Diabetes mellitus tipo 1 y actividad física.
Fernanda Nayeli Gonzalez Rodarte
Introducción
La Diabetes mellitus tipo 1 es una patología que presenta complicaciones metabólicas y más cuando se trata de llevar a cabo alguna actividad deportiva. El tipo de ejercicio, así como la intensidad y duración del mismo, ocasionan distintos tipos de respuesta bioenergética celular y de utilización de sustratos, sobre todo de la glucosa, el cual es un sustrato energético clave en la actividad física. Históricamente, a muchas personas con diabetes mellitus tipo 1 se les desaconsejaba realizar actividad física debido a las posibles consecuencias del ejercicio sobre el control de la glicemia y posible desencadenante de situaciones metabólicas peligrosas. Dicha actividad física debe de ser planificada en conjunto con la alimentación e hidratación y el monitoreo de glucosas dentro de la actividad deportiva para evitar irregularidades con las glucemias del deportista.
Palabras clave
Diabetes tipo 1
Actividad física
Glucosa
Abstract
Type 1 diabetes mellitus is a pathology that presents metabolic complications and more when it comes to carrying out some sports activity. The type of exercise, as well as its intensity and duration, cause different types of cellular bioenergetic response and the use of substrates, especially glucose, which is a key energy substrate in physical activity. Historically, many people with type 1 diabetes mellitus were advised against physical activity due to the possible consequences of exercise on blood glucose control and possible trigger for dangerous metabolic situations. This physical activity must be planned in conjunction with nutrition and hydration and glucose monitoring within the sports activity to avoid irregularities with the athlete's blood glucose.
Keywords
Type 1 diabetes
Physical activity
Glucose
Introducción
Se define como Diabetes Mellitus tipo 1 como la deficiencia de insulina a causa de la destruccion de células beta pancreaticas que progresa hasta un déficit total de insulina. Cuando esta destruccion de células Beta está mediada por auto inmunidad es clasificada como tipo 1A y en los pacientes donde no hay evidencia de auto inmunidad la ADA (Asociación americana de Diabetes) aplica el término tipo 1B o idiopatica. Generalmente es diagnosticada en niños y adolescentes que presentan síntomas como polidipsia, polifagia, poliuria y pérdida de peso y en especial por los valores bioquímicos establecidos por la ADA, la ISPAD (sociedad internacional de diabetes pediátrica y de, adolescente) y la OMS.
El tratamiento para dicha patología es el suministro exógeno de insulina simulando en lo posible su producción fisiológica cubriendo las necesidades basales y post ingesta, tanto la alimentación como la preinscripción de ejercicio son pilares importantes en la mejora de la patología y del estilo de vida de las personas que lo padecen. La alimentación debe de ser regulada con los requerimientos adecuados para cada paciente en cuanto a la ingesta de hidratos de carbono, mismos que evitarán que nuestro paciente sufra tanto una hiperglucemia como un declive en esta misma.
La actividad física proporciona bastantes beneficios a las personas que padecen DM1, aunque en la actualidad se les desaconseja por el descontrol de glucemias o por posibles consecuencias metabólicas que puedan poner en riesgo la salud de los pacientes, por ello antes de comenzar con el ejercicio los pacientes deben aprender a ajustar su dieta y su pauta de insulina basándose en un control glucemico previo. Así mismo, para poder preinscribir ejercicio en esta patología es de suma importancia conocer el metabolismo del ejercicio y las demandas bioenergéticas que tiene cada tipo de ejercicio, las intensidades con las que se debe de trabajar y la duración de las sesiones para evitar poner al deportista en episodios de hipoglucemias. Miles de personas practican deporte a nivel competitivo demostrando que aún con esta patología es posible llegar a practicar deporte al más alto nivel.
Por ello, conocer y comprender cada aspecto dentro de esta área es de suma importancia ya que permitirá establecer pautas individuales tanto en la alimentación como en el ejercicio, aumentando la capacidad de los deportistas que padecen esta patología y mejorando su rendimiento, manteniéndolos en niveles competitivos altos sin tener ninguna repercusión en su salud.
Ejercicio
La realización de actividad física regular y ejercicio planificado es muy importante para las personas con diabetes tipo 1 (DM1), sea cual sea la edad, por la variedad de efectos positivos que tienen sobre la salud. Los avances en la tecnología tanto para el control de la glucosa, a través de la monitorización continua o a demanda de la glucosa intersticial, como la tecnología para valorar la intensidad del ejercicio está ayudando mucho a conseguir realizarlo con mayor seguridad.
En la diabetes tipo 1 (DM1) el ejercicio supone un reto para mantener las concentraciones de glucosa en el rango adecuado durante el mismo y posteriormente, lo que puede hacer que muchos pacientes con diabetes lleven una vida sedentaria. Pero, aunque el ejercicio a veces dificulta el control glucémico, hay que valorar también los otros beneficios importantes que tienen a largo plazo para la salud del paciente.
Se ha tenido la idea de que el único substrato energético utilizado a bajas intensidades de ejercicio son las grasas y sin aportación energética de la glucosa, aunque tras varios estudios se ha demostrado que a intensidades bajas de trabajo también se oxida la glucosa como fuente de energía. A estas intensidades de trabajo, las fibras musculares reclutadas principalmente son las fibras oxidativas o tipo 1 (lentas). A medida que la intensidad del ejercicio aumenta, la demanda de mayor velocidad a la hora de producir ATP aumenta y por tanto existe un importante cambio bioenergético, donde la aportación bioenergética de las grasas disminuye y la de glucosa aumenta. Esto es debido a que la capacidad de producir ATP a través de la oxidación de las grasas es bastante más lenta que la de los carbohidratos. En esta situación metabólica, las fibras requeridas para la contracción muscular son las fibras rápidas o tipo lla, que son altamente glucolíticas.
A intensidades de ejercicio más altas aún (al umbral del lactato) la demanda de producción de ATP es muy elevada y las grasas ya no pueden sostener dicha demanda y por tanto la glucosa es el único substrato utilizado, aumentando significativamente la utilización de glucosa. Finalmente, a intensidades superiores al consumo máximo de oxígeno (VO2max), la aportación de energía es exclusivamente anaeróbica y los músculos dependen del ATP almacenado en el músculo, así como del sistema ATP-PC (fosfocreatina).
En reposo y estado postprandial, el músculo esquelético es el encargado de metabolizar cerca del 80% de la glucosa sanguínea. Los transportadores de glucosa, GLUT-4, se encuentran en vesículas celulares en el citoplasma. La insulina activa la translocación de los GLUT-4 al sarcolema (membrana celular del músculo). Sin embargo, durante el ejercicio, la entrada de glucosa en las células musculares no es insulinodependiente, sino que es facilitada por la propia contracción muscular. Esta contracción muscular conlleva a una cascada de eventos con la finalidad de la translocación de los GLUT-4 al sarcolema y por tanto no depende de la insulina.
Este mecanismo es fundamental para entender la hipoglucemia del ejercicio debido a que cuando coexisten 2 mecanismos de translocación de los GLUT-4, la entrada de glucosa en las células musculares es bastante elevada y pudiera llevar a una hipoglucemia. De cara a prevenir esta situación metabólica durante el ejercicio, el páncreas de las personas sin DT1 disminuye significativamente (-50%) la secreción de insulina. Sin embargo, en personas con DT1 no se puede regular la insulina exógena y, por tanto, durante el ejercicio, la translocación de los GLUT-4 será estimulada tanto por la insulina como por la contracción muscular, aumentando la entrada de glucosa en las células musculares.
Para que una persona pueda realizar ejercicio aeróbico con seguridad se debe de asegurar la entrada de carbohidratos antes del ejercicio donde eleve la glucosa a 126 mg/dl pero por debajo de 270 mg/dl al igual que una reducción de insulina exógena para contrarrestar el aumento de la sensibilidad a la insulina.
Se recomienda realizar 2 mediciones de glucemia: la primera media hora antes y la segunda 10 min después. Si el ejercicio es de duración prolongada deberá hacerse uso de suplementos que eleven la glucosa. Debido al aumento de la sensibilidad de la insulina las dosis de esta misma deberán de ser corregidas para evitar hipoglucemias. No deberían de realizar ejercicio si su glucosa se encuentra por encima de los 300 mg/dl o en caso de cuerpos cetónicos en la orina superior a 250 mg/ dl.
En un estudio realizado en donde se comparan los 3 tipos de ejercicio tanto aeróbico, anaeróbico y de intervalos (HITT) se establecio que el ejercicio anaeróbico aumenta los niveles de glucosa debido al incremento de hormonas contrareguladoras por lo que puede llevar a los pacientes a un estado de hiperglucemia durante o al finalizar la sesión por ello se sugiere iniciar con una sesión de alta intensidad de 5 a 15 segundos para contrarrestar la hiperglucemia. El ejercicio de resistencia ofrece mejoras tanto en la HbA1c y glucosa en ayunas mejorando la morfofuncionalidad y los niveles de fuerza muscular, en general este tipo de ejercicio consume mayor cantidad de glucosa. En comparación con el ejercicio aeróbico muestra mas resultados el ejercicio de resistencia ya que mantiene a la glucosa en rangos óptimos. El HITT en cambio es utilizado en personas sedentarias que no realizan actividad física por miedo a un posible episodio de hipoglucemia. Este tipo de ejercicio mejora la disfunción endotelial y la condición física, es recomendable como una forma útil y segura para mejorar la función vascular en pacientes con DM1
Intensidad del ejercicio
Los ejercicios de intensidad baja no suelen tener tanto impacto en relación con la glicemia del paciente, pero a medida que incrementa la intensidad aumenta el consumo de glucosa llevando al paciente a episodios de hipoglucemia. Sin embargo, en ejercicios que son de alta intensidad y de corta duración no existe un aumento tan notorio debido a que por ser de cortas duración las hormonas contrareguladoras aumentan la producción de glucosa y si no se tienen las medidas adecuadas el paciente puede sufrir una hiperglicemia.
Duración
Entre más tiempo se tenga realizando la actividad física mayor es el consumo de glucosa por lo que si se extiende el tiempo en el que la glucosa en sangre no soporte la carga de ejercicio el cuerpo se ve obligado a utilizarlas reservas que se tienen para poder mantener en homeostasis el mayor tiempo posible, esto sucede a a partir de los 60 min a un ritmo medio- intenso generalmente, aunque puede variar entre cada individuo.
Frecuencia
El efecto glucemia te suele tener una duración de 12 a 24 hrs después de la práctica de ejercicio y si las reservas de glucosa que tenía el organismo se agotaron difícilmente lograrán a estar en óptimas condiciones en poco tiempo por lo que realizar actividad física consecutivamente y a las mismas intensidades evitará que los depósitos de glucosa vuelvan a llenarse y el cuerpo pasará por episodios de hipoglucemia. Para ayudar a que las reservas vuelvan a sus rangos correspondientes la alimentación se volverá un gran aliado y las dosis de insulina deberán disminuir de forma progresiva.
Nutrición
Antes de iniciar cualquier tipo de deporte, hay que conocer el valor de la glucemia y el tipo de ejercicio físico que se pretende realizar, pues de ello dependen las decisiones que tomemos posteriormente. Por ejemplo, en ejercicios de corta duración (menor de 45-60 minutos), el consumo de glucosa no es excesivo y se puede compensar fácilmente aportando hidratos extra al inicio de la actividad. No requiere mucha preparación, ya que, los hidratos de carbono comienzan a aumentar los niveles de glucemia pasados 5-10 minutos. No obstante, hay actividades como pueden ser una carrera de atletismo o un partido de fútbol, donde es complicado tomar avituallamiento mientras se realiza, por lo que se deben tomar ciertas medidas excepcionales como empezar el ejercicio con unos niveles algo superiores a lo habitual (entre 150-180 mg/dl). Sin embargo, es necesario evitar como tendencia habitual empezar el ejercicio en valores por encima de 200mg/dl como método para prevenir la aparición de hipoglucemias. Además, es aconsejable tomar hidratos de carbono de manera progresiva a medida que realicemos la actividad, dado que tomar una excesiva cantidad de estos antes del ejercicio es una de las principales causas en la aparición de hiperglucemias con sensación de pesadez, sed y deshidratación.
Conclusiones
Para saber qué tipo de ejercicio y las intensidades que se deben de llevar a cabo en dicha patología es necesario comprender cómo son los procesos metabólicos de cada tipo de ejercicio, cuáles son los más favorables para el paciente y cómo podemos nosotros ayudar en la alimentación a que no exista alguna anomalía referente a la enfermedad, sino al contrario, generar beneficios que partan de la actividad física que se va a llevar a cabo. Hoy en día se cuentan con herramientas útiles que nos permiten llevar un control más exacto dentro de los deportes con personas que padecen alguna patología, ayudándonos a conocer cada aspecto sobre el proceso, como manejar los entrenamientos, como deben de ser sus comidas previas, durante y después de su entrenamiento o competición para evitar alteraciones metabólicas que pudiesen llegar a presentarse.
No se trata de consumir más o menos cantidad de glucosa, sino de armonizar el efecto del ejercicio físico con la ingesta de hidratos de carbono o modificacion de las dosis de insulina
Anexos
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