Mecánica Cuántica

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La mecánica cuántica es la rama de la física que estudia la naturaleza a escalas

espaciales pequeñas, los sistemas atómicos, subatómicos, sus interacciones con la


radiación electromagnética y otras fuerzas, en términos de cantidades observables.
Se basa en la observación de que todas las formas de energía se liberan en unidades
discretas o paquetes llamados cuantos. Las partículas con esta propiedad pueden
pertenecer a dos tipos distintos: fermiones o bosones. Algunos de estos últimos
están ligados a una interacción fundamental (por ejemplo, el fotón pertenece a la
electromagnética). Sorprendentemente, la teoría cuántica solo permite normalmente
cálculos probabilísticos o estadísticos de las características observadas de las
partículas elementales, entendidos en términos de funciones de onda. La ecuación de
Schrödinger desempeña, en la mecánica cuántica, el papel que las leyes de Newton y
la conservación de la energía desempeñan en la mecánica clásica. Es decir, la
predicción del comportamiento futuro de un sistema dinámico y es una ecuación de
onda en términos de una función de onda la que predice analíticamente la
probabilidad precisa de los eventos o resultados.

En teorías anteriores de la física clásica, la energía era tratada únicamente como


un fenómeno continuo, en tanto que la materia se supone que ocupa una región muy
concreta del espacio y que se mueve de manera continua. Según la teoría cuántica,
la energía se emite y se absorbe en cantidades discretas y minúsculas. Un paquete
individual de energía, llamado cuanto, en algunas situaciones se comporta como una
partícula de materia. Por otro lado, se encontró que las partículas exponen algunas
propiedades ondulatorias cuando están en movimiento y ya no son vistas como
localizadas en una región determinada, sino más bien extendidas en cierta medida.
La luz u otra radiación emitida o absorbida por un átomo solo tiene ciertas
frecuencias (o longitudes de onda), como puede verse en la línea del espectro
asociado al elemento químico representado por tal átomo. La teoría cuántica
demuestra que tales frecuencias corresponden a niveles definidos de los cuantos de
luz, o fotones, y es el resultado del hecho de que los electrones del átomo solo
pueden tener ciertos valores de energía permitidos. Cuando un electrón pasa de un
nivel permitido a otro, una cantidad de energía es emitida o absorbida, cuya
frecuencia es directamente proporcional a la diferencia de energía entre los dos
niveles.

La mecánica cuántica surge tímidamente en los inicios del siglo XX dentro de las
tradiciones más profundas de la física para dar una solución a problemas para los
que las teorías conocidas hasta el momento habían agotado su capacidad de explicar,
como la llamada catástrofe ultravioleta en la radiación de cuerpo negro predicha
por la física estadística clásica y la inestabilidad de los átomos en el modelo
atómico de Rutherford. La primera propuesta de un principio propiamente cuántico se
debe a Max Planck en 1900, para resolver el problema de la radiación de cuerpo
negro, que fue duramente cuestionado, hasta que Albert Einstein lo convierte en el
principio que exitosamente pueda explicar el efecto fotoeléctrico. Las primeras
formulaciones matemáticas completas de la mecánica cuántica no se alcanzan hasta
mediados de la década de 1920, sin que hasta el día de hoy se tenga una
interpretación coherente de la teoría, en particular del problema de la medición.

El formalismo de la mecánica cuántica se desarrolló durante la década de 1920. En


1924, Louis de Broglie propuso que, al igual que las ondas de luz presentan
propiedades de partículas, como ocurre en el efecto fotoeléctrico, las partículas,
también presentan propiedades ondulatorias. Dos formulaciones diferentes de la
mecánica cuántica se presentaron después de la sugerencia de Broglie. En 1926, la
mecánica ondulatoria de Erwin Schrödinger implica la utilización de una entidad
matemática, la función de onda, que está relacionada con la probabilidad de
encontrar una partícula en un punto dado en el espacio. En 1925, la mecánica
matricial de Werner Heisenberg no hace mención alguna de las funciones de onda o
conceptos similares, pero ha demostrado ser matemáticamente equivalente a la teoría
de Schrödinger. Un descubrimiento importante de la teoría cuántica es el principio
de incertidumbre, enunciado por Heisenberg en 1927, que pone un límite teórico
absoluto en la precisión de ciertas mediciones. Como resultado de ello, la asunción
clásica de los científicos de que el estado físico de un sistema podría medirse
exactamente y utilizarse para predecir los estados futuros tuvo que ser abandonada.
Esto supuso una revolución filosófica y dio pie a numerosas discusiones entre los
más grandes físicos de la época.

La mecánica cuántica propiamente dicha no incorpora a la relatividad en su


formulación matemática. La parte de la mecánica cuántica que incorpora elementos
relativistas de manera formal para abordar diversos problemas se conoce como
mecánica cuántica relativista o ya, en forma más correcta y acabada, teoría
cuántica de campos (que incluye a su vez a la electrodinámica cuántica,
cromodinámica cuántica y teoría electrodébil dentro del modelo estándar)1 y más
generalmente, la teoría cuántica de campos en espacio-tiempo curvo. La única
interacción elemental que no se ha podido cuantizar hasta el momento ha sido la
interacción gravitatoria. Este problema constituye entonces uno de los mayores
desafíos de la física del siglo XXI. La mecánica cuántica se combinó con la teoría
de la relatividad en la formulación de Paul Dirac de 1928, lo que, además, predijo
la existencia de antipartículas. Otros desarrollos de la teoría incluyen la
estadística cuántica, presentada en una forma por Einstein y Bose (la estadística
de Bose-Einstein) y en otra forma por Dirac y Enrico Fermi (la estadística de
Fermi-Dirac); la electrodinámica cuántica, interesada en la interacción entre
partículas cargadas y los campos electromagnéticos, su generalización, la teoría
cuántica de campos y la electrónica cuántica.

La mecánica cuántica proporciona el fundamento de la fenomenología del átomo, de su


núcleo y de las partículas elementales (lo cual requiere necesariamente el enfoque
relativista). También su impacto en teoría de la información, criptografía y
química ha sido decisivo entre esta misma.

Contexto histórico
La mecánica cuántica es, cronológicamente hablando, la última de las grandes ramas
de la física. Se formuló a principios del siglo XX, casi al mismo tiempo que la
teoría de la relatividad, aunque el grueso de la mecánica cuántica se desarrolló a
partir de 1920 (siendo la teoría de la relatividad especial de 1905 y la teoría
general de la relatividad de 1915).

Además al advenimiento de la mecánica cuántica existían diversos problemas no


resueltos en la electrodinámica clásica. El primero de estos problemas era la
emisión de radiación de cualquier objeto en equilibrio, llamada radiación térmica,
que es la que proviene de la vibración microscópica de las partículas que lo
componen. Usando las ecuaciones de la electrodinámica clásica, la energía que
emitía esta radiación térmica tendía al infinito, si se suman todas las frecuencias
que emitía el objeto, con ilógico resultado para los físicos. También la
estabilidad de los átomos no podía ser explicada por el electromagnetismo clásico,
y la noción de que el electrón fuera o bien una partícula clásica puntual o bien
una cáscara esférica de dimensiones finitas resultaban igualmente problemáticas
para esto.

Radiación electromagnética
El problema de la radiación electromagnética de un cuerpo negro fue uno de los
primeros problemas resueltos en el seno de la mecánica cuántica. Es en el seno de
la mecánica estadística donde surgen por primera vez las ideas cuánticas en 1900.
Al físico alemán Max Planck se le ocurrió un artificio matemático: si en el proceso
aritmético se sustituía la integral de esas frecuencias por una suma no continua
(discreta), se dejaba de obtener infinito como resultado, con lo que se eliminaba
el problema; además, el resultado obtenido concordaba con lo que después era
medido.

Fue Max Planck quien entonces enunció la hipótesis de que la radiación


electromagnética es absorbida y emitida por la materia en forma de «cuantos» de luz
o fotones de energía cuantizados introduciendo una constante estadística, que se
denominó constante de Planck. Su historia es inherente al siglo XX, ya que la
primera formulación cuántica de un fenómeno fue dada a conocer por el mismo Planck
el 14 de diciembre de 1900 en una sesión de la Sociedad Física de la Academia de
Ciencias de Berlín.2

La idea de Planck habría permanecido muchos años solo como hipótesis sin verificar
por completo si Albert Einstein no la hubiera retomado, proponiendo que la luz, en
ciertas circunstancias, se comporta como partículas de energía (los cuantos de luz
o fotones) en su explicación del efecto fotoeléctrico. Fue Albert Einstein quien
completó en 1905 las correspondientes leyes del movimiento su teoría especial de la
relatividad, demostrando que el electromagnetismo era una teoría esencialmente no
mecánica. Culminaba así lo que se ha dado en llamar física clásica, es decir, la
física no-cuántica.

Usó este punto de vista llamado por él «heurístico», para desarrollar su teoría del
efecto fotoeléctrico, publicando esta hipótesis en 1905, lo que le valió el Premio
Nobel de Física de 1921. Esta hipótesis fue aplicada también para proponer una
teoría sobre el calor específico, es decir, la que resuelve cuál es la cantidad de
calor necesaria para aumentar en una unidad la temperatura de la unidad de masa de
un cuerpo.

El siguiente paso importante se dio hacia 1925, cuando Louis De Broglie propuso que
cada partícula material tiene una longitud de onda asociada, inversamente
proporcional a su masa, y a su velocidad. Así quedaba establecida la dualidad
onda/materia. Poco tiempo después Erwin Schrödinger formuló una ecuación de
movimiento para las «ondas de materia», cuya existencia había propuesto De Broglie
y varios experimentos sugerían que eran reales.

La mecánica cuántica introduce una serie de hechos contraintuitivos que no


aparecían en los paradigmas físicos anteriores; con ella se descubre que el mundo
atómico no se comporta como esperaríamos. Los conceptos de incertidumbre o
cuantización son introducidos por primera vez aquí. Además la mecánica cuántica es
la teoría científica que ha proporcionado las predicciones experimentales más
exactas hasta el momento, a pesar de estar sujeta a las probabilidades.

Inestabilidad de los átomos clásicos


El segundo problema importante que la mecánica cuántica resolvió a través del
modelo de Bohr, fue el de la estabilidad de los átomos. De acuerdo con la teoría
clásica un electrón orbitando alrededor de un núcleo cargado positivamente debería
emitir energía electromagnética perdiendo así velocidad hasta caer sobre el núcleo.
La evidencia empírica era que esto no sucedía, y sería la mecánica cuántica la que
resolvería este hecho primero mediante postulados ad hoc formulados por Bohr y más
tarde mediante modelos como el modelo atómico de Schrödinger basados en supuestos
más generales. A continuación se explica el fracaso del modelo clásico.

En mecánica clásica, un átomo de hidrógeno es un tipo de problema de los dos


cuerpos en que el protón sería el primer cuerpo que tiene más del 99% de la masa
del sistema y el electrón es el segundo cuerpo que es mucho más ligero. Para
resolver el problema de los dos cuerpos es conveniente hacer la descripción del
sistema, colocando el origen del sistema de referencia en el centro de masa de la
partícula de mayor masa, esta descripción es correcta considerando como masa de la
otra partícula la masa reducida que viene dada por

μ
=
m
e
m
p
m
e
+
m
p

0
,
999
m
e
{\displaystyle \mu \,=\,{\frac {m_{e}m_{p}}{m_{e}+m_{p}}}\approx 0,999m_{e}}

Siendo
m
p
{\displaystyle \scriptstyle m_{p}} la masa del protón y
m
e
{\displaystyle \scriptstyle m_{e}} la masa del electrón. En ese caso el problema
del átomo de hidrógeno parece admitir una solución simple en la que el electrón se
moviera en órbitas elípticas alrededor del núcleo atómico. Sin embargo, existe un
problema con la solución clásica, de acuerdo con las predicciones del
electromagnetismo una partícula eléctrica que sigue un movimiento acelerado, como
sucedería al describir una elipse debería emitir radiación electromagnética, y por
tanto perder energía cinética, la cantidad de energía radiada sería de hecho:

d
E
r
d
t
=
e
2
a
2
γ
4
6
π
ϵ
0
c
3

π
96
e
14
m
e
2
γ
4
ϵ
0
7
h
8
c
3

5
,
1

10

8
watt
{\displaystyle {\frac {dE_{r}}{dt}}={\frac {e^{2}a^{2}\gamma ^{4}}{6\pi \epsilon
_{0}c^{3}}}\approx {\frac {\pi }{96}}{\frac {e^{14}m_{e}^{2}\gamma ^{4}}{\epsilon
_{0}^{7}h^{8}c^{3}}}\geq 5,1\cdot 10^{-8}{\mbox{watt}}}

Ese proceso acabaría con el colapso del átomo sobre el núcleo en un tiempo muy
corto dadas las grandes aceleraciones existentes. A partir de los datos de la
ecuación anterior el tiempo de colapso sería de 10-8 s, es decir, de acuerdo con la
física clásica los átomos de hidrógeno no serían estables y no podrían existir más
de una cienmillonésima de segundo.

Esa incompatibilidad entre las predicciones del modelo clásico y la realidad


observada llevó a buscar un modelo que explicara fenomenológicamente el átomo. El
modelo atómico de Bohr era un modelo fenomenológico y provisorio que explicaba
satisfactoriamente aunque de manera heurística algunos datos, como el orden de
magnitud del radio atómico y los espectros de absorción del átomo, pero no
explicaba cómo era posible que el electrón no emitiera radiación perdiendo energía.
La búsqueda de un modelo más adecuado llevó a la formulación del modelo atómico de
Schrödinger en el cual puede probarse que el valor esperado de la aceleración es
nulo, y sobre esa base puede decirse que la energía electromagnética emitida
debería ser también nula. Sin embargo, al contrario del modelo de Bohr, la
representación cuántica de Schrödinger es difícil de entender en términos
intuitivos.

Desarrollo histórico
Artículo principal: Historia de la mecánica cuántica
La teoría cuántica fue desarrollada en su forma básica a lo largo de la primera
mitad del siglo XX. El hecho de que la energía se intercambie de forma discreta se
puso de relieve por hechos experimentales como los siguientes, inexplicables con
las herramientas teóricas anteriores de la mecánica clásica o la electrodinámica:

Fig. 1: La función de onda del electrón de un átomo de hidrógeno posee niveles de


energía definidos y discretos denotados por un número cuántico n=1, 2, 3,... y
valores definidos de momento angular caracterizados por la notación: s, p, d,...
Las áreas brillantes en la figura corresponden a densidades elevadas de
probabilidad de encontrar el electrón en dicha posición.
Espectro de la radiación del cuerpo negro, resuelto por Max Planck con la
cuantización de la energía. La energía total del cuerpo negro resultó que tomaba
valores discretos más que continuos. Este fenómeno se llamó cuantización, y los
intervalos posibles más pequeños entre los valores discretos son llamados quanta
(singular: quantum, de la palabra latina para «cantidad», de ahí el nombre de
mecánica cuántica). La magnitud de un cuanto es un valor fijo llamado constante de
Planck, y que vale: 6,626 ×10-34 J·s.
Bajo ciertas condiciones experimentales, los objetos microscópicos como los átomos
o los electrones exhiben un comportamiento ondulatorio, como en la interferencia.
Bajo otras condiciones, las mismas especies de objetos exhiben un comportamiento
corpuscular, de partícula, («partícula» quiere decir un objeto que puede ser
localizado en una región concreta del espacio), como en la dispersión de
partículas. Este fenómeno se conoce como dualidad onda-partícula.
Las propiedades físicas de objetos con historias asociadas pueden ser
correlacionadas, en una amplitud prohibida para cualquier teoría clásica, solo
pueden ser descritos con precisión si se hace referencia a ambos a la vez. Este
fenómeno es llamado entrelazamiento cuántico y la desigualdad de Bell describe su
diferencia con la correlación ordinaria. Las medidas de las violaciones de la
desigualdad de Bell fueron algunas de las mayores comprobaciones de la mecánica
cuántica.
Explicación del efecto fotoeléctrico, dada por Albert Einstein, en que volvió a
aparecer esa "misteriosa" necesidad de cuantizar la energía.
Efecto Compton.
El desarrollo formal de la teoría fue obra de los esfuerzos conjuntos de varios
físicos y matemáticos de la época como Schrödinger, Heisenberg, Einstein, Dirac,
Bohr y Von Neumann entre otros (la lista es larga). Algunos de los aspectos
fundamentales de la teoría están siendo aún estudiados activamente. La mecánica
cuántica ha sido también adoptada como la teoría subyacente a muchos campos de la
física y la química, incluyendo la física de la materia condensada, la química
cuántica y la física de partículas.

La región de origen de la mecánica cuántica puede localizarse en la Europa central,


en Alemania y Austria, y en el contexto histórico del primer tercio del siglo XX.

Suposiciones más importantes


Artículo principal: Interpretaciones de la mecánica cuántica
Las suposiciones más importantes de esta teoría son las siguientes:

Al ser imposible fijar a la vez la posición y el momento de una partícula, se


renuncia al concepto de trayectoria, vital en mecánica clásica. En vez de eso, el
movimiento de una partícula puede ser explicado por una función matemática que
asigna, a cada punto del espacio y a cada instante, la probabilidad de que la
partícula descrita se halle en tal posición en ese instante (al menos, en la
interpretación de la Mecánica cuántica más usual, la probabilista o interpretación
de Copenhague). A partir de esa función, o función de ondas, se extraen
teóricamente todas las magnitudes del movimiento necesarias.
Existen dos tipos de evolución temporal, si no ocurre ninguna medida el estado del
sistema o función de onda evolucionan de acuerdo con la ecuación de Schrödinger,
sin embargo, si se realiza una medida sobre el sistema, este sufre un «salto
cuántico» hacia un estado compatible con los valores de la medida obtenida
(formalmente el nuevo estado será una proyección ortogonal del estado original).
Existen diferencias notorias entre los estados ligados y los que no lo están.
La energía no se intercambia de forma continua en un estado ligado, sino en forma
discreta lo cual implica la existencia de paquetes mínimos de energía llamados
cuantos, mientras en los estados no ligados la energía se comporta como un
continuo.
Descripción de la teoría
Interpretación de Copenhague
Artículo principal: Interpretación de Copenhague
Para describir la teoría de forma general es necesario un tratamiento matemático
riguroso, pero aceptando una de las tres interpretaciones de la mecánica cuántica
(a partir de ahora la Interpretación de Copenhague), el marco se relaja. La
mecánica cuántica describe el estado instantáneo de un sistema (estado cuántico)
con una función de onda que codifica la distribución de probabilidad de todas las
propiedades medibles, u observables. Algunos observables posibles sobre un sistema
dado son la energía, posición, momento y momento angular. La mecánica cuántica no
asigna valores definidos a los observables, sino que hace predicciones sobre sus
distribuciones de probabilidad. Las propiedades ondulatorias de la materia son
explicadas por la interferencia de las funciones de onda.

Estas funciones de onda pueden variar con el transcurso del tiempo. Esta evolución
es determinista si sobre el sistema no se realiza ninguna medida aunque esta
evolución es estocástica y se produce mediante colapso de la función de onda cuando
se realiza una medida sobre el sistema (Postulado IV de la MC). Por ejemplo, una
partícula moviéndose sin interferencia en el espacio vacío puede ser descrita
mediante una función de onda que es un paquete de ondas centrado alrededor de
alguna posición media. Según pasa el tiempo, el centro del paquete puede
trasladarse, cambiar, de modo que la partícula parece estar localizada más
precisamente en otro lugar. La evolución temporal determinista de las funciones de
onda es descrita por la ecuación de Schrödinger.

Algunas funciones de onda describen estados físicos con distribuciones de


probabilidad que son constantes en el tiempo, estos estados se llaman
estacionarios, son estados propios del operador hamiltoniano y tienen energía bien
definida. Muchos sistemas que eran tratados dinámicamente en mecánica clásica son
descritos mediante tales funciones de onda estáticas. Por ejemplo, un electrón en
un átomo sin excitar se dibuja clásicamente como una partícula que rodea el núcleo,
mientras que en mecánica cuántica es descrito por una nube de probabilidad estática
que rodea al núcleo.

Cuando se realiza una medición en un observable del sistema, la función de ondas se


convierte en una del conjunto de las funciones llamadas funciones propias o estados
propios del observable en cuestión. Este proceso es conocido como colapso de la
función de onda. Las probabilidades relativas de ese colapso sobre alguno de los
estados propios posibles son descritas por la función de onda instantánea justo
antes de la reducción. Considerando el ejemplo anterior sobre la partícula en el
vacío, si se mide la posición de la misma, se obtendrá un valor impredecible x. En
general, es imposible predecir con precisión qué valor de x se obtendrá, aunque es
probable que se obtenga uno cercano al centro del paquete de ondas, donde la
amplitud de la función de onda es grande. Después de que se ha hecho la medida, la
función de onda de la partícula colapsa y se reduce a una que esté muy concentrada
en torno a la posición observada x.

La ecuación de Schrödinger es determinista en el sentido de que, dada una función


de onda a un tiempo inicial dado, la ecuación suministra una predicción concreta de
qué función tendremos en cualquier tiempo posterior. Durante una medida, el eigen-
estado al cual colapsa la función es probabilista y en este aspecto la mecánica
cuántica es no determinista. Así que la naturaleza probabilista de la mecánica
cuántica nace del acto de la medida. Esto conduce al problema de definir
objetivamente en qué momento se produce la medida y la evolución pasa de lineal y
determinista, a no-lineal y estocástica/aleatoria, cuestión que se conoce como
problema de la medida y que, además de la interpretación de Copenhague, ha dado
lugar a un número elevado de propuestas de resolución, conocidas como
interpretaciones de la mecánica cuántica.

Formulación matemática
Artículos principales: Postulados de la mecánica cuántica y Notación braket.
En la formulación matemática rigurosa, desarrollada por Dirac y von Neumann, los
estados posibles de un sistema cuántico están representados por vectores unitarios
(llamados estados) que pertenecen a un Espacio de Hilbert complejo separable
(llamado el espacio de estados). Qué tipo de espacio de Hilbert es necesario en
cada caso depende del sistema; por ejemplo, el espacio de estados para los estados
de posición y momento es el espacio de funciones de cuadrado integrable
L
2
(
R
3
)
{\displaystyle \scriptstyle L^{2}(\mathbb {R} ^{3})}, mientras que la descripción
de un sistema sin traslación pero con un espín
n

{\displaystyle \scriptstyle n\hbar } es el espacio
C
2
n
+
1
{\displaystyle \scriptstyle \mathbb {C} ^{2n+1}}. La evolución temporal de un
estado cuántico queda descrita por la ecuación de Schrödinger, en la que el
hamiltoniano, el operador correspondiente a la energía total del sistema, tiene un
papel central.

Cada magnitud observable queda representada por un operador lineal hermítico


definido sobre un dominio denso del espacio de estados. Cada estado propio de un
observable corresponde a un eigenvector del operador, y el valor propio o
eigenvalor asociado corresponde al valor del observable en aquel estado propio. El
espectro de un operador puede ser continuo o discreto. La medida de un observable
representado por un operador con espectro discreto solo puede tomar un conjunto
numerable de posibles valores, mientras que los operadores con espectro continuo
presentan medidas posibles en intervalos reales completos. Durante una medida, la
probabilidad de que un sistema colapse a uno de los eigenestados viene dada por el
cuadrado del valor absoluto del producto interno entre el estado propio o auto-
estado (que podemos conocer teóricamente antes de medir) y el vector estado del
sistema antes de la medida. Podemos así encontrar la distribución de probabilidad
de un observable en un estado dado computando la descomposición espectral del
operador correspondiente. El principio de incertidumbre de Heisenberg se representa
por la aseveración de que los operadores correspondientes a ciertos observables no
conmutan.

Principio de Incertidumbre
Una de las consecuencias del formalismo cuántico es el principio de incertidumbre.
En su forma más familiar, establece que ninguna medición de una partícula cuántica
puede implicar simultáneamente predicciones precisas para la medición de su
posición y la medición de su momento.34 Tanto posición como momento son
observables, esto significa que son representados por operadores hermíticos. El
operador posición
X
^
{\displaystyle {\hat {X}}} y el operador momento
P
^
{\displaystyle {\hat {P}}} no conmutan, pero satisfacen la relación de conmutación
canónica:

[
X
^
,
P
^
]
=
i

.
{\displaystyle [{\hat {X}},{\hat {P}}]=i\hbar .}
Dado un estado cuántico, la regla de Born nos permite encontrar valores para
X
{\displaystyle X} y
P
{\displaystyle P}, así como sus cuadrados. Definiendo la incertidumbre para un
observable usando desviación estándar, obteniendo

σ
X
=

X
2



X

2
,
{\displaystyle \sigma _{X}={\sqrt {\langle {X}^{2}\rangle -\langle {X}\rangle
^{2}}},}
y de la misma manera para el momento:

σ
P
=

P
2



P

2
.
{\displaystyle \sigma _{P}={\sqrt {\langle {P}^{2}\rangle -\langle {P}\rangle
^{2}}}.}
El principio de incertidumbre establece que

σ
X
σ
P


2
.
{\displaystyle \sigma _{X}\sigma _{P}\geq {\frac {\hbar }{2}}.}
En principio, cualquiera de las desviaciones estándar puede hacerse arbitrariamente
pequeña, pero no ambas simultáneamente .5 Esta desigualdad se generaliza a pares
arbitrarios de operadores autoadjuntos
A
{\displaystyle A} y
B
{\displaystyle B}. El conmutador de estos dos operadores es
[
A
,
B
]
=
A
B

B
A
,
{\displaystyle [A,B]=AB-BA,}
y proporciona el límite inferior en el producto de las desviaciones estándar:

σ
A
σ
B

1
2
|

[
A
,
B
]

|
.
{\displaystyle \sigma _{A}\sigma _{B}\geq {\frac {1}{2}}\left|\langle [A,B]\
rangle \right|.}
Otra consecuencia de la relación de conmutación canónica es que los operadores
posición y momento son la transformada de Fourier del otro, de modo que una
descripción de un objeto según su momento es la transformada de Fourier de su
descripción según su posición. El hecho de que la dependencia en cantidad de
movimiento sea la transformada de Fourier de la dependencia en posición significa
que el operador de cantidad de movimiento es equivalente (hasta un factor de
i
/

{\displaystyle i/\hbar }) al derivar respecto a su posición, ya que en análisis de
Fourier la derivación corresponde a la multiplicación en el espacio dual. Esta es
la razón por la que en las ecuaciones cuánticas en el espacio de posición, el
momento
p
i
{\displaystyle p_{i}} es reemplazado por

i



x
{\displaystyle -i\hbar {\frac {\partial }{\partial x}}}, y en particular en la
Ecuación de Schrödinger no relativista en el espacio de posiciones el momento al
cuadrado es reemplazado por el laplaciano al cuadrado


2
{\displaystyle -\hbar ^{2}}.3

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