RAUL ALFONSIN
RAUL ALFONSIN
RAUL ALFONSIN
Tras dejar la presidencia realizó el Pacto de Olivos con Menem, que permitió la realización
de la reforma constitucional argentina de 1994. Unos años después participó en la
formación de la Alianza por el Trabajo, la Justicia y la Educación, que llevó al gobierno a
Fernando de la Rúa. Ejerció brevemente como senador por la provincia de Buenos Aires
entre 2001 y 2002, cuando renunció a su banca, no volviendo a ocupar cargos electos.
Falleció el 31 de marzo de 2009 debido a un cáncer de pulmón. Se decretaron tres días de
duelo nacional y miles de personas concurrieron a la ceremonia de entierro, que mantuvo su
féretro en el Congreso y luego lo trasladó al Cementerio de la Recoleta.
Infancia y juventud
Casa de Alfonsín desde el año 1957 en Chascomús, donde vivió con su familia. En la
actualidad es un Hotel Museo para visitar.
Alfonsín nació el día sábado 12 de marzo del año 1927 en la ciudad bonaerense de
Chascomús, localidad dedicada a la agricultura y ganadería a 120 km al sur de la ciudad de
Buenos Aires. Fue el mayor de los seis hijos de Raúl Serafín Alfonsín Ochoa (12 de octubre
de 1899-20 de julio de 1964) y Ana María Foulkes Iseas (22 de agosto de 1906 - 14 de julio
de 2003). Su padre era un reconocido comerciante minorista radicado en Chascomús. Era
descendiente de españoles y afromestizos18por línea paterna —su abuelo paterno, Serafín
Alfonsín Feijóo (1857-1933), era un migrante gallego oriundo de Pontevedra—19. Por otro
lado, su madre tenía ascendencia galesa y malvinense por sus abuelos paternos Ricardo
Foulkes Logdon (1847-1923) y María Elena Ford McViccar (1856-1937), respectivamente, y
vasca por su abuela materna, Dominga Etchegoyen Galarreborda (1855-1935).20
Realizó sus estudios primarios en la Escuela Normal Regional de Chascomús y los estudios
secundarios en el Liceo Militar General San Martín, de donde egresó con el grado de
subteniente de reserva. Tuvo como compañeros de clase a Leopoldo Fortunato Galtieri y
Albano Harguindeguy.21
El 4 de febrero de 1949, poco antes de cumplir 22 años, se casó con María Lorenza
Barreneche (1926-2016) con quien tuvo 6 hijos: Raúl Felipe, Ana María, Ricardo Luis,
Marcela, María Inés y Javier Ignacio Alfonsín Barreneche, nacidos en 1949, 1950, 1951,
1953, 1954 y 1956, respectivamente. De todos ellos, Ricardo Luis Alfonsín es el único que
se dedica a la actividad política, habiendo sido candidato a presidente.
Desde el año 1957 vivió con su familia en la casa ubicada en calle Lavalle 227 frente al
Banco Nación de Chascomús. Donde también ejerció su profesión de abogado y periodista.
Inicios
En 1950 comenzó su actuación política en el Movimiento de Intransigencia y Renovación de
la Unión Cívica Radical, en Chascomús, donde participó de la fundación del diario El
Imparcial.
En 1954, a la edad de 27 años, fue elegido concejal en Chascomús, una ciudad donde la
UCR vencía al peronismo, y en 1955 fue encarcelado por la Revolución Libertadora. En
1958 fue elegido diputado provincial en la Provincia de Buenos Aires y diputado nacional
durante el gobierno radical de Arturo Illia entre 1963 y 1966, en el cual fue vicepresidente
del Bloque de Diputados Nacionales de la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP).
Finalmente, en 1965 fue elegido presidente del Comité Provincia de Buenos Aires de la
UCRP.
El 17 de noviembre de 1966 durante la dictadura militar del general Juan Carlos Onganía
fue detenido por un breve tiempo, por haber reabierto el Comité de la Provincia 22
De este modo el alfonsinismo comenzó a definirse como línea interna progresista frente al
balbinismo-unionismo que expresaban una actitud conservadora dentro de la Unión Cívica
Radical.
En 1973, la Unión Cívica Radical perdió las elecciones ante Juan Domingo Perón. Poco
después, en mayo, Alfonsín amplió la extensión del sector que conducía para crear el
Movimiento de Renovación y Cambio, con una posición sumamente crítica a la estrategia de
unidad nacional del balbinismo, en contra de todo acuerdo con el peronismo, y un programa
de izquierda socialdemócrata que proponía la reforma agraria, una nueva reforma
universitaria, la democratización del sindicalismo y el establecimiento de una democracia
social, en la forma en que este concepto había sido desarrollado, dentro de la doctrina de la
Unión Cívica Radical de los años '60 por Miguel Ángel Zavala Ortiz.
Realizó varios viajes a América Latina, los Estados Unidos, Asia, la Unión Soviética y
Europa, donde frecuentó a los dirigentes de la Internacional Socialista (IS), denunciando la
masiva violación de derechos humanos que se estaba produciendo en Argentina.
En 1976 fundó y dirigió la revista Propuesta y Control, una de las escasas revistas políticas
opositoras en aquellos primeros años del gobierno militar.
Este mismo grupo influyó en la decisión de Alfonsín en promover la caída de la Junta Militar
encabezada por Galtieri, proponiendo que asumiera un gobierno civil de unidad nacional
conducido por el expresidente Arturo Illia con el fin de proceder a la democratización.27Se
tomaba como modelo la Solución Karamanlis desarrollada en Grecia luego que la dictadura
de los coroneles cayera en el desprestigio tras la guerra con Turquía.
La campaña
La campaña electoral de Alfonsín se caracterizó por renovar los canales de la comunicación
política en la Argentina. Ocho meses antes de la elección, Alfonsín designó jefe de
campaña a Raúl Borrás, radical de Pergamino y familiar del expresidente Arturo Illia.
Además contrató al publicista David Ratto. Por entonces los partidos políticos argentinos
solían restar importancia a la publicidad como método para lograr adhesión electoral y solía
ser realizada por los propios dirigentes políticos. El equipo publicitario decidió personalizar
la campaña, centrándola en la imagen del candidato y destacando sus cualidades naturales.
Varios lemas tuvieron impacto masivo, como la frase «Ahora Alfonsín», o la imagen de un
escudo con los colores de la bandera argentina y las iniciales «RA», correspondientes tanto
a Raúl Alfonsín como a República Argentina. También fue importante el «saludo de
Alfonsín», con la forma de un «abrazo a la distancia», que surgió del gesto que el propio
Alfonsín tuvo en un acto en el Luna Park el 7 de diciembre de 1982.30
Al mismo tiempo hubo una campaña política tradicional, con actos, pintadas, visitas a los
hogares. Se desarrolló con aspereza y fueron muchos los choques entre militantes radicales
y peronistas que pugnaban por poner a sus candidatos en los grandes paredones de
diversas barriadas del conurbano bonaerense.
Para acentuar la importancia de su mensaje democrático eligió para cerrar sus discursos en
los actos, recitar el Preámbulo de la Constitución Nacional. En cambio, el cierre de campaña
del PJ (al día siguiente) se destacó por la quema de un ataúd con las siglas de la UCR.
Aunque a veces se atribuye a dicha acción la derrota del PJ (la primera en elecciones
libres), la mayoría de los analistas políticos y la totalidad de los encuestadores reconocidos
consideran que Alfonsín habría triunfado de todas formas.3334
Las elecciones
Las elecciones se realizaron el 30 de octubre de 1983 y Alfonsín triunfó obteniendo el
51,7% de los votos frente al 40,1% del peronismo. La Junta Militar presidida en ese
momento por Reynaldo Bignone pretendía entregar el mando seis meses después, pero
luego de algunos cabildeos Alfonsín asumió en el cargo el 10 de diciembre, fecha en que
tuvo lugar una gran concentración popular en la plaza de Mayo.
En lugar de saludar desde los balcones de la Casa Rosada, como era la costumbre,
Alfonsín habló desde el Cabildo de Buenos Aires.
Presidencia de la Nación
Primavera alfonsinista
Alfonsín recibe del presidente de facto Reynaldo Bignone la banda presidencial en la Casa
Rosada.
28:48
Discurso de asunción de Alfonsín.
El 10 de diciembre de 1983 Raúl Alfonsín asumió la presidencia de la Nación. Su gobierno
enfrentó dos grandes grupos de problemas: la consolidación de la democracia, la difusión
de la misma hacia todos los ámbitos de la sociedad, la relación con las Fuerzas Armadas; y
la obra general de gobierno condicionada por la inflación y la crisis de la deuda.
El gobierno de Alfonsín tenía detrás de sí una fuerza nueva: la civilidad que había votado su
propuesta de construir un Estado de Derecho, al cual los poderes corporativos (FF. AA.,
Iglesia y Sindicatos) deberían someterse y consolidar un sistema político que resolviera los
conflictos de una manera pacífica, ordenada, transparente y equitativa.
La civilidad vivió la euforia y la ilusión de que la democracia por sí sola resolvería los
problemas económicos y sociales, imponiéndose pacíficamente a los poderosos intereses
establecidos que se le oponían. El gobierno en su diagnóstico de la crisis consideró que los
problemas económicos eran menos significativos que los políticos: lo fundamental era
eliminar el autoritarismo y encontrar los modos auténticos de representación de la voluntad
ciudadana: se propendió a la libertad de expresión, a la libertad de opinión, se buscó una
sociedad de participación, el pluralismo y el rechazo de los dogmatismos. Se realizó un
programa de alfabetización masiva, el congreso pedagógico, la eliminación de la censura en
las actividades artísticas. Hubo profundas transformaciones en la universidad y en el
sistema científico. Volvieron los intelectuales del exilio ocupando los medios de
comunicación y se los empleó como asesores o funcionarios técnicos. En el campo de las
relaciones individuales se promovió la ley de divorcio vincular y la patria potestad
compartida.35
En esas condiciones la política de derechos humanos de Alfonsín obtuvo dos logros de alta
significación en la historia argentina y mundial: 1) el informe Nunca más, que documentó
miles de casos de desapariciones, asesinatos, torturas, violaciones, robos de bebés y
centros clandestinos de tortura y exterminio y fue ampliamente difundido a la población con
enorme impacto; 2) el Juicio a las Juntas, en el que fueron condenados cinco de los jerarcas
militares, dos de ellos a cadena perpetua, en medio de fuertes presiones y amenazas al
orden democrático.3738
Sin desconocer el alto impacto de sus logros y las limitaciones impuestas por las presiones
y amenazas de la época, incluidos los levantamientos carapintadas, la política alfonsinista
de derechos humanos ha sido criticada por equiparar los delitos cometidos por las
organizaciones guerrilleras con aquellos cometidos por el Estado dictatorial, en lo que se ha
conocido como «teoría de los dos demonios» y por haber favorecido la impunidad para
miles de casos de delitos de lesa humanidad, mediante las leyes de Punto Final y
Obediencia Debida.4142Las leyes alfonsinistas cerraron todos los juicios por crímenes de
lesa humanidad, con excepción del robo de bebés, consagrando la impunidad de más de
3600 criminales.43
La política de derechos humanos alfonsinista fue resistida por amplios sectores militares y
conservadores, que llegaron a realizar durante su gobierno tres sublevaciones conocidas
con la denominación de «carapintadas» (a la que se sumó una adicional durante la
presidencia de Carlos Menem.
Quienes justifican las decisiones que tomó para detener los juicios contra los militares,
sostienen que en aquel momento las Fuerzas Armadas no obedecían las órdenes del
presidente y que no existía poder para reprimir las insurrecciones, lo que hubiera llevado a
un sangriento golpe de Estado y eventualmente a una devastadora guerra civil.44
El propio Alfonsín pensaba que él había salvado «a la democracia con la Ley de Punto
Final».44Dos décadas después reflexionaba en una entrevista sobre las decisiones que
adoptó en ese momento:
Las medidas que nosotros tomamos, que lo hicimos con un criterio de racionalidad, no se
compadecían con lo emocional del pueblo en ese momento. De modo que fue algo que se
vio como una enorme frustración, en general, por todos los argentinos. Acompañado por
todas las organizaciones de derechos humanos y sobre todo por los partidos políticos
opositores. De modo tal que cuando Menem, posteriormente, realiza el indulto se creyó que
era mucho menos grave que lo que yo había hecho. Que por otra parte no era sino cumplir
con lo que había señalado durante la campaña: la responsabilidad principal es de los que
mandan, la segunda de los que se han excedido en el cumplimiento de las órdenes y la
tercera, los que en ese marco de terror que había, creyeron en la legitimidad de la orden
impartida. Entonces, sobre esos yo no quería que recayera la pena.45
Las normas iniciales
Cinco días después de que el gobierno democrático tomara posesión del poder político, el
15 de diciembre de 1983, el presidente Alfonsín sancionó los decretos 157/83 y 158/83. Por
el primero se ordenaba enjuiciar a los dirigentes de las organizaciones guerrilleras ERP y
Montoneros; por el segundo se ordenaba procesar a nueve de los diez miembros de las
Juntas Militares que dirigieron el país desde el golpe cívico-militar del 24 de marzo de 1976
hasta la Guerra de Malvinas. El mismo día creó la Comisión Nacional sobre la Desaparición
de Personas (CONADEP), integrada por personalidades independientes como Ernesto
Sabato, Magdalena Ruiz Guiñazú, Graciela Fernández Meijide, entre otros, con la misión de
relevar, documentar y registrar casos y pruebas de violaciones de derechos humanos, para
fundar el juicio a las juntas militares.
Un importante debate había sucedido al interior de la UCR sobre la postura a adoptar sobre
los secuestros y asesinatos anteriores al golpe de Estado del 24 de marzo de 1976. Alfonsín
finalmente decidió convalidar la Ley de Amnistía dictada por el Congreso Nacional el 27 de
mayo de 1973, pero perseguir los delitos posteriores al 25 de mayo de 1973 cometidos por
las organizaciones guerrilleras Montoneros y ERP, mandando a enjuiciar a las cúpulas de
dichas organizaciones, aunque simultáneamente decidió no enjuiciar a los responsables de
los crímenes cometidos en el mismo plazo por la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A),
responsable de cientos de secuestros y asesinatos.
El Informe Nunca más y su amplia difusión produjo efectos políticos, jurídicos y culturales de
primer orden: conformó un amplio cuerpo de pruebas irrefutables que permitieron conocer la
magnitud que alcanzaron las desapariciones y las torturas en la Argentina, a la vez que
legitimó en la cultura nacional la causa de los derechos humanos y la lucha de los
organismos actuantes en Argentina.52
El plan original de Alfonsín era que las propias Fuerzas Armadas se depuraran enjuiciando
y condenando a las juntas militares, para que luego la sentencia fuera revisada en segunda
instancia por el Poder Judicial de la Nación. Para ello, Alfonsín envió al Congreso un
proyecto de ley que asignaba al fuero federal del Poder Judicial la función de revisar en
segunda instancia las sentencias de los tribunales administrativos del ámbito militar. En el
Congreso, el proyecto tuvo un agregado propuesto por el senador por Neuquén Elías Sapag
y apoyado por el peronismo, asignando también al Poder Judicial la facultad para sustituir a
los tribunales militares y arrogarse directamente el juicio, cuando hubiere demoras e
inacciones injustificadas.
Por las características que tuvo, la condena a las juntas militares realizada por un gobierno
democrático constituyó un hecho sin precedentes en el mundo, que contrastó fuertemente
con las transiciones negociadas que tuvieron lugar en aquellos años en Uruguay, Chile,
Brasil, España, Portugal y Sudáfrica.
Sin embargo, las pruebas presentadas ante la Conadep y el Juicio a las Juntas,
especialmente la aplicación de la Doctrina Roxin y el punto 30 del fallo,58dieron por tierra
con la política alfonsinista de limitación de las responsabilidades y habilitaron nuevos juicios
contra los responsables de violaciones de derechos humanos en causas como la ESMA, La
Perla, el Circuito Camps, y otros varios expedientes, muchos de ellos derivados de las
causas en que habían sido condenados los miembros de las Juntas.
Con el fin de limitar el alcance de los nuevos juicios abiertos, la Procuraduría de la Nación,
bajo el mando del presidente Alfonsín, elaboró por iniciativa del ministro de Defensa
Germán López, el 24 de abril de 1986 las llamadas «instrucciones a los fiscales militares»
que ordenaban sostener la postura de que los militares que habían cometido delitos de lesa
humanidad cumpliendo órdenes, debía presumirse que habían actuado bajo «error
insalvable» y por lo tanto había que solicitar su sobreseimiento o declaración de
inocencia.55Cuando trascendió que las Instrucciones habían sido elaborada por López,
debió renunciar al ministerio.59
Pero el Poder Judicial rechazó la postura del Poder Ejecutivo. El juez Jorge Torlasco, uno
de los miembros del tribunal que juzgó a las Juntas, renunció a su cargo y toda su carrera
judicial, en cuánto conoció las instrucciones impartidas a los fiscales, en protesta por la
interferencia del Poder Ejecutivo con la justicia.6061Casi de inmediato y cumpliendo con el
punto 30 del fallo del Juicio a las Juntas (Causa 13/84) el Poder Judicial avanzó en
dirección a condenar a todos los que participaron inmediata y mediatamente en la comisión
de los crímenes de lesa humanidad.55
El día 5 de diciembre de 1986, Alfonsín habló en cadena nacional, para anunciar el envió al
Congreso del proyecto de Ley de Punto Final:
El 13 de diciembre próximo se cumplen tres años del mensaje que dirigí al pueblo argentino
para anunciar la decisión política del gobierno de investigar judicialmente las violaciones a
los derechos humanos. Existe de manera clara una dificultad creciente, consecuencia del
largo tiempo transcurrido en las investigaciones con el consiguiente retraso en la asignación
de responsabilidades. Las causas de este retraso son variadas, pero lo cierto es que se
está afectando de modo directo tanto a las víctimas de la represión ilegal como a un número
considerable del personal de las Fuerzas Armadas que experimenta dudas acerca de su
eventual situación procesal. Es así que estamos enviando al Congreso de la Nación para su
tratamiento en sesiones extraordinarias, un proyecto de ley que contempla un plazo de
extinción de la acción penal que permita en el menor tiempo razonable liberar de sospechas
a quienes, a más de tras años de iniciadas las investigaciones, no hayan sido considerados
formalmente sospechosos por los jueces, al par de que se procura también, como dije
antes, acelerar esos procesos.
Presidente Raúl Alfonsín, 5 de diciembre de 198664
Mientras el Congreso Nacional trataba de urgencia el proyecto alfonsinista, las Madres y
Abuelas de la Plaza de Mayo convocaron una marcha al Congreso que contó con el apoyo
del sindicalismo peronista representado por la Confederación General del Trabajo (CGT),
las corrientes de la izquierda peronista encolumnadas en la Juventud Peronista e incluso a
los estudiantes universitarios radicales organizados en Franja Morada.64La marcha
convocó a más de 60.000 personas sorprendiendo a propios y extraños por la cantidad de
gente movilizada por los derechos humanos.64
En el Congreso la mayoría del bloque peronista y el senador Sapag del Movimiento Popular
Neuquino, votaron en contra de la Ley de Punto Final, pero el radicalismo contó con el
apoyo de una minoría de congresistas peronistas, así como con el voto de varios partidos
provinciales, y logró aprobar la ley tanto en Senadores como en Diputados, en sólo dos
días, el 23 de diciembre. Solo dos diputados radicales, Manuel Díaz y Federico Storani se
abstuvieron en señal de protesta.64Fue la primera de una serie de normas conocidas como
«Leyes de impunidad», obtenidas bajo la amenaza de volver a perder el sistema
democrático, que serían anuladas quince años después en 2003; el propio Alfonsín estuvo
de acuerdo con la anulación de esas leyes sancionadas dos décadas antes.
Pero la Ley de Punto Final no tuvo el efecto deseado y multiplicó las denuncias,
acusaciones, citaciones y procesamientos de militares señalados como autores de crímenes
de lesa humanidad, sumando unos 400 acusados más a los ya existentes,55aumentando el
descontento en los ámbitos militares y conservadores, nacionales e internacionales.
Alfonsín respondió ordenando al Ejército movilizar sus fuerzas para forzar la rendición de
los insurrectos, pero los jefes militares dejaron en evidencia que no estaban dispuestos a
obedecer las órdenes presidenciales. Millones de personas salieron a las calles para
oponerse al alzamiento militar y la CGT, conducida por el sindicalismo peronista, declaró la
huelga general en defensa del gobierno constitucional. Durante varios días el país estuvo al
borde de la guerra civil. Alfonsín, acompañado por el presidente del Partido Justicialista y
los principales líderes políticos, anunció la multitud reunida en la Plaza de Mayo, desde el
balcón de la Casa de Gobierno, el envío de tropas leales para exigir a los rebeldes que
depusieran su actitud.
Poco horas después fue notorio que no había tropas leales al Presidente y a la Constitución.
Ni una sola de las unidades militares convocadas en la Capital Federal, y zonas
adyacentes, respondió a esa orden. Sólo el general de brigada Ernesto Alais se mostró
moderadamente dispuesto a actuar y partió con lentitud con sus tanques desde su
guarnición en la provincia de Corrientes, ubicada a mil kilómetros, en dirección a Buenos
Aires. A pesar de ello, al llegar esas fuerzas a Zárate, en la provincia de Buenos Aires, los
oficiales de rango intermedio detuvieron su marcha e hicieron conocer su decisión de no
avanzar contra sus camaradas de armas.66
El gobierno debatió si marchar con la multitud desarmada sobre Campo de Mayo, donde se
encontraban los militares insurrectos, pero decidió no hacerlo por el riesgo que corriera
sangre y se desatara la guerra civil.67
Caridi estaba procesado por delitos de lesa humanidad, había sido jefe de la Agrupación de
Artillería de Defensa Aérea 601 en la ciudad de Mar del Plata donde funcionó un centro
clandestino de detención, reivindicaba lo que él llamaba «la guerra contra la subversión» y
sostenía que era «una página de gloria para el Ejército Argentino»;7071727374defendía la
causa de los militares rebeldes y reclamaba públicamente que «se cierren de una vez y
para siempre» las «cicatrices», advirtiendo que «mientras permanezcan estas causas sin
resolver, sin dar solución a los requerimientos de las fuerzas armadas, seguirán
repitiéndose estos hechos».7571727376De hecho Caridi asumió como portavoz de los
carapintadas en el gobierno y defensor de una amnistía.71
Apenas dos semanas después del levantamiento de Semana Santa, Alfonsín envió al
Congreso el proyecto de Ley de Obediencia Debida.77En ese momento usó la cadena
nacional para explicar las razones, sosteniendo que en Semana Santa el país había estado
«al borde de la guerra civil» y admitió que el proyecto dejaría en libertad a los autores
materiales de los crímenes cometidos durante la dictadura, manifestando también que eso
no era de su agrado.77
Si pudiéramos hablar no sobre lo que es sino sobre lo que deseamos, diría que lo que
deseamos no es este proyecto de ley. Hubiéramos deseado que en 1983 las Fuerzas
Armadas se hubieran juzgado a sí mismas y reconocido ante el país, en una franca
autocrítica, que habían obrado mal y de una manera que todo el país rechazaba. [...] El
tema pasó a la justicia civil. Hubiéramos querido que, en el menor tiempo posible,
disponiendo de las pruebas necesarias y actuando con la responsabilidad y prudencia que
corresponden a una justicia independiente, ésta se hubiera expedido respecto de todos los
casos sometidos a su foro. Esto es lo que hubiéramos querido, pero no lo que pasó. [Ahora]
tenemos este proyecto que como dijo el señor presidente de la Nación no nos gusta; es
decir, no nos gusta porque por esta iniciativa seguramente pueden quedar como no punibles
muchos que tendrían que ser condenados.
Diputado Juan Carlos Pugliese55
Varios partidos de la oposición cuestionaron el proyecto alfonsinista. El Partido Demócrata
Cristiano destacó que un perdón, como el que consagraba el proyecto, debía ser
acompañada del reconocimiento de los crímenes. El Partido Justicialista, por boca del
diputado Antonio Cafiero, cuestionó el proyecto sosteniendo que, por tratarse de una
amnistía, implicaba «borrar y olvidar» los delitos, sosteniendo que debía aplicar la justicia y
si eso no fuera considerado suficiente, por razones de Estado, debía recurrirse a la facultad
presidencial de los «indultos selectivos» que, por tratarse de un perdón estudiado caso por
caso, permitía tener en cuenta diversos atenuantes, incluyendo casos reales de obediencia
debida.55
En diciembre se produjo el Levantamiento de Villa Martelli a cargo del coronel Mohamed Alí
Seineldín, que buscaba la amnistía general e irrestricta para los miembros de las
organizaciones político-militares de la década de 1970.787980
El presidente Alfonsín sostuvo que fue él quien ordenó la represión,81algo que también
compartió la Comisión Interamericana de Derechos Humanos al investigar los hechos.82
pero el investigador Felipe Celesia sostiene que durante el primer día, las operaciones
represivas dentro del cuartel estuvieron bajo el mando autónomo del poder militar y que el
presidente Alfonsín recién pudo asumir el control de las mismas a partir del día siguiente.83
La represión llevada a cabo por el Ejército se caracterizó por un alto grado de violencia con
múltiples violaciones de derechos humanos, incluyendo torturas y desapariciones, que
contrastaron con el tratamiento dado en 1987 y 1988 a las tres insurrecciones militares
carapintadas.84En 1997 la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) tuvo por
probado que el Estado argentino fusiló, torturó y vejó a varias de las personas que fueron
detenidas, evitó investigar los delitos de lesa humanidad cometidos por los militares y otros
funcionarios, además de no respetar el derecho al debido proceso.85
Los hechos de La Tablada fortalecieron aún más a los sectores militares y conservadores
que buscaban revertir el impacto del Nunca más, el Juicio a las Juntas y el Juicios por
delitos en la guerra de las Malvinas, así como el fortalecimiento y legitimación social de las
organizaciones de derechos humanos y la sujeción de las Fuerzas Armadas al poder
político. La situación del gobierno democrático se debilitaría aún más con el proceso
hiperinflacionario que se desató en febrero de 1989. En las elecciones presidenciales de 14
de mayo, el radicalismo perdió el gobierno a manos del peronismo. Alfonsín no pudo
terminar su mandato y «resignó» el cargo a manos del presidente electo Carlos Menem,
quién asumió en condiciones muy precarias. Sobre fin del año 1989, la Caída del Muro de
Berlín marcó el inicio de la disolución de la Unión Soviética y el fin de la Guerra Fría. El
Consenso de Washington alcanzado en ese mismo año, terminó por conformar un nuevo
orden internacional, con fuertes efectos en los gobiernos de Argentina y América Latina de
ese momento.
En 1985, logró que el Congreso Nacional aprobara la ley 23.179 de la Convención sobre
Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer.88
Durante su gobierno se logró la sanción de leyes protectoras de los derechos de las
mujeres y los niños, como la ley de igualdad de los hijos nacidos dentro y fuera del
matrimonio, ley 23.264. Esta ley, que generó mucha polémica, significó igualar
completamente ante la ley hijos "legítimos" con hijos "ilegítimos" nacidos fuera del
matrimonio de madre soltera con todos los mismos derechos, incluyendo la herencia del
padre.899091También el derecho a pensión al cónyuge en matrimonio de hecho.9288En
1985 se sancionó la ley de patria potestad compartida entre el padre y la madre, ley que en
1974 había sido vetada por la presidenta durante el gobierno peronista de María Estela
Martínez de Perón.9291Esta ley le otorgó a la mujer el derecho de poder tomar también
decisiones sobre sus hijos, decisiones que antes dependían exclusivamente del padre,
quien tenía todo el poder sobre los niños.9193En 1986 se sancionó la ley de igualdad de
oportunidades para trabajadores y trabajadoras con responsabilidades familiares.9294En
1986, Alfonsín promulgó el Decreto 2274/1986 que establecía el derecho de las mujeres a
decidir sobre su propia reproducción.95
96
Todas estas leyes beneficiaron la situación social de las mujeres en Argentina en ese
momento.9288
Política económica
Año101 Crecimiento
del PIB
Primera etapa
En una primera etapa Alfonsín recurrió al esquema económico que el radicalismo había
utilizado con considerable éxito durante la presidencia de Arturo Illia 20 años antes. Su
primer ministro de Economía, Bernardo Grinspun, y gran parte de sus colaboradores habían
sido parte de aquel equipo. En ese primer momento Alfonsín y la mayor parte de la Unión
Cívica Radical básicamente consideraban que la vigencia de las instituciones democráticas
garantizaba que la economía diera respuesta a las necesidades de la población. De esa
primera etapa proviene una frase recordada que repitió durante toda la campaña electoral:
“Con la democracia se come, se educa y se cura”.107
Plan Austral
Artículo principal: Plan Austral
En febrero de 1985 Alfonsín reemplazó a Grinspun por Juan Vital Sourrouille con el fin de
implementar una política económica que atacara frontalmente la inflación. El 14 de junio,
Alfonsín y Sourrouille anunciaron por televisión la puesta en marcha del Plan Austral, por el
que se creaba una nueva moneda, el Austral, se congelaban todos los precios de la
economía, y se establecía un mecanismo de "desagio" para desindexar los contratos. El
Plan Austral fue un plan no monetarista, que se basaba en la idea de que, en una economía
de alta inflación durante varias décadas, como la argentina, el único modo de lograr la
estabilidad era frenando lo que llamaban “inflación inercial”, es decir la anticipación de la
inflación por parte de los agentes económicos. Sólo después podrían atacarse las causas
estructurales.
El Plan Austral funcionó bien al principio, pero su efecto fue efímero.111En octubre, la tasa
de inflación mensual fue del 2%, una tasa inusualmente baja para la economía argentina del
último medio siglo. La estabilidad económica jugó un importante papel en el amplio triunfo
electoral del radicalismo en las elecciones parlamentarias de noviembre de 1985.
Sin embargo, para 1986, la inflación volvió a mostrar una tendencia ascendente y los
precios relativos de cada sector comenzaron a verse afectados, situación que se vio
agravada por la gran caída de los precios de los productos argentinos de exportación (40%
en el período).112El gobierno anunció entonces una flexibilización de las estrictas normas
de congelamiento de precios establecidas un año atrás que no dio gran resultado.
Indicadores económicos113114
Año Inflación Salario real
(base 1970=100)
Desempleo Trabajo no
registrado
Deuda externa
Artículo principal: Historia de la deuda externa argentina
En diciembre de 1983 regresa la democracia al país con la asunción de Raúl Alfonsín. La
deuda externa había aumentado un 364% durante el gobierno militar hasta llegar a los
45.000 millones de dólares, por lo que su pago demandaba el 50% de las divisas generadas
por las exportaciones del país.116Alfonsín declaró:
"Es imprescindible que se comprenda que el pago de la deuda tiene que estar vinculado a
nuestras exportaciones y, por otro lado, estamos convencidos que se necesita una
refinanciación a largo plazo y con los años de gracia que corresponda. La Argentina quiere
pagar, está dispuesta a pagar, quiere cumplir con sus obligaciones pero también todos
debieran advertir de que aquí hay alguna suerte de culpa concurrente."
Raúl Alfonsín117
En 1984 el gobierno declaró una moratoria unilateral de la deuda por 180 días mientras
intentaba iniciar una renegociación. En mayo de ese año, Alfonsín junto a los presidentes
Joao Figueiredo (Brasil), Belisario Betancourt (Colombia) y Miguel de la Madrid (México),
hicieron una declaración sobre la imposibilidad de cumplir con los pagos de la deuda
externa debido al alza de la tasa de interés internacional y el proteccionismo de los países
centrales.118En agosto se anunció que se había llegado a un acuerdo con el FMI,119que
fue finalmente firmado en diciembre de ese año.120
En febrero de 1986, el gobierno anunció la suspensión de pagos a los acreedores del Club
de París. En ese momento la deuda con estos países ascendía a 6 mil millones de
dólares.121En febrero de 1987, la Argentina logró un acuerdo stand by con el FMI.120A
los dos acuerdos de este tipo celebrados con el Fondo se le suman otros dos acuerdos
compensatorios por caída de exportaciones (1987 y 1988).120En abril de 1988, Argentina
entró en moratoria del pago de su deuda externa.122
Durante el gobierno de Alfonsín la deuda llegó a los 58 700 millones de dólares, subiendo
un 44 %.123
Hiperinflación
Artículo principal: Hiperinflación argentina de 1989 y 1990
En agosto de 1988 la inflación alcanzaba el 27,6% mensual. En octubre, el gobierno de
Alfonsín puso en práctica un plan de salvataje, el Plan Primavera, cuyo objetivo primordial
era llegar a las elecciones con la economía bajo un mínimo de control. Básicamente
consistía en un acuerdo de moderación del aumento de precios con la Unión Industrial
Argentina y la Cámara Argentina de Comercio y un nuevo régimen cambiario, en el que el
Estado intermediaba en la compra y venta de divisas.
Ante esto el ministro Juan Vital Sourrouille, el presidente del Banco Central, José Luis
Machinea, y el secretario de Hacienda del Ministerio de Economía de la Nación, Mario
Brodersohn, resolvieron aplicar cambios en la política económica. Tras decretar un feriado
bancario de dos días,128se resolvió que ante la creciente demanda de dólares se
priorizaría preservar el stock de reservas y el Banco Central no iba a licitar más dólares,
permitiendo una libre flotación de las divisas. A su vez también una "pauta devaluatoria"
para el mercado comercial del 6% para ese mes. Otra de las medidas fue la implantación de
un tercer tipo de cambio.129
Durante mayo de 1989, el tipo de cambio ―que oficialmente se encontraba fijo― se elevó
de 80 a 200 australes por cada dólar estadounidense ―equivalente a una abrupta
devaluación mensual de un 150 %― lo que naturalmente tendió a acrecentar en gran
medida las ya de por sí fuertes presiones inflacionarias. La inflación, que en enero de 1989
era del 387%, creció a 460% en abril.124Ese año la cotización del dólar subió el 2038 % y
al terminar el año, la inflación fue del 3079 %.130La hiperinflación de 1989 provocó un
aumento en el porcentaje de personas viviendo en la pobreza del 25 % a comienzos de
1989, al récord histórico de 47.3 % en octubre del mismo año.126127Muchas de las
transacciones comenzaron a realizarse mediante trueque o utilizando al dólar
estadounidense como referencia.
Obras públicas
En 1983, el gobierno se hace cargo de la empresa Subterráneos de Buenos Aires (Sbase).
Entre 1983 y 1989 se reconstruyen 150 coches y se amplían las líneas E (cuatro nuevas
estaciones) y D (una estación). Además se pone en marcha un tranvía que lleva el nombre
de premetro. En 1987 se sanciona la ley 23.514 que asigna 50 millones de dólares anuales
para la ampliación de los subterráneos.131
Servicios públicos
Durante el período 1983-1989 se produjo un fuerte proceso de deterioro de los servicios
públicos debido a las bajas inversiones. El sector eléctrico argentino experimentó una seria
crisis en el año 1988. La escasez de electricidad había comenzado en abril de 1988 por lo
que se realizaron cortes del servicio eléctrico. En ese mes, se hicieron cortes rotativos de 5
horas por turno. Con la llegada del verano, y el esperable aumento de la demanda, los
problemas se agravaron y para peor, se sumaron varios incidentes: salió de servicio la
central nuclear de Atucha I, fallaron dos bombas de la central hidroeléctrica de embalse del
Río Tercero y un incendio en La Pampa afectó líneas de transporte desde la central de El
Chocón. La falta de energía eléctrica afectó también el abastecimiento del agua. Fue así
como Obras Sanitarias de la Nación tuvo que distribuirla en tanques a las zonas del Gran
Buenos Aires.
El gobierno respondió profundizando las medidas de ahorro. Además de los cortes de luz
programados en forma rotativa, se redujeron el alumbrado público, los horarios de
transmisión televisiva -que llegó a transmitir sólo 4 horas diarias- y el tiempo de atención en
los bancos; se prohibieron los espectáculos deportivos nocturnos, e incluso se fijó un orden
de apagones de vidrieras y marquesinas.132Además, el 1 de diciembre de 1988 se retomó
la aplicación del horario de verano. Se atribuyó la crisis a la «falta de inversiones en materia
de generación, expresando que en el período 1984-87 las inversiones en generación
alcanzaron a u$s 28 millones cuando en realidad deberían haber sido alrededor de u$s 250
millones.133En general, el período comprendido entre 1980 y 1990, fue considerado la
“década de la desinversión”.134El Estado debió utilizar la importación de combustibles para
la generación eléctrica y abastecer la red de gas.
En tanto en agua y saneamiento, la inversión de OSN en 1985 fue del 67.8 por ciento de lo
que se necesitaba para mantener suministro, y solo el 19.5 por ciento en 1989.
La opción no era privatizar o no privatizar, sino hacerlo como nos proponíamos o dejar que
otro viniera a privatizar de cualquier manera. Las empresas públicas se habían convertido
en un hojaldre de corrupción, ineficiencia, exceso de gasto. No había forma de corregir eso.
Rodolfo Terragno (1998)137
En 1987 se dispuso la privatización de la aerolínea Austral que pasó a pertenecer al grupo
liderado por el empresario metalúrgico Enrique Pescarmona (IMPSA), mediante la empresa
Cielos del Sur S.A.138Mientras que la telefonía móvil quedó en manos de Movicom.135La
privatización de la empresa telefónica ENTel no llegó a buen puerto por desacuerdos
internos dentro del gobierno.139
Siete días después de asumir el gobierno Alfonsín lanzó su proyecto gremial. Esto abrió la
confrontación con los sindicatos, enviando al Congreso un proyecto de reforma sindical
conocido como "ley Mucci", con el objetivo de incluir a las minorías en los organismos de
dirección de los sindicatos.147El proyecto fue aprobado por la Cámara de Diputados, pero
rechazado por la Cámara de Senadores, dominada por la oposición peronista que
controlaba la CGT.148Unos pocos sectores gremiales acompañaron la idea, pero los
partidos de izquierda -que hubieran tenido alguna chance de ingresar a las conducciones-
decidieron no apoyar el cambio.
Pero el proyecto tuvo el efecto de unir rápidamente a todos los sectores sindicales, y
establecer una lógica de confrontación entre el gobierno radical y los sindicatos, que se
expresará en 13 huelgas generales organizadas por la CGT. Estas huelgas fueron
calificadas[¿quién?] como políticas, ya que, al estar la CGT controlada por el peronismo, la
huelga general era un instrumento que utilizaba el Partido Justicialista para entorpecer la
acción del gobierno radical.
En los seis años del gobierno radical se realizaron casi 4.000 huelgas sectoriales y de
empresa (67 % en el sector público) y 13 huelgas generales.149
En 1987 Alfonsín cambia su táctica de confrontación con el movimiento obrero y ofrece el
Ministerio de Trabajo a José Rodríguez, líder de SMATA y uno de los principales dirigentes
sindicales del país. Rodríguez no aceptó pero los grandes gremios propusieron a Carlos
Alderete, secretario general de Luz y Fuerza. Como resultado de este acuerdo, el gobierno
de Alfonsín elaboró una nueva Ley Sindical que fue aprobada en 1988 (ley 23.551), con el
apoyo unánime de todos los sindicatos y parlamentarios de todos los partidos políticos. En
cambio, fue cuestionada ante la OIT por la Unión Industrial Argentina (UIA), la principal
organización empresarial de la Argentina. Esta queja sería continuada en los años 1990 por
la CTA.150
Como titular del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas designó al teniente
general Julio Fernández Torres el día 16 de diciembre de 1983.152Tras realizar
apreciaciones personales respecto a hechos ocurridos durante el último régimen militar se
sucedió una crisis militar interna. El presidente Alfonsín ordenó al ministro de Defensa Raúl
Borrás relevarlo, lo que se materializó el 4 de marzo de 1985.153Fue sucedido por el
brigadier general Teodoro Waldner, quien asumió el 8 de marzo de ese año y cumplió
funciones hasta el 11 de julio de 1989.154
La fuerza más inestable fue Ejército Argentino, ya que se sucedieron cinco titulares durante
el gobierno de Raúl Alfonsín, ellos fueron los generales de división Jorge Hugo Arguindegui
(1983-1984), Ricardo Gustavo Pianta (1984-1985) y los tenientes generales Héctor Luis
Ríos Ereñú (1985-1987), José Segundo Dante Caridi (1987-1988) y Francisco Eduardo
Gassino (1988-1989).151
Según el MTP el ataque fue para detener un golpe de Estado carapintada, en tanto que la
conclusión de la investigadora Claudia Hilb, es que la cúpula del MTP pretendía provocar
—mediante un fingido ataque carapintada al cuartel— una insurrección popular
manipulando los sentimientos antigolpistas. El investigador Felipe Celesia coincide en que
no había tal intento de golpe carapintada y sostiene que el MTP perseguía hacer la
revolución según el modelo sandinista, mediante una insurrección popular que generara
cambios políticos de fondo.164
El presidente Alfonsín sostuvo que fue él quien ordenó la represión,165algo que también
compartió la Comisión Interamericana de Derechos Humanos al investigar los hechos.166
Celesia sostiene que durante el primer día, las operaciones represivas dentro del cuartel
estuvieron bajo el mando autónomo del poder militar y que el presidente Alfonsín recién
pudo asumir el control de las mismas a partir del día siguiente.164La represión llevada a
cabo por el Ejército se caracterizó por un alto grado de violencia; en 1987 y 1988 Alfonsín
había enfrentado sin recurrir a la violencia y negociando con los sublevados, tres
insurrecciones militares carapintadas.167
El juicio contra los atacantes se realizó en forma sumaria ese año sin respetar el derecho al
debido proceso, con condenas «ejemplificadoras», completadas en 1997 con las condenas
de Gorriarán Merlo y Ana María Sívori.168En 1997 la Corte Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH) tuvo por probado que el Estado argentino fusiló, torturó y vejó a varias de
las personas que fueron detenidas, evitó investigar los delitos de lesa humanidad cometidos
por los militares y otros funcionarios, además de no respetar el derecho al debido
proceso.169
Doce años después de los hechos, luego de una huelga de hambre de los presos de La
Tablada y presionado por los cuestionamientos de la CIDH, la comunidad internacional y las
organizaciones de derechos humanos, el presidente Fernando de la Rúa, conmutó las
penas de los condenados.170En 2003 el presidente Eduardo Duhalde indultó a los
condenados.171
La investigación sobre delitos de lesa humanidad cometidos por las fuerzas del gobierno se
ha visto obstaculizada. En diciembre de 2016, el Poder Judicial reabrió la investigación
luego de que la Corte Suprema lo ordenara el año anterior.172173En abril de 2019
comenzó el primer juicio por solo uno de los cuatro desaparecidos, aunque incluye las
torturas y el posterior ocultamiento, en el que se vio involucrado Alberto Nisman. En el
mismo resultó condenado a cadena perpetua el único acusado por el asesinato y
desaparición de José Alejandro Díaz,174el exgeneral Alfredo Arrillaga, quien ya se
encontraba cumpliendo condena por crímenes de lesa humanidad en la Base Naval de Mar
del Plata cometidos durante la última dictadura cívico-militar.175176177178
Política de derechos sociales
Dentro de sus políticas sociales se destacan la ley de divorcio vincular y la patria potestad
compartida35y la defensa de los derechos humanos.179Se manifestó a favor de la
despenalización del aborto, sin embargo, no presentó ningún proyecto para evitar un cruce
con la Iglesia.180
Ley de divorcio
Artículo principal: Ley de divorcio vincular
La sanción definitiva del divorcio vincular sucedería durante el gobierno de Raúl Alfonsín. El
19 de agosto de 1986 se aprobó el proyecto de ley en la Cámara de Diputados y fue girado
al Senado que lo aprobó el 3 de junio de 1987. Fue promulgada el 12 de junio en el Boletín
Oficial.181
La Iglesia católica, que mantuvo siempre una tirante relación con el presidente Alfonsín, se
mostró dividida frente a la ley de divorcio. El sector más conservador, encabezado por el
entonces obispo de Mercedes (Buenos Aires), Emilio Ogñénovich, organizó una procesión a
Plaza de Mayo encabezada por la Virgen de Luján. Ante la escasa cantidad de asistentes,
Ogñenovich acusó a los obispos ausentes de haber traicionado el compromiso.182La
Conferencia Episcopal Argentina discutió entonces la posibilidad de excomulgar a los
legisladores que votaran la ley, pero la idea no prevaleció. Sin embargo, el obispo de Lomas
de Zamora, monseñor Desiderio Collino, excomulgó a los diputados de su diócesis.183Una
vez aprobada la ley, la Iglesia presionó al presidente Alfonsín para que la vetara, pero ello
no sucedió.
Por otra parte, los sectores más abiertos de la Iglesia, mantuvieron una posición crítica sin
ser intolerante, como el caso del obispo Justo Oscar Laguna que manifestó: "El divorcio es
un mal, pero es un mal para los católicos, y no podemos imponer en una sociedad plural
una ley que toca a los católicos. Son los católicos los que tienen que cumplirla y no el
resto".184
Creación del Banco Nacional de Datos Genéticos
Artículos principales: Ley 23.511 y Banco Nacional de Datos Genéticos.
La Ley 23.511 es la norma que crea el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) en
Argentina. Se trata de un proyecto formulado por Abuelas de Plaza de Mayo que fue
aprobado por el Congreso de la Nación en forma unánime en mayo de 1987.
Esta ley permitió dar validez legal a los análisis genéticos realizados y guardados en el
Hospital Durand, con el objetivo de resolver los conflictos por temas filiatorios, sobre todo en
el caso de los niños desaparecidos durante la dictadura cívico-militar argentina.
Por medio de la ley se estableció que los tribunales debían realizar estudios genéticos a
aquellos niños de dudosa filiación y, en el caso de negación a este requerimiento, podía
considerarse como señal de complicidad en los secuestros de los niños.185
Creación del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas
Artículo principal: Instituto Nacional de Asuntos Indígenas
La ley nacional n.º 23302 sobre Política Indígena y apoyo a las Comunidades Aborígenes
fue promulgada el 8 de noviembre de 1985 y creó para su aplicación el Instituto Nacional de
Asuntos Indígenas como entidad descentralizada con participación indígena en el ámbito
del Poder Ejecutivo Nacional. Al momento de su creación, el instituto dependía del entonces
Ministerio de Salud y Acción Social.186
Reforma institucional
Artículo principal: Plan para una Segunda República Argentina
El Plan para una Segunda República Argentina fue un conjunto de reformas políticas,
sociales e institucionales elaboradas en el año 1986 por el presidente Raúl Ricardo
Alfonsín. Este plan fue anunciado por cadena nacional la noche del 15 de abril de 1986,
ante los miembros del Consejo para la Consolidación de la Democracia. Estuvo integrado
por varios proyectos ambiciosos enviados al Congreso de la Nación que habrían significado,
dada su trascendencia, una refundación institucional del país, viniendo de allí el nombre.
Para concretar el proyecto el Congreso de la Nación sancionó la Ley N.º 23.512 y se creó el
Ente para la Construcción de la Nueva Capital Empresa del Estado (ENTECAP), que debía
diseñar y planificar la construcción de los edificios donde funcionarían los organismos
administrativos del Gobierno y las diferentes obras de infraestructura necesarias para el
asentamiento de población y evitar el impacto demográfico negativo en los habitantes de las
ciudades y pueblos ya existentes en el área federalizada.
El proyecto tuvo enorme rechazo de los sectores ligados a los intereses políticos y
económicos de la ciudad de Buenos Aires y de los medios de comunicación porteños, los
cuales lo tildaban de "costoso", "faraónico" e "innecesario". Este frente político anti-traslado
que se armó estaba integrado fundamentalmente por los sectores neo-conservadores, que
tenía entre sus principales líderes y referentes al ingeniero Álvaro Alsogaray, quien desde
un primer momento se opuso al traslado. Estos sectores hicieron todo lo que estaba a su
alcance para tirarlo abajo. También se abrió un gran debate sobre la eventualidad de que la
Ciudad de Buenos Aires retornara a la jurisdicción de la provincia de Buenos Aires, lo que
se resolvió con el artículo 6.º de la ley 23.512, el cual establecía la provincialización de la
Ciudad una vez que las autoridades federales estuvieran radicadas en la nueva capital y
que se debería convocar a una Convención Constituyente para organizar sus instituciones.
Esta ley fue el antecedente inmediato de la autonomía porteña actual. Cuando Carlos Saúl
Menem asumió la presidencia intentó continuar con el proyecto de traslado de la Capital,
pero posteriormente, presionado por los sectores conservadores con quienes se alió
políticamente, decidió anularlo disolviendo el ENTECAP, liquidando sus bienes y
propiedades. La ley de traslado fue derogada por el Congreso mediante la sanción del
Digesto Jurídico Argentino.
Quienes apoyaron el proyecto le han criticado a Alfonsín su falta de decisión política para
llevarlo adelante y no haber ejecutado actos que hicieran irreversible el traslado, "mediante
acciones de gobierno en Viedma, como firmas de decreto".nota 3El propio Alfonsín se
arrepientió de no haberlo hecho, cuando le respondió a un periodista: "No haberme ido,
aunque sea con una carpa, a Viedma como Capital. Ese fue un error grosero".188También
se critica a los funcionarios por él nombrados al frente del ENTECAP de dilatar los tiempos
haciendo estudios y maquetas y de diseñar un proyecto demasiado costoso, el cual les
daba argumento a los opositores de este. Este organismo además fue muy cuestionado por
funcionar más en Buenos Aires que en Viedma, donde debía tener su sede.
A pesar de haber sido anulado por el gobierno menemista, en muchas oportunidades Raúl
Alfonsín manifestó su anhelo de que algún gobierno retome el proyecto de Traslado de la
Capital. En 1990 se incluyó el tema en el punto III, que se refiere al Federalismo, de las
Bases de Acción Políticas de la Unión Cívica Radical, el cual dice: «Propiciar el
reordenamiento territorial y la desconcentración de la población. Implementar
oportunamente el traslado de la Capital Federal».
La Convención Constituyente de 1994, que surgió de la firma del Pacto de Olivos, introdujo
en el nuevo texto constitucional la posibilidad de trasladar la Capital Federal fuera de la
Ciudad de Buenos Aires y la provincialización de esta última, a través de los artículos 45.º y
129.º. El primero de éstos sostiene que «La Cámara de Diputados se compondrá de
representantes elegidos directamente por el pueblo de las provincias, de la ciudad de
Buenos Aires, y de la Capital en caso de traslado…»; y el segundo dice que «La ciudad de
Buenos Aires tendrá un régimen de gobierno autónomo, con facultades propias de
legislación y jurisdicción…», pero que «…Una ley garantizará los intereses del Estado
Nacional, mientras la ciudad de Buenos Aires sea capital de la Nación…».
Ciencia y tecnología
Esta sección es un extracto de Historia de la ciencia y la tecnología en Argentina § Primer
gobierno democrático.[editar]
La llegada de la democracia en 1983 eliminaría la persecución ideológica, pero las políticas
puestas en práctica por los distintos gobiernos siguieron siendo de involución, y no se contó
con un amplio proyecto de desarrollo integral. El vacío económico, político y cultural hizo
imposible una política científica realista. Terminó la fuga de cerebros por motivos políticos
pero recrudeció la debida a motivos económicos, debido a los continuos ajustes y falta de
oportunidades de trabajo.
La Asociación Civil Ciencia Hoy, entidad civil sin fines de lucro que divulga el estado actual y
los avances logrados en la producción científica y tecnológica de la Argentina y el Uruguay,
realizaba en la editorial de su revista, en 1998, el siguiente comentario:193
El INTI continuó con su declive, al que le sumó una gran inestabilidad institucional con
cuatro presidentes en menos de cinco años. Se destacó la gestión de Enrique Martínez,
quien abrió el INTI hacia la comunidad, buscó generar recursos propios y creó un régimen
de incentivos. Sin embargo, el instituto se vio inmerso en un lógica donde se encontraba
cada vez más alejado de la industria y sus necesidades. Por su parte el INTA comienza en
esta etapa a ampliar su campo de acción más allá de los cultivos propiamente dichos para
incluir a otros eslabones de la cadena agroindustrial.
Política exterior
Alfonsín es cofundador del Grupo de los Seis para promover la distensión y el desarme.
Junto con Olof Palme (Suecia), Julius Nyerere (Tanzania), Indira Gandhi (India), Andreas
Papandreu (Grecia) y Miguel de la Madrid (México).
Durante su gobierno realizó una serie de viajes internacionales, entre ellos a los Estados
Unidos, la Unión Soviética, China, España y Cuba. Mantuvo estrechas relaciones con el
gobierno democrático de Uruguay, encabezado por Julio María Sanguinetti, que asumió en
1985.
Alfonsín buscaba el apoyo de gobiernos amigos de Europa, como España, Francia, Italia.
Era recibido con honores, pero no hubo apoyo financiero: "el prestigio de Alfonsín era
enorme -cuenta Federico Storani, entonces presidente de la Comisión de Relaciones
Exteriores de la Cámara de Diputados- Nos aplaudían en todos lados. Mucha palmada,
mucha parola. Y poca guita".
Al respaldar la paz con Chile y la integración con el Brasil, la Argentina eliminó las dos
hipótesis de guerra más antiguas. En cambio, no reanudó relaciones con Gran Bretaña y
mantuvo el desarrollo misilístico, con el propósito de presionar a Gran Bretaña con el
Cóndor II, cuyo alcance incluía las Islas Malvinas. El propósito: retomar las negociaciones
para la recuperación del archipiélago por vía pacífica.
También imaginó el Grupo de Apoyo a Contadora, para impulsar junto con Brasil y otras
naciones sudamericanas un proceso de acercamiento en la crisis centroamericana y evitar
una intervención de Estados Unidos, que apoyaba a la contra nicaragüense. A
preocupación del gobierno de Alfonsín por promover mecanismos multilaterales y de
integración supranacional, lo llevó también a promover la integración comercial entre
Argentina y Brasil, uno de los casos de enfrentamiento internacional más persistentes del
mundo.195
Desde fines de 1982 y la elección de Franco Montoro como gobernador de São Paulo,
Alfonsín percibía el renacimiento de un proceso democrático en Brasil. Para su asunción,
Alfonsín invitó a Montoro, Ulisses Guimarães, Helio Jaguaribe, Fernando Henrique Cardoso,
y Fernando Gasparián. A mediados de la década, Alfonsín ordena a su canciller, Dante
Caputo, de iniciar el proceso de integración subregional. Así, a principios de 1985 Alfonsín
propuso al presidente electo del Brasil, Tancredo Neves, iniciar un proceso de integración
económica entre Argentina y Brasil “para fortalecer la democracia, afrontar la deuda externa
y posibilitar la modernización productiva”196que fue recibida con agrado por el mandatario
brasileño. Poco después Tancredo Neves falleció, pero su sucesor José Sarney adoptó con
entusiasmo el proyecto de integración, y autorizó al embajador Francisco Thompson Flores
una importante compra de trigo argentino en condiciones desventajosas, por razones
puramente políticas.197A partir de allí el proyecto de integración se desarrolló
vertiginosamente:
El 28 de julio de 1985, en una decisión sin antecedentes para su política exterior, Brasil
aceptó la propuesta argentina y se incorporó al Grupo de Apoyo a Contadora, junto a Perú y
Uruguay.
El 30 de noviembre de 1985 Alfonsín y Sarney suscribieron la Declaración de Foz de
Iguazú, piedra basal del Mercosur. En 2004, Argentina y Brasil resolvieron conjuntamente
que el 30 de noviembre se celebrara el Día de la Amistad Argentino-Brasileña.198
El 29 de julio de 1986 se firmó el Acta para la Integración Argentino-Brasileña. Mediante
este instrumento se estableció el programa de Integración y Cooperación entre Argentina y
Brasil (PICAB) fundado en los principios de gradualidad, flexibilidad, simetría, equilibrio,
tratamiento preferencial frente a terceros mercados, armonización progresiva de políticas y
participación del sector empresario. El núcleo del PICAB fueron los protocolos sectoriales
en sectores claves.
El 6 de abril de 1988 se firmó el Acta de Alvorada, mediante el cual Uruguay se sumó al
proceso de integración regional.
El 29 de noviembre de 1988 se celebró el Tratado de Integración, Cooperación y Desarrollo
entre Argentina y Brasil. El Tratado fijó un plazo de 10 años para la remoción gradual de las
asimetrías.
Complementariamente, durante el gobierno de Alfonsín, Argentina y Brasil dieron forma a
varios protocolos de integración, para sectores específicos, implementados por su
secretario de Industria y Comercio Exterior, Roberto Lavagna, posterior ministro de
Economía de los presidentes Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner.
En 1983, el papa presentó una segunda propuesta de solución (la primera había sido
rechazada por Argentina). Alfonsín estimó necesario entonces cerrar el conflicto aceptando
la propuesta de la Santa Sede. Como primera medida, Alfonsín firmó en la Ciudad del
Vaticano el 23 de enero de 1984 una Declaración Conjunta de Paz y Amistad en la que los
dos países se comprometían a alcanzar una solución “justa y honorable” para el conflicto,
“siempre y exclusivamente por medios pacíficos”.
Pero el gobierno alfonsinista evaluó que el momento más crítico iba a presentarse cuando la
propuesta de la Santa Sede fuera conocida, y los sectores nacionalistas comenzaran a
cuestionarla subrayando las pérdidas de soberanía frente a su reclamo máximo. El propio
Alfonsín realizó años después esta conclusión sobre las consecuencias de aquel Tratado:
Debemos mirar con orgullo y esperanza lo mucho que han progresado las relaciones entre
la Argentina y Chile a lo largo de los últimos 21 años, alcanzando niveles insospechados de
confianza mutua y cooperación. Desde aquellos difíciles primeros años, el camino
transcurrido ha sido muy grande y la relación con Santiago constituye ahora uno de los
pilares centrales e indispensables de la política exterior de nuestro país. Además, Chile
participa como país asociado al Mercosur y en forma plena en la Comunidad Sudamericana,
proyectos de integración que buscan unirnos en un destino común. La inmensa cordillera se
ha transformado en un nudo de unión, desde donde podemos mirar ilusionados al horizonte,
que nos anuncia un futuro mejor.
Raúl Alfonsín201
Consulta popular sobre la propuesta de la Santa Sede
Ello llevó a Alfonsín a tratar de crear un fuerte consenso interno que le permitiera aprobar la
propuesta de la Santa Sede y al mismo tiempo evitar el fortalecimiento de los militares
golpistas en ambos países. Existía el peligro cierto de que la mayoría peronista en el
Senado, presionada por la exigencia de defender la soberanía, rechazara la propuesta del
papa Juan Pablo II.
Alfonsín entonces, primero incluyó en el Acta de Coincidencias entre los partidos políticos
que se firmó el 7 de junio de 1984, un punto estableciendo que debía aceptarse la
propuesta que hiciera la Santa Sede. El Acta fue firmada por 16 partidos políticos, incluido
el peronismo, siendo rechazada por 4.nota 4
Pero fundamentalmente Alfonsín buscó generar un sólido consenso interno mediante una
consulta popular no vinculante, pero que presionara a los senadores. Si bien los principales
líderes del peronismo (Lúder, Cafiero, Carlos Menem, Lorenzo Miguel, Isabel Perón)
estaban a favor de aceptar la propuesta papal, la oposición a la misma había crecido y
sumaba a varios senadores peronistas como José Humberto Martiarena, Oraldo Britos,
Francisco Villada, Vicente Leónidas Saadi, Olijuela del Valle Rivas, Libardo Sánchez;
radicales como Ramón Vázquez; nacionalistas como Marcelo Sánchez Sorondo, Alfredo
Rizzo Romano, Alberto Asseff; socialistas como Alicia Moreau de Justo y Jorge Abelardo
Ramos, entre otros.
En esas condiciones se produjo el famoso debate televisivo entre Dante Caputo y Vicente
Saadi que tuvo un impacto decisivo para el triunfo del "SI" a la propuesta papal. El 25 de
noviembre de 1984 se realizó el plebiscito y triunfó el "SI" con un apoyo del 81,32%.202
Cuatro días después, el 29 de noviembre de 1984 se firmó el Tratado de Paz y Amistad con
Chile.
El Grupo de Cartagena
Cartagena (Colombia).
El gobierno de Alfonsín intentó crear mecanismos multilaterales, para tratar la cuestión de la
deuda externa, que permitieran a los países latinoamericanos actuar conjuntamente. La
heterogeneidad de los países latinoamericanos, y principalmente la decisión final de México
y Brasil de negociar bilateralmente, limitó considerablemente las posibilidades que abría una
acción conjunta. Sin embargo, los intentos de formar un “club de deudores” impulsados por
el gobierno de Alfonsín, anticiparían los procesos de integración subregional y regional que
se producirían en la década de 1990, y coaliciones multilaterales Sur-Sur, como el
Mercosur, la Comunidad Sudamericana de Naciones y sobre todo el Grupo de los 20.
Con ese objetivo el gobierno argentino impulsó el apoyo al Grupo Contadora, una iniciativa
de acción conjunta para promover la paz en Centroamérica que habían establecido
Colombia, México, Panamá y Venezuela en enero de 1983.
Con ese fin, el 29 de julio de 1985, en Lima, aprovechando el encuentro de presidentes para
asistir a la asunción del presidente Alan García, Argentina, Brasil, Perú y Uruguay
anunciaron juntos la creación del Grupo de Apoyo a Contadora (o Grupo de Lima). Ambos
grupos de países juntos fueron conocidos como el Grupo de los Ocho, y desempeñó un
papel muy importante en la pacificación de América Central. Particularmente importante fue
su actuación cuando los países centroamericanos adhirieron a las propuestas del Grupo de
los Ocho, el 14 de enero de 1986 mediante la Declaración de Guatemala.
Más adelante del Grupo de los Ocho amplió sus preocupaciones a otros problemas de
interés regional, abordando la situación de las islas Malvinas (exhortando a la negociación
entre Argentina y Gran Bretaña), la deuda externa y el proteccionismo de los países
desarrollados.
Disturbios en el interior
La precaria situación económica, la carestía de comida, y el alineamiento de muchos grupos
(en Rosario por ejemplo) con el gobernador opositor Víctor Reviglio y/o el vicegobernador
Antonio Vanrell, ambos del PJ fueron el caldo de cultivo perfecto para los disturbios de
Argentina de 1989. Sin confirmarse que estén relacionadas con la oposición del PJ o no, el
hecho es que las manifestaciones y saqueos de supermercados continuaron entre los
meses de mayo y junio, durante el último tramo de la administración radical, provocando
que el 29 Alfonsín ordenara el Estado de sitio para pacificar la situación; calmándose tan
pronto como habían comenzado luego del traspaso de mando, aún con hiperinflación
presente.
Los primeros disturbios comenzaron en Rosario -la tercera ciudad más grande de Argentina
tras el Gran Buenos Aires y el Gran Córdoba- cuando varias personas comenzaron a
demandar que algunos supermercados repartiesen comida gratuitamente. Rápidamente se
extendieron hacia otras ciudades, incluyendo el propio GBA. La propia reacción policial fue
más bien pasiva durante los dos primeros días, lo que contribuyó a la generalización de los
disturbios. Aún está abierto a discusión si es que dicha pasividad fue a propósito o si, por el
contrario, la policía fue tomada desprevenida y pronto se vio superada por la masiva
dimensión que alcanzaron los tumultos. Viendo lo difícil que sería atravesar los meses que
quedaban hasta la entrega del mando presidencial el 10 de diciembre en medio de este
contexto (y el creciente rechazo de sindicatos, empresarios y militares), Alfonsín anunció el
12 de junio de 198915que también se adelantaba el traspaso de mando para el 30 de ese
mes, siendo que originalmente estaba previsto para el 10 de diciembre. El anuncio agarró
desprevenido hasta al propio Menem, que no quería tomar el poder tan pronto, así que tras
negociaciones se acordó que el traspaso de mando sería el 8 de julio. Así pues, el 8 de julio
de 1989 Alfonsín entregó la presidencia a Menem y se dio el primer traspaso desde el
retorno de la democracia de dos presidentes elegidos democráticamente (si bien no se
cumplió completamente el mandato del saliente). No obstante, la hiperinflación continuó tras
la asunción de Menem, y recién se llegaría a niveles de inflación anteriores a mayo del '89
en febrero de 1991 (582%).9
Los dos candidatos con posibilidades de resultar elegidos eran el radical Eduardo Angeloz,
por la Unión Cívica Radical, y el peronista Carlos Menem, por el Partido Justicialista.
De acuerdo con encuestas de la época, hasta enero de 1989 la posibilidad de que la Unión
Cívica Radical volviera a ganar las elecciones tenía un serio fundamento. Sin embargo, con
el correr de los meses el empeoramiento de la recesión disminuyó la posibilidad de triunfo.
Con una situación día tras día peor, las presiones de sindicatos, empresarios y militares, y la
convicción de que debía que sacrificar su mandato para que la democracia se mantuviera
en Argentina, el 12 de junio de 1989 Alfonsín anunció que también la entrega de poder sería
en forma anticipada, el 30 de ese mes, en vez del 10 de diciembre como estaba
dispuesto.15Este anuncio sorprendió al mismo Menem, que no tenía en sus planes acceder
al poder tan pronto, así que se comenzaron negociaciones entre ambos. Finalmente, el 8 de
julio de 1989 se dio el traspaso de mando de Alfonsín a Menem, y se cumplió la primera
sucesión entre dos mandatarios constitucionales civiles de distintos partidos desde 1916.
A fines de ese año, el diario Ámbito Financiero de Buenos Aires publicó una nota de análisis
de las elecciones, titulada "Golpe de Mercado", donde golpeó a Alfonsín:
Esta Argentina democrática no quiere más golpes de Estado militares pero ha adoptado una
estrategia para defenderse de la demagogia de los políticos.
209
Con respecto a la hiperinflación, probaría ser difícil de apalear completamente, y continuaría
tras la asunción de Menem.
Pocos días después, al asumir como presidente Alfonsín presentó el Pacto al Comité
Nacional de la UCR. Si bien generó una importante discusión y la dura oposición de algunos
dirigentes importantes, como Fernando de la Rúa, el Comité Nacional aprobó el Pacto de
Olivos por un 75% de sus miembros.211
El Pacto de Olivos tuvo un impacto muy negativo sobre la UCR que en las elecciones de
convencionales constituyentes obtuvo el menor porcentaje de su historia hasta entonces
(19,9 %), y en las elecciones presidenciales de 1995 cayó aún más al 17,1 %, constituyendo
por primera vez en la historia la tercera fuerza (segunda fue el FREPASO). El desastre
electoral le costó a Alfonsín la presidencia de la UCR aunque permaneció en el Comité
Nacional como Secretario de Relaciones Internacionales. En esta función, gestionó en 1996
la incorporación de la Unión Cívica Radical a la Internacional Socialista.
El 23 de febrero, le tocaba hablar en San Nicolás de los Arroyos, en la puerta del comité
nicoleño de la UCR, en la calle Mitre, y allí se juntaron unos cinco mil correligionarios para
escucharlo. Ese día, recibieron amenazas de bomba el hotel y el comité, algo de rutina para
el expresidente. A las 22.20, Alfonsín inicia su discurso. Inexpresivo, un joven parado a un
costado del palco, a un puñado de metros del exmandatario, saca un revólver calibre 32
largo, apunta y dispara, pero gracias a un fallo en el tambor del arma no logró su cometido.
El histórico custodio de Alfonsín, Daniel Tardivo, se abalanzó sobre el expresidente, lo tiró al
piso y lo cubrió con su cuerpo. El expresidente, sin saber bien lo ocurrido, retomó el
micrófono y concluyó su discurso.212
El agresor de San Nicolás fue Ismael Edgardo Darío Abdalá y tenía 29 años. Había
trabajado en SOMISA y había tenido un breve paso por Gendarmería Nacional. En 1984
había dejado todo para incursionar en la iglesia mormona y predicar el evangelio en Buenos
Aires. "Delirio sistemático" fue la concisa descripción que la psiquiatra que trataba a Abdalá
le dio al juez de la causa, que se diluyó en esa insania mental y Abdalá fue internado. Dos
años después, se quitó la vida.212
Previo a este ataque, había sufrido otros dos intentos de asesinato. El primero fue durante
una visita protocolar en mayo de 1986, al Tercer Cuerpo del Ejército, en Córdoba. Fue
encontrada una bomba que detonaría cuando el presidente arribe al lugar. El atentado fue
descubierto e imposible de concretar.
Raúl Alfonsín había sufrido un gran número de amenazas de bomba durante su mandato,
pero ninguna se había concretado. El segundo intento de atentado contra su vida fue en
octubre de 1989, cuando ya había dejado la Presidencia. Fue un atentado sin previo aviso o
amenaza. En la casa del Alfonsín, localización asidua de reuniones políticas, se sintió un
fuerte estruendo que derribó varias paredes de la vivienda. Milagrosamente el presidente no
se encontraba en su hogar al momento de explotar la bomba. El hogar estaba vacío.213
La Alianza
Artículo principal: Alianza para el Trabajo, la Justicia y la Educación
La caída electoral de la UCR y la evidencia de que Menem buscaba un tercer mandato,
incluso forzando la letra de la nueva Constitución llevó a Alfonsín a acercarse al FREPASO.
El 3 de agosto de 1997, se concretó Alianza para el Trabajo, la Justicia y la Educación entre
el FREPASO y la UCR, en una reunión celebrada en la casa de Federico Polak, vocero y
portavoz de Raúl Alfonsín. Para dirigirla se constituyó una mesa de cinco miembros, El
Grupo de los Cinco (Raúl Alfonsín, Carlos «Chacho» Álvarez, Fernando de la Rúa, Graciela
Fernández Meijide y Rodolfo Terragno). La Alianza obtuvo un notable triunfo en las
elecciones parlamentarias de 1997, alcanzando el 45 % de los votos en todo el país y
ganando incluso en la Provincia de Buenos Aires, cuya lista de diputados nacionales
encabezó Graciela Fernández Meijide, figura ascendente en la política nacional desde el
FREPASO.
Alfonsín asumió entonces la dirección del Instituto Programático de La Alianza (IPA). Bajo la
dirección de Alfonsín, el IPA se organizó como un espacio abierto en el que cientos de
intelectuales, especialistas y activistas, de todas las tendencias y ámbitos de actuación,
participaron en la elaboración del programa de gobierno de la Alianza y un esquema de
nuevos paradigmas teóricos y políticos, guías para la acción, que sostuvieran una nueva
«cultura aliancista» de características socialdemócratas. La tarea de síntesis quedó a cargo
de Dante Caputo.215Sin embargo, finalmente, los candidatos de la Alianza, rechazaron las
propuestas programáticas del IPA y presentaron un programa alternativo más moderado. De
hecho la Alianza se presentó a las elecciones con dos programas, el que fuera elaborado
por el IPA bajo la dirección de Alfonsín, y el que fuera confeccionado por los candidatos
personalmente. Este desacuerdo llevó a Alfonsín a renunciar en febrero de 1999 a la
dirección del IPA, a la Comisión de Acción Política de la UCR y a la posibilidad de luchar por
la presidencia del Comité Nacional de la UCR.216
En 1998, el presidente Carlos Menem inició una confusa campaña para que se permitiera
su tercer mandato, que incluía la posibilidad de un plebiscito o una autorización especial de
la Corte Suprema. Ante ello Alfonsín reaccionó advirtiendo de que en ese caso la Alianza
llamaría a la desobediencia civil, porque implicaría un golpe institucional. Decía entonces:
El tema es de una importancia extraordinaria, porque significa terminar con las instituciones
de la Nación, transformar un gobierno democrático en un gobierno de facto… con el pacto
(de Olivos) el Presidente dio su palabra. No es un asunto personal, pero es evidente que yo
fui protagonista. Por eso me siento traicionado.217
Finalmente, el 10 de marzo de 1999, la Cámara de Diputados declaró que Menem no podía
ser reelecto nuevamente.218
Durante el gobierno de la Rúa, Alfonsín mantuvo un rol de intermediario entre las diversas y
heterogéneas fuerzas que componían la Alianza, con el fin de preservar su unidad. Sin
embargo, a medida que el presidente De la Rúa acentuaba su alianza con los sectores más
conservadores, Alfonsín fue tomando distancia del gobierno.
En las elecciones parlamentarias de octubre de 2001 resultó elegido senador por la minoría
de la provincia de Buenos Aires.
2002-2008
Alfonsín en 2003.
El 20 de diciembre de 2001, en medio de una crisis económica y de agitación social —que
incluyó el llamado «cacerolazo»—, el presidente De la Rúa presentó su renuncia. Alfonsín,
como senador, apoyó la elección como presidente provisional de Eduardo Duhalde, para
luego renunciar a su banca en julio de 2002. Roberto Lavagna, Ministro de Economía de
Duhalde y Kirchner (hasta 2005), había sido en su momento secretario de Comercio
Exterior de Alfonsín por un breve período. Durante su período como senador, Alfonsín
colaboró activamente con el gobierno provisional, y fue él quien le aconsejó a Duhalde que
pusiera a Lavagna como Ministro de Economía.
El 24 de marzo de 2006, al cumplirse 30 años del golpe militar de 1976, Alfonsín encabezó
un acto frente a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), en el que reivindicó el rol de
su gobierno en el juicio a las juntas y su política de derechos humanos, y cuestionó al
gobierno de Néstor Kirchner, por la modificación no consensuada de la ley del Consejo de la
Magistratura.219
En 2008, Alfonsín, aquejado de una grave dolencia, fue sometido a tratamiento en los
Estados Unidos. El 2 de julio del mismo año, la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires
lo nombró ciudadano ilustre, reconociéndolo por «su aporte permanente a la democracia y
los derechos humanos».220Esa misma noche, se realizó el acto de homenaje en el Teatro
Argentino de La Plata, en donde más de 4000 personas le agradecieron por su inagotable
defensa de los derechos humanos y la democracia.
Ese mismo año, el 1 de octubre en un homenaje dirigido por la presidenta Cristina Kirchner
al cual asistieron más de 400 personas se inauguró un busto en su honor en el Salón de los
Bustos de la Casa Rosada.221
Masonería
Alfonsín perteneció también a la masonería. Este dato había sido revelado en 2021 por uno
de los principales divulgadores de la masonería en la Argentina, el profesor Antonio Las
Heras, y en 2022 fue confirmado por Pablo Lázaro, Gran Maestre de la Gran Logia de la
Argentina de Libres y Aceptados Masones.222223El 31 de marzo de 2022, al cumplirse un
nuevo aniversario de su muerte, el mismo Lázaro, desde la página oficial de la Gran Logia,
publicó la siguiente declaración: "El aniversario de su paso al O:.E:. es una gran oportunidad
para compartir con todos la pertenencia del ex Presidente de la Nación a la Logia
Independencia, en la que compartió los trabajos con otros HH:. identificados con la causa
de los Derechos Humanos, la libertad, la Democracia y la Justicia como Simón Lázara, cuya
labor es valorada y recordada permanentemente. La Masonería argentina rinde homenaje a
un hombre, un presidente y un Hermano que engrandece nuestra Orden".224Ese mismo
año, al cumplirse otro aniversario de su asunción presidencial, el 10 de diciembre, la Gran
Logia organizó un homenaje a Alfonsín en el cementerio de la Recoleta. En el mismo tomó
la palabra Eduardo Lázara, en su cargo de Gran Segundo Vigilante, y pronunció un discurso
sobre la obra de gobierno 1983-1989 y la importancia que tuvieron en ella masones como
Alfonsín y Dante Caputo. Según expresó, "Alfonsín compartía trabajos masónicos en la
Logia Independencia, la cual también estaba compuesta por otras personalidades que
tenían alto compromiso con la defensa de los derechos humanos, la vida democrática, y la
construcción de la República".225
Fallecimiento
Artículo principal: Funeral de Raúl Alfonsín
Cartel colocado en homenaje a Alfonsín en la casa de la Unión Cívica Radical en la ciudad
de Córdoba.
El Gobierno de la Argentina decretó tres días de duelo nacional por el fallecimiento y sus
restos fueron velados desde primeras horas del 1 de abril de 2009 en el Salón Azul del
Congreso Nacional al que concurrieron además de autoridades y políticos de distintos
partidos un número aproximado de 80 000 personas que debió esperar en fila entre cinco y
seis horas. Entre las autoridades políticas que participaron del acto se encontraban los
expresidentes Carlos Menem, Fernando De la Rúa, Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner; la
presidenta Cristina Fernández no pudo estar presente por encontrarse en la Cumbre del
G-20 de Londres. Al día siguiente fueron llevados en una cureña militar escoltada por el
Regimiento de Granaderos a Caballo al Cementerio de la Recoleta, en Buenos Aires.226
Los restos del expresidente descansaron provisoriamente en la bóveda de los caídos en la
Revolución del Parque hasta que el 16 de mayo fueron trasladados a un monumento
individual en el mismo cementerio en un lugar construido sobre mármol gris y beige, donde
hay una cruz en lo alto y un luminoso vitraux por el que entra una luz tenue. La frase del
preámbulo de la Constitución Nacional que él solía repetir durante la campaña presidencial
está grabado sobre un mármol, como reseña de sus intenciones y legado: «… Con el objeto
de constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer la
defensa común, promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad para
nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar
el suelo argentino…». 227
Homenajes
En abril de 2018, la Fundación Konex otorgó el premio «Konex de Honor» a Raúl Alfonsín
por considerarlo una personalidad de relieve sobresaliente fallecida en la última década.230
En los años posteriores a su muerte, creció la valoración positiva de Raúl Alfonsín y recibió
múltiples homenajes en todo el país. En distintas ciudades se inauguraron estatuas y bustos
en su honor: La Plata, Vicente López, Mar del Plata, Chascomús, Dolores, San Juan,
Córdoba, Chubut, entre otras localidades.