Así como el Hoanghe (o río Amarillo), es el padre de la civilización china, el Sena de la francesa, el Tíber dio sus aguas a los creadores del Imperio romano y el Támesis a la cultura inglesa, los modestos cauces de la quebrada de Ombachita en los predios de Monquirá y el río Boyero fecundaron el sagrado Valle de Iraca, Tierra del Sol, cuna de la religión muisca.