0% encontró este documento útil (0 votos)
21 vistas19 páginas

Taichi Cualitativo

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1/ 19

TaiChi Cualitativo

Geométrico y Sagrado
Historia del Taichi
Significado del Tai Chi
Filosofía del Tai Chi
Movimientos del Tai Chi
Principios filosóficos del Tai Chi
Las 13 Posturas del Tai Chi

Primeros movimientos
I. Indicaciones para el paso a la izquierda (ancho de hombros)
II. La postura de Wuchi y la flexión de rodillas en Tai Chi
III. Elevar brazos
IV. Girar a la derecha sosteniendo la esfera de energía
V. Avanzar sosteniendo la esfera
VI. Acariciar la crin del caballo salvaje
Historia del Taichi

El Tai Chi Chuan, una disciplina que combina arte marcial, filosofía y salud, tiene orígenes
envueltos en leyendas y relatos históricos. Aunque su práctica moderna se ha simplificado y
difundido ampliamente, su creación y desarrollo inicial se atribuyen a figuras y familias que
sentaron las bases de este arte milenario.

La Leyenda de Chang Sanfeng

La creación del Tai Chi Chuan se atribuye tradicionalmente al legendario sabio taoísta
Chang Sanfeng. Este antiguo maestro, inspirado por la filosofía taoísta y la teoría del yin y
yang, habría desarrollado una práctica que integraba estilos de boxeo, técnicas respiratorias
(Tao Yin), conocimientos médicos tradicionales chinos sobre la circulación de la sangre y del
Chi, y conceptos filosóficos profundamente arraigados en el equilibrio de las energías.

El Desarrollo Histórico en la Familia Chen

Aunque el relato de Chang Sanfeng forma parte de la tradición, la historia documentada del
Tai Chi comienza con la familia Chen en la aldea Chen, provincia de Henan, durante el siglo
XVII. La familia Chen desarrolló las formas primeras y segundas conocidas como Pao Chui
(Puño de Cañón).

A finales del siglo XVIII, los estilos de la familia Chen se diferenciaron en: El estilo viejo y
largo, que incluye las secuencias tradicionales. El estilo nuevo y corto, resultado de
innovaciones posteriores.

Uno de los eventos clave en la difusión del Tai Chi fue la llegada del maestro Yang Luchan a
la aldea Chen. Proveniente de Yung Nien, Yang, junto a su amigo Li Po, escuchó sobre la
maestría de los Chen y viajó a aprender sus técnicas. Sin embargo, al ser considerados
extraños, fueron inicialmente rechazados.

Determinados a aprender, Yang Luchan observaba en secreto las clases del maestro Chen
desde una ventana durante las noches. Con el tiempo, su perseverancia y habilidad lo
llevaron a dominar el arte. Posteriormente, Yang Luchan viajó a Pekín, donde se convirtió
en tutor de la nobleza manchú, lo que permitió la popularización del Tai Chi.

Yang Luchan es reconocido como el fundador del estilo Yang, que deriva directamente del
estilo Chen. Sin embargo, el estilo Yang se caracterizó por movimientos más suaves y
fluidos, adaptados a una práctica más accesible.

Los Sucesores del Estilo Yang


Los hijos de Yang Luchan, Yang Panhou y Yang Chienhou, continuaron su legado. Entre los
discípulos de Yang Panhou se encuentran los fundadores del estilo Wu, otra importante
rama del Tai Chi. Y Yang Chienhou es considerado el creador del estilo Yang medio, un
puente entre las formas largas y cortas. Entre sus discípulos destaca Yang Cheng Fu, quien
llevó el Tai Chi a nuevas audiencias con un enfoque en movimientos simplificados y
accesibles.

Yang Cheng Fu se convirtió en una figura clave para la evolución y difusión del Tai Chi, y
sus enseñanzas sentaron las bases para las formas modernas. Entre sus sucesores se
encuentra Cheng Manching, conocido por su contribución a la enseñanza del Tai Chi en
Occidente.

En 1956, el gobierno de la República Popular de China adoptó una versión oficial del Tai Chi
conocida como la forma simplificada de 24 posturas o forma de Pekín. Esta versión, basada
en el estilo de Yang Cheng Fu, fue diseñada para promover la práctica del Tai Chi como
ejercicio físico y herramienta de bienestar en todo el país.

Significado del Tai Chi

El Tai Chi, desde una perspectiva filosófica, encuentra sus raíces en el I Ching o Libro de los
Cambios. Este texto ancestral explica que, antes del surgimiento de todo lo que conocemos,
existía un estado de vacío absoluto llamado Wu Chi. De este vacío surge el universo,
representado por la interacción del Cielo y la Tierra, de los cuales somos parte. Al acto de
creación que emerge del vacío se le denomina Tai Chi.

En este contexto, "Tai" simboliza lo infinitamente grande, mientras que "Chi" representa el
extremo o límite. Así, el Tai Chi puede interpretarse como el principio generador que da
lugar al equilibrio dinámico en el universo.

Filosofía del Tai Chi

La filosofía del Tai Chi es una síntesis de varias tradiciones y conocimientos orientales,
incluyendo el I Ching, la medicina tradicional china y sus teorías sobre los meridianos de
energía, el concepto de Wu Wei (la acción sin esfuerzo) del taoísmo, los valores éticos del
confucianismo y la compasión inherente al budismo.

Uno de los principios esenciales del Tai Chi es la anticipación a la reacción. Este concepto
invita a evitar la agresión directa y, en cambio, responder de manera proactiva,
anticipándose tanto a la acción externa como a la reacción interna. Este enfoque fomenta la
armonía y la fluidez, tanto en la práctica marcial como en la vida cotidiana.

Movimientos del Tai Chi

Los movimientos del Tai Chi son lentos, armónicos y están diseñados con una geometría
precisa, donde el cuerpo mantiene una relación equilibrada entre la columna, los miembros
superiores e inferiores. Estas posturas buscan no solo beneficios físicos, sino también un
bienestar mental y espiritual, permitiendo alcanzar un estado de equilibrio energético en la
vida.

En su esencia, los movimientos del Tai Chi se fundamentan en el principio del yin y el yang.
Ninguna postura es completamente relajada ni totalmente tensa; en su lugar, se busca una
interacción dinámica que combine ambos estados en equilibrio. Este principio refleja las
leyes energéticas del universo, donde el yin se transforma en yang y viceversa, en un ciclo
constante de cambio y complementariedad.

En la práctica, esta armonía entre tensión y relajación promueve no solo la salud corporal,
sino también una conexión más profunda con el flujo energético del universo, ayudando a
cultivar la vitalidad y la paz interior.

De este modo, el Tai Chi no es solo una disciplina física, sino también un camino filosófico y
espiritual que busca la integración del cuerpo, la mente y el espíritu con el orden natural del
cosmos.

Principios Filosóficos del Tai Chi

El Tai Chi se fundamenta en una serie de principios que trascienden la práctica física y
conectan al practicante con una filosofía de vida basada en la armonía, la unidad y el
equilibrio. Sin embargo, alcanzar una comprensión profunda de estos principios requiere
paciencia, perseverancia y una práctica constante que integre lo interno y lo externo.

El valor del proceso y la corrección

A menudo, algunos practicantes se enfocan únicamente en la ejecución superficial de los


movimientos, dominando rápidamente la forma externa pero ignorando los aspectos
internos que son esenciales para el Tai Chi. Estos practicantes suelen abandonar el estudio
antes de alcanzar una comprensión profunda. Otros, en su afán por obtener resultados
inmediatos, descuidan los detalles y las correcciones necesarias, perpetuando errores que,
eventualmente, se transmiten en la enseñanza.

El Tai Chi requiere paciencia y perseverancia: cada postura debe ser cuidadosamente
analizada, corregida y practicada. Solo cuando se domina una postura es posible avanzar a
la siguiente. Este enfoque gradual permite no solo memorizar las formas, sino integrarlas la
mente, enraizar el cuerpo y favorecer el flujo del Chi hacia el Tantien (el centro de energía
ubicado en el abdomen) con precisión y profundidad.

La preparación: calma y meditación

Antes de iniciar la práctica de las formas, es esencial preparar el cuerpo y la mente. La


Meditación de pie y los ejercicios de Chikung son fundamentales en esta etapa. Estas
prácticas ayudan a calmar
La práctica constante permite entender cómo el Chi fluye desde los pies, sube por las
piernas, es controlado por la cintura y finalmente se expresa en las manos. Esto establece
una conexión entre las diferentes partes del cuerpo, creando una unidad entre lo superior y
lo inferior. Si alguna parte del cuerpo no está sincronizada, en la ejecución de la forma se
genera confusión y se pierde la fluidez.

La Importancia del Chikung

Los ejercicios de Chikung no sólo preparan el cuerpo, sino que también abren las
articulaciones, el espacio entre los huesos y conectan las extremidades a través de la
energía. Las articulaciones deben mantenerse relajadas y naturales, ya que la rigidez
interrumpe el flujo energético y genera bloqueos en los meridianos.

Movimientos suaves y sin fuerza muscular

El Tai Chi se caracteriza por movimientos suaves, lentos y armoniosos. Estos deben fluir de
manera natural, sin brusquedad ni interrupciones. La fuerza muscular no tiene cabida; en su
lugar, se utiliza la mente para guiar el movimiento y canalizar la energía interna. Este
principio se describe como "ocultar la dureza dentro de la suavidad", similar a una aguja
envuelta en algodón.​

La relajación consciente elimina la tensión innecesaria que podría bloquear los meridianos,
los tendones y los vasos sanguíneos, permitiendo que la energía fluya libremente.

Unidad entre Espíritu, Mente y Cuerpo

El Tai Chi distingue entre lo interno, que es el uso de la mente, y lo externo, que es la
sensibilidad en el cuerpo. El espíritu dirige los movimientos, mientras que el cuerpo
obedece. Cuando el espíritu está elevado, los movimientos se vuelven ligeros, ágiles y
naturales. La práctica busca un estado de relajación consciente donde se elimine toda
rigidez que pueda limitar la libertad de movimiento y bloquear el flujo energético.

Respiración natural y fluida

La respiración en Tai Chi debe ser natural, fluida y sincronizada con los movimientos. Nunca
debe contenerse, ya que esto puede generar tensión, causar temblores o interrumpir el flujo
energético. Una respiración libre permite que el cuerpo se mantenga relajado y en equilibrio.

La energía de la cabeza

La energía en la parte superior del cuerpo, especialmente en la cabeza, debe ser ligera y
sensible. La cabeza debe mantenerse derecha, como si estuviera suspendida desde arriba
o equilibrando un objeto en la coronilla. Durante los movimientos la cabeza no debe
inclinarse a los lados ni hacia arriba o hacia abajo. Esto permite que el espíritu se eleve y el
Chi circule correctamente. Sin embargo, el cuello no debe volverse rígido, ya que esto
también puede bloquear la energía y alterar la fluidez de los movimientos.

Postura correcta y alineación del cuerpo


El cuerpo debe mantenerse erguido, sin inclinarse hacia adelante ni hacia atrás. La columna
vertebral debe conservar su alineación vertical, respetando las curvaturas naturales. Para
ello hay que hundirse. Hundirse es relajarse completamente, aflojando los músculos y
permitiendo que el cuerpo se hunda. Pero hundirse no es flotar:
Hundir los hombros significa relajarlos y dejarlos caer hacia abajo.
Hundir el pecho: implica una ligera retirada del pecho que permite que el Chi descienda al
Tantien. Esto, a su vez, ayuda a elevar la espalda de forma natural.
Evitar perder la verticalidad: Si al empujar hacia adelante o realizar cualquier movimiento se
pierde la postura, todo el equilibrio y la energía se desarmarán.

La mirada y la intención

La mirada debe acompañar los movimientos, pero principalmente seguir la intención de


cada acción. Es similar al músico que observa la partitura sin detenerse en cada detalle,
permitiendo que la ejecución fluya naturalmente. Fijar la mirada constantemente en una
mano puede entorpecer la fluidez de la intención y de los movimientos.

Relajación de la boca y posición de los brazos

La boca debe permanecer relajada, en un estado neutro que no está completamente abierta
ni cerrada. Es recomendable tragar al finalizar la ejecución de una forma.

Los codos deben estar ligeramente flexionados y orientados hacia abajo. Si los codos se
elevan, se pierde fuerza y se bloquea la energía. Las palmas y los dedos deben extenderse
levemente, manteniéndose naturales y relajados.

Mente y Energía en Armonía

Mente en calma: Es esencial mantener una mente tranquila y alejada de pensamientos


dispersos.

Atención plena y consciente: Cada movimiento debe realizarse con total concentración,
mejorando la coordinación y permitiendo que el cuerpo siga la dirección de la mente.

Distinguir entre Llenar y Vaciar

Uno de los fundamentos del Tai Chi es distinguir entre el peso en las piernas: Llenar
significa transferir el peso a un pie. Vaciar es retirar el peso de un pie.

Este principio, similar al caminar de un gato, permite movimientos ligeros, ágiles y


equilibrados. Sin esta distinción, los pasos se vuelven rígidos, pesados y la postura pierde
estabilidad. Fluidez en la transición: Los movimientos deben ser continuos y circulares,
como un río que fluye sin interrupciones.

El rol de la cintura
La cintura es el eje que gobierna el cuerpo y conecta todos los movimientos. La cintura
debe ser tan flexible que los movimientos parezcan sin esfuerzo, como si no hubiera huesos
ni músculos. Todos los movimientos se originan en la rotación de la cintura, que actúa como
el pivote en el intercambio entre llenar y vaciar. Este equilibrio central es esencial en el Tai
Chi y debe estudiarse con detalle.

La Importancia de la lentitud

Practicar el Tai Chi lentamente permite integrar los principios fundamentales. La respiración
se vuelve más lenta, profunda y natural. El Chi desciende al Tantien. Se eliminan las
tensiones perjudiciales que podrían surgir de un movimiento acelerado.

El Tai Chi no es solo un ejercicio físico, sino una disciplina que integra cuerpo, mente y
energía en un camino hacia la armonía interior y exterior. A través de la postura correcta, la
calma mental, la fluidez de movimientos y la conexión energética, el practicante cultiva un
equilibrio integral que trasciende la práctica diaria, permitiéndole fluir en consonancia con
las leyes universales del cambio y la energía.

Las 13 Posturas del Tai Chi

Antes de la expansión y difusión del Tai Chi como disciplina, existía una pequeña secuencia
conocida como las 13 Posturas. Estas posturas combinan ocho energías de mano y cinco
energías de pie, reflejando una profunda conexión con la filosofía del I Ching y la Medicina
Tradicional China.

En el I Ching se describe el Pa Kua o los ocho trigramas, cada uno compuesto por tres
líneas que representan la interacción de las energías yin (líneas quebradas) y yang (líneas
continuas). Estas ocho configuraciones se asocian con ocho movimientos de brazos que
son: contener, aplanar, presionar, empujar, codo, dividir, arrancar y hombro.

Los cuatro primeros movimientos (contener, aplanar, presionar y empujar) se consideran las
energías principales de mano; mientras que los cuatro últimos (codo, dividir, arrancar y
hombro) son secundarias. Cada una de estas energías tiene correspondencias simbólicas
con los trigramas del Pa Kua:

Contener: se vincula con el cielo.

Aplanar: representa la tierra.

Presionar: simboliza el agua.

Empujar: está relacionado con el fuego.

Codo: se asocia con el lago.

Dividir: representa el trueno.


Arrancar: está ligado al viento.

Hombro: se conecta con la montaña.

Por otro lado, los cinco pasos de pie están basados en los cinco elementos de la medicina
tradicional china: metal, madera, agua, fuego y tierra. Cada elemento se corresponde con
una dirección o movimiento:

Metal: avanzar.

Madera: retroceder.

Agua: movimiento hacia la izquierda.

Fuego: movimiento hacia la derecha.

Tierra: posición central.

Entre todas estas energías, la más importante de las manos es la de contener, que
simboliza el cielo, mientras que en los pasos, la posición central de tierra es fundamental.
Esta postura central está íntimamente asociada con la meditación en quietud,
representando el equilibrio y la conexión con el eje del universo.
Primeros movimientos
(Pequeño TaiChi)
I. Indicaciones para el paso a la izquierda (ancho de hombros)

Este paso es fundamental para adoptar la postura inicial antes de comenzar la forma. Ya
que permite trabajar el principio de llenar y vaciar, cultivando la conciencia corporal y la
precisión en los movimientos.

Instrucciones detalladas:

1. Preparación previa:
Realizar todas las preparaciones necesarias antes de comenzar el paso a la izquierda. Esto
asegura que al llegar a la posición final (ancho de hombros) no sea necesario reajustar la
postura.
Alinear el cuerpo de forma erguida, relajar la zona lumbar y semiflexionar las rodillas.

2. Conciencia de llenado y vaciado:


Antes de mover el pie: Sentir cómo el peso del cuerpo se concentra completamente en el
pie de apoyo (lleno), mientras el otro pie queda vacío y ligero.
Durante el movimiento: Llevar la atención al pie vacío antes de trasladarlo hacia la
izquierda.

3. Desplazamiento del pie hacia la izquierda:


Mover el pie hacia la posición final, manteniendo el ancho de los hombros entre ambos pies.
Durante el desplazamiento, la cadera se traslada de manera horizontal, sin inclinarse ni
girarse.
Mantener el tronco erguido, la mirada al frente y las rodillas semiflexionadas.
Asegurarse de que el pie finalice paralelo al pie de apoyo. Se puede optar por diferentes
trayectorias para el pie en movimiento:
Deslizarlo paralelo al suelo.
Dibujar un semicírculo por delante o por detrás.
Levantar ligeramente la rodilla, separando más el pie del suelo.
Redistribuir el peso uniformemente sobre ambos pies al terminar.

4. Respiración:
Inhalar mientras se traslada el pie hacia la izquierda.
Exhalar al apoyar el pie y redistribuir el peso.

5. Altura constante:
Mantener siempre la misma altura durante el paso y los movimientos posteriores. No
agacharse ni levantarse.

6. Atención visual:
No mirar los pies al realizar el movimiento. Completar el paso primero y, si es necesario,
revisar la posición de los pies al final para corregir en futuras ejecuciones.

7. Práctica consciente:
Realizar el paso con las manos en diferentes posiciones para observar cómo afectan la
percepción y el control del cuerpo:
Manos apoyadas una sobre otra debajo del ombligo, en el área del Dantian.
Manos en la cintura para notar el movimiento de los codos, que son una proyección de lo
que sucede en la cadera.
Manos abrazando un árbol imaginario.
Manos relajadas a los costados.
Con los ojos cerrados para sentir mejor el movimiento.

8. Energía asociada:
Este paso está vinculado con la energía del agua, el corazón, la sangre y la Luna. Cultiva
una sensación fluida, suave y continua durante el movimiento.

9. Complemento con los cinco pasos:


Además del paso a la izquierda, practicar los otros pasos básicos: adelante, atrás, a la
derecha y quedarse en el centro. Esto enriquecerá la comprensión del movimiento y de las
dinámicas de equilibrio.
Este ejercicio no sólo prepara el cuerpo, sino que también refina la conexión mente-cuerpo,
fundamental para el Tai Chi.

Podés ver un vídeo práctica en el siguiente enlace:

https://youtu.be/seyYhqrqHl8?si=LfR2G48iePbiPYqH

10. La dualidad del yin y yang en el movimiento y el peso: una exploración a través del Tai
Chi

En el arte del Tai Chi, la energía yin y yang no se limita a conceptos abstractos, sino que se
manifiesta de manera concreta en la relación entre peso y movimiento. Al estudiar esta
polaridad en la práctica, se profundiza en la comprensión del flujo de energía interna y se
cultiva la conciencia corporal.

Antes de dar un paso, los pies representan una dinámica clara: uno de ellos se llena de
peso, convirtiéndose en yang, mientras que el otro se vacía, siendo yin. Sin embargo, esta
relación cambia durante el movimiento. El pie lleno permanece en quietud y, en términos de
acción, adquiere una cualidad yin. Por otro lado, el pie vacío, al ser el que inicia el
desplazamiento, se transforma en yang por su acción activa.

Este juego de polaridades nos muestra que un mismo pie puede ser, simultáneamente, yin y
yang, dependiendo de la perspectiva desde la que se observe. Un pie cargado de peso es
yang por su sustancia, pero yin por su quietud. Mientras que el pie que se mueve, siendo
vacío en peso y, por ende, yin, adopta un carácter yang en el contexto de la acción.

Comprender estas polaridades permite refinar la práctica del Tai Chi, ayudando a distribuir
la energía de manera eficiente. Esto no sólo optimiza el movimiento, sino que también
asegura que la parte del cuerpo en movimiento esté libre de peso o tensiones innecesarias,
preservando el equilibrio del eje postural.
II. La postura de Wuchi y la flexión de rodillas en Tai Chi

En el Tai Chi, después de realizar el paso inicial hacia la izquierda y antes de comenzar el
primer movimiento de la forma, se entra en la postura de Wuchí, que simboliza la quietud o
meditación zen de pie. Aunque esta postura se explora con profundidad en otros apartados,
aquí nos enfocaremos en un detalle esencial: cuánto flexionar las rodillas para mantener
una postura equilibrada y cómoda.

Un método práctico para ajustar la flexión de rodillas se puede seguir con los siguientes
pasos.

0. Partir desde una posición inicial con las piernas extendidas y los pies al ancho de los
hombros.

1. Preparación: Respirar profundamente por la nariz, conectándose con el cuerpo y soltando


cualquier tensión.

2. Exhalación y ajuste: Al exhalar por la boca, no de manera brusca ni excesivamente lenta,


dejar que el peso del cuerpo se asiente sobre los pies. Simultáneamente, permitir que las
rodillas se flexionen soltándose de manera natural durante este proceso.

3. Evaluación: Este movimiento ayudará a encontrar un punto cómodo de flexión sin


excederse. Si se doblan demasiado las rodillas, se sentirá tensión en los cuádriceps, lo que
puede generar un esfuerzo innecesario.

Este enfoque no solo facilita el ajuste, sino que también previene tensiones y promueve una
sensación de enraizamiento. Mantener las rodillas ligeramente flexionadas permite que el
cuerpo se asiente de manera equilibrada y que la energía fluya sin restricciones, alineando
el eje corporal para una práctica más efectiva.

Con esta preparación, la postura de Wuchi se convierte en un puente entre la quietud inicial
y los movimientos dinámicos del Tai Chi. Al encontrar el punto justo de flexión, cultivamos
una conexión profunda con el cuerpo, sentando las bases para una práctica fluida y
consciente.

Este sencillo ejercicio es más que un ajuste físico: es una invitación a escuchar al cuerpo y
a encontrar un equilibrio interno que guiará toda la práctica. A medida que perfeccionamos
estos detalles, aprenderemos a habitar el presente, con cada respiración y cada postura.

Sí querés saber más de Wuchi y la Meditación Zen de Pie, te invito a revisar el siguiente
PDF:

https://es.scribd.com/document/817679807/C-2-Meditacion-Zen

III. Elevar brazos


El primer movimiento de TaiChi propiamente dicho: Elevación de brazos

La transición desde la quietud hacia el primer movimiento del Tai Chi, que consiste en elevar
los brazos, está impregnada de intención y armonía. Este gesto inicial no solo prepara al
cuerpo físico, sino también activa el flujo energético, marcando el inicio de una secuencia
meditativa y fluida.

Ejecución del movimiento desde la posición de quietud:

1. Inicio del ascenso: Empujar suavemente la tierra con las plantas de los pies, extendiendo
las piernas mientras los brazos se elevan por delante, en paralelo. Durante el ascenso, la
intención debe ser como si alguien tomara suavemente las muñecas y las levantara,
utilizando la mínima fuerza necesaria para el movimiento.

2. Inhalación: Todo el ascenso se acompaña con una inhalación profunda, llevando la


energía hacia las yemas de los dedos. Mantener los hombros, codos y muñecas relajados,
dejando que los dedos estén ligeros, como una hoja de papel flotando en el aire.

3. Descenso: Al exhalar, los brazos comienzan a bajar con suavidad, al mismo tiempo que
las rodillas se flexionan. Imaginar que los hombros, codos, muñecas y, finalmente, las
yemas de los dedos, se relajan completamente, como si la energía volviera hacia el Dantien
(centro energético).

4. Cada respiración completa (inhalación y exhalación) constituye un ciclo energético:


Inhalación (energía Yang): Activa y eleva la energía.
Exhalación (energía Yin): Relaja y devuelve la energía al centro.
Esta dinámica no solo regula la energía, sino que sincroniza el movimiento del cuerpo con la
respiración, creando un flujo natural y continuo.

5. En cada movimiento del Tai Chi, el cuerpo actúa como una unidad:
Al elevar los brazos, las piernas se extienden simultáneamente.
Durante el descenso, las manos llegan paralelas al cuerpo en el mismo momento en que las
rodillas alcanzan su flexión.
Esta coordinación asegura que no haya disonancias en la energía ni interrupciones en el
flujo.

6. Se puede imaginar este movimiento como el ciclo solar:


Al elevar los brazos, es el amanecer, donde la luz y la energía ascienden.
Al descender, es el atardecer, con la energía volviendo a su punto de reposo.

7. Importancia de la relajación
La relajación en hombros, codos, brazos y dedos es fundamental, ya que:
Favorece la circulación de energía: La relajación permite que el flujo energético sea más
libre, especialmente en las extremidades, donde se produce el intercambio de energías Yin
y Yang.
Elimina tensiones innecesarias: Esto evita bloqueos energéticos y promueve un estado de
calma y equilibrio.
8. Elevación de brazos con visualización y respiración: un ejercicio para armonizar energía y
cuerpo
1. Al inhalar, imaginar que todo el peso del cuerpo se dirige hacia abajo, como si se
estuviera arraigando profundamente en la tierra.
Mientras tanto, los brazos comienzan a elevarse por delante. La energía, llamada "energía
de agua", asciende desde las plantas de los pies, recorriendo la columna vertebral hasta el
cerebro.

2. Al exhalar, soltar todo el peso y dejar que el cuerpo flote hacia arriba, ligero como un
globo.
Los brazos descienden lentamente, relajados, mientras la energía, conocida como "energía
de fuego", completa el circuito descendiendo desde la lengua conectada al paladar y
bajando por el frente del cuerpo, hacia el Dantien.

Visualización energética
Inhalación: El aire ingresa al cuerpo descendiendo, mientras la energía asciende desde la
base de los pies hacia el cerebro, siguiendo el eje de la columna.
Exhalación: El aire sale del cuerpo ascendiendo, mientras la energía desciende desde el
cerebro por el frente del cuerpo, cerrando la órbita microcósmica.

Podés ver un vídeo de muestra en:

https://youtube.com/shorts/i-ZdWh8eM7Y?si=ddNm3mwB0MltC-Gz

IV. Girar a la derecha sosteniendo la esfera de energía

1. Movimiento de los miembros inferiores:


Para realizar este movimiento correctamente, se debe dividir la acción en tres pasos,
enfocándose primero en las piernas:
i. Girar la cadera: Rotar la pelvis hacia el lado derecho, acompañando el giro inicial del
torso.
ii. Rotar la pierna izquierda: Girar sobre el talón del pie izquierdo, manteniendo las rodillas
ligeramente flexionadas, como al finalizar el movimiento de elevar y descender los brazos.
iii. Desenroscar la pierna derecha: Girar el pie derecho sobre el talón para completar el
movimiento.

Al finalizar estos pasos, el cuerpo queda girado hacia el lado derecho, formando un ángulo
de 45 grados, con los pies paralelos. Se posiciona el pie izquierdo atrás soportando mayor
peso, mientras que el derecho queda adelante con menor carga.

2. Movimiento de los miembros superiores:


Simultáneamente al giro de las piernas, se deben mover los brazos de manera coordinada:
i. Elevar el brazo derecho: Llevarlo a la altura de la garganta, con la palma apuntando hacia
la tierra.
ii. Posicionar el brazo izquierdo: Ubicarlo por debajo, a la altura del ombligo, con la palma
apuntando hacia arriba.
Ambas manos deben formar una línea vertical imaginaria que pase por el centro del cuerpo,
uniendo la nariz con el ombligo. Se debe mantener una posición de las palmas que simule
sostener una esfera de energía. La distancia entre las manos debe ser aproximadamente la
misma que la distancia entre las manos y el cuerpo. Por lo tanto, se deben mantener los
brazos separados del torso, evitando que queden pegados.

3. Coordinación y detalles técnicos:


Buscar un movimiento espiralado: Permitir que los brazos tracen una espiral que comience
desde los hombros y se extienda hasta las manos.

Corregir la mano inferior: Evitar que el dedo meñique de la mano inferior se tuerza
excesivamente hacia arriba, para no deformar la posición de la palma.

Relajar los hombros: Mantener los codos sin levantarse de manera exagerada y los
hombros en una postura natural, con las escápulas relajadas.

4. Distribución del peso:


Se debe trasladar el peso de forma natural hacia el pie trasero (izquierdo) a medida que se
completa la rotación, evitando un traslado brusco o excesivo hacia atrás. El cambio de peso
debe ser sutil y fluido.

Verificar la distribución del peso:


Para comprobar si el peso está correctamente distribuido, se puede intentar levantar
ligeramente el pie delantero (derecho). Si se logra hacerlo sin mover el peso hacia atrás,
significa que está bien ubicado en el pie trasero (izquierdo).
Si al intentar levantar el pie derecho es necesario reajustar el peso hacia atrás, indica que
no se distribuyó adecuadamente durante la rotación. Este ejercicio sirve como herramienta
de corrección para ajustar el equilibrio.

5. Consideraciones finales:
Asegurarse de que todos los movimientos (piernas, brazos y torso) se realicen de manera
simultánea y fluida, creando una sensación de integración total en el giro.

Mantener una respiración tranquila y constante para favorecer la conexión mente-cuerpo.

Utilizar este ejercicio no solo para mejorar la técnica de rotación, sino también para afinar el
sentido de equilibrio, la coordinación y la conciencia corporal.

Otro video de muestra:

https://youtube.com/shorts/KMmKwFDKw0g?si=rhkSlAr9AYSwLuFh

V. Avanzar sosteniendo la esfera

Para avanzar, se debe trasladar el peso que está en el pie izquierdo hacia el pie derecho,
manteniendo la misma altura sin extender las piernas.
Una vez que el peso está en el pie derecho, se siente cómo el cuerpo puede sostenerse
sobre ese pie, manteniéndose erguido, al mismo tiempo que se percibe cómo el pie
izquierdo, que queda atrás, ya no tiene peso y queda vacío.

Entonces, cuando el pie izquierdo queda vacío, se comienza a despegar poco a poco,
primero el talón, luego la planta y, por último, los dedos.

Se controla el eje vertical del cuerpo, especialmente sobre el pie que está apoyado, y se
acerca el pie izquierdo al costado del pie derecho.

Se evita tensionar los brazos y los dedos, manteniendo una postura relajada.

El pie que está vacío se apoya sobre el metatarso, al lado del arco interno del pie que está
cargado.

El traslado del peso de un pie al otro no se debe realizar de forma brusca; se estudia
milímetro a milímetro, sintiendo el trasvase de peso como si fuera un líquido viscoso, similar
a la miel que cae lentamente al volcar un tarro. Sentir este cambio de peso asegura que el
movimiento no sea por inercia, sino controlado, cuidadoso y gobernado.

Te recomiendo practicar bien el paso:

https://youtube.com/shorts/owOIkmufvmQ?si=7UHpBQNC-vr5Su7C

VI. Acariciar la crin del caballo salvaje

1. Inicio desde la posición anterior


Se lleva el pie izquierdo, que está vacío, hacia una posición perpendicular al arco interno del
pie derecho.
Esta perpendicular se traza hacia el lado izquierdo, a una distancia ligeramente mayor que
el ancho de los hombros.
Se apoya la planta del pie izquierdo, pero el peso permanece aún sobre el pie derecho.

2. Construcción de la postura de arquero (Gong Bu)


Desde esta base, se inicia el movimiento desde el pie derecho, empujando hacia el lado
izquierdo.
Este empuje rota la cadera hacia el lado izquierdo, permitiendo:
Que el pie derecho rote sobre su talón, quedando a 45 grados hacia el lado izquierdo.
Que el pie izquierdo rote mientras la rodilla se flexiona a 90 grados, formando la figura de
arquero.

3. Movimiento de los brazos


Simultáneamente, mientras se realiza la rotación de los pies y la cadera:
La mano izquierda (que estaba abajo sosteniendo la esfera) se eleva por el lateral en un
semicírculo, como si sostuviera una pelota, hasta quedar a la altura del hombro con la
palma mirando hacia el cuerpo.
La mano derecha desciende suavemente hasta situarse a la altura de la cadera derecha,
con la palma mirando hacia abajo.

4. Principio energético
Este movimiento incorpora el principio fundamental:
La energía inicia en el pie, asciende por la pierna, cruza la cadera, sube por la espalda,
fluye por el brazo y culmina en la mano.

También podría gustarte