Comunicación y Lenguaje
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Y LENGUAJE
LA FLOR NEGRA
AUTORA: DORA MARÍA JUANES TITO
Cuentan que hace mucho tiempo, en un lejano lugar existía una niña muy tierna, con un hermoso
lunar en la piel. Vivía con sus padres y su abuelita. La abuelita caminaba muy despacio con la
ayuda de su báculo de madera y sus padres se dedicaban al cultivo de hortalizas.
La niña tenía cabellos largos, negros como la noche, ojos café claros y se llamaba Mía. Sus padres
le pusieron ese nombre cuando nació, ya que la querían mucho. A Mía le gustaba llevar flores en su
cabello y ponerse vestidos muy coloridos que le inspiraban alegría. Ella jugaba con sus juguetes y
especialmente con sus muñecas de trapo que su abuelita se lo hizo con mucho cariño. Cuando
llegaban visitas, Mía se escondía ya que era tímida como cualquier otra niña.
Era una mañana de primavera cuando muy temprano salieron los padres de Mía rumbo al
pueblo para vender los productos que cosecharon, el camino más cercano era cruzando el
bosque y el camino más largo era bordeándolo. Como los padres querían volver rápido,
decidieron cruzar el bosque y así volverían más pronto. Lamentablemente no hicieron caso
de los cuentos que hablaban de hadas que aparecían en el bosque a los transeúntes y, cuando
los padres llegaron casi al medio del bosque, vieron una flor de belleza inmensa; era la flor
negra, la más linda de ese lugar. La mamá fue hacia la flor ya que no resistía la tentación de
agarrarla; su esposo la quiso detener, pero fue tarde, ella ya la había sacado de la tierra.
En ese momento, apareció un hada que les reprochó el haber arrancado su flor, ya que la flor no les hacía
nada malo y solo estaba ahí para que la contemplen y nada más.
Los padres pidieron perdón, pero ya era tarde, el hada se los llevó a un jardín mágico para que cultivaran sus
flores, hasta que alguien de buen corazón pasara por el bosque y no se atreviera a arrancar la flor negra; más
al contrario la cuidaran y respetaran. Mientras tanto, en su casa, Mía se sentía sola y su abuelita trataba de
compensar el cariño que le faltaba por la ausencia de sus padres. Pasó el tiempo y ya era hora de que Mía
acudiera a la escuela, ella ya tenía la edad necesaria, pero su abuelita sentía miedo por si algo malo le pasara
a Mía.
Una mañana, Mía se levantó muy temprano y se alistó para ir a sus clases. Cuando fue donde su abuelita,
esta se encontraba delicada de salud, tal parece que contrajo un resfrío. Mía se quiso quedar con ella para
cuidarla, pero su abuelita le dijo que estaría bien y que ella debía ser responsable y acudir a sus clases. Le
recomendó que en el camino no hablara con extraños y que en la escuela cumpliera con todos sus deberes.
Lamentablemente las horas pasaron y no pudo seguir el camino que de costumbre recorría con su abuelita
todas las mañanas.
Decidió cruzar el bosque ya que, como dijimos más arriba, era el camino más corto y rápido.
Se internó en el bosque por un sendero antiguo, por el cual decían, algunas personas, que se cruzaba
el bosque. En el camino ya casi al medio del bosque, Mía vio algo
hermoso, era la flor negra y, como a ella le gustaba llevar flores en su cabello, fue a querer tomarla.
Al verla de cerca, vio su brillo y su hermosura, se detuvo por un
instante y miró a su alrededor y vio que no existía otra similar. Entonces pensó y se dijo a sí misma:
Si arranco esta flor, ya no habrá otras y con el tiempo morirá y
perderá su belleza; mejor la dejo ahí para que crezca más y adorne este lugar que da miedo. Entonces,
le quitó la hierba y le echó un poco de agua que llevaba en su botellita.
En ese momento, pasó algo maravilloso: surgió una luz brillante entre los árboles, parecía algo
mágico. En medio de esa luz aparecieron sus padres que corrieron
a abrazarla y darle las gracias por ese gesto tan noble de respetar la naturaleza. Desde ese día, Mía ya
no arrancaba flores solo para usarlas en el cabello, sino, al contrario, las cuidaba para que crecieran
lindas y hermosas.
Su abuelita se recuperó del resfrío y sus padres siguieron trabajando en el cultivo de sus hortalizas.
Lo más lindo es que ahora Mía va a la escuela por el camino del bosque, pues lo llenó de flores y
son las hadas las que se encargan de cuidarla para que nada malo le pase.
CUADERNO DE
EJERCICIOS
Y PRÁCTICO
ACTIVIDAD 1
REFLEXIONAMOS SOBRE LA LECTURA FLOR NEGRA
1.- ¿Quién era Mía?