con el Club Atlético Osasuna desde los años ochenta cuando la afición rojilla soltase al campo un cochinillo con la camiseta de un jugador madridista y cuando un petardazo lanzado desde la grada impactase en «Paco» Buyo años más tarde, y con el Valencia Club de Fútbol desde finales de los años noventa cuando la estrella valencianista Predrag Mijatović puso rumbo a Madrid, acto que se consideró en Valencia como una traición del futbolista y que fue acrecentada después por el ámbito deportivo con las disputas de varias Ligas e incluso una Copa de Europa, siendo aquella la primera final entre dos equipos del mismo país en dicha competición.