hoz


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hoz

(Del lat. falx, -cis, hoz.)
1. s. f. Herramienta formada por una cuchilla afilada larga, curva, de dientes muy agudos, y un mango de madera, que se usa para segar. segadera
2. de hoz y de coz loc. adv. De lleno, sin reservas se metió en el negocio de hoz y de coz.
NOTA: En plural: hoces

hoz

(Del lat. vulgar fox, focis.)
s. f. Paso estrecho y profundo entre dos montañas o garganta que forma un río que corre entre dos sierras. desfiladero
Gran Diccionario de la Lengua Española © 2022 Larousse Editorial, S.L.

hoz

  (del l. falce)
f. agr. Instrumento para segar, de hoja corta y cortante, enastada a un mango de madera.

hoz

  (del l. fox, garganta humana)
f. Angostura de un valle, o de un río, entre dos sierras.
Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.

hoz

('oθ)
sustantivo femenino
apero de labranza usado para segar que se maneja con una sola mano La hoz y el martillo fueron los símbolos de la antigua Unión Soviética.
Kernerman English Multilingual Dictionary © 2006-2013 K Dictionaries Ltd.
Sinónimos

hoz

nombre femenino
Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos Vox © 2022 Larousse Editorial, S.L.
Traducciones

hoz

falç

hoz

srp

hoz

segl

hoz

serpo

hoz

sirp

hoz

sirppi

hoz

かま, 鎌

hoz

sigd

hoz

skära

hoz

Сърп

hoz

hoz

เคียว

hoz

SF
1. (Agr) → sickle
la hoz y el martillothe hammer and sickle
2. (Geog) → gorge, narrow pass, defile (frm)
3. de hoz y cozwildly, recklessly
Collins Spanish Dictionary - Complete and Unabridged 8th Edition 2005 © William Collins Sons & Co. Ltd. 1971, 1988 © HarperCollins Publishers 1992, 1993, 1996, 1997, 2000, 2003, 2005
Ejemplos ?
La monstruosa Gea se alegró mucho en su corazón y le apostó secretamente en emboscada. Puso en sus manos una hoz de agudos dientes y disimuló perfectamente la trampa.
Los holandeses de Esquivo y Demerari miraban como impenetrable la barrera evangélica, y fue lo primero que procuraron derribar sublevando a los indios contra los misioneros, y haciendo que abandonasen aquella espiritual conquista, hasta que en 1586 vino a continuarla don Antonio de la Hoz Berrio por los trámites ordinarios.
Guarda pan para mayo y leña para abril. En junio hoz en puño para lo seco, más no lo maduro. El heno corto o largo, por junio ha de estar segado.
Mientras renueva así su cuita bella o alivio halla tal vez para su quiebra, irrumpen veinte hombres sin respeto, armado cada cual con hoz o espeto.
Ya se está poniendo rubio, y como continúe el tiempo seco y tibio (pues la lluvia, por San Juan, quita vino y no da pan) pronto se le podrá meter la hoz.
Las tierras no cultiva nadie, se mullen los cuellos de los novillos, no, humilde, con los curvos rastrillos se purga la viña, no la hoz atenúa, de los podadores, del árbol la sombra, 41 no el terrón arranca con la inclinada reja el toro, 40 sucia robín los desiertos arados recubre.
El hijo, saliendo de su escondite, logró alcanzarle con la mano izquierda, empuñó con la derecha la prodigiosa hoz, enorme y de afilados dientes, y apresuradamente segó los genitales de su padre y luego los arrojó a la ventura por detrás.
De su trïunfo entonces, Patria mía, verá la paz el suspirado día; la paz, a cuya vista el mundo llena alma, serenidad y regocijo; vuelve alentado el hombre a la faena, alza el ancla la nave, a las amigas auras encomendándose animosa, enjámbrase el taller, hierve el cortijo, y no basta la hoz a las espigas.
Y puesto que amo la palabra también alabo, oso y me arriesgo a alabarla, aun corriendo el riesgo de darme de hoz y coz con el envés de mi propósito puesto que, de nuevo el Persiles, la alabanza tanto es buena cuanto es bueno el que la dice, y tanto es mala cuanto es vicioso y malo el que alaba.
Pero Larrea sostenía que esa pasta era completamente ineficaz, a lo que alguno de los compañeros replicaba que era natural no ejerciera influencia sobre sus pelos de calabrote, habiendo sido fabricada para hacer desaparecer el ligerísimo duvet del brazo de las damas, según cantaba el prospecto. ¿Se echa acaso abajo un bosque de ñandubays con la ligera hoz que derriba los trigales?
Puso a cocer al fuego una caldera de bronce y a enrojecerse al fuego los extremos de los asadores de ramas de espino aguzados con una hoz y cuchillos del Etna con filo de hacha.
-Mis rosas son amarillas -respondió-, tan amarillas como los cabellos de las sirenas que se sientan sobre un tronco de árbol, más amarillas que el narciso que florece en los prados antes de que llegue el segador con la hoz.