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El argumento se ve corroborado por el hecho de que Fernández de
Oviedo remite al lector al Libro de los na~tf¡yagios escribiendo que encon-
trará allí tan asombrosos acontecimientos que "se os quite el desseo de na-
vegar" (Q1ti1Jq1tagenas, 9, citado por Gerbi, 347).
FERNÁNDEZ DE OVIEDO: HISTORIOGRAFÍA E IDEOLOGÍA 369
sabrá comprchencler tanta cliversiclacl ele lenguas, ele hábitos, ele costumbres
en los hombres clestas ínclias? ¿ Tanta variedad ele animales, así domésticos
como salvajes y fieros?", cte., etc. (1, 8 ; P), y reflexiones como "Agora
peor está esta tierra que el arca ele Noé, sin comparación" (III, 355/
XX IX, 34). Cf. mi artículo ele 1992, 103 y sig.
370 BOLETÍN DE LA R EAL ACADEMIA ESPAÑOLA
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Arrom, 122; cf. Gerbi, 347. En este contexto hay que mencionar a
Martínez, 1983, quien se sirve de este libro para ilustrar las vicisitudes de
los viajes marítimos de la época.
5 Fernández de Oviedo basa su relato en una carta que Alvar Nllñcz,
zeitigen ... damit erweisen sich die betreffenclen Handlungen einfach als in
Praxis umgesetzte dynamistische Weltauffassung'" (Herde.rs theologisches
Tascheule:rikon, artículo "Magie"; la cita en la cita proviene de A. Ber-
tholet). En lo que sigue, el artículo habla de la "Automatik cler Kraftwir-
kung" que caracterizaría la magia, para terminar con las palabras:
"Zugleich aber wird das Kategoriale, vom Begriff bis zum Kult, immer
wieder - in 'Kleinglauben' - magisch verdinglicht und verfügbar gemacht
(rationalistisch wie irrational). So ist die stets neue Aufgabe von Glaube
und Religion die 'Unterscheidung cler Geister', die standige, so behutsame
('gedulclige') wie unerbittliche Selbstkritk in der Selbsreinigung von
Magie".
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Cf. Lévi-Strauss, 1973-1974, 11, 183-266 (" Magie et religion "); Mali-
nowski, 1973, 71-74 ("Magie und Religion"); Malinowski, 1978, II, 213-
250 (" An Ethnographic Thcory of the Magical Word "); Dur kheim, 1981,
69-75.
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como son los que por sí mismo obra Satanás cuando, sin
ser visto, habla o hace algo, como cuando aflige a alguno
con una enfermedad y le sana, cuando llueve sangre, car-
ne; cuando en el aire hace combatir ejércitos contrarios, o
cuando, luego de tomar un cuerpo aereo, se hace visible a
los hombres, con1,o muy a menudo en ese Nuevo Mundo
recién descubierto y antes en la Canaria y en las célebres
islas Afortunadas 9 .
Pero el efecto ele la sangre de las tortugas dura poco, la sed torna
a torturar a los náufragos, volv iéndose cada vez más intolerable.
Durante doce largos días, todos rezan muchas horas, sin que Dios
atienda su s plegarias. Finalmente, Santa Ana se aparece a una
niña antes de que ésta muera y le revela que encontrarán agua
en otra isla cercana. Los hombres navegan en un batel a esta otra
isla en la que encuentran realmente una fuente. Per o otra vez la
esperanza en la salvación se convierte en desesperación, puesto
que el agu a es salada y por e nde imbebible. Sólo Zuazo no pierde
la esperanza y convence a su gente que es por su s pecados y su
poca fe que no encuentran agua dulce. Por ello les ordena que se
confiesen los unos a los otros, y que voten castidad por un año,
lo que hacen todos con la excepción de tres que votan castidad
perpetua. Es entonces que empieza la parte propiamente mágica:
ellos también saben que sus estatuas e imágenes están hechas por
hombres y tan sólo representan a sus dioses. Zuazo se ve desam-
parado ante esta argumentación, y sólo después de una oración
interior encuentra la respuesta adecuada y decisiva: los cristia-
nos adoran a Dios y son conscientes de que los santos han sido
creados por él; los indios, por el contrario, no saben que sus
dioses son creados por Dios y, lo que es más, adoran a criaturas
que se habían rebelado contra Dios y se habían convertido en
diablos y demonios, lo que se manifiesta en el hecho de que exi-
gen sacrificios humanos, mientras que el Dios cristiano les pide
a los hombres nada más que adoración y amor. Este argumento
convence a los sabios, quienes prometen al licenciado Zuazo con-
vertirse a la fe católica con toda su gente. Para terminar, le pi-
den que les dé
BI ULIOGRAFÍA.