Eloisa era una huérfana de ascendencia dudosa, sobrina de Fulberto, un canónigo o clérigo de la c... more Eloisa era una huérfana de ascendencia dudosa, sobrina de Fulberto, un canónigo o clérigo de la catedral de París (que no era Notre Dame, construida un siglo más tarde). Fulberto envió a Eloísa a un convento de monjas famoso por su escuela y su biblioteca. Cuando se enteró de que podía conversar en latín casi con tanta facilidad como lo hacía en francés, además de estar estudiando hebreo, se sintió orgulloso de ella y la llevó a vivir con él, en las cercanías de la catedral. Acto seguido buscó al ídolo y parangón de todos los eruditos de París para que le enseñara filosofía y otras materias avanzadas. Pedro Abelardo había nacido en Bretaña en o cerca del año 1079 y era el primogénito de un próspero agricultor. Brillante en los estudios, no pudo disimular su entusiasmo al saber que existían hombres llamados filósofos, quienes intentaban demostrar exclusivamente a través de la razón los presupuestos de su fe religiosa. Abandonando sus derechos de herencia, Abelardo se propuso estudiar filosofía allí donde pudiera encontrarla. Su búsqueda lo llevó a París y a la escuela de la catedral donde Guillermo de Champeaux enseñaba (según dice el propio Abelardo) realismo, que por entonces significaba que los nombres universales -"hombre", "multitud", "piedra", "mujer", "libro", entre otros-- poseían existencia y realidad objetiva más allá de la realidad de cualquier individuo que la integrara, y tenía su propia lógica y carácter. No, dijo Abelardo, nada existe fuera de nuestra mente, excepto hombres específicos e individuales, cosas específicas; todas las ideas generales son conceptos creados para ser herramientas de clasificación y meditación. Abelardo fundó su propia escuela, primero en Melun y luego en Mon Genevieve, en las afueras de París. Su elocuencia, el brillo de su conversación y su profundidad intelectual atrajeron más estudiantes de los que podía albergar la escuela. Sus discípulos se llamaban a sí mismos moderni y fundaron la scuola moderna o "escuela moderna". La fama de Abelardo se había diseminado por toda Francia cuando Fulberto le propuso que fuera el maestro de Eloísa. Corría el año 1117; él tenía 38 años, ella 17. Abelardo admite que su primer sentimiento hacia ella fue la atracción física, que pronto se transformó -gracias a la delicadeza de Eloísa--en lo que él mismo describió como una "ternura que sobrepasa en dulzura al bálsamo más fragante". Según parece, Eloísa se apegó a él con toda confianza casi infantil; al poco tiempo quedó embarazada.
Eloisa era una huérfana de ascendencia dudosa, sobrina de Fulberto, un canónigo o clérigo de la c... more Eloisa era una huérfana de ascendencia dudosa, sobrina de Fulberto, un canónigo o clérigo de la catedral de París (que no era Notre Dame, construida un siglo más tarde). Fulberto envió a Eloísa a un convento de monjas famoso por su escuela y su biblioteca. Cuando se enteró de que podía conversar en latín casi con tanta facilidad como lo hacía en francés, además de estar estudiando hebreo, se sintió orgulloso de ella y la llevó a vivir con él, en las cercanías de la catedral. Acto seguido buscó al ídolo y parangón de todos los eruditos de París para que le enseñara filosofía y otras materias avanzadas. Pedro Abelardo había nacido en Bretaña en o cerca del año 1079 y era el primogénito de un próspero agricultor. Brillante en los estudios, no pudo disimular su entusiasmo al saber que existían hombres llamados filósofos, quienes intentaban demostrar exclusivamente a través de la razón los presupuestos de su fe religiosa. Abandonando sus derechos de herencia, Abelardo se propuso estudiar filosofía allí donde pudiera encontrarla. Su búsqueda lo llevó a París y a la escuela de la catedral donde Guillermo de Champeaux enseñaba (según dice el propio Abelardo) realismo, que por entonces significaba que los nombres universales -"hombre", "multitud", "piedra", "mujer", "libro", entre otros-- poseían existencia y realidad objetiva más allá de la realidad de cualquier individuo que la integrara, y tenía su propia lógica y carácter. No, dijo Abelardo, nada existe fuera de nuestra mente, excepto hombres específicos e individuales, cosas específicas; todas las ideas generales son conceptos creados para ser herramientas de clasificación y meditación. Abelardo fundó su propia escuela, primero en Melun y luego en Mon Genevieve, en las afueras de París. Su elocuencia, el brillo de su conversación y su profundidad intelectual atrajeron más estudiantes de los que podía albergar la escuela. Sus discípulos se llamaban a sí mismos moderni y fundaron la scuola moderna o "escuela moderna". La fama de Abelardo se había diseminado por toda Francia cuando Fulberto le propuso que fuera el maestro de Eloísa. Corría el año 1117; él tenía 38 años, ella 17. Abelardo admite que su primer sentimiento hacia ella fue la atracción física, que pronto se transformó -gracias a la delicadeza de Eloísa--en lo que él mismo describió como una "ternura que sobrepasa en dulzura al bálsamo más fragante". Según parece, Eloísa se apegó a él con toda confianza casi infantil; al poco tiempo quedó embarazada.
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