Levantaron estos una ancha piedra; tiráron á mano derecha y á mano izquierda una tierra que exhalaba un
hedor intolerable; pusieron luego un muerto en el hueco que habían hecho, y volviéron á sentar la piedra.
Voltaire
El grave hedor que la marisma exhala pronto la nave de aquel puerto echa: hizo un gregal allí sus velas ala y, tras ir bordeando a la derecha, al fin en Pafos hace nueva escala, donde tropa y pasaje allí aprovecha una en mercar, el otro en la noticia de aquella isla de amor y de delicia.
¡Ah!, entrar a un mundo más nuevo con grandes caminos en los bosques, y donde el
hedor de las fieras fuera más incomparablemente dulce que la horrible presencia del hombre.
Roberto Arlt
Esto bajo el aire que ondulaba suavemente, de forma tal, que esas fantásticas construcciones del botánico azar parecían flotar en una atmósfera de oro, que tenía la lucidez vítrea de un cristal cóncavo, reteniendo en su esfericidad el profundo
hedor de la tierra.
Roberto Arlt
Sonaba quedamente la lluvia en las hojas de las higueras y toda la oscuridad acre y blanda estremecía en la noche su húmedo
hedor vegetal.
Roberto Arlt
El recuerdo, semejante a un diente podrido, estaría en mí, y su
hedor me enturbiaría todas las fragancias de la tierra, pero a medida que ubicaba el hecho en la distancia, mi perversidad encontraba interesante la infamia.
Roberto Arlt
Rápidamente bajó a la cocina; en el almirez de Aischa echó algunos ajos y los machacó, luego comenzó a friccionarse el cuerpo. No se podía estar a un paso de él, tan repugnante era el
hedor que despedía.
Roberto Arlt
Inmediatamente después, de las invisibles alturas descendió un hedor tan insoportable, que muchas de las personas que rodeaban la iglesia se sintieron mal y algunas estuvieron a punto de marearse.
Los escasos testigos coinciden, no obstante, en que la violenta ráfaga de viento procedía del Oeste. Por otra parte, todos notaron el insoportable hedor que se extendió justo antes del trueno rezagado.
El humo de las lámparas y el olor acre de sus cuerpos sudorosos impregnó bien pronto la atmósfera de un
hedor nauseabundo y asfixiante.
Baldomero Lillo
Y él se agitaba en aquella lobreguez, sin tropezar con otra cosa que montones de paja arrojada allí hacía muchos años, después de un desestero, y que, putrefacta por las filtraciones, despedía un
hedor insufrible.
Vicente Blasco Ibáñez
Eso que exclaman amor se nos acerca y nos cura labrando la sepultura donde se entierra el fragor y en la hora de alba madura se nos convierte en basura que nos cala con su
hedor.
Antonio Domínguez Hidalgo