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CAMINO SINODAL…EN MARCHA

LAS COMUNIDADES PARROQUIALES ESTÁN INVITADAS A SALIR DE SÍ MISMAS OFRECIENDO


INSTRUMENTOS PARA UNA REFORMA, INCLUSO ESTRUCTURAL, ORIENTADA A UN ESTILO DE
COMUNIÓN Y COLABORACIÓN, DE ENCUENTRO Y CERCANÍA, DE MISERICORDIA Y DE SOLICITUD POR
EL ANUNCIO DEL EVANGELIO.

POR ESO NOS COMPROMETEMOS A:


1. UNA PROFUNDA Y VERDADERA CONVERSIÓN PASTORAL DE LAS PERSONAS Y DE LAS
ESTRUCTURAS
• No encerrarnos en las estructuras que nos dan una falsa contención, en las normas que
nos vuelven jueces implacables, en las costumbres donde nos sentimos tranquilos.
• El diálogo como instrumento de participación.
• La acogida como expresión de solidaridad y de fraternidad.
• Adoptar una decidida opción misionera que transforme todo: costumbres, estilos,
horarios, lenguajes y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la
evangelización del mundo actual, más que para la autopreservación.
• Hay estructuras eclesiales que pueden llegar a condicionar un dinamismo evangelizador.
Las buenas estructuras sirven cuando hay una vida que las anima, las sostiene y las juzga.
• La conversión de las estructuras requiere en primer lugar un cambio de mentalidad y una
renovación interior, sobre todo de aquellos que están llamados a la responsabilidad de la
guía pastoral.
• Es importante que los procesos de reestructuración de las parroquias y a veces también
diocesanas, se realicen con flexibilidad y gradualidad.
• Esta renovación no solo concierne al párroco ni puede ser impuesta de arriba. Sino que
implica la conciencia de que el santo Pueblo de Dios ungido por el espíritu debe estar
muy atento a la hora de reflexionar, pensar, evaluar y discernir.
• Hay que buscar consciente y lúcidamente espacios de comunión y participación para que
la Unción del pueblo de Dios encuentre sus mediaciones concretas para manifestarse.
• Hay que Promover prácticas y modelos a través de los cuales cada bautizado, en virtud
del Don del Espíritu Santo y de los carismas recibidos, se convierta en protagonista activo
de la evangelización.
• Toda la comunidad es el sujeto responsable de la misión ya que la Iglesia no se identifica
solamente con la jerarquía, sino que se constituye como el pueblo de Dios.
• La comunidad presbiteral tendrá que ejercer con sabiduría el arte del discernimiento que
permita que la vida parroquial crezca y madure en el reconocimiento de las diferentes
vocaciones y ministerios.
• La misión a la que está llamada la parroquia, en cuanto centro impulsor de la
evangelización concierne a todo el pueblo de Dios en sus diversos componentes:
presbíteros, diáconos, personas consagradas y fieles laicos, cada uno según su propio
carisma y las responsabilidades que le corresponden.

2. HACER DE LA MISIÓN EL CRITERIO GUÍA PARA LA RENOVACIÓN.


• Hoy el territorio ya no es solo un espacio geográficamente limitado, sino el contexto
donde cada uno desarrolla su propia vida. Es en este territorio existencial donde se juega
por completo el desafío de la Iglesia en medio de la comunidad. Por tanto, parece
superada una pastoral que mantiene el campo de acción exclusivamente dentro de los
límites territoriales.
• La repetición de actividades sin incidencia en la vida de las personas concretas, resulta
un intento estéril de supervivencia,
• Si no vive del dinamismo espiritual propio de la evangelización, la parroquia corre el
riesgo de hacerse autoreferencial y de esclerotizarse proponiendo experiencias
desprovistas de sabor evangélico y de impulso misionero.
• La renovación de la evangelización requiere nuevas tareas y propuestas pastorales
diversificadas, para que la Palabra de Dios y la vida sacramental puedan alcanzar a todos
de manera coherente con el estado de vida de cada uno.
• La iglesia advierte la necesidad de redescubrir la iniciación cristiana de modo que no se
reduzca a la realización de un rito de paso o a eventos. en este contexto puede ser útil
establecer itinerarios mistagógicos que realmente afecten la existencia.
• La evangelización está estrechamente vinculada con la calidad de las relaciones humanas.
La cultura del encuentro es el contexto que promueve el diálogo, la solidaridad y la
apertura a todos, resaltando la centralidad de la persona, es necesario que la parroquia
sea un lugar que favorezca el estar juntos y el crecimiento de relaciones humanas
verdaderas.
• La parroquia esta llamada a desarrollar un verdadero arte de la cercanía. Un lugar donde
se supera la soledad y donde los sedientos van a beber para seguir caminando.

3. HACER DE LA PARROQUIA COMUNIDAD DE COMUNIDADES: INCLUSIVA EVANGELIZADORA Y


ATENTA A LOS POBRES
• El pueblo de Dios en su conjunto es siempre el sujeto de la acción misionera y
evangelizadora de la Iglesia.
• Es una comunidad convocada por el Espíritu, no es una estructura caduca, tiene una gran
plasticidad y puede tomar diversas formas que requieren la docilidad y creatividad
misionera del pastor y de la comunidad.
• La Iglesia vive en las casas de sus hijos y de sus hijas, esto supone que realmente esté en
contacto con los hogares y con la vida del pueblo y no se convierta en una prolija
estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a sí mismos.
• La comunidad parroquial es el primer lugar de encuentro humano y personal de los
pobres con el rostro de la Iglesia.
• Los pobres y excluidos siempre deben tener un lugar privilegiado en el corazón de la
Iglesia.
• En particular los sacerdotes, los diáconos y las personas consagradas son quienes deben
mostrar compasión por la carne herida de los hermanos, visitándolos en la enfermedad,
apoyando a las familias sin trabajo. Con la mirada puesta en los últimos, la comunidad
parroquial evangeliza y se deja evangelizar por los pobres.

Bibliografía:
CONGREGACIÓN DEL CLERO (2020), “Instrucción La conversión pastoral de la comunidad al servicio
de la misión evangelizadora de la Iglesia”.

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