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Tower of Doom II

@towerofdoomii

Flotsam y langsam de solaz y egolatría

Plataforma nocturna

No tengo ni idea de dónde estoy. Si mi vida dependiera de volver a la oficina sería incapaz. Las terminales se abren esparcidas como espinas sin importarles nada humano, son una raspa de pescado arrojada sobre un lecho de cemento, nos movemos entre ellas siguiendo hilos esotéricos que atraviesan la oscuridad y yo no veo. Imagino que el conocimiento del lugar y de todas las demás cosas es el fruto de la costumbre pero yo ahora me limito a arrojarme al asiento de atrás de la furgoneta como un niño o un perro grande y jadeante hasta que se abre de nuevo la puerta y estoy junto a un avión, siempre es otro avión, siempre es el mismo avión, todos son iguales pero les duelen cosas ligeramente distintas, son como viejas quejicosas en un asilo, tomando el aire de la noche tendidas en el asfalto, contándose cuchicheos y secretos del aire con sus antenas VHF. Todos tenemos la misma cara cuando nos hacemos mayores. Los aviones a veces los pintan y parecen nuevos, pero enseguida les vemos los restos de óxido, las cabezas de los tornillos redondeadas por mecánicos torpes, las pérdidas de sus diversos fluidos, el beso oxidante del salitre y el tiempo. En la furgoneta pones la mente en blanco para descansarla unos minutos porque cuando se abra la puerta será la guerra otra vez, la prisa, el maelstrom de metal, las cosas que te pueden hacer daño, las cosas calientes, las cosas cortantes, o pesadas, los hilos invisibles de fugas de hidráulico, la leyenda, te pueden cortar un dedo, te pueden joder un ojo, y todo lo sucio, cosas tan sucias que te ensucian sin tocarlas, basta acercarte, irradian un aurea de suciedad. Así que sacas el móvil y miras los mensajes de la chica que te ponga tonto o, si no tienes chica, abres el Tinder y miras el carrusel de caras que te anestesia unos minutos y te engaña un poco más, un poco más de autoengaño, un poco más de sostener la comedia, ya casi estás tú tirado, retirado, sobre el tarmac caliente, cuchicheando con los otros viejos, ya te va creciendo la antena VHF. Todo empieza a moverse para el perruzo mecánico de la parte de atrás, los trastos detrás son una lavadora de objetos, las latas de aceite, la caja de herramientas, los útiles, el traqueteo del carrito de botellas de nitrógeno para inflar las ruedas y subir el gato y rellenar los acumuladores de hidráulica es un tintineo metálico, lo más parecido a la música que vas a escuchar, realmente es música comparado con el resto de sonido de los motores diesel tosedores de las furgonetas reventadas o las trompetas de Jericho de las APU bramantes de los aviones, cuando las apagan, al detenerse el pequeño compresor, brama como un dinosaurio herido, siempre imagino que al avión le duele perder ese aliento último, auxiliar, y llora. Los grandes focos altos se suceden flas flas flas a través de las ventanas siempre sucias, realmente todos nosotros y las furgonetas estamos, diríamos con elegancia, comidos por la misma mierda. Cruzamos de lado a lado la gran raspa de la terminal y sus fingers, esto ya no tiene ningún sentido, no sé ni qué día es, cuántas noches llevo trabajando, es que podría estar en cualquier aeropuerto del mundo y sería lo mismo, el mismo no-lugar, el gilipollas de Ballard tendría un orgasmo aquí. En varios puntos se abren los patios de carrillos, la única zona en la que no podemos entrar con nuestra autorización, la zona donde caen como guindas las maletas desde la raspa superior, desde las manos suaves de los pasajeros, las guindas secas rellenas con sus miserias, sus pequeños objetos, sus preciadas basuras, esas manos de pasajero que yo imagino huelen todas muy bien, encremadas, todas blancas e hidratadas, manos suaves como nuestra grasa de litio, y unos compañeros especialmente brutos, los Ramperos, las reciben y las cargan en los trenecitos que las distribuyen por los aviones. A veces se caen del trenecito y se revientan. A veces se cae la jaula con tu perro, se abre y el perro se pierde en este infierno ballardiano y la policía tiene que abatirlo para que no acabe enroscado en el tren de un avión aterrizando como una serpentina de carne. Estos patios de carrillos, lugares vetados, parecen desde la furgoneta centrifugante heridas abiertas en un esqueleto oscuro de cemento, los culos de la terminal, culos cagando maletas, culos parasitados por Ramperos, por su iluminación, las sombras coloreadas que se adivinan en el interior, por la forma de las cintas transportadoras que se asemejan a intestinos sinuosos, formas redondeadas en un lugar donde todo son aristas. Imagino que durante el día tienen una actividad frenética y Los Ramperos, desde la furgoneta, con sus tatuajes, todos muy morenos porque trabajan bajo el sol, todos muy jóvenes o muy viejos y cascados, todos muy chulos, parecerán pequeñas mosquitas saltando entre las tripas de un caballo muerto. Es en esta zona donde antaño se producían magníficos robos, el flotsam y el jetsam del turismo internacional: me cuentan que parte de aquellas ofrendas, sobre todo de Cargo, llegaban incluso a los hangares, amigos de amigos, mafias obreras, artesanos y apandadores… El vehículo gira varias veces rodeando raspas del pescado muerto, siempre demasiado deprisa, se cruza con otras larvas mecánicas conducidas por personas afanosas y cansadas: los camiones refrigerados de catering, llenos de comida-basura, las cubas bamboleantes y malolientes de agua limpia, o queroseno, o agua sucia (literalmente: cubas de mierda)… los vehículos de limpieza de pista, mis favoritos, enormes, con extraños cepillos rotatatorios, color naranja me recuerdan a los vehículos de los orkos del Warhammer, sus conductores van en alto, para mí son los amos de este lugar…. los vehiculo de follow-me, enclenques, repelentes, los odio, amarillo y negro, petulante combinación, pareces un taxi de Barcelona vete a transportar sponsorettes, frat-boys, sororiputas y gangs de incels escandinavos al puto Raval, lárgate de esta expansión matemático de cemento santo. Les imagino conducidos siempre por pomposos imbéciles orgullosos de salir ahí fuera, a la Zona de la Muerte, a guiar a los aviones. A los mecánicos no les gusta salir a la Zona de la Muerte pero tienes que atravesarla en varios puntos cuando saltas de lado a lado de la gran raspa. Es la zona donde te puedes encontrar con un avión en taxi que viene sediento a enganchar su vagina frontal en la gran polla de plástico y metal del finger retráctil. Vienen con la piel fría y llena de condensación, los motores bien calientes, empujando, un mal golpe de mano en la palanca de gases y nos vamos a tomar por culo jefe, la APU echando fuego por el orto encapsulado en aleación con níquel, todas las luces encendidas, la luz beacon roja parpadeante de la panza puede joderte los ojos si la miras un par de segundos, es la luz que se enciende cuando el avión está vivo para advertir a todo el mundo alrededor de que hay una cosa muy grande con los motores encendidos, nosotros la encendemos cuando los arrancamos y uno tiene la sensación de estar activando un faro esóterico y pulsa el botón con muchísima importancia, extiendes el brazo hacia el panel de sobrecabeza como señalando a un Dios potencialmente peligroso. Así que no nos gusta cruzar en la furgoneta la Zona de la Muerte, no, claro que no, porque el avión no va a parar nunca, aquí el avión es Dios, todos los demás somos ladillas que baialamos a lo que Él disponga. Eres tú quién debe seguir escrupulosamente una madeja de indicaciones pintadas sobre el cemento que, francamente, desconozco por completo porque no tengo ese carnet, bien podría estar conduciendo esta furgoneta mi abuela de 93 años iríamos igual de orientados por aquí, y porque además están medio borradas, y porque no se ven muy bien de noche y porque son las cuatro de la mañana y tenemos aún cuatro aviones por revisar y una vez uno se equivocó y se metió en la pista, ahí es donde los aviones no es que circulen, es que aceleran, o frenan, y eso no para porque no puede, y si haces frenar, o desviarse, o inmutarse, a un avión con el beacon encendido que significa que el piloto va dentro alimentando el aparato con el inmenso poder radiante de su tremendo, infinito ego… ese cabrón va a dar parte de tu torpeza, en inglés, en capital letters, y te van a buscar las vueltas, te van a llamar de La Compañía, claro que te van a llamar, puede que incluso te llame La Autoridad, te van a poner una multa que será cuatro o cinco o diez veces tu sueldo, o te van a despedir. Nadie se interpone en el camino de los monstruo gigantes que vienen a libar a los fingers tentaculares sus mieles de aire fresco y corriente eléctrica qué sed traen de su lucha contra los elementos, a abrirles la boca a las lenguas protáctiles operadas por los atentos Ramperos para descargar su pasaje, el ganado, la carga blanda, el pandemonium de hijos de puta que pagan todo esto, todo este show, enanos vociferantes, abuelas quejicosas, niñatos pegachicles, merluzos vomitantes, necios apoyapieses-en-los-lining, que lo manchas hija de puta, que lo va a tener que limpiar una limpiadora, a las limpiadoras me las respetas o te reviento la puta cabeza, trabajan más que yo, en peores turnos que yo, y ganan menos y van a recoger una a una las espinas de las uñas de los pies que te estás cortando, hijo de puta, en el asiento 24R, y van a pasar una toallita por el asiento donde plantas las suelas de tus putas zapatillas Vectra ecológica y socialmente sostenibles, socialmente sostenible es el puñetazo seco que te metía en la tráquea como un personaje de frame congelado de Bola de Dragón, que te cogía y te enseñaba modales con una mouthball y un ass-hook incrustados colgando del escape del APU como una butifarra de porc negre a 10m de altura, pero esto no lo haría para darte una lección, no vamos a engañar a nadie a estas alturas, es que a mí esas cosas me excitan, ya era un pervertido de niño e Internet me terminó de joder la cabeza, quién puede juzgarme? a mí sólo me juzga ya la Torre de Control.

Perro lanoso, centrifugadora de herramientas, nos cruzamos con los coches de otros compañeros. Los coches de la Guardia Civil, temidos por todos: son nuestros enemigos, pueden pararte en cualquier momento y ponerte una generosa multa por no llevar el cinturón de seguridad, o la acreditación correcta, o un cinturón lleno de cocaína que has encontrado detrás de un panel de bodega en un avión de Air Europa que venía de Bogotá. Las jardineras, los autobuses gusanáceos que sacan al pasaje de toda esta zona infernal y los vomitan amorosamente en la terminal refrigerada y llena de publicidad y cosas de la civilización, porque la civilización reside en que te pidan dinero a cambio de productos y servicios, todo lo demás es nuestro mundo donde nada te pide nada, si algo quiere algo de ti te lo va a quitar directamente; la Zona de la Muerte, la Plataforma, la Espina de Pescado, los Anos de Carrillos… y la Torre de Control como una catedral oscura en el centro de todo, mirándonos a todos, ¿me estará mirando desde allí alguien ahora mismo? el panóptico supervisor, el gran centinela con forma de OVNI. Impávidas, incansables, las jardineras descargan hacia la parte amable de todo esto (jamás se da la vuelta gente, hay un instinto natural que les impide caminar hacia nosotros y hacia el resto de máquina) ríos de piernas y gestos y retazos de conversación y chicas que se atusan el pelito siempre chicas, siempre vemos antes a las chicas, será una sensibilización por déficit, será porque somos gañanes y estamos rodeados de cosas muy feas y duras y los ojos se vuelven hipersensibles a cualquier cosa bonita y las buscan, tendremos abejas dentro de los ojos.

El cielo es una banda negra y no existe, es una miasma extendida de la que se descuelgan y nos caen encima los monstruos blancos voladores brillando como luciérnagas, auténticos árboles de navidad, se ponen muy bonitos para hacer una entrada triunfal, el avión es una gran “puta de la atención”: beacon light, luces de posición, luz de logo, landing light, runaway light, luz de inspección, luz de carreteo… nos gustan las luces, los ruidos y las pastillas, no lo vamos a negar a estas alturas, si no ¿qué haces aquí, muchacho, de noche tropical, mientras los civiles se emborrachan y se contagian clamidia? El cielo es una banda negra y no existe y el suelo es una extensión infinita de color gris y al final se juntan el negro con el gris pero no puedes ver muy bien dónde ocurre exactamente eso. Tu realidad visual durante todo el turno será este helado al corte, mitad negro mitad gris, la alegría de vivir. Sobre la plataforma veo, muy lejos, criaturas móviles, algo milagrosamente vivo. Animales. Algo. Seres. Tengo el ojo aguzado del pueblo, me gusta ir donde duermen los jabalíes y ver que la hierba está aún aplastada por sus panzotas, distinguir las cacas de los zorros, ver a la oropéndola a lo lejos mirándome, intranquila, pero me lleva días distinguir aquí si estos son mamíferos (conejos, pensaba, como en Barajas, que hay miles, se arrojan a las ruedas como kamikazes) o aves. O quizás lagartos. O kobolds. O gremlins, que son los duendes de los mecánicos (pero esa es otra historia). Sus sonidos son reptilíanos, siseos agudos y prehistóricos en el silencio de este espacio tan grande y tan vacío, negro, gris, gris-negro, y el animalillo a lo lejos entre medias de este Pantone del Mal, correteando, cruzando la pista como si le perteneciera algo de esto… esto les desenmascaran: son aves patilargas que apenas vuelan, pajarracos nerviosos, una especie de garceta de tamaño medio que durante el día vive en los cenagales al otro lado de las pistas, cerca del mar, y come en la playa conchas o mierdas o cigarros puros arrojados por alemanes, y por la noche se viene a corretear por el helado al corte negro y gris y se harta de grillos, unos grillos enormes que están por todas partes. Me he fijado que es un animal bastante digno, deben de cumplir muchos años estas gacetas extrañas que no identifico, porque no dejan que te acerques, tienen calle, si tú las ves ellas te han visto ya, no van a dejar que les toques los cojones, y van siempre junto a su pareja, son gente de bien, tampoco son pequeñas, son fuertes, y tienen una disposición y una actitud claramente depredadoras, los pobres grillos viven bajo su reinado de terror dinosaurio, cuándo verán el último fogonazo de ese largo pico cayendo sobre ellas, cuándo me injestará a mí un motor-trituradora como a aquel pobre chaval en Las Palmas. Quizás hasta sean migrantes estos pajarracos, aunque en la isla siempre hace buen tiempo y por qué iba a querer nadie irse de aquí, del helado al corte, si tampoco se puede ver si hay algo más allá, sólo se adivina la sierra siniestra y difumanada con la luz perezosa del amanecer, si el turno se nos complica y se nos echa el día encima. Estoy seguro de que ninguna de éstas tiranosaurias devoragrillos acaba reventada contra el morro de un avión, son demasiado astutas; esas serán siempre estúpidas gaviotas, un animal que no pertenece a este lugar, vete al puerto a jugar con tus estúpidos barquitos lentorros, hija del huevo. La garceta correteadora es el ave del aeropuerto, es el amo del lugar, es la hermana pequeña del avión, son familia, está claro, aquí manda Él y, in absentia, un poco, luego, ella. También sé que hay chotacabras que se alimentan de las enormes polillas nocturnas que atraen los grandes focos. Lo sé porque cuando estuve aquí la otra vez nos encontramos uno moribundo que había caído del techo del hangar. Quise ayudarle pero al cogerlo se asustó, se vio atrapado entre manos de humano extraño, se excitó y, débil como estaba, le falló el corazón y sentí como su cuerpo pequeñito dejaba de ser un cuerpo, el vehículo de un fantasmita, y se transformaba en un latido final en un trocito de cosa que sólo era ya carne. Como a mí me estaba dejando la novia entonces y estaba más solo que la una, me habían puteado en todos los trabajos de siempre, había padecido cosas que aún ni había reconocido, y la isla estaba ejerciendo su hechizo melancólico y siniestro sobre mí, ese relente balear, esa nebulosa salada e invisible que a veces lleva a los mallorquines a saltar como lemmings del Cabo Blanco, andaba retorcido por dentro y todo me hacía llorar, así que me pareció muy bonito, todo un detalle por parte del animal, aquel gesto de cosa frágil que se te muere entre las manos cuando la quieres reparar, cuando lo quieres hacer bien. Supongo que ese día fue de los que, escondido en la bahía de aviónica, tuve que poner un trapito para no electrocutar con mis lagrimones algún equipo carísimo, una ELAC, un TACAM, un SEC, un TRX, cualquier cosa cara, electrónica e importante, y añadir, días más tarde, 186, o 321, o 68 muertos más al muerto que era yo ese año y medio y dos años y cinco años que me duró aquel quebranto gitano por desamor.

El trabajo se complica la rueda es enorme baja un poco el avión que no entra no súbelo que roza debajo bájalo un poco más otro empujón le pego con el culo te bailo twerk mira soy bad gyal uno mete algo por debajo hace palanca si la rueda explota ahora habría aquí tres muertos jaja tres viudas llorando bueno dos viudas y un aparato de televisión muy triste una vagina en lata con síndrome de miembro fantasma jajaja no sé ni qué dices nachio estás to loco pero qué risas pues que sepas que una vez uno se equivocó y le metió presión de alta al amortiguador de principal y reventó todo por los aires fue como una granada, trozos metálicos volando, una buena piñata mejicana de fragmentación, quedó bien, dice el compañero, el chaval, o sea que le reconstruyeron la cara, que quedó bien y le pondrían una placa en el cráneo, que no se murió, porque el dibujo del esquema del carro de nitrógeno es ya casi ilegible porque se borra con los derrames de hidráulico así que qué coño hay que conectar dónde y por qué y que además no lo entiende ni su puta madre porque lo ha pintado un ingeniero, no un mecánico, es decir, ha pensado cómo hacer el trabajo un tipo que no va a hacer el trabajo, que no ha hecho el trabajo en su puta vida, siempre es la misma historia y por aquí tenían que pasar todos los ingenieros a forjarse que les iba a sentar de maravilla a ellos y sus parejas, que les van a tener que aguantar, que de aquí sales fino como el tordo de un mirlo, que hay dos botellas, y tres circuitos distintos, y una madeja de tubos y seis válvulas y dos manómetros y en la oficina refrigerada a las 12:34 de un martes se ve todo muy sencillo claro que sí qué brutos son estos gañanes si por aquí alivia y por aquí regula y abre la botella cierra la botella trae el adaptador cómo pesa esto vaya calor que hace que me sudan hasta los cojones qué pollas pasa en agosto en esta isla del demonio si es que está la plataforma caliente, todo el cemento recalentado, y bueno pues que al compañero le reconstruyeron la cara como a Mr Potato porque abrió la de la derecha en lugar de la izquierda verdad? y entonces ya no te ríes tanto, ya no te hace tanta gracia la anécdota que además el único accidente de trabajo que he tenido yo fue con aire comprimido, qué miedo da el aire comprimido, toda ese energía ahí retenida, parece un incel con un AR-15, esas roscas pasadas un día te van a jugar una mala pasada, ese teflón carcomido por el tiempo el salitre y el descuido, esas gomas como tentáculos, es un pulpo este carro, a saber en qué estado está todo esto que si se suelta una goma te arranca la cabeza te saca un ojo le reconstruyeron la cara al compañero jajaja igual quedó hasta más guapo, además estaba fresquito le acaban de quitar el precinto como quién dice, acababa de entrar en La Compañía, siempre son novatos, casi siempre, los que tienen sustos gordos, los que palman, también en la obra, enterrados en zanjas que colapsan, los que se ponen debajo de la carga suspendida cuando falla el cáncamo o la eslinga o el polipasto, siempre son novatos, chavales, me da mucha pena, nadie los protege nadie los enseña quieren hacerse destacar ir más rápido de lo que saben quieren quedar bien frente al veterano y nadie les tutela porque son las cuatro de la mañana y en realidad todos hemos aprendido solos, mirando a los otros, y a base de hostias, hasta que aprendes a hacer las cosas despacio y mirar otra vez ese dibujo del esquema que no hizo un mecánico, que hizo un ingeniero, y si vas despacio y te dicen algo pues como ya eres veterano va a saltar de tu lengua la respuesta ácida y sarcástica que le va a poner al otro en su sitio que de eso va este trabajo, de poner en su sitio las cosas y tambíen a las personas, porque en realidad vas a tener gracia, porque ya has afilado la retranca obrera, el toma y daca constante, el marcar las distancias y las jerarquías con los compañeros, y ya luego viene todo lo demás, la tontería esa del avión y sus tuercas y la cara del novato reconstruida en el hospital, yo imaginaba amorosas manos femeninas cosiéndole como un bolso Louis Vuitton, y tras los cristales, allá arriba, dentro de la terminal, que ahí no podemos entrar porque estamos sucios y olemos mal, dos pasajeros ajenos a todo esto dormitan y pasan la noche tirados en unos asientos, perderían un vuelo, esperan al de la mañana, siempre son jóvenes, claro, jóvenes y estúpidos, por perder un vuelo, y pobres, por no irse al hotel, una pareja joven, la chica destruida en brazos de él, maldurmiendo, la boca pastosa, él pensando si esos tipos de ahí abajo, esos fantasmas rojos con zapatones y linternas y navajas y bolsas amarillas colgadas del cinturón, esos gremlins nocturnos que deambulan por debajo del avión como grullas cazando grillos, sujetando entre tres la rueda o esperando, se espera mucho, mirando el móvil, no serán una alucinación producto del cansancio. Le coge el pelo suave a la novia derrotada yo les veo desde abajo no les distingo bien por la luz blanca de los focos sólo veo siluetas y gestos y acaricio yo también el caucho de la rueda está algo rugosa pero también está suave, lamida por el asfalto y los frenazos, te imito pliki-pliki como el orangután en la jaula, cada uno a lo suyo, cuidando a su chica, no sé si el mono eres tú o yo, no sé si la jaula es ese vidrio o este espacio abierto, en el fondo me da lo mismo porque a ésta la he elegido yo y no es por el miedo a estar solo como seguramente te pase a ti, es porque me gusta su olor químico y su piel fría de condensación cuando baja de los cielos y viene a verme con la pata herida, sé que algún día me matarás pero ahora me necesitas, eres una mascota cruel, a beber al abrevadero del finger, a vomitar su carga de pasaje, de chicas dormidas con el pelo suave mal acariciado a las cuatro a eme en una sucia terminal, tío cutre, tío poco vivido, gamín de la vida, que ni te la has llevado a un hotel “Campanile” de treintaycuatro con cincuenta euros la noche, que tenías que estar aquí abajo con nosotros sintonizándote en la vida adulta y en el buen hacer de todas las cosas, sobre todo de todas las cosas que tengan que ver con ella, hijo de puta, cargando este paquete de frenos que pesa literalmente pesa, deja durmiendo a la euroninfa y bájate, infraser, al tarmaco caliente con los gremlins y las garzas tiranosaurias si no me crees y lo levantas, más de lo que pesa ella.

El trabajo se complica la rueda es enorme y estamos tan cansados que entre tres hombres hacemos uno (y no uno muy bueno….): uno sostiene el torquímetro, más grande y pesado que una de mis piernas, otro lo ajusta y otro, porque el veterano ya ni ve, todos los mecánicos tienen la vista cansada, lee el dial y canta las medidas. Entre dos encaramos el adaptador que tiene varios dientes rotos  (como se nos “pire” nos vamos a “volar” de un “hostiazo” los “cojones”) en la enorme tuerca que fija la rueda al buje e impide la matanza de tiernas niñitas que duermen ahora en sus camas de hotel oliendo a bollito caliente y que volarán en unas horas, montañas de carnecita picada de niña rubia si se sale esta tuerca durante la toma, montañas de hadas trituradas como en una pesadilla de Henry Darger, no queremos eso, descansa Henry limpia otra bacinilla, te tuteo Henry porque tú eras uno de los nuestros, vaya si lo eras, descansa en paz que ya me encargo yo de todo esto, el compañero hace rodar la rueda mientras el otro da el torque apoyando todo su peso en la enorme barra y ni aún así, no suena el puto “click” salvador, qué estás flojo cabrón que te tiene consumido la novia ¿qué eres, vegano? pero qué dices si ni he empezado a sudar que estoy a una mano y es la zurda que ahora apoyo los cojones que llevo aquí dos semanas de solipei y me pesan jojojo y ya verás como torca venga cabrón que tenemos tres más no tendrás el torque con la cabecilla al revés que no salta a ver si lo revientas que estás muy fuerte cabr… “click!”. Y ahora a fijarle los pernitos de freno y a frenarlos themselves con su cotter pins y todo con su grasita pliki pliki que es roja como tripas trituradas de gaviota intrusa, y a montar el ventiladorcillo venga venga y el “tepis” (temperature and pressure indicator pero como si me dicen que es el puto clítoris de la rueda en este momento me lo voy a creer) y el retén del ventiladorcillo y cuidado con el eje del speed indicator que es frágil qué va a ser frágil si es de acero frágil es mi vida sexual jajaja, o será el indicador de temperatura o qué cojones será eso si me da igual ya qué somos ¿ingenieros? la cabeza la tenemos sólo para sostener la gorracasco, pero eso va ahí y eso va ahí las manos van solas estás en trance estás trabajando los gremlins te guían te acercan los dedos a ese perno escondido te esconden la herramienta si no les muestras respeto, y esas dos líneas de hidráulica va a ser que habrá que conectarlas o va a frenar la niña de Darger con los dientes no? jajaja que ya te ibas sin ponerlas 156 muertos 1500€ de sueldo y si llegas y con noches, anda sube quita los frenos que esto no entra que está apretando como el chocho de la Nancy que qué es eso? pero quién es este chaval el chocho de la Nancy el chocho de la Barriguitas, pues muñecas, pues yo qué sé que eso son anuncios muy viejos, pero quién ha contratado niños en La Empresa acaso ha vuelto el trabajo infantil? ojalá porque nos vendrían genial unos pequeños niños birmanos de bracitos finos para frenar esta puta mierda aquí dentro del buje a ti lo que te pasa es que te gastas todos los “free” en ir a Thailandia cabrón que en Pattaya te saludan los tenderos por tu nombre de pila jajaja venga acaba cabrón que ya veo la furgoneta del tripulación hostiaaaaque nos pillan con el carrito del elao que nos caga el palomo *pffffssss* el freno abre el compañero desde cabina los quitó ahora sí ahora entra esto, poniéndonos elegantes, incluso líricos, “como polla en culo” venga recoge chaval en cerocoma las diecinueve herramientas que no quede una perdida sobre el tarmaco que la pisa un Pan Am y hacemos un “Concorde II: el regreso”, los dos trapos con grasa (ninguna otra puta cosa trajimos para limpiarnos), el gato gigante el adaptador su putamadre está todo recogido el carro enganchado a la furgoneta listos para desaparecer antes de que empiecen a tocarnos los cojones, las azafatas subiendo las escaleras como cervatillos vienen duchadas, desayunadas, cafeteadas y cagadas de casa vienen listas para la acción, y nosotros detrás como hienas oliendo la lycra de las medias de sus tobillos finísimos, me recuerdan a los pines de cobre con los que frenamos los tornillos, nos han pillado con todo el equipo aquí se viene a morir no vamos a fingir a estas alturas, habrá que firmar todas las putas mierdas en el mismo galley, el piloto es un gallifante sueco u holandés se está cagando en Dios porque hace mucho calor en el avión que qué aeropuerto más genial pobrecito quizás se derrita y tenga que rascarle del suelo del avión con una espátula. Por algún motivo que desconozco y que pudiera estar relacionado con la paliza que llevamos hoy el sarcasmo del eurogallifante no hace mella en mí mientras me limpio sobre el tarmaco las manos y los brazos y la cara negras con chorros de agua de una botella que hemos robado del galley, que parezco un criminal que acaba de cometer una locura, me da vergüenza que me vean las azafatas así, las de esta compañía parecen todas modelos menudos putos pervertidos los de recursos humanos adivino auténticas pollas secas y bien viejas dirigiendo ese contrato, qué guapas y qué jóvenes y qué bien les huele el pelo (eso lo imagino porque el tolueno de la grasa de tren me comió la pituitaria) las pobres se han tenido que levantar de sus camitas, que imagino como cunas con dosel levitando sobre nubes rositas, a las 4AM y estar aquí impecables la falda esa tubo qué bien les sienta aunque apenas pueden caminar, el hombre siempre tulléndolas, no se vayan a rebelar, el vuelo corto, y esas blusitas ceñidas no les impiden abrir y cerrar las grandes puertas que las abren mejor que yo las hijas de puta que a mí me cuesta si es que son perfectas parece que las haya dibujado, deben de ir todas a crossfit vaya brazos más perfilados, mira qué brazos tienen son esas cosas que les salen de la blusita como ramas blancas de abedul que tú ya no sabes lo que es una mujer que sólo sabes frenar tornillos haciéndoles shibari con alambre de acero cabrón jajaja, cuerpos estilizados no como nosotros que somos bolas de grasa, qué tendrá la rueda de cientoseismil quilos que no te pone brazo bonito sólo te hace fuerte pero en feo, fuerte troll, como mi oficial de hoy que no se enfada con nada parece santa claus qué tipo más bonachón tiene unos brazos que son como mis piernas eso sí qué puto desastre con la documentación nos ha cagao el palomo pero bien hoy eh, si es que estamos dos horas apretando tornillos y tres rellenando papeles ahí en el galley y como el tipo no habla bien inglés me arroja al piloto ¡a mí que llevo aquí dos días! y me pongo a decirle cosas y quedo como el culo porque un piloto, ay amigos un piloto ni te mira, un piloto habla a la velocidad de la luz, las gilipolleces las dice despacio para que se le entienda el chiste pero lo importante a la velocidad de la luz, en un acento mucho peor que el mío, porque el cabrón es holandés, qué mal hablan los holandeses, cómo van a hablar bien o a amar la vida con la gastronomía que tienen, y tiene muchas cosas importantes en la cabeza así que fioejgle fwlkjegkjk y tú ¿qué habrá dicho? bueno yo le voy a decir lo del TLB. Que ni sé lo que es el TLB. Pero él parece que lo entiende, hay un momento de unión ahí, qué bonita hermandad aeronáutica que te he hablado Mr Pilot te he hablado y tú me has escuchado, así grasientito como estoy que parezco un deshollinador, deme un poco más de sopa Mr Pilot ¿no ve mi gorrita estrujada entre las manos? deme algo de esa sopa que tiene en las pelotas déjeme ser un rato como usted, que me has escuchado y me has entendido claro que me has entendido si hablo inglés mucho mejor que tú hijodeputa y qué calor hace aquí verdad? que vas a poner el APU porque tienes calorcito pues ponlo hombre tú no te cortes el avión es tuyo como si tienes que quemar doscientos kilos de combustible para estar tú algo más fresquito durante los 16 min que te quedan aquí, yo ni lo había notado como llevo seis horas tirado por los suelos de este huevo frito de cemento que es la Plataforma o rodando como un perro grande en la parte de atrás de la furgoneta que llegamos a la oficina refrigerada como caballos sedientos pues ni lo había notado sabes Mr Pilot ven que te voy a hacer una cosa que te va a quitar el calor que te voy a hacer un mataleón aquí en el galley tú a estas chicas me las respetas que son ciervos me oyes ciervos de nácar. Que qué aeropuerto más amable jejeje y las chicas detrás, esperando, cuanta cercanía, porque el avión es bien estrecho, es lo más parecido a una orgía en la que voy a estar, si no fuera por el tubo del fuselaje jamás estarían tantas, tan bonitas, tan cercanas a mi cuerpo, a mi mismidad, las vería de lejos, como lo veleros desde el paseo marítimo, se irían hasta Banyalbufar por lo menos, se irían bien, bien lejos, si el cilindro de metal no las retuviera aquí, pero aquí no pueden, el deber les llama, quizás el núcleo irradiador de las pelotas del piloto, quizás sus sueldos las mantienen, pobrecitas, atrapadas en sus faldas tubo, sus blusas entalladas, el maquillaje perfecto, el taconcito bajo, qué peso sostienen estas muchachas que ni nos miran, que nos atraviesan con las miradas como láseres cortando el éter cósmico, qué pensarán qué somos, qué sabrán de nuestro oficio, cuando nos ven negros de mierda cambiando una rueda, sabrán qué camino hemos seguido algunos hasta llegar hasta aquí, las cosas que hemos tenido que hacer y aprender? deben de creer algunas que nos sacan de un tarro y nos desparraman como clavos por debajo del avión para apretarle sus cosillas. Nos distinguirán de los ágrafos, tatuados y bronceados Ramperos? de los paupérrimos esclavos del catering? de los desgraciados operarios de los camiones cuba? sabrán, acaso, que el avión es, si alguien duda de esto le reviento el pecho de una patada, nuestro? que el pintamonas holandés de metro ochenta que se queja de que no hay aire acondicionado puesto cuando llega su alteza mientras revisa papelotes en la cabina no conoce esta máquina ni la ínfima parte que nosotros? Sin entrar en la horterada de que Su vida, y la de los ciervos, y la del pasaje, quedó hace horas en nuestras torpes manos cansadas, como la del chotacabras, en nuestro criterio, en nuestros chistes gruesos. Si a mí todo eso me da igual en realidad, si a mí me encanta mi trabajo, y estudiar para saber por saber y que no me paguen nada y hacer noches durísimas como ésta, que esto me gusta de verdad, que disfruto el BDSM aeronáutico, que este lomo es para partirlo, que si me dejas cómodo y en asueto el demonio me toma desde dentro y mi vida es infierno, que ya me ha pasado, que a mí esto me doma, esta bestia me doma a mí, que este oficio me ha vertebrado por dentro y le debo casi todo lo bueno que me ha pasado estos años, pero ahora, sólo por un momento, lo daría todo porque me cogieras la manita sucia, azafata número tres, dame la mano pequeña y blanca y suave como el caucho caliente desgastado de frenazos, cógemela así por detrás en el galley sin que nadie se dé cuenta no hace falta que me quieras, me vas a dar la puta vida, que yo a ti te monto un avión entero si tú quieres, vamos a hacer que te ayudo a cerrar la puerta, que la cierras tú mucho mejor porque hoy estabas en crossfit mientras yo estaba en XVideos, pero déjame sentir que te ayudo y que soy un fortachón, que soy útil, y que tú eres una princesa cuando los dos sabemos que sobre esos tobillos finos, con ese maquillaje perfecto a las 4AM y preparada para todo lo que se te viene encima con los pegamocos, los vomitones, los pilotos, las karen, el río infinito de hijos de puta que vas a tener que kayakear metida en esa falda tubo, en esa blusa entallada, con esos dos pintamonas en la cabina inflados de testosterona impulsando el avión sobre los aires soplando con sus ridículos cojones, sostienes un peso mucho mayor que el de todas las ruedas que he cambiado yo esta noche y que las cosas que te van a manchar a ti no te las puedes lavar como yo con un chorro de agua robada sobre la pista.

No tengo ni idea de dónde estoy, pero sé que es un finger y que esto es un avión. Si mi vida dependiera de volver a la oficina sería incapaz. Me encanta estar así y no quiero ya estar de ninguna otra manera. Todos los días son iguales y eso me calma; se abre la puerta de la furgoneta y al otrolado hay otro avión con problemas, todos iguales todos distintos, todos los días un nuevo paquete de trabajo en la mesa del jefe, que no pare nunca de manar el río de marrones. No quiero saber dónde estoy nunca más, existir sólo bajo la raspa de pescado, en los límites de la Zona de la Muerte y el helado al corte gris y negro, los chotacabras, los dinosaurios zampagrillos, las azafatas-ciervo distantes con los tobillos finos como cotter-pins de cobre y miradas de láser que atraviesan hombres. No necesito muchas más cosas para tabicarme un mundo pequeño donde no asome nunca más el Demonio y ser, al fin, el Rey de todo esto.

Me voy a subir un ratito a pontificar en esta caja rellena de brochas gordas, en esta caja de TENER LA RAZÓN

.. para decir que tiene todo el sentido del mundo que os escandalicéis de que un stagier de un restaurante de lujo trabaje gratis.

Es coherente con ésta, la Era del Capacitismo, donde hasta un retrasado mental es valioso y útil y puede ser ingeniero de caminos y hay que premiarle por existir. No digamos ya un stagier, ese joven y romántico héroe de la alta cocina, qué culpa tendrá él de querer vivir de lo que le apasiona.

Es coherente con ésta, la Era del Culto y Exhibición Telemática del Yo, de convertir tu existencia en un épico relato de triunfos en las redes sociales incompatible con… ser tan pringao y tan antiestético como para currar gratis.

Es coherente con ésta, la Era de la Gratificación Inmediata, la Vida Tinder donde ya no se estila eso tan antiguo de sacrificarse, empezar desde abajo, ir poco a poco… Todo. Ya. Ahora. Que me lo merezco por haber nacido y estar aquí. Por haber nacido y, ehem ehem, por ser un puto retrasado mental.

Es coherente con ésta, la Era de la Exhibición del Berrinche a través de las Redes Sociales, la Era de la Queja post-15-M, pataleta colectiva convertida en rezo laico que se lanza al éter sobreatural de Internet como el llanto de un coro de ballenas, todos hermanados en nuestra Gran Tragedia. Hay que posicionarse con las Buenas Causas, que se te vea ahí bien posicionado del Lado Correcto de las Cosas con tu lata de Pepsi bien incrustada en el cerebro y en esa bocaza que tienes rellena de absolutamente NADA.

Es coherente con ésta, la Era de las Víctimas Desempoderadas Vs. Esos Señores Malos del Monopoly con la chistera y el puro que nos tienen oprimides en nuestres habitaciones de pisos compartidos con gotelé en las paredes. La culpa (siempre ese concepto cristiano tan español de “la culpa”) de que seamos pobres y miserables no la tienen nuestros padres, que también son pobres y miserables, ni por supuesto nosotros mismos, sino ese pie inmenso de Monty Python que nos pisa, nos aplasta… Éste es un discurso potentísimo y ay de aquel que ose cuestionarlo. El milagro de la neo-termodinámica moral que ha hecho posible darle la vuelta a todas las cosas y convertir en fuerza la debilidad, extraer algo de la nada, hacer que el excremento valga oro, que la oruga sea más bella que la mariposa y que el desgraciao sea, en tanto que desgraciao y mejor cuanto más desgraciao, héroe y Rey de España.

Aquí Jordi Cruz es el perfecto malo de película: varón cishetero blanco guapo sano rico y dueño de un negocio… montado por él. Es una lástima que el tipo sea joven: si fuera una década mayor podríamos rematar nuestro berrinche con una arenga sobre cómo una generación de privilegiados, llamémosles “baby-boom generation” o llamémosles Caballeros Sith, ha taponado a todos los pobres, románticos y desempoderados padawans de red social que han venido detrás.

Lo que ya no es tan coherente es que a muchos os indigne esta tropelía mientras sorbéis un fresisuis de matcha tea de 8 pavos que os ha traído a vuestro pisito en el centro work-from-home un esclavo de Pideunlacayooo.com o Caprichines.net y que habéis solicitado a través de ese smartphone última generación ensamblado por un niño poliomielítico que trabaja en Nigeria picando coltán a cambio de un cuenco diario de arroz con rata. Dejar bien patente en la red social vuestra llantina anti-explotadores antes de pillar el Uber de otro lacayo (porque vosotros no conducís, que eso no es sostenible) para que os lleve al fisiterapeuta (os habéis hecho daño en clase de spinning o con las kettleballs o levantando cervezas artesanas servidas en tarros mientras os quejáis de lo oprimides que estáis) al que por 6€ (de los que él o ella cobrará 2) exigiréis un masaje de 40min “apretando bien”, que tenéis un Groupon.com y habéis pillado un pack de 10.

Quizás es que comer en el restaurante de lujo de Jordi Darth Vader Cruz no os lo podéis permitir, pero el Uber, el móvil, el matcha tea de Lacayoo.com y el masaje de 6€ de Groupon.com, sí. Por eso se os atragantan más unas injusticias que otras, porque el gaznate moral, cuando no se tiene recio y bien afinado, es caprichoso y selectivo y se traga lo que haga falta mientras lo que entre le reconforte a uno mismo: el privilegio que molesta siempre es el que no se disfruta.

Y puedo seguir, ya que me he subido a la cajita, pontificando otro ratito sobre este otro Gran Enemigo del Progre Fláccido de Red Social (PFRS): el malvado, machirúlico, heteropatriarcal taxista.

Porque a ver si lo he entendido. De un lado tienes al taxista, un trabajador autónomo que ha pagado una licencia carísima, paga tu seguro de viajero por si te rompes las manitas de programador, paga su cotización a la seguridad social y lo que gana se lo queda él, pues es su propia empresa, y se lo gasta en España, donde vive y donde vota al PP y donde pega a su mujer.

Del otro lado tienes a Über y a Cabify, empresas extranjeras que utilizan la tecnología más “cool” para maximizar beneficios y que “emplean” a esclavos falsos-autónomos a los que pagan una miseria, bloquean todo intento de sindicación mediante tácticas mafiosas y abuso laboral, y mantienen en un estado de permanente precariedad dándoles lo mínimo para mantenerles enganchados a algo que se parece más a un mini-job que a un empleo propiamente dicho. Estos esclavos no son dueños más que de su coche (normalmente un ridículo Kia o Subaru de veinte mil euros, berlina larga de sector "Economico", coche grands barato de padre de familia que lee el Marca pero que al joven programador de apps para móvil que no tiene ni carnet de conducir le parece "un cochazo", siempre bien limpio y con las ventanillas traseras oscurecidas con esos vinilos tintados que instalan en los polígonos industriales por 45€) operan en la frontera de la ley, cobrando en negro, sin cotizar (ya les pagamos entre todos los demás la operación de varices por pasarse 10h sentados al volante), y no ven un duro de los pingües beneficios de un negocio redondo, pues estos se van todos a Estados Unidos, donde tiene su sede social esta empresa que dirige un tirano que ha creado un negocio con dos patas: la tecnología y el mobbing y explotación inmisericorde de sus empleados… con la financiación de un “business angel”, seguramente un fondo de inversión que ha acumulado millones invirtiendo en fabricantes de armas.

Y vosotros decís que Taxi: NO. Uber/Cabify: SÍ.

Porque se va más cómodo. Porque es más práctico. Porque mola mazo y es más refrescantemente joven pedir un coche con el móvil que hacer eso tan antiguo de levantar la mano y que te pare un coche blanco conducido por un señor un poco demasiado mayor que va escuchando la COPE. Porque en Uber vas con los cristales tintados y eso te hace sentir un poquito celebrity y como que estás en un futuro que lo peta on fire y que LO DA TODO y porque no pega ir sorbiendo el matcha tea de 8 pavos que pediste a Deliveroo en un taxi con esterillas de bolas de madera en los asientos.

Taxi: NO. Uber: SÍ. Trabajar gratis: NO. Matcha tea de 8 pavos a domicilio: SÍ.

Y sobre todo… TRUMP: NO. GATOS: SÍ. NAZIS: MALOS. POLÍTICOS: CORRUPTOS. MEN: CUIDADITO.

Creo que lo he entendido todo perfectamente.

Sueño que estoy en ciudades extranjeras, yo solo, y que me pierdo me engañan me agreden, no me sé manejar, no me funciona el teléfono móvil. Las personas se desequilibran cuando pasan tiempo solas, absolutamente solas, durante periodos de tiempo que a mí me parecen bien cortos: ni compañeros de trabajo ni de piso ni familiares ni amigos ni pareja, ni siquiera un amante que les valide durante unas horas con un golpe de coño, coño golpeador como una esponja mojada, electrificante latigazo de polla en el lomo, puede que ambas cosas simultáneamente si nos estamos refiriendo a una persona especialmente viciosa: un “sensual”. La voz se pone aflautada cuando pasas demasiados días sin hablar con nadie y ya sabes lo mal que te sienta estar en casa sin hacer nada días como un helecho. Lo he visto hasta en personas que consideraba estoicos menhires emocionales, personas bien hechas, sabias como animales, árboles sabios. Vamos, Señor Frodo, preguntemos a los Ents qué hacer, cómo vivir. Pues he visto a estos Ents derrumbarse como puñados de palillos arrojados de un manotazo por la falta de contacto por la falta de cariño por la falta de atención y sí, claro, lo estáis esperando como pollitos, por la falta de

CASITO

Yo tengo poco de árbol; estoy tan torcido por dentro que parezco más una parra. Y llevo solo, completamente solo con la voz tan aflautada ya que parece la de un niño, la mayor parte de mi vida adulta. Al final te acostumbras pero lo malo es que durante algunos periodos no lo he estado y por comparación te duele más ese hueco, te pica la la pierna que te cortaron, te despiertan por la noche los balidos de los corderos que ya no existen, Clarice. Por eso sueño que estoy en ciudades extranjeras y me pierdo me engañan me agreden no me sé manejar: falta de esponja, exceso de corderos.

Fuimos a Viena y a Budapest y me gustaron esos viajes. Esto son mis recuerdos y me vas a permitir que saque rédito emocional de ellos porque total ya no tengo mucho más y a ti te sobra riqueza. Viejo usurero acariciando los lingotes de oro que acumula en el sótano, inútiles barras de metal. Tío Gilito zambulléndose en su piscina de monedas: siempre me fascinó esa imagen, quizás intuía con una sabiduría infantil que yo iba a acabar igual, convertido en una ridícula metáfora de un tebeo.

Fuimos a la Torre de los Locos y vimos fetos de dos cabezas dentro de botes grandes y fuimos a las Esferas de Gas reformadas como viviendas donde vivían estudiantes universitarios y yo hice unos comentarios que me parecieron procedentes e ingeniosos sobre su envidiable e imaginada vida sexual, allí todos tan próximos los unos de los otros, colgados de aquellas estructuras circulas de ladrillo como racimos maduros de hormonas, asustados por los exámenes en una especie de estación espacial asediada por la nieve, por ese clima austriaco, Johncarpenteriano. Y también hice unas apreciaciones muy interesantes, así con esa voz engolada que yo ponía cuando creía que tenía algo, que era alguien, sobre las arcologías del Sim City que todo aquello me recordaba, ese videojuego al que dediqué demasiadas partes de mi juventud que tú aprovechaste mejor para relacionarte, salir, ligar, leer, mirar el mar, comer con personas queridas, reir por tonterías, bailar, buscar aguacates, estar contenta y vivir y convertirte en un árbol lleno de sol y de pajaritos Disney y no en un liquen tumefacto enredado entre los dientes de una zarigüella muerta en una cuneta de alguna comarcal de Lugo, provincia de mataperros y de follahermanos.

Siempre hacíamos lo que yo proponía porque te trataba como a una mosquita muerta, en eso consiste el maltrato: porque yo he sido siempre, y como tal me he sentido, una mosquita muy mosquita y muy muerta y tenía que crecerme con algo, usar a alguien de trampolín humano. El proceso no es mucho más complicado, no hay por qué atribuirle méritos al Mal y mucho menos talentos a mí que soy más simple que un petardo. Adolf Hitler tenía la polla muy pequeña. Skeletor sólo quería una mamada y ni siquiera tenía pene porque era un esqueleto. Así que tú me acompañabas como un espectrito amarillo, una geisha involuntaria, los dos empujando ese carromato donde transportábamos mi ego hediondo, y yo sólo pensaba con mi cerebro de miserable: qué guapa qué guapa qué guapa con ese vestidito azul que se ha puesto, de niña antigua, y su chaquetilla negra de estudiante. Ojalá comerle la cara y que le volviese a crecer. Reducirme y meterme a explorar su pelo y desaparecer, vivir aventuras ahí dentro como un pelele de Ray Harryhausen peleando con sus piojos, grandes como dinosaurios, y aniquilarlos a todos, mini-héroe capilar. Dormirme acunado sobre la media luna suave detrás de sus rodillas. Parece una muñeca, ES una muñeca, mira qué ojines, si yo creo que ni ve, es ciega, pobrecita, y lo disimula. Las mosquitas muertas. Ojalá fuera yo una mosquita de verdad: setecientos pares de ojos pequeñitos para mirarte setecientas veces y una boca nada más que para comer mierda: nada de hablar y decir cosas que son pensamientos que tienen un cerebro y una persona detrás. Me gustas más que beber un vaso de agua fría en la cocina de la abuela cuando tienes nueve años y mucha sed porque subes de jugar de la calle. Jamás jugué en la calle ni un solo día de mi vida (sólo era una metáfora). Yo sólo jugaba al Sim City y, más tarde, a masturbarme pensando en muñecas ciegas vestidas como niñas antiguas. Tentáculos de bacterias anaerobias creciendo en el ano de ese liquen que se extiende enroscado sobre los intestinos expuestos de la zarigüella muerta anteriormente citada. Siempre que me callaba la puta boca y hacíamos lo que tú proponías nos iba mucho, mucho mejor, y todo era fácil como una vía férrea, como cortar una hoja en blanco con tijeras grandes muy afiladas. Días perfectos con su sol sonriente como el de los Teletubbies. No pesaba el paso del tiempo y todo estaba donde tenía que estar como esos bloques de plástico de diferentes formas y colores con los que juegan los niños pequeños. No me gustan los niños de los demás: me gustan los míos porque no existen. Deberían haberte dado un carnet y una paga por cuidar a semejante subnormal. O un arma de fuego, pequeña, plateada, un revolvercito de cachas nacaradas para que lo llevases pegado al muslo. Tenías muslos de bailarina. Ojalá haberte regalado más armas: a las chicas siempre hay que regalarles armas, pistolas, navajas de mariposas, explosivos. Y regalarme a mí un bozal o un tumor a tiempo, una paliza de negros, un tsunami de puñetazos en el estómago, unas descargas eléctricas, una madre muerta en su caja (eso sí que te pone en tu sitio eh?) un suspenso en Matemáticas, un virus informático que me impidiera jugar al Sim City. Alguna solución debería haber tenido aquello. Si se te ocurre pues me escribes y me la cuentas y si no pues nada.

La belleza real la belleza real No quiero jodida belleza real. Quiero caras perfectas. Quiero culos perfectos. Quiero tetas duras de pezones dolorosos, tetas que son faltas de respeto, tetas contra las que pueda rebotar como onda Doppler, tetas adolescentes, absolutamente ilegales, inmorales, qué vergüenza, qué pensarán mis compañeras del colegio que me leerán en Facebook mientras paren hijos feos, paren como conejas viejas. Cómo odiaba a esas hijas de puta aburridas. No me interesan tus estrías ni tus viajes a Portugal. No me interesan tus vinilos de segunda mano ni lo que te ha pasado en el trabajo ni cuánto se te ha descolgado la vagina hoy: a mí se me descuelgan cosas por dentro cada día y no te lo cuento porque sólo quiero pensar en los cañones con los que bombardearon Cartago durante meses. Elfas solares penetradas por simios negroides de vergas como mármol veteado sobre columnas de llamas orbitando algún planeta. Mamadas en teleféricos fuera está tan oscuro y hace tanto frío si cayéramos aquí estaríamos muertos nunca nos encontrarían nadie sabe que vinimos tienes miedo agárrate a esto quiero ser tu asidero una suerte de compass vital eres mi mejor amiga y si te pasara algo la vida no tendría ya sentido, al menos servir al fin para algo, para tranquilizar a una chica asustada de esta nieve yugoslava. La florecilla en el pelo en los marjales. Las garzas con sus cuellos aristocráticos nos miran a través de sus pestañas perezosas y no entienden nada porque sólo son estúpidos animales pero nos parecen bellísimos en su idiotez. Todas estas cosas me resultan un poco más interesante. Que le jodan a Portugal ya. En serio. La belleza de lo real la belleza de lo real. La realidad no es bella. Es un perro cagando con esfuerzos. Es tu madre incubando su tumor. Es la declaración de la renta. Es limpiar las ventanas de tu casa un sábado por la mañana con esas ganas que tienes de que te coman la boca y te cojan fuerte por al lado y te follen con amor como una pelota de pingpong de carne rebotando por toda la casa. La belleza de lo real la tibieza de lo real el café tibio el agua sin gas la cocacola sin cafeína los viajes con tus padres las sábanas limpias sólo a medias las piscinas comunitarias (y sus niños) el olor a pedo de tu silla del ordenador los melocotones duros, insípidos, que hacen fruncir el ceño a tu abuela. No se ha muerto ya? Una guerra civil y siete hijos y aún tiene que aguantar tus lloriqueos por tu coche caro con asientos calefactados: la vas a matar tú de pereza. La belleza de lo real la fritanga de lo real el olor a chipirones de tu pelo la loneta aceitosa de la tienda de aquel camping en Caños de Meca en 1999 condensando el ácido de tus sobacos mi aliento de teniente viejo la arena de los dedos de los pies el olor a chocho y a sexo malo la discusión poco antes en el coche cuando te equivocaste con el gepeese ojalá me hubieras reventado la boca porque me lo merecía. No íbamos a durar ni dos telediarios y lo sabíamos los dos pero tenía que lamerte un poco antes ese pelito rubio que os sale a las rubias como la piel primera de los corderitos. Parezco un hombre pero sólo soy una vaquita lamiendo una piedra de sal en la dehesa. En mi cabeza siempre estoy allí y siempre estoy bien. Ese pelo rubio yo no lo voy a volver a ver jamás.

Pelo trapezoidal

No es lo mismo ese ingeniero joven, moreno, musculado, con un polo oscuro adaptado a su ancho tórax, sus brazos fuertes, surcados de venas propias de quien los ejercita regularmente, uno de ellos decorado por el tatuaje de un ancla, señal, quizás, de que el ingeniero joven, moreno, musculado, con un polo oscuro adaptado a su ancho tórax, practica la vela, el remo, la natación en aguas abiertas u otro deporte náutico propio de hombres valientes hombres que se hacen a la mar, el cuello ancho, duro, trapezoidal, la mandíbula cuadrada, la barba rala, no descuidada, rala, de ser un poquito holgazán, de no ser demasiado vanidoso, el pelo majestuoso, erecto, volumétrico, desordenado menhir capilar, tan alto como larga es la cara en la que encontraremos una mandíbula de rectitud severa que ciera un rostro serio terminado en unos gruesos labios, una nariz de rotundo y viril tabique, heraldo de buenas noticias en lo concerniente al tema de lo que viene siendo la longitud y el grosor de la polla, unas gafas pequeñas, cuadradas, que no buscan el estilo sino que son meramente prácticas pues corrigen una leve dioptría aumentada quizás por tantas horas de estudio, porque esta es una persona muy inteligente, un ingeniero aeronáutico nada menos y ahí es nada, un caballero moderno buen hijo de su madre y que sabe lo que es estudiar, ir a la universidad con la ropa limpia y esforzarse por algo que se va consiguiendo poco a poco superando los diversos obstáculos que la vida tiende frente a nuestros objetivos como balsas de heces en llamas.

No es lo mismo que ese rechoncho operario de cuarenta y seis años embutido en prendas de trabajo amorfas que le quedan grandes, bolsas textiles recubriendo un saco de órganos apenas retenidos por la frágil frontera de una piel arrugada y paliducha, de brazos flaccidos, claramente impotentes, de dentadura irregular y descuidada, nariz pequeña, nariz de miserable, pelo ralo y demasiado corto, mirada huidiza, mirada de animal de carga, disposición pusilánime, holgazana postura, mal aliento y postura física permanente propia de aquellos hombres que han colgado el pene del perchero de su casa para que se enmohezca y se caiga al suelo como una pequeña cría de serpiente seca y muerta que jamás volverá a conocer el fresco río de la entrepierna de la mujer.

No me ibas a conocer Si me trataras de nuevo Porque ahora tengo Distinto genio Y otro modo De querer Más cariñoso Y más bueno

German soldier returns home only to find his family no longer there,1946.

Tanatos.

Anonymous asked:

Tengo 28 años, estudié Periodismo y Comunicación Audiovisual y llevo 5 de becaria precaria pese a tener dos másteres, uno de ellos en el extranjero. Gano 600 euros y vivo con los padres. Estoy harta. He sopesado todas las opciones y quiero jugármelo todo a una carta: FP técnica y emigrar. ¿Qué me recomendarías en mi situación?

Eres mi ex-novia dentro de exactamente 4 años, mi ex-novia del futuro. Por tanto te recomendaría volver conmigo, que soy un hombre impresionante que convertirá tu vida en una apasionante mezcla de Indiana Jones en el Templo Maldito, La Pianista, Top Gun, Los santos inocentes, Dune y Rocco goes to Budapest, e iniciar un proyecto profesional personal que no dependa de la iniciativa de terceros. Económicamente es el momento adecuado…

Atención al Gandalf esloveno. Bueno en realidad es mi panadero. Ese es mi barrio.

Yo soy el que entra por la puerta, el del traje gris.

Una individuo canadiense de FP Avanzada excava su sótano durante siete años utilizando exclusivamente sus maquetas de radiocontrol.

Super Amor y Super Terror, todo a la vez.

Minutos después murieron todos salvo el tipo de la bandana naranja.

A mí no me gustan los globos.

Necesito preñar a mi novia cuanto antes para poder tener hijos a los que regalar poseer estos ACOJONANTES JUGUETES QUE NUNCA TUVE Y SIEMPRE ANSIÉ

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