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Sumo sacerdote inca

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Sumo sacerdote inca
Wilaq Umu (en quechua)
Cargo desaparecido


Supresión 24 de septiembre de 1572
Último titular Vila Oma

El Villaq Umu (del quechua: Willaq Umu ‘el que tiene la palabra/consejo’‘sacerdote principal’), era el sumo sacerdote o sacerdote principal del Imperio incaico, llamado Vila Oma por los españoles. Existe, sin embargo, algunas divergencias entre los cronistas acerca de su naturaleza y funciones. El padre Bernabé Cobo traduce su nombre como el adivino que dice, y Cristóbal de Molina "el chileno" lo identifica como la segunda persona del Inca y le llama siervo o esclavo del Sol. No confundir con los villca uma (del quechua: Willka Uma ‘santo, sagrado/cabeza’‘Cabeza Sagrada’), sus subordinados en funciones. El Sapa Inca a veces intercambiaba papeles y funciones con el Willaq Umu, manteniendo el equilibrio entre hurin y hanan.

Atributos y funciones

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  • Era pariente cercano del Sapa Inca, ya sea un hermano o tío de éste, y ejercía el cargo hasta su muerte.
  • Presidía las ceremonias religiosas dedicadas al Sol, revestido con el huámpar chucu o casco en forma triangular. Según unos testimonios, contemplaba los movimientos de las estrellas para decidir la celebración de las fiestas
  • Supervisaba la organización religiosa del Imperio incaico, nombrando a sus inmediatos subordinados, diez villcas o sacerdotes que residían en los principales centros de culto que existía en el Imperio, quienes a la vez ejercían mandato sobre los sacerdotes locales,
  • Tenía un rol muy relevante en lo político al ejercer como consejero del Sapa Inca. En ausencia de éste, lo reemplazaba como gobernante interino. Asimismo, era la única persona en todo el Imperio con la potestad de coronar al auqui (príncipe heredero) como nuevo Inca, al fallecer el antecesor.
  • Una versión afirma que llevaba una vida de mucha abstinencia: nunca comía carne, sino hierbas y raíces, acompañadas de pan de maíz; en su vida cotidiana usaba un vestido común, llano, que le llegaba hasta los tobillos, y encima una manta muy larga, de color negro, pardo o morado; no podía ser casado ni tener mujer sospechosa consigo. Tenía rentas copiosas en todas las provincias, pero solo usaba lo necesario para su subsistencia y el resto lo destinaba para ayudar a los menesterosos.
  • Basado en la suposición de que el sistema político del Imperio Inca fuera diárquico o dual (o sea dos gobernantes que ostentaban el mando a la vez, pertenecientes al Hanan y al Hurin Cuzco, respectivamente) y que los gobernantes de Hurin Cuzco habitaran en el Templo del Sol o Coricancha, María Rostworowski ha planteado la posibilidad que el sumo sacerdote perteneciera a una de las panacas del Hurin o bajo Cuzco.
  • Su fallecimiento daba origen a un día de duelo.

Participación en la conquista

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El más notable de los sumos sacerdotes incas que la historia individualiza, pero de quien por desgracia no se ha conservado su nombre, es el que acompañó a Manco Inca durante la guerra de reconquista contra los invasores españoles, entre los años 1536 y 1540. Fue llamado por los españoles Vila Oma, castellanizando lo que creían que era un nombre propio.

Este Willaq Umu estuvo presente en la ceremonia de coronación de Manco Inca, y no fue partidario de que el joven inca se aliara a los españoles para aplastar a los generales atahualpistas, pero al final aceptó, con la esperanza de que una vez consolidada la autoridad imperial, sería fácil acabar con los extranjeros invasores, quienes no tardaron en demostrar su malévola entraña, confirmándose así sus temores. Mientras que Manco planeaba meticulosamente el alzamiento, el sumo sacerdote tuvo el encargo de acompañar, junto con Paullu Inca, a la expedición de Diego de Almagro a Chile, la cual terminó en fracaso, posiblemente porque el sumo sacerdote ordenaba en secreto la rebelión por donde pasara. En medio del desolado desierto sureño logró huir de Almagro y se presentó ante Manco Inca en el Cuzco, con quien llevó adelante el proyecto de reconquista, siendo nombrado capitán general del ejército imperial.

Participó en el asedio de la ciudad de Cuzco, que fue defendida por un puñado de españoles, incas traidores a Manco Inca y numerosos aliados indígenas (chachapoyas, cañaris y otros). Tras la pérdida de la fortaleza de Sacsayhuamán se fue aflojando el cerco del Cuzco, hasta que Manco y sus partidarios se retiraron hacia Vilcabamba, que se convirtió en baluarte de la resistencia inca. Desde allí, el inca organizó nuevas expediciones destinadas a menguar al enemigo y reanimar la resistencia en diversas regiones; el Willaq Umu partió hacia el Contisuyo, o sea la región al occidente del Cuzco, en dirección al mar. Todas esas expediciones finalmente fueron derrotadas por los españoles, y se sabe que el Willaq Umu capituló hacia 1539; apresado con otros capitanes incas, como Tisú Yupanqui, Taypi, Tanki Walpa y Urco Waranqa, fue ejecutado con todos ellos en el valle de Yucay, a principios de 1540.

Véase también

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Bibliografía

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  • Guillén Guillén, Edmundo: “La Conquista del Perú de los Incas (1531-1572)”. Incluida en: Historia del Perú. Tomo IV. Perú Colonial. Lima, Editorial Mejía Baca, 1980.
  • Kauffmann Doig, Federico: Historia y arte del Perú antiguo. Tomo 5. Lima, Ediciones PEISA, 2002.
  • Tauro del Pino, Alberto: Enciclopedia Ilustrada del Perú. Tercera Edición. Tomo 17. VAC/ZUZ. Lima, PEISA, 2001. ISBN 9972-40-166-9
  • Vergara, Teresa: “Tahuantinsuyo: el mundo de los incas”. Incluida en la Historia del Perú. Lima, Lexus Editores, 2000. ISBN 9972-625-35-4
  • Valcárcel, Luis E.: Historia del Perú Antiguo. Tomo III. Religión, magia, mito y juego. Lima, Perú. Editorial Universitaria S.A.
  • Markham, Clemens R., CB: Ollanta, an Ancient Ynca Drama. Trübner & CO, 1871.