HONORARIOS DOCTRINA LEGAL STJRN
HONORARIOS DOCTRINA LEGAL STJRN
HONORARIOS DOCTRINA LEGAL STJRN
Ricardo Apcarian
Referencias temáticas de los fallos citados.
INTRODUCCION.
Veamos:
“Para admitir la procedencia formal del intento, debo decir que es reiterada la doctrina de
este Superior Tribunal, en el sentido que los honorarios son cuestiones de derecho cuando el
reproche esencial está dirigido contra la incorrecta aplicación de normas arancelarias y la
simultánea omisión de otras que resultarían pertinentes (conf. “Giacomelli” del 7-11-84;
“Pil” del 20-9-85 entre otras) con lo cual estimo que la casación prospera en caso de haber
mediado error jurídico en la aplicación de aquellas normas. En el presente el recurrente
centra su agravio en la violación del art. 19 de la L.A. por lo que conforme lo dicho entiendo
habilitada la vía y entro al análisis del fondo de la impugnación.”
“En tal entendimiento, conforme las disposiciones existentes aplicables a todos los
profesionales por su labor técnica en juicio, es facultad del juez determinar los mismos en
base a la valoración del trabajo profesional, estableciendo el porcentaje a aplicar a esos
fines.”
“Respecto del recurso interpuesto a fs. 52, concedido en los términos del art. 244 CPCyC
(apelación arancelaria), cabe también remitirse al criterio inveterado de este Superior
Tribunal de Justicia que asigna a los jueces de grado la facultad de ponderar el trabajo
profesional y establecer en consecuencia los honorarios correspondientes; siendo en
principio irrevisable lo resuelto salvo hipótesis de arbitrariedad o absurdo que no se
vislumbra en el presente caso (cf. STJRNS4 Se. 80/14 “COOPERATIVA”; Se 61/15
“COOPERATIVA DE ELECTRICIDAD BARILOCHE LTDA.).”
Y finalmente en STJRNS4 Se 12/15 “M., D. O. C/ Berkley International
Se dijo allí:
“A mayor abundamiento, hago notar que la Dra. Aida Kemelmajer de Carlucci enseña -con
citas jurisprudenciales varias- que es regla para la regulación de honorarios profesionales
en juicio, la aplicación de la ley vigente al momento de la realización de los trabajos
correspondientes (en su obra “La Aplicación del Código Civil y Comercial a las relaciones y
situaciones jurídicas existentes”, Editorial Rubinzal-Culzoni, 1a edición, Santa FE, 2015,
pags. 114/17)” (voto del Dr. Sergio Barotto).
“Frente a una situación jurídica que carecía de norma específica, la aplicación de la ley
5069, sancionada con posterioridad a la tarea pericial resulta apropiada para regular los
honorarios que se peticionan sin que ello pueda considerarse violatorio del derecho de
propiedad del deudor.” (voto de la Dra. Adriana Zaratiegui).
“Si bien con el trabajo pericial realizado nace el derecho a la regulación pretendida por la
perito…, es recién al efectuarse esta solicitud que nace el derecho a su efectivo cobro. En tal
razonamiento, entiendo que la Leu 5069 vigente al momento de requerirse la regulación de
honorarios nos permite cuantificarlos de manera clara, otorgando un marco normativo
concreto y específico no contemplado con anterioridad a su petición.” (voto de la Dra.
Adriana Zaratiegui).
“Debe advertirse que: a) El artículo 142 de la Ley Orgánica de este Poder Judicial (Ley K
Nº 2430) prescribe que: “Nadie puede ejercer en causa judicial profesión alguna, sin estar
inscripto en la matrícula respectiva”; b) Que el Artículo 143 de la misma Ley Orgánica
dispone que: “Para ejercer la profesión de abogado en la provincia, se requiere: (…) b)
Inscribirse en la matrícula respectiva y estar colegiado en la Circunscripción Judicial de su
domicilio, de conformidad y con los alcances de la Ley Provincial G Nº 2.897” y c) Que a su
vez esta última norma, en su Art. 2, dispone que “La carga establecida en el artículo 149
(ahora 143), inciso b) de la ley Nº 2430 será cumplida por ante el Colegio de Abogados
donde los profesionales tengan el deber de colegiarse, en razón del domicilio o del
desempeño habitual de su profesión”, con lo cual, si bien no surge de modo expreso que el
control de la matriculación lo sea a efectos de proceder a regular honorarios por ejercicio
profesional, de una interpretación integral del complejo normativo reseñado no se puede
desconocer que la lógica consecuencia que provoca el impedimento del ejercicio de la
profesión por falta de matrícula es la no regulación de los estipendios profesionales. Además,
una apreciación en el sentido que pretende el recurrente implicaría introducir una excepción
a la regla de matriculación que las normas citadas no contemplan, y que al mismo tiempo
desnaturalizaría el sentido y espíritu de una legislación sancionada con el cometido
público de controlar el ejercicio de la profesión de abogado por un órgano que registra la
matrícula”.
Arancelaria.
“[…] A los fines de la regulación corresponde integrar el monto base con los intereses
previstos en la condena. En primer lugar tendremos en cuenta que como dice Serantes Peña
(“Aranceles de Honorarios para Abogados y Procuradores”, pag. 67) “Es lógico que los
intereses integren el monto del juicio a los efectos regulatorios, ya que el esfuerzo del
profesional, corrientemente, se centra en obtener el reconocimiento o declaración del
derecho en orden a la obligación principal; pero al hacerlo así queda involucrado todo
aquello que, como fruto o accesorio, seguirán la suerte del pronunciamiento sobre la
existencia de una obligación principal (CC art. 523). Es decir que en la actividad profesional
que persigue el reconocimiento de la existencia de una obligación principal esta implícito el
despliegue de aquélla, por lo que resulta accesorio en el caso que corresponda (conf.
CNCom. C, LL 1984-B-267)”.
“Se ha dicho que “Monto del juicio, pues, lo constituye en definitiva ese capital, que señala
la sentencia más sus intereses cuyo comienzo de computación también se determina de
manera concreta...” (Eduardo Arando Lavarello “Monto del juicio a los fines de la
regulación de honorarios” LL Tomo 134 Secc. doctrina p. 1359). En igual sentido Vicente F.
García “Cómputo a los fines arancelarios de los intereses que juntamente con el capital,
incluye la condena en los juicios en que se demanden sumas de dinero” trabajo publicado en
LL 1975 B Secc. doctrina 1283 donde se expresa: ”En suma nos inclinamos en el sentido de
que para la determinación de la cuantía de los juicios en que se demandan sumas de dinero,
a los fines de la regulación de honorarios de los profesionales intervinientes en el mismo, el
monto respectivo se halle integrado, además del capital reclamado, por los intereses
solicitados en la demanda como accesorios, devengados durante la tramitación de la
contienda, solución que tiende a una más justa retribución de la labor de aquéllos”. También
ED 87-167; 83-518; 91-443; 91-199, entre otros”.
de autos, y la misma consiste en que los intereses que se reclamaban que integrasen el monto
inhabilidad de título deducida por los demandados, con lo cual, no hay una condena, no se
analizó la procedencia del reconocimiento del capital demandado, y por ende, mucho menos
título, el reclamo sustancial objeto del litigio y el reclamo de intereses no fue acogido ni
“De manera entonces que la primera condición de procedencia para la integración de los
intereses al monto base para el cálculo de los honorarios de los letrados intervinientes,
Esto significa que previamente han formado parte de los términos de la demanda promovida;
es decir, integraron el objeto de la pretensión por lo que esa necesaria petición concreta
obliga al juzgador a pronunciarse al respecto (art. 163, inc. 6*, Cód. Procesal); sólo en tales
condiciones, corresponde su inclusión ya que, como hemos visto no son ajenos a la actividad
profesional.”
“Se impone además analizar la norma del artículo 19 de la Ley de Aranceles N* 2212, cuya
aplicación se persigue en autos. Dicho artículo establece en su segundo párrafo que: “En los
casos de rechazo total o parcial de la demanda y/o reconvención, los montos desestimados
formarán parte del monto base a los efectos regulatorios en la medida en que hubiere
existido actividad útil respecto de los mismos, aplicándose la escala del art 7. Ahora bien, lo
también impone al juez de grado la realización de una tarea valorativa a fin de establecer si
la labor profesional desarrollada por el letrado de la parte demandada ha resultado “útil”
para lograr el rechazo de los rubros en cuestión, y esto se concatena con lo anterior, cual es
la necesidad de que el letrado haya realizado de modo específico una actividad destinada a
demostrar la improcedencia del rubro en cuestión, en ejercicio de la defensa de su cliente y
profesional útil” y su pertinente merituación por el grado, por consistir ello en una labor
profesional útil de los letrados, tarea que corresponde, según el voto, a los
jueces de la instancia de mérito. Dicho ello, el recurso fue rechazado, aun
cuando la valoración requerida por el art. 19 LA (hoy art. 20) no había sido
“De manera entonces que […] la primera condición de procedencia para la integración de
los intereses al monto base para el cálculo de los honorarios de los letrados intervinientes,
ante la ausencia de condena -tanto respecto del capital como de los intereses-, por cuanto en
legal del S.T.J. imperante -la cual conforme al art. 43 de la Ley Provincial N* 2430 es
obligatoria para los Tribunales Inferiores-, la exclusión de los intereses en el monto base
ausencia de condena –tanto respecto del capital como de los intereses-, por cuanto en autos
“En definitiva, considerando que en autos el monto del proceso fijado a los efectos de la
de Aranceles 2212, esto es, sin respetar los montos desestimados ni ponderar si existió
actividad profesional útil de los recurrentes respecto de los mismos, corresponde hacer lugar
practicada oportunamente por las labores desarolladas por los Dres [ …], y remitir las
presentes actuaciones al Tribunal de origen para que se realice una nueva regulación
conforme a derecho. Ello, en tanto este Tribunal de derecho se halla impedido de ponderar la
labor desplegada por los profesionales intervinientes, en las instancias inferiores, a fin de
demanda y la fijación del monto del proceso (conf. Art. 19, segunda parte L.A.) como para
citada ley de aranceles, las que constituyen cuestiones de hecho y por ende de exclusiva
“En los supuestos en los que prospera la demanda, los intereses integran la base regulatoria,
desde que ésta debe guardar proporción con los valores en juego, ya que de lo contrario no
se atiende a la realidad económica del litigio, ni se pondera debidamente el complejo de las
tareas profesionales cumplidas. Es decir que la pretendida incorporación de los intereses a
la base regulatoria resulta procedente únicamente en la hipótesis de admisión de la
demanda, pero no cuando se la rechaza como ha ocurrido en autos. De manera entonces que
la primera condición de procedencia para la integración de los intereses al monto base para
el cálculo de los honorarios de los letrados intervinientes reside, en nuestra opinión, en la
circunstancia de que los mismos hayan integrado la condena (in re: "RIO NEGRO
FIDUCIARIA SA", Se. Nº 52 del 28.06.06, registro de la Secretaría N° 1 de este STJRN)."
(STJRNS3: "RAILAF" Se. 121/08).”
“Luego el letrado impugna los porcentajes aplicados por la Cámara por considerar baja la
estimación que hiciera el tribunal de la labor profesional desarrollada, toda vez que en una
escala del 11 al 20 sólo aplica el 12%, art. 8 L.A.. Si bien el fallo al regular los honorarios
del letrado recurrente menciona la normativa que ha regido su determinación, ello no resulta
acorde a la aplicación del mínimo porcentaje (o casi) si se tiene en cuenta el éxito obtenido
al arribar al resultado final del presente litigio. En razón de ello corresponde declarar
parcialmente admisible el recurso extraordinario deducido, y en el mismo acto hacer lugar
parcialmente al recurso y dejar sin efecto la regulación de honorarios practicada
oportunamente por las labores desarrolladas por el doctor Guillermo Ceballos, y remitir las
presentes actuaciones al Tribunal de origen para que se realice una nueva regulación
conforme a derecho, toda vez que este Cuerpo se halla impedido de ponderar la labor
desplegada por el profesional interviniente, en la instancia de origen, a fin de practicar una
nueva regulación de honorarios. Es que tanto la merituación acerca de la existencia de
actividad profesional útil del aquí recurrente, a fin de la desestimación de la demanda -ello
sin dejar de observar lo manifestado en el presente sobre el monto del proceso- para
determinar la escala prevista por el art. 8 de la ley G 2212, dependen en definitiva de los
factores y/o pautas de apreciación contenidos en el art. 6 de la citada Ley de Aranceles, las
que constituyen cuestiones de hecho y por ende ajenas al recurso extraordinario de
inaplicabilidad de ley.” (el resaltado en negritas y subrayado es mío).
“Se advierte sin mayor dificultad que el texto de la ley arancelaria no establece una
prohibición o restricción que obste a la consideración de los intereses para definir el "monto
del proceso" en todos los supuestos y cualquiera sea la suerte de la pretensión. Sólo dice que
en caso de rechazo, "los montos desestimados formarán parte del monto base a los efectos
regulatorios". Va de suyo entonces que si se demanda el pago de una suma determinada de
dinero o indemnización con más sus intereses, estos últimos forman parte del reclamo y
deberían ser incluídos o computados a la hora de cuantificar los "montos desestimados".”
“En la medida en que la norma no establece distinción alguna -ni sería desde mi óptica
razonable que lo hubiera hecho-, no existen razones jurídicamente atendibles que habiliten al
juez a incluir los intereses en el monto base cuando la demanda prospera, y a excluirlos
cuando se rechaza. El trabajo profesional del abogado debe ser ponderado con las mismas
pautas e idénticos criterios en uno y otro caso, dado que, haciendo mías las palabras del Dr.
Augusto C. Belluscio al votar en el plenario "Multiflex" (La Ley Online AR/JUR/258/1975),
tanto se beneficia quien obtiene una sentencia de condena, como quien se libera de la
pretendida obligación de pagarlos, y tanto se perjudica el que deba pagarlos como el que no
puede obtener su pago.”
“A todo evento, entiendo que los intereses deberán ser computados a los fines de la
determinación del monto base de regulación de honorarios, en tanto y en cuanto dichos
accesorios hayan sido peticionados; es decir, cuando la litis también se haya constituido en
derredor de los mismos. Si no ha habido reclamo de intereses, no será posible computarlos al
momento de la determinación del monto base a partir del cual se regularán honorarios
profesionales pues, de actuarse en sentido contrario, el juez estaría expidiéndose sobre
cuestiones no traídas al debate jurisdiccional y se vulneraría claramente el "principio de
congruencia".”
“En el caso que nos ocupa, es claro que la parte demandada hizo un planteo técnico
puntual y específico en relación a los intereses (Punto V.2 de la contestación de demanda),
que fue obviado al momento de evaluar el trabajo de los representantes de la Provincia de
Río Negro. Por consiguiente, incluso bajo la óptica del voto mayoritario en el caso
“Morete”, la Cámara de Apelaciones incurre en un error de juzgamiento al establecer los
honorarios profesionales en contravención de lo dispuesto por el art. 20 de la ley de
aranceles…”
“Es […] evidente que la regulación efectuada por la Cámara contradice la doctrina legal
vigente (art. 42 LO), en tanto: a) por un lado, omite la ponderación que exige el art. 20 LA en
relación a los letrados recurrentes, limitándose a excluir los intereses de la base de cálculo
por "no ser accesorios de condena", cuando se imponía ponderar si existió o no actividad útil
respecto de los ítems desestimados y; b) por el otro, más trascendente aun en el caso, adopta
una base de cálculo distinta para determinar sus honorarios, excluyendo los intereses,
cuando la situación del expediente imponía adoptar tambien a su respecto el monto de la
sentencia condenatoria dictada contra la restante demandada.”
“Ello asi, por las particularidades de la causa, pues se trata de una sola pretensión
interpuesta contra dos demandadas, que es acogida íntegramente respecto de una y
rechazada en su totalidad en relación a la representada por los letrados agraviados,
acogiéndose la defensa de falta de legitimación pasiva planteada por ellos conjuntamente
con la cuestión de fondo.”
“En dicho contexto, es evidente que el único monto base para la regulación de todos los
honorarios profesionales era el de la sentencia de condena, pues ese fue el valor total
discutido en el litigio. La solución dispuesta por el tribunal de mérito, en cambio, además de
contrariar la doctrina legal vigente al tomar dos montos distintos como base de cálculo, nos
conduce al absurdo de que los letrados que intervinieron por la demandada vencedora
obtuvieron una regulación inferior a los de la parte actora vencida a su respecto, lo que
introduce la decisión en la doctrina de la arbitrariedad.”
“Considerando que en autos se ha tomado como monto base a los efectos de la regulación de
los honorarios profesionales solo un porcentaje del monto del proceso por el cual se condena
a la empresa representada por el accionante, se lo ha fijado en violación del artículo 20 de la
Ley de Aranceles 2212, esto es sin respetar los montos desestimados ni ponderar si existió
actividad profesional útil del recurrente respecto de los mismos, cabe tener presente en el
caso lo dicho por este Cuerpo al manifestar que corresponde hacer lugar al recurso de
casación deducido, dejar sin efecto la regulación de honorarios practicada oportunamente
por las labores desarrolladas por el letrado y remitir las presentes actuaciones al Tribunal
de origen para que se realice una nueva regulación conforme a derecho.” (Cf. STJRNS1:
"BAQUERO LAZCANO Se. 36/08). (Voto de la Dra. Zaratiegui).
“La condición que impone la norma local para que los montos desestimados -en caso de
rechazo parcial de la demanda o reconvención- se integren a o formen parte del "monto del
proceso", es que hubiere mediado a su respecto un trabajo útil, aplicándose en tal caso la
escala del artículo 8. Y, habiéndose omitido toda consideración sobre ello en la sentencia
emitida por la Cámara del Trabajo, corresponde hacer lugar al recurso interpuesto, dejar sin
efecto la regulación recurrida y reenviar los autos a origen para que, con la misma
integración efectúe una nueva conforme a derecho (cf. art. 20 LA).” (Voto del Dr.
Apcarian).
“La Cámara, partiendo del desdoblamiento de los tipos de rechazos resolvió imponer las
costas en forma independiente unas de otras, aplicándole -a las actoras- el principio objetivo
de la derrota por el rechazo parcial ante la demandada, condenada parcialmente y por el
rechazo total contra los co-demandados; cuando en verdad lo correcto hubiera sido,
atendiendo al análisis integral de la condena contra las actoras la aplicación del vencimiento
parcial y mutuo. Es decir, cuando el resultado del pleito ha sido sólo parcialmente favorable,
o cuando las posturas de los litigantes son parcialmente injustificadas, provocando ambos la
necesidad de tramitar el juicio, importando pues un vencimiento parcial y mutuo, la solución
se halla en el art. 71 del CPCCm, encaminado a imponer alguna forma de compensación o
distribución.”
“Si bien el referido art. 71 indica que la medida de la solución es la prudencia judicial, no es
menos cierto que esa discrecionalidad no puede ignorar alguna forma de proporcionalidad
equitativa. Esto es aún más grave, cuando esa distribución ignora el éxito o fracaso de cada
litigante invirtiendo en las costas el resultado de la cuestión de fondo, asignando a quien fue
exitoso en mayor medida, la más pesada de las cargas soslayando de ese modo aquélla
equitativa solución, a la que el art 71 claramente alude. Y que cuando la demanda progresa
de modo parcial, la situación es equiparable a la de vencimiento mutuo. Por la parte de la
demanda que se admite el vencido es el demandado; y por la parte de la demanda que se
rechaza, el vencido es el actor (art. 71 CPCCm). Por consiguiente a los fines de regular
honorarios se debe tener en cuenta no sólo el monto de la condena, sino el monto reclamado,
por significar éste el valor discutido en el juicio (Conf. ATJRN Se 85/06, “FEDERACION
MEDICA GREMIAL DE CAPITAL FEDERAL.)”
Veamos:
“Del simple cotejo de la suma demandada ($ 1.463.745,94) con el monto base del proceso
fijado a los efectos de la regulación de los honorarios profesionales ($ 58.200,05), se
advierte que la sentencia de Cámara ha violado y/o aplicado erróneamente los arts. 6 y 20 de
la Ley de Aranceles G Nº 2212.”
“En efecto, el Tribunal ''a quo'' tomó como monto del juicio para la regulación de los
emolumentos profesionales solo el monto de condena a los demandados, sin hacer ningún
mérito ni dar fundamento alguno sobre la existencia o inexistencia de la actividad
profesional útil desarrollada por la abogada ahora recurrente en orden a la consecución del
resultado del pleito, específicamente en relación al capital reclamado y a la postre
desestimado.”
“Obsérvese que la segunda parte del art. 20 de la L. A. establece expresamente que '' En los
casos de rechazo total o parcial de la demanda y/o de la reconvención, los montos
desestimados formarán parte del monto base a los efectos regulatorios en la medida en que
hubiere existido actividad profesional útil respecto de los mismos, aplicándose la escala del
artículo 8º.”
“Se advierte que el monto base fijado en la sentencia a los efectos de la regulación de
honorarios, se ha determinado en violación del artículo 20, segunda parte de la Ley de
Aranceles G N° 2212, ello es así, por cuanto el Tribunal tomó como base regulatoria el
monto de condena a la empresa representada por el recurrente sin hacer ningún mérito ni
dar fundamento alguno sobre la actividad profesional útil desarrollada por el letrado en
orden a la consecución del resultado del pleito; estableciendo dicho monto sin respetar la
manda del art. 20 de la Ley G N° 2212, ni la doctrina legal dictada al respecto, en cuanto
este Cuerpo tiene ///-2- establecido como criterio que: "En los casos de rechazo total o
parcial de la demanda los montos desestimados formarán parte del monto base a los efectos
regulatorios en la medida en que hubiere existido actividad útil respecto de los mismos.”
“Se advierte que el monto base fijado en la sentencia a los efectos de la regulación de
honorarios, se ha determinado en violación del artículo 20, segunda parte de la Ley de
Aranceles G N° 2212, ello es así, por cuanto el Tribunal tomó como base regulatoria el
monto de condena a las empresas representadas por los recurrentes sin hacer ningún mérito
ni dar fundamento alguno sobre la actividad profesional útil desarrollada por los letrados en
orden a la consecución del resultado del pleito; estableciendo dicho monto sin respetar la
manda del art. 20 de la Ley G N° 2212 ni la doctrina legal dictada al respecto, en cuanto este
Cuerpo tiene establecido como criterio que: "En los casos de rechazo total o parcial de la
demanda los montos desestimados formarán parte del monto base a los efectos regulatorios
en la medida en que hubiere existido actividad útil respecto de los mismos.”
Veamos:
“En ese sentido, valorada la prueba rendida en autos surge evidente que hubo por parte de
los recurrentes actividad profesional útil, toda vez que las empresas representadas resultaron
favorecidas con un monto de condena considerablemente menor al resto de las empresas
demandadas y ello fue resultado -tal como lo expresan ambos escritos recursivos- de la
defensa expuesta por los mismos. Ahora bien, es menester también tener en cuenta que la
base regulatoria debe guardar la base regulatoria debe guardar proporción con los valores
en juego ya que de lo contrario no se atiende a la realidad económica del litigio, ni se
pondera debidamente el complejo de las tareas profesionales cumplidas, vulnerándose con
ello las garantías constitucionales de igualdad y derecho de propiedad consagradas en los
arts. 16 y 17 CN.. Por tal motivo, sí entendemos que el objetivo de justicia y equidad en la
fijación del honorario requiere atender al monto discutido y efectivamente defendido, puesto
que lo que se retribuye es la actividad profesional (conf. Ure- Finkelberg, "Honorarios de los
Profesionales del Derecho", pág. 146).”
“Apunto que resulta evidente que por parte del letrado recurrente existió actividad
profesional útil, lo que se infiere sin mayor esfuerzo, toda vez que la empresa por él
representada resultó favorecida con un monto de condena considerablemente menor al
pretendido por la actora y ello fue resultado -tal como lo expresa en su escrito recursivo y en
los alegatos de bien probado- de la defensa por él ejercida.”
“En ese sentido, valorada la prueba rendida en autos surge evidente que hubo por parte del
recurrente actividad profesional útil, toda vez que la empresa representada resultó
favorecida con un monto de condena considerablemente menor al resto de las empresas
demandadas y ello fue resultado -tal como lo expresa en su escrito recursivo- de la defensa
por él expuesta.”
“Si bien el referido art. 71 del ritual indica que la medida de la solución es la prudencia
judicial, no es menos cierto que esa prudente discrecionalidad no puede ignorar alguna
forma de proporcionalidad equitativa.”
“Así, cuando esa distribución ignora el éxito o fracaso de cada litigante, invirtiendo en las
costas el resultado de la cuestión de fondo asignando a quien fue exitoso en mayor medida, la
más pesada de las cargas, se soslaya aquella equitativa y prudente solución a la que el art.
71 CPCCm. claramente alude.”
“Puntualizo nuevamente que la actora sólo obtuvo una parte favorable considerablemente
menor en relación al reclamo inicial, situación que debe ser equiparable a la de vencimiento
parcial y mutuo. Por ende, por la parte de la demanda que se admite, el vencido es el
demandado; y por la parte de la demanda que se rechaza, el vencido es el actor.”
“Ello es así toda vez que, aún cuando pueda considerarse que la demandante se vio obligada
a litigar, tal realidad se circunscribe únicamente en relación con la porción admitida de sus
reclamos, por lo que carece de fundamento eximir totalmente de las costas a quien sólo en
parte es vencedora, y éstas sean íntegramente soportadas por quien también obtuvo una
victoria parcial. Cabe añadir que la correcta y prudente distribución no se corresponde con
una pauta meramente matemática, no se trata solamente de tener en consideración la cuantía
por la que prosperan (o no) los créditos, sino que los Jueces en tal faena deben evaluar los
motivos por los cuales se llega al litigio, como también cuáles y cuántas son las pretensiones
principales que han progresado en confronte con las que fueron desestimadas.”
“Considerando que la sentencia no aplicó el art. 71 CPCCm deben remitirse las presentes
actuaciones al Tribunal de origen para que realice una nueva imposición de costas conforme
a derecho; se deje sin efecto la regulación de honorarios practicada oportunamente por las
labores desarrolladas por el letrado Carlos Eduardo PERLINGER y se realice una nueva
merituación de su labor, de modo acorde a lo aquí considerado. Por tanto corresponderá
-directamente en esta etapa del proceso- disponer la remisión de las actuaciones al Tribunal
de origen para que proceda a realizar las adecuaciones pertinentes en función de lo expuesto
en los considerandos.” (voto de la Dra. Piccinini, que integró la mayoría).
“Si el reclamo prospera parcialmente, obteniendo la actora una mínima parte favorable en
relación a su reclamo inicial, la situación debe ser equiparable a la de vencimiento parcial y
mutuo. Por ende, por la parte de la demanda que se admite el vencido es el demandado; y
por la parte de la demanda que se rechaza el vencido es el actor” Ello es así toda vez
que, aun cuando pueda considerarse que la demandante se vio obligada a
litigar, tal realidad se circunscribe únicamente en relación con la porción
admitida de sus reclamos, por lo que carece de fundamento eximir
totalmente de las costas a quien sólo en parte es vencedora, y éstas sean
íntegramente soportadas por quien también obtuvo una victoria parcial.”
“Si bien no desconozco que en autos la cuestión de fondo, que tuvo acogida en las instancias
precedentes, versó sobre la nulidad de un convenio y su ampliatoria firmada por los
cónyuges (actor y demandada), que regulaba (entre otras cuestiones) la atribución de los
bienes de la sociedad conyugal, no puede ser ajeno al presente examen que el principal
contenido del mencionado acuerdo era patrimonial, y que el objeto primordial de la
pretensión de nulidad de la actora era revertir la desventaja económica que el mismo le
producía en los bienes que consideraba que le correspondía por reunir el carácter de
gananciales. En ese contexto, no hay dudas que aquí existe una evidente controversia sobre
intereses patrimoniales directos y concretos que justifica -a priori- la aplicación de los
coeficientes establecidos en el art. 7, conforme a lo preceptuado en el art. 6 inc. a) de la Ley
G 2212. Ello, en tanto las partes se disputaban en el juicio intereses mensurables en dinero,
con la pretensión de producir una transferencia patrimonial que redundaría en beneficio de
una de ellas y en débito de la otra.” (voto Dr. Apcarian).
“Las cuestiones numéricas del convenio puesto en crisis no han sido el tema de debate,
prueba y alegato sino que lo fue la forma en que se vinculara la Administración con la
entidad profesional que fuera codemandada y el incumplimiento de la normativa en materia
de contrataciones del Estado Provincial. Tampoco fue una cuestión tratada en la sentencia
que pusiera fin a la controversia -en ninguno de los tres votos fundados-, razón por la cual el
Tribunal a quo decidió regular los honorarios profesionales en sumas equivalentes a
cantidades determinadas de Jus (fs. 510 vta.).” (voto del Dr. Mansilla, por la
mayoría).
“En tanto no existe vinculación entre el monto acordado por las partes en el Convenio
convalidado por la Resolución cuya nulidad fuera objeto de pretensión y decisión en el
juicio, ni hubo trabajo profesional en momento alguno que se basara en el monto señalado
en tal instrumento, al encontrarnos ante un juicio sin contenido económico propio se impone
el rechazo de la apelación articulada a fs. 524.” (voto del Dr. Mansilla, por la
mayoría).
“Siempre que la cuestión en debate a través de los presentes estuvo siempre dirigida a
obtener la declaración de nulidad de una resolución administrativa y no al reclamo de sumas
de dinero, la retribución de los profesionales debía practicarse, tal como se hizo a estar al
voto del Dr. Riat. al que adhiriese el Dr. Cuellar, considerando las disposiciones contenidas
en los incs. b) a f) del art. 6 de la Ley de Aranceles, recurriendo a la alternativa prevista por
el art. 9 de la aludida norma. Además, sostener que a los fines regulatorios el proceso es de
monto indeterminado no importa desconocer toda referencia patrimonial, sino asumir que
las regulaciones deben practicarse en forma prudencial sirviendo como mera pauta
referencial, la implicancia económica involucrada en la resolución impugnada.” (voto de
la Dra. Zaratiegui, por la mayoría).
”La suma indicada por el recurrente se corresponde con el valor asignado a los trabajos de
mensura de tierras fiscales acordados entre la Provincia y el Colegio de Agrimensores de
Río Negro, aprobándose el Convenio y sus anexos mediante Decreto N* 1599 del
27/12/2004. Por el artículo 2do. del Decreto se otorga un “aporte no reintegrable” al
Colegio mencionado por la suma de $ 463.187,50 con ese destino, especificándose en los
siguientes la imputación presupuestaria, condiciones de rendición e, inclusive, forma en que
se efectuaría el desembolso. De allí que claramente se está en presencia de una controversia
con contenido económico propio sobre intereses patrimoniales directos y concretos; esto es,
ante un juicio susceptible de apreciación pecuniaria. Por consiguiente, y en consonancia con
la postura previamente adoptada en mis votos en autos: “Schmidt, Brigitte c/ Schmid, Urs
Martin s/ Ordinario s/ Casación”, (Expte. N* 28073/15-STJ-) y “Codistel S.A. c/Vial
Rionegrina S.E. (VIARSE) s/Contencioso Administrativo s/Apelación” (Expte. N* 28122/15-
STJ-), propicio al Acuerdo hacer lugar al recurso impetrado por el doctor Rodolfo Rodrigo,
revocar las regulaciones efectuadas en origen y reenviar las actuaciones a la instancia de
mérito para que, con la misma integración, procedan a regular nuevamente los honorarios
profesionales tomando como monto del proceso a los fines del art. 20 de la Ley Arancelaria,
el consignado precedentemente (ccdtes. arts. 6, 7, 8 y sgtes. Ley G N* 2212)”. (Voto del
Dr. Apcarian, por la minoría).
Un supuesto particular se planteó en STJRNS1 Se 20/18
Se dijo entonces:
“En otros términos, no se ha verificado en este caso una salida definitiva de los bienes del
patrimonio de la actora, sino que por vía de la incautación solo se ha transferido el uso de
los mismos; y si a todo evento se especulara con que el monto base podría conformarse
cuantificando el perjuicio ocasionado por dicha situación, tampoco sería ello aceptable, pues
no fue motivo de reclamo ni disputa en esta causa.”
“En consecuencia, en tales términos entiendo que la base de cálculo de los honorarios no
puede estar conformada por la suma del valor de todos los bienes incautados, como lo pide el
letrado de la actora, sino que a tales efectos el proceso debe considerarse como de monto
indeterminado.”
“No obstante lo hasta aquí expuesto, donde sí entiendo que le asiste razón al recurrente es
cuando se agravia del monto bajo que ha regulado la Cámara en la sentencia sub examine.”
“Este Cuerpo ha dicho que independientemente del monto indeterminado del juicio, existen
en la Ley de Aranceles un conjunto de pautas generales -naturaleza y complejidad del
asunto, resultado obtenido, mérito de la labor, calidad, eficacia y extensión del trabajo,
escala mínima, etc.-, que deben ser valorados a los efectos de arribar a una retribución justa
y razonable.” (STJRNS1 - Se. Nº 3/17, in re: “ANTOLIN”).
“Aplicando estas reglas al caso en examen, es posible advertir que el importe regulado de 50
Jus al letrado de la parte actora (fs. 250) no es acorde para un proceso de la naturaleza y
complejidad como el presente, donde se encuentran en debate cuestiones atinentes al servicio
público de transporte urbano, que por sí solas son demostrativas de su trascendencia
institucional. Y, agrego, donde el trabajo profesional del letrado recurrente logró que se
haga lugar a la pretensión de su representado de declarar la nulidad de dos actos
administrativos impugnados.”
“Por ello, ponderando dicha labor desarrollada por el abogado interviniente a tenor de los
parámetros normativos de aplicación, así como el objeto y resultado de la misma,
corresponde elevar los honorarios profesionales regulados al … a fs. 250, a 80 Jus.”
“No constituye una derivación razonada del derecho vigente (arts. 6 y 20 de la Ley G Nº
2.212) conforme a las circunstancias comprobadas de la causa, haber establecido que la
base regulatoria correspondiente a las acciones de simulación, colación y reducción, está
dada por el valor del Hotel Nahuel Huapi con más sus accesorios.”
“En autos, no se demandó por la totalidad de los inmuebles donde funciona el Hotel Nahuel
Huapi, sino la nulidad de aquellos actos que encubrían una transferencia fraudulenta o
donación efectuada por Leandro Atilio Carniel a sus hijos Aldo y Renato, en perjuicio de su
hija Aliche, que la Cámara finalmente encuadró en la nulidad (por simulación) de la
valoración de los aportes societarios a los fines de la adjudicación accionaria representativa
del capital social de la Sociedad Anónima constituida oportunamente por Leandro Carniel y
los mencionados hijos varones. En ese contexto es que el Tribunal “a quo” declaró sujeta a
partición en el sucesorio de Leandro A. Carniel la existencia de 1582 acciones del Hotel
Nahuel Huapi S.A., representativa a la fecha del fallecimiento de aquél del 23,431% del
capital societario. En consecuencia, no existe ninguna correlación entre lo resuelto por la
sentencia dictada respecto la cuestión principal y el valor del establecimiento del hotel y sus
accesorios tomado por la Cámara como monto del proceso a los efectos de la regulación de
honorarios”.
“La acción de colación ejercida no tiene en principio por finalidad proteger la legítima, sino
que persigue colocar nuevamente a los herederos forzosos en un pie de igualdad en la
distribución del acervo. (conf. PEREZ LASALA, José L.- MEDINA, Graciela, Acciones
judiciales en el derecho sucesorio, Ed. Rubinzal Culzoni, p. 225). Así, en el sentido que
vengo proponiendo se ha dicho que “En materia de juicios de simulación, el monto de las
base regulatoria está dado por la entidad del interés que se intentó proteger con las acciones
entabladas, pues el hecho de que mediante la acción de simulación se persigue la
declaración de que determinado bien no ha salido del patrimonio de una persona, no
significa que siempre sea el valor de dicho bien el que constituye monto del pleito, pues éste
está configurado por aquel interés en función del cual se persigue la nulidad. (Cf. CNCiv,
Sala E, Casini, Gustavo c/Saracca, Enrique O. y otros” del 26.02.2002; causa 181731 del
13.11.95) y cuando el referido interés posee carácter patrimonial distinto que el del
mencionado bien, es aquél el que determina el monto que ha de servir de base regulatoria.
(Cf. CNCiv., Sala E, causa 17898 del 19.09.95; CNCiv, Sala E, Casini, Gustavo c/Saracca,
Enrique O. y otros” del 26.02.2002); “El hecho de que mediante esta acción se persiga la
declaración de que determinado bien no ha salido del patrimonio de una persona, no
significa que siempre sea el valor de dicho bien el que constituye el monto del pleito, pues
éste está configurado por aquel interés en función del cual se persigue la nulidad, que puede
resultar muchas veces menor que la entidad representada por aquél, es decir, la entidad de lo
que se pretendió proteger con las acciones entabladas. (CNCiv., Sala E, 13.10.87, ED, 129-
236, citado por PASSARON - PESARESI, en Honorarios Judiciales, Ed. Astrea, T. I, ps.
425/426).”
5) Aplicación del Tope previsto en el art. 77 CPCyC – Art. 505 CC (730 CCC).
El Tribunal también se ha expedido en relación a la aplicación del
tope previsto en el art. 77 CPCyC y 505 CC [actual 730 inc. c)].
Sucesivos fallos dictados en breve tiempo por el STJ nos dan un claro
panorama sobre el estado de la doctrina sobre el punto.
“De la simple lectura del párrafo transcripto* surge, sin margen para dudas, que la norma
impone un límite o tope porcentual que los jueces no deben sobrepasar al momento de
regular los honorarios en primera instancia; en cuanto establece que los mismos no pueden
en ningún caso exceder del 25% del monto de la sentencia, laudo, transacción o instrumento
que ponga fin al litigio. Es que, en sentido contrario de lo argumentado por la Cámara de
Apelaciones, en ninguna de sus partes el artículo 77 del CPCyC. refiere que dicho límite se
aplique a la responsabilidad en el pago de las costas, como sí lo hacía el artículo 505 del
Código Civil y actualmente lo prescribe el artículo 730 del Código Civil y Comercial.”
“Menos aún excluye los honorarios correspondientes a los letrados de los terceros citados a
juicio, por cuanto la ley sólo exceptúa para el cómputo del porcentaje indicado
precedentemente a los honorarios de los profesionales que hubieren representado,
patrocinado o asistido a la parte condenada en costas.”
“En consecuencia, más allá de la opinión que merezca la norma en orden al derecho de una
justa retribución de los profesionales que actúan en el juicio, lo cierto es que en autos no se
ha planteado su inconstitucionalidad, por lo que cabe darle la razón a la recurrente cuando
sostiene que su pretensión de que se aplique el límite del art. 77 del CPCCRN. de modo
alguno resulta “prematura”; ni su planteo debe reservarse para el momento en que –
eventualmente- se intente la ejecución de honorarios como señalara la sentencia
impugnada.”
“Por el contrario, realizando una interpretación armónica e integral del rito, el planteo debe
efectuarse –tal como lo hiciera la demandada- en la primera oportunidad procesal que tenga
disponible el condenado en costas para hacerlo; esto es ante la regulación de los honorarios
de primera instancia que no respete el límite en cuestión.” (conf. art. 286, “in fine”, del
CPCC.).
“Debe acogerse el agravio relacionado con la violación al art 505 del Código Civil -vigente
en ese momento- que en su último párrafo establecía: "... Si el incumplimiento de la
obligación, cualquiera sea su fuente, derivase en litigio judicial o arbitral, la responsabilidad
por el pago de las costas, incluidos los honorarios profesionales de todo tipo allí devengados
y correspondientes a la primera o única instancia, no excederá del veinticinco por ciento (25
%) del monto de la sentencia, laudo, transacción o instrumento que ponga fin al diferendo. Si
las regulaciones de honorarios practicadas conforme a las leyes arancelarias o usos locales,
correspondientes a todas las profesiones y especialidades superan dicho porcentaje, el juez
procederá a prorratear los montos entre los beneficiarios. Para el cómputo del porcentaje
indicado, no se tendrá en cuenta el monto de los honorarios de los profesionales que
hubieren representado, patrocinado o asistido a la parte condenada en costas.”
“En STJRNS1 Se. 26/16 "MAZZUCHELLI" este Máximo Tribunal Provincial en su actual
integración interpretó -con fundamento en el art. 77 del CPCCm- que esa norma impone un
límite o tope porcentual que los jueces no deben sobrepasar al momento de resolver los
honorarios en primera instancia, en cuanto la misma ordena que esas retribuciones no
pueden en ningún caso exceder del 25% del monto de la sentencia, laudo, transacción o
instrumento que ponga fin al litigio. Asimismo, se determinó que el art. 77 del CPCCm no
excluye los honorarios correspondientes a los letrados de los terceros citados a juicio, por
cuanto la ley sólo exceptúa para el cómputo del porcentaje del 25% del monto de la
sentencia, laudo, transacción o instrumento que ponga fin al litigio, a los honorarios de los
profesionales que hubieren representado, patrocinado o asistido a la parte condenada en
costas.”
“También resulta oportuno reiterar lo allí manifestado acerca de que el momento apropiado
para solicitar la aplicación del límite legal es la primera oportunidad procesal que tenga
disponible el condenado en costas para hacerlo; esto es ante la regulación de los honorarios
de primera instancia que no contemple el prorrateo con el tope en cuestión (conf. art. 286, in
fine del CPCCm y arts. 56 inc. b) y 57 de la ley 1504).”
A diferencia del texto del viejo 505 Código Civil (aunque el actual
730 Código Civil y Comercial repite la fórmula), que se prestaba a distintas
interpretaciones respecto de la oportunidad para hacer valer el tope, el
art. 77 CPCyC no deja margen para dudas: impone un mandato a los
jueces, que al momento de regular no deben sobrepasar el 25 % del
monto de la sentencia laudo o transacción; porcentaje ése que además
incluye a los honorarios correspondientes a la representación profesional
de eventuales terceros citados. Solo los correspondientes a la parte
condenada en costas se encuentran excluidos del tope establecido en la
norma procesal. El criterio se ha impuesto en los tribunales inferiores de
la provincia, y prácticamente no hay dificultades procesales dignas de
mención.
“La resolución de Cámara ha reducido los honorarios del letrado impugnante sin que tales
emolumentos fueran cuestionados por la parte que ha sido mayoritariamente condenada en
costas (la actora), ni tampoco por la contraria (condenada en costas un 20 %) ni su
aseguradora. En ningún momento las partes interesadas en la eventual reducción que
posibilita el art. 505 del Código Civil (actual art. 730 del Código Civil y Comercial), ha
solicitado la aplicación de tal instituto legal; y menos aún han recurrido por altos los
honorarios regulados al letrado recurrente por el Juez de Primera Instancia. Como bien ha
entendido la doctrina, el deudor de las costas es el interesado en la reducción y legitimado
por ello para solicitar la aplicación de la norma referida (conf. Bueres-Highton, "Código
Civil y normas complementarias. Análisis doctrinario y jurisprudencial" T° 2ª, pág. 71;
Compagnucci de Caso, "Código Civil de la República Argentina Explicado", Tomo II pág.
342).Frente al cuadro de situación señalado precedentemente es evidente que el Tribunal de
la instancia anterior, al modificar los honorarios del letrado recurrente mediante la
aplicación de la disposición precitada, excedió su ámbito funcional de decisión, pues actuó
de forma distinta a la voluntad judicial de las partes -expresada, en el caso, por omisión en el
expediente-, pronunciándose sobre cuestiones no planteadas, conducta que implica una
transgresión a la regla de la congruencia (cf. arts. 34 inc. 4º y 163 inc. 6º del CPCyC).”
“Al respecto este Superior Tribunal de Justicia, con citas de la Corte Suprema de Justicia de
la Nación, tiene dicho que: “‘El art. 13 de la Ley 24.432 (Adla, LV-A, 292) exige -bajo
sanción de nulidad- que se indique el fundamento explícito y circunstanciado que justifica el
apartamiento del arancel -en el caso, respecto de las tareas realizadas bajo la vigencia de
las nuevas pautas legales-, requisito que no se satisface con la mera cita legal ni con la
afirmación dogmática relativa a que la aplicación matemática de los mínimos arancelarios
ocasiona una evidente e injustificada desproporción entre la remuneración a la que se arriba
y la complejidad del trabajo cumplido’ (conf. CSJN., “Pirelli Cables S.A.I y C.
c.Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires”, Se. del 8/09/1998); también: ‘Que el art. 13
de la ley 24.432, al facultar a los jueces a regular honorarios sin atenderse a montos o
porcentajes mínimos, exige que la resolución que así lo disponga exprese, bajo sanción de
nulidad, el fundamento circunstanciado de las razones que la justifican. (...) Que los términos
empleados por el legislador en la concepción de la norma aplicada, de los que resulta la
exigencia de prudencia al juez en la determinación del honorario en las circunstancias
reseñadas, obstan a interpretar que haya sido intención de aquél dejar librado al mero
arbitrio de éste, la posibilidad de fijar un estipendio desvinculado de las constancias de la
causa.’ (conf. CSJN., “Dirección Gral. Impositiva c. El Hogar Obrero Cooperativa de
Consumo Edificación y Crédito Limitada”, 10/05/1999; “Romero S.A. s/Quiebra s/Inc. de
Rev. por: D.G.I.”, 06/03/2001; Corte Sup., 18/02/2003- “Universidad Tecnológica Nacional
v.Consultar Emprendimientos y Negocios S.A., Fallos 326:137). Y que: ‘El tribunal que
entiende que el art. 38 ley 18.345 y el art. 13 ley 24.432 lo autorizan a apartarse de las
escalas arancelarias debe fundarlo explícita y circunstanciadamente, como lo exigen dichas
normas’ (Corte Sup., 02/07/2002- “Ferioli de Wasinski, Leonor y otros v. Dirección
Nacional de Vialidad”).” (STJRN. Se N* 6/06, in re: “EL CHAQUEÑO S.A.
c/MUNICIPALIDAD EL BOLSON s/EJECUTIVO s/CASACION”).”
del 25 %.
“No se desconoce que inicialmente el Código Civil (en su art. 1627) y en la actualidad el
Código Civil y Comercial (art. 1255) introdujeron el concepto de proporcionalidad y equidad
en materia de honorarios profesionales. Sin embargo, discrepo con el Juez del primer voto en
cuanto entiende que mediante la aplicación de dichas disposiciones pueda dejarse sin efecto
el arancel mínimo establecido en el art. 9 de la Ley G Nº 2212. En realidad, el legislador
tuvo en mira allí los procesos judiciales de una gran trascendencia económica, en los que la
aplicación estricta de la escala arancelaria podría conducir a una "evidente e injustificada
desproporción" entre la retribución resultante y la importancia de la labor cumplida. En
dichos supuestos, los Jueces están facultados para apartarse del arancel y fijar
"equitativamente" los honorarios, aunque -agrego- deben hacerlo siempre de manera
fundada conforme doctrina legal vigente de este Superior Tribunal de Justicia STJRNS1 - Se.
Nº 35/13 "JONES" y Se. Nº 11/14, in re: "LAGO". En cambio, los honorarios mínimos
dispuestos por la ley arancelaria procuran remunerar dignamente la labor profesional del
abogado, tomando en consideración el ministerio ejercido y del cual hacen su medio de
vida.”
“En síntesis, en lo que ahora importa, la lógica del sistema es la siguiente: en todos los casos
con contenido patrimonial se aplican las escalas del art. 8 de la Ley de Aranceles, salvo
cuando ello conduzca a una evidente e injustificada desproporción entre la retribución
resultante y la importancia de la labor cumplida, situación en la que el Juez debería
adecuarla equitativamente (art. 1255 CCyC). Ahora bien, en el caso particular de los juicios
monitorios -asimilables a los de ejecución- de escasa entidad económica, nunca -en ningún
caso, utilizando la terminología de la propia ley- se podrá regular un honorario inferior a
cinco (5) jus, de acuerdo con lo establecido en el art. 9 de la Ley de Aranceles.”
“Si se pretende un proceso justo no puede admitirse la aplicación mecánica del arancel
cuando derive en una desproporción manifiesta entre la retribución resultante con la cuantía
de la causa. Máxime cuando la extensión y complejidad de la labor profesional cumplida
tampoco amerita en modo alguno dicha definición. Bajo estas premisas, el límite del 25% del
monto de la sentencia para la regulación de honorarios en Primera Instancia que establece
el art. 77 del CPCyC preserva que no ocurra el mencionado supuesto, a lo que se agrega
además la herramienta que otorga el citado art. 1255, párrafo 2° del Código Civil y
Comercial. Con el juego armónico de ambas normas se alcanzará la justicia en cada caso
específico, ya que partiendo de los mínimos legales será el Juez de la causa quien debe fijar
los honorarios en el límite del art. 77 del CPCyC y/o en su caso determinar, bajo su prudente
arbitrio, si éstos, en concreto, resultan desproporcionados con la labor realizada, para lo
cual -si pretende apartarse de dichos pisos legales bajo el amparo del art. 1255 del Código
Civil- deberá dar las razones pertinentes.”
aplicable.
“Cuando el artículo 41 L.A. remite a la escala del citado artículo 8 para la fijación de los
honorarios en los procesos de ejecución, lo hace de manera inequívoca a la fijada en el
primer párrafo. Ello así, por cuanto las alícuotas previstas en el último párrafo de dicha
norma están dirigidas específicamente a los honorarios de los abogados en los juicios
sumarísimos. Coadyuva dicha interpretación la circunstancia que al tiempo de la
incorporación del tercer párrafo al artículo 8 mediante el art. 13 de la Ley N* 3235 (ver
Publicación B.O.P. N* 3620 del 29.09.1998), referido exclusivamente a los honorarios en los
juicios sumarísimos, ya existía el artículo 41 -incluyendo la remisión- destinado a los
honorarios en los procesos de ejecución; tal como se encuentra redactado en la actualidad.”
“Si la intención del legislador a los efectos de la fijación de los honorarios profesionales en
los procesos de ejecución hubiera sido la de remitir a la escala del último párrafo del
precitado artículo 8, al momento de sancionar la Ley 3235 -que introdujo dicho párrafo-
debió modificar también el texto del artículo 41 de la Ley G N* 2212. En dicha inteligencia, y
en tanto la remisión efectuada por el artículo 41 no fue modificada y se mantuvo tal como lo
era con anterioridad a dicha reforma legislativa, sólo cabe concluir que la misma es al
principio general establecido en el primer párrafo del artículo 8 de la Ley G N* 2212.”
mínimo.
“La lógica del sistema es la siguiente: en todos los casos con contenido patrimonial se apli-
can las escalas del art. 8 de la Ley de Aranceles, salvo cuando ello conduzca a una evidente e
injustificada desproporción entre la retribución resultante y la importancia de la labor cum-
plida, situación en la que el Juez debería adecuarla equitativamente (art. 1255 CCyCN).
Ahora bien, en el caso particular de los juicios monitorios -asimilables a los de ejecución- de
escasa entidad económica, nunca -en ningún caso, utilizando la terminología de la propia
Ley de Aranceles- se podrá regular un honorario inferior a cinco (5) Jus, de acuerdo con lo
establecido en su art. 9.”
“Desde nuestra perspectiva -y en línea con una vieja doctrina de la Corte Suprema de Justi-
cia- resulta inaplicable el art. 15 del arancel a los recursos de queja por casación denegada
que se desestiman. En efecto, los recursos de hecho o queja difieren de las apelaciones con-
cedidas (aquí casación) porque en los primeros solo se debate la procedencia de la instancia
de Alzada, en tanto en las segundas, es objeto de la labor profesional también el fondo del
conflicto (Fallos: 234:51; 239:361).
El STJ resolvió:
“Asiste razón al recurrente en cuanto a que el art. 24 de la ley de aranceles (N° 2212),
prevalece sobre el art. 473 del CPCyC. Dos razones sustentan dicha convicción. La primera
es que se trata de una norma especial que legisla específicamente la regulación de
honorarios, y el acto procesal aquí analizado (notificación de la tasación) es una
contingencia propia de la materia sobre la que ley estatuye. Es más, la propia ley 2212, en
su art. 64 convalida el criterio aquí sostenido cuando establece que en todo lo no previsto en
esa ley, se aplicación supletoriamente las disposiciones del Código Procesal Civil y
Comercial. En este sentido, se advierte que el art. 24 de la Ley Nº 2212, cuando dispone en el
segundo párrafo que: “Todas las notificaciones a los fines de este artículo se practicarán en
el domicilio constituido, salvo lo dispuesto en el artículo 62.”; incluye sin margen para
dudas en la definición de “todas”, a las notificaciones que corresponda practicar de las
tasaciones efectuadas por el perito, ya que esa contingencia procesal, que se encuentra
prevista en el párrafo cuarto, es una más (al igual que la audiencia) de los pasos a seguir
para cumplir con el fin de la norma.”
“Más allá de la particular interpretación que propone el Sr. Juez de primera instancia
(infiriendo de la ubicación de los distintos párrafos del art. 24 que sólo la audiencia debe
notificarse al domicilio constituido), el texto resulta por demás claro y preciso en cuanto al
alcance que se le debe otorgar al segundo párrafo del art. 24, que refiere sin espacio para
otra interpretación a “todas las notificaciones a los fines de este artículo.”
[…]
“En el supuesto de existir dudas acerca de cual de las normas es aplicable al caso sub
examine (si las del código de rito o la de la Ley de Aranceles), debe prevalecer la que
garantice en mayor medida el derecho de defensa de los litigantes. Y en este contexto, el art.
24 de la Ley Nº 2212, al establecer que todas las notificaciones se practiquen en el domicilio
constituido, es la que se dirige a dar plena satisfacción a la garantía antes mencionada.”
Se dijo entonces:
“Si la Cámara consideraba que el recurso en análisis debía concederse por el art. 244 del
CPCyC -cuestión ésta que no ha sido controvertida-, entonces debió sustanciarlo, puesto que
los recurrentes habían optado por fundamentarlo en la presentación efectuada. Tal omisión
importó inexorablemente la violación de las garantías constitucionales del debido proceso y
de la defensa en juicio reconocidas por el art. 18 de la Constitución Nacional que, en su
aspecto más primario, se traducen en el principio de contradicción o bilateralidad, el cual
supone -en sustancia- que las decisiones judiciales deben ser adoptadas previo traslado a la
parte contra la cual se peticiona, esto es, dándole la oportunidad de defensa.”
Supuestos de procedencia.