John Kenny
Acuña Villavicencio
Érica Sarmiento
Rafael Pinheiro Araujo
(Coordinadores/as)
La izquierda y sus desafíos en
América Latina, siglo XX y XXI
EDITORES
Crisis, tormentas y revueltas
La izquierda y sus desafíos en América
Latina, siglo XX y XXI
John Kenny Acuña Villavicencio
Érica Sarmiento
Rafael Pinheiro Araujo
(Coordinadores/as)
Universidad Autónoma de Guerrero
Universidad del Estado de Río de Janeiro
Crisis, tormentas y revueltas
La izquierda y sus desafíos en
América Latina, siglo XX y XXI
La publicación de este libro se financió con recursos del Centro de Estudios Antropológicos Cusco.
Libro de investigación arbitrado por pares ciegos.
CRISIS, TORMENTAS Y REVUELTAS.
La izquierda y sus desafíos en América Latina, siglo XX y XXI
John Kenny Acuña Villavicencio
Érica Sarmiento
Rafael Pinheiro Araujo
(Coordinadores/as)
Primera edición.
© 2024, Centro de Estudios Antropológicos Cusco
Jr. Túpac Yupanqui 347-B
Cusco, Perú
Tel: (+51) 984 140 949
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© 2024, Universidad Autónoma de Guerrero
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Edición: SAQRA Procesos Comunicativos SCRL
Sello editorial SAQRA editores
Calle Nueva Alta N° 470, interior 10, Cusco – Perú
Email: saqraeditores@gmail.com
Editor: Enrique Riveros Yábar
Diseño gráfico y arte de portada: Jaén Zevallos Umiña
Diagramación de interiores: Jaén Zevallos Umiña y Carlos Mendoza Luna
ISBN: 978-612-48968-3-5
Hecho el depósito legal en la Biblioteca
Nacional del Perú N° 2024 – 07910
Primera edición: Agosto 2024
Tiraje: 500 ejemplares
Con el apoyo de:
Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial por cualquier
medio o procedimiento, comprendidos la reprografía, el tratamiento informático, la fotocopia o
la grabación, sin la previa autorización por escrito de los editores.
Impreso en Gráfica Santa Lucía de Hancco Luna Lizeth Luisa
Urb. Rocopata, calle Patacalle C-26, Santiago – Cusco – Perú
Qosqo llaqtapi rurasqa
Hecho en la ciudad del Cusco
INDICE
Preámbulo .................................................................................................... 09
Prólogo ......................................................................................................... 13
Introducción. La izquierda, ¿de la tormenta a la esperanza? ................ 17
La izquierda y la reconfiguración del Estado capitalista en el Perú ...... 29
John Kenny Acuña Villavicencio
El presidente Lázaro Cárdenas:
a la izquierda de la revolución mexicana .................................................. 53
Alejo Maldonado Gallardo
De la repolitización a la desmovilización de la transición pactada.
Chile 1973-1990 ........................................................................................... 81
Pedro Rosas Aravena
Adriana Palomera Valenzuela
A “propaganda pelo fato” e a “planta exótica”: aspectos do
anarquismo e do sindicalismo revolucionário na capital do Brasil ........ 129
Alexandre Samis
O governo de Andrés Manoel López Obrador
e a política anti-imigração .......................................................................... 163
Érica Sarmiento
Projeto Tecendo Diálogos: estratégias de formação, articulação e
comunicação popular entre a Fiocruz, UFRJ e movimentos sociais
no Rio de Janeiro ........................................................................................ 183
Ana Taisa da Silva Falcão
Crises, Tormentas e revoltas. A esquerda e seus desafios no Brasil,
séculos XX e XXI......................................................................................... 203
Marly de A. G. Vianna
Do estallido social à rejeição da proposta de constituição:
a Nova Batalha do Chile ............................................................................. 221
Eduardo Scheidt
Políticas Bajo el Radar: Um estudo comparado sobre a atuação de
mulheres na Bolívia (El Alto/La Paz) e no Brasil (Zona Oeste/Rio de
Janeiro) ........................................................................................................ 251
Mariana Bruce e Silvia Baptista
Discursos políticos, narrativas e as histórias das revoluções cidadã e
bolivariana .................................................................................................. 275
Rafael Araujo
Sobre los autores ......................................................................................... 291
Prólogo
Hernán Ramírez (Unsinos / CNPq / Conicet)
“La izquierda criticaba el sistema, pero hoy quien hace
eso es la extrema derecha”.
Luiz Inácio Lula da Silva (15/3/2024)
Tiempo atrás, un fantasma recorría el mundo y los intelectuales debatíamos
sobre la inminente revolución. De hecho, ella estalló por diversos rincones de
este planeta, los actores parecían saber su papel, pero la profecía final no se
cumplió. Poco a poco, el caldo fue bajando de temperatura y el proletariado,
nuestro sujeto por antonomasia, entraría en un lento y prolongado letargo, del
que nunca más parece recuperarse.
Desesperados ante tamaño error de cálculo, los intelectuales salieron a buscar
explicaciones y hasta substitutos. Ya que los obreros occidentales se habían
aburguesado, depositamos esperanzas en toda una suerte de oprimidos. Nuestra
visión analítica y nuestros depósitos de las esperanzas políticas se dirigieron a
nuevos movimientos sociales, que ni eran totalmente nuevos, pero en los que
debíamos creer, so pena de quedarnos huérfanos del sujeto que nos redimiría.
Todo valía, desde las mujeres, a los negros, los pueblos originarios, las
minorías sexuales. Cada uno de ellos tenía algo contra lo cual revelarse y,
sumándolos, forjaríamos el gran movimiento revolucionario. Ciertamente que
muchas batallas fueron vencidas, pero el saldo final no ha sido tan halagüeño
cuanto la promesa inicial. La izquierda se retrajo, perdiendo el radicalismo de
antaño. En caso de gobernar, no consigue imponer reformas profundas y, la
mayoría de las veces, enfrenta graves problemas para afirmarse. Pareciera estar
aquejada de una debilidad congénita, algo que excede lo coyuntural y se imprimió
en su estructura.
De esta suerte, realizar balances se imponen, un diagnóstico es siempre el
primer paso para encontrar la cura. Por lo cual este libro posee el mérito de
pensar en voz alta sobre esta cuestión crucial. Incluso sería oportuno discutir
nuestro papel en este contexto de crisis utópica. Mal que nos pese, también los
intelectuales hemos abandonado os bríos de nuestros predecesores y nos hemos
acomodado, más o menos bien, a las estructuras, transformadas en una suerte de
torre de marfil, cúpula de cristal, jaula de oro y terciopelo, o cualquier otra figura
de lenguaje que muchos han usado para remitirse al lugar de exilio donde se dio
el fenómeno de domesticación.
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Antes se luchaba por la unidad obrero estudiantil, hoy los bancos en las
universidades forman mano de obra cualificada para reproducir de modo ampliado
el sistema, no para cuestionar. Y, su cumbre académica, está más dedicada a cuidad
de su ombligo de lo que en construir utopías. La necropolítica ha triunfado también
dentro de la universidad, matando lo que una vez fue su razón de ser.
Así, en última instancia, pensar sobre la crisis de la izquierda es también
adentrar sobre nuestro problema de identidad en la postmodernidad, una
invitación a preguntarnos por la traición a nuestro destino social. Claro que, con
honrosas excepciones, muchas veces vistas como quijotescas, antes vanguardia,
hoy somos tecnócratas asalariados que, en el mejor de los casos, solo pensamos
en un mejoramiento cosmético del sistema.
Panorama que podemos observar a partir de los capítulos que componen este
libro. Las grandes revoluciones quedaron como cosas del pasado, sobre la cual
los capítulos dedicados a México, Chile y el debate en torno a los anarquistas
vuelven en cierta forma. Los obreros tradicionales que antes hacían la historia
como protagonistas ahora quedaron fuera de ella. No hay casi referencias en el
libro, lo que nos invita a reflexionar.
Nos ocupamos más de ellos porque ya no nos inspiran, en contrapartida,
depositamos la mirada en aquellos grupos que renovaron nuestras esperanzas,
con sus límites, pero esperanzas al fin. Bolivia y en especial el caso de sus mujeres
hicieron nuestros ojos brillar nuevamente, no por nada hay un capítulo destinado
a ellas y su caso nacional abrió profundas discusiones en el pasado reciente.
Estamos delante de una confusión existencial, por ello el texto inicial
de John Kenny Acuña Villavicencio, aunque con foco en el Perú, recoloca la
problemática desde su lugar central. La izquierda está ligada y es inseparable
al desarrollo capitalista como un todo. Haber perdido esta perspectiva, tratando
de encontrar algún atajo, puede ser la clave explicativa para nuestra frustración,
política y también analítica.
Podemos percibir ello claramente en los dos capítulos destinados a Chile, pero
que pueden ser metonimia de la mayoría de casos en los cuales la izquierda se hizo
con el poder después de haber vivido experiencias revolucionarias. El tupamaro
Mujica era muy diferente del presidente Mujica. La altiva Roussef declarando en
un juicio militar hoy es presidente de un banco internacional de fomento y, las
ilusiones en torno de la revolución sandinista hoy ven manchado parte de su legado.
¿Qué es lo que nos pasó? debe ser nuestra primera gran pregunta ante el
diván de la historia. Tratar de entender ese proceso en el que las utopías se
pierden, bastardean, pudren. Es lo que intenta Marly Vianna, de forma más
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optimista, en su capítulo, al realizar un recuento de esa crisis y sus tormentas,
para lo cual tengo también un diagnóstico, fruto más teórico de lo que de la
praxis. Al final y al cabo, también adolezco del tecnocratismo intelectual que
nos aqueja a casi todos.
La crisis de la política y, dentro de ella, de la izquierda son fruto de un
muy elaborado proyecto político, fue la forma mediante la cual clase dominante
respondió a su crisis de hegemonía que, por los años sesenta, la había llevado a
su umbral crítico, casi un punto de no retorno en el cual la revolución no tendría
más vuelta. Fue allí que el establichment se posicionó y torció hábilmente el
rumbo de su destino.
Percibió muy claramente que debía enfrascarse de lleno en la lucha política
y, particularmente en el conflicto ideológico, para lo cual parece que no escatimó
recursos, ha conseguido organizarse mejor, encontró una nueva gramática y se
apropió de viejos y creó nuevos instrumentos de lucha con mucho más propiedad
que la izquierda.
En cierta forma, fuimos hasta despojados de nuestras propias armas. La
expresión de Lula que elegimos como epígrafe es dura elocuencia. El presidente,
un hombre del pueblo, que vive la política en la praxis, es preciso, lacónico si
se quiere, no precisa del barroquismo académico para confirmar que el sistema
nos engulló y que la izquierda se vio superada por la extrema derecha en ser su
espíritu crítico.
Antes organizados de forma transnacional, hoy los obreros están presos
a esa lógica, inclusive luchan contra semejantes de otras nacionalidades, que
sabemos ser algo construido y no una realidad natural. Algo que el capítulo de
Érica Sarmiento deja muy en claro, constituyendo una aparente paradoja, pero
no tanto desde el punto de vista aquí adoptado, que un gobierno supuestamente
de izquierda como el de Andrés Manuel López Obrador abale políticas de
represión migratoria. En contrapartida, fue la burguesía que consolidó mejor
su red, constituyendo una verdadera internacional capitalista que doblegó a las
internacionales de izquierda que alguna vez hicieron el mundo temblar.
Fueron esos grupos que propalaron una nueva voz, dejándonos con un
discurso ultrapasado, casi obsoleto. El neoliberalismo consiguió instalar
una nueva justificativa para el mundo y construir una nueva subjetivad a
partir de ella, al que fueron llevados a adherir, inclusive con el uso de los
aparatos estatales, millones de individuos. Así, atónitos, presenciamos una
implosión social sistémica en escala cataclísmica sin que la superestructura
se estremezca en igual medida.
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Mal que nos pese, hoy el espíritu teórico de Gramsci está más vivo en un
tanque de ideas neoliberal de lo que en un sindicato o una agremiación estudiantil.
Es allí donde se diseñan y traban las batallas ideológicas, son ellos los que poseen
la iniciativa y los que consiguen vencer las pocas resistencias cuando surgen,
como nos muestra claramente el texto de Eduardo Scheidt. El malestar existe,
pero no se consigue canalizado debidamente y, al final, el soplo de viento nuevo
cesa, se desvanece.
El mundo abandonó la centralidad de la revolución, que se dislocó a los
márgenes, generalmente como estremecimiento atávico, para dar lugar a un
horizonte de falsa cordialidad, en el cual las masas viven su monotonía de
opresión sin grandes estridencias, abandonando la esperanza de construir y
sustentar alguna utopía colectiva.
Casi todo se nos ha sido expropiado, el término liberal y hasta el de anarco son
usados sin empacho para oprimirnos. En términos tácticos, la derecha atacó por la
retaguardia y demostró su superioridad, escoge el terreno, las armas y la lógica para
dar las batallas. La izquierda va a remolque, no tiene más el poder para instalar otro
orden, a lo sumo mejorarlo. Y, hasta eso es dudoso, pues la burguesía corre para
expropiar esas banderas que surgen con algún potencial disruptivo. Hoy podemos
congratularnos que grandes corporaciones tengan una mejor paridad de género, así
como diversidad sexual y étnica que las de antaño. Hecho que no ha detenido la
brutal concentración que crece a cada día.
En fin, podríamos continuar exponiendo un largo rosario de males que
aquejan a la izquierda, lo que a veces parece ser una suerte de plegaria ante su
agonía, que no debería verse como inminencia de su muerte, sino talvez como el
necesario camino para su reconstrucción, el que pasará por el auto conocimiento,
los que nos conduce a alabar y apoyar iniciativas como las de este libro, que, pese
a las intemperies, continúa preguntándose sobre un viejo y persistente problema.
Cogito ergo sum rezaba la máxima de Descartes, mientras haya reflexiones sobre
la izquierda, ella continuará existiendo.
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Introducción
La izquierda, ¿de la tormenta a la esperanza?
John Kenny Acuña Villavicencio
Ante el cierre de fronteras, la reorganización del Estado-nación, la crisis de
la economía de mercado, el débil papel de las instituciones, el negacionismo hacia
el hacer humano, la eliminación del otro y el blanqueamiento de la democracia
(de desiguales), la revuelta se ha convertido en un torrente de posibilidades que
permite dibujar alternativas políticas a contrapelo de la tormenta capitalista. El
surgimiento de los gobiernos progresistas en Colombia, México, Chile y la lucha
de los movimientos sociales en Brasil y Bolivia, así como la imposición de una
racionalidad constituida en Chile son solo alguno de los ejemplos actuales que
expresan una resistencia inminente en contra de los neofascismos que surgen y
advierten no sólo con reorganizar el mundo del trabajo, sino también con destruir
toda forma de vida y colectividad humanas. Ante esto, la izquierda se encuentra
en una encrucijada debido a las dificultades que implica superar la herencia
del neoliberalismo, es decir, la privatización, la precarización del trabajo, la
reducción del gasto público, la inflación y la persecución de la acción colectiva.
A partir de los primeros años del siglo XXI, la izquierda hizo lo necesario para
atender los problemas estructurales e históricos. Por un lado, existió una corriente
cálida expresada por Bachelet, Kirchner, Vázquez y Lula y, por el otro, hubo una
corriente fría representada por Chávez, Correa y Morales, quienes impulsaron
proyectos políticos y económicos incluyentes (Castañeda, 2006; Stoessel, 2014).
Ante esto, la izquierda era una alternativa para la mayoría de ciudadanos que
aspiraban a mejores condiciones de vida. A decir de Arditi (2009), América Latina
se convertía en un “lugar común” y en un laboratorio donde se podía pensar a
contracorriente del mercado. Pero, esto sólo podía ser posible si la izquierda desde
el poder actuaba en favor de la “gente sin historia” (Wolf, 2022).
De este modo, los gobiernos progresistas empezaron a realizar reformas y,
de ese modo, garantizar la salud, la educación y el trabajo (asalariado). Es más, se
reguló el mercado y se fomentó la participación ciudadana como había ocurrido
en el siglo XX con Cárdenas (1934-1940), Velasco (1968-1975) y Allende (19701973). Por entonces, se trataba de experiencias políticas de suma importancia para
la historia de lucha y conquista de la izquierda, pero debido a las contradicciones
internas del propio Estado, éstas fueron absorbidas por el poder del capital y la
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