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MANDAMIEI\TOS
Manual para la vida cristiana
J. DoLJI\¿A
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Publicado por
T TRRoS DESAFÍo
285O Iklamaz¡oAve. SE
Grand Rapids, Michigan 49560
EE.UU.
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Contenido
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Prefacio ....7
ElprólogodelosDiezMandamientos.... ......9
Elprimermandamiento .......25
Elsegundomandamiento ......49
Eltercermandamiento ........93
Elcuartomandamiento .......133
Elquintomandamiento .......193
El sorto mandamiento . .245
El séptimo mandamiento
Eloctavomandamiento .......335
Elnovenomandamiento ......367
Eldécimomandamiento ......395
Apéndice: El uso de l¡a Biblia en la éüca . . . . . .415
Índicegeneral ...455
indicedematerias .....461
Índicedeautores ......469
Índice de citas bíblicas . .475
Prefacio
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El Profesor Dr. J. Douma es ministro de la Iglesia Reformada Libre de
Holanda (wijgemaakt), y desde 1970 ha sido profesor de ética en la
Universidad Teológica en Kampen, Holanda. El Dr. Douma ha escrito una
serie en quince volúmenes titulada Re¡fleruin Moral (Ethische bezhnirg), en
la que analiza diversos temas firndamentales y actuales de la esfera de la
ética. Entre estos temas se encuentran el aborto, matrimonioy sexualidad,
el estilo cristiano de üda, homosexualidad, medio ambiente y tecnologia,
responsabÍlidad política y armas nucleares. Tres de estos quince volúme-
nes fueron un comentario de los Diez Mandamientos, volúmenes que
luego se integraron para publicarlos como uno solo.
El Dr. Douma goza de respeto internacional por su interpretación pro-
funda y aplicación cúdadosa de la Escritura, de los credos y de la historia
de la i$esia, en relación con problemas morales contemporáneos. En este
volumen ofrece un comentario moderno sobre los Diez Mandamientos, que
siguen siendo en nuestros días un manual para lavida cristiana.
Finalmente, esta edición incluye un apéndice titulado: oEl uso de la
Biblia en la éticao. Este útil ensayo sería provechoso estudiarlo antes de
leer la exposición y comentario de los Diez Mandamientos, ya que en él el
Dr. Douma explica los principios y método hermenéuticos, con una expo-
sición de cuatro maneras eficaces en que se puede usar la Biblia para
reflexionar sobre la moral.
Nelson D. Kloosterman
Mid-America Reformed Seminary
Dyer,Indiana
EE.UU.
El prólogo de los
Diez Mandamientos
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Yo sog eLfurrlrtutDíos.
Yote saqué de Wtpto,
del Wis donde eras esclnuo.
Éx. zo:z)
EL PROLOGO DE I,OS DIEZ MANDAMIENTOS
11
I¡S DIEZ MANDAMIENTOS
seguir describiendo los favores que el gran rey hubiera otorgado a sus
príncipes vasallos. En forma parecida leemos que el Señor ha liberado a
Israel de Egipto, la casa de esclavitud. El soberano hitita pasaría luego a
estipular las obligaciones que debÍan cumplir sus vasallos. En un sentido
parecido, encontramos en el Decá{ogo, con su repetido nnoo, las regulacio-
nes que Israel tenia que observar para ser fiel a su pacto con el Señor.'
I J. L. Koole, DeTíenGeboden" 2a ed. (Kampen, 1983), IO-11; también G. van Rongen, Zgn
uast uerbond" (Goes, 1966), pp. 5 lss.
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EL PROI,OGO DE LOS DIEZ MANDAMIENTOS
13
I.OS DIEZ MANDAMIENTOS
opino que no causa diferencia alguna hablar de las Diez palabras o de los Diez
Mandamientos. Encontramos npalabras, JÉx. zo: t; Dt. S:22) o odiez palabrasr (véase el
hebreo de Éx. 34:28:Dt,4:13; l0:4); pero también se puede hablar de áos tablillas de pie-
dra que contienen la leyy el mnnda¡níento(Dx.24:12).véase también Mt. 19:17-19 y Ro.
13:9. Todo se reduce a cómo se interpreta el concepto de mandamiento.
3 J. W. Tunderman,'tBegínselder eeutuíge uretgle (Goes, lg4g), 2:f lO.
4 H. Veldkamp, ondngsl<índeren" 3a ed. (Franeker, 1957), 2:138.
T4
EL PRÓI,OGO DE I,OS DIEZ MANDAMIENTOS
15
I,OS DIEZ MANDAMIEMIOS
todas estas cosas en Cristo (Col. 2:16-17; Heb. b-l0).' Debido a esos y
otros cambios, ya no es posible hablar de los Diez Mandamientos sin rela-
cionarlos con la obra de Jesucristo. Ahora reciben una interpretación más
amplia y profunda que lo que fue posible a los pies del Monte Sinaí.
Esto debemos tenerlo presente cuando leemos el prólogo. señalamos
antes que, en primer lugar, Dios se anuncia en el prólogo en toda su majes-
tad. sujetos a esta majestad están no sólo Israel, sino todo el mundo. Esto
también fue así cuando Yahvé estableció su pacto con Israel en el sinaí,
porque incluso entonces decla¡ó que todo el mundo le pertenecía (Éx.
19:5). Pero con la luz del Nuevo Testamento vemos mejor cómo todas las
cosas le pertenecen y existen por él y para él (Ro. I l:86), y cómo es digno
de recibir gloria, honor y poder de todas las naciones (Ap. 4:II; 2I:26).
Vemos también cómo toda autoridad en los cielos y en la tierra ha sido
dada a cristo (Mt. 28:18), y que delante de él toda rodilla debe doblarse y
toda lengua debe confesar que rdesucristo es el Señor para $oria de Dios
Padrer (Fil. 2:lO-f l).
Más aún, lo que el prólogo dice acerca de Dios como gran Libertador
adquiere un contenido más profundo en el Nuevo Testamento. ya el
Antiguo Testamento fue más allá de la impresionante liberación de Egipto.
Jeremías anunció que llegaría el día en que el pueblo ya no diría: npor la
vida del señor, que hizo salir a los israelitas de la tierra de Egiptor, sino,
ttPor lavida del señor, que hizo salir a los israelitas de la tierra del norte, y
de todos los países adonde los había expulsado, (Jer. 16:14-lb). pero la
gran liberación lograda por medio de Jesucristo superaría cualquier otra
liberación. t a antigua Pascua se sustituye con la nueva, para la que cristo
mismo se ha converlido en el cordero sacrificado (l co. 5:z).r,aliberación
de Egipto se convirtió en nuestra liberación del poder de las tinieblas, de
la esclaütud del pecado, de modo que pudiéramos tener un lugar en el
reino de Cristo (Col. 1: 13; I P. 2:9).
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r También en esto, debe impresionarnos el carácter gratuito de esta libe-
¡* ración: nPor gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no pro-
I cede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por las obras, para que
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7 La relación entre elAntiguo y Nuevo Testamentos es crucial para la ética cristiana. Entre
losmejoresanálisisestáJuanCalvino, IrstihrcióndelaRelígíónCristirutqnuevaed.revi-
sada, trad. cipriano de valera, Fundación Editorial de Literatura Reformada,
2vol. (1967),2.I1.329-341, oDiferencia entre los dos Testamentoso.
16
lu,
EL PRÓI,OGO DE LOS DIEZ MANDAMIENTOS
nadie se jacte, (Ef. 2:8-9). Del mismo modo que Israel no se apartó de la
esclavitud de Egipto por sus propios esfuerzos, también la gran liberación
que Cristo ha real2ado debe describirse como no merecida. Una vez más,
las promesas que hace mucho fueron dadas a Abraham y a sus descen-
dientes, llegan a cumplirse. Dios demostró su misericordia en Cristo a
Abraham y a sus descendientes para siempre (Lc. I :55), y recordó el jura-
mento hecho a Abraham (I*. 1:73). Lo que Dios declaró una vez a
Abraham medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tie-
-u¡por
¡¡¿o (Gn. I2:3)- ahora logra su plenitud entre aquellos que creen en
Cristo. En este sentido, las distinciones entre judÍo y griego, esclavo y libre,
hombrey mujerya no importan. Son uno en Cristo, y quien esté en Cristo
es hijo de Abraham y heredero según con la promesa (Gá. 3:7-14,28-29).
En tercer lugar, debemos ver con claridad que el Dios que se anuncia
como Legislador, lo hace como nuestro Salvador en Cristo en forma más
explicita que bajo el antiguo pacto. Invocando las misericordias de Dios,
Pablo nos inüta a que presentemos nuestras üdas a Dios como sacrificio
santo (Ro. 12:1). Hemos sido escogidos con etfnde quepodamos vivir en
forma santa y sin tacha delante de Dios (Ef. f :4). Dios nos ha creado en
Cristo parahacer buenas obras, que ha preparado de antemano para que
andemos en ellas (Ef.2:lO). Primero está el evangelio, luego la ley. El pue-
blo debe mantenerse firme en su libertad y no permitir ser esclavizado de
nuevo (Gá. 5: 1). Debemos decir adiós a la vida vieja, pecaminosa y no per-
mitir que nos seduzcan los deseos de otro tiempo cuando no sabíamos
cómo era todo. Porque así como Aquel que nos llamó es santo, así también
nosotros debemos ser santos en todo lo que hagamos, como dice Pedro,
recurriendo aI versículo del Antiguo Testamento: uSean santos, porque yo
soysanto, (f P. 1:15-16).
Esa condición de vida también contrasta con la forma mundana de la
que hemos sido liberados. Debemos ser irreprochables y sin mancha, hijos
que viven sin faltas en medio de una generación deshonesta y perversa, y
debemos ser estrellas brillantes en el mundo (tenebroso) (Fil. 2:15). I-a" libe-
ración de Egipto, y de cualquier otra tierra de esclaütud a cualquier
pecado, exige una antítesis visible en estilo de vida entre el entonces y el
ah.ora.
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