Taichi Cualitativo
Taichi Cualitativo
Taichi Cualitativo
Geométrico y Sagrado
Historia del Taichi
Significado del Tai Chi
Filosofía del Tai Chi
Movimientos del Tai Chi
Principios filosóficos del Tai Chi
Las 13 Posturas del Tai Chi
Primeros movimientos
I. Indicaciones para el paso a la izquierda (ancho de hombros)
II. La postura de Wuchi y la flexión de rodillas en Tai Chi
III. Elevar brazos
IV. Girar a la derecha sosteniendo la esfera de energía
V. Avanzar sosteniendo la esfera
VI. Acariciar la crin del caballo salvaje
Historia del Taichi
El Tai Chi Chuan, una disciplina que combina arte marcial, filosofía y salud, tiene orígenes
envueltos en leyendas y relatos históricos. Aunque su práctica moderna se ha simplificado y
difundido ampliamente, su creación y desarrollo inicial se atribuyen a figuras y familias que
sentaron las bases de este arte milenario.
La creación del Tai Chi Chuan se atribuye tradicionalmente al legendario sabio taoísta
Chang Sanfeng. Este antiguo maestro, inspirado por la filosofía taoísta y la teoría del yin y
yang, habría desarrollado una práctica que integraba estilos de boxeo, técnicas respiratorias
(Tao Yin), conocimientos médicos tradicionales chinos sobre la circulación de la sangre y del
Chi, y conceptos filosóficos profundamente arraigados en el equilibrio de las energías.
Aunque el relato de Chang Sanfeng forma parte de la tradición, la historia documentada del
Tai Chi comienza con la familia Chen en la aldea Chen, provincia de Henan, durante el siglo
XVII. La familia Chen desarrolló las formas primeras y segundas conocidas como Pao Chui
(Puño de Cañón).
A finales del siglo XVIII, los estilos de la familia Chen se diferenciaron en: El estilo viejo y
largo, que incluye las secuencias tradicionales. El estilo nuevo y corto, resultado de
innovaciones posteriores.
Uno de los eventos clave en la difusión del Tai Chi fue la llegada del maestro Yang Luchan a
la aldea Chen. Proveniente de Yung Nien, Yang, junto a su amigo Li Po, escuchó sobre la
maestría de los Chen y viajó a aprender sus técnicas. Sin embargo, al ser considerados
extraños, fueron inicialmente rechazados.
Determinados a aprender, Yang Luchan observaba en secreto las clases del maestro Chen
desde una ventana durante las noches. Con el tiempo, su perseverancia y habilidad lo
llevaron a dominar el arte. Posteriormente, Yang Luchan viajó a Pekín, donde se convirtió
en tutor de la nobleza manchú, lo que permitió la popularización del Tai Chi.
Yang Luchan es reconocido como el fundador del estilo Yang, que deriva directamente del
estilo Chen. Sin embargo, el estilo Yang se caracterizó por movimientos más suaves y
fluidos, adaptados a una práctica más accesible.
Yang Cheng Fu se convirtió en una figura clave para la evolución y difusión del Tai Chi, y
sus enseñanzas sentaron las bases para las formas modernas. Entre sus sucesores se
encuentra Cheng Manching, conocido por su contribución a la enseñanza del Tai Chi en
Occidente.
En 1956, el gobierno de la República Popular de China adoptó una versión oficial del Tai Chi
conocida como la forma simplificada de 24 posturas o forma de Pekín. Esta versión, basada
en el estilo de Yang Cheng Fu, fue diseñada para promover la práctica del Tai Chi como
ejercicio físico y herramienta de bienestar en todo el país.
El Tai Chi, desde una perspectiva filosófica, encuentra sus raíces en el I Ching o Libro de los
Cambios. Este texto ancestral explica que, antes del surgimiento de todo lo que conocemos,
existía un estado de vacío absoluto llamado Wu Chi. De este vacío surge el universo,
representado por la interacción del Cielo y la Tierra, de los cuales somos parte. Al acto de
creación que emerge del vacío se le denomina Tai Chi.
En este contexto, "Tai" simboliza lo infinitamente grande, mientras que "Chi" representa el
extremo o límite. Así, el Tai Chi puede interpretarse como el principio generador que da
lugar al equilibrio dinámico en el universo.
La filosofía del Tai Chi es una síntesis de varias tradiciones y conocimientos orientales,
incluyendo el I Ching, la medicina tradicional china y sus teorías sobre los meridianos de
energía, el concepto de Wu Wei (la acción sin esfuerzo) del taoísmo, los valores éticos del
confucianismo y la compasión inherente al budismo.
Uno de los principios esenciales del Tai Chi es la anticipación a la reacción. Este concepto
invita a evitar la agresión directa y, en cambio, responder de manera proactiva,
anticipándose tanto a la acción externa como a la reacción interna. Este enfoque fomenta la
armonía y la fluidez, tanto en la práctica marcial como en la vida cotidiana.
Los movimientos del Tai Chi son lentos, armónicos y están diseñados con una geometría
precisa, donde el cuerpo mantiene una relación equilibrada entre la columna, los miembros
superiores e inferiores. Estas posturas buscan no solo beneficios físicos, sino también un
bienestar mental y espiritual, permitiendo alcanzar un estado de equilibrio energético en la
vida.
En su esencia, los movimientos del Tai Chi se fundamentan en el principio del yin y el yang.
Ninguna postura es completamente relajada ni totalmente tensa; en su lugar, se busca una
interacción dinámica que combine ambos estados en equilibrio. Este principio refleja las
leyes energéticas del universo, donde el yin se transforma en yang y viceversa, en un ciclo
constante de cambio y complementariedad.
En la práctica, esta armonía entre tensión y relajación promueve no solo la salud corporal,
sino también una conexión más profunda con el flujo energético del universo, ayudando a
cultivar la vitalidad y la paz interior.
De este modo, el Tai Chi no es solo una disciplina física, sino también un camino filosófico y
espiritual que busca la integración del cuerpo, la mente y el espíritu con el orden natural del
cosmos.
El Tai Chi se fundamenta en una serie de principios que trascienden la práctica física y
conectan al practicante con una filosofía de vida basada en la armonía, la unidad y el
equilibrio. Sin embargo, alcanzar una comprensión profunda de estos principios requiere
paciencia, perseverancia y una práctica constante que integre lo interno y lo externo.
El Tai Chi requiere paciencia y perseverancia: cada postura debe ser cuidadosamente
analizada, corregida y practicada. Solo cuando se domina una postura es posible avanzar a
la siguiente. Este enfoque gradual permite no solo memorizar las formas, sino integrarlas la
mente, enraizar el cuerpo y favorecer el flujo del Chi hacia el Tantien (el centro de energía
ubicado en el abdomen) con precisión y profundidad.
Los ejercicios de Chikung no sólo preparan el cuerpo, sino que también abren las
articulaciones, el espacio entre los huesos y conectan las extremidades a través de la
energía. Las articulaciones deben mantenerse relajadas y naturales, ya que la rigidez
interrumpe el flujo energético y genera bloqueos en los meridianos.
El Tai Chi se caracteriza por movimientos suaves, lentos y armoniosos. Estos deben fluir de
manera natural, sin brusquedad ni interrupciones. La fuerza muscular no tiene cabida; en su
lugar, se utiliza la mente para guiar el movimiento y canalizar la energía interna. Este
principio se describe como "ocultar la dureza dentro de la suavidad", similar a una aguja
envuelta en algodón.
La relajación consciente elimina la tensión innecesaria que podría bloquear los meridianos,
los tendones y los vasos sanguíneos, permitiendo que la energía fluya libremente.
El Tai Chi distingue entre lo interno, que es el uso de la mente, y lo externo, que es la
sensibilidad en el cuerpo. El espíritu dirige los movimientos, mientras que el cuerpo
obedece. Cuando el espíritu está elevado, los movimientos se vuelven ligeros, ágiles y
naturales. La práctica busca un estado de relajación consciente donde se elimine toda
rigidez que pueda limitar la libertad de movimiento y bloquear el flujo energético.
La respiración en Tai Chi debe ser natural, fluida y sincronizada con los movimientos. Nunca
debe contenerse, ya que esto puede generar tensión, causar temblores o interrumpir el flujo
energético. Una respiración libre permite que el cuerpo se mantenga relajado y en equilibrio.
La energía de la cabeza
La energía en la parte superior del cuerpo, especialmente en la cabeza, debe ser ligera y
sensible. La cabeza debe mantenerse derecha, como si estuviera suspendida desde arriba
o equilibrando un objeto en la coronilla. Durante los movimientos la cabeza no debe
inclinarse a los lados ni hacia arriba o hacia abajo. Esto permite que el espíritu se eleve y el
Chi circule correctamente. Sin embargo, el cuello no debe volverse rígido, ya que esto
también puede bloquear la energía y alterar la fluidez de los movimientos.
La mirada y la intención
La boca debe permanecer relajada, en un estado neutro que no está completamente abierta
ni cerrada. Es recomendable tragar al finalizar la ejecución de una forma.
Los codos deben estar ligeramente flexionados y orientados hacia abajo. Si los codos se
elevan, se pierde fuerza y se bloquea la energía. Las palmas y los dedos deben extenderse
levemente, manteniéndose naturales y relajados.
Atención plena y consciente: Cada movimiento debe realizarse con total concentración,
mejorando la coordinación y permitiendo que el cuerpo siga la dirección de la mente.
Uno de los fundamentos del Tai Chi es distinguir entre el peso en las piernas: Llenar
significa transferir el peso a un pie. Vaciar es retirar el peso de un pie.
El rol de la cintura
La cintura es el eje que gobierna el cuerpo y conecta todos los movimientos. La cintura
debe ser tan flexible que los movimientos parezcan sin esfuerzo, como si no hubiera huesos
ni músculos. Todos los movimientos se originan en la rotación de la cintura, que actúa como
el pivote en el intercambio entre llenar y vaciar. Este equilibrio central es esencial en el Tai
Chi y debe estudiarse con detalle.
La Importancia de la lentitud
Practicar el Tai Chi lentamente permite integrar los principios fundamentales. La respiración
se vuelve más lenta, profunda y natural. El Chi desciende al Tantien. Se eliminan las
tensiones perjudiciales que podrían surgir de un movimiento acelerado.
El Tai Chi no es solo un ejercicio físico, sino una disciplina que integra cuerpo, mente y
energía en un camino hacia la armonía interior y exterior. A través de la postura correcta, la
calma mental, la fluidez de movimientos y la conexión energética, el practicante cultiva un
equilibrio integral que trasciende la práctica diaria, permitiéndole fluir en consonancia con
las leyes universales del cambio y la energía.
Antes de la expansión y difusión del Tai Chi como disciplina, existía una pequeña secuencia
conocida como las 13 Posturas. Estas posturas combinan ocho energías de mano y cinco
energías de pie, reflejando una profunda conexión con la filosofía del I Ching y la Medicina
Tradicional China.
En el I Ching se describe el Pa Kua o los ocho trigramas, cada uno compuesto por tres
líneas que representan la interacción de las energías yin (líneas quebradas) y yang (líneas
continuas). Estas ocho configuraciones se asocian con ocho movimientos de brazos que
son: contener, aplanar, presionar, empujar, codo, dividir, arrancar y hombro.
Los cuatro primeros movimientos (contener, aplanar, presionar y empujar) se consideran las
energías principales de mano; mientras que los cuatro últimos (codo, dividir, arrancar y
hombro) son secundarias. Cada una de estas energías tiene correspondencias simbólicas
con los trigramas del Pa Kua:
Por otro lado, los cinco pasos de pie están basados en los cinco elementos de la medicina
tradicional china: metal, madera, agua, fuego y tierra. Cada elemento se corresponde con
una dirección o movimiento:
Metal: avanzar.
Madera: retroceder.
Entre todas estas energías, la más importante de las manos es la de contener, que
simboliza el cielo, mientras que en los pasos, la posición central de tierra es fundamental.
Esta postura central está íntimamente asociada con la meditación en quietud,
representando el equilibrio y la conexión con el eje del universo.
Primeros movimientos
(Pequeño TaiChi)
I. Indicaciones para el paso a la izquierda (ancho de hombros)
Este paso es fundamental para adoptar la postura inicial antes de comenzar la forma. Ya
que permite trabajar el principio de llenar y vaciar, cultivando la conciencia corporal y la
precisión en los movimientos.
Instrucciones detalladas:
1. Preparación previa:
Realizar todas las preparaciones necesarias antes de comenzar el paso a la izquierda. Esto
asegura que al llegar a la posición final (ancho de hombros) no sea necesario reajustar la
postura.
Alinear el cuerpo de forma erguida, relajar la zona lumbar y semiflexionar las rodillas.
4. Respiración:
Inhalar mientras se traslada el pie hacia la izquierda.
Exhalar al apoyar el pie y redistribuir el peso.
5. Altura constante:
Mantener siempre la misma altura durante el paso y los movimientos posteriores. No
agacharse ni levantarse.
6. Atención visual:
No mirar los pies al realizar el movimiento. Completar el paso primero y, si es necesario,
revisar la posición de los pies al final para corregir en futuras ejecuciones.
7. Práctica consciente:
Realizar el paso con las manos en diferentes posiciones para observar cómo afectan la
percepción y el control del cuerpo:
Manos apoyadas una sobre otra debajo del ombligo, en el área del Dantian.
Manos en la cintura para notar el movimiento de los codos, que son una proyección de lo
que sucede en la cadera.
Manos abrazando un árbol imaginario.
Manos relajadas a los costados.
Con los ojos cerrados para sentir mejor el movimiento.
8. Energía asociada:
Este paso está vinculado con la energía del agua, el corazón, la sangre y la Luna. Cultiva
una sensación fluida, suave y continua durante el movimiento.
https://youtu.be/seyYhqrqHl8?si=LfR2G48iePbiPYqH
10. La dualidad del yin y yang en el movimiento y el peso: una exploración a través del Tai
Chi
En el arte del Tai Chi, la energía yin y yang no se limita a conceptos abstractos, sino que se
manifiesta de manera concreta en la relación entre peso y movimiento. Al estudiar esta
polaridad en la práctica, se profundiza en la comprensión del flujo de energía interna y se
cultiva la conciencia corporal.
Antes de dar un paso, los pies representan una dinámica clara: uno de ellos se llena de
peso, convirtiéndose en yang, mientras que el otro se vacía, siendo yin. Sin embargo, esta
relación cambia durante el movimiento. El pie lleno permanece en quietud y, en términos de
acción, adquiere una cualidad yin. Por otro lado, el pie vacío, al ser el que inicia el
desplazamiento, se transforma en yang por su acción activa.
Este juego de polaridades nos muestra que un mismo pie puede ser, simultáneamente, yin y
yang, dependiendo de la perspectiva desde la que se observe. Un pie cargado de peso es
yang por su sustancia, pero yin por su quietud. Mientras que el pie que se mueve, siendo
vacío en peso y, por ende, yin, adopta un carácter yang en el contexto de la acción.
Comprender estas polaridades permite refinar la práctica del Tai Chi, ayudando a distribuir
la energía de manera eficiente. Esto no sólo optimiza el movimiento, sino que también
asegura que la parte del cuerpo en movimiento esté libre de peso o tensiones innecesarias,
preservando el equilibrio del eje postural.
II. La postura de Wuchi y la flexión de rodillas en Tai Chi
En el Tai Chi, después de realizar el paso inicial hacia la izquierda y antes de comenzar el
primer movimiento de la forma, se entra en la postura de Wuchí, que simboliza la quietud o
meditación zen de pie. Aunque esta postura se explora con profundidad en otros apartados,
aquí nos enfocaremos en un detalle esencial: cuánto flexionar las rodillas para mantener
una postura equilibrada y cómoda.
Un método práctico para ajustar la flexión de rodillas se puede seguir con los siguientes
pasos.
0. Partir desde una posición inicial con las piernas extendidas y los pies al ancho de los
hombros.
Este enfoque no solo facilita el ajuste, sino que también previene tensiones y promueve una
sensación de enraizamiento. Mantener las rodillas ligeramente flexionadas permite que el
cuerpo se asiente de manera equilibrada y que la energía fluya sin restricciones, alineando
el eje corporal para una práctica más efectiva.
Con esta preparación, la postura de Wuchi se convierte en un puente entre la quietud inicial
y los movimientos dinámicos del Tai Chi. Al encontrar el punto justo de flexión, cultivamos
una conexión profunda con el cuerpo, sentando las bases para una práctica fluida y
consciente.
Este sencillo ejercicio es más que un ajuste físico: es una invitación a escuchar al cuerpo y
a encontrar un equilibrio interno que guiará toda la práctica. A medida que perfeccionamos
estos detalles, aprenderemos a habitar el presente, con cada respiración y cada postura.
Sí querés saber más de Wuchi y la Meditación Zen de Pie, te invito a revisar el siguiente
PDF:
https://es.scribd.com/document/817679807/C-2-Meditacion-Zen
La transición desde la quietud hacia el primer movimiento del Tai Chi, que consiste en elevar
los brazos, está impregnada de intención y armonía. Este gesto inicial no solo prepara al
cuerpo físico, sino también activa el flujo energético, marcando el inicio de una secuencia
meditativa y fluida.
1. Inicio del ascenso: Empujar suavemente la tierra con las plantas de los pies, extendiendo
las piernas mientras los brazos se elevan por delante, en paralelo. Durante el ascenso, la
intención debe ser como si alguien tomara suavemente las muñecas y las levantara,
utilizando la mínima fuerza necesaria para el movimiento.
3. Descenso: Al exhalar, los brazos comienzan a bajar con suavidad, al mismo tiempo que
las rodillas se flexionan. Imaginar que los hombros, codos, muñecas y, finalmente, las
yemas de los dedos, se relajan completamente, como si la energía volviera hacia el Dantien
(centro energético).
5. En cada movimiento del Tai Chi, el cuerpo actúa como una unidad:
Al elevar los brazos, las piernas se extienden simultáneamente.
Durante el descenso, las manos llegan paralelas al cuerpo en el mismo momento en que las
rodillas alcanzan su flexión.
Esta coordinación asegura que no haya disonancias en la energía ni interrupciones en el
flujo.
7. Importancia de la relajación
La relajación en hombros, codos, brazos y dedos es fundamental, ya que:
Favorece la circulación de energía: La relajación permite que el flujo energético sea más
libre, especialmente en las extremidades, donde se produce el intercambio de energías Yin
y Yang.
Elimina tensiones innecesarias: Esto evita bloqueos energéticos y promueve un estado de
calma y equilibrio.
8. Elevación de brazos con visualización y respiración: un ejercicio para armonizar energía y
cuerpo
1. Al inhalar, imaginar que todo el peso del cuerpo se dirige hacia abajo, como si se
estuviera arraigando profundamente en la tierra.
Mientras tanto, los brazos comienzan a elevarse por delante. La energía, llamada "energía
de agua", asciende desde las plantas de los pies, recorriendo la columna vertebral hasta el
cerebro.
2. Al exhalar, soltar todo el peso y dejar que el cuerpo flote hacia arriba, ligero como un
globo.
Los brazos descienden lentamente, relajados, mientras la energía, conocida como "energía
de fuego", completa el circuito descendiendo desde la lengua conectada al paladar y
bajando por el frente del cuerpo, hacia el Dantien.
Visualización energética
Inhalación: El aire ingresa al cuerpo descendiendo, mientras la energía asciende desde la
base de los pies hacia el cerebro, siguiendo el eje de la columna.
Exhalación: El aire sale del cuerpo ascendiendo, mientras la energía desciende desde el
cerebro por el frente del cuerpo, cerrando la órbita microcósmica.
https://youtube.com/shorts/i-ZdWh8eM7Y?si=ddNm3mwB0MltC-Gz
Al finalizar estos pasos, el cuerpo queda girado hacia el lado derecho, formando un ángulo
de 45 grados, con los pies paralelos. Se posiciona el pie izquierdo atrás soportando mayor
peso, mientras que el derecho queda adelante con menor carga.
Corregir la mano inferior: Evitar que el dedo meñique de la mano inferior se tuerza
excesivamente hacia arriba, para no deformar la posición de la palma.
Relajar los hombros: Mantener los codos sin levantarse de manera exagerada y los
hombros en una postura natural, con las escápulas relajadas.
5. Consideraciones finales:
Asegurarse de que todos los movimientos (piernas, brazos y torso) se realicen de manera
simultánea y fluida, creando una sensación de integración total en el giro.
Utilizar este ejercicio no solo para mejorar la técnica de rotación, sino también para afinar el
sentido de equilibrio, la coordinación y la conciencia corporal.
https://youtube.com/shorts/KMmKwFDKw0g?si=rhkSlAr9AYSwLuFh
Para avanzar, se debe trasladar el peso que está en el pie izquierdo hacia el pie derecho,
manteniendo la misma altura sin extender las piernas.
Una vez que el peso está en el pie derecho, se siente cómo el cuerpo puede sostenerse
sobre ese pie, manteniéndose erguido, al mismo tiempo que se percibe cómo el pie
izquierdo, que queda atrás, ya no tiene peso y queda vacío.
Entonces, cuando el pie izquierdo queda vacío, se comienza a despegar poco a poco,
primero el talón, luego la planta y, por último, los dedos.
Se controla el eje vertical del cuerpo, especialmente sobre el pie que está apoyado, y se
acerca el pie izquierdo al costado del pie derecho.
Se evita tensionar los brazos y los dedos, manteniendo una postura relajada.
El pie que está vacío se apoya sobre el metatarso, al lado del arco interno del pie que está
cargado.
El traslado del peso de un pie al otro no se debe realizar de forma brusca; se estudia
milímetro a milímetro, sintiendo el trasvase de peso como si fuera un líquido viscoso, similar
a la miel que cae lentamente al volcar un tarro. Sentir este cambio de peso asegura que el
movimiento no sea por inercia, sino controlado, cuidadoso y gobernado.
https://youtube.com/shorts/owOIkmufvmQ?si=7UHpBQNC-vr5Su7C
4. Principio energético
Este movimiento incorpora el principio fundamental:
La energía inicia en el pie, asciende por la pierna, cruza la cadera, sube por la espalda,
fluye por el brazo y culmina en la mano.