Duran en total dos semanas en las que se celebran actos comunitarios: concursos de paellas, algunas actuaciones musicales y actos religiosos. En Castellar-Oliveral se encuentra la Piscina Municipal Enrique Velarte, una piscina corta (25 m) al aire libre.
Vestía Diego de Salazar almilla de velarte con calzón de lo mismo, listadas calzas y botín de piel, completando su arreo el enorme sombrero, el escudo y la tizona fiera.
Un rico jubón de ceniciento vellorí, cuasi encubierto por el tabardo de velarte que le resguardaba, en su cintura la espada guarnecida de plata, bota pajiza con espuela, y por último, un sombrero adornado con vistosas plumas, cuyo broche de diamantes relucía como una estrella, inclinado sobre una de sus sienes, prestaban a su aspecto, el aire del joven aventurero de la España de aquella época.
¡Tú sola ¡oh Roma! tu grandeza hollaste, Pues la prez que te diste Velarte no supiste, Y tu seno con crímenes manchaste! Porque diste humillada A un César un puñal y una corona, Su raza entronizada En tu cerviz hollada, Por eso cantos de furor entona.
Se trataba de un hombre de cuarenta y tres o cuarenta y cuatro años, de talla mediana, ancho de hombros, rizado el hirsuto pelo negro, y barba corta y áspera. Gastaba levita y chaleco de grueso velarte, pantalones claros, y puños y cuello de camisa inmaculados.
El mérito es del cocinero Manuel Velarte, en colaboración con el cocinero Antonio Galbis, junto con sus respectivos equipos de 72 colaboradores en total.