Mito de la caverna - 1ª parte
Mito de la caverna - 1ª parte
Mito de la caverna - 1ª parte
→ PÁRRAFOS
Después de eso proseguí, compara nuestra naturaleza respecto de su educación y
de su falta de educación con una experiencia como ésta. Represéntate hombres en
una morada subterránea en forma de caverna, que tiene la entrada abierta, en toda
su extensión, a la luz. En ella están desde niños con las piernas y el cuello
encadenados, de modo que deben permanecer allí y mirar sólo delante de ellos,
porque las cadenas les impiden girar en derredor la cabeza. Más arriba y más lejos
se halla la luz de un fuego que brilla detrás de ellos; y entre el fuego y los
prisioneros hay un camino más alto, junto al cual imagínate un tabique construido de
lado a lado, como el biombo que los titiriteros levantan delante del público para
mostrar, por encima del biombo, los muñecos.
—————————————————————————————————————
—Me lo imagino.
—Imagínate ahora que, del otro lado del tabique, pasan [hombres] que llevan toda
clase de utensilios y figurillas de hombres y otros animales, hechos en piedra y
madera y de diversas clases; y entre los que pasan unos hablan y otros callan.
—Extraña comparación haces, y extraños son esos prisioneros.
—Pero son como nosotros. Pues en primer lugar, ¿crees que han visto de sí
mismos, o unos de los otros, otra cosa que las sombras proyectadas por el fuego en
la parte de la caverna que tienen frente a sí?
—Claro que no, si toda su vida están forzados a no mover las cabezas.
—¿Y no sucede lo mismo con los objetos que llevan los que pasan del otro lado del
tabique?
—Indudablemente.
—Pues entonces, si dialogaran entre sí, ¿no te parece que entenderían estar
nombrando a los objetos que pasan y que ellos ven?
—Necesariamente.
—Y si la prisión contara con un eco desde la pared que tienen frente a sí, y alguno
de los que pasan del otro lado del tabique hablara, ¿no piensas que creerían que lo
que oyen proviene de la sombra que pasa delante de ellos?
—¡Por Zeus que sí!
—¿Y que los prisioneros no tendrían por real otra cosa que las sombras de los
objetos artificiales transportados?
—Es de toda necesidad.
→ COMENTARIO DE TEXTO
Este texto pertenece al Libro VII de la República, en concreto, forma parte del mito
de la caverna, una alegoría elaborada por Platón que, en boca del personaje de
Sócrates, narra el duro camino que debe recorrer el filósofo para encontrar el
conocimiento superior que le ayudará a gobernar rectamente y a crear una sociedad
justa: la idea de Bien.
En el texto a analizar, como idea principal, está la descripción del mundo sensible, la
caverna es la que se encuentran los prisioneros.
Las ideas secundarias son la descripción de aquellos que están dentro de la
caverna, la diferencia entre el mundo sensible y el inteligible, y el camino que hay
que recorrer para pasar de uno a otro, la educación.
Esto significa que estamos presos en el mundo sensible, aquel en el que vivimos, y
los sentidos y nuestro cuerpo son los responsables de este engaño. Para Platón, el
cuerpo es una cárcel para el alma, ya que nos hace olvidar que existe un mundo
auténtico (representado más adelante como el exterior de la caverna) e inteligible
donde está el conocimiento verdadero. Por eso menciona esa “falta de educación”,
porque para pasar de uno a otro es necesaria la educación.
A continuación, Platón establece una división dentro del mundo sensible, es decir,
señala que la caverna está dividida en dos partes por un “tabique”.
Por un lado, al fondo están los prisioneros, que más adelante en el relato se
desvelará que están contemplando unas “sombras” que representan las imágenes
que son proyectadas de los objetos sensibles, que no son cosas u objetos que estén
en nuestro mundo, sino una copia de estos. Y, por otro lado, aparecerán los objetos
físicos que existen y son más verdaderos y auténticos que las imágenes.
En esta parte del texto está haciendo referencia a la ignorancia del hombre, a la
mente cerrada que no es capaz de ver más allá de lo que tiene delante, lo que le
encierra en un estado de ilusión e imaginación en el cual piensa que la auténtica
realidad son aquellas sombras que proyecta el fuego. Es decir, lo que visualizan los
prisioneros simboliza el mundo aparente y engañoso y, sin embargo, ellos creen que
es real, lo que refleja que, estos hombres, se encuentran en el grado más bajo del
conocimiento humano (eikasia), el de la opinión y las conjeturas, basado en mitos y
religiones.