Los arrendamientos subidos devoraron la hacienda, comercialmente mal manejada por manos inexpertas, y esa justicia, legal y malvada, que rige a los pobres, acabó su destrucción.
Se precipitaron hacia ella para verla, la apretujaron y la zarandearon tanto que la malvada vieja, magullada y casi ahogada contra el brocal del pozo comunal, comprendió al final que el collar que llevaba era la causa de todos sus males, y arrancándoselo, lo lanzó a lo profundo del agua.
Al instante cesó el encanto y se dispersaron los hombres, riéndose y mofándose de la vieja que habían estado admirando hacía tan solo un instante. La muy malvada, de vuelta a la casa, hizo pagar a Isabeau todas las desgracias que acababan de acontecer y la cubrió de golpes.
Uriah se echó hacia atrás como si le hubieran dado un golpe. Mirándonos lentamente, con la expresión más sombría y malvada que su cara podía expresar, dijo en voz baja: -¡Oh!
Y quien dude de la veracidad del suceso, no tiene mas que asomarse al atrio del Colegio del Patriarca, que allí está la
malvada bestia como irrecusable testigo.
Vicente Blasco Ibáñez
Confirma tú la sentencia que justo lanzó el Amir. Por esa mujer malvada para siempre separada de Marsilla has de vivir. Ella te arrastra al odioso tálamo de don Rodrigo.
Él lo peca, y nosotras lo pagamos. ¿Y es razón que sujetas al gobierno de esta malvada raza, Dios eterno, para siempre vivamos? ¿Qué te costaba darnos, si ordenabas que fuésemos esclavas, menos crüeles amos?
Y pues al fin te plugo, árbitro de la suerte soberano, que, suelto el cuello de extranjero yugo, erguiese al cielo el hombre americano, bendecida de ti se arraigue y medre su libertad; en el más hondo encierra de los abismos la
malvada guerra, y el miedo de la espada asoladora al suspicaz cultivador no arredre del arte bienhechora, que las familias nutre y los estados; la azorada inquietud deje las almas, deje la triste herrumbre los arados.
Andrés Bello
Cuando les vio, la malvada Séraphine agarró su bastón y se dirigió a ellos con la intención de golpearles, pero Isabeau tomó la sortija e al momento tuvo la madrastra que dejar caer el bastón para dirigirse a grandes zancadas hacia su jardín, donde se puso a contar sus coles.
Un día llegó furioso el dueño del cuartucho. Sólo a una
malvada como ella se le ocurría poner ese matorral, para tumbar el cuarto con la humedad.
Tomás Carrasquilla
Es más bonita y está mejor acabada que el busto de yeso pintado de Luis Felipe que hay en el Ayuntamiento. Pero con todo, la cara de este ídolo sigue sin gustarme. Tiene un aire de maldad, y es malvada. – ¡Malvada!
Pese a lo molesto de la situación en que se hallaba, se puso Isabeau muy contenta. Pero la malvada Séraphine montó en cólera y se precipitó contra la joven con el ánimo de golpearla.