Prieto 39 Don Pedro Donoso 40 Don José Antonio Bravo 41 Don Faustino de la Cruz 42 Don Pedro Vergara 43 Don Antonio Fernández 44 Don Juan Albano 45 Doña Rita Cruz, viuda 46 Don Anselmo de la Cruz 47 Doña Josefa Toledo, viuda 48 Don Manuel Vergara 49 Don Juan Toledo 50 Don Domingo Paíz ESPAÑOLES 51 Antonio Soloaga 52 Juan Berríos 53 Nicolasa Poblete 54 Mónica Olave 55 José María Ruiz 56 Mercedes Guerrero 57 Rosa Yáñez 58 José Antonio Durán 59 Josefa Lezana 60 Rosa Lezana 61 Dionisia Ramírez 62 Josefina Morales 63 Juan José del Moral 64 Juan de Rojas 65 José Torres 66 Lorenzo Rojas 67 Juan Palacios 68 Juan Bta.
Aún no habían terminado estas faenas, cuando se oyeron pasos precipitados acompañados del crujir de almidonadas faldas. Doña
Rita apareció en la puerta: traía en las manos uno de los peluquines de marras.
Tomás Carrasquilla
También el doctor tomó el peluquín en las manos, riendo a carcajadas. -¡Ave María, dotor!... -siguió doña
Rita- ¡Pues no ve! ¡Un milagro patente fue qu'estos enemigos no si hubieran desnucao!
Tomás Carrasquilla
Sosegué por completo y lloré mucho; pero lloré con alegría. Seis días estuve en cama, oyendo a doña
Rita y a las visitas los comentarios, ya cómicos, ya tristes, de mi propia aventura.
Tomás Carrasquilla
Ahora vivía en ella su hermana Rita, su compañera de llinda, en el Suqueru, casada con Ramón Llantero, un indiano frustrado, de los que van y vuelven a poco sin dinero, medio aldeanos y medio señoritos, y que tardan poco en sumirse de nuevo en la servidumbre natural del terruño y en tomar la pátina del trabajo que suda sobre la gleba.
Ya de cuarenta años, doña Rita era una real hembra: a juzgar por sus ojos y pestañas que hacían recordar los del daguerrotipo, no debía andar muy descaminada la suposición.
-No, hombre, yo te he llamao pa decirte que tú eres er mozo más chipé der barrio, el más bonito, er más pinturero y er más afortunao con toítas las mujeres; que a la gachí que tú le pongas los puntos ya puée mandar por los Oleos, pues no le vale ni Santa Rita; que, además de los méritos que te dio el divé que es la bandera de tu amparo, tú tiées güenos comportamientos pa con tos los que te estiman, y tiées simpatía y tiées labia y tiées perfil, y tiées güenas ropas y lo único que te jace falta es un remontúa de chipé con una leontina de oro de chipé y en la leontina y como corgantes un sello y dos tumbagas.
Doña
Rita, madre de Pepe, asistía con sus hijas a la lotería que se jugaba en casa algunas noches, y Pepe no faltaba; pero desde nuestra alianza dejaba éste las delicias del apunte para irse conmigo.
Tomás Carrasquilla
Tomás Carrasquilla El lugarón abrupto de Santa
Rita del Barcino, minero y rescatante cuando Dios quería es célebre en Antioquia por sus tres iglesias, por sus funciones religiosas y más todavía por la balumba de santos que colman altares y sacristías, amén de los que guardan en sus casas varios magnates de mucho predicamento en lo eclesiástico.
Tomás Carrasquilla
A bien que puede hacerlo: nacido y criado en la cicatería y el trabajo, sólo a la mayor honra y gloria de Dios pellizca sus caudales medio ocultos. Los santos menos populares son celebrados en Santa
Rita con solemnidades adentro y en las calles.
Tomás Carrasquilla
En las ceremonias despliega Santa
Rita todas sus industrias e invenciones, todas sus sabidurías y estéticas, todas sus galas y sus ornatos todos.
Tomás Carrasquilla
Vamos, hombre, si ya sabemos lo malito que es usté; si es que usté no lo puée remediar, si es que a usté lo tiró su madre ar mundo pa ser lo que es, y gracia que le dio a usté pantalones, poique si llega a darle a usté peinetas y peinaores.... ¡ni la Rita, compadre, ni la Rita!