Papers by Maribel Serrano Lopez
"SI QUIERES RECOGER MIEL, NO DES PUNTAPIES A LA COLMENA"
El 7 de mayo de 1937 la ciudad de Nueva... more "SI QUIERES RECOGER MIEL, NO DES PUNTAPIES A LA COLMENA"
El 7 de mayo de 1937 la ciudad de Nueva York pre¬senció la más sensacional caza de un hombre jamás co¬nocida en esta metrópoli. Al cabo de muchas sema¬nas de persecución, "Dos Pistolas" Crowley -el asesi¬no, el pistolero que no bebía ni fumaba- se vio sorpren¬dido, atrapado en el departamento de su novia, en la Avenida West End.
Ciento cincuenta agentes de policía y pesquisas pusieron sitio a su escondite del último piso. Agujerean¬do el techo, trataron de obligar a Crowley, el "matador de vigilantes", a que saliera de allí, por efectos del gas lacrimógeno. Luego montaron ametralladoras en los edi-ficios vecinos, y durante más de una hora aquel barrio, uno de los más lujosos de Nueva York, reverberó con el estampido de los tiros de pistola y el tableteo de las ametralladoras. Crowley, agazapado tras un sillón bien acolchado, disparaba incesantemente contra la policía. Diez mil curiosos presenciaron la batalla. Nada parecido se había visto jamás en las aceras de Nueva York.
Bookmarks Related papers MentionsView impact
Uploads
Papers by Maribel Serrano Lopez
El 7 de mayo de 1937 la ciudad de Nueva York pre¬senció la más sensacional caza de un hombre jamás co¬nocida en esta metrópoli. Al cabo de muchas sema¬nas de persecución, "Dos Pistolas" Crowley -el asesi¬no, el pistolero que no bebía ni fumaba- se vio sorpren¬dido, atrapado en el departamento de su novia, en la Avenida West End.
Ciento cincuenta agentes de policía y pesquisas pusieron sitio a su escondite del último piso. Agujerean¬do el techo, trataron de obligar a Crowley, el "matador de vigilantes", a que saliera de allí, por efectos del gas lacrimógeno. Luego montaron ametralladoras en los edi-ficios vecinos, y durante más de una hora aquel barrio, uno de los más lujosos de Nueva York, reverberó con el estampido de los tiros de pistola y el tableteo de las ametralladoras. Crowley, agazapado tras un sillón bien acolchado, disparaba incesantemente contra la policía. Diez mil curiosos presenciaron la batalla. Nada parecido se había visto jamás en las aceras de Nueva York.
El 7 de mayo de 1937 la ciudad de Nueva York pre¬senció la más sensacional caza de un hombre jamás co¬nocida en esta metrópoli. Al cabo de muchas sema¬nas de persecución, "Dos Pistolas" Crowley -el asesi¬no, el pistolero que no bebía ni fumaba- se vio sorpren¬dido, atrapado en el departamento de su novia, en la Avenida West End.
Ciento cincuenta agentes de policía y pesquisas pusieron sitio a su escondite del último piso. Agujerean¬do el techo, trataron de obligar a Crowley, el "matador de vigilantes", a que saliera de allí, por efectos del gas lacrimógeno. Luego montaron ametralladoras en los edi-ficios vecinos, y durante más de una hora aquel barrio, uno de los más lujosos de Nueva York, reverberó con el estampido de los tiros de pistola y el tableteo de las ametralladoras. Crowley, agazapado tras un sillón bien acolchado, disparaba incesantemente contra la policía. Diez mil curiosos presenciaron la batalla. Nada parecido se había visto jamás en las aceras de Nueva York.