LAD01196_Energia_Solar_U2_S2
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La célula solar fotovoltaica está hecha con materiales semiconductores tales como el silicio, el
arseniuro de galio o el telururo de cadmio. Para que un material pueda conducir energía, es
necesario que los electrones sean capaz de pasar desde la banda de valencia hasta la banda de
conducción. En una célula fotovoltaica, los electrones de la banda de valencia podrán saltar a la
banda de conducción si reciben suficiente energía de los fotones (Figura 7).
Esto implica que la energía que suministran los fotones debe ser superior a la energía de la
banda prohibida 𝐸𝑔 del material semiconductor cuando se expone a la luz. Para el silicio, el valor
de 𝐸𝑔 será de 1.12 eV, mientras que para el arseniuro de galio valdrá 1.4 eV. Por otro lado,
3 M. Vilathgamuwa, D. Nayasiri, and S. Gamini, Power Electronics for Photovoltaic Power Systems, Morgan & Claypool,
2015.
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Por lo tanto, la célula fotovoltaica actúa como un diodo polarizado positivamente, capaz de
generar energía eléctrica a partir de los fotones de energía solar incidentes (si la energía del
fotón es superior a la energía de la banda prohibida, se generará un par electrón-hueco con la
𝐸𝑔 del material, y el resto de energía sobrante se disipará en forma de calor). Los pares electrón-
hueco deben ser separados en sus respectivos electrodos.
Cuando los electrones y los huecos se acumulan en la superficie del material tipo n, y en el fondo
del material tipo p, se conectan eléctricamente las capas para generar un flujo de electrones
desde el material tipo n hasta el material tipo p, donde se recombinan creando un flujo de
corriente.
Por lo tanto, cuando se conecta una célula solar iluminada a una carga se obtiene una corriente
como resultado de la corriente de iluminación 𝐼𝐿 (debida a la generación de los portadores), y de
la corriente de oscuridad 𝐼𝐷 (debida a la recombinación de portadores). Debido a esto, es posible
representar el circuito equivalente una célula fotovoltaica ideal como el de la Figura 8.
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10)
𝐼 = 𝐼𝐿 − 𝐼𝐷
11)
𝑞𝑉
𝐼 = 𝐼𝑆𝐶 − 𝐼0 [𝑒 𝑘𝑇 − 1]
En este apartado se introducirá a las células solares realizadas con los materiales
semiconductores más comunes. Aunque existen una amplia variedad de elementos a partir de
los cuales se realizan células solares, se indagará en las células solares de silicio, arseniuro de
galio y telururo de cadmio, al ser las más utilizadas comercialmente.
Las células de primera generación corresponden con las que están hechas de silicio cristalino, y
son predominantes en el mercado. Este tipo de células pueden dividirse en silicio monocristalino
y silicio policristalino, como se verá a continuación.
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La célula (Figura 9) está compuesta de silicio cuya estructura es continua en todo el sólido e
ininterrumpida. Además, las obleas de silicio están cortadas en forma octogonal para que sea
posible empaquetarlas juntas en el módulo fotovoltaico, y el material sobrante se recicla para
volver a ser utilizado.
Estas células son ligeramente más eficientes que las células de silicio policristalino (eficiencias
cercanas al 20%), por lo que son aptas para aplicaciones donde hay limitaciones de área o peso.
Además, la tecnología de silicio monocristalino es ligeramente más cara que la de silicio
policristalino.
Las células de silicio policristalino, visualizadas en la Figura 10, están realizadas mediante
pequeños cristales de silicio los cuales se aprecian a simple vista. El proceso de producción de
estas células es más barato que el de las células de silicio monocristalino debido a que, en este
caso, el silicio se funde y se le da la forma de la célula sin necesidad de recortar los bordes. Por
lo tanto, en este caso no existirán pérdidas.
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El precio final de estas células es inferior al de las células de silicio monocristalino. Aunque estas
células son las más comunes en el mercado, su eficiencia es menor (en torno al 16%) que las
de silicio monocristalino y tienen una peor tolerancia a altas temperaturas.
Las células solares de segunda generación corresponden con las células solares de capa
delgada o thin film. Este tipo de células son más baratas que las de primera generación, ya que
se componen de menos cantidad de materiales.
Esta tecnología se aplica únicamente a energía solar fotovoltaica, siendo menos eficientes que
los otros tipos de células fotovoltaicas y, por lo tanto, requiriendo de más área de célula para
generar la misma cantidad de energía.
Las células solares de silicio amorfo (a-Si) están realizadas de silicio el cual tiene una estructura
amorfa y desordenada. Estas células solares corresponden al grupo de células solares de capa
delgada.
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Este tipo de módulos que se observan en la Figura 11, poseen sólo una capa de células, cuya
potencia de salida se degrada al exponerse a la luz solar. Debido a esto, es necesario utilizar
capas más finas de células para mejorar su estabilidad (se mejora la fuerza del campo eléctrico).
Como las capas son más finas, la absorción de luz será menor, y por lo tanto, su eficiencia.
La eficiencia de este tipo de células solares suele rondar el 7%, siendo esto debido en parte a la
degradación de la potencia en las primeras horas de exposición al Sol (la eficiencia baja del 10%
al 7%).
Por lo tanto, la razón por la cual este tipo de célula es competitiva es su bajo coste. Algunos de
los fabricantes de este tipo de células son Sharp y Sanyo.
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Este tipo de células, además, tienen la menor huella de carbono, y el menor tiempo de
recuperación energético de todas las tecnologías. Sin embargo, el cadmio es un elemento muy
tóxico por lo que, aunque el telururo de cadmio es menos tóxico, se debe reciclar este tipo de
módulo siempre al final de su ciclo de vida. Por otro lado, el telurio es un elemento raro (similar
al platino), y esto se ve reflejado en el coste del módulo fotovoltaico.
Estás células tienen una eficiencia de entre 16 % y 18 %, aunque su límite teórico se encuentra
alrededor del 30%, siendo éste superior a las de silicio cristalino. Un fabricante conocido de este
tipo de células es First Solar.
El arseniuro de galio (GaAs) es uno de los semiconductores más utilizados en las células solares
fotovoltaicas. Esto es debido a su alta velocidad de los electrones y a que se es un semiconductor
de gap directo.
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Este tipo de células son utilizadas en aplicaciones espaciales. En 1960 se utilizaron células de
arseniuro de galio con uniones de zinc para asegurar que tuviesen una mejor estabilidad termal
y mejor resistencia a la radiación. Por otro lado, las células de silicio no pueden operar
efectivamente a temperaturas altas, por lo que no son del todo aptas para aplicaciones
espaciales.
Estas células pueden alcanzar eficiencias de aproximadamente 30%, siendo estas muy
superiores a las de silicio cristalino, pero también tienen precios mucho más elevados.
En este apartado se tratarán otro tipo de células solares fotovoltaicas que difieren de las
anteriores no por el material por el que están realizadas, sino por otros factores como la
tecnología por la cual captan la radiación solar.
Las células solares bifaciales son células que, tal y como indica su nombre, son sensibles a la
luz en ambos lados de la misma. Esto permite que, además de aprovechar la energía que incide
en la lámina superior, sea capaz de captar la energía de albedo y difusa en su parte posterior,
cosa que no ocurre con las células monofaciales.
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Las células solares bifaciales están realizadas generalmente de silicio monocristalino, pero es
posible encontrarlas con silicio policristalino, y tienen las siguientes ventajas respecto a los
monofaciales:
▪ Tienen un mayor rendimiento, ya que son capaces de aprovechar más energía por
unidad de área.
▪ Son más óptimos en zonas con un albedo alto, como desiertos y superficies blancas.
▪ Tienen interés estético al no tener una lámina posterior opaca, lo que permite que sea
utilizada en pérgolas, barreras…
Las células solares multiunión son aquellas que están formadas por uniones de células de
diferentes materiales, con diferentes bandas de energía prohibida, que tienen como objeto captar
la radiación de diferentes longitudes de onda, aumentando así la eficiencia de la misma. La más
utilizada actualmente es la célula multiunión de tres células, ya que tienen altas eficiencias y es
fiable.
Los materiales de las células se conectan en serie para que sea posible aprovechar de una
manera más eficiente la energía del espectro solar, y están optimizadas para el espectro AM
1.5d ASTM G173.
El ancho de banda prohibida de las células debe decrecer desde la célula superior hasta la
inferior. Esto es debido a que si el ancho de banda de una de las células superiores es menor a
las inferiores, los fotones que no puede aprovechar serán reflejados en vez de absorbidos por la
célula inferior.
La eficiencia máxima teórica de las células multiunión de 3 células está alrededor del 68% a un
sol, y actualmente se obtienen eficiencias teóricas máximas de alrededor del 87% para a altas
concentraciones (46000 soles). Actualmente se han obtenido valores de eficiencia de hasta
47.1% a concentraciones de 143 soles.
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Los sistemas de concentración son aquellos que utilizan dispositivos ópticos que concentran la
luz solar en una célula fotovoltaica. Pueden distinguirse tres tipos de sistemas:
Los sistemas de alta concentración (Figura 14) han sido los más desarrollados a nivel industrial
e investigación. Esto es debido a que al incrementar la eficiencia del sistema se reducen los
costes de la energía eléctrica generada. Para ello es necesario utilizar células de alta eficiencia
(como lo son las células multiunión), las cuales deben tener un área reducida, a altas
concentraciones. Esta disminución del área de las células se debe al incremento del factor de
concentración.
El sistema de concentración está formado por las células y los elementos ópticos (óptica primaria
y opcionalmente óptica secundaria), un sistema de refrigeración y los elementos de conexionado.
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