La dolencia del Padre Santo, en
puridad de verdad, no era tal que justificase la alharaca; pues no pasaba de una fluxión recia en el aparato de masticación.
Ricardo Palma
Resta decir, que esos hombres por el modo como realizan la explotación ganadera en los primeros tramos de su actividad, cuando todavía no tenían ánimo de quedarse en el país, formaron en puridad de verdad agrupaciones de cazadores.
De las causas particulares o especiales que interesa sobre todo destacar, la primera y quizá principal, estriba en las guerras civiles que con frecuencia ensangrentaron otrora el país y que comienzan en puridad de verdad con el alzamiento del pueblo oriental en 1811.
Dóime de calabazadas por explicarme el simbolismo de las cortinas como signo extemo de devoción, y en puridad de verdad que, mientras más luz busco, más se me obscurece él horizonte.
El romántico, como para dar berrinche á su rival, alar- deando de ser actualmente el preferido, contestó: La víspera del día en que de amarme dejes, vida mía. Tocóle turno al clásico que, en puridad de verdad, habló muy á las derechas.
¿He traducido el lance, ó me ha pasado? Lectora, en puridad:— de todo un poco. Ella era una muchacha más linda que el arco iris, y me quería hasta la pared del frente.
En puridad, no existe mucha diferencia entre destinar fondos iguales a los recaudados o destinar directamente los fondos recaudados, que de ello se trata.
La disposición de nuestro cabildante que, en
puridad, no era sino medida de buena policía y de orden político, alborotó al devoto vecindario.
Ricardo Palma
El miedo hace á nuestro pobre hombre ver visiones. En puridad, eso se llama pintar com o querer. El artículo LIBERALES del Diccionario manual será para su autor todo cuanto quiera; pero si quiere á lo menos que sea claro para todos, es menester que le esplique, porque no se entiende sin comento; si bien, como dijo acullá Quevedo del de Don García Coronel al tenebroso POLIFEMO: :::Es cesa impertinente :::Que quien escribió ayer, hoy se comente.
Digo, de nuestro teatro, del teatro que nosotros nos hemos hecho. Y en esto sólo, si he de hablar en puridad, en esto sólo hemos triunfado impunemente de nuestros enemigos.
Doña Violante de Rivera, dicho sea en
puridad, era una linda limeña de ojos más negros que una mala intención, tez aterciopelada, riza y poblada cabellera, talle de sílfide, mano infantil y el pie más mono que han calzado zapaticos de raso.
Ricardo Palma
Siendo ella bailarina, nos hallábamos obligados a poner al descubierto sus torneadas piernas; pero si hemos de hablar, lector, en
puridad de amigos, creemos que mejor es no meneallo y que, pasándolas por alto, te libertamos de un pecado venial.
Ricardo Palma