Rosario tijeras no es una obra
Rosario tijeras no es una obra
Rosario tijeras no es una obra
Rosario Tijeras no es una obra, en cierto sentido, nueva para mí. Hace algún tiempo
(cuando la película estaba en pleno apogeo) tuve la oportunidad de leer la novela y
cautivado por la versión cinematográfica (por Flora) hice una lectura bastante
superficial. En este curso de literatura colombiana hemos trabajado las diferentes
novelas desde una óptica más amplia, ocupándonos de los factores de violencia en
Colombia. Desde luego la lectura hecha durante este curso ha sido mucho más
enriquecedora y me ha servido para tener una mejor focalización de los tópicos a la
hora de enfrentarme a novelas que reflejan la violencia que se vive en el país.
Cabe mencionar que cuando leí la novela por primera vez lo hice como si se tratara de
una historia que ocurría en otro lugar muy lejano y en una época muy remota. Por
qué… no lo sé muy bien; no sé si la forma de narrar de Jorge Franco me sumergió en
una historia de amor con una heroína muy sufrida, o, que mi experiencia literaria y del
mundo en general estaba desprovista de todo tipo de evaluación reflexiva y social. Lo
más probable es que se deba a lo segundo, aunque después de leer varias veces
Rosario tijeras es muy notable que el autor (a pesar de tratar muy bien en la obra el
tema del sicariato) se ocupa mucho, tal vez innecesariamente, del triángulo amoroso
que vemos en la novela.
Rosario tijeras es una obra que nos da cuenta de la forma en que vivieron (es también
extensible hasta nuestros días) las personas de los sectores pobres que trabajaban
para la mafia en Colombia, específicamente los sicarios. También se muestra en la
novela a la clase alta de Medellín y la pugna que se presentaba (presenta) entre ricos y
pobres, la discriminación y las ganas de abandonar la pobreza, de dejar de vivir en la
miseria de los habitantes de las comunas. A continuación se mostraran algunos de
estos elementos que son fundamentales en el análisis de la novela.
Otro factor y quizás el más importante en la novela (en la medida que es uno de los
detonantes que llevan a Rosario a convertirse en lo que fue), es la violencia y falta de
atención familiar. El abuso sexual que sufre Rosario la marca fuertemente: “Entre más
temprano conozca uno el sexo, más probabilidades tiene de que le vaya mal en la vida”
dice ella en un pasaje del libro. Vemos que es una característica común en los jóvenes
delincuentes el maltrato familiar junto a las condiciones de miseria en que viven. El
estado ha olvidado por completo a estas personas de los barrios marginales, a parte la
violencia se convierte en su pan de cada día (desde la casa), las posibilidades de salir
adelante son muy pocas y para completar aparecen los mafiosos ofreciéndoles dinero
“fácil”. Sin que sea una excusa, los actos delictivos son la opción más fácil de tomar.
Como lo menciona Darío Betancourt en su texto Los cinco focos de la mafia
colombiana (1968 - 1988) elementos para una historia: “En estos sectores son
contactados por la mafia muchachos entre los 15 y los 25 años, la mayoría de los
cuales se debaten entre las drogas, el desempleo, el rebusque y los problemas
familiares.” Es un compendio de situaciones que se juntan peligrosamente en la
sociedad colombiana. En el libro nos describen como rosario siempre está peleando
con la vida, aun a sabiendas de las condiciones en que nació y que va a perder por su
elección de vida.
Otro elemento que nos muestra Jorge Franco es la noción de la vida y de la muerte que
tienen los sicarios. Si bien en la obra no vemos a Rosario en una moto asesinando
como regularmente se suele creer, erróneamente, que es la forma en que matan los
sicarios, ella reúne los elementos de uno de ellos. Así no se diga que mata por plata
exactamente, es la concepción de la vida que tiene lo que la hace una sicario. Rosario
no respeta la vida de las personas, así se arrepienta luego, ella tiene una gran
naturalidad por la muerte y por cometer asesinatos. En los textos de Pécaut y
Betancourt también podemos ver que esta es una condición muy repetida en los
asesinos de las ciudades colombianas. Pécaut dice: “La vida y la muerte son festejadas
de la misma manera. Regalo es la palabra con la cual nombran el asesinato y la victima
es llamada el traído, término que significa el regalo de nochebuena... La muerte entra
así en un sistema de dones recíprocos.” y por otro lado Betancourt nos menciona “…
pierden todo temor a la muerte al tomarla como un ritual, como una misión que hay
que cumplir”. De este modo y con el lema de “ser alguien en la vida” sin importar los
medios los sicarios comercializan la muerte de sus víctimas. No temen morir ni matar,
solo lamentan la muerte de sus seres queridos y viven su duelo vengándose o
asesinando a otras personas.
En el libro se nos menciona que el peso que cargan las generaciones actuales de los
barrios bajos es algo muy grande y que tiene que ver con la historia del país. Se dice
que se ha cambiado el machete por la pistola y que este es la herramienta de trabajo y
de sobrevivencia. Es claro que la violencia en Colombia tiene sus raíces en épocas
anteriores, que no es algo que haya surgido espontáneamente, pero la pobreza no da
licencia para tomar la vida de las personas indiscriminadamente. Creo que el fondo del
problema del sicariato está en el estado y en la familia. Estas dos instituciones son
responsables del comportamiento de los ciudadanos y las carencias de valores y
condiciones dignas causan graves desequilibrios en la sociedad.
También podemos ver un enfrentamiento entre los ricos y los pobres de la ciudad. En
la novela clase alta y baja confluyen en un bar llamado “Acuarius” que es el lugar
donde se conocen los protagonistas. Allí acudían los ricos en decadencia y los pobres
que gracias a sus actos delictivos tenían más plata y podían acudir a sitios
supuestamente de gente “bien”. Claro está que la clase alta, nunca aceptó a los nuevos
ricos, siempre fueron discriminados. Una muestra de esto nos la da Betancourt en su
texto: “…las circunstancias le obligaron irrumpir de forma violenta y conflictiva. A pesar
de ello, ante la crisis económica de las elites tradicionales y mostrado principalmente
por el culto al dinero y por el ser alguien en la vida, dos premisas de la sociedad paisa,
se fueron abriendo paso en el complejo social antioqueño”. Esto trajo una guerra entre
clases sociales, como si no bastara con toda la violencia que se generaba debido al
narcotráfico y los grupos insurgentes del país.
Los mafiosos o los “Duros” como los llaman en la novela a pesar que no aparecen con
nombres propios o con un papel protagónico en la obra, sí participan en la generación
de más violencia. Los Duros son los dueños de Rosario la cual vende su vida para
conseguir lujos. Son los que mandan en la ciudad y lo peor es que los jóvenes los ven
como un buen ejemplo de vida. Los ven como héroes y sueñan con llegar a ser como
ellos.
Por otra parte, el papel de las autoridades es muy nulo. Aparecen someramente a la
hora de interrogar a Antonio en el hospital, pero es más un acto rutinario. La policía se
ensaña con los sectores bajos y atrapan y matan delincuentes, pero no combaten el
problema de raíz, la corrupción y el miedo hace que no enfrenten a los grandes capos
de la mafia. Es por eso que en los noticieros se ve que atrapan sicarios, ladrones,
delincuentes y el problema no se acaba, porque siempre están los mafiosos para
promocionar estos comportamientos.
Rosario Tijeras es una obra en la que podemos ver las muchas formas que tiene la
violencia en Colombia, se puede decir que es una buena radiografía de la situación que
se vivía (y se sigue viviendo) en los finales de los 80 y comienzos de los 90. La novela
nos lleva por ese mundo de pobreza que existe en las ciudades colombianas, nos
muestra como viven estas personas y lo que piensan de la vida; en ocasiones defiende
sus acciones por la injusticia social que sufren, también nos muestran un contraste
entre una mujer terriblemente violenta y a la vez dulce. Lo que si no hace Franco (tal
vez porque no era esa su intención) es dar una solución al problema del sicariato y al
os demás conflictos de violencia que se muestran en el libro.
La novela está muy bien narrada y usa unos recursos técnicos y literarios muy que la
enriquecen; y si le añadimos que tiene una historia de amor que atrapa más el
contenido de una acción violenta y dinámica, pues encontraremos seguramente un
libro muy entretenido. Tal y como me sucedió en la primera lectura que hice del libro.
Sin embargo, luego de haber abordado la novela desde otro punto de vista creo que he
dimensionado la verdadera magnitud de la obra, o al menos su parte más valiosa. Su
contenido social y su representación de la sociedad es algo que no se puede dejar
pasar; la historia no está hecha para que admiremos a Rosario (como lo hice en un
comienzo) sino para que tomemos conciencia de la realidad en que vivimos, de la cual
no somos ajenos. ¡Nuestra historia es terrible! Al igual que los hechos que la han
desencadenado. Ya muchos autores nos han mostrado esta cruda realidad. Sólo queda
que empecemos a actuar y que no ignoremos esta problemática. Como futuros
docentes tenemos una labor muy importante. En nuestras manos está que le
enseñemos a las futuras generaciones a reflexionar sobre la violencia en Colombia y a
implementar soluciones que nos permitan ir saliendo poco a poco del profundo hueco
en el que estamos.
Literatura colombiana II
Oscar Osorio
Julio 1 de 2008.