Academia.eduAcademia.edu

222 2023 Carlos Cano: Biografías

2023, Biografías

Biographies of Carlos Cano.

El poeta Carlos Cano y Núñez (1846-1922) Hijo de padres blanqueños Biografías Tomo XVII Estudio, compilación y notas de Govert Westerveld Carlos Cano y Núñez (1846-1922) Poeta murciano de padres blanqueños - «Biografías» Tomo VXII Estudio, compilación y notas de Govert Westerveld I II Carlos Cano y Núñez (1846-1922) Poeta murciano de padres blanqueños - «Biografías» Tomo VXII Estudio, compilación y notas de Govert Westerveld III SJSlT6aRfBeJo9E1 December 6, 2023 at 3:11 AM Carlos Cano y Núñez (1846-1922). Poeta murciano de padres blanqueños. «Biografías»Tomo VXII. Estudio, compilación y notas de Govert Westerveld © Govert Westerveld Cronista Oficial de Blanca (2002-1919) Hispanista de la Asociación Internacional de Hispanistas Historiador Oficial de la Federación Mundial del Juego de Damas (FMJD) Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser usada o reproducida en ninguna forma o por cualquier medio, o guardada en base de datos o sistema de almacenaje, en castellano o cualquier otro lenguaje, sin permiso previo por escrito de Govert Westerveld, excepto en el caso de cortas menciones en artículos de críticos o de media. All rights reserved. No part of this book may be reproduced or distributed in any form or by any means, or stored in a database or retrieval system, in Spanish or any other language, without the prior written consent of Govert Westerveld, except in the case of brief quotations embodied in critical articles or reviews. ISBN: 978-1-4466-4072-2 Hard cover (Lulu.com) eBook: without ISBN IV Dedicación Dedico esta obra al pueblo blanqueño y ojalá que en ella encuentren algunas respuestas para la comprensión histórica local. V Prólogo Carlos Cano y Núñez era un murciano ilustre, militar distinguido y que ocupa además un puesto importante, adquirido por su innegable valía y por su genio, en la república de las letras. No deja de ser importante, aunque más en calidad que en cantidad, la producción literaria de D. Carlos Cano; así no es de extrañar que por la singular corrección de la frase y del estilo, por la naturalidad de los pensamientos, que resalta en todas sus composiciones, la ternura y delicadeza de los sentimientos y la magistral armonía de sus versos, obtuviese premios en los diversos certámenes literarios. Nuestro poeta escribió muchos libros, los cuales son muy difíciles de hallar en las bibliotecas de Murcia. Peor aún, no se encuentran en otras bibliotecas españolas. Viendo que los padres de este poeta eran de Blanca – un vergel de artistas - y que Carlos Cano pasaba sus vacaciones en su hacienda en Runes y en el campo de Blanca, decidí cambiar totalmente esta penosa situación. Y continuando con mi afán de publicar libros sobre Carlos Cano y Núñez, le toca ahora el turno a las distintas personas que escribieron sobre su vida. Es decir, el volumen XVII titulado «Biografías». Agradezco al blanqueño Antonio Parra Valiente por haberme facilitado parte del árbol genealógico de Antonio Cano Sánchez. También estoy muy agradecido por la ayuda del blanqueño Francisco Cano Trigueros con respecto a la información y foto facilitada de la cueva de la Mascoba. Finalmente, mis gracias al Cronista Oficial de Blanca, Ángel Ríos Martínez, por sus informaciones eclesiásticas y fotografías de Blanca. Govert Westerveld VI CONTENIDO 1 BREVE BIOGRAFÍA......................................... 1 1.1 La expulsión .............................................. 2 1.2 El poeta Carlos Cano y Núñez .................. 11 1.2.1 Obras escritas: ................................... 12 1.2.2 El olvido de Blanca .............................15 1.2.3 El árbol genealógico de Carlos Cano .. 16 1.2.4 Tragedias familiares........................... 19 1.3 El transporte en aquellos años ................ 24 1.4 La Peña Negra de Blanca ......................... 30 1.4.1 La Cueva de la Mascoba ..................... 31 1.4.2 La leyenda de la Peña negra ............... 32 1.4.3 La Peña Negra en versos .................... 36 1.4.4 La Peña Negra.................................... 36 1.5 La mágica Blanca .................................... 40 1.5.1 ¡ Mi Blanca !....................................... 47 1.5.2 Tú y yo. .............................................. 48 1.5.3 ¡Mi Blanca! ........................................ 49 1.5.4 Historia antigua ................................. 50 1.5.5 Contrastes .......................................... 52 1.6 El río Seguro y los arroyos ....................... 54 1.6.1 La flor de la pureza ............................ 57 1.6.2 Nostalgia. ........................................... 59 1.6.3 El Valle .............................................. 61 1.6.4 La Noche ............................................ 61 1.6.5 Nostalgia. ........................................... 63 1.6.6 Cosas de la edad ................................. 66 1.7 La religión ............................................... 67 1.7.1 Crónica dominguera. ......................... 67 1.8 Final ........................................................ 70 1.8.1 Poemas publicados en:........................ 71 2 BIOGRAFÍA POR LEMUS Y RUBIO .............. 75 VII 3 OTRAS BIOGRAFÍAS Y NOTICIAS.............. 133 3.1 Noticias ................................................. 134 3.2 Más noticias ........................................... 135 3.3 Explosión en La Ñora ............................ 136 3.4 Biografía de D. Cárlos Cano 1890 ........... 137 3.5 José María Ibañez ................................. 143 3.6 José María Conesa (1922) ..................... 149 3.7 Pedro Lemus y Rubio (1927) ................. 150 3.8 Homenaje a los poetas ........................... 173 3.9 Labor municipal ..................................... 174 3.10 El homenaje a D. Carlos Cano ................ 175 3.11 El Homenaje a D. Carlos Cano ............... 177 3.12 Un nuevo libro y una deuda ...................178 3.13 Andrés Sobejano ................................... 180 3.14 El Tiempo.............................................. 183 3.15 R. de los Reyes ...................................... 185 3.16 José María de Cossio (1960).................. 188 VIII IX Murcia en 1866 X 1 BREVE BIOGRAFÍA 1 1.1 La expulsión Observamos, que en el tiempo de la expulsión, hacia 1613, con 98% musulmanes (cristianos nuevos) y solo 2% de cristianos, Blanca era el pueblo más islamizado del Valle de Ricote y del reino de Murcia1. En el tiempo de expulsión, varias familias blanqueñas se iban a vivir en La Granja, reino de Valencia. Otras se fueron a Mallorca. Gracias a una política más liberal de Felipe IV en 1624, los moriscos dejaron de ser perseguidos y pudieron volver a sus lugares natales. De esta forma, muchos entraron otra vez en Blanca, y el resultado fue que los cristianos, a quienes las autoridades murcianas habían puesto en Blanca para el control, salieron poco a poco de allí. Así, el pueblo volvió otra vez a ser un pueblo musulmán de cristianos nuevos, igual a como era antes de la expulsión, pero con muchos menos habitantes. El Valle de Ricote era el último lugar de la expulsión en España y la fatalidad de los desdichados moriscos2. Este lugar, de los seis pueblos moriscos (es decir, Abarán, Blanca, Ojós, Ricote, Ulea y Villanueva), fue simbolizado en el personaje de Ricote por el gran escritor Miguel de Cervantes Saavedra, en el segundo tomo de su obra El Quijote, en el año 1615. Para expresar el Valle de Ricote, más 1 WESTERVELD, Govert (2002). Blanca el Ricote de don Quijote. Expulsión y regreso de los moriscos del último enclave islámico más grande de españa. Años 1613 – 1654. En colaboración con Juan Romero Díaz y Ángel Ríos Martínez. 2 Término usado por las autoridades para los habitantes del Valle de Ricote, a pesar de que ellos resguardaban aún los privilegios de mudéjares concedidos por los Reyes Católicos. Los mudéjares del Valle de Ricote se hicieron bautizar voluntariamente en 1501, antes del bautismo forzoso en 1502. En realidad, fueron cristianos nuevos con iguales derechos que los cristianos. 2 bien convertido en el Valle de las lágrimas, Cervantes transformó el topónimo Ricote, es decir los moriscos del valle de Ricote, en el onomástico, por la decisiva razón de que el morisco del valle es, a su vez, un ejemplo de víctima inocente. Advertimos entonces que los hombres blanqueños de 1613 no quisieron casarse con las mujeres cristianas; en cambio, las mujeres blanqueñas no se opusieron a tener un marido cristiano, para de esta forma evitar el terrible destierro que les esperaban. Más de un cristiano vino a Blanca casándose con una cristiana nueva, para quedarse con las propiedades de la familia musulmán. Es así que poco a poco vemos más cristianos en Blanca, pero el cambio iba muy lento, porque en 1654 aún el 80% del padrón de la iglesia eran cristianos nuevos o musulmanes. Algunos de los cristianos nuevos, los que tenían una mejor posición económica, intentaron obtener títulos de nobleza. Podemos observar esto en el Marquesado de Darrax, en nombre de Francisco Javier de Molina Martínez. Según mi estudio de los árboles genealógicos de este Marquesado, y teniendo en cuenta el «Libro de Milicia3», Francisco Javier de Molina no pudo haber sido de origen cristiano. La concesión de un título nobiliario no siempre estuvo precedida de servicios dignos de recompensa. Las cualidades del ennoblecido ocultan, a su vez, circunstancias desfavorables para su notoriedad, como por ejemplo haber adquirido el título nobiliario tras un desembolso monetario. Es por ello que, para conocer la auténtica naturaleza del titulado, es indispensable estudiar bien los árboles genealógicos de Blanca y sus testamentos, puesto que ya se había observado un testamento falsificado 3 WESTERVELD, Govert (2022). Libro de los autos para el reclutamiento de los soldados de milicia de Blanca (1635-1642). 3 en 1619. Sea lo que fuere, los grupos privilegiados dentro de la comunidad blanqueña intentaron obtener oficios destacados con el fin de hacer desaparecer lo antes posible todo rastro de su origen. Una solución mejor era vivir en las ciudades, porque garantizaba más ingresos y la confirmación de un determinado nivel de aceptación social y la progresiva diferenciación con respecto al grupo étnico de origen4. De esta forma, a mitades del siglo XIX vemos a muchos habitantes salir de Blanca rumbo a Murcia, entre los cuales se hallaban Pedro Cano y Núñez, D.a Maria Josefa Núñez Hernández, Francisco Núñez y otros. La ciudad, que tenía en torno a los treinta mil habitantes a finales del XIX, seguía siendo fiel a su tradición musulmana, aunque apenas quedaran vestigios de esta civilización: presentaba calles estrechas y tortuosas, pequeñas plazuelas y callejones cortos sin salida5. Fecunda ha sido y sigue siendo la tierra murciana en hombres de corazón y de talento; lo cual se explica, pues como dice el gran poeta Francisco Sastre Moreno6: Aquel cielo, aquel clima, aquella exuberante vegetación, aquellas mujeres que llevan sangre mora en las venas y cálidos detellas en la mirada, son intensos motivos de inspiración y fecundos gérmenes engendradores de arta y de suprema intuición de la belleza. 4 CASTILLO FERNÁNDEZ, Javier (1996). La asimilación de los moriscos granadinos: un modelo de análisis. En: Disidencias y exilios en la España moderna. Actas de la IV Reunión Científica de la Asociación Española de Historia Moderna. Alicante, 27-30 de mayo de 1996. Universidad de Alicante, pp. 347-361. Cita en p. 355. 5 BELMONTE SERRANO, José (2002). El Mosáico, una revista murciana del 98. En: Murgetana, No. 106, pp. 133-142, Cita en p. 136. 6 La Verdad de Murcia, 1-12-1932 4 El texto de Francisco Sastre Moreno es del año 1932, pero en el siglo XIX prácticamente nadie en la Región de Murcia osaba escribir las palabras “sangre mora”. Solamente el valiente poeta José Martínez Tornel se atrevió, en 1879, a dar una visión realista de los murcianos mediante el siguiente poema: LOS HUERTANOS EN LA FÉRIA. – Todavía, al fin del siglo7 del vapor y de las ciencias, la gente de la ciudad y la gente de la Huerta forman en Murcia dos pueblos, como si dos castas fueran. Yo no sé en lo que consiste esta aberracion añeja: una misma es nuestra fé, idénticas nuestras creencias, las mismas nuestras costumbres, igual nuestra parentela. De Castilla y de Aragon viene nuestra descendencia, y, si aun queda sangre mora salpicada en esta tierra, hay la misma en la ciudad que en el monte y en la vega. ¡Pobrecicos de mi vida huertanicos de la huerta, los que el sol de Agosto abrasa y el viento de Enero hiela, yo os quiero con toda el alma pues mi sangre es de la vuestra! La gente de aquí de Murcia que á vosotros os desprecia, 7 Diario de Murcia, 9-9-1879 5 miradlo bien, es la plebe, plebe de manta ó chistera. Desde el sucio matachin que en las Ericas copea, hasta el chalan gitanesco que las burras os afeita, pasando por el silvante, por el curial sin conciencia, por la rabanera innoble y la señorita enteca, la polilla escribanil y la tropa alguacilesca…. está la escala enemiga, que á los huertanos afrenta. Los señores, que lo son, la cristiana clase media, todos los que echan garbanzos honrados en la puchera, no atropellan al huertano, no los matan por la renta ni les embargan el trigo, los bueyes, ni la carreta. No son esos los que dicen: «Chico, no voy á la féria »porque este dia es el dia »de la gente de la huerta.» Ni los que dicen estúpidos con la guasa rabalesca: «Anoche estaba «la Rusia» »entera por la Glorieta.» Sin el dia de la Virgen, ¡qué seria nuestra féria? Está, la Glorieta, hermosa en esas noches selectas, en que damas y galanes sedas y joyas pasean; cuando las luces del gas los brillantes reverberan, y se perfuma el ambiente 6 de aromáticas esencias; cuando en dulce discreteo las amorosas parejas, hablando mas con los ojos, dicen mucho con la lengua; pero, el dia de la Virgen, aquella tarde soberbia, en que la Subida al Puente, todo el Carmen, la Alameda. el Arenal en Redondo y el Salon de la Glorieta están inundados, llenos por la gente de la Huerta….. aquella tarde es la tarde mas alegre de la féria. Allí lucen las huertanas de sus moños la ancha trenza, las puntillas delicadas sobre sus carnes morenas; los refajos carmesíes bordados de lentejuelas, los pañuelos amarillos, las arracadas de perlas, la cruz de vidrio en el cuello, el pañuelo en la cadera y en sus manos soleadas el tallo de albahaca fresca. Allí, entre aquel oleaje de tanta y tanta belleza, descuellan exhuberantes, robustas, sanas y llenas: la alcantarillera hermosa, la gentil algezareña, la de Aljucer, pequeñita como el grano de pimienta; la del Palmar, lirio hermoso de Sangonera la seca; las que tegen pobres Cintas 7 en el llano de la Alberca; las de Alquerías famosas, las de Beniajan modestas, las chumberas del Cabezo, Monteagudo y Santomera; las que echan siempre por Churra, ancho camino de veras; las de Santiago y Zaraiche, Albatalía, Arboleja, las Flotas, los «Jabalises», Macias-coque, la Vux-negra, Puente de Tocinos, Raya, Eralta, Belchí, Nonduermas, Puebla de Soto, la Ñora, Rahal, Tarquinales, la Urdienca, Espinardo, La Azacaya, Garres y Rincon de Seca... todas contentas, alegres, buscando sitio en la féria donde bailar con sus novios, al compás de la vihüela, dos ó tres coplas, lo menos, de parranda ó malagueña. ¡Huertanica de mi vida! tú, que partes las Almendras con tus dientecitos blancos en tu boquita pequeña, que bebes la horchata en vaso y ves el mundo por fuera; no quiera Dios que los ojos te se llenen en la féria, y el corazon te se turbe y se pierda tu cabeza: mejor es que tornes pronto á tu barraca modesta, y allí, sentada á la sombra de aquella vetusta higuera, dándole trigo en tu mano á los polos de tu «llueca», 8 cantes con voz poderosa cien veces la copla aquella: «Valen mas los «zaragüeles» de los mozos de la huerta que todos los luchuginos, que pasean la Glorieta.» Precisamente esta mezcla de sangre (cristiana, judía, árabe y bereber) y cultura (romano, greco y árabe) fue la que la Córdoba de España adelantó con varios siglos el renacimiento italiano, hasta el punto en que para el año 1500, por su sabiduría, estaba adelantada 30 años a los demás países europeos. Poco a poco, otros poetas comenzaron a pensar en la «sangre mora» como herencia nostálgica de tiempos lejanos. De esta forma, en 1906 vemos aparecer el siguiente poema de Pedro Jara Carillo8: SANGRE MORA Dejó su sangre mora el africano metida en las arterias de la vega; esa sangre bendita con que riega la sultana de abril su fértil llaño. Corriendo igual que en el tejido humano, el agua al cauce su caudal entrega y el cauce al corazón del suelo llega con la fiebre del gérmen soberaro. Crece en el seno de la vega ardiente al latir de la sangre transparente que aumenta de la fiebre los ardores. 8 El Liberal de Murcia, 8-9-1906, p. 3. 9 Hasta que estalla el corazón sangriento y cubre el pecho de la tierra un lento llover de manchas de cuajadas flores. P. Jara Carrillo Volviendo a Blanca, este pueblo modesto, tan bello como desconocido de la mayor parte de los viajeros, es tan rico en recuerdos históricos, como en costumbres que mantienen viva la memoria de sus últimos pobladores, los hijos del Profeta. Y si a mi fuera dado copiar, en cuadernos fieles, estos usos a que me refiero, podría conocer el lector hasta qué punto es cierto lo que digo, á saber, que parece abrigar todavía en su seno restos de la familia de los que salieron de España con la pérdida de Granada (1492) y en tiempo de expulsión (1613) Otro poeta, Francisco Orcajada, habla de moriscos guerreros y sultanas, mencionando la «sangre mora». A final del poema, no olvida al rey Jaime I de Aragón9: MURCIA EN TUS NOCHES DE LUNA ¡Noches en que apareces soñadora entre brujos reflejos y cendales de luna! ¡Blancas noches ideales que realzaron tu gracia encantadora! ¡Noches de cielo azul! ¡En esa hora que perfuman tus verdes naranjales y entre vagos recuerdos orientales surge el fantasma de tu sangre mora! 9 El Liberal de Murcia, 28-6-1917, p. 1. 10 … Y vuelven otras épocas lejanas de moriscos guerreros y sultanas que ni sombras son ya ni polvo són... Cuando de tus murallas a la vista soñaban estas noches tu conquista, las huestes de Don Jaime de Aragón. FRANCISCO ORCAJADA. 1.2 El poeta Carlos Cano y Núñez Cano y Núñez, Carlos. Murcia, 19.IX.1846 – 2.VIII.1922. Militar y poeta que a veces escribió bajo el seudónimo de Carolino10 y en el tema de Charadas en el Diario de Murcia usó simplemente la letra “H”. Hijo de Pedro Cano y Núñez y Josefa Núñez y Hernández. Realiza estudios brillantes en el Instituto de Segunda Enseñanza de Murcia y continúa su formación siguiendo la carrera militar, ingresando en febrero de 1863 en la Academia de Artillería de Segovia. En 1875, se casó en Murcia con Amalia Cathalan y Molina, con la que tuvo siete hijos, de los que solo sobrevivieron tres: Dolores, José María y Antonio. Desde entonces, recorrió toda la geografía española en distintos destinos militares, regresando a Murcia siempre que le era posible, donde realizó dos largas estancias, la primera entre 1882 y 1885, al frente de los talleres de la fábrica de pólvora de Murcia, cuyas voladuras del 19 de junio de 1882 y del 20 de agosto 10 Ejemplos: La Paz de Murcia, 23-1-1866, p. 1.; 21-3-1866, p. 1.; 45-1866, p. 1.: 22-5-1866 y otros. 11 de 1883 le valieron la concesión de la Real Orden y la Cruz Roja del Mérito Militar por su comportamiento ejemplar. Publica sus poesías en muchísimos periódicos y revistas. Las diversas ediciones de sus libros se ocupan de reunir sus colaboraciones poéticas publicadas previamente. En 1887 es nombrado comandante y dos años después regresa a Murcia para instalarse allí de forma definitiva. En 1893 alcanza el puesto de teniente coronel de la Armada de Artillería, para luego retirarse del servicio tres años después. Por orden real le fue concedido el retiro provisional en 1896 para Murcia, para cobrar mensualmente 450 pesetas11. Al año siguiente le fue concedido el retiro12. Fundó entonces la revista Mosaico, en la que colaboraba lo más granado de la poesía española de la segunda mitad del XIX, lo que permite dar idea de las muchas amistades de Cano y el respeto con el que era visto por sus contemporáneos. La muerte de su esposa13 en 1919 lo sumergió en un silencio poético del que no volvió a salir. 1.2.1 Obras escritas: 1-1864 Flores y lágrimas14 2-1867 Ratos perdidos. Establecimiento tipográfico de La Paz. Zoco, 5. Murcia, 153 p. Dedicado a Federico Balart. 11 Las Provincias de Alicante, 23 de marzo de 1896, p. 2. Las Provincias de Alicante, 5 de junio de 1897, p. 2. 13 El Tiempo, 2-1-1919, p. 1. 14 La Verdad menciona 1866, véase: La Verdad. Murcia, viernes 1 de septiembre de 1922, p. 1. 12 12 1883 Necrología del general Valdés. Madrid. (Liberal15) 1886 Versos alegres. Murcia, 31 ó 53 páginas16. 1888 Muestras sin valor. Cartagena, 154 p. 1888 Fruta del tiempo (versos alegres). Madrid, 188 p. Precedidos de una carta de Manuel del Palacio 3-1890 Mocedades. Cartagena, 160 p. 1900 Apuntes del natural. Colección de cuadernos de 32 páginas de «Lecturas Populares17». 4-1902 Fruta del tiempo. Madrid, 220 p. Prólogo de Manuel del Palacio 1903 Hojarasca literaria. Murcia, 92 p. 5-1905 Muestras sin valor. Madrid, 220 p. Prólogo de José Navarrete 1905 Homenaje a la memoria de Federico Balart La niña mimada (comedia, sin editar) 6-1907 En serio y en broma. Paris, 199 p. Segunda edición en Paris, 198 p. 7-1908 Hojarasca literaria - Versos y artículos, 92 p. 15 FERRER, Melchor (1959). Historia del tradicionalismo español. Tomo XXVIII, Volume II. Sevilla, p. 190. 16 La Ilustración española y american, 8-7-1886, página 19 habla de 53 páginas. 17 Mar y tierra (Barcelona), 10-2-1900, p. 16. 13 Sin embargo, no hemos podido encontrar cinco libros de Cárlos Cano: 1864 Flores y lágrimas. Murcia18. 1883 Necrología del general Valdés. Madrid. (Liberal19) 1886 Versos alegres. Murcia, 31 páginas. 1900 Apuntes del Natural. Barcelona. De militar y de paisano.- Recuerdos é intimidades. Un libro quedó en preparación (De militar y de paisano)20. En un libro de 1907 consta 4 de sus libros21, y allí podemos ver que también publicó la obra de Necrología del general Valdés. Como poeta, obtuvo premios en los certámenes literarios de Barcelona, Valencia, Murcia, Lérida, Gerona, Málaga, Nápoles, Toulouse, etc. Fue recompensado con la cruz del Mérito Militar por servicios de guerra, y en virtud de otros especiales fue premiado con los reconocimientos de San 18 Observa Carlos Cano en su libro Ratos Perdidos del año 1867, p. 27: «Esta poesía y las tres siguientes forman parte de la coleccion con el titulo de Flores y Lágrimas publicamos hace tres años. Hoy al reproducirlas lo hacemos privándolas de algunos errores con que entonces aparecieron. —(N del A.).» O sea, Flores y Lágrimas fue publicado en el año 1864. 19 FERRER, Melchor (1959). Historia del tradicionalismo español. Tomo XXVIII, Volume II. Sevilla, p. 190. 20 CANO Y NÚÑEZ, Carlos (1903). Hojarasca literaria Murcia, Imprenta Viuda J. Perelló, p. 95 CANO Y NÚÑEZ, Carlos (1905). Muestras sin valor. Segunda edición aumentada. Librería de Fernando Fé, Carretera de San Jerónimo, 2 - Madrid, p. 208 21 CANO Y NÚÑEZ, Carlos (1907). En serio y en broma. Segunda edición aumentada. Librería Hispano-Americana. Rue de l’Abbé Grégoire, 37. Paris, p. 3. 14 Hermenegildo, Cárlos III é Isabel la Católica. Perteneció a muchas Academias literarias y Sociedades económicas de amigos del país22. Tuvo amistad desde su infancia con Ricardo Sánchez Madrigal. Por otro lado, Pedro Díaz Cassou fue su primo e íntimo amigo durante años. 1.2.2 El olvido de Blanca Los biógrafos del siglo XX se han ocupado muy poco de Blanca, pero sospecho que fue precisamente ese pueblo el que le inspiró enormemente al poeta esclarecido. Por herencia, se la pasaba siempre en la encantadora villa de Blanca, verdadero lugar edenial, en que crecen enlazadas las adelfas al tronco de las palmas africanas y flota perenne la perfumada neblina del azahar en los huertos, a la vez que resplandece la naturaleza con las espléndidas florescencias de un clima tropical, eternamente renaciente y hermosa. En primer lugar, quiero demostrar que Blanca debió tener una enorme influencia durante los años de infancia de Carlos Cano, porque sus padres procedían de esta localidad. Así nos lo aclara la siguiente partida de bautismo23: Del matrimonio de D. Pedro Cano y Núñez con D.a Josefina Núñez y Hernández nació nuestro poeta el 19 de 22 https://dbe.rah.es/biografias/72691/carlos-cano-y-nunez 30-112022 OSSORIO Y BERNARD, Manuel (1903). «Cano y Núñez (Carlos)». Ensayo de un catálogo de periodistas españoles del siglo XIX. Madrid: Imprenta y litografía de J. Palacios, p. 68. 23 LEMUS, Pedro (1930), D. Carlos Cano y Núñez. Apuntes biográficocríticos, Murcia, Est. Tip. José Antonio Jiménez. 15 octubre de 1846, siendo bautizado al día siguiente, según reza la siguiente partida: «En la Ciudad y Prov. de Murcia Obispado de Cartagena a veinte de Octubre de mil ochocientos cuarenta y seis. Yo el infrascrito Cura Teniente de esta de Sn. Lorenzo bautice solamente y crisme a un niño que nacio el día anterior a las cinco menos cuarto de la madrugrada, en la calle de Zambrana hijo legítimo de D.a Pedro Cano, natural de Blanca, empleado en puertas, y de D.a Maria Josefa Núñez, bautizada en Sn. Antolín de esta Ciudad, Abuelos Paternos Antonio Cano y Clara Núñez, ambos del referido Blanca. Maternos Franco. Núñez natural del expresado Blanca, y Antonia Hernández bautizada en Sta. María de esta Ciudad. Se le puso por nombre Carlos, Pedro Alcántara, José, Rarmón, y Lorenzo, fue su madrina D. Antonia Cano Núñez a quien adverti su obligacion y parentesco Espiritual contraido. Testigo José Ayala, dependiente de la Iglesia y en fe de ello lo firme, =sensio =rubricado =Antonio José García= rubricado24». 1.2.3 El árbol genealógico de Carlos Cano Hace 20 años hice muchísimos árboles genealógicos de los blanqueños con gran ayuda del blanqueño Emilio Palazón Cano y del murciano Juan Romero Díaz, para demostrar que muchos volvieron o quedaron en el tiempo de la expulsión25 (1613-1614). Hallé que el verdadero origen del nombre de Cano es 24 Lemus procuró enterarse de lo que en aquella época se entendía por «empleado de puertas», y, según los nietos del D. Pedro Cano, éste era Guarda-almacén de Rentas Estancadas cuando nació su hijo Carlos. La precipitación en el bautizo de nuestro biografiado se explica por el accidente ocurrido el día de su nacimiento. 25 WESTERVELD, Govert (2002). Blanca el Ricote de don Quijote. Expulsión y regreso de los moriscos del último enclave islámico más grande de españa. Años 1613 – 1654. En colaboración con Juan Romero Díaz y Ángel Ríos Martínez. 16 de Blanca26, donde tanto Francisco Cano como Juan Cano figuran en el censo de 1561: Cano ORIGEN: La primera vez que encontramos el apellido “Cano” en Blanca1 es en el año 1561 donde Francisco y Juan Cano figuran en el censo de dicha localidad. El apellido de Cano pudo originarse de un tal Juan Cano2, alcalde mayor de la provincia de Castilla que sentenciaba a principios del siglo XVI que los comendadores tenían facultad de nombrar alguaciles, según vemos en un documento de 1517. Cano era un apellido típicamente blanqueño y no consta en los otros pueblos del valle de Ricote en el siglo XVI con excepción del blanqueño Martín Cano que por su profesión de carnicero se fue a vivir en Abarán. Puede ser que él ó sus hijos se casaran con moriscas de Abarán, porque años mas tarde encontramos a una María Cano Tornero3 de Abarán que se casó el 27 de diciembre de 1630 con Francisco Pinar Marín y un tal Antón Cano que estaba casado con Ana Cobarro4. El caso es que todos los Cano al parecer vienen de Blanca y pensamos que todos los Cano - y hay hoy en día muchos en Blanca – descienden de los moriscos que vivían en Blanca antes de la expulsión. 26 -1. Legajo 132, folio ¿?. Blanca. Padrón de los vecinos de la villa. Año 1561. Archivo General de Simancas, Sección: Expedientes de Hacienda. En: Archivo de la Administración Regional de Murcia, rollo 20. -2. RODRIGUEZ LLOPSIS, MIGUEL (1985). Señoríos y feudalismo en el Reino de Murcia. Los dominios de la Orden de Santiago entre 1440-1515 Universidad de Murcia, Murcia. pp. 321322. -3. RUIZ GÓMEZ, PÁRROCO JESÚS (1997). Recopilación Libro original de registros matrimoniales, Parroquia San Juan Evangelista de Blanca. En la boda de su hija Ana el 25.11.1657 se llamaba ella María Cano Tornero. -4. Protocolo 9353, folio 115 v, año 1640. Ana Cobarro, viuda de Antón Cano. Poder. 17 Sin embargo, mis investigaciones solamente llegaron hasta el año 1750. Felizmente, el blanqueño Antonio Parra Valiente, descendiente de Antonio Parra Atué27, me ayudó y pudo presentarme los nombres que faltaban. En consecuencia, puedo presentar aquí el árbol genealógico de Carlos Cano y Núñez a partir del año 1578: Juan Cano (1578) Magdalena Vega Bustamante (1578) Francisco Cano Vega (1599) María Arcisso (1620?) Martín Cano Rodríguez (1640) Ana María Cano Bartolomé (1644) Gines Cano Cano (1683) María Corral Molina (1689) Juan Cano Corral (1715?) Isabel Sánchez Cano Juan Cano Sánchez (1737/1822) María Antonia Ruiz Alarcón (1739/1818) Antonio Cano Sánchez (1773/1834) Clara Núñez Cano (1777/1864) Pedro Cano Núñez (1814?) María Josefa Núñez Hernández Carlos Cano y Núñez (1846) Amalia Cathalán Molina (1852) Hijos de Antonio Cano Ruiz y Clara Núñez Cano, casados el 8-7-1797 María Antonia 22-3-1797 / 20-8-1854 Josefa 12-11-1799 / 17-12-1875 Antonio Francisco 17-2-1802 / 29-11-1857 José Manuel 10-5-1804 / ¿? Santiago 30-12-1806 / 31-1-1841 Isabel 23-07-1809 / ¿? (pudo morir de niña) María Dolores 19-12-1811 / ¿? “ 27 Investigador de arqueología. Descubrió una ciudad ibérica en Archena “el Necrópolis del Cabezo del Tío Pío”. Algunas vasijas de cerámica que descubrió están en el Museo Arqueológico Nacional. (ABC, 4-1-1956). 18 Pedro 22-2-1814 / ¿? “ María Visitación Josefa 2-7-1817 / 16-3-1880 José Antonio 10-4-1820 / 7-6-1903 Vemos aquí que se desconoce la fecha en que murieron al menos tres de los diez hijos. Estos son: José Manuel, María Dolores y Pedro Cano Núñez. Quizás estos tres hijos se fueron a vivir a Murcia. Pedro Cano y Núñez, padre del poeta Carlos Cano, perteneciente a los oficiales de la tercera clase, a sus 52 años constaba como uno de los muchos cesantes en la Hacienda28. A esa edad, Pedro Cano y Núñez también había promovido el expediente judicial sobre inclusión en las listas electorales para diputados a Córtes29. Murió algunos años más tarde, a la edad de 63 años30. Era difícil hallar la fecha en que murió la madre de Carlos Cano, pero gracias a una sección religiosa en los periódicos sabemos que para el año 1890 su madre ya había fallecido31. Una investigación posterior dio como fecha de su fallecimiento el 11 de mayo de 188632. 1.2.4 Tragedias familiares De los siete hijos habidos en el matrimonio entre Cárlos Cano y Amalia Cathalan Molina fallecieron cuatro, éstos fueron: Carlos María Pedro, que nació 28 Gazeta de Madrid, viernes 13 de abril de 1866, p. 932 Boletín Oficial de la provincia de Murcia, miércoles 31 de octubre de 1866, Número 259, p. 4. 30 La Paz de Murcia, 26-8-1877, p. 4 31 La Paz de Murcia, 9-5-1890, p. 4. (Misa de media hora para Pedro Cano y Josefa Núñez). 32 La Paz de Murcia, 3-6-1886, p. 1. 29 19 el 8 de abril de 1876, y murió el 26 de abril de 1884; José María, nacido el 20 de abril de 1882, y subió al Cielo el 29 de diciembre del mismo año; y Carlos que vió la luz el 15 de septiembre de 1886 y falleció el 29 de abril de 1889; pero la muerte del primogénito, niño de singulares aptitudes y en quien cifraba las más risueñas esperanzas, imprimió en el alma del poeta tan profunda pena que puede decirse le atormentó durante el resto de su vida. Si a estos pesares se agrega el de la inesperada enfermedad y muerte de su hijo Pedro el 26 de diciembre de 1899, cuando estaba próximo a cumplir 22 años (nació el 2 de febrero de 1878), puede colegirse cómo tronchadas en flor las más preciadas ilusiones del poeta, la misma fogosidad de su imaginación le hacía ver constantes peligros amenazadores de la salud y vida de sus más queridos seres. Su hijo Pedro fue enterrado en el panteón familiar en Blanca y las noticias de este triste acontecimiento no faltaron: HERALDO DE MURCIA - ENTIERRO A la edad de veintiun años falleció anteanoche víctima de terrible enfermedad el joven D. Pedro Cano y Cathalan33:, hijo de nuestro estimado amigo el laureado escritor D. Carlos Cano. El entierro del finado, se verificó en la mañana de ayer, con numeroso acompañamiento en la iglesia parroquial de Santa Catalina. Presidían el duelo los Sres. D. Ildefonso Montesinos, D. José de Echevarría, D. Eduardo Poveda, D. Manuel Nolla, D. José Lanzarote, D. Mariano Palarea, D. José Martinez Tornel, D. Ricardo Sanchez Madrigal, D. Antonio Lopez Arteseros y D. Francisco Medina. Llevaban las cintas del féretro los capitanes de artillería Sres. Maceres y Alonso, D. Manuel Mora, D. Mariano Lanzarote, D. Narciso Clemencín Chápuli y D. Francisco Nolla. 33 Heraldo de Murcia, 28-12-1899 20 El cadaver del finado ha recibido cristiana sepultura en el panteón de familia del cementerio de Blanca34. A los afligidos padres, abuelos, hermanos y demás familia del malogrado finado, enviamos la expresión de nuestro sentimiento por la pérdida irreparable que han sufrido, y on la cual solo puedo servirles de algun lenitivo los consuelos de nuestra religión. EL ECO DE CARTAGENA Con verdadero dolor y verdadera sorpresa, hemos sabido hoy, por «El Diario de Murcia», la triste nueva del fallecimiento del hijo mayor de nuestro entrañable amigo el popular poeta festivo Carlos Cano35. Joven de veintiun años, modelo de hijos, jamás quisieron sus padres separarse de él como si adivinaran (aun á pesar de la buena salud de Perico) el próximo fin que le aguardaba. No tenemos frases para sintetizar la parte activa que tomamos en la pena sin límites de los padres á quienes la muerte acaba de arrebatar el alma entera. Sabemos los horribles sufrimientos del pobre Carlos Cano y de su virtuosa compañera, que junto al que ya no exíste, han visto transcurrir los meses que median de septiembre acá, tiempo que ha durado la dolencia del hijo que lloran. El alma de éste está en el cielo. Que Dios se apiade de los desdichados padres y les dé resignación y salud para poder attender á los otros pedazos de su alma, es lo que pide al Supremo Hacedor de todas veras, la redacción de EL ECO. La esposa de Carlos Cano, doña Amalia Cathalan y Molina, falleció el 1 de enero de 191936. A raíz de la inesperada muerte de su esposa, nuestro poeta sufrió la pesadumbre de un dolor abrumador, que enlutó para siempre su feliz hogar. Su esposa era una dama bastante caritativa y de un trato muy 34 Este cementerio con el nombre de Nuestra Señora de los Dolores, data de 1896. (Con agradecimiento a Ángel Ríos Martínez). 35 El Eco de Cartagena, 27-12-1899, p. 2. 36 El Tiempo, 2-1-1919, p. 1. 21 afable, por lo que su muerte causó un sentimiento profundo en las numerosas amistades37. En consecuencia, Carlos no se recuperó de la muerte de su esposa. Fue el golpe definitivo para él, tras la muerte de cuatro hijos. A veces se dice que el tiempo cura todas las heridas, pero para Carlos el duelo no tenía un punto final. En cambio, sí significó el fin definitivo de escribir poesía. Carlos Cano y Núñez falleció el 1 de agosto de 192238. Letras de luto – Defunción y entierro El pasado sábado dejó de existir la virtuosa señora doña Antonia Cano39, viuda de Lanzarote. La finada fue modelo de madres y de esposas y en esta población gozaba de grandes y merecidas simpatias por su bondad y por su carácter afable y sincero. De honda convicción cristiana se distinguió por la práctica de sus virtudes, teniendo para los desvalidos una protección decidida y generosa. Su muerte ha causado en sus numerosas amistades un sentimiento profundo, habiendo desfilado por su domicilio infinidad de personas de todas las clases sociales que se han asociado al duelo de sus hijos y demás familia que les han significado su pesar por la desgracia que les aflige. Su entierro verificado en la mañana del domingo, fué una sentida y numerosa manifestación de duelo en la que vimos personas de todas las clases y condicioines, que acudieron a rendir este último homenaje a las virtudes de la finada. La inhumación del cadáver tuvo lugar en el panteón de la familia de campo de Blanca. Descanse en paz la bondadosa señora y reciban sus afligidos hijos don José, doña Mercedes, don Felix, don 37 Liberal de Murcia, 5-1-1919, p. 2. El Tiempo, 2-8-1922, p. 2. 39 El Tiempo, 5-2-1924, p. 1. 38 22 Mariano, doña Aurora y doña Angeles la expresión de nuestro pésame más sentido y al pedir nuestros lectores una oración por el descanso eterno de la finada pedimos tambien para sus hijos las fuerzas necesarias para sobrellevar su desgracia. Letras de Luto40 – D. Carlos Cano Ayer recibió santa sepultura el cadáver del que fué popular poeta don Carlos Cano. La literatura murciana y aun la española ha perdido a uno de sus mas valiosos elementos, yéndose con él acaso la última sonrisa de aquella musa fácil y festiva que regocijó una época, en que el florecimiento de las letras tenía una pléyade de escritores que se llamaron Leopoldo Cano, Eusebio Blasco, Manuel del Palacio, etc., etc. Colaboró en gran número de revístas de Madrid y provincias y deja varios libros en los que campea su siempre fresca y regocijante inspiración. Como particular, don Carlos Cano era sencillo, amabilísimo, de grandes simpatías y muy querido de sus numerosas amistades. Y como militar disfrutó de gran reputación como hombre estudioso, de gran inteligencia y pundonor, estando condecorado con gran número de cruces y distinciones honoríficas. La muerte del señor Cano ha sido muy sentida, especialmente en Murcia donde se le quería por todas las clases sociales. Descanse en paz el alma del ilustre poeta y militar y reciban sus afligidos hijos doña Dolores, don José, doña María y don Antonio; hijos políticos don Angel Niño, doña Josefa Castillo y doña Soledad Calderón; (…), hermano don Antonio, hermanos políticos y demás familia la expresión de nuestro sentido pésame. 40 El Liberal, 3-8-1922, p. 2. 23 1.3 El transporte en aquellos años Entre los años 1846 y 1860 no hubo un ferrocarril hacia Murcia, por lo que la familia Cano estaba obligada a usar como transporte a Blanca un carruaje de camino, de cuatro ruedas, que hacía un servicio regular entre las poblaciones. Viajes de este tipo no fueron sin peligro. Por ejemplo, el 6 de marzo de 1822 fueron robadas más de 200 personas en el puerto de La Losilla. Los ladrones eran 37. Esto causó la ruina y miseria de 20 familias en este lugar41. En 1840, el maestro de posta en el puerto de La Losilla era José García42. Él era el responsable de las paradas de postas en que se realizaban los cambios de caballos y la asignación de postillones para los correos, viajeros o ganaderos. Por otro lado, se procuraba tener por la noche una luz en la cuadra y otra en el zaguán. El viaje entre Murcia y Blanca podía durar perfectamente 4 horas. La gente solía salir de Murcia a las 6 de la mañana, llegando a Lorquí a las 7.30 horas y al puerto de La Losilla a las 9 horas de la mañana43. Luego, el transporte del Puerto de La Losilla a Blanca o al campo de Blanca (Sierra de la pila) llevaba otra hora de viaje. Con la llegada de la línea ferroviaria entre Madrid y Cartagena, a partir de 1863 Carlos Cano pudo viajar a la estación de Blanca mediante el tren. Una vez llegado a la estación de Blanca, pudo tomar cualquier transporte de coche y caballos, o una tartana para llegar a Blanca, puesto que entre la estación de Blanca y el pueblo de Blanca hay una distancia de unos 10 kilómetros. Habiendo abandonado la carrera militar, Carlos Cano tomó la 41 Chismoso, el 11-3-1822, p. 95 Boletín Oficial de la provincia de Murcia, 28-7-1840, p. 3 43 Boletín Oficial de la Provincia de Murcia, 28-12-1849, p. 1 42 24 decisión de vivir en Murcia. Sabemos que Carlos Cano se desplazó durante muchos años a su hacienda del Runes en la huerta de Blanca44, con el fin de pasar más de una vez la temporada de verano. Probablemente hacienda (en rojo) de Carlos Cano y Núñez en Runes en la huerta de Blanca, cerca de Darrax (c. 1920). Foto: Gentileza de Concha Cano Ríos. Al parecer también estuvo en su hacienda en el campo de Blanca, porque un periódico nos hace saber que Don Cárlos Cano tuvo gravemente enferma de difteria, en su casa del campo de Blanca, a su hija única, niña de pocos años; pero afortunadamente ella se restableció completamente. Grandes elogios fueron hechos al médico de Abarán, el Dr. Gómez45. Nuestro poeta se enfermó en más de una ocasión. Entonces pidió licencia para irse a sus posesiones en 44 La Paz de Murcia, 22-7-1886, p. 1. Heraldo de Murcia, 9-7-1899, p. 2; 24-8-1899, p. 2.; 23-7-1901, p. 2. 45 Diario de Murcia, 8-8-1886, p. 3. 25 Blanca para reparar su salud46. Esa vez fue a la hacienda que tenía en el campo de Blanca para regresar a Murcia después de una estancia de 6 semanas47. Como observamos en una noticia48, su hermana Antonia Cano [y Núñez], también se desplazaba a Blanca: Ayer salió para sus magníficas posesiones del campo y la huerta de Blanca, la Excma. Sra. Doña Antonia Cano, de Lanzarote, y su bellísima hija Aurora, con objeto de pasar la temporada de verano; y el próximo día 7, llegarán también, procedente de Madrid, á las citadas posesiones sus hijos los jóvenes tenientes de Administración Militar D. José y D. Mariano Lanzarote y Cano é hija política Doña Mercedes Escartin Saravia. Deseamos a dicha distinguida familia un feliz verano. El paraje de Runes con la hacienda de Cárlos Cano y Núñez en 1897 Foto: Talleres Furnells - Barcelona 46 La Paz de Murcia, 7-8-1889, p.4. La Paz de Murcia, 3-9-1889, p. 1. 48 Diario de Murcia, 4-7-1901, p. 3 47 26 La familia no solía estar solamente en el pueblo, sino que también les gustaba estar en el campo de Blanca. Fue precisamente en este lugar donde falleció el marido de doña Antonia Cano y Núñez49, cuñado de Cárlos Cano y Núñez. Entre 1896 y 1898 vemos aparecer un semanario ilustrado, titulado «El Mosaico», bajo la dirección del ilustrado escritor. D. Carlos Cano. Dicho semanario llevaba trabajos inéditos de eminentes escritores y poetas, así como grabados y fotografías. Tanto era su amor por Blanca que Carlos Cano hizo saber en su semanario50 que le había encargado a los talleres del Sr. Furnells, de Barcelona, que sacara una foto de la huerta de Blanca: Por último, debemos anunciar para regocijo de sus lectores, que El Mosaico, entre otros amenisimos trabajos publicará en breve dos interesantísimas leyendas del eximio escritor don Pedro Diaz Cassou, una de las cuales irá ilustrada con la vista de la siileria del coro de nuestra Catedral, fotograbada en los talleres del Sr. Furnells de Barcelona, á quien tambien hemos encargado la fototipia de nuestra Glorieta durante la feria, la de el Santuario de la Fuensanta, la de la huerta de Blanca, la del Balneario de Archena y otras. En la foto anterior observamos la hacienda blanca de Carlos Cano, a la izquierda del río. Toda la zona de las huertas estaba protegida por un muro de piedras hasta 3 metros de altura, para evitar posibles inundaciones. No obstante, a veces las aguas de las lluvias eran tan abundantes que inundaban la población y la huerta, a la vez que cortaban y destruían los caminos y las sendas. El poder del agua era tan devastador que los 49 50 Paz de Murcia, 18-7-1892, p. 1 El Mosaico, 2-5-1897, p. 215. 27 muros y las cercas fueron destruidos en su mayor parte, de modo que lo que antes era un hermoso huerto de naranjos de repente se convirtió en una rambla, bajo cuyos escombros se encontraban sepultados árboles, hortalizas y maizales. Con respecto al camino de Runes y su muro a lo largo de los huertos, no había más haciendas en este lugar, por lo que esta gran casa debió haber sido la hacienda donde el poeta pasaba sus vacaciones y el lugar donde iba a recuperarse de sus enfermedades. Esta hacienda también la observamos en una foto de 1889 (ver flecha). Huerta de Debajo de Blanca en 1889 Foto: Compañía fotográfica parisina J. Lévy et Cie Jesús Joaquín López Moreno nos hace saber que la fotografía de 1889 de la Huerta de Abajo de Blanca fue hecha por operarios de la compañía fotográfica parisina J. Lévy et Cie desde la propiedad del madrileño Don Carlos [González Gieger]. En ella aparecen el propio Don Carlos [González] (en el 28 centro), un francés (a la izquierda, de la compañía parisina) y el capataz de Don Carlos51. En una foto entre 1910-1930 vemos mejor la hacienda de Cárlos Cano en el paraje de Runes, a la vez que observamos una nueva casa de grandes dimensiones. Lógicamente, Carlos Cano se sentía mucho mejor en este lugar que en Murcia, con sus calles tortuosísimas sin empedrar y donde la gente depositaba su basura en montones, hasta el punto que algunas veces permanecía allí por un espacio de tiempo poco conveniente. Vista a la hacienda de Carlos Cano entre 1910-1930 Foto: Libro de fiestas de Blanca, 1995 51 LÓPEZ MORENO, Jesús Joaquín (2018). Elementos hidráulicos arcaicos de las huertas del Valle de Ricote. Un patrimonio para interpretar su paisaje morisco. En: XXIV Jornadas de Patrimonio Cultural. Región de Murcia, 9, 16, 23 y 30 de octubre de 2018. Murcia, pp. 511-518. 29 La falta de riego de las calles en verano levantaba nubes cegadoras de polvo y las carretas pestilentes necesarias para la extracción de letrinas causaban hedores irrespirables. En pocas palabras, era un ambiente poco sano para la mala salud de nuestro poeta, y sin duda se sentía mucho mejor en la aldea saludable de Blanca. 1.4 La Peña Negra de Blanca Debido a que Carlos Cano y Núñez tenía una familia numerosa en Blanca, con muchos tíos y tías, donde incluso también vivía su abuela Clara Núñez Cano hasta 1864, así como su madrina Doña Antonia Cano Núñez, es de suponer que en sus años jóvenes Carlos pasó largos periodos de sus vacaciones en Blanca. Allí estaba, entre las mujeres que cubrían aún su rostro con pañuelos negros, como si viviesen un pretérito muslim bien alejado. El escritor José Pio Tejera, un amigo de su juventud, lo describió adecuadamente52 cuando evaluó los versos de Carlos Cano de su libro «Mocedades»: Sube al alcázar, baja á la gruta, se interna en los campos, huella la pradera, penetra en los jardines, bebe de sus fuentes y aspira el aroma de sus rosas, irrítase contra las avenidas de los rios que las inundan … Nuestro poeta debió saber mucho sobre las inundaciones, puesto que su Hacienda en Runes (Blanca, Murcia) estaba en una carretera al lado del río Segura y se inundió con gran facilidad. Subir al alcázar no es otra cosa que el castillo de Blanca, y bajar a la gruta implica que conocía a la perfección la Cueva de la Mascoba. 52 El Diario de Murcia, 17-8-1890, pp. 1 y 2. 30 1.4.1 La Cueva de la Mascoba Cerca de La Peña Negra y en el camino al Castillo existía La Cueva de la Mascoba. Tradicionalmente, en tiempos menos remotos, fue un lugar donde se juntaban las mujeres que vivían por esa zona para hacer lía de esparto en invierno, debido a que allí daba el sol y se podía estar a salvo del viento o de la lluvia ocasional. Este topónimo aparece recogido por escrito en 1917, cuando un vecino se dirige al Ayuntamiento de Blanca para que se le adjudique una parcela “en el monte denominado Peña de la Mascoba”. Se subía por una callecita estrecha desde las Escanales y desde la cueva se podía acceder al Castillo, también se hacía el recorrido a la inversa. La Cueva se encuentra dentro del entorno de la delimitación del Castillo de Blanca y fue declarada como Bien de Interés Cultural53. La cueva de la Mascoba (Rafa Molina Martínez, 2022). 53 CANO TRIGUEROS, Francisco Fernando (2022). La cueva de la Mascoba y el origen del nombre de nuestro pueblo: Blanca, antes Negra. En: researchgate.net – 2022, Facebook, Grupo “Fotos Antiguas de Blanca”. 31 Su relato y poema sobre la Peña Negra es una prueba testimonial de su vida en Blanca. Estudiando bien sus poemas tempranos es posible que se hallen más indicaciones en este sentido. Ya en 1567 comenzó a informar sobre la Peña Negra, pero es muy extraño que no mencionara el nombre de Blanca. Para referirse a ella utiliza el nombre de Larrag. 1.4.2 La leyenda de la Peña negra TRADICIÓN A mi querido amigo Cárlos España54 I En la margen izquierda del Táder, y como a unas seis leguas de Murcia, existe la aldea de Larrag55 que es, sin duda alguna una de las más pintorescas de España. Una vegetación en extremo ferez; un cielo de un azul purísimo, y un sinnúmero de paisajes á cual más encantador, a presentan á los ojos del viajero como un vistosísmo panorama, cuyo recuerdo no se borra con facilidad de la mente. A un tiro de piedra de Larrag, é inmediata al camino que conduce a Murcia, se veía hace algunos años una enorme piedra negra, que desde época anterior, y por las muchas fábulas que de ella se contaban, había venido a ser el terror de los comarcanos. Cuando alguno de los más atrevidos pasaba por junto á ella en las altas horas de la noche, un terror 54 La Paz de Murcia, 18-5-1867, p. 2. El apellido “España” es más bien de Ricote. 55 En frente del castillo de Blanca, al otro lado del río Segura, tenemos la aldea Darrax. ¿Cárlos Cano tenía en mente esta aldea? 32 involuntari le hacía apresuar el paso más de lo regular, y no era extraño que al día siguiente se le viera en medio de la plaza del pueblo contando a chicos y grandes haber oído un rumor como de juramentos y suspiros, que saian de debajo de la peña, cosa que todos los aldeanos creían como artículo de fé. Después daba cada cual su opinión. Unos decían que en ella se albergaba una cuadrila de duendes; otros afirmaban que lo que en ella había era el alma de un escribano del pueblo, muerto años atrás, que andaba errante esperando que los ruegos de sus descendientes le abriesen las puertas del cielo. Cada uno lo explicaba a su manera, y aunque en esto no estaban conformes, lo estaban, sin embargo, en no pasar por aquel sitio después del toque de oraciones, desde cuya hora empezaba a escucharse el misterioso remor. Una vez que casualmente me encontraba en Larrag, tuve curiosidad de saber lo que hubiera de cierto sobre la Peña negra, y un pobre anciano la satisfizo, contándome la siguiente historia: II Vivía en la aldea, al final del siglo pasado, una niña, bella como las auoras de mayo, y pura como los ángeles del cielo. Cuando Lucía, que así se llamaba, cumplió diez y siete años, era la criatura más hermosa que se puede imaginar. Sus cabelllos, negros como las alas del condor, us mejillas de nieve y rosa, y sus ojos rasgados y expresivos, la hacían aparecer como una de esas angelicales mujeres que solo viven en la mente de los poetas. Además, Lucía tenía una bondad extremada, así es que todos le anunciaban un provenir risueño. Como era natural, muchos jóvenes del pueblo sintieron amor por ella, pero entre todos estos, solo dos, por su constancia, llamaron la atención de Lucá. 33 Roberto y Jacobo, que estos eran sus nombres, reunían circunstancias muy distintas. Roberto era hijo de una de las famiias más acomodadas del pueblo, y Jacobo, por el contrario, era un pobre pastor sin más bienes que el escaso jornal que le daba su amo. Lucía oyó las súplicas de Roberto, y las rechazó, porque el pecho de la joven permaneció indiferente á su vista, al paso que latía con vilencia ante el solo recuerdo de Jacobo. Si, Lucía le ambaba con toda la ternura de su alma virgen y todo el delirio del primer amor. Jacobo tenía diez y nueve años y ambos se encontraban en esa dulce edad de la vida en que todo es amor y felicidad. Todos los días, al extinguirse la luz crepuscular de la tarde para dar paso a la noche, los dos amantes se reunían al pié de la peña, terror después de toda la comarca. Allí se contaban sus amores, y sus almas se elevaban á una región de sueños desconocdos, en que se embriagaban y enloquecían. Así pasaron muchos días, y Lucía y Jacobo siguieron asistiendo al lugar de sus citas, mientras Roberto juraba en secreto vengarse de aquellos dos séres que no habían cometido otro delito que amarase con idolatría. III Una noche, cuando la enamorada pareja se hallaba conversando como de costumbre, un hombre, favorecido por la oscuridad, llegó sin ser visto hasta colocarse destrás de la peña. Jacobo y Lucía, más amantes que nunca, no sintieron el menor ruido y continuaron hablando de sus esperanzas para el porvenir y de la felicidad que gozarían al unirse para siempre al pié de los altares. Súbito, la enorme peña se movió bruscamente, como impulsada por la mano de un jigante, y cayó rodando con estrépito por [en]cima de aquellos dos 34 séres que apenas tuvieron tiempo para invocar á Dios. En esto se oyó una carcajada satánica, y á la luz de la luna que brilló en aquel momento, pudo verse á Roberto contemplando por largo rato las víctimas que acaba de inmolar. Trascurrido un breve instante, desapareció de aquel sitio, sin que después se pudiese averiguar su paradero. IV Poco después de colocó en el cementerior de la aldea una humilde cruz de madera, en cuyos brazos se veían escritos los nombres de aquellos dos séres infortunados; y es fama que desde entonces se reúnen todas las noches bajo la Peña negra las almas enamoradas de Jacobo y de Lucía. 35 1.4.3 La Peña Negra en versos Habría que esperar al menos otros 13 años, para que Carlos Cano convertiera esta bella leyenda en varios versos56, en 1880: 1.4.4 La Peña Negra TRADICION. 1. Á cinco leguas de Murcia Se encuentra un extenso valle, Cuyas flores fecundizan Las aguas del manso Tháder. Brilla siempre azul su cielo, Sin importunos celajes, Perfuman siempre sus áuras Y cantan siempre sus aves. Limitando el horizonte, Abrupta sierra levántase, Y á su pié, cerca del río Cual si quisiera atajarle, Descansa una enorme peña, Que fué de aquellos lugares, En otro tiempo, el fantasma Terrror de chicos y grandes, La Peña negra la llaman, Y así merece la llamen, Pues negras historias cuentan De aquella mole gigante. Unos dicen que ocultaba Una cueva impenetrable. Que era de trasgos y brujas El misterioso aquelarre; Cuentan otros que, del cielo, 56 Semanario Murciano, 27-6-1880, pp. 205-206 36 Una niña como un ángel, Bajaba todas las noches Sobre la Peña á posarse; Que ocultaba un gran tesoro Hubo quien asegurare, Y no faltó quien dijera, Que á su pie brotaba sangre. La curiosidad llevóme Hácia la Peña una tarde, Y su tradicion, á un viejo Le supliqué me contase. Satisfizo mi deseo El anciano en el instante, Y á copiar voy su relato Sin ponerle ni quitarle. II. Envidia dando á las rosas Con las rosas de su cara, Con unos ojos azules Que el claro cielo retratan, Flotando sus trenzas de oro Sueltas á merced del áura, Y con un alma tan pura Como el sueño de la infancia, Creció Pilar, y con ella La envidia de las muchachas, Y la admiracion de todos Los mozos de la comarca. De entro ellos uno, Jacobo, Despertó al amor el alma De Pilar, y á su cariño Le dió su pecho morada. Él apuesto y ella hermosa, Él sencillo y ella cándida, Ella en él cifró su dicha Y él en ella su esperanza. 37 Cuando al terminar el dia Triste la noche llegaba, Iban Pilar y Jacobo A la Peña solitaria, Y, al pié de ella, sus amores Y sus sueños se contaban; Y, cual al cielo se eleva De las flores la fragancia, Sus promesas de cariño Hasta el cielo se elevaban. Pero ¡ay! que, en aciago dia, Puso en el valle la planta Cierto conde, de la córte, Que a Murcia se encaminaba; Vió á Pilar, y su hermosura Le inspiró pasion satánica, Y al ver que ella desoía Sus amorosas palabras, Y que sólo por Jacobo Su corazon palpitaba, Juró vengarse de entrambos Y, por lograr la venganza, Presa de fatal locura, Le ofreció al diablo su alma. III. Era de noche: la luna, Cual lámpara suspendida En el espacio, á la tierra Su opaca luz dirigía. Todo era calma en el valle, Sólo el rumor de la brisa Rizando el agua del Tháder El silencio interrumpía. En tanto, junto á la Peña, Testigo fiel de sus citas, Jacobo y Pilar soñaban Mirando próximo el dia 38 En que, al pié de los altares, En estrecho lazo unidas Sus almas, al fin lograran Fundirse en un alma misma. Súbito, la enorme Peña, De su asiento desprendida, Cual empujada al averno Por una mano maldita, Girando sobre su base Cayó y ¡ay! en su caida Tumba ofreció á los amantes Bajo su mole sombría. ………………………………………….. Una carcajada horrible Murmuró el conde homicida, Y………¡muerto junto á la Peña Lo encontró la luz del dia! IV. Desde esa noche sangrienta Huyó del valle la paz; Y es fama que, entre las sombras, Su ventura á recordar, Sobre la Peña descienden Desde el cielo, donde están, Las almas enamoradas De Jacobo y de Pilar. Carlos Cano (1880) 39 1.5 La mágica Blanca Cárlos Cano y Núñez pasó su infancia en Blanca, al lado del río Segura, en un lugar que se conocía como «El Arenal» de Blanca. De hecho, era una playa fluvial donde la gente se bañaba en el verano. En la foto siguiente observamos «El Arenal», al final de la carretera y a la izquierda del río. Carretera al lado de Runes y el río Segura Foto: Gentileza de Piedad Fernández López El origen de Runes como paraje es muy antiguo y tenía en frente, al otro lado del río, el castillo de Blanca. Por otro lado, también estaba cerca del paraje Darrax, es decir, a continuación del lugar «El Arenal», a la izquierda el río y en dirección a Abarán. Probablemente «El Darrax» es el lugar más antiguo de Blanca. Darrax tuvo el único granero musulmán en España que se encontraba encima una colina. En los siglos XI y XII, probablemente era un lugar densamente poblado rodeado de suficiente tierra agrícola, cuyos agricultores eran prósperos gracias a su ganado, buenos implementos agrícolas, 40 bestias de carga y campos. La tierra también estaba bien irrigada por el río o las acequias. Desgraciadamente, el río causaba muchas inundaciones, porque el nivel del agua subía fácilmente 1 o 2 metros después de mucha lluvia. Como la carretera de Runes en más de una ocasión se inundó con agua, las autoridades decidieron construir en los ochenta un muro al lado del río. Carretera al lado de Runes y el río Segura Foto: Gentileza de Jesús García Molina Este granero de Cabezo de Cobertera en el Pago de la Corona estaba situado en el territorio de Darrax (Blanca y Abarán). En 1244, este lugar era conocido como Aldarache57. Posteriormente, en 1304 tomó el 57 AYALA MARTÍNEZ, C. de (1995) Libro de Privilegios de la Orden de San Juan de Jerusalén en Castilla y León (Siglos XII – XV), Instituto Complutense de Estudios de la Orden de Malta (ICOMAL), pp. 498 y 499. Citado por TORRES FONTES, Juan (1995-1996) Del tratado de Alcaraz al de Almizra de la tenencia al señorío (12431244). En: Miscellanea Medieval Murciana. Vol. XIX-XX, pp. 279302. Cita en pp. 297-298 41 nombre de Andarraix58, luego en 1588 se cambió su nombre a Aldarrax, y finalmente en 1591 cambió a Darrax59 - el nombre que vemos de nuevo en 160460. Observamos que el nombre de Larrag, que Cárlos Cano Núñez usó, se parece bastante a “Aldarrax”. El granero de Cabezo de Cobertera 58 GIMÉNEZ SOLER, A. (1905) Caballeros Españoles en África y africanos en España. En: Revue Hispanique, tomo XII, pp. 352-272 59 LISON HERNÁNDEZ, Luis (2003) El Valle de Ricote: una encomienda de la Orden de Santiago, Abarán: acercamiento a una realidad, V Curso, p. 29. Apud LÓPEZ MORENO, Jesús Joaquín (2005) Poblamiento Beréber en la zona norte de Ricote: Las Alquerías Andalusíes de Abarán y Darrax. En: Actas III Congreso Turístico Cultural Valle de Ricote, Ojós, 25 y 26 noviembre, 2005, Abarán (Murcia), pp. 355-389 60 LISÓN HERNÁNDEZ, Luis. (1986) Aportaciones para la historia del regadío en Abarán: 1492-1859, Programas de Festejos de Abarán. Apud LÓPEZ MORENO, Jesús Joaquín (0000) El granero fortificado islámico de Andarraix: un posible reclamo turístico y cultural para el Valle de Ricote. En: Actas II Congreso Turístico Cultural del Valle de Ricote, Blanca, 14-16 noviembre, 2003, Abarán (Murcia), pp. 63-74 42 El libro de Madoz61 nos dará una buena visión sobre la vida en el pueblo de Blanca y sus otros territorios (campo de Blanca), alrededor del año 1850: BLANCA: Villa con ayuntamiento en la provincia de Murcia, parte de jurisdicción y administración de Cieza (2 horas), Diócesis de Cartagena (15 horas), Audiencia Territorial de Albacete (17 3/4 horas). - SITUACIÓN Y CLIMA. Situada en territorio desigual en la falda de la árdia y escabrosa sierra llamada Peña Negra, ó Cerro de San Cristóbal, que la domina por la parte N., siendo su altura por el EN. de 800 palmos. En ella existen varios trozos de muralla de un castillo moruno, en las pendientes infinidad de mariscos petrificados. Los vientos que la baten son puros y odoríficos, sus vistas alegres y pintorescas, el clima sano, y las enfermedades, las estacionales. INTERIOR DE LA POBLACION Y SUS AFUERAS. Su latitud de S. a N. es de 732 palmos castellanos, 2,142; su longitud EO. hasta hace un siglo solo contaba ciento y tantas casas, llegando en el día su número a 382, que es cuanto ha podido desarrollarse el caserío, atendida a forma de su localidad, las casas en general son de dos pisos y de tres las que figuran en las principales calles. Estas son en su mayor parte, estrechas y de mal piso, y la principal, ancha y llaman por la parte E. desemboca en la plaza que es un cuadro de 460 palmos: contiene la Iglesia, casas capitulares, cárcel y otros buenos edificios. Hay un hospital para los enfermes pobres, dotado con 3.000 reales al año, escuela de primera enseñanza concurrida por 58 niños y dotada con 200 ducados anuales pagados con el producto de un huerto y fondo de propios, y la retribución de dos a seis reales mensuales con que contribuyen los alumnos pudientes, según sus clases. La Iglesia parroquial de segunda clase (San Juan Evangelista) estuvo servida por un cura párroco, un teniente y cuatro secularizados, y en la actualidad, por un cura ecónomo y un teniente esclaustrado. El edificio es sólido, de orden jodico, en forma claustral y dividido en tres naves; tiene de longitud 144 palmos, 72 de 61 MADOZ, Pascual (1846). Diccionario geográfico-estadísticohistórico de España y sus posesiones de Ultramar. Tomo IV, p. 354. 43 latitud, 50 de altura hasta la bóveda, y encierra nueve altares, cuatro de ellos notables por su buena construcción. Hay un órgano my antigüo de octava corta, y en la torre un reloj; los libros parroquiales existen desde el año de 1550 y se renovaron en el de 1773. En la entrada E. del pueblo se ven las paredes de una ermita dedicada a la Purísima Concepción, en la misma línea y a una hora de distancia, la de San Roque, fundada por la v. en el camino de -Cieza a Murcia; se hace en ella una solemne función el viernes de la semana de Pascua de Resurrección, y el día 16 de agosto, se trae el santo al pueblo y se celebra otra. En varios puntos del campo existen hasta ocho ermitas más, y en ellas oyen misa lo labradores de sus cercanías. El cementero se halla a 500 pasos del pueblo, es bastante capaz y ventilado, se contruyó en el año 1833. - TERMINO. Confina por el N. con la Sierra de la Pila (3 horas); al E. con la jurisdicción de Ulea y Molina; al S. con la de Ricote y al O. con la huerta de Abarán. En él se encuentran ocho fuentes de agua potable y una hermosa y deliciosa huerta con 94 casas diseminadas, subdividida en infinidad de huertos cerrados; se dilata al sur hasta las márgenes del Segura y está plantada de naranjos, limoneros y frutales de diversas clases, entre los que descuella como su señora la palmera. Por la parte opuesta al río existe otro trozo de huerta de la misma naturaleza y es inexplicable la grata sorpresa y admiración que causa al viajero el maravilloso contraste que produce la desnudez de las sierras y cerros que dominan al pueblo, con los bosques de frondosos árboles que presentan las hondonadas y componen sus huertos, cuya vegetación robusta es singular, realzando este cuadro las aguas del Segura que pasan precipitadamente y le proporcionan abundante riego. La cabida del terreno roturado, exceptuando la huerta que se compone de 700 tahullas, dividas en diferentes pagos, es de unas 2,200 fanegas, de las cuales, 2.000 son de tierra blanca y 200 de olivar, dividida en tres clases por iguales partes. El que se encuentra en las inmediaciones del pueblo, es desigual y con muchos barrancos, y el del campo, llano. El mencionado Segura corre a 450 pasos de la v. en dirección O. a E. lleva bastante agua, y tiene un puente de madera de 28 palmos de altura que suele ser arrebatado en las grandes avenidas; a sus inmediaciones hay una casita 44 con un guarda que cobra el paso a los transeuntes con el fin de atender a su recomposición. Las aguas se utilizan para el riego de las huertas por conductos que las van derramando en distintas direcciones: la principal se denomina BLANCA; viene desde la jurisdicción de Cieza, y pasa por muchas casas de esta población, y la otra titulada CHARRARA, fertiliza la huerta de la parte opuesta. Existe además una noria que levanta el agua 50 palmos y la deposita en una azud. - CAMINOS. Son de pueblo en pueblo, y aunque todos de herradura y en mal estado, si se toma por la ermita de San Roque el que dirige a Murcia, puede llegarse a la villa con carruaje; el que viene de Cieza es muy trabajoso pero de mucho recreo. - CORREOS. Un conductor trae la correspondencia de la administración de Cieza los domingos, martes y viernes, y la lleva lunes, miércoles y sábados. - PRODUCCIONES. Las frutas agrias y dulces es la más abundante; también se cosecha aceite, trigo, cebada, avena, hortalizas, legumbres, anís y barrilla; caza de liebres en corto número, y en más abundancia conejos y perdices. En el río se pescan barbos y anguilas. - INDUSTRIA Y COMERCIO. Hay cuatro tornos para tornear seda, movidos con el agua de la acequia principal; tres molinos harineros impulsados por el río; siete almazaras para la elaboración del aceite; tres hornos para cocer el pan; tres tejedores de lienzos comunes; una tienda de abacería y otra de ropas, cuyo mayor comercio consiste en sedas de capillejos sin teñir para llevarlos a Madrid y Toledo. Hay buenas recuas de burros y algunos carros, y con unos y otros, se extrae el sobrante de frutas para Beñaranda y Burgos, y se importan de Murcia y otros pueblos de la provincia las mantas o jergas, trigo de Cieza y La Mancha y vino de Jumilla y Pinoso, cuyos dos últimos artículos son los de más consumo. La clase proletaria se ocupa la mayor parte del tiempo en hacer lías o cuerdas y otras de esparto, que es un recurso contra la miseria. Existen otros oficios indispensables para la población y se celebra todos los domingos un mercado. - POBLACIÓN. 521 vecinos, 2,240 habitantes. Capacidad productiva: 5,493,333 reales imp.: 164,800. El presupuesto municipal 45 ordinario asciende a 14,000 reales y se cubre con el producto de propios y arbitrios consistentes en 50,000 reales y el déficit por reparto vecinal. Una investigación por parte del cronista de Blanca62 de los libros eclesiásticos pudo aclarar estas 8 ermitas a las cuales se refiere Pascual Madoz. Observamos que la familia Cano (Josefa Cano) tenía su propia hacienda y su ermita en el campo de Blanca (en la Sierra de la Pila): 28 – julio – 1807: 1.-Ermita de Dª Isabel de Molina/Baina 2.-Ermita de san Roque/Hoya 3.-Ermita de D. Juan de Molina Castillo/Esparragar o Estartagar? 4.-Ermita de D. Pedro Molina/Quinares 5.-Ermita de Josefa Cano/Sierra de la Pila 6.-Ermita de Dª Isabel de Molina/Nuestra Señora de los Dolores/Sierra de la Pila 7.-Ermita de la viuda de D. Francisco Pinar/san Antonio de Padua/Bazamba 8.-Ermita de la viuda de D. Antonio Fernández/Cabolcoy Todas se encontraron con la debida decencia, como corresponde. Sacerdote: José Valentín y Bisset. En segundo lugar, quiero demostrar que Carlos Cano siempre tenía en mente a la hermosa villa de Blanca, el lugar de sus familiares y antepasados. José Martínez Tornel decía63: El dominio del pueblo árabe en esta provincia ha dejado huellas tan hondas en ella, que no se han borrado todavía. Todas las tiranías juntas no han podido exterminar á ese pueblo, que había plantado aquí, con tan buen derecho como cualquiera otro, su dominio. El pueblo, la raza árabe, vive todavía en Murcia; existe en su huerta con reminiscencias 62 63 Archivo del cronista oficial de Blanca: Ángel Ríos Martínez. El Álbum, 12-1-1877, p. 1. 46 de unas costumbres, con sus cantares apasionados, con su sensual pereza, y hasta con sus vistosos trajes. En las florestas del ameno valle que riega el Segura, todavía se admiran, en las ovaladas caras de las huérfanas, los ardientes ojos de las moras; y en el huertano, que, rebujado en su manta, se sienta, al salir el sol, en la puerta de su barraca, podrá verse siempre la imagen del musulmán, que envía á Alá la primera plegaria del dia. La palabra «Blanca» era mágica para Carlos Cano, pero él tiene cuidado de no referirse al nombre del pueblo. 1.5.1 ¡ Mi Blanca ! Blanca se llamaba y blanco64de sus ojos siendo yo mas perjuicios me causó que cigarro del estanco. Su tierna y noble hermosura logró ponerme en un brete, y eso que siempre el blanquete fué el blanco de su blancura. Yo en amores no soy manco y de casillas salía cuando mi Blanca ponía sus dulces ojos en blanco. Mas después de amor tan tierno Que aún hoy, lágrimas me arranca no pudo amarrarme en blanca por su genio del infierno. 64 La Paz de Murcia, 20-1-1869, p. 1. 47 Y libre de sus rigores lloré mi infortunio yó pues sin blanca me dejó la Blanca de mis amores Cárlos Cano No podía ser de otra manera, si Cano pensaba a menudo en aquel pueblo donde vivía su numerosa familia, donde vio de cerca la naturaleza y tuvo sus primeras amistades de la juventud. Los grandes huertos con todo tipo de frutas, las numerosas flores, las diversas acequias y los molinos de agua cercanos al caudaloso río le causaron una gran impresión. Así que, en sus versos podemos encontrar todo esto de nuevo . 1.5.2 Tú y yo. — Blanca azucena del valle umbrio, ternura y vida, perfume y luz; áura apacible de tibio estio, onda apacible de claro rio… Eso eres tú. — Amarga adelfa, ciprés doliente, pálida sombra de un ser que huyó; triste murmullo de turbia fuente, planta que azota cierzo inolemente… Eso soy yo. — Yo vierto sombra, tú das fulgores, yo soy la nube y el astro tú; 48 yo brindo espinas, tú brindas flores, tú eres la aurora de mis amores, yo el ataud. 1.5.3 ¡Mi Blanca! Amé á Blanca, y siendo blanco65 De sus cándidos amores, Me causó más sinsabores Que un cigarro del estanco. Su faz blanquísima y pura Logró ponerme en un brete, Pues no advertí que el blanquete Le prestaba su blancura. Como en amar no soy manco, De mis casillas salía Cuando mi Blanca ponía Sus negros ojos en blanco. Y, como siempre en allegro Contemplé tan lindos ojos, Esclavo de sus antojos, Me hizo ver lo blanco negro. Por ella en más de un atranco Mi presupuesto se vió, Pues por ella tuve yo 65 Aparece en el libro «FRUTAS DEL TIEMPO» 49 Que ir siempre de punta en blanco. Mas, sin pizca de respeto, Cuando más la amaba ufano, Dió Blanca su blanca mano A otro apreciable sujeto. Y para más sinsabores (Llanto el decirlo me arranca), ¡Hasta me dejó sin blanca la Blanca de mis amores! 1.5.4 Historia antigua A CÉLIA66 Voy á contarte la historia67, La historia de unos amores, Que conservo en la memoria Cual se conservan las flores Testigos de antígua gloria. Horas de amantes antojos Que, ayer flores y hoy abrojos, Al robar la dulce calma, Dieron penas á mi alma V lágrimas á mis ojos.... Mas no te inspire desvelo, Mi bién, mi cielo. Era una niña, una hurí Con quien resbalar sentí De la infancia la edad bella, Y tan parecida á tí Como una estrella á otra estrella. Blanca era su faz serena 66 En la revista “El Chocolate”, 20-7-1873, dirige los versos “Á CÉLIA”. 67 Origen: Mocedades 50 Cual la pálida azucena, V sus ojos celestiales, Sólo á los tuyos iguales, Reflejaban su alma buena.... Mas no te infunda quebranto, Mi bién, mi encanto, Nació nuestro amor un día V, de nuestro anhelo en pos, Fué tanta nuestra alegría Que pensamos que hasta Dios Nuestras ansias bendecía. Y en mis horas de amargura Su imágen cándida y pura Endulzaba mis dolores, Que era un angel de ventura El ángel de mis amores.... Mas uo te cause querella, Mi biéu, mi estrella. Partí luego de su lado Y, al volver, de gozo henchido, Ví que el ángel adorado Por otro amor había dado Sus promesas al olvido. Los ojos de mí apartaba Esquivando mi presencia, Y miéntras yo sollozaba Ella entre risas ahogaba El grito de su conciencia.... Mas no te apene mi historia Mi bién, mi gloria. El cáliz de la agonía Me hizo apurar á porfía, Y es que su pecho de roca No sintió el amor que un día Supo jurarme su boca. 51 Y al ver mi ilusión querida Cual humo desvanecida Lloré mi acerbo quebranto, Creyendo hallar en el llanto Consuelo á mi alma afligida.... Mas torna el rostro risueño, Mi bién, mi dueño. Hoy pasa ante mí orgullosa, V no me inspira otra cosa Su vista que compasión. iQué lástima! ¡Tan hermosa Y no tiene corazón!.... Mas suspiras y doliente Viertes raudales de llanto; ¡No temas! ¡AIza la frente! Que yo perdono clemente A quien causó mi quebranto. De hoy más cese tu desvelo, Mi bién, mi cielo. Sevilla 1869 1.5.5 Contrastes De nombres propios es propio Defecto la impropiedad, Y comprueban tal verdad Varias historias que copio. Causa de las ánsias mías Y reina de mis amores, Llegó á ser una Dolores Que derrochaba alegrías. Amándonos sin tibieza, Dichosos un mes vivimos: 52 Recuerdo que no tuvimos Ni dolores de cabeza. Hablé á Paz una mañana Y la quise sin temor, Pensando hallar en su amor Toda una paz octaviana; Mas de Paz el genio audaz Con mi cariño dió en tierra, Y estuve en continua guerra Hasta que troné con Paz. A Inocencia amé después; Inocente la creía, Y era Inocencia una arpía De la cabeza á los piés. Me hizo sufrir sus rigores, Y, en pago de mi vehemencia, ¡Horror! se fugó Inocencia Con un cabo de tambores. A Caridad conocí, De corazón tan tacaño Que, por no dar, ni en un año Logré que me diera un sí. Al ver tamaña crueldad, De Caridad me alejé, Matando mi amante fé Su falta de caridad. En Adelfa, no os asombre, Cifré mi ilusión más cara, Aunque temí que amargara Como la flor de su nombre; Y resultó al fin fallida Mi sospecha pues su amor Fué la dulzura mayor Que he conocido en mi vida. 53 A Tecla conocí en Yecla; Por callada la admiré, Y cuando amarla pensé, Harto de ir de tecla en tecla, Vino un vecino en mi ayuda Y supe lo que ignoraba: Tecla ¡infeliz! no sonaba Porque la pobre era muda. Conocí á una Bienvenida Que coja y muda nació; A una Salud que pasó Enferma toda su vida; A una Severa, risueña; A una Piedad, despiadada; A una Nieves, muy templada; A una Blanca, muy trigueña. Y aun pudiera presentar, De nombres, nuevos acopios, Que esto de los nombres propios Es cuento de no acabar. 1.6 El río Seguro y los arroyos Mientras estudiaba en Segovia, Carlos Cano recordaba los momentos felices al lado del río Segura y los arroyos (acequias). Los famosos peros de Blanca participaban en este ambiente perfumado con sus mágicos olores. Los pueblos del Valle de Ricote en las riberas del río Segura, en otros tiempos fueron edenes de triste 54 recordación, paraíso de delicias de los más ricos y agigantados árboles, cuyos frutos no tenían rivales. Ya decía el poeta J. M. Tornel, en 1873: La niña Blanca no es manca68, que para avances arteros no hay cosa como los peros pero los peros de Blanca. como dice Gedeon en sus couplets, cantándole a los ricos y azucarados peros de Blanca69. Un precioso poema de José Martínez Tornel sobre los famosos peros de Blanca nos dice con toda clase de detalles cómo eran: Correspondencia particular70. Mi buen amigo Molina71: Usted que sabe gramática, como lo prueban los versos que algunas veces me manda, sabe la palabra pero cómo está calificada. Conjuncion adversativa, ó una cosa así, le llaman; pero esos peros no son como los peros de Blanca, como los que me ha enviado, que son Io mismo que el agua. 68 El Chocolate, 1-9-1873, p. 232. Heraldo de Murcia, 10-1-1899, p. 1. 70 El Diario de Murcia, 9-8-1883, p. 3. 71 Debe tratarse de Antonio Molina González 69 55 Le digo á Vd francamente que cuando abrí la banasta. y los ví tan encarnados y con aquella fragancia, tan gordos, tan harinosos y con tan hermosa cara, cuatro sentidos Io menos y una potencia del alma me decian que le diese á Vd. las debidas gracias. Los mismos peros, llenando de su olor esta su casa, me dicen que las ofrendas de una amistad delicada son cosas que huele bien y hay que saber apreciarlas; y yo, de veras lo digo, y no por lo que ellos valgan, le agradezco a Vd. esos peros muchísimo, con el alma. Quiera Dios que el año próximo igual regalo me haga, halláudose, como ahora, felíz y bueno en su casa, con su señora y su hija, en ese pensil de Blanca; pueblo que, si tiene peros como los de la gramátiea, por estos que usted me envia merece honor y alabanza. En ese pueblo entonces, el joven Carlos Cano disfrutaba de sus paseos al lado del río, así como de su agua clara y cristalina. Observaba las ondulantes aguas de las acequias, a las cuales él siempre nombra como “arroyos” en sus versos. No faltaban los olores de las flores en la primavera, que llenaban el aire de aromas embriagadores y delicados 56 perfumes. Todo el ambiente de Blanca olía a flor de azahar y a sus famosos peros. Todo era naturaleza exuberante, por lo que esta gran abundancia y variedad de plantas, flores y árboles del huerto le causó una impresión inolvidable. Él lo recuerda con nostalgia en sus versos: 1.6.1 La flor de la pureza Siendo niño entré yo un día72 de lá hermosa primavera en una bella ribera donde el placer sonreia. – Allí en profusion las flores sus matices ostentaban, y el ambiente perfumaban con sus mágicos olores. – Murmurando sus querellas, un arroyo allí corría, y á las flores les mentia mil argentadas estrellas. – Al verle tan trasparente, amorosas le besaban, y en las aguas se ocultaban de la límpida corriente. – 72 La Violeta (Madrid), 18-9-1864, No. 94, pp. 4-5. 57 Mas cuando luego querian salirse del arroyuelo, con amargo desconsuelo más en su fondo se hundian, – Y de su tallo arrancadas mustias, triste, sin colores, del alba los resplandores las hallaban marchitadas, – Tan solo una flor yo vi su cáliz alzando al cielo, huyendo del arroyuelo que serpeaba por allí. Era bella y pudorosa, y en sus hojas escondida pasaba su breve vida apacible y venturosa. – Me admiré de su belleza y preguntó con porfía: –¿Quién eres? y me decia: –Soy la flor de la pureza. Carlos Cano Segovia, marzo 1864. 58 1.6.2 Nostalgia. Ausente de mi patria73, Suspiro noche y día Y no hallo en mi quebranto Ni en mi contínuo llanto Consuelo para mí; Las sombras de la noche Aumentan mi agonía Y el alba me sorprende Pensando, ¡0h pátria mía! Pensando siempre en tí. Las flores de este valle Perdieron su frescura, Las galas que me ofrecen Marchitas me parecen Sin brillo y sin color; Y, suspirando al verlas, Aumenta mi amargura La queja apasionada Que exhala en la espesura El tierno ruiseñor. El lánguido murmullo Del apacible rio Me trae á la memoria De mi soñada gloria El tiempo que pasó, Y la ilusión primera Que huyó del pecho mío Como la flor marchita Que el huracán impío Del tallo arrebató. 73 La Violeta, 16-7-1865, p. 341. 59 Y todo me recuerda74 Las perfumadas flores, Los cánticos dolientes Las brisas y las fuentes Del suelo en que nací; Del suelo venturoso, Mansión de los amores, En que de la inocencia Los plácidos albores Brillaron para mí. Por eso, patria amada, Vagando de ti ausente Sin luz, ni fé, ni encanto, El fuego de mi llanto Me abrasa el corazón; Y sólo tu recuerdo, Que fijo está en mi mente, Consuela mis dolores, Calmando dulcemente Mi luto y mi aflicción. Llevadme, auras ligeras, Hacia la pátria mía, Llevadme en raudo vuelo A dó la luz del Cielo Por vez primera ví; V haced cuando se extinga De mi existencia el día Que muera yo besando, Besando en mi agonía, La tierra en que nací. Segovia 1864 74 La Violeta, 16-7-1865, p. 341. 60 1.6.3 El Valle Por los motivos que sean, Cárlos Cano no habla del Valle de Ricote, sino solamente del Valle. La verdad es que el término “Valle de Ricote” no se usaba en aquellos años, debido a su sonido y antigua literatura negativa. Entonces Cano habla del Valle, porque en sus primeros años estuvo más de una vez en Blanca, donde las huertas expedían el aroma de flor de azahar, de limón y naranja. El nombre procede del árabe hispánico az-zahár, y este del árabe clásico az-zahr (que significa 'flor blanca'). En el siglo XIX, en Blanca se recolectaban las flores de limones y naranjas que serían exportadas. Eran unos de los ingredientes para el perfume y la colonia (eau de cologne). Cárlos Cano introduce todos estos recuerdos de su juventud en su poesía. 1.6.4 La Noche Cesan su canto75 las tiernas aves, y se guarecen entre el follage: duerme la brisa que poco antes sobre las flores iba á posarse. 75 La Paz de Murcia, 10-3-1865, p. 4 61 La luna llena comienza a alzarse y ostenta hermosa disco brillante. Grande silencio76 reina en el valle, y ni un suspiro osa turbarle. ¡Qué hermosa noche! tal vez amantes, se juran ciegos nunca olvidarse. Quizá en los brazos de tierna madre, duerme algun hijo en este instante, y en dulces sueños, su pecho late, sin que le opriman rudos pesares. Noche serena, nada hay que iguale, ese silencio tan admirable: yo te bendigo que en mis azahares, busqué tus sombras por consolarme. Todo en ti es bello todo en tí es grande; tus misteriosos77 mudos lenguajes, al hombre enseñan á consolarse: yo, cantor triste que vago errante 76 77 La Paz de Murcia, 10-3-1865, p. 4 La Paz de Murcia, 10-3-1865, p. 3 62 tan solo puedo, noche ensalzarte: yo le venero y en donde me halle, mi pobre lira sabrá cantarle, porque tú siempre me consolaste, y en mis congojas y en mis pesares, solo tus sombras pudieron darme, dulce esperanza que me alentase. 1.6.5 Nostalgia. _ Ausente de mi patria78, Suspiro noche y día Y no hallo en mi quebranto Ni en mi contínuo llanto Consuelo para mí; Las sombras de la noche Aumentan mi agonía Y el alba me sorprende Pensando, ¡0h pátria mía! Pensando siempre en tí. Las flores de este valle Perdieron su frescura, Las galas que me ofrecen Marchitas me parecen 78 La Violeta, 16-7-1865, p. 341. 63 Sin brillo y sin color; Y, suspirando al verlas, Aumenta mi amargura La queja apasionada Que exhala en la espesura El tierno ruiseñor. El lánguido murmullo Del apacible rio Me trae á la memoria De mi soñada gloria El tiempo que pasó, Y la ilusión primera Que huyó del pecho mío Como la flor marchita Que el huracán impío Del tallo arrebató. Y todo me recuerda79 Las perfumadas flores, Los cánticos dolientes Las brisas y las fuentes Del suelo en que nací; Del suelo venturoso, Mansión de los amores, En que de la inocencia Los plácidos albores Brillaron para mí. Por eso, patria amada, Vagando de ti ausente Sin luz, ni fé, ni encanto, El fuego de mi llanto Me abrasa el corazón; Y sólo tu recuerdo, Que fijo está en mi mente, Consuela mis dolores, 79 La Violeta, 16-7-1865, p. 341. 64 Calmando dulcemente Mi luto y mi aflicción. Llevadme, auras ligeras, Hacia la pátria mía, Llevadme en raudo vuelo A dó la luz del Cielo Por vez primera ví; V haced cuando se extinga De mi existencia el día Que muera yo besando, Besando en mi agonía, La tierra en que nací. Segovia 1864 65 1.6.6 Cosas de la edad – SONETO. – Mágico valle de eternal verdura80 Donde al soplo del aura silenciosa Se mece ufana la naciente rosa Perfumando en su aroma la espesura; Ameno valle dó vertió natura De sus dones la parte mas preciosa, Donde zumbar la abeja artificiosa Y el arroyuelo plácido murmura. Aquí corrieron tus primeros años Sin probar del dolor las túrbias heces Ni conocer del mundo los amaños; Y aquí tambien ¡Oh Celia! muchas veces Sin sospechar futuros desengaños Sola te sorprendí… ¡comiendo nueces! Carlos Cano y Nuñez. 80 La Moda Elegante Ilustrada, diciembre 1867, p. 304. Del Correo de Ultramar. Tomo XXX, 1867, No. 774, p. 307. 66 1.7 La religión A estos cantos y encantos de la naturaleza hay que agregar las flores del corazón y las canciones del alma que Carlos Cano le dedicó al evangelio en forma de amorosos pensamientos . La religión debe haber ocupado un lugar importante en la vida de Cárlos Cano, y lo vemos a través de sus poemas. En esta relación de poemas no pueden faltar sus versos sobre el padrón de Blanca: «San Roque». 1.7.1 Crónica dominguera. – San Roque, con la calabaza y el palitroque. Cariños son los del pueblo81 expontáneos y constantes, que van de padres á hijos trasmitidos en la sangre y se conservan y viven benditos en los hogares. Santos hay en nuestra tierra que para los pueblos valen como un tesoro sagrado que les dejaron sus padres, y con su nombre bendito, con su venerada imágen, tienen el mayor consuelo y la esperanza más grande en todas sus desventuras, penas y calamidades. 81 El Diario de Murcia, 17-8-1890, p. 1. 67 San Roque es un santo de esos, se le adora en todo el valle que riega el fecundo rio que llega á los Guardamares, es patron de quince pueblos desde Ulea hasta los Garres, y en el Palma.- tiene ermita y en San Andrés una imagen hecha por aquel Salzillo que tambien hizo aquel Angel. Pero no voy á esto, voy á que el pueblo á veces hace, hijas del mismo cariño, poco reverentes frases, como la que de San Roque me ha inspirado este romance. De aquel noble peregrino, que sufrió tantos azares, que anduvo tantos caminos por sierras y peñascales, de aquel enfermo llegado que tuvo sed, tuvo hambre, sin más amigo que un perro que su herida le curase; de aquel que pudo vivir en opulentos alcázares y fué huesped recogido en infectos hospitales donde murió de la peste para que muchos curasen... de ese Roque dice el vulgo aquello del consonante. Pero la virtud del santo es de tan altos quilates, que no siendo ni español, ni santo de la falange que con Jesús y María vá en los libros inmortales, 68 ha conquistado los pueblos, venéranlo en mil altares y lo aclaman y le ruegan con un fervor inefable Archena, Ceutí, Fortuna, Blanca, Ulea, Pedriñanes, Villanueva, Santomera, Alcantarilla, Aljezares, Palmar, la Alberca, Lorquí, y en otra porcion de partes. Antes, cuando aquí eran ricos los que hacian alpargates, cuando formaban un gremio y tenian su estandarte, San Roque era en San Andrés y en el Pilar el tu autem; hoy aun tiene su capilla en San Agustin el grande y se le dice su misa y desempolva su imagen por un hermano mayor, heredero de su padre en la devocion del santo y en el gremio respetable. 69 1.8 Final Hasta aquí la breve biografía de Carlos Cano y Núñez con respecto a su pueblo preferido, «Blanca». Para su biografía completa, se debe leer el tomo que hemos preparado sobre él para este fin. A partir de los textos observamos que este poeta no usaba las palabras “Valle de Ricote” y “Acequía”, las cuales cambió por “valle” y “arroyo”. Supo prepararse bien con sus estudios y procuraba estar en más de un sitio en España, para obtener la mundología necesaria para llegar a establecerse firmemente en los círculos más influyentes de la sociedad. Sus altos ingresos como teniente coronel del ejército le permitieron vivir cómodamente, e incluso fundar una distinguida revista llamada Mosaico. Destaca sobremanera su gran capacidad para publicar sus poemas en muchísimos periódicos y revistas, cuya relación reflejamos a continuación. En más de una ocasión tuvo problemas de salud, tal vez como consecuencia de la muerte de varios hijos. La vida en el siglo XIX estaba llena de tragedias familiares, pero felizmente se pudo recuperar de sus penas y liberarse de sus obligaciones sociales en el pueblo de su infancia, «Blanca», donde tenía su hacienda, viejos amigos, recuerdos de su juventud, tranquilidad y aire fresco. 70 1.8.1 Poemas publicados en: ABC (Madrid) Actualidades (Madrid, 1901) Álbum (Revista quincenal, Cartagena), El Álbum ibero-americano (Madrid), El Álbum salón (Barcelona) Alhambra (Granada, 1884), La Alicante Obrero Alma joven (Murcia), El Almanaque (Lorca) Almanaque de la risa (Madrid) América (Madrid, 1857), La Amigo (Barcelona), El Anuario-Guia de Murcia y su Provincia (Murcia) Arco (Cartagena), El Arte y Letras (Revista) Averiguador universal (Madrid), El Balear – diario político, El Barcelona cómico Bazar murciano, El Bien público, El Blanco y Negro Camarada (Barcelona), El Cantábrico, El Caras y caretas (Buenos Aires) Cartagena artística Cáscabel, El Chocolate, El Correo de Levante Correo de Ultramar, Del Correo de Ultramar, El Correo militar (Madrid), El 71 Crónica – Teruel, La Crónica de Badajoz Crónica meridional Crónica meridional, La Cronista del valle, El Cruz y espada Defensor de Granada, El Demócrata (Madrid), El Dia (Madrid, 1881), El día de la prensa (Murcia), El Dia de moda (Madrid) Diario de la tarde (La Unión) Diario de Lugo – diario político Diario de Tenerife Diario de Zaragoza Diario murciano, El Diario, El Dinastía (Barcelona), La Don Crispín : semanario satírico, incoloro e inodoro Eco de Cartagena, El Eco de la provincia de Gerona – diario político, El Eco de Orihuela, El Enciclopedia, La Murcia Escenas contemporáneas (Madrid) Flores y abejas Folletín (Correo de Andalucía), El Garbanzo (Madrid), El Gente vieja (Madrid) Gil Blas Gran Vía (Madrid), La Guadalete, El Heraldo de Alcoy Heraldo de Madrid (Madrid), El Heraldo de Murcia Heraldo granadino, El Hojitas del hogar, Las Hormiga de oro (Barcelona), La Iberia (Madrid, 1868), La Ilustración (Barcelona), La 72 Ilustración católica (Madrid, 1877), La Ilustración de la mujer, La Ilustración Española y Americana, La Ilustración hispano-americano (Barcelona), La Ilustración Ibérica (Barcelona), La Ilustración musical (Barcelona), La Ilustración nacional, La Imparcial (Madrid), El Independencia, La Iris (Barcelona, 1899) Justicia (Jumilla), La Juventud literaria (Murcia), La Liberal (Madrid), El Linterna, La Lucha, La Madrid cómico Mañana – diario político, La Menorquin, El Miscelánea Revista Semanal de la Paz, La (Murcia). Moda elegante, La Mosaico (Murcia), El Mosca blanca (Barcelona), La Mundo cómico (Madrid), El Mundo de los niños (Madrid), El Murcia Nueva Museo universal (Madrid), El Nuevo Mundo (Madrid) Opinión (Gijon), La Orcelitano, El País (Madrid, 1887), El Panorama (Valencia), El Papa-Moscas (Periódico satírico), El Pêle-Mêle (Barcelona), La Periódico ilustrado, El Pluma y lápiz (Barcelona) Popular, diario granadino, El Porvenir de León, El Provenir de León, El 73 Provincias de Levante (Murcia), Las Publicidad, La Pueblo español, El Pueblo, periódico republicano, El Región extremeña, La Región Extremeña, La Revista contemporánea (Madrid) Revista de España (Madrid) Revista de los Velez Semana cómica (Barcelona), La Semanario murciano, El Sólier – Baleares Telegrama del Rif, El Unión democrática – diario político, La Unión ilustrada (Málaga), La Universo ilustrado (Barcelona, 1886), El Violeta, La Voz de Totana, La Zambra, La 74 2 BIOGRAFÍA POR LEMUS Y RUBIO Biografía por Pedro Lemus y Rubio (1930) 75 76 1930 Apuntes biográficos-criticos DON CARLOS CANO Y NUÑEZ I El nombre de D. Carlos Cano, como pieta festivo especialmente, es uno de los más populares en España; pero de su biografía, asi como de su obra literaria, no se ha hecho todavia un estudio completo. Solamente en el numero 41 de la revista Cartagena Artística , publicada el 20 de mayo de 1891, aparecio una biografia del poeta, escrita por D. Antonio Alcalde Valladares, de la cual, por ser rigurosamente exacta, aprovecharé algunos párrafos, completando en lo que pueda tan precioso trabajo con los datos que he podido recoger, a fin de allanar el camino a los que, enamorados de la obra total de este ingenioso autor, pretendan hacer un estudio cabal de su vida y producciones tal como se merece un escritor tan castizo y un poeta digno de figurar entre los de primer orden. Del matrimonio de D. Pedro Cano y Núñez con a D. Josefina Núñez y Hernández nació nuestro poeta el 19 de octubre de 1846, siendo bautizado al día siguiente, según reza la siguiente partida: «En la Ciudad y Prov. fe Murcia Obuspado de Cartagena a veinte de Octubre de mil ochocientos cuarenta y seis. Yo el infrascrito Cura Teniente de esta de Sn. Lorenzo bautice solamente y crisme a un niño que nacio el día 77 anterior a las cinco menos cuarto de la madrugrada, en la calle de Zam-brana hijo legítimo de D.a Pedro Cano, natural de blanca, empleado en puertas, y de D.a Maria Josefa Núñez, bautizada en Sn. Antolín de esta Ciudad, Abuelos Paternos Antonio Cano y Clara Núñez, ambos del referido Blanca. Maternos Franco. Núñez natural del expresado Blanca, y Antonia Hernández bautizada en Sta. María de esta Ciudad. Sele puso por nombre Carlos, Pedro Alcántara, José, Rarmón, y Lorenzo, fue su madrina D. Antonia Cano Núñez a quien adverti su oblgacion y parentesco Espiritual contraido. Testigo José Ayala, depoendiente de la Igle-sia y en fe de ello lo firme, =sensio =rubricado =Antonio José García= rubricado82». El hundimiento de la techumbre de la casa donde vivían los padres del poeta, en el mismo día en que nació éste, hundimiento debido a torrenciales lluvias, da motivo a que luego él se exprese en estos términos, en la Autobiografía, que envió al Director del seminario barcelonés «Pluma y Lápiz»: «No bien abrí los ojos, cuando en el lecho Mi Madre me brindaba calor y vida, De nuestra alcoba abajo se vino el techo, Sin duda para darme la bienvenida. Resultamos ilesos y hoy me exaspera Que el techo no me hubiera dejado inerte, 82 He procurado enterarme de lo que en aquella época se entendía por «empleado de puertas», y, según los nietos del D. Pedro Cano, éste era Guarda-almacén de Rentas Estancadas cuando nació su hijo Carlos. La precipitación en el bautizo de nuestro biografiado se explica por el accidente ocurrido el día de su nacimiento. 78 Pues ya que de mi vida dio fe, debiera Haber dado enseguida fe de mi muerte». De su infancia sólo sabemos lo que él mismo nos dice en su citada Autobiografía83: «Fue mi primer maestro don Juan Trigueros Y fueron en su escuela colegas míos Díaz Cassou, literato de los primeros, Y Madrigal, poeta de grandes bríos». Véase ahora lo que de la juventid de D. Carlos Cano, dice su primer biógrafo el Sr. Alcalde y Valladares, desúes de consignar que en la escuela había demostrado «su alta inteligencia y su aplicación»: «En el Instituto de Segunda Enseñanza de dicha ciduad (Murcia), estudió Filosofía, obteniendo siempre la nota de Sobresaliente, además de las tres medallas de plata, que conquistó en los tres concursos en que disputó el premio». «En febrero de 1863, ingresó en la Academia de Artillería, establecida en Segovia, obteniendo el número dos en su promoción, que constaba de ochenta alumnos aprobados, más otros tantos que no merecieron la aprobación». El poeta lo cuenta así en la citada obra: «Formando de cadetes en un enjambre, 83 Inserta en su obra Hojarasca Literaria. Murcia, 1903 79 Ingresé en el Colegio de Artillería, A la vez que Linares y Lachambre, Que hoy son dos Generales de gran valía. Allí, al par que en catetos e hipotenusas Di pruebas evidentes de mis progresos, Empecé, sinsabores dando a las musas, A disparar quintillas y otros excesos». Y en su artículo Unas quintillas y un romance, inserto después en el volumen Muestras sin valor (Madrid, 1905, 2.a edición), y referente a su amistad con Grillo, comprueba lo anterior con las siguientes palabras: «Tres alumnos de la Academia de Artillería nos lanzamos a publicar en 1865 un seminario cómico con el sugestivo título de El Amor; seminario que por su parte material y artística podía figurar en primera línea, pues se imprimía en la tipografía de Lavajos, una de las mejores de la corte, y sus monos llevaban las firmas de Ortega y de Rico, el primer caricaturista y el primer grabador de aquella época84.» Un año antes, o sea cuando el poeta tendría 18 años, había aparecido la primera colección de sus poesías titulada Flores y Lágrimas, pues se publicó en 1864, según el mismo autor dice en nota a la composición «A unas siemprevivas», inserta en el volumen Ratos perdidos85. 84 Página 150. Ratos perdidos. Páginas en verso por Don Carlos Cano y Núñez. Murcia, 1867. Establecimiento tipográfico de La Paz. Zoco, 5. (Dedicado a Federico Balart). En 8.º. 85 80 Para continuar debidamente la biografía recurriré como antes a los datos publicados por el Sr. Alcalde y Valladares, que son como sigue: «Durante el tercer semestre estudió también el cuarto, aprobando los dos a un tiempo, lo cual le adelantó la carrera, ascendiendo a Teniente del Cuerpo en 3 de julio de 1867. En 1874 (26 de Noviembre) obtuvo el empleo de Capitán y en 1887 (10 de Febrero) el de Comandante». «Como militar pundonoroso ha sabido siempre cumplir con su deber, demostrando su valor y su energía en los sucesos de Madrid del 22 de junio de 1866, en el ejército del Centro en 1874, como Ayudante del Regimiento de Montaña, y en el del Norte como Capitán del tercer Regimiento de a pie.» A sucesos del párrafo anterior se refieren las siguientes estrofas de la Autobiografía: «Del 22 de junio la cruel jornada Me hizo que entrara en fuego por vez primera, Y desde entonces llevo siempre grabada En el fondo del alma mi fe artillera. Del tercer Regimiento, siendo ayudante, Presencié las reñidas oposiciones, Donde Chapí, aún imberbe, salió triunfante De director de banda con los galones». El Sr. Alcalde Valladares, ajustándose a la Hoja de Servicios de D. Carlos Cano, prosigue así: Una vez concluida la guerra civil, desempeñó importantes comisiones científicas en la Fábrica de armas de Toledo y en la de la pólvora de Murcia, perteneciendo a la dotación de ésta por espacio de 81 más de nueve años, mereciendo las gracias de Real Orden por las reformas introducidas para obtener la moderna pólvora de guerra». «Igual recompensa obtuvo por los humanitarios servicios que prestó con motivo de la horrible inundación de Murcia en 1879». «En las voladuras que ocurrieron en la Fábrica de la Pólvora, los días 19 de julio de 1882 y 20 de agosto de 1883, en cuya fecha se encontraba de jefe de los talleres, se distinguió notablemente, pues con su arrojo y acertadas disposiciones evitó que el fuego se propagara a los talleres próximos a los destruídos por los citados siniestros. En el segundo de éstos esto es en el del 20 de agosto de 1883, ocurrió un incidente que no queremos omitir. Acababa de volar uno de los talleres ternarios, y extinguido que fue el fuego, dispuso nuestro biografiado que se pasara lista a los operarios para ver si alguno había sido víctima del desgraciado accidente que cavaba de tener lugar. Durante esta operación, reconociendo de nuevo el taller destruido, sospechó, por la colocación en que estaban los escombros, que pudiera no haberse inflamado la carga de uno de los dos toneles que, separados entre sí por un fuerte muro de mampostería, constituían el taller propiamente dicho; y para cerciorarse, en unión de dos maestros, empezó a separar algunos escombros, convenciéndose bien pronto de que, debajo de la inmensa mole de ellos, había un tonel sin haber volado. Próximo a él humeaban aún los restos del edificio incendiado y la exposición de permanecer allí era grandísima. Entonces, rompiendo con una navaja de un operario el cuero del dicho tonel, le 82 introdujo la boquilla de la bomba de incendios y lo llenó de agua, desapareciendo así todo el peligro.» «Por este acto de arrojo obtuvo la Cruz roja del Mérito Militar, y si no logró la Cruz laureada de San Fernando, para lo que se formó el oportuno juicio contradictorio a petición del Coronel Jefe de la Fábrica, fue por no estar comprendido, en el Reglamento de dicha Orden, el caso en que tanto se había distinguido.» «Además, tanto por esta voladura, como por la de 1882, mereció se le dieran las gracias de Real Orden.» Los mencionados siniestros los recuerda don Carlos Cano en la siguiente estrofa: «Elaborando pólvora pasé diez años, En ellos presenciando dos voladuras, Y aunque ninguna de ellas me causó daños De volar me vi cerca por las alturas86.» Terminaré la parte biográfica, que se puede llamar militar, consignando que, en 30 de marzo de 1893, ascendió a Teniente Coronel del Arma de Artillería y que, a petición propia, le fue concedido el retiro el 9 de marzo de 1896. Por no interrumpir una vez más la excelente biografía, escrita en vida de D. Carlos Cano, por el ya citado Sr. Alcalde Valladares, no he incluido en el lugar oportuno el matrimonio contraído por el poeta, el día 5 de julio de 1875, con D.a Amalia Cathalán y Molina. De este enlace, celebrado en la 86 Autobiografía, obra ya citada. 83 misma ciudad que le vió nacer y en la misma iglesia en donde fué bautizado el ilustre vate, nacieron siete hijos, seis varones y una hembra, y de los que sólo viven ésta (D.a Dolores) y dos varones D. José María y D. Antonio. La partida matrimonial, copiada a la letra de un certificado del Registro Civil, obtenido por D. Carlos Cano en 9 de septiembre de 1892, es como sigue: «D. Francisco Milla cura propio de la | Iglesia parroquial de San Lorenzo | Martir de esta Ciudad de Murcia | Obispado de Cartagena Certifico: que | en el libro octavo de matrimonios que | se custodia en esta Parroquial | al folio ciento veinticuatro vuelto | se encuentra una partida que literal | mente copiada dice así =Partida=En | la iglesia parroquial de San Loren- | zo Martir de esta Ciudad de Mur- | cia Obispado de Cartagena el día cin | co de Julio del año mil ochocientos | setenta y cinco D. Fernando Caballero | pbro. Y canónigo de esta Sta. Iglesia | Catedral de Cartagena en virtud | de despacho del Sr. Provisor vicario | general de dicho Obispado Licdo. D. | Fabriciano Cebador librado en esta | Ciudad con fecha del diez y nueve | de Junio del expresado año por ante | el Notario ecco. D. Angel Gasques | Llopis y previo permiso del Sr. Cura de la | mencionada parroquia D. Francisco Milla | desposé por palabras de presente que hacen | verdadero matrimonio y juntamente velé | según rito de nuestra Santa Madre iglesia | a D.a Amalia Cat(h)alan y Molina de edad | veinte y tres años, soltera, 84 natural de Carta- | gena, hija de D. Pedro Cat(h)alan natural | de Santa Cruz de Tenerife islas Canarias | y de D.a Isabel Molina natural de Cart- | tagena, feligresa de esta parroquia de | San Lorenzo Martir, calle de Saurín nú- | mero diez, con d. Carlos Cano y Núñez, hijo de D. Pedro Cano y de D.a Josefa Nú- | ñez, subdito de la jurisdicción castren- | se, fué aprobado en doctrina cristiana, | dispensada de las tres canonicas moni | ciones según el susodicho despacho, reci | bio los Santos Sacramentos de peniten | cia y eucaristía y precedieron todos | los demás requisitos prevenidos por | el Santo Concilio de Trento y reales | ordenes para la validez y legitimidad | de este contrato sacramental, siendo | testigo D. Pedro Cat(h)alan y D. Pedro | Cano y además de estos también lo fue | D. Santiago Arroyo sacristan; y para | que conste lo firmo fecha ut supra = | Francisco Milla: Párroco = Fernando Caballero = Corresponde exactamente la | preinserta partida con su original | a que me remito en caso necesario. Murcia | a doce de julio del año mil ochocien | tos setenta y cinco = Hay un sello = Franco | Milla.» Hemos dicho que de los siete hijos habidos en el matrimonio fallecieron cuatro, éstos fueron: Carlos María Pedro, que nació el 8 de abril de 1876, y murió el 26 de abril de 1884; José María, nacido el 20 de abril de 1882, y subió al Cielo el 29 de diciembre del mismo año; y Carlos que vió la luz el 15 de septiembre de 1886 y falleció el 29 de abril de 1889; 85 pero la muerte del primogénito, niño de singulares aptitudes y en quien cifraba las más risueñas esperanzas, imprimió en el alma del poeta tan profunda pena que puede decirse le atormentó durante el resto de su vida. Si a estos pesares se agrega el de la inesperada enfermedad y muerte de su hijo Pedro el 26 de diciembre de 1899, cuando estaba próximo a cumplir 22 años (nació el 2 de febrero de 1878), puede colegirse cómo tronchadas en flor las más preciadas ilusiones del poeta, la misma fogosidad de su imaginación le hacía ver constantes peligros amenazadores de la salud y vida de sus más queridos seres. Por esto exclama lleno de amargura, en 1902, fecha de la publicación de la tantas veces citada Autobiografía: «Hoy la salud perdida y herida mi alma Por dolores que el curso del tiempo aviva, Buscando en el retiro la ansiada calma, Soy en armas y en letras clase pasiva. Los que ven que cultivo la chirigota Creen que sólo entre bromas vivo en mi centro, Sin ver que, en la amargura que mi alma embota, Cuando río por fuera, lloro por dentro. En las eternas noches que paso en vela, Mientras los seres que amo duermen en calma, De mi dolor profundo fiel centinela ¡Alerta! entre suspiros me grita el alma. Y al recuerdo imborrable del ser querido, Del hijo en quien cifraba mi dulce encanto, 86 Mirando para siempre mi bien perdido, Desbordado del pecho brota mi llanto. Entonces, cuando nadie mi queja escucha, Para que la amargura más me taladre, Miro cómo sostiene terrible lucha Con mi fe de creyente mi amor de padre. Así con mi destino viviendo en guerra, Pensando en el mañana que tanto anhelo, Mis ojos nunca fijos tengo en la tierra, Mis ojos siempre fijos tengo en el Cielo. Y de la risa llevando como divisa Sólo Dios ve de mi alma los sinsabores, Pues de antifaz me sirve mi falsa risa Para ocultar mis penas y mis dolores,…» Las estrofas que acabo de transcribir tienen, aparte de su mérito literario, el de manifestarnos plenamente el estado de ánimo del poeta con verdadera ingenuidad. En la intimidad de la familia podía apreciarse mejor el valor de las palabras «lloro por dentro», mientras sus composiciones humorísticas y satíricas parecían demostrar siempre lo contrario. La frase «Mis ojos siempre fijos tengo en el Cielo» es la expresión fidelísima del pensamiento constante de su autor, y no atraída por la fuerza de la antítesis, como pudiera fácilmente creer quien no le hubiera conocido, o bien no haya apreciado todas las obras del mismo. Estudiando éstas se observa que, sin contar la sin igual El Amor de los amores, 87 notabilísima porque en ella se compenetran la fe con la gratitud, por el consuelo que aquella le proporciona en medio de los sufrimientos de la vida, y la esperanza de la dicha infinita, hay también otras composiciones conteniendo datos reveladores de su ardiente devoción, que le hace no temer la muerte. Así, dice en la dedicada «A la Virgen de la Fuencisla87» «Por Ti miro la dicha en lontananza Por Ti pienso en la muerte ¡y en la gloria!» El soneto ¡Al Cielo! De marcado carácter filosófico, termina con el siguiente pensamiento88: «En pos del más allá con loco anhelo Cruza el alma este valle de amargura, Y, cuando rasga de la muerte el velo, Un ángel descendiendo de la altura «Allí, - le dice señalando al Cielo Allí no más existe la ventura». En el mismo volumen MUESTRAS SIN VALOR89 se halla una pequeña composición titulada Rima, que finaliza: Para las heridas que abre La muerte en el corazón Solo hay un bálsamo, el tiempo, Sólo hay un médico, Dios.» 87 Muestras sin valor, pág. 23. al pié - Noviembre, 1881 Muestras sin valor, pág. 80. 89 Muestras sin valor, pág. 139. 88 88 En el poema que lleva por título ¡Allí está!, al fin de cada una de las partes en que divide la composición, pregunta el poeta ¿Dónde está la dicha humana? Para concluir que sólo se encuentra en el Cielo90. Y por último, para no citar más ejemplos, en la Meditación, dedicada a Antonio Grilo, da fin a la quinta octava de la hermosa poesía, diciendo91: «Que siempre el hombre con tenaz porfía La dicha busca que le niega el suelo, Sin fijar sus miradas en el Cielo, Donde la puso Dios.» Tales eran los sentimientos del poeta; pero su voluntad fué siempre algo débil, excepto para el cumplimiento de sus obligaciones, según afirman los que le trataron asiduamente. Hombre de privilegiada inteligencia hallaba fácilmente el contraste vigoroso entre nuestra pequeñez y nuestras aspiraciones, entre lo real y lo ideal, contradicción que se muestra tanto más vivamente cuanto mayor es la agudeza de ingenio y la cultura del contemplador. Por eso nuestro poeta desde su juventud aparece como uno de los más finos humoristas y satíricos de nuestra literatura, y buena prueba de ello son los catorce sonetos «A Celia», que después llamó «filosóficos», impresos primeramente en el volumen que tituló RATOS PERDIDOS, y cuando su autor cumplía los veintiún años. De la misma épica son las «Fábulas sobre máximas del barón de Andilla» y otras composiciones que revelan igualmente su humorismo, como otras su aguda sátira o su festivo ingenio. 90 En serio y en broma, pag 7. Tiene al pie la indicación Murcia, 1879 91 En serio y en broma, pag. 31. 89 La suegra ha sido constantemente objeto de numerosas frases más o menos aceleradas; pero seguramente hay pocas tan ingeniosas y crueles como las veintiuna debidas a la pluma de D. Carlos Cano, y con el nombre de «Máximas inmorales» insertas últimamente en el volumen de MUESTRAS SIN VALOR, habiendo sido su autor uno de los hombres que luego han disfrutado la dicha de no poder ni designar a la madre de sus esposa con el nombre de «suegra» por no injuriarla, que tanto era el cariño que, por las buenas cualidades de ambos, se merecían recíprocamente. Consecuencia de su carrera militar fueron los destinos desempeñados y las residencias de más o menos duración en Madrid (1865 a 67), Vascongadas, Logroño, Valencia, Alhucemas (1869), Córdoba (1869), Sevilla (1869), Cádiz (1870), Mahón (1875), Murcia (1875), Cartagena (1876), Murcia (1879), Madrid (1879), Murcia (1882-85), Madrid (1884), Toledo (1887), Murcia (1887), Cartagena (1889), Murcia (1889-1922), algunas de cuyas estancias se comprueban también por las mismas fechas puestas al pie de las composiciones literarias o bien por el asunto de éstas. Tal acontece en la que le inspiró Sevilla, ciudad cuyo ambiente artístico debió impresionar tan profundamente su fantasía que le hace decir, en una de sus Tarjetas postales92: «Si en Murcia mi cuna hallé, Hallé en Sevilla alegría Cuando en venturoso día Sus bellezas admiré. Y por más que a usted le choque Que, al Rey Sabio haciendo agravio, 92 Inserta en Hojarasca Literaria, pág. 39. 90 Sueñe en copiar sin ser sabio Ni tampoco rey ni Roque, Quisiera yo que al morir Me ofrecieran sepultura En la perla del Segura Y en la del Guadalquivir. Y, colmando mi ambición, Dar, como él hizo en su muerte, A la una mi cuerpo inerte Y a la otra mi corazón». No deja de ser interesante el dato, sobre la vida íntima del poeta, oído por mí a su hermana la notable poetisa D.a Antonia (q. s. g. h.), quien, censurándole, decía que, en casa de su hermano no se escuchaba a éste otra cosa que: «¿Cómo estás, Amalia?», «Amalia, ¿te duele algo?», preguntas que nos ponen de manifiesto la constante preocupación e inquietud del mismo, aunque las tratase de ocultar en la vida exterior, en la que muchas veces no perdía el carácter satírico y festivo que tanto le distinguió. El fallecimiento de su esposa, ocurrido el día 1. ° de enero de 1919, sumió al ilustre vate en el más hondo pesar, que hizo enmudecer para siempre a su pluma. Desde ese momento ya D. Carios Cano puede decirse que no vivió más que para Dios. Por la buena memoria de uno de sus mejores amigos93, se conserva la cuarteta que, tal vez sin darse cuenta, improvisó d. Carlos Cano en uno de los días siguientes al fallecimiento de su esposa, cuando los amigos que le acompañaban discutían sobre el mayor o menor cariño en los individuos de la familia. El poeta les interrumpió diciendo: 93 El Exemo. Sr. Dr. D. José García Villalba, a quien debo la referencia 91 «¿Cariño? De padre o madre es seguro, Los hermanos disidentes, Y enemigos declarados Todos los demás parientes.» Pocos años sobrevivió D. Carlos Cano a su amante esposa; pues entregó su alma a Dios a las cuatro de la tarde del día 1.° de agosto de 1922, según consta en la siguiente partida, inserta al folio 76 del libro 60 de defunciones de la parroquia de San Bartolomé y Santa María. «En la ciudad de Murcia Obispado de Car- | tagena provincia de Murcia a dos de | Agosto de mil novecientos veintidós | Yo D. José Soria Gabardo | Cura propio de la parroquial de San Bar- | tolomé Santa María de la misma mandé dar sepultura | eclesiástica en el Cementerio católico de Ntro. Padre Jesús | al cadáver de mi feligrés el adulto D. Carlos Cano | Núñez natural de Murcia | Diócesis de Cartagena de setenta y cinco años de edad, hijo | de D. Pedro Cano Núñez natural de blanca | y de doña Josefa Núñez natural de Murcia | y de estado viudo de D.a Amalia Cathalán Molina | Falleció a las cuatro de la tarde del día de ayer | en la casa número siete de la | plaza de Romea a consecuencia de arterioesclerosis | según certificación facultativa | habiendo recibido los Santos Sacramentos de Penitencia | Eucaristía y Extremaunción | administrados por el Coadjutor de la parroquia | …..Se le hicieron los Funerales…la Misa exequial, conforme a lo dispuesto.. | Y para que conste extiendo y firmo 92 la presente, fecha Soria=Rubricado94. |». uf supra | José Numerosas fueron sus amistades, singularmente entre los escritores y poetas, como él mismo manifiesta al decir: «Asistí a las reuniones de Ramón Chico De Guzmán, cuyo numen dejó honda estela, Y allí admiré el ingenio fecundo y rico De Liniers, Sánchez Pérez, Saco y Silvela. Amigo de escritores de credos varios95…» Una confirmación de esto y del bien reputado nombre que gozaba entre los literatos contemporáneos, y como flor espontanea de esa tan rara y hermosa comunión de almas que se llama fraternidad, fué la Corona poética a la memoria del niño Carlos Cano y Cathalán, publicada en Barcelona en 1885, o sea al año siguiente de la muerte del primogénito del poeta; pues está formada por sentidísimas composiciones de Antonio Grilo, Leopoldo Cano, José Navarrete, Jackson Veyan, Manuel del Palacio, Blanca de los Ríos, Josefa Estévez, Federico Balart, Fernando de Gabriel, Marqués de Valmar y Luis Vidart, juntas con las de los literatos murcianos y una delicadísima poesía de Doña Antonia Cano, hermana de D. Carlos. Fruto también de las simpatías que gozó fué la importante colaboración de las más renombradas 94 Esta partida, así como la de nacimiento, inserta en la página 8, se deben a las facilidades que para sus respectivos archivos parroquiales me dieron los Sres. D. Eduardo Rodríguez Martínez, Coadjutor entonces, en funciones de Párroco, de San Lorenzo, y d. José Soria, párroco de San Bartolomé. Sírvanles estos renglones de testimonio, aunque muy humilde, de mi gratitud. 95 Hojarasca literaria, pág. 6. 93 firmas en el seminario MOSAICO, fundado y dirigido en Murcia por D. Carlos Cano, periódico de que trataré más adelante. Es lástima que, a pesar de lo cuidadoso que era este genial poeta, no conservase las cartas que recibía de amigos y compañeros, según me ha asegurado repetidas veces su hijo D. José María, a cuya bondad soy deudor de no pocos datos y del original de una poesía inédita, que publico en lugar oportuno. Doy fin a esta primera parte haciendo constar que de todos los artículos necrológicos publicados a raíz del fallecimiento del poeta, el más extenso y sentido fué el inserto en el periódico de Murcia «La Verdad» y debido a la áurea pluma de su entrañable amigo y admirador, y como él gran poeta, D. Ricardo Sánchez Madrigal, que ya goza igualmente de la dicha a que sus virtudes le hizo acreedor. II Estudiado, en cuanto nos ha sido posible, el autor como hombre, examinemos ahora las obras debidas a su pluma. No deja de ser importante la producción literaria de D. Carlos Cano, aunque más en calidad que en 94 cantidad; pues casi toda ella la coleccionó bajo los siguientes títulos: FLORES Y LAGRIMAS. Publicada en 1864, según nota del autor a la poesía A unas siempre vivas en el volumen siguiente. Biblioteca de «La Paz» | RATOS PERDIDOS | Páginas en verso | por | Don Carlos Cano y Núñez | Murcia, 1867 | Establecimiento tipográfico de «La Paz» | Zoco, 5 | Dedicada a Federico Balart. En 8.°. – 148 páginas; no tiene índice96. Biblioteca Murciana | Tomo I. = Abril de 1886 | Carlos Cano | VERSOS ALEGRES | Dirección | D. José Martínez, Plaza de D. Pedro Pou, 9 | Murcia | Lit. e Impr. De A. Arróniz, Calderón de la Barca | 1886 | En 8.°. – 31 páginas y una de índice. Carlos Cano | FRUTA DEL TIEMPO | Versos alegres | precedidos de una carta | de | Manuel del Palacio | Barcelona | Imprenta de Luis Tasso Serra | Arco del Teatro, nums. 21 y 23 | 1888 | En 8.°. – 186 páginas y dos de índice. Carlos Cano | MUESTRAS SIN VALOR | (Páginas en prosa y páginas en verso) | Cartagena | 1888 | Imprenta de José Requena | En 16. – 158 páginas, más dos de índice. Carlos Cano | MOCEDADES | (versos) | Madrid | Librería de Fernando fe | Carrera de San Jerónimo, 2 | 1890 | Al dorso: Cartagena; 1890 | Imprenta y 96 Esta obra y la siguiente, que son muy raras, las he podido conocer gracias a la inefable bondad de mi querido amigo el muy erudito y gran bibliófilo, especialmente de asuntos murcianos. D. José Alegría, a quien estoy sumamente obligado por sus atenciones. 95 litografía de Marcial Ventura. Duque, 6 | Dedicada a Federico Balart. En 8.°. – 158 páginas y dos de índice. APUNTES DEL NATURAL, obra citada por el autor entre las publicadas, pero no he logrado ver ningún ejemplar. Igualmente ocurre con la NECROLOGÍA DEL GENERAL VALDÉS. Carlos Cano | FRUTA DEL TIEMPO | Poesías festivas | con un prólogo de | Manuel del Palacio | Segunda edición aumentada | Madrid | Librería de Fernando Fe | 2, Carrera de San Jerónimo, 2 | 1902 | Al dorso: Murcia = Imprenta de «El Correo de Levante» | En 8.°. – 226 páginas, más tres de índice. Biblioteca de la Joya Literaria | Carlos Cano | HOJARASCA LITERARIA | Versos y artículos Murcia | Imp. Vda. J. Perelló | 1903 | La cubierta con dibujo de Melitón González. En 8.°. – 92 páginas, más una de índice. Con retrato del autor. Carlos Cano | MUESTRAS SIN VALOR-Poesías y artículos | con un prólogo de | José Navarrete | Segunda edición aumentada | Madrid | Librería de Fernando Fe | 1, Carrera de San Jerónimo, 2 | 1905 | En 8.°. -204 páginas, más dos de índice y una de erratas. – Al dorso: Tip. La verdad, a cargo de M. Barreda, plaza de Cetina. – Murcia. Carlos Cano | EN SERIO Y EN BROMA | Poesías | Segunda edición aumentada | Paris | Librería Hispano=Americana | 37, Rue de l’Abbé Grégoire, 37 | 1907 | En 8.°. – 198 páginas, más dos de índice. Al pie de éste: Murcia. – Martínez y Giménez, impresores. Marín=Baldo, 2. 96 Preciso es advertir que esta última obra no tuvo primera edición, sino que es una nueva muy aumentada de la que publicó primeramente (en 1890) con el título de MOCEDADES. Al empezar el estudio de las obras de D. Carlos Cano, conviene recordar las siguientes palabras del Sr. Alcalde y Valladares: «Antes de los quince años empezó a darse a conocer el Sr. Cano en la república de las letras figurando su nombre en casi todos los periódicos de la corte y de provincias, donde su musa ya alegre, ya triste, ya satírica, ya cáustica ha abrazado todos los tonos y ha sabido tocar todas las cuerdas». El poeta corrobora en parte el contenido del párrafo que acabo de transcribir, cuando en la Autografía nos dice: «Amigo de escritores de credos varios Colaboré en los diarios más principales, Sin mirar si eran rojos o reaccionarios, Sin ver si eran carlistas o liberales. Y la atracción sintiendo de las cuartillas Toqué del periodismo las cuerdas todas, E hice artículos, versos y gacetillas Y revistas de teatros y hasta de modas» Pero, fijándonos en lo que también nos ha dicho antes el mismo Sr. Cano, al hablar de sus estudios en la Academia de Artillería97, se notará que hay algo de inexacto en las palabras del biógrafo. Igualmente, no puedo asegurar que esté reunida toda la producción literaria del D. Carlos Cano hasta la fecha (1891) en que hizo el Sr. Alcalde y Valladares su biografía, en la que afirma que nuestro vale acostumbraba a coleccionar las poesías y artículos que iban apareciendo en los distintos periódicos y 97 Véase la pagina 10, línea 9 y siguientes, de estos Apuntes 97 con ellos formaba esos volúmenes que aparecieron sucesivamente. Como prueba de que hay algunas no reimpresas por el autor, he aquí la composición festiva que no se halla en ninguno de los volúmenes antecitados, y la cual encontré en la hoja de un almanaque del año anterior (5 de julio): «Dimes y diretes Un casado a su esposa Le dijo un día Frente a un escaparate De joyería: - Mira, mira qué luces Tan refulgentes La de los solitarios De esos pendientes. Y ella exclamó, arqueando Mucho las cejas: - ¿Hablas de pendientes? ¡Soy toda orejas! Carlos Cano» Labor penosa, que yo hubiera hecho con gusto, para completar estos Apuntes, pero que no puede intentarse siquiera en esta capital, por falta de los medios indispensables para ello, es la de registrar cuidadosamente los periódicos y revistas, especialmente de Madrid, Barcelona, Segovia, Murcia y Cartagena, desde el año 1863 al de 1891, en los que se pueden hallar diseminadas las obras que brotaron de la pluma de D. Carlos Cano. Emitiremos nuestra opinión acerca de las obras tanto prosaicas como poéticas, que nos ha sido posible conocer, comenzando por las escritas en prosa. Estas son preciosos cuentos, bellas narraciones y artículos cómico=satíricos escritos en lenguaje correcto y castizo. Los coleccionados en la segunda edición de MUESTRAS SIN VALOR son diez, sobresaliendo entre ellos: el titulado La gran 98 revolución, en el que pinta las peripecias cómicas a que daba lugar la reforma del sistema métrico; Pícaros nervios, saladísimo cuento militar, que finge sucedido; Buscando casa, precioso artículo satírico sobre las penalidades que sufre quien se halla en tal caso; El álbum de Adela, donde ridiculiza donosamente a los malos escritores que se creen poetas; Adelfa, conmovedora narración, que califica de «Historia vulgar», y cuya protagonista es una pobre mujer abandonada; Unas quintillas y un romance, relato autobiográfico en el que da cuenta del principio de su amistad y muestra su gratitud al célebre Antonio Grilo; y las «Máximas inmorales» sobre La Suegra, colección de aceradas definiciones escritas con chispeante gracia e ingenio sin igual. El folleto que lleva por nombre HOJARASCA LITERARIA sólo contiene en prosa cinco trabajos todos excelentes, distinguiéndose por su amenidad el que tiene por título Los asistentes, narración anecdótica sobre los que dice conoció en Cádiz, Sevilla, Logroño y Cartagena; por su fuerza cómica el denominado Una y no más; y por su carácter satírico el titulado Un genio anónimo. Obra en prosa es también el Prólogo a las poesías de D.a Eladia Bautista Patier98 (1), escrito tan galanamente como los demás frutos de la castiza pluma de D. Carlos Cano. En él, después de afirmar que no tiene condiciones de crítico y que no le gusta dar bombos ni le agrada dar palos. Recuerda que vió primeramente las brillantes poesías de esta escritora en el seminario La Violeta, en el año 1865, dirigido 98 POESÍAS | de | D.a Eladia Bautista Patier | viuda de Pantoja | con un prólogo de | D. Carlos Cano | Mula | Establecimiento tipográfico de Basilio Robres | 1904 | En 8.°. – 255 páginas, más tres de índice. 99 por D.a Faustina Sáez de Melgar, y de cuya revista era él colaborador, haciendo rápida enumeración, con este motivo, de los célebres escritorios que enriquecieron las páginas de dicha publicación, patrocinada por la entonces Reina D.a Isabel II, y tributando finalmente el debido homenaje a la poetisa. Completan lo conocido hasta ahora de los trabajos en prosa de D. Carlos Cano dos artículos: El Maestro Chapí y A bordo y en tierra, ya publicados en periódicos, y que tenía dispuestos para formar parte de un volumen que titularía DE MILITAR Y DE PAISANO (Recuerdos e intimidades). Con este último nombre escribió un precioso artículo de carácter biográfico, que figura en el Homenaje a Federico Balart, de que trataré separadamente. El lenguaje empleado siempre por este genial literato brilla, como ya he dicho antes, por la exquisita corrección de la frase y la pureza de dicción, hasta tal punto que en sus obras sólo he encontrado dos palabras que no se hallan en nuestro Diccionario, tales son charadista y charadística; pero, que perfectamente usadas por el autor, como veremos en el lugar oportuno, están pidiendo que las admita la Academia de la Lengua. Las obras poéticas de D. Carlos Cano se pueden clasificar en dos grupos principales: religiosas y profanas, y éstas en serias, festivas y humorísticas. Entre las poesías religiosas citaré primeramente la que dedicó A la Virgen de la Fuencisla, patrona de Segovia99, a quien se encomendó el autor a su llegada a dicha ciudad, como retrata en estos versos: «Niño era yo y, al declinar la tarde, Cuando el Sol poniente 99 Muestras sin valor, pág. 23 100 Se ocultaba la luz en Occidente Dando a la Tierra su postrer alarde, A tu ermita de luz y encanto llena, Mis pasos presuroso encaminaba, Buscando alivio a mi profunda pena, Porque lejos me hallaba De mi madre que tanto idolatraba. Puesto antes Ti de hinojos, En Tpi fijos mis ojos, Rota mirando del dolor la palma, ¡Qué dulce bien mi corazón sentía! ¡Qué grao aroma perfumaba mi alma! Qué dichoso era entonces, Madre Mía!.....» Dignos de encomio, además de la bella composición Ante la dolorosa de Salcillo100, son los sonetos A la Inmaculada101 y En el Calvario102; pero supera a éstos el titulado A la Virgen103 por el siguiente hermosísimo final: « ¿Quién podrá no adorarte y no tenerte Como en sagrado altar en la memoria? Al hijo de tu amor le dimos muerte,…. ¡Y aún nos abres las puertas de la Gloria!» Abrumado el poeta por el fallecimiento de su hijo Carlos, sólo encuentra lenitivo a sus pesares en la Virgen, a quien dirige la sentidísima y conmovedora Plegaria. En esta poesía, que se distingue por su ingenuidad y sonora versificación104, después de suplicar a Nuestra Señora no abandone a los que la invocan, termina con estas palabras: 100 Muestras sin valor, pág. 194 Muestras sin valor, pág. 23 102 En Serie y en broma, pág. 104 103 En Serie y en broma, pág. 22. 104 Muestras sin valor, pág. 186 101 101 «Escucha mi plegaria, Madre querida Y haz que borre mis culpas tu intercesión. Y cuando de improvisto la muerte un día Con sueño mis ojos logre cerrar, Haz que pronto despierte, Virgen María, Y me mire en tus brazos al despertar». Señalado ejemplar de confortante fe es el soneto Resignación105, en el que pinta magistralmente la amargura de su alma, que le hace clamar: «Aunque el sufrir me cause desvarío No acortes mis dolores, pero ¡dame Resignación para sufrir, Dios mío!» Descuella sobre todas sus poesías la oda El amor de los amores106, dedicada a la Virgen, y escrita con tanta sencillez y versificación tan encantadora por su misma naturalidad, que no vacilo en insertarla íntegra; pues compite con las mejores de nuestra literatura; pues compite con las mejores de nuestra literatura, y justamente fué premiada en cuantos certámenes la presentó su autor: «EL AMOR DE LOS AMORES A la Virgen Perdona mi osadía Si para el canto que del alma mía Hasta tu trono revelo, A pedirte me atrevo Tu auxilio celestial, Virgen María. Pero te quiero tanto, Con tanto afán en mi ansiedad te imploro, Que, sin tu auxilio santo, Mal pudiera expresar mi pobre canto 105 106 Muestras sin valor, pág. 158 En Serie y en broma, pág. 53. Al pie, Murcia 1887. 102 Lo inmenso del amor con que te adoro; De este amor que es mi anhelo Y mi vida y mi gloria y mi consuelo; De este amor que mitiga mis dolores; De este amor cuya fe me eleva al Cielo; De este amor ¡el amor de los amores! Él es el faro que mis pasos guía Mostrándome tu trono en lontananza Y Tú me lo inspiraste, Madre mía, Tú que eres mi placer y mi alegría, Mi gloria y mi esperanza Huérfano y sin ventura, Al cruzar de este valle de amargura El árido sendero, Con mi planta insegura, Voy marcando de lágrimas reguero; Pero a la vez que crece mi quebranto Y se acrecienta el llanto Que brota de mis ojos, Más mi fe se enardece, Y ante tu altar postrándome de hinojos, Que desciendes del Cielo me parece Para calmar mi pena y mis enojos. Un hijo yo tenía, Un ángel que era toda mi alegría, Y con tanto cariño le adoraba Que al mirarme en sus ojos exclamaba: «Si te murieras tú me moriría»; ¡Y se murió en mis brazos! ¡En mis brazos!...¡y vivo todavía! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ¿Quién si no Tú, del mundo Soberana, Consoló mi honda pena? ¿Quién infundió resignación cristiana Al alma mía de amargura llena? ¿Quién si no Tú? Tú sola, mi agonía Lograste mitigar, Virgen María. 103 Postrado ante tu imagen, con la palma DE mi ruido dolor por compañera, Buscando en Ti la bienhechora calma, Con toda la amargura de mi alma Tu amparo te pedí de esta manera: «Virgen Santa, que ves mi pecho triste Cual sufre del dolor el dardo fiero, Por la resignación con que sufriste el dolor sin segundo De ver clavado en un madero Al celestial Cordero, Al hijo de tu amor, ¡al Rey del mundo! Dáme resignación, préstame calma Y enjuga de mis ojos este llanto Que vierto por el hijo de mi alma Que huyó de mí cuando le amaba tanto». Y así como el rocío Da nueva vida a las marchitas flores En las serenas noches del estío, Tú, en las noches sin fin de mis dolores, Nueva vida le diste al pecho mío. Nunca pensé que soportar podría La muerte de mi madre, Madre mía, Porque me amaba tanto Y tanto yo la amaba Que con ella mis penas dividía Y con ella mis dichas aumentaba. Cuando, - pensaba yo - libre de enojos Mi madre sienta de la muerte el hielo, Su bendición recibiré de hinojos, Y me dará por último consuelo La postrera mirada de sus ojos. Pero en infausto día, Estando de ella ausente, Cuando menos su muerte presentía, La Parca de repente Ahogó el aliento de la madre mía; Y cuando presuroso Corrí a su lado con febril anhelo, 104 De cuatro cirios a la luz incierta, Transido de dolor la ví en el suelo Pálida, inmóvil, ¡muerta! . . . . . . . . . . . . . Ante aquel cuadro de dolor y luto, Por mi madre, como último tributo, Una oración mis labios murmuraron, Y, ahogando de mi pecho los gemidos, A Tí, que eres consuelo de afligidos, En mi aflicción mis ojos se elevaron. Y así como la aurora Las sombras rasga de la noche fría, De mi dolor la sombra aterradora Te dignaste rasgar, Virgen amada; Y hoy llora por mi madre el alma mía, Pero vierte su llanto resignada. ¡Ay! cuántas otras veces El cáliz de amargura Que apuraba mi pecho hasta las heces Trocaste, Virgen pura, En néctar de suavísima dulzura! Y pues tanto favor me has concedido, ¿Qué mucho el alma entera consagrarte, Si quisiera, mi amor para mostrarte, Haber de Dios cien almas recibido Y poder con cien almas adorarte! La que el Cielo me dió te ofrecería Con dulce arrobamiento Si digna fuera de tu amor un día, Por Tí, purificada, Madre mía, En el santo crisol del sufrimiento. La esperanza de verte Me alienta en esta vida procelosa, Y ¿cómo no esperar tan dulce suerte Si al hijo de tu amor le dimos muerte, Y aun nos abres tus brazos amorosa? Ábrelos a mi afán, Virgen María, Y, cuando llegue el día . . . 105 Que mire rotos los terrenos lazos, Recibe para siempre el alma mía, Madre de amor, en tus amantes brazos.» De las poesías profanas, de las que he llamado «serias», cautiva por su facilidad, y por la forma métrica, la escrita en Segovia en 1864, titulada Nostalgia107, de carácter elegiaco. Véase la primera estrofa: «Ausente de mi patria Suspiro noche y día, Y no hallo en mi quebranto Ni en mi continuo llanto Consuelo para mí; Las sombras de la noche Aumentan mi agonía Y el alba me sorprende Pensando, ¡oh patria mía! Pensando siempre en tí.» Igualmente son muy bellos la Introducción, de marcado sabor romántico, que encabeza el volumen RATOS PERDIDOS y el precioso poemita La pescadora, poesías no reimpresas después por el autor. También merecen citarse la oda A la paz108, vibrante y patriótica; Meditación109, de carácter filosófico, escrita en soberbias octavas de endecasílabos y heptasílabos de hermosa sonoridad y perfecta rima; las que llevan por lema Allí está110, A mi madre111 y Sé feliz112; la preciosa 107 En Serio y en Broma, pág. 19. En Serio y en Broma, pág. 42. 109 En Serio y en Broma, pág. 31. 110 En Serio y en Broma, pág. 7. 111 En Serio y en Broma, pág. 11. 112 En Serio y en Broma, pág. 27. 108 106 composición que encierra amarga enseñanza, titulada De Luto113 y que dedicó a D. Leopoldo Cano calificándole de «General en armas y letras»; las rimas Tú y yo114 y A unas siemprevivas115; y la que escribió en Cartagena, en 1868, con el nombre de Recuerdos, suspiros y lágrimas116, notable por la novedad de la forma métrica, pues varía las rimas de la estrofa espinela, rivalizando con ésta en sonoridad. He aquí una muestra: «Cuando en la noche serena Huye el sueño de tus ojos Y del mundo los enojos Te infunden amarga pena, Aleja de tu aposento El inquieto pensamiento Y ponlo un instante en mí, Que en ese mismo momento, Voladores como el viento, Mis recuerdos van a tí». Expresión fiel del inmenso cariño que tenía a su primogénito y de la aflicción que le produjo su fallevimiento, es el soneto elegíaco En la muerte de Carlos117. A esta poesía pertenece el trozo que inserto a continuación, porque nadie ha expresado tan sencilla y vivamente la horrible pena de ver morir en nuestros brazos a un ser querido: «A su hermosura y su candor rendido, «Si te murieras tú, me moriría» Exclamaba besándole dormido. 113 En Serio y en Broma, pág. 72. En Serio y en Broma, pág. 10. 115 En Serio y en Broma, pág. 81. 116 En Serio y en Broma, pág. 59. 117 En Serio y en Broma, pág. 68. 114 107 Y murió... ¡y en mis brazos lo tenía! ¡Mentido fué mi afán, mi amor mentido! Le ví morir... ¡y vivo todavía!» Pocas composiciones de igual asunto expresarán la idea con tanta delicadeza y corrección como el soneto Dos lágrimas118, que parece obra de la madurez del genio, y sin embargo el poeta era muy joven cuando lo publicó en el volumen RATOS PERDIDOS (1867). Dice así: «Dos lágrimas Como la perla que esmaltó el rocío Sobre el tierno botón de una azucena, Vi una gota de llanto que serena Dejaste resbalar a su albedrío. Yo la miré con loco desvarío Y, de tu pecho al descubrir la pena, Rompiendo el dique que mi llanto enfrena Otra gota brotó del pecho mío. Lágrimas ambas al calor nacidas De aquel amor de nuestra vida encanto, Brotaron y murieron siempre unidas; Y fué de mi dolor consuelo santo, Ya que nunca han de unirse nuestras vidas, Ver resbalar unido nuestro llanto». La poesía A Cervantes119 es modelo de originalidad y energía. He aquí una de las estrofas: «Pasa el tiempo veloz y en su carrera Borra con mano fiera Nombres ilustres de preclara historia; Pero ante el tuyo su poder humilla Y eternamente brilla A través de los siglos tu memoria». 118 119 En Serio y en Broma, pág. 38. En Serio y en Broma, pág. 39. 108 En el exquisito poema que dedicó, bajo el título ¡Siempre tarde!, al General Castellary, antiguo compañero del autor en el Alcázar de Segovia120, nos describe brillantemente, en estrofas de gran armonía, cómo una mañana primaveral, y siendo todavía niño, cifraba su anhelo en coger una mariposa; pero cuando, desfallecida ésta, iba el poeta a lograr su deseo, otro niño la aprisionó entre sus dedos. En la estrofa que expongo a continuación, sintetiza los pensamientos de las seis siguientes con que termina la poesía: «Aquella escena que nunca olvido De otras escenas espejo ha sido, De otros anhelos imagen fué; Pues cuantos sueños he acariciado, Cuantas venturas he imaginado A realizarlos nunca llegué». Muy notable es el pensamiento con que termina la siguiente Tarjeta postal121: «Cuando al mundo venimos Vertemos llanto Y con llanto del mundo Nos alejamos; Pues, corta o larga, La vida es un paréntesis Entre dos lágrimas». Véase también la estrofa que inicia la composición Primeras flores, dedicada a Carmen122: 120 En Serio y en Broma, pág. 140. Muestras sin Valor, pág. 92 122 Muestras sin valor, pág. 113. 121 109 «Como en jardín galano Brotan las flores. En nuestras almas brotan Las ilusiones. ¡Flores benditas Que convierten las penas En alegrías!» Nos manifiestan al poeta en la intimidad de sus afectos, además de las poesías A mi madre y En la muerte de Carlos, la que fituló En la ausencia123, escrita desde Toledo, en 1887, expresando la tristeza que le proporciona la separación. Una de las estrofas dice: «Desde que asoma el alba Hasta que muere el día, Igual que cuando tiende La noche su crespón, A tí y a los tres ángeles Que forman mi alegría Os manda sus suspiros Mi amante corazón». La que aparece bajo el lema En el album de mi hija124 es otra nota de su cariño paternal, e igualmente lo es la preciosa Tarjeta postal - para el album de mi hija125—, poesía que copio íntegra por la originalidad de su pensamiento: «Si para ver quien te quiere Con el cariño mayor Celebrar Juegos Florales Decide tu corazón, 123 En Serie y en broma, pág. 99. Muestras sin valor, pág. 181. 125 Frutas del tiempo, pág. 191. 124 110 Por muchos que al lauro aspiren Los premiados serán dos: Con flor natural, tu madre, Y con el accesit, yo». La composición El último beso126 (1) nos cautiva por la ternura y aflicción del alma del poeta ante lo inevitable, la muerte de uno de sus hijos, y obliga a recordarla siempre la exclamación final, después de referirse el autor al lenitivo del tiempo: «Pero de su frente el frío Nunca olvidar podré yo, Porque de aquel beso llevo La nieve en el corazón». Otra poesía, que se distingue por el vigor en la expresión de los sentimientos, es la escrita al fallecimiento del tercero de los hijos, en 1889, publicada en el volumen que tituló MOCEDADES. Véanse las frases tan naturales con que manifiesta la abnegación paterna y el dolor que destroza a su alma: «¡Ay, hijos de mis entrañas En quienes cifré mis goces! Si, viviendo destinados Estábais a mis dolores, ¡Bendita sea la hora Que me hirió con rudo golpe! Que aunque, sin veros, mi vida Se extinga en martirio enorme, ¿Qué importa, si sois felices, Que a mí el dolor me devore?» 126 En Serio y en broma, pág. 45. 111 Por las poesías, que acabamos de exponer, se ve que D. Manuel del Palacio, en el prólogo a FRUTA DEL TIEMPO, tenía razón en quejarse de la preferencia que daba Carlos Cano a la poesía ligera cuando le sobraban condiciones de poeta grave y sentimental. Todas las poesías «festivas» de D. Carlos Cano son a cual mejores, pues a ellas debe singularmente su nombradía; sin embargo, además de los numerosos epigramas, merecen especial mención las composiciones Mi blanca, Tal para cual, Regenerémonos, Lances de juego, Y va de cuento, Por tonto y Murmuraciones, insertas en el volumen FRUTA DEL TIEMPO; Musicoterapia, Recuerdos tristes y Los tres sexos, contenidas en el folleto OJARASCA LITERARIA; La mujer política y Prosa, que se hallan en el volumen MUESTRAS SIN VALOR, y las tituladas Gato por liebre y El desmemoriado, que forman parte del publicado bajo el nombre de EN SERIO Y EN BROMA. Al frente de la segunda edición de MUESTRAS SIN VALOR, hay una hermosa carta-prólogo de D. José Navarrete, fechada en Niza el 24 de febrero de 1889. En esta carta recuerda su autor los alegres tiempos en que él y Cano eran compañeros y también que muchos de los artículos y poesías de ese volumen habían sido escritos en el Cuarto de Banderas del cuartel de Candelaria. Seguidamente le anima a que haga obras dramáticas, aprovechando las especiales aptitudes que posee, profetizándole en ese género literario un brillante porvenir, y con tal motivo expone el Sr. Navarrete una magistral lección de técnica dramática con tanta naturalidad y discreción como pudiera hacerlo el mejor de los maestros en tan difícil arte. No hay noticia de que D. Carlos Cano se dedicase nunca al género dramático, para el que no sintió vocación, a pesar de que en la 112 chispeante poesía127 A un amigo (que me asedia - para que haga una comedia) se halla el siguiente trozo: «Aun el recordar me apena Que una vez puesto en un brete, Logré escribir un juguete, Para llevarlo a la escena; Y por darle más valor Y compartir la zozobra, Puso música a mi obra Cierto músico mayor. En su estreno, de reirse El público no cesó, Y al terminar nos llamó..... Lo que no puede decirse. Harto del género chico Y volviendo por mi fama, Escribí después un drama Para ofrecérselo a Vico. Y a mitad de la función, Sin poderse reprimir, Me hizo el público salir..... Salir de la población». Finalmente, entre las poesías humorísticas, además de los Sonetos Filosóficos128, sobresalen las que tituló Canas al aire129, Lo incurable130, A rey muerto131..., Balada132 y Tarde y con daño133. Igualmente merece señalado lugar entre esta clase de composiciones, aunque tiene carácter 127 Fruta del tiempo, pág. 49. Fruta del tiempo, pág. 58 129 Fruta del tiempo, pág. 97 130 Fruta del tiempo, pág. 200 131 Muestras sin valor, pág. 143 132 Muestras sin valor, pág. 164 133 En Serio y en broma, pág.155. 128 113 satírico, la siguiente que lleva el nombre de Inocencia134: «Roto para siempre el lazo Que nuestras almas unió, Con lágrimas en los ojos, Con luto en el corazón, Entrambos nos devolvimos Nuestros recuerdos de amor. El paquete de mis cartas, De mi cabello el mechón, Las flores que se secaron De sus besos al calor, Mis retratos ¡todo! al punto La ingrata me devolvió. Yo repasé aquellas prendas, Emblema de mi pasión, Y un ¡ay! lleno de amargura De mis labios se escapó, Al ver que entre ellas no estaba La prenda de más valor... ¡Un medallón de oro y perlas Que seis duros me costó!» Obra de singular valía y que Murcia debe conservar siempre como joya del periodismo regional, es el semanario ilustrado, que con este carácter y bajo el título de EL MOSAICO fundó en esta ciudad y dirigió D. Carlos Cano, apareciendo el día primero de noviembre de 1896. Nada hay en este semanario que pueda desdecir de sus congéneres de la corte en aquella época; pues con todos resiste airosamente el parangón, tanto por el mérito de los artículos literarios, las ilustraciones que la adornan y las notas cómicas (muchas de Xaudaró), como por su presentación y primor tipográfico. De este semanario se publicaron sesenta y cinco números, 134 Fruta del tiempo, pág.144. 114 en dos épocas, la primera desde 1.º de noviembre de 1896 al 25 de julio de 1897, y la segunda desde 5 de diciembre de 1897 al 29 de mayo de 1898. Para dar una idea de la importancia de EL MOSAICO basta mencionar algunas de las firmas que en él aparecen y no una vez sola. Tales son las de Juan Arzadún, Vital Aza, Federico Balart, Eusebio Blasco, Javier de Burgos, Emilio Ferrari, Ramón de Campoamor, Leopoldo Cano, Sinesio Delgado, José Estrañi, Constantino y Ricardo Gil, Antonio Grilo, Jackson Veyan, Juan Lapoulide, Tomás Luceño, Eduardo de Lustonó, José Navarrete, Manuel del Palacio, Pablo Parellada (Melitón González), Pérez Zúñiga, Ramos Carrión, Blanca de los Ríos, Antonio Sánchez Pérez, Ricardo Sepúlveda, Luis Taboada, Marqués de Valmar y Fiacro Yráyzoz, además de los literatos murcianos Díaz Cassou, Frutos Baeza, Fuentes y Ponte, Julio Hernández, Martínez Tornel, Sánchez Madrigal, Pío Tejera, Baquero, Andrés Blanco, Jara Carrillo, Antonio Osete, L. Peñafiel, Serrano Alcázar y la de su Director. Nos da una prueba de la originalidad y cuidadosa selección con que aparecía el semanario, esta contestación inserta en la sección «Correspondencia» del número 31: «Sr. D. J. Y.- Madrid. - Conozco mucho su firma, y con gusto insertaría lo que se ha servido enviarme si fuera inédito. Pero jay! esos versos se han publicado ya en otro semanario y..... saque V. la consecuencia.» Tanto la sección «Correspondencia» como la titulada «De aquí y de allá». eran escritas por D. Carlos Cano, como es fácil comprobar no sólo por el estilo, que no deja lugar a dudas, sino también porque en esta última vemos composiciones que luego publicó aparte su autor. 115 Muestras de su criterio estético, de su facilidad para la versificación y de su chispeante musa son las notas tomadas al azar de la citada sección Correspondencia», y que expongo a continuación: Del número 27: «Sr. D. T. E.- Albacete.=De ritmo se hallan desnudos - sus versos y dan enojos, pues los hay mancos y cojos - y creo que hasta sordomudos.» Del número 31: «Sr. D. J. J. S.- Lorca.=Esa serenata - no vale un pepino - y ni usted es poeta - ni ese es el camino.» «Sr. D. G. Y.- Murcia. «En estas mañanas plácidas - me gusta ir al Malecón» - ¡Bueno! vaya usted si gusta, - pero en prosa, en verso no.» Del número 32: «Sr. D. L. R. S.- Lorca.=Con gusto su soneto insertaría - si no fuera una insigne tontería.» «X. Y. Z.- Murcia.=Quien nísperos come – y bebe cerveza - y cuenta las sílabas - como usted las cuenta, - ni come, ni bebe- ni sabe Aritmética.» «K. T. To. - No me mandes más coplas - yo te lo ruego que en esto de versitos - eres un lego. – La lira enfunda y así evitarte puedes - tunda tras tunda.» «Sr. D. J. F. - Cartagena.=A vuelta de mil perdones - debo decirle que nones. - ¿Que por qué? Porque no es bueno - apropiarse de lo ajeno, - y eso que usted me ha mandado - es de Sinesio Delgado.» Del número 34:«G. Deón. - Archena.= Me ha dejado en una pieza - su desenfado bravío, - porque ese soneto es mío - de los pies a la cabeza. - Y como hay como usted mil que en tomar se echan al rasoconvendría que al Parnaso - fuera la Guardia Civil.» Del número 37: «L. U. T. rio.=¿No encuentra usted natural - que salga de mis casillas - al ver se apropia quintillas - de Ricardo Madrigal?» Se le debe también a nuestro poeta el folleto Homenaje a la memoria de Federico Balart, 116 editado en Murcia (Tip. de Andrés Sáez, 1905) y formado con las composiciones leídas en la velada necrológica celebrada el 14 de mayo de dicho año, en el Círculo de Bellas Artes, además de las que recibió después D. Carlos Cano a su instancia; pues fué su propósito rendir un tributo de veneración y cariño al ilustre poeta fallecido y a la vez una modesta ofrenda a la viuda con el producto de la venta del folleto. En éste hay un precioso trabajo, que bajo el epígrafe Recuerdos e intimidades le dedica don Carlos Cano a su llorado amigo y pariente, dando a conocer algunas composiciones poco divulgadas o inéditas de Balart, entre ellas un romance festivo que le había dedicado y en el cual no resulta muy airosamente el entonces Ayudante del Tercer Regimiento de Artillería de Montaña, de guarnición en Madrid; pero la publicación de este romance fue una prueba más de la generosidad de su alma. Cuando falleció tenía coleccionados los siguientes trabajos en prosa y en verso, para formar con ellos un volumen bajo el epígrafe DE MILITAR 117 Y DE PAISANO (Recuerdos e intimidades), muchos de ellos ya impresos o publicados en periódicos de la localidad135: «Unas quintillas y un romance» (en prosa). «El maestro Chapí» (en prosa). «A bordo y en tierra» (en prosa). «A mi primo Alberto» (poesía ¿inédita?). «El picapedrero» (fábula a su sobrina Josefina Ramos Cathalán). «Consejos» (poesía). «Mi protesta» (poesía). «Poesía leída en una velada celebrada en Elche». «En nuestra amargura - A la Virgen de la Fuensanta» (poesía). «En el primer día de su Santo» (poesía a su nieta María Teresa). «La Caridad» (poesía dedicada a su amigo don Antonio Flores). «En el día de su Santo» (poesía a D. José Más). «Siguiendo la costumbre» (id. id.). «Homenaje a un murciano» (poesía en honor del maestro Caballero). «A una viuda - que no tiene los años - en que hacen mal los baños» - (poesía). «A mi virtuosa amiga María Fontes» (poesía). «Rima» en la primera comunión de mi nieto Carlos. «Escala vegetal» (tres sonetos). «A la Inmaculada» (poesía), «En sus0 días (poesía a D. Antonio Roig). «A la reina de la fiesta» (poesía premiada en el tema primero con un galardón extraordinario en los Juegos Florales celebrados en Cieza). 135 Pedro Lemus y Rubio. En: El Tiempo (Murcia), 2-8-1927 118 «A los artilleros de Melilla» (poesía). «Rima» en el album de su sobrina Rosa. «Caridad» (poesía). «Carta abierta a D. Ricardo Sánchez Madrigal» (poesía). «Falta imperdonable» (poesía). «En tu amargura» (poesía a Amancio Marín). «Canas al aire» (18 epigramas), «Canas al aire» (5 epigramas). «Versos de abanicos», y dos poesías inéditas, que, debidamente autorizado, me honro en publicar. He aquí la primera, notable por su ingenuidad y donaire, que fué leída en un banquete celebrado en honor del Excmo. Sr. D. Juan de la Cierva y Peñafiel: «Mi cuarto a espadas Aunque manda la doctrina A nuestro prójimo amar, Por maldad, o por rutina, Le damos contra una esquina Sin poderlo remediar. Y si el prójimo prospera Y brilla y hace carrera, Y a la cumbre llega ileso, Ya sabe lo que le espera: ¡Garrotazo y tente tieso! Pues bien, el que como tú De los malos es el bu Y, con la ley en la mano, No les deja hueso sano A tanto y tanto zulú, Debe tener gran valía, Para alcanzar que a porfía Le ensalcen chicos y grandes Que es hoy, que se vive al día, Poner una pica en Flandes. De Madrid, de gloria en pos, 119 Gobernador quiso Dios Que fueras, y sin demoras Reglamentaste... hasta los Sombreros de las señoras. Ministro en distintas fechas, Lograste grandes cosechas De ovaciones merecidas Al hacer andar derechas A gentes que iban torcidas. Por poner el giro a tiro Del que no tiene un papiro (o billete que es igual), Dando giro al nuevo giro, Nos diste el Giro Postal. Como el trasnochar no es sano Y perjudica el relente Al niño como al anciano, Hiciste acostar temprano A todo bicho viviente. A usureros en cuadrilla Y al que halla en timar deleite Echaste la zancadilla, Y quedó la corte y villa Como una balsa de aceite. Y tu nativa ciudad Por tí, viendo en realidad Sus ilusiones trocadas, Tendrá escuelas graduadas Y tendrá Universidad. En fin, tu mérito es tan Superior, que en decir dan, Y a nadie causa sorpresa: «Pesando tanto D. Juan, Vale más oro que pesa». Que Dios tus triunfos aumente Espero confiadamente, Y que tus sanos registros Te eleven a Presidente. Del Consejo de Ministros. 120 Entonces nuevos encomios Haré de tí en metros varios, Si aumentas los manicomios Y construyes tonticomios, Que son ya muy necesarios. Pues si es volver la razón Al loco obra meritoria, También lo es la curación De tanto bobo de Coria Como hay en nuestra nación. Y como quien te acomete Es un loco o un zoquete, Cuando curarlos logremos, No habiendo locos ni memos, No habrá quien no te respete. Quizás haya algún mortal Que tome por memorial Mi aplauso y me tome el pelo, Suponiendo que es mi anhelo Pescar una credencial. Pero al que tal broma invente Demostraré claramente, Como dos y una son tres, Que no aspiro a que me des Ni un destino de escribiente. Adiós, de la patria mía Gloria, orgullo y alegría; Pues declararlo me importa, Conste que la lira mía, Se quedó al cantarte corta. Y que, pese a Belcebú, Del vuecencia ella me salva, Que aquí, como en el Perú, En verso se habla de tu Hasta al lucero del alba.» 121 La otra poesía, que nos presenta al autor tal como era en sus relaciones familiares y está dirigida a doña Francisca Morer Rodríguez, esposa de D. Joaquín Niño, es como sigue: «Carta canta (Murcia 14 Febrero 1912) Querida amiga Paca: Después de tantos meses de matraca Que por poco perdemos la chaveta, Dios y Ortiz de la Torre han realizado Nuestro sueño dorado De ver libre de mal a nuestra nieta. Desde hoy al gran doctor le rindo culto Pues, apreciando bien todo su alcance, Se fué derecho al bulto Y no hubo que llorar ningún percance. Cuánto habrán padecido considero El 29 del pasado enero, Cuando la angelical María Teresa, De sus padres y abuelos arrancada Y de su ama alejada, Fué cloroformizada Y colocada en la imponente mesa. Los momentos aquellos Siglos a todos les parecerían Y, presa de dolor ellas y ellos, Se mesarían los unos los cabellos Y lágrimas las otras verterían. Mas, cambió de repente aquella escena Y en alegría se trocó la pena, 122 Al subir a la niña victoriosa, Cuya carita que antes fué de rosa Tenía la palidez de la azucena. En aquellos instantes decisivos Las presentes perdieron los estribos, Y dando rienda suelta a su contento, Tanto se entusiasmaron Que unos a otros alegres se abrazaron, De la sana moral sin detrimento. ¡Demos gracias a Dios muy expresivas Y hagamos esas gracias extensivas Para Ortiz de la Torre, Cuya fama de zona a zona corre Emulando su gloria con razón La gloria del insigne Nelatón! Ya pasaron las ansias y los sustos Que soportamos uno y otro día Y los muchos disgustos Que con su abuela Amalia yo tenía, Por si al suelo la niña se caía. - «Ten a la niña, Amalia, bien sujeta «No vaya a dar alguna voltereta» Le decía a mi mujer a cada paso. - «No llevar alfileres «Por si el bulto le hieres «Y hace el diablo que ocurra algún fracaso. «Por Dios, no te distraigas «Y con la niña al santo suelo caigas; «No dejes que se tire de la gorra «Y el desnudarla y el vestirla ahorra. «Quítale ese juguete «No se dé en la cabeza algún cachete». En fin, horrible lucha he sostenido Viviendo sin cesar puesto en un potro, Pues mi eterno gruñido Le entraba a mi mujer por un oído y le salía por otro. — 123 Ya de la corte regresó la nena Y estamos de completa enhorabuena. ¡Qué hermosa está y qué lista! Niña como esta niña no ha nacido y al más miope sáltale a la vista Que Dios, echando el resto, Igual en su alma que en su cara ha puesto Tan raras perfecciones Que no se halla otra igual ni a tres tirones; Pues prodigio al formar tan soberano Para ofrecerle gracias a montones Se le fué a Dios la mano. Mas voy a terminar O esto el cuento va a ser de no acabar. Dígale a Don Joaquín Que continúa nuestro serafín, Al preguntarle cómo hace su abuelo, Frotándose las manos con anhelo Y haciendo de monadas un sin fin. Vénganse pronto al boulevard Montijo, Pues aunque ese Madrid gracias encierra, Como las de la nena sé de fijo Que no hay iguales gracias en la Tierra. Adiós, y con recuerdos al abuelo, Pues trócase en placer mi negro duelo, Se despide de V. de gozo ufano Su consuegro y amigo Carlos Cano.» También tenía preparadas, como para el volumen citado, dos poesías: una con el nombre Invitación al saladísimo poeta José Estrañi, inserta en el n.º 22 de «El Bazar Murciano» (1913); y otra titulada Colonia añeja, publicada en el n.° 26 del citado periódico (1917). En el certamen organizado por la Cruz Roja de Cartagena, en 11 de diciembre de 1910, obtuvo premio la poesía festiva, que me complazco en 124 insertar a continuación por haberse publicado solamente en periódicos de aquella localidad: «A defenderse tocan Es el feminismo un mal Que crece de modo tal Y toma tales alientos Que va a minar los cimientos Del edificio social. Y si no se pone dique Y va en alza la marea Se irán los hombres a pique, Y si esto es cosa meñique Que venga Dios y lo vea. Antes cumplía la mujer Su misión de embellecer El hogar en que moraba. Y su vida consagraba A amar, rezar y coser. Y ahora, tomando de veras Sus feministas quimeras, Hay mujeres oradoras Y señoritas doctoras, Y señoritas foreras. Y, aunque el hombre el seso pierda, Tanto tira de la cuerda Su esposa en la humana ruta Que ella lleva la batuta Y él es un cero a la izquierda. En prueba de que no miento, Lector, préstame un momento Atención, y oye una historia Que conservo en la memoria. ¡Oído al parche! Va de cuento. En un lugar que a nombrar No me encuentro ahora dispuesto, Un ricacho del lugar, Por ver si lograba hallar 125 Marido puesto en su puesto, Dispuso hacer donación Entre los hombres casados (Era viejo y solterón) De sus inmensos ganados Con sola una condición: Al que alzar pudiera el gallo Y no aguantara matraca Le regalaba un caballo, Y al que fuera ruín vasallo De su mujer, una vaca. Se efectuó la información Y, aunque alguien cree que es grilla, En toda la población Sólo se encontró un varón Que mandara en su costilla. Vaca por nefas o fas El dueño dió a los demás, Y al con caballo premiado Dió a elegir de su ganado El que le gustara más. Eligió éste un jaco tordo De gran estampa y muy gordo; Mas lo vió desde un balcón Su mujer, y de rondón Lo dejó a denuestos sordo, Gritándole en tono huraño, De su autoridad en daño: - Ese caballo no vale; Toma el que yo te señale: Ese que salta, el castaño. El marido quedó lelo Y mostrando sumisión Pidió el de castaño pelo, Mientras su dueño en el Cielo Ponía el grito con razón. Y-¡Basta ya de alharaca! Dijo - ni jaco ni jaca Merece usted en buena ley, 126 Y como toda esa grey, Llévese usted una vaca. Mi cuento prueba de lleno Que hasta en el hogar más bueno El feminismo les manda A ella cerrarse a la banda Y a él vivir tascando el freno. Y para que surja el bien Y el hombre ni esté en Belén Ni lamente un cataclismo, Lector, ¡guerra al feminismo Por siempre jamás, amén! Coleccionadas en un volumen en 8.º, encuadernado en holandesa136 (1), se hallan tres series de producciones de D. Carlos Cano, publicadas en periódicos de Murcia, precedidas de sus correspondientes portadas manuscritas. La primera de ellas dice: «Polémica Charadística» | sostenida en «El Diario de Murcia» | por | José de Lara (K) | y | Carlos Cano (H) | 1885. | La segunda tiene la siguiente portada: «Cuestión de Bombo» | Polémica entre | José de Lara (K), Carlos Cano (H), Virgilio Guirao y Nicolás Acero | inserta en «El Diario de Murcia», | después del cólera | de 1885. | Y la tercera, copiada también a la letra, dice: «Polémica Charadística» | sostenida | por Carlos Cano (Equis) | y José de Lara (K) | en | La Paz de Murcia137 | =1887= | 136 137 Hoy propiedad de D. José María Cano, hijo del autor. No la hemos hallado, pero sí una en “El Eco de Cartagena”, 1889. 127 La primera consta de 96 páginas, la segunda de 32 (más la hoja de portada) y la tercera de 26 en total. La primera de las Polémicas donde, como en las otras composiciones encerradas en este volumen, hay tantos rasgos felicísimos del autor, aparte de las muestras del talento, fluidez de versificación y agudeza de ingenio imprescindibles para sostener y dedicar los ratos desocupados a un entretenimiento de esa índole, lleva de mano de D. Carlos Cano la siguiente y curiosa Advertencia «El año 1885 prestábamos servicio en la Fábrica de pólvora de Murcia José de Lara, Oficial 2.º de Administración Militar, como Pagador, y yo, Capitán de Artillería, como Jefe de Talleres.» «Publicaba Lara en El Diario de Murcia charadas y otros amenos trabajos, y sin que él lo supiera ni sospechara que yo era el autor, inicié la discusión charadística que duró más de un mes, y que como recuerdo curioso copio a continuación. Lara no descubrió que yo era H, hasta que una tarde sorprendió mis cuartillas en la imprenta de «El Diario»; pero no lo hizo público para seguir como al principio la polémica.» «A poco de empezada ésta me tuve que trasladar al Taller de pólvora (7 kilómetros de la capital) y muchas de mis charadas las escribí en una hora, mientras iba en el coche desde Murcia, pues con el cochero, al regresar el coche de dejarme, las mandaba a «El Diario.» «Sirva esto de excusa a sus faltas.» Carlos Cano. Y en la página 43 se notan las siguientes palabras escritas de puño y letra también del Sr. Cano: 128 «Terminó esta polémica por haberse presentado el cólera en Junio; y en Octubre, aun existente, se continuó con la poesía que sigue.» También en la «Polémica Charadística» sostenida por Carlos Cano (X) y José de Lara (K) en «La Paz de Murcia», al final de la primera composición dedicada «A los señores K y H, apreciables literatos y charadistas», (página 4) se leen las siguientes palabras de letra del Sr. Cano: (Esta poesía disparatada, en cuanto a la medida de sus versos, se escribió así para ocultar al autor de ella y que no lo descubriera K)», palabras que nos dicen la alta estima en que tenía la corrección de la forma hasta en las composiciones más baladíes el ingenioso poeta. Véanse ahora algunos juicios emitidos sobre las producciones de D. Carlos Cano. En el número 776 de «El Correo de Levante», publicado en Murcia el 8 de noviembre de 1902, apareció un artículo, firmado por D. F. Bautista Monserrat, cuyos dos primeros párrafos, a la letra dicen: «No vamos a tener la pretensión ridícula de descubrir a Carlos Cano, poeta de renombre nacional, cuyas composiciones popularísimas han recorrido las columnas de todas las revistas ilustradas y diarios de información, y llenan las hojas de los almanaques populares y han enriquecido con otros preciadísimos volúmenes, en su casi totalidad agotados, las numerosas y donosísimas producciones de la musa cómica española.» «Decir versos de Carlos Cano es lo mismo que decir versos fáciles e ingeniosos, producto de una musa retozona, que allá en el cerebro del popular y notable poeta se da de calabazadas con tristezas y 129 nostalgias, con preocupaciones y dolores, que amargan su vida, no dejándole otro consuelo que los inefables que le proporcionan los santos cariños de la familia y el entusiasta culto de la poesía.» En la preciosa carta que dirigió el malogrado poeta Ricardo Gil a Carlos Cano, con motivo de la segunda edición del volumen FRUTA DEL TIEMPO, carta en que censura con severidad la poesía contemporánea138, dice de Carlos Cano: «En su cuidada frase Fulgura el chiste franco Cual jerezano néctar En vidrio veneciano.» D. José Tabares Bartlett publicó en el número 4.800 del «Diario de Tenerife», en 9 de Diciembre de 1902, una información crítica de FRUTA DEL TIEMPO, información en la que, después de muchas alabanzas, cree notar que el poeta no puede escribir bajo el peso del dolor porque «una fuerza imperiosa le desvía, parece apartarle de este empeño; la inspiración se le muestra siempre más propicia en lo ligero y humorístico, a semejanza de Iglesias». En la obra de D. Manuel Ossorio Bernard sobre los Periodistas Españoles139, en el artículo dedicado a nuestro poeta, dice: CANO Y NÚÑEZ (Carlos). Jefe del Arma de Artillería, natural de Murcia, premiado en numerosos certámenes públicos; autor de varias obras literarias, y colaborador de «El Cascabel», «El Sainete», «La llustración Española» y la mayoría de 138 Inserta en la obra de Ricardo Gil, publicada por su hermana, EL ÚLTIMO LIBRO. (Poesías no coleccionadas e inéditas) Murcia. 1909. 139 Ensayo de un catálogo | de | Periodistas Españoles | del siglo XIX | por | D. Manuel Ossorio y Bernard | Madrid | Imprenta y Litografía de J. Palacios | Arenal, 27 y Lista, 10 | 1903. 130 los semanarios de literatura que han visto la luz en España. En 1897 dirigía «El Mosaico», de Murcia. Ha colaborado también en «Barcelona Cómica» (1895-1896), «El Gato Negro» (1897-98), «Actualidades» (1902), «La Música Ilustrada» (1902), «Album Salón» (1902-1903), «Pluma y Lápiz» (1902) y «Gente Vieja» (1903). Un escritor, que firmó P, en el artículo titulado La obra de un artillero, inserto en el número 2.109 del «Diario de Avisos» de Segovia, en 21 de febrero de 1905, después de criticar justamente el volumen MUESTRAS SIN VALOR se opone a la idea de don José Navarrete, de que era conveniente a D. Carlos Cano escribir una comedia para consolidar su fama de poeta, pues los volúmenes que tenía entonces publicados valían tanto como si fueran comedias aplaudidas, terminando así: «Nosotros, que en literatura consideramos que todos los géneros y todos los caminos conducen al mismo fin, cuando se rinde culto al Arte y a la Gramática, estimamos en tanto al Cano poeta y articulista, siempre ingenioso y ameno, como estimaríamos al Cano dramaturgo, o al Cano novelista, si en estos géneros se hubieran manifestado su ingenio y su talento». Otros artículos encomiásticos de las obras de D. Carlos Cano se han publicado sin duda; pero con los que he citado basta para comprobar mis afirmaciones anteriores sobre los distintos trabajos debidos a su brillante pluma, y según éstos, su autor poseía viva y fecunda imaginación, clara inteligencia muy cultivada, sensibilidad exquisita y estaba dotado de ese raro privilegio del lenguaje rítmico, por lo que mantuvo su inspiración siempre lozana y nunca existieron para él dificultades en la versificación, martirio sólo de los que pretenden aparentar lo que nunca pueden ser. Así, tanto la delicadeza de sus sentimientos como su maravillosa 131 naturalidad en la expresión, su deslumbrante ingenio, incomparable gracejo o punzante ironía y magistral armonía de sus versos, nos atraen y seducen de tal modo que el poeta se adueña de nosotros en cualquiera de sus composiciones. Si en algunas de sus primeras poesías se nos muestra D. Carlos Cano como uno de los seguidores de las huellas románticas, pronto se convierte en un poeta personalísimo y por tanto original e inconfundible, mereciendo premios en los certámenes literarios de Nápoles, Tolosa, Barcelona, Lérida, Gerona, Valencia, Málaga y Murcia, según hizo constar el tantas veces citado primer biógrafo Sr. Alcalde y Valladares, y más tarde también en Palencia, Burgos y otras varias poblaciones, y que por su misma notoriedad perteneciese a varias Academias y Sociedades Económicas de Amigos del País. Por todo lo expuesto me he creído obligado a rendir este modesto homenaje a la memoria de tan genial poeta, que supo conmover nuestra alma, poeta cuya celebridad está pidiendo una muestra de cariño que perpetúe el orgullo que debe sentir la ciudad al contarle entre los nacidos en estas incomparables márgenes del Segura, tan pródigas en hombres de verdadero valer, dignos siempre de todo lauro. Recordemos el final del soneto de nuestro poeta A Calderón, en el segundo centenario de su muerte140: «Recibe, aunque tardío, el patrio alarde, ¡Que siempre a difamar se llega presto! ¡Que siempre a enaltecer se llega tarde!» 140 En Serio y en broma, pág. 82. 132 3 OTRAS BIOGRAFÍAS Y NOTICIAS 133 3.1 Noticias En la tarde de ayer y como á las 3 de ella, una fuerte detonacion que se dejó oir en diferentes puntos de esta ciudad y el humo que se distinguia sobre el pueblo de la Nora, hicieron comprender que habia ocurrido una explosion en la fábrica militar de Pólvora141. Efectivamente, uno de sus talleres llamado ternarie, habia volado, causando grandes destrozos en los inmediatos á aquel, pero afortunadamente sin ocasionar desgracias personales. Hemos oido hacer grandes elogios del capitan de artillería, jefe de labores nuestro amigo D. Cárlos Cano Nuñez, de los demás oficiales de la fábrica y de los operarios todos, pues bajo las órdenes de aquel apagaron las maderas y material incendiado que amenazaban comunicar el fuego á todos los locales que contenian gran cantidad de pólvora en elaboracion, y sobre todo á un tonel cargado que quedó medio envuelto entre los escombros. En los pueblos inmediatos á la fabrica tambien se sintieron los efectos de la voladura, pues á la detonacion cayeron rotos cristales y vasijas de varias clases. Los balines del depósito volado han alcanzado hasta la Contraparada. El rádio que ha abrazado la destruccion es de unos sesenta metros. Pocos minutos hacia que el Sr. Cano y el maestro habian visitado el taller cuando ocurrió su voladura, por lo cual se considera como providencial su salvacion. 141 Paz de Murcia, 21-8-1883, p. 1. 134 3.2 Más noticias Los periódicos de Múrcia traen detalles del siniestro de Nora, donde, como ya saben nuestros lectores, voló dias pasados parte de la fábrica de pólvora que hay en aquella localidad142. A los esfuerzos heróicos de los operarios se debió el que el fuego no se propagase y se destruyese todo el edificio, y sólo el valor de el comandante capitan de labores don Cárlos Cano,del oficial primero de administración militar don Miguel Pajaron, encargado de efectos, del médico militar señor Sanchez, del maestro mayor señor Ruiz y de un sin número de operarios, que encima de los escombros, cortaron el fuego, precisamente sobre un tercio del taller que ha volado, teniendo debajo un tonel de pólvora rodeado de lumbre de las maderas que quedaban ardiendo, pudo hacer que se localizara el fuego en el taller ternario. Creemos que toda recompensa es poca para pagar rasgos de tal naturaleza. 142 El Globo de Madrid, 24-8-1883, p. 3. 135 3.3 Explosión en La Ñora De la explosion de la fábrica de pólvora militar en Múrcia, cuyo siniestro, de que dimos cuenta por telegrama, ocurrió el 21 del actual, nuestro colega La Paz de Múrcia da los siguientes detalles143: «A las tres de la tarde una fuerte detonacion que se dejó oir en diferentes puntos de esta ciudad y el humo que se distinguia sobre el pueblo de la Nora hicieron comprender que habia ocurrido una explosion en la fábrica militar de pólvora. Efectivamente, uno de sus talleres, llamado ternario, habia volado, causando grandes destrozos en los inmediatos á aquél, pero afortunadamente sin ocasionar desgracias personales. Hemos oido hacer grandes elogíos del capitan de artillería, jefe de labores, nuestro amigo D. Cárlos Cano Nuñez, de los demás oficiales de la fábrica y de los operarios todos, pues bajo las órdenes de aquél apagaron las maderas y material incendiado, que amenazaban comunicar el fuego á todos los locales que contenian gran cantidad de pólvora en elaboración, y sobre todo á un tonel cargado que quedó medio envuelto entre los escombros. En los pueblos inmediatos á la fábrica tambien se sintieron los efectos de la voladura, pues á la detonacion cayeron rotos cristales y vasijas de varias clases. Los balines del depósito volado han alcanzado hasta la Contraparada. El rádio que ha abrazado la destruccion es de unos 60 metros. Pocos minutos hacía que el Sr. Cano y el maestro habian visitado el taller cuando ocurrió su voladura, por lo cual se considera como providencial su salvacion.» 143 La Iberia (Madrid), 24-8-1883, p. 2. 136 3.4 Biografía de D. Cárlos Cano 1890 CARTAGENA ARTfSTICA honra hoy sus columnas publicando la biografia y el retrato de un murciano ilustre, militar distinguido y que ocupa además un puesto importante, adquirido por su innegable valia y por su génio, en la república de las letras144. Hay, pues, que estudiar en la biografia del Sr. Cano, dos personalidades distintas, diferentes en un todo, y que se unen, sin embargo, fundiéndose en un estrecho abrazo, al calor de un gran corazón que late para todo lo que sea noble y de una poderosa inteligencia incapaz de concebir un pensamiento mezquino. Un gran escritor murciano, el erudito Saavedra Fajardo, entre aquellas grandes máximas que constituyen la esencia de sus luminosos escritos, ha dejado sentado que las virtudes que van creciendo en la juventud, no solo aventajan á las demás sino también á si mismo, y esto es lo que hemos visto en Cárlos Cano, una vez estudiada su vida desde la juventud hasta la edad viril en que se encuentra. Estudiemos, pues, á este amigo querido, bajo su aspecto militar y bajo su etapa literaria. Don Cárlos Cano nació en Murcia á fines de 1846, distinguiéndose desde los primeros años por su alta inteligencia y su aplicación. En el Instituto de segunda enseñanza de dicha ciudad estudió filosofia obteniendo siempre la nota de Sobresaliente además 144 Cartagema Artística, 20-5-1891 137 de lastres medallas de plata que conqustó en los tres concursos en que disputó el premio. En febrero de 1863 ingresó en la Academia de artillería establecida en Segovia, obteniendo el número dos en su promoción, que constaba de ochenta alumnos aprobados más otros tantos que no merecieron la aprobación. Don Cárlos Cano y Núñez 138 Durante el tercer semestre estudió también el cuarto, aprobando los dos á un tiempo, lo cual le adelantó la carrera ascendiendo teniente del cuerpo en 1867. En 1874 obtuvo el empleo de capitán y en 1887 el de comandante. Como militar pundonoroso ha sabido siempre cumplir con su deber demostrando su valor y su energia en los sucesos de Madrid del 22 de junio de 1866, en el ejército del Centro en 1874 como ayudante del regimiento de montaña y en el del Norte como capitan del tercer regimiento de á pié. Una vez concluida la guerra civil, desempeñó importantes comisiones científicas en la fábrica de armas de Toledo y en la de la pólvora de Murcia, perteneciendo á la dotación de ésta por espacio de más de nueve años, mereciendo las gracias de Real órden por las reformas introducidas para obtener la moderna pólvora de guerra. Igual recompensa obtuvo por los humanitarios servicios que prestó con motivo de la horrible inundación de Murcia en 1879. En las voladuras que ocurrieron en la fábrica de pólvora los dias 19 de junio de 1882 y 20 de agosto de 1883, en cuya fecha se encontraba de jefe de los talleres, se distinguió notablemente, pues eon su arrojo y acertadas disposiciones evitó que el fuego se propagara á los talleres próximos á los destruidos por los citados siniestros. En el segundo de estos, esto es, en el del 20 de agosto de 1883 ocurrió un incidente que no queremos omitir. Acababa de volar uno de los talleres tornarios, y estinguido que fué el fuego, dispuso nuestro biografiado que se pasara lista á los operarios para ver si alguno había sido víctima del desgraciado accidente que acababa de tener lugar. Durante esta operación, reconociendo de nuevo el taller destruido, sospechó por la colocación en que 139 estaban los escombros, que pudiera no haberse inflamado la carga de uno de 108 dos toneles que separados entre sí por un fuerte muro de mampostería constituían el taller propiamente dicho; y para cerciorarse, en unión de dos maestros, empezó á separar algunos escombros, convenciéndose bien pronto de que debajo de la inmensa mole de ellos, había un tonel sin haber volado. Próximo a él humeaban aun los restos del edificio incendiado y la exposición de permanecer allí era grandisima. Entonces, rompiendo con una navaja de un operario el cuero del dicho tonel, le introdujo la boquilla de la bomba de incendios y la llenó de agua, desapareciendo así todo peligro. Por este acto de arrojo obtuvo la cruz roja del Mérito Militar, y si no logró la cruz laureada de San Fernando, para lo que se formó el oportuno juicio contradictorio, á petición del coronel jefe de la Fábrica, fué por no estar comprendido en el Reglamento de dicha órden el caso en que tanto se había distinguido. Además, tanto por esta voladura como por la de 1882, mereció se le dieran las gracias de Real órden. Expuesta la vida militar de nuestro biografiado, en la que ha prodigado su talento y su valor, compartiéndolos con las penalidades y sufrimientos del servicio, pasemos á juzgarle como literato, en cuyo concepto lo juzga tambien nuestro amigo Luis Vidart en su libro Armas y letras. Antes de los quince años empezó á darse á conocer el Sr. Cano en la repúbica de las letras figurando su nombre en casi todos los periódicos de la Corte y de provincias donde su musa ya alegre, ya triste, ya satírica, ya cáustica, ha abrazado todos los tonos y ha sabido tocar todas las cuerdas. Nacido en Murcia, bajo un cielo azul y esplendoroso, sobre una alfombra de flores y á la sombra de sus verdes y ondulantes palmeras, su 140 inspiración tenía que llevar el perfume de sus praderas y sus brisas. Ageno á nuestras contiendas politicas, ha llevado sus poesías y artículos desde El Gil Blas á La Regeneración, desde El Cascabel, á La Ilustración Española y Americana. Las poesías y artículos que iban apareciendo en distintos periódicos, los iba coleccionando de vez en cuando y de ahí han brotado sus libros sucesivamente con los títulos de Ratos Perdidos, Flores y lágrimas, Versos alegres, Muestras sin valor, Fruta del tiempo y Mocedades, en todas las cuales brilla su ingenio unas veces, su travesura otras, ó ya su sentimiento ó su musa epigramática. En su último libro, Mocedades, promete romper su pluma, y ahogar su inspiración para siempre. ¿Cumplirá Cárlos Cano su promesa? Sinceramente lo decimos: por el bien del Parnaso español, que con tal determinación perdería, lo sentiríamos mucho. Poetas de la imaginación brillante y fecunda de nuestro biografiado, se deben á las musas, dioses tutelares de los grandes génios que han esparcido las puras y aromáticas flores de la más excelente de las bellas artes. Cárlos Cano se encuentra hoy en el apogeo de su vida, en la plenitud de sus facultades, y si contrariedades y las amarguras han lacerado su alma y clavado en su corazón agudísima espina, tiene todavia en su espiritu energías bastantes para luchar, y su plectro esplendoroso es, como siempre, faro de brillante luz. Nuestro biografiado no debe olvidarse del campo donde ha recogido tan sazonados frutos, y mostrarse fuerte y varonil en todas las vicisitudes de la vida, por desconsoladas y trabajosas que sean, porque, como dice su ilustre paisano el ya citado Saavedra Fajardo: «no hay virtud que no resplandezca en los casos adversos». 141 Como poeta ha obtenido premios en los certámenes literarios de Barcelona, Valencia, Murcia, Lérida, Gerona, Málaga, Nápoles, Toulouse, etc. Ha sido recompensado con la cruz del Mérito Militar por servicios de guerra, y en virtud de otros especiales ha sido premiado con las de San Hermenegildo, Cárlos III é Isabel la Católica. Pertenece á muchas Academias literarias y Sociedades económicas de amigos del pais. Al evocar estos recuerdos del eximio poeta, del insigne escritor murciano, que hace más de veinte años viene regocijandonos con su musa alegre y juguetona, satisfacemos un vivisimo deseo de nuesra alma: el de aplaudir una vez más, desde las columnas de CARTAGENA ARTÍSTICA, al insigne vate que honra al pueblo que le vió nacer. Antonio Alcalde y Valladares Antonio Alcalde y Valladares (Baena, 1828-Madrid, 1894) fue un escritor, poeta y periodista español. Fue el primer autor que escribió sobre la biografía de Cárlos Cano y Núñez. 142 3.5 José María Ibañez Reflexiones Con motivo de la muerte de Carlos Cano145 José María Ibañez escribió las reflexiones que siguen, pero desgraciadamente mucho del texto es ilegible o muy difícil de leer. Sin embargo, este corto texto sobre la biografía de Carlos Cano y Núñez es importante y digno de leer: El día 1.º de Agosto rindió su espíritu su gran poeta lírico, nacido en Murcia en 1846. Como tantos otros ingenios, desde Calderón y Ercilla hasta Gerardo Lobo, Cadalso y modernamente Ros de Olano, N. Serra, L. Cano, no dio paz á la pluma sino para esgrimir la espada; y en el noble Cuerpo de Artillería defendió los fueros de la disciplina y del orden, apenas salido de la Academia, en aquella funesta sublevación militar del cuartel de San G.l en la triste madrugada del 22 de Junio de 1896 al mismo año que el poeta imprimió su primer libro de versos, titulado «Flores y Lágrimas». Bien poca resonancia ha tenido en la Prensa local la desaparición de un poeta, honor de las mudas festivas y fiel intérprete á las veces del mismo efasivo y sin cero subjetivismo alma de la poesía rica. ¿Indiferencia pñor la generacida actual, desconocedora de una ingente labor poética no interrumpida por más de cuarenta años, cual la de Carlos Cano? No sé no me lo explico; lo siento y me duele en el alma que en éste como en otros casos, surja en mi esta poderia desechar esta interrogación: ¿Dónde está el murcianismo real y efectivo de la 145 La Verdad. Murcia, viernes 1 de septiembre de 1922, p. 1. 143 Prensa local? Y siento que debo insistir sobre ello con mis prolijos razonamientos. Claro que dejo á salvo en este caso la colaboración oportuna y sentida, como suya del veterano poeta Sánchez Madrigal. ¿Cómo había él, tan murciano, tan fiel amigo, tan buen colega, de no rendir el postrer tributo en la Prensa local, á su condiscipulo de escuela primaria y del Instituto poeta como él de vivo ingenio y de espontána y fecunda inspiración? Evocó naturalmente, tales títulos á la estimación del finado, y sobre ellos el de haber llevado por la Prensa de Madrid y provincias y aun por la americana (cuando todavía sonaba allende los mares el nombre venerando de la madre patria) con las felices muestras del ingenio del poeta, algo así como un eco lejano, de su ciudad natal. La Prensa de Madrid que á veces suele ofrecer sus columnas á la mención laudatoria y conmemorativa de ingenios que dieron su tiempo prez [?] y fama al nombre de su tierra natal, ha publicado en dos de sus diarios de mayor circulación, -«El Debate» y el «ABC» breves noticias biográficas y bibiográficas acerca del finado poeta. ¿Qué nos podía hacer en homenaje póstumo á quien por tantos años amenizó diarios y revistas ilustradas con sus poesías festivas, cuando no con sus más exquisitas composiciones líricas? En la breve noticia necrológica de «ABC» se escribe que «Carlos Cano fue muy conocido por la publicación de sus poesías en los periódicos de Madrid y de la América española»; y que tuvo una época en que «sus versos festivos eran buscados por los aficionados á la literatura como modelos de corrección de estilo» Por su parte, «El Debate», añade que «alcanzó premios por sus trabajos literarios en cuarenta certámenes públicos» Y enumerando sus principales colecciones poéticas, menciona: «Flores y 144 Lágrimas» (Murcia, 1866146) «Ratos perdidos» (Cartagena, 1867) «Versos Alegres» (Murcia, 1876) «Mocedades» (Cartagena, 1886), «Apuntes del Natural» (Barcelona, 1900), «Frutas del Tiempo» (Madrid, 1902), con prólogo de Manuel del Palacio, «Hojarasca Literaria» (Murcia, 1903), «Muestras sin valor» (Madrid, 1905), «En Serio y en Broma» (Paris, 1905). Fuera de estas colecciones de muy varias poesías, insertas en los periódicos de Madrid y algunas en los de Murcia («La Paz», «El Semanario», «El Diario»). La Verdad editó la «Necrología del general Valdés» (Madrid, 1883), «Homenaje á la memoria de Federico Balart» (Murcia, 1905 y «De Militar y de Paisano», (Recuerdos e Intimidades). Sirva esta enumeración como base de un estudio crítico formal de la obra de Carlos Cano, en el cual habrá de aprecirase como característica de su abundosa labor poético, la nota festiva. En un conversador ocurrente y amanisimo, en que brotaban rápidos como chispas de luz los rasgos de ingenio, aquella nota daría el retrato del hombre en la obra del poeta. Pero la nota festiva se revelaba, cuando más, cmo una de las facetas brillantes de su ingenio: Cuando el poeta quiere expresar sentimientos más trascendentales, de los que dejaran perdurable huella en su alma, que en cierto modo trasciende á la del lector,… escribe sonetos como el que voy á trasladar, que aún parece resonar en mi oído, admirablemente recitado por mi amigo del alma Antonio Osete, fervoroso admirador de Carlos Cano y como él, malogrado para las letras patrias. Mas antes he de anotar que, en mi deseo de conocer los que supongo primeros ensayos del 146 Debe de ser 1864. 145 poeta, recorri las páginas del «Periódico Ilustrada», que dirigía en Madrid Manuel del Palacio en 1866. En él hallé, en efecto, una colección de «Cantares», de entre los que seleccionó los siguientes: Dicen que no nos amamos al ver nuestra indiferencia, si miraras nuestras almas mundos de amor descubieran. . . . . . . . . . . . . Tu imagen veo en la fuente, en las flores y en el cielo; y es que tu imagen querida la lleva dentro del pecho. Lo mismo en éstas que en otras varias en que domina la nota amatoria, (y cuenta que las mejores debieron ser recojidas en sus libros) se aprecia una diferencia notablisima con aquel soneto á que hube de referirme soneto que yo estimo como: el ápice á que llegó el lirismo de Carlos Cano. Por su fecha es posterior no más que en tres años á los versos de infantil […] que se lean en varios números del «Periódico Ilustrado» O fue un acierto de esos que rara vez se tienen, ó el poeta había llegado ya en 1869 al culmen de su inspiración lírica. Helo aquí por […] Conoce ú oliva la generación actual: (Fue escrito en Córdoba [1869], é inerto en la colección que tituló «Mocedades») DOS LÁGRIMAS Como la perla que esmaltó el rocío Sobre el tierno botón de una azucena, Y una gota de llanto que serena Dejaste resbalar á su albedrlo 146 Yo la miré con loco desvarío, y, de tu pecho al descubrir la pena, rompiendo el dique que mi llanto enfrena otra gota brote del pecho mío. Lágrima ambas al calor nacidas de aquel amor de nuestra dicha encanto, brotaron y murieron siempre unidas; y fué de mi dolor consuelo santo ya que nunca han de unirse nuestras vidas; ver resbalar unido nuestro llanto. A través de los alados versos de este soneto se vislumbra un poema (real ó fingido, para el arte es iguela) de amor y de dolo; su misma […..] espiritual, hace columbrar una historia amorosa, trazada con la exquisiez conque […] misterios […] tejer las […] de aéreo y finísimo encaja…. Creo que podrían […] estos de soneto: […]. Parece que a nadie puede caber duda de que […] de nuestro murciano; día llegará en que habrá de estimar el valor de su obra dentro de la literatura española de la última treintena del pasado siglo y primera década del actual. A nadie que se precie de murcianista puede serle indiferent que se rindan los debidos homenajes á su memoria. Al Exmo. Ayuntamiento como representación genuna de la ciudad cumple recordar que se incriba el nombre de Carlos Cano y Núñez en las lápidas del modesto monumento elevado á la fama de los artistas murcianos célebres. Cierto que podrían rendírsele honores más dispendiosos de que goza ya la memoria de otros poetos, pero yo no quiero pedir á la Ciudad por hoy sino este modesto homenaje. Se lo pide el cronista de Murcia, la primera vez que actúa como tal, registrando la triste fecha del 1.º de Agosto 147 de 1922, en la que Carlos Cano el ingenioso, el festivo, el […] vate de otros tiempos; el dolorios poeta de sus últimos años, pasó de la vida del tiempo «al inmortal seguro». Este mismo soneto se halló en otra publicación, pero el poeta cambió algo de su texto: DOS LÁGRIMAS147. Cual gota que al nacer la tibia aurora Se ostenta pndorosa en la azucena, En tu pupila apareció serena Una lágrima ardiente, abrasadora. Yo la ví en tu mejilla encantadora Dejar un surco de dolor y pena, Y al verla resbalar, de angustia llena Otra brotó en mis ojos tembladora. Mi lágrima y la tuya desprendidas, Fruto quizá de un mismo desencanto, Nacieron y murieron siempre unidas; Y alivio fué de mi mortal quebranto, Ya que nunca han de unirse nuestras vidas, Ver resbalar unido nuestro llanto. 147 El álbum de la mujer. Ilustración Hispano-Americana, Tomo VII, México, 3 de octubre de 1886, Número 14, p. 139 148 3.6 José María Conesa (1922) Al ilustre poeta y pundonoroso militar don Carlos Cano (fallecido el 1.º del actual) Descanse en paz el eminente vate148; gloria de nuestras musas provincianas. Al dormir tu materia; tu alma late, en tus obras pujantes y lozanas. Llegaste hasta el [……] en raudo vuelo conquistando la gloria, con tu lira, y al dejar para siempre nuestro suelo, de Murcia el alma, sin cesar suspira. En el plantel sublime de cantores, que Murcia goza, por divina gracia, abres una [……] de las mayores, que no podrán unir con eficacia. Pues tu arte divino y soberano, de ignóticas regiones emanante, era en el singular y sobrehumano, bello color, fecundo y palpitante. Descansa en paz, soldado esclarecido, pulsador de las liras y cañones; que has sabido vencer, sin ser vencido, disparando granadas y canciones. José Maria Conesa Barcelona y Agosto de 1922. 148 La Verdad. Murcia, viernes 1 de septiembre de 1922, p. 1. 149 3.7 Pedro Lemus y Rubio (1927) Biografía El Teniente Coronel de Artillería DON CARLOS CANO Y NÚÑEZ – (19 OCTUBRE 1846 – 1.° AGOSTO 1922) A mi estimado amigo D. Francisco Martínez Garcia, Catedrático. periodista, etc. Pronto se cumple el V aniversario del fallecimiento de DON CARLOS CANO, uno de los más justamente celebrados poetas de esta capital, y todavía Murcia no ha realizado ningún acto en que se patentice el cariñoso recuerdo que toda madre amorosa tiene siempre para los hijos que la enaltecen con su fama149. Tal vez esto, que parece hasta ahora olvido imperdonable, haya sido motivado por los distintos cambios ocurridos en nuestro municipio y por las graves atenciones que han venido pesando sobre nuestros ediles; pero creemos firmemente que, en este mismo año, quedará solventada esa deuda de honor y patriotismo, que tan merecidamente reclama el nombre sin mancha del militar ilustre, perfecto caballero, eximio escrítor, verdadero poeta y excelente humorista. No es ocasión de exponer aquí, porque las columnas de un periódico son a veces muy... estrechas y cortas, los datos que voy reuniendo para 149 El Tiempo, 23-7-1927, p. 1 150 un completo estudio del poeta, ni tampoco reproducir la preciosa biografía que el Sr. D. Antonio Alcalde Valladares publicó el 20 de Mayo de 1891, en la revista «Cartagena Artística»; pero he de hacer un ligero bosquejo de la vida y obras de Don Carlos Cano no sólo para aquellos que ignoran quién fué este nombre singular, sino para complacer con el recuerdo a los que tuvieron la dicha de tratarle y saborean a menudo las ricas mieles de sus producciones. En la calle de Zambrana, según datos que me han facilitado, nació en Murcia el 19 de Octubre de 1846, el niño Carlos, hijo de Don Pedro Cano y Núñez y de Doña Josefa Núñez y Hernández. De su infancia sólo sabemos que fué discípulo de Don Juan Trigueros, en cuya escuela era compañero de Díaz Cassou y de Sánchez Madrigal por las notas suministradas por el mismo poeta en la Autobiografía, que escribió para el semanario barcelonés «Pluma y Lápiz150» (1). Durante sus estudios en el Instituto obtuvo brillantes calificaciones y tres medallas que conquistó en los tres concursos en que disputó dicho premio. A los 17 años, el 19 de Febrero de 1863, ingresó en la Academia de Artilleria con el número 2 de su promoción que fué bastante nutrida, y ya en 1865, según dice el mismo Don Carlos Cano, en su artículo Una quintillas y un romance, se muestra como escritor y publicista, dadas las palabras: Tres alumnos de la Academia de Artilleria nos lanzamos a publicar en 1865 un semanario cómico con el sugestivo título de «EL AMOR». Refiere su biógrafo Sr. Alcalde Valladares, que nuestro poeta «desde los quince años se había dado a conocer en la república de las letras»; pero no hay dato que lo compruebe, y sí de sus primeras 150 Inserta en su obra «Hojarasca literaria». Murcia, 1903. 151 manifestaciones poéticas en la Academia, cuando el vate murelano escribe en su Autobiografia, ya citada anteriormente: «Alli al par que en catetos e hipotenusas Di pruebas evidentes de mis progresos, Empecé, sinsabores dando a las musas, A disparar quintillas y otros excesos». Aventajó a sus compañeros de promoción, estudiando dos semestres durante el tercero, los cuales aprobó, por lo que ascendió a Teniente del Cuerpo de Artillería en 3 de Julio de 1867. La índole de estas cuartillas no permite que sigamos paso a paso la brillante Hoja de Servicios del laureado poeta y artillero: sólo hemos de mencionar que intervino en los sucesos del 22 de Junio de 1866, antes, pues,de salir de la Academia de Artillería, hecho que el poeta recuerda en esta estrofa: «Del 22 de Junio la cruel jornada Me hizo que entrara en fuego por vez primera Y desde entonces llevo siempre gravada En el fondo del arma mi fé artillera151». (2) Igualmente no debemos pasar en silencio el arrojo y abnegación que desplegó en Murcia para socorrer a las víctimas de la inundación de 1879, ni tampoco los actos de heroismo con que evitó que las voladuras ocurridas en la Fábrica de pólvora de esta ciudad, en 19 de julio de 1882 y 20 do agosto de 1883, tuviesen peores consecuencias, comportamiento por el que fué propuesto para la Cruz laureada de San Fernando, pero no se le concedió ésta por no estar previstos tales hechos heroicos en el Reglamento de la Orden. Innecesario es decir que 151 Obra ya citada. 152 esos actos fueron premiados, asi como otros varios, no sólo con las gracias de Reol Orden, sino con las Cruces del Mérito Militar con distintivo «rojo», además de las Encomiendas de las Ordenes de Isabel la Católíca y de Carlos Tercero, que lucieron en su pecho. PEDRO LEMUS Y RUBIO (Continuará) 153 El Teniente Coronel de Artillería DON CARLOS CANO Y NÚÑEZ – (19 OCTUBRE 1846 – 1.° AGOSTO 1922) A mi estimado amigo D. Francisco Martínez Garcia, Catedrático. periodista, etc. (CONTINUACION152) Expuesta aunque ligeramente la vida militar del poeta, diremos algo tambien de su actividad literaria. No deja de ser importante, aunque más en calidad que en cantidad, la producción literaria de D. Carlos Cano; así no es de extrañar que por la singular corrección de la frase y del estilo, por la naturalidad de los pensamientos, que resalta en todas sus composiciones, la ternura y delica eza de los sentimientos y la magistral armonia de sus versos, obtuviese premios en los certámenes literarios de Barcelona, Valencia, Murcia, Lérida Gerone, Málaga, Nápoles y Tolousse, según hace constar su ya repetido biógrafo, y que por ello perteneciese a varias Academias literarias y Sociedades Económicas de Amigos del País; pero si hemos de notar que a partir de 1907, casi enmudece su lira, aunque ya dijese en 1903: «Hoy la salud perdida y herida mi alma Por dolores que curso del tiempo aviva, Buscando en el retiro la anelada calma, Soy en armas y en letras clase pasiva.» 152 El Tiempo, 27-7-1927, p. 4 154 He aqui los títulos de los volúmenes que contienen sus poesías y trabajos literarios: VERSOS ALEGRES (agotada la edición); FLORES Y LAGRIMAS (ídem); RATOS PERDIDOS (idem); MOCEDADES (Idem); Necrologia del General Valdés; APUNTES DEL NATURAL; FRUTA DEL TIEMPO (Segunda edición, Madrid, 1902) HOJARASCA LITERARIA (Murcia, 1903); MUESTRAS SIN VALOR (Segunda edición. Madrid, 1905), y EN SERIO Y EN BROMA (Segunda edición, Paris, 1907). Aunque anunciado hacía tiempo, cuando falleció el poeta tenía en preparción otro volúmen con el título DE MILITAR Y DE PAISANO (Recuerdos e intimidades). A pesar de que el Sr. Alcalde Valladeres nos dice que D. Carlos Cano acostumbraba a coleccionar las poesías y artículos que iban apareciendo en los distintos periódicos y con ellos formaba esas obras, cuyos títulos ya hemos expuesto, sin embargo no podemos creer que esté coleccionada toda su producción literaria, si nos atenemos a las alguientes palabras de D. Carlos Cano, en la tantas veces citada Autobiografía. «Amigo de escritores de credos varios Colaboré en los diarios más principales, Sin mirar si eran rojos o reaccionarios, Sin ver si eran carlistas o liberales. Y la atracción sintiendo de las cuartillas Toqué del periodismo las cuerdas todas, E hice artículos, versos y gacetillas Y revista de teatros y hasta de modas. Como ya hemos dicho antes, tanto su prosa como sus poesías se caracterizan por la más 155 exquisita espontaneidad y consiguiente naturalidad en la expresión de los pensamientos. Por esto y por la maravillosa fluidez de sus versos, no obstante su estructura de impecable armonía, las composiciones poéticas de D. Carlos Cano se adentran en el alma cualquiera que sea el asunto de ellas. De sus varias producciones podemos hacer cuatro grupos: religiosas o sagradas, profanas serias, profanas jocosas y humorísticas propiamente dichas. Entre las poesías religiosas se destaca la primera de ellas, dedicada A la Vírgen de la Fuencisla, patrona de Segovia, a quien se encomendó cuando todavia, casi un niño, llegó a aquella ciudad: «A tu ermita de luz y encanto llena Mis pasos presurosos encaminaban, Buscando alivio a mi profunda pena, Porque lejos me hallaba De mi madre que tanto idolatraba.» PEDRO LEXUS Y RUBIO (Continuará) 156 El Teniente Coronel de Artillería DON CARLOS CANO Y NÚÑEZ – (CONTINUACION153) Los sonetos A la Inmaculada, A la Virgen y En el Calvario son no menos dignos de encomio, asi como la inspirada impetración de piedad A la Virgen de la Fuensanta con motivo de la epidemia colérica de 1885; pero sobre todas ellas descuella llena de anción y sentimiento la preciosa oda intitulada El amor de los amores y dedicada «A la Virgen», poesía en la que se compenetra la Fe con la gratitud por el consuelo que esta le proporciona en medio de los sufrimientos de la vida, y la Esperanza de la dicha infinita. Termina esta composición con las siguientes soberbias estrofas, que no desmerecen de las de Fr. Luis de León, ni de Lista: La esperanza de verte Me alienta en esta vida procelosa Y ¿cómo no esperar tan dulce suerte Si al hijo de tu amor le dimos muerte Y aún nos abres tus brazos amorosa? Abrelos a mi afán, Virgen Maria, Y cuando llegue el día Que mire rotos los terrenos lazos, Reciba para siempre el alma mía, Madre de amor, en tus amantes brazos. De las que llamamos poesías profanas, entre las «serias», está la titalada Nostalgia, de carácter 153 El Tiempo, 28-7-1927, p. 1 157 elegioco, y en la que a la novedad de la forma métrica se une la de la expresión de tal sentimiento. La novedad en la métrica consiste en el empleo de la estrofa de diez heptasílabos, de los cuales son libres el 1.°, 6.° y 8°, en sustitución de la antigua endecha. Véase la primera de ellas: Ausente de mi patria Suspiro noche y día Y no hallo en mi quebranjo Ni en mi contínuo llanto Consuelo para mí; Las sombras de la noche Aumentan mi agonía Y el alba me sorprende Pensando ¡oh patria mía! Pensando siempre en tí. Igualmente son muy bellas las odas A la paz, vib ante y patriótica Meditación, de caracter Alosófico, como también las que llevan por lema Sé feliz, A mi madre y Allí está; la que pudiéramos llamar «dolora» y que bajo el título De luto, encierra amarga ironía; las rimas Tú y yo y A unas siemprevivas; y la que lleva el nombre de Recuerdos, suspiros y alegrias, notable tambien por la novedad de la forma métrica, consistente en el cambio de las rimas de la estrofa llamada espinela rivalizando con esta en sonoridad. He aquí una muestra: Cuando en la noche serena Huye el sueño de tus ojos Y del mundo los enojos Te infunden amarga pena, Aleja de tu aposento El inquieto pensamiento Y ponlo un instante en mí, Que en ese mismo momento 158 Voladores como el viento Mis recuerdos van a ti, Expresión fiel de la inmensidad del cariño que tenía a su primogénito Carlos, y de la amargura que le produjo su muerte, es la elegía ¡HIJO MIO! A ella pertenecen los siguientes versos que nos pintan magistralmente la ternura sin límites que sentía por su hijo, y el pesar que anonada su alma y desgarra su corazón: «si él llegara a morir me moriría» exclamaba besándole dormido. Y murió, y en mis brazos lo tenía. ¡Mentido fué mi afán, mi amor mentido! le vi morir….. ¡y vivo todavia! idea que repite, aunque en forma algo diferente en la poesía El Amor de de los Amores, ya citada, cuando dice: Un hijo yo tenía, Un ángel que era toda mi alegría, Y con tanto cariño le adoraba Que al mirarme en sus ojos exclamaba: «Si te murieras tú me moriría»: ¡Y se murió en mis brazos! ¡En mis brazos!... ¡y vivo todavía! PEDRO LEXUS Y RUBIO (Continuará) 159 El Teniente Coronel de Artillería DON CARLOS CANO Y NÚÑEZ – (CONTINUACION154) De las composiciones «jocosas», que son muchas, además de las que llevan por nombre Canas al aire, Musicoterapia, Recuerdos tristes. Mi Blanca, Gato por liebre, La mujer politica. sobresalen las que titula El desmemoriado, Regenerémonos, Lances de juego y la que denomina Y va de cuento, que dedicó a D. Juan Pérez Zúñiga y en ella imita perfectamente el estilo de este escritor. Finalmente, entre las que llamamos «humoristicas», aparte de algunas composiciones en prosa, se distinguen con este matiz las tituladas Serenata y Balada, insertas en el volúmen Muestras sin valor, (Cartagena 1888) así como las que llamó Fábulas, y también Fábulas, Morales Murmuraciones, Mesa revuelta, etc.; y son completamente humorísticas las que llevan la denominación de Sonetos filosóficos, Inocencia y Su indiferencia. Tal vez sin darse cuenta el mismo D. Carlos Cano nos explios la razón de su humorismo, en la Autobiografia, repetidas veces ya citado, cuando dice: Los que ven que cultivo la chirigota Creen que sólo entre bromas vivo en mi centro, Sin ver que, en la amargura que mi alma embota, Cuando río por fuera, lloró por dentro. 154 El Tiempo, 30-7-1927, p. 1 160 pues nada hay como los grandes pesares para que se muestren más en relieve lo cómico y lo ridículo de muchos actos y situaciones humanas, los que por efecto del contraste con la situación de ánimo del poeta hacen que de éste brote el llamado «humorismo», que no es más que la risa provocada por la comparación de la pequeñez humana con las grandes ideas o situaciones de la Humanidad. Marido cariñoso y padre amantísimo, con el alma llena de inquietudes desde que perdió a su primogénito, niño de singulares aptitudes y en quien cifraba las más grandes ilusiones, prorrumpe así, domostrando el estado constante de su espiritu y la causa de su modo de ser: (1) En las eternas noches que paso en vela Mientras los seres que amo duermen en calma, De mi dolor profundo fiel Centinela ¡Alerta! Entro suspiros me grita el alma. Y al recuerdo imborrable del ser querido, Del hijo en quien cifraba mi dulce encanto, Mirando para siempre mi bien perdido, Desbordado del pecho brota mi llanto. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Así con mi destino viviendo en guerra, Pensando en el mañana que tanto anhelo, Mis ojos nunca fijos tengo en la tierra. Mis ojos siempre fijos tengo en el cielo. Y la rica llevando como divisa Sólo Dios ve de mi alma los sinsabores, Pues de antifas me sirve mi falsa risa Para ocultar mis penas y mis dolores... 161 Sin embargo, hay que reconocer que las cualidades de escritor festivo y de humorista, que tanto caracterizan a D. Carlos Cano y Núñez, no comenzaron a revelarse en él desde la pérdida de su primogénito, sino que ya antes en sus escritos en prosa, como en sus poesías, se hallan muestras de esa facilidad de percibir lo cómico de la vida humna, tal vez efecto todo ello de la constitución enfermiza o poco robusta del autor, la cual no tenia más remedio que influir su estado de ánimo, y como un fenómeno reflejo hacerle distinguir más claramente los defectos y miserias de los demás Bueno es advertir que la jocosidad y humorismo solo se revelaron en sus escritos, rara vez en su conversación y trato familiar. PEDRO LEXUS Y RUBIO (Continuará) –––– (1) Don Carlos Cano contrajo matrimonio el 6 de Julio de 1875, en la parroquia de San Lorenzo de esta capital, con doña Amalia Cathalán y Molina, de cuyo enlace nacieron siete hijos, seis varones, de los que sólo viven (don José María y don Antonio), y una niña doña Dolores, hoy casada con don Angel Niño. 162 El Teniente Coronel de Artillería DON CARLOS CANO Y NÚÑEZ – (CONTINUACION155) Obra singularísima, que Murcia debe guardar siempre como joya del periodismo regional, es el semanario ilustrado que con esta denominación y bajo el título de EL MOSAICO fundó en esta ciudad y dirigió D. Carlos Cano, apareciendo el dia primero de noviembre de 1896. Nada hay en este semanario que pueda desdecir de sus congéneres de aquella época, pues con todos ellos resiste airosamente el parangón, anto por la valía de los artículos literarios e ilustraciones que la adornan y las notas cómica (muchas de Xaudaró), como por su presentación y primor tipográfico. De este semanario se publicaron nada más que dos tomos, constituído el primero por 89 números (desde 1.° de noviembre de 1896 a 25 de julio de 1897), y el segundo formado por 26 números (desde 5 de dicierobre de 1897 a 29 de mayo de 1898). Para manifestar la importanola de su contenido basta mencionar algunas de las firmas que en dicho semanario aparecen, y no una vez sola, tales son las de Arzadún, Vital Aza, Balart, E. Blasco, J. de Burgos, R. Campoamor, Leopoldo Cano, Sinesio Delgado, J. Estrañi, E. Ferrari, O. y R. Gil, Grilo, Jackson Veyan, Lapoulide, Leceño, Lustonó, J. Navarrete, M. del Palacio, Pareliada (Melitón Gonzalez), Pérez Zúñiga, Ramos Carrión, B. de los Ríos, A. Sánchez Pérez, R. Sepúlveda, Taboada Marqués de Valmar y Fiacro Yráysoz, además de los 155 El Tiempo, 31-7-1927, p. 1 163 literatos mucianos Diaz Cassou, Frutos Baeza, J. Hernandez, Martínez Tornel, Sánchez Madrigal, Pio Tejera, Baquero, A. Blanco, Jara Carrillo, á. Osete, Serrano Alcázar y la de su Director. Nos da idea de la originalidad y cuidadosa selección, con que aparecía el semanario, la siguiente contestación, inserta en la sección «Correspondencia» del número 31 de EL MOSAICO: «Sr.D. J. Y. Madrid. – Conozco mucho su firma, y con gusto insertaría lo que se ha servido enviarme si fuera inédito. Pero ¡ay! esos versos han punzado ya al otro semanario y.. saque V la consecuencia» Y ya que hablamos de EL MOSAICO y de la sección «Correspondencia» bueno en hacer constar que tanto ésta como la titulada «De aquí y de allá» están esoritas por D. Carlos Cano, como puede comprobarse no sólo por el estilo que no deja lugar a dudas, sino también porque en esta última vemos composiciones que luego publicó aparte su autor. Como muestras de su criterio estético, de su fasilidad para la rima y de su musa reto zona, véanse algunas notas tomadas al azar de la necalón «Correspondencia»: Del número 27: Sr. D. T. E. Albacete.–De ritmo se hallan desnudos–sus versos y dan enojos, – pues los hay mancos y cojos – y creo que hasta sordomudos. Del número 31: Sr. D. J. J S Lorca –Esa serenata–no vale un pepino–y ni usté es poeta–ni ese es el camino. Sr. D. G. Y. Murcia –«En estas mañanas plácidas–me gusta ir al Malecón»–¡Bueno! vaya usted si gusta,–pero en prosa, en verso no. Del número 32: Sr. D. L. R. S. Lorca. – Con gusto su soneto insertaria–si no fuera una insigne tontería X. Y. Z. Murcia.–Quien nísperos come – y bebe cerveza las sílabas–como usted la cuentas–ni come, ni bebe–ni sabe Aritmética 164 K. T. To–No me mandes más copias–yo te lo ruego–que en esto de versitos–eres un lego. – La lira enfunda–y así evitarte puedes–tunda tras tunda. Sr. D.J N. Cartagena.–A vuelta de mil perdones debe decirle que no es–¿Que por qué? Porque no es bueno–apropiarse de lo ajeno y eso que usted que ha mandado–es de Sinesio Delgado. Del número 34. G. Deón. Archena Me ha dejado en una pieza–su su desenfado bravío–porque ese soneto es mío–de los pies a la cabeza.–Y como hay como usted mil–que en tomar se echan al raso– convendría que al Parnaso – fuera la Guardia Civil. Del número 37: L. U. T. río –¿No encuentra usted natural–que salga de mis casillas–al ver se apropia quintillas–de Ricardo Madrigal? Del justo renombre que gozaba entre los poetas de su época, y como resultado de esa tan rara como hermosa comunión de almas que se llama fraternidad, en timbre glorioso la Corona poética a la memoria del niño Carlos Cano y Cathalán, publicada en Barcelona, en 1885, o sea al año siguiente de la muerte de aque; pues en el volúmen se leen sentidísimas composiciones de doña Blanca de los Ríos, doña Josefa Estéves, el P. Rafael de Reyes, Federico Balart, Leopoldo Cano, Fernando de Gabriel Antonio Grilo, José Navarrete, Jakson Veyan, Manus del Palacio, Marqués de Valmar y Luis Vidart, juntas con las de los literatos murcianos y una delicadísima poesia de doña Antonia Cano, hermana de don Carlos. PEDRO LEXUS Y RUBIO (Continuará) 165 El Teniente Coronel de Artillería DON CARLOS CANO Y NÚÑEZ – (CONTINUACION156) Se le debe también a nuestro poeta el folleto titulado Homenaje a la memoria de D. Federico Balart, editado en Murcia, (Tip. de Andrés Sans, 1905), y formado con las composiciones leidas en la velada nacrológica celebrada el 14 de Mayo de dicho año, en el Círculo de Bellas Artes, y con otras recibidas después por el señor Cano a instancias del mismo. Fué su propósito rendir tributo de veneración y cariño al ilustre poeta fallecido y a la vez una ofrenda a la viuda con el producto de la venta de la tirada del folleto En éste se destaca un precioso trabajo, que con el epígrafo Recuerdos e intimidades le dedica D. Carlos Cano a su llorado amigo y pariente, dando a conocer algunas composiciones poco divulgadas o inéditas de Balart, entre ellas un romance festivo que le dedicó y en que resulta no muy bien parado el entonces Ayudante del Tercer Regimiento de Artillería de Montaña, de guarnición en Madrid; pero con la publicación de este romance nos reveló también D. Carlos Cano toda la hermosura de su alma generosa. Al frente de la 2.° edición de MUESTRAS SIN VALOR figura una carta prólogo de E José Navarrete, fechada en Nisa el 24 de febrero de 1889, en la que su autor, además de recordar los alegres tiempos en que él y Cano eran compañeros, incita a éste a que dadas, las excepcionales aptitudes que posee las aproveche escribiendo otras dramáticas, 156 El Tiempo, 2-8-1927, p. 1 166 género en el que le profetiza un brillante porvenir. Es curiosa esta carta porque en el a expone el señor Navarrete una magistral lección de técnica dramatica pero con tanta naturalidad y lozanía como pudiera hacerlo el mejor los maestros de tan difícil arte. No hay noticia de que nuestro poeta quísiera dedicarse nunca a un género literario para el que sin duda no sintió vocación. Cuando falleció tenía coleccionados los siguientes trabajos en prosa y poéticos, para formar con ellos un volumen bajo el epígrafe DE MILITAR Y DE PAISANO (Recuerdos e intimidades) muchos de ellos ya impresos o publicados en periódicos de a localidad: «Unas quitillas y un romance (en prosa). «El maestro Chapí» (en prosa) «A bordo y en tierra» (en prosa). «A mi primo Alberto» (poesía inédita?) «El picapedrero» (fábula a su sobrina Josefina Ramos Cathalán). «Consejos» (poesía). «Mi protesta» (poesia) «Carta santa (poesía inédita). Poesía leida en una velada celebrada en Elche. «En el primer dia de su Santo (poesía a su nieta Maria Teresa). «La Caridad» (poesía dedicada a su amigo don Antonio Flores). «En el dia de su Santo» (poesía a D. José Más), «Siguiendo la costumbre» (id. id.) «Homenaje a un murciano» (poesía en honor del maestro Caballero). «A una viuda» que no tiene los años en que hace mal los baños, (poesía). «A mi virtuosa amiga Maria Fontes» (poesía). «Ríma» en la primera comunión de mi nieto Carlos. «Escala vegetal» (tres sonetos). 167 «A la Inmaculada» (poesía). «En sus días» (poesía a D. Adolfo Roig). «A la reina de la fiesta» (poesía premisia en el tema primero con un agalardón extraordinario en los Juegos Florales celebrados en Oleza). «A los artiferos de Melilla» (poesía). «Rima» en el album de su sobrina Rosa. «Caridad» (poesía). «Carta abierta a D. Ricardo Banchés Madrigal» (poesía). «Falta imperdonable» (poesía). «En tú amargura» (poesía a Amancio Marín. PEDRO LEXUS Y RUBIO (Continuará) 168 El Teniente Coronel de Artillería DON CARLOS CANO Y NÚÑEZ – (CONCLUSIÓN157) «Canas al aire» (18 epigramas). «Canas al aíre» (5 epigramas). «Versos de abanicos». y la siguiente composición inédita notable por su ingenuidad y donaire, que fué leída en un banquete celebrado en honor del Excelso. señor don Juan de la Cierva y Peñafiel: MI CUARTO A ESPADAS Aunque manda la doctrina A nuestro prójimo amar, Por maldad, o por rutina, Le damos contra una esquina Sin poderlo remediar. Y si el prójimo prospera Y brilla y hace carrera, Y a la cumbre llega ileso, Ya sabe lo que le espera: ¡Garrotazo y tente tieso! Pues bien, el que como tú De los malos es el bu Y, con la ley en la mano, No les deja hueso sano A tanto y tanto zulú, Debe tener gran valía Para alcanzar que a porfía Le ensalcen chicos y grandes, Que es hoy, que se vive al día, 157 El Tiempo, 3-8-1927, p. 1 169 Poner una pica en Flandes. De Madrid, de gloria en pos, Gobernador quiso Dios Que fueras y sin demoras Reglamentaste... hasta los Sombreros de las señoras. Ministro en distintas fechas, Lograste grandes cosechas De ovaciones merecidas Al hacer andar derechas A gentes que iban torcidas. Por poner el giro a tiro Del que no tiene un pápiro (o billete que es igual), Dando giro al nuevo giro, Nos diste el Giro Postal. Como el trasnochar no es sano Y perjudica el relente Al niño como al anciano, Hiciste acostar temprano A todo bicho viviente. A usureros en cuadrilla Y al que halla en timar deleite Echaste la zancadilla. Y quedó la corte y villa Como una balsa de aceite. Y tu nativa ciudad Por tí, viendo en realidad Sus ilusiones trocadas, Tendrá escuelas graduadas Y tendrá Universidad. En fin, tu mérito es tan Superior, que en decir dan, Y a nadie causa sorpresa: «Pesando tanto D. Juan, «Vale más oro que pesa». Que Dios tus triunfos aumente Espera confiadamente, Y que tus sanos registros Te eleven a Presidente Del Consejo de ministros. 170 Entonces nuevos encomios Haré de tí en metros varios, Si aumentas los manicomios Y construyes tonticomion, Que son ya muy necesarios. Pues si es volver la razón Al loco obra meritoria, También lo es la curación De tanto bobo e Coria Como hay en nuestra nación Y como quien te asomaste Es un loco o un zoquete, Cuando curarlos logramos, No habiendo locos ni memos, No habrá quien no te respete. Quizá haya algún mortal Que tome por memorial Mi aplauso y me tome el pelo, Suponiendo que es mí anhelo Pescar una credencial. Pero al que tal broma invento Demostraré claramente, Como dos y una son tres, Que no aspiro a que me des Ni un destino de escribiente. Adiós, de la patria mía Gloria, orgullo y alegría; Pues declararlo me importa, Conste que la lira mía, Se quedó al cantarte corta. Y que, pese a Belcebú, Del vuecencia ella me salva, Que aquí como en el Perú En verso se habla de tu Hasta el lucero del alba. 171 Daremos fin a este mal pergefiado trabajillo publicando la cuarteta que improvisó D. Carlos Cano, cuando los amigos que le acompañaban en los dias de duelo discutían cerca de los afectos de familia. El poeta les interrumpió diciendo: ¿CARIÑO? De padre o madre es seguro; Los hermanos disidentes, Y enemigos deslasados Todos los demás parientes. PEDRO LEXUS Y RUBIO 172 3.8 Homenaje a los poetas158 RICARDO GIL Y CARLOS CANO La presidencia propone se rinda un homenaje al poeta don Carlos Cano, al cumplirse el quinto aniversario de su muerte. Propone que se nombre una comisión compuesta por el señor Pérez Cánovas, don Andrés Sobejano, los directores de los periódicos locales y el señor Martí de secretario. Conformes. El señor Garrigós estimia que debe el Ayuntamiento organizar otro homenaje al poeta don Ricardo Gil. La presidencia se muestra conforme, y entiende que la comisión que se ha nombrado para la organización del homenaje a don Carlos Cano, lleve adelante este otro. Acordado. 158 Levante Agrario, 28-7-1927, p. 1. 173 3.9 Labor municipal159 FUERA DEL ORDEN DEL DÍA La Presidencia habla de los homenajes que se les piensa rendir a los esclaracidos poetas murcianos, Ricardo Gil y Carlos Cano, y propone que el de este último se verifique en abril y el del Primero en la próxima feria de Septiembre, proponiendo forme parte dela comisión organizadora el concejas señor Garrigós. De conformidad. 159 Levante Agrario, 4-8-1927, p. 1. 174 3.10 El homenaje a D. Carlos Cano160 El próximo pasado verano, a raíz de la publicación de unos artículos sobre la vida y obras del que fué ilustre murciano y notabilísimo poeta don Carlos Cano y Núñez, se constituy –si la memoria no nos es infiel,– una junta, al objeto de rendirle el debido homenaje de admiración, respeto y criño a que se hizo acreedor por su honrada vida e imperdurable obra. Hoy es el día tradicional de constitución en principio del programa de festejos de las próximas fiestas de primavera, y hoy también no debe olvidarse el incluir en ese programa la erección del merecido monumento a don Carlos Cano; claro está, que para ello no hay que confiarse y abandonar aunque sea transitoriamente la idea, y luego, a última hora, quererlo hacer de prisa y corriendo, y lo que es peor todavía, sin todos los detalles necesarios. Don Carlos Cano, fué un hombre que se encerraba tanto en su humildad, hacía una vida tan retirada del mundo que había quien leía sus preciosas y acabadas composiciones en importantes diarios de la Corte, y desconocía, ignoraba que era de Murcia, y, muchísimo más, cuál era su persona. Fuera de su ciudad natal era más conocido que aquí mismo; sus poesías eran las que obraban tal milagro; y esas mismas poesías son las que hacen que Murcia le rinda el antes citado debido homenaje de admiración y cariño. 160 Levante Agrario, 2-2-1928, p. 1. 175 Unanse, pues, distintas y firmes voluntades, omience a actuar la Junta que hay nombrada y que en estas fiestas de abril se abra por un instante un paréntesis en las fiestas cívicas para corresponder, aunque sea levemente, al cariño y gran estimación que el ilustre don Carlos Cano y Núñez tuvo a su patria chica. 176 3.11 El Homenaje a D. Carlos Cano161 Cerca de un mes hace ya que nos ocupamos del proyectado homenaje al glorioso vate murciano don Carlos Cano. Pasó la cosa tan inadvertida, y ha continuado así de tal forma, que hasta la hora presente, ni comentario; pero creemos tan firmemente que debe realizarse lo acordado en principio por el Ayuntamiento, que nuevamente llamamos la atención de éste. 161 Levante Agrario, 14-3-1928, p. 1. 177 3.12 Un nuevo libro y una deuda162 Hace dos años publicó Levante Agrario un suelto que hacía referencia al homenaje que Murcia debía rendir al que fué excelso poeta y modestísimo hombre don Carlos Cano y Núñez. No obstante, el que la nota de referencia se hizo en tiempo oportuno para que fuese incluído este homenaje en el programa de flestas de Primavera, indudablemente por la pequeñez de quien lo pedía, en nada hicieron caso, ni ocupáronse del asunto. Se llamaba entonces la atención de la Junta que para este fin se había nombrado y nadie respondió al llamamiento; ha pasado el tiempo y ahora, recientemente, hace unos días, la aparición de un libro hablando de la vida y obras del referido poeta, nuevamente hace que nos acordemos de lo de entonces. Uno de los miembros de aquella Junta –don Pedro Lemus y Rubio– ha sacado del olvido el nombre, y lo que es más interesante, la obra del poeta Carlos Cano, en meticuloso opúsculo, se ocupa con prolijidad de detalles de la vida de este autor, más conocido de los demás que de sus propios paisanos, alo que siguen brillantes notas sobre las distintas publicaciones, así como periódicos que fundó y en que colaboró don Carlos Cano, que son guía perfecta para el que quiera conocer la obra fecunda de ese notable vale que ni por un momento olvidó a la tierra de sus amores. Interesante es en verdad el libro como interesante es también la deuda en que Murcia está con el poeta origen del mismo; y si hace dos años, como antes decíamos, envolvía enparte censura para la Junta del homenaje a Dr. Carlos Cano, por su pasividad, hoy 162 Levante Agrario, 27-3-1930, p. 1. 178 que ha habido quien perteneciendo a ella formula a modo de voto particular, justo es que elogiemos a quien con los medios que están a su alcance, meritísimos y ya consagrados, hace una publicación que al honrar al poeta Carlos Cano, honra también a quien tan atinadamente de él se ocupa, y con la autoridad académica que lo robustece. Reciba pues, el señor Lemus la felicitación sincera a su callada labor y buena obra de quien humildísimamente lo admira y le reconoce sus prestigios. 179 3.13 Andrés Sobejano Tributo literario – «Lemus y Rubio (Pedro).«Don Carlos Cano y Nuñez (19 Octubre 1846--1.° Agosto 1922) «Murcia-Tip. De José A. Jiménez-1930 70 pags.-21’50X14 cm.-Rúst.» – A falta de otros homenajes públicos, que, floreciendo en iniciativas de simpática acogida, no maduraron en realidad oficial por «tradicionales obstáculos» de índole municipal íntima, el catedrático de Literatura de este Instituto señor Lemus y Rubio, uno de los admiradores más sinceros sin duda de aquel poeta de nacional renombre en su género, autor popular a la vez y selecto, por singular paradoja, ya que no pudo ver plasmado el homenaje de justicia que en estas mismas columnas propuso, lo ha realizado personal y aisladamente, con una generosidad, hija de su alto concepto de la equidad y la reparación, reuniendo en pulcro opúsculo, hecho y distribuido a sus expensas, lo fundamental en los aspectos biográfico y crítico del agudo escritor, de alma y musa hermosamente cyranesca, que supo hacer reír con sana franqueza a tantos lectores y henchirlos a las veces de sentimental ternura163. Nuestra generación, si no fuera por este alarde espontáneo y vindicatorio, acabaría pronto por olvidar al poeta Carlos Cano, y solamente quizás, algunos de sus viejos amigos que aun subsisten, y otros anónimos lectores que recordarán por ventura el afilado gracejo de tal cual epígrama sorprendido al dorso de una amarilienta hoja de almanaque 163 El Tiempo, 6-3-1930, p. 1. 180 antiguo, conservarían memoria del distinguido satírico murciano, celebrado fuera de su tierra que en ella misma. En una movida época literaria en que Manuel del Palacio, Estrañi, Vital Aza, Rodao, Jackson Veyan, Perez Zúñiga y otros cómicos ingenios españoles, fuera de Murcia, y dentro de ella y su provincia, Perní, Frutos Baeza, Julio Hernández y otras garbosas plumas, cultivaban y sugerían la ingénua y saludable hilaridad con las donosísimas ocurrencias y fáciles versos de sus colaboraciones y libros, el serio y pundonoroso militar, cuanto amenísimo escritor Carlos Cano, logró llamar fuertemente la atención con sus rasgos felices y acusados de humorismo y las finas sales de que saturó sus rimas y estrofas cortas. El señor Lemus, maestro avezado y autorizado en la monografía y la crítica literarias, como es notorio por sus otras publicaciones, aun luchando con la imposibilidad material de completar todos los datos a que sus escrupulosos hábitos de escritor le llevaran, por haberse agotado algunas de las ediciones primeras de obras del poeta, de hallazgo ya casi imposible, ha reunido todos cuantos datos pueden ser constructivos de un definitivo y serio estudio de este poeta que para él, por lo que vemos y confiesa, tuvo siempre, tan especiales encantos. El capítulo primero recoge, con los documentos personales investigados, los datos autobiográficos que andan diseminados en versos sueltos del poeta, y cuantas noticias, por referencias familiares, ha podido allegar en torno de la persona, interesante por muchos conceptos (carácter, vocación, aptitudes...) de don Carlos Cano. El segundo, breve análisis bibliográfico con atinados comentarios críticos, nos determina el número y calidad de las obras poéticas editadas, con el detalle suficiente, y amén de composiciones 181 sueltas y de importancia que quedaron fuera del sabroso cercado de los libros en circulación de autor. Buena labor en la que presenta la más pulida faceta de cada poema de más relieve. Aquí, el certero juicio, en frases precisas y ponderadas y la recolección de opiniones encomiásticas que el poeta inspiró a autores y críticos contemporáneos, campean y destacan, definiendo perfectamente la silueta literaria del celebrado poeta. Merced á este breve trabajo del docto profesor señor Lemus, esta silueta cobra nueva vida y, pasado mucho tiempo, será facil al historiador futuro de la literatura murciana saber de Carlos Cano lo más personal y culminante, que ha quedado en este libro fijado de modo permanente, sin temor ya á que el tiempo hiciera mas desvaído é impreciso el retrato prócer y acentuado de aquel autor que tenia un filón de ingenio y un tesoro de corazón, de hombria de bien, de fé cristiana y patriotismo; de aquel vate de tanto talento y alacridad, al que se podia aplicar el juicio del humanista Escalígero sobre el jocundo Marcial: «cultissimuspöeta atque ingeniosissimus». Felicitamos al autor de tan primoroso estudio que, con su novedad y su oportunidad, ha venido á cubrir un lamentable vacío de la justicia y que, hecho en honor de un murciano, con propio esfuerzo económico, por un autor que no lo es por naturaleza, aunque ya casi lo sea por afectos, adquiere un valor verdaderamente insólito. Andrés Sobejano 182 3.14 El Tiempo – DON CARLOS CANO Y NUÑEZ El catedrático de Literatura de este Instituto Provincial nuestro querido amigo don Pedro Lemus y Rubio ha publicado un pequeño volumen que titula «Apuntes Biográfico Criticos» de uno de nuestros mas ingeniosos poetas, don Carlos Cano, como homenaje a su memoria164. Por lo pronto uno de los mayores éxitos que nuestro amigo ha de apuntarse es el de haberse agotado rápidamente la edición. El señor Lemus ha tenido el generoso rasgo de hacer la edición a su costa y dedicarla al Excelentisimo Ayuntamiento, no sabemos si con esa fina ironia que es la caracteristica de nuestro cariñoso amigo. Recordamos todos, que se formó una junta para elevar un busto al eximio poeta; que el ayuntamiento aceptó la idea, y se adoptó el acuedo de hacerlo con la ayuda municipal, que hasta, si mal no recordamos, hubo de donar el marmol para que se llevara a efecto la obra. Después, lo que pasa con dolorosa frecuencia, el olvido, la indiferencia, y la apatia características de la raza, y del clima, echaron sobre esos acuerdos del municipio el polvo del olvido y este excelente amigo fervoroso admirador del poeta ha tenido ese rasgo y esa humorada, que si no ha tenido esa finalidad, nosotros se la damos, como justa compensación de un descuido inexplicable y para endulzar la amargura con que ha tenido que soportar el silencio y el vacio de su iniciativa. El señor Lemus, colaborador nuestro, y que hizo el honor de publicar algunos de sus trabajos sobre el 164 El Tiempo, 18-3-1930, p. 2. 183 ilustre biografado en nuestras columnas, refleja con singular acierto esa parte intima, referente al hombre, apoyandose con frecuencia en la autoridad de un admirador y biógrafo, del señor Cano, D. Antonio Alcalde Valladares. Su labor crítica en cuanto se relaciona con la obra literaria no es menos concienzuda y selecta: En ella se destaca con tanta fuerza el ingenio y el sano humorismos del poeta, que aun los mas exigentes tienen que rendirse ante esos brotes de gracia singular, a veces no exenta de delicada melancolia: Los que ven que cultivo la chirigota creen que entre bromas vivo en mi centro sin ver que en la amargura que mi alma embota cuando río por fuera, lloro por dentro. Don Pedro Lemus ha ido recogiendo con cariño verdaderamente intenso todos los rasgos que fijan-y destacan la personalidad del poeta sirviéndose de un verdadero, arsenal de datos hijos de la erudición unos, y del examen crítico los demás. La obra realizada por el señor Lemus acerca de este ingenioso poeta murciano es de las que merecen un sincero elogio, por ser un tributo de justicia y por ser rendido por quien no le unieron cou el biografiado otros lazos que los de la admiración. Con su trabajo el señor Lemus ha demostrado su cariño a Murcia recordando el deber en que se halla esta de honrar merecidamente su memoria del ilustre biografiado. Conste nuestro reconocimiento al señor Lemus por la atención de enviarnos un ejemplar. 184 3.15 R. de los Reyes “Don Carlos Cano y Núñez”. –Apuntes biográficos, por Pedro Lemus y Rubio. Conservamos de don Carlos Cano un recuerdo amable. Lo conocimos ya viejecito, enjuto, con una gran resistencia a doblegar su fina tiesura al peso de los años. Se sostenía derecho, y el esfuerzo ponía un oscilar temblón en su marcha. Hablaba con voz apagada, con ligereza caudalosa, que a veces le hacía atropellarse ininteligenciando la expresión165. Su figura, sencilla en su correcta sobriedad, ocultaba modestamente–sin negarlos, claro es–los rasgos esenciales de su doble personalidad: el militar y el poeta. Era cortés–de una cortesia extremada–cristiano, hasta en sus ademanes, ingenioso en su charla... Y aprensivo. Supimos entonces, y siempre asociamos esta cualidad a su recuerdo, que era aprensivo, muy aprensivo. Lo que no pudimos saber eran las causas, como no supusimos aquellas por las que hacía poesías festivas. Un día dejamos de verle… Estaba enfermo;–¡tan aprensivo!–pensamos que ello no sería nada. Y se murió. Fué nuestra tristeza–no nos unían a él lazos de intimidad–esa tristeza pálida y perdurable que sentimos por las cosas que nos parecen injustas aunque no nos afecten. Nos placía siempre el encuentro con aquel viejecito, nos deleitaba su charla amena y juvenil... Sabíamos que era bueno, piadoso e inteligente. No debió morir, si en tales 165 La Verdad, 28-3-1930, p. 1. 185 casos no estuviera al otro lado de la vida Dios, justificando el hecho. Don Carlos Cano era en España uno de los poetas más leidos de su época. Las ediciones de sus libros se repetían. En Murcia hizo una labor intensa, superior a las posibilidades del ambiente. Editó una revista–“Mosaico”–única en nuestra literatura murciana. Por esto tal vez, cuando murió, no tuvo grandes homenajes, ni se pensó en reeditar sus obras, casi todas agotadas, ni existe–lo creemos así– ninguna calle que tenga su nombre. Realmente no necésitaba nada de todo esto tan pequeño y teatral: estaba su prestigio muy por encima. Han pasado los años. Alguna vez, de nuestras estanterías hemos tomado, para ojearlo de nuevo, cualquier libro suyo, y siempre hallamos una frase aguda, un concepto ingenioso o un motivo de emoción sincera y pura. Sin embargo, su figura se nos iba del alcance de la imaginación; sobre sus versos caían,–como la nieve sobre la nieve–una espesa capa de otros y otros más a tono con la vida moderna. Y ya en el tiempo, la línea pálida de los lomos de sus obras, en un rincón de las bibliotecas, iba a ser la losa que cerrara su recuerdo... Cuando nos llega un folleto que es como una exhumación, o mejor: como una revelación. Se llama “Don Carlos Cano y Núñez” y está escrito, irreprochablemente escrito, por don Pedro Lemus y Rubio, catedrático de literatura en nuestro Instituto. Y en este folleto– ¡tal su virtud biográfica!–se yergue de nuevo, actualizándose con rasgos inéditos, don Carlos Cano, aquél viejecito terne y simpático, que tenía una honda melancolía en el semblante y que ahora sabemos–se nos revela en este libro–que fué poeta humorístico por una necesaria reacción de su espíritu, atormentado por la adversidad que llenó toda su vida; y ahora sabemos que fué aprensivo por un temor siempre expectante, ante el dolor que iba arrebatando de su lado a los seres más queridos... 186 En este folleto minucioso y ameno se nos da algo que ignorábamos del poeta; se nos da, junto a la visión exacta de su obra, la silueta de su vida tan limpia, tan correcta, tan piadosa y emocional como aquélla. Agradezcamos a don Pedro Lemus esta obra, con la que rehabilita de nuestra ingratitud a uno de los más brillantes, significados y valiosos poetas murcianos. R. DE LOS REYES 187 3.16 José María de Cossio (1960) Cincuenta años de poesía española (18501900) Carlos Cano y Núñez, nacido en Murcia en 1846, fue jefe del cuerpo de Artillería, y desde muy joven mostró su inclinación a las letras166. 166 COSSIO, José María de (1960). Cincuenta años de poesía española (1850-1900). Espasa-Calpe S.A. Madrid, pp. 793- 188 189 190