ACTOS DE COMERCIO Y SOCIEDADES MERCANTILES 3

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ACTOS DE COMERCIO Y SOCIEDADES MERCANTILES

JOSE LUIS ALVAREZ CRUZ


23/NOV/2024

CODIGO DE COMERCIO

Artículo 3o.

Se reputan (presumen) en derecho comerciantes:

I.- Las personas que teniendo capacidad legal (permiso) para ejercer el comercio,
hacen de él su ocupación ordinaria;

II.- Las sociedades constituidas con arreglo a las leyes mercantiles;

III.- Las sociedades extranjeras o las agencias y sucursales de éstas, que dentro del
territorio nacional ejerzan actos de comercio.

La capacidad legal era la autoridad que tenía el varón sobre la mujer y que dependía
únicamente de la capacidad ciudadana, era un desprendimiento de la ciudadanía, por
otro lado, la igualdad civil es aquella que rige la conducta entre las personas y solo se
puede regular en ese espacio civil y no fuera de él, no se puede invadir otro derecho.

La capacidad ciudadana, era el eje central de todos los derechos.

Para ser comerciante tenemos que presumir, tener capacidad legal y ser de ocupación
ordinaria.

Se presume que las personas que teniendo capacidad legal no es igual a la capacidad
civil - igualdad civil – capacidad ciudadana.

EJEMPLO #1

Pepito se casó en el R.C. de Orizaba el 14 de febrero de 2008 con juanita, cuando le


pregunta el encargado del R.C. a pepito y tramita su ocupación, ellos manifiestan que
son comerciantes. Puede tomarse x cierta ¿sí o no? R= No, ya que en este ejemplo se
presumen ser comerciantes, pero no lo afirman o comprueban.

Comerciantes: Profesionista
Actos de comercio: Aquella persona que realiza la acción de comercio presumiendo
ser comerciante mas no afirmándolo o confirmándolo.

Libro: (Joaquín Rodríguez) Derecho Mercantil edición #27, Leer todo lo referente a
comerciante, contratos, estatutos del acta constitutiva o contrato social.
CAPÍTULO I
EL COMERCIANTE EN GENERAL

I) NOCIONES GENERALES. IMPORTANCIA DEL CONCEPTO DE


COMERCIANTE

Cualquiera que sea el sistema legal que se siga para la delimitación de la materia
propia del derecho mercantil, el concepto que estará siempre en el centro del criterio
diferenciador será el de comerciante.

Si se quiere decir que el derecho mercantil es un derecho profesional, el derecho de


los comerciantes, porque entonces será indispensable precisar este concepto, cuyo
alcance vendría a determinar el de la materia mercantil; si se quiere decir que el
derecho mercantil es el de los actos mercantiles, porque no hay ni un solo sistema en
el campo del derecho comparado en el que no haya actos de comercio que no lo sean
en razón de ser realizados por comerciantes. Es decir, que tanto si se trata de una
concepción subjetiva del derecho mercantil, como de una objetiva, siempre y en todo
caso el concepto del comerciante estará en la base de esta.

Con referencia al derecho mexicano, podemos decir que el comerciante es el sujeto


jurídico del derecho mercantil, el personaje central del mismo, aunque el Código de
Comercio Mexicano se base en un criterio subjetivo - objetivo, para la delimitación de
la materia que le es propia.

En efecto, en México, el derecho mercantil está delimitado por los actos de comercio
(art. 1 CCM); pero, al mismo tiempo, el concepto de comerciante sirve para la
determinación de numerosos actos de comercio. Así, son actos de comercio en
función de la persona que los realiza, los que se enuncian en las fracciones X, XII, XX y
XXI del artículo 75 y en los artículos 358, 576 y otros del Código de Comercio.

II) CONCEPTOS VULGAR Y JURÍDICO DE COMERCIANTE

Vulgarmente, se entiende por comerciante al marchante, al mercader. Históricamente,


comerciante viene de mercado y el mercado supone operaciones de compraventa.
Originalmente, en efecto, comerciante era el que compraba y el que vendía. Pero, hoy,
son comerciantes muchas personas que no compran ni venden y que realizan
actividades que nada tienen que ver con el concepto tradicional del comercio, como
sucede con las actividades agrícolas, industriales o mineras.

En México son actos de Comercio, Y por consiguiente son comerciantes los que
realizan profesionalmente, las actividades relativas a empresas de construcciones Y
trabajos públicos, fábricas y manufacturas, transportes, librerías, editoriales Y talleres
tipográficas, todos los cuales suponen quehaceres de carácter industrial.
También son actos de Comercio a las empresas mineras y petroleras.

Por otro lado, se dice con frecuencia, incorrectamente, que son comerciantes
personas que sólo son altos funcionarios de empresas mercantiles.

Lo dicho basta para mostrar que el concepto jurídico del comerciante difiere de su
vulgar aceptación en la que equivale al que compra para revender, Y que no puede
identificarse el comerciante con el que se dedica al comercio en sentido económico.
Muchos que hacen esto, no son comerciantes; en cambio, sí lo son los industriales, los
mineros Y hasta, a veces, los agricultores.

III) CRITERIOS MATERIAL Y FORMAL

Para caracterizar al comerciante cabe dos sistemas. Uno material y otro formal; según
el criterio material serán comerciantes aquellos que, de un modo efectivo, se dediquen
a realizar ciertas actividades catalogadas como mercantiles; de acuerdo con el
segundo, son comerciantes los que adoptan una determinada forma o se inscriben en
ciertos registros especiales.

En el derecho mexicano existen ambos sistemas. Al comerciante individual se le aplica


el criterio material; a los comerciantes sociales, el formal. Son comerciantes
individuales, las personas que teniendo capacidad legal se dedican al ejercicio del
comercio (art. 3, fr. I, CCM). Son comerciantes sociales las sociedades que se
constituyen con forma mercantil, independientemente de la actividad a la que en
realidad se dediquen (art. 3, II, CCM y art. 4, LGSM).

Lo expuesto quiere decir que para que una persona física sea calificada de
comerciante precisa que de un modo efectivo realice actos de comercio; en tanto que,
para que una sociedad merezca análoga calificación, basta con que la forma que
asuma sea mercantil con independencia de su finalidad.

IV) UNIDAD DEL CONCEPTO DE COMERCIANTE

El concepto de comerciante, ya se determine por el criterio material o por el formal, es


único. Se aplica por igual a todos los que reúnen las características legales adecuadas,
con independencia del volumen o importancia de su negocio o de cualquiera otra
consideración. En este aspecto, puede decirse que tan comerciante es el más
modesto buhonero como el granindustrial.

No se ignora en México la categoría "minis, pequeños y medianos", a los que en función


del escaso volumen de sus empresas, se les concede un régimen especial más
favorable.
CAPÍTULO II
EL COMERCIANTE INDIVIDUAL

I) CONCEPTO

El artículo 3, fracción I, CCM, da la definición legal del comerciante individual, al decir


que se reputan en derecho comerciantes a las personas que, teniendo capacidad legal
para ejercer el comercio, hacen de él su ocupación ordinaria.

Este precepto legal no establece una presunción, sino que expone una definición legal.

En ella hay dos elementos, el de la capacidad y el del ejercicio del comercio como
ocupación ordinaria.

I') CAPACIDAD. El artículo 3, fr. I, habla de capacidad legal sin decir lo que ésta es. En
nuestra ayuda viene el artículo 5 del mismo Código, según el cual, tienen capacidad
legal para ejercer el comercio, las personas que, según las leyes comunes, sean
hábiles para contratar y obligarse y a quien las mismas leyes no prohíben
expresamente la profesión del comercio. Vemos así que la capacidad legal, a que el
artículo 3, CCM se refiere, es una auténtica capacidad de ejercicio; esto es, la
capacidad necesaria para actuar en el mundo del derecho creando, modificando o
extinguiendo relaciones jurídicas.

Las leyes comunes a que el artículo 5 se refiere no son otras que el Código Civil del
Distrito Federal, al que también se alude bajo la denominación del derecho común en
el artículo 2° del propio Código. Entendemos que las citas y referencias al derecho y a
las leyes comunes están hechas al Código Civil Federal, porque siendo federal la
materia de comercio, la capacidad para ejercerlo debe ser igual en toda la República y
no cambiar en cada entidad federativa, como podría ocurrir, si se aplicasen los
respectivos Códigos locales.

Los artículos 1798, 24 y 646 del Código citado definen la capacidad de ejercicio que se
atribuye, en principio, a los mayores de 18 años (aspecto positivo) que no estén
incursos en los motivos de incapacidad (requisito negativo) que señala el articulo 450
del mismo código civil (locura, imbecilidad, sordomudez, ebriedad o toxicomanía
habituales); No es preciso que el CCM diga que para poder ejercer el comercio es
necesario tener esa capacidad de ejercicio. En este ordenamiento legal, se establecen
las condiciones para adquirir la calidad profesional de comerciante, del mismo modo
que en la Ley del Notariado y en la Ley Federal de Correduría Pública se establecen los
requisitos para ejercer estas últimas profesiones. BI CCM ha establecido como
capacidad necesaria para adquirir la calidad de comerciante, con las excepciones que
veremos, la capacidad de ejercicio del CCF. con la misma libertad con que pudo
establecer una capacidad absolutamente distinta de ella. Por esto, debemos distinguir
entre la capacidad para ser comerciante y la capacidad para realizar actos aislados de
comercio. Éstos pueden efectuarlos todas las personas que tengan capacidad civil;
pero para la adquisición de la calidad profesional de comerciante puede bastar con
una capacidad especial, como veremos después.

I’) OCUPACIÓN ORDINARIA. Hacer del comercio la ocupación ordinaria significa


realizar actos de comercio de un modo habitual, reiterado, repetido, convirtiendo la
actividad mercantil en una actividad profesional. Ello no significa que hayan de
obtenerse de este ejercicio los recursos necesarios para la subsistencia del que lo
efectúa; basta con que se trate de una actuación profesional, con independencia del
resultado económico, favorable o adverso.

II') EJERCICIO EN INTERÉS PROPIO. Por último, debe estudiarse una nota que
contribuye a fijar el concepto de comerciante en el derecho mexicano, pero que ha sido
omitida en el texto legal. No basta ejercer actos de comercio como ocupación ordinaria
con capacidad para ello, para adquirir la calidad de comerciante. Es requisito esencial
para obtener dicha calificación que el ejercicio habitual del comercio se realice por
cuenta de quien lo efectúa. Podemos ser comerciantes a través de los actos que otros
realizan en nuestro nombre, y se pueden realizar actos de comercio de un modo
habitual, sin que ello atribuya la calidad de comerciante, por haberlos realizado en
nombre ajeno. La condición de actuar por cuenta propia es un tercer requisito en la
definición del comerciante.

II) CASOS EXCEPCIONALES

I’) INCAPACES COMERCIANTES. Vamos a ocuparnos de algunos casos especiales, en


los que a pesar de que falta la capacidad de ejercicio, el derecho atribuye a ciertas
personas la calificación de comerciantes. Ello puede ocurrir unas veces cuando se
actúa por medio de representantes, otras veces mediante la actividad personal directa
de los que no renunen las condiciones necesarias de capacidad.

A) Menores de edad comerciantes, que actúan por sus representantes. El derecho


protege a los menores de edad de su inexperiencia, por eso no les permite actuar
en el mundo del derecho hasta que cumplen cierta edad, en obrar con perfecto
conocimiento de causa y plena responsabilidad. Mientras que no se llega a esa
edad, la ley atribuye la protección de los menores a los padres. Por eso, la patria
potestad más que un derecho es una obligación: la de velar por la formación
espiritual y física y por el patrimonio de los hijos menores. Si faltan los padres, a
quienes corresponde la patria potestad, se mantiene la protección de los menores,
confiando su custodia y la de sus bienes a ciertas personas: los abuelos, los tutores
y curadores.

De todos modos, se comprende el abismo que existe entre el cuidado natural


espontáneo y atentísimo de los padres y el reflexivo, legal y artificial de los tutores.
Por ello se contempla con desconfianza su actuación, y se les obliga a que con los
bienes del menor sólo realicen inversiones seguras. De aquí que el artículo 557
Código Civil Federal, disponga que el dinero de los menores sea invertido por el
tutor sobre segura hipoteca; que el artículo 561 prohiba a los tutores la enajenación
de muebles e inmuebles; que el artículo 564 obligue a seguir un complicado
procedimiento para enajenar, gravar o hipotecar bienes que pertenezcan a
incapacitados; que todos los gastos que no sean de conservación requieran la
autorización judicial (art. 565), y que se precise licencia judicial para comprometer
en árbitros los negocios de los menores. Y así encontramos otras muchas
disposiciones limitativas que revelan la desconfianza con que el legislador ha
contemplado la actuación de los tutores.

El comercio es una actividad peligrosa, económicamente hablando. Puede


producir grandes beneficios o grandes pérdidas; por eso, el tutor no puede hacer
adquirir a su pupilo la calidad de comerciante, ni invertir el dinero del mismo en
actividades mercantiles. Pero una rígida prohibición del ejercicio del comercio a
nombre de los menores podría ser injusta. A veces, éstos heredan de sus padres o
de otras personas, negociaciones mercantiles en marcha, que suponen un valor
patrimonial infinitamente superior al que puede obtenerse de su liquidación o de
su venta. Por eso el artículo 556 CCF ha establecido que si el padre o la madre del
menor ejercian algún comercio o industria, el juez, con el informe de dos peritos,
decidirá si ha de continuar o no la negociación, a no ser que los padres hubieran
dispuesto algo sobre este punto, en cuyo caso se respetará su voluntad, en cuanto
no ofrezca grave inconveniente a juicio del juez. En este caso el menor adquiere la
calidad de comerciante; dada su incapacidad, por él contratarán sus
representantes legales. No dice la ley nada respecto del caso de menores que se
encuentran bajo la patria potestad del padre o de la madre y que heredan un
comercio de otras personas, aunque por similitud de razones debe aplicarse para
este caso lo dispuesto en el citado artículo 556.

B) Menores de edad comerciantes que actúan por sí mismos. La mayoría de edad,


primera condición para la capacidad de ejercicio del comercio, se adquiere a los 18
años.

Los artículos 173, 641 y 643 CCF, establecen que el matrimonio del menor de 18
años produce de derecho la emancipación, teniendo el emancipado la libre
disposición de sus bienes, salvo que, durante su minoría de edad, requiere de
autorización judicial para enajenar, gravar o hipotecar bienes raices o de tutor para
negocios judiciales.

La emancipación por el efecto de matrimonio no requiere de acta especial


bastando la del matrimonio.

C) Otros incapaces comerciantes. Otro caso excepcional de la regla de que sólo los
incapaces de ejercicio, según el derecho común, pueden ser comerciantes, es el
de los locos, sordomudos que no sepan leer ni escribir, ebrios y toxicómanos
habituales (art. 450, frs. II, III y IV CCF). Estas personas pueden ser judicialmente
autorizadas para que se ejerza el comercio en su nombre en las negociaciones que
eran de su propiedad antes de ser judicialmente declaradas incapaces y en las que
hayan adquirido con posterioridad por herencia.

III) APLICACIÓN A CASOS DUDOSOS

Los socios de sociedades mercantiles no son por esta circunstancia comerciantes, ya


que es la sociedad la que tiene personalidad jurídica y en su nombre se realizan los
actos de comercio. Por lo tanto, los socios de sociedades colectivas, en comandita y
de las demás previstas por la Ley General de Sociedades Mercantiles (LGSM) no
tendrán la consideración de comerciantes, por esta sola circunstancia.

Los menores de edad y los incapaces pueden ser comerciantes, en los casos que
hemos visto, pero ellos actuarán, salvo si se trata de emancipados, por medio de sus
representantes legales; éstos son los que sufrirán las consecuencias penales de los
actos delictivos que cometan en el ejercicio del comercio como, por ejemplo, las
resultantes de la declaración en quiebra de dichos comerciantes menores de edad o
incapaces.

Los comisionistas, los agentes de comercio y los agentes mediadores son


comerciantes, porque aunque habitualmente realizan actos de comercio en nombre y
por cuenta de otro, su empresa de comisión o de agencia constituye por si una
actividad mercantil, que realizan en nombre y por cuenta propia.

IV) LA MUJER CASADA COMERCIANTE

El artículo 80, del Código de Comercio decía que la mujer casada, para ejercer el
comercio, precisaba la autorización expresa de su marido concedida en escritura
pública. En cambio, en el Código Civil F. (art. 2) se manifiesta que la capacidad jurídica
es igual para el hombre y para la mujer y que (art. 169) los cónyuges podrán
desempeñar un empleo, ejercer una profesión o el comercio, que no afecten la moral
o la estabilidad de la familia.

V) INCAPACIDADES Y PROHIBICIONES

El último dato que debe tenerse para la definición del concepto de comerciante es el
de que no podrán adquirir ese estado profesional aquellos a los que la ley se los
prohíbe (art. 5 CCM). Al interpretar esta disposición conviene distinguir entre
incapacidad y prohibición.

La incapacidad supone la negación de la capacidad, esto es, la falta de concurrencia


de los requisitos que integran aquélla; la prohibición supone la capacidad; es decir, la
presencia de todos y cada uno de los requisitos que la forman, si bien, junto a ellos,
existen otras circunstancias que inhabilitan para el ejercicio del comercio. Los
incapaces no pueden adquirir la calidad de comerciantes; las personas a las que
afecta una prohibición sí. Los actos realizados por incapaces serán nulos; los
ejecutados por personas bajo prohibición serán válidos y sólo sujetos a especiales
sanciones.

La prohibición ha sido llamada también en la ley y en la práctica, incompatibilidad para


el comercio, y tal vez pudiera hablarse de falta de legitimación. Son incapaces (art. 450
CCF) los menores de edad, los mayores de edad privados de inteligencia aun cuando
tengan intervalos lúcidos, los sordomudos que no sepan leer ni escribir, los ebrios
consuetudinarios y los que habitualmente hacen uso inmoderado de drogas
enervantes. Salvo la minoridad, las demás causas de incapacidad sólo producen
efecto jurídico, cuando han sido declaradas judicialmente, mediante el oportuno juicio
de interdicción.

Tienen prohibición para ejercer el comercio, los quebrados (art. 12, fr. I CCM y art. 106
LQ); los corredores de comercio (art. 12, fr. I CCM y 97 LO); los que por sentencia
ejecutoriada hayan sido condenados por delitos contra la propiedad incluyendo en
éstos la falsedad, el peculado, el cohecho y la concusión (art. 12 CC).

Respecto de los quebrados, ya tendremos ocasión de comprobar que en el derecho


mexicano no son incapaces, sino que únicamente están privados de lu a corretarión
desu patrimonio el (art. 83 LQ). Los corredores ninguna actividad comercial puesto que
no pueden comerciar por cuenta propia ni ser comisionistas (art. 20, fr. I de la Ley
Federal de Correduría) lo que debe interpretarse en el sentido de que no se les permite
más actividad mercantil que la correduría, que es típicamente mercantil (art. 75, fr.
XIII).

Finalmente, la prohibición de comercio que afecta a los condenados por ciertas delitos
deshonrosos se refiere a una enumeración de tipos delietivos que no tienen hoy exacta
correspondencia en el Código Penal Federal aunque sí existe en él la pena de
prohibición de ejercicio del comercio.Junto a estas prohibiciones en el Código de
Comercio hay otras en leyes especiales.

En cuanto a los extranjeros, no se les prohibe ejercer el comercio, sino que por el
contrario serán libres para hacerlo, siempre que no haya precepto distinto en los
tratados con sus respectivas naciones y que lo practiquen de acuerdo con lo dispuesto
en las leyes que rigen los derechos y obligaciones de los extranjeros, en particular la
Constitución, sus leyes reglamentarias, la ley para promover la inversión mexicana y
regular la inversión extranjera, su Reglamento y la Ley de Población.

Al extranjero inmigrado se le da un trato especial, considerándolo como mexicano, en


cuanto al ejercicio que haga del comercio y a las inversiones que realice en el país
siempre y cuando no dependa o se encuentre vinculado a centros de decisión
económica del exterior ni trate de invertir en áreas geográficas o en actividades
reservadas de manera exclusiva a individuos mexicanos o a sociedades mexicanas con
cláusula de exclusión de extranjeros, o en actividades que sean materia de regulación
específica (art. 6o. de la Ley para promover la inversión mexicana y regular la
extranjera).

CAPITULO III
EL COMERCIANTE SOCIAL

I) CRECIENTE IMPORTANCIA DEL MISMO

El papel desempeñado por la sociedades mercantiles en la economía es cada vez más


importante pudiendo apreciarse una tendencia clarísima a la sustitución del
empresario individual (comerciante o empresario individual) por la sociedades
(empresario colectivo).

Dos razones pueden explicarnos este fenómeno: la concentración industrial y


comercial características de la economía de nuestra época y la progresiva inclinación
hacia formas de organización de responsabilidad limitada.

En el primer aspecto el comerciante individual no puede competir con las grandes


empresas sociales. Seguido la suma ingente de capitales que estas supone crean una
fuerza, frente a la cual el comerciante individual está prácticamente indefenso. El
comerciante individual no puede aportar las enormes capitales que son necesarias
para acometer las grandes tareas, características de la economía contemporánea; Y
finalmente, en la lucha económica, los comerciantes individuales llevan siempre las
de perder frente a los medios inagotables, la organización eficientisma y perfecta de
las grandes empresas colectivas.

Pero, además, la actuación del comerciante está expuesto siempre a los más grandes
riesgos; en caso de infortunios el comerciante individual verá comprometida no sólo la
fortuna que puso en un negocio determinado, Sino un patrimonio íntegro. En cambio,
las formas sociales, especialmente las más modernas, están organizadas bajo el
principio de la responsabilidad limitada, de manera que los que en ellas participan
limitan de antemano la cantidad máxima de sus pérdidas.

II) FORMAS DE SOCIEDADES MERCANTILES

El artículo uno de la ley General de sociedades mercantiles declara que la ley reconoce
las siguientes especies de sociedades mercantiles: de nombre colectivo, en
comandita simple, de responsabilidad limitada, anónima, en comandita por acciones
y cooperativas, todas las cuales pueden constituirse como sociedades de capital
variable.
Éstas formas de sociedad mercantil son las características. La sociedad cooperativa
figura en este lugar por la razones que en momento oportuno se han de exponer.

Las seis formas mencionadas son las únicas que admite el legislador mexicano.

Cualquier sociedad que quiera constituirse en forma mercantil deberá elegir una u otra
de ellas, pero no otra distinta Y seguido al constituirse con arreglo una de esos tipos
deberá aceptar las directrices del mismo, tal como el legislador mexicano los expone,
mediante normas imperativas que no pueden derogarse por la voluntad de los
particulares.

Las nuevas sociedades que el legislador ha creado en las áreas de finanzas, se


apuntan siempre a la sociedad anónima, de responsabilidad limitada O de
cooperativa.

III) SOCIEDADES CIVILES Y MERCANTILES

Para constituirse en forma mercantil, no precisa dedicarse a una actividad comercial.


Y seguido ya dijimos que la sociedades mercantiles lo son por razón de su forma ; esto
es, por fundarse en uno de los tipos mencionados sin que esto se impliquen nada
respecto de la actividad real a la que de dedicarse en el ente colectivo. Seguido de aquí,
que sea posible que sociedades civiles por su finalidad, adopten en forma mercantil.

La única distinción que puede hacerse entre sociedades mercantiles y sociedades


civiles, hoy por hoy Y en el derecho mexicano, es de carácter exclusivamente formal: la
sociedades constituidas con arreglo a una de las formas indicadas será mercantiles;
las que no adopten una de ellas, serán civiles.

Esta afirmación resulta no sólo el texto del artículo cuatro de la ley general de
sociedades mercantiles qué reputa mercantiles a toda la sociedades que se
constituyen en una de las formas reconocidas en la ley, Sino también en el artículo
2695 CCF, qué preceptúa que la sociedades de naturaleza civil que tomen la forma de
sociedades mercantiles, quedan sujetas al código de Comercio.

La sociedades de forma civil que realicen profesionalmente actos de especulación


comercial deben ser consideradas como comerciantes de hecho

IV) CONTRATO DE SOCIEDAD

I’) CONCEPTO. No en las leyes mercantiles, no encontramos una definición del


contrato de sociedad; para hallarla hay que acudir al código civil, en su artículo 2688
lo define diciendo por el los socios se obligan mutuamente a combinar sus recursos O
sus esfuerzos para la realización de un fin común de carácter predominantemente
económico, pero que no constituye una especulación mercantil. Seguido suprimida
por esta última nota negativa, el resto de la definición es aplicable a la sociedad
mercantil.

II’) NATURALEZA. ALUSIÓN A ELLA COMO CONTRATO DE ORGANIZACIÓN.

En el derecho mexicano, el contrato de sociedad es un auténtico contrato. Cualquiera


que sean las dudas que se hayan expuesto sobre esta afirmación, lo cierto es que
debemos considerar a la sociedad como resultado de una declaración de voluntad
contractual, si bien es cierto que ésta tiene características especiales, que hace
merecer una calificación especial: de contrato de organización.

Los contratos de cambio que son los que generalmente son regulados en los códigos
civiles y mercantiles, presuponen, Como su propio nombre indica, un cruzamiento de
prestaciones; contraposición con ellos hablan de contratos de organización, de los
que son ejemplo la sociedad, la asociación y otras formas asociativas qué son la base
de las diversas combinaciones industriales (Trust, Konzern, Sindicatos, etc.), para
indicar aquellos en los que las partes no se cambian prestaciones ya que las mismas
constituyen un fondo común.

El contrato de cambios se agota con la realización de las prestaciones; el contrato de


organización crea generalmente una personalidad jurídica, que persiste después y a
causa de la realización de las prestaciones. En el contrato de cambio la prestación que
cada parte hace va dirigida a la otra, hay un intercambio de prestaciones; en los
contratos de organización, las prestaciones no se intercambia, Sino que lo que cada
parte aporta constituye el patrimonio de un nuevo sujeto jurídico creado en virtud del
contrato. En el contrato de cambio los intereses de los contratantes son opuestos y de
satisfacción contradictoria; en el contrato de organización los intereses siguen siendo
opuestos, pero de satisfacción coordinada, de manera que la atención del interés de
una de las partes es paralela a la satisfacción de los intereses de los demás.

En el contrato de cambio, la entrada o salida de partes en el contrato implica la


innovación del mismo, sin que ningún caso pueda alterarse el número de dos; en los
contratos de organización, la entrada o salida de socios se efectúa sin que se alteran
las bases contractuales fundamentales, pudiendo aumentar o disminuir el número de
las partes adheridas.

III) ELEMENTOS DEL CONTRATO. Para que el contrato de sociedad reúne las
condiciones normales de existencia y validez precisa que haya consentimiento Y
objeto; el motivo lícito, y que se cumplan los requisitos de forma que la ley dispone
(arts. 1794, 1795, 1831, 2678 CCF, y 1, 2 y 3 de la ley general de sociedades
mercantiles).

Éstos cuatro elementos desempeñan un papel diverso en cuanto a su recuperación en


la existencia o validez del contrato; pero, de esto, hemos de recuperarnos después.
A) CONSENTIMIENTO. Portal entendemos la manifestación de voluntad por las que
se exterioriza el acuerdo de poner en común con otras personas, recursos o
esfuerzos para la consecución de un fin común determinado, así como la
conformidad con las bases establecidas para ello.

Para que haya consentimiento, precisa que la declaración de voluntad sea emitido por
persona capaz de hacerlo, que no esté afectada de vicios capaces de invadirla.

a) Capacidad. Pueden celebrar un contrato de sociedad mercantiles los


comerciantes y los que en lo general tengan capacidad según el derecho
común.
Los menores de 18 años, que no sean comerciantes, no podrán celebrar contrato de
sociedad mercantil ni por sí, por sus representantes (se deduce de los artículos 563 y
568 del código de Comercio), aunque podrán conservar la calidad de socios si la
heredera (véase capítulos sobre disolución de sociedades mercantiles y, en particular,
lo que se dice sobre el pacto de continuidad con los herederos). La mujer casada
puede efectuar libremente toda clase de contratos de sociedad mercantil. En todo
caso, no podrá efectuar contrato de sociedad con su propio marido, si no es con
consentimiento judicial (así se deduce de diversas disposiciones del código civil
federal, art. 174).

Las personas jurídicas pueden ser socios de una sociedad mercantil (art. 6 fr. I. LGSM).
Son personas jurídicas mencionadas en el artículo 25 del código civil federal entre los
que deben recordarse el Estado, las entidades de derecho público, las sociedades
civiles y mercantiles Y las asociaciones.

Los extranjeros, entendiendo por estos no sólo a las personas físicas y Morales de
nacionalidad extranjera, sino también a las unidades económicas extranjeras sin
personalidad jurídica Y la sociedades mexicanas en las que participe
mayoritariamente capital extranjero O en las que los extranjeros tengan, por cualquier
título, la facultad de determinar el manejo de la empresa, podrán participar en el
capital de sociedades mexicanas, es decir, intervenir como socios, exclusivamente en
las proporciones que la ley para promover la inversión mexicana irregular la extranjera
Y otras leyes específicas o disposiciones reglamentarias del ejecutivo Federal
determinen.

La participación de extranjeros en el capital de una sociedad mexicana, en principio no


podrá exceder del 49%, pero ese porcentaje puede variar por la Comisión nacional de
inversiones extranjeras, si a su juicio es conveniente para la economía nacional,
llegando en muchas ocasiones, al 100%.

Cómo consecuencia de esta restricción a los extranjeros para participar como socios
en la sociedades mexicanas, se ha restringido también su participación en los órganos
de administración, ya que ésta no podrá exceder de su participación en el capital.
b) Vicios de consentimiento. El código civil federal menciona el error, el dolo Y la
violencia como vicios de consentimiento seguido no hemos de analizar aquí
estas categorías sino aceptar que su existencia repercute sobre la eficacia de la
manifestación de voluntad.

B) OBJETO

a) Concepto. La palabra objeto, usada en el campo de derecho, tiene múltiples


aceptaciones. Nosotros la vamos a emplear en el sentido de cosa que el socio
debe dar, sea aportación de dinero O de especie, O el hecho que el socio debe
hacer, en las aportaciones del trabajo. Objeto del contrato de sociedad es,
pues, para nosotros, la aportación de los socios.

Si se trata de cosas, deben existir en la naturaleza y ser determinadas o determinadas,


y están en el comercio (art. 1825 CCF), ai se aportaren hechos, deberan ser posibles y
licitos (art. 1827 Codigo citado).

b) Qué pueden aportarse. Pueden apoyarse a la sociedad, Como dice el artículo


2688 del código civil federal recursos o esfuerzos.

Son recursos todos los objetos que tienen un valor patrimonial, se trata de bienes
muebles o inmuebles, de derechos o de créditos, ya de intereses jurídicamente
protegidos.

Esfuerzos son aquellas actividades que resultan de la personalidad humana: ya sea


trabajo, ya conocimiento del negocio, dotes de organización u otros similares.

Las aportaciones de trabajo han sido consideradas por la LGSM en la que encuentran
una fuerte protección, ya que a falta de pacto especial, el socio industrial —que así se
llama al que aporta trabajo— no participará en las pérdidas, tendrá derecho a una
participación igual a la mitad de las ganancias (art. 16), y una serie de ventajas,
especialmente notables en las sociedades colectivas y en comandita, que son las
únicas en las que pueden figurar.

En las sociedades anónimas y en la sociedad de responsabilidad limitada no cabe la


aportación de trabajo.

La aportación de un crédito obliga al que la hace a responder de su existencia y


legitimidad, así como de la solvencia del deudor en la época de la aportación y de que,
si se tratare de títulos de crédito, éstos no han sido objeto de la publicación que
previene la ley, en los casos de pérdida de valores de tal especie 8 art. 12 LGSM).

No es lícita, como aportación, la mera asunción de responsabilidad.


c) Aportaciones de dominio y de uso. Las aportaciones pueden hacerse en
propiedad o en uso. El artículo 1 LGSM establece como regla general la
aportación de dominio, en cuanto preceptúa que "salvo pacto en contrario, las
aportaciones de bienes se entenderán traslativas de dominio".

C) Causa. En el Código Civil Federal no se emplea la palabra causa, sino que ha sido
substituida por la de motivo o fin (arts. 1795, 1824, 1831 entre otros).

a) Concepto. Por motivo, o fin, o causa del contrato de sociedad se entiende la


finalidad que persiguen las partes, es decir, el fin común de carácter
economica, que se traduce en una participación en los beneficios y perdidas.

b) Disposiciones generales sobre participación en los beneficios. La


participación de los beneficios no puede faltar para ningún socio. Si en el
contrato se omite el pacto para la distribución de los mismos, tendrá aplicación
el artículo 16 LGSM a cuyo tenor, los socios participarán en las ganancias y
pérdidas en proporción a sus aportaciones, salvo los socios industriales que
percibirán la mitad de dichos beneficios, cualquiera que sea el número de los
que ostenten esa calidad.

No puede haber reparto de beneficios, sino cuando ha habido realmente utilidades,


porque de lo contrario la sociedad consumiría su propia substancia, al repartir a sus
socios el capital que debe servir estrictamente para garantía de los terceros y como
medio para la consecución de las finalidades sociales. Por eso, la ley prohibe todo
reparto o asignación de utilidades, si hubiere pérdida de capital, en tanto que éste no
sea reintegrado (art. 18) y establece, además, las siguientes disposiciones (art. 19):

1º) No cabe reparto de utilidades, sino después de la aprobación del balance (estados
financieros) que efectivamente las arroje;

2ª) No pueden repartirse utilidades más que por el importe de las que realmente se
hubieren obtenido;

3ª) Todo reparto de utilidades en contravención con las disposiciones anteriores obliga
a los administradores y a los socios que las hubieren recibido a responder
mancomunada y solidariamente frente a la sociedad y frente a los acreedores sociales
de la restitución de las cantidades repartidas;

4ª) La misma regla vale para el caso de anticipos a cuenta de beneficios que no lleguen
a existir (art. 19 LGSM);

5ª) El reparto de beneficios sólo puede hacerse después de deducir un 5% de los


mismos para la formación de un fondo de reserva hasta que importe la quinta parte del
capital social (art. 20 LGSM), o un porcentaje mayor si así se hubiere pactado. El
reparto de beneficios sin deducir previamente las cantidades necesarias para la
formacion del fondo legal de reserva, obliga ilimitada y solidariamente a los
admiradores a entregar a la sociedad una cantidad igual a la que hubieren debido
separar, sin perjudicio del derecho de los mismos de repetir contra las personas que
hubieren recibido tales cantidades (art. 20 y 21 LGSM)

La capitalización de la reserva legal no se considera como reparto de utilidades, pero


obliga a la reconstitución del fondo, según reforma al art. 21 LGSM, en vigor a partir del
1o. de enero de 1981.

El pacto que excluye a uno o más socios de su derecho a participar en las utilidades
(pacto leonino) se reputará como no escrito; la misma consideración merecerá
cualquier convenio que en forma directa o indirecta lleve a los mismos resultados (art.
17 LGSM).

c) Participación en las pérdidas. La comunidad en los beneficios queda


complementada por la participación en las pérdidas.

Los socios participarán en éstas, en la misma proporción que en aquéllos, salvo pactos
especiales.

Un socio que no tuviere participación en las pérdidas dejaría de estar interesado en el


fin común y, por consiguiente, el contrato de sociedad carecería de causa para él. Pese
a la expresión del artículo 16 en su fracción III, el socio industrial también participa en
las pérdidas, pues no solamente pierde su trabajo, sino que deja de percibir una
retribución por el mismo, lo cual es un concepto doble de pérdida, que no puede
menos que tenerse presente.

d) Sistemas de distribución. En general, la distribución de beneficios puede


hacerse de acuerdo con las normas pactadas en los estatutos (régimen
voluntario) y, en defecto de las mismas, de acuerdo con las prescripciones
legales (art. 16). En el régimen voluntario de distribución de los beneficios,
caben todas las combinaciones imaginables, a no ser que se trate de
sociedades de capital en las que esa participación debe ser proporcional al
valor de las aportaciones.

D) Forma del contrato

a) Concepto, doble exigencia. El artículo 5 LGSM requiere que el contrato


mercantil se otorgue ante notario y que en la misma forma se hagan constar las
modificaciones al mismo. El contrato deberá inscribirse en el Registro Público
de Comercio (arts. 7 LGSM y 19 CCM).
El cumplimiento del requisito de forma supone, pues, el otorgamiento de escritura
pública y la inscripción de la sociedad en el registro de comercio.

b) Escritura pública. Su contenido. Escritura incompleta. Así pues, el contrato de


sociedad debe constar precisamente en escritura pública, otorgada ante
notario o corredor público.

Ha de reunir los requisitos que se mencionan en el artículo 6, del que hacemos el


análisis a continuación, de acuerdo con el siguiente cuadro resumen:

El nombre de los socios, su nacionalidad y domicilio deben figurar no sólo por ser
estrictamente indispensable la indicación de la personalidad de los contratantes, sino
también como referencia para la comprobación del cumplimiento de ciertad
disposiciones constitucionales prohibitivas o limitativas de la participación de los
extranjeros en sociedades mexicanas.

La sociedad debe tener un nombre social, esto es, un nombre que la distinga de las
demás existentes y actuantes en el mundo de las relaciones juridicas.

El nombre social puede ser una razón social o una denominación.

Se llama razón social el nombre social que se forma con los nombres de uno o de varios
socios, de acuerdo con las disposiciones que estudiaremos especialmente en la
sociedad colectiva.

La denominación es el nombre social formado objetivamente, sin que se mencionen


nombres de personas.

La diferencia entre denominación y razón social se advierte en la aplicación de dichos


nombres respectivamente a las sociedades personalistas y de capital, ya que en las
primeras, lo que importa especialmente es la personalidad de los socios y. por lo tanto,
tiene una importancia decisiva el anuncio al público de los nombres de todos o de
algunos de ellos, lo que en cambio no tiene trascendencia cuando se trata de
sociedades con responsabilidad limitada.

El domicilio es el lugar geográfico en que se supone que reside la sociedad para los
efectos legales. Naturalmente, la residencia de la sociedad debe entenderse como
residencia de su administración (arts. 229 y 3 CCF).

El domicilio tiene eficacia como lugar de inscripción en el Registro Público de


Comercio, para la publicidad de la convocatoria de las asambleas y para la celebración
de las mismas, para el emplazamiento en juicio y para la determinación de la
competencia jurisdiccional, para el aspecto fiscal y, finalmente, para la fijación del
derecho común procesal aplicable con carácter supletorio. En el derecho mexicano
rige el principio de la libertad de domicilio, incluso con independencia de la efectiva
residencia de la administración.

Cada sociedad tiene un domicilio (principio de la unidad del domicilio) y sólo uno,
aparte de las sucursales y agencias que pueden establecerse en diferentes lugares.

La duración de la sociedad equivale al tiempo durante el cual los socios se


comprometen a mantener, en el patrimonio social, los bienes que forman sus
respectivas aportaciones.

No hay en el derecho mexicano disposición general alguna que fije un plazo máximo o
mínimo para la duración de las sociedades. En materia de sociedades especiales,
como son las de crédito, fianzas y seguros, si hay disposiciones al respecto,
permitiendo la duración indefinida.

Estimamos lícita la constitución de sociedades por tiempo indefinido. La fracción Il del


artículo 6 exige que en la escritura se indique el objeto de la sociedad. Por objeto, en
este caso, entendemos el tipo de actividad que ha de realizar la sociedad. Se trata de
una acepción incorrecta del término, ya que objeto del contrato son las obligaciones
de los socios e indirectamente el contenido de éstas. Por lo tanto, objeto en este
aspecto es finalidad social, la que deberá expresarse ya sea de un modo preciso y
concreto, bien de un modo amplio. El capital social tiene una significación que ya
hemos comentado, en cuanto es garantía de terceros y un instrumento para el
cumplimiento de la finalidad social. Añadamos ahora, que su importe debe fijarse en
moneda nacional.

La aportación es el requisito real que menciona la fracción VI del artículo 6, y se refiere


a la expresión de lo que cada socio aporte en dinero o en otros bienes, al valor atribuido
a éstos y el criterio seguido para su valorización.
Hemos dicho lo suficiente respecto a la aportación en general, por lo que sólo hemos
de insistir sobre este elemento, al ir estudiando las diversas formas de sociedades en
particular.

Además, deben figurar en la escritura indicaciones sobre el sistema de administración


y sobre el nombramiento de administradores (frs. VIII y IX, Finalmente, pueden constar
en las mismas, pactos sobre distribución de utilidades; formación de reservas, causas
de disolución y régimen de liquidación y nombramiento de liquidadores (frs. X, XII y XIII
art. 6).

No todos estos requisitos tienen la misma significación, ya que el artículo 8 establece


que en el caso de que se omitan los requisitos que señalan las fracciones VIII a XIII
inclusive del artículo 6, se aplicarán las disposiciones relativas a esa Ley. Estas
escrituras incompetas quedan integradas por el régimen legal supletorio que la ley ha
formulado con este propósito.

c) Inscripción en el Registro Público de Comercio. El artículo 19 del Codigo de


Comercio requiere que los comerciantes sociales se inscriban en el Registro
Público de Comercio. La misma exigencia se desprende de los artículos 2 y 7
LGSM.

La inscripción de las sociedades mercantiles en el Registro Público tiene una eficacia


especial, ya que según dispone el artículo 2 en su párrafo 2°, “no podrán ser
declaradas nulas las sociedades inseritas en el Registro Público de Comercio", lo que
como veremos tiene una importancia excepcional en materia de sociedades nulas.

CAPÍTULO IV
EFECTOS DEL CONTRATO DE SOCIEDAD

I) EFECTOS INTERNOS

I’) VALOR NORMATIVO. El contrato de sociedad regula las obligaciones que se


establecen entre los socios y la sociedad. Los contratantes quedan subordinados a las
normas que se fijan en el contrato, en virtud del poder normativo del mismo. Sin
embargo, esas disposiciones contractuales están sometidas a los preceptos
imperativos que sobre organización y funcionamiento de las sociedades encontramos
en la Ley General de Sociedades Mercantiles.

En virtud del poder normativo de los estatutos (artículo 27 del Código Civil Federal,
artículo 6 de la Ley General de Sociedades Mercantiles), pueden encontrarse en ellos
disposiciones disciplinarias, que establecen las sanciones aplicables en los casos de
incumplimiento de las obligaciones que el contrato impone.
El mismo valor normativo con idénticas limitaciones, tienen los estatutos por lo que
concierne a la organización de la sociedad.

II') CONTRATO SOCIAL Y SOCIOS. El conjunto de derechos y obligaciones que


corresponden a los socios o que están a cargo de los mismos en el seno de la sociedad
a que pertenecen, constituye una posición juridica que la doctrina ha definido como
un status, semejante al que tiene el ciudadano en el seno de la gran corporación
política que es el Estado.

III') CLASIFICACIÓN DE LOS DERECHOS DE LOS SOCIOS. Aceptamos como


clasificación base, la de derechos painmoniales y derechos de consecución..

Por derechos patrimoniales entendemos los de contenido económico, en interés


particutar y exclusivo del socio, que se ejercen frente a la sociedad. Por esto, son
también los fundamentales, en cuanto que la causa del contrato de sociedad
(elemento esencial, en definitiva), es la participación en los resultados patrimoniales
que se obtengan.

Según que la participación económica sea directa o accesoria, distinguiremos los


derechos patrimoniales en principales y accesorios.

Los derechos de consecución los dividiremos, a efecto de nuestro estudio, en


derechos de consecución administrativa y derechas de consecución de vigilancia. Por
la primera expresión designamos todos acuelas por los cuales el socio interviene
directa o indirectamente en la realización o resolución de actividades administrativas.

Entre los segundos comprendemos aquelas por los cuales los socios pueden
informarse y denunciar las actividades sociales, bien sea en relación pueden con la
sociedad o bien a través de órganos específicos de vigilancia.

De acuerdo con lo dicho, podríamos establecer así el cuadro de clasificación de los


principales derechos de los socios:
IV’) MODIFICACIÓN DE LOS ESTATUTOS. Tanto en el Código de Comercio Mexicano
(art. 21, fr. V) como en la Ley General de Sociedades Mercantiles (art. 5) hallamos
expresas declaraciones de carácter general que admiten la posiblidad de que se
modifiquen los estatutos de las sociedades mercantiles.

Al tratar de las diversas formas de sociedad mercantil encontramos preceptos que en


particular fijan las condiciones de modificación de los estatutos. Estos preceptos
pueden resumirse así.

1) En las sociedades colectivas y en comandita, la modificación de los estatutos


requiere el acuerdo unánime de los socios, de no haberse estipulado
expresamente la suficiencia de una cierta mayoría (arts. 34 y 57 LGSM).

2) En la sociedad de responsabilidad limitada basta una mayoría determinada,


menos para aquellas modificaciones que impliquen mayores obligaciones para
los socios, o el cambio de la finalidad social, casos en los que se requiere la
unanimidad (art. 83).

3) Los estatutos de toda clase de sociedades pueden exigir la unanimidad para


ciertos cambios en ellos.

4) Salvo los casos anteriores, los estatutos de las sociedades mercantiles son
modificables por las mayorías que en cada caso establece la ley.

5) La modificación mayoritaria de los estatutos —cuando sea lícita en las


sociedades colectivas y en comandita concede un derecho de separación a la
minoría disconforme (arts. 34 y 57). El mismo derecho existe para los socios de
la anónima y de la comandita por acciones en los casos de cambio de finalidad,
de nacionalidad o de transformación de la sociedad (art. 206).

6) La libertad de las asambleas para modificar los estatutos tiene limites: los
derechos de terceros; los de los socios que descansen en normas imperativas
e inderogables; los derechos reconocidos por la ley o los estatutos a grupos
minoritarios o a los socios individualmente, no pueden ser suprimidos o
modificados o no pueden serlo sin el consentimiento de los interesados.

7) De acuerdo con las bases anteriores pueden modificarse todas las cláusulas
estatutarias. La disminución del capital mediante reembolso o liberación de
exhibiciones realizadas no puede hacerse sin previo anuncio de ella en el
Periódico Oficial de la entidad política donde la sociedad tenga su domicilio,
para que los acreedores tengan noticia de ella y puedan oponerse si lo desean
(art 90. LGSM).

II) EFECTOS EXTERNOS DEL CONTRATO


Son los que conciernen a los vínculos entre el ente, que resulta en virtud del contrato,
y las personas que se relacionan c o n e l mismo. Todos ellos podrían resumirse en la
afirmación de que la sociedad es persona juridica.

Que la sociedad tiene personalidad jurídica quiere decir que en el derecho mexicano
es sujeto de derecho y obligaciones.

En el Código Civil Federal el libro 1ro se denomina "de las personas" y dedica su título
1ro a las personas físicas y el Il a las personas morales. Es así patente que el legislador
mexicano considera al hombre y a ciertas entidades colectivas como personas. Se
pone asi de relieve que las personas fisicas y morales son sujetos de derecho, si bien
con diferencias, pues mientras que la persona física tiene capacidad ilimitada, las
sociedades sólo tienen capacidad en la medida en que es necesaria para conseguir las
finalidades para las que se crearon (art. 26 CCF).

En orden al ejercicio de los derechos existe otra diferencia: las personas físicas ejercen
por sí sus derechos, o contraen obligaciones, o bien pueden utilizar la intervención de
representantes salvo en aquellos estados de restricción a la capacidad, en los que tal
expediente es necesario; en cambio, las personas morales obran y se obligan siempre
por medio de las personas que las representan.

La personalidad jurídica de las sociedades deriva de la ley, la que reconoce al contrato


de sociedad esta fuerza creadora (art. 25 CCF).

De la personalidad jurídica de las sociedades/mercantiles deducimos las siguientes


consecuencias:

1) Son sujetos de derecho, lo que supone que tienen capacidad de goce y que los
contratos y las demás declaraciones jurídicas se hacen a su nombre, tienen un
domicilio, una denominación o razón social y les corresponde la calidad de
comerciantes.

2) Tienen un patrimomo propio distinto del de sus socios. Las deudas sociales
están garantizadas ante todo por el patrimonio social y sólo en los casos de
insolvencia, cuando se trata de sociedades de responsabilidad ilimitada, la
sentencia que se pronuncie contra la sociedad condenándola al cumplimiento
de obligaciones respecto de tercero, tendrá fuerza de cosa juzgada contra los
socios si éstos fueren demandados conjuntamente con la sociedad. En este
caso, la sentencia se ejecutará primero en los bienes de la sociedad y sólo a
falta o insuficiencia de éstos en los bienes de los socios demandados. Si la
sociedad fuere de responsabilidad limitada, la ejecución de la sentencia se
reducirá a la obtención de los socios del monto insoluto exigible de sus
aportaciones.
Inversamente, los acrcedores de los socios no pueden hacer efectivo sobre el
patrimonio social las deudas que tengan contra aquellos (art. 23, LGSM), si no es
embargando las utilidades que puedan corresponderles, e incluso la participación que
tengan en la sociedad, pero sin poderla rematar, a no ser que se trate de acciones, caso
en el que es posible llevar el embargo a sus últimas consecuencias.

CAPÍTULO V
INCUMPLIMIENTO DE LOS REQUISITOS DEL CONTRATO DE SOCIEDAD

I) CONCEPTOS GENERALES

¿Qué efectos produce la falta de alguno de los requisitos que la ley exige, o su
existencia pero con defectos que puedan afectar a s u validez? Tanto la falta de
requisitos, como la presencia de defectos que los invaliden, no admiten un tratamiento
unitario, sino que dan lugar a diversos grados de ineficacia, que en el derecho
mexicano han sido resumidos, con rigidez inconveniente, en las categorías de la
inexistencia y de las nulidades absolutas y relativas.

El artículo 2, párrafo 20 de la Ley General de Sociedades Mercantiles presenta el


problema con una faz completamente nueva, al disponer que: "no podrán ser
declaradas nulas las sociedades inscritas en el Registro Público de Comercio".

La significación de este precepto no es otra que la de afirmar que la sociedad, una vez
inserita, no puede ser declarada inexistente, ni nula, cualquiera que sean los requisitos
fundamentales de que pueda adolecer el respectivo contrato o sus vicios. Una
sociedad inscrita es una sociedad que existe y que anuda relaciones jurídicas, que
nunca podrán dejar de tener como sujeto a la sociedad que las ha producido. La falta
de requisitos, o la presencia de defectos, será motivo para que la sociedad se disuelva,
una vez que judicialmente se declare su nulidad y entrando en disolución, pase al
estado de liquidación, en el que todas las relaciones jurídicas creadas sobre el
supuesto de la existencia de la sociedad, deberán ser respetadas, según su clase y
naturaleza, sin que sea ya posible, en el derecho mexicano, precisamente en virtud de
este precepto que comentamos, que las obligaciones pactadas con una sociedad
queden completamente en el aire, por una declaración de inexistencia o de nulidad de
la sociedad, por motivos ajenos en absoluto a los terceros que contrataron con ella.

Otro dato que debe tenerse también en cuenta para la completa resolución del
problema que hemos planteado, es la distinción entre el contrato de sociedad y las
múltiples declaraciones de voluntad que pueden formarlo.

Una declaración de voluntad aislada, es decir, la de un socio singularmente


considerada, puede ser privada de eficacia jurídica por un motivo que tenga suficiente
relieve para elo, de acuerdo con la teoría general de que tengaiones Sin embargo, la
absoluta ineficacia de ese vínculo deja subsistente el contrato social, porque el
carácter unilateral de ésta y la dependencia genética entre la prestación de cada socio
y la contraprestación que percibe de la sociedad, permiten el mantenimiento del
contrato social como tal, pese a la desaparición de alguno o algunos vinculos que
formen su base consensual, del mismo modo que una rueda sigue existiendo y
sirviendo para su destino aunque desaparezcan algunos de los radios que la
componen.

II) INCUMPLIMIENTO DE CONDICIONES EN CUANTO AL CONSENTIMIENTO

I’) INCAPACIDAD. Son incapaces las personas menores de edad, salvo lo señalado en
el capítulo Il de este Libro Segundo y las que están comprendidas en los demás
supuestos que la ley establece (arts. 23 y 450 CCF).

La incapacidad de algunos de los contratantes no invalida el contrato social, ya que


ello sólo es causa de la nulidad relativa de la declaración de voluntad del incapaz, sin
perjuicio de que si el número de adhesiones individuales que se anule, llega a hacer
desaparecer los supuestos necesarios para el mantenimiento del contrato de
sociedad, deba ésta disolverse (arts. 2224, 2228, CCF y 2, párrafo 2º LGSM).

II') VICIOS DE LA VOLUNTAD. El error, el dolo y la violencia en la voluntad (arts. 1813


a 1819 CCF) influyen en la validez de las declaraciones de voluntad de los socios
provocando la invalidez del consentimiento dado por error, arrancado por violencia,
sorprendido por dolo (art. 1812 CCF), pero esta invalidez puede tener matices que van
desde la llamada nulidad relativa (art. 2228) a la inexistencia del acto producido (art.
2224).

En todo caso, debe volverse a insistir entre la distinción entre el contrato y las
declaraciones de voluntad individuales que lo componen.

III) INCUMPLIMIENTO DE CONDICIONES EN CUANTO A LA APORTACIÓN

Ya hemos estudiado los requisitos que han de reunir las aportaciones, según sean de
cosas o de hechos, y las obligaciones del socio cuando apor- ta créditos. Lo que nos
interesa en este momento es la distinción entre la falta de aportación que resulta de
circunstancias que ya se daban cuando el socio estableció su compromiso, y la falta
de aportación provocada con posterioridad a la perfección de esta obligación.

En el primer caso, el socio no puede llegar a serlo, puesto que falta elobjeto de su
obligación, en el segundo, el perecimiento de los bienes aportados da lugar al
problema del riesgo, parcialmente resuelto por el artículo 1 de la Ley General de
Sociedades Mercantiles, a cuyo tenor la sociedad sólo soporta el riesgo de las cosas
que haya recibido de un modo efectivo; pero, en todo caso hay que volver a mantener
la persistencia del contrato de sociedad por encima de la ineficacia del compromiso
de un socio, a no ser que el incumplimiento del socio determine la imposibilidad de
que la sociedad realice su finalidad, en cuyo caso volveremos al campo de las causas
de disolución, de acuerdo con los artículos 229 y 2, párrafo 2º de la Ley General de
Sociedades Mercantiles.

Frente al socio incumpidor, la sociedad puede optar entre exigir el cumplimiento


forzoso o la rescisión.

La aportación ilícita provoca las mismas consecuencias.

En todo caso, la ilicitud de la aportación puede provocar una ineficacia absoluta o


relativa, según los casos (art. 2225 CCF).

IV) INCUMPLIMIENTO DE LOS REQUISITOS SOBRE LA CAUSA DE LA


SOCIEDAD

La finalidad perseguida por la sociedad debe ser lícita.

Si no lo fuese, esto es, si contradijere las leyes de orden público, o las buenas
costumbres, ello sería motivo de la declaración de nulidad de la sociedad. Este caso
es el único en el que, según la Ley General de Sociedades Mercantiles, la sociedad
inscrita puede ser declarada nula. El régimen de estas sociedades lo establece el
artículo 3 LGSM que dispone se proceda a la inmediata liquidación de las sociedades
que tengan un objeto ilícito, petición que en todo tiempo podrá hacer cualquiera
persona, incluso el Ministerio Público, sin perjuicio de la responsabilidad penal a que
hubiere lugar. Esta nulidad procede si la sociedad es un instrumento para la comisión
habitual de actos ilícitos. La liquidación se limitará a la realización del haber social,
para pagar las deudas de la sociedad, y el remanente se aplicará al pago de la
responsabilidad civil, y, en defecto de ésta, a la beneficencia pública de la localidad en
la que la sociedad haya tenido el domicilio.

Ciertos pactos ilícitos, como el de no participación en los beneficios o pérdidas, no son


motivo de ineficacia del contrato, sino de inexistencia de los mismos pactos (art. 17).

V) INCUMPLIMIENTO DE LOS REQUISITOS DE FORMA

El régimen de las sociedades irregulares, que ya hemos venido diciendo que son las
que no han sido inscritas en el Registro Público de Comercio, consten o no en escritura
pública, fue establecido por decreto de 31 de diciembre de 1942, que aunque
formulaba normas que ya podian inducirse de la ley mexicana, vinieron a ser
expresadas de un modo claro, que ahorro todo proceso inductivo y multiples
posibilidades de discusión.

Dicho decreto adiciono el articulo 2 de la ley general de sociedades Mercantiles en los


terminos seguientes: “Las sociedades no inscritas en el registro publico de comercio,
que se hayan exteriorizado como tales frente a terceros, consten o no en escritura
publica, tendran personalidad juridica”.

Las relaciones internas de las sociedades irregulares se regirán por el contrato social
respectivo, y, en su defecto, por las disposiciones generales y por las especiales de
esta ley, según la clase de sociedad de que se trate."

“Los que realicen actos jurídicos como representantes o mandatarios de una sociedad
irregular, responderán del cumplimiento de los mismos frente a terceros, subsidiaria,
solidaria e ilimitadamente, sin perjuicio de la responsabilidad penal, en que hubieren
incurrido, cuando los terceros resultaren perjudicados."

“Los socios no culpables de la irregularidad, podrán exigir daños y perjuicios a los


culpables y a los que actuaren como representantes o mandatarios de la sociedad
irregular."

De estas disposiciones se deducen las siguientes conclusiones principaIes.

1) Las sociedades irregulares valen, sin que el incumplimiento del requisito de


forma altere la eficacia interna del contrato.
2) Las sociedades irregulares, en tanto que se hayan exteriorizado, es decir, en la
medida en que se hayan ostentado frente a terceros como tales sociedades,
tienen personalidad jurídica.
3) La sociedad irregular quiebra.
4) Los socios tienen derecho a pedir la regularización de la sociedad, y en defecto
de la misma, su separación de ella. No quiere esto decir que el incumplimiento
de los requisitos formales sea indiferente, ya que la sociedad irregular está
sujeta a las siguientes sanciones, que atañen a la sociedad en sí, o a sus socios
y administradores:
1) Los administradores responden subsidiaria, solidaria e ilimitadamente por las
operaciones que practiquen en nombre de la sociedad.
2) La misma responsabilidad tienen los que sin ser administradores operen en
nombre colectivo.
3) También responden ilimitadamente los socios, sean administradores o no lo
sean, culpables de la situación de irregularidad.
4) La sociedad puede ser obligada a regularizarse, y, si no lo hace, los socios
inconformes podrán exigir su separación de ella.

VI) VIOLACIONES A LA LEY PARA PROMOVER LA INVERSIÓN MEXICANA Y


REGULAR LA INVERSIÓN EXTRANJERA

De conformidad con lo que establece el articulo 28 de esta ley, los actos que se
realicen en contravencion de las disposiciones legales que establecen normas sobre
la participacion de capital o de socios extrangeros en sociedades mexicanas, seran
nulos y en consecuencia no podran hacerse valer frente a ninguna autoridad.

Las sociedades que, de acuerdo con la Ley estén obligadas a inscribirse en el Registro
Nacional de Inversiones Extranjeras, no lo hagan, no podrán pagar dividendos.
Tampoco podrán percibir dividendos los accionistas o socios que debiendo inscribirse
en el mencionado Registro, no se inscriban.

Igualmente se sanciona con pérdida de la patente o del cargo, a los notarios y


corredores públicos y a los encargados de los Registros Públicos que autoricen o
inscriban documentos que debiendo tenerlas, carezcan de las autorizaciones que de
acuerdo con la Ley, y su Reglamento, deba otorgar la Comisión Nacional de Inversiones
Extranjeras.
ESTATUTOS DEL ACTA CONSTITUTIVA O CONTRATO SOCIAL

Los estatutos sociales son un conjunto de normas que regulan el funcionamiento de


una sociedad y que deben estar incluidos en la escritura de constitución o acta
constitutiva:

• Los estatutos sociales son acuerdos entre socios que regulan los aspectos
básicos de la empresa, los derechos de los socios y las relaciones con terceros.
• El acta constitutiva es el documento que da legalidad a la constitución de una
sociedad y que debe ser firmado por todos los socios fundadores.

Los estatutos sociales deben ser redactados por un abogado y son un paso inicial para
la constitución de la sociedad.

Si se omiten los estatutos, se aplican las disposiciones de ley concernientes a las


reglas particulares de cada tipo de sociedad.

CONTRATO

Un contrato es un acuerdo legal entre dos o más personas que se comprometen a


cumplir una finalidad o cosa determinada. Los contratos pueden ser orales o escritos
y son una herramienta para establecer relaciones comerciales, proteger intereses y
cumplir obligaciones legales.

Algunos aspectos importantes de los contratos son:

• Partes: Los contratos son acuerdos entre dos o más personas, llamadas partes
del contrato.
• Efectos jurídicos: Los contratos generan efectos jurídicos, como obligaciones
exigibles, que vinculan a las partes contratantes y a sus causahabientes.
• Tipos: Los contratos pueden ser unilaterales o bilaterales, onerosos o gratuitos,
conmutativos o aleatorios, instantáneos o de tracto sucesivo, consensuales o
reales, privados o públicos, formales, solemnes o informales.
• Validez: Para que un contrato sea válido, el consentimiento de las partes debe
reunir ciertos requisitos, como la capacidad de los contratantes y la ausencia
de vicios del consentimiento.
• Estructura: Los contratos suelen tener las siguientes secciones: título, cuerpo
sustantivo, exposición, cuerpo normativo, cierre y anexos.

COMERCIANTE

Un comerciante es una persona que se dedica al comercio de bienes o servicios de


manera habitual y en nombre propio. También se le llama comerciante al propietario
de un establecimiento de comercio.
En el derecho mercantil, el término comerciante se refiere a las personas que están
sujetas a una regulación específica. Para ser considerado comerciante, es necesario
que la persona se dedique al comercio de forma habitual.

Algunas obligaciones legales de los comerciantes son:

• Inscribirse en el Registro Público de Comercio


• Mantener un sistema de contabilidad
• Conservar la correspondencia relacionada con el giro de comerciante

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