El poeta
Carlos Cano y Núñez
(1846-1922)
Hijo de padres blanqueños
Biografías
Tomo XVII
Estudio, compilación y notas
de Govert Westerveld
Carlos Cano y Núñez (1846-1922)
Poeta murciano de padres blanqueños
-
«Biografías»
Tomo VXII
Estudio, compilación y notas de
Govert Westerveld
I
II
Carlos Cano y Núñez (1846-1922)
Poeta murciano de padres blanqueños
-
«Biografías»
Tomo VXII
Estudio, compilación y notas de
Govert Westerveld
III
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December 6, 2023 at 3:11 AM
Carlos Cano y Núñez (1846-1922). Poeta murciano de
padres blanqueños. «Biografías»Tomo VXII. Estudio,
compilación y notas de Govert Westerveld
© Govert Westerveld
Cronista Oficial de Blanca (2002-1919)
Hispanista de la Asociación Internacional de Hispanistas
Historiador Oficial de la Federación Mundial del Juego de Damas (FMJD)
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eBook: without ISBN
IV
Dedicación
Dedico esta obra al pueblo blanqueño y
ojalá que en ella encuentren algunas
respuestas para la comprensión
histórica local.
V
Prólogo
Carlos Cano y Núñez era un murciano ilustre, militar
distinguido y que ocupa además un puesto importante,
adquirido por su innegable valía y por su genio, en la
república de las letras. No deja de ser importante,
aunque más en calidad que en cantidad, la producción
literaria de D. Carlos Cano; así no es de extrañar que por
la singular corrección de la frase y del estilo, por la
naturalidad de los pensamientos, que resalta en todas
sus composiciones, la ternura y delicadeza de los
sentimientos y la magistral armonía de sus versos,
obtuviese premios en los diversos certámenes literarios.
Nuestro poeta escribió muchos libros, los cuales son
muy difíciles de hallar en las bibliotecas de Murcia. Peor
aún, no se encuentran en otras bibliotecas españolas.
Viendo que los padres de este poeta eran de Blanca – un
vergel de artistas - y que Carlos Cano pasaba sus
vacaciones en su hacienda en Runes y en el campo de
Blanca, decidí cambiar totalmente esta penosa situación.
Y continuando con mi afán de publicar libros sobre
Carlos Cano y Núñez, le toca ahora el turno a las
distintas personas que escribieron sobre su vida. Es
decir, el volumen XVII titulado «Biografías».
Agradezco al blanqueño Antonio Parra Valiente por
haberme facilitado parte del árbol genealógico de
Antonio Cano Sánchez. También estoy muy agradecido
por la ayuda del blanqueño Francisco Cano Trigueros con
respecto a la información y foto facilitada de la cueva de
la Mascoba. Finalmente, mis gracias al Cronista Oficial
de Blanca, Ángel Ríos Martínez, por sus informaciones
eclesiásticas y fotografías de Blanca.
Govert Westerveld
VI
CONTENIDO
1
BREVE BIOGRAFÍA......................................... 1
1.1
La expulsión .............................................. 2
1.2
El poeta Carlos Cano y Núñez .................. 11
1.2.1
Obras escritas: ................................... 12
1.2.2 El olvido de Blanca .............................15
1.2.3 El árbol genealógico de Carlos Cano .. 16
1.2.4 Tragedias familiares........................... 19
1.3
El transporte en aquellos años ................ 24
1.4
La Peña Negra de Blanca ......................... 30
1.4.1
La Cueva de la Mascoba ..................... 31
1.4.2 La leyenda de la Peña negra ............... 32
1.4.3 La Peña Negra en versos .................... 36
1.4.4 La Peña Negra.................................... 36
1.5
La mágica Blanca .................................... 40
1.5.1
¡ Mi Blanca !....................................... 47
1.5.2 Tú y yo. .............................................. 48
1.5.3 ¡Mi Blanca! ........................................ 49
1.5.4 Historia antigua ................................. 50
1.5.5 Contrastes .......................................... 52
1.6
El río Seguro y los arroyos ....................... 54
1.6.1
La flor de la pureza ............................ 57
1.6.2 Nostalgia. ........................................... 59
1.6.3 El Valle .............................................. 61
1.6.4 La Noche ............................................ 61
1.6.5 Nostalgia. ........................................... 63
1.6.6 Cosas de la edad ................................. 66
1.7
La religión ............................................... 67
1.7.1
Crónica dominguera. ......................... 67
1.8
Final ........................................................ 70
1.8.1 Poemas publicados en:........................ 71
2 BIOGRAFÍA POR LEMUS Y RUBIO .............. 75
VII
3
OTRAS BIOGRAFÍAS Y NOTICIAS.............. 133
3.1
Noticias ................................................. 134
3.2
Más noticias ........................................... 135
3.3
Explosión en La Ñora ............................ 136
3.4
Biografía de D. Cárlos Cano 1890 ........... 137
3.5
José María Ibañez ................................. 143
3.6
José María Conesa (1922) ..................... 149
3.7
Pedro Lemus y Rubio (1927) ................. 150
3.8
Homenaje a los poetas ........................... 173
3.9
Labor municipal ..................................... 174
3.10 El homenaje a D. Carlos Cano ................ 175
3.11 El Homenaje a D. Carlos Cano ............... 177
3.12 Un nuevo libro y una deuda ...................178
3.13 Andrés Sobejano ................................... 180
3.14 El Tiempo.............................................. 183
3.15 R. de los Reyes ...................................... 185
3.16 José María de Cossio (1960).................. 188
VIII
IX
Murcia en 1866
X
1 BREVE BIOGRAFÍA
1
1.1 La expulsión
Observamos, que en el tiempo de la expulsión, hacia
1613, con 98% musulmanes (cristianos nuevos) y
solo 2% de cristianos, Blanca era el pueblo más
islamizado del Valle de Ricote y del reino de Murcia1.
En el tiempo de expulsión, varias familias
blanqueñas se iban a vivir en La Granja, reino de
Valencia. Otras se fueron a Mallorca. Gracias a una
política más liberal de Felipe IV en 1624, los
moriscos dejaron de ser perseguidos y pudieron
volver a sus lugares natales. De esta forma, muchos
entraron otra vez en Blanca, y el resultado fue que
los cristianos, a quienes las autoridades murcianas
habían puesto en Blanca para el control, salieron
poco a poco de allí. Así, el pueblo volvió otra vez a
ser un pueblo musulmán de cristianos nuevos, igual
a como era antes de la expulsión, pero con muchos
menos habitantes.
El Valle de Ricote era el último lugar de la expulsión
en España y la fatalidad de los desdichados
moriscos2. Este lugar, de los seis pueblos moriscos
(es decir, Abarán, Blanca, Ojós, Ricote, Ulea y
Villanueva), fue simbolizado en el personaje de
Ricote por el gran escritor Miguel de Cervantes
Saavedra, en el segundo tomo de su obra El Quijote,
en el año 1615. Para expresar el Valle de Ricote, más
1
WESTERVELD, Govert (2002). Blanca el Ricote de don Quijote.
Expulsión y regreso de los moriscos del último enclave islámico más
grande de españa. Años 1613 – 1654. En colaboración con Juan
Romero Díaz y Ángel Ríos Martínez.
2
Término usado por las autoridades para los habitantes del Valle de
Ricote, a pesar de que ellos resguardaban aún los privilegios de
mudéjares concedidos por los Reyes Católicos. Los mudéjares del
Valle de Ricote se hicieron bautizar voluntariamente en 1501, antes
del bautismo forzoso en 1502. En realidad, fueron cristianos nuevos
con iguales derechos que los cristianos.
2
bien convertido en el Valle de las lágrimas,
Cervantes transformó el topónimo Ricote, es decir
los moriscos del valle de Ricote, en el onomástico,
por la decisiva razón de que el morisco del valle es, a
su vez, un ejemplo de víctima inocente.
Advertimos entonces que los hombres blanqueños
de 1613 no quisieron casarse con las mujeres
cristianas; en cambio, las mujeres blanqueñas no se
opusieron a tener un marido cristiano, para de esta
forma evitar el terrible destierro que les esperaban.
Más de un cristiano vino a Blanca casándose con una
cristiana nueva, para quedarse con las propiedades
de la familia musulmán. Es así que poco a poco
vemos más cristianos en Blanca, pero el cambio iba
muy lento, porque en 1654 aún el 80% del padrón de
la iglesia eran cristianos nuevos o musulmanes.
Algunos de los cristianos nuevos, los que tenían una
mejor posición económica, intentaron obtener
títulos de nobleza. Podemos observar esto en el
Marquesado de Darrax, en nombre de Francisco
Javier de Molina Martínez. Según mi estudio de los
árboles genealógicos de este Marquesado, y teniendo
en cuenta el «Libro de Milicia3», Francisco Javier de
Molina no pudo haber sido de origen cristiano. La
concesión de un título nobiliario no siempre estuvo
precedida de servicios dignos de recompensa. Las
cualidades del ennoblecido ocultan, a su vez,
circunstancias desfavorables para su notoriedad,
como por ejemplo haber adquirido el título
nobiliario tras un desembolso monetario. Es por ello
que, para conocer la auténtica naturaleza del
titulado, es indispensable estudiar bien los árboles
genealógicos de Blanca y sus testamentos, puesto
que ya se había observado un testamento falsificado
3
WESTERVELD, Govert (2022). Libro de los autos para el
reclutamiento de los soldados de milicia de Blanca (1635-1642).
3
en 1619. Sea lo que fuere, los grupos privilegiados
dentro de la comunidad blanqueña intentaron
obtener oficios destacados con el fin de hacer
desaparecer lo antes posible todo rastro de su
origen. Una solución mejor era vivir en las ciudades,
porque garantizaba más ingresos y la confirmación
de un determinado nivel de aceptación social y la
progresiva diferenciación con respecto al grupo
étnico de origen4. De esta forma, a mitades del siglo
XIX vemos a muchos habitantes salir de Blanca
rumbo a Murcia, entre los cuales se hallaban Pedro
Cano y Núñez, D.a Maria Josefa Núñez Hernández,
Francisco Núñez y otros. La ciudad, que tenía en
torno a los treinta mil habitantes a finales del XIX,
seguía siendo fiel a su tradición musulmana, aunque
apenas quedaran vestigios de esta civilización:
presentaba calles estrechas y tortuosas, pequeñas
plazuelas y callejones cortos sin salida5.
Fecunda ha sido y sigue siendo la tierra murciana en
hombres de corazón y de talento; lo cual se explica,
pues como dice el gran poeta Francisco Sastre
Moreno6:
Aquel cielo, aquel clima, aquella exuberante vegetación,
aquellas mujeres que llevan sangre mora en las venas y
cálidos detellas en la mirada, son intensos motivos de
inspiración y fecundos gérmenes engendradores de arta
y de suprema intuición de la belleza.
4
CASTILLO FERNÁNDEZ, Javier (1996). La asimilación de los
moriscos granadinos: un modelo de análisis. En: Disidencias y exilios
en la España moderna. Actas de la IV Reunión Científica de la
Asociación Española de Historia Moderna. Alicante, 27-30 de mayo
de 1996. Universidad de Alicante, pp. 347-361. Cita en p. 355.
5
BELMONTE SERRANO, José (2002). El Mosáico, una revista
murciana del 98. En: Murgetana, No. 106, pp. 133-142, Cita en p.
136.
6
La Verdad de Murcia, 1-12-1932
4
El texto de Francisco Sastre Moreno es del año 1932,
pero en el siglo XIX prácticamente nadie en la
Región de Murcia osaba escribir las palabras “sangre
mora”. Solamente el valiente poeta José Martínez
Tornel se atrevió, en 1879, a dar una visión realista
de los murcianos mediante el siguiente poema:
LOS HUERTANOS EN LA FÉRIA.
–
Todavía, al fin del siglo7
del vapor y de las ciencias,
la gente de la ciudad
y la gente de la Huerta
forman en Murcia dos pueblos,
como si dos castas fueran.
Yo no sé en lo que consiste
esta aberracion añeja:
una misma es nuestra fé,
idénticas nuestras creencias,
las mismas nuestras costumbres,
igual nuestra parentela.
De Castilla y de Aragon
viene nuestra descendencia,
y, si aun queda sangre mora
salpicada en esta tierra,
hay la misma en la ciudad
que en el monte y en la vega.
¡Pobrecicos de mi vida
huertanicos de la huerta,
los que el sol de Agosto abrasa
y el viento de Enero hiela,
yo os quiero con toda el alma
pues mi sangre es de la vuestra!
La gente de aquí de Murcia
que á vosotros os desprecia,
7
Diario de Murcia, 9-9-1879
5
miradlo bien, es la plebe,
plebe de manta ó chistera.
Desde el sucio matachin
que en las Ericas copea,
hasta el chalan gitanesco
que las burras os afeita,
pasando por el silvante,
por el curial sin conciencia,
por la rabanera innoble
y la señorita enteca,
la polilla escribanil
y la tropa alguacilesca….
está la escala enemiga,
que á los huertanos afrenta.
Los señores, que lo son,
la cristiana clase media,
todos los que echan garbanzos
honrados en la puchera,
no atropellan al huertano,
no los matan por la renta
ni les embargan el trigo,
los bueyes, ni la carreta.
No son esos los que dicen:
«Chico, no voy á la féria
»porque este dia es el dia
»de la gente de la huerta.»
Ni los que dicen estúpidos
con la guasa rabalesca:
«Anoche estaba «la Rusia»
»entera por la Glorieta.»
Sin el dia de la Virgen,
¡qué seria nuestra féria?
Está, la Glorieta, hermosa
en esas noches selectas,
en que damas y galanes
sedas y joyas pasean;
cuando las luces del gas
los brillantes reverberan,
y se perfuma el ambiente
6
de aromáticas esencias;
cuando en dulce discreteo
las amorosas parejas,
hablando mas con los ojos,
dicen mucho con la lengua;
pero, el dia de la Virgen,
aquella tarde soberbia,
en que la Subida al Puente,
todo el Carmen, la Alameda.
el Arenal en Redondo
y el Salon de la Glorieta
están inundados, llenos
por la gente de la Huerta…..
aquella tarde es la tarde
mas alegre de la féria.
Allí lucen las huertanas
de sus moños la ancha trenza,
las puntillas delicadas
sobre sus carnes morenas;
los refajos carmesíes
bordados de lentejuelas,
los pañuelos amarillos,
las arracadas de perlas,
la cruz de vidrio en el cuello,
el pañuelo en la cadera
y en sus manos soleadas
el tallo de albahaca fresca.
Allí, entre aquel oleaje
de tanta y tanta belleza,
descuellan exhuberantes,
robustas, sanas y llenas:
la alcantarillera hermosa,
la gentil algezareña,
la de Aljucer, pequeñita
como el grano de pimienta;
la del Palmar, lirio hermoso
de Sangonera la seca;
las que tegen pobres Cintas
7
en el llano de la Alberca;
las de Alquerías famosas,
las de Beniajan modestas,
las chumberas del Cabezo,
Monteagudo y Santomera;
las que echan siempre por Churra,
ancho camino de veras;
las de Santiago y Zaraiche,
Albatalía, Arboleja,
las Flotas, los «Jabalises»,
Macias-coque, la Vux-negra,
Puente de Tocinos, Raya,
Eralta, Belchí, Nonduermas,
Puebla de Soto, la Ñora,
Rahal, Tarquinales, la Urdienca,
Espinardo, La Azacaya,
Garres y Rincon de Seca...
todas contentas, alegres,
buscando sitio en la féria
donde bailar con sus novios,
al compás de la vihüela,
dos ó tres coplas, lo menos,
de parranda ó malagueña.
¡Huertanica de mi vida!
tú, que partes las Almendras
con tus dientecitos blancos
en tu boquita pequeña,
que bebes la horchata en vaso
y ves el mundo por fuera;
no quiera Dios que los ojos
te se llenen en la féria,
y el corazon te se turbe
y se pierda tu cabeza:
mejor es que tornes pronto
á tu barraca modesta,
y allí, sentada á la sombra
de aquella vetusta higuera,
dándole trigo en tu mano
á los polos de tu «llueca»,
8
cantes con voz poderosa
cien veces la copla aquella:
«Valen mas los «zaragüeles»
de los mozos de la huerta
que todos los luchuginos,
que pasean la Glorieta.»
Precisamente esta mezcla de sangre (cristiana, judía,
árabe y bereber) y cultura (romano, greco y árabe)
fue la que la Córdoba de España adelantó con varios
siglos el renacimiento italiano, hasta el punto en que
para el año 1500, por su sabiduría, estaba
adelantada 30 años a los demás países europeos.
Poco a poco, otros poetas comenzaron a pensar en la
«sangre mora» como herencia nostálgica de tiempos
lejanos. De esta forma, en 1906 vemos aparecer el
siguiente poema de Pedro Jara Carillo8:
SANGRE MORA
Dejó su sangre mora el africano
metida en las arterias de la vega;
esa sangre bendita con que riega
la sultana de abril su fértil llaño.
Corriendo igual que en el tejido humano,
el agua al cauce su caudal entrega
y el cauce al corazón del suelo llega
con la fiebre del gérmen soberaro.
Crece en el seno de la vega ardiente
al latir de la sangre transparente
que aumenta de la fiebre los ardores.
8
El Liberal de Murcia, 8-9-1906, p. 3.
9
Hasta que estalla el corazón sangriento
y cubre el pecho de la tierra un lento
llover de manchas de cuajadas flores.
P. Jara Carrillo
Volviendo a Blanca, este pueblo modesto, tan bello
como desconocido de la mayor parte de los viajeros,
es tan rico en recuerdos históricos, como en
costumbres que mantienen viva la memoria de sus
últimos pobladores, los hijos del Profeta. Y si a mi
fuera dado copiar, en cuadernos fieles, estos usos a
que me refiero, podría conocer el lector hasta qué
punto es cierto lo que digo, á saber, que parece
abrigar todavía en su seno restos de la familia de los
que salieron de España con la pérdida de Granada
(1492) y en tiempo de expulsión (1613)
Otro poeta, Francisco Orcajada, habla de moriscos
guerreros y sultanas, mencionando la «sangre
mora». A final del poema, no olvida al rey Jaime I de
Aragón9:
MURCIA EN TUS NOCHES DE LUNA
¡Noches en que apareces soñadora
entre brujos reflejos y cendales
de luna! ¡Blancas noches ideales
que realzaron tu gracia encantadora!
¡Noches de cielo azul! ¡En esa hora
que perfuman tus verdes naranjales
y entre vagos recuerdos orientales
surge el fantasma de tu sangre mora!
9
El Liberal de Murcia, 28-6-1917, p. 1.
10
… Y vuelven otras épocas lejanas
de moriscos guerreros y sultanas
que ni sombras son ya ni polvo són...
Cuando de tus murallas a la vista
soñaban estas noches tu conquista,
las huestes de Don Jaime de Aragón.
FRANCISCO ORCAJADA.
1.2 El poeta Carlos Cano y Núñez
Cano y Núñez, Carlos. Murcia, 19.IX.1846 –
2.VIII.1922. Militar y poeta que a veces escribió bajo
el seudónimo de Carolino10 y en el tema de Charadas
en el Diario de Murcia usó simplemente la letra “H”.
Hijo de Pedro Cano y Núñez y Josefa Núñez y
Hernández. Realiza estudios brillantes en el
Instituto de Segunda Enseñanza de Murcia y
continúa su formación siguiendo la carrera militar,
ingresando en febrero de 1863 en la Academia de
Artillería de Segovia. En 1875, se casó en Murcia
con Amalia Cathalan y Molina, con la que tuvo siete
hijos, de los que solo sobrevivieron tres: Dolores,
José María y Antonio.
Desde entonces, recorrió toda la geografía española
en distintos destinos militares, regresando a Murcia
siempre que le era posible, donde realizó dos largas
estancias, la primera entre 1882 y 1885, al frente de
los talleres de la fábrica de pólvora de Murcia, cuyas
voladuras del 19 de junio de 1882 y del 20 de agosto
10
Ejemplos: La Paz de Murcia, 23-1-1866, p. 1.; 21-3-1866, p. 1.; 45-1866, p. 1.: 22-5-1866 y otros.
11
de 1883 le valieron la concesión de la Real Orden y
la Cruz Roja del Mérito Militar por su comportamiento ejemplar. Publica sus poesías en
muchísimos periódicos y revistas. Las diversas
ediciones de sus libros se ocupan de reunir sus
colaboraciones poéticas publicadas previamente.
En 1887 es nombrado comandante y dos años después regresa a Murcia para instalarse allí de forma
definitiva. En 1893 alcanza el puesto de teniente
coronel de la Armada de Artillería, para luego
retirarse del servicio tres años después. Por orden
real le fue concedido el retiro provisional en 1896
para Murcia, para cobrar mensualmente 450
pesetas11. Al año siguiente le fue concedido el
retiro12.
Fundó entonces la revista Mosaico, en la que
colaboraba lo más granado de la poesía española de
la segunda mitad del XIX, lo que permite dar idea de
las muchas amistades de Cano y el respeto con el
que era visto por sus contemporáneos. La muerte de
su esposa13 en 1919 lo sumergió en un silencio
poético del que no volvió a salir.
1.2.1 Obras escritas:
1-1864 Flores y lágrimas14
2-1867 Ratos perdidos. Establecimiento tipográfico
de La Paz. Zoco, 5. Murcia, 153 p. Dedicado a
Federico Balart.
11
Las Provincias de Alicante, 23 de marzo de 1896, p. 2.
Las Provincias de Alicante, 5 de junio de 1897, p. 2.
13
El Tiempo, 2-1-1919, p. 1.
14
La Verdad menciona 1866, véase: La Verdad. Murcia, viernes 1 de
septiembre de 1922, p. 1.
12
12
1883 Necrología del general Valdés. Madrid.
(Liberal15)
1886 Versos alegres. Murcia, 31 ó 53 páginas16.
1888 Muestras sin valor. Cartagena, 154 p.
1888 Fruta del tiempo (versos alegres). Madrid, 188
p.
Precedidos de una carta de Manuel del Palacio
3-1890 Mocedades. Cartagena, 160 p.
1900 Apuntes del natural. Colección de cuadernos
de 32 páginas de «Lecturas Populares17».
4-1902 Fruta del tiempo. Madrid, 220 p.
Prólogo de Manuel del Palacio
1903 Hojarasca literaria. Murcia, 92 p.
5-1905 Muestras sin valor. Madrid, 220 p.
Prólogo de José Navarrete
1905 Homenaje a la memoria de Federico Balart
La niña mimada (comedia, sin editar)
6-1907 En serio y en broma. Paris, 199 p.
Segunda edición en Paris, 198 p.
7-1908 Hojarasca literaria - Versos y artículos, 92 p.
15
FERRER, Melchor (1959). Historia del tradicionalismo español.
Tomo XXVIII, Volume II. Sevilla, p. 190.
16
La Ilustración española y american, 8-7-1886, página 19 habla de
53 páginas.
17
Mar y tierra (Barcelona), 10-2-1900, p. 16.
13
Sin embargo, no hemos podido encontrar cinco
libros de Cárlos Cano:
1864 Flores y lágrimas. Murcia18.
1883 Necrología del general Valdés. Madrid.
(Liberal19)
1886 Versos alegres. Murcia, 31 páginas.
1900 Apuntes del Natural. Barcelona.
De militar y de paisano.- Recuerdos é
intimidades.
Un libro quedó en preparación (De militar y de
paisano)20. En un libro de 1907 consta 4 de sus
libros21, y allí podemos ver que también publicó la
obra de Necrología del general Valdés.
Como poeta, obtuvo premios en los certámenes
literarios de Barcelona, Valencia, Murcia, Lérida,
Gerona, Málaga, Nápoles, Toulouse, etc. Fue
recompensado con la cruz del Mérito Militar por
servicios de guerra, y en virtud de otros especiales
fue premiado con los reconocimientos de San
18
Observa Carlos Cano en su libro Ratos Perdidos del año 1867, p.
27:
«Esta poesía y las tres siguientes forman parte de la coleccion con el
titulo de Flores y Lágrimas publicamos hace tres años. Hoy al
reproducirlas lo hacemos privándolas de algunos errores con que
entonces aparecieron. —(N del A.).»
O sea, Flores y Lágrimas fue publicado en el año 1864.
19
FERRER, Melchor (1959). Historia del tradicionalismo español.
Tomo XXVIII, Volume II. Sevilla, p. 190.
20
CANO Y NÚÑEZ, Carlos (1903). Hojarasca literaria Murcia,
Imprenta Viuda J. Perelló, p. 95
CANO Y NÚÑEZ, Carlos (1905). Muestras sin valor. Segunda
edición aumentada. Librería de Fernando Fé, Carretera de San
Jerónimo, 2 - Madrid, p. 208
21
CANO Y NÚÑEZ, Carlos (1907). En serio y en broma. Segunda
edición aumentada. Librería Hispano-Americana. Rue de l’Abbé
Grégoire, 37. Paris, p. 3.
14
Hermenegildo, Cárlos III é Isabel la Católica.
Perteneció a muchas Academias literarias y
Sociedades económicas de amigos del país22. Tuvo
amistad desde su infancia con Ricardo Sánchez
Madrigal. Por otro lado, Pedro Díaz Cassou fue su
primo e íntimo amigo durante años.
1.2.2 El olvido de Blanca
Los biógrafos del siglo XX se han ocupado muy poco
de Blanca, pero sospecho que fue precisamente ese
pueblo el que le inspiró enormemente al poeta
esclarecido. Por herencia, se la pasaba siempre en la
encantadora villa de Blanca, verdadero lugar
edenial, en que crecen enlazadas las adelfas al tronco
de las palmas africanas y flota perenne la perfumada
neblina del azahar en los huertos, a la vez que
resplandece la naturaleza con las espléndidas
florescencias de un clima tropical, eternamente
renaciente y hermosa.
En primer lugar, quiero demostrar que Blanca debió
tener una enorme influencia durante los años de
infancia de Carlos Cano, porque sus padres
procedían de esta localidad. Así nos lo aclara la
siguiente partida de bautismo23:
Del matrimonio de D. Pedro Cano y Núñez con D.a
Josefina Núñez y Hernández nació nuestro poeta el 19 de
22
https://dbe.rah.es/biografias/72691/carlos-cano-y-nunez
30-112022
OSSORIO Y BERNARD, Manuel (1903). «Cano y Núñez
(Carlos)». Ensayo de un catálogo de periodistas españoles del siglo
XIX. Madrid: Imprenta y litografía de J. Palacios, p. 68.
23
LEMUS, Pedro (1930), D. Carlos Cano y Núñez. Apuntes
biográficocríticos, Murcia, Est. Tip. José Antonio Jiménez.
15
octubre de 1846, siendo bautizado al día siguiente, según
reza la siguiente partida:
«En la Ciudad y Prov. de Murcia Obispado de
Cartagena a veinte de Octubre de mil ochocientos
cuarenta y seis. Yo el infrascrito Cura Teniente de esta de
Sn. Lorenzo bautice solamente y crisme a un niño que
nacio el día anterior a las cinco menos cuarto de la
madrugrada, en la calle de Zambrana hijo legítimo de D.a
Pedro Cano, natural de Blanca, empleado en puertas, y de
D.a Maria Josefa Núñez, bautizada en Sn. Antolín de esta
Ciudad, Abuelos Paternos Antonio Cano y Clara Núñez,
ambos del referido Blanca. Maternos Franco. Núñez
natural del expresado Blanca, y Antonia Hernández
bautizada en Sta. María de esta Ciudad. Se le puso por
nombre Carlos, Pedro Alcántara, José, Rarmón, y
Lorenzo, fue su madrina D. Antonia Cano Núñez a quien
adverti su obligacion y parentesco Espiritual contraido.
Testigo José Ayala, dependiente de la Iglesia y en fe de ello
lo firme, =sensio =rubricado =Antonio José García=
rubricado24».
1.2.3 El árbol genealógico de Carlos
Cano
Hace 20 años hice muchísimos árboles genealógicos
de los blanqueños con gran ayuda del blanqueño
Emilio Palazón Cano y del murciano Juan Romero
Díaz, para demostrar que muchos volvieron o
quedaron en el tiempo de la expulsión25 (1613-1614).
Hallé que el verdadero origen del nombre de Cano es
24
Lemus procuró enterarse de lo que en aquella época se entendía
por «empleado de puertas», y, según los nietos del D. Pedro Cano,
éste era Guarda-almacén de Rentas Estancadas cuando nació su hijo
Carlos. La precipitación en el bautizo de nuestro biografiado se
explica por el accidente ocurrido el día de su nacimiento.
25
WESTERVELD, Govert (2002). Blanca el Ricote de don Quijote.
Expulsión y regreso de los moriscos del último enclave islámico más
grande de españa. Años 1613 – 1654. En colaboración con Juan
Romero Díaz y Ángel Ríos Martínez.
16
de Blanca26, donde tanto Francisco Cano como Juan
Cano figuran en el censo de 1561:
Cano
ORIGEN:
La primera vez que encontramos el apellido “Cano” en
Blanca1 es en el año 1561 donde Francisco y Juan Cano
figuran en el censo de dicha localidad. El apellido de
Cano pudo originarse de un tal Juan Cano2, alcalde
mayor de la provincia de Castilla que sentenciaba a
principios del siglo XVI que los comendadores tenían
facultad de nombrar alguaciles, según vemos en un
documento de 1517. Cano era un apellido típicamente
blanqueño y no consta en los otros pueblos del valle de
Ricote en el siglo XVI con excepción del blanqueño
Martín Cano que por su profesión de carnicero se fue a
vivir en Abarán. Puede ser que él ó sus hijos se casaran
con moriscas de Abarán, porque años mas tarde
encontramos a una María Cano Tornero3 de Abarán que
se casó el 27 de diciembre de 1630 con Francisco Pinar
Marín y un tal Antón Cano que estaba casado con Ana
Cobarro4. El caso es que todos los Cano al parecer
vienen de Blanca y pensamos que todos los Cano - y hay
hoy en día muchos en Blanca – descienden de los
moriscos que vivían en Blanca antes de la expulsión.
26
-1. Legajo 132, folio ¿?. Blanca. Padrón de los vecinos de la
villa. Año
1561. Archivo General de Simancas, Sección:
Expedientes
de Hacienda. En: Archivo de la Administración
Regional de Murcia, rollo 20.
-2.
RODRIGUEZ LLOPSIS, MIGUEL (1985). Señoríos y
feudalismo en el Reino de Murcia. Los dominios de la Orden de
Santiago entre 1440-1515 Universidad de Murcia, Murcia. pp. 321322.
-3.
RUIZ GÓMEZ, PÁRROCO JESÚS (1997). Recopilación
Libro original de registros matrimoniales, Parroquia San Juan
Evangelista de Blanca. En la boda de su hija Ana el 25.11.1657 se
llamaba ella María Cano Tornero.
-4. Protocolo 9353, folio 115 v, año 1640. Ana Cobarro, viuda de
Antón Cano. Poder.
17
Sin embargo, mis investigaciones solamente llegaron
hasta el año 1750. Felizmente, el blanqueño Antonio
Parra Valiente, descendiente de Antonio Parra
Atué27, me ayudó y pudo presentarme los nombres
que faltaban. En consecuencia, puedo presentar aquí
el árbol genealógico de Carlos Cano y Núñez a partir
del año 1578:
Juan Cano (1578)
Magdalena Vega
Bustamante (1578)
Francisco Cano Vega (1599)
María Arcisso (1620?)
Martín Cano Rodríguez (1640)
Ana María Cano
Bartolomé (1644)
Gines Cano Cano (1683)
María Corral Molina
(1689)
Juan Cano Corral (1715?)
Isabel Sánchez Cano
Juan Cano Sánchez (1737/1822)
María Antonia Ruiz
Alarcón (1739/1818)
Antonio Cano Sánchez (1773/1834) Clara Núñez Cano
(1777/1864)
Pedro Cano Núñez (1814?)
María Josefa Núñez
Hernández
Carlos Cano y Núñez (1846)
Amalia Cathalán Molina
(1852)
Hijos de Antonio Cano Ruiz y Clara Núñez Cano,
casados el 8-7-1797
María Antonia 22-3-1797 / 20-8-1854
Josefa 12-11-1799 / 17-12-1875
Antonio Francisco 17-2-1802 / 29-11-1857
José Manuel 10-5-1804 / ¿?
Santiago 30-12-1806 / 31-1-1841
Isabel 23-07-1809 / ¿? (pudo morir de niña)
María Dolores 19-12-1811 / ¿? “
27
Investigador de arqueología. Descubrió una ciudad ibérica en
Archena “el Necrópolis del Cabezo del Tío Pío”. Algunas vasijas de
cerámica que descubrió están en el Museo Arqueológico Nacional.
(ABC, 4-1-1956).
18
Pedro 22-2-1814 / ¿?
“
María Visitación Josefa 2-7-1817 / 16-3-1880
José Antonio 10-4-1820 / 7-6-1903
Vemos aquí que se desconoce la fecha en que
murieron al menos tres de los diez hijos. Estos son:
José Manuel, María Dolores y Pedro Cano Núñez.
Quizás estos tres hijos se fueron a vivir a Murcia.
Pedro Cano y Núñez, padre del poeta Carlos Cano,
perteneciente a los oficiales de la tercera clase, a sus
52 años constaba como uno de los muchos cesantes
en la Hacienda28. A esa edad, Pedro Cano y Núñez
también había promovido el expediente judicial
sobre inclusión en las listas electorales para
diputados a Córtes29. Murió algunos años más tarde,
a la edad de 63 años30.
Era difícil hallar la fecha en que murió la madre de
Carlos Cano, pero gracias a una sección religiosa en
los periódicos sabemos que para el año 1890 su
madre ya había fallecido31. Una investigación
posterior dio como fecha de su fallecimiento el 11 de
mayo de 188632.
1.2.4 Tragedias familiares
De los siete hijos habidos en el matrimonio entre
Cárlos Cano y Amalia Cathalan Molina fallecieron
cuatro, éstos fueron: Carlos María Pedro, que nació
28
Gazeta de Madrid, viernes 13 de abril de 1866, p. 932
Boletín Oficial de la provincia de Murcia, miércoles 31 de octubre
de 1866, Número 259, p. 4.
30
La Paz de Murcia, 26-8-1877, p. 4
31
La Paz de Murcia, 9-5-1890, p. 4. (Misa de media hora para Pedro
Cano y Josefa Núñez).
32
La Paz de Murcia, 3-6-1886, p. 1.
29
19
el 8 de abril de 1876, y murió el 26 de abril de 1884;
José María, nacido el 20 de abril de 1882, y subió al
Cielo el 29 de diciembre del mismo año; y Carlos que
vió la luz el 15 de septiembre de 1886 y falleció el 29
de abril de 1889; pero la muerte del primogénito,
niño de singulares aptitudes y en quien cifraba las
más risueñas esperanzas, imprimió en el alma del
poeta tan profunda pena que puede decirse le
atormentó durante el resto de su vida. Si a estos
pesares se agrega el de la inesperada enfermedad y
muerte de su hijo Pedro el 26 de diciembre de 1899,
cuando estaba próximo a cumplir 22 años (nació el 2
de febrero de 1878), puede colegirse cómo
tronchadas en flor las más preciadas ilusiones del
poeta, la misma fogosidad de su imaginación le
hacía ver constantes peligros amenazadores de la
salud y vida de sus más queridos seres. Su hijo
Pedro fue enterrado en el panteón familiar en Blanca
y las noticias de este triste acontecimiento no
faltaron:
HERALDO DE MURCIA - ENTIERRO
A la edad de veintiun años falleció anteanoche víctima de
terrible enfermedad el joven D. Pedro Cano y
Cathalan33:, hijo de nuestro estimado amigo el laureado
escritor D. Carlos Cano. El entierro del finado, se verificó
en la mañana de ayer, con numeroso acompañamiento
en la iglesia parroquial de Santa Catalina. Presidían el
duelo los Sres. D. Ildefonso Montesinos, D. José de
Echevarría, D. Eduardo Poveda, D. Manuel Nolla, D.
José Lanzarote, D. Mariano Palarea, D. José Martinez
Tornel, D. Ricardo Sanchez Madrigal, D. Antonio Lopez
Arteseros y D. Francisco Medina.
Llevaban las cintas del féretro los capitanes de artillería
Sres. Maceres y Alonso, D. Manuel Mora, D. Mariano
Lanzarote, D. Narciso Clemencín Chápuli y D. Francisco
Nolla.
33
Heraldo de Murcia, 28-12-1899
20
El cadaver del finado ha recibido cristiana sepultura en
el panteón de familia del cementerio de Blanca34.
A los afligidos padres, abuelos, hermanos y demás
familia del malogrado finado, enviamos la expresión de
nuestro sentimiento por la pérdida irreparable que han
sufrido, y on la cual solo puedo servirles de algun
lenitivo los consuelos de nuestra religión.
EL ECO DE CARTAGENA
Con verdadero dolor y verdadera sorpresa, hemos
sabido hoy, por «El Diario de Murcia», la triste nueva
del fallecimiento del hijo mayor de nuestro entrañable
amigo el popular poeta festivo Carlos Cano35.
Joven de veintiun años, modelo de hijos, jamás
quisieron sus padres separarse de él como si adivinaran
(aun á pesar de la buena salud de Perico) el próximo fin
que le aguardaba.
No tenemos frases para sintetizar la parte activa que
tomamos en la pena sin límites de los padres á quienes la
muerte acaba de arrebatar el alma entera. Sabemos los
horribles sufrimientos del pobre Carlos Cano y de su
virtuosa compañera, que junto al que ya no exíste, han
visto transcurrir los meses que median de septiembre
acá, tiempo que ha durado la dolencia del hijo que
lloran.
El alma de éste está en el cielo. Que Dios se apiade de
los desdichados padres y les dé resignación y salud para
poder attender á los otros pedazos de su alma, es lo que
pide al Supremo Hacedor de todas veras, la redacción de
EL ECO.
La esposa de Carlos Cano, doña Amalia Cathalan y
Molina, falleció el 1 de enero de 191936. A raíz de la
inesperada muerte de su esposa, nuestro poeta
sufrió la pesadumbre de un dolor abrumador, que
enlutó para siempre su feliz hogar. Su esposa era
una dama bastante caritativa y de un trato muy
34
Este cementerio con el nombre de Nuestra Señora de los Dolores,
data de 1896. (Con agradecimiento a Ángel Ríos Martínez).
35
El Eco de Cartagena, 27-12-1899, p. 2.
36
El Tiempo, 2-1-1919, p. 1.
21
afable, por lo que su muerte causó un sentimiento
profundo en las numerosas amistades37.
En consecuencia, Carlos no se recuperó de la muerte
de su esposa. Fue el golpe definitivo para él, tras la
muerte de cuatro hijos. A veces se dice que el tiempo
cura todas las heridas, pero para Carlos el duelo no
tenía un punto final. En cambio, sí significó el fin
definitivo de escribir poesía. Carlos Cano y Núñez
falleció el 1 de agosto de 192238.
Letras de luto
–
Defunción y entierro
El pasado sábado dejó de existir la virtuosa señora
doña Antonia Cano39, viuda de Lanzarote.
La finada fue modelo de madres y de esposas y en esta
población gozaba de grandes y merecidas simpatias por
su bondad y por su carácter afable y sincero.
De honda convicción cristiana se distinguió por la
práctica de sus virtudes, teniendo para los desvalidos
una protección decidida y generosa.
Su muerte ha causado en sus numerosas amistades un
sentimiento profundo, habiendo desfilado por su
domicilio infinidad de personas de todas las clases
sociales que se han asociado al duelo de sus hijos y
demás familia que les han significado su pesar por la
desgracia que les aflige.
Su entierro verificado en la mañana del domingo, fué
una sentida y numerosa manifestación de duelo en la
que vimos personas de todas las clases y condicioines,
que acudieron a rendir este último homenaje a las
virtudes de la finada.
La inhumación del cadáver tuvo lugar en el panteón de
la familia de campo de Blanca.
Descanse en paz la bondadosa señora y reciban sus
afligidos hijos don José, doña Mercedes, don Felix, don
37
Liberal de Murcia, 5-1-1919, p. 2.
El Tiempo, 2-8-1922, p. 2.
39
El Tiempo, 5-2-1924, p. 1.
38
22
Mariano, doña Aurora y doña Angeles la expresión de
nuestro pésame más sentido y al pedir nuestros lectores
una oración por el descanso eterno de la finada pedimos
tambien para sus hijos las fuerzas necesarias para
sobrellevar su desgracia.
Letras de Luto40
–
D. Carlos Cano
Ayer recibió santa sepultura el cadáver del que fué
popular poeta don Carlos Cano.
La literatura murciana y aun la española ha perdido a
uno de sus mas valiosos elementos, yéndose con él acaso
la última sonrisa de aquella musa fácil y festiva que
regocijó una época, en que el florecimiento de las letras
tenía una pléyade de escritores que se llamaron
Leopoldo Cano, Eusebio Blasco, Manuel del Palacio, etc.,
etc.
Colaboró en gran número de revístas de Madrid y
provincias y deja varios libros en los que campea su
siempre fresca y regocijante inspiración.
Como particular, don Carlos Cano era sencillo,
amabilísimo, de grandes simpatías y muy querido de sus
numerosas amistades.
Y como militar disfrutó de gran reputación como
hombre estudioso, de gran inteligencia y pundonor,
estando condecorado con gran número de cruces y
distinciones honoríficas.
La muerte del señor Cano ha sido muy sentida,
especialmente en Murcia donde se le quería por todas las
clases sociales.
Descanse en paz el alma del ilustre poeta y militar y
reciban sus afligidos hijos doña Dolores, don José, doña
María y don Antonio; hijos políticos don Angel Niño,
doña Josefa Castillo y doña Soledad Calderón; (…),
hermano don Antonio, hermanos políticos y demás
familia la expresión de nuestro sentido pésame.
40
El Liberal, 3-8-1922, p. 2.
23
1.3 El transporte en aquellos años
Entre los años 1846 y 1860 no hubo un ferrocarril
hacia Murcia, por lo que la familia Cano estaba
obligada a usar como transporte a Blanca un
carruaje de camino, de cuatro ruedas, que hacía un
servicio regular entre las poblaciones. Viajes de este
tipo no fueron sin peligro. Por ejemplo, el 6 de
marzo de 1822 fueron robadas más de 200 personas
en el puerto de La Losilla. Los ladrones eran 37.
Esto causó la ruina y miseria de 20 familias en este
lugar41. En 1840, el maestro de posta en el puerto de
La Losilla era José García42. Él era el responsable de
las paradas de postas en que se realizaban los
cambios de caballos y la asignación de postillones
para los correos, viajeros o ganaderos. Por otro lado,
se procuraba tener por la noche una luz en la cuadra
y otra en el zaguán. El viaje entre Murcia y Blanca
podía durar perfectamente 4 horas. La gente solía
salir de Murcia a las 6 de la mañana, llegando a
Lorquí a las 7.30 horas y al puerto de La Losilla a las
9 horas de la mañana43. Luego, el transporte del
Puerto de La Losilla a Blanca o al campo de Blanca
(Sierra de la pila) llevaba otra hora de viaje.
Con la llegada de la línea ferroviaria entre Madrid y
Cartagena, a partir de 1863 Carlos Cano pudo viajar
a la estación de Blanca mediante el tren. Una vez
llegado a la estación de Blanca, pudo tomar
cualquier transporte de coche y caballos, o una
tartana para llegar a Blanca, puesto que entre la
estación de Blanca y el pueblo de Blanca hay una
distancia de unos 10 kilómetros.
Habiendo
abandonado la carrera militar, Carlos Cano tomó la
41
Chismoso, el 11-3-1822, p. 95
Boletín Oficial de la provincia de Murcia, 28-7-1840, p. 3
43
Boletín Oficial de la Provincia de Murcia, 28-12-1849, p. 1
42
24
decisión de vivir en Murcia. Sabemos que Carlos
Cano se desplazó durante muchos años a su
hacienda del Runes en la huerta de Blanca44, con el
fin de pasar más de una vez la temporada de verano.
Probablemente hacienda (en rojo) de Carlos Cano y Núñez
en Runes en la huerta de Blanca, cerca de Darrax (c. 1920).
Foto: Gentileza de Concha Cano Ríos.
Al parecer también estuvo en su hacienda en el
campo de Blanca, porque un periódico nos hace
saber que Don Cárlos Cano tuvo gravemente
enferma de difteria, en su casa del campo de Blanca,
a su hija única, niña de pocos años; pero
afortunadamente ella se restableció completamente.
Grandes elogios fueron hechos al médico de Abarán,
el Dr. Gómez45.
Nuestro poeta se enfermó en más de una ocasión.
Entonces pidió licencia para irse a sus posesiones en
44
La Paz de Murcia, 22-7-1886, p. 1. Heraldo de Murcia, 9-7-1899,
p. 2; 24-8-1899, p. 2.; 23-7-1901, p. 2.
45
Diario de Murcia, 8-8-1886, p. 3.
25
Blanca para reparar su salud46. Esa vez fue a la
hacienda que tenía en el campo de Blanca para
regresar a Murcia después de una estancia de 6
semanas47. Como observamos en una noticia48, su
hermana Antonia Cano [y Núñez], también se
desplazaba a Blanca:
Ayer salió para sus magníficas posesiones del campo y la
huerta de Blanca, la Excma. Sra. Doña Antonia Cano, de
Lanzarote, y su bellísima hija Aurora, con objeto de
pasar la temporada de verano; y el próximo día 7,
llegarán también, procedente de Madrid, á las citadas
posesiones sus hijos los jóvenes tenientes de
Administración Militar D. José y D. Mariano Lanzarote y
Cano é hija política Doña Mercedes Escartin Saravia.
Deseamos a dicha distinguida familia un feliz verano.
El paraje de Runes con la hacienda de
Cárlos Cano y Núñez en 1897
Foto: Talleres Furnells - Barcelona
46
La Paz de Murcia, 7-8-1889, p.4.
La Paz de Murcia, 3-9-1889, p. 1.
48
Diario de Murcia, 4-7-1901, p. 3
47
26
La familia no solía estar solamente en el pueblo, sino
que también les gustaba estar en el campo de
Blanca. Fue precisamente en este lugar donde
falleció el marido de doña Antonia Cano y Núñez49,
cuñado de Cárlos Cano y Núñez.
Entre 1896 y 1898 vemos aparecer un semanario
ilustrado, titulado «El Mosaico», bajo la dirección
del ilustrado escritor. D. Carlos Cano.
Dicho
semanario llevaba trabajos inéditos de eminentes
escritores y poetas, así como grabados y fotografías.
Tanto era su amor por Blanca que Carlos Cano hizo
saber en su semanario50 que le había encargado a los
talleres del Sr. Furnells, de Barcelona, que sacara
una foto de la huerta de Blanca:
Por último, debemos anunciar para regocijo de sus
lectores, que El Mosaico, entre otros amenisimos
trabajos publicará en breve dos interesantísimas
leyendas del eximio escritor don Pedro Diaz Cassou, una
de las cuales irá ilustrada con la vista de la siileria del
coro de nuestra Catedral, fotograbada en los talleres del
Sr. Furnells de Barcelona, á quien tambien hemos
encargado la fototipia de nuestra Glorieta durante la
feria, la de el Santuario de la Fuensanta, la de la huerta
de Blanca, la del Balneario de Archena y otras.
En la foto anterior observamos la hacienda blanca de
Carlos Cano, a la izquierda del río. Toda la zona de
las huertas estaba protegida por un muro de piedras
hasta 3 metros de altura, para evitar posibles
inundaciones.
No obstante, a veces las aguas de las lluvias eran tan
abundantes que inundaban la población y la huerta,
a la vez que cortaban y destruían los caminos y las
sendas. El poder del agua era tan devastador que los
49
50
Paz de Murcia, 18-7-1892, p. 1
El Mosaico, 2-5-1897, p. 215.
27
muros y las cercas fueron destruidos en su mayor
parte, de modo que lo que antes era un hermoso
huerto de naranjos de repente se convirtió en una
rambla, bajo cuyos escombros se encontraban
sepultados árboles, hortalizas y maizales. Con
respecto al camino de Runes y su muro a lo largo de
los huertos, no había más haciendas en este lugar,
por lo que esta gran casa debió haber sido la
hacienda donde el poeta pasaba sus vacaciones y el
lugar donde iba a recuperarse de sus enfermedades.
Esta hacienda también la observamos en una foto de
1889 (ver flecha).
Huerta de Debajo de Blanca en 1889
Foto: Compañía fotográfica parisina J. Lévy et Cie
Jesús Joaquín López Moreno nos hace saber que la
fotografía de 1889 de la Huerta de Abajo de Blanca
fue hecha por operarios de la compañía fotográfica
parisina J. Lévy et Cie desde la propiedad del
madrileño Don Carlos [González Gieger]. En ella
aparecen el propio Don Carlos [González] (en el
28
centro), un francés (a la izquierda, de la compañía
parisina) y el capataz de Don Carlos51.
En una foto entre 1910-1930 vemos mejor la
hacienda de Cárlos Cano en el paraje de Runes, a la
vez que observamos una nueva casa de grandes
dimensiones. Lógicamente, Carlos Cano se sentía
mucho mejor en este lugar que en Murcia, con sus
calles tortuosísimas sin empedrar y donde la gente
depositaba su basura en montones, hasta el punto
que algunas veces permanecía allí por un espacio de
tiempo poco conveniente.
Vista a la hacienda de Carlos Cano entre 1910-1930
Foto: Libro de fiestas de Blanca, 1995
51
LÓPEZ MORENO, Jesús Joaquín (2018). Elementos
hidráulicos arcaicos de las huertas del Valle de Ricote. Un patrimonio
para interpretar su paisaje morisco. En: XXIV Jornadas de
Patrimonio Cultural. Región de Murcia, 9, 16, 23 y 30 de octubre de
2018. Murcia, pp. 511-518.
29
La falta de riego de las calles en verano levantaba
nubes cegadoras de polvo y las carretas pestilentes
necesarias para la extracción de letrinas causaban
hedores irrespirables. En pocas palabras, era un
ambiente poco sano para la mala salud de nuestro
poeta, y sin duda se sentía mucho mejor en la aldea
saludable de Blanca.
1.4 La Peña Negra de Blanca
Debido a que Carlos Cano y Núñez tenía una familia
numerosa en Blanca, con muchos tíos y tías, donde
incluso también vivía su abuela Clara Núñez Cano
hasta 1864, así como su madrina Doña Antonia
Cano Núñez, es de suponer que en sus años jóvenes
Carlos pasó largos periodos de sus vacaciones en
Blanca. Allí estaba, entre las mujeres que cubrían
aún su rostro con pañuelos negros, como si viviesen
un pretérito muslim bien alejado.
El escritor José Pio Tejera, un amigo de su juventud,
lo describió adecuadamente52 cuando evaluó los
versos de Carlos Cano de su libro «Mocedades»:
Sube al alcázar, baja á la gruta, se interna en los campos,
huella la pradera, penetra en los jardines, bebe de sus
fuentes y aspira el aroma de sus rosas, irrítase contra las
avenidas de los rios que las inundan …
Nuestro poeta debió saber mucho sobre las
inundaciones, puesto que su Hacienda en Runes
(Blanca, Murcia) estaba en una carretera al lado del
río Segura y se inundió con gran facilidad. Subir al
alcázar no es otra cosa que el castillo de Blanca, y
bajar a la gruta implica que conocía a la perfección la
Cueva de la Mascoba.
52
El Diario de Murcia, 17-8-1890, pp. 1 y 2.
30
1.4.1 La Cueva de la Mascoba
Cerca de La Peña Negra y en el camino al Castillo
existía La Cueva de la Mascoba. Tradicionalmente,
en tiempos menos remotos, fue un lugar donde se
juntaban las mujeres que vivían por esa zona para
hacer lía de esparto en invierno, debido a que allí
daba el sol y se podía estar a salvo del viento o de la
lluvia ocasional. Este topónimo aparece recogido por
escrito en 1917, cuando un vecino se dirige al
Ayuntamiento de Blanca para que se le adjudique una
parcela “en el monte denominado Peña de la Mascoba”. Se
subía por una callecita estrecha desde las Escanales
y desde la cueva se podía acceder al Castillo,
también se hacía el recorrido a la inversa. La Cueva
se encuentra dentro del entorno de la delimitación
del Castillo de Blanca y fue declarada como Bien de
Interés Cultural53.
La cueva de la Mascoba (Rafa Molina Martínez, 2022).
53
CANO TRIGUEROS, Francisco Fernando (2022). La cueva de
la Mascoba y el origen del nombre de nuestro pueblo: Blanca, antes
Negra. En: researchgate.net – 2022, Facebook, Grupo “Fotos
Antiguas de Blanca”.
31
Su relato y poema sobre la Peña Negra es una
prueba testimonial de su vida en Blanca. Estudiando
bien sus poemas tempranos es posible que se hallen
más indicaciones en este sentido. Ya en 1567
comenzó a informar sobre la Peña Negra, pero es
muy extraño que no mencionara el nombre de
Blanca. Para referirse a ella utiliza el nombre de
Larrag.
1.4.2 La leyenda de la Peña negra
TRADICIÓN
A mi querido amigo Cárlos España54
I
En la margen izquierda del Táder, y como a unas
seis leguas de Murcia, existe la aldea de Larrag55 que
es, sin duda alguna una de las más pintorescas de
España.
Una vegetación en extremo ferez; un cielo de un
azul purísimo, y un sinnúmero de paisajes á cual
más encantador, a presentan á los ojos del viajero
como un vistosísmo panorama, cuyo recuerdo no se
borra con facilidad de la mente.
A un tiro de piedra de Larrag, é inmediata al
camino que conduce a Murcia, se veía hace algunos
años una enorme piedra negra, que desde época
anterior, y por las muchas fábulas que de ella se
contaban, había venido a ser el terror de los
comarcanos.
Cuando alguno de los más atrevidos pasaba por
junto á ella en las altas horas de la noche, un terror
54
La Paz de Murcia, 18-5-1867, p. 2. El apellido “España” es más
bien de Ricote.
55
En frente del castillo de Blanca, al otro lado del río Segura,
tenemos la aldea Darrax. ¿Cárlos Cano tenía en mente esta aldea?
32
involuntari le hacía apresuar el paso más de lo
regular, y no era extraño que al día siguiente se le
viera en medio de la plaza del pueblo contando a
chicos y grandes haber oído un rumor como de
juramentos y suspiros, que saian de debajo de la
peña, cosa que todos los aldeanos creían como
artículo de fé. Después daba cada cual su opinión.
Unos decían que en ella se albergaba una cuadrila
de duendes; otros afirmaban que lo que en ella había
era el alma de un escribano del pueblo, muerto años
atrás, que andaba errante esperando que los ruegos
de sus descendientes le abriesen las puertas del
cielo. Cada uno lo explicaba a su manera, y aunque
en esto no estaban conformes, lo estaban, sin
embargo, en no pasar por aquel sitio después del
toque de oraciones, desde cuya hora empezaba a
escucharse el misterioso remor.
Una vez que casualmente me encontraba en
Larrag, tuve curiosidad de saber lo que hubiera de
cierto sobre la Peña negra, y un pobre anciano la
satisfizo, contándome la siguiente historia:
II
Vivía en la aldea, al final del siglo pasado, una
niña, bella como las auoras de mayo, y pura como
los ángeles del cielo.
Cuando Lucía, que así se llamaba, cumplió diez y
siete años, era la criatura más hermosa que se puede
imaginar. Sus cabelllos, negros como las alas del
condor, us mejillas de nieve y rosa, y sus ojos
rasgados y expresivos, la hacían aparecer como una
de esas angelicales mujeres que solo viven en la
mente de los poetas. Además, Lucía tenía una
bondad extremada, así es que todos le anunciaban
un provenir risueño.
Como era natural, muchos jóvenes del pueblo
sintieron amor por ella, pero entre todos estos, solo
dos, por su constancia, llamaron la atención de Lucá.
33
Roberto y Jacobo, que estos eran sus nombres,
reunían circunstancias muy distintas. Roberto era
hijo de una de las famiias más acomodadas del
pueblo, y Jacobo, por el contrario, era un pobre
pastor sin más bienes que el escaso jornal que le
daba su amo.
Lucía oyó las súplicas de Roberto, y las rechazó,
porque el pecho de la joven permaneció indiferente á
su vista, al paso que latía con vilencia ante el solo
recuerdo de Jacobo.
Si, Lucía le ambaba con toda la ternura de su
alma virgen y todo el delirio del primer amor.
Jacobo tenía diez y nueve años y ambos se
encontraban en esa dulce edad de la vida en que
todo es amor y felicidad.
Todos los días, al extinguirse la luz crepuscular de
la tarde para dar paso a la noche, los dos amantes se
reunían al pié de la peña, terror después de toda la
comarca. Allí se contaban sus amores, y sus almas se
elevaban á una región de sueños desconocdos, en
que se embriagaban y enloquecían.
Así pasaron muchos días, y Lucía y Jacobo
siguieron asistiendo al lugar de sus citas, mientras
Roberto juraba en secreto vengarse de aquellos dos
séres que no habían cometido otro delito que
amarase con idolatría.
III
Una noche, cuando la enamorada pareja se hallaba
conversando como de costumbre, un hombre,
favorecido por la oscuridad, llegó sin ser visto hasta
colocarse destrás de la peña.
Jacobo y Lucía, más amantes que nunca, no
sintieron el menor ruido y continuaron hablando de
sus esperanzas para el porvenir y de la felicidad que
gozarían al unirse para siempre al pié de los altares.
Súbito, la enorme peña se movió bruscamente,
como impulsada por la mano de un jigante, y cayó
rodando con estrépito por [en]cima de aquellos dos
34
séres que apenas tuvieron tiempo para invocar á
Dios.
En esto se oyó una carcajada satánica, y á la luz de
la luna que brilló en aquel momento, pudo verse á
Roberto contemplando por largo rato las víctimas
que acaba de inmolar.
Trascurrido un breve instante, desapareció de
aquel sitio, sin que después se pudiese averiguar su
paradero.
IV
Poco después de colocó en el cementerior de la
aldea una humilde cruz de madera, en cuyos brazos
se veían escritos los nombres de aquellos dos séres
infortunados; y es fama que desde entonces se
reúnen todas las noches bajo la Peña negra las
almas enamoradas de Jacobo y de Lucía.
35
1.4.3 La Peña Negra en versos
Habría que esperar al menos otros 13 años, para que
Carlos Cano convertiera esta bella leyenda en varios
versos56, en 1880:
1.4.4 La Peña Negra
TRADICION.
1.
Á cinco leguas de Murcia
Se encuentra un extenso valle,
Cuyas flores fecundizan
Las aguas del manso Tháder.
Brilla siempre azul su cielo,
Sin importunos celajes,
Perfuman siempre sus áuras
Y cantan siempre sus aves.
Limitando el horizonte,
Abrupta sierra levántase,
Y á su pié, cerca del río
Cual si quisiera atajarle,
Descansa una enorme peña,
Que fué de aquellos lugares,
En otro tiempo, el fantasma
Terrror de chicos y grandes,
La Peña negra la llaman,
Y así merece la llamen,
Pues negras historias cuentan
De aquella mole gigante.
Unos dicen que ocultaba
Una cueva impenetrable.
Que era de trasgos y brujas
El misterioso aquelarre;
Cuentan otros que, del cielo,
56
Semanario Murciano, 27-6-1880, pp. 205-206
36
Una niña como un ángel,
Bajaba todas las noches
Sobre la Peña á posarse;
Que ocultaba un gran tesoro
Hubo quien asegurare,
Y no faltó quien dijera,
Que á su pie brotaba sangre.
La curiosidad llevóme
Hácia la Peña una tarde,
Y su tradicion, á un viejo
Le supliqué me contase.
Satisfizo mi deseo
El anciano en el instante,
Y á copiar voy su relato
Sin ponerle ni quitarle.
II.
Envidia dando á las rosas
Con las rosas de su cara,
Con unos ojos azules
Que el claro cielo retratan,
Flotando sus trenzas de oro
Sueltas á merced del áura,
Y con un alma tan pura
Como el sueño de la infancia,
Creció Pilar, y con ella
La envidia de las muchachas,
Y la admiracion de todos
Los mozos de la comarca.
De entro ellos uno, Jacobo,
Despertó al amor el alma
De Pilar, y á su cariño
Le dió su pecho morada.
Él apuesto y ella hermosa,
Él sencillo y ella cándida,
Ella en él cifró su dicha
Y él en ella su esperanza.
37
Cuando al terminar el dia
Triste la noche llegaba,
Iban Pilar y Jacobo
A la Peña solitaria,
Y, al pié de ella, sus amores
Y sus sueños se contaban;
Y, cual al cielo se eleva
De las flores la fragancia,
Sus promesas de cariño
Hasta el cielo se elevaban.
Pero ¡ay! que, en aciago dia,
Puso en el valle la planta
Cierto conde, de la córte,
Que a Murcia se encaminaba;
Vió á Pilar, y su hermosura
Le inspiró pasion satánica,
Y al ver que ella desoía
Sus amorosas palabras,
Y que sólo por Jacobo
Su corazon palpitaba,
Juró vengarse de entrambos
Y, por lograr la venganza,
Presa de fatal locura,
Le ofreció al diablo su alma.
III.
Era de noche: la luna,
Cual lámpara suspendida
En el espacio, á la tierra
Su opaca luz dirigía.
Todo era calma en el valle,
Sólo el rumor de la brisa
Rizando el agua del Tháder
El silencio interrumpía.
En tanto, junto á la Peña,
Testigo fiel de sus citas,
Jacobo y Pilar soñaban
Mirando próximo el dia
38
En que, al pié de los altares,
En estrecho lazo unidas
Sus almas, al fin lograran
Fundirse en un alma misma.
Súbito, la enorme Peña,
De su asiento desprendida,
Cual empujada al averno
Por una mano maldita,
Girando sobre su base
Cayó y ¡ay! en su caida
Tumba ofreció á los amantes
Bajo su mole sombría.
…………………………………………..
Una carcajada horrible
Murmuró el conde homicida,
Y………¡muerto junto á la Peña
Lo encontró la luz del dia!
IV.
Desde esa noche sangrienta
Huyó del valle la paz;
Y es fama que, entre las sombras,
Su ventura á recordar,
Sobre la Peña descienden
Desde el cielo, donde están,
Las almas enamoradas
De Jacobo y de Pilar.
Carlos Cano (1880)
39
1.5 La mágica Blanca
Cárlos Cano y Núñez pasó su infancia en Blanca, al
lado del río Segura, en un lugar que se conocía como
«El Arenal» de Blanca. De hecho, era una playa
fluvial donde la gente se bañaba en el verano. En la
foto siguiente observamos «El Arenal», al final de la
carretera y a la izquierda del río.
Carretera al lado de Runes y el río Segura
Foto: Gentileza de Piedad Fernández López
El origen de Runes como paraje es muy antiguo y
tenía en frente, al otro lado del río, el castillo de
Blanca. Por otro lado, también estaba cerca del
paraje Darrax, es decir, a continuación del lugar «El
Arenal», a la izquierda el río y en dirección a
Abarán. Probablemente «El Darrax» es el lugar más
antiguo de Blanca. Darrax tuvo el único granero
musulmán en España que se encontraba encima una
colina. En los siglos XI y XII, probablemente era un
lugar densamente poblado rodeado de suficiente
tierra agrícola, cuyos agricultores eran prósperos
gracias a su ganado, buenos implementos agrícolas,
40
bestias de carga y campos. La tierra también estaba
bien irrigada por el río o las acequias. Desgraciadamente, el río causaba muchas inundaciones,
porque el nivel del agua subía fácilmente 1 o 2
metros después de mucha lluvia. Como la carretera
de Runes en más de una ocasión se inundó con agua,
las autoridades decidieron construir en los ochenta
un muro al lado del río.
Carretera al lado de Runes y el río Segura
Foto: Gentileza de Jesús García Molina
Este granero de Cabezo de Cobertera en el Pago de
la Corona estaba situado en el territorio de Darrax
(Blanca y Abarán). En 1244, este lugar era conocido
como Aldarache57. Posteriormente, en 1304 tomó el
57
AYALA MARTÍNEZ, C. de (1995) Libro de Privilegios de la
Orden de San Juan de Jerusalén en Castilla y León (Siglos XII – XV),
Instituto Complutense de Estudios de la Orden de Malta (ICOMAL),
pp. 498 y 499. Citado por TORRES FONTES, Juan (1995-1996)
Del tratado de Alcaraz al de Almizra de la tenencia al señorío (12431244). En: Miscellanea Medieval Murciana. Vol. XIX-XX, pp. 279302. Cita en pp. 297-298
41
nombre de Andarraix58, luego en 1588 se cambió su
nombre a Aldarrax, y finalmente en 1591 cambió a
Darrax59 - el nombre que vemos de nuevo en 160460.
Observamos que el nombre de Larrag, que Cárlos
Cano Núñez usó, se parece bastante a “Aldarrax”.
El granero de Cabezo de Cobertera
58
GIMÉNEZ SOLER, A. (1905) Caballeros Españoles en África y
africanos en España. En: Revue Hispanique, tomo XII, pp. 352-272
59
LISON HERNÁNDEZ, Luis (2003) El Valle de Ricote: una
encomienda de la Orden de Santiago, Abarán: acercamiento a una
realidad, V Curso, p. 29. Apud LÓPEZ MORENO, Jesús Joaquín
(2005) Poblamiento Beréber en la zona norte de Ricote: Las
Alquerías Andalusíes de Abarán y Darrax. En: Actas III Congreso
Turístico Cultural Valle de Ricote, Ojós, 25 y 26 noviembre, 2005,
Abarán (Murcia), pp. 355-389
60
LISÓN HERNÁNDEZ, Luis. (1986) Aportaciones para la
historia del regadío en Abarán: 1492-1859, Programas de Festejos
de Abarán. Apud LÓPEZ MORENO, Jesús Joaquín (0000) El
granero fortificado islámico de Andarraix: un posible reclamo
turístico y cultural para el Valle de Ricote. En: Actas II Congreso
Turístico Cultural del Valle de Ricote, Blanca, 14-16 noviembre,
2003, Abarán (Murcia), pp. 63-74
42
El libro de Madoz61 nos dará una buena visión sobre
la vida en el pueblo de Blanca y sus otros territorios
(campo de Blanca), alrededor del año 1850:
BLANCA: Villa con ayuntamiento en la provincia de
Murcia, parte de jurisdicción y administración de
Cieza (2 horas), Diócesis de Cartagena (15 horas),
Audiencia Territorial de Albacete (17 3/4 horas).
- SITUACIÓN Y CLIMA.
Situada en territorio desigual en la falda de la árdia y
escabrosa sierra llamada Peña Negra, ó Cerro de San
Cristóbal, que la domina por la parte N., siendo su altura
por el EN. de 800 palmos. En ella existen varios trozos de
muralla de un castillo moruno, en las pendientes infinidad
de mariscos petrificados. Los vientos que la baten son puros
y odoríficos, sus vistas alegres y pintorescas, el clima sano, y
las enfermedades, las estacionales.
INTERIOR DE LA POBLACION Y SUS AFUERAS.
Su latitud de S. a N. es de 732 palmos castellanos,
2,142; su longitud EO. hasta hace un siglo solo contaba
ciento y tantas casas, llegando en el día su número a 382,
que es cuanto ha podido desarrollarse el caserío, atendida a
forma de su localidad, las casas en general son de dos pisos
y de tres las que figuran en las principales calles. Estas son
en su mayor parte, estrechas y de mal piso, y la principal,
ancha y llaman por la parte E. desemboca en la plaza que es
un cuadro de 460 palmos: contiene la Iglesia, casas
capitulares, cárcel y otros buenos edificios.
Hay un hospital para los enfermes pobres, dotado con
3.000 reales al año, escuela de primera enseñanza
concurrida por 58 niños y dotada con 200 ducados anuales
pagados con el producto de un huerto y fondo de propios, y
la retribución de dos a seis reales mensuales con que
contribuyen los alumnos pudientes, según sus clases.
La Iglesia parroquial de segunda clase (San Juan
Evangelista) estuvo servida por un cura párroco, un
teniente y cuatro secularizados, y en la actualidad, por un
cura ecónomo y un teniente esclaustrado.
El edificio es sólido, de orden jodico, en forma claustral
y dividido en tres naves; tiene de longitud 144 palmos, 72 de
61
MADOZ, Pascual (1846). Diccionario geográfico-estadísticohistórico de España y sus posesiones de Ultramar. Tomo IV, p. 354.
43
latitud, 50 de altura hasta la bóveda, y encierra nueve
altares, cuatro de ellos notables por su buena construcción.
Hay un órgano my antigüo de octava corta, y en la torre un
reloj; los libros parroquiales existen desde el año de 1550 y
se renovaron en el de 1773.
En la entrada E. del pueblo se ven las paredes de una ermita
dedicada a la Purísima Concepción, en la misma línea y a
una hora de distancia, la de San Roque, fundada por la v. en
el camino de -Cieza a Murcia; se hace en ella una solemne
función el viernes de la semana de Pascua de Resurrección,
y el día 16 de agosto, se trae el santo al pueblo y se celebra
otra.
En varios puntos del campo existen hasta ocho ermitas
más, y en ellas oyen misa lo labradores de sus cercanías. El
cementero se halla a 500 pasos del pueblo, es bastante
capaz y ventilado, se contruyó en el año 1833.
- TERMINO.
Confina por el N. con la Sierra de la Pila (3 horas); al
E. con la jurisdicción de Ulea y Molina; al S. con la de Ricote
y al O. con la huerta de Abarán. En él se encuentran ocho
fuentes de agua potable y una hermosa y deliciosa huerta
con 94 casas diseminadas, subdividida en infinidad de
huertos cerrados; se dilata al sur hasta las márgenes del
Segura y está plantada de naranjos, limoneros y frutales de
diversas clases, entre los que descuella como su señora la
palmera.
Por la parte opuesta al río existe otro trozo de huerta
de la misma naturaleza y es inexplicable la grata sorpresa y
admiración que causa al viajero el maravilloso contraste que
produce la desnudez de las sierras y cerros que dominan al
pueblo, con los bosques de frondosos árboles que presentan
las hondonadas y componen sus huertos, cuya vegetación
robusta es singular, realzando este cuadro las aguas del
Segura que pasan precipitadamente y le proporcionan
abundante riego.
La cabida del terreno roturado, exceptuando la huerta
que se compone de 700 tahullas, dividas en diferentes
pagos, es de unas 2,200 fanegas, de las cuales, 2.000 son de
tierra blanca y 200 de olivar, dividida en tres clases por
iguales partes. El que se encuentra en las inmediaciones del
pueblo, es desigual y con muchos barrancos, y el del campo,
llano.
El mencionado Segura corre a 450 pasos de la v. en
dirección O. a E. lleva bastante agua, y tiene un puente de
madera de 28 palmos de altura que suele ser arrebatado en
las grandes avenidas; a sus inmediaciones hay una casita
44
con un guarda que cobra el paso a los transeuntes con el fin
de atender a su recomposición.
Las aguas se utilizan para el riego de las huertas por
conductos que las van derramando en distintas direcciones:
la principal se denomina BLANCA; viene desde la
jurisdicción de Cieza, y pasa por muchas casas de esta
población, y la otra titulada CHARRARA, fertiliza la huerta
de la parte opuesta. Existe además una noria que levanta el
agua 50 palmos y la deposita en una azud.
- CAMINOS.
Son de pueblo en pueblo, y aunque todos de herradura
y en mal estado, si se toma por la ermita de San Roque el
que dirige a Murcia, puede llegarse a la villa con carruaje; el
que viene de Cieza es muy trabajoso pero de mucho recreo.
- CORREOS.
Un conductor trae la correspondencia de la
administración de Cieza los domingos, martes y viernes, y la
lleva lunes, miércoles y sábados.
- PRODUCCIONES.
Las frutas agrias y dulces es la más abundante;
también se cosecha aceite, trigo, cebada, avena, hortalizas,
legumbres, anís y barrilla; caza de liebres en corto número,
y en más abundancia conejos y perdices. En el río se pescan
barbos y anguilas.
- INDUSTRIA Y COMERCIO.
Hay cuatro tornos para tornear seda, movidos con el
agua de la acequia principal; tres molinos harineros
impulsados por el río; siete almazaras para la elaboración
del aceite; tres hornos para cocer el pan; tres tejedores de
lienzos comunes; una tienda de abacería y otra de ropas,
cuyo mayor comercio consiste en sedas de capillejos sin
teñir para llevarlos a Madrid y Toledo.
Hay buenas recuas de burros y algunos carros, y con
unos y otros, se extrae el sobrante de frutas para Beñaranda
y Burgos, y se importan de Murcia y otros pueblos de la
provincia las mantas o jergas, trigo de Cieza y La Mancha y
vino de Jumilla y Pinoso, cuyos dos últimos artículos son los
de más consumo. La clase proletaria se ocupa la mayor
parte del tiempo en hacer lías o cuerdas y otras de esparto,
que es un recurso contra la miseria. Existen otros oficios
indispensables para la población y se celebra todos los
domingos un mercado.
- POBLACIÓN.
521 vecinos, 2,240 habitantes. Capacidad productiva:
5,493,333 reales imp.: 164,800. El presupuesto municipal
45
ordinario asciende a 14,000 reales y se cubre con el
producto de propios y arbitrios consistentes en 50,000
reales y el déficit por reparto vecinal.
Una investigación por parte del cronista de Blanca62
de los libros eclesiásticos pudo aclarar estas 8
ermitas a las cuales se refiere Pascual Madoz.
Observamos que la familia Cano (Josefa Cano) tenía
su propia hacienda y su ermita en el campo de
Blanca (en la Sierra de la Pila):
28 – julio – 1807:
1.-Ermita de Dª Isabel de Molina/Baina
2.-Ermita de san Roque/Hoya
3.-Ermita de D. Juan de Molina Castillo/Esparragar o
Estartagar?
4.-Ermita de D. Pedro Molina/Quinares
5.-Ermita de Josefa Cano/Sierra de la Pila
6.-Ermita de Dª Isabel de Molina/Nuestra Señora de los
Dolores/Sierra de la Pila
7.-Ermita de la viuda de D. Francisco Pinar/san Antonio de
Padua/Bazamba
8.-Ermita de la viuda de D. Antonio Fernández/Cabolcoy
Todas se encontraron con la debida decencia, como
corresponde.
Sacerdote: José Valentín y Bisset.
En segundo lugar, quiero demostrar que Carlos
Cano siempre tenía en mente a la hermosa villa de
Blanca, el lugar de sus familiares y antepasados.
José Martínez Tornel decía63:
El dominio del pueblo árabe en esta provincia ha
dejado huellas tan hondas en ella, que no se han
borrado todavía. Todas las tiranías juntas no han
podido exterminar á ese pueblo, que había plantado
aquí, con tan buen derecho como cualquiera otro,
su dominio. El pueblo, la raza árabe, vive todavía
en Murcia; existe en su huerta con reminiscencias
62
63
Archivo del cronista oficial de Blanca: Ángel Ríos Martínez.
El Álbum, 12-1-1877, p. 1.
46
de unas costumbres, con sus cantares apasionados,
con su sensual pereza, y hasta con sus vistosos
trajes. En las florestas del ameno valle que riega el
Segura, todavía se admiran, en las ovaladas caras
de las huérfanas, los ardientes ojos de las moras; y
en el huertano, que, rebujado en su manta, se
sienta, al salir el sol, en la puerta de su barraca,
podrá verse siempre la imagen del musulmán, que
envía á Alá la primera plegaria del dia.
La palabra «Blanca» era mágica para Carlos Cano,
pero él tiene cuidado de no referirse al nombre del
pueblo.
1.5.1 ¡ Mi Blanca !
Blanca se llamaba y blanco64de sus ojos siendo yo
mas perjuicios me causó
que cigarro del estanco.
Su tierna y noble hermosura
logró ponerme en un brete,
y eso que siempre el blanquete
fué el blanco de su blancura.
Yo en amores no soy manco
y de casillas salía
cuando mi Blanca ponía
sus dulces ojos en blanco.
Mas después de amor tan tierno
Que aún hoy, lágrimas me arranca
no pudo amarrarme en blanca
por su genio del infierno.
64
La Paz de Murcia, 20-1-1869, p. 1.
47
Y libre de sus rigores
lloré mi infortunio yó
pues sin blanca me dejó
la Blanca de mis amores
Cárlos Cano
No podía ser de otra manera, si Cano pensaba a
menudo en aquel pueblo donde vivía su numerosa
familia, donde vio de cerca la naturaleza y tuvo sus
primeras amistades de la juventud. Los grandes
huertos con todo tipo de frutas, las numerosas
flores, las diversas acequias y los molinos de agua
cercanos al caudaloso río le causaron una gran
impresión. Así que, en sus versos podemos
encontrar todo esto de nuevo .
1.5.2 Tú y yo.
—
Blanca azucena del valle umbrio,
ternura y vida, perfume y luz;
áura apacible de tibio estio,
onda apacible de claro rio…
Eso eres tú.
—
Amarga adelfa, ciprés doliente,
pálida sombra de un ser que huyó;
triste murmullo de turbia fuente,
planta que azota cierzo inolemente…
Eso soy yo.
—
Yo vierto sombra, tú das fulgores,
yo soy la nube y el astro tú;
48
yo brindo espinas, tú brindas flores,
tú eres la aurora de mis amores,
yo el ataud.
1.5.3 ¡Mi Blanca!
Amé á Blanca, y siendo blanco65
De sus cándidos amores,
Me causó más sinsabores
Que un cigarro del estanco.
Su faz blanquísima y pura
Logró ponerme en un brete,
Pues no advertí que el blanquete
Le prestaba su blancura.
Como en amar no soy manco,
De mis casillas salía
Cuando mi Blanca ponía
Sus negros ojos en blanco.
Y, como siempre en allegro
Contemplé tan lindos ojos,
Esclavo de sus antojos,
Me hizo ver lo blanco negro.
Por ella en más de un atranco
Mi presupuesto se vió,
Pues por ella tuve yo
65
Aparece en el libro «FRUTAS DEL TIEMPO»
49
Que ir siempre de punta en blanco.
Mas, sin pizca de respeto,
Cuando más la amaba ufano,
Dió Blanca su blanca mano
A otro apreciable sujeto.
Y para más sinsabores
(Llanto el decirlo me arranca),
¡Hasta me dejó sin blanca
la Blanca de mis amores!
1.5.4 Historia antigua
A CÉLIA66
Voy á contarte la historia67,
La historia de unos amores,
Que conservo en la memoria
Cual se conservan las flores
Testigos de antígua gloria.
Horas de amantes antojos
Que, ayer flores y hoy abrojos,
Al robar la dulce calma,
Dieron penas á mi alma
V lágrimas á mis ojos....
Mas no te inspire desvelo,
Mi bién, mi cielo.
Era una niña, una hurí
Con quien resbalar sentí
De la infancia la edad bella,
Y tan parecida á tí
Como una estrella á otra estrella.
Blanca era su faz serena
66
En la revista “El Chocolate”, 20-7-1873, dirige los versos “Á
CÉLIA”.
67
Origen: Mocedades
50
Cual la pálida azucena,
V sus ojos celestiales,
Sólo á los tuyos iguales,
Reflejaban su alma buena....
Mas no te infunda quebranto,
Mi bién, mi encanto,
Nació nuestro amor un día
V, de nuestro anhelo en pos,
Fué tanta nuestra alegría
Que pensamos que hasta Dios
Nuestras ansias bendecía.
Y en mis horas de amargura
Su imágen cándida y pura
Endulzaba mis dolores,
Que era un angel de ventura
El ángel de mis amores....
Mas uo te cause querella,
Mi biéu, mi estrella.
Partí luego de su lado
Y, al volver, de gozo henchido,
Ví que el ángel adorado
Por otro amor había dado
Sus promesas al olvido.
Los ojos de mí apartaba
Esquivando mi presencia,
Y miéntras yo sollozaba
Ella entre risas ahogaba
El grito de su conciencia....
Mas no te apene mi historia
Mi bién, mi gloria.
El cáliz de la agonía
Me hizo apurar á porfía,
Y es que su pecho de roca
No sintió el amor que un día
Supo jurarme su boca.
51
Y al ver mi ilusión querida
Cual humo desvanecida
Lloré mi acerbo quebranto,
Creyendo hallar en el llanto
Consuelo á mi alma afligida....
Mas torna el rostro risueño,
Mi bién, mi dueño.
Hoy pasa ante mí orgullosa,
V no me inspira otra cosa
Su vista que compasión.
iQué lástima! ¡Tan hermosa
Y no tiene corazón!....
Mas suspiras y doliente
Viertes raudales de llanto;
¡No temas! ¡AIza la frente!
Que yo perdono clemente
A quien causó mi quebranto.
De hoy más cese tu desvelo,
Mi bién, mi cielo.
Sevilla 1869
1.5.5 Contrastes
De nombres propios es propio
Defecto la impropiedad,
Y comprueban tal verdad
Varias historias que copio.
Causa de las ánsias mías
Y reina de mis amores,
Llegó á ser una Dolores
Que derrochaba alegrías.
Amándonos sin tibieza,
Dichosos un mes vivimos:
52
Recuerdo que no tuvimos
Ni dolores de cabeza.
Hablé á Paz una mañana
Y la quise sin temor,
Pensando hallar en su amor
Toda una paz octaviana;
Mas de Paz el genio audaz
Con mi cariño dió en tierra,
Y estuve en continua guerra
Hasta que troné con Paz.
A Inocencia amé después;
Inocente la creía,
Y era Inocencia una arpía
De la cabeza á los piés.
Me hizo sufrir sus rigores,
Y, en pago de mi vehemencia,
¡Horror! se fugó Inocencia
Con un cabo de tambores.
A Caridad conocí,
De corazón tan tacaño
Que, por no dar, ni en un año
Logré que me diera un sí.
Al ver tamaña crueldad,
De Caridad me alejé,
Matando mi amante fé
Su falta de caridad.
En Adelfa, no os asombre,
Cifré mi ilusión más cara,
Aunque temí que amargara
Como la flor de su nombre;
Y resultó al fin fallida
Mi sospecha pues su amor
Fué la dulzura mayor
Que he conocido en mi vida.
53
A Tecla conocí en Yecla;
Por callada la admiré,
Y cuando amarla pensé,
Harto de ir de tecla en tecla,
Vino un vecino en mi ayuda
Y supe lo que ignoraba:
Tecla ¡infeliz! no sonaba
Porque la pobre era muda.
Conocí á una Bienvenida
Que coja y muda nació;
A una Salud que pasó
Enferma toda su vida;
A una Severa, risueña;
A una Piedad, despiadada;
A una Nieves, muy templada;
A una Blanca, muy trigueña.
Y aun pudiera presentar,
De nombres, nuevos acopios,
Que esto de los nombres propios
Es cuento de no acabar.
1.6 El río Seguro y los arroyos
Mientras estudiaba en Segovia, Carlos Cano
recordaba los momentos felices al lado del río
Segura y los arroyos (acequias). Los famosos peros
de Blanca participaban en este ambiente perfumado
con sus mágicos olores.
Los pueblos del Valle de Ricote en las riberas del río
Segura, en otros tiempos fueron edenes de triste
54
recordación, paraíso de delicias de los más ricos y
agigantados árboles, cuyos frutos no tenían rivales.
Ya decía el poeta J. M. Tornel, en 1873:
La niña Blanca no es manca68,
que para avances arteros
no hay cosa como los peros
pero los peros de Blanca.
como dice Gedeon en sus couplets, cantándole a los
ricos y azucarados peros de Blanca69.
Un precioso poema de José Martínez Tornel sobre
los famosos peros de Blanca nos dice con toda clase
de detalles cómo eran:
Correspondencia particular70.
Mi buen amigo Molina71:
Usted que sabe gramática,
como lo prueban los versos
que algunas veces me manda,
sabe la palabra pero
cómo está calificada.
Conjuncion adversativa,
ó una cosa así, le llaman;
pero esos peros no son
como los peros de Blanca,
como los que me ha enviado,
que son Io mismo que el agua.
68
El Chocolate, 1-9-1873, p. 232.
Heraldo de Murcia, 10-1-1899, p. 1.
70
El Diario de Murcia, 9-8-1883, p. 3.
71
Debe tratarse de Antonio Molina González
69
55
Le digo á Vd francamente
que cuando abrí la banasta.
y los ví tan encarnados
y con aquella fragancia,
tan gordos, tan harinosos
y con tan hermosa cara,
cuatro sentidos Io menos
y una potencia del alma
me decian que le diese
á Vd. las debidas gracias.
Los mismos peros, llenando
de su olor esta su casa,
me dicen que las ofrendas
de una amistad delicada
son cosas que huele bien
y hay que saber apreciarlas;
y yo, de veras lo digo,
y no por lo que ellos valgan,
le agradezco a Vd. esos peros
muchísimo, con el alma.
Quiera Dios que el año próximo
igual regalo me haga,
halláudose, como ahora,
felíz y bueno en su casa,
con su señora y su hija,
en ese pensil de Blanca;
pueblo que, si tiene peros
como los de la gramátiea,
por estos que usted me envia
merece honor y alabanza.
En ese pueblo entonces, el joven Carlos Cano
disfrutaba de sus paseos al lado del río, así como de
su agua clara y cristalina. Observaba las ondulantes
aguas de las acequias, a las cuales él siempre
nombra como “arroyos” en sus versos. No faltaban
los olores de las flores en la primavera, que llenaban
el aire de aromas embriagadores y delicados
56
perfumes. Todo el ambiente de Blanca olía a flor de
azahar y a sus famosos peros.
Todo era naturaleza exuberante, por lo que esta
gran abundancia y variedad de plantas, flores y
árboles del huerto le causó una impresión
inolvidable. Él lo recuerda con nostalgia en sus
versos:
1.6.1 La flor de la pureza
Siendo niño entré yo un día72
de lá hermosa primavera
en una bella ribera
donde el placer sonreia.
–
Allí en profusion las flores
sus matices ostentaban,
y el ambiente perfumaban
con sus mágicos olores.
–
Murmurando sus querellas,
un arroyo allí corría,
y á las flores les mentia
mil argentadas estrellas.
–
Al verle tan trasparente,
amorosas le besaban,
y en las aguas se ocultaban
de la límpida corriente.
–
72
La Violeta (Madrid), 18-9-1864, No. 94, pp. 4-5.
57
Mas cuando luego querian
salirse del arroyuelo,
con amargo desconsuelo
más en su fondo se hundian,
–
Y de su tallo arrancadas
mustias, triste, sin colores,
del alba los resplandores
las hallaban marchitadas,
–
Tan solo una flor yo vi
su cáliz alzando al cielo,
huyendo del arroyuelo
que serpeaba por allí.
Era bella y pudorosa,
y en sus hojas escondida
pasaba su breve vida
apacible y venturosa.
–
Me admiré de su belleza
y preguntó con porfía:
–¿Quién eres? y me decia:
–Soy la flor de la pureza.
Carlos Cano
Segovia, marzo 1864.
58
1.6.2 Nostalgia.
Ausente de mi patria73,
Suspiro noche y día
Y no hallo en mi quebranto
Ni en mi contínuo llanto
Consuelo para mí;
Las sombras de la noche
Aumentan mi agonía
Y el alba me sorprende
Pensando, ¡0h pátria mía!
Pensando siempre en tí.
Las flores de este valle
Perdieron su frescura,
Las galas que me ofrecen
Marchitas me parecen
Sin brillo y sin color;
Y, suspirando al verlas,
Aumenta mi amargura
La queja apasionada
Que exhala en la espesura
El tierno ruiseñor.
El lánguido murmullo
Del apacible rio
Me trae á la memoria
De mi soñada gloria
El tiempo que pasó,
Y la ilusión primera
Que huyó del pecho mío
Como la flor marchita
Que el huracán impío
Del tallo arrebató.
73
La Violeta, 16-7-1865, p. 341.
59
Y todo me recuerda74
Las perfumadas flores,
Los cánticos dolientes
Las brisas y las fuentes
Del suelo en que nací;
Del suelo venturoso,
Mansión de los amores,
En que de la inocencia
Los plácidos albores
Brillaron para mí.
Por eso, patria amada,
Vagando de ti ausente
Sin luz, ni fé, ni encanto,
El fuego de mi llanto
Me abrasa el corazón;
Y sólo tu recuerdo,
Que fijo está en mi mente,
Consuela mis dolores,
Calmando dulcemente
Mi luto y mi aflicción.
Llevadme, auras ligeras,
Hacia la pátria mía,
Llevadme en raudo vuelo
A dó la luz del Cielo
Por vez primera ví;
V haced cuando se extinga
De mi existencia el día
Que muera yo besando,
Besando en mi agonía,
La tierra en que nací.
Segovia 1864
74
La Violeta, 16-7-1865, p. 341.
60
1.6.3 El Valle
Por los motivos que sean, Cárlos Cano no habla del
Valle de Ricote, sino solamente del Valle. La verdad
es que el término “Valle de Ricote” no se usaba en
aquellos años, debido a su sonido y antigua
literatura negativa. Entonces Cano habla del Valle,
porque en sus primeros años estuvo más de una vez
en Blanca, donde las huertas expedían el aroma de
flor de azahar, de limón y naranja. El nombre
procede del árabe hispánico az-zahár, y este del
árabe clásico az-zahr (que significa 'flor blanca'). En
el siglo XIX, en Blanca se recolectaban las flores de
limones y naranjas que serían exportadas. Eran unos
de los ingredientes para el perfume y la colonia (eau
de cologne).
Cárlos Cano introduce todos estos recuerdos de su
juventud en su poesía.
1.6.4 La Noche
Cesan su canto75
las tiernas aves,
y se guarecen
entre el follage:
duerme la brisa
que poco antes
sobre las flores
iba á posarse.
75
La Paz de Murcia, 10-3-1865, p. 4
61
La luna llena
comienza a alzarse
y ostenta hermosa
disco brillante.
Grande silencio76
reina en el valle,
y ni un suspiro
osa turbarle.
¡Qué hermosa noche!
tal vez amantes,
se juran ciegos
nunca olvidarse.
Quizá en los brazos
de tierna madre,
duerme algun hijo
en este instante,
y en dulces sueños,
su pecho late,
sin que le opriman
rudos pesares.
Noche serena,
nada hay que iguale,
ese silencio
tan admirable:
yo te bendigo
que en mis azahares,
busqué tus sombras
por consolarme.
Todo en ti es bello
todo en tí es grande;
tus misteriosos77
mudos lenguajes,
al hombre enseñan
á consolarse:
yo, cantor triste
que vago errante
76
77
La Paz de Murcia, 10-3-1865, p. 4
La Paz de Murcia, 10-3-1865, p. 3
62
tan solo puedo,
noche ensalzarte:
yo le venero
y en donde me halle,
mi pobre lira
sabrá cantarle,
porque tú siempre
me consolaste,
y en mis congojas
y en mis pesares,
solo tus sombras
pudieron darme,
dulce esperanza
que me alentase.
1.6.5 Nostalgia.
_
Ausente de mi patria78,
Suspiro noche y día
Y no hallo en mi quebranto
Ni en mi contínuo llanto
Consuelo para mí;
Las sombras de la noche
Aumentan mi agonía
Y el alba me sorprende
Pensando, ¡0h pátria mía!
Pensando siempre en tí.
Las flores de este valle
Perdieron su frescura,
Las galas que me ofrecen
Marchitas me parecen
78
La Violeta, 16-7-1865, p. 341.
63
Sin brillo y sin color;
Y, suspirando al verlas,
Aumenta mi amargura
La queja apasionada
Que exhala en la espesura
El tierno ruiseñor.
El lánguido murmullo
Del apacible rio
Me trae á la memoria
De mi soñada gloria
El tiempo que pasó,
Y la ilusión primera
Que huyó del pecho mío
Como la flor marchita
Que el huracán impío
Del tallo arrebató.
Y todo me recuerda79
Las perfumadas flores,
Los cánticos dolientes
Las brisas y las fuentes
Del suelo en que nací;
Del suelo venturoso,
Mansión de los amores,
En que de la inocencia
Los plácidos albores
Brillaron para mí.
Por eso, patria amada,
Vagando de ti ausente
Sin luz, ni fé, ni encanto,
El fuego de mi llanto
Me abrasa el corazón;
Y sólo tu recuerdo,
Que fijo está en mi mente,
Consuela mis dolores,
79
La Violeta, 16-7-1865, p. 341.
64
Calmando dulcemente
Mi luto y mi aflicción.
Llevadme, auras ligeras,
Hacia la pátria mía,
Llevadme en raudo vuelo
A dó la luz del Cielo
Por vez primera ví;
V haced cuando se extinga
De mi existencia el día
Que muera yo besando,
Besando en mi agonía,
La tierra en que nací.
Segovia 1864
65
1.6.6 Cosas de la edad
–
SONETO.
–
Mágico valle de eternal verdura80
Donde al soplo del aura silenciosa
Se mece ufana la naciente rosa
Perfumando en su aroma la espesura;
Ameno valle dó vertió natura
De sus dones la parte mas preciosa,
Donde zumbar la abeja artificiosa
Y el arroyuelo plácido murmura.
Aquí corrieron tus primeros años
Sin probar del dolor las túrbias heces
Ni conocer del mundo los amaños;
Y aquí tambien ¡Oh Celia! muchas veces
Sin sospechar futuros desengaños
Sola te sorprendí… ¡comiendo nueces!
Carlos Cano y Nuñez.
80
La Moda Elegante Ilustrada, diciembre 1867, p. 304.
Del Correo de Ultramar. Tomo XXX, 1867, No. 774, p. 307.
66
1.7 La religión
A estos cantos y encantos de la naturaleza hay que
agregar las flores del corazón y las canciones del
alma que Carlos Cano le dedicó al evangelio en
forma de amorosos pensamientos . La religión debe
haber ocupado un lugar importante en la vida de
Cárlos Cano, y lo vemos a través de sus poemas. En
esta relación de poemas no pueden faltar sus versos
sobre el padrón de Blanca: «San Roque».
1.7.1 Crónica dominguera.
–
San Roque, con la calabaza y el palitroque.
Cariños son los del pueblo81
expontáneos y constantes,
que van de padres á hijos
trasmitidos en la sangre
y se conservan y viven
benditos en los hogares.
Santos hay en nuestra tierra
que para los pueblos valen
como un tesoro sagrado
que les dejaron sus padres,
y con su nombre bendito,
con su venerada imágen,
tienen el mayor consuelo
y la esperanza más grande
en todas sus desventuras,
penas y calamidades.
81
El Diario de Murcia, 17-8-1890, p. 1.
67
San Roque es un santo de esos,
se le adora en todo el valle
que riega el fecundo rio
que llega á los Guardamares,
es patron de quince pueblos
desde Ulea hasta los Garres,
y en el Palma.- tiene ermita
y en San Andrés una imagen
hecha por aquel Salzillo
que tambien hizo aquel Angel.
Pero no voy á esto, voy
á que el pueblo á veces hace,
hijas del mismo cariño,
poco reverentes frases,
como la que de San Roque
me ha inspirado este romance.
De aquel noble peregrino,
que sufrió tantos azares,
que anduvo tantos caminos
por sierras y peñascales,
de aquel enfermo llegado
que tuvo sed, tuvo hambre,
sin más amigo que un perro
que su herida le curase;
de aquel que pudo vivir
en opulentos alcázares
y fué huesped recogido
en infectos hospitales
donde murió de la peste
para que muchos curasen...
de ese Roque dice el vulgo
aquello del consonante.
Pero la virtud del santo
es de tan altos quilates,
que no siendo ni español,
ni santo de la falange
que con Jesús y María
vá en los libros inmortales,
68
ha conquistado los pueblos,
venéranlo en mil altares
y lo aclaman y le ruegan
con un fervor inefable
Archena, Ceutí, Fortuna,
Blanca, Ulea, Pedriñanes,
Villanueva, Santomera,
Alcantarilla, Aljezares,
Palmar, la Alberca, Lorquí,
y en otra porcion de partes.
Antes, cuando aquí eran ricos
los que hacian alpargates,
cuando formaban un gremio
y tenian su estandarte,
San Roque era en San Andrés
y en el Pilar el tu autem;
hoy aun tiene su capilla
en San Agustin el grande
y se le dice su misa
y desempolva su imagen
por un hermano mayor,
heredero de su padre
en la devocion del santo
y en el gremio respetable.
69
1.8 Final
Hasta aquí la breve biografía de Carlos Cano y
Núñez con respecto a su pueblo preferido, «Blanca».
Para su biografía completa, se debe leer el tomo
que hemos preparado sobre él para este fin. A partir
de los textos observamos que este poeta no usaba las
palabras “Valle de Ricote” y “Acequía”, las cuales
cambió por “valle” y “arroyo”.
Supo prepararse bien con sus estudios y procuraba
estar en más de un sitio en España, para obtener la
mundología necesaria para llegar a establecerse
firmemente en los círculos más influyentes de la
sociedad. Sus altos ingresos como teniente coronel
del ejército le permitieron vivir cómodamente, e
incluso fundar una distinguida revista llamada
Mosaico. Destaca sobremanera su gran capacidad
para publicar sus poemas en muchísimos periódicos
y revistas, cuya relación reflejamos a continuación.
En más de una ocasión tuvo problemas de salud, tal
vez como consecuencia de la muerte de varios hijos.
La vida en el siglo XIX estaba llena de tragedias
familiares, pero felizmente se pudo recuperar de sus
penas y liberarse de sus obligaciones sociales en el
pueblo de su infancia, «Blanca», donde tenía su
hacienda, viejos amigos, recuerdos de su juventud,
tranquilidad y aire fresco.
70
1.8.1 Poemas publicados en:
ABC (Madrid)
Actualidades (Madrid, 1901)
Álbum (Revista quincenal, Cartagena), El
Álbum ibero-americano (Madrid), El
Álbum salón (Barcelona)
Alhambra (Granada, 1884), La
Alicante Obrero
Alma joven (Murcia), El
Almanaque (Lorca)
Almanaque de la risa (Madrid)
América (Madrid, 1857), La
Amigo (Barcelona), El
Anuario-Guia de Murcia y su Provincia (Murcia)
Arco (Cartagena), El
Arte y Letras (Revista)
Averiguador universal (Madrid), El
Balear – diario político, El
Barcelona cómico
Bazar murciano, El
Bien público, El
Blanco y Negro
Camarada (Barcelona), El
Cantábrico, El
Caras y caretas (Buenos Aires)
Cartagena artística
Cáscabel, El
Chocolate, El
Correo de Levante
Correo de Ultramar, Del
Correo de Ultramar, El
Correo militar (Madrid), El
71
Crónica – Teruel, La
Crónica de Badajoz
Crónica meridional
Crónica meridional, La
Cronista del valle, El
Cruz y espada
Defensor de Granada, El
Demócrata (Madrid), El
Dia (Madrid, 1881), El
día de la prensa (Murcia), El
Dia de moda (Madrid)
Diario de la tarde (La Unión)
Diario de Lugo – diario político
Diario de Tenerife
Diario de Zaragoza
Diario murciano, El
Diario, El
Dinastía (Barcelona), La
Don Crispín : semanario satírico, incoloro e inodoro
Eco de Cartagena, El
Eco de la provincia de Gerona – diario político, El
Eco de Orihuela, El
Enciclopedia, La Murcia
Escenas contemporáneas (Madrid)
Flores y abejas
Folletín (Correo de Andalucía), El
Garbanzo (Madrid), El
Gente vieja (Madrid)
Gil Blas
Gran Vía (Madrid), La
Guadalete, El
Heraldo de Alcoy
Heraldo de Madrid (Madrid), El
Heraldo de Murcia
Heraldo granadino, El
Hojitas del hogar, Las
Hormiga de oro (Barcelona), La
Iberia (Madrid, 1868), La
Ilustración (Barcelona), La
72
Ilustración católica (Madrid, 1877), La
Ilustración de la mujer, La
Ilustración Española y Americana, La
Ilustración hispano-americano (Barcelona), La
Ilustración Ibérica (Barcelona), La
Ilustración musical (Barcelona), La
Ilustración nacional, La
Imparcial (Madrid), El
Independencia, La
Iris (Barcelona, 1899)
Justicia (Jumilla), La
Juventud literaria (Murcia), La
Liberal (Madrid), El
Linterna, La
Lucha, La
Madrid cómico
Mañana – diario político, La
Menorquin, El
Miscelánea Revista Semanal de la Paz, La (Murcia).
Moda elegante, La
Mosaico (Murcia), El
Mosca blanca (Barcelona), La
Mundo cómico (Madrid), El
Mundo de los niños (Madrid), El
Murcia Nueva
Museo universal (Madrid), El
Nuevo Mundo (Madrid)
Opinión (Gijon), La
Orcelitano, El
País (Madrid, 1887), El
Panorama (Valencia), El
Papa-Moscas (Periódico satírico), El
Pêle-Mêle (Barcelona), La
Periódico ilustrado, El
Pluma y lápiz (Barcelona)
Popular, diario granadino, El
Porvenir de León, El
Provenir de León, El
73
Provincias de Levante (Murcia), Las
Publicidad, La
Pueblo español, El
Pueblo, periódico republicano, El
Región extremeña, La
Región Extremeña, La
Revista contemporánea (Madrid)
Revista de España (Madrid)
Revista de los Velez
Semana cómica (Barcelona), La
Semanario murciano, El
Sólier – Baleares
Telegrama del Rif, El
Unión democrática – diario político, La
Unión ilustrada (Málaga), La
Universo ilustrado (Barcelona, 1886), El
Violeta, La
Voz de Totana, La
Zambra, La
74
2 BIOGRAFÍA POR
LEMUS Y RUBIO
Biografía por Pedro Lemus y Rubio (1930)
75
76
1930 Apuntes biográficos-criticos
DON CARLOS CANO Y NUÑEZ
I
El nombre de D. Carlos Cano, como pieta festivo
especialmente, es uno de los más populares en
España; pero de su biografía, asi como de su obra
literaria, no se ha hecho todavia un estudio
completo. Solamente en el numero 41 de la revista
Cartagena Artística , publicada el 20 de mayo de
1891, aparecio una biografia del poeta, escrita por D.
Antonio Alcalde Valladares, de la cual, por ser
rigurosamente
exacta,
aprovecharé
algunos
párrafos, completando en lo que pueda tan precioso
trabajo con los datos que he podido recoger, a fin de
allanar el camino a los que, enamorados de la obra
total de este ingenioso autor, pretendan hacer un
estudio cabal de su vida y producciones tal como se
merece un escritor tan castizo y un poeta digno de
figurar entre los de primer orden.
Del matrimonio de D. Pedro Cano y Núñez con
a
D. Josefina Núñez y Hernández nació nuestro poeta
el 19 de octubre de 1846, siendo bautizado al día
siguiente, según reza la siguiente partida:
«En la Ciudad y Prov. fe Murcia Obuspado de
Cartagena a veinte de Octubre de mil
ochocientos cuarenta y seis. Yo el infrascrito
Cura Teniente de esta de Sn. Lorenzo bautice
solamente y crisme a un niño que nacio el día
77
anterior a las cinco menos cuarto de la
madrugrada, en la calle de Zam-brana hijo
legítimo de D.a Pedro Cano, natural de blanca,
empleado en puertas, y de D.a Maria Josefa
Núñez, bautizada en Sn. Antolín de esta Ciudad,
Abuelos Paternos Antonio Cano y Clara Núñez,
ambos del referido Blanca. Maternos Franco.
Núñez natural del expresado Blanca, y Antonia
Hernández bautizada en Sta. María de esta
Ciudad. Sele puso por nombre Carlos, Pedro
Alcántara, José, Rarmón, y Lorenzo, fue su
madrina D. Antonia Cano Núñez a quien adverti
su oblgacion y parentesco Espiritual contraido.
Testigo José Ayala, depoendiente de la Igle-sia y
en fe de ello lo firme, =sensio =rubricado
=Antonio José García= rubricado82».
El hundimiento de la techumbre de la casa donde
vivían los padres del poeta, en el mismo día en que
nació éste, hundimiento debido a torrenciales
lluvias, da motivo a que luego él se exprese en estos
términos, en la Autobiografía, que envió al
Director del seminario barcelonés «Pluma y Lápiz»:
«No bien abrí los ojos, cuando en el lecho
Mi Madre me brindaba calor y vida,
De nuestra alcoba abajo se vino el techo,
Sin duda para darme la bienvenida.
Resultamos ilesos y hoy me exaspera
Que el techo no me hubiera dejado inerte,
82
He procurado enterarme de lo que en aquella época se entendía
por «empleado de puertas», y, según los nietos del D. Pedro Cano,
éste era Guarda-almacén de Rentas Estancadas cuando nació su hijo
Carlos. La precipitación en el bautizo de nuestro biografiado se
explica por el accidente ocurrido el día de su nacimiento.
78
Pues ya que de mi vida dio fe, debiera
Haber dado enseguida fe de mi muerte».
De su infancia sólo sabemos lo que él mismo nos
dice en su citada Autobiografía83:
«Fue mi primer maestro don Juan Trigueros
Y fueron en su escuela colegas míos
Díaz Cassou, literato de los primeros,
Y Madrigal, poeta de grandes bríos».
Véase ahora lo que de la juventid de D. Carlos
Cano, dice su primer biógrafo el Sr. Alcalde y
Valladares, desúes de consignar que en la escuela
había demostrado «su alta inteligencia y su
aplicación»:
«En el Instituto de Segunda Enseñanza de dicha
ciduad (Murcia), estudió Filosofía, obteniendo
siempre la nota de Sobresaliente, además de las tres
medallas de plata, que conquistó en los tres
concursos en que disputó el premio».
«En febrero de 1863, ingresó en la Academia de
Artillería, establecida en Segovia, obteniendo el
número dos en su promoción, que constaba de
ochenta alumnos aprobados, más otros tantos que
no merecieron la aprobación».
El poeta lo cuenta así en la citada obra:
«Formando de cadetes en un enjambre,
83
Inserta en su obra Hojarasca Literaria. Murcia, 1903
79
Ingresé en el Colegio de Artillería,
A la vez que Linares y Lachambre,
Que hoy son dos Generales de gran valía.
Allí, al par que en catetos e hipotenusas
Di pruebas evidentes de mis progresos,
Empecé, sinsabores dando a las musas,
A disparar quintillas y otros excesos».
Y en su artículo Unas quintillas y un
romance, inserto después en el volumen
Muestras sin valor (Madrid, 1905, 2.a edición), y
referente a su amistad con Grillo, comprueba lo
anterior con las siguientes palabras:
«Tres alumnos de la Academia de Artillería
nos lanzamos a publicar en 1865 un seminario
cómico con el sugestivo título de El Amor;
seminario que por su parte material y artística
podía figurar en primera línea, pues se imprimía
en la tipografía de Lavajos, una de las mejores
de la corte, y sus monos llevaban las firmas de
Ortega y de Rico, el primer caricaturista y el
primer grabador de aquella época84.»
Un año antes, o sea cuando el poeta tendría 18
años, había aparecido la primera colección de sus
poesías titulada Flores y Lágrimas, pues se
publicó en 1864, según el mismo autor dice en nota a
la composición «A unas siemprevivas», inserta en el
volumen Ratos perdidos85.
84
Página 150.
Ratos perdidos. Páginas en verso por Don Carlos Cano y Núñez.
Murcia, 1867. Establecimiento tipográfico de La Paz. Zoco, 5.
(Dedicado a Federico Balart). En 8.º.
85
80
Para continuar debidamente la biografía recurriré
como antes a los datos publicados por el Sr. Alcalde
y Valladares, que son como sigue: «Durante el tercer
semestre estudió también el cuarto, aprobando los
dos a un tiempo, lo cual le adelantó la carrera,
ascendiendo a Teniente del Cuerpo en 3 de julio de
1867. En 1874 (26 de Noviembre) obtuvo el empleo
de Capitán y en 1887 (10 de Febrero) el de
Comandante».
«Como militar pundonoroso ha sabido siempre
cumplir con su deber, demostrando su valor y su
energía en los sucesos de Madrid del 22 de junio de
1866, en el ejército del Centro en 1874, como
Ayudante del Regimiento de Montaña, y en el del
Norte como Capitán del tercer Regimiento de a pie.»
A sucesos del párrafo anterior se refieren las
siguientes estrofas de la Autobiografía:
«Del 22 de junio la cruel jornada
Me hizo que entrara en fuego por vez primera,
Y desde entonces llevo siempre grabada
En el fondo del alma mi fe artillera.
Del tercer Regimiento, siendo ayudante,
Presencié las reñidas oposiciones,
Donde Chapí, aún imberbe, salió triunfante
De director de banda con los galones».
El Sr. Alcalde Valladares, ajustándose a la Hoja de
Servicios de D. Carlos Cano, prosigue así: Una vez
concluida la guerra civil, desempeñó importantes
comisiones científicas en la Fábrica de armas de
Toledo y en la de la pólvora de Murcia,
perteneciendo a la dotación de ésta por espacio de
81
más de nueve años, mereciendo las gracias de Real
Orden por las reformas introducidas para obtener la
moderna pólvora de guerra».
«Igual recompensa obtuvo por los humanitarios
servicios que prestó con motivo de la horrible
inundación de Murcia en 1879».
«En las voladuras que ocurrieron en la Fábrica de
la Pólvora, los días 19 de julio de 1882 y 20 de agosto
de 1883, en cuya fecha se encontraba de jefe de los
talleres, se distinguió notablemente, pues con su
arrojo y acertadas disposiciones evitó que el fuego se
propagara a los talleres próximos a los destruídos
por los citados siniestros. En el segundo de éstos
esto es en el del 20 de agosto de 1883, ocurrió un
incidente que no queremos omitir. Acababa de volar
uno de los talleres ternarios, y extinguido que fue el
fuego, dispuso nuestro biografiado que se pasara
lista a los operarios para ver si alguno había sido
víctima del desgraciado accidente que cavaba de
tener lugar. Durante esta operación, reconociendo
de nuevo el taller destruido, sospechó, por la
colocación en que estaban los escombros, que
pudiera no haberse inflamado la carga de uno de los
dos toneles que, separados entre sí por un fuerte
muro de mampostería, constituían el taller
propiamente dicho; y para cerciorarse, en unión de
dos maestros, empezó a separar algunos escombros,
convenciéndose bien pronto de que, debajo de la
inmensa mole de ellos, había un tonel sin haber
volado. Próximo a él humeaban aún los restos del
edificio incendiado y la exposición de permanecer
allí era grandísima. Entonces, rompiendo con una
navaja de un operario el cuero del dicho tonel, le
82
introdujo la boquilla de la bomba de incendios y lo
llenó de agua, desapareciendo así todo el peligro.»
«Por este acto de arrojo obtuvo la Cruz roja del
Mérito Militar, y si no logró la Cruz laureada de San
Fernando, para lo que se formó el oportuno juicio
contradictorio a petición del Coronel Jefe de la
Fábrica, fue por no estar comprendido, en el
Reglamento de dicha Orden, el caso en que tanto se
había distinguido.»
«Además, tanto por esta voladura, como por la de
1882, mereció se le dieran las gracias de Real
Orden.»
Los mencionados siniestros los recuerda don
Carlos Cano en la siguiente estrofa:
«Elaborando pólvora pasé diez años,
En ellos presenciando dos voladuras,
Y aunque ninguna de ellas me causó daños
De volar me vi cerca por las alturas86.»
Terminaré la parte biográfica, que se puede llamar
militar, consignando que, en 30 de marzo de 1893,
ascendió a Teniente Coronel del Arma de Artillería y
que, a petición propia, le fue concedido el retiro el 9
de marzo de 1896.
Por no interrumpir una vez más la excelente
biografía, escrita en vida de D. Carlos Cano, por el ya
citado Sr. Alcalde Valladares, no he incluido en el
lugar oportuno el matrimonio contraído por el
poeta, el día 5 de julio de 1875, con D.a Amalia
Cathalán y Molina. De este enlace, celebrado en la
86 Autobiografía, obra ya citada.
83
misma ciudad que le vió nacer y en la misma iglesia
en donde fué bautizado el ilustre vate, nacieron siete
hijos, seis varones y una hembra, y de los que sólo
viven ésta (D.a Dolores) y dos varones D. José María
y D. Antonio.
La partida matrimonial, copiada a la letra de un
certificado del Registro Civil, obtenido por D. Carlos
Cano en 9 de septiembre de 1892, es como sigue:
«D. Francisco Milla cura propio de la |
Iglesia parroquial de San Lorenzo | Martir de
esta Ciudad de Murcia | Obispado de
Cartagena Certifico: que | en el libro octavo de
matrimonios que | se custodia en esta
Parroquial | al folio ciento veinticuatro vuelto |
se encuentra una partida que literal | mente
copiada dice así =Partida=En | la iglesia
parroquial de San Loren- | zo Martir de esta
Ciudad de Mur- | cia Obispado de Cartagena el
día cin | co de Julio del año mil ochocientos |
setenta y cinco D. Fernando Caballero | pbro. Y
canónigo de esta Sta. Iglesia | Catedral de
Cartagena en virtud | de despacho del Sr.
Provisor vicario | general de dicho Obispado
Licdo. D. | Fabriciano Cebador librado en esta |
Ciudad con fecha del diez y nueve | de Junio
del expresado año por ante | el Notario ecco.
D. Angel Gasques | Llopis y previo permiso del
Sr. Cura de la | mencionada parroquia D.
Francisco Milla | desposé por palabras de
presente que hacen | verdadero matrimonio y
juntamente velé | según rito de nuestra Santa
Madre iglesia | a D.a Amalia Cat(h)alan y
Molina de edad | veinte y tres años, soltera,
84
natural de Carta- | gena, hija de D. Pedro
Cat(h)alan natural | de Santa Cruz de Tenerife
islas Canarias | y de D.a Isabel Molina natural
de Cart- | tagena, feligresa de esta parroquia de
| San Lorenzo Martir, calle de Saurín nú- |
mero diez, con d. Carlos Cano y Núñez, hijo de
D. Pedro Cano y de D.a Josefa Nú- | ñez,
subdito de la jurisdicción castren- | se, fué
aprobado en doctrina cristiana, | dispensada de
las tres canonicas moni | ciones según el
susodicho despacho, reci | bio los Santos
Sacramentos de peniten | cia y eucaristía y
precedieron todos | los demás requisitos
prevenidos por | el Santo Concilio de Trento y
reales | ordenes para la validez y legitimidad |
de este contrato sacramental, siendo | testigo
D. Pedro Cat(h)alan y D. Pedro | Cano y
además de estos también lo fue | D. Santiago
Arroyo sacristan; y para | que conste lo firmo
fecha ut supra = | Francisco Milla: Párroco =
Fernando Caballero = Corresponde exactamente la | preinserta partida con su original | a
que me remito en caso necesario. Murcia | a
doce de julio del año mil ochocien | tos setenta
y cinco = Hay un sello = Franco | Milla.»
Hemos dicho que de los siete hijos habidos en el
matrimonio fallecieron cuatro, éstos fueron: Carlos
María Pedro, que nació el 8 de abril de 1876, y murió
el 26 de abril de 1884; José María, nacido el 20 de
abril de 1882, y subió al Cielo el 29 de diciembre del
mismo año; y Carlos que vió la luz el 15 de
septiembre de 1886 y falleció el 29 de abril de 1889;
85
pero la muerte del primogénito, niño de singulares
aptitudes y en quien cifraba las más risueñas
esperanzas, imprimió en el alma del poeta tan
profunda pena que puede decirse le atormentó
durante el resto de su vida. Si a estos pesares se
agrega el de la inesperada enfermedad y muerte de
su hijo Pedro el 26 de diciembre de 1899, cuando
estaba próximo a cumplir 22 años (nació el 2 de
febrero de 1878), puede colegirse cómo tronchadas
en flor las más preciadas ilusiones del poeta, la
misma fogosidad de su imaginación le hacía ver
constantes peligros amenazadores de la salud y vida
de sus más queridos seres. Por esto exclama lleno de
amargura, en 1902, fecha de la publicación de la
tantas veces citada Autobiografía:
«Hoy la salud perdida y herida mi alma
Por dolores que el curso del tiempo aviva,
Buscando en el retiro la ansiada calma,
Soy en armas y en letras clase pasiva.
Los que ven que cultivo la chirigota
Creen que sólo entre bromas vivo en mi centro,
Sin ver que, en la amargura que mi alma embota,
Cuando río por fuera, lloro por dentro.
En las eternas noches que paso en vela,
Mientras los seres que amo duermen en calma,
De mi dolor profundo fiel centinela
¡Alerta! entre suspiros me grita el alma.
Y al recuerdo imborrable del ser querido,
Del hijo en quien cifraba mi dulce encanto,
86
Mirando para siempre mi bien perdido,
Desbordado del pecho brota mi llanto.
Entonces, cuando nadie mi queja escucha,
Para que la amargura más me taladre,
Miro cómo sostiene terrible lucha
Con mi fe de creyente mi amor de padre.
Así con mi destino viviendo en guerra,
Pensando en el mañana que tanto anhelo,
Mis ojos nunca fijos tengo en la tierra,
Mis ojos siempre fijos tengo en el Cielo.
Y de la risa llevando como divisa
Sólo Dios ve de mi alma los sinsabores,
Pues de antifaz me sirve mi falsa risa
Para ocultar mis penas y mis dolores,…»
Las estrofas que acabo de transcribir tienen,
aparte de su mérito literario, el de manifestarnos
plenamente el estado de ánimo del poeta con
verdadera ingenuidad. En la intimidad de la familia
podía apreciarse mejor el valor de las palabras «lloro
por
dentro»,
mientras
sus
composiciones
humorísticas y satíricas parecían demostrar siempre
lo contrario.
La frase «Mis ojos siempre fijos tengo en el Cielo»
es la expresión fidelísima del pensamiento constante
de su autor, y no atraída por la fuerza de la antítesis,
como pudiera fácilmente creer quien no le hubiera
conocido, o bien no haya apreciado todas las obras
del mismo. Estudiando éstas se observa que, sin
contar la sin igual El Amor de los amores,
87
notabilísima porque en ella se compenetran la fe con
la gratitud, por el consuelo que aquella le
proporciona en medio de los sufrimientos de la vida,
y la esperanza de la dicha infinita, hay también otras
composiciones conteniendo datos reveladores de su
ardiente devoción, que le hace no temer la muerte.
Así, dice en la dedicada «A la Virgen de la
Fuencisla87»
«Por Ti miro la dicha en lontananza
Por Ti pienso en la muerte ¡y en la gloria!»
El soneto ¡Al Cielo! De marcado carácter
filosófico, termina con el siguiente pensamiento88:
«En pos del más allá con loco anhelo
Cruza el alma este valle de amargura,
Y, cuando rasga de la muerte el velo,
Un ángel descendiendo de la altura
«Allí, - le dice señalando al Cielo Allí no más existe la ventura».
En el mismo volumen MUESTRAS SIN VALOR89 se
halla una pequeña composición titulada Rima, que
finaliza:
Para las heridas que abre
La muerte en el corazón
Solo hay un bálsamo, el tiempo,
Sólo hay un médico, Dios.»
87
Muestras sin valor, pág. 23. al pié - Noviembre, 1881
Muestras sin valor, pág. 80.
89
Muestras sin valor, pág. 139.
88
88
En el poema que lleva por título ¡Allí está!, al fin
de cada una de las partes en que divide la
composición, pregunta el poeta ¿Dónde está la dicha
humana? Para concluir que sólo se encuentra en el
Cielo90.
Y por último, para no citar más ejemplos, en la
Meditación, dedicada a Antonio Grilo, da fin a la
quinta octava de la hermosa poesía, diciendo91:
«Que siempre el hombre con tenaz porfía
La dicha busca que le niega el suelo,
Sin fijar sus miradas en el Cielo,
Donde la puso Dios.»
Tales eran los sentimientos del poeta; pero su
voluntad fué siempre algo débil, excepto para el
cumplimiento de sus obligaciones, según afirman los
que le trataron asiduamente.
Hombre de privilegiada inteligencia hallaba
fácilmente el contraste vigoroso entre nuestra
pequeñez y nuestras aspiraciones, entre lo real y lo
ideal, contradicción que se muestra tanto más
vivamente cuanto mayor es la agudeza de ingenio y
la cultura del contemplador. Por eso nuestro poeta
desde su juventud aparece como uno de los más
finos humoristas y satíricos de nuestra literatura, y
buena prueba de ello son los catorce sonetos «A
Celia», que después llamó «filosóficos», impresos
primeramente en el volumen que tituló RATOS
PERDIDOS, y cuando su autor cumplía los veintiún
años. De la misma épica son las «Fábulas sobre
máximas del barón de Andilla» y otras
composiciones
que revelan
igualmente su
humorismo, como otras su aguda sátira o su festivo
ingenio.
90 En serio y en broma, pag 7. Tiene al pie la indicación Murcia, 1879
91
En serio y en broma, pag. 31.
89
La suegra ha sido constantemente objeto de
numerosas frases más o menos aceleradas; pero
seguramente hay pocas tan ingeniosas y crueles
como las veintiuna debidas a la pluma de D. Carlos
Cano, y con el nombre de «Máximas inmorales»
insertas últimamente en el volumen de MUESTRAS
SIN VALOR, habiendo sido su autor uno de los
hombres que luego han disfrutado la dicha de no
poder ni designar a la madre de sus esposa con el
nombre de «suegra» por no injuriarla, que tanto era
el cariño que, por las buenas cualidades de ambos,
se merecían recíprocamente.
Consecuencia de su carrera militar fueron los
destinos desempeñados y las residencias de más o
menos duración en Madrid (1865 a 67),
Vascongadas, Logroño, Valencia, Alhucemas (1869),
Córdoba (1869), Sevilla (1869), Cádiz (1870), Mahón
(1875), Murcia (1875), Cartagena (1876), Murcia
(1879), Madrid (1879), Murcia (1882-85), Madrid
(1884), Toledo (1887), Murcia (1887), Cartagena
(1889), Murcia (1889-1922), algunas de cuyas
estancias se comprueban también por las mismas
fechas puestas al pie de las composiciones literarias
o bien por el asunto de éstas. Tal acontece en la que
le inspiró Sevilla, ciudad cuyo ambiente artístico
debió impresionar tan profundamente su fantasía
que le hace decir, en una de sus Tarjetas
postales92:
«Si en Murcia mi cuna hallé,
Hallé en Sevilla alegría
Cuando en venturoso día
Sus bellezas admiré.
Y por más que a usted le choque
Que, al Rey Sabio haciendo agravio,
92 Inserta en Hojarasca Literaria, pág. 39.
90
Sueñe en copiar sin ser sabio
Ni tampoco rey ni Roque,
Quisiera yo que al morir
Me ofrecieran sepultura
En la perla del Segura
Y en la del Guadalquivir.
Y, colmando mi ambición,
Dar, como él hizo en su muerte,
A la una mi cuerpo inerte
Y a la otra mi corazón».
No deja de ser interesante el dato, sobre la vida
íntima del poeta, oído por mí a su hermana la
notable poetisa D.a Antonia (q. s. g. h.), quien,
censurándole, decía que, en casa de su hermano no
se escuchaba a éste otra cosa que: «¿Cómo estás,
Amalia?», «Amalia, ¿te duele algo?», preguntas que
nos ponen de manifiesto la constante preocupación e
inquietud del mismo, aunque las tratase de ocultar
en la vida exterior, en la que muchas veces no perdía
el carácter satírico y festivo que tanto le distinguió.
El fallecimiento de su esposa, ocurrido el día 1. °
de enero de 1919, sumió al ilustre vate en el más
hondo pesar, que hizo enmudecer para siempre a su
pluma. Desde ese momento ya D. Carios Cano puede
decirse que no vivió más que para Dios.
Por la buena memoria de uno de sus mejores
amigos93, se conserva la cuarteta que, tal vez sin
darse cuenta, improvisó d. Carlos Cano en uno de los
días siguientes al fallecimiento de su esposa, cuando
los amigos que le acompañaban discutían sobre el
mayor o menor cariño en los individuos de la
familia. El poeta les interrumpió diciendo:
93 El Exemo. Sr. Dr. D. José García Villalba, a quien debo la referencia
91
«¿Cariño?
De padre o madre es seguro,
Los hermanos disidentes,
Y enemigos declarados
Todos los demás parientes.»
Pocos años sobrevivió D. Carlos Cano a su amante
esposa; pues entregó su alma a Dios a las cuatro de
la tarde del día 1.° de agosto de 1922, según consta
en la siguiente partida, inserta al folio 76 del libro 60
de defunciones de la parroquia de San Bartolomé y
Santa María.
«En la ciudad de Murcia Obispado de Car- |
tagena provincia de Murcia a dos de | Agosto
de mil novecientos veintidós | Yo D. José Soria
Gabardo | Cura propio de la parroquial de San
Bar- | tolomé Santa María de la misma mandé
dar sepultura | eclesiástica en el Cementerio
católico de Ntro. Padre Jesús | al cadáver de mi
feligrés el adulto D. Carlos Cano | Núñez
natural de Murcia | Diócesis de Cartagena de
setenta y cinco años de edad, hijo | de D. Pedro
Cano Núñez natural de blanca | y de doña
Josefa Núñez natural de Murcia | y de estado
viudo de D.a Amalia Cathalán Molina | Falleció
a las cuatro de la tarde del día de ayer | en la
casa número siete de la | plaza de Romea a
consecuencia de arterioesclerosis | según
certificación facultativa | habiendo recibido los
Santos Sacramentos de Penitencia | Eucaristía
y Extremaunción | administrados por el
Coadjutor de la parroquia | …..Se le hicieron
los Funerales…la Misa exequial, conforme a lo
dispuesto.. | Y para que conste extiendo y firmo
92
la presente, fecha
Soria=Rubricado94. |».
uf
supra
|
José
Numerosas fueron sus amistades, singularmente
entre los escritores y poetas, como él mismo
manifiesta al decir:
«Asistí a las reuniones de Ramón Chico
De Guzmán, cuyo numen dejó honda estela,
Y allí admiré el ingenio fecundo y rico
De Liniers, Sánchez Pérez, Saco y Silvela.
Amigo de escritores de credos varios95…»
Una confirmación de esto y del bien reputado
nombre
que
gozaba
entre
los
literatos
contemporáneos, y como flor espontanea de esa tan
rara y hermosa comunión de almas que se llama
fraternidad, fué la Corona poética a la
memoria del niño Carlos Cano y Cathalán,
publicada en Barcelona en 1885, o sea al año
siguiente de la muerte del primogénito del poeta;
pues está formada por sentidísimas composiciones
de Antonio Grilo, Leopoldo Cano, José Navarrete,
Jackson Veyan, Manuel del Palacio, Blanca de los
Ríos, Josefa Estévez, Federico Balart, Fernando de
Gabriel, Marqués de Valmar y Luis Vidart, juntas
con las de los literatos murcianos y una delicadísima
poesía de Doña Antonia Cano, hermana de D.
Carlos.
Fruto también de las simpatías que gozó fué la
importante colaboración de las más renombradas
94
Esta partida, así como la de nacimiento, inserta en la página 8, se
deben a las facilidades que para sus respectivos archivos parroquiales
me dieron los Sres. D. Eduardo Rodríguez Martínez, Coadjutor
entonces, en funciones de Párroco, de San Lorenzo, y d. José Soria,
párroco de San Bartolomé. Sírvanles estos renglones de testimonio,
aunque muy humilde, de mi gratitud.
95
Hojarasca literaria, pág. 6.
93
firmas en el seminario MOSAICO, fundado y
dirigido en Murcia por D. Carlos Cano, periódico de
que trataré más adelante.
Es lástima que, a pesar de lo cuidadoso que era
este genial poeta, no conservase las cartas que
recibía de amigos y compañeros, según me ha
asegurado repetidas veces su hijo D. José María, a
cuya bondad soy deudor de no pocos datos y del
original de una poesía inédita, que publico en lugar
oportuno.
Doy fin a esta primera parte haciendo constar que
de todos los artículos necrológicos publicados a raíz
del fallecimiento del poeta, el más extenso y sentido
fué el inserto en el periódico de Murcia «La
Verdad» y debido a la áurea pluma de su
entrañable amigo y admirador, y como él gran poeta,
D. Ricardo Sánchez Madrigal, que ya goza
igualmente de la dicha a que sus virtudes le hizo
acreedor.
II
Estudiado, en cuanto nos ha sido posible, el autor
como hombre, examinemos ahora las obras debidas
a su pluma.
No deja de ser importante la producción literaria
de D. Carlos Cano, aunque más en calidad que en
94
cantidad; pues casi toda ella la coleccionó bajo los
siguientes títulos:
FLORES Y LAGRIMAS. Publicada en 1864, según
nota del autor a la poesía A unas siempre vivas
en el volumen siguiente.
Biblioteca de «La Paz» | RATOS PERDIDOS |
Páginas en verso | por | Don Carlos Cano y Núñez |
Murcia, 1867 | Establecimiento tipográfico de «La
Paz» | Zoco, 5 | Dedicada a Federico Balart. En 8.°.
– 148 páginas; no tiene índice96.
Biblioteca Murciana | Tomo I. = Abril de 1886 |
Carlos Cano | VERSOS ALEGRES | Dirección | D.
José Martínez, Plaza de D. Pedro Pou, 9 | Murcia |
Lit. e Impr. De A. Arróniz, Calderón de la Barca |
1886 | En 8.°. – 31 páginas y una de índice.
Carlos Cano | FRUTA DEL TIEMPO | Versos
alegres | precedidos de una carta | de | Manuel del
Palacio | Barcelona | Imprenta de Luis Tasso Serra |
Arco del Teatro, nums. 21 y 23 | 1888 | En 8.°. – 186
páginas y dos de índice.
Carlos Cano | MUESTRAS SIN VALOR | (Páginas
en prosa y páginas en verso) | Cartagena | 1888 |
Imprenta de José Requena | En 16. – 158 páginas,
más dos de índice.
Carlos Cano | MOCEDADES | (versos) | Madrid |
Librería de Fernando fe | Carrera de San Jerónimo,
2 | 1890 | Al dorso: Cartagena; 1890 | Imprenta y
96
Esta obra y la siguiente, que son muy raras, las he podido conocer
gracias a la inefable bondad de mi querido amigo el muy erudito y
gran bibliófilo, especialmente de asuntos murcianos. D. José Alegría,
a quien estoy sumamente obligado por sus atenciones.
95
litografía de Marcial Ventura. Duque, 6 | Dedicada a
Federico Balart. En 8.°. – 158 páginas y dos de
índice.
APUNTES DEL NATURAL, obra citada por el
autor entre las publicadas, pero no he logrado ver
ningún ejemplar.
Igualmente ocurre con la NECROLOGÍA DEL
GENERAL VALDÉS.
Carlos Cano | FRUTA DEL TIEMPO | Poesías
festivas | con un prólogo de | Manuel del Palacio |
Segunda edición aumentada | Madrid | Librería de
Fernando Fe | 2, Carrera de San Jerónimo, 2 | 1902 |
Al dorso: Murcia = Imprenta de «El Correo de
Levante» | En 8.°. – 226 páginas, más tres de índice.
Biblioteca de la Joya Literaria | Carlos Cano |
HOJARASCA LITERARIA | Versos y artículos
Murcia | Imp. Vda. J. Perelló | 1903 | La cubierta
con dibujo de Melitón González. En 8.°. – 92
páginas, más una de índice. Con retrato del autor.
Carlos Cano | MUESTRAS SIN VALOR-Poesías y
artículos | con un prólogo de | José Navarrete |
Segunda edición aumentada | Madrid | Librería de
Fernando Fe | 1, Carrera de San Jerónimo, 2 | 1905 |
En 8.°. -204 páginas, más dos de índice y una de
erratas. – Al dorso: Tip. La verdad, a cargo de M.
Barreda, plaza de Cetina. – Murcia.
Carlos Cano | EN SERIO Y EN BROMA | Poesías |
Segunda edición aumentada | Paris | Librería
Hispano=Americana | 37, Rue de l’Abbé Grégoire,
37 | 1907 | En 8.°. – 198 páginas, más dos de índice.
Al pie de éste: Murcia. – Martínez y Giménez,
impresores. Marín=Baldo, 2.
96
Preciso es advertir que esta última obra no tuvo
primera edición, sino que es una nueva muy
aumentada de la que publicó primeramente (en
1890) con el título de MOCEDADES.
Al empezar el estudio de las obras de D. Carlos
Cano, conviene recordar las siguientes palabras del
Sr. Alcalde y Valladares: «Antes de los quince años
empezó a darse a conocer el Sr. Cano en la república
de las letras figurando su nombre en casi todos los
periódicos de la corte y de provincias, donde su
musa ya alegre, ya triste, ya satírica, ya cáustica ha
abrazado todos los tonos y ha sabido tocar todas las
cuerdas».
El poeta corrobora en parte el contenido del
párrafo que acabo de transcribir, cuando en la
Autografía nos dice:
«Amigo de escritores de credos varios
Colaboré en los diarios más principales,
Sin mirar si eran rojos o reaccionarios,
Sin ver si eran carlistas o liberales.
Y la atracción sintiendo de las cuartillas
Toqué del periodismo las cuerdas todas,
E hice artículos, versos y gacetillas
Y revistas de teatros y hasta de modas»
Pero, fijándonos en lo que también nos ha dicho
antes el mismo Sr. Cano, al hablar de sus estudios en
la Academia de Artillería97, se notará que hay algo de
inexacto en las palabras del biógrafo.
Igualmente, no puedo asegurar que esté reunida
toda la producción literaria del D. Carlos Cano hasta
la fecha (1891) en que hizo el Sr. Alcalde y Valladares
su biografía, en la que afirma que nuestro vale
acostumbraba a coleccionar las poesías y artículos
que iban apareciendo en los distintos periódicos y
97
Véase la pagina 10, línea 9 y siguientes, de estos Apuntes
97
con ellos formaba esos volúmenes que aparecieron
sucesivamente. Como prueba de que hay algunas no
reimpresas por el autor, he aquí la composición
festiva que no se halla en ninguno de los volúmenes
antecitados, y la cual encontré en la hoja de un
almanaque del año anterior (5 de julio):
«Dimes y diretes
Un casado a su esposa
Le dijo un día
Frente a un escaparate
De joyería:
- Mira, mira qué luces
Tan refulgentes
La de los solitarios
De esos pendientes.
Y ella exclamó, arqueando
Mucho las cejas:
- ¿Hablas de pendientes?
¡Soy toda orejas!
Carlos Cano»
Labor penosa, que yo hubiera hecho con gusto,
para completar estos Apuntes, pero que no puede
intentarse siquiera en esta capital, por falta de los
medios indispensables para ello, es la de registrar
cuidadosamente
los
periódicos
y
revistas,
especialmente de Madrid, Barcelona, Segovia,
Murcia y Cartagena, desde el año 1863 al de 1891, en
los que se pueden hallar diseminadas las obras que
brotaron de la pluma de D. Carlos Cano.
Emitiremos nuestra opinión acerca de las obras
tanto prosaicas como poéticas, que nos ha sido
posible conocer, comenzando por las escritas en
prosa. Estas son preciosos cuentos, bellas
narraciones y artículos cómico=satíricos escritos en
lenguaje correcto y castizo. Los coleccionados en la
segunda edición de MUESTRAS SIN VALOR son
diez, sobresaliendo entre ellos: el titulado La gran
98
revolución, en el que pinta las peripecias cómicas
a que daba lugar la reforma del sistema métrico;
Pícaros nervios, saladísimo cuento militar, que
finge sucedido; Buscando casa, precioso artículo
satírico sobre las penalidades que sufre quien se
halla en tal caso; El álbum de Adela, donde
ridiculiza donosamente a los malos escritores que se
creen poetas; Adelfa, conmovedora narración, que
califica de «Historia vulgar», y cuya protagonista es
una pobre mujer abandonada; Unas quintillas y
un romance, relato autobiográfico en el que da
cuenta del principio de su amistad y muestra su
gratitud al célebre Antonio Grilo; y las «Máximas
inmorales» sobre La Suegra, colección de aceradas
definiciones escritas con chispeante gracia e ingenio
sin igual.
El folleto que lleva por nombre HOJARASCA
LITERARIA sólo contiene en prosa cinco trabajos
todos excelentes, distinguiéndose por su amenidad
el que tiene por título Los asistentes, narración
anecdótica sobre los que dice conoció en Cádiz,
Sevilla, Logroño y Cartagena; por su fuerza cómica el
denominado Una y no más; y por su carácter
satírico el titulado Un genio anónimo.
Obra en prosa es también el Prólogo a las
poesías de D.a Eladia Bautista Patier98 (1), escrito
tan
galanamente como los demás frutos de la castiza
pluma de D. Carlos Cano. En él, después de afirmar
que no tiene condiciones de crítico y que no le gusta
dar bombos ni le agrada dar palos. Recuerda que vió
primeramente las brillantes poesías de esta escritora
en el seminario La Violeta, en el año 1865, dirigido
98
POESÍAS | de | D.a Eladia Bautista Patier | viuda de Pantoja | con
un prólogo de | D. Carlos Cano | Mula | Establecimiento tipográfico
de Basilio Robres | 1904 | En 8.°. – 255 páginas, más tres de índice.
99
por D.a Faustina Sáez de Melgar, y de cuya revista
era él colaborador, haciendo rápida enumeración,
con este motivo, de los célebres escritorios que
enriquecieron las páginas de dicha publicación,
patrocinada por la entonces Reina D.a Isabel II, y
tributando finalmente el debido homenaje a la
poetisa.
Completan lo conocido hasta ahora de los
trabajos en prosa de D. Carlos Cano dos artículos: El
Maestro Chapí y A bordo y en tierra, ya
publicados en periódicos, y que tenía dispuestos
para formar parte de un volumen que titularía DE
MILITAR Y DE PAISANO (Recuerdos e
intimidades). Con este último nombre escribió un
precioso artículo de carácter biográfico, que figura
en el Homenaje a Federico Balart, de que
trataré separadamente.
El lenguaje empleado siempre por este genial
literato brilla, como ya he dicho antes, por la
exquisita corrección de la frase y la pureza de
dicción, hasta tal punto que en sus obras sólo he
encontrado dos palabras que no se hallan en nuestro
Diccionario,
tales
son
charadista
y
charadística; pero, que perfectamente usadas por
el autor, como veremos en el lugar oportuno, están
pidiendo que las admita la Academia de la Lengua.
Las obras poéticas de D. Carlos Cano se pueden
clasificar en dos grupos principales: religiosas y
profanas, y éstas en serias, festivas y humorísticas.
Entre las poesías religiosas citaré primeramente
la que dedicó A la Virgen de la Fuencisla,
patrona de Segovia99, a quien se encomendó el autor
a su llegada a dicha ciudad, como retrata en estos
versos:
«Niño era yo y, al declinar la tarde,
Cuando el Sol poniente
99
Muestras sin valor, pág. 23
100
Se ocultaba la luz en Occidente
Dando a la Tierra su postrer alarde,
A tu ermita de luz y encanto llena,
Mis pasos presuroso encaminaba,
Buscando alivio a mi profunda pena,
Porque lejos me hallaba
De mi madre que tanto idolatraba.
Puesto antes Ti de hinojos,
En Tpi fijos mis ojos,
Rota mirando del dolor la palma,
¡Qué dulce bien mi corazón sentía!
¡Qué grao aroma perfumaba mi alma!
Qué dichoso era entonces, Madre Mía!.....»
Dignos de encomio, además de la bella
composición Ante la dolorosa de Salcillo100,
son los sonetos A la Inmaculada101 y En el
Calvario102; pero supera a éstos el titulado A la
Virgen103 por el siguiente hermosísimo final:
« ¿Quién podrá no adorarte y no tenerte
Como en sagrado altar en la memoria?
Al hijo de tu amor le dimos muerte,….
¡Y aún nos abres las puertas de la Gloria!»
Abrumado el poeta por el fallecimiento de su hijo
Carlos, sólo encuentra lenitivo a sus pesares en la
Virgen, a quien dirige la sentidísima y conmovedora
Plegaria. En esta poesía, que se distingue por su
ingenuidad y sonora versificación104, después de
suplicar a Nuestra Señora no abandone a los que la
invocan, termina con estas palabras:
100
Muestras sin valor, pág. 194
Muestras sin valor, pág. 23
102
En Serie y en broma, pág. 104
103
En Serie y en broma, pág. 22.
104
Muestras sin valor, pág. 186
101
101
«Escucha mi plegaria, Madre querida
Y haz que borre mis culpas tu intercesión.
Y cuando de improvisto la muerte un día
Con sueño mis ojos logre cerrar,
Haz que pronto despierte, Virgen María,
Y me mire en tus brazos al despertar».
Señalado ejemplar de confortante fe es el soneto
Resignación105, en el que pinta magistralmente la
amargura de su alma, que le hace clamar:
«Aunque el sufrir me cause desvarío
No acortes mis dolores, pero ¡dame
Resignación para sufrir, Dios mío!»
Descuella sobre todas sus poesías la oda El amor
de los amores106, dedicada a la Virgen, y escrita
con tanta sencillez y versificación tan encantadora
por su misma naturalidad, que no vacilo en
insertarla íntegra; pues compite con las mejores de
nuestra literatura; pues compite con las mejores de
nuestra literatura, y justamente fué premiada en
cuantos certámenes la presentó su autor:
«EL AMOR DE LOS AMORES
A la Virgen
Perdona mi osadía
Si para el canto que del alma mía
Hasta tu trono revelo,
A pedirte me atrevo
Tu auxilio celestial, Virgen María.
Pero te quiero tanto,
Con tanto afán en mi ansiedad te imploro,
Que, sin tu auxilio santo,
Mal pudiera expresar mi pobre canto
105
106
Muestras sin valor, pág. 158
En Serie y en broma, pág. 53. Al pie, Murcia 1887.
102
Lo inmenso del amor con que te adoro;
De este amor que es mi anhelo
Y mi vida y mi gloria y mi consuelo;
De este amor que mitiga mis dolores;
De este amor cuya fe me eleva al Cielo;
De este amor ¡el amor de los amores!
Él es el faro que mis pasos guía
Mostrándome tu trono en lontananza
Y Tú me lo inspiraste, Madre mía,
Tú que eres mi placer y mi alegría,
Mi gloria y mi esperanza
Huérfano y sin ventura,
Al cruzar de este valle de amargura
El árido sendero,
Con mi planta insegura,
Voy marcando de lágrimas reguero;
Pero a la vez que crece mi quebranto
Y se acrecienta el llanto
Que brota de mis ojos,
Más mi fe se enardece,
Y ante tu altar postrándome de hinojos,
Que desciendes del Cielo me parece
Para calmar mi pena y mis enojos.
Un hijo yo tenía,
Un ángel que era toda mi alegría,
Y con tanto cariño le adoraba
Que al mirarme en sus ojos exclamaba:
«Si te murieras tú me moriría»;
¡Y se murió en mis brazos!
¡En mis brazos!...¡y vivo todavía!
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
¿Quién si no Tú, del mundo Soberana,
Consoló mi honda pena?
¿Quién infundió resignación cristiana
Al alma mía de amargura llena?
¿Quién si no Tú? Tú sola, mi agonía
Lograste mitigar, Virgen María.
103
Postrado ante tu imagen, con la palma
DE mi ruido dolor por compañera,
Buscando en Ti la bienhechora calma,
Con toda la amargura de mi alma
Tu amparo te pedí de esta manera:
«Virgen Santa, que ves mi pecho triste
Cual sufre del dolor el dardo fiero,
Por la resignación con que sufriste
el dolor sin segundo
De ver clavado en un madero
Al celestial Cordero,
Al hijo de tu amor, ¡al Rey del mundo!
Dáme resignación, préstame calma
Y enjuga de mis ojos este llanto
Que vierto por el hijo de mi alma
Que huyó de mí cuando le amaba tanto».
Y así como el rocío
Da nueva vida a las marchitas flores
En las serenas noches del estío,
Tú, en las noches sin fin de mis dolores,
Nueva vida le diste al pecho mío.
Nunca pensé que soportar podría
La muerte de mi madre, Madre mía,
Porque me amaba tanto
Y tanto yo la amaba
Que con ella mis penas dividía
Y con ella mis dichas aumentaba.
Cuando, - pensaba yo - libre de enojos
Mi madre sienta de la muerte el hielo,
Su bendición recibiré de hinojos,
Y me dará por último consuelo
La postrera mirada de sus ojos.
Pero en infausto día,
Estando de ella ausente,
Cuando menos su muerte presentía,
La Parca de repente
Ahogó el aliento de la madre mía;
Y cuando presuroso
Corrí a su lado con febril anhelo,
104
De cuatro cirios a la luz incierta,
Transido de dolor la ví en el suelo
Pálida, inmóvil, ¡muerta!
. . . . . . . . . . . . .
Ante aquel cuadro de dolor y luto,
Por mi madre, como último tributo,
Una oración mis labios murmuraron,
Y, ahogando de mi pecho los gemidos,
A Tí, que eres consuelo de afligidos,
En mi aflicción mis ojos se elevaron.
Y así como la aurora
Las sombras rasga de la noche fría,
De mi dolor la sombra aterradora
Te dignaste rasgar, Virgen amada;
Y hoy llora por mi madre el alma mía,
Pero vierte su llanto resignada.
¡Ay! cuántas otras veces
El cáliz de amargura
Que apuraba mi pecho hasta las heces
Trocaste, Virgen pura,
En néctar de suavísima dulzura!
Y pues tanto favor me has concedido,
¿Qué mucho el alma entera consagrarte,
Si quisiera, mi amor para mostrarte,
Haber de Dios cien almas recibido
Y poder con cien almas adorarte!
La que el Cielo me dió te ofrecería
Con dulce arrobamiento
Si digna fuera de tu amor un día,
Por Tí, purificada, Madre mía,
En el santo crisol del sufrimiento.
La esperanza de verte
Me alienta en esta vida procelosa,
Y ¿cómo no esperar tan dulce suerte
Si al hijo de tu amor le dimos muerte,
Y aun nos abres tus brazos amorosa?
Ábrelos a mi afán, Virgen María,
Y, cuando llegue el día
.
.
.
105
Que mire rotos los terrenos lazos,
Recibe para siempre el alma mía,
Madre de amor, en tus amantes brazos.»
De las poesías profanas, de las que he llamado
«serias», cautiva por su facilidad, y por la forma
métrica, la escrita en Segovia en 1864, titulada
Nostalgia107, de carácter elegiaco. Véase la
primera estrofa:
«Ausente de mi patria
Suspiro noche y día,
Y no hallo en mi quebranto
Ni en mi continuo llanto
Consuelo para mí;
Las sombras de la noche
Aumentan mi agonía
Y el alba me sorprende
Pensando, ¡oh patria mía!
Pensando siempre en tí.»
Igualmente son muy bellos la Introducción, de
marcado sabor romántico, que encabeza el volumen
RATOS PERDIDOS y el precioso poemita La
pescadora, poesías no reimpresas después por el
autor.
También merecen citarse la oda A la paz108,
vibrante y patriótica; Meditación109, de carácter
filosófico, escrita en soberbias octavas de
endecasílabos y heptasílabos de hermosa sonoridad
y perfecta rima; las que llevan por lema Allí está110,
A mi madre111
y
Sé feliz112; la preciosa
107
En Serio y en Broma, pág. 19.
En Serio y en Broma, pág. 42.
109
En Serio y en Broma, pág. 31.
110
En Serio y en Broma, pág. 7.
111
En Serio y en Broma, pág. 11.
112
En Serio y en Broma, pág. 27.
108
106
composición que encierra amarga enseñanza,
titulada De Luto113 y que dedicó
a D. Leopoldo Cano calificándole de «General en
armas y letras»; las rimas Tú y yo114 y A unas
siemprevivas115; y la que escribió en Cartagena, en
1868, con el nombre de Recuerdos, suspiros y
lágrimas116, notable por la novedad de la forma
métrica, pues varía las rimas de la estrofa espinela,
rivalizando con ésta en sonoridad. He aquí una
muestra:
«Cuando en la noche serena
Huye el sueño de tus ojos
Y del mundo los enojos
Te infunden amarga pena,
Aleja de tu aposento
El inquieto pensamiento
Y ponlo un instante en mí,
Que en ese mismo momento,
Voladores como el viento,
Mis recuerdos van a tí».
Expresión fiel del inmenso cariño que tenía a su
primogénito y de la aflicción que le produjo su
fallevimiento, es el soneto elegíaco En la muerte
de Carlos117. A esta poesía pertenece el trozo que
inserto a continuación, porque nadie ha expresado
tan sencilla y vivamente la horrible pena de ver
morir en nuestros brazos a un ser querido:
«A su hermosura y su candor rendido,
«Si te murieras tú, me moriría» Exclamaba besándole dormido.
113
En Serio y en Broma, pág. 72.
En Serio y en Broma, pág. 10.
115 En Serio y en Broma, pág. 81.
116 En Serio y en Broma, pág. 59.
117 En Serio y en Broma, pág. 68.
114
107
Y murió... ¡y en mis brazos lo tenía!
¡Mentido fué mi afán, mi amor mentido!
Le ví morir... ¡y vivo todavía!»
Pocas composiciones de igual asunto
expresarán la idea con tanta delicadeza y corrección
como el soneto Dos lágrimas118, que parece obra
de la madurez del genio, y sin embargo el poeta era
muy joven cuando lo publicó en el volumen RATOS
PERDIDOS (1867). Dice así:
«Dos lágrimas
Como la perla que esmaltó el rocío
Sobre el tierno botón de una azucena,
Vi una gota de llanto que serena
Dejaste resbalar a su albedrío.
Yo la miré con loco desvarío
Y, de tu pecho al descubrir la pena,
Rompiendo el dique que mi llanto enfrena
Otra gota brotó del pecho mío.
Lágrimas ambas al calor nacidas
De aquel amor de nuestra vida encanto,
Brotaron y murieron siempre unidas;
Y fué de mi dolor consuelo santo,
Ya que nunca han de unirse nuestras vidas,
Ver resbalar unido nuestro llanto».
La poesía A Cervantes119 es modelo de
originalidad y energía. He aquí una de las estrofas:
«Pasa el tiempo veloz y en su carrera
Borra con mano fiera
Nombres ilustres de preclara historia;
Pero ante el tuyo su poder humilla
Y eternamente brilla
A través de los siglos tu memoria».
118
119
En Serio y en Broma, pág. 38.
En Serio y en Broma, pág. 39.
108
En el exquisito poema que dedicó, bajo el título
¡Siempre tarde!, al General Castellary, antiguo
compañero del autor en el Alcázar de Segovia120, nos
describe brillantemente, en estrofas de gran
armonía, cómo una mañana primaveral, y siendo
todavía niño, cifraba su anhelo en coger una
mariposa; pero cuando, desfallecida ésta, iba el
poeta a lograr su deseo, otro niño la aprisionó entre
sus dedos. En la estrofa que expongo a continuación,
sintetiza los pensamientos de las seis siguientes con
que termina la poesía:
«Aquella escena que nunca olvido
De otras escenas espejo ha sido,
De otros anhelos imagen fué;
Pues cuantos sueños he acariciado,
Cuantas venturas he imaginado
A realizarlos nunca llegué».
Muy notable es el pensamiento con que termina
la siguiente Tarjeta postal121:
«Cuando al mundo venimos
Vertemos llanto
Y con llanto del mundo
Nos alejamos;
Pues, corta o larga,
La vida es un paréntesis
Entre dos lágrimas».
Véase también la estrofa que inicia la composición Primeras flores, dedicada a Carmen122:
120
En Serio y en Broma, pág. 140.
Muestras sin Valor, pág. 92
122
Muestras sin valor, pág. 113.
121
109
«Como en jardín galano
Brotan las flores.
En nuestras almas brotan
Las ilusiones.
¡Flores benditas
Que convierten las penas
En alegrías!»
Nos manifiestan al poeta en la intimidad de sus
afectos, además de las poesías A mi madre y En
la muerte de Carlos, la que fituló En la
ausencia123, escrita desde Toledo, en 1887,
expresando la tristeza que le proporciona la
separación. Una de las estrofas dice:
«Desde que asoma el alba
Hasta que muere el día,
Igual que cuando tiende
La noche su crespón,
A tí y a los tres ángeles
Que forman mi alegría
Os manda sus suspiros
Mi amante corazón».
La que aparece bajo el lema En el album de mi
hija124 es otra nota de su cariño paternal, e
igualmente lo es la preciosa Tarjeta postal - para
el album de mi hija125—, poesía que copio íntegra
por la originalidad de su pensamiento:
«Si para ver quien te quiere
Con el cariño mayor
Celebrar Juegos Florales
Decide tu corazón,
123
En Serie y en broma, pág. 99.
Muestras sin valor, pág. 181.
125
Frutas del tiempo, pág. 191.
124
110
Por muchos que al lauro aspiren
Los premiados serán dos:
Con flor natural, tu madre,
Y con el accesit, yo».
La composición El último beso126 (1) nos
cautiva por la ternura y aflicción del alma del poeta
ante lo inevitable, la muerte de uno de sus hijos, y
obliga a recordarla siempre la exclamación final,
después de referirse el autor al lenitivo del tiempo:
«Pero de su frente el frío
Nunca olvidar podré yo,
Porque de aquel beso llevo
La nieve en el corazón».
Otra poesía, que se distingue por el vigor en la
expresión de los sentimientos, es la escrita al
fallecimiento del tercero de los hijos, en 1889,
publicada en el volumen que tituló MOCEDADES.
Véanse las frases tan naturales con que manifiesta la
abnegación paterna y el dolor que destroza a su
alma:
«¡Ay, hijos de mis entrañas
En quienes cifré mis goces!
Si, viviendo destinados
Estábais a mis dolores,
¡Bendita sea la hora
Que me hirió con rudo golpe!
Que aunque, sin veros, mi vida
Se extinga en martirio enorme,
¿Qué importa, si sois felices,
Que a mí el dolor me devore?»
126
En Serio y en broma, pág. 45.
111
Por las poesías, que acabamos de exponer, se ve
que D. Manuel del Palacio, en el prólogo a FRUTA
DEL TIEMPO, tenía razón en quejarse de la
preferencia que daba Carlos Cano a la poesía ligera
cuando le sobraban condiciones de poeta grave y
sentimental.
Todas las poesías «festivas» de D. Carlos Cano
son a cual mejores, pues a ellas debe singularmente
su nombradía; sin embargo, además de los
numerosos epigramas, merecen especial mención las
composiciones Mi blanca, Tal para cual,
Regenerémonos, Lances de juego, Y va de
cuento, Por tonto y Murmuraciones, insertas
en
el
volumen
FRUTA
DEL
TIEMPO;
Musicoterapia, Recuerdos tristes y Los tres
sexos, contenidas en el folleto
OJARASCA
LITERARIA; La mujer política y Prosa, que se
hallan en el volumen MUESTRAS SIN VALOR, y las
tituladas Gato por liebre y El desmemoriado,
que forman parte del publicado bajo el nombre de
EN SERIO Y EN BROMA.
Al frente de la segunda edición de MUESTRAS
SIN VALOR, hay una hermosa carta-prólogo de D.
José Navarrete, fechada en Niza el 24 de febrero de
1889. En esta carta recuerda su autor los alegres
tiempos en que él y Cano eran compañeros y
también que muchos de los artículos y poesías de ese
volumen habían sido escritos en el Cuarto de
Banderas del cuartel de Candelaria. Seguidamente le
anima a que haga obras dramáticas, aprovechando
las especiales aptitudes que posee, profetizándole en
ese género literario un brillante porvenir, y con tal
motivo expone el Sr. Navarrete una magistral lección
de técnica dramática con tanta naturalidad y
discreción como pudiera hacerlo el mejor de los
maestros en tan difícil arte. No hay noticia de que D.
Carlos Cano se dedicase nunca al género dramático,
para el que no sintió vocación, a pesar de que en la
112
chispeante poesía127 A un amigo (que me asedia
- para que haga una comedia) se halla el
siguiente trozo:
«Aun el recordar me apena
Que una vez puesto en un brete,
Logré escribir un juguete,
Para llevarlo a la escena;
Y por darle más valor
Y compartir la zozobra,
Puso música a mi obra
Cierto músico mayor.
En su estreno, de reirse
El público no cesó,
Y al terminar nos llamó.....
Lo que no puede decirse.
Harto del género chico
Y volviendo por mi fama,
Escribí después un drama
Para ofrecérselo a Vico.
Y a mitad de la función,
Sin poderse reprimir,
Me hizo el público salir.....
Salir de la población».
Finalmente, entre las poesías humorísticas,
además de los Sonetos Filosóficos128, sobresalen
las que tituló Canas al aire129, Lo incurable130,
A rey muerto131..., Balada132 y Tarde y con
daño133. Igualmente merece señalado lugar entre
esta clase de composiciones, aunque tiene carácter
127
Fruta del tiempo, pág. 49.
Fruta del tiempo, pág. 58
129
Fruta del tiempo, pág. 97
130
Fruta del tiempo, pág. 200
131
Muestras sin valor, pág. 143
132
Muestras sin valor, pág. 164
133
En Serio y en broma, pág.155.
128
113
satírico, la siguiente que lleva el nombre de
Inocencia134:
«Roto para siempre el lazo
Que nuestras almas unió,
Con lágrimas en los ojos,
Con luto en el corazón,
Entrambos nos devolvimos
Nuestros recuerdos de amor.
El paquete de mis cartas,
De mi cabello el mechón,
Las flores que se secaron
De sus besos al calor,
Mis retratos ¡todo! al punto
La ingrata me devolvió.
Yo repasé aquellas prendas,
Emblema de mi pasión,
Y un ¡ay! lleno de amargura
De mis labios se escapó,
Al ver que entre ellas no estaba
La prenda de más valor...
¡Un medallón de oro y perlas
Que seis duros me costó!»
Obra de singular valía y que Murcia debe
conservar siempre como joya del periodismo
regional, es el semanario ilustrado, que con este
carácter y bajo el título de EL MOSAICO fundó en
esta ciudad y dirigió D. Carlos Cano, apareciendo el
día primero de noviembre de 1896. Nada hay en este
semanario que pueda desdecir de sus congéneres de
la corte en aquella época; pues con todos resiste
airosamente el parangón, tanto por el mérito de los
artículos literarios, las ilustraciones que la adornan y
las notas cómicas (muchas de Xaudaró), como por
su presentación y primor tipográfico. De este
semanario se publicaron sesenta y cinco números,
134
Fruta del tiempo, pág.144.
114
en dos épocas, la primera desde 1.º de noviembre de
1896 al 25 de julio de 1897, y la segunda desde 5 de
diciembre de 1897 al 29 de mayo de 1898.
Para dar una idea de la importancia de EL
MOSAICO basta mencionar algunas de las firmas
que en él aparecen y no una vez sola. Tales son las de
Juan Arzadún, Vital Aza, Federico Balart, Eusebio
Blasco, Javier de Burgos, Emilio Ferrari, Ramón de
Campoamor, Leopoldo Cano, Sinesio Delgado, José
Estrañi, Constantino y Ricardo Gil, Antonio Grilo,
Jackson Veyan, Juan Lapoulide, Tomás Luceño,
Eduardo de Lustonó, José Navarrete, Manuel del
Palacio, Pablo Parellada (Melitón González), Pérez
Zúñiga, Ramos Carrión, Blanca de los Ríos, Antonio
Sánchez Pérez, Ricardo Sepúlveda, Luis Taboada,
Marqués de Valmar y Fiacro Yráyzoz, además de los
literatos murcianos Díaz Cassou, Frutos Baeza,
Fuentes y Ponte, Julio Hernández, Martínez Tornel,
Sánchez Madrigal, Pío Tejera, Baquero, Andrés
Blanco, Jara Carrillo, Antonio Osete, L. Peñafiel,
Serrano Alcázar y la de su Director.
Nos da una prueba de la originalidad y cuidadosa
selección con que aparecía el semanario, esta
contestación
inserta
en
la
sección
«Correspondencia» del número 31:
«Sr. D. J. Y.- Madrid. - Conozco mucho su
firma, y con gusto insertaría lo que se ha servido
enviarme si fuera inédito. Pero jay! esos versos se
han publicado ya en otro semanario y..... saque V. la
consecuencia.»
Tanto la sección «Correspondencia» como la
titulada «De aquí y de allá». eran escritas por D.
Carlos Cano, como es fácil comprobar no sólo por el
estilo, que no deja lugar a dudas, sino también
porque en esta última vemos composiciones que
luego
publicó aparte su autor.
115
Muestras de su criterio estético, de su facilidad
para la versificación y de su chispeante musa son las
notas tomadas al azar de la citada sección
Correspondencia», y que expongo a continuación:
Del número 27: «Sr. D. T. E.- Albacete.=De
ritmo se hallan desnudos - sus versos y dan enojos, pues los hay mancos y cojos - y creo que hasta
sordomudos.»
Del número 31: «Sr. D. J. J. S.- Lorca.=Esa
serenata - no vale un pepino - y ni usted es poeta - ni
ese es el camino.»
«Sr. D. G. Y.- Murcia. «En estas mañanas
plácidas - me gusta ir al Malecón» - ¡Bueno! vaya
usted si gusta, - pero en prosa, en verso no.»
Del número 32: «Sr. D. L. R. S.- Lorca.=Con
gusto su soneto insertaría - si no fuera una insigne
tontería.»
«X. Y. Z.- Murcia.=Quien nísperos come –
y bebe cerveza - y cuenta las sílabas - como usted
las cuenta, - ni come, ni bebe- ni sabe
Aritmética.»
«K. T. To. - No me mandes más coplas - yo te lo
ruego que en esto de versitos - eres un lego. – La lira
enfunda y así evitarte puedes - tunda tras tunda.»
«Sr. D. J. F. - Cartagena.=A vuelta de mil
perdones - debo decirle que nones. - ¿Que por qué?
Porque no es bueno - apropiarse de lo ajeno, - y eso
que usted me ha mandado - es de Sinesio Delgado.»
Del número 34:«G. Deón. - Archena.= Me ha
dejado en una pieza - su desenfado bravío, - porque
ese soneto es mío - de los pies a la cabeza. - Y como
hay como usted mil que en tomar se echan al rasoconvendría que al Parnaso - fuera la Guardia
Civil.»
Del número 37: «L. U. T. rio.=¿No encuentra
usted natural - que salga de mis casillas - al ver se
apropia quintillas - de Ricardo Madrigal?»
Se le debe también a nuestro poeta el folleto
Homenaje a la memoria de Federico Balart,
116
editado en Murcia (Tip. de Andrés Sáez, 1905) y
formado con las composiciones leídas en la velada
necrológica celebrada el 14 de mayo de dicho año, en
el Círculo de Bellas Artes, además de las que recibió
después D. Carlos Cano a su instancia; pues fué su
propósito rendir un tributo de veneración y cariño al
ilustre poeta fallecido y a la vez una modesta ofrenda
a la viuda con el producto de la venta del folleto. En
éste hay un precioso trabajo, que bajo el epígrafe
Recuerdos e intimidades le dedica don Carlos
Cano a su llorado amigo y pariente, dando a conocer
algunas composiciones poco divulgadas o inéditas de
Balart, entre ellas un romance festivo que le había
dedicado y en el cual no resulta muy airosamente el
entonces Ayudante del Tercer Regimiento de
Artillería de Montaña, de guarnición en Madrid;
pero la publicación de este romance fue una prueba
más de la generosidad de su alma.
Cuando falleció tenía coleccionados los siguientes
trabajos en prosa y en verso, para formar con ellos
un volumen bajo el epígrafe DE MILITAR
117
Y DE PAISANO (Recuerdos e intimidades),
muchos de ellos ya impresos o publicados en
periódicos de la localidad135:
«Unas quintillas y un romance» (en prosa).
«El maestro Chapí» (en prosa).
«A bordo y en tierra» (en prosa).
«A mi primo Alberto» (poesía ¿inédita?).
«El picapedrero» (fábula a su sobrina Josefina
Ramos Cathalán).
«Consejos» (poesía).
«Mi protesta» (poesía).
«Poesía leída en una velada celebrada en Elche».
«En nuestra amargura - A la Virgen de la
Fuensanta»
(poesía).
«En el primer día de su Santo» (poesía a su nieta
María Teresa).
«La Caridad» (poesía dedicada a su amigo don
Antonio Flores).
«En el día de su Santo» (poesía a D. José Más).
«Siguiendo la costumbre» (id. id.).
«Homenaje a un murciano» (poesía en honor del
maestro Caballero).
«A una viuda - que no tiene los años - en que
hacen mal
los baños» - (poesía).
«A mi virtuosa amiga María Fontes» (poesía).
«Rima» en la primera comunión de mi nieto
Carlos.
«Escala vegetal» (tres sonetos).
«A la Inmaculada» (poesía),
«En sus0 días (poesía a D. Antonio Roig).
«A la reina de la fiesta» (poesía premiada en el
tema primero con un galardón extraordinario
en los Juegos Florales celebrados en Cieza).
135
Pedro Lemus y Rubio. En: El Tiempo (Murcia), 2-8-1927
118
«A los artilleros de Melilla» (poesía).
«Rima» en el album de su sobrina Rosa.
«Caridad» (poesía).
«Carta abierta a D. Ricardo Sánchez Madrigal»
(poesía).
«Falta imperdonable» (poesía).
«En tu amargura» (poesía a Amancio Marín).
«Canas al aire» (18 epigramas),
«Canas al aire» (5 epigramas).
«Versos de abanicos», y dos poesías inéditas, que,
debidamente autorizado, me honro en publicar.
He aquí la primera, notable por su ingenuidad y
donaire, que fué leída en un banquete celebrado en
honor del Excmo. Sr. D. Juan de la Cierva y Peñafiel:
«Mi cuarto a espadas
Aunque manda la doctrina
A nuestro prójimo amar,
Por maldad, o por rutina,
Le damos contra una esquina
Sin poderlo remediar.
Y si el prójimo prospera
Y brilla y hace carrera,
Y a la cumbre llega ileso,
Ya sabe lo que le espera:
¡Garrotazo y tente tieso!
Pues bien, el que como tú
De los malos es el bu
Y, con la ley en la mano,
No les deja hueso sano
A tanto y tanto zulú,
Debe tener gran valía,
Para alcanzar que a porfía
Le ensalcen chicos y grandes
Que es hoy, que se vive al día,
Poner una pica en Flandes.
De Madrid, de gloria en pos,
119
Gobernador quiso Dios
Que fueras, y sin demoras
Reglamentaste... hasta los
Sombreros de las señoras.
Ministro en distintas fechas,
Lograste grandes cosechas
De ovaciones merecidas
Al hacer andar derechas
A gentes que iban torcidas.
Por poner el giro a tiro
Del que no tiene un papiro
(o billete que es igual),
Dando giro al nuevo giro,
Nos diste el Giro Postal.
Como el trasnochar no es sano
Y perjudica el relente
Al niño como al anciano,
Hiciste acostar temprano
A todo bicho viviente.
A usureros en cuadrilla
Y al que halla en timar deleite
Echaste la zancadilla,
Y quedó la corte y villa
Como una balsa de aceite.
Y tu nativa ciudad
Por tí, viendo en realidad
Sus ilusiones trocadas,
Tendrá escuelas graduadas
Y tendrá Universidad.
En fin, tu mérito es tan
Superior, que en decir dan,
Y a nadie causa sorpresa:
«Pesando tanto D. Juan,
Vale más oro que pesa».
Que Dios tus triunfos aumente
Espero confiadamente,
Y que tus sanos registros
Te eleven a Presidente.
Del Consejo de Ministros.
120
Entonces nuevos encomios
Haré de tí en metros varios,
Si aumentas los manicomios
Y construyes tonticomios,
Que son ya muy necesarios.
Pues si es volver la razón
Al loco obra meritoria,
También lo es la curación
De tanto bobo de Coria
Como hay en nuestra nación.
Y como quien te acomete
Es un loco o un zoquete,
Cuando curarlos logremos,
No habiendo locos ni memos,
No habrá quien no te respete.
Quizás haya algún mortal
Que tome por memorial
Mi aplauso y me tome el pelo,
Suponiendo que es mi anhelo
Pescar una credencial.
Pero al que tal broma invente
Demostraré claramente,
Como dos y una son tres,
Que no aspiro a que me des
Ni un destino de escribiente.
Adiós, de la patria mía
Gloria, orgullo y alegría;
Pues declararlo me importa,
Conste que la lira mía,
Se quedó al cantarte corta.
Y que, pese a Belcebú,
Del vuecencia ella me salva,
Que aquí, como en el Perú,
En verso se habla de tu
Hasta al lucero del alba.»
121
La otra poesía, que nos presenta al autor tal como
era en sus relaciones familiares y está dirigida a
doña Francisca Morer Rodríguez, esposa de D.
Joaquín Niño, es como sigue:
«Carta canta
(Murcia 14 Febrero 1912)
Querida amiga Paca:
Después de tantos meses de matraca
Que por poco perdemos la chaveta,
Dios y Ortiz de la Torre han realizado
Nuestro sueño dorado
De ver libre de mal a nuestra nieta.
Desde hoy al gran doctor le rindo culto
Pues, apreciando bien todo su alcance,
Se fué derecho al bulto
Y no hubo que llorar ningún percance.
Cuánto habrán padecido considero
El 29 del pasado enero,
Cuando la angelical María Teresa,
De sus padres y abuelos arrancada
Y de su ama alejada,
Fué cloroformizada
Y colocada en la imponente mesa.
Los momentos aquellos
Siglos a todos les parecerían
Y, presa de dolor ellas y ellos,
Se mesarían los unos los cabellos
Y lágrimas las otras verterían.
Mas, cambió de repente aquella escena
Y en alegría se trocó la pena,
122
Al subir a la niña victoriosa,
Cuya carita que antes fué de rosa
Tenía la palidez de la azucena.
En aquellos instantes decisivos
Las presentes perdieron los estribos,
Y dando rienda suelta a su contento,
Tanto se entusiasmaron
Que unos a otros alegres se abrazaron,
De la sana moral sin detrimento.
¡Demos gracias a Dios muy expresivas
Y hagamos esas gracias extensivas
Para Ortiz de la Torre,
Cuya fama de zona a zona corre
Emulando su gloria con razón
La gloria del insigne Nelatón!
Ya pasaron las ansias y los sustos
Que soportamos uno y otro día
Y los muchos disgustos
Que con su abuela Amalia yo tenía,
Por si al suelo la niña se caía.
- «Ten a la niña, Amalia, bien sujeta
«No vaya a dar alguna voltereta» Le decía a mi mujer a cada paso.
- «No llevar alfileres
«Por si el bulto le hieres
«Y hace el diablo que ocurra algún fracaso.
«Por Dios, no te distraigas
«Y con la niña al santo suelo caigas;
«No dejes que se tire de la gorra
«Y el desnudarla y el vestirla ahorra.
«Quítale ese juguete
«No se dé en la cabeza algún cachete». En fin, horrible lucha he sostenido
Viviendo sin cesar puesto en un potro,
Pues mi eterno gruñido
Le entraba a mi mujer por un oído
y le salía por otro.
—
123
Ya de la corte regresó la nena
Y estamos de completa enhorabuena.
¡Qué hermosa está y qué lista!
Niña como esta niña no ha nacido
y al más miope sáltale a la vista
Que Dios, echando el resto,
Igual en su alma que en su cara ha puesto
Tan raras perfecciones
Que no se halla otra igual ni a tres tirones;
Pues prodigio al formar tan soberano
Para ofrecerle gracias a montones
Se le fué a Dios la mano.
Mas voy a terminar
O esto el cuento va a ser de no acabar.
Dígale a Don Joaquín
Que continúa nuestro serafín,
Al preguntarle cómo hace su abuelo,
Frotándose las manos con anhelo
Y haciendo de monadas un sin fin.
Vénganse pronto al boulevard Montijo,
Pues aunque ese Madrid gracias encierra,
Como las de la nena sé de fijo
Que no hay iguales gracias en la Tierra.
Adiós, y con recuerdos al abuelo,
Pues trócase en placer mi negro duelo,
Se despide de V. de gozo ufano
Su consuegro y amigo
Carlos Cano.»
También tenía preparadas, como para el volumen
citado, dos poesías: una con el nombre Invitación
al saladísimo poeta José Estrañi, inserta en el
n.º 22 de «El Bazar Murciano» (1913); y otra
titulada Colonia añeja, publicada en el n.° 26 del
citado periódico (1917).
En el certamen organizado por la Cruz Roja de
Cartagena, en 11 de diciembre de 1910, obtuvo
premio la poesía festiva, que me complazco en
124
insertar a continuación por haberse publicado
solamente en periódicos de aquella localidad:
«A defenderse tocan
Es el feminismo un mal
Que crece de modo tal
Y toma tales alientos
Que va a minar los cimientos
Del edificio social.
Y si no se pone dique
Y va en alza la marea
Se irán los hombres a pique,
Y si esto es cosa meñique
Que venga Dios y lo vea.
Antes cumplía la mujer
Su misión de embellecer
El hogar en que moraba.
Y su vida consagraba
A amar, rezar y coser.
Y ahora, tomando de veras
Sus feministas quimeras,
Hay mujeres oradoras
Y señoritas doctoras,
Y señoritas foreras.
Y, aunque el hombre el seso pierda,
Tanto tira de la cuerda
Su esposa en la humana ruta
Que ella lleva la batuta
Y él es un cero a la izquierda.
En prueba de que no miento,
Lector, préstame un momento
Atención, y oye una historia
Que conservo en la memoria.
¡Oído al parche! Va de cuento.
En un lugar que a nombrar
No me encuentro ahora dispuesto,
Un ricacho del lugar,
Por ver si lograba hallar
125
Marido puesto en su puesto,
Dispuso hacer donación
Entre los hombres casados
(Era viejo y solterón)
De sus inmensos ganados
Con sola una condición:
Al que alzar pudiera el gallo
Y no aguantara matraca
Le regalaba un caballo,
Y al que fuera ruín vasallo
De su mujer, una vaca.
Se efectuó la información
Y, aunque alguien cree que es grilla,
En toda la población
Sólo se encontró un varón
Que mandara en su costilla.
Vaca por nefas o fas
El dueño dió a los demás,
Y al con caballo premiado
Dió a elegir de su ganado
El que le gustara más.
Eligió éste un jaco tordo
De gran estampa y muy gordo;
Mas lo vió desde un balcón
Su mujer, y de rondón
Lo dejó a denuestos sordo,
Gritándole en tono huraño,
De su autoridad en daño:
- Ese caballo no vale;
Toma el que yo te señale:
Ese que salta, el castaño. El marido quedó lelo
Y mostrando sumisión
Pidió el de castaño pelo,
Mientras su dueño en el Cielo
Ponía el grito con razón.
Y-¡Basta ya de alharaca! Dijo - ni jaco ni jaca
Merece usted en buena ley,
126
Y como toda esa grey,
Llévese usted una vaca.
Mi cuento prueba de lleno
Que hasta en el hogar más bueno
El feminismo les manda
A ella cerrarse a la banda
Y a él vivir tascando el freno.
Y para que surja el bien
Y el hombre ni esté en Belén
Ni lamente un cataclismo,
Lector, ¡guerra al feminismo
Por siempre jamás, amén!
Coleccionadas en un volumen en 8.º,
encuadernado en holandesa136 (1), se hallan tres
series de producciones de D. Carlos Cano,
publicadas en periódicos de Murcia, precedidas de
sus correspondientes portadas manuscritas. La
primera de ellas dice:
«Polémica Charadística» | sostenida en «El
Diario
de Murcia» | por | José de Lara (K) | y | Carlos Cano
(H) | 1885. |
La segunda tiene la siguiente portada:
«Cuestión de Bombo» | Polémica entre | José de
Lara (K), Carlos Cano (H), Virgilio Guirao y Nicolás
Acero | inserta en «El Diario de Murcia», | después
del cólera | de 1885. |
Y la tercera, copiada también a la letra, dice:
«Polémica Charadística» | sostenida | por
Carlos Cano (Equis) | y José de Lara (K) | en | La
Paz de Murcia137 | =1887= |
136
137
Hoy propiedad de D. José María Cano, hijo del autor.
No la hemos hallado, pero sí una en “El Eco de Cartagena”, 1889.
127
La primera consta de 96 páginas, la segunda de 32
(más la hoja de portada) y la tercera de 26 en total.
La primera de las Polémicas donde, como en las
otras composiciones encerradas en este volumen,
hay tantos rasgos felicísimos del autor, aparte de las
muestras del talento, fluidez de versificación y
agudeza de ingenio imprescindibles para sostener y
dedicar los ratos desocupados a un entretenimiento
de esa índole, lleva de mano de D. Carlos Cano la
siguiente y curiosa
Advertencia
«El año 1885 prestábamos servicio en la Fábrica
de pólvora de Murcia José de Lara, Oficial 2.º de
Administración Militar, como Pagador, y yo, Capitán
de Artillería, como Jefe de Talleres.»
«Publicaba Lara en El Diario de Murcia
charadas y otros amenos trabajos, y sin que él lo
supiera ni sospechara que yo era el autor, inicié la
discusión charadística que duró más de un mes, y
que como recuerdo curioso copio a continuación.
Lara no descubrió que yo era H, hasta que una tarde
sorprendió mis cuartillas en la imprenta de «El
Diario»; pero no lo hizo público para seguir como al
principio la polémica.»
«A poco de empezada ésta me tuve que trasladar
al Taller de pólvora (7 kilómetros de la capital) y
muchas de mis charadas las escribí en una hora,
mientras iba en el coche desde Murcia, pues con el
cochero, al regresar el coche de dejarme, las
mandaba a «El Diario.»
«Sirva esto de excusa a sus faltas.»
Carlos Cano.
Y en la página 43 se notan las siguientes palabras
escritas de puño y letra también del Sr. Cano:
128
«Terminó esta polémica por haberse presentado el
cólera en Junio; y en Octubre, aun existente, se
continuó con la poesía que sigue.»
También en la «Polémica Charadística»
sostenida por Carlos Cano (X) y José de Lara (K) en
«La Paz de Murcia», al final de la primera
composición dedicada «A los señores K y H,
apreciables literatos y charadistas», (página 4) se
leen las siguientes palabras de letra del Sr. Cano:
(Esta poesía disparatada, en cuanto a la medida
de sus versos, se escribió así para ocultar al autor de
ella y que no lo descubriera K)», palabras que nos
dicen la alta estima en que tenía la corrección de la
forma hasta en las composiciones más baladíes el
ingenioso poeta.
Véanse ahora algunos juicios emitidos sobre las
producciones de D. Carlos Cano.
En el número 776 de «El Correo de Levante»,
publicado en Murcia el 8 de noviembre de 1902,
apareció un artículo, firmado por D. F. Bautista
Monserrat, cuyos dos primeros párrafos, a la letra
dicen:
«No vamos a tener la pretensión ridícula de
descubrir a Carlos Cano, poeta de renombre
nacional, cuyas composiciones popularísimas han
recorrido las columnas de todas las revistas
ilustradas y diarios de información, y llenan las
hojas de los almanaques populares y han
enriquecido con otros preciadísimos volúmenes, en
su casi totalidad agotados, las numerosas y
donosísimas producciones de la musa cómica
española.»
«Decir versos de Carlos Cano es lo mismo que
decir versos fáciles e ingeniosos, producto de una
musa retozona, que allá en el cerebro del popular y
notable poeta se da de calabazadas con tristezas y
129
nostalgias, con preocupaciones y dolores, que
amargan su vida, no dejándole otro consuelo que los
inefables que le proporcionan los santos cariños de
la familia y el entusiasta culto de la poesía.»
En la preciosa carta que dirigió el malogrado
poeta Ricardo Gil a Carlos Cano, con motivo de la
segunda edición del volumen FRUTA DEL TIEMPO,
carta en que censura con severidad la poesía
contemporánea138, dice de Carlos Cano:
«En su cuidada frase
Fulgura el chiste franco
Cual jerezano néctar
En vidrio veneciano.»
D. José Tabares Bartlett publicó en el número
4.800 del «Diario de Tenerife», en 9 de Diciembre
de 1902, una información crítica de FRUTA DEL
TIEMPO, información en la que, después de muchas
alabanzas, cree notar que el poeta no puede escribir
bajo el peso del dolor porque «una fuerza imperiosa
le desvía, parece apartarle de este empeño; la
inspiración se le muestra siempre más propicia en lo
ligero y humorístico, a semejanza de Iglesias».
En la obra de D. Manuel Ossorio Bernard sobre
los Periodistas Españoles139, en el artículo dedicado
a nuestro poeta, dice: CANO Y NÚÑEZ (Carlos). Jefe
del Arma de Artillería, natural de Murcia, premiado
en numerosos certámenes públicos; autor de varias
obras literarias, y colaborador de «El Cascabel», «El
Sainete», «La llustración Española» y la mayoría de
138
Inserta en la obra de Ricardo Gil, publicada por su hermana, EL
ÚLTIMO LIBRO. (Poesías no coleccionadas e inéditas) Murcia.
1909.
139 Ensayo de un catálogo | de | Periodistas Españoles | del
siglo XIX | por | D. Manuel Ossorio y Bernard | Madrid |
Imprenta y Litografía de J. Palacios | Arenal, 27 y Lista, 10 |
1903.
130
los semanarios de literatura que han visto la luz en
España. En 1897 dirigía «El Mosaico», de Murcia.
Ha colaborado también en «Barcelona Cómica»
(1895-1896),
«El
Gato
Negro»
(1897-98),
«Actualidades» (1902), «La Música Ilustrada»
(1902), «Album Salón» (1902-1903), «Pluma y
Lápiz» (1902) y «Gente Vieja» (1903).
Un escritor, que firmó P, en el artículo titulado
La obra de un artillero, inserto en el número
2.109 del «Diario de Avisos» de Segovia, en 21 de
febrero de 1905, después de criticar justamente el
volumen MUESTRAS SIN VALOR se opone a la idea
de don José Navarrete, de que era conveniente a D.
Carlos Cano escribir una comedia para consolidar su
fama de poeta, pues los volúmenes que tenía
entonces publicados valían tanto como si fueran
comedias aplaudidas, terminando así: «Nosotros,
que en literatura consideramos que todos los
géneros y todos los caminos conducen al mismo fin,
cuando se rinde culto al Arte y a la Gramática,
estimamos en tanto al Cano poeta y articulista,
siempre ingenioso y ameno, como estimaríamos al
Cano dramaturgo, o al Cano novelista, si en estos
géneros se hubieran manifestado su ingenio y su
talento».
Otros artículos encomiásticos de las obras de D.
Carlos Cano se han publicado sin duda; pero con los
que he citado basta para comprobar mis
afirmaciones anteriores sobre los distintos trabajos
debidos a su brillante pluma, y según éstos, su autor
poseía viva y fecunda imaginación, clara inteligencia
muy cultivada, sensibilidad exquisita y estaba
dotado de ese raro privilegio del lenguaje rítmico,
por lo que mantuvo su inspiración siempre lozana y
nunca existieron para él dificultades en la
versificación, martirio sólo de los que pretenden
aparentar lo que nunca pueden ser. Así, tanto la
delicadeza de sus sentimientos como su maravillosa
131
naturalidad en la expresión, su deslumbrante
ingenio, incomparable gracejo o punzante ironía y
magistral armonía de sus versos, nos atraen y
seducen de tal modo que el poeta se adueña de
nosotros en cualquiera de sus composiciones.
Si en algunas de sus primeras poesías se nos
muestra D. Carlos Cano como uno de los seguidores
de las huellas románticas, pronto se convierte en un
poeta personalísimo y por tanto original e
inconfundible, mereciendo premios en los
certámenes literarios de Nápoles, Tolosa, Barcelona,
Lérida, Gerona, Valencia, Málaga y Murcia, según
hizo constar el tantas veces citado primer biógrafo
Sr. Alcalde y Valladares, y más tarde también en
Palencia, Burgos y otras varias poblaciones, y que
por su misma notoriedad perteneciese a varias
Academias y Sociedades Económicas de Amigos del
País.
Por todo lo expuesto me he creído obligado a
rendir este modesto homenaje a la memoria de tan
genial poeta, que supo conmover nuestra alma,
poeta cuya celebridad está pidiendo una muestra de
cariño que perpetúe el orgullo que debe sentir la
ciudad al contarle entre los nacidos en estas
incomparables márgenes del Segura, tan pródigas en
hombres de verdadero valer, dignos siempre de todo
lauro.
Recordemos el final del soneto de nuestro poeta A
Calderón, en el segundo centenario de su
muerte140:
«Recibe, aunque tardío, el patrio alarde,
¡Que siempre a difamar se llega presto!
¡Que siempre a enaltecer se llega tarde!»
140
En Serio y en broma, pág. 82.
132
3 OTRAS BIOGRAFÍAS Y
NOTICIAS
133
3.1 Noticias
En la tarde de ayer y como á las 3 de ella, una
fuerte detonacion que se dejó oir en diferentes
puntos de esta ciudad y el humo que se distinguia
sobre el pueblo de la Nora, hicieron comprender que
habia ocurrido una explosion en la fábrica militar de
Pólvora141.
Efectivamente, uno de sus talleres llamado
ternarie, habia volado, causando grandes destrozos
en los inmediatos á aquel, pero afortunadamente sin
ocasionar desgracias personales.
Hemos oido hacer grandes elogios del capitan de
artillería, jefe de labores nuestro amigo D. Cárlos
Cano Nuñez, de los demás oficiales de la fábrica y de
los operarios todos, pues bajo las órdenes de aquel
apagaron las maderas y material incendiado que
amenazaban comunicar el fuego á todos los locales
que contenian gran cantidad de pólvora en
elaboracion, y sobre todo á un tonel cargado que
quedó medio envuelto entre los escombros.
En los pueblos inmediatos á la fabrica tambien se
sintieron los efectos de la voladura, pues á la
detonacion cayeron rotos cristales y vasijas de varias
clases.
Los balines del depósito volado han alcanzado
hasta la Contraparada.
El rádio que ha abrazado la destruccion es de unos
sesenta metros.
Pocos minutos hacia que el Sr. Cano y el maestro
habian visitado el taller cuando ocurrió su voladura,
por lo cual se considera como providencial su
salvacion.
141
Paz de Murcia, 21-8-1883, p. 1.
134
3.2 Más noticias
Los periódicos de Múrcia traen detalles del
siniestro de Nora, donde, como ya saben nuestros
lectores, voló dias pasados parte de la fábrica de
pólvora que hay en aquella localidad142.
A los esfuerzos heróicos de los operarios se debió el
que el fuego no se propagase y se destruyese todo el
edificio, y sólo el valor de el comandante capitan de
labores don Cárlos Cano,del oficial primero de
administración militar don Miguel Pajaron,
encargado de efectos, del médico militar señor
Sanchez, del maestro mayor señor Ruiz y de un sin
número de operarios, que encima de los escombros,
cortaron el fuego, precisamente sobre un tercio del
taller que ha volado, teniendo debajo un tonel de
pólvora rodeado de lumbre de las maderas que
quedaban ardiendo, pudo hacer que se localizara el
fuego en el taller ternario.
Creemos que toda recompensa es poca para pagar
rasgos de tal naturaleza.
142
El Globo de Madrid, 24-8-1883, p. 3.
135
3.3 Explosión en La Ñora
De la explosion de la fábrica de pólvora militar en
Múrcia, cuyo siniestro, de que dimos cuenta por
telegrama, ocurrió el 21 del actual, nuestro colega La
Paz de Múrcia da los siguientes detalles143:
«A las tres de la tarde una fuerte detonacion que se
dejó oir en diferentes puntos de esta ciudad y el
humo que se distinguia sobre el pueblo de la Nora
hicieron comprender que habia ocurrido una
explosion en la fábrica militar de pólvora.
Efectivamente, uno de sus talleres, llamado
ternario, habia volado, causando grandes destrozos
en los inmediatos á aquél, pero afortunadamente sin
ocasionar desgracias personales.
Hemos oido hacer grandes elogíos del capitan de
artillería, jefe de labores, nuestro amigo D. Cárlos
Cano Nuñez, de los demás oficiales de la fábrica y de
los operarios todos, pues bajo las órdenes de aquél
apagaron las maderas y material incendiado, que
amenazaban comunicar el fuego á todos los locales
que contenian gran cantidad de pólvora en
elaboración, y sobre todo á un tonel cargado que
quedó medio envuelto entre los escombros.
En los pueblos inmediatos á la fábrica tambien se
sintieron los efectos de la voladura, pues á la
detonacion cayeron rotos cristales y vasijas de varias
clases.
Los balines del depósito volado han alcanzado
hasta la Contraparada.
El rádio que ha abrazado la destruccion es de unos
60 metros.
Pocos minutos hacía que el Sr. Cano y el maestro
habian visitado el taller cuando ocurrió su voladura,
por lo cual se considera como providencial su
salvacion.»
143
La Iberia (Madrid), 24-8-1883, p. 2.
136
3.4 Biografía de D. Cárlos Cano
1890
CARTAGENA ARTfSTICA honra hoy sus columnas
publicando la biografia y el retrato de un murciano
ilustre, militar distinguido y que ocupa además un
puesto importante, adquirido por su innegable valia
y por su génio, en la república de las letras144.
Hay, pues, que estudiar en la biografia del Sr.
Cano, dos personalidades distintas, diferentes en un
todo, y que se unen, sin embargo, fundiéndose en un
estrecho abrazo, al calor de un gran corazón que late
para todo lo que sea noble y de una poderosa
inteligencia incapaz de concebir un pensamiento
mezquino.
Un gran escritor murciano, el erudito Saavedra
Fajardo, entre aquellas grandes máximas que
constituyen la esencia de sus luminosos escritos, ha
dejado sentado que las virtudes que van creciendo
en la juventud, no solo aventajan á las demás sino
también á si mismo, y esto es lo que hemos visto en
Cárlos Cano, una vez estudiada su vida desde la
juventud hasta la edad viril en que se encuentra.
Estudiemos, pues, á este amigo querido, bajo su
aspecto militar y bajo su etapa literaria.
Don Cárlos Cano nació en Murcia á fines de 1846,
distinguiéndose desde los primeros años por su alta
inteligencia
y su aplicación. En el Instituto de segunda
enseñanza de dicha ciudad estudió filosofia
obteniendo siempre la nota de Sobresaliente además
144
Cartagema Artística, 20-5-1891
137
de lastres medallas de plata que conqustó en los tres
concursos en que disputó el premio.
En febrero de 1863 ingresó en la Academia de
artillería establecida en Segovia, obteniendo el
número dos en su promoción, que constaba de
ochenta alumnos aprobados más otros tantos que no
merecieron la aprobación.
Don Cárlos Cano y Núñez
138
Durante el tercer semestre estudió también el
cuarto, aprobando los dos á un tiempo, lo cual le
adelantó la carrera
ascendiendo teniente del cuerpo en 1867. En 1874
obtuvo el empleo de capitán y en 1887 el de
comandante.
Como militar pundonoroso ha sabido siempre
cumplir con su deber demostrando su valor y su
energia en los sucesos de Madrid del 22 de junio de
1866, en el ejército del Centro en 1874 como
ayudante del regimiento de montaña y en el del
Norte como capitan del tercer regimiento de á pié.
Una vez concluida la guerra civil, desempeñó
importantes comisiones científicas en la fábrica de
armas de Toledo y en la de la pólvora de Murcia,
perteneciendo á la dotación de ésta por espacio de
más de nueve años, mereciendo las gracias de Real
órden por las reformas introducidas para obtener la
moderna pólvora de guerra.
Igual recompensa obtuvo por los humanitarios
servicios que prestó con motivo de la horrible
inundación de Murcia en 1879.
En las voladuras que ocurrieron en la fábrica de
pólvora los dias 19 de junio de 1882 y 20 de agosto
de 1883, en cuya fecha se encontraba de jefe de los
talleres, se distinguió notablemente, pues eon su
arrojo y acertadas disposiciones evitó que el fuego se
propagara á los talleres próximos á los destruidos
por los citados siniestros. En el segundo de estos,
esto es, en el del 20 de
agosto de 1883 ocurrió un incidente que no
queremos omitir. Acababa de volar uno de los
talleres tornarios, y estinguido que fué el fuego,
dispuso nuestro biografiado que se pasara lista á los
operarios para ver si alguno había sido víctima del
desgraciado accidente que acababa de tener lugar.
Durante esta operación, reconociendo de nuevo el
taller destruido, sospechó por la colocación en que
139
estaban los escombros, que pudiera no haberse
inflamado la carga de uno de 108 dos toneles que
separados entre sí por un fuerte muro de
mampostería constituían el taller propiamente
dicho; y para cerciorarse, en unión de dos maestros,
empezó
á
separar
algunos
escombros,
convenciéndose bien pronto de que debajo de la
inmensa mole de ellos, había un tonel sin haber
volado. Próximo a él humeaban aun los restos del
edificio incendiado y la exposición de permanecer
allí era grandisima. Entonces, rompiendo con una
navaja de un operario el cuero del dicho tonel, le
introdujo la boquilla de la bomba de incendios y la
llenó de agua, desapareciendo así todo peligro.
Por este acto de arrojo obtuvo la cruz roja del
Mérito Militar, y si no logró la cruz laureada de San
Fernando, para lo que se formó el oportuno juicio
contradictorio, á petición del coronel jefe de la
Fábrica, fué por no estar comprendido en el
Reglamento de dicha órden el caso en que tanto se
había distinguido.
Además, tanto por esta voladura como por la de
1882, mereció se le dieran las gracias de Real órden.
Expuesta la vida militar de nuestro biografiado,
en la que ha prodigado su talento y su valor,
compartiéndolos con las penalidades y sufrimientos
del servicio, pasemos á juzgarle como literato, en
cuyo concepto lo juzga tambien nuestro amigo Luis
Vidart en su libro Armas y letras.
Antes de los quince años empezó á darse á
conocer el Sr. Cano en la repúbica de las letras
figurando su nombre en casi todos los periódicos de
la Corte y de provincias donde su musa ya alegre, ya
triste, ya satírica, ya cáustica, ha abrazado todos los
tonos y ha sabido tocar todas las cuerdas.
Nacido en Murcia, bajo un cielo azul y
esplendoroso, sobre una alfombra de flores y á la
sombra de sus verdes y ondulantes palmeras, su
140
inspiración tenía que llevar el perfume de sus
praderas y sus brisas.
Ageno á nuestras contiendas politicas, ha llevado
sus poesías y artículos desde El Gil Blas á La
Regeneración, desde El Cascabel, á La Ilustración
Española y Americana.
Las poesías y artículos que iban apareciendo en
distintos periódicos, los iba coleccionando de vez en
cuando y de ahí han brotado sus libros
sucesivamente con los títulos de Ratos Perdidos,
Flores y lágrimas, Versos alegres, Muestras sin
valor, Fruta del tiempo y Mocedades, en todas las
cuales brilla su ingenio unas veces, su travesura
otras, ó ya su sentimiento ó su musa epigramática.
En su último libro, Mocedades, promete romper
su pluma, y ahogar su inspiración para siempre.
¿Cumplirá Cárlos Cano su promesa?
Sinceramente lo decimos: por el bien del Parnaso
español, que con tal determinación perdería, lo
sentiríamos mucho. Poetas de la imaginación
brillante y fecunda de nuestro biografiado, se deben
á las musas, dioses tutelares de los grandes génios
que han esparcido las puras y aromáticas flores de la
más excelente de las bellas artes.
Cárlos Cano se encuentra hoy en el apogeo de su
vida, en la plenitud de sus facultades, y si
contrariedades y las amarguras han lacerado su
alma y clavado en su corazón agudísima espina,
tiene todavia en su espiritu energías bastantes para
luchar, y su plectro esplendoroso es, como siempre,
faro de brillante luz.
Nuestro biografiado no debe olvidarse del campo
donde ha recogido tan sazonados frutos, y mostrarse
fuerte y varonil en todas las vicisitudes de la vida,
por desconsoladas y trabajosas que sean, porque,
como dice su ilustre paisano el ya citado Saavedra
Fajardo: «no hay virtud que no resplandezca en los
casos adversos».
141
Como poeta ha obtenido premios en los
certámenes literarios de Barcelona, Valencia,
Murcia, Lérida, Gerona, Málaga, Nápoles, Toulouse,
etc. Ha sido recompensado con la cruz del Mérito
Militar por servicios de guerra, y en virtud de otros
especiales ha sido premiado con las de San
Hermenegildo, Cárlos III é Isabel la Católica.
Pertenece á muchas Academias literarias y
Sociedades económicas de amigos del pais.
Al evocar estos recuerdos del eximio poeta, del
insigne escritor murciano, que hace más de veinte
años viene regocijandonos con su musa alegre y
juguetona, satisfacemos un vivisimo deseo de nuesra
alma: el de aplaudir una vez más, desde las
columnas de CARTAGENA ARTÍSTICA, al insigne
vate que honra al pueblo que le vió nacer.
Antonio Alcalde y Valladares
Antonio Alcalde y Valladares (Baena, 1828-Madrid,
1894) fue un escritor, poeta y periodista español.
Fue el primer autor que escribió sobre la biografía
de Cárlos Cano y Núñez.
142
3.5 José María Ibañez
Reflexiones
Con motivo de la muerte de Carlos Cano145 José
María Ibañez escribió las reflexiones que siguen,
pero desgraciadamente mucho del texto es ilegible o
muy difícil de leer. Sin embargo, este corto texto
sobre la biografía de Carlos Cano y Núñez es
importante y digno de leer:
El día 1.º de Agosto rindió su espíritu su gran poeta
lírico, nacido en Murcia en 1846. Como tantos otros
ingenios, desde Calderón y Ercilla hasta Gerardo
Lobo, Cadalso y modernamente Ros de Olano, N.
Serra, L. Cano, no dio paz á la pluma sino para
esgrimir la espada; y en el noble Cuerpo de Artillería
defendió los fueros de la disciplina y del orden,
apenas salido de la Academia, en aquella funesta
sublevación militar del cuartel de San G.l en la triste
madrugada del 22 de Junio de 1896 al mismo año
que el poeta imprimió su primer libro de versos,
titulado «Flores y Lágrimas».
Bien poca resonancia ha tenido en la Prensa local
la desaparición de un poeta, honor de las mudas
festivas y fiel intérprete á las veces del mismo efasivo
y sin cero subjetivismo alma de la poesía rica.
¿Indiferencia
pñor
la
generacida
actual,
desconocedora de una ingente labor poética no
interrumpida por más de cuarenta años, cual la de
Carlos Cano? No sé no me lo explico; lo siento y me
duele en el alma que en éste como en otros casos,
surja en mi esta poderia desechar esta interrogación:
¿Dónde está el murcianismo real y efectivo de la
145
La Verdad. Murcia, viernes 1 de septiembre de 1922, p. 1.
143
Prensa local? Y siento que debo insistir sobre ello
con mis prolijos razonamientos.
Claro que dejo á salvo en este caso la colaboración
oportuna y sentida, como suya del veterano poeta
Sánchez Madrigal. ¿Cómo había él, tan murciano,
tan fiel amigo, tan buen colega, de no rendir el
postrer tributo en la Prensa local, á su condiscipulo
de escuela primaria y del Instituto poeta como él de
vivo ingenio y de espontána y fecunda inspiración?
Evocó naturalmente, tales títulos á la estimación del
finado, y sobre ellos el de haber llevado por la
Prensa de Madrid y provincias y aun por la
americana (cuando todavía sonaba allende los mares
el nombre venerando de la madre patria) con las
felices muestras del ingenio del poeta, algo así como
un eco lejano, de su ciudad natal.
La Prensa de Madrid que á veces suele ofrecer sus
columnas á la mención laudatoria y conmemorativa
de ingenios que dieron su tiempo prez [?] y fama al
nombre de su tierra natal, ha publicado en dos de
sus diarios de mayor circulación, -«El Debate» y el
«ABC» breves noticias biográficas y bibiográficas
acerca del finado poeta. ¿Qué nos podía hacer en
homenaje póstumo á quien por tantos años amenizó
diarios y revistas ilustradas con sus poesías festivas,
cuando no con sus más exquisitas composiciones
líricas?
En la breve noticia necrológica de «ABC» se
escribe que «Carlos Cano fue muy conocido por la
publicación de sus poesías en los periódicos de
Madrid y de la América española»; y que tuvo una
época en que «sus versos festivos eran buscados por
los aficionados á la literatura como modelos de
corrección de estilo»
Por su parte, «El Debate», añade que «alcanzó
premios por sus trabajos literarios en cuarenta
certámenes públicos» Y enumerando sus principales
colecciones poéticas, menciona:
«Flores y
144
Lágrimas» (Murcia, 1866146) «Ratos perdidos»
(Cartagena, 1867) «Versos Alegres» (Murcia, 1876)
«Mocedades» (Cartagena, 1886), «Apuntes del
Natural» (Barcelona, 1900), «Frutas del Tiempo»
(Madrid, 1902), con prólogo
de
Manuel
del
Palacio,
«Hojarasca Literaria» (Murcia, 1903),
«Muestras sin valor» (Madrid, 1905),
«En Serio y en Broma» (Paris, 1905).
Fuera de estas colecciones de muy varias poesías,
insertas en los periódicos de Madrid y algunas en los
de Murcia («La Paz», «El Semanario», «El Diario»).
La Verdad editó la «Necrología del general Valdés»
(Madrid, 1883), «Homenaje á la memoria de
Federico Balart» (Murcia, 1905 y «De Militar y de
Paisano», (Recuerdos e Intimidades).
Sirva esta enumeración como base de un estudio
crítico formal de la obra de Carlos Cano, en el cual
habrá de aprecirase como característica de su
abundosa labor poético, la nota festiva. En un
conversador ocurrente y amanisimo, en que
brotaban rápidos como chispas de luz los rasgos de
ingenio, aquella nota daría el retrato del hombre en
la obra del poeta. Pero la nota festiva se revelaba,
cuando más, cmo una de las facetas brillantes de su
ingenio: Cuando el poeta quiere expresar
sentimientos más trascendentales, de los que
dejaran perdurable huella en su alma, que en cierto
modo trasciende á la del lector,… escribe sonetos
como el que voy á trasladar, que aún parece resonar
en mi oído, admirablemente recitado por mi amigo
del alma Antonio Osete, fervoroso admirador de
Carlos Cano y como él, malogrado para las letras
patrias.
Mas antes he de anotar que, en mi deseo de
conocer los que supongo primeros ensayos del
146
Debe de ser 1864.
145
poeta, recorri las páginas del «Periódico Ilustrada»,
que dirigía en Madrid Manuel del Palacio en 1866.
En él hallé, en efecto, una colección de «Cantares»,
de entre los que seleccionó los siguientes:
Dicen que no nos amamos
al ver nuestra indiferencia,
si miraras nuestras almas
mundos de amor descubieran.
. . . . . . . . . . . .
Tu imagen veo en la fuente,
en las flores y en el cielo;
y es que tu imagen querida
la lleva dentro del pecho.
Lo mismo en éstas que en otras varias en que
domina la nota amatoria, (y cuenta que las mejores
debieron ser recojidas en sus libros) se aprecia una
diferencia notablisima con aquel soneto á que hube
de referirme soneto que yo estimo como: el ápice á
que llegó el lirismo de Carlos Cano. Por su fecha es
posterior no más que en tres años á los versos de
infantil […] que se lean en varios números del
«Periódico Ilustrado» O fue un acierto de esos que
rara vez se tienen, ó el poeta había llegado ya en
1869 al culmen de su inspiración lírica. Helo aquí
por […]
Conoce ú oliva la generación actual: (Fue escrito en
Córdoba [1869], é inerto en la colección que tituló
«Mocedades»)
DOS LÁGRIMAS
Como la perla que esmaltó el rocío
Sobre el tierno botón de una azucena,
Y una gota de llanto que serena
Dejaste resbalar á su albedrlo
146
Yo la miré con loco desvarío,
y, de tu pecho al descubrir la pena,
rompiendo el dique que mi llanto enfrena
otra gota brote del pecho mío.
Lágrima ambas al calor nacidas
de aquel amor de nuestra dicha encanto,
brotaron y murieron siempre unidas;
y fué de mi dolor consuelo santo
ya que nunca han de unirse nuestras vidas;
ver resbalar unido nuestro llanto.
A través de los alados versos de este soneto se
vislumbra un poema (real ó fingido, para el arte es
iguela) de amor y de dolo; su misma […..] espiritual,
hace columbrar una historia amorosa, trazada con la
exquisiez conque […] misterios […] tejer las […] de
aéreo y finísimo encaja…. Creo que podrían […]
estos de soneto: […].
Parece que a nadie puede caber duda de que […]
de nuestro murciano; día llegará en que habrá de
estimar el valor de su obra dentro de la literatura
española de la última treintena del pasado siglo y
primera década del actual. A nadie que se precie de
murcianista puede serle indiferent que se rindan los
debidos homenajes á su memoria. Al Exmo.
Ayuntamiento como representación genuna de la
ciudad cumple recordar que se incriba el nombre de
Carlos Cano y Núñez en las lápidas del modesto
monumento elevado á la fama de los artistas
murcianos célebres. Cierto que podrían rendírsele
honores más dispendiosos de que goza ya la
memoria de otros poetos, pero yo no quiero pedir á
la Ciudad por hoy sino este modesto homenaje. Se lo
pide el cronista de Murcia, la primera vez que actúa
como tal, registrando la triste fecha del 1.º de Agosto
147
de 1922, en la que Carlos Cano el ingenioso, el
festivo, el […] vate de otros tiempos; el dolorios
poeta de sus últimos años, pasó de la vida del tiempo
«al inmortal seguro».
Este mismo soneto se halló en otra publicación,
pero el poeta cambió algo de su texto:
DOS LÁGRIMAS147.
Cual gota que al nacer la tibia aurora
Se ostenta pndorosa en la azucena,
En tu pupila apareció serena
Una lágrima ardiente, abrasadora.
Yo la ví en tu mejilla encantadora
Dejar un surco de dolor y pena,
Y al verla resbalar, de angustia llena
Otra brotó en mis ojos tembladora.
Mi lágrima y la tuya desprendidas,
Fruto quizá de un mismo desencanto,
Nacieron y murieron siempre unidas;
Y alivio fué de mi mortal quebranto,
Ya que nunca han de unirse nuestras vidas,
Ver resbalar unido nuestro llanto.
147
El álbum de la mujer. Ilustración Hispano-Americana, Tomo VII,
México, 3 de octubre de 1886, Número 14, p. 139
148
3.6 José María Conesa (1922)
Al ilustre poeta y pundonoroso militar don
Carlos Cano
(fallecido el 1.º del actual)
Descanse en paz el eminente vate148;
gloria de nuestras musas provincianas.
Al dormir tu materia; tu alma late,
en tus obras pujantes y lozanas.
Llegaste hasta el [……] en raudo vuelo
conquistando la gloria, con tu lira,
y al dejar para siempre nuestro suelo,
de Murcia el alma, sin cesar suspira.
En el plantel sublime de cantores,
que Murcia goza, por divina gracia,
abres una [……] de las mayores,
que no podrán unir con eficacia.
Pues tu arte divino y soberano,
de ignóticas regiones emanante,
era en el singular y sobrehumano,
bello color, fecundo y palpitante.
Descansa en paz, soldado esclarecido,
pulsador de las liras y cañones;
que has sabido vencer, sin ser vencido,
disparando granadas y canciones.
José Maria Conesa
Barcelona y Agosto de 1922.
148
La Verdad. Murcia, viernes 1 de septiembre de 1922, p. 1.
149
3.7 Pedro Lemus y Rubio (1927)
Biografía
El Teniente Coronel de Artillería
DON CARLOS CANO Y NÚÑEZ
–
(19 OCTUBRE 1846 – 1.° AGOSTO 1922)
A mi estimado amigo D.
Francisco
Martínez Garcia, Catedrático.
periodista, etc.
Pronto se cumple el V aniversario del
fallecimiento de DON CARLOS CANO, uno de los
más justamente celebrados poetas de esta capital, y
todavía Murcia no ha realizado ningún acto en que
se patentice el cariñoso recuerdo que toda madre
amorosa tiene siempre para los hijos que la
enaltecen con su fama149. Tal vez esto, que parece
hasta ahora olvido imperdonable, haya sido
motivado por los distintos cambios ocurridos en
nuestro municipio y por las graves atenciones que
han venido pesando sobre nuestros ediles; pero
creemos firmemente que, en este mismo año,
quedará solventada esa deuda de honor y
patriotismo, que tan merecidamente reclama el
nombre sin mancha del militar ilustre, perfecto
caballero, eximio escrítor, verdadero poeta y
excelente humorista.
No es ocasión de exponer aquí, porque las
columnas de un periódico son a veces muy...
estrechas y cortas, los datos que voy reuniendo para
149
El Tiempo, 23-7-1927, p. 1
150
un completo estudio del poeta, ni tampoco
reproducir la preciosa biografía que el Sr. D. Antonio
Alcalde Valladares publicó el 20 de Mayo de 1891, en
la revista «Cartagena Artística»; pero he de hacer un
ligero bosquejo de la vida y obras de Don Carlos
Cano no sólo para aquellos que ignoran quién fué
este nombre singular, sino para complacer con el
recuerdo a los que tuvieron la dicha de tratarle y
saborean a menudo las ricas mieles de sus
producciones.
En la calle de Zambrana, según datos que me
han facilitado, nació en Murcia el 19 de Octubre de
1846, el niño Carlos, hijo de Don Pedro Cano y
Núñez y de Doña Josefa Núñez y Hernández. De su
infancia sólo sabemos que fué discípulo de Don Juan
Trigueros, en cuya escuela era compañero de Díaz
Cassou y de Sánchez Madrigal por las notas
suministradas por el mismo poeta en la
Autobiografía, que escribió para el semanario
barcelonés «Pluma y Lápiz150» (1). Durante sus
estudios en el Instituto obtuvo brillantes
calificaciones y tres medallas que conquistó en los
tres concursos en que disputó dicho premio.
A los 17 años, el 19 de Febrero de 1863, ingresó
en la Academia de Artilleria con el número 2 de su
promoción que fué bastante nutrida, y ya en 1865,
según dice el mismo Don Carlos Cano, en su artículo
Una quintillas y un romance, se muestra como
escritor y publicista, dadas las palabras: Tres
alumnos de la Academia de Artilleria nos lanzamos a
publicar en 1865 un semanario cómico con el
sugestivo título de «EL AMOR».
Refiere su biógrafo Sr. Alcalde Valladares, que
nuestro poeta «desde los quince años se había dado
a conocer en la república de las letras»; pero no hay
dato que lo compruebe, y sí de sus primeras
150
Inserta en su obra «Hojarasca literaria». Murcia, 1903.
151
manifestaciones poéticas en la Academia, cuando el
vate murelano escribe en su Autobiografia, ya citada
anteriormente:
«Alli al par que en catetos e hipotenusas
Di pruebas evidentes de mis progresos,
Empecé, sinsabores dando a las musas,
A disparar quintillas y otros excesos».
Aventajó a sus compañeros de promoción,
estudiando dos semestres durante el tercero, los
cuales aprobó, por lo que ascendió a Teniente del
Cuerpo de Artillería en 3 de Julio de 1867. La índole
de estas cuartillas no permite que sigamos paso a
paso la brillante Hoja de Servicios del laureado
poeta y artillero: sólo hemos de mencionar que
intervino en los sucesos del 22 de Junio de 1866,
antes, pues,de salir de la Academia de Artillería,
hecho que el poeta recuerda en esta estrofa:
«Del 22 de Junio la cruel jornada
Me hizo que entrara en fuego por vez primera
Y desde entonces llevo siempre gravada
En el fondo del arma mi fé artillera151». (2)
Igualmente no debemos pasar en silencio el
arrojo y abnegación que desplegó en Murcia para
socorrer a las víctimas de la inundación de 1879, ni
tampoco los actos de heroismo con que evitó que las
voladuras ocurridas en la Fábrica de pólvora de esta
ciudad, en 19 de julio de 1882 y 20 do agosto de
1883, tuviesen peores consecuencias, comportamiento por el que fué propuesto para la Cruz
laureada de San Fernando, pero no se le concedió
ésta por no estar previstos tales hechos heroicos en
el Reglamento de la Orden. Innecesario es decir que
151
Obra ya citada.
152
esos actos fueron premiados, asi como otros varios,
no sólo con las gracias de Reol Orden, sino con las
Cruces del Mérito Militar con distintivo «rojo»,
además de las Encomiendas de las Ordenes de Isabel
la Católíca y de Carlos Tercero, que lucieron en su
pecho.
PEDRO LEMUS Y RUBIO
(Continuará)
153
El Teniente Coronel de Artillería
DON CARLOS CANO Y NÚÑEZ
–
(19 OCTUBRE 1846 – 1.° AGOSTO 1922)
A mi estimado amigo D. Francisco Martínez
Garcia, Catedrático. periodista, etc.
(CONTINUACION152)
Expuesta aunque ligeramente la vida militar del
poeta, diremos algo tambien de su actividad
literaria.
No deja de ser importante, aunque más en
calidad que en cantidad, la producción literaria de D.
Carlos Cano; así no es de extrañar que por la
singular corrección de la frase y del estilo, por la
naturalidad de los pensamientos, que resalta en
todas sus composiciones, la ternura y delica eza de
los sentimientos y la magistral armonia de sus
versos, obtuviese premios en los certámenes
literarios de Barcelona, Valencia, Murcia, Lérida
Gerone, Málaga, Nápoles y Tolousse, según hace
constar su ya repetido biógrafo, y que por ello
perteneciese a varias Academias literarias y
Sociedades Económicas de Amigos del País; pero si
hemos de notar que a partir de 1907, casi enmudece
su lira, aunque ya dijese en 1903:
«Hoy la salud perdida y herida mi alma
Por dolores que curso del tiempo aviva,
Buscando en el retiro la anelada calma,
Soy en armas y en letras clase pasiva.»
152
El Tiempo, 27-7-1927, p. 4
154
He aqui los títulos de los volúmenes que
contienen sus poesías y trabajos literarios: VERSOS
ALEGRES (agotada la edición); FLORES Y
LAGRIMAS (ídem); RATOS PERDIDOS (idem);
MOCEDADES (Idem); Necrologia del General
Valdés; APUNTES DEL NATURAL; FRUTA DEL
TIEMPO (Segunda edición, Madrid, 1902)
HOJARASCA
LITERARIA
(Murcia,
1903);
MUESTRAS SIN VALOR (Segunda edición. Madrid,
1905), y EN SERIO Y EN BROMA (Segunda edición,
Paris, 1907). Aunque anunciado hacía tiempo,
cuando falleció el poeta tenía en preparción otro
volúmen con el título DE MILITAR Y DE PAISANO
(Recuerdos e intimidades).
A pesar de que el Sr. Alcalde Valladeres nos dice
que D. Carlos Cano acostumbraba a coleccionar las
poesías y artículos que iban apareciendo en los
distintos periódicos y con ellos formaba esas obras,
cuyos títulos ya hemos expuesto, sin embargo no
podemos creer que esté coleccionada toda su
producción literaria, si nos atenemos a las alguientes
palabras de D. Carlos Cano, en la tantas veces citada
Autobiografía.
«Amigo de escritores de credos varios
Colaboré en los diarios más principales,
Sin mirar si eran rojos o reaccionarios,
Sin ver si eran carlistas o liberales.
Y la atracción sintiendo de las cuartillas
Toqué del periodismo las cuerdas todas,
E hice artículos, versos y gacetillas
Y revista de teatros y hasta de modas.
Como ya hemos dicho antes, tanto su prosa
como sus poesías se caracterizan por la más
155
exquisita espontaneidad y consiguiente naturalidad
en la expresión de los pensamientos. Por esto y por
la maravillosa fluidez de sus versos, no obstante su
estructura de impecable armonía, las composiciones
poéticas de D. Carlos Cano se adentran en el alma
cualquiera que sea el asunto de ellas.
De sus varias producciones podemos hacer
cuatro grupos: religiosas o sagradas, profanas serias,
profanas jocosas y humorísticas propiamente dichas.
Entre las poesías religiosas se destaca la primera
de ellas, dedicada A la Vírgen de la Fuencisla,
patrona de Segovia, a quien se encomendó cuando
todavia, casi un niño, llegó a aquella ciudad:
«A tu ermita de luz y encanto llena
Mis pasos presurosos encaminaban,
Buscando alivio a mi profunda pena,
Porque lejos me hallaba
De mi madre que tanto idolatraba.»
PEDRO LEXUS Y RUBIO
(Continuará)
156
El Teniente Coronel de Artillería
DON CARLOS CANO Y NÚÑEZ
–
(CONTINUACION153)
Los sonetos A la Inmaculada, A la Virgen y En
el Calvario son no menos dignos de encomio, asi
como la inspirada impetración de piedad A la Virgen
de la Fuensanta con motivo de la epidemia colérica
de 1885; pero sobre todas ellas descuella llena de
anción y sentimiento la preciosa oda intitulada El
amor de los amores y dedicada «A la Virgen»,
poesía en la que se compenetra la Fe con la gratitud
por el consuelo que esta le proporciona en medio de
los sufrimientos de la vida, y la Esperanza de la
dicha infinita. Termina esta composición con las
siguientes soberbias estrofas, que no desmerecen de
las de Fr. Luis de León, ni de Lista:
La esperanza de verte
Me alienta en esta vida procelosa
Y ¿cómo no esperar tan dulce suerte
Si al hijo de tu amor le dimos muerte
Y aún nos abres tus brazos amorosa?
Abrelos a mi afán, Virgen Maria,
Y cuando llegue el día
Que mire rotos los terrenos lazos,
Reciba para siempre el alma mía,
Madre de amor, en tus amantes brazos.
De las que llamamos poesías profanas, entre las
«serias», está la titalada Nostalgia, de carácter
153
El Tiempo, 28-7-1927, p. 1
157
elegioco, y en la que a la novedad de la forma
métrica se une la de la expresión de tal sentimiento.
La novedad en la métrica consiste en el empleo de la
estrofa de diez heptasílabos, de los cuales son libres
el 1.°, 6.° y 8°, en sustitución de la antigua endecha.
Véase la primera de ellas:
Ausente de mi patria
Suspiro noche y día
Y no hallo en mi quebranjo
Ni en mi contínuo llanto
Consuelo para mí;
Las sombras de la noche
Aumentan mi agonía
Y el alba me sorprende
Pensando ¡oh patria mía!
Pensando siempre en tí.
Igualmente son muy bellas las odas A la paz, vib
ante y patriótica Meditación, de caracter Alosófico,
como también las que llevan por lema Sé feliz, A mi
madre y Allí está; la que pudiéramos llamar
«dolora» y que bajo el título De luto, encierra
amarga ironía; las rimas Tú y yo y A unas
siemprevivas; y la que lleva el nombre de
Recuerdos, suspiros y alegrias, notable tambien por
la novedad de la forma métrica, consistente en el
cambio de las rimas de la estrofa llamada espinela
rivalizando con esta en sonoridad. He aquí una
muestra:
Cuando en la noche serena
Huye el sueño de tus ojos
Y del mundo los enojos
Te infunden amarga pena,
Aleja de tu aposento
El inquieto pensamiento
Y ponlo un instante en mí,
Que en ese mismo momento
158
Voladores como el viento
Mis recuerdos van a ti,
Expresión fiel de la inmensidad del cariño que
tenía a su primogénito Carlos, y de la amargura que
le produjo su muerte, es la elegía ¡HIJO MIO! A ella
pertenecen los siguientes versos que nos pintan
magistralmente la ternura sin límites que sentía por
su hijo, y el pesar que anonada su alma y desgarra su
corazón:
«si él llegara a morir me moriría»
exclamaba besándole dormido.
Y murió, y en mis brazos lo tenía.
¡Mentido fué mi afán, mi amor mentido!
le vi morir….. ¡y vivo todavia!
idea que repite, aunque en forma algo diferente en la
poesía El Amor de de los Amores, ya citada, cuando
dice:
Un hijo yo tenía,
Un ángel que era toda mi alegría,
Y con tanto cariño le adoraba
Que al mirarme en sus ojos exclamaba:
«Si te murieras tú me moriría»:
¡Y se murió en mis brazos!
¡En mis brazos!... ¡y vivo todavía!
PEDRO LEXUS Y RUBIO
(Continuará)
159
El Teniente Coronel de Artillería
DON CARLOS CANO Y NÚÑEZ
–
(CONTINUACION154)
De las composiciones «jocosas», que son
muchas, además de las que llevan por nombre
Canas al aire, Musicoterapia, Recuerdos tristes. Mi
Blanca, Gato por liebre, La mujer politica.
sobresalen las que titula El desmemoriado,
Regenerémonos, Lances de juego y la que denomina
Y va de cuento, que dedicó a D. Juan Pérez Zúñiga y
en ella imita perfectamente el estilo de este escritor.
Finalmente,
entre
las
que
llamamos
«humoristicas», aparte de algunas composiciones en
prosa, se distinguen con este matiz las tituladas
Serenata y Balada, insertas en el volúmen Muestras
sin valor, (Cartagena 1888) así como las que llamó
Fábulas,
y
también
Fábulas,
Morales
Murmuraciones, Mesa revuelta, etc.; y son
completamente humorísticas las que llevan la
denominación de Sonetos filosóficos, Inocencia y Su
indiferencia.
Tal vez sin darse cuenta el mismo D. Carlos
Cano nos explios la razón de su humorismo, en la
Autobiografia, repetidas veces ya citado, cuando
dice:
Los que ven que cultivo la chirigota
Creen que sólo entre bromas vivo en mi centro,
Sin ver que, en la amargura que mi alma embota,
Cuando río por fuera, lloró por dentro.
154
El Tiempo, 30-7-1927, p. 1
160
pues nada hay como los grandes pesares para que se
muestren más en relieve lo cómico y lo ridículo de
muchos actos y situaciones humanas, los que por
efecto del contraste con la situación de ánimo del
poeta hacen que de éste brote el llamado
«humorismo», que no es más que la risa provocada
por la comparación de la pequeñez humana con las
grandes ideas o situaciones de la Humanidad.
Marido cariñoso y padre amantísimo, con el
alma llena de inquietudes desde que perdió a su
primogénito, niño de singulares aptitudes y en quien
cifraba las más grandes ilusiones, prorrumpe así,
domostrando el estado constante de su espiritu y la
causa de su modo de ser: (1)
En las eternas noches que paso en vela
Mientras los seres que amo duermen en calma,
De mi dolor profundo fiel Centinela
¡Alerta! Entro suspiros me grita el alma.
Y al recuerdo imborrable del ser querido,
Del hijo en quien cifraba mi dulce encanto,
Mirando para siempre mi bien perdido,
Desbordado del pecho brota mi llanto.
.
.
.
.
.
.
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.
.
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.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Así con mi destino viviendo en guerra,
Pensando en el mañana que tanto anhelo,
Mis ojos nunca fijos tengo en la tierra.
Mis ojos siempre fijos tengo en el cielo.
Y la rica llevando como divisa
Sólo Dios ve de mi alma los sinsabores,
Pues de antifas me sirve mi falsa risa
Para ocultar mis penas y mis dolores...
161
Sin embargo, hay que reconocer que las
cualidades de escritor festivo y de humorista, que
tanto caracterizan a D. Carlos Cano y Núñez, no
comenzaron a revelarse en él desde la pérdida de su
primogénito, sino que ya antes en sus escritos en
prosa, como en sus poesías, se hallan muestras de
esa facilidad de percibir lo cómico de la vida humna,
tal vez efecto todo ello de la constitución enfermiza o
poco robusta del autor, la cual no tenia más remedio
que influir su estado de ánimo, y como un fenómeno
reflejo hacerle distinguir más claramente los
defectos y miserias de los demás Bueno es advertir
que la jocosidad y humorismo solo se revelaron en
sus escritos, rara vez en su conversación y trato
familiar.
PEDRO LEXUS Y RUBIO
(Continuará)
––––
(1) Don Carlos Cano contrajo matrimonio el 6 de
Julio de 1875, en la parroquia de San Lorenzo de
esta capital, con doña Amalia Cathalán y Molina, de
cuyo enlace nacieron siete hijos, seis varones, de los
que sólo viven (don José María y don Antonio), y
una niña doña Dolores, hoy casada con don Angel
Niño.
162
El Teniente Coronel de Artillería
DON CARLOS CANO Y NÚÑEZ
–
(CONTINUACION155)
Obra singularísima, que Murcia debe guardar
siempre como joya del periodismo regional, es el
semanario ilustrado que con esta denominación y
bajo el título de EL MOSAICO fundó en esta ciudad
y dirigió D. Carlos Cano, apareciendo el dia primero
de noviembre de 1896. Nada hay en este semanario
que pueda desdecir de sus congéneres de aquella
época, pues con todos ellos resiste airosamente el
parangón, anto por la valía de los artículos literarios
e ilustraciones que la adornan y las notas cómica
(muchas de Xaudaró), como por su presentación y
primor tipográfico. De este semanario se publicaron
nada más que dos tomos, constituído el primero por
89 números (desde 1.° de noviembre de 1896 a 25 de
julio de 1897), y el segundo formado por 26 números
(desde 5 de dicierobre de 1897 a 29 de mayo de
1898).
Para manifestar la importanola de su contenido
basta mencionar algunas de las firmas que en dicho
semanario aparecen, y no una vez sola, tales son las
de Arzadún, Vital Aza, Balart, E. Blasco, J. de
Burgos, R. Campoamor, Leopoldo Cano, Sinesio
Delgado, J. Estrañi, E. Ferrari, O. y R. Gil, Grilo,
Jackson Veyan, Lapoulide, Leceño, Lustonó, J.
Navarrete, M. del Palacio, Pareliada (Melitón
Gonzalez), Pérez Zúñiga, Ramos Carrión, B. de los
Ríos, A. Sánchez Pérez, R. Sepúlveda, Taboada
Marqués de Valmar y Fiacro Yráysoz, además de los
155
El Tiempo, 31-7-1927, p. 1
163
literatos mucianos Diaz Cassou, Frutos Baeza, J.
Hernandez, Martínez Tornel, Sánchez Madrigal, Pio
Tejera, Baquero, A. Blanco, Jara Carrillo, á. Osete,
Serrano Alcázar y la de su Director.
Nos da idea de la originalidad y cuidadosa
selección, con que aparecía el semanario, la
siguiente contestación, inserta en la sección
«Correspondencia» del número 31 de EL MOSAICO:
«Sr.D. J. Y. Madrid. – Conozco mucho su firma,
y con gusto insertaría lo que se ha servido enviarme
si fuera inédito. Pero ¡ay! esos versos han punzado
ya al otro semanario y.. saque V la consecuencia»
Y ya que hablamos de EL MOSAICO y de la
sección «Correspondencia» bueno en hacer constar
que tanto ésta como la titulada «De aquí y de allá»
están esoritas por D. Carlos Cano, como puede
comprobarse no sólo por el estilo que no deja lugar a
dudas, sino también porque en esta última vemos
composiciones que luego publicó aparte su autor.
Como muestras de su criterio estético, de su
fasilidad para la rima y de su musa reto zona, véanse
algunas notas tomadas al azar de la necalón
«Correspondencia»:
Del número 27: Sr. D. T. E. Albacete.–De ritmo
se hallan desnudos–sus versos y dan enojos, – pues
los hay mancos y cojos – y creo que hasta
sordomudos.
Del número 31: Sr. D. J. J S Lorca –Esa
serenata–no vale un pepino–y ni usté es poeta–ni
ese es el camino.
Sr. D. G. Y. Murcia –«En estas mañanas
plácidas–me gusta ir al Malecón»–¡Bueno! vaya
usted si gusta,–pero en prosa, en verso no.
Del número 32: Sr. D. L. R. S. Lorca. – Con
gusto su soneto insertaria–si no fuera una insigne
tontería
X. Y. Z. Murcia.–Quien nísperos come – y bebe
cerveza las sílabas–como usted la cuentas–ni come,
ni bebe–ni sabe Aritmética
164
K. T. To–No me mandes más copias–yo te lo
ruego–que en esto de versitos–eres un lego. – La lira
enfunda–y así evitarte puedes–tunda tras tunda.
Sr. D.J N. Cartagena.–A vuelta de mil perdones
debe decirle que no es–¿Que por qué? Porque no es
bueno–apropiarse de lo ajeno y eso que usted que ha
mandado–es de Sinesio Delgado.
Del número 34. G. Deón. Archena Me ha dejado
en una pieza–su su desenfado bravío–porque ese
soneto es mío–de los pies a la cabeza.–Y como hay
como usted mil–que en tomar se echan al raso–
convendría que al Parnaso – fuera la Guardia Civil.
Del número 37: L. U. T. río –¿No encuentra
usted natural–que salga de mis casillas–al ver se
apropia quintillas–de Ricardo Madrigal?
Del justo renombre que gozaba entre los poetas
de su época, y como resultado de esa tan rara como
hermosa comunión de almas que se llama
fraternidad, en timbre glorioso la Corona poética a
la memoria del niño Carlos Cano y Cathalán,
publicada en Barcelona, en 1885, o sea al año
siguiente de la muerte de aque; pues en el volúmen
se leen sentidísimas composiciones de doña Blanca
de los Ríos, doña Josefa Estéves, el P. Rafael de
Reyes, Federico Balart, Leopoldo Cano, Fernando de
Gabriel Antonio Grilo, José Navarrete, Jakson
Veyan, Manus del Palacio, Marqués de Valmar y
Luis Vidart, juntas con las de los literatos murcianos
y una delicadísima poesia de doña Antonia Cano,
hermana de don Carlos.
PEDRO LEXUS Y RUBIO
(Continuará)
165
El Teniente Coronel de Artillería
DON CARLOS CANO Y NÚÑEZ
–
(CONTINUACION156)
Se le debe también a nuestro poeta el folleto
titulado Homenaje a la memoria de D. Federico
Balart, editado en Murcia, (Tip. de Andrés Sans,
1905), y formado con las composiciones leidas en la
velada nacrológica celebrada el 14 de Mayo de dicho
año, en el Círculo de Bellas Artes, y con otras
recibidas después por el señor Cano a instancias del
mismo. Fué su propósito rendir tributo de
veneración y cariño al ilustre poeta fallecido y a la
vez una ofrenda a la viuda con el producto de la
venta de la tirada del folleto En éste se destaca un
precioso trabajo, que con el epígrafo Recuerdos e
intimidades le dedica D. Carlos Cano a su llorado
amigo y pariente, dando a conocer algunas
composiciones poco divulgadas o inéditas de Balart,
entre ellas un romance festivo que le dedicó y en que
resulta no muy bien parado el entonces Ayudante
del Tercer Regimiento de Artillería de Montaña, de
guarnición en Madrid; pero con la publicación de
este romance nos reveló también D. Carlos Cano
toda la hermosura de su alma generosa.
Al frente de la 2.° edición de MUESTRAS SIN
VALOR figura una carta prólogo de E José
Navarrete, fechada en Nisa el 24 de febrero de 1889,
en la que su autor, además de recordar los alegres
tiempos en que él y Cano eran compañeros, incita a
éste a que dadas, las excepcionales aptitudes que
posee las aproveche escribiendo otras dramáticas,
156
El Tiempo, 2-8-1927, p. 1
166
género en el que le profetiza un brillante porvenir.
Es curiosa esta carta porque en el a expone el señor
Navarrete una magistral lección de técnica
dramatica pero con tanta naturalidad y lozanía como
pudiera hacerlo el mejor los maestros de tan difícil
arte. No hay noticia de que nuestro poeta quísiera
dedicarse nunca a un género literario para el que sin
duda no sintió vocación.
Cuando falleció tenía coleccionados los
siguientes trabajos en prosa y poéticos, para formar
con ellos un volumen bajo el epígrafe DE MILITAR
Y DE PAISANO (Recuerdos e intimidades) muchos
de ellos ya impresos o publicados en periódicos de a
localidad:
«Unas quitillas y un romance (en prosa).
«El maestro Chapí» (en prosa)
«A bordo y en tierra» (en prosa).
«A mi primo Alberto» (poesía inédita?)
«El picapedrero» (fábula a su sobrina Josefina
Ramos Cathalán).
«Consejos» (poesía).
«Mi protesta» (poesia)
«Carta santa (poesía inédita).
Poesía leida en una velada celebrada en Elche.
«En el primer dia de su Santo (poesía a su nieta
Maria Teresa).
«La Caridad» (poesía dedicada a su amigo don
Antonio Flores).
«En el dia de su Santo» (poesía a D. José Más),
«Siguiendo la costumbre» (id. id.)
«Homenaje a un murciano» (poesía en honor del
maestro Caballero).
«A una viuda» que no tiene los años en que hace mal
los baños, (poesía).
«A mi virtuosa amiga Maria Fontes» (poesía).
«Ríma» en la primera comunión de mi nieto Carlos.
«Escala vegetal» (tres sonetos).
167
«A la Inmaculada» (poesía).
«En sus días» (poesía a D. Adolfo Roig).
«A la reina de la fiesta» (poesía premisia en el tema
primero con un agalardón extraordinario en los
Juegos Florales celebrados en Oleza).
«A los artiferos de Melilla» (poesía).
«Rima» en el album de su sobrina Rosa.
«Caridad» (poesía).
«Carta abierta a D. Ricardo Banchés Madrigal»
(poesía).
«Falta imperdonable» (poesía).
«En tú amargura» (poesía a Amancio Marín.
PEDRO LEXUS Y RUBIO
(Continuará)
168
El Teniente Coronel de Artillería
DON CARLOS CANO Y NÚÑEZ
–
(CONCLUSIÓN157)
«Canas al aire» (18 epigramas).
«Canas al aíre» (5 epigramas).
«Versos de abanicos».
y la siguiente composición inédita notable por
su ingenuidad y donaire, que fué leída en un
banquete celebrado en honor del Excelso. señor don
Juan de la Cierva y Peñafiel:
MI CUARTO A ESPADAS
Aunque manda la doctrina
A nuestro prójimo amar,
Por maldad, o por rutina,
Le damos contra una esquina
Sin poderlo remediar.
Y si el prójimo prospera
Y brilla y hace carrera,
Y a la cumbre llega ileso,
Ya sabe lo que le espera:
¡Garrotazo y tente tieso!
Pues bien, el que como tú
De los malos es el bu
Y, con la ley en la mano,
No les deja hueso sano
A tanto y tanto zulú,
Debe tener gran valía
Para alcanzar que a porfía
Le ensalcen chicos y grandes,
Que es hoy, que se vive al día,
157
El Tiempo, 3-8-1927, p. 1
169
Poner una pica en Flandes.
De Madrid, de gloria en pos,
Gobernador quiso Dios
Que fueras y sin demoras
Reglamentaste... hasta los
Sombreros de las señoras.
Ministro en distintas fechas,
Lograste grandes cosechas
De ovaciones merecidas
Al hacer andar derechas
A gentes que iban torcidas.
Por poner el giro a tiro
Del que no tiene un pápiro
(o billete que es igual),
Dando giro al nuevo giro,
Nos diste el Giro Postal.
Como el trasnochar no es sano
Y perjudica el relente
Al niño como al anciano,
Hiciste acostar temprano
A todo bicho viviente.
A usureros en cuadrilla
Y al que halla en timar deleite
Echaste la zancadilla.
Y quedó la corte y villa
Como una balsa de aceite.
Y tu nativa ciudad
Por tí, viendo en realidad
Sus ilusiones trocadas,
Tendrá escuelas graduadas
Y tendrá Universidad.
En fin, tu mérito es tan
Superior, que en decir dan,
Y a nadie causa sorpresa:
«Pesando tanto D. Juan,
«Vale más oro que pesa».
Que Dios tus triunfos aumente
Espera confiadamente,
Y que tus sanos registros
Te eleven a Presidente
Del Consejo de ministros.
170
Entonces nuevos encomios
Haré de tí en metros varios,
Si aumentas los manicomios
Y construyes tonticomion,
Que son ya muy necesarios.
Pues si es volver la razón
Al loco obra meritoria,
También lo es la curación
De tanto bobo e Coria
Como hay en nuestra nación
Y como quien te asomaste
Es un loco o un zoquete,
Cuando curarlos logramos,
No habiendo locos ni memos,
No habrá quien no te respete.
Quizá haya algún mortal
Que tome por memorial
Mi aplauso y me tome el pelo,
Suponiendo que es mí anhelo
Pescar una credencial.
Pero al que tal broma invento
Demostraré claramente,
Como dos y una son tres,
Que no aspiro a que me des
Ni un destino de escribiente.
Adiós, de la patria mía
Gloria, orgullo y alegría;
Pues declararlo me importa,
Conste que la lira mía,
Se quedó al cantarte corta.
Y que, pese a Belcebú,
Del vuecencia ella me salva,
Que aquí como en el Perú
En verso se habla de tu
Hasta el lucero del alba.
171
Daremos fin a este mal pergefiado trabajillo
publicando la cuarteta que improvisó D. Carlos
Cano, cuando los amigos que le acompañaban en los
dias de duelo discutían cerca de los afectos de
familia. El poeta les interrumpió diciendo:
¿CARIÑO?
De padre o madre es seguro;
Los hermanos disidentes,
Y enemigos deslasados
Todos los demás parientes.
PEDRO LEXUS Y RUBIO
172
3.8 Homenaje a los poetas158
RICARDO GIL Y CARLOS CANO
La presidencia propone se rinda un homenaje al
poeta don Carlos Cano, al cumplirse el quinto
aniversario de su muerte.
Propone que se nombre una comisión compuesta
por el señor Pérez Cánovas, don Andrés Sobejano,
los directores de los periódicos locales y el señor
Martí de secretario.
Conformes.
El señor Garrigós estimia que debe el
Ayuntamiento organizar otro homenaje al poeta don
Ricardo Gil.
La presidencia se muestra conforme, y entiende
que la comisión que se ha nombrado para la
organización del homenaje a don Carlos Cano, lleve
adelante este otro.
Acordado.
158
Levante Agrario, 28-7-1927, p. 1.
173
3.9 Labor municipal159
FUERA DEL ORDEN DEL DÍA
La Presidencia habla de los homenajes que se les
piensa rendir a los esclaracidos poetas murcianos,
Ricardo Gil y Carlos Cano, y propone que el de este
último se verifique en abril y el del Primero en la
próxima feria de Septiembre, proponiendo forme
parte dela comisión organizadora el concejas señor
Garrigós. De conformidad.
159
Levante Agrario, 4-8-1927, p. 1.
174
3.10 El
homenaje a D. Carlos
Cano160
El próximo pasado verano, a raíz de la publicación
de unos artículos sobre la vida y obras del que fué
ilustre murciano y notabilísimo poeta don Carlos
Cano y Núñez, se constituy –si la memoria no nos es
infiel,– una junta, al objeto de rendirle el debido
homenaje de admiración, respeto y criño a que se
hizo acreedor por su honrada vida e imperdurable
obra.
Hoy es el día tradicional de constitución en
principio del programa de festejos de las próximas
fiestas de primavera, y hoy también no debe
olvidarse el incluir en ese programa la erección del
merecido monumento a don Carlos Cano; claro está,
que para ello no hay que confiarse y abandonar
aunque sea transitoriamente la idea, y luego, a
última hora, quererlo hacer de prisa y corriendo, y lo
que es peor todavía, sin todos los detalles necesarios.
Don Carlos Cano, fué un hombre que se encerraba
tanto en su humildad, hacía una vida tan retirada del
mundo que había quien leía sus preciosas y acabadas
composiciones en importantes diarios de la Corte, y
desconocía, ignoraba que era de Murcia, y,
muchísimo más, cuál era su persona.
Fuera de su ciudad natal era más conocido que
aquí mismo; sus poesías eran las que obraban tal
milagro; y esas mismas poesías son las que hacen
que Murcia le rinda el antes citado debido homenaje
de admiración y cariño.
160
Levante Agrario, 2-2-1928, p. 1.
175
Unanse, pues, distintas y firmes voluntades,
omience a actuar la Junta que hay nombrada y que
en estas fiestas de abril se abra por un instante un
paréntesis en las fiestas cívicas para corresponder,
aunque sea levemente, al cariño y gran estimación
que el ilustre don Carlos Cano y Núñez tuvo a su
patria chica.
176
3.11
El Homenaje a D. Carlos
Cano161
Cerca de un mes hace ya que nos ocupamos del
proyectado homenaje al glorioso vate murciano don
Carlos Cano.
Pasó la cosa tan inadvertida, y ha continuado así
de tal forma, que hasta la hora presente, ni
comentario; pero creemos tan firmemente que debe
realizarse lo acordado en principio por el
Ayuntamiento, que nuevamente llamamos la
atención de éste.
161
Levante Agrario, 14-3-1928, p. 1.
177
3.12 Un nuevo libro y una
deuda162
Hace dos años publicó Levante Agrario un suelto
que hacía referencia al homenaje que Murcia debía
rendir al que fué excelso poeta y modestísimo
hombre don Carlos Cano y Núñez. No obstante, el
que la nota de referencia se hizo en tiempo oportuno
para que fuese incluído este homenaje en el
programa de flestas de Primavera, indudablemente
por la pequeñez de quien lo pedía, en nada hicieron
caso, ni ocupáronse del asunto. Se llamaba entonces
la atención de la Junta que para este fin se había
nombrado y nadie respondió al llamamiento; ha
pasado el tiempo y ahora, recientemente, hace unos
días, la aparición de un libro hablando de la vida y
obras del referido poeta, nuevamente hace que nos
acordemos de lo de entonces.
Uno de los miembros de aquella Junta –don Pedro
Lemus y Rubio– ha sacado del olvido el nombre, y lo
que es más interesante, la obra del poeta Carlos
Cano, en meticuloso opúsculo, se ocupa con
prolijidad de detalles de la vida de este autor, más
conocido de los demás que de sus propios paisanos,
alo que siguen brillantes notas sobre las distintas
publicaciones, así como periódicos que fundó y en
que colaboró don Carlos Cano, que son guía perfecta
para el que quiera conocer la obra fecunda de ese
notable vale que ni por un momento olvidó a la
tierra de sus amores.
Interesante es en verdad el libro como interesante
es también la deuda en que Murcia está con el poeta
origen del mismo; y si hace dos años, como antes
decíamos, envolvía enparte censura para la Junta del
homenaje a Dr. Carlos Cano, por su pasividad, hoy
162
Levante Agrario, 27-3-1930, p. 1.
178
que ha habido quien perteneciendo a ella formula a
modo de voto particular, justo es que elogiemos a
quien con los medios que están a su alcance,
meritísimos y ya consagrados, hace una publicación
que al honrar al poeta Carlos Cano, honra también a
quien tan atinadamente de él se ocupa, y con la
autoridad académica que lo robustece.
Reciba pues, el señor Lemus la felicitación sincera
a su callada labor y buena obra de quien
humildísimamente lo admira y le reconoce sus
prestigios.
179
3.13 Andrés Sobejano
Tributo literario
–
«Lemus y Rubio (Pedro).«Don Carlos Cano y Nuñez
(19 Octubre 1846--1.° Agosto 1922) «Murcia-Tip. De
José A. Jiménez-1930 70 pags.-21’50X14 cm.-Rúst.»
–
A falta de otros homenajes públicos, que,
floreciendo en iniciativas de simpática acogida, no
maduraron en realidad oficial por «tradicionales
obstáculos» de índole municipal íntima, el
catedrático de Literatura de este Instituto señor
Lemus y Rubio, uno de los admiradores más
sinceros sin duda de aquel poeta de nacional
renombre en su género, autor popular a la vez y
selecto, por singular paradoja, ya que no pudo ver
plasmado el homenaje de justicia que en estas
mismas columnas propuso, lo ha realizado personal
y aisladamente, con una generosidad, hija de su alto
concepto de la equidad y la reparación, reuniendo en
pulcro opúsculo, hecho y distribuido a sus expensas,
lo fundamental en los aspectos biográfico y crítico
del agudo escritor, de alma y musa hermosamente
cyranesca, que supo hacer reír con sana franqueza a
tantos lectores y henchirlos a las veces de
sentimental ternura163.
Nuestra generación, si no fuera por este alarde
espontáneo y vindicatorio, acabaría pronto por
olvidar al poeta Carlos Cano, y solamente quizás,
algunos de sus viejos amigos que aun subsisten, y
otros anónimos lectores que recordarán por ventura
el afilado gracejo de tal cual epígrama sorprendido al
dorso de una amarilienta hoja de almanaque
163
El Tiempo, 6-3-1930, p. 1.
180
antiguo, conservarían memoria del distinguido
satírico murciano, celebrado fuera de su tierra que
en ella misma.
En una movida época literaria en que Manuel del
Palacio, Estrañi, Vital Aza, Rodao, Jackson Veyan,
Perez Zúñiga y otros cómicos ingenios españoles,
fuera de Murcia, y dentro de ella y su provincia,
Perní, Frutos Baeza, Julio Hernández y otras
garbosas plumas, cultivaban y sugerían la ingénua y
saludable hilaridad con las donosísimas ocurrencias
y fáciles versos de sus colaboraciones y libros, el
serio y pundonoroso militar, cuanto amenísimo
escritor Carlos Cano, logró llamar fuertemente la
atención con sus rasgos felices y acusados de
humorismo y las finas sales de que saturó sus rimas
y estrofas cortas.
El señor Lemus, maestro avezado y autorizado en
la monografía y la crítica literarias, como es notorio
por sus otras publicaciones, aun luchando con la
imposibilidad material de completar todos los datos
a que sus escrupulosos hábitos de escritor le
llevaran, por haberse agotado algunas de las
ediciones primeras de obras del poeta, de hallazgo
ya casi imposible, ha reunido todos cuantos datos
pueden ser constructivos de un definitivo y serio
estudio de este poeta que para él, por lo que vemos y
confiesa, tuvo siempre, tan especiales encantos.
El capítulo primero recoge, con los documentos
personales investigados, los datos autobiográficos
que andan diseminados en versos sueltos del poeta,
y cuantas noticias, por referencias familiares, ha
podido allegar en torno de la persona, interesante
por muchos conceptos (carácter, vocación,
aptitudes...) de don Carlos Cano.
El segundo, breve análisis bibliográfico con
atinados comentarios críticos, nos determina el
número y calidad de las obras poéticas editadas, con
el detalle suficiente, y amén de composiciones
181
sueltas y de importancia que quedaron fuera del
sabroso cercado de los libros en circulación de autor.
Buena labor en la que presenta la más pulida faceta
de cada poema de más relieve. Aquí, el certero juicio,
en frases precisas y ponderadas y la recolección de
opiniones encomiásticas que el poeta inspiró a
autores y críticos contemporáneos, campean y
destacan, definiendo perfectamente la silueta
literaria del celebrado poeta.
Merced á este breve trabajo del docto profesor
señor Lemus, esta silueta cobra nueva vida y, pasado
mucho tiempo, será facil al historiador futuro de la
literatura murciana saber de Carlos Cano lo más
personal y culminante, que ha quedado en este libro
fijado de modo permanente, sin temor ya á que el
tiempo hiciera mas desvaído é impreciso el retrato
prócer y acentuado de aquel autor que tenia un filón
de ingenio y un tesoro de corazón, de hombria de
bien, de fé cristiana y patriotismo; de aquel vate de
tanto talento y alacridad, al que se podia aplicar el
juicio del humanista Escalígero sobre el jocundo
Marcial: «cultissimuspöeta atque ingeniosissimus».
Felicitamos al autor de tan primoroso estudio
que, con su novedad y su oportunidad, ha venido á
cubrir un lamentable vacío de la justicia y que, hecho
en honor de un murciano, con propio esfuerzo
económico, por un autor que no lo es por naturaleza,
aunque ya casi lo sea por afectos, adquiere un valor
verdaderamente insólito.
Andrés Sobejano
182
3.14 El Tiempo
–
DON CARLOS CANO Y NUÑEZ
El catedrático de Literatura de este Instituto
Provincial nuestro querido amigo don Pedro Lemus
y Rubio ha publicado un pequeño volumen que
titula «Apuntes Biográfico Criticos» de uno de
nuestros mas ingeniosos poetas, don Carlos Cano,
como homenaje a su memoria164.
Por lo pronto uno de los mayores éxitos que
nuestro amigo ha de apuntarse es el de haberse
agotado rápidamente la edición.
El señor Lemus ha tenido el generoso rasgo de
hacer la edición a su costa y dedicarla al
Excelentisimo Ayuntamiento, no sabemos si con esa
fina ironia que es la caracteristica de nuestro
cariñoso amigo.
Recordamos todos, que se formó una junta para
elevar un busto al eximio poeta; que el ayuntamiento
aceptó la idea, y se adoptó el acuedo de hacerlo con
la ayuda municipal, que hasta, si mal no
recordamos, hubo de donar el marmol para que se
llevara a efecto la obra.
Después, lo que pasa con dolorosa frecuencia, el
olvido, la indiferencia, y la apatia características de
la raza, y del clima, echaron sobre esos acuerdos del
municipio el polvo del olvido y este excelente amigo
fervoroso admirador del poeta ha tenido ese rasgo y
esa humorada, que si no ha tenido esa finalidad,
nosotros se la damos, como justa compensación de
un descuido inexplicable y para endulzar la
amargura con que ha tenido que soportar el silencio
y el vacio de su iniciativa.
El señor Lemus, colaborador nuestro, y que hizo
el honor de publicar algunos de sus trabajos sobre el
164
El Tiempo, 18-3-1930, p. 2.
183
ilustre biografado en nuestras columnas, refleja con
singular acierto esa parte intima, referente al
hombre, apoyandose con frecuencia en la autoridad
de un admirador y biógrafo, del señor Cano, D.
Antonio Alcalde Valladares.
Su labor crítica en cuanto se relaciona con la obra
literaria no es menos concienzuda y selecta: En ella
se destaca con tanta fuerza el ingenio y el sano
humorismos del poeta, que aun los mas exigentes
tienen que rendirse ante esos brotes de gracia
singular, a veces no exenta de delicada melancolia:
Los que ven que cultivo
la chirigota
creen que entre bromas
vivo en mi centro
sin ver que en la amargura
que mi alma embota
cuando río por fuera,
lloro por dentro.
Don Pedro Lemus ha ido recogiendo con cariño
verdaderamente intenso todos los rasgos que fijan-y
destacan la personalidad del poeta sirviéndose de un
verdadero, arsenal de datos hijos de la erudición
unos, y del examen crítico los demás.
La obra realizada por el señor Lemus acerca de
este ingenioso poeta murciano es de las que merecen
un sincero elogio, por ser un tributo de justicia y por
ser rendido por quien no le unieron cou el
biografiado otros lazos que los de la admiración.
Con su trabajo el señor Lemus ha demostrado su
cariño a Murcia recordando el deber en que se halla
esta de honrar merecidamente su memoria del
ilustre biografiado.
Conste nuestro reconocimiento al señor Lemus
por la atención de enviarnos un ejemplar.
184
3.15 R. de los Reyes
“Don Carlos Cano y Núñez”.
–Apuntes biográficos, por Pedro Lemus y
Rubio.
Conservamos de don Carlos Cano un recuerdo
amable. Lo conocimos ya viejecito, enjuto, con una
gran resistencia a doblegar su fina tiesura al peso de
los años. Se sostenía derecho, y el esfuerzo ponía un
oscilar temblón en su marcha. Hablaba con voz
apagada, con ligereza caudalosa, que a veces le hacía
atropellarse ininteligenciando la expresión165.
Su figura, sencilla en su correcta sobriedad,
ocultaba modestamente–sin negarlos, claro es–los
rasgos esenciales de su doble personalidad: el
militar y el poeta. Era cortés–de una cortesia
extremada–cristiano, hasta en sus ademanes,
ingenioso en su charla... Y aprensivo. Supimos
entonces, y siempre asociamos esta cualidad a su
recuerdo, que era aprensivo, muy aprensivo. Lo que
no pudimos saber eran las causas, como no
supusimos aquellas por las que hacía poesías
festivas.
Un día dejamos de verle… Estaba enfermo;–¡tan
aprensivo!–pensamos que ello no sería nada. Y se
murió.
Fué nuestra tristeza–no nos unían a él lazos de
intimidad–esa tristeza pálida y perdurable que
sentimos por las cosas que nos parecen injustas
aunque no nos afecten. Nos placía siempre el
encuentro con aquel viejecito, nos deleitaba su
charla amena y juvenil... Sabíamos que era bueno,
piadoso e inteligente. No debió morir, si en tales
165
La Verdad, 28-3-1930, p. 1.
185
casos no estuviera al otro lado de la vida Dios,
justificando el hecho.
Don Carlos Cano era en España uno de los poetas
más leidos de su época. Las ediciones de sus libros
se repetían. En Murcia hizo una labor intensa,
superior a las posibilidades del ambiente. Editó una
revista–“Mosaico”–única en nuestra literatura
murciana. Por esto tal vez, cuando murió, no tuvo
grandes homenajes, ni se pensó en reeditar sus
obras, casi todas agotadas, ni existe–lo creemos así–
ninguna calle que tenga su nombre. Realmente no
necésitaba nada de todo esto tan pequeño y teatral:
estaba su prestigio muy por encima.
Han pasado los años. Alguna vez, de nuestras
estanterías hemos tomado, para ojearlo de nuevo,
cualquier libro suyo, y siempre hallamos una frase
aguda, un concepto ingenioso o un motivo de
emoción sincera y pura. Sin embargo, su figura se
nos iba del alcance de la imaginación; sobre sus
versos caían,–como la nieve sobre la nieve–una
espesa capa de otros y otros más a tono con la vida
moderna. Y ya en el tiempo, la línea pálida de los
lomos de sus obras, en un rincón de las bibliotecas,
iba a ser la losa que cerrara su recuerdo... Cuando
nos llega un folleto que es como una exhumación, o
mejor: como una revelación. Se llama “Don Carlos
Cano y Núñez” y está escrito, irreprochablemente
escrito, por don Pedro Lemus y Rubio, catedrático
de literatura en nuestro Instituto. Y en este folleto–
¡tal su virtud biográfica!–se yergue de nuevo,
actualizándose con rasgos inéditos, don Carlos Cano,
aquél viejecito terne y simpático, que tenía una
honda melancolía en el semblante y que ahora
sabemos–se nos revela en este libro–que fué poeta
humorístico por una necesaria reacción de su
espíritu, atormentado por la adversidad que llenó
toda su vida; y ahora sabemos que fué aprensivo por
un temor siempre expectante, ante el dolor que iba
arrebatando de su lado a los seres más queridos...
186
En este folleto minucioso y ameno se nos da algo
que ignorábamos del poeta; se nos da, junto a la
visión exacta de su obra, la silueta de su vida tan
limpia, tan correcta, tan piadosa y emocional como
aquélla.
Agradezcamos a don Pedro Lemus esta obra, con
la que rehabilita de nuestra ingratitud a uno de los
más brillantes, significados y valiosos poetas
murcianos.
R. DE LOS REYES
187
3.16 José María de Cossio (1960)
Cincuenta años de poesía española (18501900)
Carlos Cano y Núñez, nacido en Murcia en 1846, fue
jefe del cuerpo de Artillería, y desde muy joven
mostró su inclinación a las letras166.
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COSSIO, José María de (1960). Cincuenta años de poesía
española (1850-1900). Espasa-Calpe S.A. Madrid, pp. 793-
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