EL ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA Y EL PAGO DE LO INDEBIDO
EL ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA Y EL PAGO DE LO INDEBIDO
EL ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA Y EL PAGO DE LO INDEBIDO
INFORME
EL ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA
EL PAGO DE LO INDEBIDO
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ÍNDICE
Pág.
Introducción…………………………………………………………….. 03
Requisitos………………………...………………..………………….... 05
Efectos............................................................................................. 06
Conclusión……………………………………………………………… 12
Bibliografía……………………………………………………………… 13
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INTRODUCCIÓN
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EL ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA
Generalidades y noción:
La consideración del enriquecimiento sin causa como fuente de las
obligaciones cuenta con partidarios en la doctrina moderna. El
enriquecimiento injustificado es fuente primaria y general de las
obligaciones que constituye un principio normativo mucho más impreciso
que el contrato o el ilícito dañoso. Se trata de una fuente autónoma de las
obligaciones provenientes de la ley y no de la voluntad lícita o ilícita de las
partes. Surgió en Roma hacia fines de la República, como regla moral de
Derecho natural, teniendo aplicación jurídica en ciertos casos, no obstante
la dificultad para elaborar una acción general. La idea del instituto puede
aparecer con relación a los contratos cuando se decreta su ineficacia y
surge la obligación de restituir.
La doctrina intenta aproximarse al análisis de supuestos particulares,
entre los que se formulan dos hipótesis típicas: el enriquecimiento que
deriva del hecho de haber conseguido una utilidad que constituía el objeto
de un derecho ajeno; y el enriquecimiento que deriva del hecho de haber
conseguido una utilidad que constituiría el fin de una actividad ajena. El
primer caso acontece por ejemplo, en materia de propiedad obtener una
ganancia que está reservada al propietario, extensible a otros derechos
como reales, propiedad intelectual, de propiedad industrial. La segunda
acontece, por ejemplo, ante la mejora de la cosa ajena, la actividad
realizada por el poseedor en la producción y recogida de los frutos de la
cosa cuando éstos estén atribuidos al propietario, etc.
La aparición de la teoría de la causa es la protagonista de una
concepción social del Derecho. Supone fundar la restitución en la justicia
objetiva, por lo que se afirma que la figura encuentra pues apoyo en la
teoría de la causa de los contratos.
Cuando una persona obtiene un provecho de actos jurídicos o
trabajo realizados por otra se encuentra sujeta a una obligación de
restitución.
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Ello igualmente con base a los principios de justicia y equidad, el
enriquecimiento sin causa, denominado también “enriquecimiento injusto”
tiene su fundamento en la atribución patrimonial sin causa; el que se ha
enriquecido sin causa, debe restituir al empobrecido aquello en se
enriqueció.
De allí que se afirme que la expresión completa que debería usarse
es “enriquecimiento a costa ajena sin causa legítima”. El enriquecimiento
sin causa se proyecta conceptualmente con una doble funcionalidad: como
principio general de Derecho y como acción concreta.
Con base a la primera es un instrumento de interpretación y
calificación de los contratos, de interpretación de la ley y justicia de las
prestaciones. Pero en este punto interesa la funcionalidad del
enriquecimiento sin causa como acción de derecho, como mecanismo
restitutorio de los trasvases patrimoniales injustificados. Se ubica la “veda
del enriquecimiento sin causa” porque resulta del simple desequilibrio
objetivo que no justifica ni un derecho del enriquecido ni una liberalidad del
empobrecido. Por lo que el efecto de la figura se traduce en lograr el
equilibrio patrimonial.
Dispone el artículo 1184 del Código Civil Venezolano: “Aquel que se
enriquece sin causa en perjuicio de otra persona, está obligado a
indemnizarla, dentro del límite de su propio enriquecimiento, de todo lo que
aquélla se haya empobrecido”.
Requisitos:
Enriquecimiento: el demandado debe haber aumentado su
patrimonio: de allí que bien aluda la doctrina española a “ventaja
patrimonial”, aunque algunos discuten que pudiera ser moral, lo
cual dificultaría notablemente la prueba y escaparía de la esencia
de la obligación. Por lo que la pretensión de un beneficio
extraeconómico o moral estaría excluida de la figura bajo análisis.
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Empobrecimiento: el actor debe acreditar una merma en su
patrimonio que no le sea imputable, bien sea por una disminución
propiamente dicha o por no acontecer un incremento que debía
darse. Se precisa a la par del enriquecimiento de una parte, el
correlativo empobrecimiento de la otra, que rompe el equilibrio de
las prestaciones.
Efectos:
Se cita que propicia la acción in rem verso, que pretende restablecer
el equilibrio patrimonial, logrando una indemnización justamente igual o
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limitada al enriquecimiento experimentado, sin que se pueda exceder más
allá de allí, por no tratarse de una indemnización de daños y perjuicios. Vale
recordar que la figura y por ende la acción procede al margen de la culpa.
No constituye una acción de responsabilidad civil que tienda a reparar todo
el daño.
La acción in rem verso presenta carácter subsidiario, de tal suerte
que no prospera si procede otra acción. Agrega Palacios Herrera que las
limitaciones de la acción in rem verso impiden que se ejercite
abusivamente, pues el demandante obtendrá menos que con la acción
específica. Sin embargo, algunos no ven una nítida línea divisoria entre el
hecho ilícito y el enriquecimiento sin causa.
Pero se aclara que la figura en estudio no precisa culpa a diferencia
del hecho ilícito; y el enriquecimiento sin causa alcanza a los incapaces de
obrar privados de discernimiento, mientras que el incapaz sin
discernimiento no responde por hecho ilícito, pues la capacidad delictual
depende del discernimiento. Mientras que se responde en forma principal
del enriquecimiento injusto. En el hecho ilícito no se precisa que el agente
se haya enriquecido, en tanto que la acción in rem verso precisa que haya
operado enriquecimiento del demandado y empobrecimiento del actor.
A ésta última se reduce estrictamente el monto de la indemnización
por enriquecimiento sin causa, a diferencia del hecho ilícito que se extiende
al daño moral y material. Sin embargo, se aclara que de mediar mala fe en
el enriquecimiento sin causa podría tener lugar una acción más amplia por
hecho ilícito, a saber, daños y perjuicios.
PAGO DE LO INDEBIDO
Noción:
El pago de lo indebido, también denominado en otras legislaciones
“pago por error”, está previsto expresamente en nuestro Código Civil dentro
de las fuentes de las obligaciones, regulado en los artículos 1178 al 1183.
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El artículo 1178 dispone: “Todo pago supone una deuda: lo que se ha
pagado sin deberse está sujeto a repetición”. La figura tiene lugar cuando
acontece un pago sin causa que lo justifique. Puede tratarse de cualquier
tipo de prestación que haya sido realizada sin deberse. Su efecto principal
es que el pago está sujeto a repetición. “Esencialmente, produce en el
accipiens la obligación de restituir lo recibido, distinguiéndolo según haya
obrado de buena o de mala fe”.
Naturaleza:
Se trató de ubicar inicialmente como cuasicontrato incluso en
nuestros Códigos anteriores. Hoy se considera fuente autónoma de las
obligaciones que se basa en un principio lógico y de justicia, pues quien
paga algo que no debe, tiene derecho a repetir, es decir, solicitar de vuelta
aquello que se ha entregado. Es una especie de enriquecimiento sin causa.
Cuando se recibe una cosa que no había derecho a cobrar surge la
obligación de restituirla.
Por ello en otras legislaciones se distingue el “pago por error”, esto
es el que paga por error de hecho o de derecho. Aunque la palabra pago
no está empleada en su sentido técnico preciso –de cumplimiento– que
supone una obligación que se extingue con dicho acto, sino al “pago sin
causa” que acontece cuando la causa que se apoya la obligación es nulo y
no se justifica la prestación que realiza el deudor. Por lo misma razón, lo
que se ha pagado de más, igualmente está sujeto a repetición.
Condiciones o requisitos:
La jurisprudencia española precisa para la figura de la concurrencia
de un pago o entrega de una cosa; que no tuviera el solvens la obligación
de pagar y el error de hecho o de derecho al realizar el pago. Podemos
resumir los requisitos o condiciones de la figura:
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prestaciones que consistan en la entrega de cosas, ya sean en
dinero o in genere. Pues en caso de prestaciones de hacer y
obligaciones negativas, no les resultaría aplicables las reglas del
pago de lo indebido (especialmente los efectos), sino la figura
genérica del enriquecimiento sin causa. Pero no existe consenso
sobre tal aspecto. Y es que aunque ello sería reducir la palabra
“pago” a obligaciones de dar, siendo sinónimo en general de
cumplimiento, es difícil imaginar la devolución o repetición de lo
pagado en una obligación de hacer o en una obligación negativa.
Aunque la duda parece imputable a la escasa regulación legal que
la doctrina le reconoce al enriquecimiento sin causa, que ha
quedado reducido a una vía de escape cuando el supuesto no
encaja en alguna de sus especies reguladas, como en el caso que
nos ocupa.
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Efectos:
El principal efecto de la figura es la obligación de restitución o
devolución.
El que recibe el pago indebido contrae básicamente la obligación
de restituir, y además si obró de mala fe la de indemnizar daños y
perjuicios.
El accipiens de mala fe quien debe restituir tanto capital como
interés y frutos desde el día del pago (CC artículo 1180). Si se trata
de cosa determinada debe restituirla si subsiste, sino su valor al día
del emplazamiento para la contestación de la demanda por
restitución, salvo el derecho del solvens de recibir la cosa
deteriorada y una indemnización (CC artículo 1181).
En cuanto al accipiens de buena fe queda obligado a restituir solo
en la medida de su enriquecimiento. No está obligado a restituir
intereses (como consecuencia de lo considerado para el de mala
fe). En caso de enajenación onerosa debe restituir equivalente, si
es a título gratuito el tercero queda obligado dentro de los límites
de su enriquecimiento (CC artículo 1182).
Con relación al solvens queda obligado a reponer al accipiens de
buena o mala fe los gastos para la conservación (CC artículo 1183)
y por mejor el menor valor entre impensas y mayor valor dado a la
cosa (CC artículo 792).
Con relación a los terceros, puede si es a título oneroso quedar
obligado o si es título gratuito se obliga según su propio
enriquecimiento. Aplica la prescripción decenal.
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En el caso de pago hecho por quien se creía deudor al verdadero
acreedor y éste se ha privado de buena fe de su título o garantía o
deja prescribir la acción (CC artículo 1179, segundo párrafo).
Cuando quien recibe el pago enajena el bien a título gratuito al
tercero. En tal caso la acción debe dirigirse contra el tercero (CC
artículos 1181 segundo párrafo y 1182, segundo párrafo).
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CONCLUSIÓN
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Para que se esté frente a un supuesto del pago de lo indebido deben
generarse unas circunstancias reciprocas y así proceda la acción de
repetición de lo indebido, así tenemos que debe existir: la realización de un
pago es la ejecución o cumplimiento de una determinada prestación, la cual
puede consistir, bien en la entrega de una cosa cierta, o en el cumplimiento
de una determinada actividad o conducta. Y la ausencia de causa es
necesario que el pago que realice el solvens no tenga causa, es decir, que
no pueda justificarse dentro del ordenamiento jurídico positivo.
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BIBLIOGRAFÍA
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