FILIPENSES

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I.

ASPECTOS HISTÓRICOS
1. La ciudad de Filipos. Está situada en Macedonia a 12 Km. al
norte de Neápolis (hoy Cavalla), en la vía Egnatia, la gran
carretera que unía Oriente con Occidente. Al norte pasaba el
río Gangas o Ganguites. Fue fundada por el rey macedonio
Filipos II, padre de Alejandro Magno, el año 358 aC. El año
150 pasó a poder de Roma. Un poco más tarde, el 42, en sus
alrededores tuvo lugar la batalla de Filipos, en la que Marco
Antonio y Octavio derrotaron a Bruto y Casio.
Después de la batalla, el año el 30 aC, fue convertida
en colonia romana, haciéndose residir en ella gran número de
soldados licenciados después de la batalla. De aquí que la
población estuviera compuesta de romanos, indígenas y una
minoría judía, tan reducida que no había podido levantar una
sinagoga para sus reuniones.
2. La Iglesia de Filipos.
La comunidad fue fundada por Pablo en su segundo viaje apostólico
hacia el año 50, siendo la primera ciudad europea evangelizada (Hch
16,11-40). La comunidad estaba compuesta de gentiles convertidos y
una minoría judía y sería relativamente numerosa, pues Pablo alude a
varios responsables, a los que llama “vigilantes” (episkopoí) y
“ayudantes” (diakonoí), palabras que todavía no tienen sentido técnico.
Pablo mantuvo relaciones cordiales con ella, siendo la única comunidad
de la que aceptó ayuda económica (Flp 4,15-16; 2 Cor 11,7-9).

A otras Iglesias despojé, recibiendo de ellas con qué


vivir para serviros. Y estando entre vosotros y
necesitado, no fui gravoso a nadie; fueron los
hermanos llegados de Macedonia los que remediaron
mi necesidad. En todo evité el seros gravoso, y lo
seguiré evitando (2 Cor 11,7-9).
3. Unidad de la carta

* Todos los especialistas reconocen que el contenido de estos


cuatro capítulos es de Pablo, pero ¿fue todo escrito de una vez,
como una sola carta, o es el resultado de unir varios escritos
enviados por Pablo a la Iglesia de Filipos? Las razones para
plantear esta pregunta son ciertas repeticiones de temas (unidad,
alegría), rupturas de pensamiento, cambios de estilo...

* Los que opinan que Flp contiene varios escritos suelen distinguir
tres:
(A) 4,10-23: carta desde la cárcel para agradecer la limosna
enviada por la comunidad por medio de Epafrodito;
(B) 1,1-3,1 + 4,4-7: Pablo está en la cárcel y desde ella toma
postura contra algunas desviaciones en la comunidad;
(C) 3,2-4,3.8s: Pablo, fuera de la cárcel, dirige una carta a
los dirigentes, poniéndolos en guardia contra los judaizantes
Flp B

1,1-3,1 + 3,2-4,3 + 4,4-7 + 4,8-9 + 4,10-23


Flp A
Flp C

* Otro sector de especialistas no admite estas divisiones,


defiende la unidad redaccional y explica de otra forma los motivos
en que se apoyan los que proponen la división.

* Sea lo que fuere de este problema, la Iglesia primitiva nos ha


transmitido la carta como una unidad que contiene la palabra de
Dios, válida para los cristianos de todos los tiempos. Con todo, el
conocimiento de posibles componentes siempre es útil para
explicar algunos detalles histórico-literarios de la carta.
4. Ocasión

* Para los que afirman la unidad del escrito, la


carta no responde a problemas concretos
urgentes de la comunidad. Es el escrito que más
responde al carácter variado, personal y cordial
de una "carta". El contenido deja suponer que
Pablo, que está en la cárcel, ha recibido una
ayuda económica de los filipenses, enviada por
medio de uno de ellos llamado Epafrodito, y la
quiere agradecer.

El mensajero, Epafrodito, estuvo gravemente enfermo y la


comunidad estaba preocupada. Una vez que éste recuperó la salud,
Pablo lo envía a sus paisanos y con él la carta, en que agradece la
ayuda, los pone en guardia ante el peligro judaizante y los exhorta a
la unidad, la alegría y otras virtudes.

* Es una de las cartas de la “cautividad”, escritas por Pablo desde la


cárcel, posiblemente desde Éfeso hacia los años 56/57.
II. UN VISTAZO A LA CARTA

Contenido y estructura

I .Introducción (1,1-11):
- saludo (1,1s)
- acción de gracias (1,3-11)

II. Cuerpo (1,12-4,20). Familiar, variado. Se alternan noticias y


consejos.

1º. Noticias sobre la situación (1,12-26):


2º. Consejos a la comunidad (1,27-2,18):
3º. Noticias (2,19-30): enviará a Timoteo, ahora a Epafrodito.
4º. Consejos (3,1-4,9):
5º. Agradecimiento por la ayuda enviada (4,10-20).

III. Despedida (4,21-23):


- saludos (4,21s)
- bendición (4,23).
III. LEYENDO LA
CARTA
I. Introducción (1,1-11)

* Saludo (1,1s): Pablo y Timoteo, a santos en Cristo con obispos y


diáconos en Filipos
Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús, a todos los santos en Cristo Jesús, que
están en Filipos, con los epíscopos y diáconos. Gracia a vosotros y paz de parte de Dios
nuestro Padre y del Señor Jesucristo (1-2)

* Acción de gracias (1,3-11)


+ Por la limosna enviada, que expresa la comunión existente
entre ellos. Pablo los ama cordialmente en Cristo: 1,3-8

Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de vosotros, rogando siempre y en
todas mis oraciones con alegría por todos vosotros a causa de la colaboración que
habéis prestado al Evangelio, desde el primer día hasta hoy... Y es justo que yo sienta
así de todos vosotros, pues os llevo en mi corazón, partícipes como sois todos de mi
gracia, tanto en mis cadenas como en la defensa y consolidación del Evangelio...(3-5.7
+ Pide por ellos que crezcan en amor para conocer la
voluntad de Dios en cada momento: 1, 9-11

Y lo que pido en mi oración es que vuestro amor siga creciendo cada vez más
en conocimiento perfecto y todo discernimiento, con que podáis aquilatar lo
mejor para ser puros y sin tacha para el Día de Cristo, llenos de los frutos de
justicia que vienen por Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios (9-11).
II. Cuerpo (1,12-4,20).

1º. Noticias sobre la situación (1,12-26):

* La prisión está resultando provechosa para el Evangelio, pues con este


motivo se está conociendo en el pretorio, donde está encarcelado: 1,12-13

Quiero que sepáis, hermanos, que lo que me ha sucedido ha contribuido más bien al
progreso del Evangelio; de tal forma que se ha hecho público en todo el pretorio y entre
todos los demás, que me hallo en cadenas por Cristo (12-13).
* Los hermanos, al ver que Pablo no puede predicar en público, se
sienten estimulados a hacerlo ellos, aunque también es verdad que
algunos lo hacen con mala intención, creyendo molestar a Pablo. Lo
importante es que Cristo sea predicado: 1,14-20

Y la mayor parte de los hermanos, alentados en el Señor


por mis cadenas, tienen mayor intrepidez en anunciar sin
temor la Palabra. Es cierto que algunos predican a Cristo
por envidia y rivalidad; mas hay también otros que lo
hacen con buena intención; éstos, por amor, conscientes
de que yo estoy puesto para defender el Evangelio;
aquéllos, por rivalidad, no con puras intenciones,
creyendo que aumentan la tribulación de mis cadenas.
Pero ¿y qué? Al fin y al cabo, hipócrita o sinceramente,
Cristo es anunciado, y esto me alegra y seguirá
alegrándome.

Pues yo sé que esto servirá para mi salvación gracias a vuestras oraciones y a la ayuda prestada
por el Espíritu de Jesucristo, conforme a lo que aguardo y espero, que en modo alguno seré
confundido; (14-20a)
* No sabe el resultado final de la prisión ¿le darán la libertad y
seguirá viviendo o será condenado a muerte? No sabe qué preferir:
morir supone estar con Cristo, que es lo mejor; vivir es una ocasión
para seguir ayudándoles: 1,20b-26

Sé que con plena seguridad, ahora como


siempre, Cristo será glorificado en mi
cuerpo, por mi vida o por mi muerte, pues
para mí la vida es Cristo, y la muerte, una
ganancia. Pero si el vivir en la carne
significa para mí trabajo fecundo, no sé qué
escoger... Me siento apremiado por las dos
partes: por una parte, deseo partir y estar
con Cristo, lo cual, ciertamente, es con
mucho lo mejor; mas, por otra parte,
quedarme en la carne es más necesario
para vosotros. Y, persuadido de esto, sé
que me quedaré y permaneceré con todos
vosotros para progreso y gozo de vuestra
fe... (20b-25).
2º. Consejos a la comunidad (1,27-2,18):

* Han de permanecer firmes en las dificultades, pues han


recibido la gracia de creer en Cristo y padecer con él: 1,27-30

Lo que importa es que vosotros llevéis


una vida digna del Evangelio de Cristo,
para que tanto si voy a veros como si
estoy ausente, oiga de vosotros que os
mantenéis firmes en un mismo espíritu y
lucháis acordes por la fe del Evangelio,
sin dejaros intimidar en nada por los
adversarios...Pues a vosotros se os ha
concedido la gracia de que por Cristo...
no sólo que creáis en él, sino también que
padezcáis por él (27-29)
* Unidad, buscando el interés de
los demás, como Jesús véase himno
(2,1-11);

+ Por lo que más queráis, vivid


unidos: 2,1-2
Así, pues, os conjuro en virtud de toda
exhortación en Cristo, de toda persuasión de
amor, de toda comunión en el Espíritu, de toda
entrañable compasión, que colméis mi alegría,
siendo todos del mismo sentir, con un mismo
amor, un mismo espíritu, unos mismos
sentimientos (1-2).

+ Lo que favorece e impide la


unidad: 2,3-4
Nada hagáis por rivalidad, ni por vanagloria,
sino con humildad, considerando cada cual a
los demás como superiores a sí mismo,
buscando cada cual no su propio interés sino
el de los demás (3-4).
+ Seguid el ejemplo de Cristo, que supo
renunciar en favor nuestro (Pablo cita un
himno de la comunidad primitiva): 2,5-11

- Introducción: Tened entre vosotros los


mismos sentimientos que Cristo: (5)
- Himno:

El cual, siendo de condición divina,


no retuvo ávidamente el ser igual a Dios.
Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo,
haciéndose semejante a los hombres
y apareciendo en su porte como hombre;
y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte
y muerte de cruz.
Por lo cual Dios le exaltó
y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre.
Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en los cielos, en la tierra y en los abismos,
y toda lengua confiese que Cristo Jesús es SENOR para gloria de Dios Padre.
* La ascética de la unidad es una de las manifestaciones de la necesidad
de cooperar seriamente con la gracia: 2,12-18.

Así pues, queridos míos, de la misma manera que


habéis obedecido siempre... trabajad con temor y
temblor por vuestra salvación, pues Dios es quien
obra en vosotros el querer y el obrar, como bien le
parece. Hacedlo todo sin murmuraciones ni
discusiones para que seáis irreprochables e
inocentes, hijos de Dios sin tacha en medio de una
generación tortuosa y perversa, en medio de la
cual brilláis como antorchas en el mundo,
presentándole la Palabra de vida para orgullo mío
en el Día de Cristo, ya que no habré corrido ni me
habré fatigado en vano.

Y aun cuando mi sangre fuera derramada como libación sobre el sacrificio y la ofrenda de
vuestra fe, me alegraría y congratularía con vosotros. De igual manera también vosotros
alegraos y congratulaos conmigo (12-18).
3º. Noticias. Enviará a Timoteo más adelante, ahora a
Epafrodito: 2,19-30

Espero en el Señor Jesús poder enviaros pronto a Timoteo... Pues a


nadie tengo de tan iguales sentimientos que se preocupe sinceramente de
vuestros intereses, ya que todos buscan sus propios intereses y no los de
Cristo Jesús... A él, pues, espero enviaros tan pronto como vea clara mi
situación. Y aun confío en el Señor que yo mismo podré ir pronto.
Entretanto, he juzgado necesario devolveros a Epafrodito, mi hermano,
colaborador y compañero de armas, enviado por vosotros con el encargo
de servirme en mi necesidad, porque os está añorando a todos vosotros
y anda angustiado porque sabe que ha llegado a vosotros la noticia de su
enfermedad. Es cierto que estuvo enfermo y a punto de morir. Pero Dios
se compadeció de él; y no sólo de él, sino también de mí, para que no
tuviese yo tristeza sobre tristeza.

Así pues, me apresuro a enviarle para que viéndole de nuevo os llenéis de alegría y yo quede
aliviado en mi tristeza. Recibidle, pues, en el Señor con toda alegría, y tened en estima a los
hombres como él, ya que por la obra de Cristo ha estado a punto de morir, arriesgando su
vida para supliros en el servicio que no podíais prestarme vosotros mismos (19-21.23-30).
4º. Consejos (3,1-4,9):

*Alegría: Por lo demás, hermanos míos, alegraos en el Señor... Volver


a escribiros las mismas cosas, a mí no me es molestia, y a vosotros
os da seguridad (3,1).
* Evitar a los falsos misioneros judaizantes: 3,2-21

+ Cuidado con el peligro: 3,2-3


¡Atención a los perros! (alude a carteles que avisan de peligro de perros).
Atención a los obreros malos; atención a los falsos circuncisos. Pues los
verdaderos circuncisos somos nosotros, los que damos culto según el
Espíritu de Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús sin poner nuestra
confianza en la carne, (2-3)

+ Pablo tiene motivos para gloriarse como judío: 3, 4-6


aunque yo tengo motivos para confiar también en la carne. Si algún otro
cree poder confiar en la carne, más yo. Circuncidado el octavo día; del
linaje de Israel; de la tribu de Benjamín; hebreo e hijo de hebreos; en
cuanto a la Ley, fariseo; en cuanto al celo, perseguidor de la Iglesia; en
cuanto a la justicia de la Ley, intachable (4-6).
+ Ha renunciado a estos méritos por una cosa mejor, por Cristo
resucitado. Desea ser juzgado al final de su vida a la luz de los
méritos de Cristo, no por sus méritos como fariseo cumplidor de la
Ley: 3,7-9

Pero lo que era para mí ganancia, lo he


juzgado una pérdida a causa de Cristo. Y
más aún: juzgo que todo es pérdida ante la
sublimidad del conocimiento de Cristo
Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las
cosas, y las tengo por basura para ganar a
Cristo, y ser hallado en él, no con la
justicia mía, la que viene de la Ley, sino la
que viene por la fe de Cristo, la justicia que
viene de Dios, apoyada en la fe, (7-9)
+ Recuerda su conversión: iba corriendo por el estadio de la vida y
fue alcanzado por Cristo, que ahora corre delante de él. Ha
experimentado la gloria de su resurrección y desea
experimentarla de nuevo, y puesto que esto exige compartir antes
la muerte, ya la está compartiendo: 3,10-14

(se afana por) conocerle a él, el poder de su


resurrección y la comunión en sus padecimientos hasta
hacerme semejante a él en su muerte, tratando de llegar
a la resurrección de entre los muertos. No que lo tenga
ya conseguido o que sea ya perfecto, sino que continúo
mi carrera por si consigo alcanzarlo, habiendo sido yo
mismo alcanzado por Cristo Jesús. Yo, hermanos, no
creo haberlo alcanzado todavía. Pero una cosa hago:
olvido lo que dejé atrás y me lanzo a lo que está por
delante, corriendo hacia la meta, para alcanzar el
premio a que Dios me llama desde lo alto en Cristo
Jesús (10-14).
+ Compartir estos sentimientos para evitar caer en las redes de
los judaizantes: 3,15-16
Así pues, todos los perfectos tengamos estos sentimientos, y si en algo sentís
de otra manera, también eso os lo declarará Dios. Por lo demás, desde el
punto a donde hayamos llegado, sigamos adelante (15-16).

+ Imitad a Pablo, no a los judaizantes, que se glorían en sus


vergüenzas (la circuncisión). Son enemigos de la cruz de Cristo, pues
no esperan la salvación de ella sino de su circuncisión, realidad
terrena. Nosotros la esperamos, como ciudadanos del cielo, de
Cristo que vendrán a hacernos partícipes de su resurrección: 3,17-21

Hermanos, sed imitadores míos, y fijaos en los que viven según el modelo que tenéis
en nosotros. Porque muchos viven según os dije tantas veces, y ahora os lo repito
con lágrimas, como enemigos de la cruz de Cristo, cuyo final es la perdición, cuyo
Dios es el vientre, y cuya gloria está en su vergüenza, que no piensan más que en las
cosas de la tierra. Pero nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde esperamos
como Salvador al Señor Jesucristo, el cual transfigurará este miserable cuerpo
nuestro en un cuerpo glorioso como el suyo, en virtud del poder que tiene de someter
a sí todas las cosas (17-21).
* Que la comunidad ayude a dos miembros de la comunidad a
hacer las paces: 4,1-3

Por tanto, hermanos míos queridos


y añorados, mi gozo y mi corona,
manteneos así firmes en el Señor,
queridos. Ruego a Evodia, lo mismo
que a Síntique, tengan un mismo
sentir en el Señor. También te
ruego a ti, Sícigo, verdadero
« compañero », que las ayudes, ya
que lucharon por el Evangelio a mi
lado, lo mismo que Clemente y
demás colaboradores míos, cuyos
nombres están en el libro de la
vida (1-3).
* Ascética de la alegría y la paz: ver las personas, cosas y
acontecimientos en lo que son, con mesura. El recuerdo de la parusía
del Señor ayudará a relativizarlo todo, pues él tiene la última palabra.
Si algo sorprende e inquieta, acudir a la oración y así se recuperará la
paz: 4, 4-7.

Estad siempre alegres en


el Señor; os lo repito,
estad alegres. Que vuestra
mesura sea conocida de
todos los hombres. El
Señor está cerca. No os
inquietéis por cosa alguna;
antes bien, en toda
ocasión, presentad a Dios
vuestras peticiones, me-
diante la oración y la
súplica, acompañadas de la
acción de gracias.

Y la paz de Dios, que supera todo conocimiento, custodiará vuestros corazones y vuestros
pensamientos en Cristo Jesús (4-7).
* Humanismo cristiano: Aceptar todos los valores humanos que
encuentren e integrarlos en la fe cristiana: 4,8-9

Por lo demás, hermanos, todo


cuanto hay de verdadero, de
noble, de justo, de puro, de
amable, de honorable, todo
cuanto sea virtud y cosa digna de
elogio, todo eso tenedlo en
cuenta. Todo cuanto habéis
aprendido y recibido y oído y
visto en mí, ponedlo por obra y el
Dios de la paz estará con
vosotros (8-9).
5º. Agradecimiento por la ayuda enviada: No le importa la ayuda
sino el amor que expresa. A él le basta Cristo: 4,10-20

Me alegré mucho en el Señor de que ya al fin hayan florecido vuestros buenos


sentimientos para conmigo... No lo digo movido por la necesidad, pues he aprendido a
contentarme con lo que tengo. Sé andar escaso y sobrado. Estoy avezado a todo y en
todo: a la saciedad y al hambre; a la abundancia y a la privación. Todo lo puedo en
Aquel que me conforta... En todo caso, hicisteis bien en compartir mi tribulación.

Y sabéis también vosotros, filipenses, que en el comienzo de la


evangelización, cuando salí de Macedonia, ninguna Iglesia me
abrió cuentas de « haber y debe », sino vosotros solos. Pues incluso
cuando estaba yo en Tesalónica enviasteis por dos veces con que
atender a mi necesidad. No es que yo busque el don; sino que busco
que aumenten los intereses en vuestra cuenta.

Tengo cuanto necesito, y me sobra; nado en la abundancia después de haber recibido de


Epafrodrito lo que me habéis enviado, suave aroma, sacrificio que Dios acepta con
agrado. Y mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades con magnificencia, conforme a
su riqueza, en Cristo Jesús. Y a Dios, nuestro Padre, la gloria por los siglos de los siglos.
Amén (10-20).
III. Despedida

* Saludos: 4,21-22:

La gracia del Señor Jesucristo sea con


* Bendición:
vuestro espíritu (4,23).
IV. ALGUNOS TEMAS TEOLÓGICOS
1. Invitación constante a la alegría

Pablo habla de la alegría desde la cárcel. En medio de tanto dolor,


físico y moral, filipenses constituye la carta magna de la alegría
cristiana.
La alegría es inherente a todo cristiano, porque surge de la
comunión con Cristo y de una configuración con su muerte (Flp 3,10).
No debe desaparecer ni siquiera ante la perspectiva de la muerte
(2,27-28). Esta alegría llevaría al apóstol a disolverse (o morir) para
encontrarse con Cristo, pero que valora inmensamente el fruto del
trabajo en esta tierra (1, 20-26). Esta alegría inagotable rompe todos
los esquemas humanos, pues se mantiene imperturbable, en medio de
las circunstancias más adversas de la vida y de la muerte.
Por eso, repite, casi como una orden o imperativo el vivir en la
alegría permanente, la bondad y la calma:

Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. Que vuestra


mesura sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. No os
inquietéis por cosa alguna; antes bien, en toda ocasión, presentad a Dios
vuestras peticiones, mediante la oración y la súplica, acompañadas de la
acción de gracias (4,4-6).
Por parte de algunos autores se ha hecho notar el
tremendo contraste entre dos personajes, que viven en la misma
época romana pero con tan distinta disposición de ánimo: Ovidio,
el célebre poeta romano (autor de Ars amandi), es desterrado y
sufre la prisión: escribe cartas teñidas de ayes lastimeros y
lágrimas; Pablo, también en prisión, no se muestra hundido ni
derrotado, sino alegre en el Señor, que le acompaña y conforta. Lo
escribirá con toda lucidez y convicción:

Estoy contento en las


debilidades, ultrajes e
infortunios, persecuciones y
angustias por Cristo; pues
cuando estoy débil, entonces es
cuando soy fuerte (2 Cor 12,10).
2. El Evangelio genera lazos de afecto entrañable

Toda la carta expresa un cariño acendrado de Pablo por los filipenses. El corazón del
apóstol se llena de cálida humanidad y se expande con sentimientos de gozo.
Cualquier ocasión o motivo que afecte a los filipenses se convierte en una acción de
gracias, y siempre ora con ellos con alegría (1,4).
El apóstol le declara abiertamente su afecto. Desgranamos algunas
expresiones:

Os llevo en el corazón (1,7);


Dios es testigo de lo entrañablemente
que os quiero a todos vosotros en
Cristo Jesús (1,8); Hermanos míos
queridos y añorados, vosotros que sois
mi gozo y mi corona (4,1).
Debe quedar claro que no se trata de una simple amistad humana, sino de
un afecto fundamentado por causa del Evangelio. Más importante que el mensajero
es el mensaje. No es la persona de Pablo lo que definitivamente cuenta, sino los
intereses del Evangelio de Jesús.
El motivo de la alegría de Pablo y de su amor por los filipenses es que,
desde el primer día, han compartido con él la gracia del Evangelio:

Doy gracias a mi Dios cada vez que me


acuerdo de vosotros, rogando siempre y en
todas mis oraciones con alegría por todos
vosotros a causa de la colaboración que habéis
prestado al Evangelio, desde el primer día
hasta hoy; firmemente convencido de que,
quien inició en vosotros la buena obra, la irá
consumando hasta el Día de Cristo Jesús (1, 3-
6)
3. Himno cristológico. La perla preciosa de la carta a los filipenses

3.1. Introducción

Este himno cristológico es «uno de los milagros del Espíritu en


los primerísimos tiempos de la Iglesia» (O. Cullmann).
Encontramos himnos acuñados con anterioridad (Col 1,15-20; 1
Tim 3,16; Jn 1,1-16), que muestran el vigor, la vitalidad y la
profunda teología de la comunidad cristiana primitiva. Recogemos
el testimonio del historiador Eusebio: «¡Cuántos salmos y cánticos
compuestos desde el principio por los hermanos en la fe exaltan y
cantan a Cristo, el Verbo de Dios, llamándolo Dios!» (HE V, 28,5).
Parece ser que no es original de Pablo. Aparece bien
dispuesto en la trama de la carta. El lector cristiano padece una
reacción ambivalente, de atracción y de rechazo. Al final, tras una
meditación profunda queda ganado por este «carmen Christi»,
verdadero poema de Cristo. Para no perdernos en el laberinto de
sus palabras, atendemos a una esclarecedora estructura,
conforme a los tres estados de Cristo.
3.2. Preexistencia de Cristo (2,6)

El a pesar de su condición divina, no se aferró a su


categoría de Dios
El sujeto es Cristo, y nadie más. Pero el himno no
se detiene sobre una definición del ser de Cristo, sino sobre
el devenir de los acontecimientos que han ido sucediéndose,
en todo aquello que Ch. de Foucauld llamaría con reverencia
la «aventura del Señor, su divina abyección».
Cristo llegó a ser Señor no por una arrogante
autoafirmación, sino a través de humillaciones y
sufrimientos. En contraste con Adán, que no se aceptó en su
realidad ni en su límite, Cristo renuncia incluso a una forma
legítima de aparecer. En la cruz, moribundo, como nuevo
Adán, abre el paraíso cerrado.
3.3. Encarnación (2,7-8)

Al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de


esclavo, pasando por uno de tantos. Y así actuando como un
hombre cualquiera, se rebajó haciéndose obediente hasta la
muerte y una muerte de cruz.

Aquel que poseía como derecho innato ser


igual a Dios en gloria, renuncia a esa
manifestación legítima, y se despoja de su
brillo divino (shekinah) y se hace hombre (cf.
Jn 1.14). Se vacía de sí mismo. Se desprende
de su gloria nativa que el tenía en posesión,
como imagen única del Padre desde toda la
eternidad. Ocupa el último lugar, del cual
nadie le podrá echar (Rm 8,3: «semejante a
una carne de pecado»). Eclipsa su gloria divina
para que irrumpiese su debilidad humana. En
su encarnación el Señor fue «un hombre para
los hombres». Asume ser hombre con todas
las consecuencias; a saber, un ser para la
muerte.
Dos veces aparecen las palabra anthropos y
thanatos. No se disfraza de hombre, sino
que asume plenamente la realidad de la
carne humana, y la vocación de Siervo como
un empeño de entregar su vida
voluntariamente, vicariamente (conforme a
la misión del Siervo de Yahweh), para
rescate de muchos.
Se destaca la presencia de la muerte,
no un sueño o una dormición, sino en su
trágica realidad: y muerte de cruz. Aquí, en
esta frase de muerte en cruz, punto central
del himno, es donde se refleja su mensaje:
+ La muerte es la humillación de Dios.
+ La cruz es la humillación del hombre.
+ La muerte de cruz sería la humillación
del Dios hecho hombre.
3.4. Exaltación (2,9-11)

Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el Nombre sobre todo Nombre; de modo que al nombre
de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la Tierra y en el Abismo, y toda lengua confiese que Jesús
es Señor para gloria de Dios Padre.

En esta parte del himno entra Dios, protagonista absoluto de la acción.


Contemplamos a Jesús glorioso en el puesto que ahora desempeña en
la nueva creación. El Jesús obediente y ahora exaltado sobre toda
medida ha ocupado el puesto del Señor del universo. El sentido de la
historia no es el sin sentido o el absurdo (mito de Sísifo), sino el orden
y la armonía recobrada que trae el Señor.

El himno culmina, pues, con esta doxología. El acontecer


salvífico finaliza en la gloria de Dios Padre. Con esta mención de Dios
Padre se hace presente la comunidad, ya que las potestades podrían
hablar de Dios, pero nunca del Padre. Pablo sitúa el señorío de Cristo
en función de la gloria de Dios; y todo el evento salvífico que
contempla y relata el himno se cierra perfectamente en la gloria divina,
siempre dentro de la comunidad, que alaba y se arrodilla. Aquí, en este
ámbito privilegiado, empieza a ser reconocido Cristo.
Pero si bajó hasta lo más hondo
«en su divina abyección»,
desde lo más hondo es ahora
reconocido, como Señor; hasta
en los lugares donde
habitualmente era imposible
alabar a Dios, allí es adorado y
confesado (cf. Is 38,17; cf. Ap
5,13).
El señorío de Jesucristo es
«para gloria del Padre», y no
para perfeccionamiento de la
propia imagen. Jesucristo
exaltado tiene como función
entregar el reino al Padre, a fin
de que «Dios sea todo en
todos» (1 Cor 15,24.28).
3.5. Contemplación ante la kénosis del Crucificado

Este soneto es una rendición de


cuentas del Crucificado. Jesús
declara sus intenciones,
confiesa abiertamente la
historia de su kénosis o
abatimiento: qué le impulsó a
dejar su gloria divina, a
aventurarse en tan extraño
sendero, cada vez más arduo y
cuesta arriba, que asciende
hasta el Calvario, este monte
que llaman Calavera. La subida
(o alzamiento) se coronó en la
meta del oprobio, encima de una
cruz desnuda, como una íntegra
oblación ofrecida a Dios y
consumada para nuestra
salvación: ¡Por amor, sólo por
amor!
Si dejé la alfombrada primavera
donde el lirio crece a su albedrío.
Si dejé solitaria junto al río,
atracada mi barca en la ribera.
Si subí desde el llano a la ladera;
si subí hasta el barranco del vacío,
a la cumbre del monte más sombrío,
a este monte que llaman Calavera.
Si ascendí más arriba, hasta un
madero
donde el escarnio pinta su
aguafuerte
macabro: afrenta cruel, oprobio
fiero...
Si he sufrido la cruz, donde te
espero,
(Francisco Contreras, Del libro Sonetos de Jesús
Crucificado, Verbo Divino, p. 38).
fue por quererte, sólo por quererte,
quererte tanto, amor, hasta la

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