Semana 2 Pato
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Semana 2 Pato
Lesion Celula
Tipo // gravedad // duracion de la lesion Tipo celular // adaptabilidad // composicion genetica de la celula lesionada
→ Toxina de baja intensidad O isquemia de → Musculo esqueletico estriado de pierna: tolera isquemia durante 2-3 hrs: lesiones
corta duracion (transitoria) = lesion cel reversibles
REVERSIBLE → Musculo cardiaco solo pueed sorportar isquemia 30 min
→ Hepatocito lleno de glucogeno tiene mayor supervivencia a isquemia
→ Celulas que tienen distintas variantes de genes que codifican citocromo P450 pudiendo
catabolizar sustancias en velocidades diferentes.
cualquier estímulo iniciador puede activar uno o más de estos mecanismos y varios de ellos pueden estar activos de forma simultánea.
Hipoxia e isquemia
Deficit O2 y nutrientes → fracaso de muchas vías metabólicas dependientes de energía → culmina en la muerte celular por necrosis.
La mayor parte del ATP celular se produce a partir de la ADP mediante fosforilación oxidativa durante la reducción del O2 en la CTe de las mitocondrias.
*Estimacion de q las céls de un organismo humano sano queman 50-75 kg de ATP diarios → importancia de oxigeno en celulas → La falta de O2 es una
de las causas más frecuentes de lesión celular y necrosis en medicina clínica.
Las células sometidas al estrés de la hipoxia que no mueren de forma inmediata → Se activan factores de transcripcion como le HIF-1 que inducen
mecanismos de compensación → Estimula síntesis de protes que ayudan a las céls a sobrevivir en un entorno con escaso O2. Protes como el factor
de crecimiento endotelial vascular (VEGF): estimulan el crecimiento de nuevos vasos = aumentar el Q y el aporte de O2.
Otras proteínas inducidas por HIF-1 determinan cambios adaptativos en el metabolismo celular → Captación de glucosa y glucólisis anaerobia (usa
glucosa de circulacion o de hidrolisis del glucogeno intracel) y amortiguan la escasa fosforilación oxidativa mitocondrial.
Es comprensible que los tejidos normales con una mayor capacidad glucolítica por la presencia de glucógeno (hígado y el músculo estriado) tengan
más probabilidad de sobrevivir a la hipoxia y a la falta de fosforilación oxidativa que aquellos tejidos con una reserva de glucosa limitada (p. ej., el encéfalo).
Aunque parezca contrario a la lógica, las células normales y neoplásicas de crecimiento rápido dependen de la glucólisis aerobia para generar gran
parte de su energía, fenómeno conocido como efecto Warburg.
Ls metabolitos generados mediante glucólisis y el ciclo de los TCA sirven como precursores para la síntesis de los elementos cels (protes, lípidos y
ácidos nucleicos) necesarios para el crecimiento y la división cel. Es frecuente encontrar alteraciones en el metabolismo celular de las células neoplásicas.
La hipoxia y la isquemia persistentes o graves acaban produciendo un fracaso en la producción de ATP, con agotamiento del mismo en las células.
1) Reducción de la actividad de las bombas de sodio dependientes de ATP de la membrana celular = Acumulación intracel de Na = tumefaccion y
dilatación RE (por incremento neto de solutos asociado a incremento isosmotico de agua)
2) Aumento de glucólisis anaerobia compensador = acumulacion ác. láctico, reducción del pH intracel. y disminución actividad de muchas enzimas cel.
3) El agotamiento prolongado o progresivo del ATP → alteración estructural de la síntesis de proteínas, que se traduce en un desprendimiento de los
ribosomas del RER y la disociación de los polisomas en monosomas, con la consiguiente reducción de la síntesis de proteínas.
4) Se ha sugerido q la hipoxia aumenta la acumulación de ERO. Se discute si esta afirmación es cierta, pero existen muchas evidencias de que la
hipoxia predispone a las cel a las lesiones mediadas por las ERO cuando se recupera el flujo (y el aporte de O2) → “lesiones por reperfusión”.
5) Lesión irreversible de las membranas mitocondriales y lisosómicas (proceso tardio) = célula sufre necrosis.
Aunque la necrosis es la principal forma de muerte celular causada por la hipoxia,y segundo la apoptosis por vía mitocondrial.
Las consecuencias funcionales de la hipoxia y la isquemia dependen de la gravedad y la duración de la deficiencia.
→ Tras 60 s de oclusión coronaria músculo cardíaco deja de contraerse. Si persiste la hipoxia → progresivo agotamiento del ATP → acentuará el daño
mecanismo + comun por el cual se produce deplecion de ATP: Hipoxia e isquemia
Morfologia
Mayor susceptibilidad en zonas de penumbra, pero el infarto mucoso y mural puede afectar a cualquier zona del tubo digestivo. desde estómago hasta ano.
→ La afectación suele ser focal y segmentaría, Y la mucosa aparece hemorrágica y, con frecuencia, ulcerada.
→ La pared del intestino está engrosada por el edema, que puede afectar a la mucosa o extenderse a la submucosa e, incluso, a la muscular propia.
→ En las formas graves de la enfermedad, se pueden producir cambios patológicos como una hemorragia extensa de la mucosa y submucosa con necrosis, pero, en
general, no existe hemorragia serosa ni serositis.
→ Las lesiones son más intensas en la trombosis arterial aguda y el infarto transmural. Se acumula moco sanguinolento o sangre en la luz. Se produce una necrosis
coagulativa de la muscular propia en 1-4 días y puede asociarse a serositis purulenta y perforación.
→ El examen microscópico de un intestino isquémico muestra atrofia o descamación del epitelio de superficie Por el contrario, las criptas pueden ser hiperproliferativas.
Inicialmente NO se reconocen infiltrados inflamatorios en isquemia aguda, pero en pocas hrs de reperfusión se reclutan neutrófilos.
→ La isquemia crónica se asocia a cicatrices fibrosas de la lámina propia y, con menos frecuencia, a la formación de estenosis.
→ En las fases agudas de la isquemia, la sobreinfex bacteriana y la liberación de enterotoxinas puede determinar formación de seudomembranas, que pueden recordar a
una colitis seudomembranosa asociada a Clostridium difficile.
Capítulo 322: Insuficiencia vascular mesentérica
Isquemia intestinal
1) Incidencia y epidemiologia: La isquemia intestinal ocurre cuando la perfusión esplácnica no satisface las demandas metabólicas de los intestinos, lo que
da como resultado una lesión tisular isquémica. La isquemia mesentérica afecta a 2 a 3 personas por 100.000, con una incidencia cada vez mayor en la
población que envejece. La demora en el diagnóstico y el manejo resulta en una alta mortalidad, y las intervenciones rápidas pueden salvar vidas. La isquemia
intestinal se clasifica además según la etiología, que dicta el tratamiento: (1) isquemia mesentérica arteriooclusiva, (2) isquemia mesentérica no oclusiva y (3)
trombosis venosa mesentérica.
Los factores de riesgo de isquemia mesentérica arteriooclusiva son generalmente de inicio agudo e incluyen fibrilación auricular, infarto de miocardio reciente,
valvulopatía y cateterismo cardíaco o vascular reciente, todos los cuales dan lugar a coágulos embólicos que llegan a la circulación mesentérica. La isquemia
mesentérica no oclusiva, también conocida como "angina intestinal", es generalmente más insidiosa y se observa a menudo en la población envejecida
afectada por la enfermedad aterosclerótica. Los pacientes con enfermedad aterosclerótica crónica también podrían sufrir una agresión aguda por émbolos que
conducen a una oclusión completa. La isquemia mesentérica no oclusiva también se observa en pacientes que reciben infusiones de vasopresores en dosis
altas, pacientes que presentan shock cardiogénico o séptico y cocaína.sobredosis. Es la enfermedad gastrointestinal más prevalente que complica la cirugía
cardiovascular. La incidencia de colitis isquémica después de la reparación aórtica electiva es de 5 a 9%, y la incidencia se triplica en pacientes después de
una reparación urgente. La trombosis venosa mesentérica es menos común y se asocia con la presencia de un estado de hipercoagulabilidad que incluye
deficiencia de proteína C o S, deficiencia de antitrombina III, policitemia vera y carcinoma.
2) Anatomia y fisiopatologia: El riego sanguíneo a los intestinos se muestra en la figura 322-1 . Para prevenir la lesión isquémica, se produce una extensa
colateralización entre los principales troncos mesentéricos y las ramas de las arcadas mesentéricas. Los vasos colaterales dentro del intestino delgado son
numerosos y se encuentran dentro del duodeno y el lecho del páncreas. Los vasos colaterales dentro del colon se encuentran en el ángulo esplénico y el colon
descendente / sigmoide. Estas áreas, que están intrínsecamente en riesgo de disminución del flujo sanguíneo, se conocen como punto de Griffiths y punto de
Sudeck , respectivamente, y son las ubicaciones más comunes de isquemia colónica ( fig. 322-1)., zonas sombreadas). La circulación esplácnica puede recibir
hasta un 30% del gasto cardíaco. Las respuestas protectoras para prevenir la isquemia intestinal incluyen abundante colateralización, autorregulación del flujo
sanguíneo y la capacidad de aumentar la extracción de oxígeno de la sangre.
La isquemia oclusiva es el resultado de la interrupción del flujo sanguíneo por un émbolo o trombosis progresiva en una arteria principal que irriga el intestino.
En> 75% de los casos, los émbolos se originan en el corazón y se alojan preferentemente en la arteria mesentérica superior (SMA), justo distal al origen de la
arteria cólica media. La trombosis progresiva de al menos dos de los vasos principales que irrigan el intestino es necesaria para el desarrollo de la angina
intestinal crónica. La isquemia no oclusiva es una vasoconstricción mesentérica desproporcionada (vasoespasmo arteriolar) en respuesta a un estrés
FIGURA 322-1.
El suministro de sangre a los
intestinos incluye la arteria celíaca, la
arteria mesentérica superior (SMA), la
arteria mesentérica inferior (IMA) y las
ramas de la arteria ilíaca interna (IIA).
Los puntos de Griffiths y Sudeck,
indicados por áreas sombreadas, son
áreas de cuencas hidrográficas
dentro del suministro de sangre del
colon y lugares comunes para la
isquemia.
3) Presentacion, evaluación y gestion: La isquemia intestinal sigue siendo uno de los diagnósticos más desafiantes. La tasa de mortalidad es> 50%. El
indicador más significativo de supervivencia es la puntualidad del diagnóstico y el tratamiento. En el cuadro 322-1 se ofrece una descripción general del
diagnóstico y el tratamiento de cada forma de isquemia intestinal. La isquemia mesentérica aguda resultante de una embolia o trombosis arterial se presenta
con un dolor abdominal agudo severo que no remite de manera notablemente desproporcionada con los hallazgos físicos. Los síntomas asociados pueden
incluir náuseas y vómitos, diarrea transitoria, anorexia y heces con sangre. Con la excepción de la distensión abdominal mínima y los ruidos intestinales
hipoactivos, la exploración abdominal temprana no es impresionante. Los hallazgos posteriores demostrarán peritonitis y colapso cardiovascular. En la
evaluación de la isquemia intestinal aguda, deben obtenerse pruebas de laboratorio de rutina, que incluyan hemograma completo, química sérica, perfil de
coagulación, gasometría arterial, amilasa, lipasa, ácido láctico, tipo sanguíneo y compatibilidad cruzada y enzimas cardíacas. Independientemente de la
necesidad de una cirugía urgente, Se recomienda el ingreso de emergencia a una cama monitoreada o unidad de cuidados intensivos para reanimación y
evaluación adicional. Si se está considerando el diagnóstico de isquemia intestinal, es necesaria la consulta con un servicio quirúrgico. A menudo, la decisión
de operar se toma con un alto índice de sospecha de la historia y el examen físico a pesar de los resultados de laboratorio normales.
Otras modalidades de diagnóstico que pueden ser útiles en el diagnóstico pero que no deben retrasar la terapia quirúrgica incluyen
electrocardiograma (ECG), ecocardiograma, radiografías abdominales, tomografía computarizada (TC) y angiografía mesentérica. Más recientemente, se ha
demostrado que la exploración dúplex del mesenterio y la espectroscopia de luz visible durante la colonoscopia son beneficiosas. El ECG puede mostrar una
arritmia, lo que indica la posible fuente de la embolia. Una radiografía simple de abdomen puede mostrar evidencia de aire intraperitoneal libre, lo que indica
una víscera perforada y la necesidad de una exploración urgente. Las características más tempranas de la isquemia intestinal que se ven en las radiografías
abdominales incluyen edema de la pared intestinal, conocido como "huellas dactilares". Si la isquemia progresa, se puede ver aire dentro de la pared intestinal
(neumatosis intestinal) y dentro del sistema venoso portal. Otras características incluyen calcificaciones de la aorta y sus afluentes, lo que indica enfermedad
aterosclerótica. Con la administración de contraste oral e intravenoso, la angiografía por TC dinámica con reconstrucción tridimensional es una prueba de alta
sensibilidad para la isquemia intestinal. En la enfermedad embólica aguda, la angiografía mesentérica se realiza mejor de forma intraoperatoria. Una ecografía
dúplex mesentérica que demuestra una velocidad máxima de flujo alta en la AMS se relaciona con un valor predictivo positivo de ~ 80% de isquemia
mesentérica. Más significativamente, una ecografía dúplex negativa virtualmente excluye el diagnóstico de isquemia mesentérica. Las imágenes dúplex sirven
como prueba de detección; sin embargo, generalmente se necesitan más investigaciones con angiografía. Una de las mayores limitaciones de la exploración
dúplex es el hábito corporal de los pacientes. La imagen dúplex produce malos resultados en pacientes obesos. No obstante, el "miedo a la comida" en
pacientes con enfermedades crónicas a menudo conduce a una disminución del apetito y una reducción de la grasa abdominal, lo que produce resultados de
imagen dúplex altos. Las técnicas endoscópicas como la espectroscopia de luz visible también se pueden utilizar en el diagnóstico de isquemia crónica. Ante la
sospecha de isquemia mesentérica que afecta al colon, realizar una endoscopia para evaluar hasta el ángulo esplénico es de alto rendimiento. Esta es a
menudo una excelente herramienta de diagnóstico en pacientes con insuficiencia renal crónica que no pueden tolerar el contraste intravenoso. Ante la
sospecha de isquemia mesentérica que afecta al colon, realizar una endoscopia para evaluar hasta el ángulo esplénico es de alto rendimiento. Esta es a
El "estándar de oro" para el diagnóstico de enfermedad arterial oclusiva aguda es la angiografía y el tratamiento es la laparotomía. La exploración quirúrgica no
debe retrasarse si la sospecha de isquemia mesentérica oclusiva aguda es alta o si hay evidencia de deterioro clínico o peritonitis franca. El objetivo de la
exploración quirúrgica es resecar el intestino comprometido y restaurar el riego sanguíneo. Debe evaluarse toda la longitud del intestino delgado y grueso que
comienza en el ligamento de Treitz. El patrón de isquemia intestinal puede indicar el nivel de oclusión arterial. En el caso de la oclusión de la AME, en la que el
émbolo suele estar próximo al origen de la arteria cólica media, el yeyuno proximal a menudo se conserva, mientras que el resto del intestino delgado hasta el
colon transverso será isquémico. El tratamiento quirúrgico de la isquemia mesentérica aguda del intestino delgado es la embolectomía por arteriotomía; Se
hace una pequeña incisión en la arteria a través de la cual se extrae el coágulo. Otra forma de manejar la trombosis aguda es la terapia de trombólisis y la
angioplastia con colocación de stent. Sin embargo, este enfoque se aplica con más frecuencia para tratar la isquemia mesentérica crónica. Si esto no tiene
éxito, se realiza un bypass desde la aorta o la arteria ilíaca hasta la AMS.
La isquemia mesentérica no oclusiva o vasoespástica se presenta con dolor abdominal generalizado, anorexia, heces con sangre y distensión abdominal. A
menudo, estos pacientes están obnubilados y los hallazgos físicos pueden no ayudar en el diagnóstico. La presencia de leucocitosis, acidosis metabólica,
niveles elevados de amilasa o creatinina fosfoquinasa y / o acidosis láctica es útil para respaldar el diagnóstico de isquemia intestinal avanzada; sin embargo,
estos marcadores pueden no ser indicativos de isquemia reversible o necrosis franca. Los marcadores de investigación para la isquemia intestinal incluyen el
dímero D , el glutatión S-transferasa, factor activador de plaquetas (PAF) y monitorización del pH de la mucosa. Independientemente de la necesidad de cirugía
urgente, se recomienda el ingreso de emergencia a una cama monitoreada o unidad de cuidados intensivos para reanimación y evaluación adicional. Las
primeras manifestaciones de la isquemia intestinal incluyen el secuestro de líquido dentro de la pared intestinal que conduce a una pérdida de volumen
intersticial. Puede ser necesaria una reanimación intensiva con líquidos. Para optimizar el suministro de oxígeno , el O 2 nasaly se pueden administrar
transfusiones de sangre. Se deben administrar antibióticos de amplio espectro para proporcionar una cobertura suficiente para los patógenos entéricos,
incluidos los organismos gramnegativos y anaerobios. La monitorización frecuente de los signos vitales del paciente, la producción de orina, los gases en
sangre y los niveles de lactato es fundamental, al igual que la exploración abdominal frecuente. Deben evitarse todos los agentes vasoconstrictores; la
reanimación con líquidos es la intervención de elección para mantener la hemodinámica.
Si la colitis isquémica es una preocupación, se debe realizar una colonoscopia para evaluar la integridad de la mucosa del colon. La visualización de la región
rectosigmoidea puede demostrar disminución de la integridad de la mucosa, asociada más comúnmente con isquemia mesentérica no oclusiva o, en
ocasiones, enfermedad oclusiva como resultado de la pérdida aguda del flujo arterial mesentérico inferior después de cirugía aórtica. La isquemia de la mucosa
colónica se clasifica como leve con eritema mucoso mínimo o moderada con ulceraciones mucosas pálidas y evidencia de extensión a la capa muscular de la
pared intestinal. GraveLa colitis isquémica se presenta con ulceraciones graves que provocan una decoloración negra o verde de la mucosa, compatible con
La laparotomía para la isquemia mesentérica no oclusiva está justificada en pacientes con signos de peritonitis o empeoramiento de los hallazgos
endoscópicos y si el estado del paciente no mejora con reanimación agresiva. La colitis isquémica se trata de manera óptima con la resección del intestino
isquémico y la formación de un estoma proximal. La anastomosis primaria no debe realizarse en pacientes con isquemia intestinal aguda.
Los pacientes con trombosis venosa mesentérica pueden presentar un dolor de inicio gradual o repentino. Los síntomas incluyen dolor abdominal vago,
náuseas y vómitos. Los hallazgos del examen físico incluyen distensión abdominal con sensibilidad leve a moderada y signos de deshidratación. El
diagnóstico de trombosis mesentérica se realiza con frecuencia mediante TC abdominal en espiral con contraste oral e intravenoso. Los hallazgos en la
angiografía por TC con fase venosa incluyen engrosamiento de la pared intestinal y ascitis. El contraste intravenoso demostrará una fase arterial retrasada y
un coágulo dentro de la vena mesentérica superior. El objetivo del tratamiento es optimizar la hemodinámica y corregir las anomalías electrolíticas con
reanimación masiva con líquidos. Deben iniciarse antibióticos intravenosos y anticoagulación. Si se realiza laparotomía y se sospecha trombosis venosa
mesentérica,Se inicia inmediatamente la anticoagulación con heparina y se reseca el intestino comprometido. De todos los trastornos intestinales agudos, la
insuficiencia venosa mesentérica se asocia con el mejor pronóstico.
La isquemia intestinal crónica se presenta con angina intestinal o dolor abdominal posprandial asociado con una mayor necesidad de flujo sanguíneo al
intestino después de las comidas. Los pacientes informan de calambres y dolores abdominales después de la ingestión de una comida. También se pueden
notar pérdida de peso y diarrea crónica. El dolor abdominal sin pérdida de peso no es una angina mesentérica crónica. El examen físico a menudo revelará un
paciente desnutrido con un soplo abdominal, así como otras manifestaciones de aterosclerosis. La evaluación por ecografía dúplex de los vasos mesentéricos
ha ganado popularidad. Es importante realizar la prueba mientras el paciente está en ayunas porque la presencia de un aumento de gas intestinal evita la
visualización adecuada de las alteraciones del flujo dentro de los vasos o la falta de una respuesta de vasodilatación a la alimentación durante la prueba. Esta
herramienta se utiliza con frecuencia como prueba de detección para pacientes con síntomas que sugieren isquemia mesentérica crónica. El estándar de oro
para la confirmación de la oclusión arterial mesentérica es la angiografía mesentérica. La evaluación con angiografía mesentérica permite la identificación y
posible intervención para el tratamiento de la aterosclerosis dentro de la luz del vaso y también evaluará la permeabilidad de los vasos mesentéricos
restantes. El uso de angiografía mesentérica puede estar limitado en presencia de insuficiencia renal o alergia al contraste. La angiografía por resonancia
magnética es una alternativa si la administración de medio de contraste está contraindicada. La evaluación con angiografía mesentérica permite la
identificación y posible intervención para el tratamiento de la aterosclerosis dentro de la luz del vaso y también evaluará la permeabilidad de los vasos
mesentéricos restantes. El uso de angiografía mesentérica puede estar limitado en presencia de insuficiencia renal o alergia al contraste. La angiografía por
resonancia magnética es una alternativa si la administración de medio de contraste está contraindicada. La evaluación con angiografía mesentérica permite la
identificación y posible intervención para el tratamiento de la aterosclerosis dentro de la luz del vaso y también evaluará la permeabilidad de los vasos
El tratamiento de la isquemia intestinal crónica incluye el tratamiento médico de la enfermedad aterosclerótica mediante el ejercicio, el abandono del hábito de
fumar y medicamentos antiplaquetarios y reductores de lípidos. Se debe realizar una evaluación cardíaca completa antes de la intervención en la isquemia
mesentérica crónica. Los procedimientos endovasculares más nuevos pueden evitar una intervención quirúrgica en poblaciones de pacientes seleccionadas.
La angioplastia con colocación de stent endovascular en el tratamiento de la isquemia mesentérica crónica se asocia con una tasa de éxito a largo plazo del
80%. En pacientes que requieren exploración quirúrgica, el abordaje utilizado está determinado por los hallazgos del angiograma mesentérico. Debe evaluarse
toda la longitud del intestino delgado y grueso, comenzando en el ligamento de Treitz. La restauración del flujo sanguíneo en el momento de la laparotomía se
logra con endarterectomía o derivación del vaso mesentérico.
La determinación de la viabilidad intestinal intraoperatoriamente en pacientes con sospecha de isquemia intestinal puede ser un desafío. Después de la
revascularización, se debe observar la peristalsis y el retorno de un color rosado a la pared intestinal. Se puede realizar la palpación de los principales vasos
mesentéricos arteriales, así como la aplicación de un flujómetro Doppler al borde antimesentérico de la pared intestinal, pero ninguno es un indicador definitivo
de viabilidad. En casos dudosos, 1 g de fluoresceína sódica IVse administra y se observa el patrón de reperfusión intestinal bajo iluminación ultravioleta con
una lámpara de Wood estándar (3600 A). Un área sin fluorescencia> 5 mm de diámetro sugiere inviabilidad. Si persiste la duda, la reexploración realizada 24-
48 h después de la cirugía permitirá demarcar el intestino no viable. La anastomosis intestinal primaria en pacientes con intestino isquémico siempre es
preocupante; por lo tanto, la reconstrucción intestinal tardía y la reanastomosis deben posponerse hasta el momento de la laparotomía de segunda exploración.
Isquemia intestinal
■■CONCEPTO
La isquemia intestinal es la condición clínica que aparece cuando el flujo sanguíneo del territorio mesentérico resulta insuficiente para satisfacer los
requerimientos del intestino. Su prevalencia ha aumentado debido al envejecimiento de la población, y en algunas series representa hasta el 5% de la
mortalidad hospitalaria. El presente capítulo describe las tres condiciones reconocidas en la guía de práctica clínica de la American Gastroenterological
Association: 1) isquemia mesentérica aguda (IMA); 2) isquemia mesentérica crónica (IMC), y 3) colitis isquémica.
■■ANATOMÍA VASCULAR
El eje celíaco, la arteria mesentérica superior (AMS) y la arteria mesentérica inferior (AMI) se encargan de la irrigación del territorio esplácnico (20% del gasto
cardíaco). Del tronco celíaco surgen tres ramas principales: la arteria gástrica izquierda, la hepática común y la esplénica. Estas proporcionan oxígeno y
nutrientes al hígado, estómago, parte del páncreas y la porción más proximal del duodeno. Su flujo basal es de 800 cc/min, pero después de una comida se
incrementa un 30% (1100 cc/min).
La AMS surge, asimismo, de la aorta anterior y de ella emergen cinco vasos principales: las ramas pancreaticoduodenales anterior y posterior, las arterias
cólica media y derecha y las arterias ileocólicas, así como diversas ramas yeyunoileales. Este sistema irriga la parte distal del duodeno, el intestino delgado
íntegro y el colon derecho. Su flujo es de 500 cc mL/min, pero se incrementa en un 150% tras una comida, alcanzando volúmenes de 1400 mL/min. Las
distintas arcadas vasculares del intestino delgado aseguran la viabilidad de un segmento, a pesar de la oclusión de su rama aferente.
Por su parte, la AMI surge de la aorta, 3-4 cm por encima de su bifurcación, y desde la arteria cólica izquierda se subdivide en una rama ascendente que irriga
el colon transverso distal, ángulo esplénico y colon descendente, y una rama descendente de donde surgen las ramas sigmoideas y la arteria rectal superior,
que irriga el recto proximal. El recto distal es irrigado por ramas de la arteria ilíaca interna.
La AMI posee un calibre inferior al de la AMS. Algunos sistemas anastomóticos, como la arteria marginal de Drummond y el arco de Riolano, conectan la AMS y
la AMI, de particular importancia en condiciones de isquemia.
El hígado recibe el flujo de dos sistemas vasculares: la vena porta, que recoge la sangre procedente de las venas esplénica y mesentérica superior (VMS;
70%-80% del flujo), y la arteria hepática, que aporta el 20%-30% restante. El flujo portal es de 1200 mL/min, alcanzando hasta 2000 mL/min tras una comida.
Esta doble vascularización hace al hígado relativamente resistente a la isquemia, salvo en situaciones de bajo gasto. Lo mismo ocurre con el duodeno, que
recibe un doble soporte vascular, desde la arteria pancreaticoduodenal superior (procedente del tronco celíaco) e inferior (procedente de la AMS), configurando
la arcada pancreaticoduodenal. El recto también recibe un doble soporte vascular, siendo menos vulnerable a la isquemia que el resto del colon.
El 70% del flujo mesentérico se dirige a los planos mucoso y submucoso del intestino, mientras que las capas musculares y la serosa reciben el resto. La red
capilar, que está controlada por esfínteres precapilares, regula la distribución sanguínea a nivel tisular. Existe un importante plexo venoso que actúa como
reservorio y que, en condiciones especiales (ejercicio), es movilizado a la circulación sistémica. El flujo vascular está regulado por un conjunto de mecanismos
de origen metabólico, miogénico y neurohumoral que permiten adaptarse a las demandas de oxígeno. En situaciones de bajo gasto, estos mecanismos derivan
sangre del territorio esplácnico a la circulación general (autotransfusión), garantizando la irrigación de los órganos vitales.
■■FISIOPATOLOGÍA
El tipo de lesiones que aparecen en el curso de una isquemia intestinal dependen de numerosos factores, incluyendo el tipo de vaso afecto, el grado de
oclusión, el mecanismo de la isquemia (oclusiva o no oclusiva), su duración y la presencia de circulación colateral. La mucosa y la submucosa son las capas
más vulnerables a los efectos de la hipoxia; de ahí que las lesiones iniciales asienten en la mucosa donde se aprecian áreas de edema y hemorragia
submucosa, ulceración y finalmente necrosis. Sólo si la isquemia persiste, la afectación llega a hacerse transmural con posibilidad de perforación, sepsis y
peritonitis. Inicialmente, el aporte disminuido de oxígeno causa una depleción del ATP intracelular que altera la homeostasis favoreciendo la retención de agua
y electrólitos. Este incremento del volumen intracelular aboca finalmente a un estado de necrosis. Las células necróticas desencadenan una respuesta
inflamatoria con liberación de diversas citocinas que, al modificar la permeabilidad de las uniones intercelulares, alteran la función de barrera epitelial,
permitiendo la fuga de bacterias a los ganglios linfáticos del mesenterio (traslocación bacteriana). Desde allí se incorporan al torrente circulatorio, siendo causa
de bacteriemia. Una vez que se restaura el flujo vascular (reperfusión), el oxígeno entra en el tejido isquémico agravando el daño inflamatorio.
■■FORMAS CLÍNICAS
Isquemia mesentérica aguda
Surge como consecuencia del déficit de aporte sanguíneo dependiente de la AMS pudiendo afectar, por tanto, al intestino delgado y/o al colon derecho.
Representa un tercio de todas las formas de isquemia intestinal, y su evolución suele ser dramática debido a que el diagnóstico suele realizarse tarde,
cuando el infarto intestinal es irreversible. Se distinguen los siguientes tipos de IMA:
• Embolia de la arteria mesentérica superior. Representa aproximadamente el 50% de los episodios de IMA. La mayoría de los émbolos se originan en la
aurícula o ventrículo izquierdos o en una lesión valvular. Las arritmias, la cardioversión y el cateterismo son los factores precipitantes más comunes. Un dolor
abdominal de comienzo súbito en estos contextos debería promover la sospecha. Se dice que la embolia es mayor cuando el émbolo se sitúa por encima de la
bifurcación de la arteria ileocólica.
• Trombosis de la arteria mesentérica superior. Representa el 15% de los casos de IMA y afecta a pacientes con una marcada aterosclerosis. Con frecuencia
existe una historia de angina intestinal que precede a la trombosis. Otros factores de riesgo incluyen vasculitis, enfermedades trombogénicas y aneurisma de
aorta. Sus efectos suelen ser devastadores.
• Isquemia mesentérica no oclusiva. Es responsable del 20%-30% de los episodios de IMA y surge como consecuencia de la vasoconstricción debida al efecto
de sustancias vasoactivas liberadas en respuesta a una situación de bajo gasto (shock, arritmias, insuficiencia cardíaca). Es importante conocer que esta
complicación puede no ser inmediata y aparecer incluso días después de haber desaparecido el factor causal.
→ Trombosis venosa mesentérica. Incluye tres variantes: aguda, subaguda y crónica. Sólo la primera se comporta clínicamente como una IMA y representa
el 10% de los casos. Las formas subagudas cursan con dolor abdominal, pero la velocidad con que se forma el trombo permite el desarrollo de colaterales
que evitan el infarto intestinal. Las formas crónicas suelen ser indoloras y, a menudo, se descubren accidentalmente. La trombosis puede tener su origen en un
trastorno de la coagulación o aparecer en el contexto de una pileflebitis debida a apendicitis, diverticulitis o pancreatitis.
Diagnóstico
Sospecha clínica
La sobrevida de un paciente con IMA es aproximadamente del 50% cuando el diagnóstico se establece en las primeras 24 h y desciende a menos del 30%
cuando aquel se retrasa. Su reconocimiento adquiere una importancia crucial, especialmente en las primeras 12 h, cuando el paciente presenta un dolor
abdominal de intensidad extrema que contrasta con la presencia de una exploración abdominal sin signos de alarma. Sólo cuando la oclusión se prolonga,
aparece un vasoespasmo, que, al agravar la hipoxia, conduce a la gangrena con peritonitis.
En pacientes que permanecen intubados en unidades de cuidados intensivos, los únicos signos de isquemia pueden ser la presencia de una distensión
abdominal o una hemorragia gastrointestinal inexplicables o el agravamiento de su estado clínico tras haberse recuperado del bajo gasto. El deterioro cognitivo
y la menor sensibilidad visceral del anciano comportan una dificultad añadida.
Datos de laboratorio
El 75% de los pacientes con IMA muestran una leucocitosis con desviación izquierda. La elevación del dímero-D refuerza la hipótesis diagnóstica en un
contexto apropiado. La elevación de fosfatasa alcalina, lactato-deshidrogenasa y amilasa, así como la acidosis láctica, refleja la presencia de necrosis.
Radiografía simple de abdomen
Si es normal, no excluye el diagnóstico de IMA. De hecho, el hallazgo de asas dilatadas y/o de thumbprinting («huellas digitales») refleja una fase avanzada de
la isquemia y una mortalidad > 70%.
Ultrasonografía Doppler
Es útil para identificar signos de trombosis esplenoportal o mesentérica, pero su empleo en las formas arteriales se ve limitado por la variabilidad en el flujo
normal de la AMS (300-600 mL/min) y por su dificultad para detectar estenosis más allá de los segmentos proximales de los troncos principales.
Tomografía computarizada abdominal
La TC multidetector permite obtener imágenes de gran precisión, tanto de los vasos de grueso calibre como de los de pequeño y ofrece un rendimiento similar
al de la angiografía con una sensibilidad y especificidad del 90%-100%. La administración de contraste está contraindicada en presencia de shock o niveles de
creatinina mayores de 1,5-2 mg/dL, pudiendo beneficiarse estos casos de angio-RM.
Algoritmo diagnóstico
En ausencia de peritonitis, la exploración de elección es la TC multidetector, que permite, a su vez, excluir otras causas potenciales de dolor abdominal agudo.
Si el diagnóstico se confirma, el procedimiento puede ser completado con una angiografía mesentérica intraoperatoria.
Colocar un catéter en la AMS en el propio acto operatorio permite iniciar la perfusión intraarterial de vasodilatadores o de agentes trombolíticos.
En presencia de peritonitis, cualquier demora viene gravada por la extensión de la necrosis. Tales casos deben ser conducidos al quirófano sin dilación y
proceder a la realización de un angiograma intraoperatorio antes de explorar el abdomen.
Tratamiento
En el manejo de un paciente con IMA deben tenerse en cuenta dos axiomas importantes: 1) el tiempo transcurrido desde el comienzo de los síntomas hasta
que el paciente es conducido al quirófano es un factor determinante de mortalidad, y 2) el vasoespasmo es un hecho común a todas las formas de IMA y es
frecuente que se prolongue un tiempo después de restablecer el flujo. Por tanto, la infusión intraarterial de vasodilatadores constituye un valor añadido en este
contexto.
El tratamiento de la IMA incluye una serie de medidas generales, dirigidas a estabilizar la condición hemodinámica del paciente y evitar la traslocación
bacteriana, y un conjunto de medidas específicas para cada una de las formas clínicas.
Embolia de la arteria mesentérica superior
En presencia de peritonitis, la laparotomía es obligada para repermeabilizar el vaso y proceder a la exéresis del tejido necrótico. Si existen áreas de dudosa
viabilidad, es preferible revisar el campo operatorio algunas horas después de la repermeabilización (second look), ya que la revascularización, la reanimación
y la perfusión intraarterial de vasodilatadores permiten rescatar intestino aparentemente infartado, evitando las consecuencias de un intestino corto. En
ausencia de peritonitis existen tres alternativas a la cirugía, siempre que se trate de una embolia menor: 1) infusión intraarterial de fármacos vasodilatadores
como papaverina; 2) perfusión transcatéter de agentes trombolíticos como urocinasa, y 3) descoagulación sistémica con heparina sódica i.v. Estas terapias
también pueden aplicarse en pacientes con embolia mayor (sin peritonitis) y elevado riesgo operatorio.
Trombosis de la arteria mesentérica superior
En presencia de peritonitis debe procederse a la revascularización (no es suficiente la simple trombectomía, sino que debe asociarse una derivación mediante
reimplantación de la arteria ocluida, bypass o injerto) y realizarse la exéresis del tejido necrótico, siguiendo los mismos principios: infusión intraarterial de
vasodilatadores, antes, durante y después de la cirugía, no resecar intestino antes de repermeabilizar el vaso y second look en casos seleccionados.
Especial dificultad comporta la actitud en el paciente sin signos peritoneales, ya que los enfermos con oclusiones arterioscleróticas a menudo han desarrollado
extensas colaterales para preservar el flujo. Si estas ramas aparecen bien replecionadas en el estudio angiográfico, es improbable que la causa del dolor
abdominal tenga su origen en una trombosis de la AMS, y sólo la demostración de un intenso vasoespasmo hace verosímil el diagnóstico. En todo caso, si el
riesgo quirúrgico es elevado y no existe peritonitis, puede plantearse la perfusión de agentes trombolíticos o un procedimiento de revascularización no
quirúrgico angioplastia con o sin stent).
Isquemia mesentérica no oclusiva
El tratamiento inicial debe ir dirigido a la corrección del factor precipitante. Cualquier intento de mejorar la perfusión resulta estéril si persiste una situación de
bajo gasto. La piedra angular del tratamiento se basa en la infusión intraarterial de vasodilatadores. Puede emplearse papaverina, nitroglicerina o alprostadilo
(prostaglandina). Estos deben mantenerse hasta 24 h después de haber obtenido un angiograma normal. La aparición de peritonitis es indicación de cirugía.
Trombosis venosa mesentérica
En ausencia de peritonitis, el tratamiento consiste en la descoagulación sistémica con un bolo inicial de 5000 UI de heparina seguido de infusión continua de
1000 UI/h, ajustando la dosis para mantener el TTP alargado 2-2,5 veces respecto al control. Esta pauta se mantiene durante 7-14 días, iniciando
posteriormente la administración de cumarínicos al menos durante 6 meses. En presencia de peritonitis resulta obligada la laparotomía. La revascularización
puede llevarse a cabo por medio de una trombectomía endovascular por vía anterógrada a través de la AMS, transparietohepática o retrógrada transyugular.
Todas ellas están contraindicadas si se sospecha infarto intestinal.
Isquemia mesentérica crónica
Concepto
La IMC surge cuando, en el curso de la digestión, las demandas de oxígeno en el intestino son superiores al flujo real proporcionado por el sistema vascular.
Representa menos del 5% de los casos de isquemia intestinal y suele incidir en personas con aterosclerosis. Estos pacientes desarrollan un cuadro clínico
característico, denominado angina intestinal o abdominal, consistente en dolor abdominal posprandial propiciado por el «robo» de flujo vascular procedente del
territorio mesentérico hacia el estómago. El dolor aparece precozmente tras la ingesta (< 30 min), incrementándose de modo gradual hasta llegar a
desaparecer completamente en el plazo de 2-3 h. Con el paso de las semanas, la sitofobia (miedo a comer) conduce a un adelgazamiento progresivo. Cuando
esta tríada (dolor posprandial, sitofobia y adelgazamiento) incide en un anciano con aterosclerosis o en un joven con historia de vasculitis, debe sospecharse
siempre IMC. En fases avanzadas, el dolor llega a hacerse continuo y persistente, una señal inequívoca de que el infarto intestinal está próximo.
Diagnóstico
El diagnóstico exige el cumplimiento de tres criterios: 1) clínica compatible; 2) demostración de obstrucción de los vasos esplácnicos, y 3) exclusión de otras
entidades que cursan con dolor posprandial. Estas son, esencialmente, la úlcera péptica o neoplásica penetrada en órganos vecinos, las complicaciones de
los cálculos biliares y las enfermedades pancreáticas tales como cáncer o pancreatitis crónica.
La ultrasonografía Doppler, la TC multidetector y la angio-RM proporcionan una alta fiabilidad para el diagnóstico de estenosis cercanas al origen del tronco
celíaco y la AMS y, prácticamente, han sustituido a la angiografía. No obstante, esta sigue siendo útil cuando se prevé la necesidad de llevar a cabo terapia
endovascular. El diagnóstico es más verosímil si se demuestra la oclusión de al menos dos de los tres vasos principales (principalmente, AMS y tronco
celíaco), aunque se han descrito casos de IMC clínicamente relevantes con estenosis aisladas de un vaso, en especial, la AMS.
Tratamiento
Los pacientes que reúnen criterios diagnósticos de IMC requieren una revascularización. La decisión de llevar a cabo el procedimiento con cirugía o con
terapia endovascular depende primordialmente del riesgo operatorio y de las condiciones de la anatomía vascular. Los pacientes con elevado riesgo quirúrgico
son subsidiarios de angioplastia y/o stent (mayor tasa de recidivas), mientras que en los de bajo riesgo depende en gran medida del mapa vascular (los que
exhiben una anatomía vascular «favorable» pueden beneficiarse de terapia endovascular, reservando la cirugía para aquellos en quienes la anatomía vascular
predice unos malos resultados).
Colitis isquémica
Concepto
La colitis isquémica es la forma más frecuente de isquemia intestinal (70%) y surge cuando un segmento del colon se ve privado del flujonvascular. Algunas
áreas, como la flexura esplénica (punto de Griffith), la unión rectosigmoidea (punto de Sudek) y el colon derecho, son más vulnerables. Su incidencia se
estima en 16-20 casos por cada 100 000 habitantes/año. La mayoría de los episodios obedecen a fenómenos transitorios de isquemia no oclusiva en
pacientes con aterosclerosis cuyos vasos responden exageradamente a los estímulos vasoconstrictores, siendo frecuente la toma de antiinflamatorios no
esteroideos en los días que preceden al episodio. Los pacientes ingresados en UCI con bajo gasto y nutrición enteral constituyen también un grupo de riesgo.
Cuando la enfermedad incide en personas jóvenes, debe sospecharse abuso de cocaína, vasculitis o trombofilia. Datos obtenidos del estudio Colitis
isquémica en España (CIE) han proporcionado información objetiva sobre la prevalencia y mortalidad de las diferentes formas clínicas descritas por Brandt y
Boley para esta enfermedad (cuadro 17-3).
Presentación clínica
El índice de sospecha clínica es extremadamente bajo en los servicios de urgencias (24%). Algunas consideraciones deben ser tenidas en cuenta. Algunos
enfermos presentan diarrea indolora, con o sin sangre, imitando el curso de una gastroenteritis infecciosa. La típica secuencia (dolor abdominal de comienzo
abrupto seguido de urgencia por la defecación y diarrea sanguinolenta) ocurre únicamente en el 50% de los casos, siendo menos frecuente entre las formas
gangrenosas (25%).
Este hecho debe ser tenido en cuenta, dado que la presencia de un dolor abdominal agudo con rápido deterioro de la condición general, fiebre, distensión
abdominal, leucocitosis y acidosis metabólica (sin rectorragia) puede ser una forma de presentación en las formas graves de colitis isquémica.
El patrón de presentación también difiere según la localización del segmento afectado por la isquemia. La rectorragia es más común cuando la isquemia
afecta al lado izquierdo del colon (> 80%), pero mucho menos frecuente en los casos con afectación aislada del colon derecho (30%). Finalmente, aunque la
rectorragia es un síntoma frecuente, su magnitud no suele ser relevante y menos del 50% de los casos cursan con niveles de hemoglobina menores de 12
g/dL. Una
hemorragia de mayor magnitud debería hacer considerar un diagnóstico
alternativo (p. ej., diverticulosis).
Diagnóstico
Las formas leves apenas cursan con alteraciones analíticas. Las formas más graves pueden cursar con leucocitosis, anemia, hipoalbuminemia y acidosis
metabólica. Se recomienda la realización de una TC abdominal como exploración inicial ante la sospecha clínica. Signos característicos son la presencia de
un engrosamiento segmentario de la pared (> 3 mm), de longitud variable, con bordes festoneados e irregulares debidos al edema submucoso. Otros signos
como la presencia de gas disecando la pared intestinal (neumatosis coli) o en el territorio venoso portal comportan gravedad. En las formas leves-moderadas
que pueden cursar con hallazgos inespecíficos, la colonoscopia aporta información de valor para el diagnóstico. Esta debería realizarse de forma precoz (<
24-48 h), sin preparación y con baja insuflación para no agravar la hipoxia. Los hallazgos más típicos incluyen la aparición de nódulos rojo-violáceos (más
frecuentes en las primeras 24-48 h) y la existencia de un segmento ulcerado flanqueado por áreas de mucosa indemne.
La presencia de signos de gangrena en la mucosa obliga a suspender la exploración. La colonoscopia permite, además, la toma de biopsias tanto de las
áreas afectadas como de mucosa normal. La peritonitis constituye una contraindicación formal para la colonoscopia. Brandt y Boley establecieron una
Tratamiento
→ Médico
El tratamiento médico se aplica a los pacientes sin peritonitis. Se recomienda reposo intestinal e hidratación endovenosa. La nutrición parenteral se reserva
para los casos que no presentan una mejoría significativa en 48-72 h. Es esencial controlar el bajo gasto y retirar los fármacos vasoconstrictores, incluida la
digital, si es posible. El empleo de antibióticos para neutralizar la traslocación bacteriana sólo está indicado en formas moderadas-graves. El tratamiento incluye
una estrecha monitorización para detectar cualquier signo de deterioro clínico. La acidosis metabólica es un claro indicador de mal pronóstico.
Salvo en los casos de colopatía reversible o de colitis transitoria que cursan con restitutio ad integrum de las lesiones, para el resto se recomienda una
colonoscopia entre 10-14 días después del ingreso con el propósito de certificar la curación de las lesiones o documentar la evolución a una colitis ulcerativa
segmentaria crónica (20%). En el último caso, es obligado un seguimiento para determinar si la enfermedad se resuelve, evoluciona a colitis persistente o se
complica con una estenosis. Una estenosis sintomática es tributaria de tratamiento endoscópico o cirugía.
→ Quirúrgico
La cirugía es obligada en las siguientes situaciones: 1) gangrena con peritonitis, hemorragia masiva o pancolitis fulminante; 2) neumoperitoneo visible en las
pruebas de imagen o evidencia endoscópica de gangrena, y 3) deterioro clínico significativo tras el tratamiento médico conservador, e incluye las siguientes
indicaciones: aparición de signos sugestivos de infarto (marcada leucocitosis, fiebre, íleo, hipotensión o acidosis metabólica), sepsis persistente y refractaria al
tratamiento médico y diarrea con sangre y/o colopatía pierdeproteínas (> 10-14 días).
Factores pronósticos y mortalidad
La colitis isquémica es una enfermedad de curso generalmente benigno, con una mortalidad global del 8%-10%. Esta es superior en las formas gangrenosas
(30%) y se aproxima al 100% en los casos de pancolitis fulminante. La probabilidad de presentar un curso desfavorable es más alta en presencia de peritonitis,
cuando debuta con un cuadro de dolor abdominal agudo sin rectorragia y en los casos de afectación aislada del colon derecho. La presencia de enfermedad
pulmonar obstructiva crónica y la aparición tras una sesión de hemodiálisis o en el postoperatorio de una cirugía de reemplazamiento aórtico también agravan
el pronóstico. Globalmente, la tasa de recidiva oscila entre el 3% y el 7%. Los pacientes con un episodio que debuta a una edad menor de 55-60 años, sin un
factor etiológico claro, requieren un estudio de trombofilia y un estudio cardiológico para descartar cardiopatía estructural o arritmógena.
En cortes sagital:
Severa estenosis en origen de AMS en su
salida de aorta y de la arteria hepatica comun
en su saida del tronco celiaco.