Influencia de la tensión de sutura en las características de desgarro de los tejidos blandos: un ... more Influencia de la tensión de sutura en las características de desgarro de los tejidos blandos: un experimento in vitro El cierre de la herida es un requisito previo clave para la curación después de las intervenciones quirúrgicas y lo más importante para evitar complicaciones. Se proponen varias técnicas para lograr un cierre óptimo de la herida, entre las cuales las abrazaderas de titanio utilizadas en la cirugía de tórax (Liu et al. 2004; Pearl & Rayburn 2004) y adaptadas a las necesidades de cirugía vascular son el último desarrollo (Demaria et al. 2003). Esta técnica aún no está bien documentada en el campo quirúrgico oral o periodontal. Las ventajas propuestas incluyen una reducción en el tiempo de cierre. La biocompatibilidad y la estabilidad del material de sujeción son esenciales. Sin embargo, varios aspectos han impedido el uso rutinario de estos dispositivos hasta el momento: (1) el pequeño diámetro de las abrazaderas parece evitar un cierre de solapas más gruesas de 1 mm. (2) Las fuerzas de cierre de las abrazaderas no son controlables. (3) Un precio muy alto de los dispositivos también hará que las abrazaderas de titanio no sean adecuadas para el cierre de heridas de la mucosa en la cavidad oral. Otra técnica para el cierre es la aplicación de adhesivos (cianoacrilatos), introducidos en la cirugía oral en la década de 1970 (Forrest 1974; Miller et al. 1974). A pesar de la buena aceptación por parte de los pacientes, un mejor control de la coagulación de la sangre y un efecto bacteriostático (Singer et al. 1998), el cierre de la herida por cianoacrilatos líquidos es técnicamente difícil de lograr y, por lo tanto, la curación de los tejidos blandos parece retrasarse (Greer 1975). Además, la adherencia a los bordes móviles de la herida no está garantizada durante todo el período de curación (Bhaskar et al. 1966). Tales características hacen que el cierre de la herida por adhesivos también sea inapropiado. La técnica más popular para el cierre de heridas sigue siendo el uso de suturas que estabilizan los márgenes de la herida lo suficiente y aseguran un cierre adecuado durante un período de tiempo definido. Sin embargo, la penetración de una aguja a través del tejido blando provoca un trauma quirúrgico adicional, y la presencia de materiales extraños en una herida puede aumentar significativamente la susceptibilidad a la infección (Blomstedt et al. 1977; O¨ sterberg & Blomstedt 1979). Por lo tanto, se recomienda elegir agujas afiladas y cortantes para penetrar en la mucosa masticatoria relativamente densa. Para reducir el trauma (Edlich et al. 1990) y, al mismo tiempo, el diámetro del orificio de acceso, menos bacterias invadirán el canal de la puntada. Los efectos del trauma quirúrgico inicial causado por la penetración de la aguja y el hilo (Postlethwait et al. 1975) alcanzan un pico en el tercer día postoperatorio y pueden ser seguidos por una infección bacteriana (Selvig et al. 1998). Estos efectos negativos pueden mejorarse seleccionando hilos de monofilamento (Selvig et al. 1998), con el uso de agentes antiinfecciosos (Leknes et al. 2005)
Influencia de la tensión de sutura en las características de desgarro de los tejidos blandos: un ... more Influencia de la tensión de sutura en las características de desgarro de los tejidos blandos: un experimento in vitro El cierre de la herida es un requisito previo clave para la curación después de las intervenciones quirúrgicas y lo más importante para evitar complicaciones. Se proponen varias técnicas para lograr un cierre óptimo de la herida, entre las cuales las abrazaderas de titanio utilizadas en la cirugía de tórax (Liu et al. 2004; Pearl & Rayburn 2004) y adaptadas a las necesidades de cirugía vascular son el último desarrollo (Demaria et al. 2003). Esta técnica aún no está bien documentada en el campo quirúrgico oral o periodontal. Las ventajas propuestas incluyen una reducción en el tiempo de cierre. La biocompatibilidad y la estabilidad del material de sujeción son esenciales. Sin embargo, varios aspectos han impedido el uso rutinario de estos dispositivos hasta el momento: (1) el pequeño diámetro de las abrazaderas parece evitar un cierre de solapas más gruesas de 1 mm. (2) Las fuerzas de cierre de las abrazaderas no son controlables. (3) Un precio muy alto de los dispositivos también hará que las abrazaderas de titanio no sean adecuadas para el cierre de heridas de la mucosa en la cavidad oral. Otra técnica para el cierre es la aplicación de adhesivos (cianoacrilatos), introducidos en la cirugía oral en la década de 1970 (Forrest 1974; Miller et al. 1974). A pesar de la buena aceptación por parte de los pacientes, un mejor control de la coagulación de la sangre y un efecto bacteriostático (Singer et al. 1998), el cierre de la herida por cianoacrilatos líquidos es técnicamente difícil de lograr y, por lo tanto, la curación de los tejidos blandos parece retrasarse (Greer 1975). Además, la adherencia a los bordes móviles de la herida no está garantizada durante todo el período de curación (Bhaskar et al. 1966). Tales características hacen que el cierre de la herida por adhesivos también sea inapropiado. La técnica más popular para el cierre de heridas sigue siendo el uso de suturas que estabilizan los márgenes de la herida lo suficiente y aseguran un cierre adecuado durante un período de tiempo definido. Sin embargo, la penetración de una aguja a través del tejido blando provoca un trauma quirúrgico adicional, y la presencia de materiales extraños en una herida puede aumentar significativamente la susceptibilidad a la infección (Blomstedt et al. 1977; O¨ sterberg & Blomstedt 1979). Por lo tanto, se recomienda elegir agujas afiladas y cortantes para penetrar en la mucosa masticatoria relativamente densa. Para reducir el trauma (Edlich et al. 1990) y, al mismo tiempo, el diámetro del orificio de acceso, menos bacterias invadirán el canal de la puntada. Los efectos del trauma quirúrgico inicial causado por la penetración de la aguja y el hilo (Postlethwait et al. 1975) alcanzan un pico en el tercer día postoperatorio y pueden ser seguidos por una infección bacteriana (Selvig et al. 1998). Estos efectos negativos pueden mejorarse seleccionando hilos de monofilamento (Selvig et al. 1998), con el uso de agentes antiinfecciosos (Leknes et al. 2005)
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