Trilla Bernet Educacion_No_Formal
Trilla Bernet Educacion_No_Formal
Trilla Bernet Educacion_No_Formal
Colaboraron en esta publicación: Isabel Alende, Patricia Banchero, Jorge Camors, Lorena Cousillas, Alicia
Dambrauskas, Mercedes Denis, Walter López.
ISBN: 978-9974-36-234-5
Los autores se hacen responsables por las opiniones que figuran en esta publicación, las cuales no necesaria-
mente reflejan las del MEC.
José Mujica
Presidente de la República
Ricardo Ehrlich
Ministro de Educación y Cultura
Pablo Álvarez
Director General de Secretaría
Luis Garibaldi
Director de Educación
ÍNDICE
Prólogo ............................................................................................................ 9
Educación No Formal
La Educación No Formal
Jaume Trilla .................................................................................................. 27
Participación adolescente
Mª Cristina García ..................................................................................... 143
Viajeros
Andrea Zandler .......................................................................................... 149
Educadores
Este campo de la educación que preexiste a todas las formas que han surgido para
nombrarlo, caracterizarlo, ha venido sumando propuestas, ideas, acciones al vasto
campo educativo, con indudables aportes al desarrollo de las personas.
Desde el trabajo en el Área de ENF nos hemos encontrado con preguntas, desafíos,
encrucijadas que exigen respuestas prácticas pero también una reflexión alerta. En
este camino encontramos algunos textos que han sumando y aportado en este
proceso de construcción teórico – metodológico que las políticas, programas y prác-
ticas requieren ayudado, algunos de ellos los compartimos en este libro. También
incluimos trabajos que fueron elaborados por profesionales del Área en este tiem-
po y que pensamos, pueden ser un aporte para otros que también se preguntan
sobre sus prácticas, acerca de la teoría que se pone en juego en ellas y la metodo-
logía específica que se requiere en este campo.
Esperamos que esta publicación sea un aporte para quienes actuamos y pensamos
en este campo y también para los diferentes actores de la educación, en la medida
que concebimos la ENF como parte de una concepción educativa amplia y profun-
da, donde la ENF tiene valor educativo en sí misma, y a la vez articula, coordina y se
integra en una estrategia educativa mayor. Tiene la intención de apoyar al desarro-
llo de mejores prácticas, centradas en los sujetos que aprenden y para impulsarlos
a seguir aprendiendo, como una de las principales formas que tenemos de volver-
nos mejores, de desplegar los aspectos más sublimes de nuestra humanidad.
La exposición se propone realizar un recorrido que nos permita repensar los alcan-
ces y posibilidades de la función educativa y de sus instituciones. Tal recorrido se
articula en tres grandes apartados:
3. Para concluir.
1. Puntos de partida
1
OCDE (1996): “Informe de la mesa redonda de Filadelfia”. En: SELYS, G. DE / HIRTT, N. (1998): Tableau noir.
Bruselas: EPO.
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 15
posibiliten, por sí mismos, aprender a leer los textos y el mundo. Mucho menos se
puede creer en la ilusión neoliberal de que los mecanismos del mercado regularán
espontáneamente los flujos sociales en el sentido de la justicia y la cohesión social,
necesarias para la convivencia democrática.
Las diversas prácticas sociales y educativas, en el campo de las infancias y de las
adolescencias, han de coordinarse en red con la escuela. Dichas prácticas pri-
mordialmente apuntan a la filiación simbólica de los sujetos, y pueden crear y/o
sostener posibilidades de acceso a la escuela y a lo social amplio. En el ámbito de
las infancias, des-enganchar la educación social, o las diversas prácticas sociales
y asistenciales, de las instituciones escolares, sólo significa sellar los guetos mar-
ginales.
De allí la necesidad de articular los distintos recursos, de crear espacios de circula-
ción e intercambio y no lugares de aparcamiento de los chicos catalogados como
difíciles.
Se trata entonces de impulsar servicios diversos según el principio de lucha contra
las desigualdades sociales, a fin de remover las condiciones que hacen obstáculo al
acceso de todos los ciudadanos a la adquisición de los instrumentos de pensa-
miento y de saberes diseñados y construidos a lo largo de las generaciones, como
legado para todos. Se pueden diseñar las prestaciones educativas a la medida de la
pobreza y la exclusión, o bien apostar por propuestas de democratización del acce-
so de amplios sectores sociales a los circuitos donde se produce y se distribuye el
conocimiento socialmente significativo.
Estos son hoy los verdaderos retos de la institución escolar y de las prácticas de la
educación social: o inventan nuevas y efectivas maneras para posibilitar la demo-
cratización del acceso de todos los niños y adolescentes a los legados culturales o
se transformarán en instituciones de contención, donde la violencia estallará ine-
vitablemente. La violencia de los que perciben la injusticia de haber quedado fuera
de toda esperanza.
Incluso hemos de volver a pensar esa definición, de fines del siglo XIX y comienzos
del XX, de la escuela en términos de sistema. Hasta hoy, el tubo es “el mismo” para
todos los niños. Sin embargo, no garantiza que los procesos de educación, ni si-
quiera los aprendizajes, sean similares. Bien al contrario, ese único tubo puede
hacer obstáculo a los procesos de apropiación del saber.
El problema del actual sistema es que sigue priorizando la homogenización (se-
gún... ¡clases de edad!), por sobre la exigencia fundamental de este momento: la
apropiación del conocimiento y, en consecuencia, la organización y el manejo de la
información, ante el alud que amenaza con sepultar toda intelección del mundo.
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 17
Podríamos pensar, por ejemplo, cómo dar soporte a los niños y los adolescen-
tes para que puedan mantener, con éxito, su escolaridad y acceder a lo social
amplio y plural. Tal vez, pase por otorgarles estatuto de sujeto, sujetos de de-
recho, con quienes es posible convenir propuestas, propulsar proyectos, discu-
tir alternativas.
Podríamos pensar, también, en cómo dar soporte a la escuela para que re-centre
su función en la transmisión de los valiosos legados culturales y trabaje en red
con otras instituciones, para que niños y adolescentes puedan realizar otras ex-
periencias.
Tomando en cuenta que hoy asistimos al declive de la función familiar, y conside-
rando también el lastre que han supuesto y suponen las políticas neoliberales de
arrasamiento de lo social, habrá que atender de otras maneras a las infancias.
Entendemos también que esto es un otro nombre de la justicia, de la lucha contra
las desigualdades, que tiene en las jóvenes generaciones una población cautiva,
salvo que hoy tomemos otras cartas en el asunto, renovando los contratos
intergeneracionales antes de que caduquen...
Hay que pensar que la institución familiar también ha cambiado. Lo que la escuela
no puede dar, a veces tampoco lo pueden dar las familias. La pregunta es de quién
es la responsabilidad de socialización de las nuevas generaciones. Hay una respon-
sabilidad pública, lo sabemos. Y toca se ponga en marcha, que dedique recursos a
fin de que las infancias puedan volver a ser apuestas al por-venir.
La responsabilidad pública, cuando abre las posibilidades de un verdadero trabajo
educativo con las nuevas generaciones, suele realizar una opción política que la
sitúa en la posición de otorgar a niños y adolescentes (tal como señalamos más
arriba), el estatuto de sujetos de derecho. Postulamos que la labor educativa ha de
aportar a la nueva construcción de la ciudadanía, es decir, contribuir a una defini-
ción política que pueda reunir a diversos actores, propiciando la construcción de
redes de texturas y densidades variables: plataformas en las que sostener algo só-
lido en esta modernidad líquida [BAUMAN, Z.; 2002]
En definitiva, se trata de convocar a la educación para que vuelva a inventar un
cruce entre la política y el trabajo de culturalización de las nuevas generaciones.
Pero no menos que los viejos retos, pues educar hoy es, también y quizás sobreto-
do, brindar las herramientas de los viejos saberes. Luego cada actor social cons-
truirá sus propios recorridos.
Ahora bien, los saberes hay que transmitirlos (responsabilidad de las generaciones
adultas) y hay que apropiárselos (responsabilidad de las nuevas generaciones): he
aquí la función propia de la escuela.
Los jóvenes han estudiar, cumplir con los ritos y la disciplina del trabajo concep-
tual. Flaco favor les hacemos cuando suponemos que el saber se construye a partir
de una interacción con el medio... como si el saber brotara mágicamente,
lúdicamente, sin el esfuerzo de aprender y aprehender lo que tantos otros que nos
precedieron han ido construyendo, desplegando, descartando, interrogando,...
A su vez, la posibilidad de seleccionar la información, catalogarla, desecharla, con-
frontarla, etc. no es una actividad que espontáneamente realizará el sujeto, ni tam-
poco se da en abstracto; para aprenderla hay que incorporar conceptos, pensar e,
incluso... ¡memorizar!: desde las letras en su orden alfabético, las poesías o la tabla
del 9. Hay que transmitir (o ayudar a buscar), aquello sobre lo cual merece la pena
trabajar y... ¡trabajar!
Aquí señalamos otra diferencia radical con ciertas posiciones ante lo educativo que
podríamos conceptuar como pestalozzianas, esto es, centradas no en la transmi-
sión de los saberes habilitantes de la época, sino en una suerte de moralización de
las personas. Moralización que hoy se recicla en términos de autoestima, creativi-
dad, o educación en valores, como si esas cuestiones fueran en-sí, y no efecto de
procesos, del trabajo de aprender; de pensar; de resolver los problemas que los
otros y los textos (verbales y escritos), nos plantean.
La tan mentada autoestima, en educación, no es sino la verdadera estima que, en
términos de confianza, de apuesta al por-venir, los educadores sean capaces de
transmitir a los sujetos. Se trata de posibilitar su acceso, en carácter de herederos
legítimos, a los patrimonios culturales que les pertenecen, en sentido estricto.
Para ello hay que poner en juego la confianza: confianza en que harán buen uso de
ese legado, en que combinarán de manera peculiar memorias y olvidos: habrá ele-
mentos que se perderán y otros serán recuperados.
Hay que remarcar que la educación no consiste en “contener” ciertos problemas socia-
les, de manera tal que los sujetos allí circunscriptos así permanezcan: pobres; inmigrantes;
excluidos... Bien al contrario, su apuesta es transmitir. Evocando las palabras del viejo
pedagogo francés de comienzos del siglo XX, Èmile Chartier (Alain) [TIZIO ; 2003: p. 36],
podemos afirmar que “La literatura es buena para todos, y sin duda más necesaria al
más grosero, al más obtuso, al más indiferente, al más violento”.
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 21
3. Para concluir:
interés del propio sujeto por las propuestas culturales: he aquí el primer punto del
trabajo educativo, un punto de dificultad para el educador. A veces se da una con-
clusión precipitada: este niño, con la familia que tiene, con el barrio en el que vive,
ya está destinado al “fracaso” porque ¿qué podemos hacer nosotros si los propios
padres no se ocupan para nada?.
Cuando decimos primer punto nos estamos refiriendo a la posibilidad de dar tiem-
po, a suspender nuestro juicio, a probar otras maneras. Esta posibilidad puede
plantearse si se entiende la dimensión educativa como espacios y tiempos donde
un sujeto puede realizar actividades exploratorias tales como circular, manipular,
elegir, equivocarse, cambiar de objetos, de actividades, sin que ello signifique una
valoración negativa de su persona. Dar tiempo a ese tiempo que un sujeto necesita
para poder elegir, esto es, un despertar del sujeto a un mundo que pueda aparecer
y parecer diferente. En los primeros momentos, en el acceso a la escuela primaria
y a la secundaria, “perder tiempo” quizá sea ganarlo.
Toda institución se constituye como un conjunto de normas. La paradoja que se plan-
tea a la educación tal vez pueda expresarse en una pregunta: ¿cómo puede un sujeto
responder a la norma voluntariamente sin visualizar la utilidad de la garantía del
vínculo social? Más aún, ¿cómo tender un vínculo de confianza a lo social —principio
subjetivo para el cumplimiento normativo— si lo social no ha respetado, por los
motivos que fueren, nada de particular interés o de valor para el propio sujeto?
Por ello postulamos espacios y tiempos diversos que puedan permitir nuevas aproxi-
maciones del sujeto a lo social, en la construcción de estrategias y trayectos. Ello
no significa la no-norma. Por el contrario, significa estructurar el trabajo educativo
como contexto normativo claro, escueto, preciso, que posibilite la percepción de la
norma como un instrumento a favor de la convivencia y el trabajo. La educación
escolar puede articularse con las instituciones de educación social, que se desplie-
gan tanto en medio abierto como localizarse en centros específicos: desde las
ludotecas, los centros de día, las bibliotrecas o museos, o los locales escolares
fuera del horario estrictamente escolar.
Pero sea cual sea su localización, se trata de prácticas que incluyen otras posibilida-
des, que pueden provocar en el sujeto otras búsquedas, otros intercambios, a fa-
vor del trabajo exploratorio de cada uno. Se trata de un trabajo que, en realidad, es
requisito a la instauración de lo que la didáctica llama el proyecto educativo. Pues
no habrá tal proyecto si el sujeto no admite la posibilidad de relacionarse de otra
manera con la cultura o, dicho en otros términos, de cerciorarse de que otras alter-
nativas son viables: si algo del orden de lo nuevo, de encuentros nuevos, será posi-
ble. Ello incluye mostrar, enseñar, legados culturales bajo la promesa de que es
posible apropiarse de ellos, de ser un heredero.
24 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
2
LACAN, J. (1973): Seminario XXI. Los incautos no yerran. Clase 11-12-73. (No publicado, versión no estableci-
da): «Es evidente que se trata de un esfuerzo pedagógico. [...] El niño está hecho para aprender algo. He aquí
lo que nos enuncia Freud, lo que nos enuncia Kant... es extraordinario que lo haya presentido, pues ¿cómo
podía él justificarlo? Está hecho para aprender algo, es decir, para que el nudo se haga bien».
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 25
padres que siguen el discurso oficial creyendo asegurar así un futuro para
sus hijos, contra los propios alumnos, a veces demasiado contentos con
menores exigencias. Hay que luchar contra uno mismo, en fin, pues nadie
está a salvo de la desmoralización, del repliegue corporativista o de los
efectos lenitivos de la intoxicación ideológica ambiente. [...] Cada uno en-
tra en la resistencia por vías que le son propias.”
Hemos de saber también que cada día, en el cada día del oficio pedagógico, nos
encontramos ante las dimensiones complejas, entrecruzadas, discontinuas, que
entretejen ese proceso viejo y nuevo, siempre inacabado, que se da en llamar
educación.
Y conviene no olvidar, siguiendo al querido y viejo maestro, Gastón Bachelard, que
“…cada acción, por simple que sea, quiebra inevitablemente la continuidad del de-
venir”…
Gracias.
Barcelona, julio de 2005
Bibliografía
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26 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
LA EDUCACIÓN NO FORMAL
Introducción
En el siglo XVIII el barón de Montesquieu decía que “(…) recibimos tres educacio-
nes distintas, si no contrarias: la de nuestros padres, la de nuestros maestros y la
del mundo. Lo que nos dicen en la última da al traste con todas las ideas adquiridas
anteriormente.” (Montesquieu, 1951: 266)
Nos viene muy bien introducir este texto con la frase del autor de El espíritu de las
leyes. En sólo tres líneas aparecen varias de las ideas que desarrollaremos en este
trabajo: en primer lugar, sugiere la amplitud y variedad de lo educativo; en segun-
do lugar, propone una suerte de “clasificación” de tipos de educación; y, en tercer
lugar, afirma la preponderancia de una de ellas, la que llama “del mundo”. De to-
dos modos, si en lugar de vivir en el siglo XVIII lo hubiera hecho en nuestros días,
seguramente a las tres educaciones antedichas (la de los padres o familiar, la de los
maestros o escolar y la “del mundo”) Montesquieu les hubiera añadido otra: la que
ahora llamamos educación no formal. Es decir, un tipo de educación que no provie-
ne de la familia, ni consiste en esta influencia tan difusa como potente que se
produce cuando el individuo se relaciona directamente con “el mundo”, ni tampo-
co es la que se recibe en el sistema escolar propiamente dicho.
La educación llamada “no formal” es de la que tratará este trabajo. Primero, dedi-
caremos unas páginas a presentar el contexto y los factores que han propiciado el
crecimiento de este tipo de educación durante las últimas décadas. La segunda y la
tercera parte tratarán, respectivamente, sobre el concepto de educación no for-
mal y las relaciones entre ésta y los otros sectores del universo educativo.1
1
El contenido de este trabajo es deudor de otras publicaciones anteriores, donde pueden encon- trarse más
desarrollados aspectos que aquí sólo podremos apuntar. Algunos de nuestros trabajos sobre esta temática
son: «La cultura y sus mediaciones pedagógicas», en García Garrido, J.L. (dtor): La sociedad educadora. Madrid,
Fundación Independiente, 2000, pp. 125-144; “Extraescuela. Otros ámbitos educativos”, publicado en Cuader-
nos de Pedagogía, nº 253, diciembre de 1996, pp. 36-41; Trilla, J., La educación fuera de la escuela. Ámbitos no
28 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
Sin embargo, llegó un momento en el que parece que empezamos a darnos cuenta
de varias cosas que van matizando y complementando aquella perspectiva peda-
gógica tan polarizada en torno a la escuela; entre ellas las siguientes:
formales y educación social. Barcelona, Ed. Ariel, 1993; “El sistema de educación no formal: Definición, con-
ceptos básicos y ámbitos de aplicación” en Sarramona, J. (ed.): La educación no formal. Barcelona, Ed. Ceac,
1992, pp. 9-50; La educación informal. Barcelona, P.P.U., 1986.
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 29
Si hubiera que fijar fechas, podría convenirse que este tipo de planteamientos y
asunciones del discurso pedagógico empiezan a expandirse de verdad a partir de la
segunda mitad del siglo XX. Por supuesto, como en todo, existen multitud de ante-
cedentes, algunos muy significativos e incluso remotos. Pero la real extensión y
asentamiento de los mismos puede localizarse entonces, y quizá, como veremos,
más concretamente a partir de los años sesenta o setenta del siglo pasado. Y natu-
ralmente, no se producen por generación espontánea, sino que existe una serie de
factores sociales, económicos, tecnológicos... que, por un lado, generan nuevas
necesidades educativas y, por otro lado, sustentan inéditas posibilidades pedagó-
gicas no escolares para intentar satisfacerlas. Sería demasiado prolijo entrar a fon-
do en todos estos factores. Sólo a modo de ejemplo y desordenadamente citare-
mos algunos de ellos:
Sus análisis a los sistemas educativos eran amplios, bastante lúcidos y aparecían
bien fundados, pero se pasaba como sobre ascuas por la crítica a los contextos
sociales, políticos y económicos que producían aquellos sistemas educativos. El
lema era reformar, modernizar, readaptar los sistemas educativos vigentes (diag-
nosticados como obsoletos) para poder cumplir mejor las expectativas que sobre
ellos hacía recaer la sociedad. Y, por lo que nos interesa especialmente aquí, otra
de las coincidencias era la de que tal modernización no podría llevarse a cabo con
el concurso exclusivo de la hasta el momento institución educativa canónica: la
escuela. Dicho de otro modo, que la sola extensión de la escolaridad, ni tan siquie-
ra su optimización cualitativa, iban a ser suficientes para atender a las crecientes y
heterogéneas demandas de educación y, más en general, para resolver la crisis en
la que, según estos analistas, se encontraban los sistemas educativos.
El lector avisado habrá descubierto desde hace ya unas cuantas líneas los trabajos
de los que estamos hablando. Algunos de ellos fundamentales en la literatura so-
bre educación del último tercio del siglo pasado. E igualmente fundamentales para
entender (y en parte legitimar) el desarrollo desde entonces hasta ahora del sector
educativo no formal: entre otras cosas fueron las que, como veremos, propusieron
algunos de los términos para nombrar a este sector. Se trata, por supuesto, del
libro de P.H. Coombs La crisis mundial de la educación (Edición original en inglés de
1968 y en español de 1971), reelaborado por completo en 1985 y retitulado enton-
ces La crisis mundial de la educación. Perspectivas actuales.2 El otro es el libro Apren-
2
La primera versión en la Editorial Península de Barcelona y la segunda en Santillana de Madrid
32 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
der a ser (1972), elaborado por un equipo dirigido por E. Faure y creado bajo los
auspicios de la UNESCO.3 La tercera obra que necesariamente hay que citar es el
informe, también propiciado por la UNESCO, dirigido por Jacques Delors y titulado
La educación encierra un tesoro.4 Esta obra vino a cumplir en los años noventa una
función discursiva y referencial para las políticas educativas, parecida a la que ante-
riormente cumplieron las anteriores.
Nos referimos, en primer lugar, a los autores y obras que se suelen etiquetar bajo
el epígrafe del paradigma de la reproducción; entre iniciadores, epígonos y
revisionistas del paradigma cabe citar nombres como los de Althusser, Bourdieu y
Passeron, Baudelot y Establet, Bernstein, Bowles y Gintis, Apple... En segundo lu-
gar, habría que citar también otro tipo de planteamientos, distantes de los anterio-
res en enmarque ideológico y estilo intelectual, pero quizá aún más críticos con la
institución escolar. Tan hipercríticos que su propuesta principal se llegará a formu-
lar en términos de abolición de la escuela o, para ser más exactos, de
desinstitucionalización de lo educativo: I. Illich, E. Reimer, J. Holt y precursores como
P. Goodman. Y en tercer lugar, aparecerán las derivaciones foucaultianas sobre los
dispositivos de la microfísica del poder materializándose, entre otras instituciones,
también en la escuela.
3
Publicado en Madrid, Alianza Universidad.
4
J. Delors et al.: La educación encierra un tesoro. Madrid, UNESCO-Santillana, 1996, p.126
5
Referencias bibliográficas y comentarios más extensos sobre estas posturas críticas sobre la escuela pueden
encontrarse en: Ayuste, A.; Trilla, J., «Pedagogías de la modernidad y discursos postmodernos sobre la educa-
ción», en Revista de educación, 336, enero-abril, 2005, 219-248; Trilla, J. (Coord.), El legado pedagógico del
siglo XXI para la escuela del siglo XXI. Barcelona, Editorial Graó, 2001.
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 33
Probablemente, la idea (porque quizá sea idea o lema más que concepto) de la
educación permanente sea el primer recurso terminológico del que se valió el len-
guaje pedagógico para, entre otras cosas, legitimar nuevas instituciones, medios y
recursos educativos no escolares. Lo que expresa “educación permanente” es que
las personas podemos educarnos siempre: desde que nacemos (o antes, según
algunos) hasta que nos morimos. Si esto es verdad, la conversión de esta potencia
en acto en términos de escolarización no resultaría demasiado ilusionante. Es en
este sentido que aun cuando la idea de educación permanente denote sólo la ex-
tensión temporal de lo educativo, connota a la vez su extensión horizontal o
institucional: la operativización de la idea de educación permanente exige la dispo-
nibilidad de otros muchos recursos educativos además de los escolares. A pesar de
tener algo (o bastante) de flatus vocis, la expresión “educación permanente” es de
las que más juego ha dado durante las últimas décadas. A su alrededor gira además
una constelación de términos emparentados con ella o que la concretan: forma-
ción continua (o continuada), educación de personas adultas, andragogía, educa-
ción a lo largo de la vida...
Pero hacían falta también conceptos que directamente dieran cuenta de la exten-
sión espacial o institucional de lo educativo, de su desubicación de lo escolar. Y con
esta función apareció otra constelación de conceptos: educación abierta, formas
34 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
Y por último, habría que reflejar otros concepto o lemas, que también comparten
un cierto aire de familia con los anteriores y que en el discurso pedagógico, aunque
con significados distintos, cumplen también la función de remarcar la amplitud del
universo educativo y la necesidad de planteamientos holísticos e integradores para
las políticas educativas: “sociedad educativa” o “sociedad del aprendizaje”, “siste-
ma formativo integrado”, “ciudad educadora”...6 Todo eso nos lleva al cuarto ele-
mento del contexto teórico que estamos revisando.
Este modelo puede explicar algunas de las acciones que realizan los educadores,
pero no todas. Es un modelo demasiado simple porque olvida varias cosas (ver
Esquema 1).
Olvida, en primer lugar, que toda acción educativa (la del padre sobre el hijo, la
del maestro sobre el alumno...) se realiza en un medio determinado (la familia, la
clase, la escuela, el barrio, la ciudad, el sistema social, económico y político). En
segundo lugar, aquel modelo simple de la acción educativa olvida que siempre el
medio influye en la relación: la condiciona, la modela y otorga los roles que han
de asumir educador y educando. En tercer lugar, el modelo simple de la relación
tampoco tiene en cuenta que en cualquier medio educativo que se considere,
además del educador, educan también otros elementos que contiene el medio
en cuestión. En el medio familiar no sólo ejercen influencias educativas el padre
y la madre, sino los otros componentes personales, culturales y materiales que lo
forman. Y en cuarto lugar, el modelo simple olvida que el educador, además de
relacionarse directa y personalmente con el educando, actúa, en la medida de su
6
Sobre la idea de ciudad educadora y su relación con la educación no formal: «A edu- cación non formal e a
cidade educadora. Duas perspectivas (unha analítica e outra globalizadora) do universo da educación» en Re-
vista Galega Do Enssino, nº 24, 1999, pp. 199-221; Trilla, J., “Ciudades educadoras: bases conceptuales” en
Sabbag Zainko, M.A. (Org). Cidades educadoras. Curitiba, Ed. de la UFPR , 1997, pp. 13-34; Trilla, J., Otras
educaciones. Animación sociocultural, formación de adultos y ciudad educativa. Barcelona, Ed. Anthropos,
1993.
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 35
Esquema 1
-aunque sin agotar las clases posibles de adjetivaciones- hay que tomar en consi-
deración el criterio que hace referencia a aquello que educa, al agente, a la situa-
ción o institución que produce -o en la que se produce- el suceso educativo en
cuestión: educación familiar, escolar, institucional... Pues bien, la expresión educa-
ción no formal, como veremos enseguida, podríamos ubicarla en uno de estos dos
últimos grupos. Es decir, lo que en este tipo de educación sería “no formal”, es, o
bien la metodología, el procedimiento, o bien el agente, la institución o el marco
que en el que en cada caso se genera o ubica el proceso educativo. Más adelante
ya discutiremos cual de los dos criterios puede resultar más pertinente.
Pero, sin duda, resultaba poco operativo que una sola expresión designara al exce-
sivamente amplio y diverso sector educativo no escolar. O, dicho de otra manera,
que formaran parte de una misma categoría pedagógica cosas tan diversas como
una ludoteca y el juego espontáneo de los niños en la calle, o un programa de
alfabetización de adultos y la lectura recreativa de una novela. Probablemente,
esta clase de consideraciones fueron las que, unos años después de la obra -diga-
mos- fundacional de 1968, llevarían al propio Coombs y colaboradores a proponer
la distinción entre tres tipos de educación: la formal, la no formal y la informal.
Coombs y Ahmed, en su trabajo de 1974, Attaking Rural Poverty: How Non-Formal
Education Can Help, definían estos conceptos de la forma siguiente. La educación
formal comprendería “el «sistema educativo» altamente institucionalizado,
cronológicamente graduado y jerárquicamente estructurado que se extiende des-
de los primeros años de la escuela primaria hasta los últimos años de la universi-
dad”. Llamaban educación no formal a “Toda actividad organizada, sistemática,
educativa, realizada fuera del marco del sistema oficial, para facilitar determinadas
clases de aprendizaje a subgrupos particulares de la población, tanto adultos como
niños.” Y la educación informal la describían como “Un proceso que dura toda la
vida y en el que las personas adquieren y acumulan conocimientos, habilidades,
actitudes y modos de discernimiento mediante las experiencias diarias y su rela-
ción con el medio ambiente.”(Coombs, Ahmed, 1985: 46 y ss).
En primer lugar, hay que advertir que esta clasificación tripartita tiene un propósi-
to de exhaustividad. Es decir, que la suma de lo educativamente formal, no formal
e informal debería abarcar la globalidad del universo de la educación. O, expresado
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 39
de otro modo, que cualquier proceso que se incluya en el universo educativo debe
poder incluirse, a su vez, en alguna de las tres clases de educación citadas. La dis-
tinción propuesta es pues una manera de sectorializar aquel universo, un intento
de marcar fronteras en el interior del mismo. En este sentido, el problema inicial
consistirá en cómo y dónde ubicar tales fronteras.
En realidad -y como después veremos con mayor claridad- las llamadas educación
formal y educación no formal vendrían a ser como subclases de un mismo tipo de
educación, de modo que para definir tales conceptos las fronteras que deberíamos
tomar en consideración son las que en el esquema 2 señalamos como a y b.
precisa del criterio o criterios que justifican tal distribución. Por decirlo así, se coin-
cide en el referente pero se diverge en el significado. En este sentido, no deja de
ser sintomático que el recurso de ofrecer un listado de ejemplos de educación
informal sea uno de los expedientes más usados (y más expresivos) para intentar
explicar que es lo que se quiere dar a entender con esta expresión.
Los criterios propuestos para caracterizar a la educación informal -y, por tanto,
para señalizar la frontera entre ésta y las otras dos- han sido diversos y variados. En
otra parte los hemos presentado y discutido extensamente, por lo que ahora
obviaremos su reiteración. De todos modos, con matices y variantes terminológicas
varias, los dos criterios en los que más se ha insistido se refieren a la intencionalidad
del agente y al carácter metódico o sistemático del proceso.
Un segundo criterio del que se suele echar mano es el del carácter metódico o
sistemático del proceso educativo: la educación formal y la no formal se realizarían
de forma metódica, mientras que la informal sería asistemática. Para discutir este
criterio habría que profundizar en los conceptos de método y sistema, lo cual que-
da ahora bastante lejos de nuestras posibilidades. No obstante, aunque sólo sea
manejando tales conceptos en su nivel de uso normal, tampoco resulta fácil negar
la presencia de método y de sistema en muchos procesos educativos generalmen-
te incluidos en la educación informal: ¿no se dice que los medios de comunicación
de masas sistemáticamente nos bombardean con sus valores (contravalores)?; ¿No
hay método en la publicidad? ¿No cabe hablar de métodos de educación familiar?
Para nosotros, lo que con bastante aproximación señala los contenidos distintos
que el uso suele adjudicar a las expresiones educación formal y no formal, por un
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 41
7
De manera similar, Scribner y Cole caracterizaban a la educación formal (en la que incluían la que aquí esta-
mos denominando no formal), entre otras cosas, como aque- lla que «se extrae de la diversidad de la vida
diaría , se situa en un contexto especial y se lleva a cabo según rutinas específicas.» (S. SCRIBNER y M. CoLE, «
Cognitive consequences of formal and informal education», en Science, núm. 182, noviembre de 1973, pp.
553-559 . Traducción castellana: «Consecuencias cognitivas de la educación formal e informal», en Infancia y
Aprendizaje, núm. 17, 1982, pp. 3-18.
8
Pongámonos en el extravagante supuesto de que se quisieran separar ambas cosas (alimentar al niño y
educarle). Al niño entonces se le alimentaría de una forma expedi- tiva: por ejemplo, brutalmente mediante
un embudo o científicamente por medio de píl- doras o inyecciones. En cualquier caso, se utilizaría un proce-
dimiento que no requiriese la proverbial paciencia de los padres con los niños inapetentes (paciencia sólo
sosteni- da por la confianza en que el niño acabará por aprender a comer bien y solo). Después, en otro
momento, sin la comida delante (en el mejor de los casos con platos de sopa, muslos de pollo, y plátanos
dibujados o de plástico), mediante lecciones, simulaciones o incluso videos interactivos y programas de
enseñanza asistida por ordenador, se intentaría enseñar a comer al niño. Si así se hiciera estaríamos ante un
caso de educa- ción no formal (o de educación formal si esta enseñanza formara parte del curriculum esco-
lar). Seguramente, alguien pensará que esta extravagancia de separar la función de alimentar de la función
de enseñar a alimentarse, se parece bastante a cosas que hace la escuela y que, en cambio, no solemos
considerar como extravagantes.
42 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
También en este caso son diversos los criterios que se han propuesto para distin-
guirlos. No obstante, básicamente también pueden reducirse a dos los criterios
más utilizados. Dos criterios, aparentemente muy semejantes, pero que en senti-
do estricto resultan irreductibles el uno al otro.
I. El criterio metodológico.
9
J. TRILLA: Ensayos sobre la escuela. El espacio social y material de la escuela. Bar- celona, Ed. Laertes, 1985.
Ver también Trilla, J., La aborrecida escuela. Junto a una pedagogía de la felicidad y otras cosas. Barcelona, Ed.
Laertes, 2002.
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 43
sión del sistema educativo reglado. Es decir, el que va desde la enseñanza prees-
colar hasta los estudios universitarios, con sus diferentes niveles y variantes; o,
dicho de otro modo, la estructura educativa graduada y jerarquizada que se orienta
a la provisión de títulos académicos. Utilizando este criterio, la distinción entre
lo formal y lo no formal es bastante clara: es una distinción, por decirlo así, admi-
nistrativa, legal. Lo formal es lo que así definen, en cada país y en cada momento,
las leyes y otras disposiciones administrativas; lo no formal, por su parte, es lo
que queda al margen del organigrama del sistema educativo graduado y jerar-
quizado resultante. Por tanto, los conceptos de educación formal y no formal
presentan una clara relatividad histórica y política: lo que antes era no formal
puede luego pasar a ser formal, del mismo modo que algo puede ser formal en
un país y no formal en otro.
formal, al estar situada fuera del sistema de la enseñanza reglada, goza de una
serie de características que facilitan ciertas tendencias metodológicas. El hecho de
no tener que impartir unos currículums estandarizados y establecidos desde arri-
ba, las escasas normativas legales y administrativas que sobre ella recaen (calenda-
rios escolares, titulación de los docentes...), su carácter no obligatorio, etc., etc.,
facilitan la posibilidad de unos métodos y de unas estructuras organizativas mucho
más abiertas (y, generalmente, más flexibles, participativas y adaptables a los usua-
rios concretos y a las necesidades específicas) que las que suelen imperar en el
sistema educativo formal. Pero ello es, repitámoslo, sólo una tendencia, un énfa-
sis, y no un elemento esencial o una característica conceptualmente necesaria.
Por último, y por si acaso nos fuese exigible la comprometida y siempre fácilmente
rebatible tarea de ofrecer una definición, nuestra propuesta es la que sigue: en-
tendemos por educación no formal el conjunto de procesos, medios e institucio-
nes específica y diferenciadamente diseñados en función de explícitos objetivos de
formación o de instrucción, que no están directamente dirigidos a la provisión de
los grados propios del sistema educativo reglado.
10
Sendas presentaciones mucho más desarrolladas de los ámbitos y medios de la edu- cación no formal pue-
den verse en J. TRILLA, La educación fuera de la escuela, op. cit., pp. 51-186.
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 45
Hasta el momento nos hemos preocupado más en señalar las diferencias entre la
educación no formal y las otras dos, que en analizar los nexos que existen o debe-
rían establecerse entre los tres sectores educativos. En este apartado nos vamos a
esforzar en poner en evidencia las interacciones existentes entre ellos, la porosi-
dad de las fronteras y, en resumidas cuentas, lo complejo que es el universo educa-
tivo a pesar de las parcelaciones que con la mejor intención taxonómica nos esfor-
zamos en establecer en su interior.
11
De ese ámbito nos hemos ocupado específicamente en: Puig, J.M.; Trilla, J., La peda- gogía del ocio. Barcelo-
na, Ed. Laertes, 1996; Trilla, J., “Concepto, discurso y universo de la animación sociocultural” en Trilla, J. (coord.):
Animación sociocultural. Teorías, programas y ámbitos. Barcelona, Ed. Ariel, 1997; García,I, “Infancia y tiempo
libre or- ganizado” en Gómez-Granell, C.; García, M.; Ripol-Millet, A.; Panchón, C. (coords.): Infancia y familias:
realidades y tendencias. Barcelona, Editorial Ariel, 2004, pp. 153-174.
12
Sobre la relación conceptual entre educación social y educación no formal, ver Trilla, J., «El universo de la
educación social» en Romans, M.; Petrus, A.; Trilla, J.: De profesión: educador social. Barcelona, Editorial Paidós,
pp. 15-59.
13
Ver Trilla,J. «Los alrededores de la escuela» en Revista Española de Pedagogía, nº228, 2004, pp. 305-324;
Trilla, J., “La respuesta del marco escolar frente a las nuevas necesidades de la familia y el educando” en AA.VV.:
La participación de los padres y madres en la escuela. Barcelona, Editorial Graó, 2003.
46 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
Así pues, parece claro que las educaciones formal, no formal e informal, aún cuando
no siempre existan entre ellas conexiones orgánicas o explícitas, están funcionalmente
relacionadas. Y estas relaciones funcionales pueden darse -y, de hecho, se dan- de
maneras muy distintas. Algunas de ellas podrían ser las siguientes:
14
Como explicaba U. Bronfenbrenner, «para demostrar que ha habido desarrollo humano es necesario estable-
cer que un cambio producido en las concepciones y/o actividades de la persona se extiende también a otros
entornos y otros momentos.» (U. BROFEN- BRENNER, La ecología del desarrollo humano, Barcelona, Ed. Paidós,
1987, P. 54).
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 47
15
Un ejemplo que, al menos en España es muy claro en este sentido, es el caso del aprendizaje de las lenguas
extranjeras. La creciente consideración social del conoci- miento de idiomas como un valor importante en
relación al futuro académico y profesio- nal de los niños, junto con la -por lo general- manifiesta ineficacia de la
escuela en este sentido, multiplica la oferta no formal de este tipo de enseñanza. Si se considera que el domi-
nio de algún o algunos idiomas extranjeros ya forma parte en nuestra sociedad del bagaje común de formación
que la mayoría o todos debieran poseer, es claro que tal aprendizaje debe formar parte de las funciones que el
sistema educativo formal ha de asumir con eficacia. Es por esto que la oferta no formal realiza ahí, en gran
parte, un cometido claramente supletorio.
16
Es frecuente la tentación de responsabilizar a la escuela de cualquier cometido edu- cativo (nuevo o viejo)
que aparezca como necesario. Las familias, por ejemplo, cargan a veces sobre la escuela funciones que les
corresponderían a ellas. Y lo mismo hacen frecuentemente otras instancias sociales (políticos, iglesias, etc.)
que pretenden dele- gar al sistema formal una parte de sus compromisos educativos. De modo y manera que la
escuela debe prevenir la delincuencia, formar al consumidor, educar sexualmen- te, hacer catequesis, enseñar
el código de la circulación... La educación integral es -ya lo hemos dicho- un noble ideal que ha de tener presen-
te cada una de las instancias educativas, pero para compartirlo entre todas y no para aspirar a que una sola lo
haga todo. Sobrecargar a la escuela de suplencias es la mejor manera para lograr que ni cumpla bien con lo
propio ni con lo ajeno.
48 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
Estas intromisiones se dan en todos los sentidos. Una instancia educativa determi-
nada puede ser considerada como globalmente perteneciente a uno de los tres
tipos de educación y simultáneamente acoger elementos o procesos propios de
los dos restantes. Así, por ejemplo, una institución escolar de enseñanza primaria
(o secundaria o superior) que pertenece por definición al modo educativo formal,
puede incluir actividades no formales (las de carácter extracurricular), e inevitable-
mente contiene procesos educativos informales (los que resultan de las interacciones
no planificadas entre los grupos de iguales...).
EDUCACIÓN NO FORMAL:
POLÍTICA EDUCATIVA
DEL MEC 2005 – 2009
Jorge Camors
1. Marco político
La educación no formal como política educativa, estaba ya contemplada en el Plan
de Gobierno; formó parte del documento “Bases para un acuerdo programático en
educación”, presentado a los partidos políticos con representación parlamentaria,
y fue incluida en el documento “Resultados del diálogo político en materia de edu-
cación”, firmado por todos ellos, el 16 de Febrero de 2005.
2. Marco conceptual
En 1967 en la Conferencia Internacional sobre la crisis mundial de la educación, en
Williamsburg, P.Coombs Director del Instituto Internacional de Planeamiento de la
Educación de la UNESCO, plantea “un énfasis especial en la necesidad de desarro-
llar medios educativos diferentes a los convencionalmente escolares”. A partir de
este momento comienza el uso de denominaciones tales como “informal” y “no
formal” para dar cuenta del “amplísimo y heterogéneo abanico de procesos educa-
tivos no escolares o situados margen del sistema de la enseñanza reglada”.
En las dos décadas siguientes, diferentes definiciones surgieron para dar cuenta de
los fenómenos educativos que sucedían fuera del ámbito escolar. Por nuestra par-
te y después de un riguroso estudio, compartimos la siguientes definición: “educa-
ción no formal se refiere a todas aquellas instituciones, actividades, medios, ámbi-
tos de educación que, no siendo escolares, han sido creados expresamente para
satisfacer determinados objetivos educativos “(Trilla, 1996).
“Se extiende a todos los aspectos del hecho educativo; engloba a todos, y el todo
es mayor que la suma de las partes. En la educación no se puede identificar una
parte distinta del resto que no sea permanente. Dicho de otro modo: la educación
permanente no es ni un sistema, ni un sector educativo, sino el principio en el cual
se funda la organización global de un sistema y, por tanto, la elaboración de cada
una de sus partes” (Faure, 1972).
Esto significa que una sociedad debe formular los niveles educativos y culturales
necesarios para su desarrollo y convivencia social, implementando acciones edu-
cativas a nivel formal y no formal, para todos, a lo largo de toda la vida.
3. La educación
La educación es un derecho humano fundamental, que habilita a la vez, al ejercicio
de los demás derechos humanos. Se concibe a la educación como construcción de
ciudadanía, que apunte a la defensa y promoción de los valores y principios mora-
les de libertad, justicia, bienestar, la defensa de los derechos humanos en su más
amplia concepción y de la democracia.
Nos parece interesante y útil a nuestros propósitos, apelar a la definición que pro-
puso Gastón Mialaret en un trabajo a solicitud de UNESCO en 1985:
Se aprecia una noción de educación como una práctica social, con efectos directos e
indirectos, que impacta fuertemente en el conjunto del sujeto, se despliega en un
contexto social y cultural, y tiene por finalidad su felicidad y la de sus semejantes.
4. Políticas educativas
Los objetivos prioritarios de un verdadero sistema educativo nacional, que articule
todas las modalidades educativas, deben ser la equidad, la calidad y la pertinencia;
debe afirmarse su papel de integración y participación social, inherente a la educa-
ción y la cultura.
Entre las grandes líneas de política educativa que se propone abordar, cabe señalar
el reconocimiento y promoción de la educación no formal.
En los primeros meses del año 2005, se convoca a UNESCO, la Administración Na-
cional de Educación Pública (ANEP), la Universidad de la República (UDELAR) y al
Centro de Formación y Estudios del INAU a participar de un grupo de trabajo con el
cometido de asesorar al MEC en su política de educación No Formal. La ANEP de-
signa representantes de cada uno de sus Consejos (Primaria, Secundaria, Técnico-
Profesional y Formación Docente).
Una de las acciones más destacadas que organizó ese año dicho colectivo fue el
Seminario “Educación No Formal en el Uruguay. Experiencias y desafíos. Hacia la
construcción de la coordinación y el apoyo pedagógico” con la participación de
diferentes instituciones y una amplia gama de temas con el componente de la edu-
cación no formal.
58 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
La atención a los educadores forma parte del plan de trabajo del período así como
es uno de los temas que deberá considerar el Consejo Nacional de Educación No
Formal.
Una de las acciones destacables del período fue la realización del primer Encuen-
tro nacional y regional de educadores de la educación no formal, con representan-
tes de Argentina, Paraguay y Bolivia además de un importante número de educa-
dores de Uruguay, en noviembre de 2007.
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 59
Los cometidos (art. 94) del Consejo Nacional de Educación No Formal son:
sentante del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, uno del Ministerio de Desa-
rrollo Social, uno del Ministerio de Turismo y Deporte, uno del Instituto Nacional
de la Juventud, uno del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay, dos repre-
sentantes de los educadores y dos representantes de las instituciones de educa-
ción no formal privada.
Más allá del debate en torno a las definiciones y las políticas que se definieron en
ese marco conceptual en las últimas décadas, la educación no formal constituye un
reconocimiento de una realidad educativa exterior a la escuela, rica en oportuni-
dades y consecuencias, que aún tiene vigencia en este contexto de preocupacio-
nes y dificultades, reconociendo una ampliación del campo de la educación.
Por “propuesta” nos referimos a todo aquello que se ofrece, se muestra, se pone
en juego y a disposición de los sujetos. Pero la propuesta tiene algo de respuesta,
es decir que lo que se promueve tendría que tener que ver con las necesidades,
intereses y problemas de los participantes y su contexto. Es decir que la respuesta/
propuesta tiene una intencionalidad educativa en la medida que se construye para
generar determinados efectos en el participante: nuevos conocimientos, habilida-
des, actitudes, valores, ideas, vínculos, sentimientos.
En las propuestas se incluye una amplia y variada gama de acciones que involucran
pensamiento, atención, lenguaje, comunicación, expresión, movimiento, lectura,
escritura, cálculo, emociones, sentimientos, afecto, creación, construcción, pro-
ducción y así enumerar los diferentes medios a través de los cuales, los seres hu-
manos nos relacionamos con la naturaleza, con nuestro entorno, con la sociedad y
el mundo en que vivimos, con la vida social, intelectual y material, con el otro y los
otros seres humanos con quienes compartimos nuestro tiempo y espacio.
Las acciones pueden ser diversas y dependerá del análisis del sujeto y de su contex-
to para seleccionar cuáles son las pertinentes para proponer y el momento de pro-
piciarlas, así como de la articulación de las mismas en el tiempo, cómo se ubican y
conforman a la vez un proceso. Todo este trabajo, que es individual, en equipo e
institucional, requiere una reflexión previa y permanente, donde la profesionalidad
se pone en juego y la formación inicial y permanente es fundamental.
Lo que se hace, y la forma en que se hace así como el tiempo en que se hace,
constituyen un “medio” que le permitirá al sujeto lograr determinados productos.
Es decir que, la intencionalidad es el propósito de promover determinados efectos.
Por efectos nos referimos a los aprendizajes en concreto, que puede lograr el suje-
to de la educación, el participante; y por aprendizajes nos estamos refiriendo a la
adquisición de nuevos conocimientos, habilidades y actitudes.
Es decir que el trabajo educativo en este campo debe estar sustentado en orienta-
ciones, en ideas previas, en estudiar la situación de los sujetos y sus contextos a los
efectos de diseñar una estrategia educativa, es decir, formular un proyecto educa-
tivo, como base del trabajo del educador y como interesante, útil y posible para los
participantes.
Por último, flexibilidad en elaborar estrategias que permitan llegar con propuestas
educativas para todos en cualquier punto del país, es decir colocar “puertas de
acceso” múltiples y diferentes, para luego construir los “puentes” de la reinserción
y las “carreteras” de la continuidad educativa.
La escuela como símbolo de todo el sistema educativo formal, por pretender abar-
car todo, puede terminar no haciendo lo que le corresponde y sabe hacer. Su expe-
riencia acumulada debería serle útil para cuidar y mejorar su especialización y su
especificidad.
En este sentido deberíamos procurar la distancia óptima entre ambas, de tal forma
que se articulen, se complementen, se retroalimenten, pero que no se interfieran.
Debemos tener presente que para desarrollar una política de educación no formal,
todo lo que tenemos a disposición fue pensado para la educación formal; el con-
texto social, cultural y político está fuertemente predispuesto y codificado para
“leer” educación formal, cuando se “escribe” educación no formal. Debemos evi-
tar el riesgo que se corre si se coloca un contenido nuevo en un recipiente viejo;
cada contenido requiere su recipiente específico; se puede inhibir el cambio, pre-
tendiendo incluirlo.
6.9. Desafíos.
La educación no formal debe ser concebida como parte de la educación, como la única
forma que justifique su reconocimiento y legitimidad, su proyección y desarrollo.
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68 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 69
José Rivero
Para algunos, la educación es el aspecto esencial del desarrollo humano. Con ella,
el hombre y la mujer tienen posibilidad de disfrutar una vida más plena y de alcan-
zar alternativas ocupacionales, de información, de recreo, de oportunidades de
crecimiento. Fernando Savater afirma, con razón, que “la educación es sin duda el
más humano y humanizador de todos los empeños” y que “nacemos humanos
pero eso no basta: tenemos también que llegar a serlo”. La educación será vehículo
fundamental para posibilitar que los demás contagien su humanidad, “a propósito
y con nuestra complicidad” (Savater, 1998).
1
Documento base de Las III Jornadas de Cooperación Educativa con Iberoamérica sobre Educación Básica de
Personas Jóvenes y Adultas. (Madrid, 18 – 22 de febrero de 2008)
72 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
La educación con personas jóvenes y adultas puede y debe tener vinculación con
los desafíos de lograr derechos humanos y la inclusión social.
2
Se indica que la relevancia responde al qué y para qué de la educación y que la pertinencia alude ala necesi-
dad de que sea significativa para personas de distintos estratos sociales y culturas. Fuente: UNESCO Educación
de calidad para todos: un asunto de derechos humanos. Documento base de II Reunión Intergubernamental
del Proyecto Regional de Educación para América Latina y el Caribe. Buenos Aires, 29 - 30 marzo 2007
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 73
Influyó mucho la idea de llegar al siglo XXI asumiendo con propiedad los desafíos
de una globalización sobredimensionada ideológicamente, adjudicándole una orien-
tación unívoca (neoliberal) y a ésta un efecto en la educación y las políticas educa-
cionales. Un énfasis en la calidad mayor que en la equidad asumiendo la
competitividad y sus efectos en contenidos y prácticas pedagógicas, la introduc-
ción acrítica de NTIC en escuelas, la disminución de las capacidades y de sobera-
nías educacionales de los Estados-Nación, el debilitamiento del poder docente y el
escaso valor dado a las identidades culturales forman parte del escenario de estas
reformas4.
Sin embargo, más de una década después de aplicar las recetas de la desregulación
y de la privatización, las desigualdades sociales han crecido a ritmos tan alarman-
tes que la pobreza y la falta de empleo son considerados principales factores de
riesgo para la propia educación y para los actuales procesos de democratización
política y de apertura económica.
3
Según el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) , en su reunión anual de 1993, “el nuevo
ciclo educacional de la región encuentra su expresión pública en tres grandes hechos”: la Conferencia Mundial
Educación para Todos de Jomtien, los resultados de la Conferencia de Ministros de Educación de Quito (1991)
y la mencionada propuesta CEPAL/UNESCO. Ver José Rivero Educación y exclusión en América Latina. Refor-
mas en tiempos de globalización. Miño y Dávila Editores. Madrid/Buenos Aires. 1999
4
Ver José Rivero Globalización, educación y pobreza en América latina: los límites de las reformas educativas
En “Globalización, educación y pobreza en América Latina ¿Hacia una agenda educativa”. Xaver Bonal (editor).
Fundación CIDOB.2006. Barcelona, España
74 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
Latinoamérica es la región más desigual del mundo. El 10% más rico ha incrementado
sus ingresos treinta veces más que los más pobres en la escala social latinoameri-
cana, concentrando el 40% de los ingresos. Las cifras de la CEPAL (2004) indican
que si bien los latinoamericanos que viven en situación de pobreza disminuyeron
levemente, sumaron 224 millones de personas, equivalentes a 43.2 % de la pobla-
ción, se incrementaron, sin embargo, los índices de desigualdad; en el periodo, el
número de indigentes o personas que viven con menos de un dólar por día se situó
en 98 millones, alcanzando 18.9 % de la población total de América Latina. A pesar
de que el gasto social subió notoriamente en la década pasada (de $US 360 a 540
per cápita), este sirvió para paliar los efectos adversos de los ajustes estructurales
y la política económica. (CEPAL/UNICEF, 2002)
Hay que añadir que se ha debilitado la idea generalizada de que la educación for-
mal es el mejor camino para la movilidad social y para la superación de la pobreza.
La impresionante expansión de la cobertura escolar ha generado un nivel cada vez
más alto de educación promedio. En pocos años el nivel primario se tornó insufi-
ciente, las desigualdades en el acceso a un empleo escasamente remunerado se
trasladan a exigencias de contar con nivel medio o secundario; son muchos los
profesionales sin acceso a trabajos vinculados a su profesión.
Hoy se dan nuevos sentidos al término “educabilidad”6, que hace referencia a los
mínimos indispensables para poder educar.
5
Según la propia CEPAL, cuando se ingresa al mercado laboral sin haber completado secundaria, uno a tres
años más de estudio no influyen en la remuneración percibida ni son suficientes para salir de la pobreza. En
cambio, el ingreso puede aumentar considerablemente cuando los estudios cursados se suman al umbral de 12
años de escolaridad
6
Néstor López (2005) señala que el concepto de educabilidad “apunta a identificar cuál es el conjunto de
recursos, aptitudes y predisposiciones que hacen posible que un niño o adolescente pueda asistir exitosamente
a la escuela, al mismo tiempo que invita a analizar cuáles son las condiciones sociales que hacen posible que
todo niño o adolescente accedan a esos recursos para poder así recibir una educación de calidad”
76 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
7
El último día de su gestión (10.03.90) Pinochet dictó la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza, por la que
el Estado compra servicios educativos para toda la población que no concurra a establecimientos privados,
proveyéndolos a través de municipalidades (6431 establecimientos) y del sector privado subvencionado (2890
establecimientos) (Latorre, 1997)
8
La búsqueda de soluciones “pragmáticas” en el gobierno de Fujimori planteó la conveniencia de seguir los
pasos de Chile en materia de privatización. En 1995 se intentó poner en práctica reformas en la gestión orien-
tadas a municipalizar la educación, transferir centros estatales a promotores privados y modificar el sistema de
asignación de fondos distribuyéndolos por alumno asistente. La oposición magisterial, de educadores de la
Iglesia Católica y de otros sectores de opinión pública lo impidió (Rivero 1999)
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 77
Las reformas apuntaban, sin embargo, a una sociedad ideal que estaba lejos de
tener la homogeneidad que suponía un cambio educativo global de la naturaleza
deseada por sus impulsores. La explosiva combinación entre desigualdad social y
heterogeneidad cultural no fue suficientemente tomada en cuenta.
9
El Proyecto PARE se desarrolló con importantes aportes del gobierno federal y préstamo del Banco Mundial,
actuó sobre 450 municipios de los cuatro estados con mayores niveles de pobreza, significó incentivos econó-
micos a los docentes; sin embargo, el reclamo unánime de padres a maestros (que asistan, traten bien a sus
alumnos, enseñen y respeten las costumbres y creencias del lugar) no tuvo eco en escuelas que por su “preca-
riedad institucional” - ausentismo sistemático de los maestros e inestabilidad de la planta docente – no pudie-
ron responder a este desafío básico. (Rivero, 1999)
10
Países latinoamericanos con persistentes y relativamente altos niveles de analfabetismo, no tienen en sus
prioridades nacionales la alfabetización como estrategia fundamental o no dan recursos suficientes a sus pro-
gramas nacionales. En Brasil el Movimiento de los Sin Tierra es una excepción regional en materia de demanda
por sus derechos a educarse.
78 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
La educación rural tiene como principal referente el mundo urbano, la escuela ru-
ral es una agencia educativa organizada y desarrollada en su modelo educativo,
administrativo y arquitectónico sin atender obvias demandas de las comunidades
rurales; los tiempos, las distancias, el aislamiento geográfico e incomunicación en
comunidades rurales distan de ser factores tomados en cuenta por las políticas
centrales.
social en los seres humanos demanda durante los tres primeros años de vida un
entorno que será determinante para su futuro desarrollo. (Anderson, 2003).
Los padres de familia pobres tienen escasa o nula escolaridad, y son demandantes
de educación. Los cerca de 40 millones de analfabetos (55% mujeres), son también
cabeza de hogares, ciudadanos y trabajadores y su alfabetización y acceso a la
educación regular o no formal repercutirán en sus mejores condiciones de vida, en
sus mayores posibilidades de aportar al país y en alentar y sostener la educación
de sus propios hijos.
Pero a la vez, esta opción colectiva de una educación orientada a los más pobres ha
determinado para que se asocie a la EDJA a políticas y prácticas «compensatorias»
y que tradicionalmente haya sido marginada en las políticas educativas e ignorada
por instituciones académicas y organismos de financiamiento internacional.
80 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
La EDJA fue la gran ausente de los procesos de reforma e incluso organismos bila-
terales y multilaterales desestimularon abiertamente en gobiernos la inversión edu-
cativa en adultos, aduciendo escasez de recursos y la inoperancia de acciones tra-
dicionales de alfabetización en el pasado. Se partió del error de identificar la EDJA
con la alfabetización, cuando en su sentido amplio la EDJA, además de educación
compensatoria es educación continua, indispensable para reducir las altas tasas de
fecundidad en las familias más pobres, superar el riesgo de embarazos mal lleva-
dos y ofrecerles herramientas para elevar el estado nutricional de sus hijos; está
vinculada, asimismo, a acciones de capacitación agrícola , técnico-productivas, de
deberes y derechos ciudadanos, de conservación del medio ambiente, etc.
La poca importancia relativa que han dado los gobiernos a la educación de adultos,
ha incidido en la posición marginal que guarda en los sistemas educativos de los
países latinoamericanos. Resulta hasta cierto punto irónico que la modalidad edu-
cativa a la que corresponde atender las necesidades de los marginados sea la más
postergada en materia de recursos. Los escasos presupuestos y el desmantelamiento
de que es objeto -con raras excepciones- en sectores educativos gubernamentales
contrastan con iniciativas en otras instancias estatales. En la mayoría de los países,
las acciones educativas con jóvenes y adultos -particularmente de capacitación y
promoción social- asumidas por ministerios de trabajo, agricultura o salud son más
significativas que las de unidades de educación de adultos del ámbito central de
los Ministerios de Educación. Los organismos no gubernamentales y, más reciente-
mente, los gobiernos municipales asumen crecientes responsabilidades en progra-
mas de atención educativa a jóvenes y adultos. Los nuevos tiempos exigen un tra-
bajo más integrado con acciones y estrategias de concertación interinstitucional y
entre los niveles centrales y locales.
Esta opción determina que estos programas constituyan una salida frente a la dra-
mática situación de pobreza e inequidad descrita y que, a la vez, hayan sido condi-
cionados en sus orientaciones y resultados por los distintos procesos sociopolíticos
y económicos que han marcado a Latinoamérica.
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 81
Una de las tareas centrales que se asigna a esta modalidad educativa es precisa-
mente ser parte de una acción estratégica para superar el círculo vicioso de la
pobreza. Se le pide que cree programas y acciones que, en el marco de políticas
sociales que incluyan otros factores socioeconómicos o políticos, se orienten a rom-
per la transmisión intergeneracional de la pobreza.
La educación con personas jóvenes y adultas incluye, en este caso, esfuerzos por
reducir las altas tasas de fecundidad en las familias más pobres, por superar el
mayor riesgo de embarazos mal llevados en esas familias, y por ofrecerles herra-
mientas para mejorar el estado nutricional de sus hijos. Uno de sus mayores desa-
fíos es superar -junto a otras modalidades educativas- las dificultades que tienen
estos niños para el aprendizaje escolar través del acceso de los padres a la cultura
escrita, a la educación básica y a la información. Esto redundará, como consecuen-
cia lógica, en menores tasas de deserción y repetición. Se trata de evitar que ese
círculo vicioso de la pobreza obligue a estos niños a terminar en trabajos con poco
futuro y de escasa productividad, o en sectores informales de la economía.
La EDJA es una modalidad que tiene por finalidad atender las necesidades básicas
de aprendizaje de participantes sumamente heterogéneos, en el marco de una
educación permanente, para que adquieran y desarrollen capacidades y compe-
tencias y mejoren los desempeños que la vida cotidiana les demanda. En esa pers-
pectiva, se demandan por lo menos cuatro requerimientos básicos:
11
Ver José Rivero Educación de Adultos en América Latina. Desafíos de la equidad y la modernización. Editorial
Popular. 1993. Madrid, España
82 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
drían dedicarse la mayor parte del día al estudio. Tampoco hay que identificarla
sólo con programas educativos orientados a asegurar la continuidad en los niveles
de educación primaria y secundaria, o, con procesos educativos en los cuales todos
los participantes avanzan a un mismo ritmo, y si en ellos no logran las competen-
cias pierden o repiten el año o grado o período establecido.
A continuación se resumen algunos problemas a los que habría que dar prioridad:
12
Por ejemplo, el creciente desempleo y subempleo de los participantes, no se resuelve con estrategias aisla-
das de calificación laboral o con sólo propiciar una mayor toma de conciencia sobre dicha situación. Los límites
de estas acciones educativas son evidentes para solucionar un problema estructural.
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 85
13
Los proyectos y programas de educación popular han sufrido la influencia de la idea, ampliamente exten-
dida en América Latina, de que los sistemas educativos y la escuela son instrumentos de reproducción de las
desigualdades sociales y que los aparatos ideológicos de los Estados influyen inevitablemente en esa repro-
ducción.
86 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
Dicha convicción fue determinante para que los participantes en dicha Conferen-
cia Internacional señalaran que dos de las seis metas mundiales 2000 - 2015 adop-
tadas, tengan relación directa con tareas propias de la EDJA:
Son por lo menos cuatro las tareas más importantes que debieran ser asumidas
por la EDJA en el actual contexto
La alfabetización ha tenido que enfrentar como primer obstáculo haber sido asu-
mida como problema que era posible abordar con campañas nacionales, que fue-
ron agotándose en sí mismas. El carácter estructural del analfabetismo -coinciden-
te con la pobreza y miseria de los analfabetos y la necesidad de asociar la alfabeti-
zación a logros económicos y político sociales- demanda estrategias más persisten-
tes donde domine como objetivo la educación básica15.
La idea de que la alfabetización debería ser coordinada sólo por unidades adminis-
trativas a cargo de la educación de adultos, sin recursos suficientes, constituye un
15
Vale recordar que la Declaración de Hamburgo señala que “La alfabetización, concebida en términos genera-
les como los conocimientos y capacidades básicos que necesitan todas las personas en un mundo que vive en
rápida evolución […] y como fundamento de los demás conocimientos que la vida diaria requiere […] y es
además un catalizador de la participación en las actividades sociales, culturales, políticas y económicas” Fuen-
te: UNESCO/CEAAL/CREFAL/INEA, 1998.
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 89
A las funciones esenciales de tipo social, económico o emocional que tiene la fami-
lia debe sumarse su función educativa. La familia es agente educativo por excelen-
cia; el aprendizaje por imitación, determinante en los niños, es uno de sus produc-
tos. Lamentablemente, en ambientes de pobreza, los padres no suelen tener posi-
bilidades de reconocer su propio valor o sus potencialidades educadoras. Una cau-
sa frecuente es que ellos mismos no poseen una experiencia pedagógica exitosa.
90 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
16
Para el psicólogo Vigotsky, sólo los buenos aprendizajes provocan el desarrollo cognitivo. Considera que el
hombre no sólo responde a los estímulos, sino que actúa sobre ellos y los transforma. Los significados vienen
del exterior – medio social – y tienen que ser interiorizados por el individuo en concreto, haciendo hincapié en
la instrucción como mediadora entre el desarrollo cognitivo y el aprendizaje. La zona de desarrollo próximo
vigotskiana se define como “la diferencia (expresada en unidades de tiempo) entre las actividades del niño
limitado a sus propias fuerzas y las actividades del mismo niño cuando actúa en colaboración y con la asistencia
del adulto”. (Ver Iván Ivic, “Lev Vigotsky”. En: Pensadores de la Educación . Perspectivas N° 91 –92 .UNESCO.
París, Francia.1995).
17
Ver Thomas Kellaghan, Kathryn Sloane, Benjamín Alvarez y Benjamín Bloom: ”La contribución de la familia al
aprendizaje escolar”. En PNUD, 1998. Op.cit.
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 91
Cada vez hay consenso mayor sobre la necesidad de integrar a la familia a los pro-
gramas de educación infantil: los programas basados en la familia tendrán mayor
posibilidad de alcanzar logros educativos. Una cuestión clave en programas de edu-
cación temprana residirá en posibilitar que los padres ganen confianza en sí mis-
mos y desarrollen destrezas que mejoren su interacción con los niños. La educa-
ción de los padres tendría que ser considerada como estratégica para el desarrollo
de los niños y para el propio desarrollo del nivel inicial o preescolar.
18
Ver Jacques .Hallak, Invertir en el futuro. Definir las prioridades educacionales en el mundo en desarrollo.
Madrid, PNUD/IIPE, Tecnos/ UNESCO 1991,.
92 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
19
Ver “El especialista en preescolar: el que tenemos y el que necesitamos”, de Marielsa López (con la colabora-
ción de Mariano Herrera). Centro de Investigaciones Culturales y Educativas, Fundación Polar y Funda Preesco-
lar. Caracas, Venezuela.1995, así como las experiencias comunitarias en Barranquilla, Colombia, mencionadas
por José Amar.1994. ob.cit.
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 93
20
En una investigación regional UNESCO sobre educación básica pública para adultos desarrollada a fines de los
80, se obtuvo resultados muy claros en cuanto a las principales demandas de sus alumnos jóvenes. Estos
expresaban su desilusión con la tradicional forma de organización de los contenidos y actividades en sus cur-
sos; proponían, en cambio, la enseñanza de computación e inglés. La precariedad económica y los bajos nive-
les educativos de estos participantes no les impedía ver que requerían de nuevas armas para enfrentar un
mundo cada vez más complejo en el que, debido a los incesantes cambios tecnológicos y el veloz aumento del
conocimiento humano, las demandas de la sociedad y de las empresas en cuanto a la creación y obtención de
empleos, son cada vez más exigentes. Ver Graciela Messina La educación básica de adultos: la otra educación.
UNESCO/OREALC, 1992. Santiago, Chile
94 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
21
Ver José Rivero. (1999)
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 95
chos en la vida diaria y con claras dificultades para acceder a los mecanismos de
delegación y representación, limitan las bondades de la democracia a lo que él
pueda conseguir.
Los actuales programas de educación con personas jóvenes y adultas no están pre-
parados para hacer frente a la internacionalización de la producción y a la necesi-
dad de tecnificar las formas de aprendizaje.
La EDJA debe tener en cuenta que el trabajo constituye una necesidad directa y
prioritaria en los jóvenes; todo esfuerzo por aproximarse a las nuevas demandas
de inserción productiva será una de sus principales motivaciones y garantía de su
continuidad. Se solicitan, igualmente, acciones prioritarias vinculadas con la que
determinados actores denominan “economía popular”, es decir, prácticas econó-
micas orientadas prioritariamente a la supervivencia de un conglomerado popular
que depende del ejercicio continuado de su capacidad de trabajo. Las prácticas
informales a través de pequeños talleres y negocios, algunas con carácter
microempresarial, cubren un amplio espectro urbano latinoamericano. Si bien la
mayor parte de la capacitación ocupacional de este sector se concreta observando
y ayudando a otros trabajadores, estudios citados por diversos autores demues-
tran que más de lo que pudiera parecer, las personas que han recibido buenos
efectos de la educación formal tienen más posibilidades de desempeñarse bien en
el sector informal de la economía que aquellos que no tienen dominio de
lectoescritura y conocimientos aritméticos. Esas carencias son, además, el princi-
pal obstáculo para aprovechar oportunidades de capacitación.
Una tarea prioritaria con jóvenes pobres y excluidos estará orientada a mejorar la
actual enseñanza, el aprendizaje y los materiales de matemáticas, posibilitando su
uso como instrumento básico de supervivencia. En los actuales programas de ma-
temáticas no se enseña lo que deben los jóvenes aprender para entender lo que
está pasando ni para el tipo de trabajo múltiple que debe hacerse en un futuro que
ya comienza a ser presente; el manejo de conceptos y operaciones, de cálculos y
medidas de uso común en la solución de problemas cotidianos, prácticas de pe-
queño comercio, compra y venta de productos, contabilidad básica de presupues-
to familiar y de pequeñas empresas, así como acercamientos a los impactos del
desarrollo tecnológico con prácticas de utilización de instrumentos a su alcance
(calculadoras manuales o computadoras y otros instrumentos tecnológicos) for-
man parte de la agenda pendiente en la educación con jóvenes de sectores popu-
lares.
Bibliografía
Jorge Camors
1
La educación de adultos denota “el conjunto de procesos de aprendizaje, formal o no, gracias al cual las
personas cuyo entorno social considera adultos desarrollan sus capacidades, enriquecen sus conocimientos y
mejoran sus competencias técnicas o profesionales o las reorientan a fin de atender sus propias necesidades
y las de la sociedad”
100 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
Será muy difícil avanzar en los procesos “internos” si a la vez, no se elabora y desa-
rrolla una estrategia para promover procesos “externos”.
El peso de la alfabetización
Este subtítulo, de alguna forma ya introduce un concepto y una valoración.
Se presenta un problema metodológico acerca del proceso que cada ser humano
debe recorrer para alcanzar determinados resultados y productos. Para lograr más
y mejores conocimientos, habilidades, actitudes, ideas y valores, ¿aprender a leer
y escribir es la condición previa?
2
Declaración Mundial sobre Educación Para Todos. Jomtien: UNESCO, 1990.
3
Torres, Rosa María “Alfabetización y acceso ala cultura escrita por parte de jóvenes y Adultos excluidos del
Sistema Escolar”.
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 101
Se señala esto a los únicos efectos de promover una crítica a las teorías no
directivistas, que en pos de salir del papel “magistral tradicional” se han colocado
en un papel de “acompañante inocuo y débil”, renunciando involuntariamente a la
intencionalidad educativa, a la responsabilidad y capacidad de propuesta, para
reubicarse en un marco relacional de diálogo, comunicación, provocación y debate
reflexivo.
4
Este subtítulo hace referencia a la teoría de la curvatura de la vara de Dermeval Saviani en su trabajo “Es-
cuela y Democracia”.
5
De esta forma denomino a los educadores que se identifican y proponen una visión ampliada de la edu-
cación.
102 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
6
Se distinguen las nociones de Estado y de gobierno.
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 103
Por lo tanto, resulta muy difícil, desde una concepción educativa (en minoría en el
actual escenario teórico, y no hegemónica en el escenario político), proponer la
transversalización educativa en las políticas sectoriales, como un proceso con sus
especificidades (pedagógicas y disciplinares), articulado, con impacto en la educa-
ción y en el sector, en los sujetos y en la sociedad.
Corresponde reconocer que una de las explicaciones posibles a este problema es que
existen intereses e ideas diferentes y en determinadas circunstancias en conflicto.
Por lo tanto, hay que incluir a “la comunicación” como una parte sustancial de la
estrategia a recorrer, con el objetivo de avanzar en:
La participación
La participación es un medio y es un fin.
Es un fin porque creemos que el ser humano debe lograr el mayor nivel de autono-
mía posible en su vida, y ser libre, crítico, reflexivo y responsable de su vida perso-
nal y de todo el entorno social, ambiental y humano, en el que vive y convive.
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 105
La claridad que tengamos sobre este fin, nos ayudará a implementar en cada cir-
cunstancia el medio, pertinente y relevante, que se requiera.
Reflexión y debate que no supone paralizar las acciones sino reorientarlas y pro-
fundizarlas como expresión de los derechos que le asisten a los sujetos y la respon-
sabilidad que nos corresponde a los agentes de la educación.
Bibliografía
EDUCACIÓN Y TRABAJO
108 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 109
EDUCACIÓN Y TRABAJO:
UNA ARTICULACIÓN IMPRESCINDIBLE
PARA EL DESARROLLO HUMANO
grupos sociales ven negados sus derechos y quedan fuera del trabajo y del
acceso y goce de bienes y servicios. (… )[Consejo Nacional de Coordinación de
Políticas Sociales, 2007]
Es así como en el período 2005-2009, la Dirección de Educación del Ministerio de
Educación y Cultura convoca a los más diversos actores del ámbito de la educación
y de la sociedad para reflexionar sobre la formulación de políticas educativas en
diferentes niveles a los efectos de contribuir a la conformación de un Sistema
Nacional de Educación.
Como una experiencia absolutamente inédita en la historia del país se desarrolla
un Debate Nacional sobre la Educación en cuyo transcurso, que reunió la participa-
ción de más de 20.000 ciudadanos en 700 Asambleas Territoriales y finalizó con un
Congreso Nacional en el año 2006, se recogen opiniones y propuestas que son
analizadas y consideradas en la formulación de la Ley, en particular dando priori-
dad a la incorporación de sus objetivos, entendidos como anhelos de la sociedad
en su conjunto.
Las leyes no cambian por sí mismas la realidad política, social, cultural y económi-
ca, tampoco la educativa. Las leyes reflejan el estado de situación de las ideas en
función de la correlación de fuerzas en determinados momentos y períodos.
Haberse propuesto, y logrado, que el país cuente con una Ley General de Educa-
ción, cuando la misma siempre se legisló por partes, tuvo la intención de aportar
un marco general donde se incluyeran aspectos doctrinarios, ideológicos, concep-
tos y valores fundamentales. Todo ello debe ser visto como una oportunidad.
Hay un marco conceptual, institucional y programático que se propone metas;
ahora nos toca a todas las personas, cada una de acuerdo a sus posibilidades,
pero con el derecho y con el deber, de contribuir a ampliar, profundizar y dinamizar
su contenido.
La educación, considerada un bien público y social al que deben tener acceso todas
las personas sin discriminación alguna, conforme al artículo 3ro. de la citada Ley,
debe estar orientada a:
“(…)la búsqueda de una vida armónica e integrada a través del trabajo, la
cultura, el entretenimiento, el cuidado de la salud, el respeto al medio am-
biente, y el ejercicio responsable de la ciudadanía, como factores esenciales
del desarrollo sostenible, la tolerancia, la plena vigencia de los derechos hu-
manos, la paz, y la comprensión entre los pueblos y las naciones”.
Creemos que una de las innovaciones fundamentales del texto está fundada en la
integralidad del proyecto de educación que propone, alentando la conformación
de una sociedad de aprendizaje, es decir, la expansión de la generación y difusión
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 111
A partir de la creación del Área de ENF se han desarrollado tres programas dirigi-
dos a jóvenes y adultos: el PAS (Aprender Siempre), el PUE (Uruguay Estudia) y el
PNET (Programa Nacional de Educación y Trabajo). Entre ellos enfatizaremos este
último en razón del tema que nos ocupa.
Se trata de un Programa formulado a partir de la experiencia previa de los CECAPs
(Centros de Capacitación y Producción), destinado a jóvenes entre 15 y 20 años
que no han finalizado el ciclo básico, y que al momento de la inscripción no estu-
dian, no trabajan, ni buscan trabajo y representan un 12,6 % de esa franja etárea.
Es una población juvenil particularmente preocupante pues no existe búsqueda de
trabajo ni una actividad alternativa que actúe como justificación de esta desvincu-
lación temprana del sistema educativo, lo cual tendencialmente genera condicio-
nes propicias a la exclusión social.
La concepción educativa del PNET (Centros Educativos de Capacitación y Produc-
ción), a diferencia de los dos CECAP que le anteceden es de carácter integral, to-
mando el trabajo como principio educativo asociado a esa perspectiva, es decir, no
buscando una preparación específica para un determinado perfil laboral, sino la
formulación de un itinerario a futuro por parte del o la joven participante del Pro-
grama.
De esta manera, el tránsito por el PNET, aspira a permitir a los jóvenes una partici-
pación en la vida social con mejores condiciones, reinsertarse en la Educación Media
y continuar estudiando, insertarse en el mercado de trabajo con más y mejores
herramientas para el acceso a un trabajo decente1 (definición OIT2) o bien compa-
tibilizar ambas actividades.
En síntesis, desde la educación no formal se han abierto nuevas perspectivas para
pensar en las vinculaciones y articulaciones entre la educación y el trabajo.
1
“En el seno de la OIT al trabajo decente se le han atribuido los siguientes caracteres:
- trabajo productivo y seguro
- con respeto a los derechos laborales
- con ingresos adecuados
- con protección social
- con diálogo social, libertad sindical, negociación colectiva y participación” [CINTERFOR, 2009]
2
OIT, Organización Internacional del Trabajo
CINTERFOR, Centro Interamericano para el desarrollo del Conocimento en la Formación Profesional
114 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
educativo formal. Prueba de ello son las altas tasas de repetición, la acumulación
del rezago y los elevados índices de desvinculación de los estudiantes, con cifras
que se han tornado alarmantes.
Sólo un 60% de los estudiantes que ingresan a educación secundaria logran culmi-
nar los primeros tres años (Ciclo Básico), y apenas un tercio llegan a finalizar el
bachillerato. Estos porcentajes se han mantenido sin cambios casi por dos déca-
das, y para adicionar otro dato relevante en relación a nuestra realidad educativa
de la sociedad en su conjunto, el 40,8% de los mayores de 25 años, tienen como
máximo nivel educativo alcanzado 6to. Año de educación primaria (y un 13,8%
tampoco ha finalizado el ciclo primario).
Debemos señalar que es a partir de los 13 años de edad que comienza un proce-
so de caída sistemática de la asistencia a medida que se avanza en la edad de los
jóvenes. Esta desvinculación no es homogénea, sino que influyen los contextos
socioeconómicos de pertenencia, existiendo una correlación positiva entre la per-
tenencia a un núcleo familiar de mayores ingresos y sus probabilidades de per-
manencia en el sistema. La brecha relativa en la cobertura educativa se declara a
los 13 años, se expande constantemente hasta los 16 años y se torna máxima
entre los 18 a 20 años de edad. [Anuario Estadístico Ministerio Educación y Cul-
tura (MEC), 2008]
Esto reviste una notoria gravedad si atendemos que la CEPAL3 ya en 1998 adver-
tía que eran indispensables 12 años de escolaridad para el acceso al bienestar
social, circunstancia asociada junto a otros factores, a una inserción en el merca-
do de trabajo entendida como decente. Cabe consignar que la LGE de 2008, esta-
blece la meta de una escolaridad obligatoria de 14 años, si bien no tiene esa
perspectiva reduccionista de colocar el mercado de trabajo como el fin último de
la educación.
En este punto, se entiende conveniente subrayar en el presente año 2010 el logro
de una baja histórica en la tasa de desempleo [6,2% en agosto 2010, ECH-INE]. No
obstante, tal como se señala para el sistema educativo, las probabilidades de incu-
rrir en situación de desempleo o subocupación no se distribuyen homogéneamente
entre toda la población. Existen asimetrías que afectan más a los jóvenes, las muje-
res, la pertenencia a determinadas áreas geográficas y el contar con una menor
escolaridad. [Cuesta Duarte, 2009]
Si tomamos en cuenta el proceso creciente de devaluación de las credenciales edu-
cativas, lo que conduce a que muchos puestos de trabajo sean desarrollados por
personal sobrecalificado para la tarea que desempeña, los fantasmas de la preca-
3
CEPAL Comisión Económica para América Latina
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 115
Este artículo brinda una visión ampliada de la educación y la génesis de los conoci-
mientos, ofreciendo el recurso, históricamente sin precedentes, de posibilitar el
reconocimiento de saberes no impartidos por el sistema educativo formal sino en
otros ámbitos de la sociedad para facilitar la reinserción y continuidad educativa
de los sujetos que así lo desean.
4
Consejo de Educación Secundaria
5
Consejo de Educación Técnico-Profesional
6
Ministerio de Desarrollo Social
7
Programa Planeamiento Educativo, “La Acreditación de Saberes es un derecho”, CEPT, 2009.
8
UdelaR, Universidad de la República del Uruguay
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 117
Como es observable, los tres organismos integrantes del Sistema Nacional de Edu-
cación Pública y que integran la Comisión Directiva del Consejo Nacional de Educa-
ción No Formal (MEC, ANEP9 y UdelaR), comparten el propósito de proporcionar
andamios procedimentales que al reconocer la diversidad de trayectorias de apren-
dizajes, no necesariamente ligadas a un recorrido unilineal jerárquico y ascenden-
te, posibiliten el aprendizaje a lo largo de toda la vida.
Sin embargo, la voluntad que subyace a lo jurídicamente establecido, suele encon-
trar sus mayores desafíos en la implementación, pues también hay todo un recorri-
do histórico en los vínculos sostenidos entre el mundo de la educación y el trabajo
que es necesario considerar.
9
ANEP Administración Nacional de Educación Pública
10
UTU Universidad del Trabajo del Uruguay
118 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
- Punto de encuentro
Hoy, producto de las transformaciones operadas en el sistema productivo en el
marco de un contexto de globalización y el desarrollo tecnológico que le acompa-
ña, también las necesidades de formación profesional demandadas desde el siste-
ma productivo han ido cambiando.
De la producción en serie se ha pasado a la especialización flexible, de la inserción
estable con un perfil laboral definido al cambio frecuente de lugar de trabajo y el
desempeño alternativo de varias ocupaciones. La capacidad de innovación y res-
puesta a demandas cambiantes de los consumidores condicionan la supervivencia
de las empresas, en tanto la potencialidad de recalificarse determina la
empleabilidad de los trabajadores.
La competitividad instalada a nivel internacional, combinada con los cambios tecno-
lógicos y organizacionales, exige trabajadores con mayores niveles de instrucción
general que los trabajadores calificados del modelo productivo industrial clásico.
La polivalencia impuesta en la organización de la producción y la heterogeneidad
del sector de la economía informal, exigen estrategias para una inserción decente
en el mercado de trabajo que no pueden adquirirse en cursos de capacitación de
breve duración, capacitación en servicio o en los puestos de trabajo industrial.
Para la incorporación de los conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes para
un puesto de trabajo pero a la vez en el mundo dinámico del trabajo actual y futu-
ro, se requiere una plataforma de partida que se logra asegurando a todas las per-
sonas el tránsito por más años de educación formal.
Pero la educación no puede reducirse a una oferta segmentada signada por la rigi-
dez. Supone el desarrollo de habilidades y conocimientos indispensables para la
vida social y para la adaptación a los continuos cambios tecnológicos. Debe brin-
dar instrumentos para la formulación de escenarios alternativos en un marco de
incertidumbre y habilitar para el trazado de itinerarios de formación a lo largo de la
vida, no necesariamente secuenciales ni lineales.
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 121
Hoy como nunca antes el ejercicio ciudadano pleno y las exigencias del mundo
productivo tienen una notoria confluencia: la necesidad de aprendizaje perma-
nente. Los mundos de la educación y el trabajo necesitan, en definitiva, estar per-
manentemente en diálogo.
11
DINAE Dirección Nacional de Empleo. Es una unidad ejecutora del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de
Uruguay cuya misión es desarrollar acciones que ayuden a compatibilizar el crecimiento económico con la
creación de empleos de buena calidad, promoviendo y favoreciendo el desarrollo y la competitividad de em-
presas y trabajadores.
12
JUNAE Junta Nacional de Empleo (organismo tripartito, integrado por el gobierno, empresario y trabajado-
res, creado por la ley 16.320 de noviembre de 1992 y que en 2008 fuera sustituido en sus funciones por el
INEFOP – Instituto de Empleo y Formación Profesional)
13
PROCAL Programa de Capacitación Laboral
14
TSD Programa Trabajadores en Seguro de Desempleo
15
INEFOP Instituto de Empleo y Formación Profesional
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 123
- La creación de INEFOP
A través de la Ley 18.406 se da creación al INEFOP, sucesor de la JUNAE (Junta
Nacional de Empleo), que eleva su condición jurídica a la de persona pública no
estatal y le otorga mecanismos reglamentarios para la toma de decisiones que le
posibiliten una mayor efectividad en sus acciones al no exigir consenso entre los
tres sectores responsables de su conducción. Se busca por su intermedio, la inte-
gración de las políticas de empleo entre sí, con la formación profesional y con las
restantes políticas públicas.
Precisamente, respecto a la integración de su Consejo Directivo, de carácter tripartito
(representantes de las organizaciones de los empleadores, trabajadores y Poder
Ejecutivo), a texto explícito, entre los representantes gubernamentales se incluye
además del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, al Ministerio de Educación y
Cultura. Esto se corresponde con la necesaria vinculación entre la educación y el
trabajo en una visión sistémica de los problemas emergentes en el mundo del tra-
bajo y el empleo.
16
FOMYPES Programa de Apoyo a las Micro y Pequeñas Empresas
17
MTSS Ministerio de Trabajo y Seguridad Social
18
COCAP Consejo de Capacitación Profesional
124 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
- La reformulación de COCAP
El Consejo de Capacitación Profesional (COCAP), es una institución creada como
persona de derecho público no estatal, por el Decreto-Ley Nº 14.869 en el año
1979, con una función complementaria a la educación técnica formal, en procura
de dar respuesta a la necesidad de brindar un tipo de capacitación a los trabajadores
que les permitiera una rápida inserción laboral o su perfeccionamiento técnico.
19
PAE Políticas Activas de Empleo
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 125
Pero,
“Si la equidad es un valor para la sociedad y si la competitividad de la produc-
ción es una necesidad en el contexto de la economía contemporánea, el aná-
lisis de la relación entre los cambios en la educación y en el mundo del trabajo
y su dependencia mutua es imprescindible” [Gallart, 1997, 94]
Pero la consolidación de una cultura del trabajo está asociada a brindar las herra-
mientas necesarias para la construcción por parte del sujeto que se educa, de un
itinerario educativo que le posibilite el acceso a un trabajo socialmente reconocido
y respetado en el transcurso de toda su vida económicamente activa. En suma, a
un trabajo decente.
Dada las características del mercado de trabajo actual, el desafío mayor no se cen-
tra en un primer acceso, sino en la sostenibilidad de su inserción a lo largo de su
vida económicamente activa y para lograrlo, deberá tener incorporados entre sus
activos un bagaje de saberes que lo habiliten.
¿A qué saberes estamos haciendo referencia?
20
Los trabajadores no registrados son un gran núcleo problemático en nuestro mercado de trabajo pues a
pesar del descenso en las tasas de desempleo y el subempleo, se mantiene un elevado número de trabajadores
sin tener acceso a sus derechos en calidad de tales. En el año 2009 ascendieron a 455.000 [Notaro, 2009: 32].
132 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
21
MIDES Ministerio de Desarrollo Social
INFAMILIA Programa Infancia, Adolescencia y Familia
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 133
22
Centros MEC, Espacios educativos y culturales creados por el Ministerio de Educación y Cultura en diferentes
localidades del territorio nacional con el fin de facilitar el acceso a la educación, a la innovación científica y
tecnológica y a servicios y productos culturales, llevando a cabo así políticas de democratización y descentrali-
zación para todos los uruguayos.
134 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
la vida para trabajar por el cambio que las grandes mayorías de la sociedad
requieren.
Parece mentira que una simple letra, la “y” nos exija tanto esfuerzo; pero de eso
se trata, de encontrar las múltiples formas que necesita y acepta la vinculación de
la educación Y el trabajo.
El momento es oportuno, la institucionalidad y los marcos jurídicos habilitantes
existen, la necesidad es reconocida y compartida, es pues momento de fortalecer
los incipientes vínculos, trazar caminos y estimular el deseo para que todas y to-
dos los ciudadanos puedan transitarlos conforme a sus propios itinerarios
formativos en función de sus proyectos de desempeño laboral y desarrollo social.
“La desigualdad mina, tarde o temprano, la estabilidad política y
erosiona el consenso en que se basa la estrategia de desarrollo” 23
Documento elaborado por profesio-
nales técnicos del Área de Educación No Formal
Los conceptos vertidos en el documento corresponden a la opinión de los profe-
sionales firmantes
Diciembre 2010
Bibliografía
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23
Palabras de la Secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, durante el seminario internacional “La Oportu-
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EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 141
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142 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
PARTICIPACIÓN ADOLESCENTE:
APORTES TEÓRICOS DESDE
LA EXPERIENCIA DE CECAP-YOUNG
Mª Cristina García
Paulo Freire
En este artículo nos proponemos contarles nuestro recorrido para ensayar algunas
prácticas y metodologías en CECAP Young.
En este sentido y como lo afirma Konterllnik (2000) los grupos juveniles son espa-
cios de participación adolescente, si entendemos como definición de participa-
ción: dar parte, compartir opciones, ponerse en camino, ser partícipe o participan-
te. Observamos que los adolescentes buscan y promueven esa posibilidad.
Nos cuestionamos si para participar no basta sólo con querer hacerlo, pero ense-
guida pensamos “hay que saber participar”. Saber para qué, cómo, en qué, de qué
formas… requiere de una formación que permita el aprendizaje de conocimientos
y habilidades necesarias para comunicarse y relacionarse con otros/as y actuar co-
lectivamente.
dos permite no sólo definir líneas comunes de acción, sino que repercute en el
sentido de pertenencia al centro. “No se puede participar activamente en algo, si
ese algo no nos afecta de algún modo”. (Sánchez y otros, 1993:45).
Las reuniones de equipo han sido instancias productivas en donde colectivizar pro-
puestas de promoción de la participación adolescente. Desde cada taller se han
instrumentado diferentes actividades tendientes al fortalecimiento y ejercitación
de la comunicación: expresión de opiniones, debate sobre las diferentes ideas, in-
vestigar en Internet, la toma de decisiones, elección de delegados, el consenso,
valorando la pluralidad como elemento enriquecedor.
Desde el área Espacio Grupal se han trabajado algunos contenidos como qué supo-
ne participar y qué deriva del hecho participar, el por qué y para qué, el valor de lo
personal y lo colectivo. Todo esto implica potenciar actitudes que favorezcan la
participación como pueden ser: tolerancia, apertura, flexibilidad, respeto al turno
de la palabra, argumentación de las propias ideas, no descalificación a las personas
que tienen opiniones diferentes, etc.
Nos referimos también a garantizar que los adolescentes estén informados y se-
pan interpretar la información, vinculando la participación con temas de su inte-
rés. Una de las ventajas del trabajo grupal es que se desarrolla un proceso colec-
tivo de discusión y reflexión mientras que se permite colectivizar el conocimien-
to individual.
Creemos que más que realizar grandes eventos o jornadas de participación debe-
mos trabajar desde una dimensión cotidiana, que tenga continuidad y se funda-
mente en un proyecto sólido a lo largo del tiempo.
Una visión intermedia sostiene que el educador debe ejercer una función media-
dora, facilitadora del aprendizaje del grupo sin renunciar a su función orientadora
de los/las participantes. Entonces el educador es un mediador en la generación de
procesos participativos. Mediador en términos de “acompañamiento y sostenimien-
to de la acción y el proceso educativo del sujeto”. (García Molina, 2003:147).
Para ello, dice Jordi Usurriaga (2005): “debemos seguir usando las principales he-
rramientas de los educadores: tener ojos despiertos, los oídos atentos y la mente
abierta”. (Usurriaga, 2005:144).
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148 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 149
VIAJEROS
Andrea Zandler
Considero interesante pensar en estas ideas ya que la tarea educativa, desde esta
concepción, conlleva la idea de viaje. Parto de esta conceptualización para reflexio-
nar acerca de la práctica que realizamos a diario con los adolescentes y jóvenes
que asisten al CECAP. Como educadores planificamos de antemano nuestros pasos
a seguir, proyectamos nuestra actividad durante un tiempo, esperamos con ansie-
dad el encuentro con los otros, “extraños” que cambiarán nuestros planes en la
marcha.
150 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
Cada semestre los educadores reciben a los jóvenes con expectativa, ya sea a quie-
nes ingresan por primera vez al Centro como a los que arriban a los talleres por los
que han optado para cursar.
Los jóvenes también están expectantes frente a su nueva entrada porque los ver-
daderos protagonistas de ese viaje son ellos, quienes llegan buscando nuevas ex-
periencias, nuevas opciones para continuar su viaje. Pero para constituirse en au-
ténticos viajeros no alcanza con emprender un recorrido por diferentes lugares. Es
necesario tener la inquietud para buscar, investigar, conocer ese espacio y tiempo
nuevos.
abandonar sus estudios o han optado por cambiar y buscar otro lugar más adecua-
do a sus posibilidades y/o intereses.
palabra Desidia es definida como “negligencia, inercia”, proveniente del latín desi-
dia. [Dicc. de la Real Academia Española]
Al confirmar que tienen la misma raíz latina, continúo buscando, ahora desde el
origen etimológico. La palabra deseo, según Corominas, viene del sustantivo lati-
no desidium, que significa “placer erótico” [Dicc. etimológico] (“movimiento afecti-
vo hacia algo que se apetece”) derivado del sustantivo clásico desidia. Este último
significa “indolencia, pereza”. Proviene del verbo latino desideo “estar sentado sin
hacer nada, estar mirando para el aire”. [Idem]
Curiosamente estos dos términos provienen de la misma raíz latina y guardan es-
trecha conexión en su origen. Inicialmente provienen del mismo lugar pero con el
correr de los años se fueron despegando de ese origen común, llegando a utilizarse
en sentidos bien diferentes.
Quizás el análisis del origen común de los dos términos nos da la posibilidad de com-
prender un poco más a los jóvenes, descifrar algunas de las incógnitas que se presen-
tan a diario. Porque cada vez que nos encontramos frente a un joven, es un nuevo
desafío, una interrogante más que nos impulsa a buscar nuevas respuestas. Pienso
en esto porque estos jóvenes que en apariencia muchas veces se presentan sin in-
tereses, sin voluntad para “moverse”, sin motivaciones, son los mismos que esperan
ofertas y demandan atención, reclaman actividades, situaciones que expresan de-
seos de continuar su búsqueda. Jóvenes que han pasado por otras experiencias edu-
cativas (formales y no formales) llegan buscando nuevas oportunidades.
Para llevar a cabo esto se requiere de algunas condiciones elementales que hacen
a la tarea educativa. Porque de eso se trata, de encuadrar nuestro rol de educado-
152 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
Y en este punto es donde aparece un tema de vital importancia, que tiene que ver
con ese encuentro entre educador y educando: el vínculo educativo.
Tomo como referencia las ideas planteadas por la Psic. Hebe Tizio, quien plantea:
“El vínculo educativo es del orden de lo particular, con cada sujeto es un vínculo
nuevo que incluye transformaciones. El educador encarna una oferta que en gene-
ral se toma como si fuera solamente de contenidos concretos. Pero la verdadera
oferta es la de un marco que incluye un vacío como lugar necesario para permitir
alojar la particularidad del sujeto y así darle la posibilidad de hacer con los conteni-
dos culturales”. [Tizio, 2003:172]
Considero interesante el planteo que pone el énfasis en dar ese tiempo y espacio
de intercambio entre el educador y el sujeto, tiempo que es necesario para cono-
cerse, para introducirse en el mundo del otro. La autora plantea además tres tér-
minos que están íntimamente emparentados con el vínculo educativo: agente, su-
jeto y saber. Este último define este tipo de vínculo, es lo que permite la apertura
de nuevos caminos del sujeto, y a su vez enmarca al agente en su rol. El cometido
final del agente será lograr que el sujeto pueda pertenecer a un lugar determinado
y participar de diferentes maneras en él. Será necesario entonces motivar el inte-
rés del sujeto: “Si se pudiera hablar del deseo de educar podría decirse que es la
atención a la particularidad de cada sujeto, a los avatares de su hacer con la oferta
educativa: cómo la toma, la recrea, la transforma, la rechaza” [Idem: 175]
En muchos casos los jóvenes han podido descubrirse haciendo cosas impensadas
para ellos antes de entrar a la institución. Pero para que ocurra esto, es primordial
que el sujeto esté dispuesto a recibir, es lo que le brinda el estatus como sujeto de
la educación. Y García Molina lo afirma planteando que lo que define a tal sujeto es
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 153
Por esta razón, coincido con los autores mencionados anteriormente en la impor-
tancia de promover el interés de los jóvenes y brindarles herramientas para elegir
cómo seguir en su viaje por nuevos rumbos. Pero cada joven es protagonista de su
propio viaje, deberá elegir nuevos caminos por donde andar.
Quizás el objetivo central que nos debemos fijar sea transferir a los sujetos ele-
mentos que los habiliten de forma tal que puedan primero reconocer cuáles son
sus verdaderos deseos y motivaciones, para así luego continuar su proceso de
aprendizaje. “La virtualidad de todo proyecto educativo se hace realidad cuando
el sujeto ha podido apropiarse de lo ofertado y utilizarlo en nombre propio” [Tizio,
2003: 175]. De eso se trata, de “despertar” al otro, de contactarlo con su deseo,
de brindarle mayores recursos para que pueda continuar su marcha hacia otros
destinos.
“Los héroes son siempre viajeros, es decir, inquietos (…), el verdadero viaje no es
nunca una huida ni un sometimiento, es evolución” [Cirlot, 2008: 463]
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Reinventar el vínculo educativo: aportaciones de la Pedagogía Social y del Psicoanálisis,
Editorial GEDISA, Barcelona, 2003.
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 155
Nicolás tiene 16 años y vive con su madre, cuatro de sus cinco hermanos y dos sobrinos
en un barrio del norte de la ciudad. Terminó primaria a los 13 años y casi nunca lee o
escribe desde que dejó de usar túnica blanca y moña azul, las que en ocasiones ha
vuelto a ponerse para poder viajar en ómnibus e ir a hacer alguna “changa” al mercado
o a ayudar a un tío que es albañil. Nicolás siente gran admiración por su tío, se siente
identificado con su ocupación, pero sabe que tiene que aprender más para desempe-
ñarse con la habilidad con que él lo hace.
En el barrio oyó hablar de “la CECAP”: un centro educativo al que concurren gurises
como él. Una de sus hermanas lo acompañó a inscribirse. Nicolás no sabía como llegar;
apenas sale del barrio, conoce muy poco su ciudad, de la que nunca salió. En el mo-
mento de la inscripción conversó con un educador que le explicó cuál era la propuesta
del Centro Educativo. Nicolás pensaba que sólo iba a aprender un oficio, y si bien no
entendió muy bien para qué iba a servirle participar en talleres artísticos, le gustó eso
de tener informática y poder almorzar con sus compañeros. Volver a clases con una
maestra le daba un poco de temor y desconfianza, ya que ese no era su fuerte y siem-
pre le había costado mucho leer de corrido. Cuando le hablaron de la posibilidad de
empezar el liceo sintió que eso no era para él. “A mí no me da la cabeza. No me gusta
estudiar. ¡Ni loco hago liceo!”, decía con franco disgusto y desazón.
Algunos días después, Nicolás estaba cursando el semestre introductorio. Allí, junto a
otros veinte jóvenes y acompañados por un educador, tomó contacto con todos los
espacios de la propuesta educativa. Conoció los talleres ocupacionales de gastrono-
mía, carpintería, vestimenta, construcción, peluquería, espacios verdes y cuero, sin-
tiendo que podía aprender jugando a trabajar y descubrió que tenía algunas destrezas
que en ese lugar podría desarrollar. Se sorprendió a si mismo disfrutando de una prác-
tica en equipos en el taller de peluquería, ocupación que siempre había creído le esta-
ba vedada por ser “cosa de mujeres”. Se fue dando cuenta que eso no tenía por qué ser
así y que para el trabajo como para la vida es fundamental la responsabilidad, la comu-
156 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
nicación, la tarea en equipo, planificar antes de hacer y respetar las normas de convi-
vencia y seguridad.
Hacía varios años que no tenía clases de Educación Física. Al principio sólo quería jugar
al fútbol, pero de a poco fue incorporando otras formas de disfrutar cuidando de su
cuerpo y respetando el cuerpo del otro. Y en cada uno de los espacios educativos fue
adquiriendo y desarrollando conocimientos y habilidades para el mundo del trabajo
que no son otras que habilidades para la vida.
Nicolás es uno de los más de 4000 jóvenes que desde el año 2005 han participado en la
propuesta educativo-social que lleva adelante CECAP - Montevideo. Propuesta de edu-
cación integral, cuyos objetivos en el marco del Programa Nacional de Educación y
Trabajo, se centran en promover la inclusión social, la formación ciudadana y el desa-
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 157
Cada taller ocupacional y cada experiencia vinculada al mundo del trabajo son en CECAP
una experiencia de aprendizaje social en un escenario de trabajo como espacio de
construcción de ciudadanía y desarrollo de potencialidades. En este sentido, tan im-
portante como los conocimientos o habilidades técnicas será el desarrollo de habilida-
des socio-laborales como la capacidad para el trabajo en equipo, el compromiso con la
tarea, la puntualidad, la asiduidad, el conocimiento del derecho laboral, salud y segu-
ridad ocupacional. No menos importante es el desarrollo de habilidades instrumentales
como el lenguaje y la comunicación, la destreza psico-motriz, y la capacidad de
simbolización que permite poner en juego mecanismos de espera, diferir la acción
frente al impulso, dando posibilidades de traducción en pensamiento y palabra a la
descarga impulsiva.
ración y el disfrute, respetando las reglas del juego y aprendiendo a cuidar y respetar el
cuerpo propio y el del compañero.
Espacios de convivencia como los del almuerzo y la merienda compartidos con sus
educadores o las actividades recreativas: oportunidades invalorables para el desarro-
llo de habilidades de integración en un clima de confianza y respeto. Espacios coti-
dianos para el desarrollo de la autonomía responsable, la adopción de criterios de
adaptación activa al contexto, en el respeto y definición de normas de convivencia
grupal, institucional, y en lo social amplio. Se realizan también actividades diversas
fuera de la institución, como oportunidad de circulación social, tomando contacto
con ámbitos a los cuales habitualmente estos jóvenes no tienen acceso (teatros,
museos, cines, espectáculos deportivos, exposiciones y festivales del aprendizaje,
etc.), participando en eventos puntuales vinculados a la Juventud, la Educación y el
Trabajo. (expoeduca, feria de aprendizajes, etc.) o en actividades comunitarias en el
barrio y otras instituciones.
2. Aspectos metodológicos
Tal es la metodología que una propuesta educativa integral como la de CECAP requiere,
brindando “espacios saludables donde el conocer aparezca como desafío posibilitador,
donde el preguntar sea valorizado y el elegir posible y donde tengan lugar experiencias
de vivencia de satisfacción en relación al aprender” [Fernández A., 2000:108].
3. Nuestro compromiso
Sus palabras reafirman y alientan nuestro compromiso ético asumido con la educación
y el trabajo, la búsqueda activa de igualdad de oportunidades y el desarrollo integral de
“nuestros gurises”. Objetivos impulsados por el motor de las utopías como lo “inédito
viable” que hace que el desafío de educar, aún en condiciones difíciles, tenga sentido.
164 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
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EDUCADORES
166 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 167
EL EDUCADOR EN LA EDUCACIÓN
NO FORMAL: APORTES AL DEBATE
Podemos coincidir que la ENF trata de “el conjunto de procesos, medios e institucio-
nes específica y diferenciadamente diseñados en función de objetivos de formación
o de instrucción, que no están directamente dirigidos a la provisión de los grados
del sistema educativo reglado.” [Trilla, 1996]
Por lo tanto, cabe reconocer una infinidad de procesos, medios e instituciones ubi-
cándose “al margen del sistema estructurado de enseñanza” [Trilla, 1987] o “fuera
de la escuela.” [Trilla, 1996]
En primer lugar, cabe recordar el paso previo a la asunción del gobierno, constitui-
do por la aprobación del programa de gobierno en general y de la educación en
particular. En el año 2003, el Congreso Extraordinario del Frente Amplio aprueba el
programa de gobierno. En el capítulo “Educación para el desarrollo y la cultura
ciudadana”, se proponía, entre otros objetivos:
En segundo lugar, la ENF integra el Acuerdo Interpartidario firmado por todos los
partidos políticos con representación parlamentaria, el 16 de febrero de 2005.
En tercer lugar, es bueno recordar el discurso de asunción del Dr. Tabaré Vázquez,
como Presidente de la República, el 1º de Marzo de 2005, cuando se refiere al
Ministerio de Educación y Cultura, definiendo que:
“La educación y la cultura son mucho más que un Ministerio. Son un dere-
cho. Un derecho de todos y durante toda la vida. La educación, lo dijimos
muchas veces, no es solamente escolaridad, y dijimos también la cultura es
todo. En todo caso, el Ministerio (de Educación y Cultura) se encargará de
garantizar que todos los uruguayos tengan igualdad de oportunidades para
ejercer ese derecho.”
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 169
Surgen entonces las preguntas acerca de ¿quiénes son? ¿con qué criterios los defi-
nimos? ¿cuál es la especificidad de su función educativa? ¿cuáles son los parámetros
para ubicarlos en la categoría de educadores?
El equipo técnico del Área de ENF del MEC, ha procurado ordenar los diversos
elementos que se han acumulado a lo largo de estos siete años. Este ordenamien-
to contiene algunas respuestas, muy primarias, pero que contribuyen a ir diseñan-
do un recorrido.
El educador y la cultura
A pesar de las múltiples definiciones existentes que tratan de dar cuenta de qué es
la cultura, todas ellas tienen un denominador común que parece ser indiscutible:
es algo compartido, es algo inherente a la vida colectiva.
Esto, si bien general, puede ser complejizado desde diferentes perspectivas. En ese
sentido, tomamos las palabras de Néstor García Canclini [1989], quien la define
como “el conjunto de procesos donde se elabora la significación de las estructuras
sociales, se la reproduce y transforma mediante operaciones simbólicas.”
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 171
El lenguaje es lo que nos diferencia como seres humanos y nos define como perso-
nas en relación con los demás. Es nuestra herramienta fundamental de compren-
sión. Es a partir del lenguaje que nos relacionamos con nuestros pares y establece-
mos dinámicas vinculares, es también la estructura sobre la cual se formula el pen-
samiento.
Esta heterogeneidad, si bien comprendida desde muy larga data (el concepto
ateniense de ‘Paideia’ ya remitía a ella) fue retomada con vigor en el año 1972 por
Edgar Faure en el Informe para la UNESCO “Aprender a Ser. La educación del futu-
ro”, donde formaliza el concepto de Ciudad Educativa:
La ENF, campo educativo en si heterogéneo, toma así cada vez más presencia y
protagonismo. Si bien definido por el no ser, paradojalmente afirma su condición
de ser un ámbito con valor intrínseco, no sólo por las especificidades de sus apren-
dizajes, sino también por generar una atmósfera propicia a la innovación peda-
gógica.
Por un lado está la ausencia de un protocolo prescriptivo del qué y cómo hacer. Es
en la ENF donde alcanza una mayor expresión la autonomía profesional del educa-
dor. Por ende, donde encuentra sus desafíos: seleccionar qué enseñar, a quiénes,
en qué contexto y mirando el horizonte hacia el que pretende avanzar. ¿Qué con-
tenidos para qué efectos?
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 173
Esta situación conlleva muchos riesgos para aquellos educadores que fueron exclu-
sivamente formados para desarrollar su labor en el ámbito de la Educación Formal
y para quienes tanta libertad puede resultar inmovilizante. El miedo a la libertad
(genialmente abordado por Erich Fromm) y en particular en una tarea que puede
afectar el futuro de otros, puede operar como constricción en este desafío creativo.
No olvidemos que la formación de los docentes está afirmada en la reproducción
de los conocimientos, colocándolo muchas veces más como consumidor de rece-
tas pedagógicas que como productor de conocimiento.
Para afrontar estos desafíos el educador debe contar con una formación de base
sólida, entendiendo por tal aquella que le proporcione un instrumental teórico-
metodológico que posibilite un quehacer profesional de carácter autónomo. Esto
no debe entenderse como la actuación en soledad sino como parte de un equipo y
un proyecto. El intercambio profesional puede enriquecer nuestras perspectivas y
aportar insumos a nuestro desempeño. La autonomía radica en ser portador de
suficientes elementos disciplinares y pedagógicos como para poder resolver los
desafíos de una práctica educativa con solvencia y responsabilidad.
Sujeto de la Educación
Desde esta lógica, las propuestas educativas ofrecen lugares a ser ocupados
por personas que devienen en sujetos de la educación, según su voluntad, por
más que nos pese. Vale aquí recordar palabras de Hegel: “(…) el hombre puede
ser sojuzgado; es decir, que su parte física, por lo tanto exterior, puede ser
sujeta al poder de otros. Pero la voluntad no puede en sí y por sí, ser violenta-
da.” [Núñez, 2003]
Esto coloca al educador en una postura tan incómoda como inquieta. Incómoda en
tanto la educación es un derecho y no podemos quedarnos pasivos frente a su
incumplimiento. Inquieta, porque implica búsqueda de nuevas estrategias, de cam-
bios en la oferta que se realiza, de formas de invitar y volver a invitar; nos pone en
movimiento. Que el sujeto se nos resista es señal de que está allí, plantea Meirieu
174 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
[1998]. Pero esto no implica la pasividad del educador, sino la búsqueda por des-
pertar en el otro el gusto por la cultura, de creer en el valor de lo que proponemos,
para que pueda decidirse a ocupar el lugar de sujeto de la educación.
Praxis
Equipo
Diálogo
Investigación
Ética
No existe un acuerdo explícito sobre lo que debe ser objeto de transmisión por
parte de los educadores. La enseñanza, tal como la proponía el primer modelo
ilustrado, intentaba transmitir la ciencia, la visión científica del mundo, o al menos
capacitar para acceder a ella. De la ciencia se esperaba el remedio a los males
materiales y sociales de la humanidad. Con el tiempo ha ido quedando claro que
eso es a la vez pretencioso e insuficiente.
Optimismo
Para poder asumir este desafío, además de procesar una lectura crítica, hay que
hacerlo con un componente emocional sustantivo, que no puede ser otro más que
el optimismo. El esfuerzo de problematizar tiene que acompañarse en el ámbito
educativo de la predisposición a creer que el cambio es posible. El educador debe
ser, en esencia, un optimista incorregible e invocar con alegría al protagonismo, al
descubrimiento de ser sujetos constructores de su historia.
Se buscan educadores
¿Cómo desempeñan su rol los educadores de la ENF? ¿Difiere del desarrollado por
sus colegas? ¿Qué es lo que la sociedad espera de ellos?
En este sentido, si bien avanzar en la comprensión del rol específico del educador
de la ENF es una de las motivaciones que están en el origen de este trabajo, mu-
chos de los desafíos y exigencias de la realidad abarcan a los educadores todos, sin
diferenciar el ámbito (formal o no formal) en el que desarrollan su práctica, ni si la
misma es de carácter docente o educativa en general.
Educar en el Siglo XXI tiene sus complejidades. Al educador hoy se le pide que
domine y aplique corrientes pedagógicas y metodológicas transformadoras, que
elabore, interprete y desarrolle un currículo diversificado y significativo, que sea
abierto a la comunidad y la integre en un proyecto educativo institucional, pero a
la vez, extienda su labor hacia el ámbito local a través de redes que fortalezcan su
trabajo.
Podríamos seguir extendiendo la lista de las cualidades y virtudes que este ‘educa-
dor ideal’ necesita para responder a las exigencias educativas de hoy, donde lo
particular y universal se cruza en un entramado complejo. Pero, ¿es posible un
educador de estas características, preparado para toda circunstancia y contexto?
El educador, como todo ser humano, es ante todo un ser situado. Producto de su
historia, su espacio y de su tiempo. No es un receptáculo de modelos ideales para
adoptar en forma acrítica porque estaríamos contradiciendo los principios de par-
tida, que asientan sus bases en el desarrollo de la reflexión y el espíritu critico.
¿Qué entendemos como sustantivo si las verdades de hoy serán rebatidas ma-
ñana?
El rol se co-construye
Esta sinergia, no es exclusiva del vínculo con el educador, sino que se experimenta
vívidamente entre pares. El educador queda entonces desplazado a un rol de es-
pectador en tanto se desarrolla una relación creativa entre los aprendientes. Es el
concepto que el pedagogo ruso Vigotsky llama “zona de desarrollo próximo” y re-
fiere a
La práctica educativa que da cabida a la indiferencia del otro, aquella que tolera
una y otra vez que la respuesta a nuestros múltiples intentos sea de resistencia, es
signo de una profesionalidad que reconoce el llamado de atención del sujeto, quien
mediante actos expresa que su humanidad no se fabrica sino que se construye.
Para finalizar estas notas, deseamos regresar al título y retomar la palabra crisis
para remitirla a su raíz etimológica – del griego “krinein”, separar o dividir- es decir,
inflexión para el cambio.
Desde todos los ámbitos, pero en particular desde el político y mediático, se discu-
te hoy la crisis de la educación. Desde que se difundieron los resultados de las
pruebas PISA a fines del 2010, y ‘se descubrió’ que nuestro aire de ilustrados no
era tan justificado pues hemos quedado rezagados respecto a los países desarro-
llados y en algunos desafíos, como la universalización de la educación media, una
suerte de inquietud colectiva nos ha invadido.
procesos de lenta maduración. Los efectos que hoy observamos en nuestro siste-
ma educativo y cuyas causas son múltiples, algunas propias del sistema y otras
ajenas a él, fueron gestados hace larga data.
Por otra parte, un sistema que particularmente en su nivel secundario estaba pen-
sado y diseñado para una minoría de la sociedad, debe atender hoy una matrícula
no solo cuantitativamente muy superior, sino cualitativamente muy distinta a los
sujetos de la educación para los cuales los docentes se formaban.
No nos estamos refiriendo solamente a las diferencias sociales que por sí mismas
constituyen un desafío mayúsculo. Efectivamente el encuentro entre una estruc-
tura rígida, que procesa lentamente los cambios y una población demandante, que
ha nacido en un mundo mutante y es portadora de múltiples culturas, necesaria-
mente genera crisis.
Pero crisis como decíamos en las primeras líneas no es sinónimo de destrucción, sino
de cambio, de transformación, de la necesaria emergencia de algo nuevo. Es en suma
una oportunidad para construir, y esto, aunque tensione, debe brindar alegría.
“Un regalo: algo que se da sin imponerlo ni exigir que nos den las gracias,
algo que se ofrece en un ritual en el que lo que se toma no desposee a nadie.
Un regalo del que no se sabe por anticipado ni qué contiene ni para qué
sirve. Un regalo que el educador propone y para hacer el cual, como en vís-
pera de Navidad, organiza en secreto un dispositivo complicado, no para
obligar a nadie a aceptarlo, sino para prepararlo a recibirlo.” [Meirieu, 1998]
No hay lugar para la nostalgia de lo que se fue, debe primar la esperanza de lo que
vendrá.
Bibliografía
EDUCACIÓN NO FORMAL:
3 DESAFÍOS PARA EDUCADORES.
Marcelo Morales
Introducción
Nuestro país tiene una tradición que lo asocia con los mejores resultados educati-
vos de la región, bajas tasas de alfabetismo, alto porcentaje de concurrencia a la
escuela que se constituye en un fuerte vector de integración social, son histórica-
mente, señas que marcaron nuestra identidad como país. En la actualidad segui-
mos identificándonos con esta imagen, a modo de horizonte, porque la realidad no
resulta tan auspiciosa.
186 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
No llegan todos los niños a la escuela y de los que llegan, no son todos los que
pueden permanecer. En los jóvenes la situación es preocupante ya que el 11.8% de
los jóvenes de 15 a 20 años no realiza ninguna actividad educativa ni trabaja (Mi-
nisterio de Educación y Cultura - Anuario Estadístico, 2007). Durante la ejecución
del Plan de Emergencia (política desarrollada por el Ministerio de Desarrollo Social
a partir de su creación en el año 2005 hasta el 2007 con el objetivo de atender a las
personas en situación de emergencia social de nuestro país), nos encontramos que
la cantidad de adultos mujeres y hombres que no pueden leer ni escribir requerían
del desarrollo de planes de alfabetización dirigidos a estas personas, algo impensa-
ble para nuestro país algunos años atrás, porque estas realidades permanecían
invisibles.
Solemos pedir mucho –si no todo- a la escuela1. La educación formal resulta im-
prescindible para impulsar el desarrollo educativo de nuestro país pero debemos
tomar también otros caminos.
Educación no formal
Las preguntas sobre el qué de alguna cosa, nos remiten en la mayoría de los casos
a cuestiones filosóficas, posturas encontradas que pueden conducir o no a algunas
respuestas; casi siempre nos lleva a otras preguntas. Cuando comenzamos el tra-
bajo en este proyecto, nos preguntamos sobre el nombre, sobre ¿qué es Educación
No Formal? No con el objetivo de trazar fronteras y delimitar cuasi quirúrgicamente
campos de lo social que se encuentran interconectados y hasta superpuestos, pero
si en el afán analítico de comprender mejor su naturaleza, de deconstruirlo para
volver a construirlo enriquecido en su comprensión global y las relaciones entre
sus partes.
1
Cuando escribimos escuela nos estamos refiriendo al sistema educativo formal en general.
2
Para una visión de cómo se han venido desarrollando estos conceptos recomendamos el artículo de Jorge
Camors: Educación No Formal: Política educativa del MEC 2005-2009, publicado en Aportes para la elabora-
ción de propuestas de políticas educativas, (tomo III - Educación No Formal). Disponible en formato digital en
www.mec.gub.uy
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 187
La diversidad del campo hace difícil (si no imposible) referirse a él desde sus atribu-
tos en forma comprensiva, sin utilizar la fórmula que toma la ley: diferenciarse del
sistema educativo formal, sistemático, progresivo, reglado. La nominación desde
la negación puede traer aparejadas una serie de confusiones, si bien no encontra-
mos un mejor modo de nombrar este campo educativo para que desde el nombre,
alguien pueda hacerse una idea de ‘la cosa’ nombrada. Desde una finalidad de
comunicación nos atreveríamos a afirmar que resulta más ilustrativo apelar a una
lista de extensiva de propuestas de ENF.
O sea que las acciones son organizadas y que buscan un objetivo que las preexiste
y que les da sentido. Es claro que la definición así planteada tiene una serie de
ventajas comunicativas, esenciales en el diseño de una Ley, y más aún cuando se
trata de un tema tan sensible como la educación.
Pero trae algunas desventajas: la idea de definición por negación nos genera una
imagen del sistema educativo inconexo, donde lo que es EF va por un carril y la ENF
por otro. Las relaciones que se entablan entre ellas pueden ser de distinta índole,
pero dada la relevancia (justificada) que tiene la EF y nuestra tradición al respecto,
188 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
corremos el riesgo de que la ENF quede signada por una relación de dependencia,
que resulte deudora y se piense en función de aquello a lo que la EF no ha podido
dar respuesta, a los problemas sin resolver. Quizá por esto la Ley enfatiza que la
ENF tiene un valor en sí mismo ya que los aprendizajes que promueve son útiles en
diversos ámbitos de lo social.
En esta Ley también se consagra a la Educación No Formal (ENF) como parte del
Sistema Educativo Nacional, derecho de la población, y por ende, objeto de las
políticas educativas. Comenzar a considerar desde lo público a la ENF como parte
de sus políticas entraña una serie de cuidados y desafíos:
La ENF preexiste a la Ley y tiene una tradición muy fuerte en la órbita de la socie-
dad civil organizada. También hay gran variedad de propuestas estatales que no
siempre se auto-reconocen como de ENF. Es una novedad que el Estado proponga,
regle, gobierne sobre este ámbito educativo en nuestro país. El diálogo y mutuo
reconocimiento con la Sociedad Civil y con quiénes vienen desarrollando acciones
desde hace años en este campo es uno de los requerimientos prioritarios.
Aún prima en nuestro país una idea de educación centrada en la escuela. Si bien
se ha avanzado mucho en comprender que la educación trasciende las propuestas
formales, sigue presente que cuando decimos Educación entendemos Escuela. La
Educación Formal cumple una función primordial e insustituible en nuestra socie-
dad, es condición necesaria pero no suficiente para la integración social de las per-
sonas. Ya desde el nombre, la ENF nos remite a la escuela, a lo formal, por justa-
mente, definirse como fuera de ello. Está presente el riesgo de concebir a la ENF
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 189
educativa? Construir como Estado una visión compartida sobre estas visiones, li-
mitando prácticas discrecionales que atenten contra los derechos de las personas
pero manteniendo la posibilidad de lo diverso, es el principal desafío que nos abre
pensar a la ENF como política educativa.
Educación y aprendizaje
¿Puede haber educación sin aprendizaje? La respuesta es para nosotros obvia: no.
La educación implica que el aprendizaje exista, al modo que para que la comunica-
ción exista, debe haber alguien dispuesto a recibir el mensaje. Una radio encendi-
da sin que nadie la escuche no comunica al mismo modo que una propuesta edu-
cativa que no genere en los sujetos algún aprendizaje, algún movimiento, no es tal,
no se ha visto realizada en el motivo que da origen y sentido a su existencia. La
transmisión del legado cultural de la época que por derecho nos pertenece a to-
dos, está en el núcleo de la idea de educación, si algo de esa transmisión no ocurre,
no estamos frente a un hecho educativo, no estamos frente a educación. Entonces,
la educación implica al aprendizaje, al menos como mínimo para que algo de lo
educativo ocurra. Si hay aprendizaje, puede estar pasando algo del orden de la
educación.
¿Puede haber aprendizaje sin educación? Responder esta pregunta resulta un poco
más difícil a buenas y primeras, porque implica tomar postura en forma más preci-
sa sobre qué idea tenemos de educación. Podríamos tomar una idea de educación
tan amplia que prácticamente todo entre en ella. Así sería educación lo que hace
un cartel en la calle cuando nos informa de tal o cual cosa, un guardia de seguridad
cuando nos dice que no usemos el celular en un banco, cuando tropiezo en la
calle… Desde un concepto así, la respuesta a la pregunta sería si, siempre que hay
aprendizaje hay educación. Lo que ocurre es que una definición de educación tan
amplia no nos ayuda a operar sobre ella, porque si todo es educación y es tan fácil
producirla, no pareciera ser necesario dedicar tanto tiempo a pensar sobre ella.
Preferimos pensar que en todas las situaciones mencionadas lo que ocurren son
aprendizajes y reservar la palabra educación para un uso más específico.
Para Paulo Freire una práctica educativa supone al menos 4 elementos: Sujetos,
objetos, objetivos y métodos. (Freire, 1997, pág. 76 y 77)
Sujetos con roles diferenciados: uno que pretende enseñar (y al hacerlo, como es
parte de nuestra naturaleza y además se lo propone para mejorar, aprende) y
otro con la intención de aprender. Los objetos son aquellos que se colocan inten-
cionadamente en el espacio educativo por parte del educador, para ser conoci-
dos por los educandos. Los objetivos remiten a un deseo, a una utopía del educa-
dor, un sueño que es político dice Freire. Y los métodos que son los caminos, las
estrategias por medio de las cuáles decidimos hacer disponibles al otro los con-
tenidos.
Tomando ahora a José García Molina (García Molina, 2003, págs. 107-151), propo-
nemos reconstruir el cuadro de acuerdo al modelo que este autor propone para la
educación social. Agrega a los 4 elementos de Freire el marco institucional, el con-
texto –material y/o simbólico- donde ocurren nuestras prácticas. Al educador lo
nombra como agente (A), porque entiende que su función no es estrictamente
educar, sino lograr que algo de la educación pase, a modo de agente catalizador. El
sujeto de la educación es aquella persona que consiente ocupar ese lugar, el lugar
de aprendiz. En este sentido, la primer tarea del agente y que en el campo de la
ENF cobra especial relevancia, es motivar, invitar, seducir al otro para que se con-
vierta en sujeto de una práctica educativa. Pero, ¿qué tenemos para ofrecer? La
cultura. La seducción debe ejercerla algo, un objeto del orden de la cultura, de
nuestras construcciones como especie: los contenidos.
192 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
Desde nuestra postura, una práctica educativa debe contar con todos estos ele-
mentos, no alcanza con que ‘algo’ o alguien’ promueva ciertos aprendizajes para
considerar esto como una acción educativa. A priori, esta postura parece un tanto
reduccionista y seguramente podría dejar fuera fenómenos que los lectores consi-
deran educativos y no estarían contemplado como tales en esta visión. En este
campo, las definiciones ayudan a ordenar nuestros pensamientos y acciones y no
siempre pueden trazar una línea divisoria exacta para demarcar estos terrenos.
que devienen en sujetos de la educación, según su voluntad, por más que nos
pese. Vale aquí recordar palabras de Hegel: “…el hombre puede ser sojuzgado; es
decir, que su parte física, por lo tanto exterior, puede ser sujeta al poder de otros.
Pero la voluntad no puede en sí y por sí, ser violentada” (Núñez, El vínculo educati-
vo, 2003, pág. 23)
Esto coloca al educador preocupado en una postura tan incómoda como inquieta.
Incómoda en tanto la educación es un derecho y no podemos quedarnos pasivos
frente a su incumplimiento. Inquieta, porque implica búsqueda, de nuevas estrate-
gias, de cambios en la oferta que se realiza, de formas de invitar y volver a invitar;
nos pone en movimiento. Que el sujeto se nos resista es señal de que está allí
plantea Meirieu (Frankenstein Educador, 1998). Pero esto no implica la pasividad
del educador, sino la búsqueda de contagiar al otro con el gusto por la cultura, de
creer en el valor de lo que proponemos, para que pueda decidirse a ocupar el lugar
de sujeto de la educación.
¿Es necesario –o deseable- pasar por procesos de formación para trabajar como
educador en la ENF? Toda propuesta educativa tiene que tener un alto grado de
formalización pedagógica y esto hace necesario una formación sistemática especí-
fica para el educador.
En este sentido, no parece una buena estrategia comenzar (siempre) por lo que
el otro carece, ‘no sabe’, sino por lo que hace bien, lo que ‘si’ sabe. Estanislao
194 EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS
Antelo3 planteaba días atrás en una conferencia, que la educación suele suponer
al otro como desprovisto y dependiente, para plantear desde allí un punto de
partida. Plantear la relación educativa como una lógica de lugares a ocupar, re-
quiere fundar el punto de partida de una forma diferente.
Tomar lo que el sujeto sabe para solo quedarnos allí, es negar nuestras pretensio-
nes educativas. Pero, tomarlo como punto de partida es condición indispensable.
En este sentido, Rosa María Torres plantea “…un objetivo de la educación no for-
mal debería ser expresamente, ayudar a la gente a descubrir qué sabe. No solo
enseñarle, que es el objetivo que siempre nos ponemos” (Evaluar en educación no
formal, 2009).
Es necesario que los sujetos se encuentren con ‘el gusto por aprender’ y no los
forcemos a retomar ‘itinerarios de certificación de estudios’. Es prioritario que con-
tinúen aprendiendo y no resulta tan importante adonde. ¿Queremos que las per-
sonas regresen a la escuela –en el sentido literal- o que accedan a los conocimien-
tos que esta promueve? En el intento de generar la posibilidad de una continuidad
educativa, es decir, que los tránsitos educativos se vuelvan posibilidad de otros
tránsitos educativos, apelamos desde las políticas en forma única al sistema que
tiene claramente definidos en forma preestablecida sus itinerarios: el sistema edu-
cativo formal.
Consideramos que esta es una posibilidad entre otras, que debe intentarse y más
aún cuando el rango de edades se encuentra comprendido en el que prevé el siste-
ma educativo formal. De todos modos, no siempre se encuentra una respuesta
acorde a las necesidades de aprendizaje de estas personas, por lo que hay que
seguir buscando y creando otras posibilidades.
En primer lugar, porque no todas las personas logran aprender de la forma que en
que se propone en el sistema formal. Un corolario que parece funcionar aún en
nuestros días del postulado que iguala educación con escuela es el que propone
que escuela es igual a aula. La metodología que predomina en el sistema educativo
formal es la que se basa y toma como principal hábitat de los fenómenos de apren-
dizaje al aula, concibiéndola como un ambiente separado del mundo cotidiano
donde se trae lo que se desea enseñar. Muchas veces, el resto del espacio-tiempo
institucional se vuelve deudor del único que se concibe como educativo: el aula.
Por otro lado, cuando las personas tienen un desfasaje grande de edad con respec-
to a los rangos previstos por la EF para cada uno de sus grados, se hace imprescin-
3
La conferencia se dictó en el marco del X Congreso Iberoamericano de Extensión Universitaria “José Luis
Rebellato”, bajo el nombre “Gajes del oficio: pedagogía y formación”.
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 195
Esta certificación debería reconocer también otros saberes y no sólo los que se
promueven desde la educación primaria o secundaria. Implica la difícil tarea de
establecer un vínculo entre los estudios posteriores para los que se quiere la certi-
ficación y cuáles son los conocimientos imprescindibles para continuar esos estu-
dios. Esta ‘certificación de saberes’ podría ser válida solo en tanto el estudio poste-
rior que la persona desea realizar. En otras palabras, ¿qué garantiza o pretende
garantizar un certificado? ¿Un tránsito por ciertos itinerarios o la capacidad de
llevar adelante los estudios de los cuales la certificación oficia como requisito? En
realidad, el supuesto aquí es que los tránsitos realizados y los aprendizajes promo-
vidos desde estos, generan mejores condiciones para el desarrollo de los posterio-
res estudios. Y esto es cierto. Lo que no contempla esta lógica es que alguien pue-
da poseer los conocimientos necesarios para continuar sin haber realizado estos
tránsitos.
Desacelerar los actos, dar tiempo al pensamiento en esta época donde prima la
velocidad, la instantaneidad, requiere del educador un arte de difícil dominio. No
se trata de resistirnos al dinamismo del mundo de hoy ni tampoco de dejarnos
apabullar por esto. Es dar la posibilidad a que aparezca la pausa, los tiempos nece-
sarios para que se produzcan encuentros y diálogos, para poder pensar que es lo
que (nos) pasa y que vamos a hacer con ello.
Suspender el juicio, la forma habitual de responder a las cosas, los eventos prefija-
dos, puede ser un camino para dar cabida a algo nuevo. Cuando irrumpe un juicio,
se cortan otros caminos posibles, la clave puede ser, por un rato, dejarlo entre
paréntesis para permitir otras posibilidades o retomarlo, más convencidos.
Ángel Pérez Gómez4 se preguntaba: “¿de qué nos sirve la acumulación de cono-
cimientos sino para afinar nuestra percepción?” Ya de nada nos sirve, en una
sociedad donde la información es más o menos accesible, acumular conocimien-
tos si no logramos articularlos en un todo esclarecedor, o mejor aún, en un todo
cuestionador y a la vez posibilitador. Conocer para proponer, no para quedarnos
en una especie de “inmovilismo pensativo”. Un conocimiento que necesariamente
nos lleve a conocernos, revisarnos, explicitarnos a nosotros mismos cual es el
lugar desde el cual estamos situados y que nos lleve a encontrar nuevas miradas,
construir otras realidades.
4
Notas del curso “Componentes didácticos del proceso de enseñanza aprendizaje”, dictado por el Dr. Ángel I.
Pérez Gómez en la I Maestría en Educación Social de la Universidad Internacional de Andalucía, 24 de setiem-
bre de 2002.
EDUCACIÓN NO FORMAL: LUGAR DE CONOCIMIENTOS 197
Sabemos que la educación no revierte por si sola las situaciones de exclusión, pero
también sabemos que sin educación es imposible avanzar hacia la construcción de
una sociedad más justa, igualitaria donde todos tengamos lugar. Una educación
que luche por el reconocimiento de la dignidad que entraña el ser humano y que
apueste por “ser más” tomando la expresión de Paulo Freire, es condición necesa-
ria para avanzar hacia esa sociedad que soñamos.
La necesidad de la educación se funda en algo tan básico como que sigue llegando
gente nueva al mundo. La construcción de espacios educativos, para que sean ha-
bitados por otros que son ‘recién llegados’ es responsabilidad de los adultos. La
idea de extranjero y la necesidad de hospitalidad, cobran un especial significado si
la llevamos a la infancia. La infancia es la razón de ser de la tarea de educar. La
construcción espacios educativos no puede eludir esta relación intrínseca, íntima,
entre infancia y educación, para lo cual creo, debemos ir contra la etimología6 que
la propia palabra carga y animarse finalmente, a escuchar que es lo que los niños
tienen para decirnos.
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