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5.1. La guerra de la Independencia: antecedentes y causas. Bandos en conflicto y fases de la guerra.

I. Introducción

Carlos IV sube al trono en 1788. Durante su reinado se produce una crisis de legitimidad en las instituciones

del Antiguo Régimen, sobre todo en la Monarquía. Este descrédito permite a Napoleón Bonaparte,

emperador de Francia, promover una ruptura política que desemboca en una guerra transcendental para la

historia de España y crudamente reflejada por Goya en 82 grabados (“Los desastres de la guerra”). Con

ella, empieza nuestra Edad Contemporánea.

II. La relaciones entre España y Francia

La política exterior de Carlos IV está condicionada por el miedo a la revolución francesa de 1789. El

gobierno del conde de Floridablanca paraliza las reformas ilustradas iniciadas con Carlos III (1759-1788) y

se controlan las fronteras para evitar el contagio revolucionario.

Tras la ejecución de Luis XVI (enero de 1793), Borbón y pariente de Carlos IV, España declara la guerra a

Francia. Sin embargo, el desarrollo fue desastroso, pues los franceses ocupan parte de las provincias

vascas y Cataluña, así como varios territorios americanos. España se ve obligada a firmar la Paz de Basilea

(1795), por la que a cambio de la retirada de sus tropas Francia obtiene la entrega de la parte española de

la isla de Santo Domingo y la concesión de ciertas ventajas comerciales.

Ya en esta época, Manuel Godoy es el primer ministro y favorito del rey. Él toma la decisión de volver a

aliarnos con Francia para luchar contra el Reino Unido, ya que supone una mayor amenaza potencial en las

colonias americanas. Fruto de este giro en la política exterior es la firma de dos tratados de San Ildefonso

(1796 y 1800) cuyas consecuencias fueron desastrosas. Militarmente, perdimos Menorca a manos del

Reino Unido (1798) y cedimos a Francia la Luisiana sin apenas compensación.

También declaramos la guerra a Portugal -guerra de las Naranjas (1801)- a causa de la negativa portuguesa

a sumarse al bloqueo continental que intenta aplicar Napoleón al Reino Unido. Por el Tratado de Badajoz

España anexiona Olivenza a la actual provincia de Badajoz.

En 1802 se firma la Paz de Amiens, breve tregua por la que España renuncia a la isla de Trinidad a cambio

de recuperar Menorca. No obstante, la adhesión a la política napoleónica de bloqueo continental refuerza la

enemistad con los británicos, con quienes se producen varios enfrentamientos en las costas españolas. El

más importante fue la batalla naval de Trafalgar (1805), en la que un combinado hispano-francés es

destrozado por la flota británica del almirante Nelson.


En 1807, Francia y España renuevan su alianza con el Tratado de Fontainebleau. En él se acuerda la

invasión, ya que el bloqueo contra Gran Bretaña solo tendría éxito si se controlaba toda la península ibérica.

Para ello, se permite el paso de las tropas francesas por nuestro territorio. Tras su ocupación, Portugal se

repartiría en tres partes; una de ellas, los Algarves, se entregaría a Godoy con el título de rey.

III. El motín de Aranjuez

Los problemas económicos derivados de los conflictos bélicos y del bloqueo británico incrementan la

inflación y deterioran el nivel económico de los grupos sociales más populares. Hubo un creciente malestar

social debido a la carestía y a la constante subida del precio del pan.

A la grave crisis económica se añaden las tensiones políticas, que contribuyen a desacreditar a la

monarquía hispánica. La política de Godoy suscita un fuerte rechazo y numerosas intrigas. La oposición al

valido se organiza en torno a la figura del príncipe Fernando, que encabezaría varias conspiraciones para

deshacerse de Godoy y destronar a su propio padre.

La primera conspiración es conocida como Proceso de El Escorial (1807), que termina con el fracaso de los

implicados y el arresto temporal del príncipe de Asturias. No obstante, Fernando tuvo más suerte en la

siguiente ocasión.

En marzo de 1808, Godoy, temeroso de las intenciones de Napoleón, dispone el traslado de la familia real a

Andalucía y después, probablemente, a América. Cuando los reyes se encuentran en el palacio de Aranjuez

estalla un motín promovido por los partidarios del hijo del rey, que también se reproducen en Madrid. Como

resultado, Godoy fue detenido y Carlos IV abdica en su primogénito que recibe el nombre de Fernando VII.

IV. Las abdicaciones de Bayona

Tras la entrada del ejército francés en la península ibérica, en cumplimiento del Tratado de Fontainebleau, y

de los sucesos del motín de Aranjuez, se incrementa la desconfianza entre los españoles. El emperador

había logrado atraer a Carlos IV, junto con Godoy y Fernando VII a la población francesa de Bayona. Una

vez allí consiguió que el nuevo rey renunciase al trono en favor de su padre y, a su vez, este lo hizo en

Napoleón. El resultado de las abdicaciones de Bayona fue la entronización de José Bonaparte (José I), a

quien su hermano Napoleón entregó la Corona.


V. El estallido de la guerra de la Independencia

Mientras tanto, en Madrid se producen numerosos incidentes con las tropas francesas acantonadas en la

ciudad. Esta situación desemboca en el levantamiento popular del 2 de mayo de 1808, originado

inicialmente por la alarma suscitada entre la población ante la salida de la capital de la familia real.

En aquella jornada se producen durísimos enfrentamientos entre la población y los franceses en diversos

puntos de la ciudad. A los civiles se sumaron unas pocas tropas españolas del parque de artillería de

Monteleón, donde los oficiales Daoiz y Velarde opusieron una tenaz resistencia a los invasores. Al final del

día, los ejércitos de Murat aplastan todo conato de resistencia y llevan a cabo una brutal represión. Estos

sucesos serán representados dramáticamente por Goya en sus famosas pinturas del 2 y el 3 de mayo.

Al conocerse la noticia de las abdicaciones de Bayona y los sucesos de Madrid, la insurrección se extiende

al resto del país. Comienza la guerra de la Independencia.

VI. Los bandos en conflicto

España queda dividida en dos. Por un lado, los territorios ocupados por los franceses que cuentan con el

apoyo de los afrancesados, entre los que están algunos reformistas ilustrados que pretenden una

modernización pacífica y gradual.

Por otro lado, estaba la resistencia que lucha en nombre de Fernando VII, aunque se distinguen 2 grupos

ideológicos:

• Los liberales, que pretenden establecer un nuevo tipo de monarquía.

• Los absolutistas, partidarios del Antiguo Régimen y del absolutismo.

El bando español contó con la colaboración logística y militar del Reino Unido. Los británicos son el mayor

enemigo de Francia y un aliado tradicional de Portugal. Sus tropas están dirigidas por el famoso duque de

Wellington, que vencerá a Napoleón en la batalla de Waterloo (1815) y en su honor se bautizará la capital

de Nueva Zelanda con su nombre.

VII. Fases de la guerra

La primera fase se extiende hasta noviembre de 1808. El ejército francés intenta ocupar las principales vías

de comunicación, pero encuentra una fuerte resistencia: no logra entrar en varias ciudades estratégicas,

como Zaragoza o Gerona; son expulsados de Portugal gracias a la colaboración inglesa y sufren una

humillante derrota en la batalla de Bailén (julio) —primera vez que un ejército napoleónico es derrotado en
campo abierto—. Este cúmulo de fracasos hace que José I huya de Madrid y que Napoleón Bonaparte tome

el mando directo de las operaciones militares.

La segunda fase se prolonga hasta enero de 1812 y se caracteriza por la gran superioridad militar de las

mejores tropas francesas, comandadas por el emperador. Toman casi toda la Península, salvo Cádiz,

Lisboa y algunas partes de Galicia. Ante tal inferioridad, la resistencia española se organiza en guerrillas,

pequeños grupos de combatientes que atacan por sorpresa a las tropas enemigas con el apoyo de la

población civil. Algunos ilustres guerrilleros son Espoz y Mina, el Empecinado o el cura Merino.

En la última fase nos aprovechamos de la retirada de tropas francesas para la invasión de Rusia. Los

ejércitos españoles, ayudados por los británicos, intensifican su ofensiva y consiguen las victorias de

Arapiles (Salamanca), Vitoria y San Marcial (Irún). Napoleón no tiene otro remedio que firmar el Tratado de

Valençay (11 de diciembre de 1813), por el que se reconoce la libertad de España y se libera a Fernando

VII. La guerra termina oficialmente en 1814, cuando las últimas tropas francesas abandonan la Península y

vuelve del exilio Fernando VII.

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