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FUNDAMENTOS DE LA RMN

INTRODUCCIÓN

EVOLUCION TECNOLÓGICA DE LA RM
La resonancia magnética (RM) se ha convertido en una técnica de obtención de imágenes funda-
mental, incluida en múltiples protocolos diagnósticos, debido en gran parte a que no utiliza
radiaciones ionizantes. No obstante, es una de las técnicas que conlleva mayores dificultades
conceptuales debido a sus complicados principios físicos, los cuales se describen en los
diferentes apartados que componen este capítulo. Pero antes de emprender la andanza por sus
fundamentos, es esencial echar la vista atrás en un breve recorrido histórico por quienes
contribuyeron en el desarrollo de la RM tal y como se la conoce hoy en día.
Uno de los cimientos no sólo de la RM, sino también de la tomografía computarizada y de gran
parte de la tecnología actual, es la transformada de Fourier, expresión perteneciente a la obra
Théorie analytique de la chaleur publicada en 1822 por el famoso matemático francés Jean
Baptiste Joseph Fourier, más de un siglo antes de que Bloch y Purcell, considerados por algunos
los padres de la RM, fueran galardonados en 1952 con el Premio Nobel en Física.
Otro concepto fundamental, que ya desde 1920 empezaron a plantear varios físicos, es el del
espín nuclear. Uno de estos físicos, Wolfgang Pauli, propuso su existencia y la del momento
magnético del protón en un intento de explicar la estructura hiperfina del espectro atómico. En
1940, Félix Bloch publicó un método cuantitativo para medir el momento magnético del núcleo,
pero la Segunda Guerra Mundial interrumpió de forma temporal las investigaciones en este
campo.Una vez finalizada la guerra, dos grupos independientes de investigadores capitaneados
por el físico Félix Bloch (Universidad de Stanford) y el ingeniero eléctrico Edward M. Purcell
(Universidad de Harvard) retomaron sus anteriores trabajos sobre la medición de la resonancia
magnética en materia condensada. Ambos investigadores llegaron a conclusiones similares, y
describieron que algunos núcleos atómicos colocados en un campo magnético y estimulados con
una onda de radiofrecuencia son capaces de absorber energía. Posteriormente estos núcleos
liberan la energía excedente, transmitiendo así ondas de radio que pueden ser captadas
mediante una antena; precisamente en esto se basa la imagen por RM. Los dos trabajos se
publicaron simultáneamente y obtuvieron un gran reconocimiento que les sirvió para ganar el
Premio Nobel.En las dos décadas siguientes varios científicos partieron de este punto para
realizar progresos significativos en la aplicación de la RM en medicina, estudiando los tiempos
de relajación en sangre y músculo, el concepto de difusión y la adquisición de señales en modelo
animal. Entre ellos, el médico estadounidense Raymond Damadian demostró en su trabajo
"Tumor detection by nuclear magnetic resonance", publicado en la revista Science en 1971, que
los tiempos de relajación del agua presente en tumores de hígado y riñón de ratas diferían de los
del tejido normal, resultados que posteriormente corroboró en tejido humano.

En 1973, Paul Lauterbur (Universidad de Nueva York) planteó la codificación espacial de la señal
aplicando gradientes magnéticos en tres planos; gracias a ello consiguió las primeras imágenes
tomográficas de objetos obtenidas mediante técnicas de RM. De forma simultánea, el físico
inglés Peter Mansfield hizo una descripción matemática de la transformación de una señal tem-
poral en una representación espacial e introdujo el concepto del espacio K. Estos hallazgos
revolucionaron el mundo de la imagen, trazando el camino a seguir por otros investigadores. Así
por ejemplo, Vahan Damadian construyó en 1976 un tomógrafo de RM de cuerpo entero, publicó
en Science la primera imagen de un tumor en una rata y años más tarde reconstruyó la imagen
de un tórax, y en 1979 Bill Moore obtuvo las primeras imágenes tomográficas de la cabeza. Por
estos trabajos y su posterior trascendencia, Peter Mansfield y Paul C. Lauterbur fueron
galardonados con el premio Nobel de Fisiología y Medicina en 2003, quedando al margen
Damadian, motivo de gran polémica.
El primer equipo para obtener imágenes por RM se instaló en 1981, y en 1983 el American
College of Radiology consideró la RM como una técnica estándar en el campo del diagnóstico
clínico. A partir de entonces las grandes compañías comerciales vieron el potencial de la RM,
hecho que aceleró los estudios en nuevas técnicas y equipamiento. Así, en 1986 Herningy su
equipo empezaron a desarrollar las secuencias rápidas denominadas spin eco y casi
simultáneamente, las aún más rápidas eco de gradiente.
Desde ese momento hasta la actualidad, la evolución tecnológica en el ámbito de la RM no ha
tenido pausas, y cada vez las máquinas son más potentes, los estudios más rápidos, la
resolución más precisa y los cortes más finos.

Lic. en Producción de Bioimágenes Weber Sergio O.


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LA FÍSICA DE LA RM

El objetivo de este apartado consiste en realizar una breve introducción de la física básica de la
RM, en un intento de aprender de forma sencilla los mecanismos mediante los cuales se
obtienen las imágenes, algo fundamental en una técnica en la que la imagen cambia
drásticamente dependiendo de cómo se lleve a cabo la adquisición de datos. Para empezar, es
preciso familiarizarse con la definición de RM e ir desarrollando a posteriori algunos conceptos
más específicos. La RM es un fenómeno físico fundamentado en las propiedades mecánico
cuánticas de los núcleos atómicos y se basa en la inducción de transiciones entre diferentes
estados de energía. Ocurre al someter partículas (electrones y protones) de núcleos atómicos de
número impar a un potente campo magnético, de forma que éstos puedan absorber
selectivamente energía en la frecuencia de ondas de radio (8 a 130 MHz) dentro del espectro
electromagnético.
Por otro lado, la imagen por RM en medicina es una técnica diagnóstica en la que se introduce al
paciente en un campo magnético creado por un gran imán y mediante la aplicación de ondas
electromagnéticas se consigue la "resonancia" de los núcleos de sus átomos y posteriormente se
recoge la energía liberada en forma de señal. Dado que los distintos tejidos devuelven una señal
específica, ésta se puede transformar en una imagen tomográfica si es tratada adecuadamente,
obteniendo imágenes de gran precisión de las distintas partes del cuerpo.
La RM es una interacción entre un campo magnético externo, ondas de radiofrecuencia y
núcleos atómicos. Cuando se somete a un cuerpo a un campo magnético y posteriormente se lo
estimula mediante ondas electromagnéticas (ondas de radiofrecuencia), se consigue la
resonancia de los núcleos de sus átomos. La base de la obtención de imágenes radica en
medir la energía liberada y el tiempo en que vuelven a su estado de relajación una vez que dejan
de estar estimulados.

Propiedades de la materia. Diamagnetismo y paramagnetismo


Según el comportamiento de un material al ser sometido a un campo magnético, se puede clasi-
ficar en tres categorías: paramagnético, diamagnético y ferromagnético.
Los materiales paramagnéticos son débilmente atraídos hacia la zona más intensa del campo
magnético. Éste alinea todos los momentos magnéticos ya existentes que componen el material,
produciendo un momento magnético global que se suma al del campo magnético.
Los materiales diamagnéticos son aquellos que son débilmente repelidos hacia las regiones de
menor campo magnético. Cuando se introduce un material diamagnético en un campo mag-
nético, se induce en él un momento magnético de sentido opuesto al campo.
Por último, los materiales ferromagnéticos son fuertemente atraídos hacia la zona de mayor
intensidad del campo.

Campos magnéticos y electricidad


Gran parte de los fenómenos observables en la naturaleza se pueden entender en forma de
interacciones entre fuerzas, como es el caso del electromagnetismo. De forma resumida, esta in-
teracción se basa en el hecho de que los campos magnéticos se generan por partículas
cargadas eléctricamente, que están en movimiento.
La carga eléctrica es una propiedad intrínseca y fundamental de las partículas elementales que
forman la materia. Habitualmente, la materia posee el mismo número de cargas positivas que
negativas, por lo que es neutra. Un cuerpo está cargado eléctricamente cuando posee un exceso
de carga en uno u otro sentido, siendo entonces capaz de ejercer una fuerza eléctrica con otros
cuerpos cargados (las partículas con cargas iguales se repelen y con carga contraria se atraen).
Cuando además estas partículas se encuentran en situación de movimiento, aparece la fuerza
magnética.
Toda fuerza lleva asociado un campo. Se habla en este contexto de campo magnético y campo
eléctrico. Tanto las fuerzas como sus campos asociados son magnitudes vectoriales y para ser
definidas necesitan una magnitud, una dirección y un sentido. La carga es el elemento básico del
campo eléctrico, mientras que el dipolo o momento dipolar magnético lo es para el campo
magnético. El momento magnético es un vector perpendicular a la dirección del movimiento que
tienen las cargas que lo han generado. Un ejemplo de ello son los electrones girando en torno al
núcleo.

Lic. en Producción de Bioimágenes Weber Sergio O.


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Como se verá en el siguiente apartado, el núcleo del átomo se comporta como un campo
magnético similar al de un imán en barra debido a sus protones con carga positiva (fig 1.1),
mientras que los electrones girando a su alrededor representan el momento magnético.
Los campos magnéticos se miden en unidades conocidas como teslas (T).

Figura 1.1 Esquema de campo magnético de un imán

Núcleo atómico. Núcleo de hidrógeno


El átomo está formado por tres partículas elementales: los protones y los neutrones, que se
encuentran en una pequeña región central denominada núcleo, y los electrones, que giran en
tomo al núcleo en un área hasta 10.000 veces mayor, la llamada corteza. Sin embargo,
prácticamente toda la masa del átomo se concentra en el núcleo, y se llama número másico al
número total de protones y neutrones.
Los protones poseen carga positiva y los electrones, negativa; por eso, al estar formados por el
mismo número de protones que de electrones, los átomos son eléctricamente neutros. El número
de protones que tiene un átomo es el número atómico. Los átomos con el mismo número
atómico determinan un elemento químico, mientras que el número de neutrones varía en los
distintos isótopos que existen de un elemento. El elemento más simple es el hidrógeno, que está
formado únicamente por un protón y un electrón.

• Para la obtención de imágenes en RM se utilizan los átomos de hidrógeno, en cuyo


núcleo sólo hay un protón, ya que son los más abundantes en el cuerpo humano.

En el cuerpo humano hay gran cantidad de átomos de hidrógeno, debido a su alta proporción en
agua. El núcleo del átomo de hidrógeno contiene un único protón, que gira de forma constante
alrededor de su eje, actuando como una carga eléctrica en continuo movimiento. Este
movimiento intrínseco del protón se llama espín y es la base del magnetismo del núcleo (fig 1.2).

Figura 1.2 Esquema representativo del espín de un protón

• El espín nuclear es una característica intrínseca del núcleo de hidrógeno. Consiste


en que el protón gira de forma continua alrededor de su eje, comportándose, así
como un pequeño imán.

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Cuando el átomo de hidrógeno no se ve sometido a una fuerza externa, muestra una disposición
totalmente aleatoria, apuntando en cualquier dirección del espacio; así globalmente existe una
anulación mutua y se da un equilibrio electromagnético (fig 1.3).

Figura 1.3 distribución aleatoria en un conjunto de átomos de hidrogeno sin someterlos a


un campo magnético

Los estudios de imagen por RM se basan en el comportamiento de estos núcleos de hidrógeno


bajo la influencia de campos magnéticos externos. Cuando se somete a un paciente a un campo
magnético, los protones de los átomos de hidrógeno presentes en los tejidos, que se comportan
como pequeños imanes, se alinean con dicho campo magnético, unos en paralelo y otros en anti
-paralelo (fig 1.4).

Figura 1.4 Distribución orientada en paralelo y anti-paralelo de los átomos de hidrogeno


sometidos a un campo magnético

Una vez alineados, son estimulados con una onda de radiofrecuencia y cambian su orientación,
es decir, los protones entran en resonancia. Al interrumpir la onda de radiofrecuencia, los
núcleos liberan energía en forma de onda electromagnética y vuelven a su situación inicial,
proceso que se conoce como tiempo de relajación. Este tiempo de relajación y las diferencias en
la densidad de protones presentes en los tejidos determinarán la intensidad de la señal.

Movimiento de precesión
Ya se ha descrito cómo los protones se alinean con un movimiento sobre su propio eje al so-
meter al organismo a la presencia de un campo magnético externo. Este proceso de alineación
se acompaña de un movimiento similar al de una peonza, es decir, no gira en una posición
vertical exacta, sino que en el extremo del eje dibuja una circunferencia en torno a la dirección
del campo magnético hasta que consigue alinearse con él. Este fenómeno se conoce como
movimiento de precesión (fig 1.5) y se produce por la interacción del campo magnético externo y
el campo magnético nuclear.
En presencia de un campo magnético externo, los protones se alinean con éste siguiendo un
movimiento de precesión similar a una peonza, resultado de la interacción del campo magnético
nuclear y el campo magnético externo.

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Figura 1.5 esquema grafico del movimiento de precesión de un protón


Ecuación de Larmor
Como se ha dicho anteriormente, cuando se coloca a un paciente en un campo magnético
externo, los protones se alinean con dicho campo en un movimiento de precesión y a una
determinada velocidad angular, denominada frecuencia de precesión de Larmor. Para poder
perturbar estos protones, el pulso de radiofrecuencia que se envíe debe ser de la misma
frecuencia que la frecuencia de precesión que tienen, y para' ello se utiliza la ecuación de
Larmor, resultante del producto de dos parámetros:
w = Bo y
Donde w es la frecuencia de precesión en mega-hercios (MHz), Bo es la fuerza del campo mag-
nético externo (T) y y es la constante o relación giromagnética, característica para cada núcleo,
que se mide en MHz/T (en el caso del hidrógeno es de 42,5 MHz/T).

• Los protones alineados pueden absorber energía cuando son expuestos a


ondas de radiofrecuencia, siempre que éstas tengan la misma frecuencia de
precesión que los protones, lo que se puede calcular con la ecuación de
Larmor.

Estados energéticos. Protones en paralelo y antiparalelo

En un campo magnético, los protones pueden tener dos estados energéticos:


1. estado paralelo o estado de baja energía, en el que los protones se encuentran alineados
con el campo magnético externo, y
2. estado antiparalelo o estado de alta energía, en el que los protones han sido estimulados
por ondas de radiofrecuencia (a la frecuencia de Larmor) y han absorbido energía.
El vector de magnetización de los protones paralelos tiene el mismo sentido que el del campo
magnético externo, mientras que el de los antiparalelos tiene el sentido opuesto. Los protones se
reparten casi de forma equitativa entre el sentido paralelo y el antiparalelo, pero siempre existe
un pequeño exceso de protones en paralelo, es decir, en estado de baja energía. Aunque esta
diferencia es muy pequeña (como ejemplo, en un campo magnético de 0,5 T y a temperatura
corporal es de 2 por millón), hace posible la producción de señal en RM. La separación entre los
dos niveles de energía -paralelo y antiparalelo- es proporcional al campo magnético, siendo la
señal de resonancia magnética mejor cuanto mayor sea el campo magnético aplicado.

• Dentro de un campo magnético, los protones se reparten en estado paralelo y


antiparalelo, con un pequeño exceso en estado paralelo o de baja energía.

La descripción anterior es válida desde el punto de vista del átomo y ayuda a entender qué
ocurre a escala macroscópica.

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MAGNETIZACIÓN LONGITUDINAL
En RM se trabaja con el momento magnético total, que resulta de la suma de todos los mo-
mentos magnéticos individuales de cada núcleo. En ausencia de campo magnético, los protones
se distribuyen uniformemente, lo que supone la anulación de sus fuerzas. Recuerde que los
protones se alinean con el campo magnético externo al que están sometidos y que habrá más
protones en sentido paralelo. El exceso de protones en paralelo origina un vector de
magnetización o momento magnético (M), cuya magnitud es directamente proporcional a la
intensidad del campo magnético externo y tiene su misma dirección. Este vector se conoce como
magnetización longitudinal, que precesiona sobre el eje del campo magnético externo a la
frecuencia de Larmor (fig1.6).

• La magnetización neta en equilibrio es paralela al eje z del campo magnético


externo y se conoce como magnetización longitudinal.

El valor de este vector depende de la densidad de protones, de modo que cuantos más protones
haya en el tejido estudiado, mayor será su valor.

APLICACIÓN DE PULSOS DE RADIOFRECUENCIA

Cuando los protones se encuentran en estado de equilibrio, alineados con el campo magnético y
formando el vector de magnetización longitudinal, se puede utilizar este vector para obtener la
señal de RM, pero no se puede cuantificar porque está en paralelo a las líneas del campo
magnético externo. Para hacerlo, se necesita cambiar su posición, lo que se consigue enviando
un pulso de radiofrecuencia.
Existen dos tipos de pulsos de radiofrecuencia:

1. un pulso de 90°, que hace que el vector de magnetización longitudinal (z) gire en transversal
hacia el eje xy (fig 1.7)
2. un pulso de 180", que hace que la magnetización gire hacia el eje z pero en sentido opuesto a
la dirección del campo magnético principal (fig 1.8).
Pero no todo pulso perturba a los protones. Como ya se ha comentado al hablar de la ecuación
de Larmor.

Figura 1.7 pulso de radiofrecuencia a 90° sobre el vector de magnetización longitudinal.

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pulso de radiofrecuencia a 180° sobre el vector de magnetizacion longuitudinal

El pulso de radiofrecuencia debe tener la misma frecuencia de precesión que los protones. En
este caso los protones son capaces de captar energía y pasar de estar en paralelo con respecto
al campo magnético a estar en antiparalelo, que es un estado de mayor energía, entrando así en
resonancia. Cuanto más fuerte y más prolongado sea el pulso de radiofrecuencia, más protones
girarán.
Cuando los protones se desplazan del estado de baja energía al de alta energía, lo hacen por un
doble movimiento de precesión llamado movimiento de nutación; al desplazarse describen un
ángulo de rotación o slip angle (fig 1.9) y se dice que los protones o espines están en fase.

MAGNETIZACIÓN TRANSVERSAL

Figura 1.9 representación del ángulo de nutación (slop angle)

La RM puede detectarse sólo si se crea una magnetización transversal, perpendicular a la


longitudinal, que es rapaz de inducir una tensión a una bobina receptora
Si se aplica un pulso de radiofrecuencia ron 90° que además gire de forma sincronizada ron los
espines en precesión, se logrará que el vector de magnetización longitudinal se aparte de su
orientación de equilibrio. Cuando la onda de radiofrecuencia es capaz de inducir en la
magnetización neta un giro de 90°, la magnetización longitudinal se convierte en transversal
(fig.1.10).
Un pulso de radiofrecuencia en la frecuencia de Larmor reorienta la magnetización longitudinal
hacia el plano transversal, magnetización que podemos detectar.

RELAJACIÓN TRANSVERSAL Y RELAJACIÓN LONGITUDINAL


Cuando cesa el pulso de radiofrecuencia, los protones que han captado energía comienzan a
ceder la energía excedente para volver al estado de equilibrio, fenómeno que se conoce como
relajación, la relajación no es un proceso espontáneo, sino que necesita que las estructuras del

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entorno sean capaces de absorber esa energía, es decir, se produce un trasvase de energía de
los protones a las moléculas de su alrededor.
Esta cesión de la energía sucede de dos formas de manera simultánea. Por un lado, los
protones pierden la fase de precesión y, por otro, vuelven a alinearse ron el campo magnético en
sentido paralelo. Se denomina relajación longitudinal, relajación TI o relajación espín-red al
fenómeno de realineamiento en paralelo ron el eje z. El fenómeno de pérdida energética en el
plano x-y se denomina relajación transversal o relajación espín-espín, y está relacionada sobre
todo con la pérdida de fase de los protones.

Figura 1.10 incidencia de la radiofrecuencia sobre la magnetización longitudinal para


convertirla en transversal.

El retorno al equilibrio indure modificaciones en el campo magnético capaces de producir una


señal eléctrica que puede ser recogida por una antena receptora y obtener así las imágenes de
RM. Esta señal eléctrica se conoce como Free Induction Decay (FTD) y es una señal sinusoide
amortiguada.
Estudiando la señal de la relajación y mediante los parámetros T1 yT2, se puede obtener
información sobre la densidad de los protones y el medio en el que se encuentran.

T1-T2
Cuando cesa el pulso de radiofrecuencia, la energía absorbida por los protones se libera al
medio, pasando éstos a un estado de menor energía y recuperando la magnetización
longitudinal. Esta recuperación es diferente para cada tipo de tejido, ya que no todos los
protones se relajan al mismo tiempo porque se encuentran en distintas estructuras moleculares.
El T1 de un tejido se define como el tiempo que tarda en recuperarse el 63% de su
magnetización longitudinal.
Cuanto más corto sea el T1 de un tejido, es decir, cuanto menos tiempo tarden los protones de
sus moléculas de hidrógeno en volverá su estado de reposo y recuperar su vector de
magnetización longitudinal, más hiperintenso se visualizará. Un ejemplo es la grasa, que tiene un
T1 corto, lo que hace que se muestre ron mayor intensidad, más brillante; otro ejemplo es el
hígado, que tiene un TI más corto que el bazo, por lo que la señal del hígado será más intensa
que la del bazo.
En el cerebro, el líquido cefalorraquídeo tiene un T1 muy largo, ya que los protones de sus
moléculas de hidrógeno tardan más en volver a su estado de reposo. Esto se traduce en una
señal poco intensa. Por otro lado, como la sustancia gris tiene un T1 más largo que la sustancia
blanca, se puede ver la sustancia gris hiperintensa con respecto a la sustancia blanca.
El tiempo de relajación T2 de un tejido se define romo el tiempo que tarda en perderse el 63%
de la magnetización transversal o, lo que es lo mismo, el tiempo que tarda en recuperarse el
37% de su valor inicial. El T2 mide por tanto el tiempo que los protones permanecen en fase
después de un pulso de radiofrecuencia. Este desfase se ve favorecido por los pequeños
cambios magnéticos de los núcleos vecinos de cada protón. El T2 también se denomina relaja-
ción espín-espín, porque los protones pierden la coherencia de fase, dejando de precesar sin-
crónicamente.

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El agua tiene un T2 largo; por lo tanto, todos los tejidos con componente líquido tendrán una
señal mayor y se verán hiperintensos; así, por ejemplo, el líquido cefalorraquídeo, que tiene un
elevado porcentaje de agua en su composición y por tanto un T2 largo, se verá hiperintenso.
En realidad, la relajación transversal se realiza en paralelo a la recuperación longitudinal, por lo
que no existen imágenes T1 y T2 puras, sino que todas las imágenes de RM tienen
componentes T1 y T2. Lo que sucede es que, al determinar los parámetros de exploración, se
elige que cada imagen tenga un predominio T1 o T2, es decir, se elige la potenciación en T1 o
en T2 de cada imagen.

Lic. en Producción de Bioimágenes Weber Sergio O.

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