Casi humilde murmuró: —No dudo de su palabra, pero es menester que sea ahora. Mañana acaso no tuviese valor para arrostrar su presencia.
GENARO: ¡Oh tal resolución…! VALENTINA: Genaro mío, ya no puedo arrostrar mi desventura. Callártela quería, mas imposible es ya, porque desgarra tan amargo pesar el alma mía.
Multitud de beneméritos hijos tiene la patria, capaces de dirigirla, talentos, virtudes, experiencia y cuanto se requiere para mandar a hombres libres, son el patrimonio de muchos de los que aquí representan el pueblo; y fuera de este soberano cuerpo se encuentran ciudadanos que en todas épocas han demostrado valor para arrostrar los peligros, prudencia para evitarlos y el arte, en fin, de gobernarse y de gobernar a otros.
Rufa, que se entregó en poco tiempo y por completo al vicio de la separación, cuando los dos hijos partieron a presidio, bien podría ahora
arrostrar esta otra ausencia, por más que pareciera cosa de viudez.
Tomás Carrasquilla
No puede arriesgar 60 días de cárcel o pagar seis mil pesos de multa. Además, sin su carné marcado, corre el riesgo de perder su trabajo y arrostrar mil otros problemas.
Y retirarse ordenados a sus esguízaros viendo, del Tesín a un ancho vado, donde su fin va a ser cierto, vuela a ponerse a su frente para advertirles el riesgo que van a hallar en las aguas, por no
arrostrar el del fuego, y los conjura y exhorta a que con él revolviendo, noble resistencia opongan al vencedor altanero; y que cual valientes busquen con él de salud un puerto, no del Tesín en las ondas, mas de la lid en el hierro; que allí segura es la muerte, y aquí bien puede no serlo; que aquí aún les espera gloria, y allí solo vilipendio.
Ángel de Saavedra
Yo no, Isabel, yo no. Marsilla supo despreciar una mano soberana y la muerte arrostrar por quien ahora la suya vende y el porqué le calla.
Sigo apelando a la sensatez y a la reflexión antes de actuar y a la acción organizada y resuelta que, por el bien de todos, concentre nuestra atención, en las asechanzas que a veces se ciernen sobre nosotros, para poder, juntos, arrostrar con éxito los riesgos de la vida en común.
Porque extinguir esta curiosidad, esta noble osadía del entendimiento, que le hace arrostrar los arcanos de la naturaleza, los enigmas del porvenir, no es posible, sin hacerlo al mismo tiempo, incapaz de todo lo grande, insensible a todo lo que es bello, generoso, sublime, santo; sin emponzoñar las fuentes de la moral; sin afear y envilecer la religión misma.
Ser humano, es arrostrar valerosamente los hechos más arduos y difíciles sin temer a los posibles resultados, hasta vencer y logrado el triunfo, desplegar el deseo infinito de ayudar a nuestros semejantes, en parecidas situaciones, y de tal manera evitar el erguimiento altivo, fatuo y despreciable de aquéllos que al verse en la cúspide se envanecen con su vacua gloria y encerrándose en sus palacios de vanidades, niegan a quienes los rodean la compresión necesaria, la palabra de aliento, la sonrisa de estímulo o la caricia de aprobación y se transforman en los explotadores humillantes, bestias humanas, subanimales.
Todo nuevo sistema causa privaciones a los que habían reglado por el antiguo sus cálculos y empresas: en la necesidad de arrostrar sacrificios, la importancia de los gremios, su dignidad, su influencia en la comunidad, son títulos de rigurosa justicia que deciden la preferencia; ¿y cómo podrán los mercaderes disputar a los labradores el eminente lugar que ocupan en la sociedad?
Se me dirá, tal vez, que con semejantes elementos era una verdadera insensatez
arrostrar las iras policiales de la partida; pero esa crítica cesará cuando se sepa que los medios de locomoción de nuestros adversarios, eran de una fuerza análoga a aquellos de que disponíamos.
Miguel Cané