Thomas Rego
I studied Philosophy at the Pontificia Universidad Católica Argentina and earned my Ph. D. in Philosophy at the Lateran University, in Rome (2011). My thesis research was on Aristotle's first principles of knowledge and their compatibility with Antonio Livi's doctrine of common sense. Editrice Leonardo Da Vinci, Rome published the last part of this work.
Soon afterward I was appointed Director of the Superior Philosophy Department at the Universidad Católica de La Plata, Argentina, where I launched the new Licentiate in Philosophy degree, after reformulating the curriculum and selecting the faculty members.
Actually, I am a member of the Universidad Finis Terrae.
Supervisors: Antonio Livi, Roberto Di Ceglie, Flavia Marcacci, Mario E. Sacchi, and Olga Larre
Soon afterward I was appointed Director of the Superior Philosophy Department at the Universidad Católica de La Plata, Argentina, where I launched the new Licentiate in Philosophy degree, after reformulating the curriculum and selecting the faculty members.
Actually, I am a member of the Universidad Finis Terrae.
Supervisors: Antonio Livi, Roberto Di Ceglie, Flavia Marcacci, Mario E. Sacchi, and Olga Larre
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Papers by Thomas Rego
to collect its interrogative clauses and analyse their paratactic and hypotactic relationships to their main clauses. There are several cases of indirect interrogative clauses and the analysis of their hypotactic markers could be useful to increase the knowledge of Aristotle’s language. Lastly, we propose the hypothesis that the indirect interrogative clauses’ recurrence
could be due to the transformation into treaties of a dialogical manner of philosophising.
Palabras clave: potencias apetitivas; participación; racionalidad; Aristóteles.
Abstract: After highlighting Aristotle’s rejection of Platonic participation in the world of Ideas and distinguishing between a logical and a metaphysical use of the notion of participation, this study focuses on Nicomachean Ethics A 13, which presents a different kind of participation different from those previously identified, characterized by an explicit and insistent use of the vocabulary of participation, with a precise and consistent meaning. It refers to a real participation, in which the appetitive powers of the soul partake in a perfection proper to rationality, by virtue of which they can be configured to a higher order, with greater autonomy than that of the body in relation to the soul, and in varying degrees.
Keywords: appetitive potencies; participation; rationality; Aristotle.
de Tomás de Aquino establece de cuántas maneras
pueden distinguirse las cuatro clásicas causas aristotélicas.
El texto presenta varias dificultades y las principales
son la determinación del número de las divisiones
y la no necesaria contemporaneidad del ser en
potencia de una causa y de su causado. Nuestro objetivo
es resolverlas a través de un análisis pormenorizado
del texto latino, que resulta en un comentario
completo al capítulo, lo cual es un aporte secundario.
A través de este análisis resolvemos las dificultades
principales. Primero, al descubrir una distinción tácita
entre divisiones de causas en cuanto consideradas
en sí mismas y en cuanto conocidas y verbalizadas
por los seres humanos, el número de las divisiones
es finalmente siete (cuatro fundadas en el ser y
tres en el modo de conocer). Esta distinción tiene un
signo lingüístico en las expresiones ‘item’ y ‘sciendum
est quod’. Segundo, la eventual no contemporaneidad
entre los estados potenciales de una causa y
su causado se puede justificar respetando la predicación
singular, al considerar que un arquitecto, una
vez construida una casa, está en potencia de reconstruirla,
si ésta perdiera las causas internas de su integridad.
The division of causes in Aquinas’ De principiis naturae
5 establishes how the four classical Aristotelian
causes may be divided. The text presents several difficulties,
the most important of which are the number
of divisions and the not-necessary contemporaneity
of the being in potency of a cause and its effect. We
aim to resolve these difficulties through a detailed
analysis of the Latin text, resulting in a complete commentary
on the chapter, which is a secondary contribution.
Through this analysis, we resolve the main
difficulties. First, by discovering a tacit distinction between
the divisions of causes as considered in themselves
and as known and verbalized by human beings,
the number of the divisions is finally seven (four
belonging to the being of causes and three to their
knowledge). This distinction has a linguistic sign in
the expressions ‘item’ and ‘sciendum est quod’. Secondly,
the fact that it is not necessary for a cause and
its caused to be simultaneously in potency, can be justified
in the case of the singular predication if we consider
that an architect, once the house is built, is still
in potency of rebuilding that same house, if ever it
lost the internal causes of its integrity.
Presentamos los términos, y sus distintos matices, con los que Aristóteles designa el universo: κόσμος, τὸ ὅλον, τὸ πᾶν, τὰ πάντα, τὰ πράγματα, τὰ ὄντα y φύσις. El caso de ‘cielo’ (οὐρανός) es singular, dado que puede sonar extraño llamar con este nombre a toda la realidad. En consecuencia, mostramos las habilidades filológicas que exhibe Aristóteles para determinar tres sentidos del término. Estos se entienden mejor en el contexto de la doctrina filosófica del lugar (τόπος), a la luz de la cual el ‘cielo’ es entendido como el lugar de todas las cosas o el universo mismo.
Palabras clave: Aristóteles – nombres – mundo – κόσμος – τὸ ὅλον – τὸ πᾶν – τὰ πάντα – τὰ πράγματα – τὰ ὄντα – φύσις – οὐρανός
Abstract
We present the subtle distinctions of the terms with which Aristotle names the universe: κόσμος, τὸ ὅλον, τὸ πᾶν, τὰ πάντα, τὰ πράγματα, τὰ ὄντα and φύσις. The case of ‘heaven’ (οὐρανός) is special, given that it might sound strange to call with this name all of reality. In consequence, we show the philological abilities that Aristotle exhibit to determine three senses of this term. These senses are better explained in the context of the philosophical doctrine of place (τόπος), in the light of which ‘heaven’ is understood as the place of all things, or the universe itself.
Key words: Aristotle – names – world – κόσμος – τὸ ὅλον – τὸ πᾶν – τὰ πάντα – τὰ πράγματα – τὰ ὄντα – φύσις – οὐρανός
La consideración de la privación en particular revivió la disputa helénica acerca de la generación a partir de la nada. En el mundo griego se propuso la tesis de que el ser viene del ser, habiéndose considerado absurdo el pensar que el ser viniera de la nada. Sin embargo, de esta manera el hecho de la generación quedaba debilitado, puesto que las cosas generadas no eran nuevas cosas, sino que ya eran antes de este ser. Se propiciaba así el inmovilismo parmenídeo. Fue el Estagirita quien determinó la cuestión en sus verdaderos límites, y Santo Tomás no desaprovechó sus enseñanzas. El ser se entiende de muchas maneras: no sólo el ser es substancial o accidental, sino también puede ser en acto o en potencia. La privación es la clave de interpretación de las generaciones: el ser proviene de la privación de la forma. Aristóteles descubrió la manera de plasmar conceptualmente esta forma de ser intermedia entre la negación absoluta y el ser en acto. Ya en este temprano opúsculo Santo Tomás se apoderó de esta distinción entre el ser en acto y el ser en potencia.
Luego de atender a la privación, la observación de la materia y la forma hizo ostensible la estructura hilemórfica de las substancias naturales. En esto el Aquinate también se reveló un aristotélico desde sus comienzos. La formación hilemórfica de los cuerpos es afirmada con seguridad. Luego, el rigor de su presentación de la materia nos entregó una variada clasificación de cosas que pueden recibir el nombre de materia, según modos distintos. La materia, como el ser en general, se dice de diversas maneras y por ello Santo Tomás distinguió la materia primera y la materia segunda. La teoría de los elementos —causas materiales de los cuerpos mixtos o compuestos— es esbozada en el capítulo 3 del opúsculo, y lo dicho en estos dos primeros capítulos sirve de base para entender tal doctrina. Este tratamiento cuidadoso de la materia nos inclinó a considerar que habría una participación de la materia, en tanto que muchas realidades diversas compartirían características propias de la materia primera, sin identificarse con ella. Quizá sea más apropiado decir, en verdad, que todas estas diversas realidades participan del acto puro de ser, en un nivel decreciente, hasta llegar a la materia primera, toda ser en potencia, pero que no es absolutamente nada, como Aristóteles y San Agustín habían señalado.
La forma, en cambio, es el medio por el que la materia —ser en potencia, privado— recibe el ser en acto, y por ello la forma es acto para la materia. También la forma es clasificada según distintos tipos, pues a cada tipo de materia le corresponde un tipo distinto de forma. Enunciemos las distintas clases de formas que encontramos entre los entes materiales, incorporando la doctrina de los cuerpos elementales y mixtos, de acuerdo a la materia que actualizan. La materia primera necesita de una forma substancial, con la que conforma el ser substancial de los elementos. Los elementos, a su vez se componen entre sí merced a la pérdida de sus formas substanciales y la educción de una nueva forma substancial, la del cuerpo mixto. A su vez, los cuerpos mixtos pueden poseer formas substanciales de cuatro clases distintas: formas de cuerpos inertes, formas de vivientes vegetativos, formas de vivientes sensitivos y, finalmente, las más perfectas entre las formas corporales, las formas de los animales espirituales. Todos estos entes corpóreos, a su vez, son materia segunda ante las correspondientes formas accidentales que pueden inherir en ellos. Nos encontramos ante una multiplicitas formarum, resultado de una participación de las formas en diverso grado de perfección. He aquí la contracara de la participación de las materias, que revela la simetría de la co-principios hilemórficos.
Conference Proceedings by Thomas Rego
S. Tomás analiza la debilidad humana y describe las 'vulnera naturae', las heridas de naturaleza que condicionan nuestro obrar intelectual y moral: la ignorancia, la malicia, la debilidad y la concupiscencia. El marco teológico de su análisis le ofrece, por un lado, la causa de estas heridas y, por otro, la luz teológica apta para considerarlas con claridad y también el conocimiento de su remedio, la gracia divina. La filosofía griega, por su parte, meditó sobre estas heridas de la naturaleza, sin poseer certeza alguna sobre las causas de ellas: encontramos testimonio de esta reflexión en un pasaje de la 'Física' de Aristóteles, donde se nos presentan dos versiones contradictorias de la naturaleza humana, que revelan, en verdad, dos modos de entender al hombre: pronto para hacer el bien o pronto para hacer el mal. La presentación aristotélica del hombre parece no querer optar por una de estas dos opciones, cayendo en una posición ingenua o en una pesimista, sino aceptar esta realidad compleja de la vida del hombre, contradictoria, que manifiesta la realidad de las 'vulnera naturae' y su perceptibilidad por parte de la filosofía, lo que la convierte en parte de su objeto de estudio. Las causas de estas heridas, en cambio, escapan al ámbito filosófico, aunque la intuición religiosa y mítica griega pudiera intuirlo, como se evidencia en el 'Fedro' platónico.
to collect its interrogative clauses and analyse their paratactic and hypotactic relationships to their main clauses. There are several cases of indirect interrogative clauses and the analysis of their hypotactic markers could be useful to increase the knowledge of Aristotle’s language. Lastly, we propose the hypothesis that the indirect interrogative clauses’ recurrence
could be due to the transformation into treaties of a dialogical manner of philosophising.
Palabras clave: potencias apetitivas; participación; racionalidad; Aristóteles.
Abstract: After highlighting Aristotle’s rejection of Platonic participation in the world of Ideas and distinguishing between a logical and a metaphysical use of the notion of participation, this study focuses on Nicomachean Ethics A 13, which presents a different kind of participation different from those previously identified, characterized by an explicit and insistent use of the vocabulary of participation, with a precise and consistent meaning. It refers to a real participation, in which the appetitive powers of the soul partake in a perfection proper to rationality, by virtue of which they can be configured to a higher order, with greater autonomy than that of the body in relation to the soul, and in varying degrees.
Keywords: appetitive potencies; participation; rationality; Aristotle.
de Tomás de Aquino establece de cuántas maneras
pueden distinguirse las cuatro clásicas causas aristotélicas.
El texto presenta varias dificultades y las principales
son la determinación del número de las divisiones
y la no necesaria contemporaneidad del ser en
potencia de una causa y de su causado. Nuestro objetivo
es resolverlas a través de un análisis pormenorizado
del texto latino, que resulta en un comentario
completo al capítulo, lo cual es un aporte secundario.
A través de este análisis resolvemos las dificultades
principales. Primero, al descubrir una distinción tácita
entre divisiones de causas en cuanto consideradas
en sí mismas y en cuanto conocidas y verbalizadas
por los seres humanos, el número de las divisiones
es finalmente siete (cuatro fundadas en el ser y
tres en el modo de conocer). Esta distinción tiene un
signo lingüístico en las expresiones ‘item’ y ‘sciendum
est quod’. Segundo, la eventual no contemporaneidad
entre los estados potenciales de una causa y
su causado se puede justificar respetando la predicación
singular, al considerar que un arquitecto, una
vez construida una casa, está en potencia de reconstruirla,
si ésta perdiera las causas internas de su integridad.
The division of causes in Aquinas’ De principiis naturae
5 establishes how the four classical Aristotelian
causes may be divided. The text presents several difficulties,
the most important of which are the number
of divisions and the not-necessary contemporaneity
of the being in potency of a cause and its effect. We
aim to resolve these difficulties through a detailed
analysis of the Latin text, resulting in a complete commentary
on the chapter, which is a secondary contribution.
Through this analysis, we resolve the main
difficulties. First, by discovering a tacit distinction between
the divisions of causes as considered in themselves
and as known and verbalized by human beings,
the number of the divisions is finally seven (four
belonging to the being of causes and three to their
knowledge). This distinction has a linguistic sign in
the expressions ‘item’ and ‘sciendum est quod’. Secondly,
the fact that it is not necessary for a cause and
its caused to be simultaneously in potency, can be justified
in the case of the singular predication if we consider
that an architect, once the house is built, is still
in potency of rebuilding that same house, if ever it
lost the internal causes of its integrity.
Presentamos los términos, y sus distintos matices, con los que Aristóteles designa el universo: κόσμος, τὸ ὅλον, τὸ πᾶν, τὰ πάντα, τὰ πράγματα, τὰ ὄντα y φύσις. El caso de ‘cielo’ (οὐρανός) es singular, dado que puede sonar extraño llamar con este nombre a toda la realidad. En consecuencia, mostramos las habilidades filológicas que exhibe Aristóteles para determinar tres sentidos del término. Estos se entienden mejor en el contexto de la doctrina filosófica del lugar (τόπος), a la luz de la cual el ‘cielo’ es entendido como el lugar de todas las cosas o el universo mismo.
Palabras clave: Aristóteles – nombres – mundo – κόσμος – τὸ ὅλον – τὸ πᾶν – τὰ πάντα – τὰ πράγματα – τὰ ὄντα – φύσις – οὐρανός
Abstract
We present the subtle distinctions of the terms with which Aristotle names the universe: κόσμος, τὸ ὅλον, τὸ πᾶν, τὰ πάντα, τὰ πράγματα, τὰ ὄντα and φύσις. The case of ‘heaven’ (οὐρανός) is special, given that it might sound strange to call with this name all of reality. In consequence, we show the philological abilities that Aristotle exhibit to determine three senses of this term. These senses are better explained in the context of the philosophical doctrine of place (τόπος), in the light of which ‘heaven’ is understood as the place of all things, or the universe itself.
Key words: Aristotle – names – world – κόσμος – τὸ ὅλον – τὸ πᾶν – τὰ πάντα – τὰ πράγματα – τὰ ὄντα – φύσις – οὐρανός
La consideración de la privación en particular revivió la disputa helénica acerca de la generación a partir de la nada. En el mundo griego se propuso la tesis de que el ser viene del ser, habiéndose considerado absurdo el pensar que el ser viniera de la nada. Sin embargo, de esta manera el hecho de la generación quedaba debilitado, puesto que las cosas generadas no eran nuevas cosas, sino que ya eran antes de este ser. Se propiciaba así el inmovilismo parmenídeo. Fue el Estagirita quien determinó la cuestión en sus verdaderos límites, y Santo Tomás no desaprovechó sus enseñanzas. El ser se entiende de muchas maneras: no sólo el ser es substancial o accidental, sino también puede ser en acto o en potencia. La privación es la clave de interpretación de las generaciones: el ser proviene de la privación de la forma. Aristóteles descubrió la manera de plasmar conceptualmente esta forma de ser intermedia entre la negación absoluta y el ser en acto. Ya en este temprano opúsculo Santo Tomás se apoderó de esta distinción entre el ser en acto y el ser en potencia.
Luego de atender a la privación, la observación de la materia y la forma hizo ostensible la estructura hilemórfica de las substancias naturales. En esto el Aquinate también se reveló un aristotélico desde sus comienzos. La formación hilemórfica de los cuerpos es afirmada con seguridad. Luego, el rigor de su presentación de la materia nos entregó una variada clasificación de cosas que pueden recibir el nombre de materia, según modos distintos. La materia, como el ser en general, se dice de diversas maneras y por ello Santo Tomás distinguió la materia primera y la materia segunda. La teoría de los elementos —causas materiales de los cuerpos mixtos o compuestos— es esbozada en el capítulo 3 del opúsculo, y lo dicho en estos dos primeros capítulos sirve de base para entender tal doctrina. Este tratamiento cuidadoso de la materia nos inclinó a considerar que habría una participación de la materia, en tanto que muchas realidades diversas compartirían características propias de la materia primera, sin identificarse con ella. Quizá sea más apropiado decir, en verdad, que todas estas diversas realidades participan del acto puro de ser, en un nivel decreciente, hasta llegar a la materia primera, toda ser en potencia, pero que no es absolutamente nada, como Aristóteles y San Agustín habían señalado.
La forma, en cambio, es el medio por el que la materia —ser en potencia, privado— recibe el ser en acto, y por ello la forma es acto para la materia. También la forma es clasificada según distintos tipos, pues a cada tipo de materia le corresponde un tipo distinto de forma. Enunciemos las distintas clases de formas que encontramos entre los entes materiales, incorporando la doctrina de los cuerpos elementales y mixtos, de acuerdo a la materia que actualizan. La materia primera necesita de una forma substancial, con la que conforma el ser substancial de los elementos. Los elementos, a su vez se componen entre sí merced a la pérdida de sus formas substanciales y la educción de una nueva forma substancial, la del cuerpo mixto. A su vez, los cuerpos mixtos pueden poseer formas substanciales de cuatro clases distintas: formas de cuerpos inertes, formas de vivientes vegetativos, formas de vivientes sensitivos y, finalmente, las más perfectas entre las formas corporales, las formas de los animales espirituales. Todos estos entes corpóreos, a su vez, son materia segunda ante las correspondientes formas accidentales que pueden inherir en ellos. Nos encontramos ante una multiplicitas formarum, resultado de una participación de las formas en diverso grado de perfección. He aquí la contracara de la participación de las materias, que revela la simetría de la co-principios hilemórficos.
S. Tomás analiza la debilidad humana y describe las 'vulnera naturae', las heridas de naturaleza que condicionan nuestro obrar intelectual y moral: la ignorancia, la malicia, la debilidad y la concupiscencia. El marco teológico de su análisis le ofrece, por un lado, la causa de estas heridas y, por otro, la luz teológica apta para considerarlas con claridad y también el conocimiento de su remedio, la gracia divina. La filosofía griega, por su parte, meditó sobre estas heridas de la naturaleza, sin poseer certeza alguna sobre las causas de ellas: encontramos testimonio de esta reflexión en un pasaje de la 'Física' de Aristóteles, donde se nos presentan dos versiones contradictorias de la naturaleza humana, que revelan, en verdad, dos modos de entender al hombre: pronto para hacer el bien o pronto para hacer el mal. La presentación aristotélica del hombre parece no querer optar por una de estas dos opciones, cayendo en una posición ingenua o en una pesimista, sino aceptar esta realidad compleja de la vida del hombre, contradictoria, que manifiesta la realidad de las 'vulnera naturae' y su perceptibilidad por parte de la filosofía, lo que la convierte en parte de su objeto de estudio. Las causas de estas heridas, en cambio, escapan al ámbito filosófico, aunque la intuición religiosa y mítica griega pudiera intuirlo, como se evidencia en el 'Fedro' platónico.