demanda que se rechaza, el vencido es el actor
(art. 71 Cód. Procesal). Por consiguiente, a los fines de regular honorarios se debe tener en
cuenta no sólo el monto de la condena, sino el monto reclamado, por significar éste el valor
discutido en el juicio (STJRNS1 Se. 85/06 "FEDERACION MEDICA GREMIAL DE
CAPITAL FEDERAL)”. (Voto del Dr. Apcarian).

“La condición que impone la norma local para que los montos desestimados -en caso de
rechazo parcial de la demanda o reconvención- se integren a o formen parte del "monto del
proceso", es que hubiere mediado a su respecto un trabajo útil, aplicándose en tal caso la
escala del artículo 8. Y, habiéndose omitido toda consideración sobre ello en la sentencia
emitida por la Cámara del Trabajo, corresponde hacer lugar al recurso interpuesto, dejar sin
efecto la regulación recurrida y reenviar los autos a origen para que, con la misma
integración efectúe una nueva conforme a derecho (cf. art. 20 LA).” (Voto del Dr.
Apcarian).

El Tribunal ratifica que la falta de ponderación sobre la utilidad de la


actividad profesional del letrado de la parte demandada/vencedora, a los
fines del rechazo de los rubros reclamados, determina la nulidad de la
regulación. Esto es, que dicha valoración o ponderación integra la
fundamentación del auto regulatorio.

Una situación compleja se presentó en: STJRNS1 Se 57/17 “Jara”.

En este caso, la Sala II de la Cámara del Trabajo de la II


Circunscripción Judicial con asiento de funciones en la ciudad de General
Roca rechazó parcialmente la demanda instaurada por las actoras contra
una de las accionadas, y procedió a regular los honorarios de su letrado
apoderado/patrocinante tomando como base de cálculo el monto por el
cual prosperó. Asimismo, rechazó la demanda en su totalidad contra otros
dos demandados y efectuó una nueva regulación de honorarios para el
mismo letrado –también apoderado/patrocinante de éstos- tomando ahora
como monto base el total reclamado.
La parte actora cuestionó que se hayan adoptado dos montos
distintos para la regulación de honorarios, y el agravio fue acogido por el
Superior Tribunal de Justicia:

“La Cámara, partiendo del desdoblamiento de los tipos de rechazos resolvió imponer las
costas en forma independiente unas de otras, aplicándole -a las actoras- el principio objetivo
de la derrota por el rechazo parcial ante la demandada, condenada parcialmente y por el
rechazo total contra los co-demandados; cuando en verdad lo correcto hubiera sido,
atendiendo al análisis integral de la condena contra las actoras la aplicación del vencimiento
parcial y mutuo. Es decir, cuando el resultado del pleito ha sido sólo parcialmente favorable,
o cuando las posturas de los litigantes son parcialmente injustificadas, provocando ambos la
necesidad de tramitar el juicio, importando pues un vencimiento parcial y mutuo, la solución
se halla en el art. 71 del CPCCm, encaminado a imponer alguna forma de compensación o
distribución.”

“Si bien el referido art. 71 indica que la medida de la solución es la prudencia judicial, no es
menos cierto que esa discrecionalidad no puede ignorar alguna forma de proporcionalidad
equitativa. Esto es aún más grave, cuando esa distribución ignora el éxito o fracaso de cada
litigante invirtiendo en las costas el resultado de la cuestión de fondo, asignando a quien fue
exitoso en mayor medida, la más pesada de las cargas soslayando de ese modo aquélla
equitativa solución, a la que el art 71 claramente alude. Y que cuando la demanda progresa
de modo parcial, la situación es equiparable a la de vencimiento mutuo. Por la parte de la
demanda que se admite el vencido es el demandado; y por la parte de la demanda que se
rechaza, el vencido es el actor (art. 71 CPCCm). Por consiguiente a los fines de regular
honorarios se debe tener en cuenta no sólo el monto de la condena, sino el monto reclamado,
por significar éste el valor discutido en el juicio (Conf. ATJRN Se 85/06, “FEDERACION
MEDICA GREMIAL DE CAPITAL FEDERAL.)”

Aparece en este sumario el tema del MONTO UNICO como doctrina


legal, en contraposición al criterio adoptado por algunos tribunales –sobre
todo los del fuero del trabajo- de adoptar distintos montos para regular los
honorarios de los profesionales que representaron a las partes.

La cuestión se ve más nítidamente en STJRNS3 Se 112/17 "Rabanal”,


que constituye también un supuesto de vencimiento parcial y mutuo.
El Superior Tribunal de Justicia remarcó en este precedente dos
aspectos centrales de su doctrina en materia de honorarios: 1) En los
supuestos de rechazo parcial de la demanda se debe efectuar sola
regulación, tomando como base de cálculo el valor total discutido en el
litigio, distribuyéndose las costas de conformidad a lo establecido en el
art. 71 CPCCm, según sea el éxito de las respectivas pretensiones o
defensas y; 2) En la misma hipótesis, los jueces deben efectuar la
ponderación que exige el art. 20 LA, esto es, evaluar si la labor profesional
de los letrados de la parte demandada ha sido útil a los fines del rechazo,
en cuyo caso corresponde la adición al monto base.

En este fallo, además, se enlaza la doctrina de los precedentes

“Morete” y “Martín”, al que se considera complementario del primero.

Veamos:

“Como lo sostuve en "MORETE" STJRNS3, Se 28/16, al que en su mayor extensión me


remito por razones de brevedad, no existen motivos atendibles que habiliten al juez a incluir
los intereses para determinar el valor del litigio cuando la demanda prospera, y excluirlos
cuando se rechaza. El trabajo profesional del abogado debe ser ponderado con las mismas
pautas e idénticos criterios en uno y otro caso, dado que, haciendo propias las palabras del
Dr. Belluscio al votar en el plenario "Multiflex" (La Ley Online AR/JUR/258/1975), tanto se
beneficia quien obtiene una sentencia de condena, como quien se libera de la pretendida
obligación de pagarlos, y tanto se perjudica el que deba pagarlos como el que no puede
obtener su pago. Si bien la mayoría del Tribunal entendió, en aquella oportunidad, que los
intereses no debían formar parte del monto base en los casos de rechazo de la demanda, se
aclaró igualmente de manera expresa que: "ante el silencio de la norma y la jurisprudencia
reinante en la materia, sólo cabría adicionar los intereses al monto demandado si como
surge del mismo dispositivo de la ley G 2212, ´hubiere existido actividad útil ...´, aquí se
impone al juez de grado la realización de una tarea valorativa con el fin de establecer si la
labor desarrollada por los letrados ha sido ´útil´ para obtener un resultado acorde con sus
intereses, merituación que constituye una labor propia del mérito e irrevisable en esta
instancia de legalidad ..." (del voto de los Dres. Piccinini, Mansilla y Zaratiegui en autos:
"MORETE")”. (voto del Dr. Apcarian).
“Si bien en los presentes autos los agravios sólo remiten al disímil tratamiento de los
intereses, no es posible adentrarse en su análisis sin dejar de advertir, a mayor
abundamiento, que al momento de regular honorarios la Cámara a quo incurrió en dos
vicios de juzgamiento que contrarían la doctrina legal vigente: a) Por una parte, se efectúan
dos regulaciones distintas sobre diferentes montos bases; una por la fracción que prospera y
otra por la que se rechaza del reclamo inicial, cuando en rigor correspondería efectuar una
sola regulación tomando como base de cálculo el valor total discutido en el litigio,
distribuyéndose las costas de conformidad a lo establecido en el art. 71 CPCCm, según sea el
éxito de las respectivas pretensiones o defensas y; b) Por el otro, se omite efectuar la
ponderación que exige el art. 20 LA, esto es, evaluar si la labor profesional de los letrados de
la parte demandada ha sido útil a los fines del rechazo, en cuyo caso correspondería la
adición al monto base.” (voto del Dr. Apcarian).

“No se ha cumplido con el deber que impone el art. 20 LA de ponderar la utilidad de la


actividad profesional de los abogados respecto de los ítems desestimados, para luego decidir
si se incluyen o no en la base de cálculo; entre ellos, los intereses reclamados en la demanda.
Ello así, insisto, aún para la postura sostenida por la mayoría de este Cuerpo en "MORETE"
que aquí trae a colación el voto ponente; doctrina que desde mi óptica se integra y
necesariamente debe analizarse en contexto con el precedente "MARTIN" referido más
arriba.” (voto del Dr. Apcarian).

“Los letrados de la demandada, han centrado su cuestionamiento con relación a los


honorarios -rubro también concedido- al considerar errado el monto base, por no haberse
incluído los intereses en el monto rechazado, que es el que finalmente toma el a quo para
regular los honorarios, y es motivo de tal agravio. Pero como ya se advirtió, en el sub-lite se
está ante un vencimiento parcial y mutuo y no ante un rechazo total de la demanda, al que
parece dirigir el planteo los recurrentes. En razón de ello, entendiendo el caso en base a la
doctrina fijada por este Cuerpo in re: "MARTIN" STJRNS3, Se 46/17; correspondiendo
también hacer lugar al agravio en tratamiento, tal como lo propone el señor Juez doctor
Ricardo A. APCARIAN.” (voto de la Dra. Piccinini).

El Superior Tribunal de Justicia resolvió aquí en línea con el criterio


que se venía anticipando más arriba.
Dice la sentencia en uno de sus pasajes: “…la Cámara a quo incurrió en
dos vicios de juzgamiento que contrarían la doctrina legal vigente: a) Por una parte, se
efectúan dos regulaciones distintas sobre diferentes montos bases; una por la fracción que
prospera y otra por la que se rechaza del reclamo inicial, cuando en rigor correspondería
efectuar una sola regulación tomando como base de cálculo el valor total discutido en el
litigio, distribuyéndose las costas de conformidad a lo establecido en el art. 71 CPCCm,
según sea el éxito de las respectivas pretensiones o defensas y; b) Por el otro, se omite
efectuar la ponderación que exige el art. 20 LA, esto es, evaluar si la labor profesional de los
letrados de la parte demandada ha sido útil a los fines del rechazo, en cuyo caso
correspondería la adición al monto base…”.

En rigor, cuando hay un vencimiento parcial y mutuo el monto base


es en principio el de la sentencia de condena. Pero el Juez debe, previo a
regular, hacer la valoración que exige el art. 20 en relación al trabajo de
los abogados que representaron a la parte demandada, en cuyo caso –
esto es, si hubiera sido útil a los fines del rechazo- los montos
desestimados se deben adicionar al de la condena a los fines regulatorios.
Recién allí, una vez efectuada la regulación, se debe distribuir
prudencialmente la carga de las costas tal como lo exige el art. 71 CPCyC.

El criterio adoptado por algunas cámaras laborales, consistente en


tomar un monto base para el rechazo y otro para la condena,
considerando ganadora en el primera caso a la parte demandada y en el
segundo a la actora, puede aparecer como más justo, equitativo o, si se
quiere, razonable. Pero es indudable que no se corresponde lo normado
en la ley arancelaria en vigencia ni, tampoco, con la doctrina vigente del
Superior Tribunal de Justicia, elaborada con estricto apego al texto legal.

La situación no ha variado al día de la fecha, y en numerosos


precedentes se han nulificado fallos de las instancias inferiores por no
acatar fielmente la letra del art. 20 LA y la doctrina que sobre el particular
sentó el máximo tribunal provincial.

Así, se pueden citar a título ejemplificativo las sentencias dictada en


los siguientes precedentes:
1- STJRNS1 Se 62/19 “García Mariano”:

“Del simple cotejo de la suma demandada ($ 1.463.745,94) con el monto base del proceso
fijado a los efectos de la regulación de los honorarios profesionales ($ 58.200,05), se
advierte que la sentencia de Cámara ha violado y/o aplicado erróneamente los arts. 6 y 20 de
la Ley de Aranceles G Nº 2212.”

“En efecto, el Tribunal ''a quo'' tomó como monto del juicio para la regulación de los
emolumentos profesionales solo el monto de condena a los demandados, sin hacer ningún
mérito ni dar fundamento alguno sobre la existencia o inexistencia de la actividad
profesional útil desarrollada por la abogada ahora recurrente en orden a la consecución del
resultado del pleito, específicamente en relación al capital reclamado y a la postre
desestimado.”

“Obsérvese que la segunda parte del art. 20 de la L. A. establece expresamente que '' En los
casos de rechazo total o parcial de la demanda y/o de la reconvención, los montos
desestimados formarán parte del monto base a los efectos regulatorios en la medida en que
hubiere existido actividad profesional útil respecto de los mismos, aplicándose la escala del
artículo 8º.”

En tal orden de situación, surge evidente que la Cámara al tiempo


de fijar el monto base del proceso a los efectos de la regulación de los
honorarios profesionales, ha omitido tener en cuenta el monto
desestimado lo que implica inexorablemente la violación de la manda del
art. 20 antes citado y de la doctrina legal del Superior Tribunal de Justicia.

2- STJRNS3 Se 47/17 “Fernandez Martín”:

“Se advierte que el monto base fijado en la sentencia a los efectos de la regulación de
honorarios, se ha determinado en violación del artículo 20, segunda parte de la Ley de
Aranceles G N° 2212, ello es así, por cuanto el Tribunal tomó como base regulatoria el
monto de condena a la empresa representada por el recurrente sin hacer ningún mérito ni
dar fundamento alguno sobre la actividad profesional útil desarrollada por el letrado en
orden a la consecución del resultado del pleito; estableciendo dicho monto sin respetar la
manda del art. 20 de la Ley G N° 2212, ni la doctrina legal dictada al respecto, en cuanto
este Cuerpo tiene ///-2- establecido como criterio que: "En los casos de rechazo total o
parcial de la demanda los montos desestimados formarán parte del monto base a los efectos
regulatorios en la medida en que hubiere existido actividad útil respecto de los mismos.”

3- STJRNS3 Se 48/17 “Escudero Alberto”:

“Se advierte que el monto base fijado en la sentencia a los efectos de la regulación de
honorarios, se ha determinado en violación del artículo 20, segunda parte de la Ley de
Aranceles G N° 2212, ello es así, por cuanto el Tribunal tomó como base regulatoria el
monto de condena a las empresas representadas por los recurrentes sin hacer ningún mérito
ni dar fundamento alguno sobre la actividad profesional útil desarrollada por los letrados en
orden a la consecución del resultado del pleito; estableciendo dicho monto sin respetar la
manda del art. 20 de la Ley G N° 2212 ni la doctrina legal dictada al respecto, en cuanto este
Cuerpo tiene establecido como criterio que: "En los casos de rechazo total o parcial de la
demanda los montos desestimados formarán parte del monto base a los efectos regulatorios
en la medida en que hubiere existido actividad útil respecto de los mismos.”

4.c.2) Supuestos en los que se presume la utilidad de la actividad


profesional del letrado de la demandada.

En algunos precedentes el Superior Tribunal de justicia habilita una


presunción de la utilidad de la actividad profesional del letrado de la
demandada, sostenida directamente en el resultado del pleito.

Veamos:

a) STJRNS3 Se 48/17 “Escudero Alberto”

“En ese sentido, valorada la prueba rendida en autos surge evidente que hubo por parte de
los recurrentes actividad profesional útil, toda vez que las empresas representadas resultaron
favorecidas con un monto de condena considerablemente menor al resto de las empresas
demandadas y ello fue resultado -tal como lo expresan ambos escritos recursivos- de la
defensa expuesta por los mismos. Ahora bien, es menester también tener en cuenta que la
base regulatoria debe guardar la base regulatoria debe guardar proporción con los valores
en juego ya que de lo contrario no se atiende a la realidad económica del litigio, ni se
pondera debidamente el complejo de las tareas profesionales cumplidas, vulnerándose con
ello las garantías constitucionales de igualdad y derecho de propiedad consagradas en los
arts. 16 y 17 CN.. Por tal motivo, sí entendemos que el objetivo de justicia y equidad en la
fijación del honorario requiere atender al monto discutido y efectivamente defendido, puesto
que lo que se retribuye es la actividad profesional (conf. Ure- Finkelberg, "Honorarios de los
Profesionales del Derecho", pág. 146).”

b) STJRNS3 Se 46/19 “Dias Sancho” :

“Apunto que resulta evidente que por parte del letrado recurrente existió actividad
profesional útil, lo que se infiere sin mayor esfuerzo, toda vez que la empresa por él
representada resultó favorecida con un monto de condena considerablemente menor al
pretendido por la actora y ello fue resultado -tal como lo expresa en su escrito recursivo y en
los alegatos de bien probado- de la defensa por él ejercida.”

c) STJRNS3 Se 47/17 “Fernández Martín”:

“En ese sentido, valorada la prueba rendida en autos surge evidente que hubo por parte del
recurrente actividad profesional útil, toda vez que la empresa representada resultó
favorecida con un monto de condena considerablemente menor al resto de las empresas
demandadas y ello fue resultado -tal como lo expresa en su escrito recursivo- de la defensa
por él expuesta.”

4.c.3) Vencimiento parcial y mutuo. Pautas para evaluar la calidad


de vencido en el pleito.

Los supuestos en los que la demanda prospera parcialmente y el


juzgador debe ponderar si existió o no actividad útil de la base de cálculo
de los honorarios profesionales, requieren además de una recta aplicación
de las pautas establecidas en el art. 71 CPCyC, en cuanto aquellos
implican una situación de vencimiento parcial y mutuo, actividad
jurisdiccional que también está en principio reservada para la instancia de
mérito.

En ese sentido, ha había dicho ya en viejos precedentes:


“Admitido ya como principio genérico el del vencimiento para fundamentar la simple
imposición de costas causídicas (cf. art. 25 de la ley 1504 y art. 68 del CPCC), dejó este
Cuerpo debidamente a salvo que, en el específico proceso laboral, no cabe aplicar criterios
rígidamente matemáticos, sino más bien un juicio de ponderación final sobre el resultado del
pleito (cf. art. 59, Ley P 1504). Dirección jurisprudencial en la que se ha definido, al imponer
costas al demandado, salvo ante rubros manifiestamente improcedentes o un litigar con
grave desconocimiento jurídico; situaciones estas últimas que no se hallan presentes en. En
tal orden de ideas, se ha dicho que el criterio objetivo de la derrota consagrado por el art. 68
del CPCCm, como fundamento de imposición de costas, no sufre desmedro por el solo hecho
de que el reclamo inicial no prospere en su totalidad y que, aunque la sentencia no haga
lugar en todo a la demanda, ello no implica la liberación de costas al vencido, teniendo
presente que corresponde a los fines de la imposición de costas denominar vencida a la parte
contra la cual se declara el derecho, sea demandado o actor; principio que admite
excepciones, de modo que el sistema es objetivo con atenuaciones” (cf. STJRN, "BICHARA",
Se 18/09, ratificando doctrina de "CRISANTI", Se 93/06 y de "NUÑEZ", Se 96/04, entre otros
precedentes; “STJRN Se 202/04 “FERREIRA”; STJRN S72/12 “CASCON”).

Más recientemente, con la actual integración, en STJRNS3 Se 46/19

“Dias Sancho” se dijo sobre el punto:

“Entonces admitido ya como principio genérico el del vencimiento para fundamentar la


simple imposición de costas causídicas (cfr. art. 25 de la ley P 1504 y art. 68 del CPCCm),
dejó este Cuerpo debidamente a salvo que, en el específico proceso laboral, no cabe aplicar
criterios rígidamente matemáticos, sino más bien un juicio de ponderación final sobre el
resultado del pleito” (cfr. art. 59, Ley P 1504 y STJRNS3: "MORALES" Se. 1/18).

“Si bien el referido art. 71 del ritual indica que la medida de la solución es la prudencia
judicial, no es menos cierto que esa prudente discrecionalidad no puede ignorar alguna
forma de proporcionalidad equitativa.”

“Así, cuando esa distribución ignora el éxito o fracaso de cada litigante, invirtiendo en las
costas el resultado de la cuestión de fondo asignando a quien fue exitoso en mayor medida, la
más pesada de las cargas, se soslaya aquella equitativa y prudente solución a la que el art.
71 CPCCm. claramente alude.”
“Puntualizo nuevamente que la actora sólo obtuvo una parte favorable considerablemente
menor en relación al reclamo inicial, situación que debe ser equiparable a la de vencimiento
parcial y mutuo. Por ende, por la parte de la demanda que se admite, el vencido es el
demandado; y por la parte de la demanda que se rechaza, el vencido es el actor.”

“Ello es así toda vez que, aún cuando pueda considerarse que la demandante se vio obligada
a litigar, tal realidad se circunscribe únicamente en relación con la porción admitida de sus
reclamos, por lo que carece de fundamento eximir totalmente de las costas a quien sólo en
parte es vencedora, y éstas sean íntegramente soportadas por quien también obtuvo una
victoria parcial. Cabe añadir que la correcta y prudente distribución no se corresponde con
una pauta meramente matemática, no se trata solamente de tener en consideración la cuantía
por la que prosperan (o no) los créditos, sino que los Jueces en tal faena deben evaluar los
motivos por los cuales se llega al litigio, como también cuáles y cuántas son las pretensiones
principales que han progresado en confronte con las que fueron desestimadas.”

“Considerando que la sentencia no aplicó el art. 71 CPCCm deben remitirse las presentes
actuaciones al Tribunal de origen para que realice una nueva imposición de costas conforme
a derecho; se deje sin efecto la regulación de honorarios practicada oportunamente por las
labores desarrolladas por el letrado Carlos Eduardo PERLINGER y se realice una nueva
merituación de su labor, de modo acorde a lo aquí considerado. Por tanto corresponderá
-directamente en esta etapa del proceso- disponer la remisión de las actuaciones al Tribunal
de origen para que proceda a realizar las adecuaciones pertinentes en función de lo expuesto
en los considerandos.” (voto de la Dra. Piccinini, que integró la mayoría).

En ese mismo sentido, en autos: STJRNS3 Se 76/21 “Paz”, se reiteró:

“El art. 25 de la Ley P N° 1504, de aplicación en el fuero, establece claramente que el


vencido en juicio será condenado al pago de las costas, receptando el principio objetivo de la
derrota (STJRN S3 De.111/10 “Leiva”). Cierto es que el segundo párrafo del artículo 68
CPCyC otorga la facultad al juez de flexibilizar dicho principio, pero claramente las
excepciones deben ser interpretadas con carácter restrictivo a fin de no desnaturalizarlo.”

“Cuando la distribución de costas ignora el éxito o fracaso de cada litigante, invirtiendo el


resultado de la cuestión de fondo y asignando a quien fue exitoso en mayor medida la más
pesada de las cargas, no se tiene en cuenta la equitativa y prudente solución a la que el art.
71 CPCyC claramente alude.”

“Si el reclamo prospera parcialmente, obteniendo la actora una mínima parte favorable en
relación a su reclamo inicial, la situación debe ser equiparable a la de vencimiento parcial y
mutuo. Por ende, por la parte de la demanda que se admite el vencido es el demandado; y
por la parte de la demanda que se rechaza el vencido es el actor” Ello es así toda vez
que, aun cuando pueda considerarse que la demandante se vio obligada a
litigar, tal realidad se circunscribe únicamente en relación con la porción
admitida de sus reclamos, por lo que carece de fundamento eximir
totalmente de las costas a quien sólo en parte es vencedora, y éstas sean
íntegramente soportadas por quien también obtuvo una victoria parcial.”

4.d.) Nulidad de Convenios y Actos Administrativos.

Cuando la acción transita por planteos de nulidad, sea de convenios


o de actos administrativos, la jurisprudencia del Tribunal es sumamente
restrictiva en lo que concierne a asignarle contenido económico a las
pretensiones. Cierto es que siempre lo hizo en votaciones divididas.

Así, en: STJRNS1 Se 25/16 “Schmidt” se dijo que la declaración de


nulidad de un acuerdo de división de bienes no implica transferencia
patrimonial y no resulta apreciable pecuniariamente, por no ordenar
retrotraer consecuencias o actos jurídicos puntuales y mensurables.

La mayoría dijo entonces:

“Si la pretensión de la actora ha sido una declaración judicial de nulidad en sí misma,


carece de monto concreto, en los términos del art. 6 inc. 1 de la LA (conf. Albrecht-Amadeo,
Honorarios de abogados, págs. 165 a 166 2da edición; Leiva Fernandez, Luis P. Honorarios,
t II pag. 92 a nros 251 y ss. y sus citas), por cuanto no resulta susceptible de aplicarse la
norma del art. 20 ibidem, toda vez que la ausencia de suma o cantidad de cosas en la
condena, configura improcedente la aplicación de los coeficientes porcentuales de los arts. 8
y 10 LA. Así, conforme al señalamiento precedente, las tareas profesionales se deben
cuantificar a tenor de las restantes previsiones del art. 6 LA”. Por consiguiente, estamos
ante un objeto de demanda en el que no ha existido entre las partes transferencia
patrimonial, no se ha reclamado el pago de suma de dinero alguna, ni la entrega de un bien
o valor, sino una declaración de nulidad -la cual no es apreciable pecuniariamente por no
ordenar retrotraer consecuencias o actos jurídicos puntuales y mensurables.” (voto de la
Dra. Liliana Piccinini).

“Si La pretensión de la actora se limitó a solicitar la declaración de nulidad del convenio y,


conforme a ello, no existió en el pronunciamiento que resolviera el caso condena a su favor
por sumas de valores, transferencia patrimonial o desposesión mensurable, que hicieran
posible determinar monto alguno en la sentencia, debe considerarse al proceso como de
monto indeterminado y deviene inaplicable al presente caso el art. 6 inc. 1 de la LA”.

Y por la minoría se sostuvo:

“Si bien no desconozco que en autos la cuestión de fondo, que tuvo acogida en las instancias
precedentes, versó sobre la nulidad de un convenio y su ampliatoria firmada por los
cónyuges (actor y demandada), que regulaba (entre otras cuestiones) la atribución de los
bienes de la sociedad conyugal, no puede ser ajeno al presente examen que el principal
contenido del mencionado acuerdo era patrimonial, y que el objeto primordial de la
pretensión de nulidad de la actora era revertir la desventaja económica que el mismo le
producía en los bienes que consideraba que le correspondía por reunir el carácter de
gananciales. En ese contexto, no hay dudas que aquí existe una evidente controversia sobre
intereses patrimoniales directos y concretos que justifica -a priori- la aplicación de los
coeficientes establecidos en el art. 7, conforme a lo preceptuado en el art. 6 inc. a) de la Ley
G 2212. Ello, en tanto las partes se disputaban en el juicio intereses mensurables en dinero,
con la pretensión de producir una transferencia patrimonial que redundaría en beneficio de
una de ellas y en débito de la otra.” (voto Dr. Apcarian).

“En lo que hace al cuestionamiento efectuado por el recurrente respecto a la base


regulatoria adoptada en las instancias precedentes, se advierte que el mismo intenta
introducir una discrepancia subjetiva con la tarea de valoración efectuada por el tribunal a-
quo respecto de las pautas adoptadas para fijar finalmente el monto de los honorarios (conf.
Art. 6 LA), cuestiones ésta de hecho y por ende de exclusiva incumbencia de los jueces de
grado y ajenas al recurso de casación. En tal orden de situación, es dable recordar que es
criterio reiterado de este Superior Tribunal de Justicia que la ponderación de la tarea
profesional es propia de los tribunales de grado.” (voto Dr. Apcarian).
El mismo criterio se ratificó luego en: STJRNS1 Se 92/16 “Antolin”

En este supuesto la decisión que recayó sobre el fondo de la


cuestión dispuso la anulación de una Resolución dictada por el Ministerio
de Producción, ratificada luego por un Decreto del PEN, por la cual se
aprobaba un convenio suscripto con el Colegio de Agrimensores de Río
Negro, para la realización de un número determinado de trabajos de
mensura.-

En el texto del acto administrativo se refiere un importe de $


463.187,50, que era entregado por la provincia de Río Negro al Colegio de
Agrimensores como “aporte no reintegrable” para afrontar el pago de
dichos trabajos. La Cámara de Apelaciones fijó los honorarios del letrado
de la vencedora en una suma de dinero que no guardaba relación
porcentual con el importe aludido, por lo que se interpuso recurso de
apelación, que fue rechazado –por mayoría- por el STJ.-

El Superior Tribunal de Justicia ratificó dicha pauta conceptual.


Según lo expuesto por la mayoría, siempre que la cuestión en debate se
direccione a obtener la declaración de nulidad de una resolución
administrativa – aunque apruebe un convenio de contenido económico- y
no al reclamo de sumas de dinero, a los fines arancelarios el proceso no
tiene “monto base” y los honorarios deben fijarse de forma prudencial:

“Las cuestiones numéricas del convenio puesto en crisis no han sido el tema de debate,
prueba y alegato sino que lo fue la forma en que se vinculara la Administración con la
entidad profesional que fuera codemandada y el incumplimiento de la normativa en materia
de contrataciones del Estado Provincial. Tampoco fue una cuestión tratada en la sentencia
que pusiera fin a la controversia -en ninguno de los tres votos fundados-, razón por la cual el
Tribunal a quo decidió regular los honorarios profesionales en sumas equivalentes a
cantidades determinadas de Jus (fs. 510 vta.).” (voto del Dr. Mansilla, por la
mayoría).

“En tanto no existe vinculación entre el monto acordado por las partes en el Convenio
convalidado por la Resolución cuya nulidad fuera objeto de pretensión y decisión en el
juicio, ni hubo trabajo profesional en momento alguno que se basara en el monto señalado
en tal instrumento, al encontrarnos ante un juicio sin contenido económico propio se impone
el rechazo de la apelación articulada a fs. 524.” (voto del Dr. Mansilla, por la
mayoría).

“Siempre que la cuestión en debate a través de los presentes estuvo siempre dirigida a
obtener la declaración de nulidad de una resolución administrativa y no al reclamo de sumas
de dinero, la retribución de los profesionales debía practicarse, tal como se hizo a estar al
voto del Dr. Riat. al que adhiriese el Dr. Cuellar, considerando las disposiciones contenidas
en los incs. b) a f) del art. 6 de la Ley de Aranceles, recurriendo a la alternativa prevista por
el art. 9 de la aludida norma. Además, sostener que a los fines regulatorios el proceso es de
monto indeterminado no importa desconocer toda referencia patrimonial, sino asumir que
las regulaciones deben practicarse en forma prudencial sirviendo como mera pauta
referencial, la implicancia económica involucrada en la resolución impugnada.” (voto de
la Dra. Zaratiegui, por la mayoría).

”La suma indicada por el recurrente se corresponde con el valor asignado a los trabajos de
mensura de tierras fiscales acordados entre la Provincia y el Colegio de Agrimensores de
Río Negro, aprobándose el Convenio y sus anexos mediante Decreto N* 1599 del
27/12/2004. Por el artículo 2do. del Decreto se otorga un “aporte no reintegrable” al
Colegio mencionado por la suma de $ 463.187,50 con ese destino, especificándose en los
siguientes la imputación presupuestaria, condiciones de rendición e, inclusive, forma en que
se efectuaría el desembolso. De allí que claramente se está en presencia de una controversia
con contenido económico propio sobre intereses patrimoniales directos y concretos; esto es,
ante un juicio susceptible de apreciación pecuniaria. Por consiguiente, y en consonancia con
la postura previamente adoptada en mis votos en autos: “Schmidt, Brigitte c/ Schmid, Urs
Martin s/ Ordinario s/ Casación”, (Expte. N* 28073/15-STJ-) y “Codistel S.A. c/Vial
Rionegrina S.E. (VIARSE) s/Contencioso Administrativo s/Apelación” (Expte. N* 28122/15-
STJ-), propicio al Acuerdo hacer lugar al recurso impetrado por el doctor Rodolfo Rodrigo,
revocar las regulaciones efectuadas en origen y reenviar las actuaciones a la instancia de
mérito para que, con la misma integración, procedan a regular nuevamente los honorarios
profesionales tomando como monto del proceso a los fines del art. 20 de la Ley Arancelaria,
el consignado precedentemente (ccdtes. arts. 6, 7, 8 y sgtes. Ley G N* 2212)”. (Voto del
Dr. Apcarian, por la minoría).
Un supuesto particular se planteó en STJRNS1 Se 20/18

“Microomnibus 3 de Mayo S.A.”, en el cual la pretensión persiguió la


declaración de nulidad de los actos administrativos mediante los cuales se
dispuso la incautación provisoria de una serie de bienes muebles
registrables e inmuebles afectados al servicio de transporte público en la
ciudad.

Allí -también en votación dividida- se ratificó el criterio de que el


proceso carecía de contenido económico, no obstante lo cual se elevaron
los honorarios del letrado que intervino por la parte actora sobre la base
del mérito, calidad, eficacia y extensión del trabajo realizado.

Se dijo entonces:

“En el presente litigio no se disputaron intereses concretos mensurables en dinero que


justifiquen la aplicación de los coeficientes establecidos en el art. 7, conforme a lo
preceptuado en el art. 6, inc. a) de la Ley G Nº 2212. Ello así pues, a diferencia de lo que he
propuesto en otros precedentes “SCHMIDT” -STJRNS1 – Se. Nº 25/16, “ANTOLIN”
STJRNS1 - Se. Nº 92/16, la nulidad de las mencionadas resoluciones no implicaban revertir
una transferencia o desposesión patrimonial definitiva de los bienes de la actora; sino que
-por el contrario- estamos ante una incautación “provisoria” de dichos bienes, lo que
presupone su devolución a la empresa propietaria.

“En otros términos, no se ha verificado en este caso una salida definitiva de los bienes del
patrimonio de la actora, sino que por vía de la incautación solo se ha transferido el uso de
los mismos; y si a todo evento se especulara con que el monto base podría conformarse
cuantificando el perjuicio ocasionado por dicha situación, tampoco sería ello aceptable, pues
no fue motivo de reclamo ni disputa en esta causa.”

“En consecuencia, en tales términos entiendo que la base de cálculo de los honorarios no
puede estar conformada por la suma del valor de todos los bienes incautados, como lo pide el
letrado de la actora, sino que a tales efectos el proceso debe considerarse como de monto
indeterminado.”
“No obstante lo hasta aquí expuesto, donde sí entiendo que le asiste razón al recurrente es
cuando se agravia del monto bajo que ha regulado la Cámara en la sentencia sub examine.”

“Este Cuerpo ha dicho que independientemente del monto indeterminado del juicio, existen
en la Ley de Aranceles un conjunto de pautas generales -naturaleza y complejidad del
asunto, resultado obtenido, mérito de la labor, calidad, eficacia y extensión del trabajo,
escala mínima, etc.-, que deben ser valorados a los efectos de arribar a una retribución justa
y razonable.” (STJRNS1 - Se. Nº 3/17, in re: “ANTOLIN”).

“Aplicando estas reglas al caso en examen, es posible advertir que el importe regulado de 50
Jus al letrado de la parte actora (fs. 250) no es acorde para un proceso de la naturaleza y
complejidad como el presente, donde se encuentran en debate cuestiones atinentes al servicio
público de transporte urbano, que por sí solas son demostrativas de su trascendencia
institucional. Y, agrego, donde el trabajo profesional del letrado recurrente logró que se
haga lugar a la pretensión de su representado de declarar la nulidad de dos actos
administrativos impugnados.”

“Por ello, ponderando dicha labor desarrollada por el abogado interviniente a tenor de los
parámetros normativos de aplicación, así como el objeto y resultado de la misma,
corresponde elevar los honorarios profesionales regulados al … a fs. 250, a 80 Jus.”

4.e.) Acción de Colación.

En STJRNS1 Se 50/17 “Carniel”, se puso en crisis cuál debía ser la


base regulatoria en una acción de colación: el valor total del patrimonio, o
limitado al interés comprometido por el heredero accionante.

“No constituye una derivación razonada del derecho vigente (arts. 6 y 20 de la Ley G Nº
2.212) conforme a las circunstancias comprobadas de la causa, haber establecido que la
base regulatoria correspondiente a las acciones de simulación, colación y reducción, está
dada por el valor del Hotel Nahuel Huapi con más sus accesorios.”

“En autos, no se demandó por la totalidad de los inmuebles donde funciona el Hotel Nahuel
Huapi, sino la nulidad de aquellos actos que encubrían una transferencia fraudulenta o
donación efectuada por Leandro Atilio Carniel a sus hijos Aldo y Renato, en perjuicio de su
hija Aliche, que la Cámara finalmente encuadró en la nulidad (por simulación) de la
valoración de los aportes societarios a los fines de la adjudicación accionaria representativa
del capital social de la Sociedad Anónima constituida oportunamente por Leandro Carniel y
los mencionados hijos varones. En ese contexto es que el Tribunal “a quo” declaró sujeta a
partición en el sucesorio de Leandro A. Carniel la existencia de 1582 acciones del Hotel
Nahuel Huapi S.A., representativa a la fecha del fallecimiento de aquél del 23,431% del
capital societario. En consecuencia, no existe ninguna correlación entre lo resuelto por la
sentencia dictada respecto la cuestión principal y el valor del establecimiento del hotel y sus
accesorios tomado por la Cámara como monto del proceso a los efectos de la regulación de
honorarios”.

“La acción de colación ejercida no tiene en principio por finalidad proteger la legítima, sino
que persigue colocar nuevamente a los herederos forzosos en un pie de igualdad en la
distribución del acervo. (conf. PEREZ LASALA, José L.- MEDINA, Graciela, Acciones
judiciales en el derecho sucesorio, Ed. Rubinzal Culzoni, p. 225). Así, en el sentido que
vengo proponiendo se ha dicho que “En materia de juicios de simulación, el monto de las
base regulatoria está dado por la entidad del interés que se intentó proteger con las acciones
entabladas, pues el hecho de que mediante la acción de simulación se persigue la
declaración de que determinado bien no ha salido del patrimonio de una persona, no
significa que siempre sea el valor de dicho bien el que constituye monto del pleito, pues éste
está configurado por aquel interés en función del cual se persigue la nulidad. (Cf. CNCiv,
Sala E, Casini, Gustavo c/Saracca, Enrique O. y otros” del 26.02.2002; causa 181731 del
13.11.95) y cuando el referido interés posee carácter patrimonial distinto que el del
mencionado bien, es aquél el que determina el monto que ha de servir de base regulatoria.
(Cf. CNCiv., Sala E, causa 17898 del 19.09.95; CNCiv, Sala E, Casini, Gustavo c/Saracca,
Enrique O. y otros” del 26.02.2002); “El hecho de que mediante esta acción se persiga la
declaración de que determinado bien no ha salido del patrimonio de una persona, no
significa que siempre sea el valor de dicho bien el que constituye el monto del pleito, pues
éste está configurado por aquel interés en función del cual se persigue la nulidad, que puede
resultar muchas veces menor que la entidad representada por aquél, es decir, la entidad de lo
que se pretendió proteger con las acciones entabladas. (CNCiv., Sala E, 13.10.87, ED, 129-
236, citado por PASSARON - PESARESI, en Honorarios Judiciales, Ed. Astrea, T. I, ps.
425/426).”

5) Aplicación del Tope previsto en el art. 77 CPCyC – Art. 505 CC (730 CCC).
El Tribunal también se ha expedido en relación a la aplicación del
tope previsto en el art. 77 CPCyC y 505 CC [actual 730 inc. c)].

Sucesivos fallos dictados en breve tiempo por el STJ nos dan un claro
panorama sobre el estado de la doctrina sobre el punto.

5.a.) Distintos supuestos.

En STJRNS1 Se 26/16 “Mazzuchelli”, se dijo:

“De la simple lectura del párrafo transcripto* surge, sin margen para dudas, que la norma
impone un límite o tope porcentual que los jueces no deben sobrepasar al momento de
regular los honorarios en primera instancia; en cuanto establece que los mismos no pueden
en ningún caso exceder del 25% del monto de la sentencia, laudo, transacción o instrumento
que ponga fin al litigio. Es que, en sentido contrario de lo argumentado por la Cámara de
Apelaciones, en ninguna de sus partes el artículo 77 del CPCyC. refiere que dicho límite se
aplique a la responsabilidad en el pago de las costas, como sí lo hacía el artículo 505 del
Código Civil y actualmente lo prescribe el artículo 730 del Código Civil y Comercial.”

“Menos aún excluye los honorarios correspondientes a los letrados de los terceros citados a
juicio, por cuanto la ley sólo exceptúa para el cómputo del porcentaje indicado
precedentemente a los honorarios de los profesionales que hubieren representado,
patrocinado o asistido a la parte condenada en costas.”

“En consecuencia, más allá de la opinión que merezca la norma en orden al derecho de una
justa retribución de los profesionales que actúan en el juicio, lo cierto es que en autos no se
ha planteado su inconstitucionalidad, por lo que cabe darle la razón a la recurrente cuando
sostiene que su pretensión de que se aplique el límite del art. 77 del CPCCRN. de modo
alguno resulta “prematura”; ni su planteo debe reservarse para el momento en que –
eventualmente- se intente la ejecución de honorarios como señalara la sentencia
impugnada.”

“Por el contrario, realizando una interpretación armónica e integral del rito, el planteo debe
efectuarse –tal como lo hiciera la demandada- en la primera oportunidad procesal que tenga
disponible el condenado en costas para hacerlo; esto es ante la regulación de los honorarios
de primera instancia que no respete el límite en cuestión.” (conf. art. 286, “in fine”, del
CPCC.).

(*) se refiere al el anteúltimo párrafo del artículo 77 del Código Procesal


Civil y Comercial de la Provincia, que dice: “Los honorarios profesionales
de todo tipo devengados y correspondientes a la primera instancia, no
podrán en ningún caso exceder del veinticinco por ciento (25%) del monto
de la sentencia, laudo, transacción o instrumento que ponga fin al litigio.
Para el cómputo del porcentaje indicado precedentemente, no se tendrá
en cuenta el monto de los honorarios de los profesionales que hubieren
representado, patrocinado o asistido a la parte condenada en costas, si la
hubiere”.

Luego, en STJRNS3 Se 18/17 "Perouene” se ratificó y amplió el


fundamento técnico del criterio adoptado como doctrina legal.

“Debe acogerse el agravio relacionado con la violación al art 505 del Código Civil -vigente
en ese momento- que en su último párrafo establecía: "... Si el incumplimiento de la
obligación, cualquiera sea su fuente, derivase en litigio judicial o arbitral, la responsabilidad
por el pago de las costas, incluidos los honorarios profesionales de todo tipo allí devengados
y correspondientes a la primera o única instancia, no excederá del veinticinco por ciento (25
%) del monto de la sentencia, laudo, transacción o instrumento que ponga fin al diferendo. Si
las regulaciones de honorarios practicadas conforme a las leyes arancelarias o usos locales,
correspondientes a todas las profesiones y especialidades superan dicho porcentaje, el juez
procederá a prorratear los montos entre los beneficiarios. Para el cómputo del porcentaje
indicado, no se tendrá en cuenta el monto de los honorarios de los profesionales que
hubieren representado, patrocinado o asistido a la parte condenada en costas.”

“En STJRNS1 Se. 26/16 "MAZZUCHELLI" este Máximo Tribunal Provincial en su actual
integración interpretó -con fundamento en el art. 77 del CPCCm- que esa norma impone un
límite o tope porcentual que los jueces no deben sobrepasar al momento de resolver los
honorarios en primera instancia, en cuanto la misma ordena que esas retribuciones no
pueden en ningún caso exceder del 25% del monto de la sentencia, laudo, transacción o
instrumento que ponga fin al litigio. Asimismo, se determinó que el art. 77 del CPCCm no
excluye los honorarios correspondientes a los letrados de los terceros citados a juicio, por
cuanto la ley sólo exceptúa para el cómputo del porcentaje del 25% del monto de la
sentencia, laudo, transacción o instrumento que ponga fin al litigio, a los honorarios de los
profesionales que hubieren representado, patrocinado o asistido a la parte condenada en
costas.”

“También resulta oportuno reiterar lo allí manifestado acerca de que el momento apropiado
para solicitar la aplicación del límite legal es la primera oportunidad procesal que tenga
disponible el condenado en costas para hacerlo; esto es ante la regulación de los honorarios
de primera instancia que no contemple el prorrateo con el tope en cuestión (conf. art. 286, in
fine del CPCCm y arts. 56 inc. b) y 57 de la ley 1504).”

En el mismo sentido se expidió en STJRNS1 Se 57/17 “Jara”: “Asimismo


resulta oportuno reiterar como lo hizo este Cuerpo en el precedente "PEROUENE", que el
momento apropiado para solicitar la aplicación del límite legal es la primera oportunidad
procesal que tenga disponible el condenado en costas para hacerlo; esto es ante la
regulación de los honorarios de primera instancia que no contemple el prorrateo con el tope
en cuestión.”(conf. art. 286 in fine del CPCCm y arts. 56 inc. b) y 57 de la Ley P 1504) (conf.
STJRNS3 Se. 18/17) .

A diferencia del texto del viejo 505 Código Civil (aunque el actual
730 Código Civil y Comercial repite la fórmula), que se prestaba a distintas
interpretaciones respecto de la oportunidad para hacer valer el tope, el
art. 77 CPCyC no deja margen para dudas: impone un mandato a los
jueces, que al momento de regular no deben sobrepasar el 25 % del
monto de la sentencia laudo o transacción; porcentaje ése que además
incluye a los honorarios correspondientes a la representación profesional
de eventuales terceros citados. Solo los correspondientes a la parte
condenada en costas se encuentran excluidos del tope establecido en la
norma procesal. El criterio se ha impuesto en los tribunales inferiores de
la provincia, y prácticamente no hay dificultades procesales dignas de
mención.

5.b.) Aplicación a pedido de parte (No de oficio). Oportunidad procesal.


En STJRNS1 Se 102/19 “Mourelle”, se determinó que la aplicación del
tope sólo se puede hacer a pedido de parte, no de oficio por el tribunal
interviniente; en el caso, una Cámara de Apelaciones:

“La resolución de Cámara ha reducido los honorarios del letrado impugnante sin que tales
emolumentos fueran cuestionados por la parte que ha sido mayoritariamente condenada en
costas (la actora), ni tampoco por la contraria (condenada en costas un 20 %) ni su
aseguradora. En ningún momento las partes interesadas en la eventual reducción que
posibilita el art. 505 del Código Civil (actual art. 730 del Código Civil y Comercial), ha
solicitado la aplicación de tal instituto legal; y menos aún han recurrido por altos los
honorarios regulados al letrado recurrente por el Juez de Primera Instancia. Como bien ha
entendido la doctrina, el deudor de las costas es el interesado en la reducción y legitimado
por ello para solicitar la aplicación de la norma referida (conf. Bueres-Highton, "Código
Civil y normas complementarias. Análisis doctrinario y jurisprudencial" T° 2ª, pág. 71;
Compagnucci de Caso, "Código Civil de la República Argentina Explicado", Tomo II pág.
342).Frente al cuadro de situación señalado precedentemente es evidente que el Tribunal de
la instancia anterior, al modificar los honorarios del letrado recurrente mediante la
aplicación de la disposición precitada, excedió su ámbito funcional de decisión, pues actuó
de forma distinta a la voluntad judicial de las partes -expresada, en el caso, por omisión en el
expediente-, pronunciándose sobre cuestiones no planteadas, conducta que implica una
transgresión a la regla de la congruencia (cf. arts. 34 inc. 4º y 163 inc. 6º del CPCyC).”

Y en cuanto a la oportunidad para hacer valer el límite por parte del


obligado al pago, se sostuvo:

“Este Superior Tribunal de Justicia, con distinta integración, expresó en su oportunidad -y se


comparte- que "La normativa en análisis se aplica en la etapa de ejecución -o de
cumplimiento de la sentencia-, sin perjuicio de haber quedado firme un honorario superior.
Lo hasta aquí señalado permite distinguir entre la posibilidad de regular los honorarios con
absoluta libertad dentro de los parámetros que fija la normativa arancelaria o, de no existir
tal normativa, de acuerdo con la importancia, calidad y extensión de los trabajos realizados,
y la eventual limitación de la responsabilidad de quien deba hacer frente a ellos que, como se
ha precisado, surtirá efecto en la etapa de ejecución de sentencia." (STJRNS3 - Se. Nº 79/11,
in re: "CARDOSO"). En coincidente sentido se pronunció la Suprema Corte de la Provincia
de Buenos Aires al tomar posición en cuanto a que la norma del art. 505 del Código Civil no
modifica la imposición de costas sino que establece un tope a la extensión de la
responsabilidad del vencido y por lo tanto ello significa que los Jueces determinarán los
honorarios profesionales de acuerdo a la ley arancelaria local, debiendo responder por ellas
el deudor hasta el límite antes mencionado (SCJBA, 13-05-2009, "Poggi, Raúl A. y otro c.
Burgois, Jorge D.", Abeledo Perrot Online, Lexis Nº 70061172).”

5.c.) Tope y honorario mínimo.

En el precedente STJRNS1 Se 24/21 “Credil” se analizó el supuesto en


el que la aplicación del tope llevara el honorario a un valor inferior al
mínimo arancelario, que el propio Superior Tribunal de Justicia consideró
infranqueable o indisponible en resguardo de la retribución de los

profesionales (STJRNS1 Se 52/19 “Agencia de Recaudación Tributaria”).

En el caso, la Cámara de Apelaciones reguló los honorarios


respetando el mínimo, pero limitó la posibilidad de hacerlos efectivo
contra el consumidor ejecutado en el 25% del monto ejecutado ($ 17.430)
conforme los arts. 730 del CCyC y 77 del CPCyC.

Llegado el tema a examen del STJ, se desestimó el recurso en base a


la siguiente doctrina:

“En el caso en examen la sentencia de Primera Instancia confirmada por la Cámara de


Apelaciones, reguló los honorarios de la letrada recurrente por el patrocinio de la firma
ejecutante en el mínimo de 5 JUS y en el 40% en su condición de apoderada, estableciendo
que solo podrá ejecutarse contra el condenado en costas hasta el límite del 25% del monto
del juicio (art. 730 del CCyC) y por ende habilitando el cobro del excedente del crédito a su
cliente. En síntesis, la regulación de honorarios efectuada a la letrada ahora recurrente, ha
respetado el mínimo legal que establece la Ley de Aranceles, por lo que de modo alguno se
verifica la violación de la doctrina legal esgrimida, ni la vulneración de los arts. 2, 8, 9 de la
citada ley y mucho menos, de los arts. 14, 14 bis y 17 de la Constitución Nacional invocados.
Si bien la sentencia impugnada limitó la posibilidad de ejecución contra el condenado en
costas en el 25% del monto objeto de ejecución conforme la manda del art. 730 del Código
Civil y Comercial de la Nación, la profesional tiene abierta la posibilidad de reclamar el
remanente de su crédito a su cliente, en caso de corresponder. En tal orden de situación,
tampoco se observa la violación del derecho de propiedad esgrimido, ni la vulneración del
derecho a un honorario digno de carácter alimentario”.

6) Reducción de honorarios. Art. 1627 CC (actual Art. 1255 CCC).

En relación a la facultad que la normativa otorga a los magistrados


para reducir los honorarios que corresponderían regular según la escala
prevista en la ley de aranceles, la doctrina del Superior Tribunal de Justicia
la ha condicionado al respeto de ciertas pautas vinculadas, esencialmente,
a la necesaria motivación o fundamentación cuando se decida hacer uso
de ella.

Aunque el criterio no ha sufrido modificaciones en los últimos años,


traigo a colación dos precedentes recientes que resultan suficientemente
claros. A saber:

En STJRNS1 Se 35/13 “Jones” se dijo:

“Al respecto este Superior Tribunal de Justicia, con citas de la Corte Suprema de Justicia de
la Nación, tiene dicho que: “‘El art. 13 de la Ley 24.432 (Adla, LV-A, 292) exige -bajo
sanción de nulidad- que se indique el fundamento explícito y circunstanciado que justifica el
apartamiento del arancel -en el caso, respecto de las tareas realizadas bajo la vigencia de
las nuevas pautas legales-, requisito que no se satisface con la mera cita legal ni con la
afirmación dogmática relativa a que la aplicación matemática de los mínimos arancelarios
ocasiona una evidente e injustificada desproporción entre la remuneración a la que se arriba
y la complejidad del trabajo cumplido’ (conf. CSJN., “Pirelli Cables S.A.I y C.
c.Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires”, Se. del 8/09/1998); también: ‘Que el art. 13
de la ley 24.432, al facultar a los jueces a regular honorarios sin atenderse a montos o
porcentajes mínimos, exige que la resolución que así lo disponga exprese, bajo sanción de
nulidad, el fundamento circunstanciado de las razones que la justifican. (...) Que los términos
empleados por el legislador en la concepción de la norma aplicada, de los que resulta la
exigencia de prudencia al juez en la determinación del honorario en las circunstancias
reseñadas, obstan a interpretar que haya sido intención de aquél dejar librado al mero
arbitrio de éste, la posibilidad de fijar un estipendio desvinculado de las constancias de la
causa.’ (conf. CSJN., “Dirección Gral. Impositiva c. El Hogar Obrero Cooperativa de
Consumo Edificación y Crédito Limitada”, 10/05/1999; “Romero S.A. s/Quiebra s/Inc. de
Rev. por: D.G.I.”, 06/03/2001; Corte Sup., 18/02/2003- “Universidad Tecnológica Nacional
v.Consultar Emprendimientos y Negocios S.A., Fallos 326:137). Y que: ‘El tribunal que
entiende que el art. 38 ley 18.345 y el art. 13 ley 24.432 lo autorizan a apartarse de las
escalas arancelarias debe fundarlo explícita y circunstanciadamente, como lo exigen dichas
normas’ (Corte Sup., 02/07/2002- “Ferioli de Wasinski, Leonor y otros v. Dirección
Nacional de Vialidad”).” (STJRN. Se N* 6/06, in re: “EL CHAQUEÑO S.A.
c/MUNICIPALIDAD EL BOLSON s/EJECUTIVO s/CASACION”).”

Y luego en STJRNS1 Se 11/14 “Lago”: “Los Jueces se pueden apartar de las


normas arancelarias cuando ello condujere a una evidente e injustificada desproporción
entre la retribución resultante y la importancia de la labor cumplida por el profesional; pero
no efectúa un análisis integral de la labor producida en autos, para determinar si resulta
procedente la aplicación de dicha norma. No es suficiente, para cumplir con tal extremo,
señalar que en las instancias precedentes se dictaron sentencias encontradas, lo que sería
indicativo de que estamos ante un caso litigioso porque cualquiera de las partes pudo
considerase con derecho a litigar; sino que es ineludible efectuar un análisis circunstanciado
del caso concreto, donde, a través de la descripción y análisis del trabajo realizado por el
profesional se ponga en evidencia si su calidad, extensión y eficacia es desproporcionada o
no con la retribución que resulte de la aplicación de las normas arancelarias.”

“La reducción de los honorarios de la recurrente se ha efectuado en base a apreciaciones


subjetivas y dogmáticas, basadas en el valor de una casa, cuyo monto –tal como se señala en
libelo recursivo sub examine- fue determinado por los sentenciantes apartándose de las
pericias respectivas y sin el más mínimo aval técnico que justifiquen tal decisión. No se
pretende aquí que a la hora de estimar la retribución profesional se ignore la importancia
patrimonial de la causa, sino que, por exigencia legal, la misma debe ser considerada en sus
tres posibilidades, esto es, en cuanto a su importancia económica, los intereses defendidos y
el resultado que la actuación del letrado produjo en el patrimonio de ambas partes En suma,
el art. 1627 del Código Civil (al igual que el art. 13 de la Ley 24.432) no es una orientación
de seguimiento mecánico sino una excepción que requiere una seria fundamentación, y la
Cámara al momento de evaluar la justa retribución de los honorarios por la aplicación de
dicha excepción no ha hecho hincapié en uno de los parámetros que resulta de suma
importancia a esos efectos, como lo es la eficacia de la labor ejercida por el letrado al que le
ha reducido en un significativo porcentaje sus emolumentos.”
7) El mínimo arancelario. Restricción a las facultades de los jueces.

Interpretación armónica de las normas que establecen los mínimos y el tope

del 25 %.

En STJRNS1 Se 52/19 “Agencia de Recaudación Tributaria de la


Provincia de Río Negro”, el Superior Tribunal de Justicia se expidió sobre
los honorarios mínimos establecidos en la ley arancelaria, y la posibilidad
de ser vulnerados los mismos en aquéllos procesos de escasa cuantía
económica. Ello, también, vinculado al tope del 25 % que fija el art. 77
CPCyC como mandato imperativo a los magistrados al momento de
regular honorarios profesionales (ccte. Art. 1255 CCyC).

En votación dividida (mayoría: Apcarian-Barotto-Zaratiegui-Piccinini),


el STJ resolvió:

“Los honorarios mínimos fueron establecidos en la norma arancelaria como un límite


infranqueable al momento de regular honorarios en aquellos procesos de reducida
trascendencia económica. De allí que, cualquiera sea el monto base que correspondiera
adoptar de conformidad a lo dispuesto por el art. 20 de la Ley de Aranceles, los Jueces tienen
vedado establecer la retribución de los abogados por debajo de los mínimos definidos por el
legislador para cada tipo de proceso.”

“No obsta a lo expuesto el tope previsto en el mencionado art. 77 de nuestro Código


Procesal Civil y Comercial -que a su vez fija un techo del 25 % para la sumatoria de los
honorarios de Primera Instancia- pues, como bien sostuvo el Juez de la minoría en el fallo en
análisis, se trata de una norma procesal de carácter general, mientras que la Ley G Nº 2212
es una ley especial en materia arancelaria, que debe prevalecer si se entendiera que existe un
conflicto entre ambas. Ello así máxime considerando que el texto actual del citado art. 9 de
la Ley de Aranceles corresponde a la redacción que le otorgó la Ley Nº 4540 (BOP Nº 4840
-suplemento- 24/06/2010), de fecha posterior al art. 77 del Código Procesal, cuyo texto en
supuesto conflicto fue introducido por el art. 5 de la Ley Nº 3235, sancionada el 27 de
octubre de 1998 y mantenido en su literalidad sin modificación alguna por la reforma de la
Ley Nº 4142 (BOP del 18/01/2007).”
“Sobre dicha plataforma de análisis, resulta inevitable concluir que el tope del 25% del
monto de la sentencia, laudo, transacción o instrumento que ponga fin al litigio que impone
el art. 77 del código adjetivo para los emolumentos profesionales en Primera Instancia rige
solamente en relación con los honorarios que superen el mínimo legal, pero no se aplica a
los que se establezcan con remisión al piso establecido por el citado art. 9 de la ley
arancelaria.”

“No se desconoce que inicialmente el Código Civil (en su art. 1627) y en la actualidad el
Código Civil y Comercial (art. 1255) introdujeron el concepto de proporcionalidad y equidad
en materia de honorarios profesionales. Sin embargo, discrepo con el Juez del primer voto en
cuanto entiende que mediante la aplicación de dichas disposiciones pueda dejarse sin efecto
el arancel mínimo establecido en el art. 9 de la Ley G Nº 2212. En realidad, el legislador
tuvo en mira allí los procesos judiciales de una gran trascendencia económica, en los que la
aplicación estricta de la escala arancelaria podría conducir a una "evidente e injustificada
desproporción" entre la retribución resultante y la importancia de la labor cumplida. En
dichos supuestos, los Jueces están facultados para apartarse del arancel y fijar
"equitativamente" los honorarios, aunque -agrego- deben hacerlo siempre de manera
fundada conforme doctrina legal vigente de este Superior Tribunal de Justicia STJRNS1 - Se.
Nº 35/13 "JONES" y Se. Nº 11/14, in re: "LAGO". En cambio, los honorarios mínimos
dispuestos por la ley arancelaria procuran remunerar dignamente la labor profesional del
abogado, tomando en consideración el ministerio ejercido y del cual hacen su medio de
vida.”

“En síntesis, en lo que ahora importa, la lógica del sistema es la siguiente: en todos los casos
con contenido patrimonial se aplican las escalas del art. 8 de la Ley de Aranceles, salvo
cuando ello conduzca a una evidente e injustificada desproporción entre la retribución
resultante y la importancia de la labor cumplida, situación en la que el Juez debería
adecuarla equitativamente (art. 1255 CCyC). Ahora bien, en el caso particular de los juicios
monitorios -asimilables a los de ejecución- de escasa entidad económica, nunca -en ningún
caso, utilizando la terminología de la propia ley- se podrá regular un honorario inferior a
cinco (5) jus, de acuerdo con lo establecido en el art. 9 de la Ley de Aranceles.”

La minoría (Mansilla), por su lado, sostuvo lo siguiente:

“Si se pretende un proceso justo no puede admitirse la aplicación mecánica del arancel
cuando derive en una desproporción manifiesta entre la retribución resultante con la cuantía
de la causa. Máxime cuando la extensión y complejidad de la labor profesional cumplida
tampoco amerita en modo alguno dicha definición. Bajo estas premisas, el límite del 25% del
monto de la sentencia para la regulación de honorarios en Primera Instancia que establece
el art. 77 del CPCyC preserva que no ocurra el mencionado supuesto, a lo que se agrega
además la herramienta que otorga el citado art. 1255, párrafo 2° del Código Civil y
Comercial. Con el juego armónico de ambas normas se alcanzará la justicia en cada caso
específico, ya que partiendo de los mínimos legales será el Juez de la causa quien debe fijar
los honorarios en el límite del art. 77 del CPCyC y/o en su caso determinar, bajo su prudente
arbitrio, si éstos, en concreto, resultan desproporcionados con la labor realizada, para lo
cual -si pretende apartarse de dichos pisos legales bajo el amparo del art. 1255 del Código
Civil- deberá dar las razones pertinentes.”

8) Juicio ejecutivo. Arts. 8 y 41 Ley G 2212. Alcances de la remisión. Escala

aplicable.

En STJRNS1 Se 25/17 “Agencia de Recaudación Tributaria”, el


Superior Tribunal de Justicia zanjó una cuestión interpretativa en torno a la
remisión que al artículo 8 efectúa el art. 41 de la Ley Arancelaria.

En concreto, se trataba de determinar el alcance del artículo 41 de


la Ley de Aranceles G N* 2212. Esto es, dilucidar si cuando la citada norma
refiere -para los procesos de ejecución- que “el honorario del abogado se fijará
con arreglo a la escala del artículo 8 por lo actuado desde su iniciación hasta la sentencia de
remate inclusive”, remite a los parámetros fijados en el primer párrafo (entre
el 11% y el 20% del monto del proceso) o a la escala establecida en el
último párrafo para los juicios sumarísimos (entre el 6% y el 11% del
monto del juicio).

El Superior Tribunal de Justicia se inclinó por la primera postura, y lo


hizo con las siguientes consideraciones:

“Cuando el artículo 41 L.A. remite a la escala del citado artículo 8 para la fijación de los
honorarios en los procesos de ejecución, lo hace de manera inequívoca a la fijada en el
primer párrafo. Ello así, por cuanto las alícuotas previstas en el último párrafo de dicha
norma están dirigidas específicamente a los honorarios de los abogados en los juicios
sumarísimos. Coadyuva dicha interpretación la circunstancia que al tiempo de la
incorporación del tercer párrafo al artículo 8 mediante el art. 13 de la Ley N* 3235 (ver
Publicación B.O.P. N* 3620 del 29.09.1998), referido exclusivamente a los honorarios en los
juicios sumarísimos, ya existía el artículo 41 -incluyendo la remisión- destinado a los
honorarios en los procesos de ejecución; tal como se encuentra redactado en la actualidad.”

“No es válida la argumentación de la Cámara en cuanto sostiene que cuando el órgano


legislativo tuvo la intención de descartar la posibilidad de que el Juez interpretara cuál de
las dos escalas que establece el art. 8 resulta aplicable, así expresamente lo dijo, poniendo
como prueba de ello, las disposiciones de los arts. 25 para el proceso sucesorio, 28 para las
medidas precautorias, 32 para los procesos concursales, y 36, para la liquidación de la
sociedad conyugal. Ello así, por la simple y sencilla razón, de que tales previsiones
normativas son anteriores a la incorporación por la Ley N* 3235 del párrafo tercero del art.
8 para los juicios sumarísimos y, además, porque el segundo párrafo refiere a los honorarios
de la parte vencida.”

“Si la intención del legislador a los efectos de la fijación de los honorarios profesionales en
los procesos de ejecución hubiera sido la de remitir a la escala del último párrafo del
precitado artículo 8, al momento de sancionar la Ley 3235 -que introdujo dicho párrafo-
debió modificar también el texto del artículo 41 de la Ley G N* 2212. En dicha inteligencia, y
en tanto la remisión efectuada por el artículo 41 no fue modificada y se mantuvo tal como lo
era con anterioridad a dicha reforma legislativa, sólo cabe concluir que la misma es al
principio general establecido en el primer párrafo del artículo 8 de la Ley G N* 2212.”

9) Procesos de estructura monitoria. Ejecución de Sentencia. Honorario

mínimo.

En autos STJRNS3 Se 22/23 “Iglesias Daniel y Rezzo, Maria Amalia”,


se establecieron los honorarios de los letrados en la suma de 2 Jus, por
debajo del mínimo legal previsto en el art 9 de la Ley G 2212.

La decisión fue revocada por el STJ, que en relación al supuesto bajo


análisis sostuvo:
“Los honorarios mínimos fueron establecidos en la norma arancelaria como un límite infran-
queable al momento de regular honorarios en aquellos procesos de reducida trascendencia
económica. De allí que, cualquiera sea el monto base que correspondiera adoptar de confor-
midad a lo dispuesto por el art. 20 de la Ley de Aranceles, los Jueces tienen vedado estable-
cer la retribución de los abogados por debajo de los mínimos definidos por el legislador para
cada tipo de proceso.

“La lógica del sistema es la siguiente: en todos los casos con contenido patrimonial se apli-
can las escalas del art. 8 de la Ley de Aranceles, salvo cuando ello conduzca a una evidente e
injustificada desproporción entre la retribución resultante y la importancia de la labor cum-
plida, situación en la que el Juez debería adecuarla equitativamente (art. 1255 CCyCN).
Ahora bien, en el caso particular de los juicios monitorios -asimilables a los de ejecución- de
escasa entidad económica, nunca -en ningún caso, utilizando la terminología de la propia
Ley de Aranceles- se podrá regular un honorario inferior a cinco (5) Jus, de acuerdo con lo
establecido en su art. 9.”

10. Queja -desestimada- por denegación de casación.

En autos STJRNS1 Se 36/23 “Municipalidad de Allen” los letrados de


la recurrente en queja solicitaron la regulación de sus honorarios profesio-
nales por la actuación ante el STJ.
El Superior Tribunal de Justicia resolvió lo siguiente:

“Desde nuestra perspectiva -y en línea con una vieja doctrina de la Corte Suprema de Justi-
cia- resulta inaplicable el art. 15 del arancel a los recursos de queja por casación denegada
que se desestiman. En efecto, los recursos de hecho o queja difieren de las apelaciones con-
cedidas (aquí casación) porque en los primeros solo se debate la procedencia de la instancia
de Alzada, en tanto en las segundas, es objeto de la labor profesional también el fondo del
conflicto (Fallos: 234:51; 239:361).

Sobre dicha premisa y tomando en consideración que la Cámara de Apelaciones ya ha esta-


blecido la remuneración correspondiente al recurso de casación con el que se pretendió ac-
ceder a la instancia extraordinaria, estimamos ajustado a derecho establecer los honorarios
por la elaboración de la queja - denegada- en una suma equivalente al 2% del importe que
les fue regulado en la
instancia de origen, ello en función del monto del proceso, la naturaleza y complejidad del
asunto, calidad y eficacia de la labor profesional desarrollada y el resultado obtenido (cf.
args. art 6 Ley G 2212)”.

11. La audiencia del art. 24 LA. Formalidades de la notificación.

En STJRNS1 Se 41/14 “Brusain”, se decidió cuál era la modalidad a


aplicar para notificar la tasación que establece el valor de los bienes, y
que será luego la base para la regulación de honorarios, cuando no se
llega previamente a un acuerdo.

Se discutía entonces si la misma quedaba notificada por ministerio


de la ley, o en su defecto, debía hacérselo personalmente o por cédula, en
razón de lo dispuesto por el art. 473 CPCyC. El juez de primera instancia
había entendido que la notificación al domicilio que prevé el art. 24 LA es
sólo para la convocatoria a dicho acto, en tanto para el traslado de la
pericia, se aplicaba el art. 463 CPCyC.-

El STJ resolvió:

“Asiste razón al recurrente en cuanto a que el art. 24 de la ley de aranceles (N° 2212),
prevalece sobre el art. 473 del CPCyC. Dos razones sustentan dicha convicción. La primera
es que se trata de una norma especial que legisla específicamente la regulación de
honorarios, y el acto procesal aquí analizado (notificación de la tasación) es una
contingencia propia de la materia sobre la que ley estatuye. Es más, la propia ley 2212, en
su art. 64 convalida el criterio aquí sostenido cuando establece que en todo lo no previsto en
esa ley, se aplicación supletoriamente las disposiciones del Código Procesal Civil y
Comercial. En este sentido, se advierte que el art. 24 de la Ley Nº 2212, cuando dispone en el
segundo párrafo que: “Todas las notificaciones a los fines de este artículo se practicarán en
el domicilio constituido, salvo lo dispuesto en el artículo 62.”; incluye sin margen para
dudas en la definición de “todas”, a las notificaciones que corresponda practicar de las
tasaciones efectuadas por el perito, ya que esa contingencia procesal, que se encuentra
prevista en el párrafo cuarto, es una más (al igual que la audiencia) de los pasos a seguir
para cumplir con el fin de la norma.”

“Más allá de la particular interpretación que propone el Sr. Juez de primera instancia
(infiriendo de la ubicación de los distintos párrafos del art. 24 que sólo la audiencia debe
notificarse al domicilio constituido), el texto resulta por demás claro y preciso en cuanto al
alcance que se le debe otorgar al segundo párrafo del art. 24, que refiere sin espacio para
otra interpretación a “todas las notificaciones a los fines de este artículo.”

[…]

“En el supuesto de existir dudas acerca de cual de las normas es aplicable al caso sub
examine (si las del código de rito o la de la Ley de Aranceles), debe prevalecer la que
garantice en mayor medida el derecho de defensa de los litigantes. Y en este contexto, el art.
24 de la Ley Nº 2212, al establecer que todas las notificaciones se practiquen en el domicilio
constituido, es la que se dirige a dar plena satisfacción a la garantía antes mencionada.”

12) El recurso de apelación de los honorarios. Su interposición fundada.

Necesidad de dar traslado.

En el precedente STJRNS1 Se 52/18 “Botbol” se resolvió que si el


recurso de apelación arancelario se interponía fundado, en los términos
del art. 244 CPCyC , entonces del mismo debía correrse traslado a la
contraria previo a resolver, como condición de validez de la decisión que
se adopte.

Se dijo entonces:

“Si la Cámara consideraba que el recurso en análisis debía concederse por el art. 244 del
CPCyC -cuestión ésta que no ha sido controvertida-, entonces debió sustanciarlo, puesto que
los recurrentes habían optado por fundamentarlo en la presentación efectuada. Tal omisión
importó inexorablemente la violación de las garantías constitucionales del debido proceso y
de la defensa en juicio reconocidas por el art. 18 de la Constitución Nacional que, en su
aspecto más primario, se traducen en el principio de contradicción o bilateralidad, el cual
supone -en sustancia- que las decisiones judiciales deben ser adoptadas previo traslado a la
parte contra la cual se peticiona, esto es, dándole la oportunidad de defensa.”

13) Retribución de los trabajos posteriores a la sentencia definitiva.

Supuestos de procedencia.

En STJRNS1 Se 23/23 “Paz”, se dijo sobre el punto: “los trabajos


posteriores a la sentencia definitiva son retribuibles suplementariamente si se persigue la
ejecución forzada de la obligación, pero no cuando se procura determinar el monto de la
condena o la adopción de los recaudos necesarios para posibilitar su cumplimiento
voluntario, como ocurrió en el caso, sin perjuicio -claro está- de los que correspondan por
eventuales incidencias.

Expresado en otros términos, “… no procede regular honorarios por trabajos


profesionales que constituyen las tareas normales a fin de determinar el monto de las
prestaciones que el fallo hubiere dispuesto; participan de ese carácter, tanto el escrito en que
se practique liquidación por una de las partes, o se pida o apruebe la emanada de la
contraria, entre otros (Honorarios de Abogados, Paulina Albrecht – Jose Luis Amadeo, pág.
219, Ed. Ad-Hoc, 2003).

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