Y a ti vinieron los siete caballos y entraron los siete por tus siete estrellas y tus siete heridas se te iluminaron cuando detuviste tu carrera, porque un hombre triste se aferró a tu lomo, y sentiste sus manos fuertes como dos riendas y marchaste con el hombre triste que te pesaba como un mundo... ¡y tan pequeño como era! y así fue que en tu espalda marchó Alonso Bolívar y fuiste el Rocinante de los ríos de América...
Faltábale a su carácter la esencia romancesca que había en el Quijano el Bueno: de otro modo, le hubiera costado muy poco hacer de su peludo cuartago un Rocinante, y, olvidado de su pleito, salir en busca de aventuras hasta romperse el alma con los verdugos de la perseguida patria.
Anda en rumano: las orillas del Danubio le ven pasar armado de todas armas, caballero sobre el corcel famoso que el mundo conoce con nombre de Rocinante.
Don Quijote enderezador de tuertos, desfacedor de agravios; don Quijote caballero en Rocinante, miserable representación de la impotencia; don Quijote infatuado, desvanecido, ridículo, no es hoy necesario para nada.
Don Quijote de la Mancha se afirma sobre los estribos, requiere su buena lanza, y ora venid juntos, ora venid solos, da sobre ellos, andando tan brioso y activo Rocinante, que no parece sino que le han nacido alas a posta para esa aventura.
Atribuido a Hobbes, aunque ya se utiliza una expresión similar (opuesta) en El Quijote: Metafísico estáis. Es que no como (Diálogo entre Babieca y Rocinante).
Ha publicado en revistas en España, Chile e Inglaterra, entre las que destacan Revista Urogallo, Revista Atlántica (Diputación de Cádiz), The London Magazine (Londres) - una selección hecha por el poeta y editor inglés Alan Ross - y en la revista Index on Censorship (Londres y Nueva York), Rocinante (Santiago).
Pocos meses después, en octubre del mismo año, funda con un grupo de periodistas, intelectuales y amigos Rocinante, revista que dirigiría hasta que esta dejara de publicarse en 2005 por falta de recursos.
Biografía inconclusa de Fernando Castillo Velasco, LOM, Santiago, 1998 Encuentros con la memoria, LOM, Santiago, 2004 Tejado de vidrio, crónicas del malestar, LOM, Santiago, 2007 Las cartas sobre la mesa, selección de escritos en la revista Rocinante; LOM, Santiago, 2009 Carmen Waugh.
En muchas ocasiones se crearon leyendas en torno a los caballos particulares, los cuales tenían nombre propio, como el caso del Cid Campeador y su Babieca, Don Quijote de la Mancha y su Rocinante (ficción), el Rey Arturo y sus Llamrei y Hengroen (ficción), y el rey San Ladislao I de Hungría y su corcel Szög.
La mitología también hizo famosos a varios caballos como Pegaso de Belerofonte, Janto y Balio de Aquiles, las yeguas de Diomedes, los establos de Augías (su limpieza constituyó uno de los doce trabajos de Hercules), Sleipner (el caballo con ocho patas de Odín), Thowra (caballo mitíco de la población indígena de Australia); y por supuesto, también la literatura, como por ejemplo: Rocinante (caballo de Don Quijote de la Mancha), Tornado (del Zorro), Sombragris (de Gandalf) e Hidalgo (de Frank T.
Su Rocinante es un viejo Plymouth, sus escuderos son Tony García y el Negro Sayago, un gallego que trabajaba como mozo en el Bar Ramos y un ex boxeador que “heredó” en el primer episodio de serie.