Información de la metafísica
Pedro Arturo Góngora Luna1
©2023 Pedro Arturo Góngora Luna
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0. Presentación
Tomamos un enfoque fenomenológico y cambiamos la polaridad por contención.
Hacemos un giro conceptual y nos apoyamos en la observación de las cualidades
más esenciales de los conceptos, en el arquetipo. Este giro o revés mental junto con
la observación abstracta de la cualidad nos lleva a encontrar esquemas o metaestructuras categóricas muy generales.
A medida que abstraemos la cualidad llegamos a un juego relativista. Allí la
contención nos permite hacer una abstracción suficientemente general para el caso
de la información: el juego cualitativo de complejo y simple, de intensional y
empírico, femenino y masculino, etc.
Con un enfoque multidimensional la dialéctica trasciende la dualidad binaria y se
vuelve también sintética. Observamos entonces relaciones trinitarias de
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trascendencia donde el juego cualitativo se preserva gracias a la
multidimensionalidad.
Todas estas relaciones de contrariedad, contradicción, trascendencia, etc., son
relaciones de oposición. Son parte del juego relativista, cualitativo y abstracto.
Vamos a tomar un enfoque oposicional. Usando los esquemas de contención de
nuestra metafísica significamos otros esquemas duales que detallan finamente la
estructura, tanto de las oposiciones en la dualidad como de la multidimensionalidad
de la síntesis.
El resultado es una herramienta ontológica, relacional y conexionista muy general.
Nos ayuda a estructurar y simplificar la dualidad, la multidimensionalidad y su
dinámica. Su construcción parte de la estructuración de nuestra metafísica, y
servirá como base para otras herramientas aún más generales y flexibles.
1. Cuadros de oposición
El esquema de contención muestra aspectos fenomenológicos y categóricos de la
dualidad, pero no muestra el detalle relacional derivado del juego cualitativo. La
oposición como herramienta de abstracción, en cambio, reúne cualidades de la
polaridad lógica, la simetría algebraica y la forma geométrica. Comencemos
analizando el caso de la lógica clásica en este sentido.
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El cuadro aristotélico contiene los esquemas fundacionales de la lógica
estructurados por dualidad. Las dualidades se expresan lingüísticamente y por
esencia están ligadas a la negación. Con un enfoque moderno de dualidad
booleana, podemos decir que es lo mismo argumentar que (i) todo S es P, (ii)
ningún S no es P, y (iii) no es verdad que algún S no es P.
Dos variables, la de universalidad (o negación externa) y la de negación (interna),
describen estructural y cualitativamente la situación. Son suficientes dos bits para
abstraer estructuralmente los elementos del cuadro.
Ahora tomamos una perspectiva geométrica y algebraica. En la izquierda tenemos
la representación de un grupo de simetría por reflexión. En la derecha la de un
grupo de simetría por rotación. De nuevo, dos bits son necesarios para crear una
abstracción estructural y booleana de estos cuadros asimétricos.
Es relevante tener presente una perspectiva geométrica. Sobre todo si consideramos
a lineal, radial, dirigido, horizontal, etc., como cualidades abstractas y esenciales
de los conceptos.
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Veamos finalmente una perspectiva semiótica: el cuadro semiótico o cuadro de
Greimas. En este esquema los nodos S1, etc., representan mitemas, es decir,
unidades de significado. Por lo tanto el mitema contradictorio no-S1 representa la
total ausencia de significado S1.
Así como hay relaciones de contradicción, también podemos considerar otras
relaciones de contrariedad, por ejemplo, entre los mitemas S1 y S2. En conjunto,
S1 y S2 conforman un universo de significado que emerge de su dialéctica. Por lo
que no-S1 y no-S2 son ambos la ausencia de ese significado conjunto y contrarios
entre sí. Tenemos entonces oposiciones cualitativas de dos tipos, estructurales en el
caso de la negación, y conceptuales en las contrariedades. Empleamos este
esquema formal como base de nuestra estructuración oposicional, significando e
incorporando la síntesis con nuestro esquema metafísico de contención.
2. Dualidad y oposición
Comenzamos con dos categorías cualitativas que si bien son completamente
abstractas, tienen vocaciones distintas y opuestas. Una es de carácter receptivo,
contemplativo y espacial, la otra es de carácter más bien activo, dirigido y lineal.
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Partiendo de nuestro análisis fenomenológico elegimos una estructuración por
contención. Esto habilita una estructuración categórica por complejidad y
dimensiones discursivas, añadiendo lo complejo y lo simple a la lista de cualidades
duales abstractas. Desde luego el límite entre una y otra es difuso. Abstraemos la
dualidad como una unidad con facetas dando por hecho categorías complejas.
Queremos pues estructurar nuestra metafísica dialéctica. La filosofía oriental nos
da una pareja de conceptos duales con el carácter de total abstracción e
intensionalidad: la dualidad Yin y Yang. Siguiendo nuestra interpretación de la
metafísica de Zhou Dunyi, el Yin de cualidades femeninas, junto con el Yang de
cualidades masculinas, son la esencia arquetípica y fenomenológica de toda la
creación, es decir, de nuestra creación. Entonces, el Yin, la faceta intensional
compleja, contiene al Yang, la faceta empírica simple, en una unidad categórica
arquetípica.
Si tenemos un compuesto dual que en general tiene carácter y vocación abstracta e
intensional, entonces hay otro compuesto igualmente abstracto pero de carácter
empírico. Esto es necesariamente el caso porque para poder dar alguna calificación
cualitativa a la primer dualidad debemos compararla al menos con otra similar,
pero cualitativamente opuesta.
La filosofía occidental con su perspectiva empírica nos provee ahora las categorías
abstractas necesarias: la dualidad Ser y Estar (Ser ontológico y Ser óntico).
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Abstraemos empíricamente la base de la intensionalidad como ontología, y la
intensionalidad empírica como experiencia pura o real.
Con esta esquematización intensional podemos estructurar una variante
informacional de los cuadros semióticos. La dualidad empírica Ser-Estar ocupa la
posición del eje que ahora llamaremos eje empírico. La dualidad intensional YinYang ocupa a su vez la posición neutral o abstracta que ahora llamaremos eje
intensional. Distribuimos los elementos tal que cada lado del cuadro representa una
dualidad con un componente intensional y el otro empírico. Una base abstracta de
intensionalidad implica pues esencia u ontología. Una intensionalidad empírica
implica a su vez la experiencia de esa realidad ontológica.
La complejidad que se aborda en los cuadros semióticos es empírica, sucede en la
narrativa, es decir, en el transcurso temporal del mito. Aquí la complejidad es en el
sentido de universos discursivos. Luego, la dualidad simple conforma el eje
superior empírico y la intensional el abstracto.
Usamos los colores como mnemotecnia para recordar la intensionalidad. Los
juegos cualitativos y visuales son parte esencial de la estructuración. Nos dan un
marco de trabajo cualitativo, abstracto y general.
3. Dualidad y dialéctica
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Comenzamos entonces nuestro ejercicio sintético: podemos trascender la dualidad
Ser-Estar. Emerge aquí el concepto de Mente como aquello con facultades de
consciencia (estar) y cognosciencia (ser).
Si tenemos una categoría intensional que trasciende la dualidad empírica Ser-Estar,
entonces también podemos trascender la dualidad intensional Yin-Yang con otra
categoría empírica. Emerge así la categoría Alma como aquello animado (intensión)
y cuyo estar obedece siempre a un proceso, la dinámica de intercambio cualitativo
entre lo Yin y lo Yang (experiencia).
Trascendimos una dualidad empírica y llegamos a una categoría intensional, a su
vez, trascendimos su contraparte intensional para llegar a otra categoría empírica.
Estas nuevas categorías son opuestas en un sentido similar al de sus predecesoras,
en correspondencia con el juego cualitativo y arquetípico que hemos seguido.
Arribamos pues a una nueva dualidad. Desde un punto de vista de información y
complejidad, tenemos una relación dialéctica entre tres compuestos duales. El
componente intensional de la síntesis es la trascendencia de la dualidad empírica, y
su componente empírico es la trascendencia de la dualidad intensional.
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Como hemos hecho antes, también podemos leerlo de forma cruzada tomando el
componente más intensional y el más empírico como una base para el compuesto
sintético. La interpretación queda entonces como una teoría de la intensión, el Yin,
la base arquetípica de la intensionalidad, con estrategia de la experiencia, el Estar,
el transportador empírico, para conformar un universo mental a través de la
relatividad cualitativa entre lo Yin y lo Yang.
Así lo mental es un universo discursivo donde lo complejo radica en el entramado
ontológico y la experiencia es una simplificación procesual, por lo tanto lineal, de
esa complejidad ontológica. El proceso empírico es fenomenológico, lo animado
presupone cambio y la experiencia percepción. El cambio percibido es pues
cualitativo e intensional.
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En la representación oposicional, Mente es la trascendencia del eje empírico,
generando una oposición con cada componente del eje. Alma es la trascendencia
del eje intensional, oponiéndose a sus dos componentes. Este hexágono de
oposiciones es un primer paso para una dinámica proceso-relacional entre
categorías duales.
Las perspectivas geométrica y oposicional nos permiten observar el detalle del
juego cualitativo. También surge una mirada topológica y relacional, lo que nos
lleva a una dimensión más pragmática de la información.
4. El cuadro: arquetipo universal de la
dualidad
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Con esta nueva mirada pragmática, observamos que nuestro hexágono puede
extenderse. Las dualidades Ser-Yang y Yin-Estar también se pueden sintetizar.
En esta dimensión de abstracción, la ontología con estrategia de lo firme y dirigido
nos lleva a pensar en las formas puras. En la otra parte, la experiencia de
receptividad pura nos traslada a lo informe.
Emerge una nueva dualidad, Forma pura-Informe. Esta nueva dualidad, en relación
a la de Mente-Alma, es de carácter intensional. Tenemos una teoría de lo receptivo
con estrategia activa para recrear las formas puras de la experiencia informe. Otra
manera de decir lo anterior es que activamente en nuestra interpretación usamos
modelos mentales para tratar de explicar lo inefable de la experiencia.
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Extendemos nuestra representación oposicional y llegamos a un octágono.
Sintetizamos cada lado del cuadro original y creamos nuevas oposiciones.
De este ejercicio dialéctico emergen dos dualidades opuestas en carácter. Lo que
nos lleva dialécticamente a la forma arquetípica de donde partimos.
Forma pura-Informe como teoría o intensión, Mente-Alma como práctica o
estrategia son ahora un nueva pareja de duales. Por lo que podemos también
representarla como un cuadro de oposiciones.
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El nuevo cuadro preserva la estructura de su predecesor, tanto lógica como
cualitativa. Pero estas categorías habitan una dimensión discursiva distinta. Son a
la vez informacionalmente más complejas, pero ontológicamente más específicas.
Yin-Yang y Ser-Estar son categorías demasiado metafísicas, demasiado generales y
abstractas. Las trasladamos a una dimensión discursiva ahora mental.
En este nuevo plano mental la sutileza de lo Yin se entrecruza con la experiencia.
Se vuelve aquello que no tiene forma alguna pero que se puede informar,
interpretar. La dirección y solidez del Yang obedece ahora a una articulación
ontológica esencial, a la máxima abstracción. La esencia de las cosas se entrecruza
también con la experiencia y se vuelve observadora y consciente. La experiencia
que la mente observa y comprende es la del cambio cualitativo, la dinámica
constante entre lo Yin y lo Yang.
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En la estructura octagonal resultante, por simple combinatoria, aún podemos
sintetizar las oposiciones implicativas, es decir, las diagonales.
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La experiencia activa es contemplación. Por el contrario, la actividad experimental
es experimentación. Lo receptivo a través de la ontología es explicación, y
viceversa, la ontología a través de lo receptivo es imaginación.
Imaginación-Explicación es un compuesto dual intensional, mientras que el de
Contemplación-Experimentación es de carácter empírico. Así, podemos estructurar
estas dualidades en un nuevo cuadro de oposiciones.
Estructuramos un nuevo cuadro interior a través de dos nuevas dualidades. Por
tanto también podemos observar su dialéctica.
Una teoría de la intensión con estrategia de atención receptiva y espacial nos lleva
a la imaginación de las explicaciones. Una teoría de lo activo con una estrategia de
atención activa define la contemplación de nuestras experimentaciones.
Finalmente, el esquema de oposiciones extendido queda como sigue.
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En este esquema sintetizamos la dinámica dialéctica a partir del universo discursivo
metafísico conformado por una dualidad abstracta primigenia y su contraparte
empírica. De ahí emerge un nuevo universo discursivo mental, portador empírico
tanto de lo inefable como de la abstracción absoluta. Esto en lo exterior. En lo
interior emerge también un imaginario, origen de lo mitológico, como la
estructuración intensional de nuestra observación y experiencia conscientes.
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5. Los ricitos de oro de un universo
mental
Yin-Yang es la estructuración intensional de la intensionalidad empírica Ser-Estar.
Conforman la base de un proceso fenomenológico a través de un juego cualitativo,
sintético y arquetípico. Nos lleva de las abstracciones metafísicas a las formas
mentales.
Además, observamos que nuestra esquematización se preserva bajo la síntesis y la
dinámica dialéctica. Por lo tanto, tenemos un proceso iterativo donde paso a paso
tenemos la misma estructuración, pero en planos ontológicos distintos.
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Seguimos con el proceso. De una teoría de la mente a través de una dinámica de
intercambio cualitativo, es decir, dialéctica, emerge un espíritu, el resultado del
pensamiento. La dialéctica de informar lo informe nos da la materia, aquello sobre
lo que pensamos. En el eje intensional, de la comprensión de lo inefable emerge lo
cualitativo. Mientras que del constante cambio cualitativo emerge lo cuantitativo.
Con una perspectiva sintética, tenemos una teoría de la abstracción total con
estrategia de aquello por informarse, para generar un universo cualitativo al que
tendremos acceso a través de la medición. Por otra parte, tenemos una teoría de la
abstracción total con estrategia del constante cambio cualitativo, para construirnos
un espíritu, memoria o cultura, a través de nuestros objetos de estudio.
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Extendemos nuestro nuevo cuadro base con otro externo, creando un octágono de
oposiciones. Terminamos esta parte del proceso estructurando el cuadro interior a
partir de la síntesis de las oposiciones implicativas.
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Experiencias amorfas construyendo juegos cualitativos son qualia. El intercambio
cualitativo que construye lo inefable es percepción. Consciencia y cognosciencia
trabajando con formas puras es abstracción. Las formas puras de la experiencia
mental son los fenómenos.
Abstracción-Fenómeno estructura intensionalmente a la dualidad Quale-Percepción
en una dimensión empírica mental.
Tenemos una teoría y práctica de las formas puras para abstraer nuestra experiencia
fenoménica. Una teoría y práctica de lo inefable definen entonces lo más directo de
la experiencia, el quale, la experiencia pura, el resultado directo de la percepción.
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En una segunda repetición del proceso, partimos ahora de un universo mental de
formas abstractas y arribamos a otra capa discursiva, la de un universo fenoménico
de cualidades y cantidades, tanto en el plano material como en el espiritual.
6. El universo de las cosas y las formas
Nuestro viaje categórico va de la estructuración de la metafísica, a la estructuración
mental, a la estructuración de la experiencia fenoménica. Damos otro paso en el
proceso, una estructuración ahora de las cosas y las formas físicas.
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Materia hecha espíritu es masa. También es una teoría del espíritu cuya estrategia
es definir objetos de estudio. A semejanza, energía es una teoría de lo cualitativo
con estrategia de lo cuantitativo, o bien, cantidad hecha cualidad, desde lo
empírico.
Forma es cualidad estudiada, esto es, materia hecha cualidad. Contenido es
recreación de un espíritu a través de lo cuantitativo, o bien, experiencias de las que
emerge una memoria o cultura.
El compuesto Contenido-forma estructura intensionalmente al compuesto Masaenergía. Con está vista sintética, también podemos describir nuestra intensionalidad
como una teoría cualitativa con estrategia cuantitativa para generar un universo de
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contenidos a través de la experiencia de las formas. En lo empírico, una teoría
cualitativa pero con estrategia de lo material para abstraer un universo masivo a
través de la energía.
Pasamos del universo de las abstracciones cualitativas y cuantitativas al universo
de las cosas con forma, en lo abstracto, y de lo masivo en lo empírico. Esto en lo
exterior, vamos a sintetizar ahora un cuadro interno.
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La cantidad que se vuelve objeto de estudio es medida. Por el contrario, si lo que
nos importa es la cantidad en sí, entonces una teoría de la cantidad a través de
aquello que es objeto de estudio es número. Tenemos una nueva dualidad, Medidanúmero, en el eje empírico del cuadro interno. En el eje intencional, una ontología
a través de las cualidades es atributo. Pero si la teoría es la cualidad a través de la
ontología, entonces tenemos valor. Esto nos lleva a una nueva dualidad intencional,
Atributo-valor.
En la dialéctica intensional tenemos una intensionalidad cualitativa con una
intención empírica también cualitativa, para conformar un universo de atributos a
través de lo dual. En contraparte, en la dialéctica empírica tenemos una
intensionalidad cuantitativa con intención empírica también cuantitativa, para
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crearnos ahora un universo de medidas a través de lo numérico. En este universo de
cosas y formas los atributos estructuran intensionalmente nuestras mediciones.
Mientras que la noción de valor estructura intensionalmente a lo numérico.
Esta vez partimos de una base de dualismo occidental y arribamos al universo
explicativo de nuestra realidad física. En lo externo tenemos la base del entramado
de las descripciones físicas formales. Mientras que en lo interno tenemos la base de
sus descripciones técnicas y conceptuales.
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7. El universo de la información
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Es claro ya el proceso de complejización y especificación ontológica que vamos
siguiendo. En una cascada metafísica, intermediados por la abstracción formal,
desde lo cualitativo llegamos a los contenidos como tales. El siguiente paso es un
giro, volvemos dialécticamente a las abstracciones, pero ahora informadas.
La entropía emerge de la descripción de un universo masivo a través de las reglas
empíricas de la energía. Al describir la masa con la energía estamos creando
contenido a través de las formas, lo cual es contrario a la idea de entropía, emerge
entonces el concepto de neguentropía.
El dato surge en tanto manipulamos la energía para volverla contenido. La
información emerge cuando nuestras abstracciones se densifican y adquieren cierto
peso, es decir, se interpretan, se informan.
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De una teoría de los contenidos con estrategia de las formas surge la información, y
accedemos a ella a través del dato. En lo físico, de la teoría del contenido pero con
estrategia de energía se expande lo entrópico a través de todo lo que inicialmente
no lo es.
Desde un universo discursivo físico-matemático nos movemos a otro más
abstracto. Una nueva ontología emerge desde lo numérico en tanto comenzamos a
darle sentido, en tanto interpretamos y lo volvemos contenido. Aquí está el giro
conceptual que observa Flusser: las cantidades físicas, los datos, abandonan el
desorden, se organizan, se simplifican, y el resultado nos significa.
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Nos referimos aquí a la noción categórica de entropía. En esta dimensión de
abstracción es un error lógico-pragmático identificar esta noción con la de
cualquier teoría en particular. Las meta-relaciones cualitativas y oposicionales entre
entropía, su inverso y la información no son consecuencia de las estructuraciones
lógico-matemáticas, sino al revés. Esto queda más claro si consideramos que
existen varias nociones matemáticas de información. Una instancia o
implementación formal de este esquema que no exhiba estas oposiciones no es
significativa para describir cuantitativamente el comportamiento de las estructuras
informacionales.
Observamos ahora lo interior, esto es, las herramientas empíricas de este universo
discursivo informacional. La experiencia de la energía comprendida como formas
termina por describir ondas. La experiencia de las formas entendidas como energía
describe partículas. El universo de discurso empírico de lo masivo con estrategia
de contenidos se logra con los átomos. En el converso, de los contenidos a través
de los masivo emerge su constitución empírica, los electrones.
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La dialéctica intensional nos dice que una teoría del contenido con estrategia de
contenidos es en realidad una teoría de los átomos llevada a cabo con las reglas
empíricas de los electrones. La dialéctica empírica nos dice que una teoría de la
forma con estrategia de formas es una teoría de las partículas con las reglas
empíricas de las ondas.
Del universo de los contenidos masivos pasamos al de la información a través de
mediciones de entropía, en lo exterior intensional. En lo interior empírico pasamos
de las reglas de las de ondas y los electrones, a los arreglos de átomos y partículas.
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8. Escala y fractalidad
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Los conceptos y categorías que empleamos se suceden de una interpretación
subjetiva, pero el juego cualitativo formal que seguimos es estricto, simple y
esquemático. La oposición logra simplificar las dos dimensiones de la dualidad
compleja y la multidimensionalidad dialéctica.
La herramienta oposicional es en realidad bidimensional, en un sentido discursivo,
no en un sentido estrictamente lógico-matemático. Trascendemos la polaridad
lógica al considerar la intensionalidad de nuestros compuestos. Conceptualmente
podemos pensar en esta capa intensional como la dimensión adicional. Visualmente
lo representamos como un juego de colores y posiciones.
En cada paso del proceso, los tres cuadros, base, exterior e interior, exhiben una
relación dialéctica entre sí. En el contexto del universo discursivo de cada etapa, el
cuadro base establece la intensión de los cuadros ontológicamente más específicos.
El cuadro interior es una herramienta empírica pues se conforma con compuestos
duales todos del mismo carácter, en un sentido formal y metafórico dejamos fuera
una dimensión de complejidad. Esta organización no es ninguna emergencia, es
consecuencia de la relatividad cualitativa que empleamos.
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Las relaciones dialécticas se van estructurando conforme sintetizamos nuevos
planos discursivos. Como lo describe Nicolescu, cada capa o dimensión discursiva
observa una oposición con la anterior y revela nuevas oposiciones. También
conforma un meta-entramado por encima de los compuestos duales.
Como consecuencia de este juego abstracto tenemos una organización dialéctica
trinitaria de la información. Esto a su vez tiene como consecuencia una proyección
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al plano, donde el cuadro abstrae la multidimensionalidad permitiendo observar
simplificadamente el entramado oposicional y conexionista.
Nuestro rizoma de información tiene entonces múltiples formas. Es un proceso
reticular de triadas o tétradas, según lo necesitemos y organicemos. El juego
cualitativo permite hacer abstracciones, siempre y cuando sigamos las mismas
reglas que lo construye. Podemos por ejemplo seguir el camino sólo de las
dualidades empíricas, encontraremos los mismos patrones y esquemas allí.
Por ahora nada parece impedirnos continuar indefinidamente con el proceso de
síntesis. Los cuadros, agrupados de cuatro en cuatro, muestran diferentes
dimensiones ontológicas, creando también una red categórica y ontológica
consistente. En los primeros cuatro cuadros observamos una dimensión ontológica
metafísico-existencial. La siguiente tétrada nos habla de una dimensión mental
abstracta con más detalles y abstracciones del universo de información.
El propósito de este ensayo es introducir la metodología y continuar con la
estructuración de nuestra metafísica fundacional. Por sí mismos, cada uno de los
esquemas de este proceso admite un análisis profundo. Dejamos sendas discusiones
como trabajo posterior, además de continuar con las siguientes etapas de este
proceso ontológico.
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En los próximos ensayos aplicamos la metodología. Queremos probar la teoría.
Incluso antes de abordar a las propiedades formales, queremos probar la utilidad y
simplicidad del método para abordar problemas complejos.
Sucedemos las definiciones textuales, lineales y simples, con definiciones
intensionales, relacionales y complejas. Abandonamos lo ideológico en pos de la
estructura y el contexto. Abrazamos la complejidad desde el inicio y la
proyectamos en formas y esquemas. Desde lo abstracto y metafísico, hasta lo social
y lo técnico, estamos en otra dimensión analítica y discursiva, la dimensión del
arquetipo y la abstracción, es decir, de las estructuras y la información.
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