En el resultado del choque tuvo particular importancia la labor desempeñada por los generales de los dos bandos, pues Gelimer mostró su cobardía al huir ante la presencia de las tropas enemigas, lo que lo llevó al desastre.
Belisario, antes de Niká, había derrotado a los persas y después fue puesto al mando del ejército que debía marchar a Cartago para reponer en el trono a Hilderico el Vándalo, que había sido destronado por Gelimer, bisnieto de Genserico.
Sin embargo, cuando supo lo poco numeroso que era el ejército enemigo, ordenó a su hermano Amato, que estaba al mando de Cartago, que se preparara para atacar a Belisario. Gelimer planeaba atacar a Belisario en forma combinada desde tres sectores cuando este entrara al desfiladero de Ad Decimun.
El 15 de septiembre de 533, el general bizantino y su ejército entraron en Cartago, que había sido abandonado por los defensores. Gelimer se había retirado a un lugar situado ciento cincuenta kilómetros al oeste de la ciudad llamado Bulla Regia, donde reunió sus tropas.
Belisario envió de avanzada a Juan el Armenio con quinientos jinetes y él con otros quinientos jinetes y la infantería partió al día siguiente hacia Tricamerón. Gelimer y Tzazón se encontraron con la caballería bizantina, que los atacó dos veces sin éxito pero, en una tercera carga, Juan empleó también a sus arqueros, con lo que logró hacer huir a la caballería vándala.
Al atardecer de ese día 15 de diciembre, la infantería de Belisario arribó al campo de batalla y avanzó hacia el campamento vándalo. Gelimer, al ver al ejército bizantino, montó en su caballo y huyó del campamento; este acto de cobardía provocó el desconcierto y luego el pánico entre sus soldados, que huyeron en todas direcciones.
Solo al día siguiente, restablecido el orden, Juan el Armenio con su caballería pudo emprender la persecución de los enemigos. Gelimer comprendió que había perdido su reino.
En ella se enfrentaron las tropas del Imperio romano de Oriente mandadas por el general Belisario y las del Reino vándalo de África, que acaudilló su rey Gelimer.
La derrota de Gelimer y sus huestes significó el fin del Reino vándalo y condujo a la anexión de todo el norte de África al Imperio bizantino del emperador Justiniano.
El 13 de septiembre, la vanguardia bizantina llegó al desfiladero de Ad Decimum, décimo hito antes de la ciudad de Cartago. Por su parte, Gelimer, al enterarse de la llegada de los bizantinos, había enviado a buscar a Tzazon con su fuerza.
Después de la muerte de Genserico, las relaciones con el sobreviviente Imperio Romano de Oriente se mantuvieron estables, aunque en ocasiones estallaron tensiones debido a la adehsión obligatoria al arrianismo que impusieron los vándalos y la persecución de la población nativa de Calcedonia. En 530, un golpe de estado en Cartago derrocó al rey pro romano Hilderico y lo reemplazó por su primo Gelimer.
La fuerza expedicionaria romana zarpó de Constantinopla a finales de junio de 533, y después de un viaje por mar en las costas de Grecia y el sur de Italia, desembarcó en la costa africana en Caput Vada a principios de septiembre, dejando completamente sorprendido a Gelimer.