ANTECEDENTES DE INVESTIGACIÓN
ANTECEDENTES DE INVESTIGACIÓN
ANTECEDENTES DE INVESTIGACIÓN
(Amanzo, 2013) señala que el ruido es un contaminante perjudicial que impacta negativamente
la salud de las personas que habitan en zonas urbanas, además de generar desequilibrios en
los ecosistemas. En su investigación, se planteó la hipótesis de que la contaminación sonora
tiene efectos negativos sobre la salud pública de los residentes del Cercado de Lima. Para
comprobar esta hipótesis, se emplearon métodos de medición del grado de contaminación
proveniente de fuentes móviles, así como técnicas e instrumentos de investigación tanto
cuantitativos como cualitativos, con el fin de determinar el impacto en la salud en los aspectos
fisiológicos, psicológicos y sociales.
El estudio identificó que el aumento del ruido es principalmente causado por el crecimiento
desordenado del transporte público y privado, sumado a la falta de conciencia ambiental de los
ciudadanos. Los monitoreos realizados indicaron que los niveles de ruido en el Cercado de Lima
oscilan entre 80 y 95 decibeles durante todo el día, lo que clasifica la zona como "gris", es decir,
inapropiada tanto para la residencia como para el comercio. Estos niveles exceden los límites
establecidos por el marco legal peruano, específicamente el Decreto Supremo No 085-2003-
PCM, que regula los niveles de ruido aceptables para la salud.
(Morán, 2016)
En el estudio realizado por Morán (2016), se aborda la contaminación sonora generada por las
actividades de construcción del proyecto Línea Amarilla en el distrito de Cercado de Lima.
Durante la ejecución de estas actividades, el nivel de ruido en la zona aumenta
significativamente debido a la presencia de maquinaria pesada, con niveles que oscilan entre
los 80 y 110 dBA, afectando a los residentes cercanos. Las principales fuentes de ruido
identificadas incluyen el movimiento de tierras, nivelación del terreno, excavaciones y la
eliminación de material excedente. La investigación incluyó un monitoreo ambiental del ruido
realizado entre el 20 de marzo y el 23 de abril de 2016, con la toma de mediciones en seis
puntos estratégicos de la zona. Estos puntos fueron seleccionados en función de la cercanía a
las áreas de trabajo con mayor actividad y la proximidad a las viviendas, siguiendo las
normativas del D.S. N° 085-2003-PCM sobre los estándares nacionales de calidad ambiental
para el ruido.
(Castro Cedeño , 2020)
Para llevar a cabo esta investigación se empleó métodos deductivos, descriptivos, inductivos y
de observación. Se realizaron encuestas a los residentes y se llevaron a cabo monitoreos de
ruido con un sonómetro tipo II durante un período de tres meses (noviembre, diciembre y
enero), en días laborales y no laborales. Las mediciones se efectuaron en tres puntos
estratégicos ubicados en las inmediaciones de la terminal.
Los resultados obtenidos evidencian que los niveles de ruido exceden los límites permisibles
establecidos por el Gobierno Autónomo Descentralizado de Manta, los cuales son de 75 dB(A).
En algunas mediciones, los niveles llegaron a alcanzar hasta 99,5 dB(A), lo que constituye una
preocupación significativa.
Por otro lado, las encuestas realizadas a los habitantes confirmaron que el tráfico vehicular es
la principal fuente de contaminación acústica en la zona, lo cual está generando efectos
adversos en la salud de los residentes. Entre los síntomas reportados se incluyen dolores de
cabeza, estrés e irritabilidad. El grupo etario más afectado corresponde a personas de entre 30
y 64 años, quienes están expuestos a niveles elevados de ruido por más de 8 horas diarias.
Con base en estos hallazgos, se desarrolló un plan de acción que contempla tres programas
estratégicos: control y mitigación del ruido, salud y bienestar, y educación ambiental, con el fin
de reducir los niveles de ruido y mejorar la calidad de vida de los habitantes. Además, se
recomienda la implementación de monitoreos continuos y la realización de campañas de
concienciación sobre los efectos del ruido en la salud de la población.
En Ecuador, la ciudadela San Miguel, ubicada en el cantón Milagro, es una de las zonas más
afectadas por la contaminación acústica. Según Villamar Criollo (2023), esta situación se debe
principalmente al tráfico vehicular, el comercio informal y las actividades de construcción civil.
Aproximadamente 10,000 personas residen en la ciudadela, y están expuestas a niveles de
ruido que superan los límites permisibles, lo que afecta de manera considerable tanto su
calidad de vida como su salud.
Varios estudios previos han documentado los efectos negativos del ruido en la salud humana.
Por ejemplo, en la ciudad de Juliaca, Perú, se encontró que los niveles de ruido en áreas
sensibles superaban los 70 dB, lo que afectaba gravemente a los residentes. De manera similar,
en la ciudadela Brisas de Procarsa, en Ecuador, se identificó que la exposición al ruido industrial
estaba estrechamente relacionada con la pérdida auditiva y otros problemas de salud.
El estudio realizado por Acuña Márquez y Serrano Tolentino (2021) aborda el impacto de la
contaminación sonora en las áreas circundantes a los puntos 2, 3 y 4 de la Línea 2 del Metro de
Lima-Callao durante el año 2021.
El análisis de los datos obtenidos mostró una correlación positiva baja entre la contaminación
sonora y el nivel de estrés de los habitantes, con un índice de correlación de Spearman de r =
0.394. Además, el 91.4% de los encuestados reportó un estrés leve, mientras que más del 65 %
indicó que el ruido afecta su capacidad de concentración. Los resultados también evidenciaron
que el ruido genera trastornos en el sueño en un 32 % de los participantes, lo que resalta el
impacto negativo del ruido en la calidad de vida de la población del centro histórico de Cusco.
Finalmente, se creó un mapa de ruido utilizando el software ArcGIS, el cual mostró que los
niveles de ruido en la mayoría de los puntos monitoreados superan los 70 dB(A), valores
considerados perjudiciales para la salud. Solo un punto, ubicado en una zona residencial,
presentó niveles de ruido dentro de los límites recomendados por los ECA. Este estudio
confirma que la contaminación sonora es un factor significativo en el aumento del estrés en la
población del centro histórico de Cusco, destacando la necesidad de implementar medidas
para reducir la contaminación acústica.
Según los resultados de la investigación, Coronel Bernales (2022) identificó 10 puntos críticos
con niveles de ruido superiores a 70 dB y 18 puntos con niveles cercanos a este umbral. Se
concluyó que el tráfico, especialmente las motos, representa la principal fuente de
contaminación sonora, generando el 54 % del total de ruido en la zona, mientras que los
vehículos livianos y pesados contribuyen con un 32 % y un 9 %, respectivamente. El área
afectada por la contaminación sonora en la zona de comercio central es de 2.97 km².
Finalmente, se propusieron diversas estrategias de mitigación, tales como el control del uso de
motos informales mediante regulaciones medioambientales y la reorganización de las rutas de
vehículos, con el objetivo de reducir la contaminación sonora en los puntos críticos de la ciudad
de Juliaca.