Tratamiento de Intoxicaiones
Tratamiento de Intoxicaiones
Tratamiento de Intoxicaiones
Gases como óxido de carbono, cianhídrico, sulfhídrico, halógenos, óxidos de azufre o de nitrógeno,
amoníaco, etc.
Regla A. Sacar al paciente de la atmósfera contaminada y abrigarlo, previa protección del
socorrista. Liberar nariz y boca de mucosidades, restos de comida, prótesis dentarias, etc.
Regla B. Respiración artificial y vigilancia médica. Oxígeno humedecido. Reposo absoluto y abrigo
suave, para evitar el enfriamiento del paciente, pero sin aumentar el consumo de oxígeno.
Mantener al intoxicado en semidecúbito lateral izquierdo, con la cabeza baja.
Vía inhalatoria
Impregnación o salpicaduras en piel, boca, ojos, etc., de sustancias cáusticas, como ácidos, álcalis
fuertes, compuestos oxidantes, y algunos elementos químicos y productos orgánicos.
Regla A. Secado con trapo o papel, sin frotar. Quitar la ropa manchada y las lentillas oculares. Los
ojos afectados deben lavarse urgente y abundantemente con agua del grifo durante al menos diez
minutos, sin intentar neutralizaciones, y someter al oftalmólogo.
Regla B. Neutralización.
Regla C. La eliminación, en estas afectaciones cutáneas, puede incrementarse con el abundante
lavado con agua (15 minutos al grifo), que se efectuará después de las operaciones antes
recomendadas. Posteriormente debe acudirse al dermatólogo o al oftalmólogo para que instaure
terapéutica para las llagas o necrosis que se hubieran producido.
Vía cutánea
Neutralización
1. Ácidos. Lavar la zona con disolución de bicarbonato sódico; extender una capa de bicarbonato
sódico sobre la zona (caso del sulfúrico). Los ojos se lavan varios minutos con agua corriente.
2. Alcalis. Lavar con disolución de ácido acético (vinagre) o cítrico. Para los ojos, agua abundante.
3. Productos orgánicos como: fenoles, cresoles, plaguicidas organoclorados y organofosforados,
gases asfixiantes (gas mostaza, levisita, iperita, cloropicrina), halógenos (cloro, bromo, yodo): Lavar
abundantemente con aceite, gasolina o benceno y después con agua y jabón graso. Los gases
asfixiantes pueden neutralizarse con soluciones oxidantes, como agua oxigenada, hipoclorito sódico,
etc.
4. Fósforo elemental. Sumergir en agua, para evitar el contacto con el aire, y retirar los
fragmentos con pinzas, suavemente. Lavar la zona, y mantenerla húmeda con disolución de sulfato
de cobre al 1 por 100. Si no se dispone, emplear aceite.
5. Sodio metálico. Evitar el aire y el agua; cubrir y limpiar con aceite
Picaduras y mordeduras venenosas
Se incluye aquí el abordaje de picaduras de insectos (abejas, avispas, hormigas, arañas, garrapatas,
ciempiés y escorpiones) o de plantas (ortigas, hiedra, palmeras, yucas, césped, etc.), así como las
mordeduras de ofidios (reptiles) y algunos peces y medusas.
Regla A. Inmediatamente, aplicar sobre la zona un adsorbente como arena, arcilla, harina, polvo de
talco, etc., y alcohol. Procurar retirar el aguijón o los tentáculos adheridos; como algunos de los
adsorbentes citados pueden provocar infecciones, incluso tétanos, después de lavar bien con agua y
jabón, debe desinfectarse con agua oxigenada y aplicar antisépticos (que no coloreen la piel, para
evitar confusiones) y antibióticos y si se cree oportuno, toxoide tetánico.
Picaduras y mordeduras venenosas
Deben eliminarse anillos, pulseras, etc. del miembro afectado, por si se produce inflamación del
mismo. En la zona de la picadura o mordedura se puede aplicar una bolsa con hielo para enlentecer
la circulación, aunque sin interrupciones para no provocar efecto de bombeo. El miembro
accidentado debe inmovilizarse y el individuo estará en reposo, pudiéndosele administrar un
ansiolítico (diazepam).
Picaduras y mordeduras venenosas
Regla B. Aplicar sobre la zona agua oxigenada, solución de permanganato potásico o vinagre, o
bien bicarbonato o amoníaco, para neutralizar el veneno según sea éste alcalino o ácido. Poner
pomadas o cremas de antihistamínicos y de corticosteroides sobre la piel y por vía subcutánea. Si la
persona fuera hipersensible (alérgicos en general), administrar primero los antihistamínicos y
después corticoides por vía oral o parenteral.
Regla C. Tiene ya carácter médico, más que socorrista y debe realizarse en centro sanitario. Dar
líquidos o suero glucobicarbonatado, intravenoso, y favorecer la diuresis, con reposo.
Vía digestiva
c) Disolución de sulfato de cobre al 0,1 por 100 para retener el fósforo elemental, por formación de
fosfuro de cobre insoluble.
d) Resinas cambiadoras de iones. Pueden ser de utilidad en casos concretos. También los
medicamentos antiácidos.
e) Disolución de permanganato al 1 por 100, que destruye, por oxidación, alcaloides, cianuros, etc.
f) Tiosulfato sódico al 25 por 100 más sulfato ferroso al 15 por 100, en la ingestión de cianuros.
g)Tiosulfato sódico al 10 por 100 en la ingestión de yodo.
h) Bicarbonato sódico, para el fenol y metanol.
i) Leche,exclusivamente en ingestión de cáusticos, fluoruros u oxalatos; nunca con tóxicos liposolubles
(por ejemplo, plaguicidas o medicamentos orgánicos).
Vía digestiva
Regla C. Eliminación.
1. En caso necesario, repetir el vómito, tras la administración de los neutralizantes o bloqueantes,
cuando no esté contraindicado.
2. 2. Acelerar el tránsito intestinal mediante un catártico: sorbitol, lactulosa, manitol, citrato magnésico
o sulfato sódico (30 g en un vaso de agua) o aceite de parafina (100-200 g); éste no debe usarse
frente a productos espumógenos. Nunca emplear aceite vegetal, que puede aumentar la absorción
de los liposolubles. También es útil un enema rectal.
3. 3. Administración de un diurético y líquidos, bajo prescripción facultativa.
Vía rectal
Cuando existe peligro de intoxicación por error en la administración de supositorios, se debe poner
un enema templado de disolución de cloruro o fosfato sódico o cálcico. Nunca enemas de agua pura,
que pueden producir intoxicación hídrica; en defecto de los enemas comerciales, puede usarse de
agua templada con sal común
TRATAMIENTO MÉDICO CUALIFICADO
Diuresis forzada.
Diálisis peritoneal.
2º. Técnicas extracorpóreas:
Hemodiálisis.
Hemofiltración.
Hemoperfusión.
Plasmaféresis.
Exanguinotransfusión.
Otras:
Catárticos (laxantes).
Depuración biliar.
Trasplante de órganos.
Diuresis forzada
Consiste en inyectar una disolución acuosa isotónica entre las dos hojas del peritoneo (abdomen); el
tóxico presente en la sangre, si reúne las condiciones necesarias, pasa mediante ósmosis al líquido
inyectado, que seguidamente se retira.
Tiene las mismas utilidades y casi idénticas contraindicaciones que la diuresis; sin embargo, por
haber en el peritoneo poros de mayor diámetro que en la membrana de la hemodiálisis, permite la
salida de tóxicos de mayor tamaño molecular, aunque la velocidad de extracción sea más lenta, por
lo que resulta menos efectiva que aquella técnica.
Hemodiálisis o riñón artificial
Una variante de la hemodiálisis es la hemofiltración, en que se hace pasar la sangre sobre una
membrana de fibra con poros de 20.000-30.000 daltons, que permite separar sustancias con peso
molecular más alto que las que se eliminan por hemodiálisis; como ésta, protege al riñón, y permite
separar nefrotóxicos y mioglobina (en rabdomiólisis).
Se aplica a aminoglucósidos, paraquat (en situación precoz), benzodiazepinas, compuestos
orgánicos de mercurio y a metales (Pb, Al, Fe) unidos a sus quelantes aunque se discute su utilidad.
Hemoperfusión
Esta técnica tambien requiere un circuito extracorpóreo de la sangre, que mediante un bomba se
hace pasar por un filtro que separa las células hemáticas; entonces se perfunde el plasma por una
columna de carbón activo o de resina de cambio iónico, que retiene el tóxico. Después se reúne el
plasma con las células, una vez lavadas, y se devuelve la sangre al individuo; el principal problema
que tenía la técnica (como la hemodiálisis) era la de producir pérdidas de plaquetas que requerían
transfusión para evitar hemorragias; esta dificultad está en vías de superarse.
Se reconocen muy buenos resultados para los barbitúricos, organofosfatos, tetracloruro de carbono,
paraquat, etc., amatoxina, digitoxina, L-tiroxina, aunque es imprescindible un continuo control
analítico de los tóxicos en la sangre, para interrumpir la hemoperfusión, y evitar sus riesgos, cuando
se reducen las concentraciones a nivel tolerable
Plasmaféresis
Por centrifugación se separan el plasma y los elementos formes, descartando el plasma que se
sustituye por otro nuevo, para recomponer la sangre y reinyectarla.
Por ello su utilidad es independiente del peso molecular, polaridad o unión a proteínas del tóxico,
aunque no del Vd.
Es más eficiente que la HP, va bien con tóxicos de alto Pm, como inmunocomplejos, anticuerpos
inmovilizadores y de inmunoadsorción, digoxina unida a Fab, amanitina, mercurio orgánico etc.
Exanguinotransfusión
Supone sustituir la sangre del paciente. Está, por el momento, especialmente indicada en la
intoxicación por fósforo elemental (no en los organofosfatos), y en las metahemoglobinemias tóxicas
graves. Presenta el riesgo de hemólisis intravascular.
Laxantes
Se utiliza aceite de parafina, 100-200 g (nunca aceite animal ni vegetal), disolución de sulfato
sódico (30 g en 250 ml), manitol (100 ml al 25 por 100), o enemas, En intoxicación por sales
metálicas y en quienes portan en el intestino bolsas con drogas (camellos, mulas o body packers),
detectables a rayos X, se ha aplicado irrigación intestinal con disolución de polietilenglicol para
provocar su expulsión, aunque el procedimiento es discutido por algunos autores.
Depuración biliar
Puede aumentarse la excreción de sustancias que se eliminan con la bilis por las heces, mediante
agentes coleréticos (ácido dehidrocólico, ácido uridinfosfoglucurónico), colagogos (yema de huevo),
laxantes salinos (sulfato sódico) o sustancias que interrumpen el cielo enterohepático, copulándose
con el tóxico (resinas como colestiramina) o que lo adsorben (carbón activo), etc.
Ventilación artificial
Contribuye a la eliminación de gases y vapores de sustancias volátiles absorbidas por cualquier vía.
La efectividad se incrementa cuando el oxígeno se administra a presion superior a la atmosférica
(cámara hiperbárica o «pulmón de acero»).
Trasplante de órganos
Cuando la situacion clínica del intoxicado es sumamente grave, por deterioro irreversible de algún
órgano, se puede recurrir al trasplante de éstos, como por ejemplo:
— Trasplante de pulmón, tras la lesión y fibrosis extensa por paraquat.
— Trasplante de hígado, ante la encefalopatía hepática y gran elevación de transaminasas y déficit de
factores de coagulación, en las intoxicaciones por Amanita phalloides,p-acetamol, compuestos
anfetamínicos (éxtasis), tetracloruro de carbono, etc.
Tratamiento específico y
antidótico
Dotación mínima de un botiquín de antídotos.
Tratamiento sintomático
Cuando la temperatura rectal desciende de 36 oC, se considera hipotermia, y el paciente debe ser
abrigado y la habitación calentada; puede requerirse el introducir los brazos en agua templada para
hacerle subir la temperatura.
Con frecuencia hay que controlar los vómitos, ya que, si al principio de una intoxicación pueden ser
beneficiosos, después llegan a ser peligrosos debido a la deshidratación y desnutrición que
producen. Se deben controlar con citrato sódico, levulosa o supositorios o inyección de
clorpromazina o metoclopramida.
Igualmente, el dolor y los espasmos abdominales pueden controlarse con analgésicos comunes o
exigir la administración de papaverina, atropina y morfina, ésta con gran precaución por conllevar
grave peligro de paro respiratorio.
Las convulsiones, alucinaciones y delirio se tratan, según el tipo de intoxicación, con barbitúricos,
clorpromazina, difenilhidantoína, benzodiazepínicos, etc.
La excreción urinaria se debe mantener mediante líquidos orales y parenterales y esteroides.
El funcionalismo hepático debe coadyuvarse con esteroides y la glucuronoconjugación con
uridindifosfoglucosa.
La aparición de edema pulmonar, con disnea, encharcamiento de bases pulmonares, cianosis,
respiración rápida, incluso espuma en la boca y gorgoteo, agrava el cuadro. Requieren
oxigenoterapia húmeda, posición sentada, aminofilina contra la broncoconstricción, y digital si el
edema procede de fallo cardiaco.
Trastornos de tipo neural pueden requerir estimuladores como la pirrolidina-acetamina (piracetam), o
neurorreparadores, que colaboren a la síntesis de fosfátidos, como citidindifosfocolina (citicolina).
Afectaciones de tipo extrapiramidal, como las originadas por las fenotiazinas, pueden precisar la
administración de benzotropina.
Bibliografía