Proctorragia (Kopitoski)
Proctorragia (Kopitoski)
Proctorragia (Kopitoski)
PROCTORRAGIA
KARIN KOPITOWSKI
INTRODUCCIÓN
Se denomina "proctorragia" a la pérdida de sangre roja rutilante o amarronada por el recto. El
término proctorragia es equivalente al de hemorragia digestiva baja. Cuando el paciente consulta,
no se sabe de dónde proviene el sangrado, aunque, si la sangre es roja, se lo llama "proctorragia",
ya que la mayoría de las veces provendrá del recto, aun- que también puede provenir del ano, del
sigmoides o del colon. Se re- cuerda que el paciente puede presentar hemorragia digestiva de sangre
negra (melena), que es consecuencia del sangrado de un sitio proximal a la válvula ileocecal. En
ocasiones, la pérdida hemática roja puede reflejar una hemorragia digestiva alta con tránsito
intestinal muy acelerado. La consulta por proctorragia (o hemorragia digestiva baja) es frecuente en
atención primaria. Si bien no siempre está causada por patología anorrectal, esta suele ser la causa
en la mayoría de los casos.
DIAGNÓSTICOS DIFERENCIALES
Diversas enfermedades pueden presentarse con proctorragia. Pueden ser desde condiciones
banales hasta serias o fatales, por lo que el síntoma no debe subestimarse.
Además de la gravedad de la enfermedad que causa la hemorragia, la misma pérdida hemática
puede ser leve y no comprometer la vida del paciente, o grave y causar shock o muerte.
La mayoría de los pacientes en atención primaria se presentan con proctorragias leves a moderadas.
De acuerdo con las series publicadas, casi el 80% tendrá una condición benigna del canal anal. Estos
porcentajes pueden variar según edad y factores de riesgo o si el estudio se realiza en un ámbito de
derivación (proctólogo, gastroenterólogo). La edad tiene más influencia en el diagnóstico diferencial
de proctorragias graves (cuadro 139-2-1).
SISTEMÁTICA DE ESTUDIO
Interrogatorio
El informe del paciente acerca de la cantidad de sangre perdida no suele ser un dato fidedigno, ya
que hay pacientes que lo sobrestiman y se asustan mucho ante un mínimo sangrado y otros que lo
subestiman por miedo a las implicancias diagnósticas y terapéuticas. De to- dos modos, no se debe
minimizar el relato de un paciente que refiere una pérdida de sangre importante.
La forma y características del sangrado pueden orientar hacia la etiología, pese a que no son datos
muy específicos para establecer el sitio de sangrado.
Las hemorroides suelen sangrar con sangre roja rutilante que apa- rece en el agua del inodoro o en
el papel higiénico o sobre la materia fecal. Puede ser un sangrado vigoroso, en general, si existen
grandes hemorroides prolapsadas.
La presencia de diarrea, tenesmo, urgencia y dolor abdominal cólico sugiere enfermedad
inflamatoria intestinal. En este caso suele perderse poca cantidad de sangre mezclada con las heces
y con moco. Los tumores del colon distal suelen producir hemorragias de sangre roja o levemente
amarronada. Si el tumor está en el colon proximal, la
sangre suele ser más oscura. Los pacientes con cáncer de ciego suelen presentarse con anemia
ferropénica sin alteración macroscópica de las heces. El antecedente de cambios en el hábito
evacuatorio o pérdida de peso debe orientar hacia neoplasia (en especial, en el grupo etario de más
riesgo).
Los antecedentes de enfermedad diverticular ponen en la pista del diagnóstico; no obstante, se
debe descartar neoplasia coexistente.
Examen físico
Es fundamental controlar los signos vitales, sobre todo, la presencia de hipotensión o taquicardia
ortostática. Si la presión arterial cae más de 10 mm Hg al ponerse de pie, el paciente debe internarse.
Igual de grave es el aumento en 10 latidos o más de la frecuencia cardíaca al pasar a la bipedestación.
No se debe olvidar que, en presencia de un sangrado agudo, la de- terminación clínica del volumen
del sangrado no puede soslayarse. Lo primero que se debe descartar es que el paciente no se
encuentre en riesgo vital.
En el examen general, se debe centrar la atención en el examen del abdomen (masas,
organomegalias). El examen anorrectal es manda- torio. Se debe inspeccionar la zona (fisuras,
hemorroides prolapsa- das) y realizar un tacto rectal. Se deben observar las características de la
materia fecal, así como la presencia de tumores, hemorroides internas, entre otras. La anoscopia
suele ser de utilidad, sobre todo en pacientes con síntomas anorrectales.
Estudios complementarios
El interrogatorio y el examen físico tienen una utilidad limitada en el diagnóstico etiológico de la
proctorragia. En general, se requieren estudios complementarios. Los estudios complementarios
para evaluar a los pacientes con proctorragia son la rectoscopia, la rectosigmoideoscopia (RSC), la
fibrocolonoscopia y el colon por enema con doble contraste.
RESUMEN FINAL
•La proctorragia es la pérdida de sangre roja rutilante o amarronada por el recto.
•Diversas enfermedades pueden presentarse con proctorragia. Pue den ser desde condiciones
banales hasta serias o fatales, por lo que el síntoma no debe subestimarse.
•Ante un paciente que consulta por proctorragia, lo primero que se debe descartar es que el
paciente no se encuentre en riesgo vital. En caso de detectar hipotensión o taquicardia ortostática,
el paciente debe internarse.
•El examen anorrectal es mandatorio. Se debe inspeccionar la zona (fisuras, hemorroides
prolapsadas) y realizar un tacto rectal.
Los estudios complementarios para evaluar estos pacientes son la rectoscopia, la
rectosigmoideoscopia (RSC), la fibrocolonoscopia y el colon por enema con doble contraste.
•La presencia de anemia ferropénica no debe atribuirse a hemorroi- des o patología banal a menos
que otras causas se hayan descartado en forma cuidadosa.
•En los pacientes menores de 50 años sin factores de riesgo y con causa del sangrado obvia
(hemorroides o fisura al examen físico), no es necesario realizar otros estudios complementarios y
el mane- jo será sintomático.
•Los pacientes mayores de 50 años con proctorragia que refieren antecedentes de hemorroides o
a los que se les encuentra patología anorrectal banal deben estudiarse de igual modo con la
evaluación completa del colon.
BIBLIOGRAFÍA
Pag 1119(esc)