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Combes, J. Dolor: Dimensiones y abordajes terapéuticos desde la


Psicología. Psico Logos 2013, 23: 107-114. Facultad de Psicología. UNT.

Julieta Combes: Psicóloga – Jefe de Trabajos Prácticos de Neurobiología. Facultad de


Psicología. U.N.T. - Master en Psicología del Deporte y de la Actividad Física. Universidad
Autónoma de Barcelona (España) – Investigadora del Consejo de Investigaciones de la
Universidad Nacional de Tucumán (CIUNT). E-mail: julietacombes@hotmail.com

Dolor: dimensiones y abordajes terapéuticos desde la Psicología

Resumen

El dolor es una experiencia humana universal que es un reto para los


profesionales de la salud ya que es la causa más frecuente de consulta médica que causa
sufrimiento, deterioro de la calidad de vida y elevados costos económicos. El objetivo es
conocer las dimensiones del dolor y los abordajes terapéuticos que propone la Psicología.
Se realizó una revisión de las definiciones, dimensiones (sensitivo discriminativa,
cognitivo-evaluativa y afectivo-motivacional), objetivos de la evaluación psicológica y
alternativas de abordaje terapéutico (relajación, biofeedback, intervenciones cognitivas y
conductuales y psicoterapia) que propone la psicología para enfrentar el dolor, en especial
el dolor crónico. Se concluye que los pacientes tienen derecho a que se alivie, controle o
prevenga el dolor por psicólogos que trabajen integrados interdisciplinariamente con la
debida formación y experiencia. Es prioritario potenciar y sostener la investigación sobre
los abordajes terapéuticos para dolor desde la Psicología

Abstract
The pain is a human universal experience that is a challenge for the health-care
professionals since it is the most frequent cause of medical consultation that causes
suffering, deterioration of the quality of life and lofty economic costs. The objective is to
know the dimensions of the pain that the Psychology.proposes and the therapeutic
boardings. The Psychology to confront the pain accomplished a revision of the definitions,
dimensions ( psychic discriminative cognitive evaluation and affective motivational),
2

objectives of the psychological evaluation and alternatives of therapeutic boarding itself


(relaxation, biofeedback, cognitive and behaviorist interventions and psychotherapy ),
specially the chronic pain. It is concluded that patients have a right to that you get better,
control or prevent the pain for psychologists that they work integrated interdisciplinaryly
with the proper formation and experience. To increase the power of it is priority and
supporting the investigation on the therapeutic boardings on the pain from Psychology.

Palabras clave: Dolor – Dolor crónico – Dimensiones del dolor – Psicología -


abordajes terapéuticos -

Key Words: pain - chronic pain – pain dimensions - Psychology.- therapeutic


boardings

Introducción
El dolor constituye una experiencia universal que afecta a toda la población en
algún momento de su vida. La experiencia del dolor está modelada por una interacción
recíproca y dinámica entre los aspectos biológicos, psicológicos y socioculturales (Olivares
Crespo y Cruzado Rodriguez, 2008, 323).
El dolor, en todas sus manifestaciones, es la causa más común de sufrimiento e
incapacidad, de deterioro de la calidad de vida, así como de demanda de consulta médica.
Constituye un tema central en las ciencias de la salud contemporáneas, con unos costes
económicos y en términos de sufrimiento humano altamente elevados. El dolor crónico,
especialmente el neuropático, es una causa creciente de demanda de asistencia en la
consulta de neurología (Martínez Salio, 2005, 642).
Cada vez es más evidente que el camino hacia el análisis y solución del
problema pasa por la asunción del modelo biopsicosocial (van-der Hofstadt, y Quile, 2001,
504). El dolor es un reto para los profesionales de la salud que debe abordarse desde la
interdisciplinariedad. El psicólogo ha estado presente en el estudio y tratamiento del dolor
desde sus inicios. La psicología viene a cooperar con la medicina, la anestesiología y la
neurología, para contribuir a explicar e intervenir sobre los efectos perceptivos singulares
del dolor y su impacto psicosocial (Vallejo Pareja, 2005, 41)
3

Se propone una revisión de las definiciones, dimensiones, objetivos de la


evaluación psicológica y alternativas de abordaje terapéutico que propone la psicología
para enfrentar el dolor, en especial el dolor crónico.
Desarrrollo
1. El dolor: definiciones y dimensiones.
El dolor es definido como “Una experiencia sensorial y emocional desagradable
asociada con daño hístico real o potencial o descrita en términos de tal daño” (Salvat cita a
la Asociación internacional para el estudio del Dolor, 2005, 297). En esta definición se
destaca que el dolor está definido como una evita unir el dolor al estímulo ya que es el
daño hístico el estímulo que produce dolor.
El dolor es un fenómeno universal con el que el ser humano ha tenido que
enfrentarse desde sus orígenes. En las primeras definiciones se hablaba del dolor como una
sensación que responde directamente a un daño tisular. Esto dejaba fuera otros tipos de
dolor que no cumplían claramente esta función de alarma respecto a un daño, en los que
ninguna prueba es capaz de objetivar una lesión. Se hizo patente la necesidad de incluir en
la definición del dolor otros aspectos. En la actualidad, la Asociación Internacional para el
Estudio del Dolor lo describe como una experiencia sensorial y emocional asociada a una
lesión real o potencial. Esta definición da cabida a una dimensión psíquica del dolor, más
allá de una simple respuesta física. Incluye también las vivencias que no están asociadas
claramente con un daño orgánico o tisular y la posibilidad de que exista dolor sin que haya
una lesión real (Almendro Marín et al., 2011, 213).
El dolor crónico, entendido como aquel que persiste y es desproporcionado al
proceso que lo origina, que no evoluciona a la curación, en cuya génesis y mantenimiento
influyen factores psicológicos y ambientales, y que no tiene clara función biológica,
constituye uno de los problemas de salud más costosos para la sociedad. El ejemplo más
típico se observa en el paciente con dolor neuropático (dolor iniciado o causado por una
lesión o disfunción del sistema de transmisión neurológica del dolor).Al sufrimiento físico
del paciente, se une nuestro actual parcial desconocimiento de los mecanismos
fisiopatogénicos que lo generan, así como la pobre respuesta a los tratamientos existentes,
lo que hace de este paciente uno de los más exigentes e insatisfechos de todos los usuarios
de la medicina. (Martínez Salio, 2005, 641)
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La teoría multidimensional del dolor de Melzack y Casey (1968, citada por


Salvat et al.,2005, 297) es uno de los modelos teóricos del dolor más extendidos en la
literatura psicológica. Se basa en el supuesto de que el dolor está compuesto por tres
dimensiones íntimamente relacionadas que configuran y determinan esta experiencia.
Tales son la dimensión sensorial, cognitiva y afectiva.
1. La dimensión sensitivo discriminativa que comprende la experiencia de
localización, cualidad e intensidad de la sensación dolorosa y otras características
espaciales y temporales;
2. La dimensión cognitivo-evaluativa que abarca la evaluación del significado
de lo que está sucediendo y puede suceder en relación a la sensación dolorosa. Se basa en el
significado que uno le atribuye a la sensación de dolor y al contexto en que ocurre. En
gran medida, determina la intensidad y naturaleza específica de la respuesta emocional
asociada al dolor
3. La dimensión afectivo-motivacional, relacionada con el significado de las
anteriores y con el propio deseo de evitar y/o esperar evitar un daño determinado. Se basa
en el significado de experiencias previas de la sensación dolorosa, se dirige hacia el
contexto en el cual se desarrollan y hacia las implicancias que puede tener el ser uno
mismo amenazado por determinado daño. Los significados influyen sobre el deseo de evitar
el daño que determina los distintos tipos de respuesta emocional. Se trata de una
experiencia integrada en la cual existen simultáneamente la sensación de dolor, la
atención que el dolor despierta, los distintos significados y las respuestas emocionales.
Los procedimientos médicos y quirúrgicos convencionales
se focalizan solamente en la dimensión sensorial del dolor e intentan paliarlo
mediante intervenciones que eliminen o atenúen la transmisión neural hasta el
cerebro, o destruyan los propios centros receptores superiores. A diferencia de esto
Melzack (1973, citado por Chóliz Montañés, 1994, 6) sugirió que el objetivo ideal en
muchas ocasiones no es abolir completamente la sensación, sino reducirla a niveles
tolerables. La intervención deberá realizarse en las tres dimensiones citadas anteriormente,
no únicamente en la sensorial
El dolor crónico constituye un cuadro complejo, definido por la presencia de un
conjunto de problemas específicos en los cuales el psicólogo tiene un papel importante. En
5

la mayoría de los problemas de dolor crónico se produce una disminución del umbral del
dolor, provocando periodos de inactividad que favorecen el descondicionamiento muscular
y a esto hay que unir las alteraciones psicológicas que se han descrito, fundamentalmente
depresión y ansiedad. El sujeto comienza a manifestar una serie de conductas
características de la persona enferma; visitas frecuentes al especialista, quejas somáticas,
abuso de fármacos que se mantienen por condicionamiento operante. González Alonso
destaca los siguientes aspectos del paciente que sufre dolor crónico: percepción del fracaso
de los recursos terapéuticos y escasa confianza de que se pueda encontrar un remedio
eficaz, exceso de reposo y reducción del nivel de actividad física, agravados a menudo por
la coincidencia de la edad avanzada y la jubilación, abuso y posible dependencia de
narcóticos y psicofármacos, trastornos del sueño y deficiente calidad reparadora del mismo,
alteraciones del humor y estados de ánimo, reducción en el nivel de actividad funcional,
deficientes repertorios de habilidades en diversas esferas adaptativas, por falta de
aplicación, deterioro de las habilidades de comunicación e inadecuadas pautas de relación
interpersonal o habilidades social, problemas de comunicación con los profesionales,
abandono de trabajo y los consiguientes problemas de contacto y de relación social, además
de económicos, restricción de las fuentes de estimulación alternativa o distracciones,
modificaciones en el ambiente familiar, relaciones familiares basadas en la asistencia y el
cuidado del paciente, falta de autonomía personal.
2. Objetivos de la evaluación psicológica en el paciente con dolor crónico.
Los objetivos fundamentales de una evaluación psicológica en el paciente con
dolor crónico son: 1. Definir las características psicológicas o el estado mental del paciente:
psicopatología que presenta (previa, comórbida o consecuencia de la enfermedad de dolor).
2. Aclarar si el paciente es un candidato apropiado para un tratamiento determinado. 3.
Evaluar una intervención terapéutica. El empleo de pruebas psicológicas antes y después
del tratamiento para determinar sus efectos constituye otro objetivo. El objetivo
fundamental de la evaluación psicológica de los pacientes con dolor crónico es determinar
el papel de los factores psicológicos y sociales en la experiencia de dolor. (Castel-Bernal et
al., 2006, 46)
La evaluación del dolor debe partir de que es una experiencia multidimensional,
única para cada persona, con varios niveles: nociocepción (la estimulación de las fibras
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nerviosas), sensación, percepción, motivación, emoción y valoración cognitiva (peligro


percibido, significado), así como las conductas de dolor (las respuestas observables, ej.
gestos, inactividad, peticiones de asistencia) (Olivares Crespo y Cruzado Rodriguez, 2008,
323, citan a Turk y Burwinkle, 2005). Así mismo, la evaluación debe abarcar el impacto
del dolor en las actividades sociales y laborales, metas vitales, y en la calidad de vida en
general del paciente y los familiares.
Los principales instrumentos para cumplir los objetivos de la evaluación son:
entrevistas, escalas visuales analógicas y categoriales, autorregistro, observación y
cuestionarios.
3. Tratamiento psicológico del dolor crónico.
El paciente de dolor crónico no es una persona con problemas psicopatológicos
en sí, sino que dichos problemas suelen acontecer como consecuencia de padecer un
síndrome de dolor crónico. La psicología de la salud es pionera en el tratamiento del dolor
crónico. Debido a esto, el tratamiento psicológico se impone al tratamiento psiquiátrico. Se
trata de ayudar a una persona “normal” a sobrellevar o adaptarse al padecimiento de un
problema médico impuesto, es un trabajo esencialmente psicológico, no psiquiátrico. Se
añade el uso de psicofármacos que a dosis analgésicas utiliza el médico que trata el dolor
crónico (Vallejo, 2005, 41)
El tratamiento psicológico del dolor crónico es una tarea psicológica
compleja. Afecta de forma completa a la persona y su entorno: deben considerarse muchas
variables y utilizarse programas de tratamiento interdisciplinarios. La óptica del
tratamiento psicológico como apoyo es específica de la facilitación de estrategias de
afrontamiento del dolor. Dado que se trata de un problema crónico, no puede hablarse de
curación, sino de afrontamiento o adaptación y convivencia con el problema.
La imposibilidad de curación es un aspecto difícilmente aceptado por el
paciente e, incluso, por el personal sanitario. Esta es la realidad de muchos síndromes de
dolor crónico, enfermedades reumáticas procesos degenerativos, o el mero envejecimiento.
Los programas multicomponente o también denominados interdisciplinarios son
los más habitualmente utilizados en la clínica. Se incluyen los recursos que han demostrado
ser eficaces en el tratamiento del dolor, en un sentido amplio: técnicas de relajación y
biofeedback, dirigidos a los cambios fisio-lógicos que pueden originar o mantener el dolor
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y diversas técnicas de afrontamiento. Si bien estos programas han sido cuestionados en


su eficacia, han demostrado ser más eficaces que la ausencia de tratamiento. El
principal problema es su complejidad en términos de duración y de exigencia al paciente.
La cantidad de tareas que debe llevar a cabo, el número de cambios que debe hacer en su
forma de vida, la necesaria supervisión y ayuda para este esfuerzo hace que los pacientes
rechacen el tratamiento, le abandonen o se presente una alta tasa de recaídas, posiblemente
debido a que el trata-miento no ha sido seguido convenientemente (Vallejo, 2005, 49 cita a
Rickmond y Carmmody, 1999).
A continuación se repasaran los principales tratamientos psicológicos del dolor
crónico. (Vallejo, 2005, 44)
 Relajación: el entrenamiento en relajación es un elemento terapéutico frecuente en
el tratamiento del dolor que suele asociarse a otras técnicas y, a veces, formando parte de
programas interdisciplinarios. El uso de la relajación no tiene un efecto directo sobre el
control del dolor. Su acción produciría una reducción de un determinado tipo de actividad
fisiológica: la musculoesqueletal, así como una disminución de la actividad adrenérgica y
un aumento de la actividad parasimpática. Estos efectos podrían producir una disminución
de la ansiedad y la reducción de algunas actividades fisiológicas concretas que pudieran
perpetuar o incrementar el dolor. Lo cierto es que la relajación ha sido poco utilizada como
única técnica de tratamiento y sólo ha sido estudiada convenientemente en el tratamiento de
las cefaleas.
 Biofeedback o Bio-retroinformación: el entrenamiento en biofeedback ha tenido
como una de sus más destacadas aplicaciones el tratamiento de diversos síndromes de dolor
crónico. Si el dolor, es originado por una disfunción de los sistemas naturales de regulación
fisiológica, una ayuda externa que permita restablecer la auto-regulación es la opción más
adecuada (Vallejo, 2005, 46). Consiste en una técnica de autocontrol que opera a través de
la información constante que recibe el sujeto sobre la función de la respuesta
psicofisiológica que se desea someter a control voluntario. Esta información es
proporcionada por diferentes aparatos aunque el objetivo final sea lograr el control
voluntario sin necesidad de ayudas externas (Osorio Noriega, 2008, 48 y 49).
 Intervenciones cognitivas: consideran que las expectativas, las actitudes
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y las creencias afectan la experiencia dolorosa. Si se cambia la cognición se puede tener


control sobre el dolor. Las técnicas cognoscitivas más utilizadas en el tratamiento del dolor
crónico son las de reestructuración cognoscitiva (la detención y la racionalización de
pensamientos), las que desarrollan estrategias de afrontamiento y las de resolución
planificada de problemas(Osorio Noriega, 2008, 49). La estrategias de afrontamiento
incluyen un componente educativo (psicoeducativo), uno de adquisición de habilidades
y otra de puesta a prueba de dichas habilidades (Vallejo, 2005, 47).
 Intervenciones conductuales: se dirigen a que la persona recupere y mantenga sus
actividades ordinarias, con independencia del dolor y combatiendo, por el contrario, las
actividades de dolor: conductas de queja e incapacidad es decir, los típicos
comportamientos característicos de la persona con dolor. La decisión de seguir haciendo
cosas a pesar del dolor da como resultado recuperar la dirección de las propias actividades
En contra de las predicciones del paciente, su familia e incluso del personal sanitario, a los
pacientes no sólo no les aumenta el dolor al incrementar la actividad sino que disminuye,
aunque no desaparece. (Vallejo, 2005, 48)
 Psicoterapia: se trata de que el paciente elabore su conflicto psicológico a través de
una dinámica analítica individual o de grupo Recomendable sobre todo
para los sujetos que presentan una problemática psicológica profunda relacionada con el
dolor. Existe poca investigación con relación a la eficacia de estas orientaciones en el
tratamiento del dolor y pareciera que sólo la psicoterapia dinámica breve puede ser
provechosa (van-der Hofstadt, y Quile, 2001, 508).

Conclusión
En un principio el dolor se contemplaba desde una perspectiva muy fisiológica,
el tratamiento se reducía a un tipo de técnicas médicas (fármacos, intervenciones
quirúrgicas, etc.). A medida que el dolor se define desde la teoría muldimensional, es decir,
compuesto por tres dimensiones íntimamente relacionadas que configuran y determinan
esta experiencia, la forma de tratarlo también se amplía. Los pacientes tienen derecho a que
se alivie, controle o prevenga el dolor por psicólogos que trabajen integrados en equipos
interdisciplinarios. Los profesionales de la salud que trabajen en esta problemática deben
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tener una amplia formación y experiencia en la evaluación y el tratamiento integral del


dolor, en los aspectos médicos, psicológicos y sociales.
Es fundamental potenciar y sostener la investigación sobre los abordajes
terapéuticos para el dolor desde la Psicología . Se pone de manifiesto la necesidad de
trabajar desde modelo biopsicosocial muchos de los problemas tradicionalmente médicos,
entre los que se incluye el dolor. “El futuro del tratamiento del dolor, no cabe duda, se
basará en la aplicación de programas interdisciplinares. Mientras avanzamos en este
camino, todavía quedan multitud de preguntas por responder …” (Moix, Queraltó, 2005,
55).

Bibliografía

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